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MODULO IX

TRATAMIENTO E INTERVENCION PSICOSOCIAL

OBJETIVO GENERAL

Definir y conocer los diferentes tratamientos psicosociales que se utilizan en la intervención con la
victima

OBJETIVOS ESPECIFICOS

Conocer las estrategias de intervención a nivel individual y grupal para la atención de victimas

Saber en qué consiste la vulneración de las víctimas y su protección

Identificar los diferentes abordajes de tratamiento para lograr el bienestar e inclusión de la víctima
en su comunidad.

CONTENIDO DEL MODULO

i. Unidades de intervención ii. Victimas


especialmente vulnerables iii. Tratamiento e
intervención psicosocial

I. UNIDADES DE INTERVENCIÓN

La intervención con víctimas del delito puede clasificarse en individuales y grupales. Siendo en
ambos casos fundamentales los criterios de inclusión y exclusión.

En la intervención con victimas grupal, podemos diferenciar Información de colectivos; se parte de


material documental y se informa a poblaciones a riesgo de ser victimizada del comportamiento
previo, durante y posterior a la victimización. Tiene una función esencialmente preventiva
primaria.

Peer Group: son grupos de apoyo que se establecen entre víctimas de un mismo tipo de delito. Ello
les ayuda a comprender los procesos sociocognitivos que provoca el delito y lo más importante
establece pautas de comparación en las estrategias de recuperación y su eficacia en el remonte de la
situación

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Asesoramiento al entorno victimizado el delito no solo incide en la victima sino en todas aquellas
personas próximas a la víctima principalmente familiares y en el caso de menores, los padres. Dichas
personas desconocen lo que les sucede a ellos y a la víctima, por lo cual se genera un círculo
cerrado, no saben cómo ayudar y al intentar hacerlo aún se deteriora más la situación. Una
explicación de los procesos psicosociales y la facilitación de un pautaje guiado de comportamientos
son los elementos clave.

En la intervención individual pueden describirse distintas acciones terapéuticas.

Intervención de urgencias se enmarca en una intervención en situaciones de crisis asumiendo el


delito como desencadenante. Se emplea en entornos físicos y sociales poco adecuados (hospitales
palacios de justicia, comisarias, policía)

Intervención cognitivo conductual breve sobre el estrés se ayuda a la víctima en la comprensión de


tres procesos básicos los sentimientos autoinculpación, el autocontrol de los procesos mentales,
discusión de las estrategias de afrontamiento.

Según las características de a víctimas se analizan otros factores; temor a la situación y al contexto
físico de la victimización a la testificación judicial.

Asesoramiento en delitos continuados.

En delitos inconclusos acosos telefónico laboral se establece un análisis del comportamiento


interactivo victima-agresor con el objeto de realizar una muestra guiada de su comportamiento
posterior el de su entorno manteniéndose o modificándose en función de los cambios del
comportamiento del agresor. Sus objetivos básicos son dos evitaciones de mayores peligros para la
víctima y evitar el desarrollo del trauma psicológico posterior

Programas comunitarios de intervención, existen múltiples tipos de programas con víctimas en todo
el mundo.

Programa de prevención de la victimización Son programas de primer nivel dirigido a a la población


en general. Históricamente no han sido diseñados por profesionales psicólogos si no por personal
policial.

Programa de atención a colectivos específicos de víctimas. Se dirigen a la atención terapéutica de


víctimas específicas, tradicionalmente de agresiones sexuales, aunque también hallamos de
homicidios o secuestros.

Programas de asistencia tras el delito. Se produce prioritariamente mediante servicios de apoyo


asociaciones de voluntarios, Un factor clave dentro de sistema judicial es la evaluación del perjuicio
causado por el delito en la víctima, este se produce casi en la mayoría de los países y siempre es a
través de los peritos y o una estructura judicial. Ejemplo las clínicas forenses de evaluación.

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Programas de conciliación entre la víctima y el agresor. Se hallan muy desarrolladas en bastantes
países u comunidades, en nuestro país los programas comunitarios desarrollados hasta la fecha son
más bien escasos.

II. VICTIMAS ESPECIALMENTE VULNERABLES

En los casos de los delitos violentos las víctimas especialmente las más vulnerables sufren, además
las consecuencias una alteración grave e imprevista en su vida habitual daños físicos y económicos;
por ejemplo, en el caso de la víctima que sufrió lesiones corporales graves como la pérdida de
miembros, además de las heridas y el daño físico sufre la disminución o pérdida de sus ingresos
económicos y tiene que afrontar los gastos extraordinarios provenientes de su recuperación,
atención médica y medicinas; situaciones éstas que acentúan los perjuicios del propio hecho
delictivo.

En otros casos, si se ha producido la muerte, las personas dependientes del fallecido se ven en
situaciones de graves dificultades económicas, además de los daños en su salud física, mental y
emocional por la ausencia del ser querido.

Lesiones psíquicas Siendo que víctima es toda persona que ha padecido una situación que no
escogió, los componentes psicológicos fundamentales que sufre el ofendido ante la comisión de
un delito son: la hostilidad, la agresión y el poder al que se le somete por parte del agresor

En general los delitos psicológicamente constituyen una vivencia de indefensión por parte de la
víctima, además existe temor, dolor que puede terminar en lesiones y se agravan cuando el único
testigo es la propia persona que sufrió el delito, puesto que se le ubica en una situación difícil en la
que será su declaración contra la palabra del agresor.

De cualquier manera, la agresión representa un stress postraumático para la víctima, ya que es una
fuerza que se impone sobre la persona y que atenta contra su integridad, su seguridad y a veces
también contra sus bienes, además psicológicamente atropella su identidad como persona porque
provoca dudas sobre sus poderes, su capacidad de defenderse y contra su dignidad. La vivencia de
un delito causa sufrimiento en el agredido no importando de qué delito se trate, la víctima se
sentirá vulnerable, impotente y con grandes conflictos psicológicos, quedando las personas
ofendidas estigmatizadas por lo que un gran número de ellas se adaptan al rol de víctima.

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Con ese sufrimiento se deteriora la vida misma de la persona, pues el delito cambió abruptamente
su vida y esto trae secuelas que constituyen consecuencias negativas en ella, las cuales impiden su
desarrollo, como alteraciones emocionales como cambios repentinos de humor, distorsiones del
concepto de sí mismo. Las diversas situaciones que sufren las personas víctimas de un hecho
criminal, los hace sentir incapaces de llevar una vida normal, a tal extremo que provocan
disminución del valor que como persona tienen lo que hace que se sientan con menos derecho en
todo, hasta llegan a creer que no deben ser felices por el delito ocurrido.

En el caso de los niños, niñas, adolescentes y jóvenes los efectos producidos por el delito son muy
particulares, pues sus sentimientos los expresan en el comportamiento familiar, escolar y social
por medio de cambios de conducta, tales como bajo rendimiento escolar, miedo a determinadas
situaciones o constante agresividad, demandas exageradas de afecto, aislamiento, regresiones a
etapas pasadas como orinarse en la cama, necesidad de trato como el dado a un bebé, y una
situación muy grave que se genera como consecuencia de los delitos sexuales cometidos en contra
de los menores de edad, es que intentan tener prácticas sexuales queriendo reproducir lo que les
ha sucedido, convirtiéndose en victimarios.

Todos los días, millones de niños, mujeres y personas de edad padecen malos tratos físicos,
sexuales y emocionales, a menudo causados por sus familiares, que pueden dejarles secuelas
físicas y mentales para toda la vida.

Esos efectos que producen las agresiones vulneran los fundamentos y seguridades que cada
persona posee, siendo necesario que se les provea de tratamientos especiales (psicológicos y
psiquiátricos) para aprender a comprender en primer lugar, que el hecho es ajeno a ellas desde el
punto de vista de la culpa, y así evitar que sean personas paranoicas y puedan adoptar cambios
positivos en su comportamiento después del acontecimiento traumático.

III. TRATAMIENTO E INTERVENCION PSICOSOCIAL

En el tratamiento e intervención psicosocial de la víctima se pretende que el Estado se


responsabilice por prevenir los factores que hacen vulnerable a las personas a ser víctimas,
mediante políticas públicas y programas de atención, que reduzcan aspectos como desigualdad
social y marginación, pero también la protección de grupos vulnerables como niños, ancianos,
indígenas, etc.

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Las estrategias de prevención victimal se clasifican en Legislativas, Judiciales y Administrativas. La
prevención a nivel legislativo se enfoca a la revisión de las leyes a fin de tipificar aquellas
conductas que generan victimización individual o colectiva.

En cuanto a la prevención de tipo judicial, tiene la finalidad de fomentar la cultura de denuncia,


aumentando la confianza en el gobierno en que realmente les protege y les sirve.

Con respecto a las estrategias administrativas, su finalidad es la creación o modificación de


políticas sociales y económicas a fin de procurar que la victimización sea menos probable.

También podemos distinguir entre prevención individual y colectiva, la primera busca prevenir la
victimización a través de la difusión de información clara, específica, útil y dirigida que permita a
las víctimas protegerse a sí mismos. En cambio, la colectiva busca el apoyo y colaboración de toda
la comunidad en afán de generar un ambiente unido y organizado que reduzca la posibilidad de
victimización, no solo frente al crimen, sino frente al abuso de poder político y económico.

Sin embargo, es importante conocer a los grupos a los que van dirigidas las estrategias de
solución, puesto que, de no hacer una exploración de necesidades, lo más probable es que de
nada sirvan las reformas de leyes, las campañas de información, etcétera.

Asimismo, el sufrimiento de revivir el delito a través de su testimonio durante el desarrollo del


juicio oral, y los riesgos que genera su participación en el mismo, situaciones que producen efectos
tan dolorosos como los vividos en la comisión del delito. Los momentos críticos provocados por la
victimización secundaria no ocurren sólo durante el trámite del proceso sino especialmente en el
lapso en el que se ha de adoptar una decisión judicial de gran importancia que pueda afectarla y
sea de su interés para ejercer sus derechos en el proceso penal, o que se trate de un fallo injusto
que produzca vulneración de sus derechos fundamentales.

Es por ello, que el Estado debe introducir en su política criminal las medidas que provoquen que
las instituciones involucradas en la administración de justicia actúen de la manera apropiada, con
la sensibilización que el trato a las víctimas requiere para reducir considerablemente la
victimización secundaria en busca de la eliminación de los daños que la injerencia provoca a través
de los órganos que intervienen ante la comisión de un hecho delictivo.

El servicio de apoyo brindado de manera directa a las victimas demostró que en su mayoría
presenta necesidades comunes como es:

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 Necesidad de información legal sobre las posibles acciones a desarrollar y sus efectos.
 Desconocimiento de un comportamiento asertivo frente al agresor

 Familia desvinculada susceptible de prestarle apoyo


 Pérdida importante de autoestima y dificultad para comprender sus motivaciones y
conducta.

 Pérdida de autonomía laboral y por ende económica.

El tratamiento de este tipo de víctimas presenta aspectos comunes y otros diferenciales los tipos
de tratamientos pueden agruparse de la siguiente forma:

Individuales de información de crisis de asesoramiento legal, de intervención psicológica a corto


plazo, intervenciones globales a medio plazo.

Grupales grupos de apoyo, sesiones terapéuticas de grupo terapias familiares

Los elementos claves y diferenciadores son dos y estos afectan de forma muy significativa a la
intervención psicosocial, la vivencia personal de la víctima de la relación agresiva y el proceso de
persuasión a que se ha visto sometida por parte del agresor.

A su vez, el apoyo social ofrecido a la víctima ante la experiencia de victimización constituye un


elemento clave para la modulación del impacto emocional del delito. Se configura como uno de los
factores más importantes en la “amortiguación” de los efectos del estrés, facilitando estrategias de
afrontamiento efectivas y permitiendo una percepción menos dramática o amenazante del suceso.

El apoyo social engloba tanto al círculo íntimo y de amistades de la víctima como a las redes
sociales informales (escuela, trabajo, centro de salud, servicios sociales, sistema de justicia, de
asistencia a la víctima y de mediación, etc.).

Sus efectos pueden ser muy positivos, aportando a la víctima empoderamiento, confianza y
estrategias de afrontamiento efectivas y de prevención, especto a la aparición del síndrome de
estrés postraumático

Factores medioambientales, los recursos sociales y económicos con los que cuenta la víctima para
sobreponerse a la experiencia de victimización vienen determinados por su contexto sociocultural.

Asimismo, los valores y creencias culturales pueden también influenciar la respuesta social
invisibilizando determinados delitos o ciertos tipos de víctimas, como los discapacitados, los
ancianos o los niños.

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LECTURAS COMPLEMENTARIAS
Intervención Psicosocial con fines de intervención

https://journals.openedition.org/revestudsoc/13623

Atención psicosocial a victimas


https://www.minsalud.gov.co/proteccionsocial/Paginas/Victimas_Atenc_Psicosocial.aspx

REFERENCIAS
Rodríguez Manzanera, Luis, Victimología. Estudio de la víctima, 3a. ed., Porrúa, México, 1996.

Echeburúa, E (2004) Evaluación del daño psicológico en víctimas de delitos violentos.


Psicopatología clínica, legal y forense, vol. 4, pp 227-244.

Beristain, Antonio, Nueva Criminología desde el Derecho Penal y la Victimología, Tirant lo Blanch,
Valencia, 1994.

R. Bergalli, T. Juan Miralles y otros, El pensamiento criminológico i. Un análisis crítico, Temis,


Bogotá, 1983.

Elena Larrauri, Victimología: Presente y futuro. Hacia un sistema penal de alternativas, vol. III,
Barcelona, 1993.

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