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AZCUY AMEGHINO
La Revolución de Mayo
El pronunciamiento revolucionario de 1810 puso en marcha, en el Virreinato del Río de la Plata,
dos procesos dirigidos al logro de la independencia nacional y a la transformación democrática
de la sociedad feudal heredada de la colonia.
La prioridad del objetivo independentista (frente político antiespañol) seria la soberanía política,
económica, territorial del nuevo estado en gestación.
Enfrentando esta alternativa, el despotismo fue la respuesta de los grupos sociales que
alcanzaban el predominio y el poder dentro de un sistema que más que transformar se
propondría aprovechar.
Contrariamente, el cauce democrático abierto por la revolución de mayo tuvo sus hitos en tres
ciclos históricos:
a) El ciclo morenista de mayo a diciembre de 1810, en que Mariano Moreno orienta la marcha
del gobierno patriota.
b) El ciclo artiguista de 1811 a 1820
c) El ciclo paraguayo que se extendió desde la Revolución de 1811 hasta 1870
Un segundo grupo social relevante fueron los comerciantes intermediarios de otras potencias
colonialistas, vinculado con el contrabando y ligados a nuevas rutas de exportación-importación
distintas a las españolas. Tenían afinidad con los dueños de tierras y ganados así como con el
comercio exterior.
Junto con estos, y a menudo subordinados por diversos vínculos mercantiles y financieros,
firmaron parte del bloque antiespañol las diversas categorías de mercaderes, tenderos y aún
pulperos, que sufrían algunas de las consecuencias del monopolio, imposibilitados de acceder a
los principales circuitos de comercio.
Fuera de estos sectores es indudable que la fuerza social principal estuvo constituida por el
campesinado en todas sus categorías: acomodados, medianos, y sobre todo, campesinos
pobres y jornaleros.
Todos ellos, productores directos, dependientes y oprimidos, por terratenientes, mercaderes y
usureros, vieron en la revolución la esperanza de una vida mejor.
Una política de España, en America, fue prohibir todas aquellas producciones que resultaban
competitivas con las de origen español. Resulta evidente que los artesanos rioplatenses, y el
resto de la población vinculada de una manera u otra a esta actividad, tenían sobradas razones
para sumarse a la lucha antiespañola.
Otro sector de singular importancia fue el constituido por los esclavos negros en su calidad de
productores directos urbanos y rurales en chacras y estancias. Ellos eran victimas del régimen
esclavista establecido y sostenido por la dominación peninsular. También los indios acuñaban
ancestrales razones para sumarse al frente antiespañol.
Finalmente la oposición al dominio metropolitano se expresó entre los intelectuales, clero y
empleados urbanos toda vez que una ínfima minoría, generalmente europea de origen, logró
acceder a cargos de importancia, resultando la mayoría condenada a un alejamiento perpetuo de
los primeros cargos. Muchos de los criollos así postergados, cumplieron luego un importante
papel en la organización y conducción de la revolución.
En suma, se constituyó una amplísima unidad antipeninsular.
D) Proteccionismo o librecambio.
La vigencia de la libertad de comercio conquistada al eliminar el monopolio español, articulada
con el fomento de las artesanías o la aplicación a fondo del librecambio de materias primas por
todo tipo de manufacturas importadas del extranjero, definen los términos de la contradicción que
divide los rumbos económicos de Mayo. Muchos patriotas lucharon por la libertad de comercio, al
mismo tiempo que sostuvieron posiciones proteccionistas con respecto a las producciones
nacionales, ya que a la opulencia no se llega sino por medio de la industria.
Se ha tendido a confundir a la libertad de comercio con el librecambio, como si necesariamente
significaran la misma cosa. Esto surge necesariamente en función de los intereses de los
grandes mercaderes y terratenientes.
Belgrano planteó un camino proteccionista para las artesanías locales y la inclusión de una idea
industrialista siguiendo la idea de los comerciantes europeos para desarrollar las manufacturas
importadas. La industria local, semidoméstica, atrasada y precapitalista llevaba en su seno las
condiciones potenciales de un futuro desarrollo pero se ve frustrada por el ingreso masivo de
mercancías europeas que impedían el consumo de las del país. Haber alentado el progreso,
dotando de maquinaria y técnicos especialistas, desarrollando la implementación de cultivos, tal
debió ser la política de una clase progresista.
Tocaría, sin embargo, a Mariano Moreno brindar el más acabado ejemplo de cómo era posible
conciliar la ruptura del monopolio comercial con el fomento y desarrollo de las artesanías e
industrias coloniales. En su Plan de Operaciones, se prohibía absolutamente que ningún
particular trabaje minas de plata u oro, quedando los beneficios y tesoros de las mismas en
manos de la nación.
El camino propuesto por Belgrano, Moreno, entre otros, fue el camino que siguieron los grandes
librecambistas europeos para desarrollar lo que serían sus poderosas manufacturas.
La tendencia hegemónica en Buenos Aires se reforzaría por el monopolio aduanero y portuario,
lo que dificultó aun más la formación del mercado nacional y la integración de las provincias,
condenando a muchas de ellas a una marginación económica.
E) Reforzar o reformar el régimen latifundista de ocupación del espacio rural.
Es decir, la consolidación del latifundio presentado como la unidad de producción más adecuada
para el desarrollo agropecuario, y la consecuente dependencia de los habitantes del campo
respecto de los grandes terratenientes; o la critica al monopolio de la autoridad y la postulación
de repartos de terrenos a quienes quisieran trabajarlos, el impulso de la agricultura y la
aplicación de políticas de auténtica colonización, como plantearon Moreno, Belgrano, Artigas,
etc.
Una vez solucionado el conflicto entre Buenos Aires y la Confederación, el país se fue unificando
según los cánones del liberalismo, que intentaba conciliar el predominio en la base de la
oligarquía de grandes hacendados y comerciantes con la necesaria modernización de la
economía y de las instituciones.
Esto se vio estimulado por nuestra creciente vinculación con el mundo exterior; interés del
capitalismo ingles para introducir sus manufacturas y proveerles materia prima.
Una de las primeras medidas del gobierno de Mitre fue la resolución del problema del poder
Judicial, con la creación de la Suprema Corte de Justicia y los tribunales inferiores. Como así
también la creación de un ejercito nacional que sirviera a sus propósitos de asegurar la
unificación del país.
Este Ejercito Nacional tuvo una creciente incidencia en la política nacional. Pero sobre todo se
convertirá en el árbitro de la situación bajo la presidencia de Avellaneda, con Roca como
comandante en jefe y futuro presidente en 1880.
Recién bajo la presidencia de Sarmiento, se creó en 1869 el Colegio Militar que inició la
formación de un cuerpo de oficiales de carrera y con la ley de 1872, se avanzó en el camino de
la conscripción obligatoria.
Por otro lado, la unificación de la legislación privada y penal para todo el país se dio a través del
dictado de los códigos comercial y civil. Como así también los códigos rurales.
El gobierno de Sarmiento se caracterizó por un fuerte impulso a la educación, la imposición del
sistema métrico decimal, la creación del Banco Nacional y la iniciación por el estado de la
construcción del ferrocarril de Córdoba a Tucumán. También continuó la política de concesiones
garantidas al capital extranjero iniciada por Mitre en 1862.
En todo este periodo se observa una importante diversificación en la producción, con la
incorporación de la agricultura y el inicio de la construcción de los ferrocarriles, se va
consolidando la unificación nacional sobre la base del mantenimiento del predominio de los
intereses latifundistas.
Importantes sectores terratenientes adhieren al programa de modernización de la economía,
viéndose estimulados para ello por la perspectiva de valorización de sus tierras que provoca el
auge de la lana y la posibilidad del ferrocarril.
En la conformación de la oligarquía terrateniente que se irá dando en todo este proceso, tendrán
también una gran incidencia los terratenientes del Interior, lo que se reflejó en el origen de los
presidentes posteriores a Mitre (Sarmiento sanjuanino, Avellaneda y Roca tucumanos, etc.).
No hay dudas que de fondo, y globalmente, fue el proceso de expansión del capitalismo a escala
mundial, ya en su fase imperialista, el que impulsó y posibilitó las medidas para el programa
hegemónico de 1880.