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UNIVERSIDAD VERACRUZANA

Experiencia Educativa: fisiología del desarrollo

Título: imbibición

Trabajo # 4

Integrantes: Carlos Daniel Molina Medina, Mariel Rojas Vázquez,


Alejandro Ramírez Parra , José Manuel Muñoz Ramírez y Daniel
Martínez Flores

Profesora: Coria Gil Norma Ana Beli

5 de octubre del 2020


Germinación.
es el proceso mediante el cual un embrión se desarrolla hasta convertirse en una planta. Es un proceso que se
lleva a cabo cuando el embrión se hincha y la cubierta de la semilla se rompe. Para lograr esto, toda nueva
planta requiere de elementos básicos para su desarrollo: temperatura, agua, dióxido de carbono y sales
minerales.
Las etapas de formación de la semilla son:

1. Fecundación y desarrollo del embrión, la semilla se desarrolla desde un anterozoide situado en


el interior del tubo polínico de una flor. Este llega al ovario ingresando por la micropila al
óvulo, donde se produce la fecundación. Posteriormente, el óvulo se transforma en semilla y el
ovario en pericarpio o fruto. En el desarrollo de la semilla se pueden distinguir tres estados
después que se ha efectuado la polinización:

1. Acumulación de reservas alimenticias: éstas se fabrican en las partes verdes de la planta y son
transportadas a la semilla en desarrollo. En las semillas denominadas endospérmicas, las
reservas alimenticias se depositan fuera del embrión, formando el endospermo de la semilla.
En las semillas llamadas no endospérmicas, el material alimenticio es absorbido por el embrión
y almacenado en contenedores especiales llamadas cotiledones.
2. Maduración: durante esta fase, se seca la semilla y se separa la conexión con la planta madre,
cortando el suministro de agua y formando un punto de debilidad estructural del que se puede
separar fácilmente la semilla madura.
La mayoría de las semillas entran en un periodo de latencia (o inactividad metabólica) después de su completa
maduración. En este periodo, la semilla pierde la mayor parte de la humedad que tenía. Y es precisamente esta
sequedad (deshidratación) el factor principal que garantiza la viabilidad de la semilla y su capacidad para poner
fin a la inactividad, crecer y convertirse en una nueva planta. Este periodo de latencia varía de especie a
especie; algunas semillas mueren rápidamente si se secan demasiado, pero existen semillas de mucha
antigüedad, que han germinado después de muchos cientos de años
Características
Reanuda el crecimiento embrionario después de la fase de descanso. Este
fenómeno no se desencadena hasta que la semilla no ha sido
transportada hasta un medio favorable por alguno de los agentes de
dispersión. Las condiciones determinantes del medio son: Aporte
suficiente de agua, oxígeno, y temperatura apropiada.
Cada especie prefiere para germinar una temperatura determinada;
en general, las condiciones extremas de frío o calor no
favorecen la
germinación. Algunas semillas necesitan pasar por un período de dormancia y, después de este, también un
tiempo determinado de exposición a la luz para iniciar la germinación.
Durante la germinación, el agua se difunde a través de las envolturas de la semilla y llega hasta el embrión, que
durante la fase de descanso se ha secado casi por completo. El agua hace que la semilla se hinche, a veces
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hasta el extremo de rasgar la envoltura externa. Diversas enzimas descomponen los nutrientes almacenados en
el endospermo o en los cotiledones en sustancias más sencillas que son transportadas por el interior del
embrión hacia los centros de crecimiento. El oxígeno absorbido permite a la semilla extraer la energía contenida
en estos azúcares de reserva, y así poder iniciar el crecimiento.
La radícula es el primer elemento embrionario en brotar a través de la envoltura de la semilla. Forma pelos
radicales que absorben agua y sujetan el embrión al suelo. A continuación, empieza a alargarse el hipocótilo,
que empuja la plúmula, y en muchos casos el cotiledón o los cotiledones, hacia la superficie del suelo.
Los cotiledones que salen a la luz forman clorofila y llevan a cabo la fotosíntesis hasta que se desarrollan
las hojas verdaderas a partir de la plúmula. En algunas especies, sobre todo de gramíneas, los cotiledones no
alcanzan nunca la superficie del suelo, y la fotosíntesis no comienza hasta que no se desarrollan las hojas
verdaderas; mientras tanto, la planta subsiste a costa de las reservas nutritivas almacenadas en la semilla.
Desde que comienza la germinación hasta que la planta logra la completa independencia de los nutrientes
almacenados en la semilla, la planta recibe el nombre de plántula
Tipos

 Germinación hipógea: En las plántulas hipógeas, los cotiledones permanecen enterrados; únicamente
la plúmula atraviesa el suelo. El hipocótilo es muy corto, prácticamente inexistente. A continuación, el
epicótilo se alarga, apareciendo las primeras hojas verdaderas, que son, en este caso, los primeros
órganos fotosintetizadores de la plántula. Este tipo de germinación lo presentan por ejemplo las
semillas de los cereales, guisantes, habas, robles, entre otras.

 Germinación epígea: En las plántulas denominadas epígeas, los cotiledones emergen del suelo debido
de un considerable crecimiento del hipocótilo (porción comprendida entre la radícula y el punto de
inserción de los cotiledones). Posteriormente, en los cotiledones se diferencian cloroplastos,
transformándolos en órganos fotosintéticos. Finalmente, comienza el desarrollo del epicótilo (porción
del eje comprendida entre el punto de inserción de los cotiledones y las primeras hojas). Por ejemplo
presentan este tipo de germinación las semillas de cebolla, ricino, judía, lechuga, mostaza blanca, entre
otras.

Requisitos
Para que la germinación pueda producirse son necesarios algunos factores externos, como un sustrato
húmedo, suficiente disponibilidad de oxígeno que permita la respiración aerobia, y una temperatura adecuada
para los distintos procesos metabólicos. Además, la latencia de germinación puede requerir determinados
estímulos

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ambientales como la luz o bajas temperaturas, o que se produzca un debilitamiento de las cubiertas seminales.
También contribuye el clima del lugar en el que se encuentra el cultivo. Es importante, conocer y controlar
las plagas que puedan atacar a la futura planta. Si se va a producir germinados para consumo humano, han de
tenerse en cuenta factores muy importantes: higiene de las semillas, agua, medio ambiental en el cual van a
desarrollarse.
Etapas de la germinación

Germinación hipogética de la flor de dicotiledónea/dicotiledónea


(Magnoliopsida)
Para lograr la germinación, la semilla necesita primordialmente agua y,
dependiendo de la variedad de planta que se trate, puede requerir
mayor atención en cuanto a temperatura y condiciones de luz más
específicas. Cada año, este ciclo de reproducción se repite de manera
invariable. Sólo se alterará si cambian las condiciones del entorno. Así,
si una planta de zona húmeda es cambiada de entorno y clima, haciéndolo más seco, esta planta se adaptará al
cambio o morirá por no tener la capacidad de adaptarse a las nuevas condiciones climáticas. Teniendo las
condiciones mínimas, la planta formará las semillas o las esporas. El viento o los animales se encargarán de
llevarlos a tierras fértiles, reiniciando así el ciclo de la vida, con la formación de una nueva planta.
La emergencia de la raíz, que inicia el crecimiento de la plántula, está desencadenada por la presión de
turgencia. El crecimiento inicial requiere la utilización de las sustancias de reserva que previamente se habían
almacenado en el endospermo o en los cotiledones. Para ello, tiene que haber un proceso de hidrólisis previa y
movilización que genere moléculas de pequeño tamaño que puedan ser utilizadas por la plántula en
desarrollo. La hidrólisis de proteínas está catalizada por diversos tipos de endopeptidasas y exopeptidasas,
que liberan pequeños péptidos y aminoácidos. La movilización de lípidos implica a tres tipos de orgánulos: los
cuerpos lipídicos, los glioxisomas y las mitocondrias; las enzimas clave en la metabolización de los lípidos, que
pueden ser transformados en hexosas, son la isocitrato liasa y la malato sintetasa, cuyos niveles aumentan
notablemente durante la germinación.
El almidón,es el principal carbohidrato de reserva; puede hidrolizarse mediante la acción de α–amilasas y β–
amilasas, o por la almidón fosforilasa, liberándose monosacáridos, disacáridos y oligosacáridos. La movilización
de las reservas de fosfato se produce por acción de la fitasa. El embrión puede ejercer un control de las
distintas actividades enzimáticas mediante la síntesis y liberación de fitohormonas.
El ejemplo más típico de control hormonal es el de la hidrólisis de almidón por activación de las α–amilasas
mediada por giberelinas en semillas de cereales. Mientras que las giberelinas, y parece ser que también
el etileno, tienen un claro efecto estimulador de la germinación, el ácido abscísico, por el contrario, inhibe los
procesos relacionados con el proceso de germinación.

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IMBIBICION
la entrada de agua en la semilla desde el medio exterior es conocido como imbibición. La hidratación de los
tejidos de la semilla es un proceso físico con una duración variable según la especie considerada. Una vez que
la semilla se ha hidratado, comienzan a activarse toda una serie de procesos metabólicos que son esenciales
para que tengan lugar las siguientes etapas de la germinación. Si las condiciones del medio no son aptas para
su desarrollo, la germinación no tendrá éxito.
La imbibición es de suma importancia en la germinación de semillas, pero cabe destacar que existen otros
factores que son vitales, los cuales definimos a continuación:

Oxigeno
El oxígeno llega al embrión disuelto en el agua de imbibición, siendo imprescindible para que la germinación
pueda tener lugar. Sólo, excepcionalmente, las semillas de algunas especies, sobre todo de plantas acuáticas,
pueden llegar a germinar en ausencia o con bajas concentraciones de oxígeno. La entrada de oxígeno a la
semilla puede estar interferida por la presencia en las cubiertas seminales de compuestos químicos (fenoles) o
estructuras especializadas (capa de mucílago). Asimismo, las altas temperaturas, que disminuyen la solubilidad
del oxígeno en el agua, pueden dificultar la entrada del oxígeno y por tanto la germinación.

Temperatura:
Para cada especie existe un rango de temperaturas dentro del cual puede tener lugar la germinación de sus
semillas. Este rango queda definido por una temperatura máxima y una temperatura mínima para la
germinación; considerándose como temperatura óptima de germinación, la temperatura, dentro del intervalo,
más idónea para obtener el mayor porcentaje de semillas germinadas en el menor tiempo posible. Un rango de
temperaturas habitual para especies de zonas templadas es el comprendido entre 5 y 25 °C. No obstante, el
rango de temperaturas en el cual germinan las semillas de una especie puede variar en función de distintos
factores, como son la variedad y el oxígeno geográfico. Otras especies son capaces de germinar a
temperaturas superiores a 40 °C o inferiores a 5°C; sin embargo, normalmente, temperaturas tan bajas suelen
afectar a las semillas durante las primeras etapas de la imbibición, lo que implica la aparición de aIteraciones
morfológicas en las plántulas que dificultan o impiden su supervivencia.
En condiciones de Iaboratorio no son las temperaturas constantes las que suelen determinar una mayor
germinación, sino las temperaturas alternas, por ejemplo 15 °C (16 horas) y 25 °C (8 horas). Ello se supone
que es debido a que este régimen de temperaturas simula las condiciones reales a las que las semillas se ven
sometidas en condiciones naturales. El control de la germinación por la temperatura permite asegurar que la
semilla sólo germinará cuando las condiciones ambientales sean las más adecuadas. Así, las especies de
verano germinan a temperaturas más elevadas que las especies de invierno. Las especies de malas hierbas
germinan escalonadamente según varía la temperatura a lo largo del año, lo que minimiza la competencia entre
sus plántulas y asegura una mayor tasa de supervivencia.

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Iluminación:
EI efecto que las condiciones de iluminación tienen sobre las semillas permite clasificar a éstas en tres
categorías:

a) Semillas con fotosensibilidad positiva. Son semillas que germinan preferentemente bajo iluminación.

b) Semillas con fotosensibilidad negativa. Son semillas que germinan preferentemente en oscuridad,
mientras que la iluminación inhibe su germinación.

c) Semillas no fotosensibles. Son semillas que germinan independientemente de las condiciones de


iluminación.
Así, en las especies cuyas semillas se incluyen en la primera categoría (fotosensibilidad positiva), la
germinación no tiene lugar si están profundamente enterradas. En estas especies, algunas típicas malas
hierbas, la germinación no tiene lugar hasta que no se sitúan cerca de la superficie del suelo, ya sea por causas
naturales o por el laboreo para la preparación del terreno.
En especies con semillas que presentan fotosensibilidad negativa ocurre todo lo contrario, las semillas para
germinar deben situarse a cierta distancia de la superficie del suelo para protegerse del efecto inhibidor de la
luz blanca. Esta protección se logra a escasa profundidad, dado que la transmisión de luz a través del suelo es
muy baja, estimándose que sólo el 2% de la luz atraviesa los dos primeros milímetros de un sustrato arenoso.

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Referencias
↑ Real Academia Española y Asociación de Academias de la Lengua
Española (2014). «germinación». Diccionario de la lengua española (23.ª edición).
Madrid: Espasa. ISBN 978-84-670-4189-7.
o ↑ Saltar a:a b c d Oreste Arrigoni, Elementi di Biologia Vegetale. Botanica Generale, Milano, Casa
Editrice Ambrosiana-Milano, 1977, pp. 3-17.
o ↑ Saltar a:a b c d e f Raven PH, Evert RF, Eichhorn SE (2005). Biology of Plants (7th ed.). New York:
W.H. Freeman and Company Publishers. pp. 504–508. ISBN 978-0-7167-1007-3
o ↑ Street H. E. e H. Opik, The physiology of flowering plants, E.J.W. Barrington, 1971.

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