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Características esenciales de la Constitución de 1812.

Aprobada el 19 de marzo de 1812 (conocida popularmente como “La Pepa”) por las cortes de Cádiz
durante la Guerra de independencia española.

Tras las abdicaciones de Bayona y el nombramiento de José Bonaparte como monarca de España se
forman juntas locales que no reconocen su soberanía comenzando la guerra. Éstas se coordinaran a
través de la Junta Suprema Central, que constituida en Regencia en nombre de Fernando VII convoca las
cortes en Cádiz.

Es la primera Constitución española y supone la ruptura con el Antiguo Régimen, tras su supresión en
1814 con el regreso al absolutismo de Fernando VII fue restablecida durante el Trienio Liberal, teniendo
una gran influencia en la redacción de las constituciones liberales establecidas en los nuevos estados
que surgen en Iberoamérica tras su emancipación.

El título primero incluye la declaración de soberanía nacional, los derechos fundamentales y la división
de poderes.

Respecto a los derechos fundamentales recoge la igualdad ante la ley, protege la propiedad privada, la
inviolabilidad del domicilio, reconoce la libertad de pensamiento, la libertad de imprenta o el derecho a
la educación estableciendo la enseñanza primaria obligatoria, entre otros.

La forma de estado es la monarquía constitucional.

En cuanto a la división de poderes:

 El poder ejecutivo queda en manos del monarca que lo ejerce a través de los Secretarios de
Estado y de Despacho que son responsables ante las Cortes. El cargo de Secretario es
incompatible con el de diputado.
 El poder legislativo lo tienen las Cortes, unicamerales, que controlan la acción del gobierno y
tienen poderes muy amplios. El rey tiene la iniciativa legislativa.
 Respecto al poder judicial, el rey nombra a los Magistrados de todos los tribunales civiles y
criminales.

El sufragio tiene como características la elección en cuatro grados, universal y directo el primero,
indirecto en los restantes. Para la elección de los diputados de Cortes se celebraban juntas electorales
de parroquia, de partido y de provincia. Para ser elegible era necesaria una renta anual y se renovaban
en su totalidad cada dos años.

En el régimen local, las diputaciones provinciales y los Ayuntamientos son elegidos por sufragio
indirecto. Hay una tendencia centralista a través del gobernador que nombra el rey en cada provincia.

Respecto a las relaciones con la Iglesia se reconoce la confesionalidad católica y no hay libertad religiosa.

Se crea la Milicia nacional reconociendo a los ciudadanos armados por las juntas locales durante la
Guerra de independencia como fuerzas integrantes del ejército junto a las tropas regulares.

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