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Artículo 413. Prevaricato por acción. El servidor público que profiera resolución, dictamen o
concepto manifiestamente contrario a la ley, incurrirá en prisión de tres (3) a ocho (8) años,
multa de cincuenta (50) a doscientos (200) salarios mínimos legales mensuales vigentes, e
inhabilitación para el ejercicio de derechos y funciones públicas de cinco (5) a ocho (8) años.
Decisión
Declarar exequible el artículo 413 del Código Penal, por los cargos analizados.
Razones de la decisión
Con el fin de determinar si el artículo 413 del Código Penal adolece de una omisión legislativa
violatoria de la Constitución, la Corte comenzó por precisar los elementos que conforman el
tipo penal de prevaricato por acción, en relación con los cuales, acogió los criterios
jurisprudenciales sentados por la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia respecto de esta
figura, así: (i) el delito de prevaricato por acción puede ser cometido por los jueces, los
servidores públicos y en ocasiones, por particulares que ejercen funciones publicas, en los
términos que señala el Código Penal; (ii) en cuanto al sujeto pasivo de la conducta, se
considera que es la administración pública, aunque se admite que, en ciertos casos, puede
tratarse de un delito pluriofensivo; (iii) el objeto material del delito comprende resoluciones,
dictámenes o conceptos, es decir, abarca tanto decisiones judiciales, como actos
administrativos. A su vez, la expresión “contrario a la ley” ha sido entendida, en el sentido
de que con aquella se designa: a) la norma aplicable al caso concreto; b) el ordenamiento
jurídico colombiano; c) los mandatos constitucionales; d) ley en sentido formal y material y
d) actos administrativos generales. En otras palabras, de conformidad con la jurisprudencia,
la expresión ley contenida en el artículo 413 del Código Penal no ha sido entendida y
aplicada como sinónimo de acto normativo expedido por el Congreso de la República, sino de
“norma jurídica aplicable al caso concreto”, interpretación que es plausible y ajustada a la
Constitución. Por otra parte, la Corte precisó que en el artículo 230 de la Constitución, la
expresión “ley” alude a las distintas fuentes del derecho que deben ser aplicadas para
resolver un caso concreto y como tal, bien puede tratarse de la Constitución, la ley y el acto
administrativo general.
En ese orden, contrario a lo sostenido por los demandantes, la Corte encontró que los
servidores públicos, incluidos los jueces y los particulares que ejercen funciones públicas,
pueden incurrir en el delito de prevaricato por acción, por emitir una providencia, resolución,
dictamen o concepto manifiestamente contraria a los preceptos constitucionales, la ley o un
acto administrativo de carácter general. En cuanto concierne a la jurisprudencia de las altas
cortes, la Corporación estableció que la contradicción de esta jurisprudencia, per se, como
fuente autónoma del derecho, no da lugar a la comisión del delito de prevaricato por acción,
salvo que se trate de la jurisprudencia sentada en los fallos de control de constitucionalidad
de las leyes o que el desconocimiento de la jurisprudencia conlleve la infracción directa de
preceptos constitucionales o legales o de un acto administrativo de carácter general. A la
vez, reiteró que, sin perjuicio de que esta jurisprudencia conserve el carácter de criterio
auxiliar, es razonable exigir, en aras del principio de igualdad en la aplicación de la ley, que
los jueces y funcionarios que consideren autónomamente, que deben apartarse de la línea
jurisprudencial trazada por las altas cortes, lo hagan, pero siempre que justifiquen de
manera suficiente y adecuada su decisión, pues de lo contrario, estarían infringiendo el
principio de igualdad. En el punto específico de la jurisprudencia sentada en casos de control
de constitucionalidad de las leyes, la Corporación reafirmó que es claro que en virtud del
artículo 243 de la Carta Política, que consagra el principio de cosa juzgada constitucional,
todas las autoridades públicas en Colombia, incluidos los jueces, deben acatar lo decidido por
la Corte en dichos fallos. De igual manera, en relación con el bloque de constitucionalidad,
entendido como tal, la Corte señaló que su desconocimiento sólo puede dar lugar a la
comisión del delito de prevaricato por acción, en la medida en que implique la infracción de
la Constitución, la ley o acto administrativo de carácter general. Por lo expuesto no prosperó
el cargo de inconstitucionalidad formulado contra el artículo 413 del Código Penal.
2.5. El magistrado JAIME ARAUJO RENTERIA manifestó su salvamento de voto, toda vez que
si bien está de acuerdo con la decisión de exequibilidad, no comparte los fundamentos de
esta decisión. A su juicio, el sistema jurídico colombiano no admite el precedente
jurisprudencial obligatorio, como quiera que la Constitución consagra en el artículo 230 el
principio de autonomía de los jueces, que en sus decisiones solo están sujetos al “imperio de
la ley”, de modo que no están obligados a seguir una determinada jurisprudencia y por
tanto, esta conducta no puede constituir de ninguna manera, delito de prevaricato por
acción, si se tiene en cuenta que el precepto constitucional solo le da a la jurisprudencia el
carácter de “criterio auxiliar”. Aceptar esa posibilidad, viola en su concepto, el artículo 230
de la Constitución Política.
SENTENCIA C-691/07
Por la cual se dictan normas sobre la organización y funcionamiento de las entidades del
orden nacional, se expiden las disposiciones, principios y reglas generales para el ejercicio de
las atribuciones previstas en los numerales 15 y 16 del artículo 189 de la Constitución
Política y se dictan otras disposiciones.
Para los efectos de la presente ley se entiende por empresa filial de una empresa industrial y
comercial del Estado aquélla en que participe una empresa industrial y comercial del Estado
con un porcentaje superior al 51% del capital total.
2. Características jurídicas
Cuando en el capital de las empresas filiales participen más de una empresa industrial y
comercial del Estado, entidad territorial u otra entidad descentralizada, la empresa filial se
organizará como sociedad comercial de conformidad con las disposiciones del Código de
Comercio.
3. Creación de filiales
Las empresas industriales y comerciales del Estado y las entidades territoriales que
concurran a la creación de una empresa filial actuarán previa autorización de la ley, la
ordenanza departamental o el acuerdo del respectivo Concejo Distrital o Municipal, la cual
podrá constar en norma especial o en el correspondiente acto de creación y organización de
la entidad o entidades participantes.
4. Régimen jurídico
Las empresas filiales en las cuales participen particulares se sujetarán a las disposiciones
previstas en esta ley para las sociedades de economía mixta.
En el acto de constitución de una empresa filial, cualquiera sea la forma que revista, deberán
establecerse los instrumentos mediante los cuales la empresa industrial y comercial del
Estado que ostente la participación mayoritaria asegure la conformidad de la gestión con los
planes y programas y las políticas del sector administrativo dentro del cual actúen.
Problema jurídico planteado
Decisión
Declarar exequibles el inciso primero y el numeral 4 del artículo 94 de la ley 489 de 1998,
por el cargo examinado en la presente sentencia, en el entendido de que se rigen por estas
disposiciones, sin perjuicio de aspectos regulados con carácter especial por otras
disposiciones constitucionales y legales.
Razones de la decisión
2.5. El magistrado JAIME ARAUJO RENTERIA salvó el voto, por considerar que las
asociaciones reguladas por el artículo 94 de la Ley 489 de 1998, no obstante ser de segundo
grado, deben conservar el mismo régimen de las entidades que las conforman, pues siguen
siendo parte de la estructura de la administración pública, pertenecen a un sector de la
misma y deben actuar en consonancia con las políticas y planes fijados para éste. En su
concepto, al margen del porcentaje de capital estatal, dichas sociedades seguirán siendo
públicas y formarán parte de esa estructura, por lo que el legislador no puede excluirlas de la
dirección y control del Estado.
CORTE CONSTITUCIONAL
Normas acusadas
(diciembre 27)
ARTÍCULO 7o. RÉGIMEN LABORAL. Una vez ocurra el cambio de naturaleza jurídica de
Ecopetrol S. A., la totalidad de los servidores públicos de Ecopetrol S. A. tendrán el
carácter de trabajadores particulares y por ende, a los contratos individuales de trabajo
continuarán aplicándoles las disposiciones contenidas en el Código Sustantivo del
Trabajo, en la Convención Colectiva de Trabajo y en el Acuerdo 01 de 1977, según sea
el caso, con las modificaciones y adiciones que se presenten.
La Corte debe resolver (i) si la sujeción exclusiva al régimen de derecho privado de los
actos, contratos y actuaciones de Ecopetrol S.A., una vez constituida como sociedad de
economía mixta y sin atender al porcentaje del aporte estatal al capital social de la
empresa, vulnera o no los artículos 209 y 210 de la Constitución, específicamente, en
el sometimiento de la función administrativa “al servicio de los intereses generales” y
en que la creación de las entidades descentralizadas ha de hacerse “con fundamento en
los principios que orientan la actividad administrativa”; (ii) si disponer que los
trabajadores de la empresa Ecopetrol S.A. tendrán el carácter de trabajadores
particulares, desconoce el artículo 123 de la Constitución, según el cual, son servidores
públicos tanto los miembros de las corporaciones públicas, como los empleados y
trabajadores del Estado y de sus entidades descentralizadas territorialmente y por
servicios.
Decisión
Primero.- Declarar exequible el artículo 6º de la Ley 1118 de 2006, por los cargos
examinados en la presente sentencia.
Razones de la decisión
Como punto de partida, la Corte precisó que si bien es cierto que las sociedades de
economía mixta tienen fundamento constitucional (art. 150-7 C.P.), también lo es que
no han sido definidas directamente por la norma superior. Así, es el artículo 97 de La
ley 489 de 1998 el que las define como organismos autorizados por ley, constituidos
bajo la forma de sociedades económicas con aportes estatales y de capital privado, que
desarrollen actividades de naturaleza industrial o comercial. Esto significa, que la
diferencia con las empresas industriales y comerciales del Estado, es que el capital de
estas empresas está conformado exclusivamente por bienes públicos, mientras que en
las sociedades de economía mixta hay además una participación de los particulares. Su
régimen jurídico le corresponde determinarlo al legislador (art. 210 C.P.), con
fundamento en los principios que orientan la función administrativa. En ejercicio de
dicha potestad de configuración, la Ley 489 de 1998 dispuso que tales sociedades se
rigen por el derecho privado, salvo las excepciones que consagra la ley. Además, en
virtud de lo previsto en el parágrafo del artículo 38 de la misma ley, las sociedades de
economía mixta en las que el Estado posea el noventa por ciento (90%) o más de su
capital social, se someten al régimen previsto para las empresas industriales y
comerciales del Estado.