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Tumaco 25 de Julio de 2018

Señor
JUEZ MUNICIPAL DE TUMACO
Oficina Judicial de Reparto
E. S. D

Accionante: FRANKLIN RUBEN CORTES QUIÑONES


Accionado: Alcaldía Municipal de Tumaco (Nariño)

FRANKLIN RUBEN CORTES QUIÑONES, identificado con cédula de ciudadanía No 98.429.090, actuando
en nombre propio, con el debido respeto manifiesto que hago uso de lo establecido de conformidad con el
artículo 86 de la Constitución Nacional y el Decreto Reglamentario 2591 de 1.991, para que judicialmente se
me conceda la protección inmediata de los derechos constitucionales fundamentales DERECHO DE
PETICION , MINIMO VITAL Y SEGURIDAD SOCIAL contemplados en la Carta Magna los cuales considero
vulnerados y/o amenazados por parte del accionado, la misma que baso en los siguientes:

1. HECHOS:

1. Fui vinculado mediante Decreto 1235 del 31 de Diciembre de 2003, en el cargo de Docente de
Áreas Técnicas en provisionalidad, desempeñando mis funciones en la Institución Educativa
Agroindustrial San Luis Robles, del Municipio de Tumaco Nariño.

2. Mediante Resolución 1279 expedido del 12 Mayo de 2016, la alcaldía me retira de mi cargo, sin
considerar que por ser nombrado en provisionalidad gozaba de una estabilidad laboral relativa,
dado que mi nombramiento correspondía al Área Técnica en la Institución Educativa Agro
Industrial de San Luis Robles del municipio de Tumaco. Esta condición obligaba a la
administración para expedir el decreto en el cual se me retiro del cargo primero debió existir un
concurso de méritos para esa plaza y hasta la fecha inclusive no ha sido reportada, por lo tanto
la Comisión Nacional del Servicio Civil, no ha abierto convocatoria para esta plaza, por lo cual
con la expedición de esta Resolución se vulneró mis derechos constitucionales, entre otros,
Debido Proceso, Mínimo vital, tratamiento de igualdad y fue así como me retiró del cargo
cercenando reitero mis derechos.

3. Como puede probarse de acuerdo al Decreto 0841 del 19 de septiembre del 2017 documento
que me permito anexar en copia para su valorización. Reitero fui reintegrado al cargo
precisamente porque la administración aceptó su error, cabe anotar que dicho reintegro fue sin
solución de continuidad conforme a mi derecho; sin embargo no se me han cancelado las
acreencias laborales dejadas de percibir.

4. En el mes de febrero realicé una solicitud de pago de salarios y prestaciones sociales, sin
embargo hasta la fecha la administración ha sido indiferente a mi petición ocasionándome
perjuicios enormes los mismos que son extensivos a mi núcleo familiar en donde existen
menores de edad, con el agravante que la dilación ha ido al punto de que ni siquiera me han
dado respuesta a mi petición y menos de fondo como es el deber de todo funcionario público.

2. FUNDAMENTOS Y CONSIDERACIONES DE DERECHO


Procedencia de la acción de tutela

El artículo 86 de la Constitución Política establece que la acción de tutela es un mecanismo de defensa al que
puede acudir cualquier persona para reclamar la protección inmediata de sus derechos fundamentales.

La acción de tutela es el instrumento jurídico de protección subsidiario de los Derechos fundamentales que
permite un amparo inmediato de estos Derechos, cuando es evidente su violación.
Considero importante aclarar, que de la respuesta no dada, se contrae la violación de los derechos
fundamentales al trabajo en conexión con el mínimo vital y también el tratamiento de igualdad toda vez que no
fue cancelado el contrato a muchos otros, dado que les han permitido su continuidad.

Por otra parte nuestra Carta Magna, contempla el DERECHO DE PETICIÓN, ARTÍCULO 23
CONSTITUCIONAL, como un derecho fundamental, insiste más aún cuando se vinculan otros derechos.

Por lo que me remito a lo manifestado en la Sentencia T-249 de 2001, respecto del derecho de petición la
Corte Constitucional puntualizó: El derecho de petición es fundamental y determinante para la efectividad de
los mecanismos de la democracia participativa, garantizando a su vez otros derechos constitucionales, como
los derechos a la información, a la participación política y a la libertad de expresión; (ii) el núcleo esencial del
derecho de petición reside en la resolución pronta y oportuna de la cuestión; (iii) la petición debe ser resuelta
de fondo, de manera clara, oportuna, precisa y congruente con lo solicitado; (iv) la respuesta debe producirse
dentro de un plazo razonable, el cual debe ser lo más corto posible; (v )la respuesta no implica aceptación de
lo solicitado ni tampoco se concreta siempre en una respuesta escrita; (vi) este derecho, por regla general, se
aplica a entidades estatales, y en algunos casos a los particulares;(vii) el silencio administrativo negativo,
entendido como un mecanismo para agotar la vía gubernativa y acceder a la vía judicial, no satisface el
derecho fundamental de petición, pues su objeto es distinto. Por el contrario, el silencio administrativo es la
prueba incontrovertible de que se ha violado el derecho de petición; (viii) el derecho de petición también es
aplicable en la vía gubernativa; (ix) la falta de competencia de la entidad ante quien se plantea, no la exonera
del deber de responder; y (x) ante la presentación de una petición, la entidad pública debe notificar su
respuesta al interesado”

PRESUPUESTOS DE EFECTIVIDAD DEL DERECHO FUNDAMENTAL DE PETICIÓN.


 
4.1. Esta Corporación ha precisado que el derecho de petición consagrado en el Artículo 23 de la Constitución
Política, es una garantía fundamental de aplicación inmediata (C.P. art. 85), cuya efectividad resulta
indispensable para la consecución de los fines esenciales del Estado[13], especialmente el servicio a la
comunidad, la garantía de los principios, derechos y deberes consagrados en la misma Carta Política y la
participación de todos en las decisiones que los afectan; así como el cumplimiento de las funciones y los
deberes de protección para los cuales fueron instituidas la autoridades de la República (C.P. art. 2).[14]
 
De ahí, que el referido derecho sea un importante instrumento para potenciar los mecanismos de democracia
participativa y control ciudadano; sin dejar de mencionar que mediante su ejercicio se garantiza la vigencia de
otros derechos constitucionales, como los derechos a la información y a la libertad de expresión.[15]
 
4.2. Según su regulación legislativa, así como en el Decreto 01 de 1984[16], el actual Código de
Procedimiento Administrativo y de lo Contencioso Administrativo establece que el ejercicio del derecho de
petición[17], entendido también como una actuación administrativa, debe someterse a los principios de
economía, imparcialidad, contradicción, eficacia y, especialmente, publicidad y celeridad, según lo estipula el
Artículo 3o. del estatuto.
 
4.2.1. Tal como la anterior codificación, la vigente permite que las peticiones sean formuladas tanto en interés
general como en relación con los asuntos de interés particular, y destaca la obligación de resolver o contestar
la solicitud dentro de los 15 días siguientes a la fecha de su recibo, salvo algunas excepciones.[18] 
 
4.2.2. Igualmente, el anterior Código Contencioso establecía que la efectividad del derecho de petición
constituía un deber esencial de las autoridades. [19] En la misma línea, el conjunto normativo vigente señala
como falta disciplinaria gravísima la desatención a las peticiones y a los términos para resolver, así como el
desconocimiento de los derechos de las personas ante los servidores públicos y en ciertos casos, ante
particulares.[20]
 
4.3. Entendido así, como garantía constitucional y legal, el ejercicio del derecho de petición por parte de los
ciudadanos, supone el movimiento del aparato estatal con el fin de resolver la petición elevada e impone a las
autoridades una obligación de hacer, que se traduce en el deber de dar pronta respuesta al peticionario.
 
4.4. Justamente, este deber esencial de parte de la administración, que se deriva del mandato superior
a obtener pronta resolución, ha sido desarrollado y sistematizado por esta Corporación en conjunto con otros
elementos característicos del derecho de petición, que conforman su núcleo fundamental.
 
4.5. La efectividad y el respeto por el derecho de petición, se encuentran subordinados a que la autoridad
requerida, o el particular según se trate, emitan una respuesta de fondo, clara, congruente, oportuna y con
una notificación eficaz.
 
4.5.1. En relación con los tres elementos iniciales[21]- resolución de fondo, clara y congruente-, la respuesta
al derecho de petición debe versar sobre aquello preguntado por la persona y no sobre un tema semejante o
relativo al asunto principal de la petición. Quiere decir, que la solución entregada al peticionario debe
encontrarse libre de evasivas o premisas ininteligibles que desorienten el propósito esencial de la solicitud, sin
que ello implique la aceptación de lo solicitado.
 
Desde luego, este deber de contestar de manera clara y coherente, no impide que la autoridad suministre
información adicional relacionada con los intereses del peticionario, pues eventualmente ésta puede significar
una aclaración plena de la respuesta dada.
 
4.5.2. Respecto de la oportunidad[22]  de la respuesta, como elemento connatural al derecho de petición y del
cual deriva su valor axiológico, ésta se refiere al deber de la administración de resolver el ruego con la mayor
celeridad posible, término que en todo caso, no puede exceder del estipulado en la legislación contencioso
administrativa para resolver las peticiones formuladas.
 
4.5.2.1. Si bien en algunas oportunidades, la administración se encuentra imposibilitada para dar una
respuesta en el lapso señalado por el legislador; en principio, esta situación no enerva la oportunidad o la
prontitud de la misma, pues la autoridad está en la obligación de explicar los motivos y señalar un término
razonable en el cual se realizará la contestación.
 
4.5.2.2. En estos casos, el deber de la administración para resolver las peticiones de manera oportuna,
también debe ser examinado con el grado de dificultad o  complejidad de la solicitud, ejercicio que de ninguna
manera desvirtúa la esencialidad de este elemento, pues mientras la autoridad comunique los detalles de la
respuesta venidera, el núcleo fundamental del derecho de petición, esto es, la certidumbre de que se obtenga
una respuesta a tiempo, se mantiene.
 
4.5.3.  Asimismo, el derecho de petición solo se satisface cuando la persona que elevó la solicitud conoce la
respuesta del mismo. Significa que ante la presentación de una petición, la entidad debe notificar la respuesta
al interesado.[23]
 
Cabe recordar que el derecho de petición, se concreta en dos momentos sucesivos, ambos subordinados a la
actividad administrativa del servidor que conozca de aquél. En primer lugar, se encuentra la recepción y
trámite de la petición, que supone el contacto del ciudadano con la entidad que, en principio, examinará su
solicitud y seguidamente, el momento de la respuesta, cuyo significado supera la simple adopción de una
decisión para llevarla a conocimiento directo e informado del solicitante.[24]
 
4.6. De este segundo momento, emerge para la administración un mandato explícito de notificación, que
implica el agotamiento de los medios disponibles para informar al particular de su respuesta y lograr
constancia de ello.
 
4.6.1. Sobre la obligación y el carácter de la notificación, debe precisarse en primer lugar, que esta debe ser
efectiva, es decir, real y verdadera, y que cumpla el propósito de que la respuesta de la entidad sea conocida
a plenitud por el solicitante.
 
4.6.2. Esta característica esencial, implica además que la responsabilidad de la notificación se encuentra en
cabeza de la administración, esto es, que el ente al cual se dirige el derecho de petición está en la obligación
de velar porque la forma en que se surta aquella sea cierta y seria[25], de tal manera que logre siempre una
constancia de ello.
 
La constancia que logre obtener la entidad de la notificación de su respuesta al peticionario, constituye la
prueba sobre la comunicación real y efectiva que exige la jurisprudencia para perfeccionar el núcleo esencial
del derecho de petición, desde luego, siempre que la respuesta se ajuste a las exigencias que líneas atrás
fueron desarrolladas.
 
4.6.3. Por supuesto, esta constancia no es homogénea en todos los casos, pues han de considerarse las
particularidades de cada notificación según las condiciones del peticionario. Así, aunque en la mayoría de
casos el medio regular sea la notificación por correo certificado, habrá situaciones que permitan la
comunicación de la respuesta a través de medios electrónicos o digitales a solicitantes cuya facilidad de
acceso a medios informáticos lo permita y mientras lo consientan; sin embargo, habrá situaciones en que la
dificultad para ubicar al solicitante, aún por medios ordinarios, se intensifica, como cuando se trata de
personas domiciliadas en zonas rurales o metropolitanas. En estos casos, especialmente, la administración
debe adecuar su actuación a las circunstancias del peticionario y agudizar su esfuerzo por que la notificación
sea lo más seria y real posible.
 
4.6.4. A partir de esta reflexión, es claro que si la entidad está obligada a tener una constancia de la
comunicación con el peticionario para probar la notificación efectiva de su respuesta, con mayor razón el juez
constitucional, para evaluar el respeto al núcleo esencial de tal garantía debe verificar la existencia de dicha
constancia y examinar que de allí se derive el conocimiento real del administrado sobre la respuesta dada.
 
4.6.5. Como se anotó, la constancia no tiene que ser idéntica ni uniforme en todos los casos, pero a pesar de
sus elementos diferenciadores, debe permanecer en ella la propiedad esencial que lleve al juez de tutela al
convencimiento de que hubo notificación efectiva al interesado. Así, los soportes que generen una duda
razonable en el juzgador constitucional, por su falta de aptitud, idoneidad o suficiencia probatoria, deben ser
examinados con mayor rigor para determinar si se ajustan a la realidad y certeza de la notificación de la
respuesta.
 
4.7. En síntesis, la garantía real al derecho de petición radica en cabeza de la administración una
responsabilidad especial, sujeta a cada uno de los elementos que informan su núcleo esencial. La obligación
de la entidad estatal no cesa con la simple resolución del derecho de petición elevado por un ciudadano, es
necesario además que dicha solución remedie sin confusiones el fondo del asunto; que este dotada de
claridad y congruencia entre lo pedido y lo resuelto; e igualmente, que su oportuna respuesta se ponga en
conocimiento del solicitante, sin que pueda tenerse como real, una contestación falta de constancia y que sólo
sea conocida por la persona o entidad de quien se solicita la información.

EL DERECHO AL MÍNIMO VITAL

4.1. La jurisprudencia ha definido el mínimo vital como “aquella parte del ingreso del trabajador destinado a
solventar sus necesidades básicas y del núcleo familiar dependiente, tales como alimentación, vivienda,
salud, educación, recreación, servicios públicos domiciliarios, entre otras prerrogativas que se encuentran
previstas expresamente en la Constitución Nacional y que además, posibilitan el mantenimiento de la dignidad
del individuo como principio fundante del ordenamiento jurídico constitucional [28]”[29].

Como se observa, el mínimo vital es un presupuesto básico para el efectivo goce y ejercicio de la totalidad de
los derechos fundamentales y, ello, explica el por qué la Corporación le ha prodigado tanta atención a esta
garantía constitucional[30], bajo el entendimiento que “[e]l pago oportuno y completo de un salario garantiza el
goce de lo que se ha denominado el mínimo vital, considerado éste como aquellos recursos absolutamente
imprescindibles para solucionar y satisfacer no solamente las necesidades primarias de alimentación y
vestuario, sino aquellas relacionadas con la salud, educación, vivienda, seguridad social y medio ambiente,
factores insustituibles para la preservación de calidad de vida”[31].

4.2. También ha aclarado la Corporación[32] que el concepto de mínimo vital del trabajador no debe
confundirse con la noción de salario mínimo, como quiera que la “garantía de percibir los salarios y las demás
acreencias laborales, se asienta en una valoración cualitativa, antes que en una consideración meramente
cuantitativa”[33]. De ahí pues, que la valoración del mínimo vital corresponde a las condiciones especiales de
cada caso concreto y no al monto de las sumas adeudadas o a “una valoración numérica de las necesidades
biológicas mínimas por satisfacer para subsistir, sino con la apreciación material del valor de su trabajo”[34].

Bajo esta regla, el mínimo vital es concebido en la jurisprudencia constitucional como un concepto
indeterminado cuya concreción depende de las circunstancias particulares de cada caso[35]. En este sentido,
la vulneración del derecho al mínimo vital puede establecerse atendiendo a las consecuencias que para la
persona tiene la privación de sus ingresos laborales en la situación concreta en que se encuentra.

Lo anterior conlleva, necesariamente, que el juez constitucional para efectos de otorgar o negar el amparo
solicitado, en primer lugar, realice una valoración concreta de las necesidades básicas de la persona y su
entorno familiar y de los recursos necesarios para sufragarlas, y, en segundo lugar, determine si el mínimo
vital se encuentra amenazado o efectivamente lesionado[36].

4.3. Ahora bien, cuando se alega como perjuicio irremediable la afectación del derecho al mínimo vital, la
doctrina constitucional ha precisado una serie de “hipótesis fácticas mínimas”[37] que deben cumplirse para
que el juez constitucional reconozca la vulneración del mínimo vital, como consecuencia del no pago oportuno
de los salarios devengados por el trabajador. Tales presupuestos son los siguientes:

“1) Que exista un incumplimiento en el pago del salario al trabajador que por su parte ha cumplido con sus
obligaciones laborales;

“2) Que dicho incumplimiento comprometa el mínimo vital de la persona. Esto se presume cuando

a) el incumplimiento es prolongado o indefinido[38]. La no satisfacción de este requisito lleva a que no se


pueda presumir la afectación del mínimo vital, la cual deberá ser probada plenamente por el demandante para
que proceda la acción de tutela, o

b) el incumplimiento es superior a dos (2) meses[39], salvo que la persona reciba como contraprestación a su
trabajo un salario mínimo[40].

“3) La presunción de afectación del mínimo vital debe ser desvirtuada por el demandado o por el juez,
mientras que al demandante le basta alegar y probar siquiera sumariamente[41] que el incumplimiento salarial
lo coloca en situación crítica[42], dada la carencia de otros ingresos o recursos diferentes al salario que le
permitan asegurar su subsistencia[43].

“4) Argumentos económicos, presupuestales o financieros no son razones que justifiquen el incumplimiento
en el pago de los salarios adeudados al trabajador[44]. Lo anterior no obsta para que dichos factores sean
tenidos en cuenta al momento de impartir la orden por parte del juez de tutela tendiente a que se consigan los
recursos necesarios para hacer efectivo el pago.

“En resumen, las hipótesis fácticas mínimas que deben cumplirse para que puedan (sic) tutelarse el derecho
fundamental al mínimo vital mediante la orden de pago oportuno del salario debido son las siguientes: (1) Que
exista un incumplimiento salarial (2) que afecte el mínimo vital del trabajador, lo cual (3) se presume si el
incumplimiento es prolongado o indefinido, salvo que (4) no se haya extendido por más de dos (2) meses
excepción hecha de la remuneración equivalente a un salario mínimo, o (5) el demandado o el juez
demuestren que la persona posee otros ingresos o recursos con los cuales puede atender sus necesidades
primarias vitales y las de su familia, (6) sin que argumentos económicos, presupuestales o financieros puedan
justificar el incumplimiento salarial.

4.4. A las anteriores hipótesis fácticas mínimas que deben concurrir en el caso concreto para configurar la
inminencia del perjuicio irremediable, se agrega que las sumas que se reclamen no sean deudas pendientes,
“en cuyo caso la tutela se torna improcedente para obtener el pago de deudas laborales pues no se está ante
un perjuicio irremediable”[45]. La jurisprudencia de la Corte ha sido clara en negar la procedencia del amparo
constitucional cuando se trata de hacer efectivo el cobro de deudas pendientes, pues en tales eventos no se
está ante la vulneración de derechos fundamentales, ya que está en juego es un interés patrimonial que debe
ventilarse ante la jurisdicción ordinaria en su competencia laboral o ante la jurisdicción contencioso
administrativa, según sea caso. En consecuencia, no hay lugar a tutelar derecho fundamental alguno pues no
se trata de una de aquellas situaciones excepcionales en las que el incumplimiento de una deuda conduce
inexorablemente a la vulneración de un derecho fundamental[46].

4.5. Por otra parte, la Corte Constitucional ha establecido que cuando el peticionario solicita el pago de
prestaciones laborales diferentes al salario y a las indemnizaciones por despido, el análisis de procedibilidad
debe ser más estricto, pues “la regla general adoptada por la jurisprudencia consiste en señalar que la acción
de tutela es improcedente para su reclamación”

PRINCIPIO DE IGUALDAD-Carácter relacional

La Corporación ha resaltado que el principio de igualdad posee un carácter relacional, lo que significa que
deben establecerse dos grupos o situaciones de hecho susceptibles de ser contrastadas, antes de iniciar un
examen de adecuación entre las normas legales y ese principio. Además, debe determinarse si esos grupos o
situaciones se encuentran en situación de igualdad o desigualdad desde un punto de vista fáctico, para
esclarecer si el Legislador debía aplicar idénticas consecuencias normativas, o si se hallaba facultado para
dar un trato distinto a ambos grupos; en tercer término, debe definirse un criterio de comparación que permita
analizar esas diferencias o similitudes fácticas a la luz del sistema normativo vigente; y, finalmente, debe
constatarse si (i) un tratamiento distinto entre iguales o (ii) un tratamiento igual entre desiguales es razonable.
Es decir, si persigue un fin constitucionalmente legítimo y no restringe en exceso los derechos de uno de los
grupos en comparación.

Toda vez que a otros compañeros con las mismas características de mi cargo, continuaron vinculados con la
administración .

Con el respeto debido y probada la flagrancia frente a mi pretensión, a través de los documentos anexos,
solicito:

3. PRETENCIONES

1. Tutelar a mi favor los derechos invocados como son: EL DERECHO DE PETICIÓN, MINIMO
VITAL E IGUALDAD contemplados y que considero están siendo vulnerados ostensiblemente
por el accionado

2. En consecuencia, ordenarle al accionado que dentro del término improrrogable que su autoridad
le otorgue, de contestación de fondo y clara a la solicitud radicada, en donde señale cuando
procederá a la liquidación y pago de lo adeudado, puesto de que ella depende la protección de
los demás derechos invocados.

JURAMENTO

Bajo la gravedad del juramento le manifiesto que por los mismos hechos y derechos no he presentado
petición similar ante ninguna autoridad judicial.

ANEXOS

1. Copia de la acción y sus anexos para el traslado al accionado y para el archivo.


2. Los documentos que se presentan como pruebas.

DIRECCIONES Y NOTIFICACIONES

El suscrito recibiré notificaciones en la Calle 18 No. 27-74, Segundo Piso, Teléfono No. 7363589 de San Juan
de Pasto.

Accionado: Cl. 11 #9-2, Tumaco, San Andrés de Tumaco, Nariño

Del señor Juez,

Atentamente:

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FRANKLIN RUBEN CORTES QUIÑONES
C.C. No. 98.429.090

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