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Comisión 6, Di Ciancia
1) En el seminario III Lacan plantea que la pregunta en las neurosis obsesivas se trata de una
pregunta sin respuesta, pregunta la cual es formulada en base al deseo del otro. “¿qué soy? “¿qué
lugar ocupa mi deseo en el deseo del otro?”. Esta pregunta aparece sin respuesta, ya que el deseo es
del gran otro sobre el cual recae la identificación. Lacan plantea esta pregunta en torno a los
significantes que “no dicen”, es decir a aquello que no se puede representar desde lo simbólico, por
Falta de trabajo, una relación inestable y una carrera universitaria inconclusa, aparece la
interrupción como algo recurrente y por otro lado la necesidad de excusarse ante las autoridades
(los profesores de la universidad y el analista). El sujeto dice que debe terminar su carrera
relación al proyecto final, el cual interrumpió en numerosas ocasiones dando cuenta de la presencia
del goce de cálculo en tanto aparecen los “obstáculos mentales” que él mismo se pone, puede
observarse aquí otra característica de la neurosis obsesiva que es la ambivalencia. Otro factor que
consolida el cuadro de neurosis obsesiva es la presencia del “juez imaginario”, el sujeto manifiesta
que sus deseos se convierten en obligaciones, debe exigirse siempre más, estas obligaciones están
relacionadas al significante del nombre del padre, que en el recorte clínico son mencionadas como
“exigencias superyoicas”. Hay un padre muerto que exige, a lo cual Lacan agrega que se trata de
una demanda que viene al lugar del deseo, es decir que se convierte el deseo en demanda. Es
necesario destacar que el sujeto ya daba por muerto a su padre a pesar de que todavía no se había
rendido ante la enfermedad, lo cual es también señal de ambivalencia ya que por un lado se “exigía”
terminar su carrera universitaria antes que su padre falleciera, pero al mismo tiempo se puso
aquellos obstáculos mentales que lo llevaron a dejar inconclusa su meta, por ende el deseo de
terminar la carrera, esto que se le presentaba como una demanda, queda imposibilitado. Respecto a
las identificaciones, el sujeto rechaza el tener que convertirse en alguien como su padre muerto, en
un “calzonazos”, es decir alguien sumiso ante la figura de la mujer, alguien dominado, pero durante
rechazado, el sujeto se estaba rebajando a convertirse en alguien como su padre, en este caso en
alguien cobarde, dominado por su mujer. Más específicamente el sujeto se encontraba en camino a
ocupar el lugar de su padre muerto al descender de su estirpe, estaba cayendo tan bajo como su
padre. La interpretación de este sueño entra en nexo con la escena del footing donde el sujeto
demanda de la mujer lo pone en posición de ser dominado como mencionaba en su fantasía sexual.
La intervención del analista causó sorpresa en el paciente dando lugar a la neurosis de transferencia.
El sujeto rechazaba convertirse en su padre quien había roto con un mandato familiar por haberse
puesto en pareja con una mujer considerada como “ilegítima” por ser de clase media y haber
dilapidado la fortuna familiar. El mandato entonces no proviene de su padre muerto sino que se trata
de un mandato familiar el cual deja al sujeto en falta, confrontándolo con la castración. Apelando a
la definición de neurosis como un conflicto entre el yo y el ello mediado por el superyó, el sujeto
debe elegir si seguir con el mandato familiar (superyó) o bien establecer una pareja estable (ello) y
convertirse en alguien dominado e ilegítimo ante los ojos de su familia, finalmente se podría
establecer la problemática edípica en tanto el sujeto debe renunciar a matar a su padre (seguir el
mandato de su familia) u optar por quedarse con su madre pagando el precio de la castración (elegir
otros procesos defensivos que son la regresión y las formaciones reactivas, estos procesos ocurren
por la vía del falso enlace. En el recorte clínico se observan las formaciones reactivas en tanto a las
exigencias superyoicas donde el analizado dice tener que superar su marca anterior a la vez que se
impone terminar la carrera universitaria antes que su padre muera. En contraposición a la neurosis
obsesiva donde los síntomas se manifiestan en lo mental (el goce de cálculo), en las histerias el
mecanismo que facilita su formación es la solicitación somática, la represión actúa sobre la fantasía,
la cual va a estar relacionada a la práctica autoerótica, por lo tanto el síntoma va a estar ligado a la
decir que el síntoma se manifiesta en lo corporal (síntoma conversivo). Esto no significa que la
neurosis obsesiva no esté relacionada a la sexualidad, ya que si hay neurosis significa que el sujeto
tuvo paso por el complejo de Edipo, y la neurosis aparece como una forma de respuesta ante el
interrogante acerca de la diferenciación en los sexos. Tomando a la histeria como una neurosis, la
pregunta gira en torno a la femineidad y esa respuesta, en el caso Dora la tenía la Sra. K, y si bien
diferenciación de los sexos se hace presente en el recorte clínico en tanto a la fantasía del dominio
de la mujer sobre el hombre donde se invierten los roles de pasividad y actividad, el analizado teme
entablar una relación duradera temiendo ubicarse en el lugar del ser dominado, lo cual introduce la
Lacan plantea que siempre la pregunta neurótica es por la diferencia entre los sexos y la respuesta
se localiza en el nivel del fantasma como un guión simbólico-imaginario donde el sujeto trama una
Ahora bien, en la histeria la pregunta gira en torno a la femineidad (¿qué significa ser mujer?)
mientras que en la neurosis obsesiva apunta a la existencia (¿quién soy?). El fantasma se articula al
síntoma ya que aparece como una forma de responder cuando no hay respuesta, ubicando esa
Sra. K con quien ella se sentía identificada, la Sra. K era quien mantenía el fantasma de Dora, eso
puede explicar que en la escena del lago cuando el Sr. K dice “mi mujer no significa nada para mí”