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Universidad Tecnológica de Santiago

(UTESA), Escuela deMedicina.

Sustentante: Karen Jaime López


Dra. Alma C. Brito
Psiquiatría MED-244-102
1er examen parcial, cuatrimestre 2 –22
Fundamentos Teóricos de la Psiquiatría

La psiquiatría es una especialidad de la


medicina que se ocupa de la prevención,
evaluación, diagnóstico, tratamiento y
rehabilitación de las personas con trastornos
mentales.

La Psiquiatría, en cuanto a una rama de la


Medicina, tiene por objeto el estudio y
tratamiento de los trastornos psíquicos y de
comportamiento de los seres humanos
En el contexto del saber médico, la Psiquiatría tiene como objetivo el estudio de la etiología,
descripción semiológica, diagnóstico, evolución, tratamiento, rehabilitación y prevención de
los trastornos mentales sobre la base de la observación clínica y la investigación científica.
Además, amplía su campo a la valoración de las consecuencias profesionales, sociales y
legales de los cuadros clínicos descritos.

Los trastornos psiquiátricos se sitúan en la encrucijada entre los factores biológicos,


psicológicos y socioculturales, lo que implica una condición holística del enfermar.

En este sentido están incluidos el estudio y manejo de los aspectos psicológicos del
enfermar somático, así como el tratamiento psicológico y psiquiátrico ofrecido a pacientes
de otras especialidades.
El término Psiquiatría (de: psyche = alma, iatréia =
curación, iatros = médico), es una práctica teórica
altamente tecnificada. Actualmente se le
considera la rama antropológica o humanista de la
medicina.

Según el diccionario de Èmilie Littré, la psiquiatría


es la parte de la medicina que trata de las
enfermedades mentales, mientras que la
neurología, las del sistema nervioso.
Según Jorge Saurí, la denominación nace en centroeuropa a mediados del siglo XIX,
psicosis, psicopatía, psicopatología, psiquiatría crecen desde un centro creencial común,
basado en la idea del progreso ilimitado y en el avance extraordinario de la ciencia
experimental. Para algunos, el término es utilizado por primera vez por Johann Cristian
Reil en 1803.

La psiquiatría se ha definido como, la rama de la medicina, que se ocupa del estudio,


prevención, tratamiento y rehabilitación de los trastornos psíquicos, entendiendo como
tales tanto las enfermedades propiamente psiquiátricas como patologías psíquicas, entre
las que se incluyen los trastornos de la personalidad
Historia de la psiquiatría

La psiquiatría es una especialidad de la medicina


dedicada al estudio, prevención y tratamiento de
las enfermedades mentales y los trastornos del
comportamiento.

Surge como rama científica del cuerpo médico en el


siglo XIX, en una época tardía con respecto a
otras especialidades, aunque existen referencias a
enfermedades mentales y su tratamiento en
manuales médicos de gran antigüedad.
Psiquiatría en la edad antigua.

Las antiguas civilizaciones tenían una concepción


mágico-animista o demonológica de gran parte
de las enfermedades, en especial de los
trastornos psíquicos.

Es así como en Mesopotamia los primeros


médicos babilonios fueron los sacerdotes de
Assipu, que se ocupaban de las enfermedades
internas y, especialmente, de las afecciones
mentales, que eran consideradas como
posesiones demoníacas y tratadas con métodos
mágico-religiosos.
Los egipcios describieron el trastorno emocional
denominado luego como "histeria" por los
griegos, atribuyéndolo a una mal posición del
útero, por lo cual fumigaban la vagina como
tratamiento, con la intención de devolverlo a su
posición original.
Psiquiatría Grecorromana

Los griegos fueron los primeros en estudiar las enfermedades mentales desde el punto
de vista científico, separando el estudio de la mente de la religión, es decir,
atribuyeron las enfermedades psíquicas a un origen natural, lo cual subsistió hasta
fines del siglo XVIII.

La medicina griega buscó leyes universales que pudieran constituir la base de una
ciencia real de la enfermedad, investigando a fondo las leyes que gobiernan las
enfermedades y buscando la conexión entre cada parte y el todo, la causa y el efecto.
Cont.

Hipócrates (460-370 a.C.) sostuvo que las


enfermedades se producían por un desajuste de los
cuatro humores esenciales: Flema, bilis amarilla,
bilis negra y sangre. Así, el exceso de bilis negra
causaba demencia; el de bilis amarilla, ira maníaca, y
el de bilis negra, melancolía.

Pequeños excesos de estos tres humores y de sangre


daban lugar a personalidades flemáticas, coléricas y
sanguíneas. Hipócrates ubicó en el cerebro la
capacidad para pensar, sentir o soñar.
Más tarde Aristóteles (384-322 a. De
C.) continuó con las concepciones
hipocráticas acerca de las
perturbaciones de la bilis, mientras que
su maestro Platón (427-347 a.C.)
consideró que los trastornos mentales
eran en parte orgánicos, en parte
éticos y en parte divinos, clasificando la
locura en cuatro tipos: profética, ritual,
poética y erótica.
Los romanos siguieron directrices similares a las griegas y postularon que las pasiones y
deseos insatisfechos actúaban sobre el alma produciendo enfermedades mentales.

Entre sus máximos exponentes en ésta área se encuentra Celso (25 a.C. - 50 d.C.),
conocido como "Hipócrates latino", quien dividió las enfermedades en locales y generales;
dentro de estas últimas incluyó las enfermedades mentales, que a su vez las dividió en
febriles (delirios) y no febriles (locura).

Areteo (50-130 d.C.), que hizo descripciones clínicas de diversas enfermedades y se


preocupó por el bienestar de los pacientes, encontró que la manía y la melancolía podían
presentarse como parte de una misma enfermedad. Fue el primero en hablar de
personalidades pre-psicopáticas; así, concluyó que las personas propensas a la manía eran
irritables y violentas, en tanto que las propensas a la melancolía eran de carácter depresivo.
El médico romano Galeno (130-200) hizo una síntesis de los conocimientos existentes
hasta ese entonces, convirtiéndose en un sumario, o más bien un epílogo del período
grecorromano, pues a su muerte comenzó la era del oscurantismo.
Psiquiatría medieval y renacentista

Edad media

Con la caída del Imperio Romano, las prometedoras ideas de las culturas griega y latina
sufren una involución. La Iglesia excluyó a la psiquiatría de la medicina, pero no pudo
abolirla, pues reapareció bajo el nombre de demonología. Así pues, las enfermedades
mentales fueron consideradas como posesiones demoníacas, y la demonología debía
estudiar los signos o estigmas de posesión diabólica.

La actitud hacia los enfermos variaba entre el rechazo y la tolerancia, renació el


primitivismo y la brujería, con lo que reapareció el modelo extranatural de la enfermedad
mental. En este tiempo se destacaron algunos médicos árabes como Razés (865-925),
conocido como el "Galeno persa", quién se opuso a las explicaciones demonológicas de las
enfermedades.
El Renacimiento

El Renacimiento, que se originó tras la toma de Constantinopla por los turcos, ofreció la
promesa de un nuevo espíritu de humanismo y conocimiento, pero terminó por
convertirse en uno de los capítulos más nefastos en la historia de la psiquiatría.
En 1486, los teólogos alemanes Heinrich Kramer y Johann Sprenger, con el apoyo del
papa, publicaron el Malleus maleficarum (El martillo de las brujas), referente a una
conspiración contra el cristianismo, dando lugar a una cacería de brujas que condujo a
la muerte a miles de personas, la gran mayoría mujeres, atribuyendo a la vez la causa
de todas las enfermedades mentales al demonio.
Psiquiatría Barroca

Ocurren en este período grandes avances en múltiples áreas de la medicina (Histología,


fisiología, anatomía, etc.), pero la psiquiatría no presentó grandes cambios. Los pacientes
psicóticos permanecían recluidos en asilos, pues se les consideraba una especie de
"alienados".
Surgen aquí dos médicos ingleses, Sydenham (1624-1689) y Willis (1621-1675),
quienes plantean que la histeria no sería una enfermedad del útero, sino del cerebro, y
que existe también la histeria masculina.
Psiquiatría Ilustrada

Aunque los enfermos mentales ya no eran quemados


en la hoguera, su suerte era aún lamentable durante
la Ilustración. Si no eran internados en los
hospitales, vagaban solitarios, siendo objeto de
desprecios, burlas y maltratos.

En 1656, un edicto en Francia estableció asilos para


insanos, cuyos directores estaban autorizados para
detener personas indefinidamente, y en los cuales
se llegó a encerrar enfermos mentales junto con
indigentes, huérfanos, prostitutas, homosexuales,
ancianos y enfermos crónicos, a lo que se sumaba
que debían soportar los inhumanos tratamientos:
eméticos, purgantes, sangrías y torturas.
Psiquiatría Romántica

Esquirol (1782-1840), fue el psiquiatra más


influyente de esta época. Continuador de la
terapia moral, consideraba al asilo como el
arma más poderosa contra la enfermedad
mental, siendo autor de una ley, en 1838, que
estableció la construcción de un asilo en
cada departamento de Francia. Además,
acuñó el término "alucinación".
Cont.

El cirujano inglés James Braid (1795-1860)


descubrió que los estados de trance, como los
inducidos por Mesmer, no son por magia ni
magnetismo, sino por exceso de fatiga muscular
debida a prolongados periodos de concentración,
acuñando el término "hipnosis".

Este procedimiento lo utilizó en cirugía para


disminuir el dolor.
Psiquiatría Positivista.

En esta época es donde comienza la decadencia de la psiquiatría francesa con la "teoría de


la degeneración" de Morel (1809-1873), quién en su Tratado de enfermedades mentales
(1860) postuló que algunas enfermedades mentales podían heredarse de padres con
afecciones similares. Introdujo la denominación de "demencia precoz" para referirse a la
actual esquizofrenia.
A mediados del siglo XIX ocurre la Tercera Revolución Psiquiátrica, con las
concepciones de Kraepelin (1856-1926): Hay que acercarse al lecho del enfermo y
observarlo, y de Freud (1856-1939) : Hay que escuchar al enfermo y comprenderlo.

Así Kraepelin valoró especialmente la investigación clínica, por sobre la especulación


teórica y la anatomía patológica, dando especial valor al estudio del curso completo de la
enfermedad. Y Freud, por su parte, descubre que el ser humano tiene algo más que la
mente conciente, creando en 1896 el "psicoanálisis" para referirse a su técnica de
asociaciones libres e interpretación de sueños con el propósito de traer a la conciencia
los recuerdos traumáticos del pasado almacenados en el inconsciente.

Fue el creador también de la teoría de la personalidad y describió los mecanismos


mentales de defensa del yo.
Psiquiatría Actual

La psiquiatría alcanzó su máximo desarrollo durante el siglo XX, con las clasificaciones
internacionales, las diferentes psicoterapias y con la aparición de la psicofarmacología.
El suizo Eugen Bleuler mencionó cuatro síntomas principales de la esquizofrenia: autismo,
ambivalencia y alteraciones en la asociación y afectividad.
Adolf Meyer (1866-1950), desarrolló un concepto psicobiológico de la psiquiatría, que
integraba aspectos biológicos y psicológicos en la génesis y tratamiento de los trastornos
mentales
La enfermedad Psiquiátrica.

Las enfermedades mentales se encuentran


entre las más gravosas debido a su alta
prevalencia y cronicidad, temprana edad de
aparición y discapacidad resultante.

Desde los años 80 se han hecho propuestas de


sistemas de clasificación que permiten ordenar
los conocimientos y guiar la práctica clínica,
pero aún hoy resultan muy insatisfactorios.
En los últimos años, además, estamos siendo testigos de un cambio social en la
interpretación de la salud, dando lugar a la psiquiatrización de lo cotidiano, es decir,
considerar patológicas situaciones vitales como la tristeza, el miedo o el nerviosismo.

La enfermedad mental es un ente vivo sujeto a cambios de forma paralela a la sociedad,


por lo que para poder comprenderla mejor realizaremos un recorrido en su evolución y,
finalmente, nos detendremos en la entrevista psiquiátrica al ser una herramienta
indispensable de evaluación del paciente psiquiátrico.
Los términos enfermedad mental, trastorno mental y trastorno de la salud mental y otros
sinónimos (ver cuadro al inicio) se aplican a una amplia variedad de problemas, cada uno de
ellos con características distintas.

En líneas generales, se manifiestan como alteraciones en los procesos del razonamiento, el


comportamiento, la facultad de reconocer la realidad, las emociones o la relación con los
demás, consideradas como anormales con respecto al grupo social de referencia del cual
proviene la persona.
Entrevista y evaluación

La entrevista psiquiátrica es el elemento diagnóstico y


evaluador esencial e imprescindible en psiquiatría.

Los objetivos de la misma se podrían dividir en dos:

• Comunes con el resto de especialidades médicas:


obtención de datos de afiliación antecedentes
médicos y psiquiátricos personales, motivo de
consulta y enfermedad actual.

• Propios en psiquiatría: antecedentes psiquiátricos


familiares, psicobiografía, adaptación sociolaboral,
estructura familiar y soporte social.
Datos que debe recoger la historia clínica en la unidad agudos:

Anamnesis:

 Motivo de consulta.
 Datos de filiación.
 Antecedentes familiares de interés psiquiátrico.
 Antecedentes personales, psicobiografía.
 Antecedentes somáticos personales.
 Antecedentes psiquiátricos personales.
 Enfermedad actual.
Exploración:

Exploración física.
Exploración psicopatológica.

- Pruebas complementarias.
- Orientación diagnóstica.
- Orientación terapeútica.
- Evolución y epicrisis.
Hay varios elementos que debemos tener en cuenta para la realización
de la entrevista en el paciente agudo hospitalizado:

 Marco de la entrevista.
 Duración.
 Actitud del paciente ante la visita.
 Partes de la entrevista: inicio, desarrollo, despedida.
 Tipos de preguntas a realizar.
 Entrevista a familiares.
Marco de la entrevista
El ambiente en el que se desarrollará la entrevista debe ser amplio, correctamente
iluminado, silencioso, sin ruidos externos y, debe asegurar la privacidad.

Debemos controlar el riesgo de agitación/auto/hete roagresividad (contando siempre con


consultas que dispongan de dos puertas, dejar fuera del alcance del paciente objetos
móviles sugestivos a ser lanzados, las ventanas deberán estar cerradas o con rejas…)
Duración

No existe un criterio exacto de cuánto se debe prolongar la entrevista. Deberemos


adaptar la misma al estado psicopatológico del paciente.

La duración debe ser suficiente para lograr los objetivos previamente referidos de la
entrevista, aunque respetando la falta de ganas de colaborar del paciente, observando
señales de nerviosismo, intranquilidad o pre-agitación y sabiendo cortar a tiempo.

Es fundamental, a la vez que se escucha lo que el paciente relata, tener en cuenta su


conducta, observando sus movimientos, vestido, gestos, expresión emocional y
reacciones.

En casos especiales (p.ej. paciente contenido) la entrevista debe de ser breve, dar
seguridad, tranquilidad a la vez que poner límites claros a la conducta del paciente y
centrarse básicamente en la valoración de la necesidad o no de seguir manteniendo la
situación de restricción de movimientos.
Actitudes del paciente
Confianza/cooperación: sería la actitud ideal, aunque debemos tener en cuenta que si
existe docilidad o familiaridad exagerada pueden traducir: desinhibición conductual del
hipomaníaco, trastorno orgánico cerebral, histrionicismo o neuroticismo.
Oposición: Negativa del paciente a la colaboración.

Lo objetivaremos sobretodo en situaciones como:

 Trastorno delirante/psicótico: objetivaremos muchas veces altas reticencias a hablar


del delirio (por miedo o desconfianza), así como la tendencia a la ocultación y
minimización de síntomas.

 Trastorno maníaco: reacciones de oposición bruscas y coléricas (cambios bruscos de


actitud, desde hiperfamiliaridad o colaboración a oposicionismo brusco).

 Paciente violento: la entrevista debe de ser breve, dar seguridad, tranquilidad a la vez,
poner límites claros a la conducta y centrarse básicamente en la valoración de la
necesidad o no de seguir manteniendo la situación de restricción de movimientos.
Entrevista a familiares
En la unidad de agudos es imprescindible la entrevista a familiares, que permite recoger
datos sobre antecedentes, entorno y apoyos con los que cuenta.

El paciente en fase aguda puede, deliberadamente o no, ocultar información,


distorsionarla, cambiar la cronología de los hechos, omitir sucesos importantes, mentir
acerca de la toma de tratamiento, etc. y todas éstas informaciones deben
contrastarse con la familia.
Partes de la entrevista

 Presentación.
 Asegurar la confidencialidad.
 Interesarse por los motivos del ingreso.
 Actitud de interés y acrítica.
 Anamnesis.
 Exploración psicopatológica.
 Interesarse por el contexto social y entorno familiar del paciente.
 Informar sobre la solicitud de exploraciones complementarias 8 test
psicométricos, analíticas pruebas de imagen etc.).
 Primera valoración para el paciente.
Principio de la entrevista

Se recomienda saludar al paciente estrechándole la mano.


El médico debe presentarse con su nombre en un tono cortés.
La mano transpirada, de la ansiedad.
La mano que sólo roza, para no contagiarse, de algunos obsesivos.
La forma de mirar: la mirada baja del depresivo o tímido, la mirada ladeada del
desconfiado.
El rostro y su gesto: el gesto de autoridad del paranoide y los megalómanos.
El gesto de abatimiento del depresivo. El indiferente, de algunos esquizofrénicos.
El gesto de perplejidad de algunos confusos. El gesto sobreactuado del histérico.
La vestimenta: la prolijidad y el detalle en algunos paranoides, el descuido en el depresivo
grave, la ornamentación del delirante megalómano, y el descuido y la falta de aseo en
algunos esquizofrénicos, el acento seductor de ciertas histéricas, etc.
Final de la entrevista

Se deberá realizar una valoración y devolución al paciente que :

 Transmita al paciente que hemos comprendido


los datos, los hechos, las preocupaciones y
malestar que nos ha comunicado.
 Incluya una primera aproximación a cómo va a
ser el tratamiento (medicación, posibilidad de
salidas, visitas de familiares, cualquier tipo de
ayuda o apoyo terapeútico) que va a recibir
durante su permanencia en el hospital.
 Nos muestre abiertos a solucionar sus dudas.
 Suponga una despedida y previsión temporal
para la próxima visita.
Diagnóstico y clasificaciones de los trastornos mentales.

El diagnóstico es el proceso de identificar una


enfermedad por sus signos y síntomas, pero
también es la decisión a la que se llega en este
proceso.

En general, hay dos modelos diferentes que


permiten hacer el diagnóstico de cualquier
enfermedad:

 Sintomático: se diagnostica la enfermedad


con base en los síntomas.
 Etiológico: se hace el diagnóstico basado
en la causa de la enfermedad.
Llegar a un diagnóstico etiológico sólo es
posible en las condiciones en que se establece
de manera inequívoca la relación entre causa y
efecto, como ocurre con las enfermedades
infecciosas o las cromosómicas, por citar dos
ejemplos.

En el caso de los trastornos mentales, sólo en


algunos casos es posible establecer esa
relación.

Así, por ejemplo, eso es factible en los


pacientes con trastorno por estrés
postraumático o en el deterioro cognitivo grave
por HIV o debido a enfermedad de Alzheimer.
La utilidad clínica de un diagnóstico o de una clasificación de los trastornos
mentales y del comportamiento depende de su:

 a) Valor para la comunicación, entre los médicos, los pacientes, las familias,
los administradores.
 b) Facilidad de implementación en la práctica clínica, incluyendo su precisión
en la descripción, su facilidad de uso y el tiempo requerido para su empleo,
es decir, viabilidad.
 c) Utilidad en la selección de intervenciones y en la toma de decisiones de
manejo clínico.
Clasificaciones de los trastornos mentales

 Trastornos del neurodesarrollo.


 Espectro de la esquizofrenia y otros trastornos psicóticos.
 Trastorno bipolar y trastornos relacionados.
 Trastornos depresivos.
 Trastornos de ansiedad.
 Trastorno obsesivo compulsivo y trastornos relacionados.
 Trauma y otros trastornos relacionados con factores de estrés.
 Trastornos disociativos.
 Trastorno por síntomas somáticos y trastornos relacionados.
 Trastornos de la alimentación.
 Trastornos del sueño-vigilia.
 Disfunciones sexuales.
 Disforia de género.´
 Trastornos del control de impulsos y conductas disruptivas.
 Trastornos por uso de sustancias y trastornos adictivos.
 Trastornos neurocognitivos.
 Trastornos parafílicos.
 Trastornos de personalidad.
Trastornos del neurodesarrollo.
Esta clase abarca una amplia gama de problemas que generalmente comienzan en la
infancia o niñez, a menudo antes de que el niño comience la escuela primaria. Algunos
ejemplos incluyen el trastorno del espectro autista, el trastorno por déficit de atención
con hiperactividad (TDAH) y trastornos del aprendizaje.

Espectro de la esquizofrenia y otros trastornos psicóticos.


Los trastornos psicóticos causan pérdida de contacto con la realidad, como delirios,
alucinaciones y pensamiento y habla desorganizados. El ejemplo más notable es la
esquizofrenia, aunque a veces se pueden asociar otras clases de trastornos con la pérdida
de contacto con la realidad.

Trastorno bipolar y trastornos relacionados.


Esta clase incluye trastornos con episodios alternados de manía (períodos de actividad
excesiva, energía y excitación) y depresión.
Trastornos depresivos.
Estos incluyen trastornos que afectan la manera en que te sientes emocionalmente, como
el nivel de tristeza y felicidad, y pueden afectar tu capacidad para funcionar. Algunos
ejemplos incluyen el trastorno depresivo mayor y el trastorno disfórico premenstrual.

Trastorno obsesivo compulsivo y trastornos relacionados.


Estos trastornos implican preocupaciones u obsesiones y pensamientos y acciones
repetitivos. Algunos ejemplos incluyen el trastorno obsesivo compulsivo, el trastorno de
acumulación y la tricotilomanía.

Trastornos disociativos.
Estos son trastornos en los cuales el sentido de sí mismo se ve alterado, como el
trastorno de identidad disociativa y la amnesia disociativa.
Modelos científicos de la psiquiatría.

Modelo biomédico
El modelo biomédico asume que todo aspecto de la patología mental se acompaña de patología
física. Este modelo plantea que la enfermedad mental es discapacitante y desventajosa para
el individuo, y que su causa está directamente explicada por sus consecuencias físicas.

En este modelo, el procedimiento de identificación de un trastorno mental es el mismo que el


utilizado en medicina general, aunque con algunos procesos diferenciales. El modelo
biomédico entiende que cualquier patología tiene una única causa, y que al ser esta de
naturaleza puramente física, la acción que se acometa para resolverla implicará una
manipulación quirúrgica o farmacológica.

Para alcanzar este propósito se recurriría a dos estrategias básicas: el diagnóstico médico
(a través de técnicas que exploren la integridad o función de los distintos órganos y
sistemas) y la intervención.
Modelo psicodinámico
Muchos autores afirman que el modelo psicodinámico es tan solo una etapa en el desarrollo
de la psiquiatría; no obstante, continúa siendo un importante elemento del pensamiento
psiquiátrico actual.

El proceso central del modelo psicodinámico es el análisis de los patrones del sentimiento
del individuo. Éstos son, frecuentemente, difíciles de acceder y los pacientes racionalizan
una gran proporción de los mismos. Sin embargo, se muestran de varias maneras, muchas
veces disfrazadas, y esto requiere de un mayor y exhaustivo análisis.

En el modelo psicodinámico, es también importante que el terapeuta sea neutral y no realice


juicios de valor sobre ningún área.

De la misma forma, es sabio asumir que existen deficiencias en todas las personas, ocultas
en distinto grado, y que no existe una superioridad innata en ningún individuo.
Modelo cognitivo-conductual
El modelo cognitivo-conductual es actualmente muy conocido. Es importante recalcar que
fue precedido por el enfoque conductista, mejor ilustrado por los estudios sobre las
fobias de en 1920, y que solo recientemente recibió el enfoque cognitivo por añadidura.
Ambos enfoques juntos dan lugar al modelo cognitivo-conductual.

El principio básico de este modelo es que las cogniciones de las personas determinan su
visión del mundo, que esas cogniciones influencian en los síntomas, conductas y actitudes,
y por ello en las características de la enfermedad mental.

El modelo cognitivo-conductual es empírico, y toma evidencia de los pacientes


individuales, integra esa evidencia en una aproximación terapéutica general y luego
provee de intervenciones específicas para modificar las distorsiones cognitivas de los
pacientes, hacia cogniciones más adaptativas y positivas.
Organización de la asistencia en psiquiatría..

El principio de este siglo nos trajo la segunda revolución psiquiátrica y el desarrollo de la


higiene mental. Como antecedente tenemos la denuncia que hizo la maestra
estadounidense Dix (1848) del estado de los hospicios de locos, lo que dio lugar a la
creación de varios asilos siguiendo modelos más humanos.

La segunda revolución se inició con la denuncia de las condiciones de los manicomios por
parte de un paciente, el escritor Beers (1909).

Hoy en día la asistencia se ha diversificado, con diferentes grados de especialización y de


capacidades. Esto no supone la existencia de sistemas paralelos, sino que deben
funcionar armónicamente para responder a las necesidades de los pacientes.

En la Psiquiatría actual se ha llevado a cabo un proceso de sectorización de la


asistencia, con una delimitación clara de un territorio y una población (alrededor de
250.000 habitantes) que atender, lo que debe asegurar una disponibilidad y
accesibilidad razonable.
La tendencia actual de atención a los enfermos psiquiátricos agudos es a ser realizada en
las unidades de agudos de los hospitales generales, además, así lo establece la Ley General
de Sanidad en nuestro país.

Estas unidades se caracterizan por tener pocas camas, en comparación con los grandes
manicomios, y un rápido relevo de estas, lo que supone una estancia media de alrededor de
15-20 días por paciente. Para poder mantener este objetivo se debe ser capaz de
diagnosticar y tratar una gran diversidad de patologías en relativamente poco tiempo.

Las ventajas que ofrecen este tipo de unidades se pueden resumir diciendo que nos hacen
posible un diagnóstico y tratamiento precoz, un menor aislamiento del paciente respecto de
su medio, mayor facilidad en el acceso, integración con el resto de la medicina permitiendo
así una supresión de la estigmatización que el manicomio conlleva (no sólo por parte del
público general, sino incluso por parte de la clase médica, permitiendo a otros médicos el
considerar aspectos psicopatológicos en las patologías que atienden).
Esquizofrenia.

La esquizofrenia es un trastorno psicótico grave.


Sus manifestaciones básicas consisten en una
mezcla de signos y síntomas característicos.

Los síntomas afectan a múltiples procesos


psicológicos, como la percepción (alucinaciones),
ideación, comprobación de la realidad (delirios),
procesos de pensamiento (asociaciones laxas),
sentimientos (afecto plano, afecto inapropiado),
atención, concentración, motivación y juicio.
Primer episodio.
La aparición del primer episodio puede ser brusca o insidiosa, pero la mayor parte de
sujetos presentan algún tipo de fase prodrómica que se manifiesta por el desarrollo
lento y gradual de diversos signos y síntomas (retraimiento social, pérdida de
intereses en la escuela o el trabajo, deterioro de la higiene y cuidado personal, enfado
e irritabilidad) tras los cuales puede aparecer un síntoma característico de la fase
activa que define el trastorno como esquizofrenia.

También puede darse un periodo prodrómico antes de presentar una recidiva.


Este periodo puede durar entre varios días y unas semanas y en ocasiones puede
persistir durante varios meses.
Fase aguda.

Durante esta fase los pacientes presentan síntomas psicóticos graves, como delirios y/o
alucinaciones, y un pensamiento gravemente desorganizado; y generalmente, no son
capaces de cuidar de sí mismos de forma apropiada.

Con frecuencia, los síntomas negativos pasan a ser más intensos.

Fase de estabilización.

Durante esta fase se reduce la intensidad de los síntomas psicóticos agudos.


La duración de la fase puede ser de 6 meses o más después del inicio de un episodio
agudo.
Fase estable.
Los síntomas son relativamente estables y, en el caso de que los haya, casi siempre son
menos graves que en la fase aguda. Los pacientes pueden estar asintomáticos; otros
pueden presentar síntomas no psicóticos, como tensión, ansiedad, depresión o insomnio.

Antes de que un paciente que se encuentra en la fase estable presente una recidiva,
habitualmente se produce un periodo prodrómico en el que puede haber síntomas
disfóricos no psicóticos, formas atenuadas de síntomas positivos o conductas
idiosincrásicas.
Trastornos afectivos. .

Los trastornos afectivos son una serie de entidades clínicas que tienen en común la
alteración del estado del ánimo.

Por estado del ánimo se entiende un estado emocional que influye en todas las esferas del
individuo, se instala progresivamente, es persistente en el tiempo y se refleja en el
pensamiento, la conducta, la actividad psicomotora, las manifestaciones somáticas y en la
manera como el individuo se relaciona y percibe el medio ambiente.

Factores etiológicos
Para los trastornos afectivos se han descrito diversos factores etiológicos: genéticos,
biológicos, psicológicos y sociales.

Genéticos
Se ha demostrado cierta influencia genética en los trastornos afectivos mayores
(trastornos bipolares y trastorno depresivo mayor), que parece asociarse con una aparición
más temprana de la patología y de la depresión mayor con episodios recurrentes.
Trastorno depresivo

La depresión es uno de los trastornos psiquiátricos más frecuentes y que provoca mayor
discapacidad, con gran impacto en la comunidad, incluso mayor que muchas enfermedades
médicas crónicas. La depresión puede tener diversas patogénesis, bioquímicas,
neurofisiológicas, lo mismo que climáticas y psicógenas, todas las cuales son
interdependientes.

Clasificación
Los trastornos depresivos son varios y se pueden clasificar teniendo en cuenta la
Clasificación internacional de las enfermedades, así:

Episodios depresivos: Se define como un episodio que puede ser de cuatro tipos, de
acuerdo con su intensidad: Episodio depresivo leve, episodio depresivo moderado, episodio
depresivo grave sin síntomas psicóticos y episodio depresivo grave con síntomas psicóticos.
¡Fin!

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