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… y si hay algo a que el hombre se siente arrastrado con cruel fruición es,
cuando ya se comenzó, a humillar del todo a una persona.
Introducción
Para comenzar a hablar sobre bullying, prefiero retrotraerme a un episodio que como
profesor me sorprendió en mis primeros años de trabajo. Rondaba más o menos el año
2003, el país se encontraba en la poscrisis económica de 2001, y comenzaba con mi
labor docente en un colegio bilingüe de zona norte del gran Buenos Aires. Dictaba mis
clases en séptimo (primer año) y octavo año (segundo año) de la Escuela Secundaria
Básica. Como todo docente nuevo, estaba principalmente abocado a mi tarea planificada
cuando veo, a mi derecha, sentada con la cabeza entre las manos y los ojos llenos de
lágrimas a una niña rubia de ojos celestes, extraviados, que no podía concentrarse ni un
poquito en la materia. Abandono, por un instante, la explicación académica
“indispensable” que venía presentando, y le pregunto si le sucedía algo. Nunca me pude
olvidar aquella respuesta: “El sábado festejé mi cumpleaños, invité a todas mis
compañeras del curso y no vino ninguna”. El llanto se acrecentó y volvió a pronunciar:
“Ninguna, ninguna. Todas se excusaron”.
Esta escena de marginación planificada, de intemperie emocional, es la que me
confrontó como docente a lo que Dan Olweus denominó bullying para referirse al acoso
en las escuelas y que Keith Sullivan y Mark Cleary en su libro Bullying en la enseñanza
secundaria llaman acoso escolar: “El acoso escolar es un acto o una serie de actos
intimidatorios y normalmente agresivos o de manipulación por parte de una persona o
varias contra otra persona o varias, normalmente durante un cierto tiempo. Es ofensivo
y se basa en un desequilibrio de poderes”1. Desde entonces, quienes escribimos este
texto, nos dedicamos a observar dentro de las aulas las manifestaciones de acoso entre
pares. Comenzamos a revisar las formas que adopta el bullying en colegios bilingües y
las escuelas medias públicas provinciales en las cuales trabajábamos. En ambas,
independientemente de las diferencias socioculturales y económicas, y de las distintas
formas de expresión de la violencia, el proceso de acoso se proyecta en términos de
grados: desde un grado superficial hasta una manifestación sistemática. Hay que tener
1
Sullivan K., Cleary, G., Sullivan, G. (2005). Bullying en la enseñanza secundaria: el acoso escolar: cómo se presenta y cómo
afrontarlo. Barcelona: Ceac, pág. 5.
4
en cuenta que en las escuelas medias estatales del conurbano bonaerense, la violencia se
presenta menos enmascarada que en el ámbito de las instituciones privadas.
Empezamos a comprender entonces que al igual que la educación diferenciadora que se
plantea desde hace años en nuestro país, las formas de la violencia también eran
diferentes y que el suceso narrado de aquella niña sólo iba a mostrar a futuro, que aquel
tipo de maltrato social que habíamos visto, hasta entonces, en ciertas películas
norteamericanas estaba instalado y formaba parte de la realidad áulica.
Recuerdo que cuando en aquel momento lo hablé con el equipo de orientación y con la
dirección de la institución, me contestaron: “Estamos trabajando en ello”.
Transcurridos unos meses, en los que se hizo evidente la ausencia de trabajo sobre el
conflicto, se seguían observando escenas de segregación sobre la niña. La respuesta
formal: “Estamos trabajando en ello” se cristalizó como una locución, un giro coloquial
que refleja un signo del aparato burocrático.
II
al acto de acoso sistemático, tengamos que desmontar los engranajes que lo hacen
posible.
6
CAPÍTULO 1
¿Por qué la escuela es un organismo2? Lo que nos interesa en primer lugar es la filiación
de la palabra con la vida, con la noción de totalidad, con la imagen de un cuerpo
viviente frente a lo inerte. Nosotros pensamos la escuela/organismo como un sistema o
una totalidad de relaciones, no formada a partir de partes o elementos, sino como una
totalidad en la que adquieren significancia cada una de las partes en relación con las
otras.
Cuando nos referimos a la totalidad en relación con la escuela como organismo, estamos
pensando en una institución como capital simbólico, y este capital está dado por el
Proyecto Educativo Institucional (P.E.I.). Este Proyecto se conforma a partir de una
determinada orientación pedagógica, académica y de valores que orbitan bajo un marco
general de política curricular establecida por una ley de educación (norma básica) que
define al organismo. Esta noción de totalidad atraviesa a las distintas partes que
construyen la escuela: el equipo directivo/docentes/gabinete
psicopedagógico/alumnos/padres/personal auxiliar.
Lo que es fundamental para nuestra noción de totalidad es que las partes u órganos no
preexisten al todo, sino que este mismo las produce y les otorga un valor en la totalidad.
Los órganos no tienen existencia por separado, su existencia está preconfigurada por su
relación de correspondencia y tensión con el otro. La escuela/organismo tiene que
diseñar un capital simbólico totalizante el cual organizaría la puesta en marcha de los
órganos que componen la institución. La norma básica es la que infunde a la escuela sus
posibilidades de ser, ahora bien, la manera de ser se construirá en función de cómo se
desarrolle cada una de las partes (equipo
directivo/docentes/gabinete/alumnos/padres/personal auxiliar) en su autonomía y su
articulación con las otras, como también de su comunidad.
2
Si revisamos las acepciones de organismo en la R.A.E. nos dice: conjunto de órganos que forman un ser vivo. Otra definición que
se corre de lo biologicista asocia el organismo con las instituciones e indica que se trata de cualquier dependencia, empleo u oficina
que forman un cuerpo o una institución dedicados a un fin determinado.
8
Toda escuela potencialmente oscila, como un péndulo, entre dos extremos: como
organismo anómalo o como organismo funcional. El punto de partida del movimiento es
el ideal regulativo3, el grado cero4 de la institución como ideal, grado cero que supone la
escuela como un organismo en clave de derecho. La forma normativa en que la escuela
construya su identidad pedagógica determinará el lado hacia dónde se oriente el
movimiento y cuánta distancia lo separe del ideal regulativo. El organismo busca su
identidad a lo largo de todo su proceso de construcción, es decir, de toda su vida. Por
ello, la mirada retrospectiva hacia el cuerpo orgánico fundacional y hacia el cuerpo
vivido de la institución es determinante al momento de tratar de desmontar las
situaciones conflictivas. El proceso de desmontaje intenta percibir la institución en su
doble movimiento: la matriz fundacional (P.E.I.) y su devenir hasta el presente. Sobre
esa relación entre el P.E.I. y lo que es, se puede visibilizar el estado de tensión en el que
se desarrolla; este movimiento de desmontaje permite vislumbrar -siempre y cuando no
haya ocultamiento- el estado de ser de la institución en un corte sincrónico. Sobre ese
reconocimiento se puede reorganizar el organismo, siempre y cuando la diferencia entre
el ideal regulativo y el estado actual no sea intransitable.
Es necesario insistir en que las intervenciones para modificar las situaciones conflictivas
fracasan si hay ocultamiento debido a que se simulan las verdaderas causas del
problema. Al no des-encostrar las problemáticas reales, se ignora la dimensión concreta
del conflicto y no se ve al organismo tal cual es, sino bajo un disfraz que lo vuelve
ubuesco5. Los efectos perniciosos no cesan de producir flujos reactivos y la
permanencia en el tiempo del ocultamiento conduce al desfondamiento gradual de la
institución y el alejamiento de su matriz fundacional, de modo que se instala como
3
“…ese afán de <absoluto>, aunque no puede ser satisfecho por la progresividad relativizante del conocimiento humano,
representa, sin embargo, una necesidad del conocimiento. El conocimiento aspira hacia él; y entonces, ese absoluto incondicionado
se convierte para Kant en el ideal del conocimiento, en el término al cual el conocimiento propende, hacia el cual se dirige o, como
Kant decía también, en el ideal regulativo del conocimiento, que imprime al conocimiento un movimiento siempre hacia adelante.
Ese ideal del conocimiento, el conocimiento no puede alcanzarlo. Sucede que cada vez que el hombre aumenta su conocimiento y
cree que va a llegar al absoluto conocimiento, se encuentra con nuevos problemas y no llega nunca a ese absoluto. Pero ese
absoluto, como un ideal al cual se aspira, es el que da columna vertebral y estructura formal a todo el acto continuo del
conocimiento.” GARCÌA MORENTE, M. (1996) Obras completas. Volumen 1. Barcelona: Anthropos, pág. 257.
4
Desde la teoría literaria, Roland Barthes propone el concepto de grado cero a aquel tipo de escritura capaz de presentarse como
neutra, blanca, porque supone una escritura que no está condicionada por cargas ideológicas que están por encima de las intenciones
del escritor. Utilizamos el concepto de grado cero cuando pensamos en una institución que en el momento de fundarse, elabora en su
misión y proyecto pedagógico la puesta en funcionamiento de dispositivos de cuidado.
5
“El término ubuesco, como precisan las notas de la publicación del curso Les anormaux, hace referencia a la obra de Alfred Jarry,
Ubu roi. El adjetivo ha sido introducido en la lengua francesa en 1922 para referirse a alguien de carácter absurdo y caricatural.
Foucault lo utiliza para hablar del poder. Se refiere al poder ubuesco como “maximización de los efectos de poder a partir de la
descalificación de quien los produce”. (…). “Lo grotesco es uno de los procedimientos esenciales de la soberanía arbitraria. Lo
grotesco es también un procedimiento inherente a la burocracia aplicada. Que la máquina administrativa, con sus efectos de poder
inevitables, pasa por el funcionario mediocre, nulo, imbécil, lumpen, ridículo, arruinado, pobre, impotente –todo eso ha sido una de
las características esenciales de las grandes burocracias occidentales.” CASTRO, E. (2004) El vocabulario de Michel Foucault.
Bernal: Universidad Nacional de Quilmes, pág. 342.
9
identidad plena la forma de ser del ocultamiento. Cuando esto sucede, se reconoce que
la serie6 educativa ha pasado a ser construida y dependiente de otras series, signo que
revela la pérdida de su verdadera identidad.
Cabe señalar que la serie educativa es, por un lado, dependiente de otras series mayores
como lo son la serie política /social /cultural pero es autónoma una vez que hacia dentro
se reconoce en su matriz y se identifica con su estructura, sus valores, su razón de ser.
Estas identificaciones adquiridas le configuran su conservación, su independencia sobre
la dependencia natural en la que se integra en las series mayores. De ahí que el
problema del ocultamiento lleve implícito el desfondamiento ideológico. Las
identificaciones adquiridas en el grado más perverso, se disipan discursivamente para
generar el aparente funcionamiento de la institución. Sin embargo, se sedimentan en la
acción. Esa tensión generada por la falta de coherencia entre dictum y factum genera la
fisura, que se propaga por todo el organismo.
El ocultamiento anula la promesa que proyecta la matriz fundacional de la serie
educativa. Anular la promesa pero mantenerla en el discurso es el procedimiento que
acrecienta la distancia entre el organismo anómalo y el ideal regulativo y al mismo
tiempo, amplifica la sospecha de que el disfraz es la vestidura de la que está hecha la
escuela.
6
“Cada sistema refleja un aspecto homogéneo de la realidad, llamado "serie" por Tinianov. Así. en una época determinada
encontramos, al lado de la serie literaria, una serie musical. teatral. etc., pero también una serie de hechos económicos, políticos y
otros”. Todorov recupera de esta forma el concepto de serie formulado por el teórico ruso, Juri Tinianov. Nosotros consideramos
que la escuela funciona autónomamente como un sistema con sus propias funciones, aunque al mismo tiempo está determinada por
potras series, como podrían ser la política, la educativa, la económica, la cultural, etc. Cfr. TODOROV, T. (compilador). (2008). La
teoría de la literatura de los formalistas rusos. Buenos Aires: Siglo XXI Editores, pág. 15.
7
“La escuela es el aparato productor de conciencia que, según la consigna de Sarmiento, consiste en educar al soberano. Para ser
soberano hay que estar en pleno ejercicio de la conciencia y las instituciones son productoras de ese sujeto de la conciencia”.
LEWCOWICZ, I. (2013). Pedagogía del aburrido. Escuelas destituidas, familias perplejas. Buenos Aires: Paidós, pág. 108.
10
Como resultado de esta dinámica, los agentes quedan afectados y se ven obligados a
inventar una serie de operaciones para habitar las situaciones institucionales. Si el
agente no configura activamente esas operaciones se vuelven inhabitables.”8 He aquí el
riesgo de que la escuela devenga en organismo anómalo puesto que la escuela ya no
cuenta con el supuesto de un alumno con una subjetividad condicionada por el modelo
de la modernidad, las operaciones que ejecute la institución determinará si su
movimiento potencia la anomalía o la acerca al ideal regulativo. Si como establecíamos
en el parágrafo anterior, la escuela se reviste en el formato del disfraz, crea las
condiciones para que la anomalía se aleje de la noción de totalidad, de su matriz
fundacional y dé lugar a los componentes que conforman al organismo anómalo: la
negligencia parental, el triángulo burocrático y el docente quijotizado.
Hasta fines del año 2013, el bullying formó parte del curriculum oculto9 de las
instituciones escolares. Con la sanción de la ley “Ley para la promoción de la
convivencia y el abordaje de la conflictividad social en las instituciones educativas”
durante septiembre de 2013, legislativamente se crearon los medios para,
potencialmente, generar espacios y tiempos para planificar estrategias y ejecutar
acciones que mejoren la convivencia en situaciones de violencia, como así también la
institución tiene la facultad de sancionar, siempre y cuando la sanción tenga un valor
pedagógico: “[La ley establece la]creación de órganos de participación en todos los
niveles del sistema educativo, donde padres, docentes y alumnos puedan pensar la
convivencia, contar lo que les pasa, trabajar en conjunto en la solución de los
problemas. Estos son los principios que orientan la nueva ley, donde cada escuela
elaborará su acuerdo de convivencia, reforzando el camino ya iniciado desde el
Ministerio de Educación de la Nación para la escuela secundaria.
Por otra parte, la norma establece el valor pedagógico de las sanciones para que los
alumnos vayan haciéndose responsables progresivamente de sus actos, quedando
expresamente prohibidas aquellas sanciones que atenten contra su permanencia en el
8
Idem, pág. 106.
9
"El currículum oculto es aquel que se transmite de manera implícita. No aparece escrito, pero tiene gran influencia tanto en el
aula como en la propia institución educativa. A diferencia del currículum explícito, éste no tiene su origen en la normativa que
impere en un determinado sistema educativo, sino que es el resultado de ciertas prácticas institucionales que, sin figurar en
reglamento alguno, pueden acabar siendo las más efectivas en la adquisición de conocimientos, comportamientos, actitudes y
valores." MURILLO ESTEPA, P. (2004). Diccionario Enciclopédico de Didáctica. Archidona: Aljibe.
11
sistema educativo. Además, se procura fortalecer los equipos de apoyo a las escuelas
(psicólogos, psicopedagogos, asistentes sociales) y se establece la responsabilidad del
Ministerio de Educación para la investigación y recopilación de experiencias, dando
así respuesta a la necesidad de contar con información de carácter cuanti y cualitativo
que sustente el diseño de políticas públicas.”10 El 3 de julio de 2014 se reglamentó la
“Ley para la promoción de la convivencia y el abordaje de la conflictividad social en
las instituciones educativas”.
La visibilidad, el desocultamiento del curriculum oculto propuesto por la serie jurídico-
política hacia la serie educativa, pone en evidencia la relación jerárquica de poder entre
las series como así también la necesidad de establecer un orden que no se puede dar la
escuela a sí misma, puesto que una vez desfondada y revestida en su disfraz, necesita
desplazar el conflicto hacia una serie extra-educativa que la arbitre.
10
BRAWER, M. (2013). “Contra el acoso, una apuesta al lazo social”. PAGINA 12. [online] Disponible en:
http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-229160-2013-09-17.html
12
CAPÍTULO 2
La negligencia parental
“Uno de los problemas principales de la violencia es que no la sentimos cuando nos atraviesa.”
Edouard Louis
NUÑEZ, V. “Apuntes acerca de la violencia en niños y jóvenes: una lectura desde la pedagogía social”. [online] Citado en “Niñez
11
12
Hannah Arendt en su ensayo “La crisis de la educación” utiliza la expresión “recién llegados” para dimensionar la posición de un
niño o adolescente que entra en relación con el adulto, quien educa desde un acogimiento hospitalario.
14
Una dinámica grupal en la que no se reconoce norma por ausencia institucional y del
adulto responsable, se constituye a sí misma como anarquía y hace de los espacios
simbólicos un primitivo estado terrorífico en el que el deseo se percibe como necesidad
de dominio de unos sobre otros. Desde esa zona sin intérpretes de la ley, se conforma la
imagen hobbesiana de que de la igualdad procede la desconfianza y de la desconfianza,
la confrontación. Como dice Hobbes al referirse al estado de naturaleza: “De esta
igualdad en cuanto a la capacidad se deriva la igualdad de esperanza respecto a la
consecución de nuestros fines. Esta es la causa de que si dos hombres desean la misma
cosa, y en modo alguno pueden disfrutarla ambos, se vuelven enemigos, y en el camino
que conduce al fin (…) tratan de aniquilarse o sojuzgarse uno a otro”13. Si bien la
dinámica grupal se asemeja, en cuanto anárquica, al estado de naturaleza hobbesiana, lo
cierto es que la igualdad de esperanza respecto a la consecución de los fines no enfrenta
a dos chicos desde una perspectiva atomista del tipo víctima-victimario, sino que crea el
marco para instituir una estructura de poder, en la cual el sojuzgamiento no es binario
sino que traspasa al grupo de distintas maneras. Es decir, no se establece una lucha de
un grupo contra otro, ni de todos contra todos, sino una dinámica de grupo que se
constituye en conjunción de unos con otros, en tanto unidad que preconfigura las
relaciones de poder hacia el interior del grupo generando un pseudo-organismo dentro
del organismo originario.
El transitar sin norma lanza el desarrollo de una microfísica del poder en la que los
chicos se alojan en determinadas posiciones que los configuran como grupo sin ley,
entendiendo la ley como la ejecución de la norma por parte de los adultos (ver capítulo
6). De aquí surgen las posiciones con las que se montan las puestas en escena de la
violencia, un circuito que, por la forma en la que se administran los flujos activos-
reactivos, trasciende las operaciones de jerarquía y subordinación. El pseudo-organismo
se interpreta desde una serie de puntos de tensión que les instancia el reconocimiento
de los horizontes vacíos. De esta manera, no sólo tenemos a quién promueve y quién es
el sometido sino también a los que acompañan al agresor secundando su despliegue de
infracciones, tenemos a los espectadores –elemento insoslayable sin el cual no habría
espectáculo– quienes disfrutan entre la morbidez y el espanto, y por último a los testigos
13
HOBBES, T. (1968). Leviatán. Puerto Rico: Editorial de la Universidad de Puerto Rico, pág. 108.
15
silenciosos que no son indiferentes al dolor del otro, pero aún no tienen la fuerza para
que su voz se constituya en una alternativa.
La forma en la que se enuncia la dinámica del circuito fija las posiciones de los chicos y
esa enunciación adquiere el estatuto de verdad. Esta enunciación es el mecanismo que
construye los predicados que marcan la identidad de los chicos dentro de un grupo.
Edouard Lois expresa que “… al entrar en la sociedad somos construidos por las
palabras: maricón, árabe, negro, etcétera. Después de eso, la pregunta es cómo
podemos escapar de esas palabras.”14 Una vez que el discurso formaliza esta dinámica
grupal como estructura de poder, la narración cerca los cuerpos y la hipervinculación en
las redes sociales no hacen más que pulverizar la intimidad, volver la vergüenza, la
supremacía, el espectáculo en cosa pública. Foucault sentencia: “El poder no está, por
tanto, al margen del discurso. El poder no es ni fuente ni origen del discurso. El poder
es algo que opera a través del discurso, puesto que el discurso mismo es un elemento en
un dispositivo estratégico de relaciones de poder.”15
Cuando el discurso normaliza esta dinámica de grupo y pasa a operar como dispositivo
estratégico de relaciones de poder, ese dispositivo estratégico se transforma por su
sustentabilidad en verdadero y se posiciona simétricamente sobre la norma establecida.
Este momento es clave puesto que la aplicación de la norma y la norma en sí quedan
atravesadas por el valor judicativo que se confiere el grupo debido a que el mismo no se
puede mantener en su propia dinámica anárquica, en su propio estado terrorífico. La
propia dinámica centrípeta restablece los espacios simbólicos institucionales que habían
entrado en crisis pero desde una lógica del deseo que construye su propia ley como
única verdad legítima. Dicho de otra manera, no es que el grupo no reconozca la norma
institucional sino que no la puede percibir ni como legítima ni verdadera porque ha
vislumbrado una serie de contradicciones entre la forma y los agentes que deben aplicar
la norma. Por lo tanto, el sistema normativo institucional y sus agentes se han vuelto
insolventes y contradictorios, pues el espacio para el devenir del territorio terrorífico se
implanta a partir de la toma de conciencia por parte del grupo de que el cumplimiento
de la norma como del código de convivencia no se instituyen en la práctica, lo que
produce en la conciencia del grupo “una decepción”16. La norma y el código de
14
GALARZA, L. (2015). “Soy yo”. PAGINA 12. [online] Disponible en:
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/libros/10-5580-2015-05-03.html
15
FOUCAULT, M. (1999). Estética, ética y hermenéutica. Volumen III. Buenos Aires: Paidós, pág. 59.
16
“(…) los habitantes de las escuelas contemporáneas sufren porque no hay normativa compartida”. LEWCOWICZ, I. (2013). op.
cit., pág. 31
16
convivencia son pura abstracción, como la figura de los adultos responsables, entonces
el grupo ante un territorio expuesto potencialmente a la anarquía y el terror, utiliza
como manifestación, como posible respuesta la violencia.
Una vez que se ha montado esta dinámica como dispositivo de relaciones de poder en el
grupo, es cuando se vindica al adulto como espectro, aún en presencia corpórea, su falta
de legislación, su impotencia, su derrumbe como referente cálido legitima, aunque no lo
sepa, la maquinaria de violencia que subterránea o escandalosamente vivencian los
chicos. No es extraño entonces que el adulto llegue tarde, la violencia lo precede y su
conocimiento exalta en la omisión, su negligencia.
La orfandad acecha a los chicos y los efectos del abandono de adultos cálidos y
responsables hacen estragos en la conformación de su subjetividad. Sartre escribe en
Las palabras: «Mi verdad, mi carácter y mi nombre estaban en manos de los adultos,
había aprendido a verme a través de sus ojos: yo era un niño, ese monstruo que ellos
fabrican con sus penas».
17
CAPÍTULO 3
El triángulo burocrático
El espacio que ocupa la dirección de una escuela se puede asociar con el lugar que
ocupa la ley en los textos de Kafka. Es kafkiana la representación del poder porque
17
En este capítulo y en el capítulo 5 como en el 6, utilizaremos el término víctima para quien cumple la posición de acosado,
porque su rol queda inmerso en la lógica maniquea de la máquina burocrática.
18
“(…) uno de los efectos primeros del poder es precisamente hacer que un cuerpo, unos gestos, unos discursos, unos deseos, se
identifiquen y constituyan como individuos. Vale decir que el individuo no es quien está enfrente del poder; es, creo, uno de sus
efectos primeros. El individuo es un efecto del poder y, al mismo tiempo, en la medida en que lo es, es su relevo: el poder transita
por el individuo que ha constituido.” FOUCAULT, M. ( Defender la sociedad. Buenos Aires: Paidós, pág. 38.
19
19
Loc. lat. que significa literalmente ‘horror al vacío’. Se emplea, en el campo del arte, para referirse a la tendencia a llenar todos
los espacios de elementos decorativos. Es locución masculina: «El genio local se manifiesta en los diseños ornamentales, con un
horror vacui que se exacerbará en el barroco» (Geo [Esp.] 6.95). Su uso se ha extendido figuradamente a otros ámbitos: «Una
especie de hórror vacui, que es necesario llenar aunque sea con compañía indiferente y con palabras descoloridas» (Donoso Casa de
campo [Chile 1978]). [RAE: Diccionario panhispánico de dudas. Madrid: Santillana, 2005, p. 347].
20
Parafraseando a Deleuze y Guattari, cuando analizan la composición de triángulos burocráticos en la obra de Kafka, sugieren que
su constitución responde a la maquinaria del doble o de dos burócratas, ya sea que uno se mueva y el otro permanezca inmóvil y se
contenta con transferir el movimiento al otro, esta inercia característicamente burocrática parece tener su origen en el triángulo
familiar. Cfr. DELEUZE, G. F. GUATTARI. (2002) Kafka. Para una literatura menor. Madrid: Editora Nacional Madrid, pág. 84.
21
Este rasgo de la infinita postergación de la meta, lo asociamos con el texto ”Un mensaje imperial” en el que cierto mensaje nunca
llega al destinatario: “ (…) Pero en cambio, qué vanos son sus esfuerzos; todavía está abriéndose paso a través de las cámaras del
palacio central; no acabará de atravesarlas nunca; y si terminara, no habría adelantado mucho; todavía tendría que esforzarse para
descender las escaleras; y si lo consiguiera, no habría adelantado mucho; tendría que cruzar los patios; y después de los patios el
segundo palacio circundante; y nuevamente las escaleras y los patios; y nuevamente un palacio; y así durante miles de años; y
cuando finalmente atravesara la última puerta –pero esto nunca, nunca podría suceder, todavía le faltaría cruzar la capital, el centro
del mundo, donde su escoria se amontona prodigiosamente. Nadie podría abrirse paso a través de ella, y menos aún con el mensaje
de un muerto.” KAFKA, F. (1983). Obras completas. Madrid: Teorema-Visión.
20
Foucault en su libro Los anormales se detiene a observar que la pericia médica legal es
la irrupción de cierto elemento que no es ni médico ni judicial sino que está en un lugar
de frontera. Esto, que Foucault descompone para analizar el tratamiento que reciben
durante el siglo XIX sujetos que para la cosmovisión de la época eran anormales, nos
hizo pensar la forma que adopta el tratamiento institucional educativo en un caso de
bullying. La institución educativa articula los dos discursos, el jurídico (dirección) y el
aparato psicopedagógico que ocupa la máscara psiquiátrica. Este sistema doble
configura el triángulo burocrático educativo: Dirección-Gabinete psicopedagógico-
Víctima.
Víctima
Cuando la dirección no toma una política clara con respecto a las normas a través de una
regulación disciplinaria, el gabinete psicopedagógico trabaja sobre la víctima con lo que
se desgaliza el problema. La víctima se transforma en responsable de su problema. En
Los anormales Foucault dice que la ley no interviene sobre perturbaciones emocionales,
he aquí el lugar que ocupa la pericia psicopedagógica. Vamos a ilustrar esto con un caso
concreto obtenido de una entrevista con una madre cuya hija padeció el acoso
sistemático en un colegio bilingüe de la zona norte de gran Buenos Aires:
Juliana, alumna de un sexto grado de la escuela primaria, es hostigada por su color de piel. Dentro de
los efectos sintomáticos se observa una baja en el rendimiento escolar, dificultades de socialización, no
la invitan a los cumpleaños (claro ejemplo de segregación), está sola en el recreo, en el almuerzo. Esto
se agrava con el paso del tiempo y se extiende durante aproximadamente dos años. La madre identifica
estos cambios y se acerca a la escuela a hablar con directivos, gabinete psicopedagógico, profesores. La
respuesta de la institución se focaliza en dar una perspectiva o explicación académica. Atribuyen el
21
cambio de Juliana a su falta de predisposición para participar en clase. La alumna empieza a manifestar
ausencias, lagunas (estos síntomas son narrados por la adolescente a su madre como falta de
concentración). Desde la escuela se escucha formalmente a la madre, el gabinete cita a la alumna pero
estas entrevistas no conducen a generar estrategias para modificar la escena escolar porque la alumna
no siente la empatía y teme verbalizar la situación de acoso. La alumna no quiere ir a la escuela. En los
últimos estudios clínicos se le descubre a Juliana un cuadro de epilepsia. La madre saca a la adolescente
de la escuela. Ante esta situación el director le pide a la mamá de Juliana que no saque a Juliana de la
escuela. La madre nota que la insistencia del directivo por retener a Juliana obedecía al temor por las
posibles medidas que pudiera tomar la madre. La alumna no denuncia el acoso. Le habla de ello a la
madre luego de unos años. En el final de la entrevista la madre nos dice: “Las instituciones no son
ingenuas”.
22
BEAN, A. (2006). Bullying. Aulas libres de acoso. Barcelona: Graó, pág. 13.
22
23
FOUCAULT, M. (2000). Los anormales. Buenos Aires: F.C.E., pág. 29.
23
Acá el lector se pregunta: ¿El párrafo anterior habla de juzgar a la víctima? Sí, pues a
eso lleva el desplazamiento, pero hay algo más que se esconde en ese juego de dobles y
es que en el movimiento lo que se pierde es la posibilidad de juzgar o sancionar. Al
quitarse de encima a los victimarios, todo el conflicto se reduce o concentra en la
víctima. Es por ello que en la gran mayoría de los casos estudiados, terminan siendo los
afectados por el acoso quienes abandonan la institución.
24
Las prácticas éticas deben ser performativas: son reales en la medida que son actuadas.
CAPÍTULO 4
El rol docente.
§1 La paradoja de la prevención.
llegan a transformar la conducta del acosado, pero también es cierto que el que padece
se percibe luego en los vacíos de percepción que el engranaje institucional instancia una
vez que se queda solo frente a los otros. Insistimos en que la prevención subjetiva es
quijotesca y perjudicial en muchos casos para el acosado, pero es a su vez la única que
se hace viable dentro de los engranajes educativos anómalos.
Entonces, por un lado, hay que reconocerle su propia limitación y, por otro, su potencial
posibilidad de objetivarse en la frontera del engranaje burocrático. Es en este doble
reconocimiento donde la paradoja preventiva se puede transformar en acción
pedagógica concreta, en principio, a posteriori para evitar que el bullying llegue a
niveles de acoso mayor y luego preventiva en la medida en que se reconoce a partir del
problema existente y permite evitar nuevos conflictos.
que debe ser partícipe desde el gabinete de psicopedagogía y desde dirección, pero ya
no como representantes principales en la solución del conflicto, sino como oportunos
acompañantes.
CAPÍTULO 5
Víctima–victimario: una relación de lenguaje.
§1. El victimario.
o en el tercero, ante la ausencia de una ley que sostenga el devenir de los alumnos, o
por la burocratización del dolor, el discurso del victimario se arma en torno al espacio
terrorífico que deja abierto el adulto espectro. Pues desde la posición espectral del
adulto y de la institución, se pone al otro, al cuerpo del otro en el lugar de lo negado. La
primacía de lo negado recae desde el discurso ajeno sobre la conciencia propia del
cuerpo de la víctima y en tanto discurso que petrifica, que vuelve al otro objeto, que se
construye, bajo una mirada destructiva, es que pasa a los que están fuera del circuito
como posibilidad latente de ocupar ese sitio en que sean construidos por aquella lupa
destructora. De ahí que en la relación entre víctima y victimario, los compañeros
jueguen un rol de aceptación de lo dado creando complicidad. Interceder por la víctima
implicaría el riesgo de convertirse en un potencial objeto de la mirada de aquel que
también debe sucumbir como el acosado.
El discurso del victimario carece generalmente de originalidad: es la repetición en la
forma de esperpento del discurso adolescente social dado desde la publicidad. Necesita
el victimario de la repetición constante de un mismo “impulso” para lograr la
satisfacción de esta tendencia que se genera a sí mismo en su “como si”. Este
compendio de existencia tiene siempre el rasgo de impropiedad, pues no reúne al yo
libre que reconoce al prójimo a partir del lenguaje, sino que usa el lenguaje de la
impropiedad para dar cuenta de la caducidad de la existencia del otro a quien toma
como víctima. El registro utilizado pone de manifiesto el como si: como si fuera
maduro, rebelde, libre, inteligente; pero para ello necesita del otro y del espacio
terrorífico que faculta el adulto en retirada.
Mundo Otro
Es el mundo quien objetiva ese modo de querer ser visto en el como si de sus
posibilidades. Esta caducidad de existencia del otro, de la víctima se construye sobre
cuatro manifestaciones de violencia: La violencia virtual, la violencia física, la violencia
psicológica y la segregación. La violencia psicológica junto con la segregación se
produce por parte del victimario desde la impropiedad del discurso. La segregación
lleva en sí la estructura espiral necesaria para la manifestación del acto de acoso. Es una
33
indiferencia limitada, nunca plena, pues la víctima tiene un rasgo de necesidad para la
constitución del victimario. Una segregación total, el aislamiento total, desmantelaría el
lugar del victimario, por eso es que hay que verlo en la relación espacio-cuerpo-grupo y
el aislamiento se entiende desde esa perspectiva del cuerpo propio robado.
El discurso ajeno construye esa distancia para con el mundo a la que se somete la
víctima. Debe ser una distancia en un doble juego del lenguaje entre ser o no ser, estar o
no estar, pertenecer o no pertenecer. El mayor problema radica en la conjunción pues
ser o no ser y todos sus referentes desde el punto de vista del desmantelamiento
conducen a una conjunción copulativa del tipo “y”, lo que lleva a la contradicción, lo
que es aun más angustiante, pues esa “y” es el elemento que pone en evidencia el lugar
de la víctima: ser y no ser/ estar y no estar/ pertenecer y no pertenecer. Es sobre ese
movimiento entre negación y aceptación en el que se configuran las posiciones que
hacen posible la conformación de la puesta en escena, del escenario teatral. El ser y no
ser establecen la posibilidad de ser reconocido solamente en un “como si”. Pues ahí
radica el punto de incomprensión y el mayor anclaje del desmantelamiento de la víctima
que sólo puede formar parte del grupo desde la posición ficcional que le ha sido
asignada, es decir, como víctima. Justamente, porque desde la verosimilitud del discurso
construido desde el espacio terrorífico se lo identifica como personaje “opositor” al que
hay que destruir. Es interesante establecer que no solo desde el discurso terrorífico, sino
también desde la institución con su impericia ha sido colocado en esta posición de
“opositor”. Entonces, de la contradicción del discurso institucional que ha hecho de la
víctima el culpable y de la verosimilitud del discurso terrorífico que le ha asignado el
papel de “opositor”, surge la justificación de la violencia sobre la víctima.
CAPÍTULO 6
36
La violencia entre pares emerge en los horizontes vacíos de percepción que deja abierto
el triángulo burocrático. La estructura pedagógica disciplinaria provoca, debido a su
propio enmascaramiento, los espacios figurados que hacen posible la aparición y
desarrollo del bullying y también de otros tipos de violencia en la comunidad educativa.
En el siguiente capítulo abordaremos la relación entre superestructura que entenderemos
como el límite formal, subjetivo y abstracto que remite a la expulsión como último
recurso del poder disciplinario, y la macroestructura que comprende la puesta en
funcionamiento de los medios punitivos, objetivo y de los “medios limpios” que
presenta el aparato disciplinario para construir una educación integradora. La falla o el
mal funcionamiento de las relaciones entre superestructura y macroestructura ponen en
evidencia los enmascaramientos o el terror ubuesco que hacen posible la relación de la
especie víctima-victimario, relación maniquea aparentemente dominante en el proceso
de acoso en las escuelas.
Dado que el problema de bullying se constituye como tal en los horizontes vacíos de
percepción, entonces es el aparato burocrático, en tanto principal responsable de la
instanciación de los mismos, el que debe reflexionar a partir de la siguiente
interrogación: ¿Cómo puedo hacer para que esté presente en mi percepción la ausencia
de eso que no puedo mirar, reconocer?, es decir, cómo puedo hacer en tanto institución
para dar cuenta de la totalidad de horizontes que sólo se pueden percibir en
sinécdoques24, en escorzos. La pregunta se complejiza aún más si se reconoce y se
acepta que es el mismo aparato burocrático el que propicia los espacios vacíos puesto
que no puede abarcar la totalidad de las percepciones.
24
Del lat. synecdŏche, y este del gr. συνεκδοχή synekdochḗ, de συνεκδέχεσθαι synekdéchesthai 'recibir juntamente'.
1. f. Ret. Designación de una cosa con el nombre de otra, de manera similar a la metonimia, aplicando a un todo el nombre de una
de sus partes, o viceversa, a un género el de una especie, o al contrario, a una cosa el de la materia de que está formada, etc., como
en cien cabezas por cien reses, en los mortales por los seres humanos, en e lacero por la espada, etc. [online] Disponible en:
http://dle.rae.es/srv/search?m=30&w=sin%C3%A9cdoque
37
25
Ver nota 5 del capítulo 1.
38
Hay una necesidad de reconstruir el espacio y los sujetos que habitan en él: una
necesidad de desobjetivizar, desencostrar esos elementos constructores de impropiedad
frente a la inmediatez del conflicto.
26
SARTRE, J. (1975). El existencialismo es un humanismo, Buenos Aires: Sur, pág.15
39
Aceptar que no se parte de un grado cero, permite anticipar y volver mediata la acción
del equipo docente. Se pasa de la inmediatez a lo mediato, de las medidas disciplinarias
arbitrarias a las medidas cautelosas de construcción de los espacios para la libertad y el
autodesarrollo. No se resuelve el bullying en la inmediatez de las decisiones. Pues como
se dijo anteriormente, esto lleva a poner en evidencia el mal funcionamiento, la mala
planificación del aparato burocrático escolar.
Los juegos del lenguaje que conforman la construcción de los discursos para una
educación sin violencia deben circular en la cotidianidad, deben ser comunes en la
comunidad educativa como lo son los constructores de impropiedad: la publicidad, el se
impersonal, la avidez de novedades que son los verdaderos fantasmas que construyen
los estereotipos de víctima y victimario en razón de una realidad creada por una
sociedad de nefasta competencia y egocentrismo. Los juegos del lenguaje por ello deben
incorporarse desde la primera infancia. La educación para la diferencia tiene que ser la
realidad vivida del niño, no la realidad por vivir. O por lo menos tiene que ser una
posibilidad de elección frente a los discursos dominantes de la impropiedad.
De esta manera, queda claro que tanto en la inmediatez como en la mediatez del
problema, en ninguno de los dos casos se parte de grado cero debido a que, por una
parte, en la inmediatez se debe tomar como punto de partida sucesos ya acaecidos que
permitan evaluar las medidas a tomar y en el caso de la mediatez, es un trabajo
planificado por parte del aparato institucional. En este segundo caso, una manifestación
de bullying puede ser reconducida, reelaborada, si los procedimientos para la
constitución de los cuerpos propios que fueron implementados desde la educación
inicial han sido efectivos. Generalmente, en este caso no hay sanción sino
resignificación a partir de los medios limpios de la estructura disciplinaria. Eso es
posible porque desde un principio, desde el origen mismo del proceso educativo se
fueron desenmascarando permanentemente las potenciales posibilidades de compendios
existenciales construidos a partir de la impropiedad. Por otro lado, en el caso de la
inmediatez, las medidas deben ser, aunque sea por una vez, extremas, aunque se haga
notorio el fracaso del sistema, la hamartia en términos trágicos; el sentar precedente
disciplinario serviría de ejemplo provisorio hasta que se reorganice el sistema y se
comiencen a construir los juegos del lenguaje pertinentes para una educación sin
violencia.
40
27
BENJAMIN, W. (1999). “Para una crítica de la violencia y otros ensayos” en Iluminaciones IV, España: Taurus, pág. 33.
28
Idem., pág. 36.
42
§6- La expulsión.
29
Idem, pág. 30.
43
Ahora bien, hay que tener en cuenta que esta superestructura responde como forma de
regulación y de legitimación, por lo tanto sólo es pensable como último recurso que
traza en su uso su incondicionalidad. A su vez, la confusión de los niveles que conforma
la estructura disciplinaria pedagógica, al confundir macroestructura con superestructura,
patentiza el doble peligro que conlleva en sí su aplicación. Al aplicarse, al trasbordar los
límites de lo condicionado, el sistema maquina un modelo de exclusión que afecta no
sólo al victimario, sino a la propia interioridad del sistema que no pudo dar cuenta de la
efectividad de sus recursos intermedios. La exclusión del victimario implica la posición
reactiva que genera dentro del grupo adolescente esa puesta del sujeto en su entropos.
Tal como refiere Foucault al hablar del modelo de exclusión de los leprosos: “Se
trataba, por otra parte, de la expulsión de los individuos hacia un mundo exterior,
confuso, más allá de las murallas de la ciudad.”30 En el caso de la medida tomada por
el aparato burocrático, en el momento en que se decide expulsar al victimario, se crea
un doble juego que deja a la vista el problema. Por un lado, el modelo de exclusión le
otorga al victimario un refuerzo en su “traje”, en su “disfraz” y, por otro, como se dijo
anteriormente se lo aleja de la comunidad, se lo reconfigura heroicamente en tanto líder
ausente, pero a la vez presente porque los medios de comunicación o redes sociales
hacen posible esa supervivencia efectiva. A la vez, se expone la necesidad que tiene el
fracaso de la burocracia pedagógica de recurrir a un modelo de corte autoritario,
discriminativo, incondicional y subjetivo, que debe recurrir a la acción punitiva debido a
que no supo, no pudo auto-regularse en sus relaciones macro-microestructurales. De
esta manera, circunscribe al victimario al lugar del “ANORMAL”. Si repasamos lo
dicho sobre el triángulo burocrático, aquí se pone de manifiesto el fracaso de todos los
procedimientos utilizados por el terror ubuesco, que vacío de su contenido, cruza el
límite hacia la incondicionalidad subjetiva de la aplicación de la ley.
Decíamos entonces que la sanción máxima al victimario: la expulsión, hace notorio el
problema macroestructural del aparato burocrático pedagógico, pues deja en claro que
los elementos microestructurales que lo forman han fracasado en su desarrollo del poder
y han dejado espacios vacíos de percepción que han posibilitado el accionar del
victimario. Es decir, han fracasado tanto los medios limpios como los medios
coercitivos intermedios (suspensiones, llamados de atención…). Pero también ha
fracasado el trabajo psicopedagógico y el discurso regulador de los directivos. Es
30
FOUCAULT, M. (2000). Los anormales. Buenos Aires: F.C.E., pág. 55.
44
justamente por todo ello que la sanción máxima al victimario pone en evidencia el “no
lugar” en el que cae el aparato burocrático, pues se contradice en su ley primera que
implica la inclusión y el desarrollo de todos los estudiantes. Es por esto que la sanción
máxima debe funcionar como elemento superestructural del proceso de instanciación
disciplinario, como arquitectónica formal ya que permite legitimar los procesos
microestructurales de control y resolución de conflictos. Así es como desde lo
puramente formal legitima toda norma de convivencia. No obstante, como toda ley
formal es vacía y cuando se la intenta “rellenar” muestra su propia delimitación que es
la caída del aparato pedagógico en el totalitarismo, en el jacobinismo que aparece como
forma de resolución ante el fracaso de los procesos reguladores de conflicto.
De modo que la teleología de la pena máxima es, en síntesis, la que deja percibir en
carne y hueso el terror ubuesco que la gran mayoría de las veces se vuelve explícito ante
los conflictos de violencia31. De esta forma, es el acto intencional de la burocracia
institucional el que percibe al victimario como alguien que debe ser “excluido”.
Generalmente, a esta instancia se llega luego de la autoexclusión de la víctima y en la
mayoría de los casos, por un acto de violencia que visibiliza las fracturas de la
estructura pedagógica. De ahí que, como ya se dijo en uno de los primeros apartados del
trabajo, el discurso se desplace permanentemente hacia la simplificación del estereotipo,
“le hacen bullying porque es nuevo, gordo, nerd, pero eso pasa en todos lados… es la
edad, después crecen y son todos amigos”, hacia la relación maniquea. Sin embargo, el
problema del victimario vuelve y se renueva ya no contra los compañeros, sino contra la
propia estructura exhibiendo sus falencias ante la necesidad fehaciente que siente el
joven de ser desenmascarado ante los otros para poder ser: en la búsqueda de límites. Es
en esta instancia en la que el doble discurso jurídico-médico, luego de haber desplazado
el problema hacia la víctima, se encuentra en la imposibilidad de toda resolución
intermedia y se muestra desnudo en su forma contrahecha.
La falta de procesos de desenmascaramiento de los roles en el proceso real de
incorporación y tutoría y la falta de límites apropiados ha despojado a la estructura
pedagógica y la ha hecho recurrir a ese elemento meramente formal que la instancia en
sus propios límites. Cuando llegamos a este marco del proceso se simboliza el fracaso
de la estructura educativa como tal.
31
Aún es más perverso cuando el terror ubuesco se pliega en la apariencia de resolución y se oculta sobre potenciales resoluciones
intermedias que llevan al victimario a un enmascaramiento aún mayor.
45
triple fracaso para reordenarse en pos de una educación incluyente, protectora, que
erosione y desenraice las máscaras de la violencia.
47
CAPÍTULO 7
48
32
“En la modernidad, la violencia toma una forma psíquica, psicológica, interior. Adopta formas de interioridad psíquica. Las
energías destructivas no son objeto de una descarga afectiva inmediata, sino que se elaboran psíquicamente”. BYUNG-CHUL HAN
(2016). Topología de la violencia. Barcelona: Herder, pág. 15.
33
“(…) ¿toda sociedad histórica no está acaso constituida por una infinidad de determinaciones concretas, de las leyes políticas a la
religión, pasando por las costumbres, los usos, los regímenes financiero, comercial, económico, el sistema de educación, las artes, la
filosofía, etc.? (…) Estas determinaciones provienen de los elementos que forman la vida concreta de un mundo histórico
(instituciones económicas, sociales, políticas, jurídicas, costumbres, moral, arte, religión, filosofía, y hasta los acontecimientos
históricos: guerras, batallas, derrotas, etc.)” ALTHUSSER, L. (1967). La revolución teórica en Marx. Buenos Aires: Siglo XXI,
pág. 83.
49
Actores –público- escenografía (lo que quieren decir las cosas -núcleo de significación
primaria en torno al cual se organizan los actos y el lenguaje como núcleo de
significación secundaria)
En la serie literaria cuando una estética se agota, como por ejemplo los libros de
caballería, una forma de actualizar el discurso instituido es recurriendo al procedimiento
del extrañamiento. El extrañamiento permite renovar la mirada, desnaturaliza el punto
de vista como lo hizo Cervantes con El Quijote a propósito de los libros de caballería.
Otro procedimiento que utiliza Cervantes para cuestionar el agotamiento del sistema
literario es el de la parodia, que desenmascara a través del grotesco la imposibilidad de
seguir bajo esos patrones formales que habían establecido los libros de caballería. Estos
procedimientos exhiben el agotamiento y la crisis del sistema de representación. Algo
así sucede con la serie educativa y la irrupción del acoso entre pares.
En la serie educativa pasa algo semejante a lo descripto en el párrafo anterior con la
diferencia que el extrañamiento de la norma es por parte de los “autores” (Equipo
Directivo). Muchas veces termina siendo parodiado por parte de los actores (alumnos)
que hacen visible la incapacidad de quienes deben poner en práctica la norma. El
problema central radica en que la parodia en la serie educativa es la puesta en crisis del
sistema y es, a su vez, la ficcionalización de la estructura normativa. En ese sentido
podemos decir que el bullying se gesta en torno a ese espacio verosímil.
El acto de acoso opera, entonces, siempre dentro de un campo de imaginario teatral en
todos los sentidos del término, pues en la mayoría de los casos la mala praxis para
regular la conflictividad oficializa la representación. Dicho de otra forma, el bullying a
la manera de lo que Borges propone en “Tema del traidor y del héroe” es una especie
50
34
Se está tomando el concepto de manera semejante a como lo aborda Merleau Ponty en la introducción de la Fenomenología de la
percepción.
51
No es que los chicos confundan los límites entre la “realidad” y la ficción, que no
puedan diferenciar el matar en el juego, destruir al adversario, traicionar al compañero.
Saben que eso se da en el marco ficcional del juego. El problema de la realidad es el
problema de la “realidad” y no de la comprensión subjetiva del mundo vivido de los
niños y jóvenes en el modo de darse el mundo percibido tal como es presentado a la
percepción consciente. No es la experiencia del juego tal como se la ejecuta en el
dominio mismo sino en el nivel psíquico en el cual trabaja la construcción ideológica
del neoliberalismo a partir de la forma de emprender la competencia desleal.
Son los propios términos de la ideología neoliberal los que dominan por debajo de la
proyección del juego. Es decir, hay consciencia de la relación ficción/realidad y de la
manera en que se intenciona la relación del yo con el juego, pero no hay consciencia de
las operaciones significativas profundas que son impuestas sin poder ser reconocidas
por el propio adolescente o el niño, y son esas operaciones significativas las que
legitiman el sistema.
En ese nivel psíquico es donde opera y se despliega la legitimación del discurso del
mercado. Es en el nivel psíquico donde se instala no la noción de realidad/ficción sino
la de libre competencia desmesurada. Los videojuegos no son más que un ejemplo del
modo de “implantar”35 desde el nivel psíquico las teorías que hacen posible la
comprensión del mundo vivido. Lo mismo podría analizarse de las formas de
construcción de perfiles en las redes sociales o de la implantación de imaginarios
colectivos como el miedoambiente36 por parte de los medios masivos de comunicación
que responden al modelo neoliberal.
35
Se utiliza el término implantar como traducción del término inception, que es la manera en que se presenta la forma de modificar
una visión del mundo a partir de la implantación de una nueva idea en el inconsciente de un personaje en la película Inception de
Christopher Nolan: "Una idea es como un virus, resistente, muy contagiosa. La semilla más pequeña de una idea puede crecer.
Puede crecer para definirte o destruirte".
36
“Imágenes, titulares, discursos que forman parte de una sistemática espectacularización mediática que compone (y naturaliza) a
través de diversas operaciones de sentido la frase “violencia escolar” que se torna funcional tanto a una sociedad en permanente
estado de miedoambiente como a un creciente sentido común punitivo. Situaciones que trastocan la cotidianeidad de las
instituciones pero que, al obtener un singular relieve en los medios de comunicación, amplifican la realidad misma de las escuelas,
plagando la superficie escolar de itinerarios peligrosos, alumnos violentos, madres y padres al acecho de docentes, trinchetas
convertidas en armas de guerra, sacapuntas que abandonan su humilde aporte a la geometría para sumarse al combate desatado
en las aulas, y entonces pareciera que los alumnos, alumnas, docentes y directivos andan arrastrándose por pasillos escolares
como aquella vieja serie de “ Combate” o los últimos capítulos de “Tumberos”.” BRENER, G. (2009) “Violencias, escuelas y
medios en tiempos de miedoambiente”. En Revista Espacios de crítica y producción. Edición Nº 40. Publicación de la Facultad de
Filosofía y Letras UBA. [online] Disponible en: http://pizarrasypizarrones.blogspot.com.ar/2012/08/violencia-escuela-y-medios-en-
tiempos.html.
52
37
El dumping es conceptualmente la discriminación de precios en diferentes mercados nacionales. Una de las formas más comunes
de discriminación de precios es la práctica de vender en los mercados externos a precios inferiores a los que se venden en el
mercado doméstico.
De acuerdo a este concepto el dumping puede producirse cuando se cumplen las siguientes condiciones:
a) Competencia imperfecta. Esto significa que las empresas tienen mayor poder para fijar los precios y no los fija el mercado
producto del libre juego de la oferta y la demanda.
b) Mercados segmentados. De esta forma se evita el arbitraje por la diferencia de precios de los productos entre ambos mercados,
cosa que no sucede cuando ambos mercados están integrados o existen acuerdos comerciales entre ellos.
c) Elasticidad de demanda del mercado externo superior a la del mercado doméstico. Lo que permite determinar el precio en el
mercado doméstico y especular con el precio de venta a los mercados externos con demanda de mayor elasticidad que el mercado de
origen y aprovechar la suba de la demanda de los productos del país de origen y como consecuencia de esto vender los productos en
el país de destino a mayor precio que en el país de origen. [online] Disponible en:
temasdederechoempresario.blogspot.com.ar/2008/10/qu-es-el-dumping-su-tratamiento-en-el.html.
53
38
“La sociedad disciplinaria de Foucault, hecha de prisiones, hospitales, centros penitenciarios, casernas y fábricas ya no es un
reflejo de la sociedad contemporánea. En su lugar, ya hace mucho tiempo que ha surgido una sociedad de torres de oficinas de
cristal, shoppings, centro de fitness, estudios de yoga y clínicas de belleza. La sociedad del siglo XXI no es una sociedad
disciplinaria, sino una sociedad de rendimiento”. BYUNG-CHUL HAN, Topología de la violencia, op. cit., pág. 135.
39
Baudrillard, J. (1996). El crimen perfecto. Barcelona: Anagrama, pág.13.
40
Paulo Freire, “Interrogantes y propuestas”. [online] Disponible en:
https://colectivoeducadores.files.wordpress.com/2010/02/paulo-freire-interrogantes-y-respuestas.pdf
55
41
Pablo Di Napoli retomando las investigaciones de Carina Kaplan, se pregunta acerca del valor que adoptan la violencia y sus
efectos en la escuela y distingue tres tipos de violencia: la violencia de, hacia y en la escuela: “La violencia de la escuela se vincula
con la violencia institucional, la dominación simbólica que está presente en la génesis de la escuela y que alude a ciertas formas de
organización, sistemas de sanción y prácticas educativas estigmatizantes. Bourdieu ha sido un asiduo estudioso de este tema
principalmente en la década de los 70. La violencia hacia la escuela, es aquella que está dirigida hacia sus actores (personal no
docente, profesores y directivos) y símbolos materias (infraestructura escolar). Estos actos reflejan formas de rechazo encarnadas en
actos de vandalismo, transgresiones a las normas institucionales y agresiones al personal. Willis ha sido uno de los referentes que
trabajo desde esta perspectiva. Por último, la violencia en la escuela expresa la irrupción en su seno de la violencia social producto
de conflictos externos a ella. Ejemplos característicos son los conflictos entre grupos barriales, narcotraficantes y las maras que
toman a la escuela como un escenario más para el enfrentamiento.” DI NAPOLI, P. (2011) “La construcción simbólica de las
violencias en la escuela. Un estudio socioeducativo sobre las tipificaciones que los jóvenes de educación secundaria producen acerca
del “alumno violento””. [online] Disponible en:
http://www.filo.uba.ar/contenidos/investigacion/institutos/Iice/ANUARIO_2011/textos/13.Di_Napoli.pdf
56
42
ZAMBRANO LEAL, A. (2009) “La pedagogía en Phillipe Meirieu: tres momentos y educabilidad.” En Revista Ideas y
personajes de la educación latinoamericana y universal. Edición Nº 44. [online] Disponible en:
http://www.meirieu.com/ARTICLES/tres_momentos.pdf
43
ADORNO, T. (1993). Consignas. Buenos Aires: Amorrortu, pág. 82.
58
44
“(…) Dentro del mismo orden de cosas, la L.F.E., en su artículo 5to. propone como uno de los objetivos de la "nueva escuela"
generar un alumno para el ámbito laboral, un nuevo homo laboris. Esta figura relega en los hechos, por ejemplo, a la Educación
Artística--de larga data en nuestro país--a un pequeño apartado en el capítulo 7 de Regímenes Especiales, arts. 31 y 32, porque
dentro de la lógica de la L.F.E. todo aquello que no es "capitalizable" económicamente no es útil. Aparecen variables que
corresponden a la calidad empresarial dentro del ámbito educativo. Es decir que en definitiva se cambia una educación impregnada
de humanismo de larga trayectoria histórica en nuestro país, por una educación meramente pragmática. Sin embargo, no siempre la
preparación para el trabajo genera oportunidades, o al menos igualdad de oportunidades, y esto se da en menor medida en el caso de
un mercado laboral en crisis como el nuestro. Los gráficos que muestran las tasas de desocupación y de empleo correspondientes a
los períodos 1989-1997 respectivamente [lo evidencian]. (…) La Ley responde a modelos y experiencias que han fracasado en el
extranjero, y que han provocado un retroceso en el plano educativo que será muy difícil de revertir. Cabe recordar que la ley se
inspiró en el modelo de la dictadura franquista española y de la dictadura chilena.” [online] Disponible en: http://www.apdh-
argentina.org.ar/ley.federal.de.educacion.
45
Ver capítulo 6.
46
Augé afirma que en este tiempo se produce la constatación “(…) del avance de la ignorancia desde el comienzo del siglo XXI.
Que la ignorancia progrese o, más exactamente, que la brecha entre los saberes especializados de aquellos que saben y la cultura
media de aquellos que no saben no deje de acrecentarse: eso es lo que no conviene decir para que nadie se escandalice.”
AUGÉ,M. (2014). ¿Qué pasó con la confianza en el futuro? Buenos Aires: Siglo XXI, pág. 132.
59
extranjeros, del Banco Mundial y del FMI que a las necesidades de incorporación social
y de desarrollo que se necesitaban en el país.
Desde luego que en esta diferenciación político-educativa, la forma de manifestarse la
violencia está determinada por el contexto sociocultural. De ahí que aparezca la idea de
violencia en la escuela, pero lo que se oculta o disfraza es la responsabilidad de las
instituciones en la construcción de la violencia, incluso en la formación de las distintas
maneras de presentarse que tiene la educación.
Meirieu en su conferencia “La opción de educar y la responsabilidad pedagógica” deja
en claro que la educación inclusiva verdadera tiene que ser para la emancipación y que
la escuela no debe responder a los modelos financieros puesto que estos se basan en la
lógica de las competencias y no en los indicadores de éxito de una educación
democrática.
60
Epílogo
Pasan los días, pasan las clases, chicos que no sospechan que sus rostros, sus gestos, sus
palabras, su manera de andar, puedan transformarse en un recurso para la ofensa, para la
infamia… maneras de retraer al presente la vergüenza de la exposición pública pagana,
medieval. Incrustada entre bancos, en pasillos, en la superficie plana del brasero digital,
la persecución acecha…
Pero también conocemos a los guardianes, a los guardianes del prójimo, compañeros o
adultos que escuchan, que ven, que arman otra trama, que sienten que ese otro necesita
de nuestro resguardo, porque como decía Lévinas, el yo irrumpe porque antes fuimos
cuidados, entonces, ser guardián es una opción que permite continuar con ese acto de
amor.
61
Bibliografía:
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dispositivos-de-la-epoca-y.html.
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En JORNADAS DE DISPOSITIVOS TUTORIALES “Una apuesta a la subjetividad y al
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Buenos Aires: UBA.
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apuesta a la subjetividad y al lazo social en la formación de los jóvenes.
Diálogos entre prácticas”: 2012: Buenos Aires: UBA.
62
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