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LICENCIATURA EN FILOSOFÍA
TESIS
QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE
LICENCIADO EN FILOSOFÍA
PRESENTA
JOSÉ PABLO MORA GÓMEZ
P r e s e n t e.
Matrícula:
12L033
aprobarlo para la revisión final de los aspectos formales conforme a los criterios
______________________________
Firma
A los hombres y mujeres que entregan su vida
en la lucha por construir un mundo más digno y justo,
testigos y maestros de la solidaridad.
CAPÍTULO II
ÉTICA Y SOLIDARIDAD: SOBRE LA REFLEXIÓN EN LA TOMA DE DECISIONES,
LA RESPUESTA ANTE LA REALIDAD Y LAS CATEGORÍAS QUE JUSTIFICAN LA
ACCIÓN................................................................................................................................ 47
2.1. FILOSOFÍA Y ÉTICA: LA REFLEXIÓN MEDIATA E IMAGINACIÓN CREATIVA ............................................ 50
2.1.1. Filosofía como saber reflexivo, crítico e imaginativo ............................................................... 50
2.1.2. ¿Es la ética un saber? Estatuto epistemológico ........................................................................ 53
2.2. NOTAS PRELIMINARES SOBRE EL CONCEPTO SOLIDARIDAD............................................................. 62
2.2.1. Significado y evolución del concepto ........................................................................................ 62
2.2.2. Solidaridad a partir de su uso en otros discursos teóricos ....................................................... 65
2.3. LA SOLIDARIDAD COMO CATEGORÍA ÉTICA Y SU POSIBILIDAD PRÁCTICA ............................................ 70
CAPÍTULO III
LA SOLIDARIDAD ES CATEGORÍA REGULATIVA: COMPASIÓN,
RESPONSABILIDAD, IDENTIDAD PERSONAL Y ORGANIZACIÓN SOCIAL.......... 73
3.1. INSUFICIENCIA Y LÍMITES DE EXPONER LA SOLIDARIDAD COMO UNA VIRTUD ...................................... 76
3.2. LOS CONSTITUTIVOS DE LA SOLIDARIDAD, SU FUNDAMENTO E IMPLICACIONES, QUE LA CONVIERTEN EN
CATEGORÍA REGULATIVA ....................................................................................................................... 82
3.2.1. Punto de partida y fundamento: de los vínculos interpersonales hacia el encuentro compasivo
con el otro y la responsabilidad ................................................................................................................ 83
3.2.2. Del paso de las relaciones interpersonales al impacto en la configuración estructural ........... 94
3.3. SUJETOS DE LA SOLIDARIDAD .................................................................................................. 97
3.4. BALANCE FINAL DEL CAPÍTULO............................................................................................... 100
CONCLUSIONES ...............................................................................................................102
FUENTES DE CONSULTA ................................................................................................114
INTRODUCCIÓN
[5]
Era el primero de enero de 1994, día en que el Tratado de Libre Comercio con
Estados Unidos entraba en vigencia en México, ese mismo día, indígenas de Chiapas se
levantaban en un movimiento armado que se conocería como, el Ejército Zapatista de
Liberación Nacional (EZLN), abiertamente en contra del gobierno en turno y las políticas
neoliberales que pretendían implantar. Era el momento en que los marginados y olvidados
se manifestaban y oponían contundentemente contra un sistema político y económico que
los mantenía y orillaba a la pobreza, amenazando su entorno cultural, social, ambiental y
religioso.1
Uno de los logros más significativos de la lucha del EZLN fue la aprobación de la
primera ley federal en materia indígena, en el año 2001, que permite, bajo ciertas
condiciones, la elección de cargos municipales realizada sobre procedimientos de decisión
1
Cfr. BURGUETE, Araceli; “Movimiento Indígena en México”, en BETANCUR, Ana (Ed.); Movimientos
indígenas en América Latina, IWGIA, Dinamarca, 2011, pp. 23-25.
2
Cfr. Loc. cit.
[6]
ancestralmente utilizados por las poblaciones indígenas locales, conocida como “usos y
costumbres”, además del uso jurídico propio de la misma tradición.3
3
Cfr. IBARRA, Mauricio y CASTILLO, Jorge; “Las elecciones de Cherán: usos y costumbres excluyentes”,
[en línea], en Revista Mexicana de Derecho Electoral, México, núm. 5, 2014, pp. 263- 269, consultado en:
http://biblio.juridicas.unam.mx/revista/pdf/DerechoElectoral/5/ej/ej9.pdf. (23/06/2015).
4
Cfr. Loc. cit.
[7]
ley de “usos y costumbres”. Prohibieron la tala indiscriminada, se establecieron asambleas
populares y la vida de sus pobladores tomó otro rumbo. Nuevamente estamos ante un
fenómeno humano asombroso: el hastío, el sufrimiento, la marginación y la amenaza a la
vida humana despiertan la conciencia y movilizan a la acción.
En estos dos primeros casos se nota que la solidaridad es fuente y condición para la
acción, estos procesos que adquirieron un talante nacional o internacional, impactando la
vida pública empezaron en situaciones donde las personas eran victimizadas y marginadas,
se colectivizó el malestar en los encuentros interpersonales, expresando la indignación y la
necesidad de cambiar el statu quo. Lo que vino después fue la expresión y articulación
entre diversos grupos que sufrían situaciones similares. Las víctimas se convirtieron en
agentes morales y protagonistas de la acción.
[8]
tejido social y 6) democracia participativa y democratización de los medios de
comunicación.5
Estas prácticas solidarias vienen desde abajo, organizadas por las personas, los
ciudadanos, las víctimas, los defensores de los Derechos Humanos y los líderes morales. Si
es la solidaridad la condición de posibilidad para estos procesos, cabe preguntar cuáles son
sus constitutivos, cómo se generan estos vínculos, por qué sería la solidaridad y no otra
forma.
Nuestro quehacer como filósofos, desde la academia, tiene una doble implicación:
una práctica y una teórica. La primera corresponde al campo de las convicciones morales,
esto es, la forma en que cada uno asume ciertos compromisos y los concreta en acciones,
5
Cfr. AZAOLA, Elena; “El Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad”, [en línea] en Revista Desacatos,
México, núm. 40, 2012, p. 159, consultado en: http://www.scielo.org.mx/pdf/desacatos/n40/n40a11.pdf.
(23/06/2015).
[9]
luchas o proyectos. Es de índole privada, pues es fruto de la decisión y libertad de cada uno.
La segunda refiere a la forma en que teorizamos la realidad, o sea, los principios
explicativos, las categorías analíticas, los conceptos y los marcos interpretativos desde los
que procuramos entender lo que sucede en el mundo de la vida.
El presente trabajo es del segundo tipo, un esfuerzo teórico por ofrecer conceptos y
categorías analíticas capaces de responder a los desafíos actuales, que posibiliten la
concreción de algunas prácticas situadas en contraposición a un sistema político y
económico que se funda en principios inhumanos: el cuanto de las ganancias y las pérdidas.
Es menester que nuestra investigación fundamente racionalmente las condiciones de
posibilidad de algún concepto o categoría alternos a la lógica imperante neoliberal.
Este esfuerzo analítico, parte de la realidad, con los ejemplos anteriores vemos que
de hecho, los hombres, los grupos humanos y las sociedades, son capaces de establecer
órdenes y relaciones más justos, el EZLN, los purépechas de Cherán, el Movimiento por la
Paz con Justicia y Dignidad, demuestran que es factible salir de la lógica mercantil global.
Que en la vida humana se encuentran razones suficientes para la lucha y la re configuración
de las relaciones sociales. Estas razones son de tipo moral: lo que motivó a estos grupos fue
la conciencia de la vulnerabilidad humana y el agravio a su dignidad, la necesidad de
defenderse de grupos, que anteponen criterios económicos y mercantiles, contra la vida de
sus pueblos o comunidades.
Porque la vida moral es el ámbito de las decisiones humanas, así como la inexorable
necesidad de responder ante la realidad, buscando opciones y alternativas, que se pueden
liberar de los condicionamientos naturales, forjándose en creatividad y novedad. Y la ética
[10]
es la es la reflexión sobre los fundamentos racionales de estas, a través de las categorías y
principios que las sustentan; de modo que, por medio de la ética, se acercan argumentos
convincentes para que las actuaciones se re orienten y potencien. Entonces nuestro trabajo
se inscribe en la tarea ética de explicar los constitutivos de sus categorías. Que a través de
la experiencia personal del autor, y de los testimonios de grupos humanos en todo el mundo
intuimos que la solidaridad puede ser una de éstas.
La pregunta que orienta nuestro trabajo ¿Es posible pensar la solidaridad como
categoría ética que plantee alternativas, en un contexto socio-cultural fundado en los
principios del libre mercado globalizado? En esta tesis intentaremos dar respuesta a esta
pregunta explicando los constitutivos de una categoría ética como la solidaridad. Porque las
categorías de la reflexión moral son una especie de puentes entre el mundo de la vida y el
de la teoría, su carácter principal es que son de tipo normativo, no sólo describen lo que
sucede, además ofrecen los criterios para lo que debe ser. O sea, que al explicar la
solidaridad estaremos fundamentando las características que debe cumplir cualquier
actuación que desee ser efectivamente solidaria.
Por otra parte, lo que otorga mayor impulso a la investigación presente es que en el
análisis de la categoría en cuestión, estaremos ofreciendo cimientos teóricos para la
posibilidad de concretar prácticas, incluso, estilos de vida solidarios. Las concreciones de
estas no toca explicarlos aquí, pero si resulta éticamente convincente entonces habrá
posibilidad también para que la solidaridad pase al ámbito del derecho, la política, la
economía y la vida social.
[11]
Todo proceso histórico y social se sostiene en una serie de ideas o presupuestos,
también analizaremos cuáles son los de la globalización, sobre todo en la ideología que lo
fundamenta: la neoliberal. La filosofía cuenta con posibilidades críticas para exponer
principios y visibilizar sus insuficiencias. También trataremos de exponer una crítica a este
sistema a partir de las víctimas que genera. Tanto por la cantidad de víctimas como por lo
injusto de su dolor y sufrimiento, que es generado por la centralización y reducción de la
vida a criterios productivos mercantiles.
Este análisis dará paso al segundo capítulo, donde tratamos de demostrar que la
ética tiene un aporte para la vida de los hombres, que sus categorías y conceptos tienen algo
qué decirnos. Expondremos la necesidad de reflexionar los actos humanos, valorando sus
consecuencias. Pero ¿qué es a ética?, ¿cómo constituye sus argumentos?, ¿cuál es su objeto
de estudio? Son algunas de las preguntas que responderemos en el capítulo segundo, ahí se
dice que las explicaciones que ofrece la ética sobre la vida moral, se sostienen en
categorías, por eso es que la solidaridad está planteada como tal.
El segundo momento del capítulo procede a través de una definición de las notas
preliminares del concepto de solidaridad, veremos el significado que se ha dado al
concepto y el uso que de éste se ha hecho en otros discursos teóricos, incluso en algunos
que han tratado de concretar su práctica. Al final del capítulo se encontrarán las razones por
las que la solidaridad debe ser tratada como una categoría ética: el carácter normativo y la
posibilidad de aplicación práctica.
[12]
religiosa que no es universalmente válida. Eso no hace pasar a la descripción profunda de la
sociabilidad humana, especialmente el encuentro compasivo con el otro.
El medio de acceso a este conocimiento del mal es la empatía, otro sentimiento que
nos permite entender y experimentar la situación del otro, a partir del riesgo de encontrarse
en una situación similar o por haberla vivido ya. Pero veremos que una solidaridad
auténtica se expresa en una responsabilidad profunda. Este es el momento en que los
vínculos interpersonales o la sociabilidad humana pasan a ser vínculos morales. Incluso la
identidad personal de los individuos se forja a partir de las relaciones responsables.
Por último, si la solidaridad puede ser puesta en práctica hay que analizar quienes
son los sujetos encargados de esto. Así como los niveles de impacto que generan tales
sujetos y dichas acciones. El telón de fondo, en toda la investigación es tratar de dar razón
de las condiciones de posibilidad de las prácticas solidarias.
[13]
lo que puede ser o debe ser. Acudiremos a revisiones históricas, definiciones conceptuales
y comparaciones para delimitar el objeto: la categoría ética solidaridad.
[14]
CAPÍTULO I
[15]
Introducción
La solidaridad es una categoría que nos permite analizar desde la ética ciertas
situaciones o modos de actuar de los hombres, pero tales juicios se emiten en un contexto
histórico, por eso resulta indispensable que procedamos en una descripción básica de la
situación actual para que nuestra propuesta adquiera relevancia. Si el punto de partida es lo
dado, nuestra tesis será una llave para acceder a concepciones alternas y posicionadas desde
parámetros más amplios: la vida y dignidad humana.
Nos interesa aclarar los efectos de este proceso en la vida de los individuos, y el
impacto en la vida social, es lo que tratamos de probar a continuación: la ideología
neoliberal y el mercado han generado una serie de condicionamientos que individualizan y
mercantilizan la vida humana de forma extrema. Los hombres se viven solos y con la total
responsabilidad de construir sus vidas sin los apoyos institucionales mínimos de parte del
Estado, además desvinculados de los otros y, aparentemente, sin opciones para tejer
vínculos solidarios.
[16]
hombre que sostiene este modelo veremos que es reductiva y unívoca. Todo ello nos arroja
la necesidad de pensar modelos alternos éticamente argumentados.
6
Cfr. BECK, Ulrich; ¿Qué es la globalización?, Paidós, España, 1998, p. 29
7
Cfr. Loc. cit.
[17]
El proceso global tiene al menos cinco dimensiones: informática, ecológica,
económica, del trabajo respecto de la producción y la cultural.8 La primera es la posibilidad
de intercambio internacional de información sostenida por los medios de comunicación,
sobre todo el internet. La segunda se constata en que el uso de los recursos naturales y los
impactos ambientales que genera afectan a la población mundial, aunque pueden ser
situaciones locales su efecto a largo plazo es global. La dimensión económica se caracteriza
por la interdependencia de los mercados internacionales y los sistemas financieros, cada
vez más centrados en la economía virtual y en sistemas informáticos.
8
Aunque se pueden caracterizar otras dimensiones, pensamos que estas cinco son la base para una revisión
breve como la que pretendemos en el presente apartado, por ser las características más comunes y generales
en el momento histórico actual. Cfr. Ibid., pp. 37-43.
9
Cfr. Ibid., p. 28.
[18]
individuos, las empresas y los gobiernos están conectados por intercambios continuos en
materia de negocios, información, investigación, ciencia, tecnología y turismo, solo por
mencionar algunas formas.
Hoy día, son comunes los programas de intercambio académico para estudio o
investigación, establecidos por convenios entre universidades. Los medios de comunicación
facilitan el acceso a la información de forma inmediata y sin límites geográficos, el internet
es una herramienta que conecta lugares, espacios, sucesos y personas sin ninguna
restricción y a la que grandes sectores de la población tienen acceso. Los envíos de remesas
internacionales son casi inmediatos y con cobertura universal. Todos estos son efectos de la
globalización.
Pero así como este fenómeno conecta a los individuos en el micro nivel de las
relaciones facilitando los intercambios en todos los sentidos también genera modificaciones
en el macro nivel de las vínculos entre las instituciones del Estado y otros actores
internacionales como las empresas, las organizaciones políticas y civiles.
10
HELD, David; (cit. pos.) BECK, Ulrich; op.cit., p. 65.
[19]
condicionamientos y poderes que limitan la libertad de acción de los gobiernos y su
reconfiguración en función de estos procesos mundiales. Esto se traduce en la modificación
de las políticas interiores, la configuración de las instituciones y las aplicaciones de los
presupuestos nacionales a partir de los criterios dictados por otras instituciones o gobiernos.
11
Cfr. Ibid., pp. 166-168.
[20]
también son afectadas; si los precios internacionales del petróleo aumentan, tanto los
productores como los consumidores se ven implicados. Y si una región es azotada por una
enfermedad epidémica, hay altas probabilidades de que se propague a otros países.
Nos llama la atención que en los discursos de los líderes políticos, en la retórica de
los directores y gerentes de las multinacionales, en la firma de tratados y convenios
internacionales e incluso en el imaginario de los ciudadanos, se ve en la economía y el
mercado el principal medio para mejorar las condiciones de vida y favorecer el desarrollo
en todos los sentidos. Como si la globalización se concentrase en el ámbito económico-
mercantil y pudiera ser reducida a las transacciones monetarias, de materias primas o en la
re-localización de las empresas.
[21]
mundial desaloja o sustituye al quehacer político; es decir, la ideología del dominio del
mercado mundial o la ideología del liberalismo”. 12
12
Ibid., p. 27.
13
Cfr. GIDDENS, Anthony; Un mundo desbocado: los efectos de la globalización en nuestras vidas, Taurus,
España, 1999, p. 26.
14
Secretaría de Economía; “Países con tratados y acuerdos firmados con México”, [en línea], consultado en:
http://www.economia.gob.mx/comunidad-negocios/comercio-exterior/tlc-acuerdos. (20/2/2015).
15
Sistema de Información sobre Comercio Exterior (SICE); “Centroamérica-Unión Europea”, [en línea],
consultado en: http://www.sice.oas.org/TPD/CACM_EU/CACM_EU_s.ASP. (20/2/2015).
[22]
Los precios de los productos y las materias primas se definen en los sistemas de
Bolsa de Valores,16 ahí se realiza una recirculación del capital financiero a nivel nacional o
internacional, se ofertan y se monetizan las acciones de las empresas. Las Bolsas de
Valores son los centros donde se ajusta el traspaso, cesión o endoso de un vale, de un efecto
o de una letra, que representa la cantidad de capital de un propietario. Es decir, son lugares
de negocio donde se invierte el dinero de las empresas o de los gobiernos, para facilitar su
circulación mundial y la intervención en sectores de mercado diversos, desde donde se
regula la economía y establecen los negocios de toda índole.
Visto desde otro ángulo, los precios de los productos que consumen las personas y
el costo de los servicios públicos son establecidos desde los centros internacionales de
valores, un cambio en los fondos de inversión hace que el petróleo sea más caro, de donde
se sigue, que el costo de los combustibles aumente. Si esto se amplía a los demás sectores
las consecuencias son las mismas.
Otro ejemplo, en abril de 2014 la empresa informática Google Inc. Solicitó formar
parte del listado del Sistema Internacional de Cotizaciones en México que permitió a los
inversionistas nacionales tener acceso a los títulos de dicha empresa, o sea, ahora algunos
mexicanos pueden ser copropietarios de una empresa estadounidense.17 Con lo que se
demuestra que los negocios y el mercado superan las fronteras nacionales y sobre pasan la
capacidad de las instituciones nacionales para regular las economías locales.
16
Las bolsas de valores son instituciones que las sociedades establecen en su propio beneficio. A ellas acuden
los inversionistas como una opción para tratar de proteger y acrecentar su ahorro financiero, aportando los
recursos que, a su vez, permiten, tanto a las empresas como a los gobiernos, financiar proyectos productivos y
de desarrollo, que buscan generar empleo y riqueza. Las bolsas de valores son mercados organizados que
contribuyen a que esta canalización de financiamiento se realice de manera libre, eficiente, competitiva,
equitativa y transparente, atendiendo a ciertas reglas acordadas previamente por todos los participantes en el
mercado. Bolsa Mexicana de Valores; ¿Qué es la BMV?, [en línea], consultado en: http://www.bmv.com.mx.
(20/2/2015).
17
El Financiero; “Nuevas acciones de Google buscan listarse en la BMV”, [en línea], consultado en:
http://www.elfinanciero.com.mx/empresas/google-solicita-ingresar-a-la-bolsa-mexicana-de-valores-mexico.
html. (21/2/2015).
[23]
grupo de organizaciones o países. Además de la centralización en la economía virtual, o
sea, el flujo de capitales financieros es digital y dirigido por intereses privados.18
Como vemos, las políticas nacionales y los marcos legales que regulan el comercio
se han abierto al libre mercado, específicamente en el paradigma neoliberal. Teóricamente,
aquella es una doctrina económica que se fundamenta en tres principios generales: la
libertad personal, la propiedad privada y el impulso a la iniciativa de empresas. Siendo que
el desarrollo de la riqueza es de interés personal y privado, o sea, cada quien vela por
obtener su beneficio, el Estado tiene una intervención mínima en la economía.19
En este modelo, se piensa que el mercado tiene un origen natural, es decir que los
hombres necesitan del intercambio de bienes y servicios para procurar el desarrollo y su
bienestar individual, si que cada quien vela por sí mismo y consigue los medios necesarios
para agenciar su vida, entonces el total de la población camina hacia el bienestar, estos es,
se procura el bien de todos en un principio de egoísmo mercantil. Se cree que la suma de
intereses personales llevará causalmente a un bien general.
Por eso el Estado y sus instituciones se reducen al mínimo en una política que
consiste en dejar hacer y dejar pasar, a lo más debe proteger a cada miembro de la sociedad
de la injusticia y opresión de otro miembro (administración de la justicia), sostenimiento de
las instituciones públicas y realización de la infraestructura que beneficie la iniciativa
privada.20
18
Cfr. GIDDENS, Anthony, op. cit., pp.19-22.
19
Cfr. MÉNDEZ, José; “El neoliberalismo en México”, en Revista Contaduría y Administración, México,
núm. 191, 1998, p. 65.
20
Cfr. Ibid., p. 66.
[24]
debe garantizar y estimular la libre competencia; favorecer la privatización de empresas y
explotación de materias primas o recursos naturales; así como eliminar las restricciones o
limitación que pongan en riesgo el intercambio comercial.21
El modelo neoliberal supone que el desarrollo nacional será impulsado por el flujo
de capital, que las inversiones extranjeras y el establecimiento de empresas internacionales
generará fuentes de empleo suficientes para dinamizar las economías nacionales. Este
proceso otorga centralidad a las empresas privadas, siendo que en el marco de mercado
neoliberal se confía en que son éstas las que cuentan con mejores capacidades de
producción, explotación y administración de los capitales.
Son los gobiernos nacionales y las empresas privadas las que han pactado y
configurado los acuerdos y tratados internacionales de comercio y mercado. La acción
política de los gobiernos nacionales se ha confinado a la modificación o elaboración de
marcos legales que beneficien y posibiliten la aplicación de los tratados internacionales,
siempre en miras al libre mercado. Anteponiendo prioridades financieras sobre las
condiciones o necesidades de la población.
Una vez que los gobiernos nacionales se insertan en la lógica del mercado
internacional (mercado global) tienen que asumir las políticas y prácticas de los
organizaciones internacionales, que la mayoría de veces se traducen en facilitar la
infraestructura nacional para las empresas, flexibilizar las normas en el mercado laboral,
reorganizar los sistemas educativos, posibilitar la explotación de sus recursos naturales y
materias primas a empresas transnacionales.
21
Cfr. Ibid., p. 67.
[25]
El sistema de mercado neoliberal precariza el trabajo aumentado los contratos a
medio tiempo o a corto plazo, pagando bajos salarios y reduciendo las garantías laborales
de los empleados. Esto es comprensible en tanto que las empresas privadas y los gobiernos
nacionales de los países más ricos buscan la explotación de recursos naturales y materias
primas de las demás naciones, para eso requieren optimizar la producción y reducir los
costos, la tecnología tiene un privilegio a este respecto. Los criterios rectores de estos
sistemas de mercado son la producción, aumento de ganancias y reducción de costos
económicos, a pesar del impacto que tienen en la vida de las sociedades.
[26]
países ricos conceden a países pobres o en “vías de desarrollo” sea para la atención a
problemáticas sociales nacionales o para la creación de condiciones que faciliten lo que
antes llamamos el desarrollo de infraestructura (vías de transporte, sistemas portuarios,
sistemas de telecomunicaciones, redes eléctricas, parques industriales, que favorecen
mayoritariamente a las empresas privadas).
Por otro lado, las prioridades del Estado nación cambian, de tal modo que sobre los
intereses de la población y sus necesidades se anteponen criterios económicos y
mercantiles. Estamos ante una contradicción en la función del Estado que surgió como una
forma de organización representativa que debía proteger los intereses y soberanía de la
población, de tal modo que los habitantes de un territorio, cediendo sus derechos a las
instituciones que ellos mismo establecieran, y por medio de la confianza en los
representantes políticos, esperaban del Estado protección, la administración de la justicia,
mantenimiento del orden público, el establecimiento de instituciones de salud y educación,
así como la formulación de las normas que regulan la vida social.22
Así fue como nació el Estado Moderno, origen y raíz de los Estados actuales, su
principio de explicación es que para salir del estado de naturaleza23 y para garantizar la
libertad individual y la propiedad privada (fruto del trabajo de los hombres), así como para
evitar el estado de guerra,24 los individuos han decidido imponerse una autoridad superior
y delegarle el uso de la violencia. El hombre nacido en libertad busca los medios para
proteger su vida y sus bienes frente a los daños y amenazas de otros hombres, entonces
mediante un pacto establece el Estado y sus instituciones, confiando en que por medio de
las leyes se asegura el respeto a sus derechos.25
Son los individuos que ceden su poder natural (libertad absoluta) a la sociedad civil
organizada, específicamente a las instituciones de gobierno que ella misma se establece y
22
Cfr. LOCKE, John; Segundo Tratado sobre el Gobierno Civil, Tecnos, España, 2006, pp. 18-20.
23
El estado de naturaleza es aquel donde los hombres viven en perfecta libertad y cada uno ordena sus
acciones disponiendo de sus posesiones y persona como juzgue oportuno, sin pedir permiso ni depender de la
ley de otro hombre. Es un estado de igualdad, donde todo poder y jurisdicción son recíprocos, nadie disfruta
en mayor medida que los demás. Cfr. Ibid., p. 10.
24
El estado de guerra: es un momento de enemistad y destrucción, declarado premeditación y clara intención
contra otro que responda al combate, motivados por la ley natural que orienta hacia la conservación de la
vida, donde la norma que prima es la de la fuerza y la violencia, en su uso individual frente a lo que se juzgue
peligroso. Cfr. Ibid., p. 23.
25
Cfr. Loc. cit.
[27]
concreta por medio de las normas. Es esta la razón de ser del gobierno, asegurar la
continuidad del orden público y representar los intereses de la población. Pero el
neoliberalismo ha reorientado los intereses de las instituciones del Estado, impactando en
su legitimidad.
Toda esta explicación nos ayuda a entender que en el marco neoliberal el Estado no
representa a la población y sus intereses generales. Lo hemos tratado de demostrar en la
argumentación anterior, cuando hablamos del debilitamiento de la soberanía del Estado y
de la forma en que las decisiones se toman en el macro ámbito de las relaciones
internacionales. Las políticas economicistas globales representan los intereses de ciertos
grupos y países, pero no el interés general de cada población. Son decisiones tomadas desde
arriba, donde la ciudadanía pierde posibilidades de intervenir, incluso cuando ve que tales
políticas no le benefician.
[28]
Entonces el costo de este proceso de liberación de la economía y estimulación de la
iniciativa privada a través de la apertura del libre comercio, en lo que hemos denominado el
globalismo, resulta ser el debilitamiento de las estructuras Estatales sobre pasando su
soberanía y autonomía, y sobre todo, la desprotección de la población en la flexibilización
de las leyes e instituciones que antaño garantizaban seguridad social, laboral, financiera o
educativa, entre otras. Afirmamos que el poder político se deposita en manos de personas y
grupos con dominio económico, es claro que las decisiones se tomen desde principios
privados y no públicos, en beneficio de pocos y detrimento se muchos.
26
Cfr. WALLERSTEIN, Immanuel; Después del liberalismo, Siglo XXI, México, 1996, p. 77.
[29]
mundial; de 1848 hasta 1914 (1917): entre el inicio y final de la primer Guerra Mundial; y
de 1917 a 1968: con las revoluciones mundiales del 68 y la caída del Muro de Berlín en
1989. Nosotros agregamos una cuarta etapa que es el primado del mercado y la
introyección de la ideología liberal en la vida de las sociedades.
La ideología liberal nació como una forma de afrontar los cambios que produjo la
Revolución Francesa, esta afirmaba la necesidad del cambio y la renovación frente a un
orden político de tipo monárquico, para eso se establecieron y definieron los derechos y las
libertades del pueblo, buscando nuevas formas de organización política y social, capaces de
oponerse al absolutismo de la realeza y la segmentación social que suponía. Wallerstein
afirma que este proceso de cambio se apoya en una cosmovisión a la que llama
Modernidad.28 Porque con el advenimiento de una nueva configuración socio-política se
modificaron las estructuras valorativas y de comprensión de la realidad de la sociedad que
protagonizó dicho proceso.
27
Loc. cit.
28
Cfr. Loc. cit.
[30]
intereses. Todo esto se concretó en otra estructura social, la lucha por las garantías
individuales y el establecimiento de un nuevo tipo de gobierno.
Por eso, la ideología liberal fue una forma de afrontar los cambios producidos por
la Modernidad, donde la Revolución Francesa representa su momento más álgido. En este
período histórico, tal ideología tiene notas características, porque se convierte en un
programa de acción política amplio y a largo plazo, pretende movilizar a grandes
cantidades de personas en la pugna por los derechos del pueblo, este cambio y
mejoramiento social puede ser constante e impulsado, sobre todo, por ciertos dirigentes
políticos. En este orden explicativo, el sujeto de la ideología liberal es el pueblo y su
objetivo fue conseguirle la soberanía, que antes estaba en los monarcas.29 Para los liberales
“el pueblo era la suma de todos los individuos, quienes finalmente tienen los derechos
políticos, económicos y culturales. El individuo es el sujeto histórico por excelencia de la
modernidad”.30
29
Cfr. Ibid., pp. 75-58.
30
Ibid., p. 81.
31
Cfr. LOCKE, John; op. cit., p. 23.
32
GARCÍA, Esmeralda; Locke, Ediciones del Orto, España, 1995, p.43.
[31]
época donde se normaliza el cambio político y la ideología liberal adquiere fuerza
enfrentándose a los conservadores que buscaban cierta perpetuación del antiguo régimen
monárquico.
La segunda etapa corresponde al período entre 1848 con las revoluciones sociales
de la época y finaliza con la Primer Guerra Mundial 1914-1917. Si en el período anterior la
confianza de los ciudadanos estaba puesta en que la clase política era la encargada de
establecer las normas necesarias para garantizar la libertad de todos y cada uno de los
ciudadanos, se había llegado a una etapa de estancamiento, las revoluciones sociales de
33
Cfr. WALLERSTEIN, Immanuel; op.cit., pp. 130-131.
34
Cfr. Loc. cit.
[32]
1848 expresan la inconformidad con la clase dirigente. Así como la oposición de los
hombres ante la posibilidad de volver a formas de gobiernos absolutistas o monárquicas y
es una lucha conseguir el poder o conservarlo en manos de la ciudadanía. Surge así el
socialismo en oposición al liberalismo, la diferencia entre ambas corrientes es que la
primera entendía que el proceso de liberación se forjaba por la presión y la lucha de las
clases populares, mientras que la segunda explicaba que el proceso de cambio se daba
como fruto de un orden racional de concesión de libertades que estaba a cargo de ciertas
clases políticas y económicas.
Otra de las características de la época que analizamos, es que durante este período
se otorga mayor énfasis en la importancia de que el Estado se centre en la defensa de los
derechos individuales y sobre todo la protección de la propiedad privada. Probablemente,
el mayor alcance de los ideales liberales de la época se exprese en las políticas de Woodrow
Wilson35, donde se invita a la autodeterminación de las naciones, “[…] así como cada
individuo debía tener un voto igual dentro de los estados, también cada estado debía ser
soberano e igual en la organización política mundial”.36 La innovación de Wilson fue elevar
los preceptos liberales al campo político internacional.
35
W. Wilson fue presidente de los Estado Unidos de América de 1913-1921. The White House; History &
Grounds: presidents. [en línea], consultado en: https://www.whitehouse.gov/1600/presidents/woodrowwilson.
(25/2/2015).
36
WALLERSTEIN, Immanuel; op.cit., p. 105.
[33]
último a las mujeres.37 Se ve en el sufragio el medio efectivo para intervenir en la vida
política del país y el mediador del conflicto social, o sea, este permitía a las clases sociales
que permanecían la margen del sistema capitalista (pues no eran empresarios, comerciantes
o propietarios) obtener cierta representación en la decisiones políticas y que sus intereses
fueran escuchados.
El supuesto liberal sigue siendo, a penas con modificaciones, que las personas más
excluidas al recibir el derecho al voto, aceptarían la idea de que este era el medio adecuado
para hacer valer sus garantías individuales, por ser la forma de participación más efectiva
en la toma de decisiones. Pero ahora la clase política era la que dominaba, nótese que fue
esta quien concedió el sufragio a las clases obreras o populares, lo que representa un tipo
nuevo de centralización del poder, ya no en el monarca ni en el emperador, sino en los
políticos o militares.
Durante la Segunda Guerra mundial hay un proceso de pausa por la complejidad del
conflicto bélico y el alcance de este. Una vez logrados los acuerdos de paz, a pesar de la
tensión entre bloques comunistas y liberales a partir de 1945, la ideología liberal asume por
completo la premisa del libre mercado, donde se acentúa la fuerza de este para la
reconstrucción de Europa occidental y el impulso al desarrollo económico de Estados
Unidos. Es decir, el libre mercado es el medio por el cual los ciudadanos y las empresas
generarán la reconstrucción de la sociedad, porque fueron los gobiernos los que
protagonizaron la guerra y destruyeron las ciudades. Así se asegura la libertad individual y
mantienen al gobierno al margen evitando su intervención en la vida privada.
37
Cfr. Ibid., p. 135.
38
Por ejemplo el 10 de diciembre de 1948 la Asamblea General de las Naciones Unidas aprueba en su
resolución 217 A (III) la Declaración Universal de los Derechos Humanos, y esta misma asamblea aprueba el
14 de diciembre de 1960 en la Resolución 1514 (XV) la Declaración sobre la Concesión de la Independencia
a los países y pueblo coloniales. Organización de Naciones Unidas; “Resoluciones de la Asamblea General”.
[en línea], consultado en http://www.un.org/es/decolonization/ga_resolutions.shtml. (25/2/2015).
[34]
individuales, ahora como derechos civiles). Asociación del desarrollo tecnológico con el
desarrollo económico, subsumido bajo el discurso político liberal.
La caída del muro de Berlín en 1989, es el final de la división del mundo en dos
bloques y por tanto de la política liberal en cuanto tal, que refleja la introyección de la
ideología liberal en el sistema-mundo. El liberalismo no encuentra oposición a partir de este
acontecimiento. El discurso oficial fortalece la idea de que ningún gobierno debe intervenir
en la vida privada: comercio, propiedad o libertad individual, son estos tres los baluartes de
la humanidad y por tanto cada quien debe velar por ellos.
[35]
la mejor solución será reducir su ámbito de acción y permitirles a los ciudadanos mayor
libertad.
Como la clase política monopolizó las decisiones sobre la vida pública, entonces el
mercado y el comercio se convirtieron el campo de acción de otras clases sociales. La
reconstrucción de Europa y el desarrollo económico de Estados Unidos demostraron que las
iniciativas privadas estaban más capacitadas para impulsar el crecimiento. Y que la
reducción del Estado, supuestamente, evitaría el surgimiento de gobiernos totalitarios y
regímenes militares. El gobierno no era capaz de garantizar la protección de la libertad
individual y mucho menos de ofrecer las condiciones necesarias para el desarrollo de la
vida de los ciudadanos. Así que era momento de permitir a cada persona velar por sí
mismo, y responsabilizarse totalmente de su vida.
Con lo dicho hasta ahora, queda claro que la relación casi autómata de que el
aseguramiento de las libertades y derechos individuales es responsabilidad de cada quien y
39
Cfr. MENDEZ, José; op. cit., p. 66.
[36]
su medio más propicio es el mercado. El gobierno de los Estados no debe intervenir en
estos temas porque su acción resultó antaño invasiva y peligrosa. La ideología dictaba: “la
vida individual la forja cada uno a partir de su participación en la esfera mercantil, que es la
forma de conseguir y agenciarse los medios adecuados para el desarrollo de la vida”.
Como hemos demostrado, con la contracción del Estado y ante el hastío frente a la
clase política, a las personas les queda solo la vida privada, sobre todo, bajo la forma de
mercado-comercio, porque en este tipo de intercambios la responsabilidad es de los
implicados, y expresa las decisiones libres y autónomas de cada quien (o sea, nadie más
que el individuo decide que comerciar, comprar, vender o adquirir) una inconsciente
relación entre libertad individual, derechos y mercado. Pero de este asunto nos
encargaremos al final de capítulo.
Pero una mirada crítica a este ordenamiento nos permite afirmar que estamos ante la
perversión de la estructura Estatal, porque se desvirtúa su función pública cuando las
decisiones políticas no se toman desde las necesidades de la población, sino de intereses
privados. Creer que la iniciativa económica privada podrá solventar las carencias de todos
los individuos es tanto como trasladar el poder a un nuevo grupo: los empresarios y
tecnócratas del comercio.
[37]
1.2. Crítica al modelo neoliberal, las víctimas y la antropología mercantil
40
BECK, Ulrich; La sociedad del Riesgo global, Siglo XXI, España, 2002, p. 18.
[38]
La relación entre el individuo, la empresa y el Estado se pervierte, cuando el Estado
obedece a las políticas economicistas de las transnacionales y se pone al servicio de los
países ricos, lo más grave del asunto está en que las instituciones del gobierno y los poderes
que lo conforman quedan como organismos aislados, que no atienden las necesidades de las
personas, no velan por su bienestar ni procuran el mejoramiento de las condiciones
sociales, políticas o económicas. Y los individuos no han sido capaces de articular nuevas
formas de gobernarse ni organizarse que sean capaces de sustituir el sistema actual.
[39]
dedica a los servicios domésticos y el 6.1% a labores familiares no remuneradas.41 El
grueso de la población ocupada depende de un salario, básicamente son empleados,
aquellos que han sido abandonados por el Estado. No son propietarios ni acreedores del
capital internacional, son gente común, que con grandes dificultades vive de una jornada de
trabajo.
Hemos hablado sobre el trabajo informal, los datos del informe citado revelan que
sobre el total de ocupados en zonas urbanas hasta 2013 en toda América Latina, el 46.4%
de la población trabaja en sectores de baja productividad o sector informal, distribuidos
así: en la microempresa (11.5% asalariados y 3.4% empleadores), empleo doméstico 4.7%
y en el trabajo independiente no calificado 26.8% de la población (industria y construcción,
comercio y servicios, agricultura y ganadería).42 Casi la mitad de la población urbana
ocupada en América Latina durante 2013 trabajó en el sector informal, entiéndase que en la
mayoría de los casos sin un trabajo estable, salario asegurado o contratos a largo plazo.
Con respecto a la injusta distribución de las riquezas, el informe estadístico que nos
sirve de guía revela que el ingreso económico de las personas en toda América Latina
durante 2013 es del modo que sigue: para el Quintil 1 (sector más pobre) decil 1 y 2
respectivamente 1.3% y 2.6% del total del ingreso; mientras para el Quintil 5 (sector más
rico) en decil 9 y 10: 16.1% y 38.4%.43
41
Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Anuario Estadístico de América Latina y
el Caribe, Chile, 2014, p. 37, [en línea], consultado en: http://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/
37647/S1420569_mu.pdf?sequence=1. (25/2/2015).
42
Ibid., p. 38.
43
Ibid., p.67.
[40]
Unos datos más sobre los niveles de pobreza durante 2013: del total de población
latinoamericana, el 14.1% viven en situación de indigencia o pobreza extrema y el 31.9%
vive en situación de pobreza.44 Estamos hablando del 46% de la población de la región que
vive en algún tipo de pobreza; si comparamos estos datos y los anteriores la conclusión es
obvia: el grueso del ingreso total se distribuye en la mitad de la población, dejando a la otra
parte en situaciones precarias y marginales. Aunque los datos estadísticos resultan útiles no
se puede perder de vista que estamos hablando de miles de personas y familias, son
individuos, sujetos de derechos, que en la lógica global del mercado neoliberal resultan
víctimas.
¿Hay otro tipo de víctimas en el sistema? Sí, porque un amplio sector de población
se emplea en actividades productivas, directamente como empleados o en sectores
industriales, no perdamos de vista aquellos que no se adaptan a la lógica de explotación o a
la racionalidad productiva, como las comunidades indígenas o grupos autóctonos, los
pequeños productores agrícolas o comerciantes. Si no sirven como capital humano
productivo, entonces ¿qué hacen? El intercambio comercial supera sus posibilidades
productivas de subsistencia, olvidados por el gobierno y por el resto de la población.
Las actividades que realizan estos grupos minoritarios a penas dan para subsistir,
sus capacidades económicas y comerciales no les permiten competir en la lógica del
mercado global. Su cosmovisión no está inserta en la lógica compra-venta, intercambio,
explotación y producción, y este sistema unidimensional no deja lugar para otras formas de
afrontar la vida. De tal forma que poco a poco quedan fuera: marginados y desprotegidos.
Con estos datos queremos probar que los hechos contradicen los presupuestos de los
ideólogos neoliberales, es decir, la implementación del libre mercado y las estrategias para
su desempeño no se traducen en libertad individual ni capacidad de agencia para los
hombres, sino en fuentes de desigualdad, desprotección y marginación.
44
Ibid., p. 61.
[41]
1.2.2. Crítica al espíritu del sistema: antropología del individuo propietario
45
Cfr. FORNET-BETANCOURT, Raúl; “La globalización como universalización de políticas neoliberales:
apuntes para una crítica filosófica”, en FORNET-BETANCOURT, Raúl (Ed.); Transformación intercultural
de la filosofía, Desclée de Brouwer, España, 2001, p. 329.
46
Ibid., p. 340.
[42]
El problema de este espíritu inhumano es que si todas las relaciones humanas se
inscriben en mercantilismo, entonces todos deben obtener ganancias de ellas, y no se deja
lugar a la gratuidad, al encuentro compasivo ni a la colaboración desinteresada a favor de
los demás. Se ve a los otros como medios para obtener algún tipo de beneficios, o como
obstáculos que impiden el desarrollo de la propia vida, esta es la lógica de la competencia.
Y este espíritu viene acompañado por una antropología que define al ser humano
como individuo en sus capacidades de producir ganancias y consumir. Apoyamos esta
afirmación en el análisis que propusimos de la ideología liberal, porque en el proceso
histórico de su consolidación: el sujeto de la libertad ha sido y sigue siendo el individuo,
sobre todo en la última etapa se generó un lazo entre el aseguramiento de las libertades
individuales y los procesos de desarrollo económico.
El discurso y la práctica neoliberal hacen creer a los hombres que desde siempre han
sido individuos libres absolutamente independientes de los otros, son ellos los únicos
responsables de lo que les acontece, por eso cada quien debe construir las condiciones para
desarrollar su vida. Además se presenta el espíritu del mercado como el único modelo que
asegura la libertad individual y la autonomía. Empujando a las personas al ámbito de la
vida privada, la premisa oculta: si cada uno busca su beneficio, y no se mete con los otros,
47
Ibid., p. 341.
[43]
y si todos proceden de la misma manera, entonces la sociedad (como un conjunto gregario
de individuos) camina hacia el bienestar y la prosperidad.
Actores y políticas transnacionales sobre pasan los límites tradicionales del Estado
nación, porque rompen con sus parámetros geográficos, e incluso, con sus capacidades
administrativas, la globalidad es la forma en que se percibe este proceso, en donde las
relaciones de intercambio se amplían en todos los niveles y la interdependencias entre los
Estados, las personas y las empresas se hace más visible.
[44]
El globalismo es la falacia de la globalización, una práctica en la que se hace creer a
los individuos y las poblaciones que todo el proceso se puede simplificar en la economía,
particularmente en el mercado, y se presenta como motor y razón del desarrollo, solución a
los problemas mundiales y factor de cambio para la realidad actual.
Además vimos como la práctica del globalismo pone en crisis el sentido y funciones
del Estado nación, específicamente sus instituciones gubernamentales, porque reorienta las
prioridades hacia factores económicos y mercantiles, apoyado en la teoría neoliberal, se
presenta el mercado como el medio adecuado para el desarrollo de la vida y el ejercicio de
la libertad.
El neoliberalismo es una práctica autoritaria impuesta por los gobiernos, las grandes
transnacionales y los organismos internacionales, que se aplica sin consultar a los grupos
económicos del país, mucho menos a las poblaciones marginadas, donde no se toman en
cuenta las necesidades y características de cada sector social. Favorece a los grandes
capitales extranjeros, a los inversionistas y propietarios, y se basa en una apertura comercial
indiscriminada que no toma en cuenta los efectos que produce en las economías locales.
[45]
neoliberal, por eso creemos que son ellas quienes interpelan con mayor potencia este orden
y nos piden replantear alternativas.
Los individuos están tan preocupados por subsistir y construir los medios para el
desarrollo de su vida que han olvidado la posibilidad de organizarse al margen de las
estructuras gubernamentales, a esto nos referimos cuando hablamos del abandono de la
vida pública. Es tan primordial el interés individual, que dejamos de lado la fuerza que
puede tener una organización colectiva o un movimiento popular.
Es por esto que nos damos a la tarea de pensar categorías capaces de cuestionar este
sistema y posibilitadoras de alternativas, es decir, que nos permitan imaginar y organizar la
vida humana de manera más amplia, rompiendo con la lógica comercial unidimensional,
incluso que ayuden a entender que la vida humana está construida sobre una complejo
entramado de relaciones que van más allá del interés egoísta. Tarea que nos ocupa en
adelante.
[46]
CAPÍTULO II
[47]
Introducción
Las decisiones humanas implican responsabilidad y libertad, son estas las que
definen el horizonte de realización de la vida, esto es, que los individuos, en tanto que
sujetos morales concretan su libertad en las acciones y opciones que asumen. Estas
decisiones nos conectan con otros y por eso somos responsables de los efectos de ellas. Este
es el origen de la vida moral: los hombres son capaces de distanciarse de los
condicionamientos naturales y optar por lo que creen es más conveniente y justo.
[48]
Por eso, en este capítulo pretendemos adentrarnos en el objeto de estudio de la ética,
lo moral, que se expresa en juicios y se concreta en las normas. Explicaremos en qué
sentido la ética es un saber normativo y las características de una norma moral respecto de
las jurídicas, religiosas o de las costumbres sociales. Las normas morales apelan a la libre
decisión y voluntad de los hombres. Además ahondaremos en el análisis de los juicios que
se emiten sobre lo que es bueno o justo, por eso tendremos que distinguir entre el contenido
y la forma de los juicios.
Las categorías éticas son el puente explicativo entre las teorías y la vida práctica, la
solidaridad será entonces una categoría capaz de explicar que las relaciones humanas
pueden y deben ir más allá de los intereses egocéntricos, calculados en las ganancias y las
pérdidas.
No es la primera vez que se procura dar razón de lo que es la solidaridad para que
las actuaciones de los hombres y sus relaciones sean más responsables, tanto de sí mismo
como de los demás. Por ejemplo, el Solidarismo francés propuso la solidaridad como
[49]
principio del orden social y a partir de allí organizar políticamente al Estado. El sindicato
polaco Solidarność fue capaz de enfrentarse a un gobierno totalitario e impactar los
ordenamientos sociales, políticos y económicos, a partir de este concepto y su concreción
práctica.
Al final del capítulo conjuntaremos las características de la vida moral y las notas
constitutivas del concepto solidaridad, donde se explicará por qué es una categoría que debe
ser tratada por la ética. El interés general de la ética es la vida humana en toda su diversidad
y riqueza, por eso la inexorable necesidad de que los actos estén justificados y se asuman
con responsabilidad.
48
Cfr. CORTINA, Adela y MARTÍNEZ, Emilio; Ética, AKAL, España, 1996, p. 25.
[50]
Una función del saber filosófico es escrutar y revelar aquello que de ordinario no se
pone en tela de juicio y que las personas asumen como normal. Por ejemplo, si tomamos en
cuenta el panorama presentado en el primer capítulo de la investigación y la crítica que ahí
realizamos, en un orden social que se inclina hacia el individualismo y que mercantiliza la
vida humana, poniendo el acento en el valor de cambio y en la razón instrumental, la
filosofía nos permitió sacar a la luz los fundamentos y principios sobre los que se sostiene
el modelo global neoliberal.
[51]
Si accedemos a la revisión del papel de la filosofía en los contextos históricos
dentro de los que se ha desarrollado, es indiscutible que mediante el conocimiento y por la
presentación de argumentos ha intentado dar respuesta a las preguntas existenciales más
hondas de los hombres. En otras ocasiones, por medio de las propuestas teórico-prácticas y
de la imaginación creadora ha intentado oponerse a regímenes autoritarios, ofrecer modos
alternativos de organizar la sociedad, de concebir a los hombres y la naturaleza. La filosofía
no se conforma con lo dado, siempre ha demostrado la capacidad de reformularse y con ello
ampliar los horizontes de los hombres, haciéndoles pensar en situaciones o rutas que no se
habían imaginado.
También Rousseau y Kant pueden ser leídos como pensadores que propusieron una
fundamentación alterna del poder frente al absolutismo de la Europa Ilustrada. Montesquieu
reflexionó sobre la división de poderes en el gobierno; Voltaire se inclinó por la separación
de la Iglesia y el Estado.50 En otros momentos los filósofos han ofrecido grandes síntesis al
conocimiento como puede ser el caso de Aristóteles, Kant o Hegel, pero siempre tras una
reflexión sobre el mundo en su complejidad y profundidad.
Por eso, en el presente trabajo entenderemos como filosofía aquella disciplina que,
debido a su configuración y autonomía propia, indaga por los problemas de la realidad
50
Cfr. Ibid., pp. 20-21.
[52]
revisando los fundamentos y principios explicativos, con pretensiones de universalidad y
aspiración a la validez intersubjetiva; por medio de conceptos y categorías. Apoyada en la
imaginación creativa propone posibilidades reales alternativas, frente al modelo neoliberal
imperante.
En relación a esto, la ética como disciplina filosófica adquiere un papel central, pues
es la reflexiona sobre los principios que orientan las acciones de los hombres, es decir
cuando las personas tomamos una decisión lo hacemos en función de ciertos criterios
(puede ser porque pensamos que es bueno, que es más justo o que es más beneficioso). Este
es el hecho moral: tomamos decisiones basadas en valoraciones, y valoramos porque
tenemos capacidad racional de pesar las consecuencias de los actos. Sobre esos actos se
emiten juicios y a partir de ahí decidimos si continuar con la acción o cambiar su derrotero.
La relación entre filosofía y ética está en que, esta es un tipo de reflexión mediata
sobre los actos humanos, la ética no es un tipo de acción, sino lo que podamos pensar,
criticar o juzgar de las actuaciones. Dichas criticas o juicios se explican por medio de
conceptos o categorías, que son el puente entre la actualidad de los hechos y la elaboración
de las teorías. En la ética, por medio de las categorías explicativas analíticas, revisamos las
acciones humanas y las comparamos con lo que sería deseable que sucediera, de tal modo
que las categorías nos ofrecen un parámetro de comparación y un ideal regulativo.
[53]
Los saberes teóricos refieren a la contemplación y se ocupan del qué son las cosas, lo que
ocurre de hecho en el mundo y las causas de los acontecimientos; son saberes descriptivos
porque refieren a los aspectos del mundo de la vida que son de facto y que no podemos
cambiar a voluntad: lo que no puede ser de otra manera. Por ejemplo la física, biología,
astronomía y sociología.51
Los saberes poiéticos y prácticos piensan lo que sí puede ser de otra manera, aquello
que está ligado a la voluntad humana. Para el saber poiético el objetivo es lo útil, por eso
ofrece pautas específicas sobre modos de hacer, fabricar o producir cosas; son un tipo de
guía para la elaboración de productos u obras. Son parcialmente normativos, dictan pasos a
seguir para alcanzar un determinado objetivo; pero no establecen un proyecto de vida buena
o justa. La técnica y la tecnología son de este tipo.52
Los saberes prácticos son normativos, tratan de orientarnos sobre lo que debemos
hacer para conducir la vida de un modo bueno y justo, piensan el cómo se debe actuar y
procuran justificar las acciones correctas para que la vida sea buena en todo su conjunto.
Tratan sobre lo que debería ser, a pesar de que aún no sea. Cortina y Martínez dicen que
estos saberes intentan mostrarnos cómo obrar bien, cómo conducirnos adecuadamente en el
conjunto de la vida.53 Desde esta perspectiva la ética es un saber práctico, aunque no el
único, porque se puede incluir la filosofía política, la filosofía del derecho y la economía.
La filosofía política explica la legitimidad del poder político y los criterios que
pueden orientarnos para el diseño y organización de la vida pública. La filosofía del
derecho desarrolla los principios de las normas jurídicas: condiciones de validez,
posibilidad de sistematización, coherencia de los sistemas y fundamentación racional de las
mismas. Y la economía es el saber práctico encargado de la buena administración de los
bienes.
La ética, como parte del saber filosóficos práctico, pretende presentar el hecho
moral de la persona humana en cuanto tal, o sea, sin reducirla a sus componentes
psicológicos, sociológicos, económicos o de cualquier otro tipo, aunque los tome en cuenta.
51
Cfr. CORTINA, Adela y MARTÍNEZ, Emilio; op. cit., p. 11.
52
Cfr. Loc. cit.
53
Cfr. Loc. cit.
[54]
Dicho de otro modo: procura dar razón del fenómeno moral en la vida humana,
haciéndonos crecer en saber sobre nosotros mismos. La ética: “Es la parte de la reflexión
filosófica que se dedica a lo moral por medio de argumentos racionales fundados en
conceptos y categorías”.54
Es un saber normativo porque pretende orientar las acciones humanas, pero lo hace
de forma mediata (dado su carácter reflexivo) en la medida en que justifica la vida moral,
también permite discernir, criticar y fundamentar la moral concreta. De lo anterior se sigue
que la orientación que ofrece la ética es indirecta, no procura una incidencia inmediata en la
vida cotidiana, pero a través de las categorías y los principios nos ayuda a esclarecer,
criticar y justificar las acciones de los hombres.
[…] lo que responde a la necesidad inevitable de tomar decisiones y llevar a cabo acciones
de las que tenemos que responder ante nosotros mismos y ante los demás, esta necesidad nos
impulsa a buscar orientaciones en los valores, principios y preceptos que constituyen la moral
concreta.55
Lo moral es una realidad humana, todas nuestras acciones impactan de cierta forma
en los otros y el entorno, a diferencia de los animales, los hombres podemos sustraernos de
54
Ibid., p. 9.
55
Ibid., p. 17.
[55]
los condicionamientos naturales y elegir actuar de cierta manera. Cuando una persona debe
tomar una decisión se encuentra con un amplio abanico de posibilidades de acción, lo moral
es esa capacidad de optar por una forma y justificarse en base a ciertos criterios.56
Para los hombres la realidad dada pide respuestas, por ejemplo ante el contexto
neoliberal debemos optar por introducirnos en su lógica o mantenernos parcialmente al
margen. Los hombres, desde sus capacidades racionales, consideran la realidad antes de
ejecutar el acto y, gracias a la libertad, decide cómo proceder. En este juego de decisiones
entran las preferencias, y se debe dar razón del por qué preferir una acción a otra, y esto se
realiza en vista a algo, a un proyecto. Esa forma de proceder es lo moral.57
La ética: aclara qué es lo moral por medio de sus rasgos comunes, fundamenta
(explicando las razones por las que tiene sentido que los humanos vivan moralmente) y
acerca estos datos a la vida social para que los hombres asuman criterios de discernimiento
sobre los códigos morales concretos. Estas explicaciones son teóricas, y se plasman de
forma sintética en categorías analíticas. La riqueza de estas es que están pensadas a la luz
de los hechos, no son imaginería pura o algún tipo de invención despegada de la vida
humana. Y al mismo tiempo las usamos para indicar lo que aun falta recorrer para que las
acciones se encaminen a la mejora de las condiciones de convivencia entre los hombres.
56
Cfr. ARANGUREN, José; Propuestas morales, Tecnos, España, 1986, pp. 56-69.
57
Cfr. Loc. cit.
58
Cfr. REYES, Luis; Manual de Ética, IFFIM, inédito, versión mimeografiada, México, 2013, p. 4.
[56]
reflexivamente las acciones, esto es, aquellas decisiones que son libremente asumidas por
los hombres como respuesta a la realidad en la que se desenvuelven. Por eso, pensamos que
la solidaridad es un tipo de respuesta a la realidad. De tal forma que quien decida responder
de forma solidaria debe ajustar su actuar a ciertas pautas, que trataremos empezaremos a
describir en la segunda parte del presente capítulo.
59
Cfr. CORTINA, Adela y MARTÍNEZ, Emilio; op. cit., pp. 17.
60
El patrimonio moral es la experiencia y las valoraciones que un grupo humano hace sobre las acciones, por
ejemplo para una sociedad resulta moralmente aceptable la poligamia, mientras que para otra es una
aberración. Este juicio se ha elaborado a lo largo de la historia de un colectivo humano. Cfr. Loc. cit.
[57]
Lo moral se concreta y expresa en juicios morales: esa acción es buena, esta persona
es honrada, el reparto es injusto. Y los juicios morales tienen aspectos comunes, primero lo
formal, esto es: que los juicios morales refieren a los actos libres del hombre y por eso son
imputables y responsables; es la parte que corresponde a la libertad de elección y por tanto
universal de los juicios morales, todos los hombres deben decidir en libertad. Segundo, el
contenido: porque los juicios morales expresan lo que los hombres anhelan o desean. Y
miran hacia lo justo o lo bueno, pero tomando en cuenta las condiciones espacio-
temporales.
[58]
refieren a actos voluntarios (de responsabilidad e imputabilidad) y pueden coincidir en el
contenido de la prescripción (aunque no siempre).
Las diferencias entre estos tipos de normas son que: las de tipo moral se aceptan por
obligación interna (auto obligación), se reconoce en conciencia, o sea, que alguien se lo
impone a sí mismo. La instancia última de juicio en la cuestión moral es la propia
conciencia (viene del carácter de auto obligación), ante sí mismo da cuenta del
cumplimiento o no de la norma moral. La persona promulga el mandato, es destinatario y
juez. Mientras que la norma jurídica es una obligación de imposición externa: no precisa de
que el sujeto las acepte para que se exija su cumplimiento y se responde ante los tribunales
de justicia por su incumplimiento.
Si comparamos las normas de lo moral con las de religión, resulta que las religiones
establecen una serie de códigos morales, cuando un sujeto forma parte de esta acepta tales
sistemas y lo hace por auto obligación. Pero la diferencia entre ambas reside en que la auto
obligación religiosa se justifica de forma última por una autoridad divina, por eso cuando el
creyente abandona dicha religión no se ve más obligado por su código moral.
Otra relación ilustrativa: entre las normas del trato social y la normatividad de lo
moral: las costumbres sociales vienen de la identidad del pueblo o grupo humano. No todo
lo que es costumbre tiene relevancia para la moralidad, aunque las normas morales sí tienen
[59]
relevancia para toda la vida social. Las costumbres sociales tienen carácter de
obligatoriedad siempre que se forme parte de dicho grupo, se atienden sobre todo por la
coacción externa que ejerce el grupo y no son instancia última de referencia para el agente
moral. Ya notamos que la moralidad se asume por auto obligación y la instancia última de
referencia es la conciencia del agente moral.
Los usos sociales son simples recomendaciones convencionales que dan sentido de
pertenencia y reflejan la educación de un individuo, tal es el caso de saludar a los demás
cuando se aborda el transporte público, evitar eructar en la mesa, enviar una felicitación de
cumpleaños. Estas particularidades no son propiamente normas morales.
Por último, entre los lineamientos de lo moral y las normas técnicas; el fin de las
segundas es la producción de bienes útiles, por medio del conocimiento de los medios y las
habilidades necesarias dictan las pautas para un bien particular. Las normas de la vida
moral piensan en la bondad de las acciones, no ofrecen habilidades concretas o pasos
específicos; el bien al que apuntan es de carácter práctico, pero en el sentido que antes lo
explicamos (en el conjunto de la vida humana).
Las normas morales son la evidencia de que existe un hecho moral, al que todos los
hombres estamos sujetos, al extraer sus características también estamos distinguiendo el
fenómeno moral en sí mismo. Se pueden recoger como sigue: lo moral es auto obligación
(admisión en conciencia de las prescripciones que surge del hombre mismo y a él obliga);
es universalidad (se puede extender a todo hombre); resulta imputable al hombre por la
responsabilidad y voluntad de sus decisiones.
Cualquier acción que aspire a llamarse moralmente válida debe cumplir con estas
determinaciones, o sea, que las acciones solidarias (que en adelante trataremos) tienen que
ajustarse también a estas condiciones. Cortina dice que los conceptos de la ética ayudan a
concebir el factum de la libertad expresada en los juicios morales; por medio de las
categorías se explican las características necesarias para concebir lo moral.63
[60]
conducción. La indispensable responsabilidad del hombre frente a sus decisiones nos hace
conscientes de que hay algo dentro del hombre mismo que le interpela y le pide justificar su
actuar. Aranguren dice que esta necesidad interna de justificar las acciones y ajustarlas a la
realidad es lo que diferencia al hombre de otras especies. La realidad, es decir el contexto
en el que cada uno se desarrolla es el que dicta la pauta de los contenidos de la acción, pero
la inexorable necesidad de respuesta de parte del hombre es lo propiamente moral.64
Así que si logramos definir la solidaridad desde el plano teórico como una categoría
ética, estaremos en condiciones proponerla como accesible para las acciones humanas, para
que sea un tipo de respuesta que se genera en las relaciones interpersonales y que afecta la
vida de los individuos o la configuración social. Pensando en conceptos estamos tratando
de pensar en respuestas a la realidad, este es el aporte de la reflexión ética al contexto
presente.
64
Cfr. ARANGUREN, José; op. cit., pp. 56-69.
65
CORTINA, Adela; Ética Mínima, p. 105.
[61]
Entonces, si nuestra tesis parte de la hipótesis de que la solidaridad es una categoría
que posibilita responder al neoliberalismo globalizado y al individualismo, estamos
obligados a explicar qué es solidaridad y cómo se ha entendido en la historia del
pensamiento, de dónde viene este concepto y en qué se distingue de otros.
66
Cfr. VIDAL, Marciano; Para comprender la solidaridad, EVD, España, 1996, p. 11.
67
Mancomunadamente: loc. adv. Acuerdo de dos o más personas o en unión de ellas. Cfr. “Mancomún”, en
Diccionario de la lengua Española, 22ª Edición, [en línea], consultado en:
http://lema.rae.es/drae/?val=mancomunadamente. (28-04-2015).
[62]
compromiso es personal, porque los individuos no quedan diluidos en la masa: desde la
individualización personal se transita hacia la unión colectiva en responsabilidad. 68
Como indicamos, el término llega al castellano por medio del francés, por ejemplo
Pierre Leroux (1797-1871) usa el término solidaridad con la pretensión de sustituir la
palabra caridad, porque esta procede del cristianismo y que hace referencia a una
obligación de tipo religioso. Hay en este interés un espíritu laicista, propio de la época. Esta
acepción se refuerza con el uso que hacen del término solidaridad L. Bourgeois y E.
Durkheim en el solidarismo político y sociológico, respectivamente.
68
Cfr. AMENGUAL, Gabriel; “La solidaridad como alternativa: notas sobre el concepto de solidaridad”, en:
Revista internacional de Filosofía Política, España, núm. 1, 1993, p. 136.
69
Cfr. VIDAL, Marciano; op. cit., p. 12.
70
Cfr. Loc. cit.
[63]
privada y la libertad). Así entonces se desplazó la solidaridad al ámbito de la vida privada
y de la moral.
A partir de 1893, con la publicación del libro La División Social del trabajo se
constata un desplazamiento del uso del término solidaridad hacia campo sociológico y
económico, donde se quiere significar la cohesión de los grupos sociales y la forma de
relacionarse los individuos entre sí al interno del grupo; Emile Durkheim en la obra
mencionada teorizó ampliamente al respecto explicando dos tipos de solidaridad
sociológica: la modalidad mecánica y la orgánica.71
La primera es propia de las sociedades primitivas en las que no hay división del
trabajo y donde los individuos están supeditados a los intereses del grupo, se llaman grupos
cerrados, por eso se origina una fuerte cohesión interna y hermética del grupo, generando
una visión corporativista de este. La segunda se encuentra en las sociedades avanzadas
(donde sí hay división del trabajo), en grupos abiertos, el individuo no se define por el
puesto o función que desempeña, sino a partir de otros sistemas de relaciones que están a la
base del tejido social. Lo común en ambas es que la solidaridad es un modo de cohesión
social al interno del grupo.
[64]
el grupo humano, al cambiar las sociedades también cambian las expresiones de
solidaridad, lo distintivo es su carácter de cohesión grupal al interno del grupo, es fácil que
pueda degenerar en ciertas perversiones, convirtiendo al grupo humano un sistema cerrado
de relaciones, por eso afirmamos que esta solidaridad es más de tipo grupal y se expresa en
formas de cooperación al interno de los grupos.
Una de las corrientes de pensamiento que más ha teorizado sobre el término que nos
ocupa es el solidarismo. Que es una teoría política iniciada en 1896 con la publicación del
libro Solidarité, de León Bourgeois, se caracteriza por ser una ideología laica y reformista
que teoriza sobre el deber y las conductas sociales, su finalidad es la idea del bien común
capaz de establecer los deberes de una humanidad reconciliada. Donde las obligaciones
[65]
para con los otros adquieren un carácter positivo, superando los planteamientos liberales
que se limitan al respeto de los derechos de los demás.73
El punto de partida del solidarismo está ligado a la experiencia del mal social, que
no reside específicamente en la naturaleza ni en el hombre, sino en la relación de ambos. L.
Bourgeois dice:
Los males sociales son aquellos cuya causa no sólo se debe a las faltas personales del
individuo, sino a la falta o ignorancia de todos […] cuyo efecto no sólo se producen sobre el
individuo, sino que suscitan a su alrededor una repercusión inevitable sobre todos los demás
miembros de la sociedad.74
El mal social se presenta bajo la forma de alteridad, porque está en el otro, al mismo
tiempo descubre mi dependencia con el otro, siendo que todo gesto, actividad u omisión del
otro nos afecta y las nuestras a los demás.75 El mal social no depende de una voluntad de
malevolencia, sino de la interdependencia en las relaciones sociales. Como se dijo, no tiene
su sede en la naturaleza ni en el hombre sino en la relación social. Por lo tanto, el combate
contra el mal social es combate de cada quien por todos y debe organizarse desde el punto
de vista del todo, o sea, social. Y Bourgeois encuentra ahí la base de una moral social
positiva: “la búsqueda de mi propio bien me obliga a desear el de los demás.”76
En otras palabras, dado que todos nos hacemos el mal, todos necesitamos hacernos
el bien, por eso no hay necesidad de renuncia a los egoísmos, la solidaridad es
convergencia de intereses, en la medida en que el otro puede ocasionarme algún mal es que
estoy interesado en vigilarlo, corregirlo o ayudarlo, regla recíproca de los otros para
conmigo. 77 Surge como central la categoría del riesgo, porque es el riesgo a ser afectados
por el mal el que moviliza las fuerzas sociales, exige un alto nivel de organización y
asociación. La necesidad de combatir el mal social podría poner fin a las divisiones sociales
y unir las particularidades en una cierta voluntad general.
73
Cfr. BOURGEOIS, Leon; (cit. pos.) EWALD, François, “Solidaridad”, en CANTO-SPERBER, Monique
(Dir.); Diccionario de ética y Filosofía Moral, Tomo II, FCE, México, 2001, p. 1525.
74
Loc. cit.
75
Cfr. Loc. cit.
76
Ibid., p.1526.
77
Esta regla recíproca es: que toda acción u omisión que un individuo realiza, afecta a los demás en positivo o
negativo, por tanto las acciones de los otros también perjudican o benefician al individuo. Es una dependencia
fundada en las relaciones humana. Cfr. Ibid., p. 1527.
[66]
En la doctrina solidarista la sociedad es, siempre ha existido, es la condición de
posibilidad de la realización humana, donde el individuo es el eslabón de una cadena de la
vida, que lo sobre pasa por todas partes y de la cual depende. El hecho de las solidaridades
se funda en un sistema de causas entre cruzadas en que todo es fuente y efecto: todo
contribuye a todo o lo afecta. De acuerdo al punto de vista solidarista la responsabilidad
individual se diluye y extiende indefinidamente, la responsabilidad es colectiva, social y
universal.
Más allá de los límites y alcances de la doctrina solidarista, nos interesan dos
cuestiones para nuestra argumentación: el planteamiento de la solidaridad como obligación
positiva y el punto de partida (lucha contra el mal social). Por un lado se supera el
liberalismo, porque la norma no se limita a evitar hacer mal al otro, sino que se
compromete a hacer el bien. Pero esto es cuando frente al mal social concreto el individuo
se percata que está profundamente ligado y afectado por los demás, por eso a partir de
vínculo social existente se concreta el deber de hacer el bien.
78
Cfr. Ibid., p. 1530.
[67]
Se puede criticar al solidarismo el carácter de ficción contractual, que no se sitúa
como origen de la sociedad (es el caso del liberalismo: inicia con un pacto social que libera
del estado de naturaleza y da origen a la sociedad), sino como condición de posibilidad de
la continuidad del orden social, pero como tal no deja de ser una ficción teórica deseable. Y
otorga cierto carácter ontológico a la sociedad, donde el todo depende de la parte y la parte
del todo, con lo cual omite explicaciones históricas de la sociedad.
Lo que resulta relevante es que por el mal social se descubre el ligamen con el otro,
se llega a la conciencia de la interdependencia. La lucha contra el mal social moviliza a los
individuos, las organizaciones y las instituciones. Nos revela un carácter esencial de la
solidaridad: para combatir el mal social no es suficiente el esfuerzo individual, se requiere
de un cambio estructural y coordinado, que es fruto de un esfuerzo y compromiso común.
Otra perspectiva sobre el uso del término solidaridad se encuentra en el caso del
sindicato polaco Solidarność, surgió entre agosto-septiembre de 1980 como una federación
sindical autónoma e independiente dirigida por Lech Walęsa.79 Buscaba la organización de
los obreros y campesinos para conseguir mejores condiciones laborales, políticas,
económicas y sociales.
J. Tischner nos ofrece una recopilación de conceptos claves sobre los que se
sostenía el pensamiento y la ideología del sindicato polaco, nos centramos ahora en el
concepto solidaridad y su punto de partida. Para el autor la solidaridad no es un sentimiento
natural de pertenencia a un grupo (como en E. Durkheim), sino un fenómeno ético: “el
79
Esta organización, que acabó convirtiéndose en partido político y su líder, Lech Wałęsa, en presidente del
gobierno polaco. De raíces cristianas, nació de las luchas obreras y campesinas por la libertad sindical,
entendiendo esta como el poder constituir organizaciones independientes al Partido Obrero Unificado Polaco,
que gobernaba el país, y en contra del gobierno de la República Popular de Polonia. El sindicato fue apoyado
por los gobiernos de Estados Unidos (bajo la presidencia de Ronald Reagan) y Gran Bretaña (bajo la
presidencia de Margaret Thatcher). La iglesia católica participó activamente su organización desde la línea
política y social. Cfr. TISCHNER; Jòsef; Ética de la Solidaridad, Encuentro, España, 1983, pp. 5-13.
[68]
fundamento de la solidaridad es la conciencia y lo que estimula su nacimiento es el grito del
hombre maltratado por otro hombre.” 80
Pero este imperativo nace no por una ley cívica del derecho positivo establecida por
la constitución política. Sino por un deber moral, pues el orden establecido produce
condiciones inhumanas, genera muerte y opresión. Entonces ante esta situación injusta las
80
Ibid., p. 19.
[69]
acciones de los hombres bajo el criterio de libertad y compromiso se deben encaminar a
cambiar dicho sistema injusto, sea el político, el económico o el jurídico. 81
Esto fue lo que el sindicato polaco logró organizar, una lucha común por cambiar
las estructuras políticas que estaban beneficiando a la clase dirigente y sus allegados, en
perjuicio de la clase obrera, campesina y trabajadora. De tal forma que los beneficios
obtenidos por sus acciones beneficiaron a todos los implicados.
Con lo dicho hasta aquí convine presentar sintéticamente las razones por las que la
solidaridad es un tema para la ética, extrayendo sus constitutivos preliminares como
resultado de los acápites anteriores:
81
Cfr. PAEZ, Ricardo; “Solidaridad como dimensión ética”, en Misioneros del Espíritu Santo; Proyectos de
Investigación de la Espiritualidad de la Cruz, núm. 1, México, 2014, p. 19.
[70]
Con la exposición de Tischner (y la teorización de la experiencia del
sindicato polaco Solidarność) expusimos que la solidaridad contiene
caracteres afectivos, porque surge ante el grito del otro y su sufrimiento que
interpela y cuestiona, y se presenta solo cuando los hombres se unen a favor
de la víctima.
Este análisis se debe traducir en un discurso y una práctica que buscan subsanar las
asimetrías, donde la medida del favor sea mayor para los que son socialmente menos
favorecidos. Es entonces una acción contra fáctica, en el sentido de que busca corregir las
desigualdades presentes en la sociedad.
[71]
pensarse no sólo en su concreción histórico-temporal, sino como una condición de
posibilidad de lo moral, porque de no ser posible la solidaridad no habría capacidad de
empatía o identificación con el otro, de asumir un proyecto común y comprometerse en
causas por el bien o la justicia. Además, escapa de la reducción psicológica y emotiva, por
estar referida a la voluntad y a la libertad, entonces se inscribe en lo moral.
Finalmente, si la ética se ocupa de pensar las categorías, los principios y los valores
que justifican de manera última la vida moral y da orientaciones para conducir la vida de
manera justa y buena, la actuación solidaria sólo puede ser asumida como auto obligación
en conciencia, o sea, por obligación interna.
Como vimos tiene una dimensión práctica innegable, por eso la referimos como una
categoría ética. Al mismo tiempo incluye la cooperación, la ayuda mutua, los sentimientos
comunes; se configura hacia la justicia y depende del compromiso. Es anticipativa, porque
representa un ideal moral que se dibuja como deseable pero se traduce en lucha histórica y
concreta. Por eso la solidaridad debe estudiada por la ética como categoría normativa.
[72]
CAPÍTULO III
[73]
Introducción
El capítulo pasado nos permitió explicar lo que entendemos por ética a través de una
descripción de sus elementos y su objeto: lo moral, como saber sobre lo práctico
entendemos que le corresponde reflexionar el obrar humano. Es ahí donde analizaremos los
constitutivos de la solidaridad, porque las categorías éticas procuran pensar las acciones
humanas y establecer los criterios que las convierten en acciones moralmente adecuadas,
esto es: mejores o peores para la vida de los individuos y para la vida social;
adecuadamente reflexionadas, asumidas en libertad y responsabilidad.
Explicamos con antelación que la vida moral se expresa en normas y juicios sobre el
actuar, para formular normas morales sería indispensable organizar un sistema coherente de
valores y principios desde donde estas se explicaran, y previo a ello, definir los conceptos
y categorías sobre los que se articulase una reflexión de tal envergadura. Esta última parte
es la pretensión del presente capítulo: definir la categoría solidaridad en sus constitutivos y
revisar cómo se articula dentro de lo moral, e implica pensar quiénes son los sujetos
capaces de asumirla.
Veremos que la solidaridad se puede comprender como una virtud, pero para
nosotros esta forma de concebirla es insuficiente y no alcanza el impacto estructural
[74]
necesario para modificar la realidad globalizada neoliberal. Como virtud es una actitud
interior de los sujetos particulares, que no saca del individualismo y del egocentrismo. Tal
vez este es uno de los restos más grandes para cualquier reflexión ética: que a partir del
respeto a la libertad y voluntad individuales explique la posibilidad de establecer vínculos
que superen el interés personal calculado. Pero como explicaremos, la virtud no alcanza
para eso.
Una vez analizada la solidaridad como virtud, nos adentraremos en la forma en que
surge la solidaridad, apelando a la sociabilidad humana y al encuentro compasivo con el
otro, una relación donde se juega el afecto y lo sensible, pues el otro se me presenta como
un hombre encarnado en un cuerpo. Los sentimientos y las emociones son los medios de
relación con otros seres humanos, y las condiciones básicas de posibilidad para cualquier
ejercicio moral.
Esta es la razón de ser de la vida moral, el respeto por la dignidad del otro, en la
conjunción de la razón y el corazón, que da sentido a la toma de decisiones, a la necesidad
de la justicia y a la responsabilidad de los sujetos morales. Es en ese momento donde la
solidaridad se explica como un vínculo de compromiso, que nos une a los otros y surge en
el encuentro compasivo.
[75]
Finalmente, si el orden neoliberal está configurado estructuralmente, entonces la
acción solidaria debe tener un impacto en los mecanismos, leyes e instituciones que
generan agravio. Por eso la importancia de la organización colectiva, por eso habrá que
explicar quienes son los sujetos de la solidaridad y cómo mantener los vínculos compasivos
en medio de la institucionalización de las acciones.
La tradición clásica de la ética trata las virtudes como ejercicios morales que
modelan las acciones de los individuos, son ciertas perfecciones del actuar humano, de tal
forma que una persona que se ejercita en la virtud de la justicia aprenderá que es mejor que
sus acciones sean justas y procurará vivir de tal modo, haciendo el individuo un ser capaz
de convivir, relacionarse y organiza con otros hombres. En esta tradición filosófica la virtud
transforma la vida interior y favorece el surgimiento de la conciencia moral; para nosotros
este es sólo el punto de partida.
[76]
La tradición cristiana dio un lugar central a las virtudes como ejes de la moral
vivida, esta tradición influyó potentemente la vida de las sociedades occidentales, por lo
menos durante sus orígenes, en su consolidación y desarrollo: sobre todo en la Edad Media
y durante la temprana Modernidad,83 con eso la virtud se nos ha legado como una forma de
ejercer la moral, aunque cada vez más entra en desuso y se ve con cierto recelo.
Por eso, lo que se entiende en nuestra sociedad como virtud está peligrosamente
ligado a la visión religiosa o a cierto heroísmo moral. Trataremos de justificar que la
solidaridad no es una virtud, sino una categoría universalmente aplicable y éticamente
justificada. Para diferenciarla acudimos a la explicación de lo que es una virtud que
ejemplificaremos a partir de la explicación de Aristóteles, Tomás de Aquino y el magisterio
de la Iglesia Católica.
83
Entendemos que en el siglo presente la vida moral no está directamente organizada por esta tradición, pero
es innegable el bagaje histórico que la tradición ética cristiana legó a nuestras generaciones. Aunque
prescindimos de tal profundización en este apartado sabemos que la virtud sigue teniendo un lugar importante
en la reflexión ética, al menos en las tradiciones de Máximos y en las éticas Felicitantes.
84
Cfr. FERRATER MORA; José; Diccionario de Filosofía, Editorial Sudamericana, Argentina, 1964, p. 910.
85
Cfr. Loc. cit.
[77]
la esta es una cierta disposición interior de los sujetos que puede ser enseñada, aprendida o
desarrollada, referida a la actividad humana, sobre todo la moral, aunque no sólo a ella.86
Por ejemplo, para Aristóteles hay dos clases de virtudes: teóricas y éticas, las
segundas, pueden ser adquiridas por la costumbre o el hábito. Y la virtud corresponde al
justo medio: se es virtuoso cuando se permanece entre el más y el menos, en una debida
moderación prudente que debe ejercitarse para formar el carácter del ciudadano y para que
sus elecciones sean conforme al bien y a la felicidad, dentro de la ciudad.87
86
Cfr. Ibid., pp. 911-913.
87
Cfr. Aristóteles, Ética, nicomáquea, I, 1098b
88
Loc. cit.
89
Cfr. VIDAL, Marciano; op. cit., p. 69.
90
Tomás de Aquino, (cit. pos.) VIDAL, Marciano, Loc. cit.
[78]
son: la templanza, la fortaleza, la justicia y la prudencia. A partir de estas se extraen otras
divididas en subjetivas, integrales y potenciales. La función de la virtud no difiere mucho
de la aristotélica, tano si viene inspirada por Dios cuanto que es adquirida por educación: la
virtud es una actuación que capacita a los hombres para que sus acciones se encaminen
hacia la perfección.91
91
Cfr. Ibid., p. 70.
92
Cfr. Juan Pablo II; Sollicitudo rei Socialis, [en línea], consultado en: http://w2.vatican.va/content/john-paul-
ii/es/encyclicals/documents/hf_jp-ii_enc_30121987_sollicitudo-rei-socialis.html. (26/05/2015).
93
Ambos textos de Juan Pablo II, este último en el centenario de la encíclica Rerum novarum escrita por León
XII que marcó una nueva inclinación en el papel de la institución católica romana en la vida de la sociedad,
con mucho el inicio de la reflexión magisterial sobre la vinculación entre fe y práctica social.
[79]
fruto de la capacidad de los hombres por vincularse y comprometerse en la construcción de
una sociedad más justa e igualitaria. Ante las estructuras de sociales que condicionan la
libertad humana generando pobreza y desigualdad, los creyentes deben reaccionar con
actitudes morales específicas para no sumarse a los dinamismos de muerte. Estas actitudes
son las virtudes que al tiempo en que modifican la conducta individual reorientan al hombre
hacia Dios.94
94
Cfr. Juan Pablo II; Sollicitudo rei Socialis, 20-25.
95
Cfr. Loc. cit.
96
Cfr. Loc. cit.
[80]
económica, encauzada hacia una oferta abundante de oportunidades de trabajo y de fuentes
de riqueza.97
Por demás está señalar que, definir un concepto de bien es una tarea sumamente
compleja en sociedades tan diversas y plurales como las nuestras. En el capítulo dos
explicamos que el contenido de los juicios morales versa sobre lo que sea bueno y solo es
aconsejable mas no obligatorio, depende de lo que un grupo humano entiende y concibe
como bondadoso, por tanto no es universalmente válido. Lo mismo sucede desde el plano
97
Juan Pablo II, Centesimus annus, [en línea], consultado en: http://w2.vatican.va/content/john-paul-
ii/es/encyclicals/documents/hf_jp-ii_enc_01051991_centesimus-annus.html. (26/05/2015).
98
Cfr. Juan Pablo II, Solicitudo rei Sociallis, 30-40.
[81]
religioso, donde la norma solo es vinculante para los creyentes o quienes se adscriban a
dicha postura.
[82]
3.2.1. Punto de partida y fundamento: de los vínculos interpersonales hacia el
encuentro compasivo con el otro y la responsabilidad
Nuestro proceder en esta última parte intenta dar cuenta de la solidaridad a partir de
sus constitutivos, o sea, aquello de dónde surge y se manifiesta. Teniendo en cuenta que al
ofrecer un análisis conceptual estamos teniendo como horizonte el mundo de la vida
práctica, o sea, estamos haciendo una valoración de cómo debe ser la acción solidaria, no
porque sea de facto así, sino porque ofrece criterio más amplios contra puestos a los de la
lógica global neoliberal, o sea, nos permite pensar las acciones humanas desde otro
parámetros y por ello, sería fundamento para alternativas de organización social.
Este vínculo puede ser vivido o explicado desde puntos de vista tan diferentes según
la disciplina desde la que se le aborde o el enfoque que se asuma, o por los intereses que lo
motiven, lo que indiscutible es que: la vida humana (incluso en sus niveles más básicos de
subsistencia) es interdependiente y relacional. Para la ética este es un dato imprescindible y
99
Cfr. CORTINA, Adela; Ética de la razón cordial, Ediciones Nobel, España, 2007, pp. 129-139.
[83]
cuando explicamos que las acciones humanas deben estar regidas por los mínimos de
justicia que son universalmente vinculantes, apelamos como un presupuesto a que la ética
se juega en esta dimensión de la intersubjetividad. Y en la moral vivida, para que sea
posible establecer los vínculos adecuados es imprescindible que estimemos y valoremos al
otro, como un tú, con quién vivimos en relación.100
Los sentimientos y emociones son propias del hombre y además son comunicables:
se puede compartir el gozo, la alegría, el miedo, el dolor y la frustración, este conocimiento
es posible por cierta empatía.103 Seamos más específicos: no se puede comunicar lo que es
el gozo o el dolor en sí mismos, porque son experiencias subjetivas, pero sí hay
posibilidades de comprensión y comunicación empática de lo que el otro siente, porque yo
100
Cfr. Loc. cit.
101
Cfr. Loc. cit.
102
Cfr. CORTINA, Adela; Justicia Cordial, Trotta, España, 2010, p. 17.
103
Por sentimiento entendemos: la acción y el efecto de experimentar sensaciones, afecciones o emociones, es
una forma de aprehender la realidad. Los sentimientos son estados de ánimo más duraderos, que están
relacionados con nuestra manera de pensar y de actuar En la vida racional se generan ideas, mientras en el
mundo afectivo se experimentan sensaciones emotivas o afectos. Es una vivencia capaz de aprehender el
comportamiento humano en emociones. Por emociones entendemos: procesos fundados en la corporalidad y
fisiología humana, que se vive en forma de alteraciones de un estado normal o simple. Prescindimos de la
discusión sobre la relación entre emoción y sentimiento, o de la independencia de las emociones respecto de
las ideas. El presupuesto es que los sentimientos son elaboraciones complejas de las emociones, y tiene
relevancia en la vida humana tanto como la racionalidad lógica, posibilitando un tipo de contacto con los
otros y la realidad. Cfr. FERRATER MORA, José; Diccionario de filosofía, Tomo IV, Ariel, 2ª edición,
España, 1999, pp.3241-3244. Un tratamiento amplio desde la perspectiva psicológica sobre las emociones y
los sentimientos se encuentra en: GREENBERG, Leslie, et al.; “La terapia focalizada en las emociones: una
visión de conjunto”, en Revista de la Asociación de Psicoterapia de la República Argentina, Argentina, vol.
2, núm.1, 2009, pp. 7-20.
[84]
he sentido también estas afecciones. Sumado a eso hay que señalar que los sentimientos y
las emociones, en la mayoría de los casos, se producen en el contacto (o la distancia) con
otros seres humanos. Y cuando esto se eleva al plano de lo moral, se puede complementar
la visión ofrecida en el capítulo dos donde hablamos de la ética como saber.
Precisamente la razón moral es al mismo tiempo una razón cordial: “La razón
cordial se refiere a cuando el corazón y la razón están juntos en orden a la vida humana y
sobre todo a la vida moral.”104 Lo moral encuentra su sentido ahí, en el vínculo con otros,
porque si el hombre fuese un ser aislado totalmente independiente y autónomo que no
necesitase de otros, no habría razón para la moral, pero nuestra realidad humana es
relacional e interdependiente y requiere de regulación: de autorregulación.
104
CORTINA, Adela; Ética de la razón cordial, p. 23.
[85]
reales de distanciarse de los impulsos ejerciendo autoridad sobre ellos y así se pueden
adscribir moralmente a la persona.105
Los sentimientos se basan en valoraciones: por ejemplo cuando una persona siente
vergüenza por haber actuado mal, hay en el fondo una valoración sobre lo que es actuar
bien y lo que es hacerlo mal. Impacta sobre los sentimientos, especialmente los morales.
Siendo el sentimiento moral la capacidad de sentir placer al realizar acciones acordes con el
deber y dolor al actuar contra éstas. No hay un sentimiento de lo malo o lo bueno en sí, sino
de la acción acorde a la propia ley.106
Es desde el mundo de los sentimientos donde los hombres o sujetos morales deben
reconocerse mutuamente encarnados en un cuerpo y en una razón humana concreta, este
reconocimiento recíproco es posibilitado por la estima valorativa. Es tanto como decir que
es indispensable para el ejercicio moral que los sujetos desarrollen la capacidad de apreciar
a los otros. Para ello la formación ética pide cultivar un carácter dispuesto a situar los
intereses así como un cultivo de los sentimientos morales para sentir repugnancia y rechazo
ante la injusticia.107
Desalmado
El cultivo de los sentimientos morales ha de volvernos capaces de sentir la injusticia
y rechazarla con repugnancia, para que se comprenda así la necesidad de normas justas, y
quien carece de sentimiento de compasión no puede captar el sufrimiento en los otros ni
tiene capacidad de indignarse al percibir las injusticias. No podemos separar la razón y el
sentimiento, no basta sentir para vivir moralmente, pero sin sentimientos no hay
humanidad.
La capacidad de estimar al otro como valioso hace que la justicia de las normas
adquiera sentido, sin esta estima el valor de la justicia ni siquiera importa, porque la norma
está al servicio de los hombres y acondiciona la vida en las relaciones, quien carece de
capacidad de estima es incompetente para la vida moral. Cortina llega afirmar que la razón
práctica es capaz de estima o no es.108
105
Cfr. Loc. cit.
106
Cfr. Ibid., p. 87.
107
Cfr. Ibid., pp. 131-134.
108
Cfr. Ibid., p.17.
[86]
b. La compasión es el fundamento posibilitador de la solidaridad
Al explicar que lo moral depende también de sentimientos que posibilitan encontrar
razones afectivas para el establecimiento de normas morales, esto es: que al reconocer al
otro como hombre encarnado, que sufre, es cuando la norma tiene sentido, encuentra su
razón de ser, el respeto al otro y a su vulnerabilidad conmueve al agente moral y despierta
la conciencia de responsabilidad. Veamos cómo se explica este proceso.
109
Cfr. FERRATER MORA, José; Diccionario de filosofía, Tomo I, Ariel, 2ª edición, España, 1999, pp. 596-
598.
110
Cfr. Ibid., p.152. La misma concepción de compasión se encuentra en: VIDAL, Marciano, op.cit. pp. 75-
77.
[87]
una compasión profunda y práctica, como capacidad y voluntad de comunicar los
sentimientos y las voluntades. Estamos ahí en la dimensión moral, porque se pasa de ser
paciente a agente afectivo.111
Dicho de otro modo, cuando se genera un encuentro afectivo con el otro, que toca
las fibras más íntimas de la sensibilidad humana y se experimenta como compasión
práctica, se apela a la dignidad humana en mí y que se revela también en el otro, sobre todo
cuando esta es mancillada o dañada. Esta experiencia de repugnancia ante la injusticia o
ante las ofensas a la dignidad humana nos hace conscientes del ligamen intersubjetivo y
relacional, de un vínculo profundo que va más allá de los lazos sanguíneos, familiares,
grupales, étnicos o ciudadanos.
111
Cfr. CORTINA, Adela; Ética de la razón cordial, p. 167.
112
Cfr. GARCÍA-BARÓ, Miguel; “Para una futura historia esencial de la solidaridad” en VILLAR, Alicia y
GARCÍA-BARÓ, Miguel (Eds.); Pensar la solidaridad, Universidad Pontificia de Comillas, España, 2004,
pp. 38-45.
[88]
mueve a la capacidad compasiva de sentir con el otro y comunicarse en afectos y
voluntades. Es una recuperación de la capacidad humana de indignación ante el mal y el
sufrimiento del otro, fundada en lo que antes expusimos como razón cordial.
A partir de ahí no resulta difícil reconocer el vínculo relacional con los otros que se
funda en la igual y universal dignidad humana, se rompe con la falsa idea de un
autosuficiencia absoluta, este reconocimiento del vínculo que nos une con los otros es un
síntoma de madurez moral, es aceptación del vínculo previo que no es constituido por
contrato, la decisión de ruptura de este es una decisión de rechazo y declinación.
Con razón Cortina afirma que a partir de este encuentro compasivo y del
reconocimiento del vínculo fundado en la dignidad se puede explicar una obligación para
con los otros, porque el reconocimiento de la dignidad nos viene de los otros, y nosotros se
lo damos a los demás. Partiendo de esto la obligación con los otros no es sólo un deber,
sino un regalo gratuito que va más allá del interés egoísta, donde la vida humana se recrea
en la relación mutua y en el compartir. La obligación moral no es sólo un interés calculado
y establecido racionalmente, sino un compromiso afectivo con la dignidad del otro.114
También la conciencia moral se puede entender como la conciencia de los deberes que
113
Cfr. CORTINA, Adela, Justicia cordial, pp.15-23.
114
Cfr. CORTINA, Adela; Ética de la razón cordial, pp.70-87.
[89]
mandan universal y necesariamente porque alcanzan a la humanidad en términos de
dignidad.
115
Cfr. GARCÍA-BARÓ, Miguel; op. cit. p. 29.
[90]
despreocupadamente. Alguien se vuelve responsable de una acción tan pronto como la ha
emprendido o realizado, aunque no sea totalmente consciente de esta carga.116
El obrar responsable es realizado por el agente con una intención más o menos clara
y en todas las fases de la acción hay una relación con el valor y las consecuencias de las
acciones, no hay un obrar ciego (este sería incapaz de valorar las consecuencias de su
actuar). Este agente es un hombre que obra conscientemente bajo facultades normales o que
deja de actuar en un momento determinado, la responsabilidad recae tanto sobre su
conducta como sobre el resultado, y debe ser una acción voluntaria no sólo padecida
pacientemente. Aunque también se es responsable del actuar cuando no se tienen claras las
consecuencias que genere.119
116
Cfr. INGARDEN, Roman; Sobre la responsabilidad, Caparrós editores, España, 2001, pp. 17-32
117
Cfr. GARCÍA-BARÓ, Miguel; op. cit., p. 29.
118
Cfr. INGARDEN, Roman; op. cit., p.15.
119
Cfr. Loc. cit.
[91]
esto nos lleva a la necesidad del ejercicio de la libertad y la autonomía, no podemos
adentrarnos aquí en el problema de la fundamentación de la libertad o los mecanismos que
la determinan, pero sabemos que es un elemento indispensable en el actuar humano y que
asume las circunstancias en las que se ejerce. A sabiendas de que las decisiones tomadas y
las acciones emprendidas afectan a los demás hombres.
Como hicimos notar antes, en la vida humana cualquier acto individual afecta la
vida de los otros, se ejerce algún tipo de violencia que coacciona el entorno y condiciona a
los demás, la presencia de uno se impone e impacta en la vida de los otros. Al ser partícipes
de una comunidad o sociedad humana nos hacemos parte de su historia, sus costumbres,
leyes y prácticas, con esto también participamos de la responsabilidad del grupo o sociedad.
Los factores biológicos o físicos de las especie humana son más o menos similares y
repetibles, pero la responsabilidad ante otro es única del sujeto moral. La llamada del otro
que interpela me hace consciente de la individualidad y de las diferencias que existen entre
[92]
ambos. “La suma de responsabilidades es en realidad el factor que individúa a un ser
humano, y es, por esto mismo, un integrante de su identidad.”120
¿En qué se liga esto a la solidaridad? En que la solidaridad surge cuando hay un
encuentro compasivo con el otro, que se funda en la capacidad afectiva y conmueve las
entrañas, esto lleva a reconocer la vulnerabilidad de la dignidad humana manifestada en los
demás, este reconocimiento despierta la responsabilidad y el sentido de individualidad. En
otros términos: la solidaridad parte de la compasión y se expresa en la responsabilidad.
[93]
Pero tal vez, lo que más distinga a la solidaridad en su compromiso responsable es
que hay un avance y un paso donde “el temor a la muerte violenta puede ser sustituido por
la indignación ante el desconocimiento y por el deseo de ser reconocido, la lucha por la
supervivencia es sustituida, como partera de la historia, por la lucha por el
reconocimiento.”122 La solidaridad mueve al reconocimiento y aceptación de la dignidad
humana, a través de la llamada del otro, esto es: en un encuentro interpersonal, pero a partir
de ahí se puede entender que la dignidad humana está presente en todos los hombres y que
es necesario reconocerla, hacerla válida en las acciones y prácticas.
122
CORTINA, Adela; Ética de la razón cordial, p. 165.
[94]
La solidaridad toma en cuenta las asimetrías o desigualdades presentes en el orden
social actual por medio de análisis objetivos y prácticas adecuadas, y acentúa la experiencia
del mal social: aquel cuya causa no sólo se debe a las faltas personales del individuo, sino a
la falta o ignorancia de todos, su efecto no sólo se produce en el individuo sino en la
repercusión que genera en los demás miembros de la sociedad.123 Es por eso que a partir del
encuentro compasivo se puede asumir la responsabilidad en el sentido que antes
propusimos y con esas características.
[95]
nuestra capacidad y complejidad. Pero si perdemos de vista la vida humana, perdemos de
vista el sentido de todo lo demás.124
Esto es más que procurar la repartición del excedente de riqueza de los más
favorecidos entre los menos favorecidos, los que equivaldría a un tipo de justicia
distributiva, porque cuando la injusticia adquiere carácter moral y se combate a fuerza de
solidaridad, el fruto de los análisis objetivos dictará la pauta adecuada de los contenidos de
la práctica solidaria. Pero su carácter en la vida pública es que procurará corregir la
desigualdad injusta que violenta la dignidad humana y por eso nos pone decididamente del
lado de las víctimas y en la vida pública.
124
Cfr. DUSSEL, Enrique; Ética de la liberación, Trotta, España, 1998, pp. 91-93.
125
Cfr. Loc. cit.
[96]
Hablando en términos de justicia social como el horizonte que guía el actuar
solidario, autores como Adela Cortina, Marciano Vidal, Miguel García-Baró y Alicia Villar
coinciden en que el contenido de la justicia se mide según las clases de relaciones sociales
entre los sujetos: donde el principio de necesidad tiene prioridad en las relaciones
configuradas por el amor, la igualdad en las relaciones configuradas por la ley y el mérito
en las relaciones sociales en general.126 O sea, la justicia incluye todo lo que es
indispensable para la vida y se concede en gratuidad solo por aprecio a la dignidad humana;
la ley debe asegurar la igualdad en la repartición de bienes y disfrute de derechos; mientras
que en las relaciones sociales también se requiere de reconocimiento y estima. Hemos
reubicado la solidaridad desde lo interpersonal hacia lo público y sobre todo frente a las
estructuras sociales.
Por lo explicado hasta ahora se nos presenta la necesidad de hablar sobre los sujetos
de la solidaridad, porque aunque estamos tratando una categoría analítica ya se ha dejado
bastante claro que su referencia y asidero está en la vida de los hombres concretos,
especialmente en las relaciones interpersonales. Y la solidaridad por ser relacional se
encuentra en la vida de los sujetos morales, entonces hay que explicar quiénes son estos
sujetos o agentes solidarios.
a. El nivel individual
Para que la solidaridad sea efectivamente un compromiso moral debe surgir de la
voluntad y libertad del individuo, que se moviliza en el encuentro con el otro, donde los
deseos y los intereses se ponen en juego. Pero no parte de la premisa liberal de que todos
los individuos son sujetos libres y autónomos, sino que revela las desigualdades y las
asimetrías y no para subsanarlas en un paternalismo asistencialista.
126
Cfr. CORTINA, Adela; Ética de la razón cordial, pp. 205-217.
[97]
cambiar las injusticias, porque aunque los individuos son iguales en dignidad las
condiciones de injusticia minan la real efectividad de tal libertad y autonomía.127
[98]
responsable, la necesaria participación de los grupos locales o de la sociedad civil en las
luchas solidarias por el reconocimiento y la reivindicación de la vida digna es una cuestión
de la vida pública, porque es responsabilidad colectiva.129
Las comunidades solidarias de víctimas expresan con detalle este paso del vínculo
privado hacia el impacto en la vida pública, pero estos grupos no se conforman como
comunidades cerradas, sino que permanecen abiertas a otro agraviados o a otros grupos,
siempre que los vínculo solidarios se fortalezcan y se encaucen hacia las luchas justas.
Mucho más cuando la conciencia del mal social decanta en una lucha por la modificación
de las estructuras sociales injustas.
Este nivel posibilita que la intervención personal no se separe del contexto social
donde encuentra su impacto histórico, porque las prácticas solidarias son sobre todo una
forma de acción, aunque el contenido de dicha acción dependa del discernimiento que se
realice en las circunstancias y contextos específicos.
[99]
conceden estabilidad y regularidad en la intervención solidaria, porque la acción de una
organización de esta envergadura se capta en la actuación de los agentes de manera
estratégica y dirigida, modulando entre lo individual y los institucional.
Lo que implica que las organizaciones y colectivos sean una especie de facilitadores
de la solidaridad, que elevará el impacto de la solidaridad, independientemente de los
contenidos, de la vida moral privada a la vida pública, en el compromiso con aquellos
afectados por la injusticia y la violación de la dignidad. Con mucha más razón en
circunstancias donde esta injusticia es sistemática y generalizada. Y encaminadas hacia la
modificación de los marcos legales o estructurales que generan dicha injusticia.
[100]
la vida digna, en todas sus dimensiones, aunque a mayor vulnerabilidad mayor compromiso
ético, pues la situación de las víctimas es generada por las acciones u omisiones de todos.
Por todo lo anterior afirmamos que la solidaridad es una categoría ética que nos
permite describir regulativamente las acciones de los hombres con miras a una mayor
humanización y organización de la sociedad alternativa, a diferencia de la virtud que inicia
en el individuo y es fruto de ejercicio de las buenas acciones y los planos valorativos de lo
bueno, la solidaridad como categoría se engarza en una exigencia mínima para la ética que
posibilita el establecimiento de principios normativos. Así conciencia moral, sentimiento
moral, encuentro compasivo y responsabilidad son constitutivos de la solidaridad.
[101]
CONCLUSIONES
[102]
El punto de partida la investigación fue una pregunta simple ¿Es posible pensar la
solidaridad como categoría ética que plantee alternativas, en un contexto socio-cultural
fundado en los principios del libre mercado globalizado? La necesidad de encontrar
conceptos o categorías que nos ayuden a explicar la posibilidad de concretar acciones
liberadas de los parámetros de intercambio comercial y economicista. Lo que buscábamos
era una explicación racional, desde la ética para esas relaciones interpersonales que se dan
entre los hombres bajo los parámetros de compasión y responsabilidad.
¿Qué es la solidaridad?
Este encuentro compasivo con las historias, rostros y nombres de las víctimas
dinamiza la conciencia moral y se eleva a un compromiso donde se asume como propio el
destino del otro, adquiere caracteres de gratuidad y donación, recreando la vida relacional
humana en un vínculo entre sujetos iguales, capaces de ser agentes de su propia situación e
impulsando las capacidades propias para la superación de las condiciones que generan
desigualdades injustas.
[103]
Los sujetos de la solidaridad son primariamente los individuos, capaces de vivir la
relación de encuentro interpersonal desde el llamado del otro que nos hace responsables y
que en un debido proceso de concientización moral se asume esta responsabilidad hasta
escalar al nivel de la vida social. En el segundo nivel los sujetos son los colectivos o grupos
organizados desde estos vínculos compasivos, que buscan impactar en la configuración
social y cambiar el orden de cosas imperante. Ahora, no negamos que en la procuración de
hacer el bien al otro también se consigue una mejora de la vida propia, pero esto viene
como un agregado o extra, que no siempre se obtiene. Solidaridad es más que la
cooperación calculada desde los propios intereses o de organización grupal, por eso no es
altruismo ni egoísmo interesado.
[104]
La solidaridad parte de la sociabilidad humana y de las relaciones interpersonales
que se dan de hecho, supera el intercambio mercantil, porque implica sentimiento empático
que se convierte en encuentro compasivo, se expresa como compromiso moral con la causa
de otros, no es fruto del contrato social entre individuos, sino de la consideración ética de la
igual dignidad de todos los hombres, muchas veces mancillada y vulnerada, que nos hace
responsables de nuestras acciones y sus efectos.
Contra este sistema ordenado desde arriba del que tienen el control unos pocos,
nosotros presentamos la solidaridad como un tipo de relación alternativa que se enfrenta a
la lógica mercantil y la visión unidimensional de la vida dentro del neoliberalismo. Porque
[105]
la solidaridad es una relación interpersonal que surge de la decisión personal y responsable
del individuo, por eso es una decisión moral. Se forja desde abajo, en los encuentros y
escala procurando impactar en la vida pública.
Aquel hombre que nació y creció creyendo que su identidad estaba configurada por
la propiedad privada y la acumulación, donde el único horizonte de realización era el de la
sociedad neoliberal, se puede librar de estos presupuestos, en la medida en que se encuentra
afectivamente con los otros, y descubre que esa idea de “sálvese quien pueda” es ideológica
y falaz. La realidad humana es interdependencia y relación, que puede ser vivida como una
carga o asumida en libertad como una posibilidad de colaboración en causas comunes,
procurando mejorar las condiciones sociales, económicas, políticas, culturales y medio
ambientales de todos los seres humanos.
[106]
La solidaridad sería un mecanismo de organización de los hombres para tratar de
impactar en la vida pública, la política y las instituciones, re estructurándolas o
suprimiéndolas, y ante poniendo las necesidades de la población a cualquier otro criterio,
evitando que unos pocos tengan en sus manos el destino y las decisiones de toda la
población.
La tarea de una organización colectiva solidaria sería pensar cómo y cuáles serían
las mediaciones adecuadas para re formular instituciones, leyes y mecanismos que rompan
con los criterios unidimensionales del neoliberalismo, mercantilismo e individualismo. Pero
esto sería fruto de otro tipo de investigación política o sociológica.
[107]
La solidaridad no es caridad
Según esta doctrina religiosa la caridad es un tipo de amor infundido por Dios en los
hombres, que mueve a la respuesta afectiva hacia el creador, por la filiación divina y
suponiendo que todos los hombres son fruto del amor, se dice que todos son hermanos, en
igual dignidad y libertad. La caridad es el vínculo efectivo entre los seres humanos y la
fuerza que orienta las acciones, como fuente y término de la práctica cristiana. Es la
perfección de la capacidad humana de amar.
130
Catecismo de la Iglesia Católica, núm. 1822, [en línea], consultado en:
http://www.vatican.va/archive/catechism_sp/p3slcla7_sp.html, (20/06/2015).
131
Ibid., núm. 1828.
[108]
Revisemos cómo se concretan estas prácticas caritativas, lo que hará mucho más
clara la distinción frente a la solidaridad. La caridad se ejercer, ordinariamente, como una
acto de auxilio o ayuda para con un desvalido, una acción puntual, es una práctica
individual, voluntaria y jamás obligatoria (ni siquiera en conciencia), que cada uno aplica
según su gusto o criterio. , es una forma barata de liberarse del compromiso moral, una vez
que se brinda ayuda no hay más compromiso.
Límites de la solidaridad
Sería ingenuo pensar que de una reflexión teórica de esta índole se sigue una
práctica perfecta y fiel o una aplicación profesional solidaria. Lo que se trató aquí fue
ofrecer argumentos que resulten convincentes para modificar las acciones y transformarlas
en solidarias. De tal forma que quien se interese por construir una alternativa solidaria
descubra cuáles serían los caracteres mínimos de esta, evitando caer en prácticas
paternalistas o asistenciales.
[109]
que hay posibilidades reales de que se concrete, porque nuestra revisión toma en cuenta la
sensibilidad, los afectos, los sentimientos, la interdependencia de las relaciones humanas y
les otorga carácter moral.
[110]
posible hablar de una solidaridad radical, que ve en todos, los cercanos y lejanos la
encarnación real y efectiva de la dignidad humana. Merecedor de respeto y de las
condiciones mínimas necesarias para el desarrollo de la vida.
Lo que se refiere a las inclinaciones y necesidades del hombre tiene un precio comercial: lo
que sin suponer una necesidad, se conforma a cierto gusto, es decir a una satisfacción producida por
el simple juego, sin fin alguno, de nuestras facultades, tiene un precio de afecto; pero aquello que
constituye la condición para que algo sea fin en sí mismo, eso no tiene meramente valor relativo o
precio, sino un valor interno, esto es, dignidad.132
Tenemos claro que Kant no se refería al hombre individual de carne y hueso, sino a
un ideal universal de naturaleza racional, que es común a todos los hombres. No admite
diferencias individuales ni aspectos de identidad personal. El autor se refería a la naturaleza
racional de todo hombre. La idea de fondo es que todo hombre debe ser reconocido como
ciudadano del reino de los fines o del mundo inteligible, el hombre no tiene precio sino
dignidad y exige ser tratado como fin en sí mismo, nunca como medio.
Sabemos también que para este filósofo la razón práctica carece de diferencias
individuales, el objeto de moral es la ley misma, que se expresa en los imperativos
categóricos, aquellos que no depende de la experiencia, sino que son dictados a priori:
autónomos, universales y fundamentales para la ética. En esta perspectiva, los individuos
son potencialmente sujetos morales, una especie de materia prima que debe ser formada
para alcanzar la verdadera vida moral. 133
132
KANT, Immanuel; Fundamentación de la metafísica de las costumbre, Colección Austral, Madrid, 1973,
p. 93.
133
GARCÍA-BARÓ, Miguel; op. cit., pp. 38-45.
[111]
carácter individual y particular de los hombres. Pero claro que no estamos tratando de
aplicar la perspectiva kantiana al pie de la letra, ni siquiera es objeto de nuestra
investigación. Dijimos que tomamos como base el presupuesto de la dignidad humana
universalmente válida.
134
Cfr. Ibid., pp. 41-42.
[112]
todo en la vida humana: a fuerza de decisiones y experiencias. Son una tarea más que
elemento dado.
Por último cabe señalar, sólo a manera de comentario, que la solidaridad nace con
más fuerza entre aquellos que han sido víctimas de la injusticia, la desigualdad y
marginación. Cuando su dolor se colectiviza y comparte con otros, se desata el proceso que
describimos en el capítulo tres, las experiencias históricas nos demuestran que son estas
comunidades de víctimas las que movilizan al resto de la sociedad, interpelan y cuestionan.
[113]
FUENTES DE CONSULTA
Fuentes primarias
Libros
Artículos
[114]
GARCÍA-BARÓ, Miguel; “Para una futura historia esencial de la solidaridad” en VILLAR,
Alicia y GARCÍA-BARÓ, Miguel (Eds.); Pensar la solidaridad, Universidad Pontificia de
Comillas, España, 2004.
MARTÍNEZ, Julio; “El sujeto de la solidaridad: una contribución desde la ética social
cristiana”, en VILLAR, Alicia y GARCÍA-BARÓ, Miguel (Eds.); Pensar la solidaridad,
Universidad Pontificia de Comillas, España, 2004.
PAEZ, Ricardo; “Solidaridad como dimensión ética”, en Misioneros del Espíritu Santo;
Proyectos de Investigación de la Espiritualidad de la Cruz, núm. 1, México, 2014.
Diccionarios
FERRATER MORA, José; Diccionario de filosofía, Tomo IV, Ariel, 2ª edición, España,
1999.
Revistas
Fuentes electrónicas
Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), Declaración del
Alto Comisionado António Guterres con ocasión del Día Mundial del Refugiado 2015, [en
línea], consultado en: http://www.acnur.org/t3/noticias/noticia/declaracion-del-alto-
comisionado-antonio-guterres-con-ocasion-del-dia-mundial-del-refugiado-2015/.
(26/06/2015).
[115]
AZAOLA, Elena; “El Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad”, [en línea] en
Revista Desacatos, México, núm. 40, 2012, p. 159, consultado en:
http://www.scielo.org.mx/pdf/desacatos/n40/n40a11.pdf. (23/06/2015).
Catecismo de la Iglesia Católica, [en línea], núm. 1822, consultado en: http:
//www.vatican.va/archive/catechism_sp/p3slcla7_sp.html, (20/06/2015).
Secretaría de Economía; “Países con tratados y acuerdos firmados con México”, [en línea],
consultado en: http://www.economia.gob.mx/comunidad-negocios/comercio-exterior/tlc-
acuerdos. (20/2/2015).
[116]
Sistema de Información sobre Comercio Exterior (SICE); “Centroamérica-Unión
Europea”, [en línea], consultado en:
http://www.sice.oas.org/TPD/CACM_EU/CACM_EU_s.ASP. (20/2/2015).
The White House. History & Grounds: presidents. [en línea], consultado en:
https://www.whitehouse.gov/1600/presidents/woodrowwilson. (25/2/2015).
Fuentes secundarias
GREENBERG, Leslie, et al.; “La terapia focalizada en las emociones: una visión de
conjunto”, en Revista de la Asociación de Psicoterapia de la República Argentina,
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LOCKE, John; Segundo Tratado sobre el Gobierno Civil, Tecnos, España, 2006.
[117]