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¿A qué llamamos Literatura

infantil en el Siglo XXI?

La literatura destinada a los


niños ha recorrido un largo
camino a través de la historia de
la cultura. Existió siempre,
porque los adultos necesitaron
contarle a sus hijos sus ideas,
creencias religiosas y
supersticiones a través de
formas ficcionales. Así nacieron
los primeros cuentos, las
leyendas, las canciones
disparatadas, las nanas, los
juegos verbales.

De modo que no vamos a hablar de nada demasiado nuevo, sólo que en nuestro agitado Siglo XXI,
la literatura para los niños tiene formas especiales de manifestarse, porque los textos atraviesan
un complejo camino desde la producción en manos de un artista hasta su edición y distribución en
las librerías.

Intentemos acercarnos a una definición. En primer lugar podemos afirmar que se trata de una
forma particular de comunicación lingüística en la que un escritor, hace nacer de su imaginación
una historia, un poema, una obra de teatro. Su deseo es que muchos lectores disfruten de su
creación. Para poder llevar a cabo su proyecto, necesita adquirir conocimientos relacionados con
las normas de la gramática y de la sintaxis de la lengua que empleará en su producción. Además
debe poseer saberes vinculados con la historia y la cultura de su propio tiempo y de tiempos
pasados.

Pero el saber que hemos de priorizar, es el conocimiento de la infancia, de cómo juegan, piensan,
y sienten los niños y las niñas en la primera infancia. No es suficiente con saber escribir un buen
texto, también se requiere tener claro hacia quién está dirigido, qué posibilidades de cercanía
tendrán los lectores con la historia contada, con los personajes activos en ella.

La idea que se tiene en la actualidad sobre la Literatura Infantil se fue gestando al calor de la
historia y algunos acontecimientos marcaron más decididamente el concepto sobre su función en
la primera infancia. La segunda guerra mundial (1939 - 1944) movilizó intensamente la
preocupación acerca de las características que debían reunir los libros infantiles para contribuir de
alguna manera a formar seres humanos comprometidos con el respeto por la vida como concepto
básico para evitar otras guerras en el futuro.
¿Para qué sirve la literatura infantil en la primera infancia?

Los libros de literatura presentan un mundo imaginario en el que los protagonistas actúan de
acuerdo a pautas solamente válidas dentro del texto de ficción. Y esta convención la descubren
inmediatamente los niños, aún los muy pequeños. Los animales pueden hablar, pensar, tomar
decisiones, se visten como personas, reaccionan con conductas similares a las del mundo humano.
La identificación con el personaje del texto literario, es el punto de partida para que deseen
escucharlo, hablarlo, y a veces inventar nuevas aventuras de su héroe predilecto.

De modo que los niños se relacionan con la literatura como parte una actitud lúdica en el mundo,
como un juego más en el que ahora está presente en la voz de la maestra, o en un film, o en un
libro con imágenes. Este criterio de elección fue considerado válido a partir de las investigaciones
sobre la infancia que abrieron las puertas a un tipo de literatura apartada de cánones didactistas o
moralizantes. Es decir, cuando los niños aparecieron claramente como personas, como sujetos de
derecho, se intensificó la producción de libros que provocaran realmente el DESEO DE LEER en
ellos.

Los personajes literarios más atractivos son por lo tanto los que juegan, los que quiebran el orden
establecido, los que se aventuran y descubren Otros Mundos, sufren vicisitudes, pero salen airosos
de esas circunstancias. El bosque es atractivo, pero el Lobo no tiene por qué comerse a nadie
como castigo al atrevimiento de apartarse del sendero. A los niños les gustan los seres
imaginarios, los perros voladores, los ratones que van a la luna en barrilete, los caracoles que se
sacan su casita libremente. En una palabra: la exageración, lo fantástico, la ruptura definitiva de
las fronteras de lo real.

Blanco, Lidia (2007) La literatura infantil en el Jardín de Infantes. Documento Curricular Nº 1. Buenos Aires: Dirección
General de Cultura y educación. Subsecretaria de Educación. Dirección Provincial de Educación Inicial.
Jacob, Esther (1990) ¿Cómo formar lectores? Promoción cultural y literatura infantil. Troquel educación.

Literatura tradicional y literatura de autor o moderna en la Literatura Infantil


Es interesante observar cómo la literatura que circula en la Educación Inicial y Primaria se nutre de
dos vertientes: la literatura de transmisión oral, también denominada tradicional y la literatura de
autor o moderna:

La literatura tradicional

La literatura tradicional, denominada también de transmisión oral, tiene sus orígenes en las etapas
primitivas de la humanidad y surge de su necesidad de explicar el mundo, de expresar sus
sentimientos, de comunicar y comunicarse. Fue así como el hombre, con estos propósitos, creó la
prosa (apólogo, leyenda, mito, fábula, parábola, cuento) y la poesía (nanas, rondas, romances,
coplas, villancicos).Esta literatura fue transmitida en sus principios por vía oral porque su origen es
popular, es decir del pueblo, que por no saber leer ni escribir comunicaban estos textos oralmente
de padres a hijos. Ello permitió que perduraran en el tiempo de generación en generación y, por
ello, son de autores desconocidos, anónimos.
Por otra parte, esta literatura no nació para ser destinada a los niños, muy lejos de ello, constituyó
una forma de encuentro y divertimento de los adultos en torno del narrador o trovador que iba de
pueblo en pueblo, como artista llevando a diversos rincones del mundo increíbles historias y
cantos. Así se favoreció su difusión, y es la causa de que se encuentren versiones diferentes hasta
de los cuentos más conocidos.
En la actualidad esta forma de entretenimiento podría relacionarse con la televisión, pues en ella
se relatan, en reiteradas telenovelas, las peripecias de una joven buena, virtuosa, bella y caída en
desgracia que es maltratada por seres injustos y malvados, pero que al fin triunfa en brazos de un
joven rico y bien parecido.Cambió el medio de comunicar el relato, pero pareciera que, desde
épocas muy remotas, esta fórmula de Cenicientas y Blancanieves es muy apreciada por el público.

El cuento maravilloso

De los textos narrativos de tradición oral mencionados, el


cuento es el que ha tenido mayor desarrollo,
perdurabilidad y relevancia, sobre todo el cuento
maravilloso o cuento de hadas. Cabe aclarar que con el
transcurso del tiempo, y en la medida en que se fueron
dirigiendo a los niños, estos cuentos han perdido buena
parte de situaciones violentas y dramáticas.
Los niños disfrutan especialmente estos cuentos porque
los envuelven en una atmósfera de magia, aventura,
acción, pasión, emoción y belleza. El cuento tradicional, maravilloso o de hadas suele presentar
las siguientes características:
• El típico inicio de estas historias que es el “Había una vez... en un lugar muy, muy lejos de aquí...”
que hace que la acción transcurra en un tiempo y un espacio indefinidos, lo que acentúa su mundo
de maravilla.
• Los personajes presentan aspectos opuestos: el bueno y el malo (la princesa y la bruja); el bello y
el feo (el príncipe y el ogro); seres minúsculos y gigantescos (duendes, gnomos, enanos y los
gigantes, los ogros, los dragones).
• El uso de fórmulas fijas, el “Había una vez...” que abre una puerta a la magia y el “...y colorín
colorado, este cuento se ha terminado” que la cierra.
• El final es siempre feliz, el bien triunfa sobre el mal.

La literatura de autor o moderna

Por su parte, la literatura para niños de autor o moderna surgió con el auge de la psicología, a
partir de la cual se prestó atención a estos sujetos con características y necesidades propias. Fue
entonces cuando se inició una desmedida producción de textos que tienden a responder a las
demandas e intereses del público infantil. En muchos casos, con profunda riqueza literaria, como
citábamos antes; en otros, esta profusión dio pie a la creación de textos carentes de toda belleza.
Los textos literarios modernos tienen, entre otras, las siguientes características.
• Tienen como destinatario al niño, prestando especial cuidado a sus características psicológicas,
evolutivas y a sus intereses.
• Prestan atención especial a los temas y a las palabras utilizadas.
• Cuidan las imágenes, las descripciones de personajes y lugares. En otras palabras, se preocupan
por el valor estético.
• Tienen autor conocido.
• A diferencia de los textos tradicionales que se difundieron por tradición oral, estos son escritos,
por lo cual no tienen diferentes versiones, pues una vez publicados se difunden sin cambios a
través de los años.
• Se refieren a lugares conocidos, con personajes cercanos al niño y con quienes, muchas veces,
puede identificarse.

El cuento moderno

A lo largo de los años han surgido diversas teorías respecto de las


características que debían cumplir estos cuentos dirigidos a los niños.
Las mismas planteaban qué extensión debían tener estos cuentos para
cada edad y cómo debían ser tratados los temas. No podemos ser
rígidos en este aspecto ya que si bien los gustos varían entre los tres y
los cinco años no hay reglas que puedan encasillar las preferencias
como si todos los niños de determinada edad fueran iguales.
Sí, es posible afirmar, en relación con los cuentos para la Educación
Inicial y los primeros años de la Primaria, que deben tener un
argumento simple y desarrollado de manera clara. Es conveniente que no sean muy extensos,
aunque esto está sujeto a la atención que el docente logre captar en sus alumnos, el interés que
genere, el clima que cree y la forma en que lo lea. Lo relevante del cuento moderno, literario o de
autor, es su contenido y, si bien en los cuentos que ellos leen como pueden, las imágenes son
importantes porque guían su lectura, los cuentos leídos por la docente pueden no tenerlas, ya que
es importante que el niño desarrolle sus propias imágenes internas y no que solo imprima en su
mente las imágenes que ve.
Por otra parte, es importante analizar los libros que en la actualidad el mercado editorial ofrece
que –si bien son atractivos pues tienen sonidos, texturas o perfumes diversos) y están elaborados
con distintos materiales– no garantizan la calidad del texto, que pasa a un segundo plano.

Libro álbum
La ilustración juega un papel fundamental para los lectores que se inician porque colabora en la
construcción de sentido. El niño no es un espectador pasivo que recibe sin más lo que las
ilustraciones le ofrece; se va incluyendo en eso que mira y se apropia del mundo mágico que se le
ofrece.
En el libro álbum, la imagen cobra tal importancia que el texto suele ser breve y hasta a veces
inexistente. “Son los cuentos ilustrados donde texto e imagen colaboran juntos para establecer el
significado de la historia, de manera que para contar lo que allí sucede tenemos que recurrir tanto
a lo que dicen las palabras como a lo que dicen las ilustraciones”. Son libros que se miran y se leen.
Se conjugan los dos lenguajes que se vuelven interdependientes, de tal modo que la imagen
enriquece al texto, aporta información que el texto no ofrece o, en algunos casos, lo contradice,
crea efectos humorísticos o de otros estados de ánimo, da pistas al lector y en ocasiones plantea
un pacto con él y le hace guiños para que pueda crear otras historias. Le permiten al niño
relacionarse con diferentes discursos, porque en muchas de ellas aparece la intertextualidad, pues
utilizan recursos propios del cine, la televisión, la historieta, la fotografía, la pintura, la publicidad,
entre otros.

Jacob, Esther (1990) ¿Cómo formar lectores? Promoción cultural y literatura infantil. Troquel educación.

CRITERIOS DE SELECCIÓN DE LITERATURA INFANTIL


A la hora de elegir... ¿qué criterios podemos tener en cuenta? La palabra “criterios”, tiene gran
resonancia en al ámbito educativo. En este caso y tratándose de libros infantiles, usaremos la
palabra en su sentido más simple, no restrictivo ni autoritario. Podemos incluso reemplazar
“criterios” por “miradas”, y formularnos esta pregunta:
¿Qué tenemos en los “ojos” de adentro para aceptar o descartar los libros que les vamos a ofrecer
a los niños?
1. El valor estético de una obra literaria infantil

La literatura habla de las cosas que conmueven, que estimulan el pensamiento sobre lo que nos
está pasando, que arranca sonrisas o lágrimas, y que deja como única enseñanza, ese contacto con
la palabra que abre un mundo nuevo, desconocido tal vez, antes de leer ese texto. Pertenece al
campo de la creación artística en el que no existen moldes establecidos. La trama de un texto
responde a saberes muy íntimos de su creador, y ninguna academia del mundo puede enseñar ese
saber.
El escritor cuando es verdaderamente un artista, coloca en primer lugar las imágenes, la palabra
poética, trabaja sobre cada expresión incansablemente hasta dar con la forma justa. Dice cosas,
pero de tal manera que su voz llega a lo más hondo del corazón humano.
Si una escritura solamente trata de explicar un concepto de una manera racional, es poco
probable que se trate de literatura. Se trata de un texto, pero no literario porque su intención es
informar al lector sobre un tema determinado. Un libro que describe la forma de alimentación de
los peces, por ejemplo, es sin duda un libro que pertenece a la disciplina “Ciencias Naturales”.
Evoquemos a manera de ejemplo estos versos de Federico García Lorca, maestro de la palabra
poética:
La tarde equivocada
se vistió de frío.

Detrás de los cristales,


turbios, todos los niños,
ven convertirse en pájaros
un árbol amarillo.

La tarde está tendida


a lo largo del río.
Y un rubor de manzana
tiembla en los tejadillos.

Al cerrar los ojos, podemos ver una tarde vestida de frío, y cada cual verá su propia tarde, tal como
ese paisaje golpee en el interior del lector. ¿Quién podría dudar de la perfección de esta imagen
que perdura a través del tiempo cuando su autor ya no está entre nosotros?
2. El cuidado pedagógico o la presencia invisible del lector

Pero no alcanza con la certeza de la buena escritura, porque resulta necesario en nuestro caso,
pensar en la manera particular como los pequeños lectores ingresarán en ese universo lingüístico.
El nivel de lengua utilizado por el autor, aproxima o distancia a los lectores potenciales. ¿Cómo
resultará más eficaz su comunicación con niños de dos o tres años? Y los que ya tienen cuatro o
cinco, ¿qué diferencias tienen con los anteriores?
Con frecuencia preocupa a los docentes la aparición de palabras de poca circulación, ya que se
supone que los niños las desconocen y no comprenderán el sentido de la narración o del poema.
Sin embargo, nada complace más a un niño que escuchar por primera vez una palabra, interrogar
sobre su significado, escuchar una respuesta satisfactoria. No es el vocabulario “difícil” lo que
debe inquietarnos.
¿Y dónde pondremos la mirada?
Un gran tema es la organización sintáctica del texto narrativo. Las oraciones muy extensas, con
gran cantidad de información apretujada, no permite el acceso fácil del niño que escucha. Los
textos para los primeros años, que son los que aquí nos interesan, deben transmitir las ideas de
manera coloquial. Pero esto no quiere decir que no exista profundidad, pensamientos profundos.
Otro aspecto es la representación de infancia del escritor, su conocimiento sobre la manera como
los niños pueden ingresar a la ficción. Este saber se logra con buena bibliografía, pero también con
el contacto real con los interlocutores.
La pedagogía nos brinda también herramientas para conocer los centros de interés temáticos en
cada etapa evolutiva, y nos permite saber que se van modificando a través del tiempo, y que
pueden ser una constante aún en diferentes contextos culturales. Así sabemos que a los bebés les
atraen más las historias en las que se ponen en juego un personaje infantil y un objeto conocido-
una pelota, un pájaro, una mariposa- o una figura femenina que pueda asociar con su mamá
verdadera o sustituta.
A medida que avanzamos en el tiempo, encontramos a los niños de dos o tres años. En esta edad
disfrutan de narraciones en las que intervienen más personajes y los hechos del cuento suceden
en espacios que les gusta recorrer: la plaza, la calesita, el mar. Es decir, aparece el interés por
espacios exteriores en los que pueda producirse una aventura de la que puedan sentirse
protagonistas. Eligen con frecuencia personajes que se disfrazan y engañan a otros, y situaciones
lúdicas en las que ya no está presente el adulto.
Los niños de cuatro y cinco años, se inclinan por los elementos mágicos o sobrenaturales, como los
que aparecen en los cuentos tradicionales. Nace la curiosidad por temas más complejos: el amor
en la pareja, la sexualidad, los nacimientos, la muerte, las aventuras en lugares extraños, y toda
historia en la que los protagonistas se alejan de la tutela familiar y atraviesan por sí mismos las
dificultades o las amenazas del mundo exterior.
Podemos observar que existe un tránsito de la dependencia absoluta del bebé con el mundo
adulto hacia la incipiente autonomía de los niños al llegar a los cinco años, previa al comienzo de
la escolaridad primaria. Y este tránsito natural se ve reflejado en estas tendencias por
determinado tipo de libro de literatura. Pero atención: nunca tendremos fórmulas definitivas,
porque no existen dos niños iguales. En lo que se parecen todos, a cualquier edad, es por el
inmenso placer que les producen las historias que los transportan a un mundo diferente, con
provocaciones a su imaginación, a su sonrisa, y también a su emoción más oculta. Les gusta, como
al público lector adulto, que los asombren.
La literatura infantil puede acompañar al niño lector, ayudarlo y acompañarlo en su desarrollo.
También estimularlo en la búsqueda de realidades diferentes a las que se suceden en su vida y a
pensar críticamente su realidad y la del mundo en el que crece. Para que esto ocurra, el libro de
literatura debe acertar con sus interrogantes, sus búsquedas, que están en él, simplemente están,
a la espera de ese libro que lo satisface con alguna respuesta.
3. La representación del Mundo: ideas, creencias, valores culturales

Este es el componente de la literatura infantil más complejo. Ninguna escritura es inocente,


menos aún la que se dirige a la primera infancia. Toda obra literaria contiene en su interior una
representación del Mundo, una escala valorativa sobre la conducta humana. En este espacio, las
polémicas suelen ser intensas ya que, como es sabido, no todos compartimos los mismos códigos
con respecto a lo que está bien o está mal, ni ahora, ni en el pasado remoto. Valga una frase muy
vulgar: todos somos diferentes, y el problema es cómo aprendemos a respetarnos en esas
diferencias.
La literatura para niños, como el resto de las obras de literatura, muestra una extensa variedad de
encuentros y desencuentros de ideas expresadas a veces en un simple relato. En “Cenicienta”
aparece una jovencita que padece el maltrato de una mujer cruel, que le impide asistir a un baile
para encontrar... ¡al príncipe soñado! El conflicto se resuelve por intervención de un hecho
maravilloso, mágico. Llega el hada, la convierte en una bella mujer, bien vestida como
corresponde, y allá va, a buscar la felicidad. Y la encuentra en un abrir y cerrar de ojos, porque con
solamente cruzar algunos bailes con el bello príncipe, la historia de amor queda conformada. El
texto afirma que la b belleza y la buena vestimenta es la única garantía de encontrar el amor.
¿Será esto cierto?
La búsqueda de una sociedad más libre, más cercana a la naturaleza, sin ideologías extremistas,
hace que el adulto transmita sus inquietudes al lector-receptor de su obra, quizá en un intento de
advertir y concienciar, en el cual, en el fondo, se percibe un gran sentimiento de culpabilidad hacia
el mundo de los adultos que necesitan que los jóvenes vayan cambiando poco a poco algunos
principios, erróneos, que ellos han establecido. El lector se sentirá como protagonista de muchas
historias que lee: desconcertado con lo que tiene ante sus ojos, preocupado por el futuro que
hereda y esperanzado con la idea de no cometer los mismos errores que sus padres.
Extraído del artículo “Literatura con valores” de Ana Garralón. Crítica literaria y escritora española.
Publicado por la Revista La Mancha Nro.17.Noviembre 2003.pag.7
Blanco, Lidia (2007) La literatura infantil en el Jardín de Infantes. Documento Curricular Nº 1.
Buenos Aires: Dirección General de Cultura y educación. Subsecretaria de Educación. Dirección
Provincial de Educación Inicial.

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