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Los querubines no tenían sus rostros hacia fuera mirando hacia delante. De ese modo el hombre no podía ser impulsado a
adorarlos. Como ellos mismos están adorando, no podrían recibir la adoración. Uno no adora al que adora. Uno adora al
que es adorado por los adoradores.
En segundo lugar vemos que no había sólo un querubín sino dos, que tenían sus rostros vueltos el uno hacia el otro. Esto
nos enseña que en la presencia del Eterno hay una relación íntima entre los adoradores. En su presencia no puede haber
disensiones y riñas. Donde hay divisiones y falta de afecto el Eterno no puede manifestarse. Así que el lugar donde el
Eterno pone su trono tiene que ser libre de rivalidades, críticas, envidias, malas lenguas, egoísmo y irritaciones.
Si un adorador no puede ser adorado y si Yeshúa es el adorador más grande que hay entre los hombres, ¿cómo se nos
ocurre adorarle? No está permitido adorar a un adorador sino sólo al que es el objeto de la adoración de los adoradores
verdaderos.
Limpiémonos también de toda falta de amor y pidamos al Eterno que nos una para que él pueda encontrarse con nosotros
y gobernar sobre nosotros y manifestar su presencia gloriosa entre nosotros.
Que todos podamos llegar a la intimidad con nuestro Padre celestial Ketriel
En el texto que nos ocupa está escrito que las tablas tenían que estar juntadas desde abajo y también unidas por arriba. El
texto hebreo utiliza dos palabras diferentes para hablar de la unidad abajo y la de arriba. Cuando habla de la unidad de
abajo dice juntadas – toamim, תאמם, con alef y sin yud, y cuando habla de la unidad arriba dice completadas – tamim,
תמים, sin alef y con yud. Según Rashí las dos palabras hablan de lo mismo. Pero el hecho de que la Torá usa dos palabras
diferentes indica que hay dos tipos de unidad, una abajo y otra arriba.
Además la palabra utilizada para la unidad de arriba es la que las Escrituras usan para la perfección, ser completo en
íntegro. Se trata de una perfecta unidad.
La letra alef ( )אtiene el valor numérico 1 y la letra yud ( )יtiene el valor numérico 10. Esto nos puede indicar que la
unidad que hay arriba, con yud, es diez veces más fuerte que la de abajo con alef.
En este versículo, la unidad de abajo es mencionada antes de la unidad de arriba, lo cual nos enseña que si logramos
unirnos abajo en la tierra, aunque no sea una unidad perfecta, la influencia y la unidad que esto trae en el cielo es perfecta.
Otra vez el relato de la construcción del tabernáculo nos enseña la importancia de que los justos se unan para que el
Eterno pueda morar entre nosotros.
Que el Eterno nos ayude a unirnos para ser un templo santo en el Espíritu que fue dado al Mesías, Ketriel