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Di Criscio Darío, DNI 31303659

Comisión 6, Di Ciancia

1) En el seminario III Lacan plantea que la pregunta en las neurosis obsesivas se trata de una

pregunta sin respuesta, pregunta la cual es formulada en base al deseo del otro. “¿qué soy? “¿qué

lugar ocupa mi deseo en el deseo del otro?”. Esta pregunta aparece sin respuesta, ya que el deseo es

del gran otro sobre el cual recae la identificación. Lacan plantea esta pregunta en torno a los

significantes que “no dicen”, es decir a aquello que no se puede representar desde lo simbólico, por

lo tanto hace referencia a la sexualidad y la muerte. En el recorte clínico se pueden apreciar

componentes característicos de la neurosis obsesiva en tanto a un deseo que se torna imposible.

Falta de trabajo, una relación inestable y una carrera universitaria inconclusa, aparece la

interrupción como algo recurrente y por otro lado la necesidad de excusarse ante las autoridades

(los profesores de la universidad y el analista). El sujeto dice que debe terminar su carrera

universitaria antes de que su padre muriese, pero en cambio sucumbe a la procrastinación en

relación al proyecto final, el cual interrumpió en numerosas ocasiones dando cuenta de la presencia

del goce de cálculo en tanto aparecen los “obstáculos mentales” que él mismo se pone, puede

observarse aquí otra característica de la neurosis obsesiva que es la ambivalencia. Otro factor que

consolida el cuadro de neurosis obsesiva es la presencia del “juez imaginario”, el sujeto manifiesta

que sus deseos se convierten en obligaciones, debe exigirse siempre más, estas obligaciones están

relacionadas al significante del nombre del padre, que en el recorte clínico son mencionadas como

“exigencias superyoicas”. Hay un padre muerto que exige, a lo cual Lacan agrega que se trata de

una demanda que viene al lugar del deseo, es decir que se convierte el deseo en demanda. Es

necesario destacar que el sujeto ya daba por muerto a su padre a pesar de que todavía no se había

rendido ante la enfermedad, lo cual es también señal de ambivalencia ya que por un lado se “exigía”

terminar su carrera universitaria antes que su padre falleciera, pero al mismo tiempo se puso

aquellos obstáculos mentales que lo llevaron a dejar inconclusa su meta, por ende el deseo de

terminar la carrera, esto que se le presentaba como una demanda, queda imposibilitado. Respecto a
las identificaciones, el sujeto rechaza el tener que convertirse en alguien como su padre muerto, en

un “calzonazos”, es decir alguien sumiso ante la figura de la mujer, alguien dominado, pero durante

el análisis de su sueño y la intervención del analista se da cuenta que en realidad al descender de la

casa en el peñasco y adentrarse en un camino peligroso, se estaba encontrando con aquello

rechazado, el sujeto se estaba rebajando a convertirse en alguien como su padre, en este caso en

alguien cobarde, dominado por su mujer. Más específicamente el sujeto se encontraba en camino a

ocupar el lugar de su padre muerto al descender de su estirpe, estaba cayendo tan bajo como su

padre. La interpretación de este sueño entra en nexo con la escena del footing donde el sujeto

accede a la demanda de su pareja, incumpliendo con el mandato de superarse, ya que al acceder a la

demanda de la mujer lo pone en posición de ser dominado como mencionaba en su fantasía sexual.

La intervención del analista causó sorpresa en el paciente dando lugar a la neurosis de transferencia.

El sujeto rechazaba convertirse en su padre quien había roto con un mandato familiar por haberse

puesto en pareja con una mujer considerada como “ilegítima” por ser de clase media y haber

dilapidado la fortuna familiar. El mandato entonces no proviene de su padre muerto sino que se trata

de un mandato familiar el cual deja al sujeto en falta, confrontándolo con la castración. Apelando a

la definición de neurosis como un conflicto entre el yo y el ello mediado por el superyó, el sujeto

debe elegir si seguir con el mandato familiar (superyó) o bien establecer una pareja estable (ello) y

convertirse en alguien dominado e ilegítimo ante los ojos de su familia, finalmente se podría

establecer la problemática edípica en tanto el sujeto debe renunciar a matar a su padre (seguir el

mandato de su familia) u optar por quedarse con su madre pagando el precio de la castración (elegir

la pareja estable a costa de perder todo su dinero).

2) En la formación sintomática de la neurosis obsesiva la represión ha fallado por lo que actúan

otros procesos defensivos que son la regresión y las formaciones reactivas, estos procesos ocurren

por la vía del falso enlace. En el recorte clínico se observan las formaciones reactivas en tanto a las

exigencias superyoicas donde el analizado dice tener que superar su marca anterior a la vez que se
impone terminar la carrera universitaria antes que su padre muera. En contraposición a la neurosis

obsesiva donde los síntomas se manifiestan en lo mental (el goce de cálculo), en las histerias el

mecanismo que facilita su formación es la solicitación somática, la represión actúa sobre la fantasía,

la cual va a estar relacionada a la práctica autoerótica, por lo tanto el síntoma va a estar ligado a la

sexualidad, entonces se va a manifestar en relación a la pulsión sexual y las zonas erógenas. Es

decir que el síntoma se manifiesta en lo corporal (síntoma conversivo). Esto no significa que la

neurosis obsesiva no esté relacionada a la sexualidad, ya que si hay neurosis significa que el sujeto

tuvo paso por el complejo de Edipo, y la neurosis aparece como una forma de respuesta ante el

interrogante acerca de la diferenciación en los sexos. Tomando a la histeria como una neurosis, la

pregunta gira en torno a la femineidad y esa respuesta, en el caso Dora la tenía la Sra. K, y si bien

en la neurosis obsesiva la pregunta es ¿qué es la vida? ¿qué es la muerte?, la pregunta sobre la

diferenciación de los sexos se hace presente en el recorte clínico en tanto a la fantasía del dominio

de la mujer sobre el hombre donde se invierten los roles de pasividad y actividad, el analizado teme

entablar una relación duradera temiendo ubicarse en el lugar del ser dominado, lo cual introduce la

cuestión del fantasma en tanto a la posición frente al otro sexo.

Lacan plantea que siempre la pregunta neurótica es por la diferencia entre los sexos y la respuesta

se localiza en el nivel del fantasma como un guión simbólico-imaginario donde el sujeto trama una

historia, un intento de respuesta donde se pone en juego la modalidad de satisfacción imaginaria.

Ahora bien, en la histeria la pregunta gira en torno a la femineidad (¿qué significa ser mujer?)

mientras que en la neurosis obsesiva apunta a la existencia (¿quién soy?). El fantasma se articula al

síntoma ya que aparece como una forma de responder cuando no hay respuesta, ubicando esa

respuesta en un otro. En el referente clínico de Dora la respuesta sobre la femineidad estaba en la

Sra. K con quien ella se sentía identificada, la Sra. K era quien mantenía el fantasma de Dora, eso

puede explicar que en la escena del lago cuando el Sr. K dice “mi mujer no significa nada para mí”

acaba por derrumbar el fantasma.

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