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Informe de La nueva lucha de clases de Slavoj Žižek

Universidad del Cine

Materia: Estética y teorías del texto espectáculo

Profesora: Graciela Toledo

Integrantes: Fabio Albornoz, María Jesús Castelli Azpiroz, Pía Manzanares, Delfina Notari,
Ignacio Santonja y Pierina Veira.

Fecha de entrega: 14 de octubre de 2021

Extracto: Basándonos en la lucha de clases estudiada por Zizek desde su análisis sobre
distintos sucesos que azotaron y siguen azotando a la humanidad en este último siglo,
hablaremos de los problemas que competen a la sociedad de hoy en día como tal, y de cómo
Zizek se propone desmantelar aquello que no funciona en la izquierda para poder así formular
una nueva y mejorada izquierda que no genere rechazo y que permita integrar a todos los
hombres y, en especial, que permita ayudar a los refugiados, explotados y oprimidos.
El doble chantaje
Zizek parte de un texto de Elisabeth Kübler-Ross, donde postuló un esquema de cinco
fases para explicar nuestra reacción cuando nos comunican que sufrimos una enfermedad
terminal: negación, ira, negociación, depresión y aceptación.
Zizek lo va a aplicar en el contexto de la Europa Occidental con la problemática de
los refugiados, los inmigrantes, donde dice que aparecen todas esas fases, la negación “no es
tan grave”, la ira “los refugiados son una amenaza, hay que echarlos”, la negociación que es
financiar refugios, y después la depresión “Europa se transformó en Europastán. Lo que falta
es la aceptación, que implicaría un plan europeo coherente para enfrentarse realmente al
problema de los refugiados.
Después del ataque terrorista que sucede en Paris en 2015, Zizek dice que no es
suficiente una manifestación de solidaridad contra el monstruoso Islam.1 Zizek se pregunta
¿cómo sobrevive este estado Islámico terrorista? Dice que, a pesar del rechazo formal, hay
estados que contribuyen a su existencia en silencio.
La solución que se planteó fue la de un tratado entre refugiados alcanzado por la
Unión Europea y Turquía que se anunció en 2015. Turquía ponía freno al flujo de refugiados
y recibía a cambio apoyo económico. Un tratado vergonzoso para Zizek, ya que recompensa
a uno de los principales culpables de la expansión ISIS.
Hay un choque de civilizaciones (entre Occidente cristiano vs Islam Radicalizado),
pero esos choques ocurren dentro de cada civilización.
La forma de ataque del 2015 no fue en lugares militares ni políticos, sino de la vida
cotidiana (restaurantes, salas de concierto). Es una perturbación esporádica, que genera ola de
solidaridad internacional y rechazo, pero Zizek la confronta con la forma de violencia que
sucede en África, por ejemplo, que es permanente, y de la que apenas sabemos.
En su obra En el mundo interior del capital, Peter Sloterdijk demuestra cómo, en la
globalización actual, el sistema mundial completó su desarrollo y, en cuanto que sistema
capitalista, acabó determinando todas las condiciones de vida.
Lo que Sloterdijk señaló correctamente es que la globalización capitalista no
representa tan sólo apertura y conquista, sino también un mundo encerrado en sí mismo que
separa el Interior de su Exterior. Los dos aspectos son inseparables: el alcance global del
capitalismo se fundamenta en la manera en que introduce una división radical de clases en
todo el mundo, separando a los que están protegidos por la esfera de los que quedan fuera de
su cobertura.
Los ataques terroristas del pasado 13 de noviembre en París, así como el flujo de
refugiados, nos recuerdan por un momento el mundo violento que queda fuera de nuestra
Cúpula, un mundo que, para nosotros, los que estamos dentro, aparece sobre todo en
reportajes televisivos acerca de lejanos países violentos que no forman parte de nuestra
realidad. Por eso es nuestro deber ser plenamente conscientes de la violencia brutal que
impera fuera de nuestra Cúpula, no sólo religiosa, étnica y política, sino también sexual.
¿Qué hacer, entonces, con los cientos de miles de personas desesperadas que
aguardan en las costas de Siria, que huyen de la guerra y el hambre e intentan cruzar el mar y
encontrar refugio en Europa? Nos encontramos aquí con dos respuestas principales que

1
Slavoj, Žižek, La Nueva Lucha de Clases, Editorial Anagrama, Barcelona, 2016, p. 8

1
representan las dos versiones del chantaje ideológico cuyo objetivo es conseguir que
nosotros, los destinatarios, nos sintamos irremisiblemente culpables. Los liberales de
izquierdas expresan su indignación ante el hecho de que Europa permita que miles de
personas se ahoguen en el Mediterráneo: suplican que Europa muestre su solidaridad
abriendo las puertas de par en par. Los populistas antiinmigración afirman que deberíamos
proteger nuestro modo de vida y dejar que los africanos y árabes solucionen sus problemas
solos. Ambas soluciones son malas, pero ¿cuál es la peor? Parafraseando a Stalin, las dos son
las peores.
Los mayores hipócritas son aquellos que defienden abrir las fronteras: en su interior
saben perfectamente que eso nunca ocurrirá, pues impulsaría una revuelta populista
instantánea en Europa. Van de almas bellas que se sienten superiores al mundo corrupto
mientras en secreto participan en él: necesitan este mundo corrupto, pues es el único terreno
en el que pueden ejercer su superioridad moral.
La solución que propone el autor con respecto a los refugiados es tener como objetivo
intentar reconstruir la sociedad global de tal modo que los refugiados ya no se vean obligados
a vagar por el mundo. Utópicas como puede parecer, esta solución a gran escala es la única
realista, y la exhibición de virtudes altruistas nos impide, en última instancia, lograr ese
objetivo.2 Cuanto más tratemos a los refugiados como objeto de ayuda humanitaria, y
permitamos que la situación que los obligó a dejar sus países se imponga, más vendrán a
Europa, hasta que las tensiones se pongan al rojo vivo, no sólo en los países de origen de los
refugiados sino también aquí. Así pues, frente a este doble chantaje, volvemos a la gran
pregunta leninista: ¿qué hacer?

Un descenso al Maelstrom
Zizek dice que la crisis de los refugiados ofrece una oportunidad única para que
Europa se redefina a sí misma, para que se distinga de los dos polos: el neoliberalismo
anglosajón y el capitalismo autoritario con valores asiáticos.
Aquellos que se lamentan del actual declive de la Unión Europea parecen idealizar su
pasado, pero esa Unión Europea nunca ha existido. Las políticas de la Unión Europea
actualmente no son más que intentos de encajar en el nuevo sistema capitalista global.
Se va a preguntar dónde se encuentra Europa. Dice que se encuentra entre medio de
China y Estados Unidos que, desde un punto de vista metafísico son lo mismo.3 Hay consumo
desmedido, todo se comercializa hasta el último rincón.
Agrega que Europa está entre adaptarse a las reglas de este nuevo sistema global y,
por otro lado, seguir sosteniendo estructuras viejas, de la vieja Europa.
Zizek sostiene que lo tienen que hacer es una confrontación crítica con toda la
tradición europea. ¿Qué es Europa? ¿Qué significa ser europeo? Y así formular un nuevo
comienzo.
Toma una declaración de Cecilia Malstrom (que se apellida como el cuento de Poe) a
cargo del comercio que dijo “mi mandato no procede del pueblo europeo”. Ataque salvaje
contra la democracia. Zizek dice que las empresas trasnacionales (que nadie eligió) pueden

2
Ibid p. 15
3
Ibid p. 18

2
demandar al gobierno votado democráticamente, si sus políticas les causan pérdidas. Esto
significa que dictan la política.
El posmodernismo es la cosificación directa de la propia experiencia. Compramos
cada vez menos objetos materiales, pero compramos experiencias, comunicación, consumo
cultural, comida, sexo. Nos convertimos en consumidores de nuestras propias vidas.
También se pregunta si Europa se transformará en un lugar de visita de chinos o
estadounidenses, un destino de turismo cultural nostálgico y sin ninguna relevancia en el
mundo.

Romper los tabúes de la izquierda


Aquí Zizek formula una serie de enunciados tabú de los que, según él, hay que
deshacerse a la hora de pensar a la izquierda para poder recuperarla.
El primer tabú que Zizek propone derribar es el de que hay que escuchar el punto de
vista de todo el mundo.
El siguiente tabú que hay que descartar es la de equiparar cualquier referencia al
legado emancipador europeo con el imperialismo cultural y el racismo: mucha gente de
izquierdas tiende a desdeñar cualquier mención de los valores europeos como si fuera una
forma ideológica del colonialismo eurocéntrico. Sostiene Zizek que el capitalismo global no
tiene ningún problema a la hora de adaptarse a una pluralidad de religiones, culturas y
tradiciones locales; de hecho, la máscara de la diversidad cultural la sustenta el presente
universalismo del capital global, y este nuevo capitalismo global funciona aún mejor si se
organiza políticamente según los así llamados valores asiáticos. O sea, de manera autoritaria.
En resumen, se tiende a rechazar los valores culturales occidentales justo en el cuando
muchos de ellos (igualitarismo, derechos fundamentales, Estado del bienestar) podrían servir
de arma contra la globalización capitalista.
Otro tabú que hay que abandonar es la idea de que la protección de nuestro modo de
vida es en sí misma una categoría protofascista o racista. La verdadera amenaza a nuestro
modo de vida comunitario no son los extranjeros, sino la dinámica del capitalismo global.
Zizek pone como el siguiente tabñú izquierdista a abandonar el de prohibir cualquier
crítica al islam a raíz de consdierla como islamofófbica.
También hay que derribar otro tabú (éste mucho más sutil) y ese es el de equiparar
religión politizada y fanatismo, y algo que va relacionado: presentar a los islamistas como
fanáticos irracionales premodernos.
Mientras en las sociedades laico-liberales occidentales de poder estatal protege la
libertad pública e interviene en el espacio privado (cuando hay sospechas de abuso de
menores, etc.), estas intrusiones en el espacio doméstico, la irrupción en dominios privados,
es rechazada por la ley islámica, aunque ésta puede llegar a ser mucho más estricta en la
exigencia de que el comportamiento público esté conforme con ella.
Zizek argumenta que la comunidad musulmana europea se enfrenta a una situación
paradójica. Aunque hay muchos liberales cristianos y musulmanes que muestran una gran
tolerancia mutua, la única fuerza política que no reduce a los musulmanes a ciudadanos de
segunda clase y les concede un espacio en el que desplegar su identidad religiosa son los
impíos liberales ateos, mientras que los que están más cerca de su práctica social religiosa,
aquellos que son su imagen especular cristiana, se constituyen en sus enemigos políticos más

3
enconados. La paradoja es que sus únicos aliados verdaderos no son aquellos que publicaron
por primera vez las caricaturas de Mahoma, sino aquellos que, por solidaridad con la libertad
de expresión, las reprodujeron.

El obsceno envés de las religiones


Zizek dice que cualquier crítica que se le haga al Islamismo, también debería incluir al
judaísmo y al cristianismo. El autor no puede dejar de señalar el paralelismo entre los
fundamentalismos de las tres religiones monoteístas principales y, a raíz de este fanatismo
religioso, los estragos que se hicieron o en nombre de la religión o con la religión como
excusa de por medio.
Zizek denuncia al liberalismo izquierdista por su incapacidad de confrontar seriamente
la violencia racial y religiosa, y para ello se propone comparar los sucesos en Rotherham, en
los que miembros de bandas de pakistaníes violaron, torturaron, traficaron y asesinaron niñas
blancas, y la pedofilia generalizada de la Iglesia católica.
En cuanto al caso de Rotherham, el autor da cuenta de que uno de los efectos más
aterrorizadores es el del aumento de la violencia contra las mujeres, y no habla de una
violencia espontánea sino de una sistemática, que corresponde a un determinado contexto
social, sigue un patrón y da un mensaje muy claro. Sin embargo, también señala que esta
serie de violaciones causó una reacción moral unánime ya que los violadores pertenecían a
los estratos sociales más bajos, por lo que se propone también ejemplificar con otras series de
violaciones distribuidas a lo largo del mundo.
Para Zizek esto sucede porque los varones experimentan la dislocación social debida a
la industrialización como amenaza y agrega que esta violencia no es espontánea sino algo
aprendido, ritualizado, parte de la violencia simbólica y colectiva de la humanidad.4
Así mismo, Zizek dice sobre el caso de las violaciones hechas por los sacerdotes en el
seno de la Iglesia católica se da porque los representantes eclesiásticos, en lugar de hacerse
cargo de lo que sucede, insisten en que esos casos, por más deplorables que sean, constituyen
un problema interno a la Iglesia. Agrega que por ello se muestran reacios a colaborar
investigaciones como las policiales y que eso se debe a que la pedofilia de los sacerdotes
católicos afecta no solo a la vida privada de los individuos sino también del inconsciente de la
propia institución.
Zizek sostiene que al acallar y defenderse, la Iglesia defiende su secreto obsceno más
íntimo pero que, además, si un sacerdote hablara y denunciara lo que sucede dentro de su
propia Iglesia, sería expulsado de la comunidad eclesiástica, ya no sería uno de ellos, razón
por la cual, tampoco habla. Lo compara a lo mismo que le sucedía a un ciudadano sureño de
Estados Unidos en los ‘20 que, al denunciar al Ku Klux Klan a la policía, era expulsado de la
comunidad.5

Violencia divina
Para Zizek la alternativa entre la política laica pragmática y el fundamentalismo
religioso no abarca todo el campo de las opiniones políticas.

4
Ibid p. 39
5
Ibid p. 41

4
Existe un fenómeno que Walter Benjamin llamó “violencia divina” y Zizek se va a
explayar sobre eso. En agosto de 2014 dan a lugar protestas de afroamericanos porque la
policía mató a tiros a uno de ellos por considerarlo sospechoso de robo. La policía en estos
barrios funciona como fuerza de ocupación parecida a las patrullas israelíes. Aunque vengan
a hacer ayuda humanitaria y dar alimentos entre otras cosas, se comportan como si fuesen
fuerzas que controlan a población de extranjeros.
Esas manifestaciones violentas, apenas sostenidas por la idea vaga de exigencia de
justicia, son casos de violencia divina, de violencia irracional. Como dijo Badiou, son medios
sin un fin que no tienen una estrategia a largo plazo.
Zizek dice en estas protestas, a diferencia del mayo francés que tenía una perspectiva
utópica, no hay proyecto más allá de las demostraciones de enojo (como por ejemplo, la de la
quema de autos). Para él, estas protestas son una explosión carente de proyecto. Se pregunta
si no vivimos en una era post-ideológica, y agrega que los manifestantes de los suburbios no
exigen nada concreto: solo quieren ser reconocidos. Estamos ante lo que él dice que es una
protesta de nivel cero, que no exige nada.6
El autor se plantea la cuestión sobre de qué sirve nuestra celebrada libertad de elección
cuando las únicas opciones posibles a escoger son la de seguir las reglas o la de entregarse a
una violencia (auto) destructiva. Alega que esta violencia es auto destructiva ejemplificando
con la anteriormente mencionada violencia y la destrucción contra los autos, que ni siquiera
fue contra los ricos, sino contra ellos mismos y contra la gente de su propio estrato social.
Para él hay que evitar la tentación hermenéutica de interpretar, de analizar esas
manifestaciones, encontrarle un sentido más profundo. Hay una ausencia de “mapa
cognitivo” (Jameson) y una incapacidad para localizar la experiencia de su situación dentro
de un todo significativo.

La economía política de los refugiados


El actual desorden es la auténtica faz del Nuevo Orden Mundial. Las luchas por parte
de las grandes potencias mediante enemigos interpuestos son, en gran medida, la causa de
luchas o crisis en lugares como Irak, República Centroafricana, etc. En 2008 Clinton culpa no
a los estados o gobiernos individuales, en relacion a la crisis global de la alimentacion, sino a
la política occidental global a largo plazo impuesta por los Estados Unidos y la Unión
Europea, y puesta en práctica durante décadas por el Banco Mundial, el Fondo Monetario
Internacional y otras instituciones internacionales; en la que se integra la agricultura local a la
economia mundial.
La lógica impuesta, genera una dependencia poscolonial y vulnerabilidad frente a las
fluctuaciones del mercado. Zizek se pregunta si aquellos países empobrecidos, ¿Acaso no
tienen todo el derecho a rebelarse de manera violenta o a convertirse en refugiados? En 2001,
una investigaciónde Naciones Unidas sobre la explotación ilegalde los recursos naturales del
Congo descubrióque el conflicto de ese país tiene que ver sobre todo con el control y
comercio de cinco recursos minerales clave,y el acceso a ellos: el coltán, los diamantes,el
cobre, el cobalto y el oro. Debajo de la fachada de la guerra étnica, distinguimos las
maquinarias del capitalismo global.

6
Ibid. 46

5
Así que olvidémonos del salvaje comportamiento de la población local: lo único que
hemos de hacer es eliminar a las empresas extranjeras de alta tecnología de la ecuación y todo
el edificio de la guerra étnica alimentada por viejas pasiones se desmorona. Deberíamos
empezar por ahí si realmente queremos ayudar a los africanos y detener el flujo de
refugiados.
Lo primero es recordar que casi todos los refugiados proceden de estados fracasados lo
cual no es una desgracia fortuita, sino uno de los mecanismos mediante los que las grandes
potencias ejercen su colonialismo económico. Lo que debería sorprendernos es cómo
nuestros medios de comunicación presentan la crisis de los refugiados. Lo que sabemos es
que hay una compleja economía de transporte de refugiados, el hecho de que los refugiados
se hallen en una situación desesperada no excluye la posibilidad de que su flujo en realidad
forme parte de un proyecto perfectamente planificado.
A la vez que el capitalismo se legitima como el sistema económico que promueve la
libertad personal (como condición del intercambio mercantil), genera esclavitud como parte
de su propia dinámica; el esclavismo tiene multitud de nuevas formas. Dice “...inmigrantes
que trabajan en la península saudí y en la práctica están privados de los derechos y libertades
civiles más elementales (...) trabajadores explotados en fábricas asiáticas (...) el uso masivo
de trabajos forzados en la explotación de los recursos naturales de muchos estados... ”. 7 Este
nuevo apartheid es también una necesidad estructural del capitalismo global.
De las guerras culturales a la lucha de clases...y viceversa
Los refugiados no sólo huyen de la guerra de sus países, si no que los guía también un
sueño. Zizek menciona que hay inmigrantes que, a pesar de llegar a un lugar, por ejemplo
Francia, no se conforman y siguen arriesgando su vida para llegar a Reino Unido.
“Podemos observar aquí la paradoja de la utopía: precisamente cuando la
gente se ve en una situación de pobreza, angustia y peligro, cuando uno esperaría que se
conformaran conun mínimo de seguridad y bienestar, estalla la utopía absoluta” 8
Los refugiados se toman en serio el lema de la Unión Europea de “libertad de
movimiento”: libertad de movimiento en el sentido de viajar, y la más radical, libertad de
movimiento, en el sentido de vivir en el país que quieran, y ese país en el que se instalen,
cumplirá o va a satisfacer sus necesidades.
La Unión Europea satisface más o menos estos deseos a los países miembros. Exigir
la inmediata globalización equivale a exigir que la U.E. se expanda al mundo. En nuestro
mundo global, las mercancías circulan libremente, pero no las personas. Es como si los
refugiados quisieran que la libre circulación global pase de mercancías a personas.
Desde un punto de vista marxista, Zizek dice que la “libertad de movimiento” debe
asociarse con la necesidad del capital de conseguir mano de obra libre, barata, lista para ser
explotada. Necesitan de individuos libres, pero al mismo tiempo, necesitan controlar sus
movimientos, pues no se pueden permitir las mismas libertades y derechos para todos. Los
refugiados quieren conseguir las ventajas del estado de bienestar occidental, y a la vez,
conservar un modo de vida incompatible con las bases del estado de bienestar occidental.

7
Idib p. 60
8
Idib p. 62

6
Deberíamos superar el cliché de que los refugiados son proletarios «sin nada que
perder excepto sus cadenas» que invaden la Europa burguesa: en Europa existe una división
de clases, igual que en Oriente Medio, y la cuestión fundamental es cómo interactúan estas
distintas dinámicas de clase.
Por otro lado, Zizek toma como ejemplo la lucha entre el conservadurismo populista y
su enemigo, el “liberal” que a través de las intervenciones estatales federales, pretende
socavar el auténtico estilo de vida americano. El resultado es una simbiosis debilitante:
aunque la «clase dirigente» está en desacuerdo con el programa moral populista, tolera su
«guerra moral» como medio para mantener a raya a las clases bajas; es decir, les permite
expresar su furia sin que ello interfiera en sus intereses económicos. Lo que esto significa es
que la guerra cultural es una guerra de clases desplazada. Que no nos vengan más con el
cuento de que vivimos en una sociedad posclasista.

¿De dónde procede la amenaza?


La tarea de las personas debería ser ayudar a reconocer la propia responsabilidad
ante la perspectiva de destrucción.
Por un lado tenemos la imposición de los valores occidentales izquierdistas y por
otro, el respeto a distintas culturas forman parte de la misma mitificación ideológica. Tanto la
lucha de los gays, como la liberación de las mujeres hablan de un rasgo más visible del
impacto cultural destructor de la modernización capitalista.9 Y esto forma parte de la
sociedad en todo el mundo y forma parte de la exclusión que existe en distintos lugares del
mundo. Por eso el texto se plantea la pregunta de ¿qué pasaría si Europa aceptara la paradoja
de que su apertura democrática se basa en la exclusión?¿Qué pasaría si tal y como dijo
Robespiere determinaran que no hay libertad para los enemigos de la libertad?10
Esto tiene su explicación en realidad en una crisis ideológica- política, y no
económica-financiera como se piensa.

¿Los límites de amor al prójimo


En este capítulo Zizek hace una revisión del concepto de prójimo. Todo prójimo es
en última instancia inquietante y el motivo de que sea inquietante es la impenetrabilidad del
deseo que sostiene esos actos: una experiencia, un encuentro, se vuelve inquietante cuando de
repente todos sospechamos que la otra persona actúa por una razón que no es la evidente. El
Prójimo, como sospechó Freud hace mucho tiempo, es primordialmente una Cosa, un intruso
traumático, alguien cuyo modo de vida que es distinto nos molesta, desestabiliza nuestro
modo de vida, y cuando el Prójimo está demasiado cerca puede acabar provocando una
reacción agresiva dirigida a librarnos de ese molesto intruso.
Tal como lo expresa Peter Sloterdijk: Al principio más comunicación significa, sobre
todo, más conflicto.11 Por eso Sloterdijk acierta al afirmar que la actitud de comprenderse el
uno al otro tiene que venir complementada por la actitud de no interponerse en el camino del
otro, mantener una distancia adecuada poniendo en práctica un nuevo código de discreción.
En este sentido es que se introduce el concepto de alienación Zizek dice que en la civilización

9
Ibid pp. 78-79
10
Ibid. p. 81
11
Ibid p. 86

7
europea es donde resulta más fácil tolerar distintos modos de vida , ya que la alienación
permite un distanciamiento, donde se permite mantener un vínculo no demasiado estrecho
con el otro. La alienación aparece como indispensable para la coexistencia pacífica entre
distintos modos de vida. Luego se pregunta cuál es el factor que provoca que se de esta
incompatibilidad entre distintos modos de vida y qué es lo que impide la coexistencia
armoniosa. Para esto va a recurrir a la respuesta psicoanalítica, planteado el concepto
lacaniano de jouissance (término con el que Lacan designa el placer excesivo que se
convierte en dolor), la jouissance del otro es insoportable para nosotros porque (y en la
medida en que) somos incapaces de encontrar la manera adecuada de relacionarnos con
nuestra propia jouissance.
Dicha constelación no puede sino dar lugar a los celos: en los celos, el sujeto crea o
imagina un paraíso (una utopía de jouíssance) del que él está excluido. La misma definición
se aplica a lo que podríamos denominar celos políticos.12
Zizek vincula este concepto de Jouissance con la problemática planteada por Freud y
Lacan acerca del “Amar al prójimo” del judeocristianismo donde ven una incompatibilidad
entre la idea de Prójimo y la universalidad humanista (esta idea de que independientemente
de nuestras preferencias políticas, religiosas, somos todos iguales y compartimos los mismos
miedo y pasiones)
Zizek plantea que es la misma idea o estrategia de la humanización ideológica: la
idea de que, a pesar de las diferencias políticas, todos somos seres humanos con los mismos
anhelos y preocupaciones. Zizek plantea que hay una dimensión humana universal pero que
hay que buscarla más allá de la simpatía y de la comprensión. Habla de una Dimensión que
no tiene que ver con esta idea de que somos todos humanos, y él la llama Dimensión del
prójimo inhumano.
Zizek dice que la manera más válida de llegar al prójimo no es la empatía, no se trata
de intentar comprenderlo al prójimo, sino por el contrario burlarse tanto de él como de
nosotros en nuestra mutua falta de autocomprensión. Además, argumenta la idea de que este
criterio debería aplicarse, en relación a la pobreza. Esto debería aplicarse a ese intento por
parte de la gente adinerada de comprender a los pobres, de aprender qué se siente al ser
pobre. Esta idea de “Tratar de comprender a los pobres” va asociada a un enfoque
humanitario de la pobreza y a su sentimentalizacion.
A partir del monólogo en una película de 1941 de Preston Sturges Los viajes de
Sullivan, se plantea la idea de que no hay absolutamente nada de sofisticado ni de bueno en la
pobreza. Se trata de abordar la pobreza como una entidad ontológica en sí misma. Es decir, la
pobreza no significa simplemente no tener dinero. Todos tenemos una posición social (de
clase) y no existe un nivel cero de humanidad en el que todos seamos iguales. Tú posición
social determina quién eres realmente.

Los odiosos mil en Colonia


Este apartado hace referencia a los ataques sexuales de Colonia. Se observa de cerca
la situación que se dio en este lugar. El texto habla del análisis del panorama global después

12
Ibid p. 87

8
de los atentados de París, donde Alain Badiou puede distinguir tres tipos de subjetividad en el
capitalismo global actual:
-El sujeto liberal democrático de clase media -civilizado occidental.
-Los que, fuera de occidente, están poseídos por el deseo de Occidente y pretenden imitar el
estilo de vida civilizado de las clases medias de occidente.
-Por último, los nihilistas fascistas: Su envidia hacia Occidente se convierte en un odio mortal
En este contexto Badiou aclara lo que los medios de comunicación llaman
radicalización de los musulmanes, es una fascistización pura.
Por un lado, Jean-Claude Milner ve que la religión no juega un papel fundamental en
el fascismo y Badiou afirma que la religión no es un factor fundamental en el ISIS: es un
modo de expresión de envidia y odio de clase. El ‘deseo de Occidente’ no es nada
revolucionario, aunque se oponga al capitalismo global; no hay una concepción sería de una
sociedad alternativa. En algunos, cuando ese deseo no puede ser satisfecho una de las
opciones que les queda es la inversión nihilista: La frustración y la envidia que se radicalizan
hasta convertirse en odio, y en autodestructiva.
Aún de acuerdo globalmente con Badiou, Zizek plantea tres problemáticas en sus
afirmaciones. En primer lugar, ¿la religión es sólo un ropaje externo del problema? Cierto,
pero, ¿acaso eso no pasa siempre?, y sin embargo es la manera como los sujetos viven la
situación; las ideologías son historias inventadas por los propios sujetos para engañarse a sí
mismos. En segundo lugar, Badiou considera a refugiados e inmigrantes como un
proletariado, una vanguardia virtual de masa de gente cuya existencia no se tiene en cuenta en
el mundo actual, pero en realidad son personas poseídas por el ‘deseo de Occidente’. Y en
tercer lugar, afirma que debajo de su odio puede haber una profunda solidaridad global; claro
que hay distintas maneras de actuar de los inmigrantes-refugiados, pero entre ellos hay
bárbaros poseídos por el odio, y deberíamos reconocerlo.
La reacción agresiva y descontrolada es un suceso con continua presencia histórica,
y así se podrían leer los sucesos de Colonia: como el Carnaval que rompe las reglas y
destruye, como la “Gran matanza de gatos”, París 1730, que era a la postre una venganza
proletaria contra el patrón.No tiene sentido minimizar los hechos de Colonia o negar su
carácter. Igualmente, absurdo es ‘enseñar’ a esos inmigrantes cómo queremos que se
comporten. Ya lo saben, por eso precisamente rompen esas reglas. No hay nada redentor ni
emancipador. A veces se dice que la defensa de los derechos de la mujer y la lucha contra el
racismo deberían ir de la mano. Pero también al revés. Impedirles agredir a las mujeres es
ayudarles en sus derechos. No basta darles voz, hay que educarlos en la libertad.

¿Qué hacer?
En el último capítulo de su libro, Zizek se plantea qué hacer frente a una situación
tan desesperada, y se pregunta también qué debería hacer Europa. Dice que lo que Jamenson
plantea es la militarización global de la sociedad como modo de emancipación porque
mientras los cambios del capitalismo son cada vez más palpables, los cambios democráticos
están condenados al fracaso por lo que la única manera eficaz de romper el círculo vicioso del

9
capitalismo global es una especie de militarización, que es como también podríamos llamar a
la suspensión del poder de la economía autorregulada.13
Para Zizek este proceso no puede darse sin el menor control ya que, entre otras
cosas, los refugiados necesitan alimentos y otros tipos de atenciones. Formula que aceptar a
los refugiados puede presuponer un problema ya que hay que tener en cuenta que los criterios
de aceptación deben formularse de manera explícita (a cuántas personas aceptar, dónde
alojarlas, etc.) y que lo complicado es encontrar un término medio entre los deseos de los
refugiados y la capacidad de acogida que tienen los distintos países. Por otro lado, agrega que
así como al Islam le resulta imposible tolerar “nuestras conductas blasfemas”, de ese mismo
modo a los distitnos países europeos les puede suponer impoisble tolerar muchas prácticas de
los refugiados. Zizek dice que hay que formular una serie de normas que sean obligatorias
para todos sin miedo a que estas sean vistas como eurocéntricas, normas como libertad
religiosa, protección de la libertad individual contra la presión del grupo, derechos de las
mujeres; y segundo, dentro de estos límites, insistir de manera incondicional en la tolerancia
hacia los distintos modos de vida. Si esto no funcionara, el autor formula que el paso a seguir
debería ser rechazar la imperante actitud humanitaria de la izquierda liberal. En conclusión,
Zizek dice que deberíamos quedar atrapados en el juego liberal de cuánta tolerancia debemos
permitirnos.
Se plantea sobre qué hacer si tolerar todas las costumbres implicara también tolerar
el supuesto caso de que los refugiados no permitieran a sus hijos ir a la escuela pública,
maltrataran a los gays, obligaran a las mujeres a comportarse y vestirse de determinada
manera y llama a tener cuidado para no desproteger los derechos de los gays y de las mujeres.
Dice que la única disyuntiva consiste en ir más allá de la mera tolerancia; hay proponer un
proyecto universal positivo que compartan todos los participantes y luchar por él. No solo
respetar los otros, sino también, ofrecerles una lucha común, pues hoy en día nuestros
problemas son comunes.14
Nuestra lucha según Zizek debería ser contra el neocolonialismo universal, contra el
fundamentalismo, contra la lucha de Wikileaks y Snowden, contra el antisemitismo y contra
el sionismo agresivo.
Por otro lado, Zizek sostiene que los refugiados son el precio que debemos pagar por
la economía global. Dice que Europa tiene que asegurar su pleno compromiso para con los
refugiados y su supervivencia ya que ellos son nuestro futuro y que la tarea más difícil es la
de emprender un cambio económico radical que elimine las condiciones de los refugiados.
Para el autor, los refugiados son la prueba de otro bien común en peligro: el bien común de la
propia humanidad amenazada por el capitalismo global, que genera nuevos muros.
Zizek concluye su libro diciendo que lo que hay que recuperar es la lucha de clases y
que la única manera de hacerlo es teniendo solidaridad con los explotados y oprimidos, y dice
que la solidaridad global quizás sí sea una utopía pero que si no luchamos por ella, realmente
estamos perdidos.15

13
Fredric Jameson, “An American Utopía” en American Utopía: Dual Power and the Universal Army, ed. de
Slavoj Zizek. Londres: Verso Books, 2016 en Slavoj citado por Slavoj, Žižek, La Nueva Lucha de Clases,
Editorial Anagrama, Barcelona, 2016, pp. 111-112
14
Slavoj, Žižek, La Nueva Lucha de Clases, Editorial Anagrama, Barcelona, 2016, pp. 113-114
15
Ibid, p. 127

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