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Mediante el presente texto se realizará una reseña del capítulo “Nuevos actores y
nuevas diplomacias en la sociedad internacional una aproximación general al caso
de las ciudades”, el cual se encuentra en el libro: Acción internacional de los
gobiernos locales o nuevas formas de diplomacia. En este caso, el capítulo que se
analizará fue escrito por Luis Fernando Trejos Rosero.
Para comenzar, es necesario conocer acerca del autor y su vida académica, Luis
Trejos nació en la ciudad de Barranquilla, y estudió para ser abogado en la
Universidad Libre de Colombia. Posteriormente, hizo una maestría en la Universidad
Alberto Hurtado en Ética Social y Desarrollo Humano. Por último, es Doctor en
Estudios Americanos con mención en Estudios Internacionales en la Universidad de
Santiago de Chile.
En otro orden de ideas, la tesis del autor gira en torno a que, debido a los procesos
de globalización, los Estados ya no son los únicos actores en los que se debe poner
el foco en el sistema internacional, si bien continúan teniendo un rol protagónico,
existe una multiplicidad de actores y una agenda internacional que es cambiante. Es
por ello, que los agentes no estatales no solamente tienen la capacidad de asumir
retos y otorgar soluciones, sino que también son influyentes en el escenario
internacional.
Desde el realismo, siempre se trató al Estado como el actor principal del sistema
internacional, y se colocó en un primer plano la importancia de los intereses
nacionales, la seguridad y la defensa militar, descuidando otros temas que con el
tiempo se han convertido de vital importancia para la agenda. Este modelo Estado
céntrico, no le da lugar a las capacidades del poder blando y mucho menos a la
manera en la que otros agentes pueden facilitar la consecución de ciertos objetivos,
por medio de herramientas como la cooperación descentralizada.
Teniendo esto en cuenta, es racional que el autor mencione como punto de partida
la teoría del transnacionalismo. Esto debido a que toma a modo de referencia una
sociedad que va más allá de las fronteras, y en la cual los agentes tienen la
capacidad de desafiar al Estado o al menos desarrollarse en esferas sobre las que
el Estado no tiene el poder. (Trejos, 2017).
De esta manera, gracias al enfoque propuesto por autores como Nye y Keohane, es
posible argumentar que: 1) La responsabilidad de determinadas políticas, si se
puede encontrar en todos los niveles de gobierno. 2) En consecuencia con ello, los
actores no estatales deben ser tenidos en cuenta en los procesos de toma de
decisión. 3) La interdependencia existente en el sistema internacional, también está
presente a nivel estatal y subestatal.
En este sentido, Masnbach (1976, 1981), uno de los autores utilizados por Trejos,
divide a estos actores en cuatro grupos, uno de ellos siento los actores
gubernamentales no centrales, como lo son los gobiernos locales y regionales.
Demostrando así, que en el siglo XXI, son actores con la capacidad de influir en las
reglas de juego.
De acuerdo con ello, es vital analizar el rol de los paraestatales. Por ejemplo, las
ONG, poseen diferentes competencias que involucran a los gobiernos nacionales.
Desde la sensibilización de problemáticas clave, como lo son: la desnutrición, el
cambio climático, la pobreza, los derechos humanos, entre otras.
A partir de esta sensibilización, es posible abogar por impulsar proyectos e
iniciativas de transformación social, así como exigir a los gobernantes un
seguimiento y monitoreo de las mismas, del cual las ONG 'S pueden ser partícipes.
Por último, tienen la capacidad de educar a otros individuos de la sociedad civil, a
través de instrumentos como sus páginas web, y así estimular la participación de
otros sectores de la sociedad civil.
Por otro lado, los contra estatales, nos demuestran que la multiplicidad de actores
no necesariamente lleva a un mayor apoyo hacia las decisiones o políticas
estatales. De hecho, esta pluralidad, precisamente lleva a que existan actores con
intereses radicalmente distintos, que además están dispuestos a defenderlos a
como dé lugar, incluso si esto implica atacar propuestas del Estado o la
institucionalidad de este.
Además de ello, como ha sido estudiado dentro del laboratorio de gobierno acerca
de la internacionalización de ciudades, una forma de diplomacia no oficial, es la
paradiplomacia. La cuál, además de los beneficios mencionados por Trejos, es útil
para el intercambio de buenas prácticas y conocimientos, esto permite a diferentes
ciudades del mundo, aprender de los aciertos y errores de las otras para solucionar
retos, vulnerabilidades y problemáticas similares. De esta manera, se fomentan e
impulsan los procesos de cooperación, funcionando así de manera paralela a la
diplomacia estatal, no para competir, sino para generar desarrollo en conjunto.
Este último punto también lo toma Trejos (2017) dentro de su capítulo, en el que
reconoce la importancia de los vínculos establecidos por las ciudades, además de la
importancia de las alianzas tanto públicas como privadas.
Para finalizar, el autor afirma a modo de conclusión, que estos agentes nuevos y no
convencionales, han tenido efectos en el sistema internacional, esto a partir de
diversas temáticas, como lo son: la política y la seguridad. Además de ello, los
actores tienen la posibilidad de generar formas modernas de diplomacia, las cuales
se caracterizan por ser más simétricas e incluso poder confrontar la diplomacia
estatal. En este escenario, con una agenda cambiante e impactada por un gran
número de actores nuevos, las entidades subnacionales juegan un rol clave en la
proyección, posicionamiento y desarrollo de la nación en sí misma.
Referencias bibliográficas: