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El Maná de la Torá por Dr Ketriel Blad

Yitró 17-1. Yitró


Éxodo 18:1-12
y a sus dos hijos, uno de los cuales se llamaba Gersón, pues Moisés había dicho: He sido peregrino en tierra extranjera, y
el nombre del otro era Eliezer, pues había dicho: El Dios de mi padre fue mi ayuda y me libró de la espada de Faraón.
(Éx. 18:3-4 LBLA)

¿Son todos los hijos únicos?


Sólo una de las 30 versiones de traducciones que he revisado ha traducido estos dos versículos según el texto hebreo. En
el texto de la Torá está escrito que el nombre del uno era Gershón y el nombre del uno era Eliezer. La Torá no dice el
uno y el otro o el primero y el segundo, sino el uno y el uno, en hebreo ha-ejad – ‫האחד‬. ¿No sería más lógico decir el uno
y el otro?
Cuando la Torá sale de lo común lo hace con propósitos muy específicos, para enseñarnos cosas importantes. ¿Entonces
qué podemos aprender de esto?
Creo que el Eterno nos está enseñando una lección importante en cuanto a la relación que tenía Moshé con sus hijos.
Cuando nació el primero tenía sólo un hijo, y todo el amor y la atención de los dos padres fueron dirigidos a este único
hijo. Luego cuando nació el segundo lo lógico era que el amor y la atención de los padres fueran repartidos entre los dos.
Pero al mencionar que Eliezer era el uno, aunque era el segundo, HaShem nos enseña que él fue tratado como si fuera el
uno, el único. Ambos hijos fueron considerados como únicos.
Esto nos enseña por un lado que los padres no pueden hacer preferencias en cuanto al amor y la atención de sus hijos.
Todos tienen que ser tratados como si fueran los únicos y no se puede hacer preferencias ni comparaciones entre ellos.
No es sano comparar los hijos. Cada uno tiene que ser tratado de diferente manera, según su particularidad y unicidad.
Por el otro lado nos enseña que para el Eterno, cada niño y niña nacido en este mundo es único. Como el amor de los
padres no disminuye para el primer hijo cuando nace el segundo, el amor del Eterno no disminuye cuando nacen más
hijos en el mundo. El ama a cada uno como si fuera uno sólo.
Esto también nos enseña que si hubiera habido sólo una persona en el mundo que hubiese pecado, el Eterno hubiera
cargado sobre Yeshúa su pecado para morir sólo por ella. De esa manera podemos entender el mensaje de Pablo que
dice: “el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.” (Gál. 2:20b LBLA) El amor del Eterno por medio de Yeshua es muy
personal. Tú eres único. HaShem no te ve como uno entre una masa grande de gente, él te ve como si fueras el único
hijo suyo. Eres muy importante para él. No te desprecies, eres único. Shavua tov – buena semana, Ketriel

Yitró 17-2. Yitró


Éxodo 18:13-23
Además, escogerás de entre todo el pueblo hombres capaces, temerosos de Dios, hombres veraces que aborrezcan las
ganancias deshonestas, y los pondrás sobre el pueblo como jefes de mil, de cien, de cincuenta y de diez. (Éx. 18:21 LBLA)

¿Por qué se necesitan jueces?


El hombre tiene una inclinación buena y una mala dentro de sí. La inclinación mala es egoísta y sólo busca propios
beneficios. Por causa de la inclinación mala surgen conflictos y guerras entre los hombres. Mientras haya una inclinación
mala en el hombre habrán conflictos entre las personas.
Los que tienen más de un hijo pronto se dan cuenta que el hombre nace egoísta. Los padres tienen que actuar como
jueces cada vez que sus hijos tengan algún conflicto entre ellos que no pueden resolver solos. En una familia es normal
que los padres tengan que juzgar a sus hijos todos los días para poner orden, paz y justicia entre ellos. Es importante que
los padres conozcan la Torá para poder aplicarla en la relación entre sus hijos. No se puede permitir el abuso, la
violencia, el hurto, el lenguaje feo y demás comportamientos malignos en los niños. Los padres tienen la responsabilidad
de corregir todo comportamiento que no esté de acuerdo con la Torá en sus hijos. Por eso no es bueno dejar a los hijos
en manos de otros hasta que los niños hayan pasado varios años en un ambiente de casa donde la Torá rige y donde hay
una atención personal para cada hijo mucho mejor que en una guardería.
El sistema de jueces es necesario en la familia y en la sociedad. Cuando hay conflictos entre las personas que ellas no
pueden resolver solas hace falta un juez que dicte una sentencia justa. El juez está puesto sobre los ciudadanos en lugar
del Todopoderoso. Lo que el juez dicte tiene que ser respetado como si hubiera venido directo del cielo. La única
ocasión cuando no se puede obedecer la sentencia de un juez es cuando no sigue las normas de la Torá. Por eso es muy
importante que un juez entienda su responsabilidad para juzgar según la justicia y no según sus propios criterios
personales.
Cuando Moshé fue aconsejado por su suegro Yitró a constituir jueces sobre el pueblo, no era suficiente que los jueces
fueran “capaces”, lo que implica tener cualidades de liderazgo y de administración, sino que fueran “temerosos del
Todopoderoso”. La cualidad de temor del cielo es sumamente importante a la hora de juzgar. Un juez que no teme al
cielo se vuelve corrupto y caprichoso. Además tenían que ser “hombres veraces”, aborrecedores de la mentira. La última
cualidad de un juez es que tenga aborrecimiento a las ganancias deshonestas, a la corrupción.
Toda nación necesita este tipo de jueces para que haya justicia y paz en la sociedad.
Cuando el Mesías instruye a sus discípulos a no juzgar, lo hace desde el punto de vista de la relación personal. En nuestra
relación con el prójimo no está permitido juzgar al otro, pero ese no es el caso de un tribunal. El contexto de Mateo 7
habla de juzgar sobre los errores que uno ve en el prójimo. Cuando uno señala los errores del prójimo normalmente es
una evidencia de que uno mismo tenga esos defectos en mayor escala. El que se molesta por la mota en el ojo de su
hermano es el que tiene una viga en su propio ojo.
En la relación personal hay que ser muy cuidadoso de no juzgar sobre lo que uno piensa que son los motivos del
prójimo. Normalmente no se sabe la razón detrás de los comportamientos de los demás. Sólo HaShem conoce los
motivos del corazón y allí no tenemos el derecho de juzgar ni en el nivel personal ni en un tribunal humano. Un tribunal
humano sólo puede juzgar hechos concretos, no los motivos, ni las cosas ocultas.
Lo que el hombre hace en secreto será juzgado por el tribunal celestial que todo lo ve. Pero las cosas concretas pueden y
deben ser juzgadas por un tribunal humano, siguiendo las normas establecidas por la Torá para ellas.
Que el Eterno levante jueces maduros entre nosotros que puedan juzgar correctamente y poner justicia y paz en el
pueblo. Shalom uvrajá – paz y bendición, Ketriel

Yitró 17-3. Yitró


Éxodo 18:24-27
Escogió Moisés hombres de virtud de entre todo Israel, y los puso sobre el pueblo como jefes sobre mil, sobre cien,
sobre cincuenta y sobre diez,(Éx. 18:25 RV1995)

¿Qué posición tiene el liderazgo?


La Torá dice que cuando Moshé escogió hombres para ser jueces en Israel, los puso sobre el pueblo. Esto nos enseña
que una persona en autoridad tiene una posición por encima de un ciudadano común. Esta posición no la tiene en
cualidad de persona sino en cualidad de juez. Cuando ejerce la función de juez está por encima del pueblo, pero cuando
no ejerce esa función está en el mismo nivel del pueblo.
Esto nos enseña que hay una diferencia entre posición y valor. Todos los hombres tienen el mismo valor pero no todos
tienen la misma posición. La posición no hace una persona más que otra, pero sí su función está por encima de los
demás. Esto es importante reconocer en estos días cuando la rebeldía y la eliminación del respeto a las autoridades se
está propagando por el mundo.
Todos los jueces que Moshé rabenu (nuestro maestro) puso sobre el pueblo no tenían la misma responsabilidad.
Algunos tuvieron la autoridad sobre mil, otros sobre cien, otros sobre cincuenta y otros sobre diez. Esto indica que no
todos tenían la misma capacidad de liderazgo y cada uno recibió un área de responsabilidad según su capacidad. Así
tiene que ser en una administración correcta. La persona correcta en el lugar correcto.
Cuando no hay líderes capaces o cuando una persona ocupa un lugar de autoridad sin estar capacitada para ello, el
pueblo sufre por una mala administración. Sabiduría es hacer las cosas de la mejor manera y Moshé hizo bien al
escuchar el consejo sabio de su suegro. Así el pueblo fue bendecido y aliviado.
Respetemos las autoridades que están por encima de nosotros y oremos por todas las autoridades que hay para que
puedan ejercer su función correctamente. Kol tuv – todo lo bueno, Ketriel

Yitró 17-4. Yitró


Éxodo 19:1-6
Vosotros habéis visto lo que he hecho a los egipcios, y cómo os he tomado sobre alas de águilas y os he traído a mí.
(Éx. 19:4 LBLA)

¿Qué es lo más importante en la vida?


El Eterno sacó a los hijos de Israel de Egipto con un solo propósito, que estuvieran cerca de Él. Esto es lo más importante
para el ser humano, estar cerca del Eterno.
¿Para qué el Eterno hizo todos los prodigios y milagros en Egipto? Para traer al pueblo a él. ¿Para qué dividió el Mar de
Cañas y llevó el pueblo al desierto? Para traer al pueblo a él. ¿Para qué enseñó al pueblo todas las leyes de un
comportamiento recto y santo? Para traer al pueblo a él. ¿Para qué constituyó la nación de Israel? Para tener un pueblo
cercano a él. La intimidad con el Eterno es lo más importante en la vida. No importa si tienes dinero, amigos,
prosperidad y felicidad en este mundo, si no has desarrollado una intimidad con el Eterno, para nada sirve todo lo
demás. El hombre fue creado no sólo para vivir para el Eterno sino también para vivir con el Eterno. Si no vives cerca de
él y si no has experimentado de manera concreta en tu interior su presencia, debes buscarlo con todo tu corazón,
estando dispuesto a sacrificar todo lo que tienes con el fin de conseguir lo más importante en la vida – intimidad con el
Eterno. Aparta como mínimo una hora al día en oración, alabanza y estudio de las Escrituras. Así desarrollarás tu
intimidad con el Eterno. Que te vaya bien, Ketriel

Yitró 17-5. Yitró


Éxodo 19:7-19
Y pondrás límites alrededor para el pueblo, y dirás: "Guardaos de subir al monte o tocar su límite; cualquiera que toque
el monte, ciertamente morirá.(Éx. 19:12 LBLA)

¿Para qué sirven los límites?


El pueblo fue sacado de la esclavitud de Egipto y ahora tenía que pasar por un largo proceso de cambio de mentalidad
para llegar a ser un pueblo libre. Cuando el Eterno los liberó de la esclavitud no los dejó en el aire, sin normas. La
verdadera libertad tiene que ver con normas fijas y límites marcados. Ahora le tocaba al pueblo aprender esta lección.
Muchas persona creen que la libertad implica hacer lo que uno desea. Pero la verdadera libertad es encontrar y
mantenerse dentro de los límites que el Eterno ha puesto para cada uno. Los límites y las normas estrictas no son para
impedir el desarrollo de la libertad, todo lo contrario. La libertad auténtica que el hombre puede experimentar es
cuando sepa cuáles son los límites dentro de los cuales puede moverse sin estar en peligro de ser castigado o dañado.

En este momento el Eterno enseñó al pueblo que hay límites importantes. Al cruzar los límites uno corre el peligro de
ser dañado e incluso morir, como en este caso. En medio de una carretera hay una línea divisoria entre las dos vías. Al
cruzar el límite uno corre mucho mayor peligro de tener un accidente. Las divisiones son para proteger y para dar
libertad. Al saber que no hay peligro dentro de los límites marcados, un siente seguridad y puede moverse libremente en
el área marcada. Quitar los límites no crea libertad, sino confusión y peligro de muerte. Guardar los límites crea libertad
y seguridad. Que el Eterno nos ayude a entender cuáles son los límites y mantenernos dentro de ellos, para nuestra
libertad y seguridad. Shalom uvrajá – paz y bendición, Ketriel
Yitró 17-6. Yitró
Éxodo 19:20 – 20:17 (v. 14 heb.)
Porque en seis días hizo el SEÑOR los cielos y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por
tanto, el SEÑOR bendijo el día de reposo y lo santificó. (Éx. 20:11 LBLA)

¿Por qué hay que acordarse del shabat?


Cuando el Eterno habló las diez palabras audiblemente desde el monte, dijo que los hijo de Israel deberían acordarse del
shabat para santificarlo y no hacer ninguna obra creativa. La razón es que el Eterno mismo hizo toda la obra de la
creación en seis días y cesó de sus actividades creativas en el séptimo día. El Eterno, por tanto, es el ejemplo a seguir
para acordarse y guardar el shabat.
Todos los hijos del Eterno están obligados a descansar en shabat, que es el séptimo día de la semana, no otro día.
El domingo fue introducido como día de descanso por el sistema constantiniano basado en el culto de la adoración al
sol. El cristianismo ha adaptado ese sistema como parte de su fundamento. Sin embargo el Eterno no cambia sus leyes y
no se puede decir que el domingo es el shabat. El mandamiento de descansar el séptimo día sigue vigente hoy y seguirá
vigente hasta que pasen los cielos y la tierra (Mat. 5:17-19).
El que se acuerda del shabat está reconociendo que el Eterno es el Señor sobre la creación y sobre el tiempo. El que no
guarda el shabat no respeta la autoridad del Creador sobre la creación y no le está imitando en su vida personal. El que
se acuerda del shabat para separarla de los demás días de la semana será santificado y recibirá aquella bendición que
está reservada sólo para ese día.
El shabat fue dado al ser humano para poder dedicarse al Eterno de una manera especial y es un medio para poder
desarrollar la intimidad con Él, como está escrito en Isaías 58:13-14: “Si por causa del día de reposo apartas tu pie para
no hacer lo que te plazca en mi día santo, y llamas al día de reposo delicia, al día santo del SEÑOR, honorable, y lo
honras, no siguiendo tus caminos, ni buscando tu placer, ni hablando de tus propios asuntos, entonces te deleitarás en
el SEÑOR, y yo te haré cabalgar sobre las alturas de la tierra, y te alimentaré con la heredad de tu padre Jacob; porque la
boca del SEÑOR ha hablado.” (LBLA) Que el Eterno nos dé gracia para que todos podamos entrar en el reposo del
shabat y así conocerle de manera más íntima. Que puedas profundizar tu relación con tu Padre celestial durante
este próximo shabat, Ketriel

Yitró 17-7. Yitró


Éxodo 20:18-26 (15-23 heb.)
Y respondió Moisés al pueblo: No temáis, porque Dios ha venido para poneros a prueba, y para que su temor
permanezca en vosotros, y para que no pequéis. (Éx. 20:20 LBLA)

¿Temer o no temer? Esa es la pregunta.


Después de la manifestación tremenda que hubo en el monte Sinai, el pueblo tenía mucho temor del Eterno. Un temor
de muerte les había inundado de manera que ya no querían escuchar la voz audible del Eterno desde el cielo.
Por eso Moshé les dijo que no temieran, pero en la misma oración dice que el Eterno había venido con estas
manifestaciones impresionantes para producir un temor permanente en ellos a fin de guardarlos del pecado. En el texto
hebreo aparece la misma palabra las dos veces. Por un lado no debían temer, pero por el otro lado tenían que temer
siempre para no pecar. Esto nos enseña que hay dos tipos de temor y que también hay un equilibrio que uno debe
tener en cuanto al temor al Eterno. Si hablamos de dos tipos de temor, podíamos explicarlos con dos palabras
diferentes, miedo y respeto. No es bueno tener miedo del Eterno puesto que él es amor y el amor echa fuera el miedo.
Por otro lado hay que tenerle tanto respeto que casi se convierte en pavor. Temer sí, pero sin temor. Que el Eterno
infunda mucho temor en nuestros corazones para que no pequemos, y que no tengamos nunca temor de acercarnos a Él
como nuestro Padre celestial. ¡Shabat shalom! Ketriel

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