Está en la página 1de 29

Antecedentes a la

Revolución de Mayo
La rebelión de Tupac Amaru.

Billete de 50 soles que recuerda al líder tupamarista José Gabriel Condorcanqui.

Ver video: https://www.youtube.com/watch?v=21Z65dzWtNQ

Hola estudiantes vamos a seguir analizando los ejes. A partir de ahora


vamos a continuar con los antecedentes a la Revolución de Mayo o como le
decía Mariano Moreno “Nuestra gloriosa insurrección”.

Los antecedentes a un hecho importante como este marcan una línea (o


líneas) de continuidad histórica, como por ejemplo el descontento social, la
crisis de dominación, el cuestionamiento de la legitimidad colonial, entre otros

Esta insurrección contó con la alianza de indígenas y criollos, los primeros


reivindicaban el pasado incaico y luchaban en contra de los abusos coloniales
como los tributos y repartimientos, los segundos en contra sobre todo de los
altos impuestos que los corregidores en nombre de la Corona les imponían. En
una fase más avanzada, los indígenas radicalizan el movimiento y proceden
a la quema de iglesias y algunas propiedades, es así que los criollos
propietarios temen que el desarrollo del proceso los tenga como víctimas,
entonces se pasan al bando de los españoles.Veamos la explicación que hace
el historiador cubano sobre esta impresionante rebelión criollo indígena.
Entre las primeras acciones del segundo Túpac Amaru estuvo la abolición de los repartimientos,
entre ellas las onerosas distribuciones forzadas de mercancías superfluas llevadas a cabo por los
corregidores. el nuevo Inca también dispuso la abolición del tributo, la mita y el diezmo.
Además, llegó a prometer la libertad a los negros esclavos de la costa.
Sus líderes
Por el dictado para su coronación, Túpac Amaru II denunciaba los maltratos cometidos contra
los pueblos originarios, condenaba los abusos de los corregidores y desconocía la autoridad de
la corona española. En ese texto se proclamaba Inca, Rey del Perú, Santa Fe, Quito, Chile,
Buenos Aires y continentes de los Mares del Sud. (Guerra Vilaboy, S 2015: 150)
Finalmente, el ejército irregular de la rebelión no será tan eficaz,
militarmente hablando y les líderes serán apresados y ejecutados en la plaza
pública.

La rebelión de Tupac Amaru y las luchas por la independencia de


EEUU o la Independencia de Haití fueron antecedentes que permitieron ver
las posibilidades de dejar de ser colonia y colocaron la semilla para un deseo de
futura independencia. La elite criolla influenciada por estos movimientos y el
iluminismo, serán los sectores que comiencen a diagramar el plan político que
socave el imperio colonial.

Revolución de Mayo
1810

Invasiones
Invasiones Inglesas
Napoleónicas
1806 y 1807
A España 1808

En 1806 y 1807 los bordes del imperio estaban desguarnecidos, la


invasión se anunciaba. Las autoridades españolas en el río de la Plata, vacilaban
y no advertían a la población de los peligros de invasión. Los ingleses que
tienen apetitos imperiales ven la oportunidad anexionista. Unos 1400 hombres
desembarcan en la ciudad al mando de William Beresford y toma las medidas de
decretar el libre comercio y que todos los habitantes juren fidelidad a SM
británica. Todas las autoridades españolas juran fidelidad al nuevo amo, menos
uno: el Dr. Manuel Belgrano.

Paralelamente a estos hechos, empiezan a organizarse las milicias criollas


(que estaban prohibidas por el rey), es decir hombres comunes sin formación
militar que se organizan en los primeros regimientos y que preparan la
ofensiva contra los invasores. Así van a surgir diferentes regimientos: Arribeños
(de voluntarios de las provincias del Norte), Pardos y Morenos (de indios,
negros y mulatos libres), de Patricios (el más numeroso con casi 2000 hombres
de clases bajas urbanas).
Abanderado y escoltas del Regimiento N° 1 de Patricios. Antiguo soldado Patricio

Pensemos, ¿ cuál es la composición social de los soldados de nuestras FF.AA?

Esto en sí mismo eran hechos revolucionarios, ya que las milicias criollas


estaban prohibidas. Las mujeres jugaron un rol destacado1. Manuela Pedraza
se destacó en esta época.

Los regimientos practicaban una democracia directa. Los soldados


votaban por aclamación para elegir a los oficiales y éstos a su vez elegían a su
comandante. Saavedra, también terrateniente, fue elegido comandante de
Patricios. Su papel será fundamental a partir de aquí.

El líder de la Reconquista de Buenos Aires, será Santiago de Liniers,


con la huída del virrey Sobremonte, el pueblo en armas proclamará en un
Cabildo Abierto a Liniers como nuevo virrey del río de la Plata. Esto constituye
otro hecho revolucionario, ya que el único que designaba virreyes era el rey y
no el pueblo.

La Defensa exitosa de Buenos Aires ante una segunda invasión en 1807


de más de 12.000 soldados ingleses, le dio a la sociedad porteña una
politización centrada en discutir el papel de las autoridades españolas. No
debemos confundir con discutir los cimientos mismos de la soberanía, que se
los dejamos sólo a los sectores más radicalizados, pero sí se empezaba a
tomar conciencia del propio poderío del pueblo y la experiencia de lucha
dejada atrás.Las referencias que tenemos de la escuela primaria en donde
nos enseñaban que desde techos y balcones las mujeres le tiraban a los
soldados ingleses con aceite y agua hirviendo, son los hechos que demuestran
el carácter popular de la resistencia.

1
https://www.infobae.com/sociedad/2021/07/07/el-heroismo-de-las-mujeres-en-la-defensa-de-buenos-
aires-durante-la-segunda-invasion-inglesa/
Las invasiones inglesas entonces (que en principio se pensaba en
independizarse con la ayuda de ellos y luego se dieron cuenta que solo pretendían
reemplazar a España), sirvieron como surgimiento de las milicias criollas y la
toma de conciencia de sus posibilidades (militarización y politización de la
sociedad) y con la huida del virrey y el pobre papel que el centro estatal habían
desempeñado en estas luchas anti inglesas, la autoridad española empieza
aponerse en cuestionamiento.

-Otro antecedente ( Externo) se da en 1808 cuando Napoleón invadió España y


encarcelaron al Rey Fernando VII, y lanzan una estrategia para avanzar con la
creación de Juntas revolucionarias. Todas las ciudades crearon Juntas de
gobierno y la que centralizaba todas las decisiones era la de Sevilla, al sur de
España. España misma lucha en su territorio contra los ejércitos franceses. En
1810 Napoleón tomará toda la península.

Napoleón Bonaparte

1808 invade España y


apresa al rey

Fernando VII

-Luego de las invasiones inglesas, el pueblo porteño coloca como virrey a


LINIERS (quien contaba con el apoyo de los criollos) era desprestigiado por los
sectores españoles, por ser de origen francés, por lo que en 1809, se levantan
contra él (temían perder el poder en América ante la posible derrota de España
con Francia). La Junta de Sevilla nombra a Baltasar Hidalgo de Cisneros como
nuevo virrey. Es importante ver como se trata de aprovechar los factores externos,
creando una alternativa y las condiciones necesarias para concretar la Revolución.
La caída de la Junta de Sevilla hará –en palabras de Saavedra- “madurar las
brevas”.
LA REVOLUCIÓN DE MAYO
Si bien, ninguna revolución se hace en una semana, los cambios políticos
fundamentales ocurrieron en estos días.

Semana de Mayo

Revolución De Mayo
Semana de Mayo de 1810
18/V Publicación de la noticia de la caída de la Junta Central
de Sevilla

21/V Convocatoria a Cabildo Abierto. Se reparten 450


invitaciones.
22/V C.A: Debate por la destitución del Virrey Cisneros.
1) Grupo Conservador (españoles). Obispo Benito Lué:
“Obedecer hasta el último español”
2) Grupo Revolucionario (criollos) Juan José Castelli: “No
hay gobierno y la soberanía vuelve al pueblo que
elegirá un nuevo poder”
23/V Votación:
• 66votos grupo conservador.
• 132 votos grupo revolucionario. Se destituye a
Cisneros.
24/V Junta Presidida por Cisneros
25/V C.A Primera Junta. Primer Gobierno Patrio.

-El 18/V/1810 llega la noticia de que la JUNTA DE SEVILLA (junta principal de


resistencia española ante la invasión) había caído. Ahí se desencadena la
Revolución. Ahora, la Revolución no es la Semana de Mayo, allí se da el
fundamental cambio político y se desintegra el poder colonial.

Los criollos aprovechan este momento y piden un Cabildo Abierto,el 22/V se


debatió la situación y se votó por la separación del Virrey Cisneros de su cargo y
la instalación de una JUNTA. Castelli va a exponer la teoría contractualista de
la Soberanía Popular una vez que se provoca la total acefalía en España.
Mientras que los españoles seguirán sosteniendo las teorías absolutistas del
Antiguo Régimen. Cisneros el día 24 forma una Junta presidida por él. Esto
exacerba los ánimos revolucionarios. Veamos qué decía uno de los líderes de
“La Legión Infernal” Antonio Beruti al respecto “ Señores: venimos en nombre del
Pueblo a retirar nuestra confianza de manos de ustedes: el Pueblo cree que el
Ayuntamiento ha faltado a sus deberes, y que ha traicionado el encargo que se le
hizo(…)el Pueblo ha reasumido la autoridad (…) no estamos en circunstancias de
que ustedes se burlen de nosotros con sandeces. Si hasta ahora hemos procedido
con prudencia, ha sido por evitar desastres y la efusión de sangre. El pueblo en
cuyo nombre hablarnos está armado en los cuarteles, y una gran parte del
vecindario espera en otras partes la voz para venir aquí. ¿Quieren ustedes verlo?
Toquen la campana, y si es que no tienen el badajo, nosotros tocaremos generala,
y verán ustedes la cara de ese pueblo, cuya presencia echan de menos. ¡Si o no!
Pronto señores, decirlo ahora mismo, porque no estamos dispuestos a sufrir
demoras y engaños; pero, si volvemos con las armas en la mano, no
respondemos de nada.

Luego de una larga noche de reunión, el 25/V se instaló la JUNTA DEFINITIVA


criolla. Los españoles ante esta situación no recurrieron a medidas de fuerza
porque sabían que si se producía una eventual batalla perderían, ya que los
criollos contaban con las milicias acuarteladas en sus regimientos.

¿Dónde está la participación del pueblo? ¿Si los vecinos eran las clases
propietarias de la población, fue la Revolución de Mayo una revolución popular?

Como decía Simón Bolívar, “En el ejército está el pueblo”. Las milicias están
acuarteladas y preparadas para actuar. Los grupos radicalizados como la
Legión Infernal de Domingo French y Antonio Beruti amenazan a españoles en
las inmediaciones del Cabildo para que no asistan y no voten. En las afueras
del Cabildo del 25/V hay una gran multitud.

Ese ejército, tomará un Plan Continental más ambicioso, la Logia Lautaro


(organización masónica para la liberación americana) con San Martín a la cabeza
lleva adelante la estrategia de que la liberación pasaba por extender el
proceso a toda la América hispana y no solamente al río de la Plata. Así,se
desatará la guerra revolucionaria que durará más de 15 años e implicará, no
solo la Independencia nacional, sino la de Chile y Perú.Bolívar, hará su parte
por el Norte.

Por lo que se puede decir que:

-Se trató de una revolución anticolonial,consciente y popular y había una clara


intención interna conspirando para destruir el estado colonial. El
proyectocontractualista de los sectores de lo que podríamos llamar la “izquierda
de Mayo” triunfaron. Se aprovecharon factores externos favorables al camino de
gobierno-No fue una revolución social, ya que no alteró en lo esencial a las
relaciones sociales de producción dominantes en la época colonial, pero si fue una
revoluciónpolítica anticolonial que llevaría inexorablemente a la Independencia
nacional, completándose en su totalidad en el año 1816.

Uno de los primeros documentos que proyectan las ideas del ala democrática
o más revolucionaria es el Plan de Operaciones de Mariano Moreno. Veamos
una cita que nos permite ver la radicalización de esos tiempos y abrir el eje
de la violencia política.

"La moderación fuera de tiempo no es cordura, ni es una verdad; al contrario, es


una debilidad cuando se adopta un sistema que sus circunstancias no lo
requieren; jamás en ningún tiempo de revolución, se vio adoptada por los
gobernantes la moderación ni la tolerancia; el menor pensamiento de un hombre
que sea contrario a un nuevo sistema es un delito por la influencia y por el estrago
que puede causar con su ejemplo, y su castigo es irremediable.
Los cimientos de una nueva república nunca se han cimentada sino con el rigor y
el castigo, mezclado con la sangre derramada de todos aquellos miembros que
pudieran impedir sus progresos." Plan de Operaciones 1810

Cierre:
Hemos visto y construido el contexto externo e interno, de los antecedentes
a la Revolución de Mayo y los principales acontecimientos de la Semana de
Mayo. Enfatizamos el carácter popular de las invasiones y de la Revolución
misma. Por último hicimos un ejercicio de análisis historiográfico sobre este
hecho tan importante de nuestra historia. Tomemos en cuenta, cada una de
estas posturas y enfoques de interpretaciones tan diferentes. ¿Cuál es la
tuya?

Te invitamos a hacer un simple análisis historiográfico sobre la RM, ¿te


acordás cuando Macri en un acto y, en frente al rey de España habló de
angustia?. Puedes elegir la actividad 1 o 3. La actividad 2 es obligatoria.
1- Lee los textos a continuación de estos tres autores (Romero –Pigna-
Gastiazoro) y distingue sus puntos de diferencia y coincidencia y qué
es lo que cada uno resalta del proceso.
2- Realiza una interpretación breve sobre la CARACTERIZACION que
hacen de la Revolución de Mayo los autores Chumbita,
Adamowski y Gastiazoro. ¿Cuáles y por qué te parece que son
similares y cuál no? Fundamenta
3- En una sola carilla sintetiza el o los temas de debate entre Galasso y
Chumbita que se publicaron en la AGENCIA PACO URONDO .
Expresa en qué se diferencian en cuanto a la interpretación
fundamentada de cada uno.
La Revolución y sus interpretaciones

Luis Alberto Romero


25 de mayo de 2003

Aquel y este 25 de mayo


¿Cuánto de jubilosa expectativa, cuánto de angustiosa incertidumbre había en los hombres de
Mayo de 1810? Según el célebre dictum de Marx, una cosa es hacer la historia, y otra distinta es
saber que historia se está haciendo. En lo inmediato, quienes entonces asumían el gobierno en
Buenos Aires solo alcanzaban a comprender,angustiados, que se estaba derrumbando el antiguo y
convivial Imperio hispánico, y que debían tratar de salvar lo salvable: los hombres de Mayo no
sabían que estaban haciendo la Revolución.

Poco después, sobre la marcha, surgió la ilusión: la construcción de “una nueva y gloriosa nación”,
que proclamó Vicente López y Planes. Pero esa esperanza convivió con realidades muy duras: las
disensiones intestinas, a partir del enfrentamiento entre Moreno y Saavedra, y sobre todo una
prolongada y costosa guerra, inicialmente contra los realistas, prolongada luego en sangrientos
enfrentamientos civiles. Para algunos, la revolución y la guerra abrieron nuevas y exitosas carreras
profesionales; para la mayoría, significaron destrucción, desorganización, muerte.

Desde 1816, las voces sensatas ya reclamaban “Fin de la revolución, principio del orden”. Es cierto
que los hombres de la Generación de 1837 vieron en Mayo el momento esplendoroso de la unidad
de origen; pero contemporáneamente muchos otros miraron con nostalgia el viejo orden colonial,
que Rosas habría de restaurar. Solo en 1880 llegaron la paz, el orden y el progreso, y las promesas
de 1810 parecieron finalmente cumplidas.

En suma, en 1810 se inició una de esas etapas interesantes para analizar, positivas en el largo
plazo, pero muy duras para quienes tienen que vivirlas. Esta conclusión puede ayudar a
reflexionar, salvando una distancia de casi dos siglos, acerca de un 25 de Mayo en el que un
cambio de gobierno nos pone, como a los hombres de Mayo, ante los interrogantes y las
expectativas de un ciclo que se inicia.

Otro 25 de Mayo, hace ya veinte años, que también trajo un nuevo gobierno, nos ayuda a
redondear la reflexión. A diferencia de 1810, en 1973 había poca incertidumbre y muchas
ilusiones, aún para quienes no habían acompañado con su voto al presidente Cámpora. Lo de ese
día fue una verdadera “fiesta democrática”, en su sentido más literal, aquel de la Revolución
Francesa o las jornadas parisinas de 1848. A diferencia de 1810, sobraban el entusiasmo y la
ilusión: el “pueblo”, que incluía a una oposición leal y colaboradora, había vencido a uno de sus
enemigos, los militares que se iban para siempre, y se aprestaba a derrotar al otro, el
imperialismo. Uno y unánime, el pueblo era otra vez dueño de su destino, y comenzaba a construir
un futuro libre de las lacras del presente. Sin dudas, comenzaba una nueva época.

Nuevamente, la distinción entre hacer la historia y saber que historia se hace resulta pertinente,
pues lo ocurrido a partir de aquel 25 de Mayo poco tuvo que ver con aquellos auspiciosos
prospectos, aunque los indicios de lo que ocurriría eran –hoy lo sabemos- visibles para quien
supiera mirarlos. Fue una época dura, y sin duda interesante para analizarla a la distancia. No
podemos saber hoy si en algún momento se considerará que inició una etapa nueva de nuestra
historia. Quien sabe.

En este 25 de Mayo todo es más moderado, más desapasionado, más gris y matizado. Tuvimos, en
cierto modo, una ”fiesta democrática”: el “pueblo” unido derrotó al “enemigo del pueblo” y hasta
celebró su muerte ritual, un sacrificio que, según creencias mucho más antiguas, gana la
benevolencia de los dioses. Ocurrió de manera algo extraña, pues quien personificaba al
“enemigo” se comportó de manera errática auqnue idiosincrática, pero en el fondo fue así. La
escena bastó para fundamentar la esperanza en un nuevo comienzo: la ilusión de la unión, la
voluntad de enmendarnos y mejorar nuestra conducta, de actuar todos juntos. Algo así como los
buenos deseos de Año Nuevo. Muy lejos de la euforia de 1973. Pero también lejos del
desconcierto de 1810.

Llegamos a esta instancia después de un duro proceso de introspección. Desde fines de 2001
hemos mirado el fondo del abismo, sin velos ni autoengaños, y tomamos conciencia de cuán cerca
estamos de desbarrancarnos sin remedio. Creo que fue una mirada mucho más profunda y
reflexiva que aquella de 1989, cuando todavía fue posible la apelación a una salida mágica. Es
cierto que en estos últimos meses muchos se conformaron con respuestas fáciles: la culpa sería
simplemente del “modelo” elegido o de la “corrupción de la clase política”; bastaría entonces con
que nuevos dirigentes, surgidos de una sociedad pura e inocente, tomaran los puestos de
conducción para que la Argentina volviera a entrar en la senda que, inclusive, la conduciría a su
“destino de grandeza”. En suma, pensamiento simplista y fe en la magia.

Pero muchos vislumbraron que hay otros problemas, arraigados en lo más hondo de nuestro
proceso histórico, que operan como datos duros y resistentes a la acción voluntaria. Que
requieren de un largo esfuerzo para ser modificados. Ciudadanos que custodian celosamente sus
derechos pero se niegan a asumir sus responsabilidades, comenzando por aquella elemental, que
fundamenta la convivencia política, como es el pago de los impuestos. Una “sociedad civil”,
impoluta heroína de varios relatos históricos, que anida en su seno poderosas organizaciones
corporativas, defensoras de sus mezquinos intereses y ejercitadas en el arte de exprimir al Estado.
Un Estado, finalmente, que sufre un largo y fatal proceso de deterioro, al punto de haber perdido
su capacidad para formular políticas autónomas, para imprimir un rumbo, para construir un
futuro. ¡Que simples nos parecen los problemas de 1810!

La conciencia de la magnitud de los problemas por resolver impide que la buena voluntad con que
el nuevo gobierno es recibido se convierta en ilusión desmedida. Afortunadamente, me parece,
pues como un péndulo, el ánimo ilusionado se transforma con facilidad en decepcionado, y la
decepción es uno de los elementos más corrosivos de la vida pública. En este caso particular, el
sano escepticismo tiene otro fundamento adicional: el nuevo gobierno surge en realidad de un
doble impulso ciudadano. Algunos sectores miran críticamente aquellos problemas, y entienden
que encararlos es decisivo para empezar a encontrar una salida a la encrucijada actual; otros
grupos son en realidad ellos mismos el producto y hasta los gestores de aquella situación que
debe modificarse. Sobran, pues, razones para moderar la ilusión. Pero esa moderación –que no es
ni escepticismo ni desmedida expectativa- es, quizá, el mejor aporte que desde la sociedad puede
hacerse hoy a quienes deben dirigir la etapa que se inicia este 25 de Mayo. Esta es la historia que
hoy creemos estar haciendo. Ojalá sepamos lo que hacemos.

Publicado en La Gaceta, San Miguel de Tucumán

25 de mayo de 1810 – Revolución de Mayo


Felipe Pigna
Durante la etapa virreinal, España mantuvo un férreo monopolio con sus colonias americanas,
impidiendo el libre comercio con Inglaterra, beneficiaria de una extensa producción
manufacturera en plena revolución industrial. La condena a la intermediación perpetua por parte
de España encarecía los intercambios comerciales y sofocaba el crecimiento de las colonias. La
escasez de autoridades españolas y la necesidad de reemplazar al régimen monopólico, sumado a
las convulsiones que se vivían Europa tras la invasión napoleónica, llevaron a un grupo destacado
de la población criolla a impulsar un movimiento revolucionario.

Para febrero de 1810 casi toda España se encontraba en manos de los franceses. Un Consejo de
Regencia gobernaba la península en nombre de Fernando VII, prisionero de Napoleón. El 13 de
mayo de 1810 llegaron a Buenos Aires las noticias de la caída de la Junta Central de Sevilla, último
bastión del poder español.

La autoridad que había designado al virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros había, por tanto, caducado
y la propia autoridad del virrey se encontraba cuestionada. Pronto Cisneros debió ceder a las
presiones de las milicias criollas y de un grupo de jóvenes revolucionarios y convocó a un Cabildo
Abierto para el 22 de mayo de 1810. El Cabildo, dominado por españoles, burló la voluntad
popular y estableció una junta de gobierno presidida por el propio Cisneros. Esto provocó la
reacción de las milicias y el pueblo. Cornelio Saavedra y Juan José Castelli obtuvieron la renuncia
del ex virrey.

El 25 de mayo, reunido en la Plaza de la Victoria, actual Plaza de Mayo, el pueblo de Buenos Aires
finalmente impuso su voluntad al Cabildo creando la Junta Provisoria Gubernativa del Río de la
Plata integrada por: Cornelio Saavedra, presidente; Juan José Castelli, Manuel Belgrano, Miguel de
Azcuénaga, Manuel Alberti, Domingo Matheu, Juan Larrea, vocales; y Juan José Paso y Mariano
Moreno, secretarios. Quedó así formado el primer gobierno patrio, que no tardó en desconocer la
autoridad del Consejo de Regencia español.

Hemos elegido algunos extractos del pensamiento de Mariano Moreno, uno de los más
esclarecidos patriotas de la Revolución de Mayo, donde reivindica valores todavía vigentes como la
importancia de la instrucción y la educación como método contra las tiranías, la necesidad de
vigilar la conducta de los representantes, los reparos ante las injerencias del extranjero y la
necesidad de una organización federal en el gobierno.

“El oficial de nuestro ejército después de asombrar al enemigo por su valor, debe ganar a los
pueblos por el irresistible atractivo de su instrucción. El que se encuentre desnudo de estas
cualidades redoble sus esfuerzos para adquirirlas, y no se avergüence de una dócil resignación a la
enseñanza que se le ofrece, pues en un pueblo naciente todos somos principiantes, y no hay otra
diferencia que la de nuestros buenos deseos: el que no sienta los estímulos de una noble ambición
de saber y distinguirse en su carrera, abandónela con tiempo, y no se exponga al seguro bochorno
de ser arrojado con ignominia: busque para su habitación un pueblo de bárbaros o de esclavos y
huya de la gran Buenos Aires que no quiere entre sus hijos hombres extranjeros a las virtudes.”

“El pueblo tiene derecho a saber la conducta de sus representantes, y el honor de éstos se
interesa en que todos conozcan la execración con que miran aquellas reservas y misterios
inventados por el poder para cubrir sus delitos. El pueblo no debe contentarse con que sus jefes
obren bien, debe aspirar a que nunca puedan obrar mal.

“Si los pueblos no se ilustran, si no se vulgarizan sus derechos, si cada hombre no conoce, lo que
vale, lo que puede y lo que sabe, nuevas ilusiones sucederán a las antiguas y después de vacilar
algún tiempo entre mil incertidumbres, será tal vez nuestra suerte, mudar de tiranos, sin destruir
la tiranía”

“Los pueblos deben estar siempre atentos a la conservación de sus intereses y derechos y no
deben fiar más que de sí mismos. El extranjero no viene a nuestro país a trabajar en nuestro bien,
sino a sacar cuantas ventajas pueda proporcionarse. Recibámoslo en buena hora, aprendamos las
mejoras de su civilización, aceptemos las obras de su industria y franqueémosle los frutos que la
naturaleza nos reparte a manos llenas; pero miremos sus consejos con la mayor reserva y no
incurramos en el error de aquellos pueblos inocentes que se dejaron envolver en cadenas, en
medio del embelesamiento que les habían producido los chiches y coloridos abalorios.
Aprendamos de nuestros padres y que no se escriba de nosotros lo que se ha escrito de los
habitantes de la antigua España con respecto a los cartagineses que la dominaron:
Libre, feliz, España independiente

Se abrió el cartaginés incautamente:

Viéronse estos traidores

Fingirse amigos, para ser señores;

Entrar vendiendo para salir mandando’”

Fuente: Mariano Moreno, Escritos Políticos, Buenos Aires, La Cultura Argentina, 1915

“En vano publicaría esta Junta principios liberales, que hagan apreciar a los pueblos el inestimable
don de su libertad, si permitiese la continuación de aquellos prestigios, que por desgracia de la
humanidad inventaron los tiranos, para sofocar los sentimientos de la naturaleza. Privada la
multitud de luces necesarias, para dar su verdadero valor á todas las cosas; reducida por la
condición de sus tareas á no extender sus meditaciones mas allá de sus primeras necesidades;
acostumbrada á ver los magistrados y jefes envueltos en un brillo, que deslumbra á los demás, y
los separa de su inmediación; confunde los inciensos y homenajes con la autoridad de los que los
disfrutan; y jamás se detiene en buscar á el jefe por los títulos que lo constituyen, sino por el voto
y condecoraciones con que siempre lo ha visto distinguido. De aquí es, que el usurpador, el
déspota, el asesino de su patria arrastra por una calle pública la veneración y respeto de un gentío
inmenso, al paso que carga la execración de los filósofos, y las maldiciones de los buenos
ciudadanos; y de aquí es, que á presencia de ese aparato exterior, precursor seguro de castigos y
todo género de violencias, tiemblan los hombres oprimidos, y se asustan de sí mismos, si alguna
vez el exceso de opresión les había hecho pensar en secreto algún remedio”.
Algunos miopes quieren ver en esta disputa el origen de la oposición entre unitarios y federales,
alineando por supuesto a Moreno en el rol de padre del unitarismo y a Saavedra como progenitor,
ya que nuestra historia es fanática de los padres, del federalismo. Es curioso porque Saavedra,
hombre poco afecto a la filosofía y a la escritura, no ha dejado una sola línea en la que mencione
siquiera las palabras federalismo o federación, mientras que el “unitario” Moreno le dedica varios
párrafos de su texto: Sobre las miras del Congreso que acaba de convocarse, y la Constitución del
Estado: Allí señalaba:
“El gran principio de la federación se halla en que los estados individuales, reteniendo la parte de
soberanía que necesitan para sus negocios internos, ceden a una autoridad suprema y nacional la
parte de soberanía que llamaremos eminente, para los negocios generales, en otros términos,
para todos aquellos puntos en que deben obrar como nación. De que resulta, que si en actos
particulares, y dentro de su territorio, un miembro de la federación obra independientemente
como legislador de sí mismo, en los asuntos generales obedece en clase de súbdito a las leyes y
decretos de la autoridad nacional que todos han formado. En esta forma de gobierno, por más que
se haya dicho en contrario, debe reconocerse la gran ventaja del influjo de la opinión del contento
general: se parece a las armonías de la naturaleza, que están compuestas de fuerzas y acciones
diferentes, que todas concurren a un fin, para equilibrio y contrapeso, no para oposición; y desde
que se practica felizmente aun por sociedades incultas no puede ser calificada de difícil. Este
sistema es el mejor quizá, que se ha discurrido entre los hombres”.

Autor: Pigna, Felipe, Los Mitos de la Historia Argentina, Buenos Aires, Norma. 2004

Escribe Eugenio Gastiazoro

La Revolución de Mayo de 1810 fue parte de un proceso continental. Desde México,


pasando por Venezuela, Colombia, el Alto Perú, hasta el Río de la Plata, los pueblos
dominados por España se alzaron por su libertad e independencia.
La revolución de 1810 no fue simplemente el producto de la acción de una elite cívico-
militar. Como en toda verdadera revolución, que enfrenta un poder constituido, hubo sí
una minoría organizada en forma conspirativa en el llamado Partido de la Independencia.
Hubo también rebelión de una parte de las fuerzas militares, inspirada por esa minoría, y
sobre la base del alzamiento popular generalizado.
La Nación Argentina, como las demás naciones hermanas, fue gestada por heroicos
levantamientos de originarios, negros y criollos contra la dominación colonial española en
todos los lugares. En esta región en particular, desde el levantamiento de los originarios
dirigidos por Tupac Amaru y Tupac Catari, en 1780, hasta las insurrecciones de
Chuquisaca y La Paz, en 1809, todas sangrientamente reprimidas, pero que dejaron
encendida la hoguera de la libertad, como gritó Domingo Murillo al pie de la horca. Y en el
Río de la Plata, el rechazo y derrota en 1806 y en 1807 de las invasiones inglesas a
Buenos Aires y la Banda Oriental del Uruguay. En esto jugó un papel decisivo el pueblo
de Buenos Aires en cuyas milicias participaron también mujeres y negros, y las nuevas
fuerzas militares creadas en el curso de la defensa y lideradas por criollos, estimularon la
agitación política y militar, y la organización clandestina de los sectores patriotas.
El 25 de mayo se produjo el alzamiento que posibilitó que los patriotas impusieran en el
Cabildo, la designación de un nuevo gobierno provisorio, la Primera Junta, y se creó un
nuevo ejército liberador, con los soldados y jefes que pasaron al bando patriota y las
masas convocadas por el grito de libertad, en el terreno abonado por los levantamientos
previos de originarios y criollos.
El accionar de estas masas abrió el camino a los ejércitos patrios y empantanó a los
realistas, superiores en número y en entrenamiento militar. Así fue en las campañas a la
Mesopotamia y a la Banda Oriental, y aun más claramente en las del Noroeste y el Alto
Perú: las hondas y macanas de los valientes cochabambinos dispersaron las fuerzas
realistas impidiendo su concentración en Suipacha; el éxodo jujeño, dejando sin recursos
al enemigo, y el constante ataque de las guerrillas impidiendo su abastecimiento por la
Quebrada de Humahuaca, permitieron a Belgrano derrotarlos en Tucumán y Salta.
También los obstinados y titánicos esfuerzos de las guerrillas mestizas y originarias desde
Salta a Cuzco y Puno, entre 1814 y 1824, fueron decisivos para frustrar los nuevos
intentos realistas de asentarse en Jujuy y Salta y avanzar hacia el sur, pese a que hubo
sectores oligárquicos locales que colaboraron con ellos.
Una lucha común

En la guerra de emancipación nacional convergieron las masas campesinas, sobre todo


originarias, que protagonizaron los heroicos levantamientos del Alto Perú, del noroeste y
del noreste argentinos, del Paraguay y del Uruguay; los sectores rurales y urbanos criollos
democráticos y antifeudales, como los expresados por Murillo en Bolivia, Gaspar de
Francia en Paraguay, Artigas en Uruguay y Moreno, Castelli, Belgrano y Vieytes en
Argentina; y además, los sectores de la aristocracia terrateniente criolla que, acordando
en la lucha por la independencia de España, lo hacían defendiendo sus privilegios de
clase y, por lo tanto, oponiéndose al desarrollo de los elementos democráticos,
antifeudales y populares.
El pronunciamiento de Buenos Aires del 25 de Mayo de 1810, casi simultáneo al de
Caracas del 19 de abril, marca en nuestro país el inicio de una guerra prolongada y
heroica –con la formación de los ejércitos patrios, de las milicias y de las guerrillas
originarias y campesinas; batallas decisivas como Suipacha, Tucumán y Maipú; con
éxodos de pueblos enteros como el jujeño y el oriental; con heroicas guerrillas como las
dirigidas por Güemes en Salta y Jujuy, y por Arias, Arenales, Warnes, Muñecas, Padilla,
Juana Azurduy, los caciques Titicocha, Cáceres y Cumbay, y tantos otros en el Alto Perú–
, parte de los procesos de la independencia en la mayoría de los países de Latinoamérica,
hasta la derrota definitiva de los colonialistas españoles en los campos de Ayacucho, el 9
de diciembre de 1824, por los ejércitos patrios dirigidos por Simón Bolivar.
La lucha común y la unidad antiespañola de nuestros pueblos permitieron ese triunfo.
Pero no todos los dirigentes patrios tenían una unidad de miras sobre qué tipo de país
construir y menos sobre cuáles eran las clases principales en las cuales apoyarse para
lograrlo. La clase obrera prácticamente no existía y los embriones de burguesía eran
débiles. Esos dirigentes, entonces, oscilaban entre apoyarse en las masas campesinas y
populares levantadas a la lucha por la revolución y las llamadas “clases cultas”: los
grandes terratenientes y mercaderes, que querían asegurar su dominio preservando el
orden feudal y asociándose con el capitalismo en ascenso en Europa. Esto que se
expresó en la llamada “máscara de Fernando” (ver recuadro).
“Pese a las múltiples disensiones internas –por la heterogeneidad de los componentes del
frente antiespañol–, la decisión de los pueblos de defender la libertad con las armas en la
mano permitió la continuidad de la guerra emancipadora. Permitió, además, que se
utilizaran a favor de la independencia de nuestros países las disputas entre las distintas
potencias europeas que, junto a la sublevación del pueblo español, jugaron un papel
importante en el debilitamiento del poder militar de la corona. Así se logró la
independencia nacional.
Pero, la hegemonía de los terratenientes y grandes mercaderes criollos hizo que fuera
una revolución inconclusa: no se resolvieron las tareas de la revolución democrática,
principalmente las tareas agrarias. Cuestión que aflora en todas las luchas posteriores y
que aún hoy, entrelazada con la nueva cuestión nacional en esta época del imperialismo y
la revolución proletaria, sigue sin resolverse” (Programa del PCR de la Argentina).
Debate Chumbita–Galasso

Norberto Galasso: 17/08/2020

"Muchos opositores levantan su figura pero no tienen ni idea de


quién fue San Martín"
Ante un nuevo aniversario de la muerte de San Martín, el historiador Norberto
Galasso habló con AGENCIA PACO URONDO sobre los aspectos importantes de
su vida. Susvínculos con Manuel Belgrano.

Por Fernando Latrille


El historiador Norberto Galasso cumplió el 28 de julio 84 años. Sigue brindando su
valioso aporte. Por encargo del Ministerio de Cultura de la Nación realizó un
ensayo sobre Manuel Belgrano, que seguramente se conocerá superada esta
etapa de la pandemia. El investigador tiene publicados más de sesenta libros,
entre los que se destacan los dos tomos de Historia de la Argentina: desde los
pueblos originarios hasta el tiempo de los Kirchner, donde realiza una rigurosa
descripción de las diversas corrientes historiográficas. También, los
indispensables dos tomos sobre Perón, publicados en 2005, que ante el conflicto
con las patronales del agro por la resolución 125 en 2008, Néstor Kirchner
recomendó leer a los entonces jóvenes de La Cámpora. Otra de sus obras
destacadas es Seamos libres y lo demás no importa nada, sobre el libertador San
Martín, que elogió el presidente venezolano Hugo Chávez. A un nuevo aniversario
de la muerte de San Martín, entrevista exclusiva con Galasso.
APU: En el año 2000 fue que se publicó tu investigación histórica sobre la vida de
San Martín, bajo el título Seamos Libres y lo demás no importa nada. Ese trabajo
de 642 páginas lo sacaba a San Martín del bronce, colocado allí por la historia
mitrista. ¿Ante un nuevo aniversario de su fallecimiento, el 17 de agosto de 1850,
a los 72 años, ¿qué debemos saber o entender los argentinos de la vida de San
Martín y qué aspecto te parece fundamental valorar?
N.G.: Uno de los aspectos fundamentales es su posición Hispanoamericana,
diríamos en aquel momento, para no decir Latinoamericana que no era lo que se
usaba por entonces. La idea que la libertad nuestra está estrechamente ligada al
progreso, crecimiento y la justicia social de los países vecinos, del resto de
América Latina. Por otra parte, su voluntad de servir al pueblo, de una manera
permanente. En España como militar que luchaba por una España que quería
modernizar, que es el hecho que lo lleva a él a venir al Río de la Plata. Un asunto
que es bastante complejo, porque según cómo se explique ese regreso de San
Martín al Río de la Plata, se pone en tela de juicio la interpretación de Mitre sobre
la Revolución de Mayo como revolución antiespañola; la máscara de Fernando VII,
que es una fábula, entonces casi nadie toma el tema, porque hay que explicarles a
los chicos por qué la patria se festeja el 25 de Mayo y luego se festeja el 9 de Julio
de 1816. Los chicos dicen: “La patria nació dos veces entonces”. No. No nació
dos veces, la de 1810 fue una revolución democrática que reemplazó un gobierno
virreinal por un gobierno popular.
APU: Pero no fue separatista...
N.G.: Claro, exactamente. Se da ese mismo fenómeno en Santiago de Chile, en
Bogotá, se da en México. Es decir, son revoluciones que se extienden en todo
Hispanoamérica y no con un carácter rupturista. Entonces, como en ese tiempo no
había Internet para que se comunicaran, evidentemente es porque obedecían a
las mismas razones, que era que España también estaba entrando en un proceso
revolucionario a partir de 1808 y que San Martín era un hijo de la Revolución
Francesa. Él hablaba de los derechos del hombre. Y en ese sentido- ahora que
estamos en un año Belgraniano-, pasó algo semejante con Belgrano. San Martín y
Belgrano están fuertemente influidos por la cultura española, por lo mejor de la
cultura española. Que es la de los primeros años del siglo XIX. Entonces, este es
otro aspecto fundamental de San Martín que hace que además él tenga una
posición totalmente favorable hacia los sectores populares. Que tenga un cocinero
negro, que para la época, y para algunos debe ser todavía escandaloso. Que
habla de nuestros paisanos, los indios. Que tenga una actitud democrática
permanente a pesar de que Mitre dice que cuando Belgrano y San Martín
coinciden con la monarquía Incaica lo que están haciendo es claudicar de sus
posiciones democráticas. Cosa que la rebate totalmente Juan Bautista Alberdi
viejo. Cuando el Alberdi del exilio se replantea una serie de cosas, y dice que la
monarquía Incaica era la vinculación del proceso de Mayo más hondamente con
los pueblos originarios y que era la mejor salida para el problema que había en
1816, que no se podía declarar la república porque el mundo había girado hacia
una monarquía. Esa idea de monarquía Incaica la formuló Belgrano como
propuesta y San Martín la apoyó totalmente pero el Congreso de Tucumán se
encontró con que había un Anchorena que dijo: “No, Incas no, porque los Incas
son todos patas sucias y hay que ir a buscarlos a una chichería. Son gente color
chocolate”.
APU: Este es un año Belgraniano como bien señalás. Se cumplieron 250 años del
nacimiento de Manuel Belgrano y 200 años de su muerte. El ministro de Cultura
de la Nación, Tristán Bauer, te encargó un ensayo sobre Manuel Belgrano, que
seguramente se conocerá cuando esté superada esta etapa de la pandemia,
¿Qué nos podés adelantar de ese trabajo, con respecto a la relación de Manuel
Belgrano con José de San Martín?
N.G.: Trabajé bastante, porque la pandemia me impedía salir a bibliotecas o a
encontrar nueva información. Entonces, trabajé bastante con el epistolario
de Belgrano. Hay una extensa relación que se produce a partir del momento en
que Belgrano, después del triunfo de Salta y Tucumán, pierde en las
batallas Vilcapugio y Ayohuma; entonces, el gobierno de Buenos Aires considera
que hay que hacerle juicio por eso y considera que hay que reemplazarlo del
mando del Ejército del Norte. Ahí hay una cosa interesante donde San Martín
escribe una carta y le dice al gobierno: “He creído mi deber imponer a nuestra
excelencia que de ninguna manera es conveniente la separación del General
Belgrano de su ejército porque no encuentro un oficial de bastante suficiencia y
autoridad que lo subrogue del mando de su regimiento ni que me ayude a
desempeñar las diferentes atenciones que me rodean con el orden que deseo
instruir a la oficialidad que a veces la oficialidad de cuadros medios se niega
aprender lo que es necesario para nuestros movimientos. Sólo Belgrano puede
suplir esta falta instruyéndome y dándome la noticia necesaria que carezco sobre
estas tierras. Su buena opinión entre los principales vecinos y habitantes del
pueblo es muy grande a pesar de os contrastes que ha sufrido. Insisto que sería
un error desplazarlo”.
Interesante porque el gobierno le insiste a San Martín que vaya al norte y San
Martín va al norte y no asume. Se presenta ante Belgrano como un colaborador.
Belgrano incluso lo designa como segundo jefe. Entonces, cuando pasa el tiempo
y San Martín no asume y mantiene una relación muy amistosa con
Belgrano, desde Buenos Aires le dicen que se deje de dar vueltas al asunto y que
tome la jefatura del mando. Belgrano, que era una persona con gran vocación
patriótica y además con una gran humildad, reconocía que eso era fundamental.
Porque él era un abogado que se había hecho General por las necesidades de la
Revolución. Belgrano lo toma bien y dice que por fin tenemos ahora al frente del
ejército del norte a un verdadero General. Y dice en una carta a Alvarado: “Mi
estimado amigo, al fin he logrado que el ejército tengo un jefe del conocimiento y
virtudes dignas del mayor y más distinguido aprecio. Estoy contentísimo con San
Martín. Después de tanto trabajo y penalidades. Me he desprendido de todo amor
propio y le pedí al gobierno que por qué nos hemos de engañar, a dónde y cómo
voy a ser yo un General. He quedado a las órdenes de San Martín para ayudarle
según los conocimientos que he adquirido”.
Entabla una relación muy buena que se fortalece cuando Belgrano plantea la
monarquía Incaica. Porque San Martín la apoya junto con Güemes. Se produce
esa disidencia con los diputados porteños que son los que hacen que se impida
darle una forma, de la cual Alberdi considera que era la mejor fórmula. Y dice que
es quizás el aporte más importante que Belgrano haya hecho a través de su lucha
y trayectoria. Eso generalmente pasa como una especie de declinación del
democratismo de San Martín y de Belgrano por la aceptación de la monarquía.
Después siguen siendo amigos. Una relación muy afectuosa. San Martín se va a
la campaña. Belgrano sigue después en el ejército del norte. Tienen disidencias,
una es que Belgrano es fervientemente católico y San Martín es un hijo de la
Revolución Francesa también en el aspecto filosófico, es un escéptico. Belgrano le
advierte que en los pueblos que se mueve, el catolicismo está muy arraigado y
debe nombrar a determinada Virgen como generala de su ejército. Le
adviertelosproblemas que puedeacarrearsuagnosticismo.
APU: Continuadores del Plan de Operaciones de Mariano Moreno, ¿se puede
decir?
N.G.: Claro. Belgrano, por ejemplo, al leer todo su epistolario, él se definió muy
contrario a la revolución de 1811. Esa revolución que liquida a la mayor parte de la
junta morenista. Y que José María Rosa y muchos rosistas consideraron como un
movimiento popular al de 1811. Y no es así. Belgrano dice que incluso cuando le
van a mandar a un militar para que le ayude, dice no me van a mandar a Martín
Rodríguez, porque a esos ya los conozco a todos y son uno peor que el otro.
Porque Martín Rodríguez fue el impulsor, junto a los saavedristas, de la liquidación
de los morenistas.
Belgrano incluso parece que había participado, aportado datos o sugerencias,
para el Plan de Operaciones que después a su vez, ya muerto Moreno, San Martín
pide todas las Gacetas donde escribe Moreno y hace una especie de Plan de
Operaciones cuando expropia tierras y expropia caballos en Mendoza para formar
su Ejército. Hay una línea que nos lleva a las cosas que hemos visto en 1945 y
después con Néstor Kirchner y Cristina; es decir, nos lleva a una posición de
creación de UNASUR, de la CELAC, crecimiento económico, deuda cero con el
Fondo Monetario, que se da con Perón y con Néstor. Lo que ahora estábamos
queriendo recomenzar después del triunfo sobre Macri y se nos cruzó este virus
que nos ha complicado la vida. Y que da lugar a esta cosa insólita, donde se
manifiesta gente que levanta la figura de San Martín y que no tienen ni idea quién
era el verdadero San Martín, con sus palabras “Seamos libres lo demás no
importa nada”. Para San Martín tenían un sentido muy distinto al que tiene para
ellos, que tratan de desestabilizar un gobierno.

DEBATES //// 20.08.2020

¿San Martín no fue independentista en 1810? Un debate con


Galasso
El historiador Hugo Chumbita propone un debate con su colega Norberto Galasso
en torno a la actitud de San Martín (y otros revolucionarios) en 1810.
¿Procesodemocratizador o independentista?

Por Hugo Chumbita


Ante el aniversario del 17 de agosto, la Agencia Paco Urondo publicó una
entrevista con Norberto Galasso que leí con interés, como todo lo que él dice y ha
escrito en su vasta obra historiográfica, pero que me motiva a plantear en este
caso una objeción parcial a su interpretación de la actitud de San Martín y de los
patriotas revolucionarios de 1810. Galasso afirma que San Martín luchaba por una
España que quería modernizar, y es lo que lo lleva a venir al Río de la Plata, a
participar de una revolución democrática que no era separatista ni rupturista; y se
refiere a sus coincidencias con Belgrano, Moreno y el Plan de Operaciones.
Es cierto que San Martín se había vinculado al liberalismo constitucionalista que
cundía en los ejércitos españoles, pero es evidente que su ingreso a la Logia de
Cádiz, uniéndose a los jóvenes americanos que se disponían a volver para servir a
la revolución continental, lo llevaba a enrolarse en la causa de la independencia.
La explicación que he sostenido en mis investigaciones es que la “pasión eficiente”
que movió a San Martín a volver a América, más decisiva que las “razones
ideológicas” generales, fue la certeza acerca de su origen, de sangre indígena por
el lado materno, que se le revelara al conocer en Cádiz a su padre biológico, el
brigadier Diego de Alvear, y a su “medio hermano” Carlos de Alvear, con quien
emprendió el regreso en 1811.
Pero más allá de esta cuestión, que hemos tenido ocasión de comentar y discutir
con Galasso, quiero señalar que el proyecto del núcleo revolucionario del
movimiento de 1810 en el Río de la Plata era inequívocamente independentista,
no obstante la “máscara de Fernando” que lo encubría al comienzo. Ello es muy
claro en los hechos y los dichos de los patriotas más resueltos. Monteagudo, en su
memorable alegato como abogado defensor de Castelli, cuando se le reprochaba
la conducción del Ejército del Norte en el Alto Perú, declaró que ellos, en efecto,
luchaban por “el sistema de igualdad e independencia”. Las instrucciones de
Artigas a los diputados orientales enviados a la Asamblea Constituyente de 1813
reclamaban una Confederación republicana, con “independencia absoluta” de
España y de su casa real.
Y en cuanto a Moreno y Belgrano, según los términos que se reiteran en el Plan
de Operaciones de 1810, la propuesta es “realizar la obra de nuestra
independencia”, “los cimientos de una nueva república”, “ya que la América del
Sud ha proclamado su independencia”, “el Estado Americano”. Sobre la táctica a
seguir, el Plan expresa que el acatamiento a la corona es sólo aparente: “el
misterio de Fernando es una circunstancia de las más importantes para llevarla
siempre por delante, tanto en la boca como en los papeles públicos y decretos,
pues es un ayudante a nuestra causa el más soberbio; porque aun cuando
nuestras obras y conducta desmientan esta apariencia en muchas provincias, nos
es muy del caso para con las extranjeras, así para contenerlas ayudados de
muchas relaciones y exposiciones políticas, como igualmente para con la misma
España, por algún tiempo, proporcionándonos, con la demora de los auxilios que
debe prestar, si resistiese, el que vamos consolidando nuestro sistema, y
consiguientemente nos da un margen absoluto para fundar ciertas gestiones y
argumentos, así con las cortes extranjeras, como con la España, que podremos
hacerles dudar cuál de ambos partidos sea el verdadero realista; […] además, que
aun para atraernos las voluntades de los pueblos, tampoco no sería oportuno una
declaración contraria y tan fuera de tiempo, hasta que radicalmente no sentemos
nuestros principios sobre bases fijas y estables y veamos los sucesos de la
España la suerte que corren”.
Aunque la autenticidad del Plan de Operaciones ha sido cuestionada por algunos
historiadores, muchos otros, incluyendo a Galasso, la han defendido, y en
cualquier caso la opinión general es que refleja las ideas de los patriotas
“jacobinos”.
Es interesante destacar que San Martín no era “antiespañol”, sino que su rechazo
se dirigía contra “los godos”, la clase dominante que se pretendía superior; no hay
duda de que era un americanista, solidario con los pueblos autóctonos, y cabe
pensar que no sólo por razones ideológicas. Pero sobre todo, respecto al
movimiento de 1810, la tesis del “españolismo” no se corresponde con las ideas
de los revolucionarios de la primera hora, y peor, la podrían aprovechar los
genuflexos que imaginan “la angustia” de los patriotas al separarse de la corona.

DEBATES //// 24.08.2020

"La revolución de Mayo no fue contra España": respuesta de


Galasso a Chumbita
El historiador Norberto Galasso siguió el debate con su colega Hugo Chumbita
(ver texto) sobre la revolución de Mayo: ¿Fue independentista? ¿Cuál es la
diferencia con el proceso que se dio en 1816?

Por Norberto Galasso


* El actual texto surge de una desgrabación realizada por AGENCIA PACO
URONDO del audio que Norberto Galasso mandó como respuesta a Hugo
Chumbita
El asunto es el siguiente. Hugo Chumbita tiene una interpretación distinta sobre la
Revolución de Mayo y también, por consiguiente, sobre los motivos del viaje de
San Martín. Esto me ha interesado y es un tema que toqué en especial a partir de
que el Dr. (Juan Bautista) Sejean consideró que el viaje de San Martín era el viaje
de un tipo sobornado por los ingleses y que venía a luchar contra España para
liberar estas tierras y entregárselas al Imperio Británico. El libro se llama San
Martín y la tercera invasión inglesa. Cuando salió, creo que fui el único que salió a
refutarle a Sejean, explicándole los motivos por los cuales vino San Martín.
Los motivos, a mi juicio, son los siguientes. En Hispanoamérica se producen en
1809-1810 varios movimientos revolucionarios: Chuquisaca, primero, Caracas,
después, Buenos Aires, Bogotá, México... Estos son movimientos contra el
absolutismo, contra los virreyes. No fueron contra España, sino que dicen que
forman parte del proceso revolucionario que se está dando en España desde
1808, donde las juntas populares se han constituido como representantes del
pueblo para hacer la revolución democrática en España, a semejanza de la
producida en Francia en 1789. Esto es importante porque todas se hacen en
nombre de Fernando VII, porque él era la figura que en ese momento parecía ser
el hombre indicado para la modernización y para terminar con la Inquisición y los
privilegios de la nobleza, etc., en España y también, en América.
Por su parte, San Martín, que era un hijo de la Revolución Francesa porque estuvo
muy cerca de toda su influencia. En 1889, llega a España, tiene 8 o 9 años y
permanece en España 30 años, luchando en 30 batallas. Es un veterano de
guerra con cierto grado importante en la caballería y decide –cómo surge de todos
los textos– a continuar las luchas en América entendiendo que la revolución de
España, que se lleva adelante desde 1808, es la misma que se está gestando en
América. Es una revolución por el liberalismo revolucionario –no el liberalismo
como se lo considera ahora–, contra la superstición, contra el absolutismo, contra
el triunfo o el predominio de los godos.
Hay que recordar que San Martin fue a la escuela en España, estudió geografía
española, luego literatura española, y después estrategia en el ejército español.
Era un hombre que se jugó la vida en varias oportunidades en favor de España.
Por eso, resulta insólito para el mitrismo la explicación de por qué viene San
Martín, por qué abandona el ejército, que no lo abandona él solo, ya que viene
acompañado de 18 oficiales que se vienen con él a seguir la lucha en el Río de la
Plata.
Entonces, en este sentido, es su concepción de que la revolución no debe
limitarse a las Provincias Unidas sino también a Chile y a Perú, y la prosecución
de la lucha que él consideraba que era hispanoamericana, pues no se hablaba
tanto de Latinoamérica.
Después, cuando entre 1813 y 1814 recupera el trono de España Fernando VII,
que había sido prisionero de Napoleón, y hace un giro total y vuelve a la posición
absolutista de la inquisición, de perseguir a los democráticos. Entonces, es recién
ahí que España decide mandar dos flotas para tratar de recuperar sus tierras de
América. Las luchas que hicieron Belgrano y San Martín fueron esencialmente
contra tropas provenientes del Virreinato de Perú, del Virreinato de Lima, del rey
Abascal, no fueron contra esas dos flotas que llegaron después cuando España
intenta hacer ese recupero.
Eso explica que un hombre adherido a lo que él llamaba el “Evangelio de los
derechos del hombre”, un hombre que estaba muy influenciado por los
revolucionarios de la Revolución Francesa – igual que Belgrano– está dispuesto a
proseguir esa lucha. Ahí aparece un San Martín distinto al mitrista, que tenía un
cocinero negro, que en aquella época era medio insólito, que lamenta mucho a los
negros que han caído en la Batalla de Chacabuco, que lleva a cabo sus grandes
batallas en Chile, Chacabuco y Maipú. Hasta que, a partir de 1814, al producirse
ese cambio, como es la derrota de la revolución en España, es cuando en América
se considera que es necesario caer en una posición separatista.
Por supuesto que hubo algunos anuncios de independentismo en algunos
hombres de la Revolución de Mayo, pero fueron muy pocos, por eso no se declaró
la Independencia. Se planteó en la Asamblea del año 13 y no tuvo consenso, se
planteó después y tampoco tuvo consenso.
Recién cuando se plantea en 1816 es porque ya España es otra y es necesario e
imprescindible declarar la Independencia. En ese momento, el Congreso de
Tucumán, después de declarar la Independencia, da un documento importantísimo
que ha sido silenciado por el mitrismo, donde el Congreso de Tucumán explica
que nosotros, en 1810, hicimos lo mismo que hicieron los españoles en distintas
provincias españolas, poniendo hombres populares en lugar de los mandones que
representaban el privilegio y toda la derecha española.
Por eso, se da el fenómeno de que la bandera española flameó en el Fuerte de
Buenos Aires hasta 1814, cosa que el pueblo no hubiera admitido si la revolución
hubiera sido independentista. No se puede hacer una revolución y al día siguiente
decir que se jura por el propio enemigo por el cual se hace la revolución.
Además, ¿quiénes hicieron la revolución? Eran hijos de españoles, algunos eran
españoles, incluso. Algunos de la Primera Junta como Matheu y Larrea. ¿Si no
que hacían allí? Eran españoles Arenales, Álvarez Jonte; era español, catalán el
que hizo la música del himno nacional. Además, en la época del sesquicentenario
se publicó La Revolución de Mayo, que son unos 20 tomos donde se publican
diarios de la época, donde dice que French y Berutti repartían estampas con la
esfinge de Fernando VII, no banderitas celestes y blancas como insinuó Mitre o
dijo Mitre sin ningún fundamento. Porque Fernando VII era en ese momento la
figura que apoyaban los revolucionarios en España. A tal punto que cuando
Fernando VII vuelve al poder y gira a la derecha en España, se produce una carta
de Posadas, que era el director Supremo de San Martín, diciéndole “ahora nos
han dejado los cuernos del toro, ahora tenemos que cambiar nuestra política”. Esa
carta es en 1814. A partir de allí empieza la presión de San Martín para declarar la
independencia. Todo esto es lo que explica que la Revolución de Mayo y la
Independencia 1816 sean fenómenos distinos, porque si no parece que la patria
nació dos veces y los chicos, los alumnos, no entienden nada en los colegios.
Esta cuestión es importante, yo le diría a Chumbita, porque al darle un carácter
separatista a la Revolución de Mayo, el revisionismo rosista le está haciendo un
gran favor al mitrismo. El propio Mitre lo dice en la biografía de San Martín, que la
revolución se hizo en 1810 por odio a España. ¿Cómo era ese odio a España si
eran todos españoles? Eran criollos pero se consideraban españoles porque
estaban nacidos en una colonia española. No hubo una intervención de los
pueblos originarios sometidos, salvo las republiquetas que se dan tiempo después,
cuando ya en España se ha restablecido el absolutismo. Entonces, no hay que
dejarle al mitrismo el recurso de recurrir a esto de que había odio a España y
entonces... ¿La revolución tenía amor por quién? ¿Por los ingleses? Es lo que
dicen el mitrismo y Rivadavia.
¿Y por qué el rosismo no ataca debidamente a Mitre? Esto se lo dijo Manzi una
vez sea a un revisionista rosista. Recién lo hizo José María Rosas cuando tocó el
tema de la Guerra del Paraguay, pero en general no abordaban la crítica a Mitre,
porque Mitre, decía Homero Manzi, se había dejado un diario de guardaespaldas,
que es La Nación...
A mí no me interesa que La Nación me silencie totalmente, incluso me silenció una
contestación a HalperínDonghi, donde le refutaba una serie de cosas sobre el
bombardeo del 16 junio de 1955, que HalperínDonghi omite en su
libro Democracia y las masas. Allí dice que hubo un ataque, un allanamiento y que
a la noche se quemaron las iglesias, pero no habla de los casi 400 muertos o más
que hubo por el bombardeo a la Plaza de Mayo.
Entonces, creo que este es un talón de Aquiles que hay en el revisionismo, que es
necesario que el rosismo se lo replanteé. Por eso doy el debate, sabiendo que
Hugo Chumbita ha estado en la CGT de los argentinos, que es un hombre del
campo nacional, y por el cual yo tengo aprecio como compañero, con un mismo
objetivo de liberación nacional y en contra de los movimientos desestabilizadores
que se están produciendo últimamente.
Pero sí creo que hay que tener cuidado en el debate ideológico, y esto Alberdi –
que era antimitrista– lo dijo claramente: que la Revolución de Mayo y las
revoluciones de toda Hispanoamérica eran parte de la revolución española, por
eso juran todas por Fernando VII y por eso todas después tratan de
independizarse cuando la revolución española ha perdido. Creo que hay mucha
documentación sobre este tema, y he tratado de resumirla en estas pocas
argumentaciones.

DEBATES //// 26.08.2020

La independencia es un sueño eterno (nueva respuesta a


Galasso), por Hugo Chumbita
Última entrega del debate entre Norberto Galasso y Hugo Chumbita en torno a la
revolución de mayo de 1810 (ver artículos anteriores): ¿Fue independentista o
democratizadora?

Por Hugo Chumbita


Agradezco la respuesta cordial de Norberto Galasso a las cuestiones que planteo
en mi nota publicada por APU, aunque sus razones me parecen insuficientes, y
quiero insistir en el eje de un tema que vale la pena profundizar: ¿Los
revolucionarios de 1810 buscaban o no la independencia?
Creo que es un asunto de evidente interés historiográfico, e incluso actual, cuando
la independencia sigue siendo un dilema económico y cultural, y cuando
necesitamos renovar el revisionismo histórico como fundamento de una conciencia
nacional y popular. La interpretación de Galasso −que tiene lejanos precedentes,
incluso en los discursos de Pedro Ignacio Castro Barros, Antonio Sáenz y Juan
Manuel de Rosas, luego sostenida por los historiadores del revisionismo
hispanista y por los seguidores de Jorge Abelardo Ramos− es que la
independencia no fue el propósito de la revolución de 1810, sino el resultado
posterior debido a la reacción absolutista de Fernando VII. Entonces, lo que se
desata el 25 de mayo sólo habría sido al comienzo una proyección del liberalismo
constitucionalista europeo y español, y no un movimiento emancipador de los
americanos.
Esta interpretación no hace justicia a las ideas y las actitudes de los patriotas
revolucionarios de la primera hora. No solamente los de Buenos Aires, sino los de
otras latitudes del continente que se levantaron aprovechando las circunstancias
de crisis del régimen en la península, siguiendo el modelo juntista y por razones
tácticas con la “máscara de Fernando”, pero decididos a quebrar el sistema
colonial para suprimir los privilegios y el régimen de castas que oprimía a la
mayoría social de mestizos, indios y esclavos, y terminar con la explotación y los
abusos del monopolio comercial.
No hubo sólo “algunos anuncios de independentismo” que “no tuvieron consenso”.
Los alzamientos del Alto Perú en 1809, donde se planteó “el silogismo de
Chuquisaca”, eran decididamente independentistas. La revolución en Caracas
declaró inequívocamente la independencia en julio de 1811. Sobre la adopción de
la máscara de Fernando es elocuente la explicación de Cornelio Saavedra en su
carta a Juan José Viamonte del 27 de junio 1811 (que cayó en manos de los
realistas y se utilizó para denunciar “el plan de los revolucionarios”): "Si nosotros
no reconociésemos a Fernando, tendría la Inglaterra derecho o se consideraría
obligada a sostener a nuestros contrarios que le reconocen, y nos declararía la
guerra […] ¿Qué se pierde en que de palabra y por escrito digamos ¡Fernando!
¡Fernando!, y con las obras allanemos los caminos al Congreso, único tribunal
competente que debe y puede establecer el sistema o forma de gobierno que se
estime conveniente, en que convengan los diputados que le han de componer?".
Es lo mismo que dice el Plan de Operaciones de Mariano Moreno, en el cual se
proyecta la independencia del nuevo Estado de América del Sud, según las citas
textuales que transcribí en mi nota anterior: un plan de 1810, cuya autenticidad
está en tela de juicio; pero entiendo que Galasso comparte la opinión de que, aún
en el caso de haber sido inventado o adulterado por los agentes realistas, como
señalaron varios historiadores, coincide con las propuestas básicas del grupo
jacobino porteño.
Las ideas de “igualdad e independencia” que invocaba Bernardo de Monteagudo
en 1812 defendiendo en juicio a Juan José Castelli, son las mismas que
consagraba el Himno de Vicente López y Planes, aprobado por la Asamblea
Constituyente de 1813, en el cual resuenan los versos inconfundibles del proyecto
de liberación: “oíd el ruido de rotas cadenas, ved en trono a la noble igualdad”;
“una nueva y gloriosa nación”, “de América el nombre”, hasta rendir “al ibérico
al|tivo león”.
Si aquella Asamblea no sancionó la independencia, que postulaban resueltamente
los diputados orientales de Artigas −y que declararon antes de 1816 las provincias
de la Liga Federal−, fue por las mismas razones tácticas que invocaba la carta de
Saavedra: la conveniencia de contar con la ayuda aparentemente neutral de los
británicos.
En cuanto a San Martín, es evidente que decidió sumarse a la revolución
americana que ya en 1811 se había proclamado independentista en Caracas,
según surge de su conocida carta al mariscal peruano Ramón Castilla: “Una
reunión de americanos, en Cádiz, sabedores de los primeros movimientos
acaecidos en Caracas, Buenos Aires, etcétera, resolvimos regresar cada uno al
país de nuestro nacimiento, a fin de prestarle nuestros servicios en la lucha, pues
calculábamos se había de empeñar. […] En el período de diez años de mi carrera
pública, en diferentes mandos y estados, la política que me propuse seguir fue
invariable […] mirar a todos los Estados americanos en que las fuerzas de mi
mando penetraron, como Estados hermanos interesados todos en un santo y
mismo fin. Consecuente a este justísimo principio, mi primer paso era hacer
declarar su independencia y crearles una fuerza militar propia que la asegurase”
(carta del 11 de septiembre 1848).
No está en discusión el mayor o menor grado de afección a España y su pueblo, ni
la incidencia coyuntural del constitucionalismo liberal español de la época, sino la
profundidad del sentido emancipador de la revolución americana desde sus
inicios, y por lo tanto las causas del gran levantamiento social que conllevó.
Se trata de un problema epistemológico, tanto en la visión de los procesos
políticos como en el caso de los personajes de nuestra historia. Según enseñaba
Puiggrós, las causas externas actúan a través de las causas internas; tienen
influencia, a veces primordial, pero obrando sobre un fondo o base ya creado por
las causas internas, e inciden en los cambios sociales por intermedio de éstas, en
la medida en que éstas se lo permiten; sin comprender esta relación causal, en el
pensamiento eurocéntrico la historia americana tiende a presentarse como mero
reflejo de la historia europea. Y nuestra revolución de la independencia como mera
proyección de la revolución burguesa mundial.
De manera análoga, se suele interpretar la conducta humana como efecto de las
ideas, sin considerar otros factores, de clase, subjetivos y/o emocionales, es decir
la “pasión eficiente” que mueve la voluntad de las personas y los pueblos. Este es
el nudo en la historia de San Martín y su origen mestizo, que en mis
investigaciones he tratado de enfocar entrelazada a la historia de la sociedad
colonial de su tiempo. No volvió a América a luchar por razones liberales
abstractas, sino por solidaridad con la causa de la libertad e igualdad de quienes,
como él, eran hijos de los conquistadores y los conquistados.

DEBATES //// 01.09.2020

Tres cuestiones fundamentales para que el debate sea


útil, por Norberto Galasso
Nuevo texto del historiador Norberto Galasso en respuesta a su colega Hugo
Chumbita, en el marco de un debate que ambos intelectuales propusieron
en AGENCIA PACO URONDO sobre la revolución de Mayo, su carácter y el rol de
San Martín.

Por Norberto Galasso


Considero que este debate puede resultar útil si profundizamos tres cuestiones
fundamentales.
Una: Expresé varias razones que prueban la falsedad del mitrismo cuando
sostiene que la sociedad blanca -o criolla- de 1810 “odiaba a España” y esa sería
la causa de la revolución (“San Martín”, de Mitre, pág. 17). Estas afirmaciones no
han tenido explicación en la respuesta (incluso omití el rechazo a las invasiones
inglesas, como otra prueba). Asimismo, sostuve que ‘algunos’ ‘muy pocos’ fueron
independentistas porque no confiaban mucho en la fortaleza de las juntas de
España, quizás Moreno y muy pocos más hasta 1813/14. Por otra parte, ninguna
revolución puede anteponer cuestiones tácticas (la máscara) a la cuestión
estratégica (derechos democráticos), ni engañar a un pueblo y al mundo durante 6
años.
Dos: San Martín vivió dos años en Yapeyú, 4 en Bs As y luego hasta los 33 en
España donde fue desde cadete hasta alto oficial (veterano de 30 batallas) y
regresó al Plata con varios oficiales que no tenían madre india (entre otros,
Chilavert y el Barón de Holmberg) y habría venido a pelear contra el ejército al
cual pertenecía. Entonces, aparece J.B. Sejeany afirma que era un desertor,
sobornado por los ingleses para independizar las tierras de América y permitir así
que el Imperio británico se las robase a España (“San Martín y la tercera invasión
inglesa”). No conozco que el revisionismo rosista haya refutado a Sejean. Lo hice
desde el revisionismo federal provinciano, con “Seamos libres”, con solo un
comentario (el de una revista impulsada por Hebe de Bonafini, y el apoyo que le
dio el Cte. Hugo Chavez, quien lo editó en Venezuela, y luego en Cuba;
compañías valiosas, por cierto).
Tercera: El mitrismo ha ocultado el documento emitido por el Congreso de
Tucumán explicando: “Establecimos nuestra junta, en 1810, a semejanza de las
de España”…pero luego el rey Fernando “nos declaró amotinados en los primeros
momentos de su restitución al trono (1814)" y “ello nos dio impulso para el único
partido que nos quedaba” (la independencia en 1816) (Manifiesto a las naciones,
del 25/10/17). Estimo que ahoraesposiblecerrar el debate.

También podría gustarte