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no
equivale a la “unión convivencial” civil, sino que la
excede.
rubenfigari.com.ar/la-relacion-de-pareja-del-inc-1o-del-art-80-del-c-p-no-equivale-a-la-union-convivencial-civil-
sino-que-la-excede/
Sumario: § I.- Introito; § II.- Las “uniones convivenciales” como nuevo instituto en el C.C.
y C.; II .a) Convivencia y proyecto de vida en común; II. b) Singularidad; II. c) Publicidad;
II. d) Notoriedad; II. e) Estabilidad; II. f) Permanencia; II. g) Personas de idéntico o
diferente sexo; II. h) Otros requisitos; § III.- La visión desde el área penal; § IV.-
Conclusión
I.- Introito
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extradición de criminales entre provincias (art. 8). La humanización del sistema penal con
la prohibición de la pena de muerte por causas políticas y la de tormentos y azotes (art.
18); proscripción de confiscar bienes (art. 17); el sistema carcelario (art. 18). Extinción de
la pretensión penal y de la pena al conceder al Congreso la potestad de otorgar
amnistías generales (art. 79 inc. 20); la facultad del Presidente de indultar y conmutar
penas por delitos sujetos a jurisdicción federal (art. 99 inc. 5º). Algunas definiciones de
delitos como la reducción a esclavitud (art. 15); sedición (art. 22); declaración de guerras
entre provincias (art. 127); concesión de facultades extraordinarias (art. 29) y traición (art.
119). Asimismo, es de vital trascendencia acudir a los Tratados Internacionales que han
sido incorporados al plexo constitucional en virtud de la reforma de 1994 (art. 75 inc. 22)
a los que se recurre constantemente para avalar tanto doctrina como jurisprudencia
sobre una determinada materia.-
En cuanto a la relación con el derecho privado, bien se sabe que el derecho penal es
sancionatorio que pena hechos considerados antijurídicos por otras ramas del
ordenamiento y excepcionalmente constitutivo, en el sentido de crear ilicitudes que no
están previstas en aquéllas, reforzando con la sanción, que es la pena, la obligación que
tienen todos los habitantes de ajustar su conducta a lo que disponen las leyes, sean
estas de naturaleza civil, comercial, fiscal, laboral, etc. ([1]).-
Pero cuando se habla de esa apelación a instituciones del Derecho Civil para esclarecer
o complementar a veces conceptos complicados del Derecho Penal, la cuestión no es
meramente académica, sino real y palpable.-
A guisa de ejemplo se puede expresar que cuando en el homicidio (art. 79 C.P.) se habla
de “dar muerte a otro” esta rama no define quién es el “otro”, desde luego que
esencialmente se está hablando de un ser humano, de una persona, mas el significado
de este último concepto se deberá buscar en el Derecho Civil – específicamente en el
Código Civil y Comercial de la Nación –, aunque le pese a alguna doctrina que piensa lo
contrario. De igual forma cuando se habla de las calificantes del homicidio en el art. 80
inc. 1º la acción de matar al ascendiente, descendiente, cónyuge, etc., la definición y el
alcance de esos grados de parentesco de sangre y jurídicos, también se hace menester
buscarlos en la ley sustantiva civil. Otro tanto ocurre en el tratamiento de los delitos
contra la integridad sexual en cuanto a la determinación de las edades, tanto de los
sujetos activos como pasivos; en las agravantes por ascendencia, descendencia, afín en
línea recta, hermano, tutor, curador (art. 119 inc. b)). En los delitos contra el estado civil.
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En los delitos contra la propiedad, por ejemplo en el supuesto de hurto (art. 162 C.P.) y
robo (art. 164 C.P.) cuando se habla del término “cosa mueble” totalmente o parcialmente
ajena. En las estafas y otras defraudaciones (arts. 172 y sgtes.). Y también en varios
otros casos más, que sería un tanto tedioso enumerar.-
La cuestión podrá tener cabida desde otro perfil en el fuero civil para su reclamo
fundándose en razones de solidaridad familiar como las situaciones expresamente
consignadas en el art. 434 del C.C. y C., tal es: a) alimentos al cónyuge enfermo bajo
determinadas circunstancias y b) alimentos al cónyuge en situación de vulnerabilidad.
“Sólo estos supuestos se desprenden de manera directa del principio de solidaridad”
([3]). Mas para el Derecho Penal, como se ha dicho, la conducta anteriormente punible,
ahora resulta atípica.-
Ahora bien, hecho este introito, el aspecto nuclear a determinar en este aporte concierne
a si la expresión “relación de pareja” contenida en la agravante del art. 80 inc. 1º del C.P.
(texto según ley 26.791 – B.O. 14/12/12 –) se circunscribe exclusivamente a la nueva
institución instrumentada en el C.C. y C. como “unión convivencial” o excede los
contornos de la misma.-
Ya nadie duda a esta altura de los avances de nuestra civilización y que dadas diversas
circunstancias de contenido económico, cultural, social, legal, ideológico, etc. y
fundamentalmente la acogida del principio de la autonomía de la voluntad, el respeto a la
privacidad y la tutela de los derechos fundamentales consagrados en el Derecho
Humanitario – como dicen LLoveras-Orlandi-Faraoni ([4]) – dan lugar a la exigencia de
una mirada más exhaustiva sobre las uniones convivenciales, coloquialmente conocidas
como uniones de hecho. De allí que el nuevo Código Civil y Comercial incorpora en
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forma expresa su regulación pasando a integrar un grupo de países que también las
contempla. Lo más interesante, desde mi punto de vista es que el nuevo ordenamiento
civil define, con cierto grado de precisión, en qué consiste para el mismo esta institución
(art. 509) y los derechos y obligaciones que la misma conlleva.-
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convivientes como beneficiarios de la pensión siempre que “el o la causante se hallare
separada de hecho o legalmente, o haya sido soltero, viudo o divorciado y hubiera
convivido públicamente en aparente matrimonio durante por lo menos cinco años
inmediatamente anteriores al fallecimiento. El plazo de convivencia se reducirá a dos
años cuando exista descendencia reconocida por ambos convivientes” ([8]).-
El art. 509, como ya se anticipó ut-supra, define concretamente lo que significa para el
ordenamiento civil actual la unión convivencial: “Las disposiciones de este Título se
aplican a la unión basada en relaciones afectivas de carácter singular, pública, notoria,
estable y permanente de dos personas que conviven y comparten un proyecto de vida
común, sean del mismo o de diferente sexo”.-
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1. b) Singularidad.
Otra de las características requeridas por esta institución y que se plasma en el art. 509
es la nota de singularidad como una de las características esenciales de este tipo familiar
que se subordina a un modelo de organización fincado en la monogamia, concordante
con nuestra tradición y valores culturales imperantes en la sociedad argentina actual. Por
otra parte tal característica se vincula al requisito de eficacia previsto en el art. 510 inc. d)
en la medida que exige a los convivientes no mantener vigente un matrimonio anterior, ni
una relación convivencial simultánea.-
Se ha entendido que este elemento no desaparece por el hecho de que alguno de los
convivientes mantenga una momentánea relación sexual con un tercero, como así
tampoco, por el hecho de que la convivencia en un mismo inmueble se realice con otras
personas – familiares, amigos, etc. – siempre que con ellas no se tenga una relación
afectiva similar a la que conlleva la unión convivencial ([14]).-
No obstante lo dicho más arriba, Lloveras -Orlandi -Faraoni no descartan otra situaciones
que puedan quebrar este principio aduciendo el constante cambio de dinámicas de las
estructuras familiares que puede dar lugar a incorporar a la unión a más de dos
personas que, unidas por el afecto – o como se los denomina “poliafectividad” – y
demás requisitos necesarios, exijan el reconocimiento jurídico de ese vínculo. Citan al
efecto un caso en Brasil donde un trío de amantes fue reconocido como unión civil ([15]).
Herrera también menciona supuestos excepcionales, invocando jurisprudencia nacional,
pero relacionadas con cuestiones previsionales en el sentido de que se han tenido que
dirimir situaciones que involucran a dos relaciones de pareja, en las que ambas
demostraban los rasgos de notoriedad, publicidad, estabilidad y permanencia y en que
también, cada una creía que era singular, pero al fallecer la persona, ambas convivientes
alegaran tener derecho a pensión ([16]).-
1. c) Publicidad.
Una particularidad más de este instituto y que es mencionado expresamente por la ley es
que la unión entre estas dos personas debe tener una exteriorización para toda la
comunidad, lo que implica que no debe ser disimulada, ocultada, o de otro modo
sustraída de la posibilidad de ser conocida por terceros. En definitiva, requiere un público
conocimiento, o sea que sea notoria y responde, a la noción tradicional de la “apariencia
de estado matrimonial” ([18]).-
1. d) Notoriedad.
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Esta exigencia, también requerida por la norma, guarda relación con la anterior porque
efectivamente la notoriedad es indisoluble a la circunstancia de resultar evidente e
innegable, o sea pública y se infiere del conocimiento que se tiene o puede tenerse
socialmente de la existencia de la unión y demostrativa de la misma. “La comunidad de
hecho, de habitación y de vida entre los integrantes del concubinato, debe trascender de
la esfera íntima y ser – por lo tanto – susceptible de conocimiento público, puesto que sin
esta notoriedad mal podría hablarse de una apariencia de estado matrimonial” ([19]).-
1. e) Estabilidad.
Como su característica lo indica la unión convivencial o mejor dicho, la relación entre los
convivientes debe revestir los perfiles de duradera, perdurable en el tiempo, lo contrario a
una relación momentánea o accidental o casual, aunque entre las mismas pudiere darse
la existencia de ciertos vínculos afectivos, como son por ejemplo los derivados del
noviazgo ([20]).-
1. f) Permanencia.
Esto tiene íntima relación con lo anterior pues el dispositivo legal al hablar de “estabilidad
y permanencia” prácticamente los usan como sinónimos, por lo tanto, son válidas las
consideraciones que se han hecho en el tópico anterior.-
Esta es una de las facetas que expresamente contiene el último tramo del art. 509 similar
a la recepción del matrimonio igualitario que ya había sido reconocido por la ley 26.618.-
1. h) Otros requisitos.
Si bien no están contenidos en la definición que nos prodiga el art. 509, el siguiente
determina, con fines al reconocimiento de los efectos jurídicos que prevé el presente
título, que las uniones convivenciales también requieren de: a) que los dos integrantes
sean mayores de edad; b) que no estén unidos por vínculos de parentesco en línea recta
en todos los grados, ni colateral hasta el segundo; c) que no estén unidos por vínculos
de parentesco por afinidad en línea recta; d) que no tengan impedimentos de ligamen ni
esté registrada otra convivencia de manera simultánea y e) que mantengan la
convivencia durante un período no inferior a dos años.-
Estos son requisitos básicos que deben cumplir estas relaciones para que pueden ser
consideradas “uniones convivenciales” a los fines de los derechos y deberes que regula
el Título III. Sin embargo, las relaciones de pareja que no cumplan con alguno o todos los
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requisitos mentados, no implica que no van a generar consecuencias jurídicas alguna,
sino que no serán los expresamente regulados por este Título ([21]).-
El inc. d) postula como requisito que los convivientes no cuenten con un impedimento de
ligamen ni de registración de otra convivencia de manera simultánea. La lógica de esta
restricción, en cuanto al impedimento del ligamen, responde a una derivación del
carácter monogámico – del cual también se hablara ut-supra – que se establece como
principio del matrimonio (art. 403 inc. d)). Y el otro impedimento – ausencia de
registración de una convivencia simultánea – responde a los mismos criterios anteriores
que se funda en la necesidad de la protección legal de los efectos de los vínculos
preexistentes registrados. Si bien, se debe tener en cuenta que el C.C. y C. viabiliza la
posibilidad de la registración de las uniones convivenciales, no lo hace como requisito
para su existencia legal, sino para facilitar su prueba y en algún caso, para la
oponibilidad a los terceros ([25]).-
Finalmente, y a los fines metodológicos del presente trabajo, cabe consignar que el
último inciso habla del período de convivencia, el cual no puede ser inferior a dos años,
siempre se está hablando de la exigencia para que la unión produzca efectos y derivarse
de ella secuelas jurídicas o legales, aunque también se lo concibe con un hálito de
solidez y constancia de unión – persistencia temporal – actuando como condicionante
para otorgarle vigencia legal. Según Herrera el requisito un tanto rígido es el que permite
evitar caer en un terreno de discrecionalidad judicial y en abstracto, a materializar los
rasgos definitorios de publicidad, notoriedad, estabilidad y permanencia. Todas las
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legislaciones en el Derecho Comparado establecen un tiempo mínimo – tres, dos, uno
años o cinco como la legislación uruguaya – y pone el ejemplo del precedente en esta
materia a la ley 1004 de la CABA sancionada a fines de 2002 que crea la figura de la
“unión civil” y establece uno de los requisitos es que hayan convivido en una relación de
afectividad estable y pública por un período mínimo de dos años, salvo que entre los
integrantes haya descendencia común. El Código no habla de esto al considerar que los
derechos y deberes que nacen por tener descendencia no deben mezclarse con aquellos
que se derivan del vínculo afectivo ([26]).-
Como corolario de todo este relato parcializado – ya que a los fines del presente aporte
no me resulta necesario indagar o inmiscuirme en las derivaciones que se detallan en los
artículos posteriores que regulan otro tipo de situaciones, de importancia desde luego,
pero sólo a los fines civiles – sobre el instituto en cuestión, concluyo en citar el art. 511
que en definitiva se resume en que las uniones convivenciales pueden registrarse, pero
esta diligencia no constituye un requisito ad solemnitatem, sino ad probationem.-
El art. 80 inc. 1º del C.P establece: “Se impondrá reclusión perpetua o prisión perpetua,
pudiendo aplicarse lo dispuesto en el artículo 52, al que matare:1) A su ascendiente,
descendiente, cónyuge, excónyuge, o a la persona con quien mantiene o ha mantenido
una relación de pareja, mediare o no convivencia”.-
Pero a partir de la ley 26.791 se incorporan otros sujetos pasivos como son los
excónyuges y las personas con quien el sujeto activo mantiene o ha mantenido una
relación de pareja, con independencia de que haya mediado convivencia o no.-
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Asimismo, en la Sección 5.ª referida a las penas accesorias el art. 57 del mencionado
catálogo legal también hace una referencia al anterior en los siguientes términos: “1. Los
jueces o tribunales, en los delitos de homicidio, aborto, lesiones, contra la libertad, de
torturas y contra la integridad moral, trata de seres humanos, contra la libertad e
indemnidad sexuales, la intimidad, el derecho a la propia imagen y la inviolabilidad del
domicilio, el honor, el patrimonio y el orden socioeconómico, atendiendo a la gravedad de
los hechos o al peligro que el delincuente represente, podrán acordar en sus sentencias
la imposición de una o varias de las prohibiciones contempladas en el artículo 48, por un
tiempo que no excederá de diez años si el delito fuera grave, o de cinco si fuera menos
grave… 2. En los supuestos de los delitos mencionados en el primer párrafo del apartado
1 de este artículo cometidos contra quien sea o haya sido el cónyuge, o sobre
persona que esté o haya estado ligada al condenado por una análoga relación de
afectividad aun sin convivencia, o sobre los descendientes, ascendientes o hermanos
por naturaleza, adopción o afinidad, propios o del cónyuge o conviviente, o sobre los
menores o personas con discapacidad necesitadas de especial protección que con él
convivan o que se hallen sujetos a la potestad, tutela, curatela, acogimiento o guarda de
hecho del cónyuge o conviviente, o sobre persona amparada en cualquier otra relación
por la que se encuentre integrada en el núcleo de su convivencia familiar, así como sobre
las personas que por su especial vulnerabilidad se encuentran sometidas a su custodia o
guarda en centros públicos o privados se acordará, en todo caso, la aplicación de la
pena prevista en el apartado 2 del artículo 48 por un tiempo que no excederá de diez
años si el delito fuera grave, o de cinco si fuera menos grave, sin perjuicio de lo
dispuesto en el párrafo segundo del apartado anterior”.-
En el Capítulo III “De las formas sustitutivas de la ejecución de las penas privativas de
libertad y de la libertad condicional”, Sección 1.ª “De la suspensión de la ejecución de las
penas privativas de libertad” en el art. 84 se dispone: “1. El juez o tribunal también podrá
condicionar la suspensión de la ejecución de la pena al cumplimiento de alguna o
algunas de las siguientes prestaciones o medida:… 2. Si se hubiera tratado de un delito
cometido sobre la mujer por quien sea o haya sido su cónyuge, o por quien esté o
haya estado ligado a ella por una relación similar de afectividad, aun sin
convivencia, o sobre los descendientes, ascendientes o hermanos por naturaleza,
adopción o afinidad propios o del cónyuge o conviviente, o sobre los menores o personas
con discapacidad necesitadas de especial protección que con él convivan o que se
hallen sujetos a la potestad, tutela, curatela, acogimiento o guarda de hecho del cónyuge
o conviviente, el pago de la multa a que se refiere la medida 2.ª del apartado anterior
solamente podrá imponerse cuando conste acreditado que entre ellos no existen
relaciones económicas derivadas de una relación conyugal, de convivencia o filiación,
o de la existencia de una descendencia común”.-
Ya en el Libro II “Delitos y sus penas” en el Título III “De las lesiones” en el art. 153 se
consigna: “1. El que por cualquier medio o procedimiento causare a otro menoscabo
psíquico o una lesión de menor gravedad de las previstas en el apartado 2 del artículo
147, o golpeare o maltratare de obra a otro sin causarle lesión, cuando la ofendida sea
o haya sido esposa, o mujer que esté o haya estado ligada a él por una análoga
relación de afectividad aun sin convivencia, o persona especialmente vulnerable que
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conviva con el autor, será castigado con la pena de prisión de seis meses a un año o de
trabajos en beneficios de la comunidad de treinta y uno a ochenta días y, en todo caso,
privación del derecho a la tenencia y porte de armas de un año y un día a tres años, así
como, cuando el juez o tribunal lo estime adecuado al interés del menor o persona con
discapacidad necesitada de especial protección, inhabilitación para el ejercicio de la
patria potestad, tutela, curatela, guarda o acogimiento hasta cinco años…”.-
Y en el Título VII “De las torturas y otros delitos contra la integridad moral” en el art. 173
se establece: “1. El que infligiera a otra persona un trato degradante, menoscabando
gravemente su integridad moral, será castigado con la pena de prisión de seis meses a
dos años… 2. El que habitualmente ejerza violencia física o psíquica sobre quien sea o
haya sido su cónyuge o sobre persona que esté o haya estado ligada a él por una
análoga relación de afectividad aun sin convivencia, o sobre los descendientes,
ascendientes o hermanos por naturaleza, adopción o afinidad, propios o del cónyuge o
conviviente, o sobre los menores o personas con discapacidad necesitadas de especial
protección que con él convivan o que se hallen sujetos a la potestad, tutela, curatela,
acogimiento o guarda de hecho del cónyuge o conviviente, o sobre persona amparada
en cualquier otra relación por la que se encuentre integrada en el núcleo de su
convivencia familiar, así como sobre las personas que por su especial vulnerabilidad se
encuentran sometidas a custodia o guarda en centros públicos o privados, será
castigado con la pena de prisión de seis meses a tres años, privación del derecho a la
tenencia y porte de armas de tres a cinco años y, en su caso, cuando el juez o tribunal lo
estime adecuado al interés del menor o persona con discapacidad necesitada de
especial protección, inhabilitación especial para el ejercicio de la patria potestad, tutela,
curatela, guarda o acogimiento por tiempo de uno a cinco años, sin perjuicio de las
penas que pudieran corresponder a los delitos en que se hubieran concretado los actos
de violencia física o psíquica. Se impondrán las penas en su mitad superior cuando
alguno o algunos de los actos de violencia se perpetren en presencia de menores, o
utilizando armas, o tengan lugar en el domicilio común o en el domicilio de la víctima, o
se realicen quebrantando una pena de las contempladas en el artículo 48 o una medida
cautelar o de seguridad o prohibición de la misma naturaleza. En los supuestos a que se
refiere este apartado, podrá además imponerse una medida de libertad vigilada”.-
Todo ello, quizás, se ha tenido en cuenta por nuestros legisladores para – aunque en
forma parcializada – se vuelque en la legislación autóctona.-
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hablando de “ex cónyuge”. En el supuesto del caso del matrimonio anulable, mientras no
se haya declarado la nulidad, la muerte del cónyuge por otro será un homicidio calificado,
pero después también porque entraría en el supuesto del “ex-cónyuge”. Igual
temperamento se aplica para el caso de matrimonio absolutamente nulo. Todo esto
último revierte situaciones que antes no eran contempladas por la ley penal porque ahora
se agrega como sujeto pasivo no sólo al ex cónyuge, sino a aquél con quien se mantiene
o ha mantenido una relación de pareja, mediare o no convivencia. De allí que en esta
especificación quedan comprendidos el homicidio de la concubina/o, de la novia/o
siempre que haya habido una relación de pareja entre el agresor y la víctima, dejando de
lado las relaciones pasajeras, transitorias o amistosas ([27]). Aunque se puede recurrir,
para una mayor precisión a lo expuesto en el Título III “Uniones convivenciales” por el
art. 509 ([28]) del C. C. y C. pero apartándose de lo que dispone el art. 510 inc. e) en
contra la exigencia de mantener la convivencia por un período inferior a dos años que
puede no condecirse con lo consignado en el texto penal, como lo hacen Arocena –
Cesano ( [29]).-
Siguiendo con los sujetos del delito, se hace menester realizar una distinción de si se
trata del homicidio de los ascendientes, descendientes, cónyuges o excónyuges, porque
se estaría ante la presencia de un tipo especial de autor cualificado en el sentido de que
el sujeto activo debe reunir esa condición que requiere la norma. Lo mismo que ocurre
con el sujeto pasivo. En sentido adverso, si se tratara del homicidio de la pareja o
conviviente el sujeto puede ser cualquier persona, es decir, indiferenciado, y son
circunstancias objetivas que el legislador ha tenido en cuenta para determinar este plus
punitivo.-
Asevera Buompadre que en cualquiera de las dos hipótesis referidas, los sujetos son
indiferentes en cuanto al sexo, debido a que pueden pertenecer al sexo masculino o al
sexo femenino – hombre-mujer, hombre-hombre, mujer-mujer, mujer-hombre – lo que da
la pauta que en este caso – que no es el referido en el inc. 11 del art. 80 – no son
homicidios configurativos de delitos de género, sino conductas neutrales en las que
pueden estar involucrados sujetos pertenecientes a cualquiera de los dos sexos ([30]).-
Este nuevo texto no ha estado exento de acervas críticas porque no se comprende bien
cuál es el fundamento de aplicar semejante pena – prisión perpetua – por el homicidio de
la ex pareja o novia con quien ya no se tiene una relación de convivencia, o incluso, que
nunca se tuvo, con ese criterio habría que mencionar también al anciano, niño, o a una
persona especialmente vulnerable con quien se puede estar compartiendo, o haber
compartido una situación de convivencia. De hecho que el principio de proporcionalidad
de las penas, en este caso, se da de traste con el art. 16 de la C.N..-
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pues socavan el principio de la ley estricta en materia penal, no basta con un lenguaje
coloquial. Salvo recurrir, como se dijo ut-supra, a una interpretación más o menos
aproximada a la de la unión convivencial que propone el art. 509 del C. C y C ([32]) o si
no se quiere ser tan escrupuloso, analizar cada caso en particular ([33]).-
IV.- Conclusión
En definitiva, y como conclusión de toda esta cuestión se debe afirmar que la expresión
“relación de pareja” contenida en el inc. 1º del art. 80 del C.P. hace referencia –
justamente por el último párrafo de la norma (mediare o no convivencia) – a una
situación que si bien abarca – como ya se dijo – la institución de la “unión convivencial”,
en realidad la excede, pues contempla circunstancias más amplias que ésta. Por
consiguiente, la incidencia de la normativa civil, en este caso, no mella la interpretación
que se hace en materia penal.-
Bibliografía
AZPIRI Jorge “Incidencias del Còdigo Civil y Comercial. Derecho de Familia” Ed.
Hammurabi, 2015.
13/17
DELLUTRI Rodrigo “Impacto del Código Civil y Comercial en el delito de incumplimiento
de los deberes de asistencia familiar (ley 13.944)”.
FIGARI Rubén “Homicidio agravado por el vínculo y por la relación con la víctima y
circunstancias extraordinarias de atenuación” en www.pensamiento penal.com;
SIMAZ Alexis “El concepto «relación de pareja» en el inc. 1, art. 80, Código Penal
reformado” www.rubinzalculzoni online
TAZZA Alejandro “Homicidio agravado por la especial relación del autor con la víctima
(art. 80 inc. 1º Código Penal)” en http://penaldosmdq.blogspot.com.ar/2014/0
TERRAGNI Marco “Tratado de Derecho Penal. Parte General”, t. I, Ed. La Ley, Buenos
Aires, 2012
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I y II de la UNSL; Miembro titular de la Academia Nacional de Derecho de Córdoba
(Secretaría Villa Mercedes -San Luis); Ex – Juez de Instrucción en lo Criminal y
Correccional en la Primera Circunscripción de la ciudad capital de La Rioja; Ex – Juez de
Cámara en lo Criminal y Correccional de la Primera Circunscripción de la ciudad capital
de La Rioja; Ex – Juez de Cámara del Crimen en la Segunda Circunscripción Judicial de
la Provincia de San Luis; Colaborador en aportes sobre la Parte Especial para la
Comisión encargada de elaborar un Anteproyecto de Código Penal de la Nación
(Dec.678/12).2012/13; Integrante de la Comisión Redactora del Proyecto de Código de
Procedimiento Penal para la provincia de San Luis en 1992; Co-director de la Revista de
Doctrina de Derecho Penal de IJ International Legal Group; Colaborador de la
Revista Electrónica El Dial.com; Colaborador de la Página de Internet
terragnijurista.com.ar; Miembro del comité de redacción de la Revista de Derecho Penal
y Criminología de Editorial La Ley; autor y co-autor de veintitrés libros referidos al fuero
penal y autor de más de cincuenta artículos en revistas especializadas.
[1] TERRAGNI Marco “Tratado de Derecho Penal. Parte General”, t. I, Ed. La Ley,
Buenos Aires, 2012, p. 7
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[10] LLOVERAS Nora-ORLANDI Olga-FARAONI Fabián (ob. cit. ps. 50/52)
[11] HERRERA Marisa (ob. cit. p. 289). En igual sentido BELLUSCIO Claudio (ob. cit. p.
44). AZPIRI apunta que la terminología “relaciones afectivas” puede llevar a confusiones,
pues contempla un múltiple abanico de relaciones, por tanto interpreta que se debería
haber utilizado la expresión “relaciones amorosas” que tiende más a identificar este tipo
de uniones que legisla el nuevo código (Cfme. AZPIRI Jorge “Incidencias del Còdigo Civil
y Comercial. Derecho de Familia” Ed. Hammurabi, 2015, p. 124).
[16] HERRERA Marisa (ob. cit. ps. 291/292) citando el fallo de la SCJBA, 18-3-2009
“G.M.F.c/ Provincia de Buenos Aires” L.L.B.A 2009 -387.
[22] Art. 404: “En el supuesto del inciso f) del artículo 403, el menor de edad que no haya
cumplido la edad de 16 años puede contraer matrimonio previa dispensa judicial. El
menor que haya cumplido la edad de
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[24] HERRERA Marisa (ob. cit. ps. 298/299)
[28] Art. 509: “Las disposiciones de este título se aplicarán a la unión basada en
relaciones afectivas de carácter singular, pública, notoria, estable y permanente de dos
personas que comparten un proyecto de vida común, sean del mismo o de diferente
sexo”.
[29] AROCENA Gustavo – CESANO José “El delito de femicidio. Aspectos político-
criminales y análisis dogmático-jurídico” Ed. B de F, Buenos Aires- Montevideo, 2013, p.
73 nota 12. En este sentido se pronunció la C.N.Casación Penal y Correc., sala II en los
autos “E., D. s. Recurso de casación” con nota crítica de SIMAZ Alexis “El concepto
«relación de pareja» en el inc. 1, art. 80, Código Penal reformado” www.rubinzalculzoni
online donde resume su comentario manifestando que no se pueden llevar las cosas al
extremo de reducir teleológicamente la interpretación de la norma, dejando de lado casos
que en el lenguaje natural claramente están comprendidos, en especial, cuando el
legislador no ha estipulado un lenguaje técnico.
[32] En tal sentido con referencia al fallo “E., D. s. Recurso de casación” ya mencionado
CORBETTA Paola “Límites al concepto normativo de «relación de pareja» – A propósito
del inc. 1, art. 80, Código Penal en www.rubinzal-culzoni online.
[33] FIGARI Rubén “Homicidio agravado por el vínculo y por la relación con la víctima y
circunstancias extraordinarias de atenuación” en www.pensamiento penal.com;
REINALDI Víctor-TRUCCONE BORGOGNO Santiago en BALCARCE Fabián “Derecho
Penal. Parte Especial. Libro de Estudio”, t. I, 4ª Edición, Ed. Advocatus, Córdoba, 2015.
(ob. cit. p.118); TAZZA Alejandro “Homicidio agravado por la especial relación del autor
con la víctima (art. 80 inc. 1º Código Penal)” en
http://penaldosmdq.blogspot.com.ar/2014/04/homicidio-agravado-por-la-especial.html.
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