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1806-1910
EJE N°1: CRISIS IMPERIAL, REVOLUCIÓN Y GUERRA. (1806-1820)
LA PLEBE PORTEÑA: La plebe urbana de Buenos Aires era un grupo muy heterogéneo
integrado por jornaleros, changadores, vendedores ambulantes, artesanos pobres,
repartidores de pan, lecheros, aguateros, lavanderas, costureras, pescadores, mozos,
marineros, y gente sin ocupación fija. Todos estos tenían en común su residencia urbana y
su situación subalterna en la sociedad y su pobreza material. Algunas de las denominaciones
que la historiografía ha dado a estos sectores fueron sectores populares, clase obrera, clases
populares, clase baja, populacho, multitud, pueblo, clases trabajadoras, grupos subalternos,
masas, plebe urbana.
La denominación más adecuada que se usa para este período de la historia es de “plebe
urbana” así denominaban los porteños a la población que ocupaba lo más bajo de la
pirámide social.
LA PARTICIPACIÓN DE LA PLEBE EN LA POLÍTICA: la victoria sobre los ingleses en 1806-
1807 provocó un afianzamiento de la identidad, del sentimiento de patria, y también
implico la entrada masiva de miembros de la plebe en las milicias voluntarias que no
desapareció luego de las invasiones inglesas, sino que siguió hasta 1820 aprox, creando un
canal de comunicación entre la plebe urbana y la elite local por fuera de la administración
colonial. Estas milicias fue una de las vías que utilizó el gobierno para llevar a cabo su
revolución y estar preparado ante cualquier acto de contrarrevolución; así fueron ganando
presencia en las celebraciones públicas, hacían intervenciones y la apropiación de los
motines autónomos en el ejército y la milicia.
Participación de la plebe: nacida en la nueva vida pública en 1810 con los eventos
que fueron surgiendo a raíz de la revolución. Las fiestas fueron el medio para ganar
la adhesión a la causa revolucionaria de sectores que no eran de la elite, en cada
aniversario de la revolución el cabildo organizaba una fiesta y eran partícipes de ella
la plebe urbana que tenía un lugar visible en todos los actos festivos.
La participación en los conflictos intraelite: a principios de 1811 el enfrentamiento
entre el sector moderado que serían los “saavedristas” y el más radical “morenistas”
empeoró. Su desenlace fue forzado por los saavedristas, llamaban a los miembros
de la plebe de los suburbios y la zona de las quintas mediante la influencia de los
alcaldes de esos lugares para hacer revueltas en las plazas principales para cambiar
el gobierno. Frente a los morenistas que defendían la situación de los peninsulares.
En estos conflictos intervenía la plebe, otra de sus funciones.
Los líderes populares y el Cabildo de Buenos Aires: Dongui afirma que esta clase de
la plebe no estaba lo suficientemente preparada para poder generar lealtades
duraderas; en la etapa del gobierno de Pueyrredón, la plebe pasa a ocupar un lugar
de “oposición popular”. Hay que destacar que, en las dos fases de la revolución, en
un antes y después hubo diferentes actitudes de la plebe, hubo un grupo formado
por militares y publicistas con líderes como Dorrego, Soler, entre otros. Que ganaron
mayor prestigio y ese lugar por ser buen comandantes del ejército.
Los motines “autónomos”: los miembros de la plebe fueron un componente
sustancial de los nuevos tercios cívicos en el que se dividió las milicias una vez
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marino sin mucho prestigio, que se convierte ahora en virrey y buscará mejorar la economía
porteña. Fue Mariano Moreno que en su “Representación de los Hacendados” que sostiene
una vía para mejorar la crisis económica, donde quiere concentrar todas las producciones
rurales para poder exportar, optando por el comercio libre y además que sea Gran Bretaña
su principal comerciante. Cisneros sigue los pasos de Moreno, autoriza el comercio con los
ingleses. En manos de este virrey comienza el proceso de revolución de 1810.
DONGUI. EL PRIMER CICLO DE LA REVOLUCIÓN: 1810-1815.
Para el día 22 de mayo de 1810, el orden colonial no existe, pero su sucesión todavía no
está resuelta, el Cabildo asume el poder vacante el día 23 para crear una Junta integrada
por el ex virrey Cisneros, Saavedra, Castelli, Incháurregui y Solá. Pero el pueblo no acepta y
busca participación, estando todo el pueblo en la plaza reclamando que ellos elijan a los
vocales e integrantes de la Junta. Se conforma una nueva Junta, los nuevos gobernantes
serían: Saavedra, los secretarios Moreno y Paso, los vocales serían Manuel Belgrano, los
comerciantes Larrea y Matheu que estarían encargados de los periódicos.
Mediante expediciones militares decidieron repartir la noticia de la instalación del nuevo
virreinato a toda su jurisdicción, esto lleva a una rivalidad entre los revolucionarios, que
querían romper el lazo con la metrópoli y los contrarrevolucionarios quienes jurarían
fidelidad a Fernando VII y rechazando la nueva autoridad de Buenos Aires, el primero en
esta en contra claramente fue la Banda Oriental, Montevideo decide jurar fidelidad al rey,
en manos ahora como virrey de Elío desembocará en enfrentamientos que durarían por
varias décadas.
Otro de los focos que estaban en contra de la autoridad de Buenos Aires era Córdoba, junto
a las autoridades que se encuentran ahí, los obispos, el intendente, el jefe de las milicias
locales, el ex virrey Liniers ven con extrema desconfianza a la junta porteña; frente a esta
situación, Córdoba no envía a diputados a la junta de Buenos Aires y decide jurar fidelidad
al Consejo de Regencia. La nueva junta hace uso de las armas frente a esta situación,
obligando a Córdoba a cambiar su fidelidad y aceptar la dominación porteña. La Junta
decide ejecutar a los cabecillas contrarrevolucionarios, adentrándose en la jurisdicción
cordobesa, las milicias porteñas se enfrentan a los pocos milicianos que se encontraban,
terminan huyendo de la campaña ofreciendo una resistencia muy ineficaz. Hasta el ex líder
popular Liniers es ejecutado, y el intendente del momento y otros que iban en contra del
dominio porteño. Así ponen autoridades fieles a los porteños, la nueva junta de Buenos
Aires iría de jurisdicción en jurisdicción de todo su virreinato para ir buscando su fidelidad,
en algunas provincias del norte donde apenas iban en contra las autoridades porteñas se
encargaban mediante las armas de jurar obediencia al Junta Central. Los territorios de
Corrientes, Entre Ríos pronto se unieron a la dominación de Buenos Aires, Misiones prestó
obediencia sumisamente; pero en el caso de Paraguay, decide obedecer al Consejo de
Regencia y mantener una buena relación con la junta central, caso contrario de
Montevideo.
La guerra es el nuevo horizonte del movimiento revolucionario, por ello se profesionalizó el
ejército y el cuerpo miliar de Buenos Aires, a lo largo de 1810, los batallones formados de
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Para 1810 la situación política era muy confusa, fue una revolución, pero, ¿cortando con
cualquier lazo con España? Para muchos la idea fue formar un gobierno autónomo, un
autogobierno, sin dominio de la metrópoli. Cabe destacar que fueron las milicias urbanas
quienes se lanzaron a la idea de autonomía, el movimiento contó siempre con apoyo
popular, en especial de la plebe urbana, y fundamentalmente que todos los hechos de mayo
fueron porteños, es decir, Buenos Aires actuó como epicentro, olvidándose del gran
territorio que tenía para gobernar. El primer paso para ello fue hacer correr la noticia de la
nueva junta y a la que debían garantizar la fidelidad, transformaron sus ejércitos, y el primer
foco de resistencia fue Córdoba y recibió una dura represión que terminó con la ejecución
del intendente y de Liniers, el ex líder popular. Como consecuencia de esta situación la
mayoría de las ciudades fueron sometiéndose voluntariamente.
En las intendencias más lejanas al Virreinato como Paraguay y el Alto Perú, así como
también la siempre conflictiva Banda Oriental donde se expresaron las mayores
resistencias.
La nueva nación española conforma un Consejo de Regencia donde invitaba a todos los
territorios dependientes, tanto peninsulares y americanos, a elegir diputados, la Corona
quería formar una nueva nación española, nuevas bases de legitimidad y legalidad. Pero el
Río de la Plata se opuso a esto, también lo hizo parte de Nueva Granada y Venezuela,
mientras que otras zonas de américa si aceptaron ser parte de las Cortes de Cádiz; a raíz de
esto se suceden dos bloques opositores en América, los leales a España y los insurgentes,
claramente el Río de la Plata formó parte de los rebeldes.
Centrándonos en los rumbos políticos de la revolución, en Buenos Aires comenzó a
distinguirse dos grupos políticos, por un lado, Mariano Moreno “morenistas” con la postura
de que los diputados debían formar un congreso destinado a dictar una constitución y a
establecer una forma de gobierno, este grupo considerado como más radical, abriendo el
camino a la emancipación definitiva; caso contrario con el segundo grupo comandado por
Cornelio Saavedra, “saavedristas”, apoyaba la moción de formar una junta ampliada, un
grupo más conservador, es decir, no significa someterse a la metrópoli sino mantener un
rumbo político más prudente y estar atento a los acontecimientos de la península española.
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provincias del norte, o de castas, luego de 1810 se vieron en las propias milicias
enfrentamientos de revolucionarios vs contrarrevolucionarios, en los primeros estaban los
Patricios, Arribeños, cántabros; y en la segunda los peninsulares: Vizcaínos, catalanes,
gallegos y parte de andaluces. Este enfrentamiento se da principalmente por la formación
de la Junta Provisional revolucionaria, el principal foco contrarrevolucionario se encontraba
en Montevideo bajo el mando de Elío, que buscaba la destitución de Liniers, así manda a las
milicias que están en contra del rompimiento político de la metrópoli (los peninsulares,
vizcaínos, gallegos, etc.) en manos del otro opositor Álzaga a enfrentarse a los Patricios,
pero salen perdiendo y no logran el golpe de estado que buscaba Montevideo. Cada enero
se hacía elecciones en las juntas, y agarrado del origen francés de Liniers, de Elío hace que
renuncie, acusándolo de traidor, claramente busco aliados para poder enfrentarlo. Pero las
fuerzas revolucionarias se enfrentaron a esto, logran obtener el apoyo de gran parte de las
milicias españolas y se enfrentan a Saavedra directamente, asesinándolo por ser un
contrarrevolucionario. Liniers fue obligado a retirar su renuncia y retomar su cargo, se firma
un decreto donde se exige la disolución de las milicias peninsulares (aunque algunas
siguieron de manera ilegal). Seguía en pie la abdicación de Liniers, por una orden de la Junta
Central de Sevilla se recambia las autoridades de Buenos Aires, claramente el objetivo era
colocar a uno de “los suyos”, el objetivo era romper con el equilibrio y restablecer la
dominación colonial; colocan en el gobierno a Baltazar H. de Cisneros, llegando este a
Buenos Aires con el plan de liquidar con las ideas revolucionarias para ellos trajo consigo
los nombramientos de Vicente Nieto y Javier Elío como autoridades para el Río de la Plata.
Pero tal situación llevaría a una guerra civil, los revolucionarios porteños estaban listos para
enfrentar militarmente al nuevo virrey, pero tanto Liniers, como Pueyrredón consideraron
que no era el momento y calmaron a la plebe urbana.
Asume en 1809 Cisneros y lo primero que hace es armar el cuerpo de milicias peninsulares,
pero para el 18 de mayo llega la noticia de la caída de la última junta de España, enterado
el pueblo de esto exigen un cabildo abierto y la pronta destitución de Cisneros, el día 25 se
elige una nueva junta integrada por los revolucionarios más representativos.
EL PROBLEMA DE LA VIOLENCIA EN LA REVOLUCIÓN.
Podemos dudar de varias cosas de la revolución, si fue una revolución social, si hubo lucha
de clases, o sí cumplió su meta; pero hay un tema que no hay dudas de ellos, fue la enorme
dosis de destrucción de vidas y recursos, el uso masivo de la violencia, sostiene el autor que
el nacimiento de la argentina está asociado con la violencia.
Aclara el autor cómo escriben o cuentan a los hechos que ocurrieron ese 25 de mayo de
1810, la historia oficial se encargó de decir que fueron hechos normales, una lucha pacífica,
donde un conjunto de diputados se reúne en la casa de Tucumán y allí acuerdan la
independencia; se omite que las elecciones habían sido dirigidas por los grupos que
apoyaban el centralismo porteño contra la federación artiguista; no se cuenta tampoco que
este congreso fue rechazado, su Constitución de 1819 fue rechazada y provocó un
alzamiento contra las autoridades de Buenos Aires; a diferencia del 25 de mayo el 9 de julio
no despertó ningún festejo popular ni tampoco permaneció en la memoria colectiva. La
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argentina no tiene dos fechas patrias porque los revolucionarios hayan hecho las cosas por
la mitad, sino porque quiénes se encargaron de diseñar las efemérides han intentado dividir
el pasado.
Una segunda caracterización de la revolución que hace la historia oficial, fue la de
“naturalizar” la guerra, de despolitizarla, es decir, sacarle su carácter político. Se estudian
las campañas, los nombres, las derrotas, una gana y otra pierde, pero no se hace énfasis en
por qué una sociedad decide emplear sus medios en organizar una máquina de destrucción.
Fueron los explotados quienes pagaban con su propio cuerpo en la guerra, como los
artesanos, los jornaleros, y hasta esclavos, todo para que los propietarios gozaran de un
régimen de imagen que serían los oficiales, preservados porque debían llevar al ejército y
los que podían reconstruirlo tal fuera el caso. Muchos autores afirman que el cuerpo de
milicias era voluntario, pero este autor lo niega, sostiene que la burguesía le obligaba a
hacerlo.
Otra operación que la historiografía ha dejado de lado fue la cantidad de fusilados,
encarcelados que hubo en este proceso revolucionario, a cualquier persona, sin importar
su índole social, que se imponía a la dominación porteña era destruido. Tal el caso del líder
popular, Liniers, que fue fusilado por estar en contra de la junta de Buenos Aires, los
porteños determinaron matarlo porque tenía mucho apoyo popular y era un peligro para la
elite porteña, podría haber causado cualquier sublevación.
Para poder llegar al poder es necesario hacer uso de la fuerza, desde el principio de los
tiempos el estado tuvo que hacer uso de la coerción física para imponer algo, lo sigue siendo
hasta nuestros días, es uno de los componentes para que funcione el Estado. El uso de la
guerra trae consigo contar con mucho dinero, con los medios materiales para mantenerlo
en pie, la política no es posible si la economía no la respalda, lo decía Belgrano “ejército y
dinero son nuestras principales exigencias para salvar a la patria”.
HABLAMOS AHORA DE LA ECONOMÍA DURANTE EL PROCESO REVOLUCIONARIO.
ROBERTO, SCHMIT: El comercio y las finanzas públicas en los estados provinciales.
En materia política fue un proceso muy inestable, con relación a lo económico poco a poco
se integraría al mercado atlántico como proveedor de materias primas, logrando para el
siglo XIX la inserción de la Argentina en el mundo industrial.
En un principio, Buenos Aires se encontraba en el circuito mercantil con Potosí, durante la
época colonial, una economía regional de explotación de las minas del Alto Perú. Con las
reformas borbónicas y la creación del virreinato del Río de la Plata se le otorgo a la nueva
capital todo el manejo de las finanzas y de los recursos que ofrecía las minas de Potosí, esto
hizo aumentar la caja fiscal porteña y lograba cubrir todos los gastos del Estado, Buenos
Aires se convierte ahora en una ciudad-puerto.
Luego de 1810 y con las guerras de independencia que fueron sucediendo y además con la
crisis de la producción minera el circuito comercial de entonces comienza a desaparecer.
Como consecuencia de la revolución de 1810, el estado del virreinato se quedaba sin
recursos financieros y su economía sufría la alteración de los patrones mercantiles. Durante
la primera década post-revolucionaria algunas economías se comienzan a fortalecer debido
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al libre comercio decretado en 1813 donde había una inclusión de las producciones rurales
en la economía atlántica.
La economía ganadera de Buenos Aires inicia un ciclo de crecimiento ligada con la inclusión
a la producción pecuaria (ganado) porteña en el mercado atlántico. Así fue posible que la
campaña rural bonaerense sostuviera un exitoso crecimiento que llevo a una expansión
territorial, económica y comercial.
Para poder suplantar el no ingreso de las remesas metálicas altoperuanas lo remplazaron
con los ingresos aduaneros, que pasaría a ser el sostén de la política fiscal del virreinato,
pero solamente de Buenos Aires, dejando de lado las economías de las provincias. Fue el
libre comercio que defendieron los porteños para lograr una buena economía, y mantener
buenos lazos comerciales con Inglaterra porque la misma era la principal potencia
económica de la época. Las relaciones comerciales luego de la independencia con las
provincias fueron restringidas, el libre comercio solo involucraba a Buenos Aires y
Montevideo y no para los que se encontraban en los ríos Paraná y Uruguay.
Durante todo el proceso revolucionario y luego de 1820, además de consolidar una base
política, el estado virreinal debía encontrar su propia economía para salir adelante, gracias
a la creación del puerto de Buenos Aires y el uso del libre comercio logró mantener una
buena economía, con la aduana, pero no tuvo un buen repartimiento, que fue causa de las
rebeliones del interior, de las provincias, por un lado, no podían participar del libre
comercio, lo que producía un estancamiento económico y esto siempre terminó en
enfrentamiento con Buenos Aires, que actuaba solamente como epicentro, valiéndose de
las importaciones solo para su ciudad, dejando de lado el extenso territorio que tenía. En el
caso de Corrientes, por ejemplo, afectó a su economía por el comercio con Brasil, los
correntinos no podían competir ni con los precios ni con la calidad de los productos, al
tener un librecambismo fue una fuerte competencia con el mercado bonaerense, así
desestabilizó a los productores correntinos, llevando a exigir a Buenos Aires la libre
navegación de los ríos y los aranceles del comercio, y también obtener beneficios de las
rentas aduaneras, pero fue en vano la petición llevando a numerosos enfrentamientos
militares para poder conseguir la libre navegación de los ríos.
En suma, las provincias de nuestro actual territorio luego de la revolución tuvieron una
orientación económica bifronte, de dos caras, convivieron economías fuertemente
vinculadas al mercado Atlántico (litoral-bonaerense) y otras constituidas por pequeños
mercados locales y regionales, que se abastecían de los productos ultramarinos a través de
los puertos chilenos-bolivianos (noreste-cuyo).
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por ende, durante esta etapa se recurre a empréstitos que solicitaba la caja fiscal de Buenos
Aires a los capitalistas.
A partir de 1820 la política fiscal tomó un rumbo más firme: nuevas leyes de aduana,
recaudación impositiva y de emisión monetaria. La evolución de las actividades mercantiles
fueron un factor determinante para la recaudación fiscal que cada Estado o provincia
dispondría, por ejemplo, el estado bonaerense conto con una gran ventaja debido a la
intensa actividad mercantil de su puerto gozando de un privilegio frente a las demás
provincias.
En cuanto al gasto público, el mayor gasto que tenía el estado era en el aparato militar y la
estructura administrativa de los estados provinciales para poder afirmar y defender su
soberanía y dominio territorial, más en zonas fronterizas, la defensa de los ataques
indígenas y de bandoleros.
Hubieron modalidades diferentes en la recaudación de ingresos y gastos provinciales, tal es
el caso de corrientes, qué basó su política fiscal en la recaudación de recursos a través de
un sistema mercantilista proteccionista que intentó eliminar el déficit comercial mediante
el estricto control del gasto público; caso contrario al de Buenos Aires que optó por el
librecambismo, disponiendo de recursos fiscales procedentes de su actividad comercial
ultramarina y la emisión de papel moneda para financiar el gasto público.
Las finanzas de las demás provincias, Entre Ríos, Córdoba, Santa Fe y Jujuy fueron menos
opulentas, las finanzas de:
Entre Ríos soportaron un progresivo deterioro que se extendió hasta la década de 1830
debido también a la inestable situación política que vivió la provincia, los permanentes
conflictos militares consumieron rápidamente los limitados fondos públicos y recurrir así al
endeudamiento, para la década de 1840 comienza a revertirse esta situación cuando se
estabiliza la situación política teniendo un leve progreso económico.
La política de finanzas de Córdoba también vivió momentos de crisis, los recursos
provenían de los impuestos directos al comercio, de importación y exportación, el resto de
los ingresos provenían de empréstitos y auxilios, pero no eran suficientes para abastecer
los gastos militares llevando a tomar crédito público.
Las finanzas de Santa Fe tuvieron un saldo positivo, pero escondiéndose detrás de este
superávit un endeudamiento, tenían una economía estancada y una débil organización
estatal; los ingresos fiscales provenían del comercio y de la recaudación de sus impuestos.
En derechos de aduanas, de tiendas y pulperías. También cobraban un impuesto directo, el
diezmo sobre la producción agrícola y ganadera. Como en las demás provincias el mayor
gasto público se concentraba en el ejército.
Jujuy, por su parte fue uno de los últimos estados provinciales en construir su autonomía
política al separarse de salta en 1835, obtiene su financiamiento mediante los impuestos y
el endeudamiento público. Las cargas impositivas estaban en la extracción de mercancías,
ganados y personas, el ingreso fiscal más importante provino de la exportación de ganado.
Concluyendo, el autor afirma que luego de 1820 la organización de las finanzas provinciales,
a excepción de Buenos Aires, ellas tuvieron una situación muy precaria, los recursos que
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lograban obtener se gastaba en gastos militares, luchas entre provincias, etc., llevándoles a
endeudamientos permanentes.
TULIO HALPERIN DONGUI: “Las consecuencias económicas de la revolución.”
La revolución y la guerra han traído pobreza en vez de riquezas y prosperidad, ¿por qué?
Afirma el autor que la revolución trae consigo la guerra y ésta la destrucción de las riquezas,
por otra parte, hay una dislocación del orden español.
Las contribuciones recaen sobre todo en los comerciantes, se observa también una división
de un sector con otro, el comercio (Buenos Aires) corre con el comercio a cuestas de los
frutos y ganados de los hacendados (provincias); va existiendo una gran diferencia entre la
capital y sus provincias. Habiendo entonces un sector mercantil privilegiado que sería el de
los comerciantes británicos, frente a esta potencia se encuentra el de los comerciantes
provinciales con sus productos regionales, los criollos están muy debajo de los ingleses,
diferenciando una clase privilegiada (ingleses) y una clase baja (criollos).
Otra de las consecuencias de la guerra fue la pérdida de los recursos de las minas del Alto
Perú que significaba un gran abastecimiento para Buenos Aires, afectando a Santa Fe,
Tucumán (que construía carreteras), Salta (por la feria de mulas).
CHIARAMONTE, JOSE CARLOS: “Mercaderes del Litoral y Buenos Aires”.
El sector mercantil desarrolla una función dominante, que lo va a llevar al amparo del
monopolio, para ello necesita proporcionar la estructura necesaria para la circulación
mercantil como también el financiamiento de las producciones locales. Este sector
mercantil se va a transformar en un grupo dominante, como lo va a ser Buenos Aires
(mercantil-estanciera) luego de la independencia al tener el monopolio del puerto con el
comercio de importación y exportación trayendo consecuencias negativas para el desarrollo
de las provincias y de sus economías regionales.
Economías provinciales: luego de la guerra de la independencia las provinciales litorales
padecen de las graves consecuencias, Santa Fe y Entre Ríos se encuentran con su
producción ganadera disminuida, Corrientes trabaja con su ganadería, algodón, maíz, caña,
tabaco, frutos y la producción de madera de construcción, trabajando siempre con una
política proteccionista. Buenos Aires por su lado, vive una notable expansión pecuaria que
sirve para el mercado externo, cueros, carne salada, como también el mercado local de
carne para el consumo.
En el transcurso de la década de 1820 se reabre el comercio con los andes, mulas para la
minería, ganados vacunos para el abasto, saladeros, jabón cuyano y frutas secas, la
reapertura de este mercado llega en buen momento porque al mismo tiempo se debilitaba
el mercado Litoral y Buenos Aires para la vitivinicultura (vinos) debido a la competencia
europea. Las zonas de Córdoba, Santiago del Estero y Tucumán van a resurgir la ganadería,
la cría de ganado para el tráfico hacia Chile se expande en estas provincias como también
en La Rioja, San Juan hasta llegar a los Andes, constituyendo la “franja del oasis” al pie de la
cordillera. De esta manera, la producción del interior se recupera de las consecuencias de
la revolución.
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