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Manifestaciones de la
violencia sexual
contra niños, niñas y
adolescentes (NNA)
en contexto de
migración forzada
Contenido
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Unidad 2: Manifestaciones de la violencia sexual contra niños, niñas y adolescentes (NNA) en
contexto de migración forzada. .................................................................................................... 3
Tema 1: Abuso sexual como una relación de poder. .................................................................... 3
Tema 2: Adultocentrismo y patriarcado ....................................................................................... 4
Tema 3: Movilidad Humana .......................................................................................................... 8
Material de estudio sugerido. ..................................................................................................... 13
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Unidad 2: Manifestaciones de la violencia sexual contra niños,
niñas y adolescentes (NNA) en contexto de migración forzada.
Objetivos de aprendizaje:
Reconocer la violencia sexual contra niños, niñas y adolescentes (NNA) como un abuso
de poder.
Identificar los efectos de la violencia sexual en NNA.
Identificar las violencias en el entorno digital.
Conocer los conceptos asociados a la movilidad humana.
Reconocer la condición de movilidad como un factor de riesgo para la violencia sexual.
Para iniciar la Unidad: Manifestaciones de la violencia sexual contra Niñas, Niños y Adolescentes
en contexto de migración forzada, se sugiere ver y analizar el video “Abuso Sexual Infantil” con
aportes de la Dra. Cynthia Carofilis. Disponible en el aula virtual.
Para la autora esta creencia supone la violencia y la humillación que luego darán paso a
otras formas de abuso. Además, nos señala que la violencia hacia la infancia suele ser ejercida
por varones, cuestión que demuestra las relaciones de poder entre los cuerpos de varones
adultos y de las niñeces.
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patriarcales se traducen en el hecho clínico de que la mayoría de los abusadores de niños son
hombres, casi todos convencidos profundamente de sus derechos sobre los miembros de su
familiar (Barudy, 1998, p. 170).
Para Claudio Duarte (2015), el adultocentrismo es una extensión del dominio patriarcal,
donde las relaciones de género fueron arraigando simultáneamente relaciones generacionales
de superioridad- inferioridad. Este dominio tiene consecuencias claras en situaciones de
violencia sexual. Para las sociedades adultocéntricas, el niño o la niña no puede o no debe ser
actor sino hasta que lo haya demostrado en su camino hacia la adultez. La denuncia, por lo tanto,
dependerá de si este dispositivo validador de pensamientos y conductas, abren la posibilidad de
considerarlo como tal (Duarte, 2012).
En segundo lugar, el esencialismo (Duarte, 2012) coloca el tiempo de los niños y niñas
conjugados en futuro porque la retahíla de que son el futuro de la patria los despoja de presente.
Por lo que, a la violencia sexual se la comprende por una generadora de consecuencias
posteriores, en un tiempo lejano al presente hasta que la persona haya alcanzado las
características universales del ser humano, es decir, hasta que deje de ser niño y se convierta en
adulto. Aquí opera un dispositivo opresor evidente, la postergación de la satisfacción de
necesidades de niños y niñas víctimas de violencia y la consecuente negación de que la violación
pudiera haber generado consecuencias inmediatas sobre las cuales hay que operar en el
presente. Asimismo, cuando el acto de violencia sexual es denunciado, por lo general, quien es
el violentador es un sujeto que cuenta con esas características universales y que esencialmente
es dueño de las decisiones del presente, lo que consecuentemente plantea un conflicto con un
sujeto validado y ciudadano completo.
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Los datos empíricos basados en las denuncias corroboran que los agresores: suelen ser
personas conocidas para la víctima que efectivamente ejercen algún tipo de relación de poder
(familiares mayores, profesores, amigos cercanos a la familia). Por otro lado, investigaciones
desde las ciencias sociales nos remiten a que las características psicosociales de los agresores
son más cercanas a la población general que a la población con patologías (Lira Mendiguren et
al., 2017; Segato, 2003).
Esto da cuenta de la utilidad de un modelo que explique el abuso sexual dentro de una
estructura patriarcal y adultocéntrica que lo permite, en lugar de buscar las explicaciones dentro
del campo de la psicopatología.
Consentimiento
Desde una perspectiva legal en Ecuador (el Código Integral Penal) todo menor de 14
años no puede dar consentimiento para una relación sexual. Es decir, todo contacto sexual con
un menor de 14 años es abuso o violación.
Dado que los estereotipos de género construyen como vemos las conductas sexuales de
hombres y mujeres, hay una tipología de víctima que hace que exista un modelo de víctima ideal
de la violencia sexual y una víctima que en cambio es culpabilizada del daño recibido. La víctima
ideal es una persona débil y vulnerable, que no puede defenderse.
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Según de Lamo (2023) existe una mitología contemporánea de la violación, a
continuación, algunos elementos de dicha mitología:
• Mito de que las mujeres utilizan la sexualidad para obtener ventaja. Por ejemplo, las
estudiantes con sus docentes, obtienen mejores notas si acceden a ciertos pedidos del
profesor. Este mito les resta credibilidad a las estudiantes, a la hora de denunciar
violencia sexual.
• Mito de la víctima heroica (la víctima no dejarse violar, debe pelear hasta las últimas
consecuencias). Este mito contribuye a la incredulidad social si una víctima no muestra
signos visibles de haber sido atacada, de haber forcejeado o de haber intentado evitar
la violación.
• Mito de la víctima rota (la víctima debe mostrarse siempre triste y devastada para que
se le pueda creer). Este mito es perjudicial pues muchas niñeces no logran comprender
el abuso y no muestran los signos que se esperan de ellos y ellas.
Al parecer, los efectos durante la infancia son somatizaciones como la enuresis- micción
involuntaria mientras se duerme (a una edad en la que se espera que el niño ya no se orine),
encopresis -evacuación de heces, de consistencia normal o anormal, de forma repetida,
involuntaria o voluntaria, en lugares no apropiados para este propósito-, dolores de cabeza y
dolores estomacales-, también se denotan retrasos en el desarrollo, ansiedad, retraimiento y,
puntualmente, con énfasis, existe trastorno de estrés post-traumático y conducta sexualizada
como la masturbación excesiva o en público (Mellon, Whiteside y Friedrich, 2006, citado en
Cantón y Cortez, 2015).
Con niños y niñas que oscilan entre los 6 y 12 años de edad, también se pueden
encontrar problemas socioemocionales conductas sexuales inapropiadas y problemas
aparejados a la ansiedad, depresión y retraimiento. Sin embargo, conforme avanza en edad el
sujeto que ha sido víctima de abuso sexual, emergen problemas de agresiones y conductuales,
trastornos disociativos, dificultades variadas en iniciar y sostener relaciones con sus pares,
efectos en el rendimiento escolar y trastornos psicobiológicos –desregulaciones de los niveles
de cortisol, por ejemplo (Cantón y Cortez, 2015).
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Manifestaciones de la violencia sexual
Desde 2014 hasta 2020, 4221 niños, niñas y adolescentes fueron víctimas de violencia
sexual en el sistema educativo según los registros del Ministerio de Educación desde el 2014,
hasta el 2020. En todos los casos presentados, las personas agresoras son integrantes de la
comunidad educativa entre los que se cuentan docentes, conductores, administrativos y
personal de aseo, compañeros, entre otros (Human Rigths Watch, 2020).
Una vez hemos indicado que el denominador común de las violencias es el sometimiento
en contra de la propia voluntad, o la imposición de una sexualidad (de mayor edad) sobre un
menor de edad, vamos a entrar en las especificidades de los tipos de violencia sexual que se
pueden encontrar en entornos educativos:
Acoso sexual. -Práctica verbal, escrita u oral, física o gestual, de contenido sexual, no
consentida ni deseada por la persona acosada. La finalidad de este tipo de violencia de género
es el ejercicio de poder o la satisfacción sexual del agresor. Genera malestar, intimidación o
incomodidad (Guarderas et al., 2016).
Violación. -Se define como la penetración vaginal, anal y/u oral por una parte corporal
del perpetrador u otro objeto y los espacios en donde se puede darse esta acción lesiva son las
propias aulas, baños, oficinas administrativas, callejones y en otros lugares en donde existan las
condiciones de privacidad y que permita el sometimiento o dominación desde el agresor hacia
la persona agredida (Acuña-Navas, 2014).
Incesto. -Se lo define como la actividad sexual entre miembros de la misma familia.
Dicha actividad comprendería desde caricias inadecuadas hasta el coito.
En nuestro país, no existe un delito tipificado en este sentido, sino que la circunstancia de las
relaciones de parentela se convierte en un agravante cuando se ha conjugado algún tipo penal
como el abuso o la violación sexual.
Estupro. - Según el artículo 167 del Código Integral Penal (2014): La persona mayor de
dieciocho años que recurriendo al engaño tenga relaciones sexuales con otra, mayor de catorce
y menor de dieciocho años, será sancionada con pena privativa de libertad de uno a tres años.
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Sobreexposición o sharenting. - Aunque este no es un tipo de violencia, si se considera
como una actividad de riesgo. El sharenting que proviene de la fusión de share (compartir) y
parenting (crianza), es la práctica cada vez más habitual de madres y padres, en la que exponen
pública y constantemente la vida de sus hijas e hijos en la red. En principio, puede parecer una
costumbre inofensiva, pero debemos ser conscientes de las consecuencias que puede tener para
las vidas de las niñas y los niños (Save the Children, 2019).
Para empezar el tema es necesario revisar el video “Movilidad humana, derechos y deberes” del
Dr. Juan Villalobos. El material está disponible en el aula virtual.
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límites de una división geográfica o política, dentro de un país o hacia el exterior. (OIM, 2012,
pág. 17)
Por lo tanto, este fenómeno es más complejo de lo que parece, teniendo las siguientes
características:
• Es un proceso humano, en tanto que el principal actor del mismo son los seres humanos;
• Expresa el derecho humano de la libre circulación;
• Es multicausal, puesto que existe una multiplicidad de causas que llevan a los sujetos a
movilizarse de un lugar a otro (por ejemplo, por condiciones laborales, económicas,
conflictos, estudios, familiares, climáticas, de salud, etc.). Es importante tomar en
cuenta que además este fenómeno puede ser de manera voluntaria o de manera
forzada;
• El tiempo de permanencia en un lugar puede variar, teniendo las personas la intención
de estar por un corto plazo o un plazo extendido en un lugar;
• Implica el desplazamiento entre diferentes divisiones políticas y geográficas. (OIM,
2012)
Estas características nos permiten ver que la movilidad humana es un fenómeno multicausal
y complejo, puesto que cada experiencia migratoria será completamente distinta, no solo por
las causas que llevan a las personas a abandonar un lugar y ubicarse en otro, sino también por
la condiciones en el lugar de recepción: si esta pertenece o no a un grupo de atención prioritaria;
las condiciones del traslado; factores económicos, políticos y sociales tanto del lugar de salida
como del lugar de llegada; estereotipos y estigmas sobre el proceso y la nacionalidad de las
personas, así como sobre su identidad sexual, edad, etc.; garantías jurídicas; tiempo de
permanencia; marco jurídico; voluntariedad en el desplazamiento, etc.. 1
En el caso del Ecuador, este es considerado como un país con una doble característica,
puesto que por una parte es considerado como un país expulsor, es decir, un país desde el cual
salen ciudadanos con destino a otros países (no se deben olvidar los procesos migratorios a lo
largo de la historia, por ejemplo, el primer éxodo de población ecuatoriana con destino a EEUU
en la década de los 70; el proceso migratorio que se dio desde el año 2000 debido al feriado
bancario en el país y que tuvo como destino principalmente España e Italia; y el proceso
migratorio que se ha ahondado durante el año 2023), y como país receptor de personas de otras
nacionalidades (durante la historia han llegado personas de distintas nacionalidades de la
región, por ejemplo, durante los años 70 llegó población que salió de Chile debido a la dictadura
de Augusto Pinochet; desde el 2000 en adelante población colombiana huyendo del conflicto
social de su país; población haitiana a partir del terremoto que azotó la isla en el año 2010; y en
los últimos años la llegada de población venezolana que ha llegado al país).
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1 Con el fin de profundizar se recomienda revisar el documento “Módulo II: Movilidad humana Gestión
fronteriza integral en la subregión andina” elaborado por OIM. Disponible en
https://peru.iom.int/sites/g/files/tmzbdl951/files/Documentos/Modulo2.pdf
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cuenta que hablamos de emigrantes cuando nos referimos desde el país o lugar desde
el que sale, por ejemplo, cuando hablamos de aquellos que han salido de Ecuador hacia
otros destinos nos referimos a ellos como emigrantes.
• Refugiado: “Persona que, debido a fundados temores de ser perseguida por motivos de
raza, religión, nacionalidad, pertenencia a un determinado grupo social u opiniones
políticas, se encuentra fuera del país de su nacionalidad y no puede o, a causa de dichos
temores, no quiere acogerse a la protección de tal país; o que, careciendo de
nacionalidad y hallándose, a consecuencia de tales acontecimientos, fuera del país
donde antes tuviera su residencia habitual, no puede o, a causa de dichos temores, no
quiere regresar a él.” (OIM, 2019, pág. 190).
• Migrante en situación regular: proceso migratorio que se realiza por pasos oficiales
habilitados entre los países como pueden ser aeropuertos, puertos o pasos terrestres, y
contando con la documentación necesaria para mantener en dicho país.
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• Desplazados: “Personas o grupos de personas que se han visto forzadas u obligadas a
escapar o huir de su hogar o de su lugar de residencia habitual, en particular como
resultado de los efectos de un conflicto armado, de situaciones de violencia
generalizada, de violaciones de los derechos humanos o de catástrofes naturales o
provocadas por el ser humano, o bien para evitar dichos efectos.” (OIM, 2019, pág. 60).
Es importante tomar en cuenta que, como hemos visto anteriormente, existen múltiples
caras o facetas de la Movilidad Humana, por lo tanto, las causas o razones de salidas de los
países de origen o de establecimiento no son iguales. En el caso de aquellos que se han visto
obligados a salir de su país por conflictos internos o crisis sociales y económicas las condiciones
de vulnerabilidad de los mismos aumentan. Muchas de estas personas toman la decisión de
abandonar estos lugares debido a la imposibilidad de satisfacer sus necesidades básicas o bien
frente a la amenaza directa sobre sus vidas, razón por la cual, estas condiciones de
vulnerabilidad se terminan reflejando en el proceso migratorio.
Muchos de quienes migran por las causas explicitadas anteriormente, al llegar a los
países de destino o muchas veces en los países de tránsito, no tienen acceso a trabajo, salud,
educación, es decir, aumentan sus condiciones de vulnerabilidad. Esto se da muchas veces por
la imposibilidad de acceder a procesos de regularización migratoria por ejemplo (obtención de
una visa que le permita trabajar), por lo tanto, la posibilidad de garantizar el acceso a
condiciones mínimas para una vida digna se dificulta. Esto trae consigo además otro tipo de
problemáticas, como estar en mayor condición de vulnerabilidad frente a situaciones de
violencia. Una de las situaciones características que se dan con relación a esto es el sin número
de propuestas que se realizan a distintas personas en situación de movilidad humana de acceder
a favores sexuales a cambio de elementos que le permitan garantizar el acceso a bienes y
servicios que garanticen sus necesidades básicas.
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sociedad. Esto no solo va generando visiones específicas sobre una población específica, sino
que también va ternizando y naturalizando situaciones de violencia y exclusión, las cuales se
manifiestan de diversas formas en la cotidianidad.
Entre enero y julio de 2022, Ecuador reconoció a 1.857 personas como refugiadas. Al
mes de septiembre, el país acogía a más de 500.000 migrantes y refugiados venezolanos. La
mayoría de los solicitantes de asilo son de nacionalidad venezolana.” (ACNUR, 2021)
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Material de estudio sugerido.
Acuña-Navas, M. (2014). Abuso sexual en menores de edad: generalidades, consecuencias y
prevención. Med. leg. Costa Rica [online],31, 1, pp. 57-69. ISSN 2215-5287.
Consejo de Protección de Derechos del Distrito Metropolitano de Quito. (2020). Ruta de Protección
de Derechos de Personas en situación de movilidad humana en el DMQ. Quito: CPD.
Duarte Quapper, C. (2012). Sociedades adultocéntricas: sobre sus orígenes y
reproducción. Última década, 20(36), 99-125.
Guarderas Albuja, Paz. 2016. Silencios y acentos en la construcción de la violencia de género como
un problema social en Quito (Temas) o Silences and Accents in the Construction of Gender Violence
as a Social Problem in Quito o Silêncios e ênfases na construção da violência de gênero como um
problema social em Quito. Iconos. Revista de Ciencias Sociales, 20/2(55):191-213.
Human Rigths Watch. (2020, diciembre 9). “Es una lucha constante” La violencia sexual en
instituciones educativas y los esfuerzos de jóvenes sobrevivientes por obtener justicia en Ecuador.
Obtenido de https://www.hrw.org/es/report/2020/12/09/es-una-lucha-constante/la-violencia-
sexual-en-instituciones-educativas-y-los
Pavez Soto, I. (2016). El incesto como tabú y la liberación de la víctima. Athenea Digital. Revista de
Pensamiento e Investigación Social, 16(3), 285–300.
Soto, I. P., Galaz, C., Acuña, V., & Colomés, S. (2021). Niñas y niños migrantes en Antofagasta (Chile):
experiencias de inclusión social y polivictimización. Zero-a-seis, 23(43), 813-837.
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