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A pesar de los esfuerzos destinados a proveer un ambiente humanizado para los pacientes
críticos, hasta el 75% de los mismos presentan episodios de agitación durante su estadía en
Terapia Intensiva, y un porcentaje semejante refiere recuerdos no placenteros de su
experiencia en UCI, incluyendo dolor, deprivación de sueño, ansiedad, pesadillas y
alucinaciones. Todas estas experiencias se asocian con el desarrollo del Síndrome de estrés
postraumático.
El delirio, un contribuyente frecuente de la agitación en UCI, es común y dificultoso de
diagnosticar en los pacientes críticos. Su incidencia varía desde el 30% luego de la cirugía
cardiaca hasta el 87% en los pacientes en unidades de terapia intensiva médicas.
La sedación y analgesia es un punto primordial en el tratamiento global del paciente crítico.
En efecto en todos los pacientes críticos, especialmente cuando se encuentran en
ventilación mecánica, es primordial realizar una buena sedación y analgesia, con el fin de
controlar la respuesta hormonal ante el estrés (taquicardia, hipertensión, hiperglucemia,
aumento del catabolismo proteico.) que puede ser perjudicial para el paciente.
Los agentes sedantes y analgésicos se encuentran entre las drogas más comúnmente
utilizadas en medicina intensiva. El objetivo principal de su empleo consiste en lograr una
mejoría o desaparición del dolor y de la ansiedad y en la obtención de sueño. Los sedantes
y analgésicos tienen otra serie de efectos beneficiosos, además de los derivados de su
indicación primaria.
SEDACION
El principal objetivo de la sedación en el enfermo crítico es proporcionar
comodidad y disminuir la ansiedad, especialmente en las situaciones con severo
compromiso hemodinámico e insuficiencia respiratoria que precisan ventilación mecánica,
en las cuales es importante conseguir una buena adaptación con el ventilador así como
descenso del consumo de oxígeno. Se debe obtener en cada momento el nivel de sedación
óptimo, según la situación clínica del paciente, por ello es aconsejable utilizar escalas para
evaluar el nivel de sedación y ajustar las dosis de drogas al nivel deseado. La escala más
utilizada en la clínica es la de Ramsay:
- Nivel 1: Paciente ansioso agitado o inquieto
- Nivel 2: Paciente cooperador, orientado, tranquilo
- Nivel 3: Paciente dormido, responde a órdenes
- Nivel 4: Paciente dormido, respuesta rápida a estímulos
- Nivel 5: Paciente dormido, respuesta lenta a estímulos
- Nivel 6: Paciente dormido, ausencia de respuesta
Para conseguir el nivel adecuado de sedación se debe intentar seguir una estrategia
apropiada, que puede incluir los siguientes pasos:
- Excluir problemas graves que requieren terapia especifica (hipoxia, neumotorax...)
- Manejo no farmacológico de la desorientación y ansiedad, siempre que sea posible
- Identificar el problema central que causa agitación (dolor, ansiedad, deprivación sueño...)
- Selección de la droga más apropiada según el problema central (ansiolíticos, analgésicos,
hipnóticos...)
- Iniciar la terapia a bajas dosis, aumentando posteriormente si es preciso para alcanzar el
nivel de sedación deseado
- Valoración frecuente de la necesidad de tratamiento y ajuste de tasa de infusión
- Si un solo fármaco falla, cuando se administra a dosis adecuada, considerar la adición de
un segundo fármaco de la misma familia o de otra clase. Se debe tener en cuenta también
que las asociaciones en muchos casos tienen efecto sinérgico, permitiendo utilizar dosis
más bajas. La sedación debe ser individual, cada paciente necesita una dosis distinta.
- Se deben utilizar sedantes que se aproximen lo más posible al agente sedante ideal. Este
debería poseer una vida media corta, una acción, metabolización y eliminación rápida y con
mínimo efecto acumulativo. Su administración debe ser sencilla y carecer de reacciones
adversas, como la depresión respiratoria y cardiovascular. Además su metabolización
habría de ser independiente de las funciones hepática y renal.
En el momento actual la tendencia es mantener niveles de sedación más bajos,
reservando la sedación pesada para pacientes que precisan bloqueo neuromuscular. Para la
mayoría de los pacientes críticos el mantenimiento de un nivel de sedación entre 2-3 de la
escala de Ramsay asegurará que el paciente este cómodo y minimizará los riesgos de una
sedación profunda, tales como trombosis venosa, lesiones en piel y nervios por presión,
atrofia muscular, compromiso de la competencia inmunólogica con aumento del riesgo de
infección, asimismo disminuirá el riesgo de sedación prolongada y depresión respiratoria al
retirarla
Las principales indicaciones para el uso de sedantes en pacientes en ventilación mecánica
son:
1. - Alivio del malestar, la ansiedad y el miedo
2 – Control de la agitación
3. - Inducción del sueño
4. - Facilitar la ventilación mecánica
5. - Producir anestesia para parálisis farmacológica
6. - Situaciones especiales: técnicas diagnósticas y terapéuticas, S. de abstinencia
alcohólica, hipertensión endocraneal, tétanos
Los fármacos más utilizados para la sedación en cuidados intensivos son:
1.-BENZODIACEPINAS
3. - BARBITURICOS
Son anestésicos que utilizados a dosis subanestésicas pueden ser hiperalgésicos,
exagerando la respuesta al dolor. Producen disminución del consumo de oxígeno cerebral,
además disminuyen el flujo sanguíneo cerebral y la presión intracraneal (PIC). La presión
de perfusión cerebral no se ve afectada porque la disminución de la PIC es mayor que la
disminución de la presión arterial. Producen depresión respiratoria central.
El más utilizado es el Tiopental. Su vida media es de aproximadamente 12-15 h.
Actualmente estos sedantes están en desuso, dado sus severos efectos colaterales, quedando
reservados para indicaciones muy específicas, fundamentalmente: facilitar la intubación
endotraqueal, control de la hipertensión endocraneal y en el estado epiléptico que no se
controla con otros fármacos. Puede también estar indicado en sedaciones complejas.
Se utiliza a dosis de 3-6 mg/kg. (250-500mg) como bolo y dosis de 100-200 mg/h
en infusión.
4. -KETAMINA
CONCLUSIONES
- La sedación y analgesia es un aspecto principal dentro del manejo global de un paciente
crítico. Se debe hacer una selección del fármaco más idóneo para cada paciente, de una
forma individual
- Mantener niveles de sedación controlados por escalas de sedación con validación
clínica: escala Ramsay, escala de Glasgow modificada por Cook y Palma, con el
propósito de evitar sobresedaciones que pueden condicionar sedaciones prolongadas,
alteraciones hemodinamicas o síndromes de deprivación.
- El propofol es al menos tan efectivo como el midazolam para proporcionar los niveles
deseados de sedación. El propofol proporciona un tiempo de extubación más corto, lo
cual en sedaciones cortas puede implicar un menor coste. Además ocasiona más
problemas de hipotensión y puede ocasionar hipertrigliceridemia, esto último puede
intentar controlarse utilizando fórmulas de propofol más concentradas (propofol al 2%)
- La ketamina puede tener un papel en pacientes que precisan dosis altas de inotropos o
vasopresores
- Es fundamental realizar una buena analgesia, lo cual además puede disminuir las
necesidades de sedantes
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