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UNIVERSIDAD LUTERANA SALVADOREÑA

FACULTAD DE CIENCIAS DEL HOMBRE Y LA NATURALEZA


INGENIERÍA AGROECOLÓGICA
CICLO II - 2022

TRABAJO DE INVESTIGACIÓN:

"Principales problemas de sostenibilidad alimentaria generados por las


prácticas modernas de agricultura en El Salvador."

MATERIA: BOTÁNICA AGRÍCOLA

DOCENTE: Ing. Agr. Edwin Oswaldo Rodríguez Gallegos

ESTUDIANTE: WILLIAN ANTONIO ARÉVALO CHOPIN AC01137470


IDALIA MARGARITA JIRON GONZALEZ JG01137471

JUEVES 8 DE DICIEMBRE DE 2022


ÍNDICE

I. INTRODUCCIÓN 2
II. OBJETIVOS 3
III. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA 4
IV. JUSTIFICACIÓN 5
V. MARCO TEÓRICO 6

3.1. PRÁCTICAS EN LA AGRICULTURA MODERNA 6


3.1.1 Labranza Intensiva 6
3.1.2 Monocultivo 7
3.1.3 Aplicación de Fertilizantes Sintéticos 8
3.1.4 Irrigación 9
3.1.5 Control Químico de Plagas y Malezas 10
3.1.6 Manipulación Genética de las Plantas 11

3.2 INSOSTENIBILIDAD DE LA AGRICULTURA MODERNA 11


3.2.1 Degradación del Suelo 13
3.2.2 Uso Excesivo y Pérdida de Agua 15
3.2.3 Contaminación del Ambiente 17
3.2.4 Dependencia de Insumos Externos 19
3.2.5 Eliminación de la Diversidad Genética 20
3.2.6 Pérdida del Control Sobre la Producción Agrícola por Parte de Comunidades
Locales 21
3.2.7 Inequidad Global 24

3.3 ESCASEZ DE TIERRA AGRÍCOLA 24


3.4 LA AGROECOLOGÍA: OTRA CARA DE LA AGRICULTURA 26

IV CONCLUSIONES 27

V BIBLIOGRAFÍA 28

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I. INTRODUCCIÓN

En la segunda mitad del siglo XX, la agricultura tuvo mucho éxito en alimentar a la
creciente población.

La producción de cultivos básicos como el trigo y el arroz aumentó


significativamente, los precios cayeron, la producción de alimentos superó en
general al crecimiento de la población y disminuyó el hambre crónica. Esta
prosperidad que aumentó la producción de alimentos se debe en gran medida a los
avances científicos y las innovaciones tecnológicas, incluido el desarrollo de nuevas
variedades de plantas, el uso de fertilizantes y pesticidas

A pesar de su éxito, nuestros sistemas de producción de alimentos están


socavando los mismos cimientos que los sustentan.

Paradójicamente, las innovaciones tecnológicas, las prácticas y las políticas que


explican el crecimiento de la productividad también socavan los cimientos de la
productividad. Por un lado, abusan y destruyen los recursos naturales de los que
depende la agricultura: la tierra, el agua y la diversidad genética. Por otro lado,
crean dependencia en el uso de recursos no renovables, como el petróleo, y
promueven un sistema que elimina la responsabilidad de los agricultores y
trabajadores del campo en el proceso de producción de alimentos.

En definitiva, la agricultura moderna es insostenible y no tiene forma de producir


suficientes alimentos para alimentar a la población a largo plazo, precisamente
porque socava las condiciones que la hacen posible.

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II. OBJETIVOS

OBJETIVO GENERAL

1. Demostrar que las prácticas convencionales para la producción de alimentos


son insostenibles en el tiempo, y que además causan una serie de
problemas a la naturaleza en muchos casos irreversibles, afectando con ello
la sostenibilidad alimentaria de la nación.

OBJETIVOS ESPECÍFICOS

1. Plantear las diferentes prácticas agrícolas modernas, y el daño que causan


al medio ambiente .

2. Analizar los diferentes aspectos que vuelven insostenible a la agricultura


moderna.

3. Advertir sobre la falta de accesibilidad de tierras fértiles para la producción


sostenible de alimentos.

4. Indicar la necesidad de cambiar el sistema de producción convencional por


el sistema agroecológico

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III. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

Esta investigación centra su estudio en los principales problemas de sostenibilidad


alimentaria causados por las prácticas de la agricultura convencional que están
llevando a El Salvador a una dependencia de insumos agrícolas y granos básicos
del exterior.

Es de vital importancia la comprensión profunda de los causales de estos


problemas, ya que es urgente encontrar nuevas soluciones agrícolas para la
producción de alimentos evitando caer nuevamente en soluciones rápidas que a la
larga sólo erosionan la soberanía alimentaria de los países en vías de desarrollo, y
nos obligan en un proceso adictivo a consumir más insumos agrícolas provenientes
del exterior para poder producir nuestro alimento.

Difícilmente podremos establecer cuales son los sistemas de sostenibilidad agrícola


que funcionan, pero si podemos esclarecer la situación a la que nos someten las
prácticas que actualmente están en uso en el país, y trataremos de demostrar que
nuestra dependencia crece, mientras nuestra tierra la hacemos cada vez más
infértil, debido al uso de los agroquímicos que importamos.

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IV. JUSTIFICACIÓN

Debemos poner de manifiesto la importancia de conocer y discernir sobre los


problemas de sustentabilidad y sostenibilidad de la agricultura, los cuales podemos
constatar al examinar la inadecuada utilización de prácticas agrícolas que dañan,
en algunos casos de manera irreversible, la producción agrícola con el tiempo.

En ese sentido se vuelve indispensable conocer los factores de riesgo en la


agricultura, lo que permite buscar nuevas prácticas amigables con el medio
ambiente y así provocar un cambio en el sistema de producción.

Ante la desbordante necesidad de mejorar las prácticas agrícolas, es importante


advertir que en muchos casos las consecuencias de las soluciones que ofrecemos
no son previsibles, sino hasta tiempo después de su implementación, pero a pesar
de ello, es verdad que al mismo tiempo tenemos cada vez un mayor marco de
referencia tecnológico, que nos permite actuar con pasos seguros frente a un riesgo
cada vez menor.

Cabe aclarar que si bien es cierto esta investigación pretende enseñar


primordialmente los efectos de las malas prácticas agroecológicas en las tierras
actualmente cultivadas, no debemos obviar advertir que con la implementación de
políticas de protección ambiental, cada vez es más complicado agregar nuevas
tierras fértiles o vírgenes a la producción agrícola, pero como contraparte, es muy
común reducir la tierra agrícola y cambiar su uso a un sector habitacional.

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V. MARCO TEÓRICO

3.1. PRÁCTICAS EN LA AGRICULTURA MODERNA

La agricultura moderna se basa en dos objetivos: la producción y la maximización


de las ganancias.

Se han desarrollado varias prácticas para lograr estos objetivos, pero esto ignora lo
poco que se sabe sobre las consecuencias a largo plazo y la dinámica ecológica de
los agroecosistemas. Las seis prácticas básicas que forman la columna vertebral de
la agricultura moderna son: labranza intensiva, monocultivo, riego, uso de
fertilizantes inorgánicos, control químico de plagas y manipulación genética de
cultivos. Cada una se utiliza para una contribución individual a la productividad,
pero como un conjunto de prácticas forman un sistema en el que cada práctica
depende de la otra, lo que refuerza la necesidad de utilizarlas todas.

El enfoque anterior también es parte de una estructura que tiene su propia lógica.
La producción de alimentos se realiza como un proceso industrial en el que las
plantas actúan como fábricas en miniatura, su rendimiento se maximiza mediante el
uso de materias primas, la eficiencia de la productividad aumenta mediante la
manipulación de sus genes y el suelo simplemente se convierte en el entorno en el
que crecen las raíces.

3.1.1 Labranza Intensiva

La agricultura tradicional se ha basado durante mucho tiempo en la práctica de


labrar el suelo de forma total, profunda y regular. El propósito de esta labranza
intensiva es romper la estructura del suelo para un mejor drenaje, un crecimiento
más rápido de las raíces, aireación y una plantación más fácil. Los arados también
se utilizan para controlar las malas hierbas y reincorporar los residuos de cultivos
en el suelo.En la práctica típica, cuando la labranza intensiva se combina con una
breve rotación de cultivos, la tierra se voltea varias veces al año, lo que en muchos
casos deja la tierra sin vegetación por períodos más largos. Para este propósito, a
menudo se usa equipo pesado, que pasa regularmente.

Irónicamente, la agricultura intensiva tiende a reducir la calidad del suelo de varias


maneras. Sin cobertura vegetal, la materia orgánica se reduce y el suelo se
compacta por el frecuente movimiento de maquinaria pesada. La falta de materia
orgánica reduce la fertilidad del suelo y altera su estructura, aumentando su
compactación. Esto implica agregar nutrientes y usar más y más equipo para

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romper la compactación. La labranza intensiva también aumenta en gran medida la
erosión del suelo por el viento o el agua.

3.1.2 Monocultivo

En las últimas décadas, los agricultores han adoptado cada vez más el monocultivo
(un solo cultivo) a menudo a gran escala. Por supuesto, el monocultivo permite un
uso más eficiente de la maquinaria para la preparación del suelo, la siembra, el
deshierbe y la cosecha; también crea economías de escala al comprar semillas,
fertilizantes y pesticidas.

El monocultivo es una forma de producción agrícola natural que utiliza métodos


industriales que minimizan el trabajo manual y maximizan los insumos con una
sólida base técnica para aumentar la eficiencia y la productividad.

En muchas partes del mundo, el monocultivo para productos de exportación ha


reemplazado a los sistemas tradicionales de policultivo en la agricultura de
subsistencia. El monocultivo se combina bien con otros métodos agrícolas
modernos: el monocultivo a menudo favorece la agricultura intensiva, el control
químico de plagas, el uso de fertilizantes inorgánicos, el riego y variedades de
cultivos especiales. El monocultivo está particularmente asociado con pesticidas
sintéticos; grandes áreas plantadas con una sola especie son más susceptibles a
las plagas destructivas y, por lo tanto, requieren protección con pesticidas.

En El Salvador la ampliación de la
producción, protagonizada
fundamentalmente por la expansión de
la producción de granos básicos y por
la caña de azúcar, es impulsada por
actores económicos muy diferentes; los
granos básicos basados principalmente
en pequeños productores con
presencia de una red de comerciantes
que conectan con los consumidores y
procesadores urbanos; y la caña de
azúcar con un sector muy concentrado en la esfera de la producción de azúcar, el
crecimiento permanente de las áreas de caña de azúcar que eran en 1979 de
52,000 manzanas, alcanzaban en el 2000 a 97,000 manzanas y en 2014 llegan a
113,000 manzanas; pero al mismo tiempo se reduce el área efectiva de café.

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3.1.3 Aplicación de Fertilizantes Sintéticos

El espectacular aumento de los rendimientos observado en los últimos años se


debe al uso extensivo e intensivo de fertilizantes sintéticos. En los Estados Unidos,
la cantidad de fertilizante utilizado en los cultivos aumentó rápidamente después de
la Segunda Guerra Mundial, de 9 millones de toneladas en 1940 a más de 47
millones de toneladas en 1980. Entre 1950 y 1992, el consumo de fertilizantes se
multiplicó por diez en todo el mundo.

El fertilizante se produce en grandes cantidades a un costo relativamente bajo


utilizando yacimientos de petróleo y minerales; estos se pueden aplicar fácil y
uniformemente para satisfacer las necesidades básicas de las plantas. Dado que
estos productos satisfacen las necesidades de las plantas a corto plazo, los
agricultores no están preocupados por la fertilidad del suelo a largo plazo y no
conocen los procesos involucrados en su mantenimiento.

Es importante señalar que en El Salvador, La estructura agraria salvadoreña,


anterior a la reforma agraria de los años ochenta, se caracterizaba por dos grandes
aspectos, por un lado, existía un importante segmento de arrendatarios entre los
productores, y por otro lado, un grupo muy reducido controlaba de manera directa (
por la propiedad ) o por el arrendamiento, una parte sustantiva de la tierra.

En la actualidad siguen pesando


significativamente los no propietarios,
tanto como arrendatarios como otras
formas de tenencia, que se caracterizan
por el préstamo de la tierra sin mediar
un arrendamiento fijo sobre la parcela.

Mediante los últimos censos podemos


concluir dos cosas, en primer lugar tanto
1971 como en el último Censo de 2007,
la inmensa mayoría, tenía y tiene en el
presente una extensión inferior a las 3
hectáreas (cerca de 5 manzanas). En
segundo lugar, la fracción de
productores en condición de
propietarios de la tierra que trabajan es en ambos casos inferior a la mitad del total
(entre 40% y 48% respectivamente); o sea que el patrón de un fuerte peso de

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arrendatarios y otras formas se ha mantenido; y si ampliamos los datos hasta 2014
observamos que la proporción de propietarios plenos de su tierra llegan a sólo el
23% del total de productores

Podemos creer que la falta de la tenencia de la tierra por parte de los agricultores,
incentiva el escaso interés por mejorar el suelo, en lugar de usar fertilizantes de
forma perpetua manteniendo suelos estériles.

Los minerales de los fertilizantes sintéticos se lixivian fácilmente. En los sistemas


de riego, la lixiviación puede ser particularmente severa. Los fertilizantes ingresan a
los ríos, lagos y otros acuíferos en grandes cantidades, lo que podría contribuir a la
eutrofización; los fertilizantes también pueden entrar en los depósitos de agua
potable, lo que representa una amenaza para la salud humana. El precio del
fertilizante también es variable; los agricultores no pueden controlar los costos
porque dependen de los cambios en el precio del petróleo.

3.1.4 Irrigación

En muchas partes del mundo, el agua es un factor limitante en la producción de


alimentos. El riego de cultivos con agua subterránea, agua almacenada y ríos
mejorados es importante para aumentar los rendimientos y aumentar la cantidad de
tierra agrícola disponible. Se estima que sólo el 16 por ciento de la tierra agrícola
del mundo está irrigada, pero produce el 40 por ciento de los alimentos (Serageldin
1995). Desafortunadamente, la agricultura de regadío consume tanta agua que se
han observado impactos negativos significativos en la hidrología regional en las
áreas de regadío.

Uno de los problemas es que la tasa de uso del agua subterránea es mayor que la
tasa de renovación del agua de lluvia. Tal uso excesivo puede provocar problemas
geológicos y la intrusión de agua salada en áreas cercanas al mar. Entonces, usar
agua subterránea significa tomar agua de las generaciones futuras.

Debido a la intensiva explotación de aguas subterráneas para riego del cultivo de


algodón durante la década de los 60 del siglo pasado, existen áreas de la zona
costera en los departamentos de San Vicente y Usulután donde la intrusión salina
ha contaminado al acuífero costero parcialmente. Este impacto no llega alcanzar
las aguas subterráneas menos profundas ya que los pozos excavados no lo
manifiestan. La sobreexplotación de aguas subterráneas en dichos acuíferos
terminó con la caída de dicho cultivo en 1980.

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3.1.5 Control Químico de Plagas y Malezas

Después de la Segunda Guerra Mundial, los pesticidas sintéticos fueron una


innovación científica ampliamente utilizada en la guerra de la humanidad contra las
plagas y enfermedades que la aquejan. El atractivo de estos agentes químicos es
brindar a los agricultores la mejor solución para controlar las plagas que afectan sus
rendimientos y, por lo tanto, sus ganancias. Sin embargo, esta promesa resultó ser
falsa.

Los insecticidas pueden reducir significativamente las poblaciones de plagas a


corto plazo, pero debido a que también matan a los enemigos naturales, las
poblaciones de plagas pueden aumentar rápidamente a niveles aún más altos que
antes de que se aplicaran los productos químicos. Como resultado, los agricultores
se ven obligados a utilizar cada vez más productos químicos.

Esta dependencia de los pesticidas puede considerarse una "adicción". La


exposición constante a pesticidas expone a las poblaciones de plagas a una fuerte
selección natural que genera resistencia. A medida que aumenta la resistencia, los
agricultores se ven obligados a usar más pesticidas u otros productos químicos, lo
que finalmente aumenta la resistencia a las plagas.

A pesar del problema bien conocido de la adicción a los pesticidas, muchos


agricultores, especialmente en los países en desarrollo, no aprovechan otras
opciones. Las ventas de pesticidas han aumentado, según la Unidad Ecológica
Salvadoreña (UNES) 4.300 toneladas de plaguicidas son importadas cada año.
Estos, se aplican a los cultivos "sin ningún control que sea efectivo y sin tomar en
cuenta "los peligros que suponen para la salud humana y el medio ambiente".

Durante el año pasado las empresas centroamericanas importaron insecticidas,


herbicidas y fungicidas por $808 millones, 30% más que lo reportado en 2019, En
los últimos años las compras a China han crecido considerablemente, pues en
2012 las importaciones desde ese país asiático representaban el 9% y en 2020 la
proporción subió a 16%.

Además del alto costo del uso de pesticidas, como insecticidas, fungicidas y
herbicidas, también se deben considerar sus efectos negativos sobre el medio
ambiente y la salud humana. Cuando se aplican a los campos agrícolas, los
pesticidas pueden filtrarse o filtrarse en las aguas superficiales o en las corrientes
de agua subterránea, ingresar a la cadena alimentaria y afectar a las poblaciones
animales en todos los niveles tróficos durante décadas.

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3.1.6 Manipulación Genética de las Plantas

Durante miles de años, los humanos han seleccionado cultivos por sus
características, al igual que la manipulación de especies de plantas es uno de los
fundamentos de la agricultura. Así empezó la agricultura. Sin embargo, los avances
tecnológicos de las últimas décadas han cambiado la forma en que se manipulan
los genes de las plantas. Primero, el desarrollo de técnicas de hibridación dio como
resultado semillas híbridas que combinan las características deseables de dos o
más variedades de la misma especie. Los híbridos son más productivos que los no
híbridos similares y, por lo tanto, son uno de los principales factores que explican el
aumento de la producción de alimentos durante la llamada "revolución verde".

La introducción de semillas mejoradas en El Salvador en la década de 1970


incrementó los rendimientos. En la década de 1960, los rendimientos de maíz en la
región eran de una tonelada por hectárea. Los rendimientos eran más altos en
Costa Rica que en El Salvador y Honduras (CRS, 2015). En las décadas siguientes,
la productividad de El Salvador siguió aumentando, con rendimientos muy
superiores a los de sus vecinos, para llegar en la actualidad a promedios anuales
cercanos a las tres toneladas por hectárea

Sin embargo, los híbridos a menudo requieren condiciones óptimas para


desarrollarse por completo, lo que significa un uso intensivo de fertilizantes y
pesticidas inorgánicos ya que carecen de la resistencia natural de sus antepasados.
Además, las plantas híbridas no pueden producir semillas con el mismo genoma
que sus padres, lo que hace que los agricultores dependan de los productores
comerciales de semillas. Recientes descubrimientos en ingeniería genética
permiten crear variedades con la información genética de diferentes organismos
alterando significativamente el genoma original. Las variedades resultantes aún no
están muy extendidas en la agricultura, pero sin duda lo estarían si los criterios de
decisión fueran simplemente el rendimiento y la rentabilidad.

3.2 INSOSTENIBILIDAD DE LA AGRICULTURA MODERNA

Todos los métodos de manejo utilizados en la agricultura moderna promueven una


alta productividad a corto plazo en detrimento de los rendimientos futuros de los
cultivos. Por lo tanto, se vuelve cada vez más claro que se están socavando las
condiciones necesarias para mantener la productividad. Por ejemplo, todos los
países que han adoptado un enfoque de "revolución verde" durante la última
década han experimentado una disminución en la tasa de crecimiento anual de su
sector agrícola.

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Por otra parte, en muchas áreas donde en los años 60 se institucionalizó el uso de
prácticas modernas (p.e. semillas mejoradas, el monocultivo y la aplicación de
fertilizantes para la producción de granos, se ha notado que los rendimientos no se
han incrementado o que incluso han disminuido después de aumentos
espectaculares en la producción. A nivel mundial, el rendimiento de la mayoría de
cultivos se ha mantenido, las reservas de granos se están reduciendo

De acuerdo a los ingenieros de la Universidad de El Salvador, en el país existen


varios estudios dispersos sobre agrotóxicos, que constituyen evidencias de las
afectaciones que los mismos producen. También existe un trabajo del biólogo
Ernesto López Zepeda con una experta costarricense, que documentaron
asociaciones de los efectos de agroquímicos, en el que los mismos agricultores
señalaron la disminución de la producción agrícola a partir de su uso; así como que
los suelos han bajado su nivel de productividad, porque no se ha dado un proceso
de desarrollo agropecuario con un mantenimiento adecuado y actualmente se está
trabajando con suelos muertos

Los datos indican que después de una tendencia de incremento por muchos años,
la producción agrícola per cápita se estancó en los años 90 a nivel global. Esta
situación es el resultado de la producción anual combinada con un crecimiento
logarítmico de la población.

En El Salvador el suministro, o
consumo aparente (suma de
producción interna más
importaciones menos las
exportaciones) por habitante se ha
incrementado fuertemente,
superando en gran medida la
producción interna.

Llama la atención el incremento


constante a lo largo de las últimas décadas de la producción por habitante, que
pasa de una media anual de un poco menos de 94 kilos por habitante en los años
setenta a unos 132 kilos en la presente década, sin embargo debido al aumento del
consumo del grano básico por habitante (y la constante de relación del número de
productores agropecuarios con respecto a la población total del país; se observa
una relación muy constante en el tiempo, a pesar de que en los años setenta del
siglo pasado la proporción de población rural era superior al 60% del total de
habitantes, mientras que en la actualidad, según estimaciones de CELADE, para

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2015, se estimaba en cerca de 30% de población rural. En 1971 había 14
habitantes por cada productor agropecuario y en 2014 se observaba también 14
habitantes por cada productor agrícola) cada década se logró cubrir un porcentaje
menor de la demanda total, reduciendo de un 99% en los años 70, y un 68.6% en
los últimos años.

Son muchas las formas en que la agricultura convencional perjudica la


productividad futura. Los recursos agrícolas como el suelo, el agua y la diversidad
genética han sido usados excesivamente y degradados, los procesos ecológicos
globales sobre los que depende la agricultura han sido alterados y las condiciones
sociales que permiten la conservación de los recursos han sido debilitados y, en
algunos casos, desmantelados.

3.2.1 Degradación del Suelo

Según un estudio de las Naciones Unidas de 1991, las prácticas agrícolas han
destruido el 38 por ciento de la tierra cultivable desde la Segunda Guerra Mundial.
La degradación del suelo incluye la salinización, el bombeo excesivo, la
compactación, la contaminación por pesticidas, el deterioro de la estructura del
suelo, la pérdida de fertilidad y la erosión.

En El Salvador acerca de la contaminación por pesticidas, el MINSAL informó que


entre los resultados preliminares de las investigaciones realizadas sobre los
factores de riesgo tóxico-ambiental y ocupacional de las comunidades agrícolas
estudiadas en el Bajo Lempa en Jiquilisco, Las Brisas en el departamento de San
Miguel y Guayapa Abajo del departamento de Ahuachapán, se encuentran las
siguientes:

“Se identificó que los agricultores no utilizan equipo de protección personal,


mezclan diferentes tipos de plaguicidas para su aplicación, aumentando el grado de
toxicidad. Los plaguicidas más utilizados son altamente tóxicos y algunos de estos
están prohibidos o restringidos a nivel nacional e internacional (ejemplo: Paraquat,
Hedonal, Metamidofos, Metomil entre otros). Se han realizado muestreos
ambientales en suelo del área de vivienda, área de trabajo (parcelas), sedimento,
agua subterránea, agua superficial y agua de consumo humano en comunidades
agrícolas del Bajo Lempa.

En suelo del área de vivienda y parcela se identificaron 6 metales pesados:


Cadmio, Cobre, Cromo, Zinc, Plomo, Níquel y 1 metaloide: Arsénico. Los elementos
analizados han sido encontrados en niveles altos y fuera de los valores de normas

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internacionales. Se han encontrado metales y metaloides en aguas superficiales,
subterráneas y en la red de abastecimiento, sobrepasando en algunos casos los
límites máximos permisibles según la norma Obligatoria para Calidad del Agua
Potable (NSO). Además se ha determinado la presencia de 33 plaguicidas en el
suelo, agua subterránea, superficial y de consumo, encontrándose algunos de
estos fuera de límites máximos permisibles según normas nacionales e
internacionales.”

Aunque todas estas formas de degradación de la tierra son problemas serios, la


erosión es la más común. Por ejemplo, en África, América del Sur y del Norte, la
pérdida de suelo debido a la erosión del viento o del agua varía de 5 a 10
toneladas/ha/año a 30 toneladas/ha/año en Asia. Si comparamos estos valores con
la formación del suelo aproximadamente de 1 t/ha/año, es obvio que en un corto
tiempo se ha perdido un recurso que se llevó siglos en formarse.

La relación causa-efecto entre la agricultura convencional y la erosión del suelo, es


directa. Según el Lic. Carlos Corto (REDES), destacó que "en el país la forma en la
que se organiza la agricultura está basada en el monocultivo, no en la diversidad de
la siembra, lo que lleva a la erosión en los suelos…" por efecto de lluvia y vientos,
perdiendo suelos ricos en materia orgánica, el componente de mayor valor, "y la
contaminación que genera esa forma de agricultura, incluidos los altos costos en
salud que genera un modelo agrícola basado en la utilización de agroquímicos…"

De manera similar, la irrigación es una causa directa de erosión hídrica en suelos


agrícolas. La combinación de erosión con otras formas de degradación del suelo
explica el aumento en la pérdida de fertilidad de los suelos agrícolas en el mundo.
Algunas áreas deben haber sido abandonadas debido a la severa erosión o
salinización. El suelo es productivo gracias a la adición de fertilizantes sintéticos. La
fertilización puede reponer temporalmente los nutrientes perdidos, pero no puede
restaurar la fertilidad ni restaurar la salud del suelo; por otro lado, su uso puede
tener algunos efectos negativos como se mencionó anteriormente.

Dado que el factor suelo es un recurso limitado y los procesos naturales de


restauración o regeneración del suelo no ocurren al mismo ritmo que la
degradación, la agricultura no puede ser sostenible hasta que se revierta el proceso
de degradación del suelo. Las prácticas agrícolas actuales deben cambiar
significativamente si las generaciones futuras realmente se esfuerzan por preservar
la protección del suelo.

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3.2.2 Uso Excesivo y Pérdida de Agua

La cantidad de agua dulce utilizable es limitada y se está convirtiendo en un recurso


bastante escaso debido a la creciente demanda y competencia entre la industria,
las crecientes ciudades y la agricultura. Algunos países tienen muy poca agua para
favorecer el crecimiento de su agricultura o industria.

En muchos lugares la demanda de agua se satisface extrayendo de acuíferos


subterráneos cantidades mayores que el de su reemplazo por lluvia; en otros
lugares los ríos están siendo drenados causando un efecto negativo en los
ecosistemas acuáticos, acuarios y la vida silvestre dependiente de ellos.

En El Salvador debido a la falta de conocimiento del estado de los recursos hídricos


subterráneos y la inexistencia de planes de monitoreo, se desconoce si algunos
acuíferos están sobreexplotados; sin embargo, en la década 1990-2000 ANDA
declaró que el acuífero de Soyapango (parte del Área Metropolitana de San
Salvador) estaba sobreexplotado, por lo que se denegaron las concesiones para
explotar dichos recursos y además en algunos pozos de ANDA se detuvo la
explotación para que el acuífero se pudiera recuperar.

Simultáneamente, se introdujo el sistema de agua potable del Río Lempa, llevando


el agua a través de 44 km de conducciones.
Los criterios para evaluar la sobreexplotación consideraron únicamente un balance
hídrico superficial y las extracciones de aguas subterráneas de acuerdo a los
inventarios de pozos, pero no se realizaron comprobaciones de campo, por lo que
aún existen incertidumbres.

La agricultura utiliza aproximadamente dos terceras partes del agua disponible a


nivel mundial, por tanto es una de las principales causas de la escasez del líquido
vital. La agricultura utiliza mucha agua en parte porque el uso es ineficiente. Los
cultivos aprovechan menos de la mitad del agua usada, la mayor parte se evapora
o drena fuera del campo de cultivo.

Algunas de estas pérdidas son inevitables pero el gasto de este líquido sería menor
si las prácticas agrícolas se orientan más a la conservación del agua que a la
maximización de la agricultura.

Por ejemplo, se pueden usar técnicas de irrigación por goteo y en los casos en que
los cultivos como el arroz que demandan enormes cantidades de agua, podrían
ubicarse en lugares donde la precipitación pluvial es abundante.

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Al tener un impacto fuerte en la reserva de agua dulce, la agricultura moderna tiene
un impacto en los patrones hídricos globales por la extracción de grandes
cantidades de agua subterránea, la agricultura ha causado una transferencia
masiva de los continentes a los océanos. Un estudio publicado en 1994 indica un
volumen de intrusión anual de 190 mil millones de metros cúbicos de agua y ha
elevado el nivel del mar en 1.1 cm (Sahagian et al. 1994).

A nivel regional, donde la irrigación es practicada a gran escala, la agricultura tiene


impacto en la hidrología y microclima. Esto se debe a que el agua se transfiere de
su lugar original a campos de cultivo y al suelo de estos provocando niveles
mayores de evaporación y cambios en la humedad ambiental que pueden afectar
los patrones de precipitación pluvial.

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Estos cambios tienen un impacto significativo en el ecosistema natural y en la vida
silvestre. Si la agricultura convencional continúa usando el agua de la misma forma
ineficiente, serían comunes las crisis de diferentes formas: cambios en el ambiente,
habitantes marginados por falta de agua, limitaciones de irrigación de cultivos y,
sobre todo, afectando a las futuras generaciones.

3.2.3 Contaminación del Ambiente

La mayor contaminación del agua se debe a prácticas agrícolas por el uso de


fertilizantes, plaguicidas, sales y otros agroquímicos.

Los plaguicidas -aplicados con regularidad y en grandes cantidades, a menudo


mediante avionetas- fácilmente llegan más allá de los límites del área de cultivo
afectando a insectos benéficos y la vida silvestre y envenenando a los agricultores.
Los plaguicidas que llegan hasta riachuelos, ríos, lagos y puntualmente al mar,
pueden causar serios problemas a los ecosistemas acuáticos. También pueden
afectar otros ecosistemas en forma indirecta, al convertirse un pez afectado por los
plaguicidas en presa de un depredador, el plaguicida reduce la capacidad
reproductiva del depredador impactando así al ecosistema

Respecto a esto la OMS sostiene que "buena parte de las sustancias tóxicas
todavía están presentes en los sustratos ambientales, como agua, sedimentos y
suelo, lo mismo que algunos de los productos a lo largo de la cadena trófica, en
especial los insecticidas organoclorados que se bioacumulan, y en alimentos como
la carne, peces, crustáceos, verduras y frutas."

En El Salvador investigaciones ambientales coordinadas por el Instituto Nacional de


Salud del Ministerio de Salud en las comunidades agrícolas con la cooperación de
la Universidad de Ohio, Universidad de Kolblenz- Landau (Alemania) y la
Universidad de El Salvador, han demostrado en regiones con elevada ocurrencia de
la enfermedad renal crónica, la presencia de pesticidas y metales pesados (cadmio
y arsénico) en aguas superficiales y subterráneos, pozos, suelos y sedimentos
teniendo en cuenta el área de residencia y las áreas donde las personas que tienen
enfermedad renal crónica residen o han estado trabajando.

Aun cuando los plaguicidas persistentes como los organoclorados, como el DDT
conocido por su capacidad de mantenerse en el ecosistema por muchos decenios-
están siendo usados cada vez menos en muchas partes del mundo, los plaguicidas
que los sustituyen menos persistentes en el ambiente son a menudo más tóxicos.

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En El Salvador el uso del DDT por parte del MINSAL, se justificaba bajo el
Programa de Acción Integral (PAI), realizando el diagnóstico situacional de uso de
DDT en los "programas de vectores de enfermedades y su impacto ambiental en El
Salvador", cuyo objetivo decían era proteger la salud humana. Se estima que de
1946-1959 se utilizó una cantidad de 1,690,000 kg de DDT en polvo humectable en
una concentración de 92.4%, y de 1960-1973 se rocio una cantidad de 5,161,260
casas y se aplicó una cantidad de 2,580,630 kg de DDT existiendo un total
aproximado de 1,316,486 personas expuestas por año desde 1946 hasta 1973,
mismo año en el que se prohibió su utilización.

Además el DDT se aplicaba para el control de plagas agrícolas en cultivos de


algodón, cereales y otros, mas no se tienen registros para determinar las
cantidades y lugares de aplicación, sin embargo en Sonsonate, La Libertad, La Paz,
San Vicente, Usulután y San Miguel se aplicó la mayor cantidad de DDT en la lucha
antimalárica y el control de plagas agrícolas, lugar donde después de 21 años
después de la prohibición del DDT y pesticidas similares aun se han encontrado
residuos en cantidades significativas en suelos, sedimentos de ríos, agua de pozos,
aguas de ríos, vegetales y frutas.

Esto a causa que los plaguicidas y otros agroquímicos que también penetran hasta
los acuíferos subterráneos. donde contaminan las fuentes de agua potable, por
décadas, agua que es utilizada para regadíos de siembra. Esto incluso ha ocurrido
en al menos 26 estados de los Estados Unidos. Un estudio de EPA (Environmental
Protection Agency) encontró en 1995 que en 28 de 29 ciudades del medio oeste de
Estados Unidos el agua potable contenía herbicidas.

En El Salvador se cuenta con investigaciones hechas por la doctora Gloria Ruth


Calderón, que trabajó asociando los residuos de los venenos utilizados en la
temporada algodonera con enfermedades renales, así como residuos de
agroquímicos encontrados en la leche materna, sobrepasando niveles de tolerancia
permitidos a nivel mundial.

Los fertilizantes lixiviados no tienen una toxicidad directa como los plaguicidas, pero
su efecto ecológico puede ser igualmente perjudicial. En ecosistemas acuáticos y
marinos, los fertilizantes promueven el crecimiento excesivo de algas, causando
eutrofizacion (exceso de nutrientes en el agua) y la muerte de muchos tipos de
organismos. Los nitratos de algunos fertilizantes también son los principales
contaminantes del agua potable en muchas regiones.

18
Las sales y sedimentos son también contaminantes agrícolas que afectan los
cauces de los ríos y riachuelos, contribuyendo con la destrucción de las zonas de
pesca y pueden hacer que los humedales no sean aptos para la presencia de
pájaros. Es claro, entonces, que las prácticas de la agricultura convencional están
degradando el ambiente en forma global, reduciendo la diversidad, perturbando el
balance de los ecosistemas naturales y finalmente arriesgando los recursos
naturales de los cuales dependen la población humana actual y futura.

3.2.4 Dependencia de Insumos Externos

La agricultura convencional ha logrado altos rendimientos debido al incremento en


el uso de insumos agrícolas. Estos insumos incluyen tales como la irrigación,
fertilizantes y plaguicidas, la energía usada para fabricar estos materiales y el
combustible necesario para operar la maquinaria agrícola y bombas de riego y la
tecnología también es una forma de insumo que se manifiesta en semilla híbrida,
nueva maquinaria y nuevos agroquímicos.

Todos estos insumos son externos al sistema agrícola; su uso intensivo tiene
impacto en las ganancias del agricultor, en el uso de recursos no renovables y en el
control de la producción agrícola.

El uso prolongado de las prácticas convencionales implica mayor dependencia


hacia los insumos externos. En tanto la labranza intensiva y el monocultivo
degradan el suelo, la fertilidad dependerá más y más de los insumos derivados del
petróleo como el fertilizante nitrogenado y otros nutrimentos.

El Salvador no se ha salvado de esta situación, el costo de las importaciones de


fertilizantes se han duplicado si se compara con datos de 2021. De enero a junio de
este año, el país ha importado $111.98 millones en abono; un costo 97 % arriba a lo
registrado en el mismo periodo de 2021; a pesar que ese año las importaciones en
kilogramos fueron un 17.2 % menos.

Si se mide por cantidad, los kilogramos importados en el primer semestre de 2021


fueron 183.8 millones de Kg, y este año sumaron 152.2 Kg. de este total Rusia, es
uno de los mayores proveedores; este año las importaciones de este mercado
sumaron 31.5 millones de kilogramos, que implicaron $29.52 millones. Los
principales productos rusos importados fueron: urea, sulfato de amonio, nitrato de
amonio, cloruro de potasio, sulfato de potasio, abonos minerales y químicos, fosfato
diamónico, entre otros.

19
El Salvador también importa abonos y fertilizantes desde China que hasta junio han
implicado $32.6 millones, Estados Unidos ($4.3 millones), Canadá ($7.2 millones),
México ($5.7 millones), España ($4.0 millones), entre otros países

La agricultura no puede ser sostenible mientras dependa de insumos externos. En


primer lugar, los recursos naturales de los cuales provienen los insumos, no son
renovables ni de cantidades finitas. En segundo lugar, la dependencia a insumos
externos hace que el agricultor, las regiones y todo el país sean vulnerables a la
oferta de insumos, a las fluctuaciones de mercado y al incremento de los precios.

3.2.5 Eliminación de la Diversidad Genética

Durante la mayor parte de la historia de la agricultura, los humanos han


incrementado la diversidad genética de los cultivos a nivel mundial. Hemos sido
capaces de ello debido a dos factores; por un lado hemos seleccionado variedades
con características especiales para cada lugar mediante el fitomejoramiento y por
otro lado continuamente hemos intentado domesticar plantas silvestres,
enriqueciendo así nuestro banco de germoplasma.

En las últimas décadas, la diversidad genética de las plantas domesticadas se ha


reducido, muchas variedades se han extinguido y muchas otras están en vías de
hacerlo. Al mismo tiempo, la base genética de la mayoría de los principales cultivos
se ha estado uniformando. Por ejemplo, el 70% del cultivo de maíz a nivel mundial
involucra solamente a seis variedades.

La pérdida de la diversidad genética se debe principalmente al énfasis de la


agricultura moderna en la productividad a corto plazo, tanto de rendimiento como
de ganancias. Cuando se desarrollan variedades altamente productivas, se tiende a
adoptarlas y sustituir otras variedades aun cuando éstas posean otras
características deseables. La homogeneidad genética de los cultivos es
consecuente con la maximización del rendimiento ya que permite la estandarización
de las prácticas de manejo.

En El Salvador desde el año 2000, los apoyos con los paquetes agrícolas, y más
recientemente el fomento a la producción interna de semillas para los granos
básicos y otros factores externos permitieron acceder a la tierra (compras o
arrendamientos) y fundamentalmente adquisición de semillas mejoradas, y otros
insumos, la condición básica de la alta productividad por unidad de superficie de la
producción en pequeña escala salvadoreña.

20
En los últimos años ha fomentado la producción nacional de semillas, tanto de maíz
como de frijol, buscando semillas de calidad nacionalmente producidas, tratando de
depender menos de la importación. Desde el mercado se ofertan los insumos
básicos (fertilizantes, plaguicidas); el consumo de estos productos es muy intenso
en todos los estratos de fincas y explican en buena medida los rendimientos
alcanzados.

El problema consiste en que al incrementar la uniformidad genética del cultivo, este


se vuelve vulnerable al ataque de plagas y enfermedades que adquieren resistencia
tanto a los plaguicidas como a las defensas de las plantas. También el cultivo se
hace más vulnerable a los cambios climáticos y a otros factores ambientales. El
problema se vuelve más grave cuando va acompañado de una disminución del
banco genético de cada cultivo, cada vez hay menos fuentes de genes para
incorporar resistencia o adaptación a plagas o a cambios climáticos. La importancia
de contar con una gran reserva genética se ilustra con el siguiente ejemplo.

En 1968 una plaga atacó el cultivo de sorgo en los Estados Unidos, causando un
daño estimado de $100 millones. El año siguiente se invirtieron $50 millones en
insecticidas para el control de esta plaga. Poco después algunos científicos
descubrieron una variedad de sorgo resistente a esta plaga; nadie la conocía pero
ahí estaba la variedad de sorgo.
Esta variedad se utilizó para crear un híbrido que se usó extensivamente, no hubo
necesidad de usar plaguicidas. Tal resistencia a la plaga por parte de una variedad
de sorgo es común en plantas domesticadas que "esconden" esta característica en
su genoma, "esperando" ser usado. Sin embargo, a medida que las variedades se
pierden, la invaluable cantidad de genes también se pierde, reduciendo así el
potencial de las futuras generaciones para poder hacer uso adecuado de ellas.

3.2.6 Pérdida del Control Sobre la Producción Agrícola por Parte de


Comunidades Locales

Junto con la agricultura de monocultivo a gran escala se ha producido una


dramática reducción en el número de granjas y de agricultores, especialmente en
los países en desarrollo donde la mecanización y el uso masivo de insumos son la
norma. De 1920 hasta en la actualidad el número de granjas o ranchos en los
Estados Unidos se ha reducido de más de 6,5 millones a 2 millones, y el porcentaje
de la población que vive y trabaja en esas granjas ha bajado hasta el 2%.

21
En países en desarrollo, como El Salvador en 1971 se contabilizó un total de
271,000 productores en distintas condiciones de tenencia y tamaños de finca; el
Censo de 2007 reportó alrededor de 395,000 productores y para 2015 se estima a
partir de las Encuestas de Hogares cerca de 433,000 productores,
mayoritariamente pequeños agricultores.En los tres países vecinos también sigue
incrementándose el número de agricultores, pero en esos tres casos, a diferencia
del salvadoreño, la población rural incluyendo la población activa rural sigue
creciendo en la actualidad, En El Salvador desde los años noventa ha dejado de
crecer la población rural, los ocupados en esas zonas, y la propia ocupación
agrícola actual es inferior a la registrada en décadas anteriores

Además de promover el abandono de las zonas rurales, la agricultura a gran


escala, orientada hacia la maximización de la producción y de las ganancias,
también pretende controlar la producción de alimentos en las comunidades rurales.
Esta tendencia es preocupante porque el manejo requerido para la producción
sostenible debe incluir el control de la comunidad local sobre sus recursos y el
conocimiento del lugar. La producción de alimentos con base en las exigencias del
mercado global y el uso de tecnología desarrollada externamente, inevitablemente
contradice los principios ecológicos.

El manejo basado en la experiencia acumulada a lo largo de los años es sustituido


por insumos externos, ocasionando que se requiera cada vez de más capital,
energía y recursos no renovables.

Los pequeños agricultores tienen muy poca influencia para detener el avance de la
agricultura industrial. Ellos no tienen los recursos para adquirir maquinaria moderna
y poder asi competir con la agricultura de gran escala. Además, el sistema requiere
por un lado que los ingresos se compartan con los intermediarios para llevar el
producto al mercado y por otro lado existe una política de precios bajos. Así, a los
pequeños agricultores se les han reducido sus ganancias cada vez más durante
estos años, siendo en 1990 de solamente 9%.
Con este escenario de incertidumbre económica, existen pocos incentivos para que
los agricultores permanezcan y mantengan su granja; una opción es venderla a
productores con mayor capacidad.

En El Salvador los tamaños de área disponibles en las explotaciones pequeñas


permiten demandar de manera plena alrededor de 100 jornales por año incluyendo
todas las tareas; esto equivale al 40% de la disponibilidad de fuerza de trabajo de
un productor pequeño, sin sumar la disponibilidad de la fuerza de trabajo familiar
cercana a ese productor.

22
Hay momentos de fuerte demanda de fuerza de trabajo (particularmente en la
preparación de suelos y en las cosechas), en los cuales se recurre en mayor
medida a la fuerza de trabajo familiar y a contratados temporales. Esta dedicación
de menos de 100 días al año asociada directamente a lo muy reducido de su
parcela permite explicar que más de la mitad de los agricultores tienen a la
agricultura por cuenta propia como actividad secundaria; o sea se dedican
principalmente a otra actividad y la agricultura es una actividad secundaria

El manejo basado en la experiencia acumulada a lo largo de los años es sustituido


por insumos externos, ocasionando que se requiera cada vez de más capital,
energía y recursos no renovables.

Los pequeños agricultores tienen muy poca influencia para detener el avance de la
agricultura industrial. Ellos no tienen los recursos para adquirir maquinaria moderna
y poder asi competir con la agricultura de gran escala. Además, el sistema requiere
por un lado que los ingresos se compartan con los intermediarios para llevar el
producto al mercado y por otro lado existe una política de precios bajos. Así, a los
pequeños agricultores se les han reducido sus ganancias cada vez más durante
estos años, siendo en 1990 de solamente 9%. Con este escenario de incertidumbre
económica, existen pocos incentivos para que los agricultores permanezcan y
mantengan su granja; una opción es venderla a productores con mayor capacidad.

En El Salvador los tamaños de área disponibles en las explotaciones pequeñas


permiten demandar de manera plena alrededor de 100 jornales por año incluyendo
todas las tareas; esto equivale al 40% de la disponibilidad de fuerza de trabajo de
un productor pequeño, sin sumar la disponibilidad de la fuerza de trabajo familiar
cercana a ese productor.

Hay momentos de fuerte demanda de fuerza de trabajo (particularmente en la


preparación de suelos y en las cosechas), en los cuales se recurre en mayor
medida a la fuerza de trabajo familiar y a contratados temporales. Esta dedicación
de menos de 100 días al año asociada directamente a lo muy reducido de su
parcela permite explicar que más de la mitad de los agricultores tienen a la
agricultura por cuenta propia como actividad secundaria; o sea se dedican
principalmente a otra actividad y la agricultura es una actividad secundaria

23
3.2.7 Inequidad Global

A pesar de los incrementos en la productividad, todavía persiste la hambruna en el


mundo. También hay enormes diferencias entre la cantidad de calorías consumidas
y la seguridad alimentaria de la población de las naciones desarrolladas con
aquellas en desarrollo.

Los países en desarrollo a menudo producen alimentos para exportar a los países
desarrollados, usando insumos comprados a esos países. Las ganancias son para
un grupo pequeño de propietarios de tierras, mientras mucha gente padece
hambre. Además, aquellos que han sido desplazados de sus tierras por los grandes
productores que buscan más tierra para producir cultivos de exportación no pueden
satisfacer sus necesidades alimenticias.

Además de ocasionar sufrimientos innecesarios, estas relaciones de inequidad


tienden a promover prácticas y políticas agrícolas basadas en motivaciones
económicas de corto plazo y, no en consideraciones ecológicas de largo plazo. Por
ejemplo, en países en desarrollo los agricultores de subsistencia desplazados por
los terratenientes a menudo tienen que cultivar en tierras marginales.

El resultado es más deforestación, erosión severa y serios daños sociales y


ecológicos. Aun cuando la inequidad entre países y entre grupos en cada país
siempre ha existido, la modernización de la agricultura ha acentuado estas
inequidades debido a que los beneficios no son distribuidos adecuadamente.
Aquellos con más tierra y recursos tienen más acceso a las tecnologías modernas.

Mientras la agricultura moderna se base en tecnologías del primer mundo y


solamente unos cuantos tengan acceso a insumos externos, se seguirá
perpetuando la inequidad que a su vez es una barrera para la sostenibilidad.

3.3 ESCASEZ DE TIERRA AGRÍCOLA

Durante el siglo XX, el incremento en la producción de alimentos se ha dado en dos


maneras: a) por el incremento en la superficie de cultivo y b) por el incremento de la
productividad.

Como se ha señalado anteriormente, muchas de las técnicas usadas para


incrementar la productividad afectan negativamente el suelo en el largo plazo. Los
mecanismos convencionales usados para incrementar la productividad no aseguran
la satisfacción de la demanda de alimentos para la creciente población mundial.

24
Por otro lado, incrementar la producción aumentando la superficie de cultivo
también es problemático. En casi todo el mundo el suelo que es adecuado para uso
agrícola ya ha sido convertido para algún uso humano; del área total disponible la
proporción que podría ser cultivada está disminuyendo rápidamente debido al
crecimiento urbano, degradación del suelo, y desertificación.
En los próximos años el crecimiento de las ciudades y la industrialización
continuarán absorbiendo más suelo agrícola, a menudo el mejor.

Tampoco es posible incrementar el área de cultivo mediante la irrigación. En la


mayoría de las zonas secas el agua es escasa y no hay excedente disponible para
expandir la agricultura. Desarrollar nuevas fuentes de suministro de agua ha traído
consecuencias ecológicas severas. En lugares que dependen de reservas
subterráneas para la irrigación, como Arabia Saudita y partes de Estados Unidos,
habrá escasez en un futuro cercano debido a que la extracción para uso no agrícola
es cada vez mayor que la recarga.

Todavía hay áreas pequeñas pero significativas que podrían usarse para la
agricultura y hoy están cubiertas por vegetación natural. Algunas de estas áreas se
están reconvirtiendo, pero hay límites para esta forma de aumentar la producción.

Primero, gran parte de la tierra es selva tropical, donde el suelo no puede sustentar
una producción agrícola sostenible. En segundo lugar, estas áreas de vegetación
natural son reconocidas por su valor como hábitat para la diversidad biológica, su
importancia en el equilibrio del dióxido de carbono en la atmósfera y el equilibrio del
clima global. Por estas razones y los esfuerzos de los grupos ambientalistas, gran
parte del área natural permanecerá intacta.

Desde 1974, en El Salvador la Unidad de Parques Nacionales y Vida Silvestre inició


el proceso de identificación y evaluación de las áreas naturales, unidades de
conservación, y complejos. Así mismo la Dirección de Patrimonio Cultural identificó
52 áreas con valor arqueológico, histórico y etnográfico a nivel nacional. En 1976,
se reconocieron otras 47 áreas que tenían diversos regímenes de tenencia y con
potencial para ser incorporadas a un sistema de áreas protegidas.

En 1981, el Área de Parques fue elevada a Servicio de Parques Nacionales y Vida


Silvestre, PANAVIS, el cual continuó esfuerzos para fortalecer el sistema de áreas.
La implementación del Proceso de Reforma Agraria en 1980, gracias a una sección
de la Ley Básica, permitió reservar más de 22,000 ha de las principales áreas
naturales del país incluyendo un poco más del 50% de las principales áreas
naturales del país.

25
3.4 LA AGROECOLOGÍA: OTRA CARA DE LA AGRICULTURA

La única opción que tenemos es mantener la productividad a largo plazo de las


tierras agrícolas mientras hacemos los cambios necesarios en nuestros patrones de
consumo y uso de la tierra, esto en busca de una mayor equidad que beneficie a
todos, desde los agricultores hasta los consumidores.

Para preservar la productividad de la agricultura, se requieren sistemas sostenibles


de producción de alimentos. La sostenibilidad se puede alcanzar mediante
prácticas de cultivo basadas en el conocimiento adecuado y profundo de los
procesos ecológicos que suceden tanto en las parcelas de producción como en el
contexto de las cuales ellas son parte. Con estas bases podemos enfocarnos hacia
los cambios sociales y económicos que promueven la sostenibilidad en todos los
sectores del sistema alimentario

26
IV CONCLUSIONES

La palabra sostenibilidad tiene diferentes significados para diferentes personas; sin


embargo, hay consenso en que tiene una base ecológica. En una forma general, la
sostenibilidad es una versión del concepto de "rendimiento sostenido", es decir, la
condición o capacidad de cosechar a perpetuidad cierta biomasa de un sistema que
tiene la capacidad de renovarse por sí mismo o que su renovación no está en
riesgo. Debido a que la palabra "perpetuidad" nunca puede ser demostrada en el
presente, la prueba de sostenibilidad recae siempre en el futuro, fuera de nuestro
alcance. Así, es imposible saber con certeza cuándo una práctica agrícola en
particular es de hecho sostenible, o bien si un grupo de prácticas constituye la
sostenibilidad. Sin embargo, lo que sí es posible, es demostrar cuando una práctica
se está saliendo de la sostenibilidad. Con base en nuestro conocimiento actual,
podemos sugerir que la agricultura sostenible debería al menos:

▪ Tener el mínimo efecto negativo en el ambiente, y no liberar sustancias tóxicas o


dañinas a la atmósfera y el agua superficial o subterránea;

• Preservar y reconstruir la fertilidad del suelo, prevenir la erosión y mantener la


salud ecológica del suelo;

• Usar agua en forma tal que permita la recarga de los acuíferos y su uso por parte
de la población humana y otros elementos del ecosistema;

• Hacer uso de los recursos dentro del agroecosistema, incluyendo las


comunidades cercanas, reemplazando los insumos externos con un mejor ciclo de
nutrientes, adecuada conservación y amplio conocimiento ecológico;

• Valorar y conservar la diversidad biológica, tanto en los paisajes silvestres como


los domesticados; y garantizar la equidad en el acceso a las prácticas agrícolas
apropiadas, al conocimiento y a la tecnología así como permitir el control local de
los recursos agrícolas.

27
V BIBLIOGRAFÍA

❖ https://www.eleconomista.net/actualidad/El-Salvador-ha-pagado-el-doble-por
-compra-de-fertilizantes-20220804-0002.html

❖ Baumeinster, Eduardo; “El Salvador evolución de la agricultura y las


estrategias de los pequeños agricultores”, Fundación PRISMA, año 2017.

❖ Arias, Salvador, “Agricultura Familiar e Industrialización Sustentable en El


Salvador. San Salvador. año 2015.

❖ Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos, “Informe de la


Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos, sobre el uso de
agrotóxicos en El Salvador y el impacto en los derechos humanos”, 1ª
edición, San Salvador, El Salvador, 2016. pág. 88.

❖ Richard G. Barber, Agricultura Sostenible en Zonas de Ladera" informe final,


San Andrés Diciembre de 1996.

❖ Línea Base de las Condiciones Biofísicas y Socio-económicas de el Área de


Conservación Jiquilisco – Jaltepeque

❖ Pastora F, Deyman Vladimir. Red de monitoreo de aguas subterráneas del


área metropolitana de san salvador y valle de zapotitán. vol. 1, revista
científica, noviembre 2010.

❖ M. Guevara, W. Hernández, C. Rivas y E. Márquez, “Estado de las aguas


subterráneas en El Salvador” . Boletín Geológico y Minero, 2006

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