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olvidados de la revolución: el Rio de la Plata y sus negros
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Coloquios | 2010
Influencias y confluencias: la Revolución Francesa /la Revolución de Mayo en el Rio de la Plata. Historia y
memoria / Influences et confluences: la Révolution française /la Révolution de Mai. Histoire et mémoire
CARMEN BERNAND
Los olvidados de la revolución: el
Rio de la Plata y sus negros
Forgotten actors of the revolution : the Rio de la Plata and its Blacks
[07/01/2010]
Resúmenes
Español Français
Los esclavos negros, los pardos y los hombres libres de color participaron activamente en una
serie de combates patrióticos que desembocaron en las luchas por la independencia a partir de
1810. La primera actuación de relieve fue bajo las órdenes del capitán general don Pedro
Cevallos, en la toma de Colonia de Sacramento, contra Portugal, episodio con el cual fue
inaugurado el Virreinato del Rio de la Plata. Las invasiones inglesas en 1806 y 1807, y las luchas
por la independencia principalmente como soldados del Ejército de los Andes. Los diferentes
ejemplos son reveladores del patriotismo de estos hombres, posteriormente olvidados por la
historia oficial. Sin embargo, y a pesar del heroísmo de muchos de estos soldados, la integración
social a la patria fue difícil a partir de los años 1820 y la abolición de la esclavitud no fue
promulgada por la Revolución.
Les Noirs et des mulâtres du Rio de la Plata, aussi bien esclaves qu’hommes libres, participèrent
activement dans une série de combats de nature « patriotique » qui débouchèrent dans les
guerres d’Indépendance. La première intervention de ces hommes eut lieu sous les ordres de don
Pedro Cevallos, contre un ennemi étranger, en l’occurrence le Portugal, et s’acheva par la prise de
Colonia de Sacramento et l’instauration en 1777 de la viceroyauté du Rio de la Plata. Par la suite,
les invasions des Anglais et la défense de Buenos Aires, donna l’occasion aux hommes de couleur
de réaliser des actes d’héroïsme qui leur valurent un prestige certain. Lors des luttes pour
l’Indépendance, nombreux hommes d’origine africaine furent recrutés dans l’Armée des Andes.
Cette participation soutenue et patriotique, reconnue à l’époque, fut omise ou sousestimée par
l’histoire officielle. Malgré leur comportement loyal, ces hommes de couleur furent intégrés
difficilement à la nation émergeante et l’abolition de l’esclavage ne fut pas l’œuvre de la
Révolution de 1810.
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Entradas del índice
Mots clés : abolition de l’esclavage, armée, esclaves, guerre., liberté, milices, noirs libres, pardos,
patriotes, révolution
Geográfico : Buenos Aires, Provincias Unidas del Sur
Cronológico : XIXe siècle
Palabras claves : abolición de la esclavitud, ejército, esclavos, guerra, independencias, libertad,
milicias, negros libres, pardos, patriotas, revolución
Texto integral
1 ¿Cuál fue la participación de los esclavos en los acontecimientos que desencadenaron
la revolución porteña de 1810? Este interrogante podría extenderse a los indios y a los
mestizos, tema complejo que no podemos tratar en estas líneas. La iconografía oficial
de los manuales de historia para uso de la enseñanza primaria y secundaria, muestra al
pueblo soberano agolpado frente al Cabildo de Buenos Aires el 25 de mayo de 1810, a
pesar del fuerte aguacero que cae sobre la Plaza, « el pueblo quiere saber de qué se
trata », dice la frase legendaria, generalmente vinculada con los cuadros que plasman
ese momento. El « pueblo » de la versión oficial, vestido como « gente decente »,
muestra una uniformidad de rasgos físicos de tipo europeo, a pesar de que los negros
(pero también los mestizos) intervinieron activamente en esos eventos patrióticos. Los
miembros de las castas son los grandes olvidados de la revolución, y este texto propone
una relectura « negra y parda » de los hechos1.
2 Recordemos rápidamente la importancia demográfica de la « gente de color », para
utilizar una expresión de la época. En 1778, en que se instaura el virreinato del Rio de la
Plata, los negros de Buenos Aires constituyen el 28.4% de la población, porcentaje al
cual se suman mulatos, pardos y castas indefinidas2. Hacia 1800, la trata negrera
alcanza su punto culminante, desde la supresión por España de las restricciones al
tráfico en 1789 3. Buenos Aires se convierte en un puerto de amplia circulación negrera,
y paradójicamente, esta africanización se desarrolla pocos años antes de la abolición de
ese comercio humano en 1810, 18 buques entran en el Rio de la Plata4. Nuevas
naciones, como las originarias de Mozambique, son introducidas en el Rio de la Plata, y
entre 1790 y 1806 encontramos registrados en Buenos Aires 4800 esclavos de esa
nación, más 4000 originarios de África occidental y 2700 de Congo y Angola5, que se
suman a las poblaciones negras que vivían en el puerto desde hacía varias décadas. En
Buenos Aires viven también negros libres, cuyo número es superior al de los esclavos6.
La ciudad les brinda oportunidades de ascenso social, mediante la adquisición de
terrenos, inmuebles y también esclavos, lo cual los convierte en vecinos, como puede
verse claramente en los registros de las notarías estudiados por Miguel A. Rosal7. Por
otra parte los esclavos pueden rescatarse a si mismos, aún cuando el amo no esté de
acuerdo8 .
3 Durante la segunda mitad del XVIII el crecimiento demográfico de Buenos Aires es el
más fuerte de todo el continente, no sólo debido a la introducción de esclavos (legales e
ilegales) sino también a causa de las migraciones diversas, de españoles, de europeos y
de habitantes del Alto Perú, de Paraguay, Cuyo, y Córdoba, oleadas que aumentan el
número de forasteros y en particular los procedentes de las « provincias de arriba » (es
decir del Alto Perú, hoy República de Bolivia, región integrada en el virreinato del Rio
de la Plata). Según una queja del Síndico procurador en 1791, los « arribeños », en su
mayoría mestizos, son « la polilla de los pueblos » y este funcionario pide al virrey que
no autorice el ingreso de migrantes de aquellas regiones. De ahi que para los extranjeros
que visitan Buenos Aires, los habitantes sean percibidos como amestizados.
1. Los negros de Pedro Cevallos
4 El primer episodio significativo de la participación patriótica de los negros es la toma
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de Colonia de Sacramento en 1777. Estos hechos prefiguran en nuestra opinión la
militarización de la sociedad rioplatense, que Tulio Halperin Donghi sitúa a partir de
1806 9. Varios años antes, en 1762, el entonces teniente general Pedro Cevallos, que
había sido nombrado gobernador y capitán general de las provincias del Rio de la Plata
en 1755, había ocupado la pequeña ciudad portuguesa, anticipándose de pocos días a
una flota inglesa que, con la complicidad de Portugal, tenía la intención de utilizar esta
ciudad como base a partir de la cual lanzar un ataque sobre la incipiente Buenos Aires.
Los cañones de Cevallos hunden la nave almirante, y obtienen la única victoria
española durante la guerra que la opone a Inglaterra. Menos conocido es el hecho que
Cevallos había reclutado esclavos y pardos libres en la compañía de dragones. En
distintas causas protagonizadas ulteriormente por negros y pardos, se menciona la
participación de soldados morenos en la batalla de Colonia. Varios años después estos
combatientes lo recuerdan10. Esto no es inusual puesto que las milicias de negros y
pardos existían en toda América colonial a pesar de la prohibición de portar armas
hecha a estos grupos11.
5 En 1777, después de dos años de conflicto con Portugal, España envía nuevamente a
don Pedro Cevallos, nombrado el año anterior primer virrey del Rio de la Plata, al
mando de una poderosa flota, con la misión de recuperar los territorios del sud del
Brasil. Pedro Cevallos retorna a América en verdadero “libertador”, ocupa Santa
Catarina y reconquista Colonia de Sacramento. En la flota de Cevallos llega también el
alférez Santiago Liniers, francés, cuya carrera militar en la armada española se inicia en
177512. En la guerra contra Portugal, Cevallos se sirve de los negros desertores de los
portugueses para obtener informaciones militares, y escribe al gobernador Vértiz en
febrero de 1777, que es fundamental contar con gente de confianza, ya sea algún
habitante, contrabandista o « los desertores de la tropa y los negros que se pasaren »
darán « muchas noticias de lo que hay y se trabaja en la Plaza ». Colonia se rinde en
julio de 1777. Los 342 negros y pardos de esa ciudad son enviados junto con sus amos a
Buenos Aires. El 1 de octubre de 1777 el tratado de San Ildefonso es firmado con
Portugal, por el cual las fronteras fluviales entre los dos reinos son fijadas después de
varios siglos de incertidumbre. El artículo n°19 estipula la existencia de un territorio
neutral entre las dos potencias. Las dos coronas se comprometen en perseguir a los
esclavos fugitivos para que el hecho de cambiar de dominio no sea pretexto para obtener
la libertad. Portugal cede a España dos islas de Guinea ecuatorial, Fernando Poo y
Annobón, con lo cual puede participar directamente a la trata negrera13.
6 El Cabildo felicita al victorioso capitán por la « segunda » conquista de la Colonia de
Sacramento, que constituye « un nuevo motivo para que toda esta América meridional
rinda a Vuestra Excelencia los homenajes de gratitud que debe como a su libertador »14.
Pedro Cevallos es el « héroe restaurador de las usurpaciones portuguesas », como lo
declara el Cabildo de Santiago de Chile. Unas décimas dedicadas a ensalzar al general
comandante, compuestas en 1778 por un sargento de la comitiva a una misteriosa
Señora, equiparan a don Pedro Cevallos con varios héroes bíblicos e históricos: « en lo
esforzado un Sansón », « en la ciencia un Salomón, un Carlo Magno en prudencia, pues
dicen por experiencia, los españoles vasallos, que con don Pedro Cevallos, nadie tiene
competencia »15.
7 Pedro Cevallos es un jefe carismático respetado por los negros y los mulatos. Su
entrada triunfal en Buenos Aires para asumir su alto cargo, el 15 de octubre de 1777, es
saludada en particular por los « negros de la nación conga », que le dedican música y
danzas. El nuevo virrey – cuyos días están contados, ya que fallece en 1778 – es el
primer « leader » nacional moderno del Rio de la Plata, que debe su prestigio a una
operación militar contra un país vecino, extranjero y enemigo hereditario. Cevallos
inaugura una relación populista con las clases bajas, modelo que se repetirá en 1806
con Santiago de Liniers, en 1813, con la política de la Asamblea Constituyente, y
también en el transcurso de las luchas por la independencia y en los años 1830, con
Juan Manuel de Rosas.
8 La gente de color ve en el capitán victorioso y nuevo virrey, un “amparo de pobres
desvalidos” y su popularidad se refleja en el número elevado de solicitudes que los
negros y los mulatos, por intermedio del Defensor de Pobres, le elevan, con la esperanza
de ver su lealtad recompensada con la libertad o con una mejora de su situación.
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2. En nombre de la libertad
10 Esas solicitudes están redactadas por los Defensores de Pobres, nombrados por el
cabildo para atender las causas en las cuáles está implicada la gente del pueblo.
Generalmente el esclavo no pone por escrito sus quejas, ya que no sabe hacerlo y
necesita pasar por un escribano o por algún otro intermediario, que puede ser un pardo
libre capaz de “hacer un memorial para que el amo dé papel de venta”.
11 El papel desempeñado por estos magistrados es sin duda alguna fundamental en la
difusión de las ideas relativas a la libertad. El « Defensor de Pobres » es por lo tanto el
responsable de la retórica del documento destinado al virrey, “padre de pobres esclavos
y director de ricos”, quien puede poner una apostilla en la margen del documento o
bien remitir el litigio a los jueces de primer o segundo voto, para que hagan una
encuesta detallada y sentencien. Lo que se quiere destacar aquí es la utilización (y la
banalización) por parte del Defensor de Pobres19, de un vocabulario que trasluce las
ideas liberales de la época, hostiles a la esclavatura (o en todo caso a los abusos que
suscita). Es probable que en la ciudad periférica y abierta a las ideas modernas
procedentes de Europa que era por entonces Buenos Aires, la influencia de estos
hombres de ley haya sido mayor que en otras regiones más tradicionales, como el Perú.
Falta aún un estudio comparativo sistemático sobre este tema.
12 La crítica ilustrada del sistema esclavista, en nombre del derecho natural y la
humanidad, asoma en esos documentos: « jamás le trata como a racional, y no
pudiendo ya el que representa tolerar semejante servidumbre »20. O bien:
Mi amo, en que contra los sentimientos más íntimos del derecho natural se opone
a que yo compre mi libertad y la adquiera por medio del dinero en que puedo ser
vendido, cuando todos deben conspirar a abolir la esclavitud como repugnante a
nuestra religión21.
13 Ese lenguaje, impregnado de derecho natural y de « humanidad », aunque provenga
del Defensor, llega a los esclavos, que multiplican las solicitudes de cambio de dominio,
a veces bajo pretextos que pueden parecer nimios, como ser el mal genio del amo o su
indiferencia afectiva. El número de pedidos y de causas contribuye a la difusión de
valores, que en 1810 serán el centro de los debates. Después de 1810, el régimen colonial
será equiparado con la esclavitud.
14 El impacto de la revolución francesa y en particular la abolición del sistema
esclavista en 1792, medida tomada in extremis para evitar la extensión de la
insurrección de los esclavos de Santo Domingo de 1791 así como la ejecución de Luis
XVI, introducen una aceptación más matizada de las ideas ilustradas. En efecto todos
los protagonistas ulteriores de la revolución de mayo participan de una manera u otra a
la « economía servil » del Rio de la Plata. En 1795 se descubre en Buenos Aires un
complot concebido por un grupo de comerciantes franceses, residentes en esa ciudad,
que tratan de atraer a su causa a los esclavos, proponiéndoles la libertad a cambio de su
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ayuda. En esta conjuración que fue denunciada a tiempo por los criados negros de los
conjurados ante las autoridades, el nombre de Liniers es evocado junto con otros
participantes de estatus social mucho más bajo, y que serán apresados22. La reacción de
los esclavos refleja un sentimiento « patriótico » de lealtad hacia la ciudad y hostil a las
insinuaciones de los extranjeros. Como bien lo explica el defensor de pobres, estos
negros libres están integrados a la sociedad colonial, como lo señala un informe de
179523:
Una constante experiencia hace ver, que a poco tiempo de venidos los negros de
Guinea y de abrazada nuestra sagrada religión, pierden su rusticidad y ferocidad,
y hasta el amor del suelo patrio.
15 Según él, los esclavos del Rio de la Plata gozan de una situación mucho más suave
que en otras partes de América. Pero lo más importante de su argumentación reside en
la afirmación del vínculo estrecho de estos hombres de condición servil con la « patria »
de adopción. La insistencia de los investigadores contemporáneos en la permanencia de
pautas africanas, ha dejado de lado el arraigo « patriótico » de estos hombres; en el
caso del Rio de la Plata este vínculo, estimulado como pensamos por las campañas de
Cevallos, se refuerza a partir de las invasiones inglesas. Santiago de Liniers, cuyo
nombre queda asociado a esta asonada fallida, es nombrado gobernador de Misiones en
1796 y alejado de la capital. Como bien comenta Paul Groussac, « no mereció de la
Corte señal alguna que le diese esperanza en el porvenir »24.
3. Las invasiones inglesas (18061807)
16 En 1806, los ingleses envían desde la ciudad del Cabo, en África del Sur, que acaban
de ocupar, seis navíos que cruzan el Atlántico sur y arriban a Quilmes en el mes de julio
(según un plan elaborado en colaboración con el revolucionario Francisco Miranda). El
general Carr Beresford reúne bajo sus órdenes una tropa de 1500 hombres. Los
españoles disponen de pequeños efectivos y el virrey Sobremonte huye de Buenos Aires,
para instalarse en Córdoba. Desde Montevideo, donde está establecido con su hermano,
Santiago Liniers organiza la reconquista de Buenos Aires. Para ello recurre a la
movilización de milicias urbanas. Un destacamento de 1000 hombres sale de Colonia
en pequeñas embarcaciones, y cruza el Rio de la Plata hasta el río de las Conchas
(llamado desde entonces Reconquista). Desde San Isidro, las tropas avanzan hasta
Chacarita y de allí a la plaza de Miserere (plaza Once), pero Beresford no se rinde. Se
lucha en las calles del centro, tramo a tramo, y finalmente (sin entrar aquí en los
detalles de la batalla) los habitantes de Buenos Aires obtienen la victoria. Con las armas
recuperadas del enemigo, se organizan varios batallones: patricios, arribeños, patriotas
de la Unión, indios, pardos, morenos, artilleros, vizcaínos, montañeses, esclavos. La
simple enumeración muestra claramente la importancia de las castas en la resistencia
armada.
17 Al finalizar la primera invasión inglesa, un cabildo abierto es celebrado el 14 de
agosto de 1806, en el cual los representantes de la corona son unánimemente
criticados. Los españoles desconfían de Liniers, acusado de haber armado al pueblo,
pero la situación política crítica, y la popularidad del héroe hacen difícil el
enfrentamiento: « por más criminal que sea el marqués, mas sería imprudencia
exponernos acaso a mayores males », dice el procurador criminal de la Audiencia,
Antonio Caspe y Rodríguez. Según él, y para calmar la efervescencia popular, hay que
suprimir las escarapelas y otros emblemas adoptados por las milicias de Liniers,
« cuyos nombres y bisoñerías de Patriotas y otras cosas por el estilo pueden influir
insensiblemente para aflojar el respeto al monarca y en la subordinación de la
tropa ».
18 Liniers, según el procurador, es incapaz de contener el desorden: « el pueblo es la
tropa »25. El virrey Sobremonte da también la alarma en una carta dirigida al príncipe
de La Paz: « se creen futuros héroes en la defensa del país y no hay más voluntad que
la del pueblo armado ». Los españoles tratan a esos insumisos de « patriotas ». De
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hecho las milicias criollas al suplir a la ineficiencia del ejército, restringen la autoridad
y la acción de éste. De Inglaterra y de la ciudad del Cabo, en África del Sur, llegan
refuerzos para las tropas invasoras, y en enero de 1807, Montevideo es tomada. Desde
ese puerto tres columnas avanzan sobre Buenos Aires. Los ingleses ocupan Retiro pero
en las calles del centro la resistencia es muy fuerte y finalmente Whitelocke se rinde.
19 En esta segunda defensa de la ciudad, Martin de Alzaga, alcalde de primer voto,
desempeña un papel muy importante, pero es Liniers, su rival, que se cubre de gloria y
que es nombrado virrey interino del Rio de la Plata. La popularidad de Liniers es
inmensa, no sólo entre los porteños sino también mas allá de las fronteras del virreinato
del Rio de la Plata. Temiendo nuevos ataques, Liniers pide ayuda al gobierno de Chile.
A pesar de que « los valerosos habitantes de las márgenes del Rio de la Plata se ven en
estado de no poder resistir a nuevos ataques » y que todos « somos hijos de una misma
madre e individuos de una misma familia », esta ayuda en numerario le es negada por
el Cabildo, invocando la pobreza de la capitanía de Chile26.
20 En la defensa de Buenos Aires, los negros, no siempre a instancias de sus amos,
participan en la defensa de la ciudad. Un hombre moreno, José María, forma un cuerpo
de esclavos y propone juntar unos 4000 hombres, con la condición que se les reparta
armas, lo cual le es concedido27. Otros realizan actos heroicos que los amos respectivos
atestiguan. La conducta valiente desmiente los prejuicios de los oficiales respecto a las
milicias de color, que consideraban que los milicianos sólo eran aptos a cuidar los
caballos y a brindar pequeños servicios.
21 El 23 de agosto de 1808, don Martin José Medrano, capitán de primera compañía del
primer batallón de Patricios, certifica que el moreno llamado Joaquin Alzaga,
« hallándome destinado en la azotea del señor alcalde de primer voto don Martin de
Alzaga, se me presentó ofreciendo todo auxilio para la gente que estaba a mis órdenes;
asimismo me dijo que él tenía fusil y todo lo demás necesario para a mi lado hacer fuego
en caso necesario ».
22 Pero el combatir contra el enemigo puede también tener consecuencias catastróficas.
Tal es el caso, por ejemplo, de Antonio Decoto, « moreno, soldado de las Compañías
reales », que ha servido nueve años a la Corona. Decoto deja a su mujer, esclava de un
oficial portugués, en Colonia, después de haber concertado el rescate « y yendo el que
suplica a entregar el dinero al oficial y rescatar a su mujer, ya éste, con la prisa de su
embarque al Jeneiro (Rio de Janeiro), la había vendido a Bartholomé Montserrat,
vecino del Campo de San Carlos »28 .
23 Este ejemplo es significativo de la incertidumbre que siempre pesa sobre los esclavos
y negros libres. Toda promoción social, todo logro, pueden desvanecerse según las
circunstancias.
24 Después de la victoria, el Cabildo decide recompensar a los esclavos y propone un
sorteo que permitirá a los que han servido con « fidelidad y amor » el obtener la
libertad. Esta es otorgada a los heridos y a los mutilados, a quienes se les asigna una
pensión anual de 6 pesos. Las recompensas son financiadas por los vecinos y los
representantes de la Corona, pero sólo 70 hombres obtienen la libertad29. La ceremonia
tuvo lugar en la Plaza de la Victoria (actual Plaza de Mayo) y fue la primera fiesta
patriótica de Buenos Aires.
25 En este contexto es interesante leer los testimonios de los combatientes negros, que
reivindican su amor a la patria y se levantan contra los extranjeros que la amenazan.
.Las promesas de libertad hechas en el momento más candente de la batalla, no siempre
fueron cumplidas; para retener a sus esclavos, los amos invocaban problemas de salud
y achaques de la vejez, que necesitaban la ayuda de esta servidumbre, sin la cual no
podían subsistir30. Sin embargo la participación de los esclavos en la defensa de Buenos
Aires tuvo como consecuencia inmediata la identificación de los negros y de los mulatos
con el pueblo. Los héroes fueron ensalzados en cantos y poemas31. Las circunstancias
excepcionales que habían agitado la ciudad favorecieron una visión romántica de la
gente de color, probablemente única en América, con la excepción de Venezuela.
26 Pero para la « gente decente », es decir los vecinos de caudal y rango, la visibilidad de
las castas, « ensoberbecidas » por la victoria, es el comienzo de la anarquía. Un bando
del 3 de septiembre de 1806 32 señala los desórdenes ocasionados por varios jóvenes « y
personas de menor edad » pero de todas clases, que se juntan para imitar en juego « el
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ataque y reconquista, usando en él de pólvora, balas, piedras y palos[...] y siendo
urgentemente preciso cortar de raíz tal desorden que influya también en partidos y
enemistades entre los individuos de distintos barrios o cuarteles, ordeno a los padres
tutores, amos o encargados de las indicadas personas [...] cuiden de separarlas de él ».
Corrillos en los cafés, tumultos, juntas, así como esta versión patriótica de los
tradicionales « Moros y cristianos », reflejan la efervescencia de esos tiempos.
27 La noticia de la abdicación de Carlos IV en favor de su hijo Fernando VII provoca una
conmoción general. La posición ambigua de Liniers, francés de origen pero fiel a la
corona de España, es el pretexto para que el alcalde español Martin de Alzaga, exija la
deposición del virrey, con el apoyo del gobernador de Montevideo. Una Junta de
patriotas criollos concebida según el ejemplo de las juntas de España, reemplaza a
Liniers por Baltasar Hidalgo de Cisneros. En 1809 Cisneros llega al Rio de la Plata, pero
el nuevo virrey se revela incapaz de restablecer el orden. Los jefes de las milicias criollas
están a favor de la independencia. Cuando Napoleón invade toda la península ibérica
con excepción de Cádiz, sede del gobierno español, el hasta entonces moderado
Cornelio Saavedra juzga la situación madura para pensar en la independencia.
4. La revolución de mayo
28 La revolución, como afirma Tulio Halperin Donghi, es una nueva manera de ver la
historia, una nueva categoría para pensar la realidad política. Es el triunfo de la utopía
de libertad y de justicia y por lo tanto, un mito33. El 25 de mayo marca efectivamente el
comienzo de una nueva era. El Cabildo de Luján declara, el 9 de junio de 1810, que se
vive una « feliz aurora de un día tan glorioso para todo este vasto continente ». Un
nuevo sistema político emerge basado en el patriotismo. El virrey Cisneros es
destituido, pero la lealtad de la Junta hacia Fernando VII es reafirmada. La prudencia
de los patriotas concierne en gran parte la agitación de las castas, a pesar de que el
sistema estamental fue muy criticado en los años anteriores. Castelli, el más
intransigente de los próceres, recompensa a un oficial negro por los servicios rendidos a
la patria, pero no toma decisiones osadas que podrían desestabilizar el orden social.
Castelli reconoce que el dicho capitán de morenos es un hombre virtuoso, pero ¿acaso es
oportuno dar « a uno de castas » el título « don » y la calidad de « distinguido »? ¿Qué
opina la Junta? « Sin su resolución no me atrevo » (noviembre 1810). El espectro de la
insurrección de Santo Domingo explica esas vacilaciones. Los miembros del Cabildo
deben mantener el equilibrio económico y fomentar el patriotismo colectivo para
legitimar la revolución, sin impugnar el orden establecido. Por ejemplo, el sufragio
universal que en principio se extendía a todos los hombres libres según la Constitución,
podía ser restringido en función de la situación económica, excluyendo a los jornaleros
y a los que no eran propietarios34 .
29 Sin embargo, y a pesar del peligro que eso supone, el apoyo de los esclavos a la causa
patriótica es fundamental. Desde Córdoba, Cisneros escribe:
Llos dos conventos de dominicos y mercedarios son los mas acérrimos partidarios
de la independencia y se asegura que la infame junta, en la desesperada, piensa
valerse de los negros y mulatos esclavos de los españoles, dándoles libertad con tal
de que se hagan soldados y ciertamente ésta es mucha mejor milicia que la del
país35.
30 Cisneros se lamenta de la situación de una ciudad « entregada al popular » [...]
« como puede subsistir, acertar y obrar bien una muchedumbre que llevada de la
codicia de ensalzarse o de igualarse, aborrece la virtud, envidia la honra y [...] una vez
alterada o desenfrenada, no tiene poder bastante ni autoridad legítima que lo
contenga ». Cisneros teme la guerra civil y se pone bajo las órdenes del virrey del Perú,
don José de Abascal36. En agosto de 1810, Santiago Liniers organiza una ofensiva
contra la junta y es fusilado en Cabeza de Tigre.
31 La rebelión de los « orilleros » del 5 y 6 de abril de 1811, protagonizada por Cornelio
Saavedra, presidente de la Junta, para imponer la integración de los delegados
provinciales, contra la opinión de los « morenistas », propulsa nuevamente a la plebe
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en la revolución, movilizada por los caudillos de Saavedra. Años después estos
acontecimientos serán descritos por Gervasio Posadas (que integraba el grupo de los
opositores morenistas) como el producto de la manipulación de « los seres oscuros
[que] se reúnen en los momentos de peligro público a la simple reseña de un jefe
revolucionario »37. Ese mismo año, el general Rondeau, miembro del poder
revolucionario de Buenos Aires, asedia el puerto de Montevideo, bastión de los
realistas, y promete a los Negros la libertad a cambio de la integración en los ejércitos.
Estos nuevos reclutas entran en Buenos Aires pero al término de las negociaciones que
siguieron con sus amos, que reclamaban a sus esclavos, los negros fueron devueltos38 .
32 El temor a la plebe que años más tarde mencionará Posadas, es indudable. El 3 de
diciembre de 1811, la reconquista de Cochabamba por los patriotas suscita el
entusiasmo de la población de Buenos Aires, que sale a festejar la victoria dispuesta a
pasar la noche « entonando himnos de alegría y gratitud al Ser Supremo ». Uno de
estos vecinos, que describe los hechos en la Gaceta de Buenos Aires, se topa en la Plaza
Mayor con una « multitud de soldados, chusma y gente de color, unos y otros con
visajes y demostraciones groseras, (que) en vez de gritar a la patria, llenaban el aire de
expresiones tan obscenas, que ni el papel puede sufrir » [...]. Esta chusma impide
escuchar la música ejecutada en el centro de la plaza « con sus horrorosos aullidos ».
Para no oír esas obscenidades, la gente decente se retira39.
33 Pero la opinión respecto a las castas oscila de un extremo al otro. Las
conmemoraciones patrióticas del 25 de mayo son la ocasión de liberar a algunos
esclavos. Se hacen donaciones a las madres, hijas y esposas de los caídos en el campo
de honor:
Últimamente infelices esclavos cuyo destino personal hace gemir la naturaleza,
conseguirán el bien precioso de que un absurdo y bárbaro sistema los había
despojado, y por lo mismo concebirán todos las altas y firmes esperanzas de que
en suelo americano desaparecerá en lo sucesivo la imagen aflictiva del más cruel
infortunio y degradación del hombre40.
34 A partir de 1812 las Provincias Unidas del Sud prohíben el tráfico negrero, y a
comienzos del 1813, la Libertad de Vientres es decretada. Los hijos de madres esclavas
nacidos después del 31 de enero de 1813 se convierten en libertos, con la obligación de
vivir en la casa del amo de la madre hasta que alcancen la mayoría de edad (20 años
para los varones, 16 para las mujeres) o hasta que se casen. Pero en 1814 se permite
nuevamente la entrada de esclavos africanos si éstos acompañan a sus amos en calidad
de "criados", aunque éstos no pueden ser vendidos.
35 El aniversario de la Revolución de mayo de 1813 es celebrado con un sorteo por el cual
algunos esclavos son liberados. La integración simbólica de los hombres de color se
manifiesta en el curso del aniversario de 1815, en el cual se inauguran en la plaza
cuatro estatuas representando las cuatro partes del mundo y que llevaban las
inscripciones siguientes:
África hasta aquí lloró, a sus hijos en prisiones, que la crueldad aprobó. Su amargo
llanto cesó, desde que el americano, con su libertad ufano, compasivo y generoso,
prodiga este don precioso, al infeliz africano41.
36 Si la esclavitud es considerada como un residuo de la época colonial, esto no implica
su abolición, a pesar de la contradicción que esta comparación supone. El problema
esencial es el de la ciudadanía. La Gaceta de Buenos Aires del 14 de febrero de 1812
plantea esta cuestión. ¿Quién debe gozar de esos derechos? Todo hombre mayor de 20
años « que no esté bajo el dominio de otro ni se halle infamado por un crimen público
plenamente probado, y acredite que sabe leer y escribir y se exercite en alguna profesión,
sea de la clase que fuere ». Por primera vez se integran a los que ejercen las « artes
mecánicas » y que pertenecen en gran parte a las castas. Se exige de los ciudadanos el
haber vivido más de un año en el territorio de las Provincias Unidas, « sin que haya la
más pequeña diferencia entre el europeo, el asiático, el africano y el originario de
América ». Aunque se reconoce que los que están « bajo dominio de otro » sufren
injustamente de la esclavitud, contraria a los « los derechos del hombre », las
circunstancias y el estado mismo de esa porción miserable « no permiten darles parte
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en los actos civiles hasta que mejore su destino »42. En 1817, después de la declaración
de la Independencia de las Provincias del Sur, esta cláusula perderá su rigidez, a pesar
de que los amos reivindican el derecho de propiedad:
Si han habido leyes que sancionando el derecho de la esclavitud influían en la
inviolabilidad del dominio del amo, hoy [...] paralizan sus preceptos como
opuestos diametralmente a los principios y al sistema de igualdad que se ha
proclamado. No hay objeto más espantoso que volver la vista al orden de donde
vino a ser esclava esa porción subalterna de la especie humana, ni que repugne
tanto a la felicidad de un pueblo libre como privar el gozo de la igualdad. Bien ha
podido el Supremo gobierno proscribir para siempre ese ultraje que se hace a la
misma naturaleza43.
37 En 1812, el español don Martin de Alzaga urde un complot contra el gobierno
patriota. El plan es revelado por la La Gaceta de Buenos Aires del 1 de junio de ese
año. Alzaga había sido Defensor de pobres en 1785 y conocía bien las injusticias
sufridas por los esclavos. Sin embargo declaraba que después de la victoria de los
realistas, los criollos, así como los indios, las castas y los negros serían enviados a
Montevideo y la capital quedaría limpia de todo individuo que no fuese español
peninsular. La conjuración fracasó porque un esclavo llamado Ventura escuchó una
conversación privada e informó a su ama, que los denunció ante el Triunvirato. Alzaga
fue ejecutado y el esclavo fue liberado y reclutado en el regimiento n° 2. En la manga
derecha de su uniforme llevaba cosido un escudo que decía « fiel a la patria »44. En esos
tiempos muchos esclavos tomaron el nombre de "Patria" y actuaron en favor de los
patriotas denunciando, como lo hiciera Ventura, los planes subversivos, que debido a
su condición de domésticos, escuchaban.
38 A pesar de la lentitud de las disposiciones y de la presión ejercida por los propietarios
de esclavos, la esclavitud es impugnada por muchos y algunas mejoras de la condición
servil son implementadas.
5. Los soldados de la libertad
39 A partir de 1813, y dada la ofensiva realista en todo el sur de América, el Gobierno
facilitó el rescate de esclavos, en primer lugar los de los españoles, para aumentar el
número de soldados. Los amos se negaron por lo general a entregar a sus siervos,
ocultando parte de ellos a las autoridades, hecho que fue denunciado por los mismos
esclavos. Los ciudadanos patriotas hacen donativos de esclavos – en algunos casos se
separan de los mas insumisos o de los borrachos. Con la progresión de la guerra,
muchos esclavos huyen de sus amos para alistarse en el ejército. Después de 5 años de
leales servicios, los esclavos podían ganar la libertad. El Supremo Director decreta una
leva de todos los esclavos de edad de 16 a 30 años que pertenecen a europeos españoles
residentes en estas provincias. « Al concluir el exercicio de la guerra quedarían
libres »45.
40 Los vagos y ociosos constituyen también futuros soldados, y en abril de 1814 el
gobierno pide que « se recojan y apliquen al servicio militar para reemplazar la grande
falta que tienen los regimientos de músicos y tambores. Asimismo, y habiéndose
decretado por el Director Supremo la formación de dos compañías veteranas de pardos
y morenos libres con destino al Regimiento de Infantería, sírvase VS prevenir [...] a
quienes manden las partidas del celo de la ciudad para que se aprehenda todo
individuo de esta clase y se le destine a completar la fuerza dicha, bien entendido que
son exceptuados los que fueran dueños de tiendas o talleres públicos, siempre que por si
lo manejen »46.
41 El 14 de enero de 1815, el Supremo Director decreta una leva de todos los esclavos de
edad de 16 a 30 años que pertenecen a españoles europeos, con la promesa de liberarlos
« al concluir el ejercicio ». En 1817, 406 esclavos son rescatados para integrar el
Batallón de Cazadores. La lista de los nuevos reclutas indica que, a pesar de que la ley
impedía que se alistaran los jóvenes menores de 16 años, varios niños formaron parte
del dicho batallón, como Miguel Pestana, de 10 años de edad, o Antonio Moslera, de
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sólo 8. El rescate costó poco dinero y los chiquillos fueron considerados « aptos para el
servicio de las armas »47. Es probable que hayan figurado como « tambores », aunque
nada lo precisa.
42 A pesar de las reticencias de los amos que, por lo general, se opusieron a los rescates,
los esclavos y los pardos libres constituyeron un contingente importante de los
regimientos patriotas de infantería. Los Batallones de Cazadores 7 y 8 (éste último
compuesto de libertos) del Ejército de los Andes, participaron en los combates de
Chacabuco48 , Cancha Rayada y Maipú. Los que sobrevivieron formaron en el Perú el
regimiento del Río de la Plata49. La revolución tuvo sus héroes negros, entre los cuales el
más célebre fue Antonio Ruiz « Falucho », veterano de Chacabuco y Maipu, que se negó
en Lima a saludar la bandera realista y fue fusilado por su cuerpo – los soldados se
habían rebelado porque no recibían sueldo. La leyenda cuenta que murió al grito de
« ¡Viva Buenos Aires! »50. En la expedición de San Martin para auxiliar a Manuel
Belgrano, después de la derrota de Ayohuma (1813), había 800 libertos integrados en el
batallón 751.
43 Otros nombres de patriotas negros fueron salvados del olvido. Todos no eran criollos,
pues también los hubo "bozales", como Andrés Ibáñez, del 8° Batallón de Cazadores,
que había nacido en Africa y había sido vendido a la edad de 15 años. Obtuvo el grado
de capitán y ganó cinco medallas. Después de las guerras de independencia se instaló
en Buenos Aires y abrió una pulpería. Manuel Macedonio Barbarin, de nación Calivali,
había llegado a Buenos Aires a fines del siglo XVIII. Como muchos otros esclavos, peleó
en la defensa armada de la ciudad y en 1810 obtuvo el grado de capitán de milicias.
Posteriormente Barbarin combatió en favor de la independencia y cuando murió en
1836, la Gaceta Mercantil publicó una « Canción fúnebre a la sensible muerte del
benemérito teniente coronel don Manuel Barbarin» para deplorar « la pérdida funesta e
irreparable de un militar valiente y memorable»52.
44 Por decreto del 3 de noviembre de 1821 se pone un término al rescate de esclavos para
el ejército. Entre 1813 y 1818, 2074 esclavos se convierten en libertos. Estos constituyen
los contingentes más importantes si se tiene en cuenta que en la batalla de Sipe Sipe,
cerca de Cochabamba (noviembre de 1815), los dos batallones de negros y de mulatos
libres fueron prácticamente aniquilados53. Las consecuencias demográficas de las
guerras de independencia explican en parte la paulatina desaparición de la gente de
color de Buenos Aires. Sin embargo, para estos hombres de baja condición social, las
armas fueron indudablemente una vía de promoción social. En lo que respecta a la
integración de la gente de color a la nueva nación, ésta fue paulatina y difícil. El temor
de las élites a la plebe explica que al finalizar las guerras de la independencia, los
negros, mulatos y pardos se encontraron divididos en numerosas sociedades africanas
(grupos de ayuda mutua unidos por vínculos culturales y religiosos) controladas por la
policía. El desarrollo tardío de decenas de asociaciones rivales, fue una manera política
de diluir la identidad popular de los descendientes de africanos en una serie de rasgos
« étnicos ». Pero ésta es una historia que retomaremos en otra ocasión.
Notas
1 Este artículo prolonga el que C. Bernand publicó en esta misma revista, el 18 de enero de 2006,
« De lo étnico a lo popular : circulaciones, mezclas, rupturas ».
2 Martha Goldberg y Silvia Mallo : « La población africana en Buenos Aires y su campaña. Formas de vida y de
subsistencia » (17501850), Buenos Aires, Facultad de Filosofía y Letras, Temas de Africa y Asia 2, 1993, pp. 1569. AGNA,
IX3716. Tribunales, leg.116, exp. 33.
23 Ibid., fols. 204205.
24 Paul Groussac, Santiago de Liniers, Buenos Aires, Ed. Estrada, « Clásicos Argentinos », 1947
[107], p. 11.
25 José Torre Revello : « Cómo se llegó a mayo ? » Revista de Humanidades, Buenos Aires, año
1, tomo 1, 1961, pp. 1128
26 ANCG (Archivo Nacional de Chile, Capitanía General), vol. 819, fols1315, 1808.
27 Vicente Gesualdo : « Los negros en Buenos Aires y en el interior », Historia, Buenos Aires, III, tomo 2, n°5, mayo 1982,
p. 39.
28 AGN, IX24101808.
29 José Luis Lanuza : Morenada. Una historia de la raza africana en el Rio de la Plata, Buenos Aires, Ed. Schapire p. 64
66.
30 AGN, IX1315, febrero 1809. Solicitudes de esclavos, Gobierno.
J. Catalina Pistone, La esclavatura negra en Santa Fe, Junta Provincial de Estudios Históricos
de Santa Fe, 1996
31 Antología de literatura virreinal, Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, 1967, pp. 7477.
32 AGN, Bandos, 1806, fols. 270271.
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33 Tulio Halperin Donghi, Tradición política española e ideología revolucionaria de mayo,
EUDEBA, 1985, pp. 108120.
34 Jeremy Adelman, Republic of Capital. Buenos Aires and the Legal Transformation of the Atlantic World. Stanford
University Press, 1999, pp. 8183.
35 Documentos referentes a la insurrección de la ciudad de Buenos Aires en el año 1810, MS
7225, Biblioteca Nacional de Madrid, fol. 3.
36 Ibid., fols. 78.
37 Biblioteca Nacional de Buenos Aires, BN 213, n°2334, 1822.
38 Ver KlachkoRotman, op. cit., pp. 291293, que analiza el expediente 884 de AGN, IX, 2383,
1813.
39 Gaceta de Buenos Aires (18101821), Edición facsimil, Tomo III, años 18111813), Buenos
Aires, Compañía Sudamericana de Billetes de Banco, 1911, pp. 3536.
40 Ibid., 29 de mayo de 1812, pp. 206207.
41 Lanuza, p. 70
42 Gaceta de Buenos Aires del 14 de febrero de 1812, p. 128.
43 AGN IX2386.
44 Ibid., pp. 5657.
45 AGN X32101, fol. 160 ; AGN X4367. Ver también Klachko Rotman, op.cit.
46 Ibid., fol. 123.
47 AGN X4369, Policía, Libertos.
48 Un cuadro pintado por Tomás Vandorse en 1850, y expuesto en el Museo Histórico de
Santiago de Chile, representa la batalla de Chacabuco. En él toda la infantería de las Provincias
Unidas es mulata o negra.
49 Gesualdo, p. 39.
50 Lanuza, pp. 89.
51 Pistone, p. 56.
52 Marcos Estrada : Argentinos de origen africano, Eudeba, Buenos Aires, 1979, pp.,7984.
53 Klachko Rotman, op. cit., pp. 288289.
Para citar este artículo
Referencia electrónica
Carmen Bernand, « Los olvidados de la revolución: el Rio de la Plata y sus negros », Nuevo
Mundo Mundos Nuevos [En línea], Coloquios, Puesto en línea el 07 enero 2010, consultado el
30 junio 2016. URL : http://nuevomundo.revues.org/58416 ; DOI : 10.4000/nuevomundo.58416
Autor
Carmen Bernand
CERMA / Université Paris 10
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