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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DEL ESTADO DE MÉXICO

FACULTAD DE CIENCIAS DE LA CONDUCTA

LICENCIATURA EN PSICOLOGÍA

MATERIA: PSICOLOGÍA JURÍDICA Y FORENSE

MAESTRO: ULISES ZEPEDA RIOS

ENSAYO: “APEGO”

INTEGRANTES:

ALVARADO SANTANA MARÍA FERNANDA


COLÍN OCHOA MARÍA FERNANDA
MORALES VÁZQUEZ JUAN LUIS

GRUPO: 02 SEMESTRE: OCTAVO

FECHA: 30 DE MARZO DEL 2024


INTRODUCCIÓN.

El tema de este presente escrito es Apego, así que se hablara sobre su definición,
tipos de apego y el cómo puede llegar a afectar en los adolescentes, además de
cómo es que el apego se puede llegar a un juicio, esto se hará con una ardua
investigación sobre el tema y con base a la teoría formulada por John Bowlby y
Mary Ainsworth sobre el apego o vínculo afectivo que se establece entre madre e
hijo que constituye uno de los planteamientos teóricos más sólidos en el campo
del desarrollo socio-emocional.

El fin de esta investigación es saber más sobre el tema del apego en el ámbito
jurídico, más específicamente en los juzgados familiares, los tipos que podemos
encontrar al momento de realizar valoraciones y aplicaciones de pruebas, para así
poder realizar un buen análisis y que, al momento de realizar algún dictamen,
sepamos identificar y saber colocar la información correspondiente.

Así bien, nos planteamos la siguiente pregunta ¿Cómo afecta el apego en una
situación jurídica? El apego es un factor determinante en el desarrollo
socioemocional de los niños y adolescentes.

Afecta la forma en que establecen relaciones interpersonales, su autoestima y su


capacidad para enfrentar los desafíos de la vida.

Comprender el apego es crucial para tomar decisiones informadas en casos de


custodia, adopción, violencia intrafamiliar, entre otros.
Definición

El apego es ese vínculo especial que tenemos solo con algunas personas,
personas que son como el oxígeno de nuestra vida emocional. Como el oxígeno,
pueden no estar en primer plano todo el tiempo. Podemos olvidarnos de que
están. Incluso pueden divertirnos más otras personas, podemos elegir a otras para
pasar nuestros ratos libres o para hacer nuestros programas. Sin embargo, las
figuras de apego son las que dan eje a nuestra vida. En ellas buscamos seguridad
para mantenernos firmes, consuelo para cuando las cosas van difíciles, aliento
para avanzar cuando todo va bien. El vínculo de apego es el que nos une a
nuestros padres en la infancia, y a lo largo de la vida a otras personas nuevas, que
van complementando o reemplazando esos primeros lugares de nuestros padres:
la pareja, el amigo íntimo, un hermano. Son esas figuras especiales, en cuya
compañía y contacto nos sentimos “en casa”. Es en ese vínculo donde nos
conocen, donde podemos confiar, donde nos sentimos seguros, donde
recargamos nuestra batería. Es nuestra base en el mundo. Cada tanto
necesitamos volver a estos vínculos, que es como volver a la base, y allí
recargarnos de energía y confianza.

El vínculo de apego se nutre de muchos componentes: la empatía, la regulación


emocional, la confianza, la incondicionalidad, la comunicación, la conexión
emocional, el respeto, la valoración. Y luego, haber recibido todo esto se
transforma en capacidades y actitudes internas, hacia uno mismo y hacia los
demás. Así, se pasa del haber sido respetado a la capacidad para respetarse a
uno mismo y también para respetar a otros, o de la empatía recibida a la empatía
ofrecida.
El apego es un vínculo afectivo intenso, duradero y de mutua dependencia que se
establece entre un niño y su figura de cuidado principal (madre, padre, cuidador).

Este vínculo proporciona al niño seguridad, afecto y una base para explorar el
mundo.

La calidad del apego tiene un impacto profundo en el desarrollo emocional, social


y cognitivo del niño

También es cierto que según la manera en que se hayan recibido cada uno de
esos componentes por parte de las figuras de apego será cómo luego el niño
estructure estas mismas cualidades internamente. Así, si no he sido bien
comprendido es posible que me cueste ser un buen comunicador, si no he sido
regulado emocionalmente es difícil que me pueda autorregular, si no he sido
respetado es difícil que respete a los demás o puedo someterme a ellos, si no he
recibido empatía es difícil que pueda empatizar con los demás o tenga conexión
con mis propios sentimientos. Apegarse es biológico, y establecer un vínculo
fuerte y especial con alguien, superior en jerarquía a los otros vínculos, está
genéticamente programado en nosotros. Pero apegarse no quiere decir
necesariamente apegarse con seguridad. Hay apego seguro y también hay apego
inseguro (y distintos tipos de inseguridad).

La teoría del apego constituye una de las construcciones teóricas más solidas
dentro del campo del desarrollo socioemocional. Desde sus planteamientos
iniciales, a finales de los 50, esta teoría ha experimentado importantes
modificaciones y ha ido recogiendo las críticas y las aportaciones de distintos
investigadores que, lejos de debilitarla, la han dotado de un vigor y una solidez
considerable.

El surgimiento de la teoría del apego puede considerarse sin ninguna duda uno de
los hitos fundamentales de la psicología contemporánea. Alejándose de los
planteamientos teóricos psicoanalíticos, que habían considerado que el estrecho
vínculo afectivo que se establecía entre el bebé y su madre era un amor
interesado que surgía a partir de las experiencias de alimentación con la madre,
John Bowlby (1907-1991) supo elaborar una elegante teoría en el marco de la
etología. No obstante, a pesar de mostrar una indudable orientación etológica al
considerar el apego entre madre e hijo como una conducta instintiva con un claro
valor adaptativo, su concepción de la conducta instintiva iba más allá de las
explicaciones que habían ofrecido etólogos como Lorenz, con un modelo
energético-hidraúlico muy en consonancia con los antiguos postulados de la física
mecánica. Basándose en la teoría de los sistemas de control, Bolwlby (1969)
planteó que la conducta instintiva no es una pauta fija de comportamiento que se
reproduce siempre de la misma forma ante una determinada estimulación, sino un
plan programado con corrección de objetivos en función de la retroalimentación,
que se adapta, modificándose, a las condiciones ambientales.

El modelo de Bolwby

El modelo propuesto por Bolwby se basaba en la existencia de cuatro sistemas de


conductas relacionados entre sí: el sistema de conductas de apego, el sistema de
exploración, el sistema de miedo a los extraños y el sistema afiliativo. El sistema
de conductas de apego se refiere a todas aquellas conductas que están al servicio
del mantenimiento de la proximidad y el contacto con las figuras de apego
(sonrisas, lloros, contactos táctiles, etc.). Se trata de conductas que se activan
cuando aumenta la distancia con la figura de apego o cuando se perciben señales
de amenazas, poniéndose en marcha para restablecer la proximidad. El sistema
de exploración está en estrecha relación con el anterior, ya que muestra una cierta
incompatibilidad con él: cuando se activan las conductas de apego disminuye la
exploración del entorno. El sistema de miedo a los extraños muestra también su
relación con los anteriores, ya que su aparición supone la disminución de las
conductas exploratorias y el aumento de las conductas de apego. Por último, y en
cierta contradicción con el miedo a los extraños, el sistema afiliativo se refiere al
interés que muestran los individuos, no sólo de la especie humana, por mantener
proximidad e interactuar con otros sujetos, incluso con aquellos con quienes no se
han establecido vínculos afectivos.
Por lo tanto, lejos de encontrarnos ante una simple conducta instintiva que
aparece siempre de forma semejante ante la presencia de un determinado
estímulo o señal, el apego hace referencia a una serie de conductas diversas,
cuya activación y desactivación, así como la intensidad y morfología de sus
manifestaciones, va a depender de diversos factores contextuales e individuales.

Tipos de apego

Ainsworth diseñó una situación experimental, la Situación del Extraño


(Ainsworth y Bell, 1970), para examinar el equilibrio entre las conductas de
apego y de exploración, bajo condiciones de alto estrés.

La Situación del Extraño es una situación de laboratorio de unos veinte minutos


de duración con ocho episodios. La madre y el niño son introducidos en una sala
de juego en la que se incorpora una desconocida. Mientras esta persona juega
con el niño, la madre sale de la habitación dejando al niño con la persona extraña.
La madre regresa y vuelve a salir, esta vez con la desconocida, dejando al niño
completamente solo. Finalmente regresan la madre y la extraña.

Como esperaba, Ainsworth encontró que los niños exploraban y jugaban


más en presencia de su madre, y que esta conducta disminuía cuando
entraba la desconocida y, sobre todo, cuando salía la madre.

A partir, de estos datos, quedaba claro que el niño utiliza a la madre como una
base segura para la exploración, y que la percepción de cualquier amenaza
activaba las conductas de apego y hacía desaparecer las conductas exploratorias.

Ainsworth encontró claras diferencias individuales en el comportamiento de los


niños en esta situación. Estas diferencias le permitieron describir tres patrones
conductuales que eran representativos de los distintos tipos de apego
establecidos:

1. Niños de apego seguro (B). Inmediatamente después de entrar en la sala de


juego, estos niños usaban a su madre como una base a partir de la que
comenzaban a explorar. Cuando la madre salía de la habitación, su conducta
exploratoria disminuía y se mostraban claramente afectados. Su regreso les
alegraba claramente y se acercaban a ella buscando el contacto físico durante
unos instantes para luego continuar su conducta exploratoria.

Cuando Ainsworth examinó las observaciones que había realizado en los hogares
de estos niños, encontró que sus madres habían sido calificadas como muy
sensibles y responsivas a las llamadas del bebé, mostrándose disponibles cuando
sus hijos las necesitaban. En cuanto a los niños, lloraban poco en casa y usaban a
su madre como una base segura para explorar.

Ainsworth creía que estos niños mostraban un patrón saludable en sus conductas
de apego. La responsividad diaria de sus madres les había dado confianza en
ellas como protección, por lo que su simple presencia en la Situación del Extraño
les animaba a explorar los alrededores. Al mismo tiempo, sus respuestas a su
partida y regreso revelaban la fuerte necesidad que tenían de su proximidad. Este
modelo ha sido encontrado en un 65-70% de los niños observados en distintas
investigaciones realizadas en EE.UU.

2. Niños de apego inseguro-evitativo (A). Se trataba de niños que se mostraban


bastante independientes en la Situación del Extraño. Desde el primer momento
comenzaban a explorar e inspeccionar los juguetes, aunque sin utilizar a su madre
como base segura, ya que no la miraban para comprobar su presencia, sino que la
ignoraban.

Cuando la madre abandonaba la habitación no parecían verse afectados y


tampoco buscaban acercarse y contactar físicamente con ella a su regreso.
Incluso si su madre buscaba el contacto, ellos rechazaban el acercamiento.

Debido a su conducta independiente en la Situación del Extraño en principio su


conducta podría interpretarse como saludable. Sin embargo, Ainsworth intuyó
que se trataba de niños con dificultades emocionales; su desapego era
semejante al mostrado por los niños que habían experimentado
separaciones dolorosas.

Las observaciones en el hogar apoyaban esta interpretación, ya que las madres


de estos niños se habían mostrado relativamente insensibles a las peticiones del
niño y rechazantes. Los niños se mostraban inseguros, y en algunos casos muy
preocupados por la proximidad de la madre, llorando intensamente cuando
abandonaba la habitación.

La interpretación global de Ainsworth era que cuando estos niños entraban en la


Situación del Extraño comprendían que no podían contar con el apoyo de su
madre y reaccionaban de forma defensiva, adoptando una postura de indiferencia.
Habiendo sufrido muchos rechazos en el pasado, intentaban negar la necesidad
que tenían de su madre para evitar frustraciones. Así, cuando la madre regresaba
a la habitación, ellos renunciaban a mirarla, negando cualquier tipo de
sentimientos hacia ella. Estos niños suponen el 20% del total de niños estudiados
en EE.UU.

3. Niños de apego inseguro-ambivalente (C). Estos niños se mostraban tan


preocupados por el paradero de sus madres que apenas exploraban en la
Situación del Extraño. Pasaban un mal rato cuando ésta salía de la habitación, y
ante su regreso se mostraban ambivalentes. Estos niños vacilaban entre la
irritación, la resistencia al contacto, el acercamiento y las conductas de
mantenimiento de contacto.

En el hogar, las madres de estos niños habían procedido de forma inconsistente,


se habían mostrado sensibles y cálidas en algunas ocasiones y frías e insensibles
en otras. Estas pautas de comportamiento habían llevado al niño a la inseguridad
sobre la disponibilidad de su madre cuando la necesitasen. El porcentaje que los
estudios realizados en EE.UU. encuentran de este tipo de apego ronda el 10%.
Sin embargo, en estudios realizados en Israel y Japón se encuentran porcentajes
más altos.

Además de los datos de Ainsworth, diversos estudios realizados en distintas


culturas han encontrado relación entre el apego inseguro-ambivalente y la escasa
disponibilidad de la madre. Frente a las madres de los niños de apego seguro que
se muestran disponibles y responsivas, y las de apego inseguro-evitativo que se
muestran rechazantes, el rasgo que mejor define a estas madres es el no estar
siempre disponibles para atender las llamadas del niño. Son poco sensibles y
atienden menos al niño, iniciando menos interacciones. Sin embargo, el hecho
de que en algunos estudios (Isabella,1993) se haya encontrado que en
algunas circunstancias estas madres se muestran responsivas y sensibles,
podría indicar que son capaces de interactuar positivamente con el niño
cuando se encuentran de buen humor y poco estresadas.

Un aspecto muy destacado del comportamiento de estas madres tiene que ver con
su actitud ante la conducta exploratoria del niño, ya que los estudios que han
considerado este aspecto han hallado que tienden a intervenir cuando el niño
explora, interfiriendo con esta conducta. Este aspecto, unido al anterior, aumenta
la dependencia y falta de autonomía del niño, y sirve para explicar la percepción
que el niño puede llegar a tener sobre el comportamiento contradictorio de la
madre.

Algunos autores (Cassidy y Berlin, 1994) consideran el comportamiento de


estas madres como fruto de una estrategia, no necesariamente consciente,
dirigida a aumentar la dependencia del niño, asegurando su cercanía y
utilizándole como figura de apego.

Así, la no responsividad materna puede verse como una estrategia para aumentar
la petición de atención del niño. Al igual que la inmadurez del niño aumenta la
conducta de cuidados de la madre, la incompetencia de la madre aumenta la
atención del niño a la madre, en una reversibilidad de roles.

En cuanto al comportamiento del niño, puede explicarse como una respuesta a un


padre o una madre mínima o inestablemente disponible; el niño puede desarrollar
una estrategia para conseguir su atención: exhibir mucha dependencia. Esta
estrategia consistente en acentuar la inmadurez y la dependencia puede resultar
adaptativa a nivel biológico, ya que sirve para mantener la proximidad de la figura
de apego. No obstante, a nivel psicológico no resulta tan adaptativa, ya que impide
al niño desarrollar sus tareas evolutivas. Esta misma estrategia de acentuación de
la inmadurez se observa en otras situaciones, por ejemplo, ante el nacimiento de
un hermanito.
Los tres tipos de apego descritos por Ainsworth han sido los considerados
en la mayoría de las investigaciones sobre apego. Sin embargo, más
recientemente se ha propuesto la existencia de un cuarto tipo denominado
inseguro desorganizado/desorientado (D) que recoge muchas de las
características de los dos grupos de apego inseguro ya descritos, y que
inicialmente eran considerados como inclasificables (Main y Solomon, 1986).
Se trata de los niños que muestran la mayor inseguridad. Cuando se reúnen con
su madre tras la separación, estos niños muestran una variedad de conductas
confusas y contradictorias. Por ejemplo, pueden mirar hacia otro lado mientras son
sostenidos por la madre, o se aproximan a ella con una expresión monótona y
triste. La mayoría de ellos comunican su desorientación con una expresión de
ofuscación. Algunos lloran de forma inesperada tras mostrarse tranquilos o
adoptan posturas

rígidas y extrañas o movimientos estereotipados.

¿Cómo afecta?
Uno de los requisitos fundamentales para un desarrollo psicoemocional adecuado
es la calidad del vínculo paternofilial (Bowlby, 1999), esto nos habla sobre el
apego como un vínculo establecido entre niño y progenitores mediante un
proceso de relación progresivo.
El pego inseguro se constituye en un factor de riesgo en el desarrollo de las
conductas antisociales. Si las conductas de los cuidadores primarios son
permanentemente inconsistentes y/o de rechazo genera en el niño sentimientos
de ira ante el estado de incertidumbre con relación a la disponibilidad de sus
figuras de apego (Bowlby, 1976), los cuidadores son el elemento esencial para
que el menor genere o no un tipo de apego, siendo esto “peligroso” para el
desarrollo de esté.
El apego es importante para la conformación de la seguridad del niño y mediante
la que establecerá vínculos interpersonales adecuados. La calidad y tipo de apego
es esencial para la capacidad de la empatía y modulación de sus impulsos,
además de la construir un sentimiento de pertenencia, así como también
importante el de autoconcepto. Por consiguiente, un apego seguro permitirá la
formación de una conciencia ética y adaptación social.
El déficit en los vínculos primarios se presenta como condición de los
comportamientos que implican una transgresión a la ley penal en los adolescentes
(Sarmiento et al., 2010), teniendo esto en cuenta para la etapa de la
adolescencia el apego puede conducir varios problemas conductuales,
especialmente en situaciones de estrés o cambios en el entorno. La
incapacidad que presenta el adolescente para pedir ser reconfortado puede
llevarlo a tener comportamientos hostiles y antisociales
El adolescente comprometido en hechos antisociales presenta un tipo de
desorganización de la personalidad de un carácter especial que lo hacen
inubicable dentro de los cuadros de la nosología clásica. Difiere de lo normal en un
tipo de perturbación surgida de una distinta entidad nosológica debido a la
circunstancia, recurrencia y originalidad de sus características específicas.
Entre ellas son: la compulsividad a la acción (siendo ésta la característica
predominante), la intolerancia a la tensión y frustración, una visión tergiversada de
la realidad, la noción del tiempo como presente absoluto, la presencia de fallas en
el proceso de simbolización, el manejo del mundo como un objeto, inmadurez
cognitiva, pobreza de juicio, marcada impulsividad, vulnerabilidad yoica,
perturbación en los vínculos interpersonales, entre las características más
relevantes (Varela et al, 1992), siendo todo esto importante de conocer para
saber a lo que puede llevar el cómo se maneja la crianza de los menores,
llevándolos así a padecer o caer en ciertas conductas o patrones que
pueden afectar su desarrollo, el que se desarrollen las características antes
mencionadas puede considerarse como una vinculación a las conductas
transgresoras y así tener algún conflicto con la ley penal, por la
desorganización de la personalidad.

El Apego a a Juicio.
Las aplicaciones de La Teoría del Apego y el Criterio del Interés Superior del Niño
y la Niña llevada a los juzgados de familia, en temas relacionados con la
protección y custodia infantil, ofrece orientación para la práctica judicial basada en
la investigación sobre apego (Byrne et al., 2005; Smith et al., 2012):

La Parte I, que comprende tres grandes epígrafes, aborda los problemas


relacionados con el uso de la teoría y la investigación sobre apego en los juzgados
de familia

(1) Se examina las aplicaciones de la teoría del apego en los juzgados de familia
en el contexto actual del criterio del interés superior del niño o la niña.

(2) Se discute sobre los principales malentendidos con respecto a:

a) La naturaleza del apego


b) La interacción entre múltiples relaciones de apego y
c) Las implicaciones de las clasificaciones de estilo de apego.

(3) Se identifica a los factores que han obstaculizado la correcta comprensión y


utilización de la teoría del apego entre los profesionales de los juzgados de familia,
entre los que se incluyen la presión para que la toma de decisiones parezca
basada en la evidencia y la circulación de versiones inexactas de la teoría del
apego.

Esta parte número uno va dedicada a las observaciones sobre los problemas
que pueden llegar a surgir mediante la aplicación de la teoría y también la
investigación sobre apego en un contexto de los juzgados de familia.

La parte II, que también consta de tres apartados principales, ofrece


recomendaciones para la aplicación de la teoría y la investigación sobre apego en
los juzgados de familia.

(4) Se propone tres principios fundamentales que, en relación con el apego,


pueden ser utilizados por los profesionales de los juzgados para casos concretos:

a) La necesidad de contar con cuidadores habituales no maltratadores


b) El valor de la continuidad de atención y cuidados de calidad suficientemente
buena y
c) Los beneficios de las redes de vínculos de apego.
(5) Se discute la idoneidad de las evaluaciones del estilo de apego para orientar la
toma de decisiones de los juzgados de familia, llegando a la conclusión de que
dichas evaluaciones deberían utilizarse principalmente para dirigir las
intervenciones de apoyo.

(6) Se resumen preguntas importantes para guiar la futura investigación


colaborativa entre los profesionales de los juzgados de familia e investigadores y
académicos dedicados al apego.

Esta parte número dos va dedicada al apego ya que puede parecer de


especial relevancia en este contexto de juicios familiares ya que refleja la
totalidad de la relación niño-cuidador, o como mínimo sus componentes
socioemocionales más importantes.

Los profesionales que trabajan en juzgados han reconocido la discrepancia entre


las promesas que a veces se han hecho sobre la relevancia de la teoría del apego
y la realidad de su relevancia en la práctica en su trabajo (Robertson &
Broadhurst, 2019). Aunque tales profesionales generalmente consideren la
investigación sobre apego como potencialmente valiosa, a menudo desconfían a
la hora de trasladar los principios del apego a casos particulares, y les preocupa
que jueces y abogados puedan reaccionar con escepticismo ante sus
pretensiones de tener conocimientos sobre apego (Duschinsky, 2020; North,
2019). Es grave la falta de infraestructura formal para ayudar a los profesionales a
adaptar las consideraciones del apego a las necesidades de los juzgados, así
como para respaldar la conexión entre la investigación y la práctica.

Este fragmento me recordó mucho a una de las clases que tuvimos ya que
se hablaba sobre que los abogados son muy escépticos en cuestión a lo que
decimos ya que ellos se enfocan más en a lo que está comprobado o
apegado a la ley volviéndolo un poco difícil al hablar de estos temas como lo
es el apego.
CONCLUSIONES.

La teoría del apego ha ayudado en la comprensión del desarrollo infantil y ha


demostrado su relevancia en la práctica clínica y educativa. Numerosas
investigaciones y estudios realizados en este campo han afirmado que el apego
temprano es fundamental, ya que los patrones de apego establecidos en la
infancia pueden tener repercusiones a lo largo de la vida.

Un apego seguro en la infancia se asocia con un mejor bienestar emocional,


mayor resiliencia y mejores habilidades de afrontamiento en la edad adulta. Por el
contrario, un apego inseguro puede predisponer a problemas emocionales y
dificultades en las relaciones interpersonales en la vida adulta.

La identificación y abordaje de dificultades en el apego durante la infancia pueden


tener efectos positivos en el desarrollo emocional y relacional del niño. Cada niño
y situación son únicos, y es importante adaptar estas pautas a las necesidades
individuales de cada uno. La clave es mantener una relación amorosa, respetuosa
y receptiva con tu hijo, y buscar apoyo de un psicólogo infantil si tienes inquietudes
o dificultades en la crianza.

El tipo de apego que desarrollamos en la infancia tiene un impacto profundo y


duradero en nuestras vidas, afecta la forma en que nos sentimos sobre nosotros
mismos, nuestras relaciones con los demás y nuestra capacidad para afrontar los
desafíos de la vida un apego inseguro podría traer consecuencias como ddificultad
para establecer relaciones sanas y duraderas, baja autoestima, imagen negativa
de sí mismo, ansiedad, depresión, problemas de comportamiento, dificultad para
manejar las emociones negativas y los desafíos de la vida.

REFERENCIAS.

Ainsworth, M.D. y Bell, S.M. (1970). Apego, exploración y separación, ilustrados a


través de la conducta de niños de un año en una situación extraña. En J.
Delval (Comp.), Lecturas de psicología del niño, Vol. 1, 1978.
Byrne, J. G., O’Connor, T. G., Marvin, R. S., & Whelan, W. F. (2005). Practitioner
review: The contribution of attachment theory to child custody assessments.
Journal of Child Psychology and Psychiatry, 46(2), 115-127.
https://doi.org/10.1111/j.1469-7610.2004.00396.x

Bowlby, J. (1958)."The Nature of the Child's Tie to his Mother", International


Journal of Psychoanalysis, 39, 1 -23.

Bowlby, J. (1973). Attachment and loss: Separation. Pimlico.

Bowlby, J. (1980). La pérdida afectiva. Tristeza y depresión. Revista de Psiquiatría


y Psicología del Niño y del Adolescente, 2004, 4 (1); 65.

Cassidy, J. y Berlin, L.J. (1994). The insecure/ambivalent pattern of attachment:


Theory and research. Child Development, 65, 971-994.

Duschinsky, R. (2020). Cornerstones of attachment research. Oxford University


Press.

Isabella, R.A. (1993). Origins of attachments: Maternal interactive behavior across


the first year. Child Development, 64, 605-621.

North, G. (2019). Assessing for bruises on the soul: Identifying and evidencing
childhood emotional abuse. Journal of Social Welfare and Family Law,
41(3), 302-320. https://doi.org/10.1080/09649069.2019.1627086

Main, M. y Solomon, J. (1986). Discovery of a new,


isecure-disorganized/disoriented attachment pattern. En T.B. Brazelton y M.
Yogman (Eds.), Affective development in infancy.

Robertson, L., & Broadhurst, K. (2019). Introducing social science evidence in


family court decision-making and adjudication: Evidence from England and
Wales. International. Journal of Law, Policy and the Family, 33(2), 181-203.
https://doi.org/10.1093/lawfam/ebz002

Sarmiento A., Várela, O., Puhl S., Izcurdia M. (2009) "La psicología en el campo
jurídico" Ed. ECUA Bs. As.
Smith, G., Coffino, B., Van Horn, P., & Lieberman, A. (2012). Attachment and child
custody: The importance of available parents. In K. Kuehnle & L. Drozd
(Eds.), Parenting plan evaluations: Applied research for the family court (pp.
5-24). Oxford University Press.

ANEXO

Tipo de Apego Características Ejemplos


Apego seguro: El niño siente confianza  Un bebé de 12 meses
en la disponibilidad y sonríe y se acerca a su
confiabilidad de su figura madre cuando ella entra
de apego. en la habitación.
Explora el mundo con  Una adolescente de 12
seguridad y se siente años se siente cómoda
reconfortado cuando pidiendo ayuda a sus
regresa a su cuidador. profesores cuando tiene
Desarrolla relaciones dificultades con sus
interpersonales estudios.
saludables y una  Un adolescente de 14
autoestima positiva. años sabe que puede
contar con el apoyo de
sus padres cuando está
frente a una decisión
difícil.
Apego inseguro-evitativo: El niño rechaza o  Un bebé de 12 meses
minimiza la necesidad de ignora o rechaza el
contacto con su figura de contacto físico con su
apego. madre cuando esta le
Puede mostrarse toma en brazos.
independiente y  Una adolescente de 12
autosuficiente, pero en años se muestra
realidad teme al independiente y
abandono. autosuficiente, pero en
Le cuesta expresar realidad le teme al
emociones y formar abandono.
relaciones cercanas.  Un adolescente de 14
años evita pedir ayuda a
sus padres cuando se
enfrenta a una dificultad.
Apego inseguro- El niño busca  Un bebé de 12 meses
ambivalente: constantemente la llora y se ferra a su
atención y el contacto madre cuando ella se va
con su figura de apego. de la habitación, incluso
Se muestra ansioso y si sólo se va por unos
dependiente, y teme la minutos.
separación.  Una adolescente de 12
Le cuesta regular sus años tiene dificultades
emociones y puede ser para hacer amigos y se
impulsivo. siente rechazada por sus
compañeros
 Un adolescente de 14
años busca
constantemente la
aprobación de sus
padres y se siente
inseguro sobre sus
decisiones.
Apego inseguro- El niño presenta patrones  Un bebé de 12 meses
desorganizado/desorientado de comportamiento muestra una mezcla de
: inconsistentes y emociones como llanto,
confusos. ira y miedo cuando se
Puede mostrarse reúne con su madre
desorientado, después de una breve
aterrorizado o apático separación.
ante la separación de su  Un adolescente de 16
cuidador. años amenaza con
Tiene mayor riesgo de suicidarse si sus padres
desarrollar problemas de no le compran el último
comportamiento y teléfono inteligente.
dificultades emocionales

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