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Expresiones de la comprensión científica

La otra posición en el debate sobre las relaciones entre las ciencias de la naturaleza y las
ciencias del hombre fue una reacción contra el positivismo. La filosofía antipositivista
de la ciencia, que alcanza un lugar prominente a finales del siglo XIX, representa una
tendencia mucho más diversificada y heterogénea que el positivismo. Entre las figuras
representativas de este tipo de pensamiento se incluyen eminentes filósofos,
historiadores y científicos sociales alemanes, entre ellos Dilthey, Simmel y Max Weber.
Estos pensadores rechazan el monismo metodológico del positivismo y, mediante la
crítica, rehúsan tomar el patrón establecido por las ciencias naturales exactas como ideal
regulador, único y supremo de la comprensión racional de la realidad. Buscan sustituir
las nociones científicas de explicación, predicción y control por las de comprensión,
significado y acción, corriente a la que se le llamó hermenéutica.

Posturas Positivistas Antipositivitas


explicación, predicción y comprensión, significado y
Nociones científicas
control acción
Elementos datos lenguaje

La comprensión, como método característico de las humanidades, es una forma de


empatía o recreación en la mente del estudioso de la atmósfera espiritual, pensamientos,
sentimientos y motivos de sus objetos de estudio según la descripción que realiza
Simmel. Sin embargo, no es únicamente por el sesgo psicológico por lo que cabe
diferenciar a la comprensión de la explicación. La comprensión se encuentra, además,
vinculada con la intencionalidad de una manera en que la explicación no lo está. Se
comprenden los objetivos y propósitos de un agente, el significado de un signo o de un
símbolo, el sentido de una institución social o de un rito religioso.
Pero interpretar es, asimismo, participar en el conflicto de las interpretaciones. Y, sin
duda, éste tiene mucho que ver con los motivos, razones y argumentos, pero no pocas
veces es simultáneamente un conflicto de poder o de intereses. Por eso es que
encontramos varias formas de comprender, que se encarrilan en lo que anteriormente
mencionamos cuando hablamos de la fenomenología, la hermenéutica o el enfoque
interpretativo. A veces suele resultar incómodo revisar las hojas que hemos dejado atrás,
por eso lo que presentamos a continuación nos va a resultar familiar, pero no es una
repetición sino que mostraremos la trama que se consolida para enfrentar al positivismo,
con los elementos propios de la comprensión. Estos enfoques siempre giran en torno al
“lenguaje”.
El lenguaje es un centro en el que se reúnen el yo y el mundo, o mejor dicho, un centro
en el que ambos, el mundo y yo, aparecen en su unidad originaria de constitución
óntica. Así, el mundo natural y los otros mundos posibles son constituidos en el acto del
lenguaje realizado por el ser humano.
A finales del siglo XIX, Dilthey realiza la búsqueda de una metodología apropiada para
el entendimiento de las obras humanas que evite el reduccionismo y mecanicismo de las
ciencias naturales. Emprende dicha tarea entendiendo que se trata de un problema que
no es metafísico sino epistemológico, que requiere la profundización de nuestra
conciencia histórica, y que demanda, por sobre todo, concentrarse en las expresiones

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(obras, vivencias) que resultan de la propia vida. De allí que el concepto emergente
clave es el del entendimiento o la comprensión (Verstehen).
El sentido propio de la comprensión (o entendimiento) siempre se halla en un contexto
de horizonte, que se extiende hacia el pasado y el futuro, y que se aleja de la predicción,
la historicidad y la temporalidad sin dimensiones inherentes e inevitables de toda
comprensión. Dilthey insiste en la idea del círculo hermenéutico. Entonces, cabe
preguntarnos: ¿en qué consiste la idea del círculo hermenéutico? El todo recibe su
sentido de las partes y las partes sólo pueden comprenderse en relación al todo. La
circularidad del entendimiento tiene como consecuencia que no existe realmente un
punto de partida verdadero para el entendimiento, aunque se considera que existe un
marco de referencia.
Observemos algunas cuestiones que rondan en torno a lo que conceptualmente
conocemos como sentido.

Mucho más tarde, la discusión acerca de la hermenéutica y la ciencia social sería


formalizado con la aparición, en 1960, del libro de Gadamer Verdad y Método, tornando
la discusión en un tema vigente hasta nuestros días. Las tradiciones de pensamiento
distintas (Weber, Simmel, Mannheim, Giddens, etc.) considerarían, más bien, que la
hermenéutica es una modalidad de trabajo en las ciencias sociales, propia de los
fenómenos de nuestras ciencias y que las dificultades surgen cuando hay pretensiones
de universalidad tanto desde las ciencias naturales como de lo histórico.
Pasemos a la fenomenología. ¿Qué puede entenderse por fenómeno? Cuando el sujeto
observa un acontecimiento objetivo, lo observa por medio de los sentidos, y de dicha
percepción surge un fenómeno. Éste no sería el acontecimiento objetivo en sí, ya que
tendría dimensiones que no pueden ser captadas en el proceso de percepción, sino que
sería el acontecimiento objetivo percibido por el sujeto. Un ejemplo de ello podría ser el
fenómeno de la violencia, ya que puede ser percibida y sería, por tanto, una realidad.
Sin embargo, podría haber dimensiones del acontecimiento de la violencia, como la
inseguridad, que al no poder ser percibidas no formarían parte de la realidad.
Aquí no tratamos de fijar normas del proceso interpretativo, sino sacar a la luz algunos
tintes trascendentes del comprender. Tampoco pretendemos suscitar un debate filosófico
respecto a la compresión, sino, por el contrario, proponemos responder al cómo es
posible comprender.

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Partiendo, por tanto, de una perspectiva fenomenológica, nos acercaremos al


conocimiento científico por medio del análisis del discurso, a manera de recorrer
cuestiones tales como: Niveles de análisis del discurso social, Tradiciones y métodos y
Aspectos procedimentales. El término discurso tiene tantas definiciones como
posiciones teóricas, dada su particularidad polisémica. Según la revisión bibliográfica,
podemos señalar que las concepciones más trascendentes son: a) Filosofía del lenguaje
de Oxford, b) Obra de Michel Foucault y c) Pragmática francesa y análisis del discurso
francés. Pasemos ahora a los niveles, más específicamente.
De acuerdo a lo que hemos señalado anteriormente, la interpretación (sociológica) del
discurso pretende, en primer lugar, un análisis textual y, luego, contextual del mismo.
Por lo tanto, los niveles que podemos diferenciar son: a) un nivel textual1, b) un nivel
contextual y c) un nivel interpretativo. Una aclaración importante es que los análisis
textuales o contextuales forman parte del análisis sociológico del discurso, pero no son
en sí mismos análisis sociológicos.
Un análisis textual nos brinda una identificación del discurso, centrándose
esencialmente en el plano del enunciado y considerando el discurso en su dimensión de
objeto de estudio. Por otra parte, el análisis contextual nos muestra una comprensión del
discurso, centrándose en el plano de la enunciación y considerando el discurso en su
dimensión de hecho o acontecimiento singular. Finalmente, la interpretación nos
proporciona una explicación del discurso, centrándose en el plano sociológico y
considerando el discurso en su dimensión (dimensión que puede ser informativa,
ideológica o de producto social).
En las siguientes líneas, se hace referencia a cada uno de los tres niveles de análisis por
separado, junto con una breve consideración de los métodos o aspectos procedimentales
de análisis principales para cada uno de ellos, reconociendo que existen múltiples
interrelaciones que se establecen entre estos tres niveles en las prácticas concretas de
análisis, en las que se encuentran mezclados o entrelazados, formando diferentes
combinaciones. A manera de síntesis podemos presentarlo en la siguiente figura.

Nivel de análisis Análisis textual Análisis contextual Interpretación sociológica


Consideración del información, ideología y
objeto acontecimiento singular
discurso como como producto social
Plano de análisis Plano del enunciado Plano de la enunciación Plano de lo social
Métodos o 1. Análisis de 1. Contexto situacional:
procedimientos de contenido frame analysis,
análisis 2. Análisis semiótico análisis de
(estructural y posiciones
1. Inferencia inductiva
formal) discursivas, análisis
2. Inferencia abductiva2
conversacional
2. Contexto
intertextual: Análisis
intertextual
Objetivos perseguidos Caracterización del Explicación (sociológica)
Comprensión del discurso
discurso del discurso

1
El nivel textual puede contener dos niveles: el informativo y el estructural (Alonso, 1998).
2
Peirce la llama una conjetura, y sostiene que la abducción es algo más que un silogismo: es una de las tres formas de
razonamiento junto a la deducción y la inducción.

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Su aplicación se da en el campo de la sociología, la comunicación, la historia, pero no


es privativa de avances en la economía y en la administración, orientada, en este caso,
en la psicología del trabajo y las organizaciones, sin dejar de reconocer que no son las
únicas aplicaciones.
Una cuestión anecdótica: puede que nos resulte familiar o confuso cuando hablamos del
“discurso del método”. Veamos por qué razón esto puede darse a confusión. El
“discurso del método” es redactado por Descartes mientras que el “método del
discurso” es de Foucault. Posiblemente tengamos la intención de que éstos se
encuentren, pero en realidad no pueden ni siquiera confrontarse, pues nacieron de
contextos diferentes y su objetivo también hace a la diferencia. Al olvidarlo, pronto
asoman alineamientos en una u otra posición que, en última instancia, convertirían la
cuestión del método en la fijación de un método que todo lo resuelve, en una suerte de
lucha.
Tal vez, el procedimiento con el que Descartes escribe su texto es más que significativo,
ya que comienza por narrar su experiencia, sus transformaciones. Luego vendrá el
método, y es ya su discurso. Por otra parte, cada discurso comprende más o menos
explícitamente un modo de proceder o marca en alguna dirección. En este sentido, todo
buen diálogo, toda presentación y toda propuesta implican en, cierta manera, métodos y
procesos, incluso para poder hablar, que marcan con su gesto modos de encaminarse.
Otro modo de comprender es lo que conocemos como etnografía3, llamada en otros
casos etnometodología, cuyo precursor fue Harold Garfinkel. Ésta se guía con las
maneras en que la gente comparte (comunica) los hechos, procesos y acontecimientos
sociales. El término etno se relaciona en la medida que estamos hablando de un “saber
propio” de su sociedad, de los procedimientos formales de conocimiento y
argumentación manejados por el “actor cotidiano”.
La expresión etnografía no posee consenso respecto a su significado. A pesar de ello, se
divide en subtipos. Para Joyceen Boyle (1994), tal vez el factor determinante del subtipo
de etnografía sea la unidad social que el etnógrafo desea estudiar. Esta autora propone
cinco tipos de etnografías:
a) Etnografías procesales. Describen diversos elementos de los procesos cuyo análisis
puede ser, por un lado, funcional, si se explica cómo ciertas partes de la cultura o de los
sistemas sociales se interrelacionan dentro de un determinado lapso y se ignoran los
antecedentes históricos; por otro, diacrónico4, si se pretenden explicar los sucesos como
resultado de sucesos históricos.
b) Etnografía holística o clásica. Se enfoca en grupos amplios y suelen tener forma de
libro debido a su extensión. Por ejemplo, el estudio de Malinowsky sobre los habitantes
de las Islas Trobiand.
c) Etnografía particularista. Es la aplicación de la metodología holística en grupos
particulares o en una unidad social. Ejemplo: Janice Morse (1994), con estudios que
realizan las enfermeras en unidades hospitalarias.
d) Etnografía de corte transversal. Se realizan estudios de un momento determinado de
los grupos investigados.

3
Di Virgilio, Fraga, Najmias, Navarro, Perea y Plotno. Competencias para el trabajo de campo cualitativo. Revista
Argentina de Sociología. Año 5. Nª 9. ISSN 1667-9261 (2007), pp. 90-110
4
Evolución diacrónica, es decir, que se desarrolla a lo largo del tiempo.

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e) Etnografía etnohistórica. Balance de la realidad cultural actual como producto de los


sucesos del pasado.
Más allá de la definición en la cual se inscriba cada investigador, siempre se mencionan
aspectos relacionados con la dimensión cultural y un análisis detallado y profundo de
elementos del escenario (comunidad, escuela, barrio, etc.). Asimismo, supone:
Que los investigadores participan, abiertamente o de manera encubierta, de la vida
cotidiana de personas durante un tiempo relativamente extenso, viendo lo que
pasa, escuchando lo que dicen, preguntando cosas, recogiendo todo tipo de datos
accesibles para arrojar luz sobre los temas que se han elegido (Hammersley y
Atkinson, 1994: 15).
La etnometodología parte de dos supuestos: a) Los hechos sociales no determinan desde
fuera la conducta humana, sino que ellos mismos son el resultado de la interacción
social que se produce continuamente a través de su actividad práctica cotidiana; y b)
Los seres humanos son agentes activos capaces de articular procedimientos que les son
propios para definir, según las circunstancias y los significados, las situaciones sociales
en las que están implicados.
En la aplicación del método de la etnometodología, cuando hablamos de trabajo de
campo, hacemos referencia a investigaciones que implican en su desarrollo la
comprensión de fenómenos sociales en sus escenarios naturales mediante la
combinación de diversas fuentes de información, tales como observación y entrevistas.
Pero estas no son las únicas actividades. Podemos decir que la etnografía es una
sucesión de actividades de investigación que se desarrollan a lo largo de un periodo de
tiempo relativamente prolongado. Dicha sucesión rara vez es lineal; al contrario, se
forman bucles, dispersiones, idas y venidas enmarañadas. En líneas generales, todo eso
en su conjunto es “hacer etnografía”. Pulido y Prados (1999:322) nos ofrecen las
siguientes fases:
a) Selección del diseño
b) La determinación de las técnicas.
c) El acceso al ámbito de investigación.
d) La selección de los informantes.
e) La recogida de datos y la determinación de la duración de la estancia en el
escenario.
f) El procesamiento de la información recogida.
g) La elaboración del informe.
De este modo, a los efectos de nuestra práctica, entendemos a la etnografía como un
método que posibilita retratar una cultura o grupo social a partir de la reconstrucción de
las actividades y perspectivas de los actores, así como verificar la comprensión de los
fenómenos estudiados, en base a un diseño flexible y emergente que pueda modificarse
en función del desarrollo de la investigación, considerando tanto hallazgos empíricos
como aportes teóricos.
La etnografía puede percibirse en el trabajo clásico de la antropología como la gran
transformación de Karl Polanyi donde emergen las practicas económicas como eje. En
este caso existe el cruzamiento parcial de sitios locales y sitios globales desde una
perspectiva de globalización realizado por Polanyi.

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Recapitulando la comprensión: si concebimos que la comprensión en las ciencias


sociales involucra “hacerse comprender uno mismo” y que además nos acompañe el
ideal de cómo hacer comprender a otra persona lo que nosotros hemos aprendido,
requeriremos que el lenguaje del observador pueda ser accesible al participante de la
institución que se somete a estudio. Para correr el velo de cómo se llevan a la práctica
algunas formas de comprender, no nos asentaremos en conceptos sino en los modos que
constituyen lo que algunos han dado en llamar metodología cualitativa. La
hermenéutica puede emplearse para la construcción del conocimiento contable por
medio de sus herramientas de interpretación de significados, tal como lo expresa
Caridad A. Irausquín.
La comprensión está presente tanto en el sistema mundo de Wallerstein como en la
perspectiva o mirada del pensamiento latinoamericano. Ambas líneas realizan, en parte,
el análisis formal de los discursos, que atiende al carácter histórico y situado de los
mismos. Identifican e interrogan sobre las relaciones entre lenguaje y sujeto, discurso e
ideología, y surge la historicidad en el pensamiento latinoamericano y euro-céntrico,
mediante el abordaje de una historia episódica, de una idea de continuidad. Esto permite
comprender el vínculo con una antropología de la emergencia, como le han dado a
llamar. El análisis contiene un examen cuidadoso, una exploración, y no simplemente
ponderar lo sucedido. Ambos forman parte de los enfoques de la sociología histórica.
¿Hay una ruptura irreconciliable entre la mirada cuantitativa y la cualitativa? Si
reflexionamos, podemos decir que no son necesariamente excluyentes. Se puede
explicar y, al mismo tiempo o a posteriori, apuntar a comprender, a realizar una
comprensión de los fenómenos correspondientes. Así, la comprensión le incorpora a la
explicación la presencia del sujeto y su intencionalidad. Pero en lo ideológico sucede
todo lo contrario.

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