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G237 Historia del Tiempo Presente.

Módulo 2. Los rasgos históricos de nuestro tiempo.

- La aceleración del cambio.


- Las fuerzas profundas de una nueva historia.
- La Globalización.
▪ La economía globalizada.
▪ Globalización y fragmentación del desarrollo.
- La revolución digital. Hacia la comunicación "en tiempo real".
- De la sociedad posindustrial a la sociedad informacional.
- Lo cultural: posmodernidad, ciencia e identidad.
▪ La cultura de mercado y la comunicación de masas.
▪ Las ideologías: posmodernidad y posmodernismo.
▪ La función decisiva de la ciencia como variable estratégica para el progreso.
▪ El feminismo.
▪ Las luchas por la identidad La dialéctica universalismo/particularismo.
▪ La cultura de masas: rebelión sin rebelión.
- El nuevo pensamiento crítico más reciente.
- El rechazo a la globalización (I). El Movimiento Antiglobalización. Los nuevos
nuevos movimientos sociales.
- Una nueva época. También ¿un mundo infeliz?

La relación dialéctica entre este nuevo período en el que vivimos y el tiempo previo, se
puede observar en la nostalgia a los tiempos pasados (30 años después de la II Guerra
Mundial, época de prosperidad) ante un presente y un futuro incierto. Desaparecen los
rasgos que estructuran la realidad mundial y entramos en una época caracterizada por una
serie de fenómenos y conceptos concretos.

1. La aceleración del cambio.


En la Historia es muy importante el estudio del cambio. Las sociedades son estudiadas en
base a la transformación que van experimentando.
El principal factor estructurante de nuestra etapa histórica es la globalización, fruto de un
proceso histórico que ha adquirido características muy diferentes a la de tiempos
anteriores.
Podemos observar que en el Tiempo Presente, el cambio se ha vuelto una constante. La
actualidad supone un clima de constante cambio. El cambio se ha acelerado, pero no es
un cambio revolucionario. Siempre se ha asociado el cambio a las situaciones
revolucionarias, provocando una crisis profunda del sistema existente; sin embargo, en el
Tiempo Presente, el cambio se ha convertido en una constante que se da cada vez a una
velocidad mayor, pero no hace decaer el sistema, sino que lo perpetúa. No altera nuestro
modelo de vida, sino que forma parte de un discurrir histórico que no genera rupturas
decisivas y que se encuentra interiorizado por la sociedad actual. Es un cambio que tiene
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también mucho que ver con el capitalismo que existe desde finales del siglo XX: el
capitalismo flexible.
Por un lado, parece un fenómeno muy positivo, ya que supone el avance y la constante
modernización tecnológica y científica. Sin embargo, también constituye un fenómeno
con unas connotaciones muy negativas: este cambio es muy rápido, pero es incluso más
rápido de la renovación generacional, que es el modo de abordar la trayectoria personal
que tuvo lugar en el siglo XX. En el siglo XX, cada generación vivía en un entorno más
o menos estable. Esta situación ha cambiado, y con ella ha cambiado nuestro modo de
entender la vida que nos espera. Esta es la causa del sentimiento de incertidumbre y
frustración que caracteriza a la sociedad. Así, se conoce a esta sociedad como la sociedad
del riesgo, explicación también a la situación política que se vive, aumentando la
sensación de vulnerabilidad de los individuos de todas las sociedades (tanto avanzadas
como no avanzadas). Hoy en día, este conocimiento y esta difusión del conocimiento
aumentan la sensación de desesperanza en las sociedades.

2. Las fuerzas profundas de una nueva historia.


Si a eso se le añade que a un sistema de relaciones internacionales peligroso pero estable
como era la Guerra Fría le ha seguido lo que se conoce como el Desorden Mundial, es
aún más entendible la sensación de incertidumbre que afecta a la mayor parte de la
sociedad.
Los tres elementos distintivos de este tiempo visto con perspectiva histórica son:
- Los medios de comunicación en tiempo real.
- La globalización.
- Las luchas por la identidad.
Estos tres elementos incluyen también una gran paradoja que influye aún más a la
sensación de incertidumbre de las diferentes sociedades. Los dos primeros son de carácter
universalista, afectando a todas las sociedades (en mayor o menor medida) y generando
así un punto común entre individuos de distintas culturas. Sin embargo, el tercer elemento
es de carácter particularismo, cerrándose frente al resto del mundo e intentando proteger
y defender la identidad propia frente a las foráneas.
La forma de información que supone una continua transmisión de datos accesible para
todo el mundo con acceso a internet, además, genera un acercamiento entre las diferentes
sociedades.

3. La Globalización.
La globalización es otro de los elementos que genera la inseguridad en la que viven las
sociedades, y también contradice mucho la sensación que existía cuando se dio el fin de
la Guerra Fría, el fin del Apartheid… Incluso, con la fascinación que generó en la
sociedad las nuevas tecnologías, ayudó a aumentar esta inseguridad. La globalización es
el factor más característico del Tiempo Presente. Según este señor, la primera
globalización es la que ponen en marcha en el Imperio español y Portugal, mediante rutas

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comerciales, al conectar Europa con África y, en el caso del Imperio español, al descubrir
el continente americano y posteriormente el Océano Pacífico, estableciendo una
comunicación intercontinental. A partir de ahí, hay un proceso de creciente acercamiento
entre las economías mundiales. Tras esto, en la segunda mitad del siglo XX, se da otra
globalización – esta vez de tipo cultural – a través de la televisión, que permite poner en
contacto a países de todo el mundo. La globalización es un proceso que tiene una
capacidad de poner en contacto a las diferentes sociedades y transformar la realidad y la
situación social de una manera que no se había visto nunca antes. Al mismo tiempo que
es un proceso, es el fruto de una política desarrollada por grandes entidades, gobiernos,
instituciones… que alimentan un tipo de procesos que alimentan el fenómeno de la
globalización. Sobre todo, el desarrollo de la economía financiera en detrimento de la
economía real, así como el desarrollo del mercado, son los principales factores que
favorecen esta globalización.
La economía globalizada es donde más claramente se presenta la globalización. La
actividad económica funciona como una actividad mundial desde hace bastante tiempo,
lo cual es posible gracias al desarrollo de la tecnología informática, que permite
comunicar en tiempo real a todos los elementos productivos del sistema. Los capitales se
movilizan constantemente las 24 horas del día. También tiene lugar en el ámbito
tecnológico y científico, en los que existe un desarrollo constante en todo el mundo.
Asimismo, también tiene lugar una globalización en el mercado de trabajo: establecen su
producción en lugares con mano de obra más barata, pero también atraen a mano de obra
procedente de otros países.
Este proceso globalizador, la Nueva Economía, se funda en la sociedad industrial, en los
años 1990s, cuando se van haciendo patentes los avances en software y hardware,
transformando Bill Clinton la economía de EEUU, y dándose en Europa la unificación
económica con el Banco Central Europeo y la creación del Euro. En Japón, las economías
tradicionales industriales lideraban el proceso, pero fueron finalmente sustituidas por las
nuevas economías, economías emergentes (que se encuentran principalmente en Asia,
encabezada por China pero seguida por otros países asiáticos).
La globalización ha puesto en evidencia las limitaciones del aparato de regulación oficial
de las sociedades: el Estado.
Parece que en algunos momentos podríamos dar la razón a algunas aproximaciones de
futuro que la ciencia planteó el siglo pasado, y que hablaba del futuro como una sociedad
de características prehistóricas: si bien ha existido un gran avance de la tecnología y la
ciencia, éstas vienen acompañadas de pobreza y precariedad de una gran parte de la
población.
Ya se ha dejado atrás el colonialismo histórico, pero dentro del marco geopolítico existe
hoy en día un sistema neocolonial en el que ya no existen dominios militares/territoriales,
sino un control económico y monetario de los mercados y las economías de otros países
por parte de los Estados más poderosos, siguiendo a grandes rasgos un claro eje Norte-
Sur.
Vivimos en una época en la que se da la paradoja de que la globalización, en términos de
movimiento (geográfico, intercambios económicos…) se ha afianzado en la

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precarización, o al menos ésta no se ha corregido lo suficiente. Hay, en muchas


sociedades, factores endógenos en el fracaso; pero también existen factores
internacionales que impiden, por ejemplo, a países del llamado Tercer Mundo, a
prosperar. Además, genera una realidad perversa ya que, aunque estos países han
mantenido tasas demográficas creciente que podrían compensar el decrecimiento
demográfico que caracteriza a los países del Primer Mundo, se crean unos fenómenos
migratorios a los países con mayor prosperidad, de forma inversa a la histórica (antes los
europeos viajaban a otros continentes, como América; hoy en día, gente de América y
África se traslada a Europa). Esta también puede considerarse como una característica de
que estamos en otra época: se da una generalización de los procesos migratorios para
asentarse en países que experimentan crecimiento económico.
Esta situación genera un fenómeno muy difícil de gestionar, que es el multiculturalismo,
y que a su vez genera un tipo de sociedad diferente a las sociedades del siglo XX. En
relación con la situación geopolítica mundial, el reparto de los poderes se ha vuelto mucho
más sencillo que en la situación del pasado.

4. La revolución digital. Hacia la comunicación “en tiempo real”.


La tecnología digital empezó a existir mucho tiempo antes, sobre todo en el marco de la
lucha de la II Guerra Mundial, cuando se creó una gran máquina llamada EMAC. Sin
embargo, a partir de los años 1960s se empezó a utilizar la tecnología con otros fines
(siendo su desarrollo liderado por EEUU); Kleirock intentó el desarrollo de la interfaz;
Tomlinson inventó el correo electrónico, lo que permitió el envío de información y la
comunicación en tiempo real. Esto, en cualquier caso, se mantuvo muy apegado, por el
aún limitado desarrollo de la microtecnología, a grandes aparatos. Posteriormente, la
empresa IBM creó algo que revolucionó el mundo tecnológico: el personal computer. A
partir de entonces, todas las personas podían tener acceso a un ordenador, a tecnología…
el acceso a intercambio de información a través de una red de acceso internacional
llamada internet, se ha asociado a la posibilidad de obtener información en tiempo real a
través de aparatos cada vez más pequeños.
A este proceso es a lo que se conoce como Revolución Digital, y supone un cambio de
magnitud incluso superior a lo que supuso en su momento el Neolítico, es un proceso que
puede guardar similitudes con el proceso que supuso la Revolución Industrial. Los
impactos decisivos que ha tenido la Revolución Digital se pueden ver en múltiples
ámbitos. Hoy en día, por ejemplo, no puede realizarse la actividad económica sin la
comunicación a tiempo real y los aparatos tecnológicos. Asimismo, se ha vuelto más
valioso poseer conocimientos que poseer producción; a la sociedad actual, que no solo
usa la tecnología, sino que la aplica, se la conoce como la “sociedad del conocimiento”.
Sin embargo, todos los efectos que genera esta Revolución Digital es la aparición de una
nueva sociedad, que a principios del siglo XX se llamaba la “sociedad postindustrial”; sin
embargo, ésta también ha cambiado y hoy en día se conoce como la “sociedad
informacional”. Donde más han impactado estos cambios es en el trabajo: ha cambiado
el aparato productivo y, de este modo, ha cambiado también el modo de trabajar.

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5. De la sociedad posindustrial a la sociedad informacional.


El cambio social, perceptible sobre todo en los países más avanzados y prósperos y menos
perceptible en países más atrasados, se ha dado sobre todo desde la década de 1970 hasta
nuestros días. Se ha pasado de una sociedad industrial a una sociedad que, durante algún
tiempo, se denominó posindustrial, pero hoy en día se la conoce como sociedad
informacional.
Si bien en el pasado la sociedad estaba fragmentada en clases, las identidades sociales
colectivas han cambiado y hoy en día la fragmentación es más compleja. Esto se debe a
que ha cambiado la productividad económica, desde sociedades dedicadas principalmente
al sector industrial, a sociedades dedicadas principalmente al sector servicios. Esto ha
provocado un descenso de la riqueza a través del salario (el trabajo ya no permite un
proceso de promoción social y una mayor calidad de vida).
Las sociedades actuales ya tienen muy poco que ver con el sistema social de la sociedad
industrial: hemos ido pasando a un nuevo orden social, propio de la sociedad de la
información. La sociedad industrial duró mucho tiempo en los países desarrollados (siglo
XIX y gran parte del siglo XX), pero ha ido desapareciendo para dar paso a un nuevo
orden. También hay que tener en cuenta, para poder advertir el impacto tan arrollador de
este cambio, la desaparición del socialismo real, del socialismo de Estado, con lo que el
capitalismo financiero actual se ha extendido también por los países tradicionalmente
industriales que antes mantenían un socialismo de Estado: casi todas las sociedades
avanzadas se han configurado de un modo similar y avanzan además en la misma
dirección.
Este capitalismo es muy distinto del capitalismo industrial, y ha tenido grandes cambios
en la configuración social, del trabajo… teniendo además un efecto en las instituciones
sociales y los medios de producción.
Algunos de los sociólogos, politólogos… que han analizado más el proceso de
transformación de estas sociedades, las han descrito y nos las presentan en la actualidad:
Touraine (francés) habla de que esta es una sociedad fragmentada, entre procesos que
alimentan el cambio y siguen de alguna manera identificados con la idea de progreso, y
procesos que intenta mantener la tradición.
Un sociólogo alemán, Beck, utiliza el concepto de “sociedad del riesgo”, para expresar el
hecho de que las actividades económicas, que parecen no tener alternativa para cambiar
de modo, se mantienen realizando – a sabiendas – un daño ambiental irreversible.
Además, tiene mucho que ver con la inseguridad que le crean a las personas el sistema
económico y social vigentes, que les impiden crear un proyecto de vida, y probablemente
tengan que pasar por vivir en distintos entornos geográficos a lo largo de su vida. Además,
explica que la dinámica social ha cambiado porque ahora el aspecto dominante de la
sociedad son los comportamientos: la adaptación a la nueva realidad y la presencia de las
personas en la sociedad se realiza mediante acciones individuales de carácter comportual,
que pasan a formar parte de un todo colectivo.
Las grandes instituciones económicas generadoras de empleo y riqueza han pasado a
formar un todo hegemónico que dictamina cómo los individuos deben ser y operar; esto
afecta, sobre todo, a las formas asociativas, que han pasado a dejar de ser la mayor forma

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de asociación de los individuos de la sociedad. Los partidos políticos, los sindicatos, las
grandes organizaciones eclesiásticas y religiosas del mundo… tenían un gran influjo pero,
debido a todos estos cambios, han sufrido un declive; lo que ha dado paso a una forma
generalizada de actuación individualizada.
Se ha producido también un cambio en los espacios públicos y privados: los espacios
públicos han disminuido, y los espacios privados han ganado peso.
Según Ochoa, la sociedad actual – a diferencia de la sociedad industrial – ya no es una
sociedad de clases; y la lucha de clases ha sido sustituida por una lucha entre gobernantes
y gobernados. La disolución de las pautas de conciencia de clase y su sustitución por una
naturaleza de un trabajo cada vez menos mecánico, una participación cada vez menor de
los trabajadores en el capital de las empresas, una mayor individualización de unos
individuos que cada vez se sienten menos solidarios que otros… esto no significa que se
haya disuelto completamente la clase trabajadora; sino que se ha disuelto la conciencia
de clase, se ha disuelto el concepto de proletariado y el concepto de la lucha de clases
entre burguesía y proletariado.
Las nuevas formas de agrupación social buscan sobre todo la formación de nuevos grupos
sobre todo por afinidad cultural: género, orientación sexual, vinculaciones religiosas,
origen territorial, tipo étnico, tribus urbanas…
Manuel Castells habla de que la segmentación de la mano de obra, la individualización
del capital… ha influido en su conjunto a la desaparición de las sociedades de clases
propias de la era industrial. Este advenimiento hacia una nueva sociedad que de la
industrial ha pasado a la posindustrial y de ésta a la informacional, es además algo que
está asociado a un nuevo capitalismo mucho más complejo, que funciona de acuerdo con
el concepto de la flexibilidad económica, pero con normalmente unos niveles más bajos
de justicia social que en el pasado: se ha deteriorado, en términos de igualdad social, la
distribución de la riqueza. Ha surgido una nueva categoría social – que normalmente
sustituye a la clase trabajadora, a las clases más bajas del proletariado – que se denomina
precariado: a través del trabajo ya no se aspira a una promoción social, sino que la
precariedad en las clases bajas es mucho mayor.
También hay nuevos atributos, y han aparecido nuevas formas de marginalidad; estos son
fenómenos muy difíciles de combatir socialmente es la agrupación en grupos culturales
(que constituyen una suerte de refugio social). Tenemos que asumir que nos encontramos
en una sociedad y una realidad muy complejas. Esto ha afectado a las principales
instituciones sociales: ha habido una gran transformación en la institución social más
básica: las familias (ahora hay una gran variedad); habiendo aparecido, sobre todo, la
familia monoparental.
El progresivo declive del patriarcado como ideología fundamental de referencia para
organizar la vida social viene de atrás (la I Guerra Mundial), y también ha contribuido a
la desaparición del modelo cultural de referencia. Esto ha tenido también mucho que ver
con el declive de los sistemas eclesiásticos organizados.
Otro elemento que ha introducido fragmentación social es la introducción de elementos
organizados en grupos de edad. Al romperse la conciencia de clase, intergeneracional, se

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buscan solventar las necesidades distintivas y diferenciadas de cada generación en por


distintas vías.
Aquella juventud que tenía y actuaba con conciencia de clase era una juventud rebelde y
reivindicativa. Hoy en día la juventud sigue siendo inconformista y estando insatisfecha,
pero hoy en día es acomodaticia y conservadora (busca más la estabilidad material que el
cambio de la sociedad).
Esto tiene mucho que ver con la nueva consideración del trabajo. El cambio viene dado
por la desregulación del trabajo tras la revolución conservadora de Thatcher y Reagan.
El triunfo de la Revolución Neoconservadora implementa el liberalismo y la
desregulación de los mercados, que ha afectado mucho a la actividad laboral. A todos los
trabajadores se les exige flexibilidad y adaptación para poder participar en el mercado de
la actividad económica; esto genera un nuevo entorno, fomentado también por la
deslocalización de las empresas a lugares en los que puedan producir más barato. Esto
genera un desanclaje o desubicación, que generan un nuevo entorno y un nuevo uso de
la fuerza laboral para poder mantener la producción activa. Ha desaparecido la
vinculación del trabajador con un espacio empresarial, geográfico y social en el que poder
permanecer toda la vida.
La mano de obra ha pasado a ser un elemento de la producción totalmente intercambiable
por cualquier otro – con lo que siempre hay una continua búsqueda de una mano de obra
más barata. Sennett (creo) llama a esto la “corrupción del carácter”. Esta situación ha
dado lugar a la conversión de trabajadores de clase obrera a pobres sociales.
Finalmente, podemos ver cómo esto repercute en los movimientos sociales. El
movimiento social por excelencia era el movimiento obrero; pero hoy en día, los
movimientos sociales están principalmente caracterizados por el recelo a instituciones
gubernamentales e históricas a las que no quieren tener ningún tipo de dependencia; o
movimientos sociales relacionados con elementos más segmentados en los que los
individuos están unidos por su concienciación con una causa, pero no su condición social
(feminismo, ecologismo, pacifismo…).
La clase social ha sido sustituida por la identidad social. Mientras que la clase social era
globalizadora y hacía desaparecer las demás identidades (o las englobaba), hoy en día los
individuos pueden mantener más de una identidad social.

6. Lo cultural: posmodernidad, ciencia e identidad.


La cultura es lo que permite organizar el mundo simbólico, y en función de ello, genera
pautas de conducta. Es el medio a través del cual damos sentido a la actuación y operamos
de acuerdo con ella. La realidad social no estaría únicamente condicionada por los
aspectos materiales de la misma (el funcionamiento de la economía) y se considera que
está tan condicionada por lo que es cultural, inmaterial, que por los condicionamientos
objetivos y cuantificables de las sociedades.
Para abordar esta cuestión, debemos tener en cuenta que nos encontramos en la sociedad
de la información; de aquí deviene que estamos inmersos también en la cultura de masas.
Sin embargo, es también innegable que en el mundo en el que se vive podemos advertir

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la existencia de culturas muy diversas que coexisten y conviven, muchas veces viéndose
amenazadas por esta sociedad de la información que tiende a homogeneizar culturalmente
a todo el mundo.
Sería un error no tener en cuenta las tensiones existentes entre culturas y civilizaciones
diferentes en un mismo marco geográfico. En cualquier caso, habiendo por un lado una
sociedad que funciona sobre todo por las nuevas formas de producción y distribución de
la información – que parece que tiende a homogeneizar las culturas de la Tierra –, y por
otro lado la tendencia a preservar la diversidad cultural existente; el tercer fenómeno es
que hay también una mezcla entre civilizaciones, que es lo que ha provocado el fenómeno
del multiculturalismo.
El fenómeno del multiculturalismo ha extendido también una realidad nueva en nuestro
tiempo, que es el del relativismo cultural. El fenómeno real del multiculturalismo estaría
llevando a muchos agentes sociales y políticos a promover el ejercicio de convivencia
entre las sociedades, admitiendo las diferencias que presentan las diferencias culturales
entre las personas. Algo que nos llevaría a respetar los sentimientos religiosos de
determinados objetivos, que no se verían por este motivo obligados a cumplir las mismas
normas sociales que el resto de la comunidad (por ejemplo).
Estamos en una nueva fase de la época de las masas. La principal diferencia entre el siglo
XIX y el siglo XX es que el siglo XIX es principalmente el siglo de la burguesía y el
individuo; mientras que el siglo XX es el siglo de la sociedad de masas. Esta sociedad de
masas se consagra en el período de entreguerras, y se desarrolla desde entonces. La
sociedad de masas se constituye por un conjunto de individuos poco diferenciados entre
sí (que además tienden a imitar las pautas sociales de su comunidad) y convierten sus
comportamientos y sus pautas sociales en las comunes de la sociedad. Si de algún modo
se ha transformado, es debido a su asociación con la digitalización en esta Era Digital.
Está definida por la transmisión constante de flujos de información, el uso de la
transmisión de conocimiento como método principal de producción. Esto ha dado origen
a una nueva formación cultura.
En todas las sociedades de masas, los medios de comunicación tuvieron una gran
influencia; pero hoy en día, los medios de comunicación han generado una nueva cultura
de comunicación de masas, adquiriendo una importancia mucho mayor.
Desde el punto de vista del proceso del que estamos hablando, hay que tener en cuenta
otros aspectos de carácter más convencional. Ya hicimos referencia a cómo este abandono
de la sociedad propia del período de posguerra dio paso a una revolución cultural en la
década de 1960. Luego, esto se fue asociando con un cambio filosófico en el modo de
pensar el mundo (la posmodernidad). También tuvo que ver la disolución del marxismo
y el triunfo del pensamiento neoliberal; con lo que a esta cultura se la puede asociar una
serie de aspectos intelectuales.
La nueva cultura de nuestro tiempo tiende a difundirse por los soportes mediáticos y
tecnológicos. Sin embargo, también se puede incidir en este carácter de nuestro tiempo
como una especie de “ansiedad colectiva”, una sensación de incertidumbre y
desconcierto; a la vez que este desarrollo tecnológico puede dar una imagen de
modernidad, en nuestro tiempo no debemos pensar que haya quedado relegado,

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rechazado, desaparecido, el sentimiento religioso. Aunque para el mundo más


desarrollado la religión haya pasado a ser una cuestión personal, existen países
actualmente de carácter teocrático (como Arabia Saudí). Las formas de la religiosidad
más extendidas han avanzado hacia formas más fundamentalistas de la práctica religiosa.
Se ha desarrollado con las mismas características en el mundo cristiano, como en otras
religiones muy extendidas.
Huntington expresaba que, aunque había un proyecto ideológico en el modo de hacer
política exterior en EEUU, ha predicho, debido a esta multiculturalidad – no sé qué dijo
Fidel, pero en internet pone que Huntington afirma que la multiculturalidad es en esencia
algo antieuropeo, una ideología anti-Occidental (“Multiculturalism is in its essence anti-
European civilization. It is basically an anti-Western ideology”).
El mundo en que vivimos, al mismo tiempo que muchas personas de forma espontánea
se sienten parte de una comunidad que es la humanidad en sí misma y se sienten muy a
gusto en la multiculturalidad; hay tantas o más personas que consideran que ese proceso
es de interés de los países occidentales, que es de carácter imperialista y se protegen en
sus culturas respectivas, para no perderse en esa homogeneización que está sucediendo.
El “poder blanco” se da como dinámica por parte de países occidentales para utilizar la
propaganda, los medios de comunicación… para vender una imagen benévola de su país
y su cultura.

La cultura de mercado y la comunicación de masas.


Esta nueva etapa de la cultura de masas en la que hablamos de la comunicación de masas
está caracterizada – aunque venga de muy atrás, no es de nuestro tiempo – por que los
medios de comunicación estén muy relacionados con el mercado, la economía…
hablamos de industria cultural, política cultural, administración de la cultura… asociada
con los medios de comunicación de masas.
Esto a la vez que crea pautas de socialización muy efímeras y modas que duran muy poco
tiempo (y que crean a su vez una inestabilidad en la sociedad), genera un nuevo entorno
para la vida. Además del medio natural (primer entorno) y el medio social (segundo
entrono) que es donde se han desarrollado todas las experiencias históricas, ahora hay un
tercer entorno, el mundo digital, que tienen un impacto real en la vida de las personas y
en las pautas de la sociedad.
Lo mediático es el elemento clave de la cultura de masas, y que se consume como cultura
de masas. Este proceso empezó con la televisión, pero se ha convertido en un poder
considerable que determina los contenidos y flujos de la comunicación, y la conducta de
las personas; a través de esta aparentemente inocente actividad de que nosotros
consumamos información a través de los medios electrónicos.
Ahora la difusión mediática se realiza de manera mucho más polarizada. Los
consumidores nunca somos conscientes de quiénes son los creadores de contenido. Hoy
en día existe todo un nicho de empleo para la creación de contenido – que no es libre. De
este modo, todo el contenido que se crea tiene un motivo y una finalidad.
Las implicaciones que tiene esto es que los consumidores acríticos, crédulos, a través de
este tercer entorno (virtual) se sienten integrantes de un mundo sin tener contacto físico

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con los otros integrantes de este mundo virtual, pero compartiendo aspectos culturales,
preferencias, creencias… creando comunidades virtuales.
Otro aspecto que define nuestra sociedad actual es la alta cultura, la producción cultural
de alto nivel. La producción cultural de mayor nivel también opera dominada por los
principios y criterios de mercado. Lo que forma parte de nuestro estilo de vida es la cultura
de consumo de masas.

Las ideologías: posmodernidad y posmodernismo.


La corriente de pensamiento del posmodernismo es la más característica del tiempo en el
que vivimos. En la esfera de lo que son las esferas intelectuales y las corrientes de
pensamiento que existen, debemos hablar de fuertes contrastes. Es importante hablar de
la importancia de la ciencia en los últimos años, tanto a nivel intelectual como económico,
social o cultural.
La ciencia no sólo es importante por la trascendencia directa que tiene en la vida de las
personas – transmitida además por las nuevas tecnologías –, sino que, además, el
espectacular desarrollo en el campo de las ciencias experimentales incita a la aparición
de debates éticos, y permite la opción de poder intervenir en los medios naturales.
Sin embargo, al mismo tiempo que ocurre esto, desde el punto de vista filosófico, ha
cambiado la forma de concebir e interpretar la realidad, de modo tal que se ha puesto en
severa tela de juicio el paradigma de la modernidad. Esto es a lo que se llama el
posmodernismo; más que una escuela filosófica, es un conjunto de propuestas críticas con
la fe que las instituciones políticas, filosóficas, sociales, económicas… habían puesto en
el avance de la ciencia y los beneficios del desarrollo de ésta.
Estamos hablando de dos dimensiones distintas.
El término de posmodernidad es ambiguo, y remite a dos realidades diferentes.
- Uno de ellos es la posmodernidad, un término utilizado para denominar el Tiempo
Presente.
- El otro es el posmodernismo, una determinada forma de pensar, una
reconsideración profunda de la utilización de la razón como dominadora del
mundo: una posición filosófica, ideológica, cultural.
Estas posiciones filosóficas aparecen en la Revolución del 68, es una forma de discutir la
modernidad (como ilustración nacionalista). La razón ya había empezado a estar en crisis
en la coyuntura de la II Guerra Mundial, ya que la razón no permitía explicar cómo, en
una civilización moderna y desarrollada como la alemana, había podido tener lugar el
Holocausto. El tipo de conciencia que tenemos nosotros de quiénes somos y cómo
podemos intervenir en la realidad que se nos presenta, es el pensamiento posmoderno, y
choca muchas veces con la modernidad.
Este cuestionamiento de la idea de progreso, de las bondades del conocimiento científico,
habla de la crisis de la modernidad, en la que nos encontramos sumidos. Algunos
posmodernos hablan de la necesidad de matizar el concepto de modernidad, en lo que
algunos llaman la “modernidad tardía”.

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La posmodernidad ha constituido una reacción contraria a la modernidad, que pide una


reformulación de la misma, y ha dejado de considerar como una aceptación de lo que
sería lo natural en el modo de estar en la realidad y cómo intervenimos en ello, que puso
el pensamiento ilustrado; y ha puesto en nuestras manos la corriente relativista. Frente a
esas seguridades que proporcionaba la fe en la ciencia y en la razón, hoy en día existe una
relativización en la forma de pensamiento de la realidad. Hemos ido aceptando – porque
a través del análisis científico y filosófico hemos ido viéndolo – que no hay una sola
verdad: ha cambiado la noción de sujeto, la visión sobre el tiempo, la visión sobre la
realidad… estamos en una nueva subjetividad.
Sobre la idea de realidad, la puesta de largo del posmodernismo ha supuesto una
revolución en los modos de pensar de los países occidentales (sobre todo). Desde que el
paradigma ilustrado no siempre llegó a buen puerto y algunas veces repitió errores del
pre modernismo, el posmodernismo ha criticado sobre todo la idea de la verdad como un
todo propia del modernismo. Se considera que la realidad tiene una naturaleza inestable
y, en lugar de llegar a conocerla certeramente, nunca podremos conocerla del todo.
El segundo aspecto que define a la posmodernidad es la idea del tiempo, la fe en el
progreso humano. Ya no existe la fe en el progreso ni la fe en el futuro. Además, tuvo
lugar un giro humanista que defendía que los hombres fueran dueños de su propio destino,
lo que provocó el fin del giro circular del tiempo que caracterizaba al pensamiento del
pasado. Esto generó una idea de tiempo como algo lineal y progresivo: las sociedades
estaban en constante avance y progreso. Sin embargo, comenzaron a darse sucesos que
ponían en entredicho esta cuestión: guerras, desigualdades… A partir de todo eso, la
perspectiva posmoderna ha desarrollado una sensibilidad trágica: los humanos, a pesar de
haber pretendido controlar la realidad y hacer cosas buenas, los humanos solo podemos
intervenir la realidad a través de un medio que no podemos dominar completamente: el
lenguaje, que es una construcción cultural. Se da una crisis de la representación de las
ciencias sociales. Dado que sólo pueden actuar a través del lenguaje y éste es limitado,
tienen que aceptar que no pueden controlar la realidad; que además, no está estructurada,
sino por estructurar.
El tercer aspecto contra el que se postula la modernidad es la idea de sujeto. La
modernidad creó al sujeto como una especie de entidad que se encontraba en el centro de
la realidad social, sustituyendo a Dios por el individuo y relegando la religión. Creó al
sujeto como una especie de identidad nuclear, que debía ser dotado por la capacidad de
razonamiento y conocimiento para poder intervenir en la sociedad: es un sujeto
emprendedor y capacitado, y se le adscriben derechos y privilegios. Sin embargo, desde
el posmodernismo se defiende que el lenguaje, lo cultural, lo social, el inconsciente…
impiden a la razón gobernar en el individuo. Esta manera de pensar de que a través del
pensamiento podemos dominar el mundo puede relacionarse también con el tiempo en el
que vivimos, en el que asistimos a una sensación de desencanto y desconcierto por esa
incapacidad de gobernar en lo real – lo que ha afectado gravemente a los sistemas
políticos.
Lógicamente, este cambio en la sensibilidad y en la conciencia y en la percepción de la
realidad ha afectado, sobre todo, al marxismo y al liberalismo, basados sobre todo en la
razón, las ideas modernas… saliendo reforzado el conservadurismo, el tradicionalismo,

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las visiones religiosas de la realidad. Las ideologías racionalistas han entrado en crisis,
las ideologías antirracionalistas han salido reforzadas, y se pone la identidad en primer
plano.
Uno de los ideólogos de la nueva derecha norteamericana se apellida Strauss. Este
filósofo, después de la II Guerra Mundial, propuso la vuelta al mundo clásico, valorando
mejor aquella época para la humanidad, que la época presente.
Esta crisis de la verdad ha tenido un gran impacto en las ciencias social, en la Teoría
Social, en la Historia como ciencia. Este impacto del posmodernismo, que en cierta
manera ya está siendo superado, ha venido y se ha quedado entre nosotros, con lo que
llamamos la Crisis de Representación de las Ciencias Sociales: como la realidad no está
estructurada y no hay forma de representarla científicamente, la herramienta que se utiliza
es el lenguaje en las ciencias sociales. Hoy en día, todo es discurso. En este nuevo modo
de ver la realidad, no hay ninguna forma de conocimiento que ofrezca el conocimiento de
la realidad de una manera única y objetiva. En la Historia como ciencia, es la Escuela de
Annales la que rompe con el paradigma de la modernidad. Se deconstruyen grandes
narrativas, y se trata de resolver cuestiones concretas mediante un pluralismo
metodológico (“la Historia en migajas”). A los que estudian esta situación, la llaman “la
sustitución de los científicos por la de los ironistas” (creo).
Lo que ha acabado por entrar en crisis es el posmodernismo radical o extremo, que es el
que rechazaba la razón como medio para dar un relato e intervenir en los procesos sociales
(Lyotard, Bravdillard); pero luego, como una reacción a este posmodernismo pesimista
que además planteaba muchas limitaciones a la capacidad de las sociedades para
intervenir esta realidad, surgió una reacción por parte de lo que se llama el
posmodernismo reconstruccionista (Rorty, Jameson, Laclau y Mouffe). La idea es que la
teoría moderna se asume que presenta grandes limitaciones, pero ofrece más bien una
alternativa para que las sociedades dispongan de herramientas para intervenir en la
realidad: esto permite tener ilusiones políticas, tiene un impacto político.
Lo más importante es que ha venido a reformular algunas de las ideologías clásicas. Por
ejemplo, Rorty es el exponente del liberalismo posmoderno (sobre todo norteamericano).
Plantea la validez de los principios progresistas, pero admitiendo el relativismo liberal.
Jameson es un marxista posmoderno, que hace una crítica profunda del posmodernismo
extremo o nihilista; frente a la aceptación como inevitable del capitalismo de nuestro
tiempo (postcapitalismo o capitalismo financiero), ofrece un arsenal de aproximaciones
críticas a este tipo de fenómenos, y propuestas para la actuación. Critica el culturalismo,
la superficialidad… vigentes en las posiciones de individuos y sociedades en el presente.
Presenta una nueva forma de ejercer las ciencias sociales.
Laclau y Mouffe plantean una idea de la democracia radical. Necesitamos regenerar la
democracia como forma de gobierno, y usan ideas radicales y marxistas con el
componente posmoderno de utilizar el discurso para movilizar a las sociedades en favor
del establecimiento de democracias radicales. Plantean una nueva forma de emancipación
social. Apuestan por un modelo político normalmente denominado como el “populismo
de izquierdas”. Sería una democracia radical porque consideraría como secundarias las
posturas políticas, poniendo por delante la erradicación de las injusticias sociales. Este

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planteamiento de la democracia radical es donde, en nuestro tiempo, están refugiándose


los marxistas – aunque hay muchas tensiones entre marxistas y populistas en el seno de
la izquierda.
La emergencia de estas formas de pensamiento que podemos considerar que están bajo el
paraguas de la posmodernidad pero critican la primera posmodernidad, es la expresión de
lo que algunos estudiosos llaman el declive del posmodernismo; por el hecho de que
resultaría o sería una manera de tomar conciencia de las limitaciones del paradigma de la
modernidad, pero no ofrecería ninguna alternativa para intervenir en la realidad, que se
ha vuelto caótica y difícil de manejar.
Para dar cuenta de esta situación filosóficamente nueva, se utiliza el término de la
transmodernidad. En esa nueva manera de abordar filosóficamente nuestra época,
encontramos una afloración, una vez comenzado el siglo XXI, de muchas formas de
pensamiento crítico; una especie de inconformidad del tiempo en que vivimos, planteado
desde el análisis político y sociológico, desde el análisis desde una perspectiva crítica.
Destacan autores como Zizek (que ha construido un pensamiento crítico y ha mostrado la
obsolescencia de la nostalgia sobre el siglo XX y la utilización en la época del
materialismo histórico; ¿Luchas de clases o posmodernidad?), Chomsky, Bourdieu o
George. En la transmodernidad se reconoce la invalidez del paradigma de la modernidad,
pero no se corresponde estrictamente con que la alternativa sea la posmodernidad: hay
otras alternativas para explicar el mundo moderno que no impliquen la pasividad y la
incapacidad de actuación en la sociedad actual. No supone el rechazo hacia la
posmodernidad, sino la opción de que existan alternativas de una nueva modernidad, una
lectura crítica de la posmodernidad.
Entre quienes han resultado más leídos se encuentra Naomi Klein. Klein es una mujer
miembro de la bien acomodada y reconocida izquierda liberal norteamericana, que criticó
duramente la ideología neoconservadora que estaba detrás del despliegue del capitalismo
asentado en la sociedad. En esta línea de una nueva forma de pensamiento crítico,
también tuvo mucho impacto Piketty, que hizo una historia económica de la desigualdad,
demostrando que el sistema capitalista, lejos de la utopía que igualaría a la sociedad, había
creado una aún mayor desigualdad de la riqueza. En esta misma línea y con el mismo
tono ensayístico de Klein, está el joven pensador británico Owen Jones. Jones publicó un
texto en el que se mostraba que el odio hacia las clases bajas tenía que ver con la clase
dominante que estaba detrás del sistema capitalista. La tesis de Owen Jones era que le
mayor éxito que habían conseguido los poseedores de estos capitales que generaban tal
desigualdad social era haber convencido a las clases populares era que la causa de esta
desigualdad social era la actitud acomodaticia de estas clases bajas (si tú pierdes bienestar
social es por culpa de los inmigrantes que reciben ayudas sociales… tu enemigo es tu
compañero de clase y no la élite dominante), en su obra Chavs. La demonización de la
clase obrera.
Richard Dawkins y Stephen Pinker plantean propuestas sobre que las sociedades son solo
un encuentro entre humanos, solo pueden funcionar a través de las instituciones, y existe
actualmente una excesiva tecnificación de la vida pública, que va arrinconando cada vez
más el componente humano de las relaciones sociales.

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Buyn Chul-Han plantea una nueva forma de vida comunitaria. A él le parece muy
necesario volver a recuperar a los ricos: combatir el individualismo extremo de acuerdo
al que nos conducimos y que perpetúa las continuas desigualdades, renunciando al
ejercicio de una libertad individual en favor de un nuevo comunitarismo. El ejercicio de
la libertad individual se redirigiría hacia el bien de la comunidad y no hacia el beneficio
individual y personal.
Lo más importante que plantea la posmodernidad es que hay que atreverse a pensar y
encontrar una nueva receta general, hay que seguir cualquier propuesta también
críticamente. Deconstruye el discurso, y eso supone un gran aporte en las ciencias
sociales.

La función decisiva de la ciencia como variable estratégica para el progreso.


La ciencia ha adquirido una importancia en nuestro tiempo como en ningún otro momento
de la Historia, entre otras cosas porque se ha asociado al cambio tecnológico que ha tenido
lugar en el Tiempo Presente. Lo que ha permitido esto es que el lenguaje científico se
haya globalizado, y los avances tengan lugar a nivel mundial y a gran velocidad.
Por un lado, es una herramienta capaz de resolver muchos de los problemas de la
condición humana; pero, por otro lado, lo hacen suscitando numerosos debates éticos,
sociales, políticos… En cualquier caso, la ciencia tiene una importancia sin precedentes
en la vida actual.
A la cabeza de esos riesgos que se observan, están aquellos que derivan de un avnce
continuado e ininterrumpido que han generado consecuencias (como la reducción de la
biodiversidad, la contaminación de la Tierra, la posibilidad de acabar con los recursos
disponibles) que pueden provocar el fin de la habitabilidad del planeta. Otros problemas
que suscita el debate científico están relacionados con los avances médicos. Uno de los
avances médicos es la biomedicina, originada con el descubrimiento de la estructura
molecular del ADN, que posteriormente ha permitido descubrir el mapeado del genoma
humano. El mapeo del genoma humano se consiguió en el año 2000; y se hizo posible, a
través del proceso de la clonación, la posibilidad de recrear seres vivos (p. ej. La oveja
Dolly). Hoy en día esto se utiliza – mediante células madre – para curar a fetos que aún
no han nacido, analizar las posibles patologías que tendrá… permite al hombre actuar
como si fuera Dios.

El feminismo.
Algunos de los nuevos movimientos sociales “clásicos” se han añadido otros nuevos: los
“nuevos nuevos movimientos sociales”. Uno de ellos, aunque de raíces más clásicas, pero
que se ha reformulado, es el feminismo.
El feminismo más reciente es la nueva forma que adquiere un movimiento reivindicativo
relacionado con el creciente papel social y público de las mujeres, que se hizo manifiesto
sobre todo después de la I Guerra Mundial. Después de la II Guerra Mundial, la mujer
ocupó espacios de toda la sociedad, aunque seguían existiendo grandes diferencias entre
hombres y mujeres.

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La primera fase del feminismo trata sobre todo de conseguir el voto femenino; pero esta
segunda generación del feminismo trata de alcanzar la igualdad entre hombres y mujeres,
teniendo en cuenta además la diferencia existente entre género y sexo.
Lo que hizo sobre todo emerger a este nuevo movimiento social en los años 1960s, derivó
con posterioridad en los años 1980s a insistir en elementos que vinculan a esta segunda
generación de feminismo no ya solo en la reivindicación de la igualdad, sino también en
la reivindicación de la diferencia. Se reivindica por tanto la lucha por la identidad.
Ya se observan estas dos maneras distintas de entender el feminismo casi desde su
arranque; el feminismo de la diferencia incide sobre todo en la diferencia que existe entre
hombres y mujeres, aludiendo a que existe un modo femenino y un modo masculino de
ver la vida, y que estas dos formas son difícilmente homogeneizables.
El feminismo de tercera generación hace de esta identidad el elemento central de esta
movilización.

Este movimiento feminista se ha encontrado también con el multiculturalismo. Frente a


la concepción moderna del discurso feminista de la mujer como elemento universal con
unos problemas universales, se ha encontrado con que las mujeres de otras culturas ven
el discurso occidental como una forma de dominación, ya que son ajenos a ellas. Si
existen identidades y culturas diferenciadas, debemos aceptar que no todas se amparan
bajo el mismo discurso, no todas tienen los mismos problemas ni requieren las mismas
soluciones.
La posmodernidad ha acabado con la unidad de perspectiva que caracterizaba al
feminismo en el siglo XX, para generar diferentes puntos de vista, relacionados con el
multiculturalismo y la preocupación con la identidad.
Existe lo que algunos llaman feminismo posmoderno, que critica al feminismo moderno
como algo que debe ser superado. Cuando se profundiza en esta cuestión, se observa……
Una buena parte del movimiento feminista ha incorporado elementos de la crítica de la
modernidad, formando parte de un discurso de la emancipación, independientemente del
tipo de feminismo que sea:
- Hay que trascender la categoría de género humano, y la categoría de la humanidad.
- Una lucha contra la democracia, hace falta un nuevo sistema.
Para las feministas modernas, la lectura de la sociedad como una en la cual el hombre y
la mujer son una categoría binaria sobre la cual se asienta el mundo, es una categoría
irrenunciable. Sin embargo, la búsqueda de la identidad individual propia de las
feministas posmodernas puede llevar a una desmovilización social.

Las luchas por la identidad. La dialéctica universalismo/particularismo.


La identidad ha pasado a ser un elemento fundamental de la filosofía y de la acción
política, protegiendo como un valor positivo la diferenciación. A veces es para protegerse
de la globalización; pero muchas otras veces, está relacionado con la pura reafirmación

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identitaria, como una forma de protegerse de la incertidumbre propia de la sociedad


respecto del futuro.
Hay un escritor cristiano-libanés, Maalouf, que en 1999 publicó el libro Identidades
asesinas. Él siente la presión de un hombre moderno, que percibe negativamente las
tendencias de los hombres posmodernos.
Es algo que ha dado origen, por un lado, a un identitarismo agresivo (como el islamismo),
y por otro, a movimientos políticos neonacionalistas (no siguiendo el principio de las
nacionalidades, sino manteniendo y exhibiendo las diferencias entre las regionalidades).

Otro fenómeno identitario es el de que esa insistencia de identidades diferenciadas se hace


presente no solo en la identidad colectiva, sino también en la identidad del “yo”. Estamos
en una época en la que triunfa una nueva concepción del Yo: una concepción yoísta del
Yo, y no comunitaria. Una concepción puramente individualista del Yo para exhibirse y
mostrarte ante esta sociedad del espectáculo que existe y que se encuentra fomentada,
principalmente, por las redes sociales. Esta Rebelión contra el Anonimato, propia de
nuestro tiempo, no cuestiona la sociedad existente, sino que intenta, mediante la
reafirmación personal, ser parte de esta sociedad y lograr tener éxito en ella. Es la
Rebelión sin rebelión. Se trata de un sujeto obsesionado de llenar su vida de contenido,
porque las redes sociales se han vuelto un lugar común de nuestra época. Se trata de un
Yo desmovilizado, que no critica ni cuestiona lo que le rodea, sino que busca salir del
anonimato, pero aceptando y acomodándose en la realidad social en la que vive.
Filósofos como Buyn Chul-Han han analizado cómo la sociedad de masas del siglo XX,
pegada al televisor, ha derivado a la sociedad yoísta actual. Así, esta nueva concepción
social individualista y yoísta ha hecho desaparecer la comunidad, la concepción de
comunidad, los lazos de solidaridad en la sociedad. Esto está muy relacionado con la
sociedad de consumo, que favorece a su vez esta concepción individualista de uno mismo.
Eso que se considera que es una forma de darle intensidad a la vida, constituye una
máquina que favorece a los mecanismos de la sociedad a reducir la movilización social,
a no luchar.

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