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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DE EDUCACIÓN SUPERIOR

PROPUESTAS PARA LA DISCUSIÓN DE LA LEY DE EDUCACIÓN SUPERIOR

Caracas, 30 de abril de 2003

PRESENTACIÓN

El presente documento sistematiza un conjunto de propuestas para la formulación de la Ley


de Educación Superior, el cual se presenta para ser discutido abiertamente por todos los
sectores de la sociedad, puesto que se asume que el proceso de transformaciones iniciado
con la elaboración y aprobación de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela implica la activación continua de la sociedad como poder constituyente para la
elaboración y realización de la nueva legislación que oriente y norme los cambios
requeridos en los distintos aspectos de la vida nacional bajo el mandato constitucional de la
refundación de la República.

Desde este enfoque, el Ministerio de Educación Superior, como rector del Sistema, presenta
estas propuestas, de cara a la innegable necesidad de transformación de la educación
superior venezolana y al proceso de cambios emprendido en el año 1999.

El texto ha sido elaborado por una comisión designada por el Ministerio de Educación
Superior, conformada por profesores y estudiantes de universidades, institutos y colegios
universitarios, así como por funcionarios y consultores de este Ministerio. Esta comisión
tuvo a su cargo la recopilación, análisis y discusión de un significativo número de
planteamientos sobre la educación superior, realizados desde distintas perspectivas y por
una diversidad de actores nacionales e internacionales. Se ha conformado así un cuerpo
articulado de proposiciones que responden al conjunto de retos que se plantean a la
educación superior venezolana, tanto desde el escenario global como desde los
requerimientos del país.

Estas propuestas tienen la intención de alimentar el debate, con especial énfasis entre los
universitarios, sector social que por razones históricas cuenta con grandes recursos para el
análisis y la participación. Pero ésta es también una discusión que concierne a toda la
sociedad y, por tanto, el Ministerio de Educación Superior convoca a todos los sectores
sociales sin hacer ningún tipo de distinción a incorporarse a este gran debate y consulta, con
la seguridad de alcanzar el objetivo de dotar al país de una Ley de Educación Superior,
producto del aporte de todos, de modo tal que se supere el vacío existente de una
legislación acorde con las necesidades de este nivel educativo.
La invitación es a ejercer e impulsar el protagonismo que la Constitución establece como
principio fundamental de la democracia, propiciando los espacios para el análisis, el
intercambio de puntos de vista y la generación de proposiciones. Es el momento oportuno
para que las instituciones de educación superior debatan públicamente y ejerzan el
pensamiento crítico, reafirmando su papel en la sociedad, de modo que la nueva Ley sea
expresión de una voluntad colectiva, en correspondencia con una visión de largo plazo de la
educación superior.

El Ministerio de Educación Superior ha solicitado al Instituto de Educación Superior para


América Latina y el Caribe (IESALC- UNESCO) su participación en la organización de
este proceso de consulta y en la sistematización de sus resultados, como insumos para la
elaboración de la Ley.

El presente documento se inicia con la exposición del marco desde el cual se plantea la
transformación de la educación superior venezolana, resaltando que se requieren abordajes
complejos para una realidad compleja, donde se entrecruzan dimensiones epistemológicas,
sociales, culturales, políticas, éticas, tecnológicas y organizativas.
Inmediatamente se expone el conjunto de propuestas, numeradas en forma continua para
facilitar su identificación y organizadas en seis capítulos, a saber:
I. La Educación Superior: Definiciones,
II. El Sistema Nacional de Educación Superior,
III. Las Instituciones de Educación Superior,
IV. Sobre las Profesoras y los Profesores,
V. Sobre las y los Estudiantes
VI. Leyes Complementarias.

Finalmente se agrega un listado de referencias consultadas para la elaboración de este


documento.

Consideraciones Previas

La educación superior: una realidad compleja que exige abordajes complejos

En la actualidad persisten las más diversas críticas que tienen como objeto la educación
superior en Venezuela; críticas cuyas expresiones cuestionan no sólo la concreción de sus
desarrollos de más de cuatro décadas en lo que respecta a su expansión, su diversificación y
a su marcada tendencia de privatización, sino también lo concerniente a sus aristas
académicas, administrativas y de inserción social. Tal persistencia tiene, sin duda, su
arraigo en la prolongada crisis que afecta a la educación superior y al conjunto de sus
instituciones: en sus modos de relación con los saberes y de organización de éstos, en sus
procesos y prácticas de enseñanza e investigación, en sus responsabilidades -como ámbito
de lo público- ante la sociedad, en sus modelos de gestión académica, en su modos de
entender y practicar la autonomía, en sus modelos de gobierno, en sus sentidos ético-
políticos, entre otros.
En los alcances y profundidad de tal crisis convergen, sin duda, condiciones tanto de orden
mundial y nacional como propiamente institucional, que han sido motivo de diversos
estudios y reflexiones en los que no sólo se busca caracterizar tales condiciones, sino
también trazar propuestas, que al tiempo de reanimar el debate sobre la naturaleza de la
crisis, llaman la atención sobre la necesidad de poner en escena ambiciosos procesos de
reforma. Los temas son, como las discusiones mismas, diversos: la necesaria
democratización de la educación superior, la búsqueda y definición de su calidad, las
formas de articulación intra e interinstitucional, la participación en la construcción de un
proyecto nacional, la exigencia de superación de modelos de producción de conocimientos
anclados en el paradigma cientificista, la forzosa revisión de las prácticas de enseñanza, la
necesidad de replantear la formación en la perspectiva de la formación integral, la
indispensable redefinición de los modelos de gestión institucional, el imperativo de
transformar el clima institucional para que sea favorable a las interacciones, propuestas y
participación de sus actores.

La cuestión álgida que de ello se desprende es la de cómo pueden responder las


instituciones de educación superior a los retos que les son planteados por la indudable
redefinición del mapa del mundo y de nuestro propio mapa en él, si no es asumiendo como
necesidad vital reformas profundas que, de cara a dichos retos, se plantean como cambios
radicales en las maneras de pensar, de decir, de hacer, de sentir.

Si nos situamos en el mapa mundial, su redefinición alcanza una serie de hechos


económicos, políticos y culturales de los que no queda al margen ningún lugar del planeta.
En efecto, la revolución tecnocientífica que cambia el ámbito de la producción económica,
la internacionalización y concentración del capital financiero, la caída del muro de Berlín y
de los denominados socialismos reales, tanto como las radicales mutaciones en los procesos
de comunicación e información que han afectado y afectan los procesos y prácticas de
construcción de identidades culturales, constituyen, en sus respectivas articulaciones, la
trama fundamental de una nueva situación del mundo en la cual se modifican las
coordenadas desde las cuales fueron pensadas las formas de vida política y cultural. Nueva
situación en la que el llamado proceso de globalización ha involucrado su respectiva
construcción como un ideal planetario desde un modelo de concepción del mundo con
arraigo en los presupuestos del neoliberalismo, cuyo horizonte no es otro que el de la
naturalización de una sociedad controlada por poderes abstractos y orientada por el
pensamiento único, el cual se constituye en una especie de doctrina para explicar y dirigir
las formas económicas, políticas, culturales y educativas de las sociedades, desde un
pragmatismo que atiende únicamente a la obsesiva protección del status quo.

Pero más allá de esta construcción que responde a la pretensión totalitaria de


homogeneización del mundo, de sometimiento de las sociedades al modelo estándar del
mundo postindustrial, han venido forjándose análisis y reflexiones que muestran la
emergencia de nuevos conflictos. Unos, como efectos de los procesos de globalización,
otros como expresiones de las resistencias a la pretensión de homogeneizar las prácticas
económicas, políticas y culturales.

También en el terreno intelectual, se cuestiona el pensamiento único como una clausura de


la actitud atenta a la complejidad de la nueva situación del mundo. Se trata de volver a
pensar un ethos capaz de definir un horizonte humano en el que nadie quede excluido. Se
trata, también hoy, de volver a construir una distancia crítica que nos permita pensar
nuestra época y, quizá, sea el primer paso definir esas primeras cartografías que definan la
complejidad, las tensiones, los riesgos, en definitiva, la posible historia pendiente. Esto
obliga a repensar las tradiciones en las que nos hemos formado, desde las que pensamos y
se han organizado los proyectos que hoy hegemonizan el mundo.

Sin duda, asuntos como los reseñados conciernen a las respuestas que debe ofrecer la
educación superior frente a lo que suele plantearse como sus retos ineludibles. Así como
debe concernirles la compleja situación nacional, en la que están en juego fuertes
transformaciones de orden socio-político.

Esas transformaciones tienen facetas distintas, unas que pueden ser leídas como señales de
emergencia, no sin conflictos, de una nueva lógica política y de una nueva cultura política
democrática; otras como peligrosas señales de violencia socio-política que alcanza la vida
cotidiana. En ambos casos, la redefinición del papel de la educación superior, en sus
dimensiones ético-políticas, resulta vital, pues allí se juega en gran parte su
corresponsabilidad en la consolidación de la democracia, basada en la justicia social y en el
ejercicio de la participación ciudadana, haciéndose partícipes de las luchas contra las
diversas formas de exclusión social, indudable fuente de la violencia en todas sus formas.

Respecto del problema de la exclusión, se aprecia un contexto que ha ido agravándose en


todos los campos de la vida social, económica y cultural-educativa a lo ancho de todo el
planeta.

Esta situación hace evidente los efectos de la imposición de un modelo de desarrollo


económico (en algunos países también político y cultural) que genera una marginación
creciente de enormes contingentes de la población, no sin que tal modelo esté acompañado
de ideas justificadoras de tal situación, haciéndola aparecer como normal bajo el argumento
de que las diferencias abismales entre los grupos sociales se resuelven a través de los
mecanismos del libre mercado, como si a su lógica no estuviera asociada la producción de
tales diferencias. Una lógica que también ha afectado a sectores medios urbanos, a
medianos y pequeños industriales y comerciantes; sectores que se han visto profundamente
afectados como resultado de prácticas tales como la concentración económica y financiera,
la especulación y la restricción del gasto público.

Es oportuno enfatizar aquí, que el tipo de transformaciones económicas propugnadas bajo


el modelo neoliberal como tendencia mundial, han generado y continúan generando en la
región situaciones sociales y políticas crecientemente conflictivas, tanto como evidentes
efectos de agrandamiento en la brecha de ingresos y en el aumento de la pobreza.
Así mismo, que frente a ello, compete a la educación superior indagar y enfrentar la lógica
y efectos de este tipo de transformaciones en el marco de la globalización económica; así
como hacerse partícipes de respuestas innovadoras que, en tanto expresiones de resistencia
a tal modelo, coadyuven en las luchas por la realización efectiva de los derechos a la
educación, a la salud, a la vivienda, a la alimentación, a la participación en la toma de
decisiones sobre asuntos públicos, al reconocimiento de la diferencia en la vida cultural y
política, como dimensiones del derecho a una vida digna. Lo que significa que las
instituciones de educación superior, republificándose a sí mismas, contribuyan a
republificar el Estado.

De igual manera, es importante destacar el papel de la educación superior en los procesos


de integración económica de América Latina, comenzando por el debate sobre el carácter
de esta integración.

Por una parte, porque la versión dominante de la misma pone de manifiesto la política de
expansión transnacional del capital y su exigencia de un ordenamiento totalmente funcional
a dicha política, no sólo en lo atinente a las condiciones político-estatales sino también a las
culturales y educativas. A ello responde la importancia atribuida tanto a la educación como
a los medios de comunicación como espacios en y desde los cuales construir formas
homogeneizadas de pensar, de conocer y de hacer, y sus pretensiones de anulación de
movimientos sociales de carácter reivindicativo y político.

Por otra, porque debería constituir parte esencial de la vida de las instituciones, plantear y
dar respuestas a cuestiones tales como los mecanismos que se utilizan para favorecer
programas neoliberales en los procesos de integración, el papel que juegan al respecto la
educación y los medios de comunicación, la construcción de rutas distintas a la impuesta
por las políticas neoliberales para la integración latinoamericana, el papel de las
instituciones de educación superior en dicha construcción y el tipo de formación que
necesitamos para ello.

Estas cuestiones, entre otras, abren un amplio abanico de posibilidades de acción asociadas
a los procesos y prácticas de investigación y enseñanza con indudable incidencia hacia las
instituciones mismas y hacia el terreno educativo y cultural en general.

Ello implica la ruptura con el discurso y las prácticas que hacen de las exigencias
económicas y de la formación de “recursos humanos” el foco central de atención.
Sobremanera, porque allí se pone en juego la racionalidad instrumental que estructura la
concepción, el diseño y el desarrollo de la educación superior como empresa que produce
recursos humanos a ser “entrenados” como tales durante toda su vida productiva, para
adecuarse a las exigencias cambiantes del mercado.

Tal concepción evidentemente fragmentadora y simplificadora de la formación, sustenta


buena parte de las propuestas en las cuales el desarrollo de competencias queda restringido
a la preparación de operadores simbólicos capaces de procesar información, de resolver
problemas y responder a nuevas situaciones de la economía marcadas por las dinámicas
macroeconómicas del capital transnacional, sin que ello implique la contextualización y
valoración social, cultural y ética de los problemas a resolver y de las maneras de responder
a tales situaciones.

Es por ello, que resulta vital preguntarse acerca de las prácticas que contrarresten esta
concepción y sus efectos en las instituciones educativas, de los desafíos que ello plantea en
el ámbito de la formación, en el campo de la producción intelectual y académica, y de las
acciones a promover en el sentido de experiencias formativas asociadas a la formación
integral. Especialmente si asumimos que ésta tiene como dimensión fundamental la
educación ético-política anudada a la re-creación permanente de la vida democrática que,
indudablemente, constituye el mayor de los retos planteados a la educación en nuestros
días, pues se trata de reinventar maneras de mirar el mundo y a nosotros mismos en él, de
reinventar las relaciones con los otros y con nosotros mismos.

Las respuestas a este reto se vuelven urgentes cuando constatamos las condiciones sociales
e institucionales en que se plantea.
En efecto, la vida académica está severamente afectada por las condiciones económicas y
socio-políticas que impactan profundamente tanto las prácticas de investigación como las
de enseñanza-aprendizaje.

Pero también lo está por las inercias institucionales tanto académicas como administrativas
que predominan en muchas de las instituciones de educación superior, con efectos de
desarraigo e irresponsabilidad devenidos en patrones de comportamiento de una parte
significativa de sus integrantes.

Igualmente, por múltiples mecanismos que, legitimados en la fórmula de la productividad y


la calidad, aúpan una producción intelectual de escasa relevancia e incluso convertida en
mero requisito para lograr reconocimientos formales, o por limitaciones intelectuales
provenientes de reglas metodológicas convertidas en rutinas propias del conocimiento
disciplinario, especializado y fragmentario.

En ambos casos, se está limitando la capacidad de pensar y construir comunidades de


pensamiento, de producir un conocimiento distinto que contribuya a esclarecer los tiempos
que vivimos, así como los urgentes problemas que enfrentamos como país y como región, y
a ofrecer posibilidades que se abren en la construcción de alternativas de acción.

Desde luego que lo dicho no significa negar la existencia de experiencias docentes y de


investigación que constituyen intentos de búsqueda y construcción de opciones con
sentidos diferentes a los indicados. Aunque poco conocidas y realizadas como esfuerzos
aislados, estas experiencias van gestando espacios novedosos para la reconfiguración de
una nueva relación con el saber, abierta tanto a los cambios paradigmáticos y a las nuevas
herramientas para la comprensión del mundo y de nosotros mismos, como a los nuevos
compromisos con la sociedad de la cual formamos parte.

No obstante, estos esfuerzos son poco reconocidos y apoyados, tal vez porque se sitúan al
margen de las lógicas prevalecientes y de los circuitos que en ellas tienen mayor peso y
legitimidad. Pese a ello, es indudable la importancia de propiciar la articulación de estos
esfuerzos, de consolidarlos, ampliarlos y situarlos en formas culturales e intelectuales de
integración nacional e internacional.
Llegados a este punto, podemos advertir que las reformas sustanciales en la educación
superior han de ponerse en escena en un contexto del que forman parte serias limitaciones
pero que, a la vez, plantea impostergables respuestas a desafíos de diverso orden.
Es en este contexto donde resulta fundamental trazar los sentidos de las reformas que
atañen a los campos de saber, a los procesos de producción intelectual y de organización de
saberes y, en consecuencia, al tipo de relación con el saber; tanto como al carácter de la
formación, a los modelos de gobierno y de gestión, a la democratización de las instituciones
tanto desde el punto de vista de la equidad social como desde el ángulo de sus modelos de
gobierno y de gestión, a las articulaciones intra e interinstitucionales, a sus
responsabilidades frente a la sociedad, especialmente, frente a las persistentes raíces y
formas de exclusión social, y a las fuentes y expresiones de violencia política que atentan
contra la creación permanente de formas de vida democrática.

Estas consideraciones, sin duda, exigen la construcción de una agenda en común que
permita establecer un diálogo permanente entre el Estado y las instituciones, cuya misión
involucra hacerse cargo de desafíos como los aquí enunciados.

Los temas de esta agenda, como propuesta para un nuevo marco legal para la educación
superior apuntan a:

· Reafirmar el carácter público de todas las instituciones de educación superior y lo que ello
implica en términos de sus responsabilidades sociales, de sus relaciones con el Estado y la
sociedad, y de la democratización de sus formas de gestión como ámbitos de lo público.

· La impostergable articulación de las instituciones, de cara a la real construcción de la


educación superior como un sistema flexible y abierto.

· Un concepto multidimensional, luego radicalmente distinto, de la calidad, respecto del


usualmente identificado con la gestión empresarial basada en la relación costo-beneficio.

· La institucionalidad del conocimiento abierta a los requerimientos que plantea la


construcción de una sociedad justa, democrática y participativa. Lo cual implica una visión
de la vida académica sustentada en los radicales cambios epistemológicos que han tenido
lugar y su impacto en las formas de producción, organización, transmisión y difusión de
conocimientos.

· Un enfoque de la equidad en el acceso y en el desempeño estudiantil estrechamente


asociado a la lucha contra la exclusión social y a la puesta en juego de la real
democratización de la educación superior, cuestión crucial para la definición de rutas de la
reforma de la educación superior, pues sigue siendo en nuestro país como en el resto de
América Latina un “desafío pendiente”.

· Un replanteamiento significativo de la pertinencia social de la educación superior, sus


instituciones y programas, que rompa con la consabida y practicada fórmula de adecuación
a las demandas del mercado de trabajo profesional y técnico.

· La imprescindible revitalización de la tarea formadora de las instituciones como parte


fundamental de sus responsabilidades sociales, con especial énfasis en la formación de
ciudadanía y de valores asociados a la cultura democrática, y sus consecuencias prácticas
sobre una nueva pedagogía universitaria. Énfasis con indudables implicaciones en la vida
de las instituciones y en la vida social en general.
· La consideración de la educación superior como plataforma privilegiada para la educación
a lo largo de toda la vida, así como las ampliaciones y redefiniciones en las formas de
entender la función docente que esta concepción supone.

· La atención al sector estudiantil, históricamente ignorado en políticas y planes de reforma


educativa.

· La inserción de las instituciones en los procesos económicos, culturales, políticos,


ambientales y educativos, implicados en el desarrollo integral en sus planos local, regional
y nacional. Cuestión que desplaza el enfoque tradicional de la extensión universitaria,
planteando la necesidad de establecer vinculaciones sociales orientadas al fomento de
sinergias con los sectores privados y públicos y con las comunidades, para dar respuesta a
los problemas económicos, sociales, culturales y educativos, de carácter nacional, regional
y local, y promover cambios orientados a mejorar las condiciones de vida de la población.

· El compromiso con una gestión institucional sustentada en la autonomía responsable, que


implica, junto al ejercicio plural del pensamiento, la puesta en práctica de procesos
transparentes en la toma de decisiones y el hacer público ante el Estado, ante la sociedad y
ante sus comunidades.

· La importancia de la cooperación nacional e internacional entre instituciones de educación


superior, bajo un nuevo enfoque, para resituarse en el marco de la globalización y de los
desafíos que estas plantean a nuestro país en el contexto regional latinoamericano y
caribeño.

Estos aspectos convergen en uno de los desafíos planteados, como es el de reorientar el


patrón de desarrollo de la educación superior con una visión cultural y políticamente
democrática del desarrollo nacional. Pues se destaca la importancia de sustentar los
cambios de la educación superior en la asunción de los siguientes marcos de referencia: la
integración de los aportes científicos y tecnológicos al desarrollo económico con objetivos
sociales, el reconocimiento de la diversidad cultural y de la riqueza que ésta aporta en la
consolidación de la vida democrática, el entendimiento de la formación como conjunto de
procesos, prácticas y experiencias que propicien cambios en las maneras de pensar,
conocer, decir y actuar, en los modos de abordar problemas socio-culturales y políticos, y
de plantear cursos de acción para afrontarlos, en las formas de participación asociadas a la
creación permanente de una democracia participativa, en el procesamiento del impacto de
las nuevas tecnologías de la información y la comunicación en todos los ámbitos de la vida
social.

Estos marcos referenciales, plantean a las instituciones la puesta en juego de su capacidad


para reinventarse a sí mismas, pues ella significa contravenir la fuerza de lo dado, no sólo
en lo que atañe a patrones de funcionamiento de la organización y la gestión académicas
con predominio de comportamientos inerciales y de acciones de corto plazo, sino también
en lo concerniente a los corporativismos y privilegios, a las formas poco democráticas para
la toma de decisiones, a las diversas maneras de practicar la endogamia institucional, a
climas institucionales desfavorables a la puesta en común de acciones con impacto en el
desarrollo nacional, entre otros. Si pudiéramos resumir los sentidos fundamentales de tal
reorientación, diríamos que se trata, precisamente, de la reinvención de las instituciones de
educación superior como espacios de reflexión y como ámbitos de lo público, para hacer
efectivos sus compromisos con la construcción de una sociedad más justa, libre y
democrática. Y conquistar, así, su liderazgo como espacios clave en los cambios asociados
a la revitalización del aparato productivo con claros propósitos sociales y culturales, y
especial énfasis en la reducción de la pobreza y la lucha contra toda forma de exclusión,
tanto como en la profundización de la democracia participativa como forma de vida
política.

PROPUESTAS PARA LA LEY DE EDUCACIÓN SUPERIOR

I. LA EDUCACIÓN SUPERIOR

Definiciones generales

1. La educación superior comprende el conjunto de estudios y ambientes de formación,


especialmente diseñados para la continuación de estudios posteriores a la educación media,
en el marco de la educación a lo largo de toda la vida, para lo cual el Estado procurará la
mayor diversidad de opciones y trayectorias educativas de calidad, abiertas equitativamente
a todos, en consonancia con las diferencias aptitudinales, vocacionales y aspiraciones
individuales, sin ningún tipo de discriminación, garantizando la igualdad de oportunidades
y condiciones.

2. La investigación, la generación de conocimientos y la innovación, así como la creación


cultural en general, son actividades fundamentales de la educación superior, y por lo tanto,
constituirán parte de la formación integral de este nivel.

3. La educación superior desarrollará vinculaciones múltiples con los niveles educativos


precedentes y con todos los sectores sociales, en función del intercambio de saberes y del
trabajo compartido en el análisis, la comprensión, la reflexión y la producción de
alternativas ante las situaciones éticas, políticas, culturales, ambientales, sociales,
económicas y tecnológicas que afectan a las personas, las localidades, a la nación y al
mundo contemporáneo, en perspectiva histórica, considerando sus consecuencias futuras,
apreciando su complejidad y las limitaciones y la diversidad de las respuestas humanas. El
desarrollo de estas vinculaciones es inseparable de los procesos formativos y estará ligado a
las funciones de generación de conocimientos, innovación y producción cultural.

4. En el desarrollo de sus funciones, la educación superior estará dirigida a la comprensión


y el conocimiento de nuestra diversidad como país, la búsqueda de la justicia social, el
combate de la pobreza y otras formas de exclusión social, la consolidación de la
democracia participativa y de la ciudadanía democrática, la conservación y enriquecimiento
del patrimonio cultural, la defensa del medio ambiente y la biodiversidad, el desarrollo
sustentable, la integración latinoamericana, el fortalecimiento de la condición humana y los
procesos que faciliten la paz y la comprensión entre los pueblos y las personas de todo el
mundo.
5. La educación superior estará abierta a todas las corrientes del pensamiento universal. Su
funcionamiento se inspirará en los valores de la dignidad, los derechos humanos, la justicia
social, la libertad, la democracia, la participación, la valoración de la diversidad, el respeto
a la disidencia y la solidaridad, como finalidades y condiciones para la formación integral,
la producción y difusión de conocimientos y la creación intelectual autónoma.

6. El Estado garantizará el desarrollo articulado de un conjunto de instituciones y


programas, especialmente diseñados y preparados para cumplir con las funciones de la
educación superior.

7. Los estudios de educación superior pueden ser abiertos o conducentes a título. Los
grados, títulos y certificados de competencia que otorguen y expidan las instituciones de
educación superior oficiales serán reconocidas por el Estado para todos los efectos legales.
Los grados, títulos y certificados de competencia que otorguen y expidan las instituciones
de educación superior de carácter privado sólo producirán efectos legales al ser refrendados
por el Ministerio de Educación Superior.

8. Los estudios de educación superior conducentes a títulos y grados comprenden dos


niveles: a) el nivel de formación de grado y b) el nivel de estudios avanzados.

9. El nivel de formación de grado está compuesto por dos tipos de carreras: las conducentes
al título de técnico superior universitario, que tendrán una duración de al menos dos años; y
las conducentes a los títulos de licenciado o equivalente, con estudios no menores de cuatro
años.

10. El nivel de educación avanzada comprende los estudios de postgrado y otras formas de
educación continua para egresados de la educación superior. La educación de postgrado
comprende los estudios selectivos y sistemáticos (de uno o más años de duración) que
realizan profesionales con título profesional (de licenciado o equivalente o de técnico
superior universitario) y están dirigidos tanto a la especialización profesional como a la
creación intelectual (científica, técnica o humanística). La educación avanzada también
comprende los procesos permanentes de superación profesional o personal no conducentes
a título, abiertos a todos los profesionales, los cuales podrán ser reconocidas por las
instituciones de educación superior.

Principios

11. La educación superior funcionará basada en los siguientes principios:


- carácter público de la educación superior,
- calidad e innovación,
- ejercicio del pensamiento crítico,
- equidad,
- pertinencia social,
- formación integral,
- formación a lo largo de toda la vida,
- autonomía,
- articulación y
- cooperación internacional,
los cuales se realizarán conforme a las misiones y características particulares de cada una
de las instituciones.

Carácter público de la educación superior

12. Tanto el conocimiento que crean, recrean y comunican las instituciones de educación
superior, como la formación que ellas brindan, constituyen un bien social común. El
carácter público de la educación superior reafirma el compromiso colectivo de estas
instituciones con los intereses de la sociedad venezolana, con independencia de sus fuentes
de financiamiento, oficiales o privadas.
Es tarea indeclinable del Estado garantizar el servicio que prestan las instituciones de
educación superior y velar por su calidad, equidad y pertinencia.

Calidad e innovación

13. La calidad académica es un reto del día a día de las instituciones de educación superior
y debe ser consustancial a la transformación de dichas instituciones, visualizada desde la
perspectiva del importante papel que deben cumplir en:
a. el desarrollo sustentable del país y su inserción creativa en un mundo que se
transforma vertiginosamente;
b. la creación científica, tecnológica y humanística;
c. la formación integral de personas y profesionales capaces de pensar y actuar
críticamente, valorando social y éticamente sus
propias acciones;
d. la consolidación de una cultura política democrática y el fortalecimiento del ejercicio
de la ciudadanía;
e. la revitalización del pensamiento crítico e innovador;
f. la recuperación crítica de nuestra memoria colectiva y el análisis y comprensión del
presente;
g. la valoración del patrimonio cultural en sus diversas expresiones y en sus dimensiones
tanto nacionales como universales;
h. los procesos de integración latinoamericana y caribeña, referidos a los ámbitos
científicos, tecnológicos, humanísticos, culturales y educativos.

Ejercicio del pensamiento crítico

14. En el cumplimiento de sus funciones, las instituciones de educación superior deben


configurarse no solo como creadoras, transmisoras y difusoras de conocimientos, sino
también distinguirse como centros de pensamiento crítico, para comprender los fenómenos
que emergen como producto de los cambios que, en todos los órdenes de la vida social,
caracterizan el mundo contemporáneo y producir respuestas frente a estos cambios; para
formar a sus estudiantes en y para el ejercicio del pensamiento crítico, y para situarse como
instituciones líderes mediante la re-creación de sí mismas como espacios intelectuales,
científicos, técnicos, políticos, estéticos y éticos.
El desarrollo del pensamiento crítico exige que las instituciones de educación superior se
distingan por la diversidad y democratización de las acciones que emprendan como
expresión de su compromiso social, político y ético con la consolidación de una sociedad
democrática.

Equidad

15. La educación superior, en sus contenidos y prácticas educativas, de investigación y


vinculación social, estará comprometida activamente con el combate contra todas las
formas de exclusión y, en consecuencia, velará por la expansión de sus beneficios sin
ninguna discriminación fundada en la raza, el sexo, el idioma, la religión o en
consideraciones económicas, culturales, sociales o en incapacidades físicas.

La equidad en la educación superior comprende la igualdad de condiciones y oportunidades


para el acceso a este nivel educativo y para un desempeño estudiantil exitoso. Lo cual
compromete al sistema de educación superior y a las instituciones que lo conforman a:
- ofrecer mejores ambientes y oportunidades de aprendizaje, de iniciación profesional y
relación con el entorno, para la formación integral de todos sus estudiantes;
- generar y sostener políticas específicas para apoyar el acceso y el mejoramiento
continuo del desempeño estudiantil, especialmente de quienes pertenecen a sectores
socialmente desfavorecidos, los pueblos indígenas, las minorías culturales y lingüísticas,
aquellos que viven en situaciones críticas, personas que sufren discapacidades o que, por
cualquier otra situación, se encuentren en desventaja ante la oferta educativa de las
instituciones.
- E igualmente, a erradicar privilegios para el acceso a la educación superior por
consideraciones relativas a la filiación familiar o política.

Pertinencia social

16. Dado su carácter de espacio donde se cultiva el conocimiento, la reflexión y la


valoración crítica, la educación superior debe ser sensible a las demandas de la sociedad
que incluyen las del sector productivo, pero sin limitarse a ellas; pues en el cumplimiento
de su responsabilidad institucional frente al país, debe:
a. orientarse hacia la afirmación del interés público, la cultura política democrática, el
reconocimiento y valoración de la diversidad cultural, y de valores como la libertad, la
tolerancia, la justicia, el respeto a los derechos humanos, la solidaridad y la cultura de la
paz.
b. contribuir mediante la investigación, formación de sus estudiantes y la promoción
social, a los procesos de transformación social, política, cultural y educativa, tanto en los
ámbitos locales y regionales como en el ámbito nacional;
c. responder a las demandas de los sectores públicos y privados en los niveles regional y
local;
d. contribuir a la protección del ambiente y la biodiversidad;

Estos sentidos de la acción institucional requieren el desarrollo de las capacidades de las


instituciones y de sus integrantes para participar en un diálogo creativo con los más
diversos actores sociales, así como un cuestionamiento permanente y el replanteamiento de
sus formas de entender los saberes y las formas de construir, difundir y compartir
conocimientos.
Exigen, además, la comprensión de las instituciones de educación superior como parte del
tejido social y su desarrollo como organizaciones del conocimiento con evidentes
compromisos en la construcción de una mejor sociedad. A tales efectos, es necesario que la
acción educativa de las instituciones de educación superior tenga como norte su inserción
creativa en diversos ámbitos de la realidad nacional, sin dejar de considerar las innegables
repercusiones de un mundo que se transforma vertiginosamente en todos los órdenes.

Formación integral

17. La educación superior brindará a los estudiantes experiencias educativas orientadas a su


formación como personas, como profesionales y como ciudadanos. En tal sentido, los
planes y programas curriculares promoverán tanto la articulación de conocimientos
científicos, tecnológicos, sociales y humanísticos, como logros educativos en términos de:
- conocimientos y competencias relacionados con el ejercicio profesional;
- capacidades y actitudes intelectuales que permitan a los estudiantes abordar, analizar,
relacionar, transferir y comunicar conocimientos; identificar supuestos, plantear problemas
y explorar alternativas valorando la importancia del contexto; valorar críticamente las
situaciones y argumentar sus posiciones; enfrentar continuos aprendizajes;
- actitudes y capacidades de valoración ética, social, intelectual, estética y política,
indispensables a su desempeño como personas, profesionales y ciudadanos conscientes,
responsables, solidarios, críticos, participativos, capaces de reconocer las diferencias en las
maneras de pensar, decir y actuar, sensibles hacia los problemas sociales y ambientales, así
como la diversidad de valores que posibilitan una sociedad más justa y solidaria, con un
esquema de desarrollo sustentable;
- capacidades y actitudes para desempeñarse proactivamente en la generación de nuevas
oportunidades laborales y de producción social.

Educación a lo largo de toda la vida

18. La educación a lo largo de toda la vida se reconoce como una necesidad insoslayable
ante las rápidas mutaciones económicas, sociales, políticas, tecnológicas y culturales; como
un imperativo democrático que procura el acceso múltiple a oportunidades formativas para
toda la población y como componente esencial de una formación integral entendida como
proceso continuo de reconformación de lo humano.

La educación superior es una plataforma privilegiada para la educación a lo largo de toda la


vida y, como tal, propiciará oportunidades de formación múltiples y flexibles, en cuanto a
sus modalidades, contenidos, trayectorias y poblaciones a las que van dirigidas, a través de
la acción institucional e interinstitucional de las instituciones de educación superior y la
cooperación con otras instituciones, organizaciones y actores sociales.

Autonomía

19. La naturaleza académica de las instituciones de educación superior, derivada de su


relación con el conocimiento que generan, transmiten y difunden, hace necesario que su
organización, sus criterios y formas de funcionamiento, sus planes y programas, y sus
mecanismos de toma de decisiones se lleven a cabo bajo el principio de autonomía.

La autonomía de las instituciones de educación superior refiere a las relaciones de estas


instituciones con el Estado y la sociedad y, ejercida en los marcos jurídicos de la sociedad
venezolana, constituye el soporte fundamental de la libertad de cátedra e investigación
como expresión, en la vida interna de las instituciones, del derecho a la libertad de
pensamiento y expresión. La autonomía se expresa en el establecimiento de mecanismos
democráticos de participación de sus cuerpos académicos y está dirigida a garantizar el
predominio de criterios académicos en los distintos aspectos de la actividad universitaria,
por sobre criterios de carácter personal, grupal, político o ideológico.

La transformación continua de los procesos académicos y de gestión, su revisión


sistemática, la generación de innovaciones y la asunción de riesgos, característicos de la
experimentalidad, serán parte del ejercicio autonómico de todas las instituciones de
educación superior.

La autonomía comprende la garantía de la inviolabilidad del recinto universitario.

La autonomía supone un ejercicio institucional responsable, en el sentido que comporta el


deber de responder ante el Estado y ante la sociedad por lo que las instituciones realizan en
el cumplimiento de su misión. Esto supone la rendición social de cuentas o resultados de su
quehacer en lo concerniente a las actividades de formación, creación intelectual y
vinculación social, así como al uso de los recursos que la sociedad les otorga.

Articulación

20. La educación superior se configura como un sistema que articula las instituciones y
programas que la conforman. La articulación se expresa en:
a) La generación y consolidación de sólidos vínculos entre instituciones y programas de
la educación superior;
b) el diseño y realización de programas conjuntos en los ámbitos de docencia,
investigación y extensión;
c) el uso racional de los recursos;
d) la movilidad de estudiantes entre distintas instituciones;
e) la movilidad y traslado de docentes en condiciones homogéneas;
f) el incremento de las posibilidades de prosecución de estudios;
g) la generación de oportunidades para la formación a lo largo de toda la vida;

Cooperación internacional

21. El Sistema de Educación Superior y las instituciones que lo conforman promoverán la


creación y fortalecimiento de formas diversas de cooperación internacional dirigidas al
intercambio académico, la realización conjunta de proyectos y programas de formación,
investigación, creación y difusión de conocimientos y otros bienes culturales, y de
vinculación social.
En particular, se dará prioridad a los procesos de integración latinoamericana y caribeña,
referidas a los ámbitos científicos, tecnológicos, humanísticos, culturales y educativos.

Se promoverá la dimensión internacional en los planes de estudio, en los procesos de


enseñanza aprendizaje y en los proyectos de investigación, así como la creación de
instrumentos normativos regionales e internacionales relativos al reconocimiento de los
estudios, incluidos los correspondientes a la homologación de conocimientos y a las
competencias de los egresados, para aumentar su movilidad interna en los ámbitos nacional
e internacional.

II. SOBRE EL SISTEMA NACIONAL DE EDUCACIÓN SUPERIOR

Definición

22. El Sistema Nacional de Educación Superior es el conjunto de componentes, relaciones


y procesos dirigidos a la realización de los fines de la educación superior, bajo los
principios antes enunciados. El Sistema Nacional de Educación Superior forma parte del
Sistema Nacional de Educación y está articulado al Sistema Nacional de Ciencia,
Tecnología e Innovación.

Componentes del Sistema Nacional de Educación Superior

23. El Sistema Nacional de Educación Superior está constituido por:


- el Ministerio de Educación Superior, que ejerce la rectoría del Sistema;
- las Universidades, los Institutos de Investigación y Estudios Avanzados, los Institutos
Universitarios de Tecnología, los Colegios Universitarios, los Institutos Universitarios, los
Institutos Pedagógicos, Politécnicos y otras instituciones, oficiales o privadas, autorizadas
por el Estado como instituciones de educación superior;
- los organismos e instancias creados para facilitar las relaciones de articulación,
coordinación y consulta dentro del sistema y con su entorno;
- y aquellos organismos e instancias creados para la coordinación de los procesos que se
desarrollan en el sistema.

Propósitos del Sistema Nacional de Educación Superior

24. El Sistema Nacional de Educación Superior tiene como propósitos:


a. Garantizar la articulación entre las instituciones que lo constituyen y de éstas con los
otros niveles del sistema educativo, con el Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e
Innovación y con el entorno socioeconómico y cultural.
b. Facilitar la integración de programas académicos entre las distintas instituciones, la
utilización compartida de recursos y servicios, la movilidad estudiantil y profesoral entre
las instituciones y la creación de programas conjuntos.
c. Desarrollar la unificación de criterios académicos y mecanismos para el ingreso,
permanencia, prosecución, ascenso, desincorporación y reingreso del profesorado.
d. Promover los estudios avanzados y garantizar su calidad, pertinencia e integración con
las actividades de creación intelectual y vinculación social, así como la cooperación
interinstitucional e internacional para la realización de planes y programas para la
formación de investigadores.
e. Garantizar la participación de las instituciones de educación superior en el Plan
Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación.
f. Institucionalizar procesos de evaluación y acreditación de programas e instituciones de
educación superior oficiales y privadas, para garantizar el mejoramiento continuo de la
calidad en el cumplimiento de sus misiones.
g. Establecer criterios y racionalizar los mecanismos de asignación y distribución
presupuestaria, incorporando indicadores de desempeño.
h. Garantizar condiciones equitativas para el ingreso a la educación superior y el
desempeño estudiantil.
i. Favorecer iniciativas coordinadas para el mejoramiento de la calidad de vida de los
estudiantes y de todas la comunidades de las instituciones de educación superior, con
especial énfasis en garantizar condiciones y oportunidades a los estudiantes en desventaja
frente a la oferta educativa de las instituciones,
j. Fomentar la visión prospectiva del desarrollo institucional en sus múltiples
dimensiones, de cara a la transformación continua de las instituciones.

Relaciones del Sistema Nacional de Educación Superior

25. Las relaciones en el Sistema Nacional de Educación Superior están orientadas a:


- conciliar las exigencias de la autonomía de las instituciones con las de la unidad del
sistema, las políticas nacionales y las necesidades de la sociedad,
- garantizar la consulta y participación protagónica en las políticas públicas de las
instituciones y comunidades,
- y promover la articulación de acciones entre las instituciones de educación superior y
entre éstas y la sociedad.

Articulación entre las instituciones de educación superior y de éstas con la sociedad

26. El Sistema Nacional de Educación Superior:


- Favorecerá la constitución de redes entre las instituciones de educación superior, para
facilitar la coordinación interinstitucional en la formulación y ejecución de proyectos y
programas académicos, así como para concertar los respectivos esfuerzos y recursos.
- Promoverá el apoyo de instituciones que tengan mayores fortalezas en su desarrollo
académico a aquellas que presenten debilidades.
- Fortalecerá intercambios de información y experiencias institucionales en función de la
integración.
- Promoverá el intercambio y cooperación regional, nacional e internacional entre
investigadores y con diversos organismos sociales y educativos mediante el apoyo a la
creación de redes de investigación y vinculación social.
- Apoyará la creación de grupos académicos interinstitucionales para la investigación de
problemas de carácter local, regional y nacional.
- Incentivará la conformación de proyectos y consorcios interinstitucionales que
desencadenen procesos de educación-producción en áreas prioritarias.
- Favorecerá la coordinación entre los servicios de todo tipo que brindan las instituciones
de educación superior, el establecimiento de servicios comunes y la vinculación de éstos
con los prestados por otros organismos públicos o privados.
- Creará un centro de investigaciones y estudios sobre la educación superior con los
propósitos de: a)consolidar la educación superior como un campo de análisis y reflexión
permanente y b)servir de apoyo a la toma de decisiones gubernamentales.

El Plan Nacional de Educación Superior

27. El Plan Nacional de Educación Superior será un instrumento de planificación,


coordinación y orientación del Sistema Nacional de Educación Superior, el cual establecerá
los lineamientos y políticas nacionales en materia de educación superior y permitirá estimar
los recursos necesarios para su ejecución. El plan nacional será elaborado bajo la
coordinación del Ministerio de Educación Superior y concertado con las instituciones de
educación superior; con participación del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte; el
Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología y de todos los sectores sociales interesados.
El Consejo Nacional de Educación Superior

28. El Consejo Nacional de Educación Superior será una instancia que cumplirá funciones
de concertación de políticas entre el Estado, las instituciones y comunidades de educación
superior, de coordinación de relaciones entre las instituciones, y de éstas con la sociedad. El
Consejo estará presidido por el Ministro de Educación Superior, estará integrado por:
- los rectores de las universidades y los directores de institutos y colegios universitarios,
oficiales y privados,
- representantes estudiantiles y profesorales,
- representantes del Ministerio de Educación, Cultura y Deportes, el Ministerio de
Ciencia y Tecnología y de la Asamblea Nacional.

El Consejo propiciará la más amplia participación de las comunidades de la educación


superior en los asuntos que discuta, contará con una Comisión Ejecutiva con representación
de los distintos tipos de instituciones, actores y de las distintas regiones, y creará las
comisiones que requiera para el cumplimiento de sus funciones de consulta y discusión de
las políticas de educación superior.

Subsistemas

29. Para el cumplimiento de los propósitos del Sistema Nacional de Educación Superior se
crean los siguientes subsistemas:
- El Subsistema de Estudios Avanzados y de la Creación Científica, Técnica y
Humanística.
- El Subsistema de Evaluación y Acreditación Institucional.
- El Subsistema de Carrera Académica como mecanismo para la unificación de criterios
académicos y mecanismos para el ingreso, permanencia, prosecución, ascenso,
desincorporación y reingreso del profesorado
- El Subsistema de Calidad de Vida Estudiantil
- El Subsistema para el Mejoramiento del Desempeño Estudiantil.
- El Subsistema Nacional de Admisión.
- El Subsistema de Apoyo a la Inserción Social y Productiva del Egresado.
- El Subsistema de Información de la Educación Superior.
- El Subsistema de Financiamiento de la Educación Superior.
- El Subsistema de Desarrollo de Planta Física
- El Subsistema de Planificación y Promoción del Desarrollo Institucional

30. El Subsistema de Evaluación y Acreditación, el Subsistema de Estudios Avanzados y


de la Creación Científica, Técnica y Humanística, y el Subsistema de la Carrera Académica
Nacional serán coordinados por instancias autónomas y especializadas, cuyos cuerpos
directivos serán designadas paritariamente por el Ministerio de Educación Superior y el
Consejo Nacional de Educación Superior. Los miembros de los cuerpos directivos de estas
instancias deberán contar con altas credenciales y trayectoria académicas y durarán seis
años en sus funciones. Estas instancias tendrán la obligación de brindar informes y de oír
las opiniones tanto del Consejo Nacional de Educación Superior como del Ministerio de
Educación Superior.

31. El Subsistema de Calidad de Vida Estudiantil, el Subsistema para el Mejoramiento del


Desempeño Estudiantil, el Subsistema Nacional de Admisión, el Subsistema de Apoyo a la
Inserción Social y Productiva del Egresado, el Subsistema de Información de la Educación
Superior, el Subsistema de Financiamiento de la Educación Superior, el Subsistema de
Desarrollo de la Planta Física y el Subsistema de Planificación y Promoción del Desarrollo
Institucional estarán a cargo del Ministerio de Educación Superior, el cual creará
comisiones consultivas en cada área, la mayoría de cuyos miembros será designada por el
Consejo Nacional de Educación Superior. Estas comisiones y los responsables de la
coordinación de los subsistemas nombrados tendrán la obligación de rendir informes y oír
las opiniones del Consejo Nacional de Educación Superior.

III. SOBRE LAS INSTITUCIONES DE EDUCACIÓN SUPERIOR

Alcances de la autonomía

32. En ejercicio de su autonomía, de acuerdo a los criterios establecidos en la Ley de


Educación Superior y conforme a los demás instrumentos del ordenamiento legal
venezolano, las instituciones de educación superior estarán facultadas para asumir algunas
o todas las siguientes competencias:
- Elaborar, dictar y reformar su reglamento institucional, sus reglamentos especiales y
sus normas internas ;
- Crear, modificar, fusionar o suprimir sus estructuras académicas y administrativas;
- Elegir sus autoridades, darse su propio gobierno;
- Planificar, elaborar, ejecutar y evaluar su Plan de Desarrollo Institucional.
- Planificar, elaborar, ejecutar y evaluar sus programas;
- Organizar y administrar su patrimonio, formular y ejecutar su presupuesto, crear
fuentes adicionales de financiamiento;
- Escoger mediante concurso de oposición público su personal docente;
- Seleccionar e incorporar el personal administrativo y obrero de apoyo;
- Establecer los aranceles por la prestación de determinados servicios; y
- Establecer contratos de servicio y convenios de cooperación.

Reglamentos institucionales

33. Cada institución de educación superior se regirá por un reglamento institucional en el


cual se establecerán sus objetivos institucionales, filosofía de gestión, estructuras
académicas, formas de gobierno, ámbitos geográficos y las formas de administración de su
patrimonio. Las universidades elaborarán, dictarán y podrán reformar su reglamento
institucional, con la participación de todos los actores de la comunidad y en consulta con
aquellos actores externos que sean pertinentes. Los reglamentos institucionales de las
universidades serán refrendados por el Ministerio de Educación Superior, previa
conformación con los preceptos constitucionales y legales.

Los reglamentos institucionales de las demás instituciones de educación superior serán


dictados por el Ministerio de Educación Superior en consulta con las respectivas
comunidades.

Nivel de Formación de Grado

34. Los estudios de formación de grado están dirigidos a la formación integral de


profesionales de perfil amplio, sujetos capaces de pensar y actuar críticamente en su vida
personal, profesional y ciudadana, que dominen las teorías y técnicas básicas de su
profesión y sean capaces de desempeñarse con eficiencia y responsabilidad.

35. Los estudios de formación de grado serán gratuitos en las instituciones oficiales.

Requisitos de Ingreso

36. Para cursar estudios de formación de grado se requiere el Título de Bachiller y estar
inscrito en el Sistema Nacional de Admisión. Las instituciones de Educación Superior
podrán autorizar por vía de excepción la inscripción en determinadas carreras de personas
que no tengan el Título de Bachiller y reglamentarán especialmente esta disposición.

Nivel de Estudios de Postgrado

37. Los estudios de postgrado tienen como finalidades fundamentales:


- Estimular la creación y producción intelectual en los campos de saber científico,
tecnológico y humanístico.
- Contribuir a la profundización de la formación de alto nivel de los egresados de
educación superior, ampliando su capacidad para el ejercicio profesional, la producción
intelectual, la participación en las redes nacionales e internacionales de conocimiento, la
comprensión de la diversidad cultural, su contribución al desarrollo social, económico,
político, ético y cultural, y la preservación del patrimonio histórico-cultural y ambiental, en
los ámbitos nacional y mundial.
- Favorecer la incorporación creativa de las instituciones de educación superior, en el
abordaje de la comprensión de nuestras diversidades como país en el contexto
latinoamericano y mundial, el tratamiento de problemas en su complejidad, considerando
sus dimensiones técnicas, políticas, éticas, sociales, culturales y ambientales; y la definición
y realización de cursos de acción, en trabajo colaborativo entre distintas instituciones y
actores sociales.

En los estudios de postgrado, junto a los estudios propios de los ámbitos disciplinarios, se
privilegiarán los enfoques y proyectos de carácter interdisciplinario y transdiciplinario.

38. Las instituciones de educación superior, en coordinación con el Subsistema de Estudios


Avanzados y de la Creación Científica y Humanística, promoverán y apoyarán la creación
de unidades dedicadas a la creación intelectual, la investigación y la producción que se
vinculen directamente a los postgrados académicos y el establecimiento de redes y alianzas
que permitan tanto la comunicación, el intercambio y la cooperación de los profesores con
sus homólogos nacionales e internacionales, como la difusión nacional e internacional de
sus aportes a los respectivos campos del saber.

39. Se propiciarán los postgrados interinstitucionales de carácter nacional e internacional,


especialmente los estudios de postgrado de carácter latinoamericano y caribeño.

40. Según sean sus propósitos específicos, los estudios de postgrado se clasifican en dos
categorías: a) Estudios de especialización, conducentes a los títulos de Especialista o
Magíster, según el énfasis (profesional o académico) de los estudios que se realicen; y b)
Estudios doctorales.

41. Los estudios doctorales estarán dirigidos a propiciar el fortalecimiento de comunidades


de pensamiento y la formación para la producción intelectual independiente. Para el
otorgamiento del título de doctor se requerirán estudios supervisados institucionalmente y
el examen público de una tesis especialmente elaborada para la obtención del título. Los
estudios doctorales serán de competencia exclusiva de las universidades que demuestren la
existencia de líneas de investigación con proyectos activos y resultados relevantes, así
como la disponibilidad de profesores con obra intelectual reconocida.

Las actividades postdoctorales formarán parte de los programas de educación avanzada


continua de las universidades que posean recursos adecuados para la realización de esta
labor.

Características de los procesos formativos

42. En consideración de sus objetivos generales y condiciones específicas, los procesos


formativos en la educación superior, tendrán las siguientes características:
- La integración de contenidos y experiencias dirigidas a la formación ética, el ejercicio
de la ciudadanía democrática y la acción profesional responsable técnica, social y
ambientalmente.
- La participación de los estudiantes en los procesos de investigación, creación
intelectual y vinculación social.
- La reivindicación del valor de la pregunta, de la multiplicidad de fuentes de
información y del debate plural como rasgos inseparables de la enseñanza superior.
- El abordaje de problemas complejos, en contextos reales y con la participación de
actores diversos.
- El ejercicio de la labor social y el trabajo como elementos que contribuyen a la
formación integral y profesional.
- La apertura a innovaciones educativas,
- La flexibilidad de los planes de estudio para facilitar diversas trayectorias formativas.
- La promoción, el reconocimiento y la acreditación de experiencias formativas en
distintos ámbitos.
- La integración de los estudiantes a los ámbitos de relaciones profesionales y
académicas.
- La apertura a posibilidades para la educación continua y la posibilidad del tránsito de
una institución de educación superior a otra.
- El fomento de la realización de cursos y experiencias formativas en instituciones
distintas, nacionales e internacionales.

Servicio a la comunidad como requisito para ejercer cualquier profesión

43. Conforme lo establece la Constitución Nacional, quienes aspiren al ejercicio de


cualquier profesión, tienen el deber de prestar servicio a la comunidad. Tal servicio se
considera como un espacio de aprendizaje y contraprestación a la sociedad. Se establece en
un año el tiempo obligatorio para la prestación de dicho servicio, cuyas condiciones y
lugares serán concertados entre las instituciones de educación superior y programas de
interés público relacionados con cada profesión, dando preferencia a aquellos programas
que cuenten con participación de la comunidad organizada y estén dirigidos a los sectores
con menos acceso a los servicios profesionales.
El Estado y los particulares que contraten servicios de profesionales exigirán a éstos
constancia del cumplimiento del año de servicio a la comunidad. Igual exigencia se hará a
quienes aspiren a cursar estudios de postgrado.

Inserción social y productiva de los egresados

44. Las instituciones de educación superior tendrán el compromiso de apoyar la inserción


social y productiva de sus egresados y en tal sentido deberán, en coordinación con el
subsistema nacional correspondiente: a) Realizar un seguimiento continuo de sus egresados
de la Educación Superior y de los campos de trabajo; b)Sostener un diálogo continuo con
empleadores y sectores que puedan demandar el servicio de los egresados de la educación
superior; c)Favorecer la formación de sus estudiantes como emprendedores, capaces de
forjar sus propios campos de desempeño, en correspondencia con las necesidades sociales,
culturales, políticas, éticas y económicas.

El desempeño estudiantil

45. El desempeño estudiantil es entendido como el conjunto de experiencias y logros


educativos de los estudiantes, derivados de su relación con la educación superior y de los
aportes que ésta hace a su iniciación profesional y a su formación integral como sujetos
capaces de pensar y de actuar críticamente. El mejoramiento continuo del desempeño
estudiantil es una responsabilidad fundamental e indeclinable de las instituciones de
educación superior, tanto como de los estudiantes como sujetos de su propia formación.

Desde un enfoque integral del desempeño estudiantil, el mejoramiento continuo de éste


implica el desarrollo de acciones institucionales que consideren, entre otros aspectos: Las
condiciones de ingreso a la educación superior, la formación previa de los aspirantes, el
tránsito de la educación media a la educación superior, la revisión de los procesos de
enseñanza, los ambientes formativos más allá de las aulas de clase, la valoración social de
las instituciones y carreras, las vinculaciones de la formación con los campos de desempeño
profesional, las competencias y cualidades que se desarrollan, las condiciones de ingreso a
la actividad profesional; entendiendo que el conjunto de estos aspectos confluye en la
calidad, la equidad y la pertinencia de la formación de los estudiantes en la educación
superior.
La evaluación del desempeño estudiantil formará parte de la evaluación institucional.

Los Planes de Desarrollo Institucional

46. Cada institución de educación superior definirá un plan de desarrollo institucional,


derivado de la discusión y participación de su comunidad académica, la consulta a aquellos
actores externos que considere pertinentes y la consideración de las prioridades nacionales,
regionales y locales para el desarrollo de la educación superior.

El Plan de Desarrollo Institucional tendrá una duración de cinco años e incluirá el análisis
de las situaciones institucionales, la definición de objetivos y cursos de acción prioritarios
en cuanto al menos las siguientes áreas:
- el desempeño estudiantil y la admisión;
- el desarrollo académico de sus profesores, con clara incorporación de la formación en
la teoría y la práctica de los procesos educativos universitarios;
- los estudios avanzados y la creación científica, humanística y tecnológica, ligada a la
constitución y consolidación de comunidades de pensamiento
- las vinculaciones y relaciones de colaboración con el entorno social en general y en
particular con los otros niveles educativos;
- la integración de sus egresados a labores de producción social y estudios avanzados;
- las articulaciones con otras instituciones de educación superior;
- la cooperación internacional y su desarrollo sustentado en proyectos de carácter
institucional; y
- la organización académica y administrativa y el funcionamiento de la institución.

Los planes operativos y presupuestos de las instituciones de educación superior tomarán


como referencia cada Plan de Desarrollo Institucional. Así mismo, los Planes de Desarrollo
Institucional servirán de referencia para los procesos de evaluación institucional.

Sobre las estructuras académicas de las instituciones de educación superior

47. Conforme al principio de autonomía, en el reglamento de cada institución de educación


superior quedarán establecidas sus estructuras académicas, las cuales serán evaluadas
periódicamente para valorar su efectividad y realizar las modificaciones pertinentes.
Las estructuras académicas de las instituciones de educación superior deben estar diseñadas
para:
- Promover el trabajo interdisciplinario y transdisciplinario; la interacción entre los
estudiantes y profesores y de éstos con distintas disciplinas, corrientes de pensamiento y
fuentes de información; el desarrollo integrado de las actividades de formación,
investigación, creación, producción y vinculación social.
- Garantizar flexibilidad para atender necesidades diversas, derivadas de las necesidades
de la formación, la investigación y la vinculación social de las instituciones.
- Propiciar y apoyar iniciativas académicas de profesores y estudiantes
- Garantizar flujos de información y comunicación oportunos.
- Facilitar la reubicación y el rediseño de funciones y la movilidad intra e
interinstitucional de los profesores y del personal técnico de apoyo.
- Facilitar la utilización compartida de los servicios y recursos existentes, así como
promover la creación y el fortalecimiento de servicios, laboratorios, proyectos y centros de
información compartidos.
- Establecer mecanismos que permitan ampliar el tiempo y la extensión del uso de los
servicios y recursos en función de las necesidades de la educación abierta y permanente.
- Contemplar la evaluación institucional permanente y la retroalimentación para la toma
de decisiones.
- Fomentar el trabajo colaborativo y el aprendizaje colectivo y, en particular, el
establecimiento de grupos de investigación, formación y vinculación social y su
articulación con redes nacionales e internacionales.
- Crear y fortalecer escenarios para el desarrollo de prácticas profesionales a lo largo de
toda la formación, vinculados con las comunidades.
- Establecer mecanismos para el desarrollo de ofertas múltiples de formación, más allá de
las conducentes a título.

En el diseño de las estructuras académicas se procurará además la eficiencia de costos y se


evitará la proliferación burocrática, sin desmedro de las consideraciones de calidad y de los
criterios académicos y de gestión antes enunciados.

Sobre el gobierno de las instituciones de educación superior

48. Conforme al principio de autonomía, en el reglamento de cada institución de educación


superior quedarán establecidas sus instancias y mecanismos de gobierno, las cuales se
inscribirán dentro de las condiciones establecidas en este capítulo.

49. Las autoridades de las instituciones de educación superior serán electas por la
comunidad académica respectiva en forma directa y secreta. Para optar o ejercer el
rectorado o los vicerrectorados de las universidades o ser directivo de institutos o colegios
universitarios es requisito indispensable el grado de doctor.

50. En las instituciones de educación superior, las funciones: Reglamentaria o Normativa,


Ejecutiva, Electoral, Disciplinaria, Contralora y de Apelaciones, serán distribuidas y
asumidas por diferentes organismos de similar jerarquía, integrados mayoritariamente
mediante elección directa y secreta de las comunidades estudiantiles y profesorales, sin
dependencia de unos organismos con respecto a los otros.

51. En la conformación y el ejercicio del gobierno de las instituciones de educación


superior, se garantizará:
- la participación de la comunidad y de los sectores sociales interesados en la gestión de
las instituciones;
- el establecimiento de mecanismos de control social de la gestión;
- la responsabilidad de las autoridades y de los miembros de los organismos de gobierno
sobre las decisiones tomadas en el ejercicio de sus funciones, incluyendo la omisión de
aquellas que por sus atribuciones les correspondieren;
- la obligación de las autoridades de dar respuesta oportuna a las solicitudes de la
comunidad;
- la rendición de cuentas de los recursos, gastos, procesos y resultados institucionales
ante la comunidad, el Estado y la sociedad.

52. Para la elección de autoridades tendrán derecho al voto las profesoras y profesores de
carrera académica y las y los estudiantes, en condiciones contenidas en los reglamentos
correspondientes. El voto de las profesoras o profesores jubilados será ponderado, de
manera que no exceda el 10% del universo electoral.

53. Quienes ejerzan la representación de los profesores en organismos de gobierno no


podrán ejercer simultáneamente ningún cargo directivo.

La defensoría del universitario

54. En cada institución de educación superior existirá una Defensoría del Universitario, la
cual tendrá a su cargo la promoción, defensa y vigilancia de los derechos y garantías de la
comunidad universitaria, conforme a lo establecido en la Constitución, las leyes y
reglamentos institucionales. La defensoría atenderá tanto a los derechos individuales, como
a la defensa de intereses legítimos, colectivos o difusos, en provecho de su promoción,
consolidación y ampliación, así como contra las omisiones, arbitrariedades, desviaciones de
poder y errores que puedan afectar tales derechos. A estos efectos, podrá supervisar todas
las actividades universitarias, siempre con el respeto debido a los derechos y libertades de
las personas en el marco del procedimiento y la legislación vigente

La Defensoría del Universitario será un agente activo de la promoción de la educación


como proceso creador de la ciudadanía; y actuará como garante de la acción institucional en
este sentido.

La Defensoría gozará de autonomía funcional, administrativa y financiera.

La Defensoría del Universitario actuará bajo la dirección y responsabilidad del Defensor o


Defensora del Universitario, quien será designado por la comunidad académica respectiva

IV. SOBRE LAS PROFESORAS Y LOS PROFESORES


55. Las profesoras y los profesores de las instituciones de educación superior estarán
clasificados como: profesoras o profesores de carrera académica o profesoras o profesores
contratados.

Las profesoras o los profesores de carrera académica se desempeñarán a dedicación


exclusiva en las instituciones de educación superior, estarán dedicados a labores de
formación, investigación, creación científica, técnica o humanística y vinculación social.
Están obligados a seguir la carrera académica. Su ingreso será por concurso de oposición
público ante jurado calificado, cuyos miembros deben tener al menos la categoría de
agregado. Para su permanencia en la institución será requisito indispensable el
cumplimiento de los lapsos de ascenso establecidos en la carrera académica.

Las profesoras o profesores contratados tendrán una dedicación a tiempo convencional,


serán seleccionados entre profesionales de destacada trayectoria en la creación cultural
independiente, el ejercicio libre de su profesión, la prestación de servicios en la empresa
privada, organismos no gubernamentales o en la administración pública. La evaluación de
sus credenciales se hará con base a su experiencia y a su potencialidad de aportar nuevos
conocimientos y prácticas a la formación, la investigación o la vinculación social.

Gozarán de una remuneración acorde con sus credenciales.

Al menos el 60% de los profesores y profesoras de las instituciones de educación superior


serán profesores o profesoras de carrera académica.

56. La carrera académica promoverá y reconocerá el esfuerzo personal de los profesores


dirigido a la formación integral de nuevas generaciones, sus aportes a la creación científica,
tecnológica o humanística, y a la vinculación social de las instituciones de educación
superior. Estos aspectos serán evaluados en forma continua.

Las categorías y remuneraciones establecidas por la carrera académica estarán asociadas al


desempeño académico de los profesores.

57. Las categorías de la carrera académica serán: a)Instructor, b)Asistente, c)Agregado,


d)Asociado y e)Titular. Para ascender de una categoría a la inmediata siguiente será
requisito presentar un trabajo original a la consideración de un jurado integrado por
profesoras o profesores de igual o superior categoría a la que se aspira. Igualmente, será
considerada la evaluación del desempeño del profesor en la formación, la creación
científica, tecnológica o humanística y en la vinculación social.

Para ascender a la categoría de profesora o profesor asistente se requiere poseer el título de


Magíster o un grado equivalente, capacitación pedagógica y haber ejercido dos años como
instructor. Para ascender a la categoría de profesora o profesor agregado se requiere haber
ejercido cuatro años como profesor asistente. Para ascender a la categoría de profesora o
profesor asociado se requiere el grado de doctor y haber permanecido en la categoría de
asistente cuatro años. Para ascender a la categoría de profesora o profesor titular se requiere
haber permanecido cinco años como profesora o profesor asociado.
58. Será requisito para la jubilación de las profesoras y los profesores, el cumplimiento de
30 años de servicio y haber cumplido los 65 años de edad.

V. SOBRE LAS Y LOS ESTUDIANTES

La atención integral al estudiante

59. Es responsabilidad de las instituciones de educación superior y del sistema en su


conjunto garantizar las mejores condiciones posibles para la atención integral al estudiante,
cuyo objetivo es elevar la calidad de vida estudiantil como soporte fundamental para el
logro de la misión de las instituciones de educación superior. La atención integral
comprende, entre otros, los servicios de prevención, asistencia y apoyo a los estudiantes,
considerados como elementos clave para el desempeño estudiantil en condiciones de
equidad y calidad, que exigen el desarrollo de esfuerzos bajo un enfoque preventivo e
integral, haciendo énfasis en su función educativa. Estos programas se organizarán como un
sistema de atención efectiva a las necesidades de los estudiantes, capaz de brindar un
servicio óptimo para todos y garantizar condiciones que posibiliten el acceso equitativo a la
educación superior, el desempeño estudiantil adecuado a este nivel y la incorporación
social y productiva de sus egresados.

La participación estudiantil

60. El ejercicio de la democracia participativa es uno de los ejes fundamentales de la


experiencia estudiantil en la educación superior. En tal sentido, la promoción y
fortalecimiento de la participación estudiantil constituye una de las contribuciones
principales de la educación superior a la formación de ciudadanía. La consolidación de la
participación estudiantil como rasgo inherente a la educación superior se expresará en: (i) la
actividad estrictamente académica (estimulando una pedagogía universitaria crítica,
reflexiva y creativa, promoviendo la integración de los estudiantes a labores de
investigación y vinculación social); (ii) la vida cultural, social y deportiva de las
instituciones; (iii) el debate y la toma de decisiones en asuntos que conciernen al sector
estudiantil; (iv) la discusión sobre la educación superior y los problemas del país, así como
sobre otros temas políticos, culturales, éticos; (v) la gestión institucional; (vi) la existencia
de múltiples organizaciones; (vii) el desarrollo y sostenimiento de relaciones con
estudiantes y comunidades académicas de otras instituciones nacionales e internacionales;
(viii) el fortalecimiento de articulaciones con el entorno sociocultural y con los actores
sociales vinculados a los campos de desempeño profesional.

VI. Leyes complementarias

61. Se plantea la creación de dos leyes complementarias:


a) Ley de Financiamiento de la Educación Superior, la cual contemplará entre otros
aspectos: La creación de un fondo de financiamiento; la creación de fondos especiales que
permitan financiar proyectos relevantes; el otorgamiento de zonas rentales para cada
universidad oficial, financiamiento especial para su desarrollo y facilidades en los trámites
y permisología.
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