Está en la página 1de 2

Hechos del Colegio Público de Abogados de Capital Federal, promueve acción de amparo, sobre la obligación propia que

caso tienen los abogados de inscribirse en la Matrícula y pagar el derecho fijo; Es una contribución al
sostenimiento del Colegio profesional que la ley 23.187 en su art. 51 pone a cargo de dicha Institución. Y que
es alcanzada (afectada) en su eficacia por el dto. 1204/01.
Normas Ley 25.414 – Se refiere a las bases de la delegación formaban, parte de la política que efectivamente adoptó
relevantes el Congreso en el artículo 1.f. de la ley
Ley 23.187 – Se refiere a la obligación propia que tienen los abogados de inscribirse en la Matrícula y pagar el
derecho fijo; Es una contribución al sostenimiento del Colegio profesional (Art. 51)
Dto. 1204/01- Los abogados del Estado estarán exentos del pago de bonos, de derechos fijos, y de cualquier
otro gravamen similar previsto en la legislación nacional, provincial o de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Holding El Juzgado Nacional en lo Contencioso Administrativo Federal n° 9 hizo lugar a la acción de amparo promovida
por el Colegio Público de Abogados de la Capital Federal. Declaro que quienes ejercen la abogacía en favor del
Estado Nacional en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires están obligados a cumplir con las obligaciones que
establece la ley 23.187. Consideró que eran inválidos los artículos 3° y 5° del decreto 1204/011 porque
pretenden relevar a los abogados del Estado de la obligación de inscribirse en la matrícula y de pagar el
derecho fijo. La parte demandada Estado Nacional, (PE) Interpone recurso de Apelación ante la Cámara
Nacional de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo Federal. Confirmó la sentencia de primera
instancia. La parte Demandada (Estado Nacional) interpone Recurso Extraordinario.
La Corte señaló que las normas citadas fueron dictadas por el presidente de la Nación en el marco de la
delegación legislativa contemplada en el art. 1º, inciso “f”, de la ley 25.414.
No obstante -remarcó el Tribunal- el Congreso no delegó en el Poder Ejecutivo una potestad genérica de
derogar cualquier ley con el fin de lograr una reducción del gasto público -como alegó el Estado Nacional,
demandado en este pleito- puesto que ello no sólo no surgía del texto de la ley, sino que, además, tal criterio
sería tan indeterminado que violaría el art. 76 de la Constitución Nacional.
El citado art. 1º, inc. “f”, permite al Ejecutivo derogar total o parcialmente leyes que “afecten o regulen el
funcionamiento operativo de organismos o entes de la administración”, lo que debe entenderse en referencia
a leyes cuya derogación, por su especificidad, no altera o modifica de manera grave otros fines o políticas
legislativas que las dirigidas explícitamente al funcionamiento de la administración pública.
El decreto 1204/2001, destacó la Corte, excede los términos de esta delegación, porque no afecta ni regula de
manera específica a la administración o sus entes descentralizados, sino que lo hace respecto de quienes
ejercen la abogacía. En este sentido, dijo que no es relevante que la administración pueda verse
“indirectamente” beneficiada al no tener que afrontar los gravámenes que deben pagar sus abogados y no se
advierte, ni se ha alegado, qué beneficio sobre algún organismo público se derivaría de la exención de la
matriculación en el Colegio Público de Abogados.
La Corte recordó que el artículo 76 de la Constitución Nacional prohíbe que el Congreso delegue facultades en
el Poder Ejecutivo, pero también estableció excepciones específicas que se inspiran en criterios
jurisprudenciales imperantes en los Estados Unidos de Norteamérica. La idea fundamental de esta prohibición
radica en que el Congreso no puede delegar el poder de hacer las leyes.
Por ello, la delegación que de modo excepcional se admite debe reunir ciertos recaudos, entre los que cabe
subrayar: 1º) que la delegación sin bases o criterios inteligibles para su ejercicio está prohibida; 2º) cuando las
bases estén formuladas en un lenguaje demasiado genérico e indeterminado, la actividad delegada será
convalidada por los tribunales si el interesado supera la carga de demostrar que la disposición dictada por el
Presidente es una concreción de la específica política legislativa que tuvo en miras el Congreso.
De tales premisas, la Corte deduce que cuanto más amplia e imprecisa sea la delegación, menor será el
alcance de las atribuciones que podrá ejercer el Poder Ejecutivo. Y a la inversa, cuanto más claras sean las
directivas de la ley delegatoria, mayores probabilidades de éxito tendrá quien defienda la validez de las
normas dictadas en su cumplimiento porque con mayor facilidad podrá demostrar su adecuación a la ley.
Resolución La Corte Suprema de Justicia confirmo el fallo dictado por la cámara de apelaciones.
del caso
Disidencia La doctora Highton de Nolasco votó en disidencia. Para ella, en el decreto 1204/2001, el Presidente ejerció
una competencia que se encuentra dentro de la zona de reserva de la Administración, esto es, una
competencia que la propia Constitución Nacional en su artículo 99, inciso 1º, le atribuyó al Presidente de la
Nación como responsable político de la administración general del país.

También podría gustarte