El documento describe el derecho de petición como un derecho fundamental que permite a los ciudadanos presentar peticiones ante las autoridades para obtener información de interés general o particular. Sin embargo, a menudo las entidades no responden oportuna y adecuadamente a las peticiones, lo que obliga a los ciudadanos a recurrir a acciones de tutela. Se necesita educar a las entidades y funcionarios sobre la importancia de responder completamente a las peticiones de acuerdo con la ley para respetar este derecho fundamental.
El documento describe el derecho de petición como un derecho fundamental que permite a los ciudadanos presentar peticiones ante las autoridades para obtener información de interés general o particular. Sin embargo, a menudo las entidades no responden oportuna y adecuadamente a las peticiones, lo que obliga a los ciudadanos a recurrir a acciones de tutela. Se necesita educar a las entidades y funcionarios sobre la importancia de responder completamente a las peticiones de acuerdo con la ley para respetar este derecho fundamental.
El documento describe el derecho de petición como un derecho fundamental que permite a los ciudadanos presentar peticiones ante las autoridades para obtener información de interés general o particular. Sin embargo, a menudo las entidades no responden oportuna y adecuadamente a las peticiones, lo que obliga a los ciudadanos a recurrir a acciones de tutela. Se necesita educar a las entidades y funcionarios sobre la importancia de responder completamente a las peticiones de acuerdo con la ley para respetar este derecho fundamental.
El derecho de petición es un derecho fundamental, está consagrado en la
constitución política en su artículo 23, el cual les concede a los ciudadanos la oportunidad de presentar peticiones ante las autoridades, con el fin de obtener información de situaciones de interés general y/o particular.
El derecho de petición a mi modo de ver, es una instrumento importante que
permite a los ciudadanos, de cierta forma responder a los interrogantes que puedan presentarse, en diversos casos que son de su interés, y en muchas ocasiones a solicitudes que más que resolver una inquietud o pregunta, buscan que se facilite o se permita acceder a algún servicio que es vital, sin embargo se evidencian un sin número de tutelas que terminan interponiéndose por el incumplimiento bien sea formal o de fondo, de este derecho, por lo que considero, no se le otorga el estatus que merece, en su precisión como derecho fundamental.
El derecho de petición, se da a conocer, con la expedición de la constitución 1830
en el artículo 154, en donde se le cataloga como un derecho civil y garantista, de ahí en adelante ha pasado por muchas constituciones y sus respectivas reformas; así mismo se ha ido ampliando, complementando y adaptando de acuerdo a las necesidades y cambios que ha tenido la sociedad y la forma en que avanza.
En Colombia se reglamentó el derecho de petición, con la entrada en vigencia de
la constitución de Cúcuta en su artículo 157, de ahí en adelante se ha incluido en todas las constituciones que ha tenido Colombia.
Con la evolución constitucional, el estado social de derecho y la expedición de la
constitución de 1991, el estado da un salto increíble en cuanto al reconocimiento de los derechos humanos y al derecho de petición, con ello se le ha otorgado el estatus de derecho fundamental, del cual se muestra toda una evolución constitucional, legal y jurisprudencial.
Teniendo en cuenta que con la entrada en vigencia de la Constitución del 91, se le
da al derecho de petición un carácter de derecho fundamental, en los artículos del 13 al 33, los cuales fueron declarados inexequibles por la corte constitucional en la sentencia C-818 de 2011, en donde se justificó, que la ley 1437 es una ley ordinaria y los derechos fundamentales como es el caso del derecho de petición, debe ser regulado por medio de ley estatutaria, tal como lo establece la Constitución. En consecuencia de la decisión de los altos tribunales, fue necesario expedir una ley estatutaria, que regulara el derecho fundamental de petición, naciendo la Ley 1755 de 2015, que es la ley que regularía ahora el Derecho de Petición y quien sustituye un título del CPACA. Es así como se regula este derecho fundamental y se complementan las normas aplicables al mismo, de igual manera determina la finalidad de las peticiones y los términos para su respectiva contestación, su contenido y la forma de presentarse ante entidades públicas y privadas, el rol del ministerio público frente a este derecho fundamental, la información que tiene y también se deja claridad que es un trámite gratuito que puede ser presentado sin necesidad de requerir los servicios de un abogado.
Al derecho petición, se reconoce constitucionalmente como un derecho
fundamental, pero en la práctica observamos que la aplicación del mismo, no tiene el respeto que se merece como tal, ya que los ciudadanos suelen tener que recurrir a otras medidas para poder cumplir aquellas solicitudes o peticiones que no fueron atendidas por ese medio. Si bien la acción de tutela es procedente cuando se hace necesario exigir la respuesta o cumplimiento del derecho fundamental de petición, ésta no es más que la consecuencia de una desatención, en donde se ha afectado un derecho fundamental, violando de esta manera el derecho del peticionario a obtener respuestas por parte de las entidades requeridas.
Si bien el derecho de petición tiene un carácter fundamental, los juzgados no
dejan de recibir acciones de tutela, en donde los ciudadanos exigen la protección de este derecho, porque existen muchas falencias en su íntegro cumplimiento, al mandato constitucional y en algunas ocasiones jurisprudencial del derecho fundamental de petición, se evidencia su violación sistemática por las entidades y los funcionarios encargados de esta labor, motivo por el cual los particulares se ven obligados a recurrir a la acción de tutela, lo que a grandes luces reflejan la flagrante desatención y dilatación de este derecho fundamental.
El deber de las autoridades, es dar una respuesta oportuna y de fondo, que no
obliga a las entidades a responder de manera favorable, pero sí es su obligación responder en su totalidad la solicitud realizada. Se debe entender entonces, que la omisión de los pronunciamientos a las peticiones, lleva a que se haga uso de la tutela, por el incumplimiento y omisión de las entidades de dar una respuesta oportuna, clara y de fondo a las peticiones presentadas por los particulares, no es novedad que la acción de tutela se crea como mecanismo de protección de los derechos fundamentales, pero no se supone que se debería llegar hasta ese punto, con intención de eximirse de las obligaciones que por mandato constitucional y legal les corresponde a esas instituciones.
En este entendido los derechos fundamentales deben ser de aplicación inmediata,
es decir que no exista excusa alguna que permitir que los peticionarios accedan a la tutela para obtener respuestas.
Muy a pesar de que el derecho de petición, tiene todo un compendio y catálogo de
normas que mencionan y respaldan su cumplimiento, no se ha logrado que las entidades cumplan a cabalidad y de una manera atinada con la satisfacción a los particulares, por medio de respuestas adecuadas y de fondo, dejando en algunas ocasiones a los peticionarios con la incertidumbre, al no recibir pronunciamiento alguno sobre sus peticiones.
Las entidades cuando incumplen con su obligación de suministrar a los
peticionarios una respuesta oportuna, clara y concreta, de las solicitudes, fomentan las acciones de tutelas, que fallan sobre el mismo tema repetidas veces, puesto que hay antecedentes de los diferentes casos, de los cuales los jueces y administradores de justicia se han pronunciado con anterioridad, lo que genera dilatación y reincidencia en el incumplimiento de estas entidades.
Particularmente considero que se hace necesario educar y retroalimentar a las
entidades y ellos a su vez a sus funcionarios, sobre la manera adecuada y oportuna en que deben dar respuesta a tales peticiones como lo establece la ley, para evitar que las personas sean gravemente perjudicadas por la omisión y negligencia de los funcionarios, así estos dan celeridad a la hora de proyectar sus respuestas, con el fin de evitar perjuicio a los particulares. Éste problema de no obtener respuestas en el tiempo que establece la ley, nos hace propender por una concientización del funcionario de su rol en el contexto del Estado Social de Derecho que debe respetar las garantías individuales y optar por la promoción de una democracia participativa, a lo que debería sumársele un interés del Estado materializado en la adjudicación de los recursos necesarios para la efectiva y real aplicación del Derecho de Petición, por ser uno de los más importantes para la evolución y concretización del estado civil.