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LEY 266 de 1996

CASOS DE ENFERMERIA

IBAQUE HOYOS ISABELLA

TATIS NAVARRO GEYLI 

UNIVERSIDAD DE CARTAGENA 
CIENCIAS DE LA SALUD
FACULTAD DE ENFERMERÍA
CARTAGENA - BOLIVAR
17/08/2022
LEY 266 de 1996
CASOS DE ENFERMERIA

IBAQUE HOYOS ISABELLA

TATIS NAVARRO GEYLI 

DOC: MARIA JOSEFINA MEDINA PEÑARANDA

UNIVERSIDAD DE CARTAGENA 
CIENCIAS DE LA SALUD
FACULTAD DE ENFERMERÍA
CARTAGENA - BOLIVAR
17/08/2022
FACULTAD DE ENFERMERÍA
PROGRAMA DE ENFERMERÍA
ASIGNATURA: HISTORIA DE ENFERMERÍA
TALLER LEY 266 1996
DOCENTE: MARIA JOSEFINA MEDINA PEÑARANDA
Teniendo en cuenta la lectura del documento enviado sobre la ley 266 1996
prepárese para una socialización en la próxima clase.
 Leer cada caso (revisar vocabulario si es necesario la comprensión de
algunos términos)
 Analice el concepto de enfermería y los derechos y deberes vulnerados
según su análisis, es importante que todo este sustentado en referencia al
artículo leído y otras lecturas consultadas por usted.
CASO 1:
“ES URGENTE ATENDERLO”  

“Le dije que iba a tener momentos difíciles porque el tratamiento produce
náuseas, y vómitos, pero el tratamiento le permite curarse o mejorar su
condición de salud.”
Paciente joven profesional que ingresa en admisiones por un tumor de testículo
que había sido manejado extra institucionalmente desde hacía un año, con cirugía
y controles médicos. Ingresó en el Instituto con una enfermedad avanzada, con
metástasis retroperitoneal, para espinal, pulmonar y mediastinal posterior; lo que
inicialmente hizo pensar que quizás no fue bien orientado sobre la rigurosidad o la
importancia que debía tener su seguimiento médico. Se recibe en la consulta de
admisiones de enfermería junto con su madre porque, a pesar de venir
acompañado de varias personas, solo le permitieron el ingreso a uno de sus
acompañantes.
A este servicio, por lo general, los pacientes y familiares vienen un tanto
preocupados por la connotación del diagnóstico o porque se han enterado de que
su enfermedad no fue tratada a tiempo. Se percibe esa angustia porque siendo
una persona en activo se encontraba con una enfermedad avanzada que estaba
alterando su funcionalidad y calidad de vida.
Se consigue valoración del paciente el mismo día: la misma mañana para urología
y para el día siguiente con oncología. Se establece comunicación con el oncólogo
y se le informa de la situación y antecedentes de este paciente, solicitando que se
inicie lo más pronto posible su atención o tratamiento urgente en el Instituto. Se
realizaron al paciente dos valoraciones y en la cita de Oncología le fue pautada
inmediatamente la quimioterapia.
Este paciente siguió el curso normal. Previamente se le informó de que a pesar de
que la quimioterapia iba a resultar un poco dura, particularmente el tratamiento
que le iban a suministrar, él no podía desistir porque su enfermedad era curable
en la medida en que él completase el protocolo. Se le comunicó que iba a pasar
por momentos difíciles porque el tratamiento le produciría náuseas y vómitos, pero
que le permitiría muy probablemente la curación. Aunque el paciente todavía no
había empezado el tratamiento recibió mucha motivación para que no lo
abandonase. Personalmente poseemos experiencia en estos casos dado que en
el pasado estuvimos administrando quimioterapia a este tipo de pacientes jóvenes
y aprendimos que, aunque resulta difícil afrontar estas situaciones, el apoyo
resulta de utilidad. Los grupos de apoyo entre los propios pacientes, el conocerse
y contarse cómo controlaban sus efectos secundarios, cómo sobrellevar mejor los
efectos de la quimioterapia, les ayuda a continuar.
En algunos casos resulta difícil asumir el curso del cáncer, sin embargo, al
analizar la práctica enfermera ofrecida en el servicio de admisiones, consideramos
que esta resultó, en su momento, una experiencia satisfactoria y gratificante que
nos hizo sentir bien al actuar con diligencia ante la situación del paciente. Como
enfermera considero que hay que educar a los pacientes, se debe ofrecer una
información clara y adecuada sobre su enfermedad para que acudan
oportunamente al médico y se le permita el acceso al sistema de salud ante el
mínimo cambio en su estado físico, independientemente del nivel de escolaridad
de los pacientes, individualizando la comunicación, pero siempre concienciando al
paciente.
Estimamos que esta fue la cuestión principal, se ofreció información, fue entendida
y además el paciente pudo percibir que se llevó a cabo un abordaje adecuado de
la urgencia, que se manifestó a través del compromiso de obtener las citas con
gran rapidez. Tanto el paciente como su madre manifestaron su agradecimiento.
Lamentablemente, al hacer seguimiento del paciente tuve conocimiento de que ya
había recibido varios ciclos de quimioterapia y aunque todavía albergaba
esperanzas, supimos que su enfermedad no había respondido adecuadamente al
esquema recibido, por lo que le fue instaurado uno nuevo.
Es preciso señalar que, si bien el curso de la enfermedad no depende de cada uno
de nosotros, actuar con diligencia buscando que el paciente tuviera la mejor
opción de vida nos deja la satisfacción de que aquello que estuvo en nuestras
manos se hizo de forma correcta.
En el primer caso se respeta la individualidad, haciendo entender la dinámica de
organización del trabajo para asegurar un mejor cuidado, define las etapas y
procesos para prevenir la enfermedad dentro de la institución e integra a la familia
y al paciente en la situación y necesidad demostrando un respeto hacia el cuidado
de la persona tanto físico, social y mental, esta relación se fomenta por la
interrelación de enfermera-paciente, una conexión respetuosa, idonea
comunicación para expresar confianza prestando un servicio más eficaz basada
en valores donde la persona se sienta satisfecha, realizando una labor competente
cimentada en la práctica de conocimientos sólidos y actualizados de la ciencia
habilidades adquiridas en la formación mediante la experiencia e investigación
ejercer un mayor servicio hacia la persona familia y comunidad; dirigiendo estos
servicios de salud en las instituciones y programas de atención con cierta
complejidad a la atención de grupos más vulnerables, gracias a esto se ejerce una
cierta responsabilidad y función de gestión dentro de diversas área en especial la
oncológica
No se incumple ningún derecho ya que la enfermera brindó atención integral como
profesional, velo por la atención de calidad para la persona sin distinción de clase
social, actúa conforme a lo establecido aplicando normas éticas en especial ayudó
a organizar, dirigir y controlar la prestación de servicio en la entidad para la
ejecución del tratamiento del paciente, se trabajó en un ambiente sano y seguro
para la salud integral de la persona con un trato respetuoso amparado por normas,
se contó con recursos humanos y materiales necesarios para cumplir la función de
manera ética, tuvo una buena condición de trabajo que seguro la atención de
calidad.
CASO 2:
En un centro de hemodiálisis privado, una enfermera clínica con más de 8 años de
experiencia se enfrenta a la situación creada por un hombre de 56 años
(pseudónimo: Julio) con diabetes mellitus (DM) desde los 13 años y en tratamiento
con hemodiálisis (HD) desde hace 12 años. Es ciego desde hace 10 años y
presenta amputación de ambas extremidades. Sus habilidades de comunicación y
razonamiento se mantienen intactas.
Es importante aclarar que dentro de la terapia no se contaba con apoyo
psicológico. Un día, solicitó hablar con la enfermera, con tranquilidad para
conversar, por lo que se dispuso de tiempo post-terapia de HD para tener una
conversación, Julio comunica a la enfermera que no desea seguir asistiendo a la
diálisis, porque está cansado de la vida y de sentirse así. Ante esto, la enfermera
responde que ese día quizás estaba un poco deprimido, sin ánimo, pero que
mañana es otro día, amanecerá más contento y las ganas de vivir volverán. Julio
tomó su mano y le mencionó que no, pues la verdad es que no volvería al centro
de diálisis, por ende, lo mejor sería que se despidieran ese día. La enfermera
pensó que se trataba de una reacción emocional propia frente al desencanto de su
realidad y que pronto se recuperaría. Luego, comunicó la situación al médico de
turno y al jefe de servicio y como era habitual, autorizó que fuera llevado a su casa
por la ambulancia del centro.
Posteriormente la enfermera se puso en contacto con los familiares de este,
quienes confirmaron su decisión de no someterse más a HD y además refirieron
un sin número de temores, inquietudes, y por supuesto la tristeza de los resultados
de esa decisión. El día en que correspondía una nueva HD, Julio no acudió al
centro por lo que, el equipo de salud, compuesto por tres enfermeras, el médico
tratante, el médico jefe del centro y el dueño de este quien además era abogado,
se reunieron y analizaron la situación de Julio, decidiendo “dejarlo descansar” de
una sesión. La enfermera lo llamó por teléfono para darle las indicaciones
habituales para una persona que no acude a una HD. Él contestó muy amable,
refiriendo “no se preocupen por mí, estoy tranquilo y consciente de mi decisión. No
envíen más la ambulancia a buscarme”.
 
A pesar de esto, se envía nuevamente la ambulancia para la siguiente sesión. La
enfermera recibe la llamada del chofer informando que Julio no se iba a presentar.
La enfermera coordinadora junto al equipo de salud deciden enviar a la fuerza
pública a buscarlo, situación que había sido previamente acordada con la sobrina
de Julio. Los agentes informaron que hablaron con él, que se negó a
acompañarlos y que ellos no podían llevarlo de manera forzada.
 
Durante los siguientes días, la enfermera llamó a Julio diariamente, intentando
apoyar a Julio en la verbalización de sus emociones y pensamientos. La
enfermera procuró crear un contacto diario con Julio, en el que se le otorgó apoyo
tanto a él como a su familia, para ayudar a “entender la muerte como un acto
humano” y, por ende, ayudar a morir con dignidad.
Transcurridos 11 días, los familiares de Julio llamaron al centro para informar su
fallecimiento, parte del equipo y la enfermera en cuestión asistieron al funeral.
Luego, se continuó el soporte telefónico a la familia por una semana tras el
fallecimiento de Julio.

Referencias Bibliográficas
https://tdee-noroccidental.org/ley-266-de-1996/
https://www.oceinfo.org.co/organizacion-colegial-de-enfermeria/organizaciones/
tribunal-nacional-etico-de-enfermeria
La complejidad del segundo caso se encuentra en la delgada línea del respeto a la
toma de decisiones que tiene un paciente y al deber del sistema de salud en
cuanto a mantener la vida en cualquier situación; analizando el caso, encontramos
que en el comportamiento de la enfermera y en sus acciones se puede ver qué
hizo todo que una oficial de la salud debería hacer e incluso, me atrevería decir
que un poco más; el paciente (Don Julio) no presentaba desespero ni miedo a los
resultados de sus decisiones, sin embargo la enfermera lucho por mantener su
vida, involucrando incluso a terceros con él fin de convencerlo o impulsarlo a
seguir, sin embargo, aunque sus intentos fueron inútiles, nos dejan una
enseñanza: él deber del enfermero es cuidar, aunque el paciente no aprecie su
vida, la enfermera debe hacerlo, aunque el paciente se rinda, la enfermera no
puede y aunque el paciente busque su muerte, la enfermera debe hacer lo posible
para preservar su vida.
Ahora, viendo esta situación desde el lente de la ley 266 del 1996, se pueden
apreciar los siguientes principios de la práctica profesional, cómo lo fueron:
integralidad, cuando trató de y asesorar a su paciente y familia de la dimensión de
la situación, presente en todo momento en los intentos incesantes de la enfermera
por presentar la vida del paciente a pesar de su negativa y al recurrir a la
negociación y al diálogo familiar como opciones para lograr su fin; a pesar de que
en esta situación la enfermera presentó todos los principios de la práctica, uno que
me gustaría recalcar es el de la continuidad, la enfermera nunca se rindió, buscó
métodos, buscó formas, pero hasta el último momento continúo persistiendo por la
salud de su paciente y el bienestar emocional de su familia y fue tanto su
continuidad y perseverancia que el cuidado de la familia dolida de su paciente no
se dejó incluso después de su muerte. Sin duda, un cuidado ejemplar y
cumplimiento del deber de primera calidad.

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