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Hipocresía y doble moral: el consumo y la explotación del ganado
Por el momento seguirá volteando cerdos, impuro, pero moralmente aceptable, así es
como se siente. Nunca nadie le pedirá que sea otra cosa, porque los hombres como él
son pocos, los hombres que están para matar. Los que están para comer son muchos
y comen sin saciarse nunca. Todos son hombres de sangre, los que matan y los que
En primer lugar, se asegura que Edgar seguirá trabajando como aturdidor de cerdos; sin
embargo, al definir esto como algo “impuro, pero moralmente aceptable” permite interpretar
que él siente que es algo tolerable o pasable por la sociedad, más no como algo bueno o de
admirar. Además, la forma en la que lo dice indica que no es una labor de la que se sienta
orgulloso o satisfecho, sino algo que realiza con el propósito de sobrevivir, tomando cierto
tono de resignación hacia su vida. Se podría decir que nadie espera nada de él dado que es
un simple trabajador, muchas personas seguramente no lo vean como alguien más allá de
Posteriormente, se explica que son muy pocas las personas dispuestas a asesinar, lo
que se podría deber en parte al estigma y la poca estima que se tienen hacia este tipo de
trabajos. Esto termina por contrastar esta pequeña cantidad de hombres en comparación con
una parte considerable de la sociedad que está dispuesta a comer. Algo llamativo es el doble
sentido que se puede dar a la expresión “comen sin saciarse nunca”, ya que puede verse desde
el punto de vista tanto de los mataderos como de las personas del común. En primer lugar, se
puede entender esto como una explotación sin límite por parte de las fábricas, quienes actúan
por avaricia buscando ganancias y beneficios económicos sin analizar las consecuencias;
mientras que, también puede ser una crítica hacia las personas del común quienes pecan por
omisión, dado que no son conscientes de que son un eslabón en este sistema de producción;
es decir, las personas no se dan cuenta de que, al incrementar su consumo de carne, aumenta
Por otra parte, se recalca que nadie es impune, son tanto culpables y responsables
quienes asesinan al ganado como quienes consumen la carne producida, lo que permite
reflexionar sobre uno de los mayores problemas en este tema: la hipocresía o doble moral.
Para nadie es un secreto que, así como existen jerarquías sociales basadas en el poder
adquisitivo, también hay ciertos niveles de moralidad; una especie de límites imaginarios en
el que determinamos que tan buenas o malas son nuestras acciones. En el caso del consumo
consideran con la autoridad de atacar y criticar a quienes se encargan de asesinar ganado sin
“menos malo” porque consume más no asesina directamente, sin tener en cuenta que hacen
parte de un sistema.
de las personas. Estos sucesos están ligados a la sobreexplotación de ganado, sin embargo,
han sido convenientemente ocultados para el beneficio tanto de los consumidores como de
los mataderos; los primeros pueden consumir sin sentirse juzgados o atados a la muerte de
un animal, mientras que, los segundos se benefician económicamente sin importar las
consecuencias.
Referencia