Está en la página 1de 11

TRANSFORMACIÓN UNIVERSITARIA

Uno de los grandes desafíos que ha tenido históricamente la educación universitaria


venezolana ha sido romper con la resistencia al cambio y lograr así la adecuación de las
universidades a las nuevas realidades. Las estructuras de poder existentes en el sistema
universitario han sido uno de los factores principales de resistencia a esos cambios. Esto
no es nada nuevo en la educación universitaria del país. Al respecto, Luque (2009: 226),
refiriéndose a la reforma parcial de la Ley de Educación de 1940 y al tema de la
autonomía, señala que para esa fecha ya se hablaba de: “el enquistamiento en las
universidades de grupos de poder de larga tradición e ilustres apellidos que, en aras de
sus privilegios materiales y culturales, se oponían a toda reforma universitaria, a todo
cambio de sus estatus dentro de ellas. Dominada por tales selectos grupos, la
Universidad era un foco de resistencia al cambio.”Ahora bien, si se analiza, de manera
breve, la Declaración Mundial sobre la Educación Superior en el Siglo XXI y el Marco
de Acción Prioritaria para el Cambio y el Desarrollo de la Educación Superior,
aprobados por la Conferencia Mundial para la Educación Superior el 9 de octubre de
1998 en París (UNESCO, 1998), se pueden apreciar direcciones que invocan a una
verdadera transformación universitaria y principios sobre los cuales debería funcionar el
sistema universitario. Si se les compara, las leyes actuales en Venezuela se encuentran
bien ajustadas a la mencionada Declaración, incluyendo la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela (CRBV) de 1999, la Ley Orgánica de Educación
(LOE) de 2009 (República Bolivariana de Venezuela, 2009a) y la vetada Ley de
Educación Universitaria (LEU) de 2010 (Asamblea Nacional, 2010).

No debe quedar la menor duda de que, a pesar de la demostrada resistencia a la


transformación, ésta es necesaria y fundamental para el óptimo desenvolvimiento del
sector universitario y de sus fines. En efecto, en el preámbulo de la Declaración
Mundial sobre la Educación Superior en el Siglo XXI, se indica: “Dado el alcance y el
ritmo de las transformaciones, la sociedad cada vez tiende más a fundarse en el
conocimiento, razón de que la educación superior y la investigación formen hoy en día
parte fundamental del desarrollo cultural, socioeconómico y ecológicamente sostenible
de los individuos, las comunidades y las naciones. Así lo reconoce la LOE en sus
disposiciones fundamentales, al asegurar que el objeto de la ley es, según su artículo 1:
“desarrollar los principios y valores rectores, derechos, garantías y deberes en
educación, que asume el Estado como función indeclinable y de máximo interés, de
acuerdo con los principios constitucionales y orientada por valores éticos humanistas
para la transformación social, así como las bases organizativas y de funcionamiento del
sistema educativo de la República Bolivariana de Venezuela.”

Entender las transformaciones universitarias como un proceso de cambio paradigmático


en todos sus ámbitos, es decir, como una reforma del pensamiento, es la condición de
posibilidad de transitar un camino de refundación del papel de la educación en esta
nueva era planetaria; es la manera de concebir la universidad que viene en el torrente de
un cambio civilizacional de gran envergadura como el que se avecina. La educación
superior, en nuestro contexto socio-cultural, es sometida a un proceso de interpelación,
cuyas demandas más visibles se fundamentan en la necesidad de que las instituciones
profundicen sus nexos con el resto de la sociedad. Se cuestiona generalmente su carácter
elitesco y su distracción respecto a los más apremiantes nudos problemáticos que
aquejan sus entornos sociales. De allí las exigencias formuladas desde los más
importantes foros nacionales e internacionales, en los cuales se destaca la necesidad de
atender la formación de talento humano de alto nivel, a partir de políticas de acceso al
sistema como parte de una estrategia que asigne prioridad a la inclusión social y la
equidad, en el entendido que la educación superior es un derecho humano y un bien
público social. La política de transformaciones educativas que persigue el Gobierno
nacional no sólo se manifiesta en los elementos de inclusión y de justicia social para los
sectores de la comunidad universitaria históricamente excluidos, mostrados en la LOE,
sino que también puede evidenciarse en otras propuestas que impactan positivamente la
estructura universitaria tradicional, como la Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología e
Innovación (LOCTI) y la Ley de Servicio Comunitario del Estudiante de Educación
Superior (República Bolivariana de Venezuela, 2009b). La LOCTI fue promulgada el 3
de agosto de 2005, según Gaceta Oficial Nro. 38.242, y fue reformada en diciembre de
2010, según Gaceta Oficial Nro. 39.575. Persigue establecer los lineamientos que
orientarán las políticas y estrategias para la actividad científica, tecnológica y de
innovación, mediante la aplicación de conocimientos populares y académicos. En su
artículo 3, numeral 2, incluye a las universidades al especificar quiénes están sujetos a
ella: “Todas las instituciones, personas naturales y jurídicas que generen, desarrollen y
transfieran conocimientos científicos, tecnológicos, de innovación y sus aplicaciones”
República Bolivariana de Venezuela (2009a). Ley Orgánica de Educación. Caracas.

República Bolivariana de Venezuela (2009b). Ley de Servicio Comunitario del


Estudiante de Educación Superior. Recuperado el 9 de marzo de 2011 en:
http://www.usb.ve/proyectar/pdf/isceu. pdf.

República Bolivariana de Venezuela (2011). Sistema nacional de ingreso 2011.


Recuperado el 7 de marzo de 2011 en: http://ingreso.opsu.gob.ve/.

Rodríguez Rojas, Pedro (2009). La LOE: ¿Una ley para la educación socialista?
EDUCERE, 13 (47), pp. 1037-1043. Recuperado el 9 de marzo de 2011 en:
http://www.saber.ula.ve/ bitstream/123456789/31492/1/articulo14.pdf.

Ugalde, Luis (2005). Servicio comunitario estudiantil. Analítica. Recuperado el 6 de


marzo de 2011 en: http://www.analitica.com/va/sociedad/articulos/1307800.asp#.

Zambrano Albano (2011). Economista Agrícola. Profesor de la UPT


https://www.aporrea.org/educacion/a122757.html
IMPORTANCIA

La transformación universitaria está en la búsqueda de la inclusión y educación para


todos y más aún la educación liberadora y emancipadora, que tiene como fin la
Formación de ciudadanos con compromiso social y en concordancia con los fines del
Estado y del proyecto de país. Con la tarea de formar ciudadanos con potencialidades
que impulsen cambios reales al interior de la estructura social y productiva del país bajo
los fundamentos de un modelo de desarrollo endógeno y sustentable, se trata de romper
con el sistema educativo que en Venezuela tradicionalmente se caracterizó por separar
la teoría de la praxis social en los procesos de enseñanza aprendizaje, desvinculando los
conocimientos adquiridos y construidos del ejercicio técnico, profesional y de la acción
político-social transformadora.

Semánticamente el término transformación alude, entre otras acepciones, al cambio de


forma, de aspecto o de costumbres que sufre una persona o cosa, que puede ser por
modificación parcial de su apariencia y funciones, o por el cambio completo mediante el
una persona o cosa se convierte en otra. En todo caso, la transformación asumida como
acción y efecto de transformar y transformarse, evidentemente implica el concurso de
las externalidades e internalidades de los sujetos-objetos, que en el caso de las
organizaciones sociales como las instituciones universitarias, involucra el encargo social
y la intencionalidad y disposición de la comunidad universitaria para cumplir con dicho
encargo. En consecuencia, no basta con que la Sociedad le encargue a la Universidad la
formación del talento humano, la generación de nuevos conocimientos científicos y
tecnológicos, además de vincularse a las comunidades para contribuir en la solución de
sus problemas sentidos, sino que es indispensable que la Universidad asuma el
cumplimiento de sus funciones dejándose orientar de manera franca y clara por los
requerimientos de su entorno y momento histórico, es decir, contextualizada y con
pertinencia en el desempeño.

En un mundo de capitalismo globalizado y en un país que impulsa y atraviesa profundas


transformaciones estructurales en su conformación política, socioeconómica, cultural y
educativa hacia el socialismo, la transformación universitaria se constituye en una
necesidad imperiosa para enfrentar los desafíos y dificultades de la nueva sociedad en
construcción, que demanda valores distintos para asumir los nuevos procesos en el
desarrollo de la soberanía cognitiva como elemento fundamental para lograr la
soberanía científica, tecnológica y, por ende, política.

Así pues, el proceso de transformación universitaria que adelanta la revolución


bolivariana constituye un componente sustancial para la construcción del socialismo
científico. Es en sí mismo uno de los grandes aportes de la universidad en este proceso
de cambios. Para ello es necesario que la Universidad cambie de forma y de costumbres,
que se convierta en algo distinto a lo que hasta ahora ha sido. No estamos hablando de
cambios de nombre, edificación y estructura organizativa solamente. Necesario es que
la Universidad se convierta en algo radicalmente diferente para poder apoyar la
construcción de una realidad substancialmente distinta al modelo capitalista dependiente
y rentista que aún caracteriza a la economía venezolana.

Indispensable es desarrollar valores humanistas en torno a la equidad, libertad,


inclusión y corresponsabilidad social, entre otros, distintos y en contraposición al
individualismo, la dominación, división de clases, inequidad e injusticia social, que
caracterizan al capitalismo y que aún perviven entre nosotros, para lo cual se requiere de
impulsar profundos cambios en la conciencia individual y colectiva; adelantar procesos
formativos y de creación intelectual en función a las necesidades reales del país;
abandonar el afán de lucro y la ambición por la riqueza personal como premio a la
formación profesional, enalteciendo en contraposición al buen vivir como promesa para
la satisfacción de las necesidades de vida y suprema felicidad.

Las UPT deben ser la evidencia de la transformación universitaria venezolana. Deben


estar abiertas al pueblo para producir conocimiento para la emancipación cognitiva e
intelectual, lo que en modo alguno implica populismo y, menos aún, reproducir la
dominación de quienes apoyados en la viveza criolla, intentan confundir libertad con
libertinaje. Permitir que los vivos de oficio se apoderen de la universidad en nombre de
la “inclusión”, atentaría realmente contra la Transformación Universitaria…
EL NUEVO DOCENTE UNIVERSITARIO

Una adecuada formación de los docentes constituye un factor clave para la calidad de
los procesos académicos de la universidad, la excelencia profesional y humana de sus
egresados, que influye, entre otros aspectos, en el desarrollo económico, social y
cultural del país. La universidad del nuevo siglo exige, tanto del docente como del
estudiante, la adopción de nuevos roles que se expresan en la condición del docente
como formador y del estudiante como sujeto activo en el proceso de enseñanza-
aprendizaje.

Ahora bien, dicha actitud debe ser entendida como resultado de un nuevo contexto
socio-cultural y económico que agobia al hombre contemporáneo, donde el profesor
universitario puede ser un elemento de comprensión y cambio de la visión actual de lo
humano. Se insiste en la necesidad de la educación permanente del profesorado
universitario y su formación pedagógica. Un elemento esencial para las instituciones de
enseñanza superior es una enérgica política de formación del personal. Se deberían
establecer directrices claras sobre los docentes de la educación superior, que deberían
ocuparse sobre todo, hoy en día, de enseñar a sus alumnos a aprender y a tomar
iniciativas, y no a ser, únicamente, pozos de ciencia. Deberían tomarse medidas
adecuadas en materia de investigación, así como de actualización y mejora de sus
competencias pedagógicas mediante programas adecuados de formación del personal,
que estimulen la innovación permanente de los planes de estudio y los métodos de
enseñanza y aprendizaje, que aseguren condiciones profesionales y financieras
apropiadas a los docentes a fin de garantizar la excelencia de la investigación y la
enseñanza

La educación a lo largo de toda la vida exige que el personal docente actualice y mejore
sus capacidades didácticas y sus métodos de enseñanza, incluso más que en los sistemas
actuales, que se basan principalmente en periodos cortos de enseñanza superior y en
establecer estructuras, mecanismos y programas adecuados de formación del personal
docente El diagnóstico de necesidades formativas del profesorado universitario puede
ser el punto de partida para el diseño de estrategias de formación docente, también, debe
considerar la autoformación y el intercambio de conocimientos y experiencias entre los
profesores universitarios, con lo cual se potencia su labor pedagógica
El gusto por la enseñanza no es tan generalizado en la universidad como el que pueda
desprenderse de los profesores de nuestro estudio, todos ellos viven la docencia como
una parte importante de su vida y “ser profesor” forma parte de su identidad profesional.
Bajo la expresión “identidad profesional”, podemos encontrar diferentes ideas que
hacen referencia a la noción de permanencia, a la constancia, la unidad y el
reconocimiento de uno mismo. La noción de identidad profesional nos remite a aquellos
aspectos que identifican a los sujetos con su profesión y que les permiten reconocerse.
La noción de identidad, a diferencia de la idea de rol, introduce la dimensión personal
vivida, psíquica, pero también la visión social. En este sentido, lo personal y lo social se
entremezclan y se construyen constantemente.

Los profesores universitarios trabajamos en lugares, departamentos diferentes,


compartimos conocimientos y ámbitos disciplinares muy variados y, sin embargo,
existen una serie de aspectos que nos identifican, que nos asemejan y que crean una
cierta homogeneidad corporativa. La mayoría de las personas que se inician en la vida
académica como profesores o como becarios de investigación tienen una característica
común: el gusto por el aprendizaje, el estudio, la investigación. Pocos lugares, aparte de
la universidad, permiten desarrollar una vida profesional ligada a aspectos auto
formativos y el atractivo que inicialmente tiene la academia es precisamente el de ser un
lugar para continuar aprendiendo. Por ello, no es de extrañar que desde muchas áreas el
profesor no se identifique inicialmente como profesor, como docente, sino como físico,
médico, biólogo, etc. La docencia viene a ser una obligación que debe cumplirse por el
hecho de trabajar en la universidad pero no es, en muchos casos, el aspecto que atrae y
por el cual las personas entran a trabajar en los departamentos.

El problema de la identidad del profesor universitario como docente viene, además,


apoyado por los criterios sociales que se han ido generando en las propias
universidades. Como ya es sabido, el respeto profesional viene dado por criterios de
evaluación externos relativos a la investigación e incluso a la gestión universitaria y no
tanto por el compromiso con la enseñanza. Por este motivo, la reflexión y preocupación
sobre la docencia, sobre cómo comunicar el conocimiento y sobre los medios más
adecuados para facilitar el aprendizaje de los estudiantes.
FILOSOFÍA DE GESTIÓN DE LA UPTJAA

Contribuir a la formación de un ser humano integral, centrado en principios y valores


fundamentados en la ética socialista, comprometidos con el desarrollo endógeno
sustentable, con sensibilidad ambiental, ecológica e identidad local, regional, nacional,
latinoamericana y caribeña en función de la soberanía en todas sus dimensiones,
construyendo y aplicando conocimiento científico-tecnológico que impulse la
conformación de un mundo pluripolar, multicultural y multiétnico dentro de un contexto
innovador vinculado con la comunidad y genere espacios de reflexión e intercambio de
saberes, enmarcado en el proceso educativo permanente, para la transformación socio
productiva del país. Ser un referente nacional e internacional, en la formación de seres
humanos integrales, promotora de pensamiento y conocimientos innovadores,
comprometida con el desarrollo endógeno sustentable del país, fundamentada en valores
y principios de la sociedad socialista del siglo XXI, en procura de la suprema felicidad
social.

En síntesis, vale mencionar que la Universidad Politécnica se circunscribe en los valores


socialistas de la mujer y el hombre nuevo que supone democracia infinita, pluralismo,
cooperación, bienestar, desarrollo integral del ser humano, paz, utopía y amor. Por lo
cual, debe promover la unidad en la diversidad; el trabajo digno; practica la igualdad
entre los seres humanos; es justa; es solidaria y practica la reciprocidad; es participativa;
está en constante y continuo proceso de formación; es humanista; fomenta el
internacionalismo; promueve la educación liberadora, es crítica y autocrítica; amante y
defensora de la libertad, es incluyente, es creativa; practica la igualdad de género.

Hemos dado muchos avances pero aún nos falta mucho por profundizar en la educación,
la cultura, la ciencia, la tecnología, la conciencia, la ideología, los valores…hay que
demoler los viejos valores del individualismo, del capitalismo, del egoísmo. Hay que
crear nuevos valores y esto sólo se logra a través de la educación, del ejemplo”. Hugo
Chávez Frías. Enero 2007.

PRINCIPIOS
• La libertad de conciencia de todos sus miembros
• La constante y sincera apertura al diálogo con todas las corrientes ideológicas
• La libertad académica de enseñanza e investigación, sin más límites que las normas
supremas de la Moral y el Derecho conforme a un concepto cristiano del ser humano
• La autonomía real de las funciones universitarias, sin dependencia ni sujeción a
intereses económicos o políticos extrauniversitarios
• El sentido profundo y operante de justicia social que tiende al desarrollo integral de las
comunidades humanas, en especial de los sectores menos favorecidos.

Esta casa de estudio se entrelazan, a su vez, con la Misión Alma Mater, que busca la
soberanía tecnológica para fortalecer el nuevo modelo de producción socialista. Las
normas de estos espacios son la solidaridad, la cooperación y la lucha contra todas las
formas de explotación, exclusión y dominación.

La UPTJAA en sentido genérico sistematiza los elementos relacionados a sus diversos


agentes organizativos, institucionales, educativos, sociales y comunitarios en general, la
universidad ubica en un orden paulatino una serie de vectores de carácter descriptivo
y/o analítico, que esquematicen la trascendencia de lo que representa el equilibrio de
elementos ya sea en el ámbito socio-comunitario y/o universitario. La planificación en
el contexto universitario es parte del currículo abierto y flexible, comprendiéndose por
este lo que el ser humano hace, innova, crea y produce pero se argumenta con premisas
filosóficas, teóricas y paradigmáticas que engloban la praxis y la teoría del hacer, las
cosas mediante el orden metódico de los hechos o fenómenos

Las Universidad Politécnicas son instrumentos del pueblo venezolano para contribuir al
desarrollo integral y sustentable de cada uno de los territorios, en el marco de la
construcción del Socialismo Bolivariano, a través de la formación integral liberadora.
Estas instituciones fortalecen la generación y la apropiación social del conocimiento y la
vinculación activa con los proyectos de desarrollo, empresas socialistas y comunidades,
en función de las líneas estratégicas del Proyecto Nacional Simón Bolívar. Las UPT
fortalecen la nueva geopolítica nacional y la democracia protagónica. Es decir, una de
sus principales funciones es acompañar la conformación de las Comunas, como entes
del nuevo Estado Revolucionario.
OBSTÁCULOS PARA SEMBRAR VALORES

Una persona que no es estable en sus relaciones con los demás termine siendo inestable en
otros aspectos de su vida. Para crecer la persona necesita raíces emotivas y raíces históricas de
pertenencia a una proceso que comenzó hace mucho y que seguirá adelante. La familia, con la
confianza que propicia y que le es propia, permite ese arraigo básico que todos necesitamos.
Sin embargo, la confianza, aún cuando es la característica más importante para crear las
condiciones de arraigo, puede ser complementada por muchas otras cosas. Por ejemplo, una
persona está muy influida por la disposición física de los objetos en su casa: la foto del
abuelito, una receta de alguna tía, etc. Estos objetos le muestran a los miembros de la familia
que ellos son parte de una trayectoria. Por otra parte, los hijos salen al mundo y encuentran en
él obstáculos y desilusiones. Al volver a sus hogares, aunque se quejen de éstos, necesitan
encontrar la seguridad de la aceptación de sus padres y de la estabilidad de las relaciones
familiares, mismas que quedan plasmadas en algunos detalles, como puede ser la
permanencia de esos objetos de adorno, que crean en parte el ambiente específico de esa
familia, lo no repetible de cada hogar.

Por eso podemos afirmar que, en la familia, cada miembro tiene posibilidades de desarrollarse
con un estilo personal; no decimos que llevado al azar por influencias externas, sino
convencido por el descubrimiento de los distintos valores que se traducen en criterios o en
formas de comportamiento. El árbol, mientras más raíces echa, más crece, algo similar le
sucede a la persona: ésta, para crecer, necesita echar raíces.

Raíces emotivas. Se refieren a la necesidad de saberse amado y de saber que ese amor es para
siempre. Ello da la confianza básica para la seguridad personal.

Raíces histórica. Aluden a la necesidad de saber de dónde procedemos, la cual se satisface por
medio de las tradiciones familiares que se van heredando de generación en generación y que
ayudan a la persona a tener una identidad más definida y a ir desarrollando un estilo personal.

El hombre desarraigado y despojado de una finalidad no puede madurar. Somos los testigos de
una cultura que nació hace cinco siglos, pero que hoy sufre un lento deterioro debido al
atractivo que ejercen sobre ella ciertos anti valores y la influencia de una cultura moderna que
se ha centrado en lo material.
Educar en valores es participar en un auténtico proceso de desarrollo y construcción
personal. Una participación que en lenguaje educativo consiste en crear condiciones
pedagógicas y sociales para que dicha construcción se lleve a cabo de una forma
óptima.

También podría gustarte