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El contacto con las fuentes personales

Hunter sostiene que el periodismo de investigación es contar historias y que para contar
historias lo tenemos que hacer con los datos. Y los datos los obtenemos de las fuentes, ya
sean documentales o abiertas y, sobre todo, las personales. Es decir, las personas que
vamos a entrevistar para darle cuerpo, textura y vida a la historia que le contamos al lector.

Pero antes de salir a hablar con los protagonistas de la investigación, lo mejor es


organizarnos para no desperdiciar recursos valiosos, como nuestro tiempo, y poder sacar el
máximo rendimiento de nuestro contacto con las fuentes. Tengan presente que es muy
posible que a algunas fuentes solo podrán contactarla una vez, por lo que debemos llegar
bien preparados.

La mejor forma de organizar esta parte de la investigación es realizar lo que Hunter


denomina el mapeo de fuentes.

Mapeo de fuentes
El mapeo de fuentes es una representación gráfica de todas las personas que están o
podrían estar directa o indirectamente involucradas en la historia. En el centro de ese
pequeño universo ubicaremos a nuestro protagonista o escenario principal de la historia, y
a su alrededor a todas las personas vinculadas con el objeto de nuestra investigación.

Este gráfico puede ser todo lo detallado que deseen. Cuánto más, mejor. Por ejemplo,
pueden incluir la ubicación física de las fuentes individuales, sus datos personales (como
fecha de nacimiento, dónde trabaja, situación familiar, etc.).

¿Para qué sirve verlo como un gráfico? Hacerlo de esta manera permite ver las relaciones
que existen entre los actores de la historia. Esto nos ayudará mucho en el caso de que una
fuente se resista a hablar o no pueda hacerlo por encontrarse en una situación de riesgo,
ya que al conocer sus vínculos cercanos (familiares, profesionales, etc.) tendrán la opción
de dirigirse a una fuente alternativa y así superar el obstáculo.

Tengan en cuenta que las fuentes personales, sobre todo las más involucradas, no tienen
demasiados motivos para contarnos lo que saben. Para empezar, no nos conocen. ¿Por qué
deberían confiar en nosotros? Pero hay muchas más razones: pueden ir desde una
participación en los hechos, por lo que están involucrados de manera directa y, por lo tanto,
nuestra investigación podría cambiarles su vida (ir a la cárcel, perder su trabajo); hasta,

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como dijimos, poner en riesgo su vida. Imagínense una víctima de trata de personas, por
citar un solo ejemplo.

Motivaciones de la fuente
Por eso, Hunter dice que debemos darles a nuestras fuentes motivos para hablar, y para
eso hay que tener en cuenta que dos de las razones que suelen mover a una fuente a contar
lo que sabe son orgullo y dolor.

Las fuentes hablan porque algo los entusiasma: algo que han descubierto, un éxito que han
logrado o están prontos a alcanzar, una idea brillante que tuvieron. Por lo pronto, hablen
sobre los temas que les den felicidad, les va a servir para aflojarlos.

Esto quiere decir que no deben ir directo al grano cuando consultan a una fuente, sino que
deben hacer que la fuente pierda la desconfianza.

En el caso del dolor, las fuentes desean ardientemente que alguien los ayude y nuestra
investigación puede ser una forma de colaborar. Lo más común es que el dolor sea más
fuerte que el orgullo. Por eso, las primeras personas que hablan son las víctimas.

Una tercera razón que podría motivar a una fuente a hablar es que sienta que hablando con
la prensa puedan ponerse a salvo de un riesgo. Para que esto suceda deberán crear una
relación en la cual cada uno confiará en el otro. Tanto ustedes como la fuente pueden
proporcionarle información al otro y aceptar ciertos compromisos. Eso sí: más allá de que
la fuente cumpla o no con su parte, ustedes siempre deben cumplir la suya. Esta es una
cuestión que tiene que ver con nuestro honor como periodistas. Cuando en este oficio nos
hacemos la fama de persona seria y confiable en el manejo del off o el cuidado de nuestras
fuentes, se nos abrirán más fácil las puertas.

Conocer a la fuente
Una de las formas de facilitar el acceso a las fuentes es conocerlas, lo cual vamos a hacer
investigando la persona a fondo mediante la consulta de fuentes abiertas.

Deberemos saber cómo es, su carrera profesional, sus logros, sus antecedentes y si tiene
escritos (libros, ensayos, columnas) o entrevistas, sería conveniente leerlas antes de
entablar contacto.

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Por supuesto que también hay que llegar a la entrevista con un cabal conocimiento de los
últimos acontecimientos que tengan que ver con nuestra investigación, para lo cual
debemos revisar los medios de comunicación en busca de información.

Hunter propone algunos consejos que hay que tener en cuenta a la hora de entablar
relación con una fuente. Por ejemplo, dice que debemos garantizar el anonimato de las
fuentes que así lo pidan. El acuerdo al que lleguen con una fuente es un contrato que un
periodista nunca debe romper.

La fuente en la mira
Otro consejo importante antes de hablar con una fuente es tener bien en claro qué
queremos obtener de ella. ¿Qué buscamos? ¿Documentos? ¿Testimonios? ¿El acceso a otra
fuente? ¿Confirmar un dato? Y esto, ¿cómo lo vamos a obtener? ¿Un solo encuentro nos
alcanza o necesitaremos varias reuniones?

Como contrapartida, y teniendo en cuenta que la relación con las fuentes suele ser un ida y
vuelta en el que damos siempre algo a cambio de obtener información, tenemos que saber
qué estamos dispuestos a dar. Por eso, cuando alguien nos pregunte para qué necesitamos
la información, midan con cuidado ante quien están y tengan en cuenta esto:

 Nunca mientan. Si no pueden o quieren revelar sus intenciones, es preferible correr


el riesgo de que la fuente se enoje antes que decir algo que no es. Esto mellará
nuestra reputación como periodistas. Pero…
 No digan toda la verdad. Hay cuestiones que no deben ser conocidas por nuestras
fuentes, ya sea datos en nuestro poder o nuestra opinión sobre ellos.

Para sintetizar este proceso de abordaje de las fuentes, Hunter utiliza la imagen de un
triángulo el que en cada vértice representa:

 Los motivos para hablar (revancha, miedo, amistad).


 Su acceso a la información (tiene acceso a un documento que necesitamos o conoce
a alguien que sí lo tiene).
 Calidad de la información (es protagonista directo, solo conoce el tema por lo que
oyó).

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El off the record
Sobre las condiciones en la relación con la fuente, Hunter hace una clasificación sobre el
carácter de la información que recibiremos:

 Off the record: Fiel a la tradición del periodismo anglosajón, se trata de información
que no podemos usar a menos que la comprobemos o la consigamos de otra fuente.
 Sin atribución de fuente (anonimato): Es lo que en el periodismo latino llamamos el
off, que es información que podemos utilizar, pero sin atribuir su origen.
 Oficial: Se usa con atribución de la fuente.

Recuerden esto: al utilizar fuentes anónimas el riesgo inherente al uso de la información se


transfiere al periodista. Si la información no es correcta, su credibilidad está en juego. Si
alguien los demanda, no tendrán pruebas ni de su buena fe ni de la exactitud de la
información.

Por eso, es importante no publicar material basado en fuentes anónimas, salvo que:

 La chequeen en la evidencia documental.


 Recojan otros testimonios concordantes.
 La fuente sea de una credibilidad comprobada fehacientemente en ocasiones
anteriores.
 Si la fuente habla sobre un documento, soliciten ese material. No permitan que una
fuente cite partes de un documento sin conocer el contexto completo de la cita.

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