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ARGUEDAS Y EL ENCUENTRO DE DOS MUNDOS

Mg. Cesareo Allcca Quispe

03-08-2018

El encuentro de dos culturas ocurrido en el siglo XVI, no significó la presencia pacífica de los
occidentales y el respeto de la cultura de estos frente a la andina. Al contrario. Lo que ocurrió
fue una invasión militar-religiosa para saquear e imponer una cultura prescindiendo de lo
indígena. Y esto ocurrió desde el supuesto descubrimiento de América con Colón con el
maltrato y muerte masiva ocurrido en Centroamérica en los años de 1492 y posteriormente
con la llegada de Pizarro en el Perú en 1532.

José Carlos Mariátegui en su Siete Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana señala


que el modelo social, político y económico de España era diametralmente opuesto a la de los
incas. La primera se caracterizaba por contar con una economía de tipo semifeudal y la inca de
carácter comunitario. Por el sólo hecho de que la economía española fuera semifeudal
trajo como consecuencia la explotación del hombre por el hombre. Por ejemplo esto ocurrió
en las encomiendas, y se agravó más aún con el maltrato inhumano de tipo esclavista en las
mitas obrajeras y en las mitas mineras.

Mientras que en lo cultural, los occidentales en complicidad con la Iglesia católica se despreció
y se desterraron toda costumbre y creencia que proviniera de los indígenas porque era
despreciable y no tenía ninguna coincidencia con la española. Además que todo lo que
hicieron aquellos no servían a los intereses de éstos. Al contrario eran detestables. Esto se
agravó luego del fracasado levantamiento de Túpac Amaru II como una forma de venganza. Y
es así que estos hechos ocurridos se han venido manteniendo siglo tras siglo, el desprecio ya
no de los peninsulares directamente sino de sus herederos denominados criollos contra los
andinos herederos de las costumbres incas que ocurrieron en la costa y en la sierra, así como
en las grandes ciudades donde pululaban los denominados desde entonces, durante la
república, como indios, serranos o cholos.

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Es aquí donde sale a la palestra el insigne indigenista andahuaylino José María Arguedas
Altamirano en defensa de los indios marginados y maltratados por los grandes hacendados o
gamonales descendientes de los encomenderos de la época colonial. Arguedas un intelectual
con características físicas de hombre blanco o misti , de cabellos medios rubios y ojos azules,
pero de alma india, fue muy conocedor de la situación social, económica y cultural de los
excluidos indios, porque él vivió muy cercanamente con ellos desde niño y aprendió el runa
simi o quechua desde esa edad.

Arguedas un autodidacta, desde la escuela ya incursionaba en la literatura y como tal leía y


escribía poemas. Luego posteriormente cuentos y novelas. Por ejemplo tenemos Diamantes y
Pedernales, Warmakuyay (Amor de niño), El Sueño del Pongo, Los Escoleros y Agua. En
todas ellas denuncia el maltrato del misti o gamonal contra las indias e indios. Asimismo lo
hace en sus novelas Ríos Profundos, Yawar Fiesta (Fiesta de sangre) y Todas las Sangres.
Prácticamente él escribió sus experiencias ocurridas en vida y son testimonios expresados en
sus obras en general.

Roldan, J.(2007) sobre el mal trato al indio nos dice que en 1904 aparece un pequeño ensayo
de Manuel González Prada titulado Nuestros indios. Ahí el maestro pondrá en pocas líneas, las
ideas en orden y los puntos sobre las íes en torno a dicho tema. Leamos lo que escribe: "La
cuestión del indio, más que pedagógica, es económica, es social, ...". Y líneas después,
continúa: "Al indio no se le predique humildad y resignación sino orgullo y rebeldía. ¿Qué ha
ganado con trescientos o cuatrocientos años de conformidad y paciencia?”. Y termina siendo
rotundo: "En resumen: el indio se redimirá merced a su esfuerzo propio, no por la
humanización de sus opresores.” (González Prada). De ello también el amauta Mariátegui en
el tema del Problema del Indio y en El Problema de la Tierra, lo enfoca del mismo modo,
profundizándolo.

Úzquiza, J. (2005) sostiene que José María Arguedas es uno de los escritores andinos más
importantes de Iberoamérica. Sus distintas facetas de narrador, poeta, antropólogo, viajero,
ensayista y profesor proyectan un mismo mensaje: el de reivindicar la cultura india quechua y

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el de buscar, como mestizo que era, alguna articulación entre dos mundos enfrentados en el
país, el mundo de origen hispano-criollo y el de origen indígena.

Cuando el indio era maltratado por los criollos y gamonales, por lo general aquél que a pesar
de tener sangre india como los mestizos se sentían más inclinados al criollo o al misti que a los
indios. De ello Úzquiza, J. (2005) manifiesta que Arguedas era culturalmente mestizo y
participaba por sensibilidad en ambos mundos, que reivindicaba, si bien, pues, poniendo su
mayor interés en el mundo indio, más desvalorizado, así su obra será una apuesta por el
diálogo y la reivindicación de lo indígena que él conoció y vivió y por el mestizaje, planteando
una nueva reflexión acerca del papel mestizo en el Perú de aquellos días. Por ello se dice que
Arguedas asumió el papel de héroe cultural porque a donde iba se identificaba
consecuentemente por la identidad andina. Eso ocurrió cuando estuvo en Huancayo, en Ica y
Limay en el extranjero en Chile, Cuba, Estados Unidos, España, etc. Úsquiza, J. (2005) dice que
Arguedas cuando llegó a Lima desde las provincias sabía lo que tenía que hacer: una
reivindicación de la cultura quechua y una mediación como mestizo, entre lo indio y lo
hispánico, como dijera Alberto Flores Galindo el “hombre que verdaderamente conoce el
mundo andino”.

Flores, A. (1992) nos recuerda lo que dijo Arguedas al llegar por primera vez a la ciudad de
Lima y qué impresión obtuvo de la gente limeña del indio: “Cuando llegué a Lima en 1930, el
movimiento de defensa del indio había crecido mucho y se iba convirtiendo en fuerza
nacional, y entonces, encontré un grupo de escritores y artistas que se preocupaban del indio,
unos estudiando el aspecto político y económico y otros sólo preocupados del indio como
creador de arte”.

El movimiento indigenista tuvo varias corrientes entre conservadores y radicales como el caso
de Manuel Gonzáles Prada en su artículo Nuestros Indios o José Carlos Mariátegui en su obra
Siete Ensayos de la Realidad Peruana. Pero al decir de Úsquiza, J. (2005) nos dice que unos y
otros, a pesar de sus distintas posiciones ideológicas, buscaban la integración de los indios en
lo hispánico y europeo, considerando esto como la pauta a seguir: el problema es que el
concepto de integración es complejo y puede resultar equívoco, pues ¿quién se integra a

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quién?, ¿El débil en el fuerte? Si es así, entonces ¿Dónde está el equilibrio de la integración?.
No lo hay, no lo tiene.

Mariátegui criticó el gamonalismo y los restos de la sociedad colonial y trató de organizar y


llevar a la práctica el espíritu de Manuel Gonzáles Prada, pero no sus ideas que en gran parte
no compartía, y trató de redefinir el papel del mestizo: “el mestizo -escribía- necesita ser
analizado no como una cuestión étnica, sino como una cuestión sociológica”, queriendo
protegerle de otras culturas del país, por ejemplo la de los negros o lo orientales, que él
desdeñaba. Úsquiza, J. (2005).

Hubo intelectuales peruanos que en lugar de escribir objetivamente lo que eran los indios lo
desfiguraban de manera escandalosa cayendo a la subjetividad más horrenda. De ello
siguiendo a Úsquiza, J. (2005) nos dice que Arguedas criticó al indigenismo mestizo,
particularmente a los más oportunistas de entre ellos, pero también a otros escritores que
daban una imagen exótica, falseada y superficial del mundo quechua y su folklore. Arguedas
dijo sobre el tema lo siguiente: “Me sentí tan indignado con la visión (desfigurada) que
autores como López Albújar o V. García Calderón (y detrás el criollista Riva-Agüero y sus
idílicos “Paisajes Peruanos”) daban del indio, tan extraño, tan defraudado que consideré que
era indispensable hacer un esfuerzo por describir al hombre andino tan cual era y tal como
yo lo había conocido”.

José María Arguedas como mestizo era abierto y crítico. Él trató de inventar un mestizaje
diferente como lo dijera Úsquiza. Arguedas expresaba con el runa simi o quechua, a diferencia
del idioma castellano, menos rica que aquel, su más profundo sentimiento de andino, no
indio, pero que se asemejaba al indio, el sentir de la naturaleza y con sus semejantes que
difería de los occidentales. Arguedas en su obra Indios, mestizos y señores dice al respecto:
“Cuando empecé a escribir relatando la vida de mi pueblo, sentí en forma angustiante que el
castellano no me servía bien. No me servía bien ni para hablar del cielo y de la lluvia de mi
tierra, ni mucho menos para hablar de la ternura que sentíamos por el agua de nuestras
acequias, por los árboles de nuestras quebradas, ni menos aún para decir con toda la
exigencia del alma nuestros odios y nuestros amores de hombre”.

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Arguedas, se identificó como un auténtico peruano, lo que denominamos hoy como una
auténtico intercultural. De ello, Úsquiza, J. (2005) nos dice de las expresiones del tayta
Arguedas: “Vivir feliz todas las patrias, remontando la rabia “sin rabia”, que dijera el propio
Arguedas, añadiendo en su despedida antes de darse la muerte, “ y no me olviden,
recuérdenme, con alegría. Fui feliz…, feliz en mis llantos y lanzazos porque fueron por el Perú,
feliz con mis insuficiencias, porque sentía el Perú en quechua y en castellano y el Perú ¿qué? Y
el Perú, ¿qué?. ”

El andahuaylino se caracterizó por su alto hipersensibilidad por los indios y de su cultura


andina. A esto respecto el escritor chileno Jorge Edwards, citado por Úsquiza, J. (2005) nos
recuerda “Arguedas, en su persona y en su obra, era la síntesis extraordinaria del ancestro
hispánico y de la cultura indígena. Es posible que él mismo no haya entendido a fondo esa
dualidad, no haya sabido asimilarla, y que ese conflicto lo haya llevado a la depresión y al
suicidio”.

Ossio, J. (2011). sostiene que a fines de aquellos años del ‟60 el mismo Arguedas fue víctima
de la virulencia etnocéntrica de los que solo hablaban de cambios promovidos desde los
grandes centros de poder y ponían en tela de juicio las continuidades. Fue con ocasión de una
mesa redonda que el Instituto de Estudios Peruanos organizó alrededor de su novela “Todas
las sangres”. Tan dolido se sintió que varios connotados investigadores de orientación de
izquierda pusieran en duda realidades que le habían sido tan cercanas y con las cuales había
crecido desde su tierna infancia que cuando le tocó el turno de responder señaló lo siguiente:
“¡Qué! ¿no es un testimonio? bueno, ¡diablos! si no es un testimonio, entonces, yo he vivido
por gusto, es decir, no, no, he vivido en vano o no he vivido, no, yo he mostrado lo que he
vivido, ahora puede que me demuestren que eso que he vivido no es cierto” (Arguedas 2000,
p. 38).

Se afirma que debemos ser orgullosos de nuestro pasado. Que los aportes de las culturas pre
incas e incas son muy valorados por el mundo entero. Sin embargo muchos de los malos
peruanos despreciamos al indio que formó parte de la importante cultura de los incas. De ello
Campos, C. (2011) nos manifiesta: “Dicen que ya no sabemos nada, que somos el atraso, que

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nos han de cambiar la cabeza por otra mejor. Dicen que nuestro corazón tampoco conviene a
los tiempos (...). Dicen que algunos doctores afirman eso de nosotros”, escribió José María
Arguedas en 1966 en un texto que tituló Llamado a algunos doctores. Líneas después, los
desafiaría: “Saca tu largavista, tus mejores anteojos. Mira, si puedes. Quinientas flores de
papas distintas crecen en los balcones de los abismos que tus ojos no alcanzan, sobre la tierra
en que la noche y el oro, la plata y el día se mezclan”. Arguedas lanzaba así el reto: entender
el ande con una nueva mirada, una que valore la riqueza de la cultura andina como la de todas
las culturas que habitan el Perú, para lograr un país, como en el título de su novela, de todas
las sangres.

Francisco Miró Quesada Cantuarias, Director General del Diario El Comercio y fundador del
Suplemento Dominical, concedió una entrevista a Carmen María Pinilla el 2 de julio del 2014.
La entrevista completa aparece en el libro Todas las sangres, cincuenta años después (Lima:
Ministerio de Cultura, 2015).La socióloga de la Pontificia Universidad Católica manifestó que
desde que conoció a Arguedas a fines de 1930 lo admiró y conforme pasaban los años y leía lo
que él escribió y lo que escribían sobre él, la admiración fue “in crescendo”. Dice ella, que
Todas las sangres no era solo una novela apasionante, era, además, un mensaje ideológico. Y
este mensaje era un grito formidable que llamaba a la integración del Perú y era, por eso, un
reconocimiento humano total que abarcaba a la humanidad entera, a todas las sangres.

El Perú no es de una sola sangre, es de varias sangres. Es decir el país es multicultural y


multilingüe. Y como tal es imprescindible tomar conciencia de la importancia que se tiene con
la práctica de la interculturalidad, es decir, el respeto y la valoración sin distinción alguna de
todas las culturas que cuenta el país. Debe ser considerada y respetada por los estudiantes y
ciudadanía de todas las regiones. La identidad, por tanto, es múltiple.

En resumen, el mundo andino se diferenció del occidental. El primero tuvo una religión
politeísta. Se caracterizó por ser materialista, porque creó en el sol, la luna, la pacha, los apus,
etc. por el sencillo hecho de recibir de ellos vida y alimentación. Su religión no fue de carácter
metafísico porque no conocieron la salvación de sus almas para la vida eterna en el cielo. Su
religión fue más social que trascendental. Es decir, el buen comportamiento aquí en la tierra,

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en lo ético y la práctica de los valores eran una exigencia en el Kay Pacha (mundo de aquí)
con su práctica moral, entre otras, el ama sua, ama quella y ama llulla. No sabían jurar para
creerles. No era necesario. Esto nos lo manifiesta el Inca Garcilaso de la Vega en su obra
Comentarios Reales. Además él nos dice que los incas no eran desconfiados. Tenían sus cosas
de valor como el oro y la plata al aire libre. Tuvieron su propia filosofía, una cosmovisión muy
distinta al occidental, consideraron a la persona como parte de un todo, es decir, la
interconexión e interrelación entre el ANAN PACHA, KAYA PACHA Y EL UKU PACHA.
Respetaron muchísimo el ecosistema. Mientras que los españoles poseían su riqueza todo
asegurado, por ejemplo, las riquezas saqueadas en grandes baules bajo siete llaves. Los del
mundo occidental, conocieron la escritura, conocieron la filosofía occidental, basado en los
grandes aportes griegos, como Sócrates, Platón y Aristóteles. Conocieron la rueda, el hierro,
metal superior al delos incas. Y contar con la religión cristiana, y pese a ello, no pusieron en
práctica el respeto de sus semejantes, como es el caso de los indios, considerados animales
como lo sostuvo Juan Ginés de Sepúlveda. Abusaron de las mujeres y los mataban de hambre
en las minas y trabajos forzados en las encomiendas y luego en las haciendas. Y durante la
república no respetaron ni respetan el equilibrio ecológico. No respetaron ni respetan las
culturas distintas a la occidental, que se practican todavía en las comunidades andinas y
nativas del país. Por todo ello, el amauta Arguedas, se sintió mortificado por la ignorancia no
de los indios sino de los españoles, por su actitud errada, de no tomar en cuenta los aportes
nativos y andinos de los pueblos. El encuentro de dos mundos no ha sido de mutuo respeto y
consideración. Fue la imposición inhumana de la occidental sobre la andina. Y estos rezagos
todavía subsisten. El papel nuestro es superarlas.

Referencias:

Arguedas, J. (1985). Indios, mestizos y señores.

Campos, C. (2011). Los ideales de Arguedas no son arcaicos, apuntan al futuro

Espezúa, R.(2007). Científicos sociales versus crítico literarios (Todas las sangres en
debate).

Flores, A. (1992). Dos Ensayos sobre José María Arguedas.

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Flores, M. (2011). Filosofía Andina. El Humanismo Ecológico. Lima-Perú. Editorial San Marcos

Inca Garcilazo de la Vega. Comentarios Reales.

Mariátegui, José Carlos. Siete Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana.

Montoya, R (2011). 100 años del Perú y de José María Arguedas. Lima, Perú. Editorial Universitaria.

Ossio, J. (2011). La cultura andina.

Roldan, J.(2007). Vargas Llosa: De la Utopía Arcaica a la incógnita

Sánchez, F. (2010). ¿Existió una “Filosofía Andina”?

Úzquiza, J. (2005). José María Arguedas y el Mestizaje Cultural.

Entrevista a Carmen María Pinilla por El Comercio: "Mi admiración por José María Arguedas
no tuvo límites" 15-03-2015.

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