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SALA DE CASACIÓN CIVIL

Exp. 2013-000398
 
Magistrado Ponente: Luis Antonio Ortiz Hernández
 

En el juicio por nulidad parcial de documento de condominio,

incoado ante el Juzgado Tercero de Primera Instancia en lo Civil,

Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción Judicial del estado Zulia,

por la JUNTA DE CONDOMINIO DEL EDIFICIO NUCLEAR ,

representada por su presidente, tesorera y secretaria, ciudadanas

Candelaria de León Ramírez, Ana Rincón Prieto y Aura Fermín de

Palmer, respectivamente, y patrocinada judicialmente por los ciudadanos


abogados en libre ejercicio de su profesión Alicia Villalobos Fuenmayor

y Mario Jolley Urbaneja, contra la sociedad mercantil distinguida con la

denominación  INVERSIONES FOSUR COMPAÑÍA ANÓNIMA ,

representada por su administrador principal ciudadano Mariano Osorio

Cardona, y patrocinada judicialmente por las ciudadanas abogadas en

libre ejercicio de su profesión Carmen Moreno de Casas y Gelen Ocanto

Lezama; el Juzgado Superior Segundo en lo Civil, Mercantil y del

Tránsito de la Circunscripción Judicial del estado Zulia, en fecha 17 de

abril de 2013, dictó sentencia definitiva declarando lo siguiente:


 
“PRIMERO : SE ANULA la sentencia definitiva de fecha 4
de marzo de 2011, dictada por el JUZGADO TERCERO DE
PRIMERA INSTANCIA EN LO CIVIL, MERCANTIL Y
DEL TRÁNSITO DE LA CIRCUNSCRIPCIÓN JUDICIAL
DEL ESTADO ZULIA , en virtud del vicio de incongruencia
negativa detectado, al infringir el artículo 243, ordinal 5° del
Código de Procedimiento Civil.
 
SEGUNDO : CON LUGAR el recurso de apelación
interpuesto por la abogada ALICIA VILLALOBOS ,
actuando en su carácter de apoderada judicial
del CONDOMINIO DEL EDIFICIO NUCLEAR , parte
actora en el presente juicio, contra sentencia definitiva de
fecha 4 de marzo de 2011, proferida por el JUZGADO
TERCERO DE PRIMERA INSTANCIA EN LO CIVIL,
MERCANTIL Y DEL TRÁNSITO DE LA
CIRCUNSCRIPCIÓN JUDICIAL DEL ESTADO ZULIA , y
en ese sentido;
 
TERCERO : CON LUGAR la demanda por NULIDAD
PARCIAL DE DOCUMENTO DE CONDOMINIO , incoada
por el CONDOMINIO DEL EDIFICIO NUCLEAR  en
contra de la sociedad mercantil INVERSIONES FOSUR
COMPAÑÍA ANÓNIMA , en consecuencia;
 
CUARTO : Se declara la NULIDAD PARCIAL de la
cláusula quinta del documento de condominio, entendiéndose
como inexistente la siguiente expresión  “Se quiere dejar
sentado en esta Cláusula que si bien el Local Comercial
que ocupa la Planta Baja del Edificio y la Planta
Mezzanina, forman parte integrante del Edificio, no se les
adjudica porcentaje en los que respecta a los gastos
comunes, ya que es completamente separado de las áreas
que requieren instalaciones comunes como son el ascensor,
limpieza e iluminación de las escaleras y pasillos de
entrada, limpieza de las áreas de estacionamiento comunes
a los propietarios, etc. Es decir que el Local o el
propietario del Local Comercial y la Mezzanina, no está
obligado a contribuir en los gastos que se ocasione con
respecto al mantenimiento de las áreas comunes del
Edificio por que no son compartidos por él, pero si está
obligado a la limpieza y aseo de las áreas de
estacionamiento que le corresponde, o sea los ubicados al
frente de la ubicación y al costado Este del Edificio, ya que
por ese lado tiene una puerta de carga y descarga que será
utilizada para ese fin.” ; ello en virtud, de encontrarse en
contravención con lo dispuesto en el parágrafo único del
artículo 26 de la Ley de Propiedad Horizontal. Por lo tanto,
la redacción de la referida cláusula quedará establecida de la
siguiente manera:
 
“Quinta: A los efectos de determinar el porcentaje de
condominio que le corresponde a cada dependencia,
integrante del Edificio Nuclear, se han establecido
los siguientes valores y precio: Al Local Comercial
que ocupa toda la planta baja y la Mezzanina, se le
asigna un valor de Quinientos noventa y cinco mil
bolívares (Bs.595.000) y cada uno de los diez
Apartamentos ya descritos, se les asigna un valor de
Ciento ochenta mil bolívares (Bs.180.000), a los
mismos efectos, y tomando en consideración, el valor
que se ha dejado establecido a cada uno de los
Apartamentos, se le asigna a cada uno de ellos, un
diez por ciento de porcentaje sobre los gastos
comunes del Edificio. Con respecto a los porcentajes
de Condominio que le corresponden en propiedad a
los diversos propietarios sobre las cosas comunes, se
establecen los siguientes porcentajes sobre el área
vendible del Edificio: Al Local Comercial y la
Mezzanina, veinticuatro unidades con ochocientos
cuarenta y tres milésimas por ciento (24,842%) y a
cada uno de los Apartamentos numerados del 1-A al
5-B, siete unidades con quinientos quince milésimas
(7,515%).”
 
Se condena en costas a la parte demandada por resultar
totalmente vencida en la presente causa, de conformidad con
lo dispuesto en el artículo 274 del Código de Procedimiento
Civil.” (Destacados de lo transcrito).-

Contra la citada sentencia, la demandada anunció recurso

extraordinario de casación, el cual fue admitido y oportunamente

formalizado. Hubo impugnación oportuna.

En cuanto a la réplica y contrarréplica estas fueron presentadas de

forma extemporánea por tardía, por lo cual no tienen validez alguna y no

serán tomadas en cuenta para decidir, al ser el último día del lapso para

anunciar el recurso extraordinario de casación, el día 3 de junio de 2013,

y en conformidad con lo estatuido en el artículo 317 del Código de

Procedimiento Civil, el lapso de formalización de 40 días continuos,

empezó en fecha 4 de junio de 2013, más el término de la distancia de 8

días continuos, y se venció en fecha 21 de julio de 2013, día domingo no


hábil, por lo cual, se corrió para el día siguiente hábil, lunes 22 de julio

de 2013, por aplicación de lo preceptuado en el artículo 200 del Código

de Procedimiento Civil.

Ahora bien, el lapso de impugnación de 20 días continuos,

comenzó en fecha 23 de julio de 2013, y venció en fecha 11 de agosto de

2013, día domingo no hábil, y se corrió para el día siguiente hábil, 12 de

agosto de 2013, en conformidad con lo dispuesto en el artículo

200 eiusdem.

El lapso de réplica de 10 días continuos, -con exclusión del

periodo de vacaciones judiciales, que va, desde el 15 de agosto al 15 de

septiembre de 2013-,  comenzó en fecha 13 de agosto de 2013, y venció

en fecha 23 de septiembre de 2013, y esta fue presentada en fecha 26 de

septiembre de 2013; así como que el lapso de contrarréplica de 10 días

continuos, comenzó en fecha 24 de septiembre de 2013, y venció en

fecha 3 de octubre de 2013, y esta fue presentada en fecha 4 de octubre

de 2013. Así se establece.

Concluida la sustanciación del recurso extraordinario de casación y

cumplidas las demás formalidades de ley, pasa la Sala a dictar

sentencia, bajo la ponencia del Magistrado que con tal carácter la

suscribe, en los términos siguientes:

 
RECURSO POR DEFECTO DE ACTIVIDAD
-I-

Con fundamento en el ordinal 1° del artículo 313 del Código de

Procedimiento Civil, se denuncia la infracción por la recurrida de los

artículos 12 y 243 ordinal 5° del Código de Procedimiento Civil, por

incongruencia negativa.
 
Expresa la formalizante:
“...CAPITULO III
INFRACCIONES DE FORMA
PRIMERA DENUNCIA  DEL VICIO DE
INCONGRUENCIA OMISIVA
 
Al amparo de lo normado en el ordinal 1° del artículo 313
del Código de Procedimiento Civil, se denuncia la infracción
del artículo 12 y del ordinal 5° del artículo 243 del mismo
texto adjetivo civil, por adolecer el fallo recurrido del vicio
de incongruencia omisiva, también denominado
incongruencia negativa.
 
Con relación a ello, el ordinal 5° del artículo 243 del Código
de Procedimiento Civil, establece los presupuestos para que
la sentencia llene el requisito de la congruencia, entre ellos,
que la decisión debe ser con arreglo a la pretensión
deducida, y el artículo 12 ejusdem, (sic) consagra que  el
juez debe atenerse a lo alegado y probado.
 
Respetables Magistrados, la demandante en el petitum  de su
libelo señaló que demanda a mi poderdante 1) (omissis) “… a
los fines de obtener la unanimidad que establece la Ley
para reformar parcialmente el citado Documento de
Condominio…” (omissis) y 2) (omissis) “…para que
convenga en la Nulidad parcial de la cláusula Quinta del
referido Documento de Condominio, quedando redactada
dicha cláusula…” (omissis)
 
El fallo recurrido obvia pronunciamiento alguno respecto  a
la acción mero declarativa de (omissis)  “…obtener la
unanimidad que establece la Ley para reformar
parcialmente el citado Documento de Condominio…”
(omissis), al extremo que en el dispositivo de ese fallo,
nada señala respecto a esa acción.
 
En efecto, al juzgado A quo en el fallo recurrido, omite
pronunciamiento respecto a la acción mero declarativa de
obtener la citada unanimidad, al extremo que señala
reiteradamente en el cuerpo de dicho fallo que el juicio de
actas es por NULIDAD PARCIAL DE DOCUMENTO DE
CONDOMINIO y fue precisamente esa omisión de
pronunciamiento respecto a la citada acción mero declarativa
la causa determinante para que la demanda fuese declarada
con lugar, porque de haberla analizado habría concluido ex
oficio sobre la inadmisibilidad de la demanda propuesta por
inepta acumulación de pretensiones,  ex artículos 78 y 341
del Código de Procedimiento Civil, en orden a que fueron
acumuladas ineptamente dos pretensiones principales así: la
mero declarativa in comento, y la de nulidad también citada,
sin señalarse una como subsidiaria de la otra, con el
agravante que en el mismo libelo se pretendió la redacción
de la reforma del documento de condominio, como suerte de
otra acción mero declarativa de certeza.
 
Por lo expresado, la omisión de pronunciamiento o ausencia
de decisión conforme a todas las pretensiones acumuladas en
el libelo, y que en el caso en concreto, es sobre la pretensión
relativa a obtener la unanimidad que establece la ley para
reformar parcialmente el citado Documento de Condominio,
da lugar a una incongruencia entre lo peticionado al órgano
jurisdiccional y la producida por éste, ya que estaba obligado
el sentenciador a decidir de acuerdo con lo solicitado por la
actora (artículo 243, ordinal 5° del Código de Procedimiento
Civil), declarando así, algo distinto a lo reglado en la ley, ya
que fue proferidas la sentencia de marras con prescindencia
total de pronunciamiento respecto a esa acción mero
declarativa de certeza, y esa omisión configura el vicio de
incongruencia omisiva, conocido también como vicio de
incongruencia negativa y así solicito se aprecie y declare.”
(Destacados de lo transcrito).-

         La Sala para decidir, observa:

         De la denuncia antes transcrita, se desprende que el formalizante le

imputa a la recurrida la infracción de los artículos 12 y 243 ordinal 5°


del Código de Procedimiento Civil, por una supuesta incongruencia

negativa relativa a lo expuesto en el libelo de la demanda, referente a

una acción mero declarativa que fue acumulada supuestamente a la

acción de nulidad parcial de un documento de condominio, que de ser

advertida por el juez de alzada, acarrearía la inadmisibilidad de la

demanda por inepta acumulación de pretensiones, de conformidad con lo

estatuido en los artículos 78 y 341 del Código de Procedimiento Civil.

En tal sentido esta Sala observa, que en su fallo N° RC-89, de

fecha 12 de abril de 2005, Exp. N° 2003-671, dejó establecido lo

siguiente:
 
“...el constituyente de 1999 acorde con las tendencias de otros
países consagró el derecho a una justicia, accesible, imparcial,
oportuna, autónoma e independiente, y estos aspectos integran la
definición de la tutela judicial efectiva por parte de la Convención
Americana Sobre Derechos Humanos (Pacto de San José), cuyo
artículo 8 dispone que el derecho de acceso a los órganos de justicia
consiste en “...la determinación de sus derechos y obligaciones de
orden civil, laboral, fiscal o de cualquier otro carácter...”.   Es
decir, la tutela judicial efectiva comprende, no sólo el acceso a
una vía judicial idónea para la resolución de los conflictos
surgidos entre los ciudadanos a través de la aplicación objetiva del
derecho mediante una sentencia justa,  sino también la garantía de
que gozan las partes para ejercer oportunamente los medios
recursivos contra las providencias jurisdiccionales, a fin de que
puedan ser revisadas en un segundo grado de la jurisdicción...”.
(Negrillas y subrayado de la Sala).

De igual forma, es doctrina de esta Sala que:

 
“…La jurisprudencia de la Sala de Casación Civil ha ido
delimitando esas áreas que en el campo del proceso civil
interesan al orden público , y en tal sentido ha considerado
que encuadran dentro de esta categoría, entre otras:
 
1.- Las materias relativas a los requisitos intrínsecos de
la sentencia,
 
2.- Las materias relativas a la competencia en razón de la
cuantía o la materia,
 
3.- Las materias relativas a la falta absoluta de citación
del demandado, y
 
4.- Las materias relativas a los trámites esenciales del
procedimiento…”  (Fallo N° RC-640 del 9-10-2012, Exp.
N° 2011-31). (Destacados del fallo citado).-

 
La doctrina de esta Sala tiene establecido,  que los requisitos
intrínsecos de la sentencia contemplados en el artículo 243 del Código
de Procedimiento Civil, son de estricto orden público . En este sentido,
se ha señalado que los errores in procedendo  de que adolezca una
sentencia de última instancia, constituyen un síntoma de injusticia que
debe reprimirse por medio de la nulidad de la sentencia,  pues los errores
de tal naturaleza se traducen en violación del orden público , por lo cual
esta Sala de Casación Civil, en sentencia Nº 830 del 11 de agosto de
2004, caso Pedro Alejandro Nieves Siso y otros, contra Carmen Díaz de
Falcón y otros, expediente Nº 2003-1166, señaló lo siguiente:
 
“...Esta Sala de Casación Civil, en sentencia Nº 435 de fecha 15 de
noviembre de 2002, caso José Rodrígues Da Silva contra Manuel
Rodrígues Da Silva, expediente Nº 99-062, señaló lo siguiente:
 
La Sala ha indicado de forma reiterada el carácter de orden
público de los requisitos formales de la sentencia, por lo que, al
detectarse una infracción en este sentido, le es dable ejercer la
facultad consagrada en el artículo 320 del Código de
Procedimiento Civil, para casar de oficio el fallo recurrido.
 
En tal sentido, la Sala en sentencia Nº 72, de fecha 5 de abril de
2001, Exp. 00-437, en el caso de Banco Hipotecario Venezolano,
C.A., contra Inversiones I.L.L.C.C., C.A., ratificó el siguiente
criterio, que hoy nuevamente se reitera:
 
‘...Los requisitos intrínsecos de la sentencia contemplados en el
artículo 243 del Código de Procedimiento Civil, como se ha
establecido en numerosos fallos de esta Sala, son de estricto orden
público. En este sentido, se ha señalado ‘que los errores in
procedendo' de que adolezca una sentencia de última instancia,
constituyen -como atinadamente expresa Carnelutti- ‘un síntoma de
injusticia que debe reprimirse por medio de la rescisión de la
sentencia’, en cuanto que los errores de tal naturaleza se traducen en
violación del orden público, por en fin de cuentas reconducirse en la
vulneración de alguna ‘de las garantías no expresadas en la
Constitución’. (Sentencia de fecha 13 de agosto de 1992, caso
Ernesto Pardo Morales contra Carlos Lanz Fernández, expediente Nº
91-169, Sentencia Nº 334)...’.
 

En el mismo sentido, que los requisitos formales de la sentencia


constituyen materia de orden público, se observa la decisión Nº 889 de
fecha 11 de mayo de 2007, expediente Nº 2007-285, de la Sala
Constitucional de este Tribunal Supremo de Justicia, en el recurso de
revisión constitucional incoada por la ciudadana Carola Yolanda
Meléndez Belisario, que dispuso lo siguiente:
 
“...En relación con la primera denuncia de la solicitante, cabe señalar
que es jurisprudencia reiterada de esta Sala Constitucional (Vid. entre
otras, sentencias núms. 1222/06.07.01, caso: Distribuciones
Importaciones Cosbell C.A.; 324/09.03.04, caso: Inversiones La
Suprema C.A.; 891/13.05.04, caso: Inmobiliaria Diamante S.A,
2629/18.11.04, caso: Luis Enrique Herrera Gamboa y 409/13.03.07,
caso: Mercantil Servicios Financieros, C.A.), que los requisitos
intrínsecos de la sentencia, que indica el artículo 243 del Código de
Procedimiento Civil, tales como la motivación, la congruencia, o la
determinación objetiva del fallo son de estricto orden público , lo cual
es aplicable a cualquier área del derecho y para todos los Tribunales de
la República, salvo el caso de las sentencias que declaran inadmisible el
control de legalidad y las de revisión constitucional dictadas por la Sala
de Casación Social y por esta Sala, respectivamente, en las que, por su
particular naturaleza de ser una potestad y no un recurso, tales requisitos
no se exigen de manera irrestricta u obligatoria. (Destacados de esta
Sala).
 

         Por lo cual los vicios de indeterminación orgánica, objetiva y


subjetiva, indeterminación de la controversia, incongruencia,
inmotivación, absolución de la instancia, sentencia condicionada o
contradictoria y ultrapetita, constituyen materia de orden público, al
violar principios y garantías constitucionales referentes al derecho a la
defensa y una tutela judicial efectiva.

A su vez cabe señalar en relación con que la función jurisdiccional


es una actividad reglada, la sentencia Nº 1068 de fecha 19 de mayo de
2006, expediente Nº 2006-447, de la Sala Constitucional de este Tribunal
Supremo de Justicia, en el recurso de revisión constitucional incoada por
el ciudadano José Gregorio Tineo Nottaro, que dispuso lo siguiente:
 
“...Asimismo sostuvo en sentencia del 19 de agosto de 2002 (Caso:
Plaza Suite I C.A.), que:
 
“...la función jurisdiccional es una actividad reglada, que debe
adecuarse a ciertos parámetros interpretativos establecidos de manera
previa y formal por el Legislador, donde la aplicación indefectible por
el juzgador de ciertas consecuencias jurídicas se impone, ante
determinados presupuestos de hecho.
 
Esta actividad reglada previene fórmulas de actuación para la
magistratura en virtud de la cual si bien el juez dispone de la
posibilidad de emitir juicios de opinión que obedezcan a su particular
manera de comprender las situaciones sometidas a su conocimiento y
posee un amplio margen interpretativo, debe,  sin embargo, ceñirse en
su actividad decisoria a los postulados legales que regulan tal
actividad. En este sentido, se advierte como el ordenamiento jurídico
introduce disposiciones normativas dirigidas especialmente a la
actividad de juzgamiento”.
 
Las anteriores consideraciones se fundamentan en los artículos 15,
243, ordinal 5º y 244 del Código de Procedimiento Civil...” (Destacados
de esta Sala).
 
Por su parte el artículo 244 del Código de Procedimiento Civil,
estatuye expresamente lo siguiente:
 
“Será nula la sentencia: por faltar las determinaciones indicadas en el
artículo anterior; por haber absuelto de la instancia; por resultar la
sentencia de tal modo contradictoria, que no pueda ejecutarse o no
aparezca qué sea lo decidido; y cuando sea condicional, o contenga
ultrapetita.”
 

El artículo 243 eiusdem, dispone:


 
“Toda sentencia debe contener:
1° La indicación del Tribunal que la pronuncia.
2° La indicación de las partes y de sus apoderados.
3° Una síntesis clara, precisa y lacónica de los términos en que ha
quedado planteada la controversia, sin transcribir en ella los actos del
proceso que constan de autos.
4° Los motivos de hecho y de derecho de la decisión.
5° Decisión expresa, positiva y precisa con arreglo a la pretensión
deducida y a las excepciones o defensas opuestas, sin que en ningún
caso pueda absolverse de la instancia.
6° La determinación de la cosa u objeto sobre que recaiga la decisión.”
 

El artículo 12 ibídem preceptúa:
 
“Los Jueces tendrán por norte de sus actos la verdad, que procurarán
conocer en los límites de su oficio. En sus decisiones el Juez debe
atenerse a las normas del derecho, a menos que la Ley lo faculte para
decidir con arreglo a la equidad. Debe atenerse a lo alegado y probado
en autos, sin poder sacar elementos de convicción fuera de éstos, ni
suplir excepciones o argumentos de hecho no alegados ni probados. El
Juez puede fundar su decisión en los conocimientos de hecho que se
encuentren comprendidos en la experiencia común o máximas de
experiencia. En la interpretación de contratos o actos que presenten
oscuridad, ambigüedad o deficiencia, los Jueces se atendrán al propósito
y a la intención de las partes o de los otorgantes, teniendo en mira las
exigencias de la ley, de la verdad y de la buena fe.”
 

Y el artículo 15 del Código de Procedimiento Civil, señala:


 
“Los Jueces garantizarán el derecho de defensa, y mantendrán a las
partes en los derechos y facultades comunes a ellas, sin preferencia ni
desigualdades y en los privativos de cada una, las mantendrán
respectivamente, según lo acuerde la ley a la diversa condición que
tengan en el juicio, sin que puedan permitir ni permitirse ellos
extralimitaciones de ningún género.”
 

De donde se desprende, en un análisis concatenado de las normas


antes transcritas, que el incumplimiento de los requisitos intrínsecos de
la sentencia, es sancionado por la ley con la nulidad la decisión de que se
trate, y que igual consecuencia acarrea, el que el juez haya absuelto la
instancia, por resultar la sentencia de tal modo contradictoria, que no
pueda ejecutarse o no aparezca qué sea lo decidido; y cuando sea
condicional, o contenga ultrapetita, porque otorgue más o cosa distinta a
lo pretendido.

Ha sentado esta Sala de Casación Civil del Tribunal Supremo de


Justicia en múltiples fallos, que cuando los jueces no se pronuncian
sobre los múltiples puntos objeto de la litis, su conducta acarreará la
nulidad del fallo dictado, al producirse el vicio de incongruencia
negativa, el cual se traduce en una omisión o falta de pronunciamiento
sobre un alegato oportunamente formulado,
en citrapetita  o incongruencia omisiva.
         La expresión de esta Sala de Casación Civil del Tribunal Supremo
de Justicia, de falta de pronunciamiento,  enmarca, los casos
de incongruencia negativa  consistentes en la falta de solución de
aquellos puntos controvertidos, que si bien fueron mencionados o citados
por el sentenciador, sin embargo sobre ellos, guarda silencio, al no
analizarlos, establecerlos, correlacionarlos, calificarlos, apreciarlos o
desecharlos; o el caso de silencio total, en el cual, el sentenciador no
sólo no se pronuncia sobre el extremo de hecho controvertido, sino que
ni siquiera lo menciona en el texto material de la sentencia.
         El jurista español Jaime Guasp, en su libro titulado Derecho
Procesal Civil, Tercera Edición, Tomo Primero, Págs. 516 a 518,
determina la congruencia como la conformidad que debe existir entre la
sentencia y la pretensión o pretensiones que constituyen el objeto del
proceso, más la oposición u oposiciones en cuanto delimitan este objeto.
         De lo que se colige, que el fallo no debe contener más de lo
pedido por las partes oportunamente; en -eat iudex ultrapetita partium- ,
pues, si así lo hiciera incurriría en incongruencia positiva.
         Igualmente se entiende, que el fallo no debe contener menos de lo
pedido por las partes en  -eat iudex citrapetita partium- , pues si así lo
hiciera incurría en incongruencia negativa,   la que se da cuando la
sentencia omite decidir sobre alguna de las pretensiones procesales.
         Es importante el señalar, que la incongruencia negativa se verifica
fundamentalmente por la falta de decisión o solución de un punto
controvertido, con lo cual se viola el principio procesal de
autosuficiencia del fallo , que informa que debe bastarse por sí sólo,
como título ejecutivo y máxima representación de la función
jurisdiccional, sin que se haga necesario el recurrir a las actas del
expediente para saber a qué se refiere la sentencia.
         Se entiende así, pues, que el sentenciador debe cumplir con el
deber que le impone el artículo 12 del Código de Procedimiento Civil, el
cual lo obliga expresamente a decidir sobre TODO  lo que ha sido
alegado y probado en autos; esto significa, que el sentenciador está en la
obligación de revisar todos los elementos de hecho que han sido traídos
por las partes al proceso, como constitutivos de pretensión o como
constitutivos de su contradicción, los cuales a su vez, deben ser
confrontados y relacionados con los medios de prueba a los efectos de
poder establecerlos como ciertos o desecharlos como falsos.
         Igualmente, en el artículo 243 en su ordinal quinto (5º) del Código
de Procedimiento Civil, el legislador obliga al sentenciador a dictar una
decisión jurídica expresa, positiva y precisa con arreglo a la pretensión
deducida y a las excepciones o defensas opuestas, de modo, pues, que el
sentenciador está en el deber de pronunciarse expresamente
sobre TODO  lo alegado por las partes en el proceso, sobre todos los
elementos de hecho que conformaron la demanda y la contestación,
términos estos que circunscriben el problema judicial debatido  o thema
decidendum.
Al respecto, esta Sala de Casación Civil del Tribunal Supremo de
Justicia, en su fallo de fecha 19 de mayo de 1.993, sentó lo siguiente:
 
“...Se entiende así, que el fallo debe ser expreso en el sentido que no
puede tener tácitos ni sobre entendidos, de manera, que no se puede
inferir o suponer que el sentenciador de la recurrida, en su conocimiento
interior analizó y apreció tal alegato de hecho formulado por nuestra
representada, sino que, conforme a este principio procesal, se ha de
entender que no fue ni analizado, ni establecido, ni apreciado por el
sentenciador, ya que ello no consta materialmente del texto de la
recurrida.
 
El fallo debe ser positivo, esto es, que el sentenciador resuelva sobre la
totalidad de todo lo controvertido, que no quede nada sin resolver, lo cual
no se verifica en este proceso, ya que, nada más y nada menos que un
alegato tan fundamental, fue silenciado por el sentenciador, y finalmente,
el fallo debe ser preciso, en el sentido de que su dispositivo no presente
dudas, sea claro qué fue lo dispuesto sobre lo controvertido, lo cual no se
verifica en el caso de autos cuando el sentenciador deja insoluto uno de
los extremos de hecho que conforman la contención...”.
 
Asimismo, en decisión de fecha 20 de Noviembre de 1.996,
expediente N° 1996-508, sentencia N° 398, estableció:
 
“Alega la formalización, la infracción por la recurrida del ordinal 5º del
artículo 243 y de los artículos 12 y 244 todos del Código de
Procedimiento Civil, al haber omitido pronunciamiento sobre los alegatos
esgrimidos en la contestación de la demanda.
 
Para verificar la certeza de lo aseverado por el formalizante, la Sala de la
lectura de la decisión recurrida constata que en la misma, efectivamente,
si se omitió pronunciamiento sobre las defensas esgrimidas en el escrito
de contestación, ya que una vez expuestos los alegatos del libelo y
contestación, se analizaran las pruebas por las partes concluyéndose en lo
siguiente...”.
 
“...por lo que la recurrida se limitó a exponer las conclusiones que derivó
de los medios probatorios aportados, sin pronunciarse sobre los alegatos
y defensas que hiciera la empresa demandada en el escrito de
contestación.
 
En consecuencia, incurre la decisión recurrida en el vicio de
incongruencia negativa al contravenir el principio de exhaustividad de la
sentencia, que obliga a los jueces a examinar y resolver todos y cada uno
de los alegatos que las partes hayan sometido a su consideración.
 
De acuerdo con la doctrina de esta Sala, existe omisión de
pronunciamiento no solo cuando el juez deja de atenerse a la acción
deducida y a las excepciones o defensas opuestas, sino también cuando
silencia alegatos de las partes que se vinculan con la regularidad del
procedimiento. (Sentencia de fecha 15 de diciembre de 1966).”
 
En relación con la incongruencia negativa, esta Sala en sentencia
N° 103 del 27 de abril de 2001, caso Hyundai de Venezuela, C.A. contra
Hyundai Motors Company, expediente N° 2000-405, reiterada mediante
fallo N° RC-197 del 14 de octubre de 2004, caso Maura Del Carmen
Jiménez Barrios, contra Seguros La Seguridad, C.A., señaló lo siguiente:
 
“...Tiene establecido la jurisprudencia de este Máximo Tribunal, que el
vicio de incongruencia del fallo se produce cuando el juez extiende su
decisión más allá de los límites del problema judicial que le fue sometido
a su consideración (incongruencia positiva), o bien cuando omite el
debido pronunciamiento sobre alguno de los términos del problema
judicial (incongruencia negativa).
 
Esta última hipótesis conduce a establecer que el Juez tiene la obligación
de considerar y decidir sobre todos y cada uno de los alegatos formulados
por sus partes, es decir, sobre todo aquello que constituye un alegato o
una defensa, regla ésta llamada principio de exhaustividad.
 
En este sentido, la Ley adjetiva impone al Juez la determinación y
posterior análisis de todos los alegatos y defensas esgrimidas en el
proceso, los cuales deben necesariamente ser tomados en cuenta para la
sentencia que se emita...”.
 
         Por su parte la Sala Constitucional de este Tribunal Supremo de
Justicia, en su decisión N° 1021 del 29 de julio de 2013, expediente N°
2011-747, dispuso lo siguiente:
 
“…Como puede evidenciarse, la representación judicial de la Alcaldía
del Distrito Metropolitano de Caracas, ejerció sus defensas, alegando
entre diversos aspectos la imposibilidad de cancelar lo adeudado por
presuntas faltas acometidas por la actora para la determinación del
quantum a pagar por los servicios prestados, el incumplimiento de ésta
del procedimiento previo para el cobro de acreencias no prescritas, o la
excepción de contrato no cumplido; pero sin dejar de reconocer la
existencia del contrato en cuestión y la adjudicación a la empresa de
marras de dichos trabajos en virtud de la emergencia derivada de los
sucesos del mes de diciembre del año 1999.
 
En tal sentido, es innegable que al haber el tribunal de marras apartado su
decisión de lo expuesto por la actora y lo esgrimido en la contestación de
la demanda, declarando la inexistencia del contrato de autos, se sustituyó
en las partes, modificando el tema decidendum, y ocasionando una
violación al derecho a la tutela judicial efectiva y al debido proceso de la
parte solicitante.
 
En este sentido, es importante señalar, que el derecho a la tutela judicial
efectiva previsto en el artículo 26 de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela, lleva consigo, entre otras, la exigencia de que
toda decisión judicial deba ser motivada, en el sentido de que toda
sentencia debe contener una motivación que no tiene por qué ser
exhaustiva, pero si razonable, en el sentido de “(…) que deben
considerarse motivadas aquellas resoluciones judiciales que vengan
apoyadas en razones que permitan conocer cuáles han sido los criterios
jurídicos esenciales que fundamentaron la decisión”. (Vid. Sentencia Nº
4594 del 13 de diciembre de 2005, caso: “José Gregorio Díaz Valera”).
 
Asimismo, además de la exigencia de motivación, la tutela judicial
efectiva impone que las sentencias sean congruentes. La cual puede ser
vulnerada tanto por el fallo en sí mismo, como por la fundamentación. De
allí, que dicha exigencia se vulnera cuando se produce una desconexión
entre la decisión y los términos en que las partes formulan sus
pretensiones, al conceder más, menos o cosa distinta de lo requerido; así
como cuando la motivación es incongruente por acción o por omisión.
 
Es así como podemos encontrarnos con que un fallo puede ser
incongruente tanto por acción como por omisión, y al respecto ha
señalado esta Sala que “la incongruencia activa se presenta, ante la
resolución de la pretensión por parte del juez, incumpliendo la obligación
de actuar de manera coherente en relación con los términos en que fue
planteada dicha pretensión, generando con su pronunciamiento
desviaciones que suponen modificación o alteración en el debate; en
cambio, la inmotivación deviene por incongruencia omisiva, por el
incumplimiento total de la obligación de motivar, y dejar por ende, con
su pronunciamiento, incontestada dicha pretensión, lo que constituye una
vulneración del derecho a la tutela judicial, siempre que el silencio
judicial no pueda razonablemente interpretarse como desestimación
tácita”. (Vid. Sentencia Nº 4594 del 13 de diciembre de 2005, caso: “José
Gregorio Díaz Valera”).
 
Asimismo, la decisión de esta Sala N° 168/2008, caso: “Preveca”, arguyó
al respecto lo siguiente:
 
“(…) es importante señalar, que el derecho a la tutela judicial efectiva
previsto en el artículo 26 de la Constitución lleva consigo, entre otras, la
exigencia de que toda decisión judicial deba ser motivada, en el sentido
de que toda sentencia debe contener una motivación que no tiene por qué
ser exhaustiva, pero si razonable, en el sentido de ´(…) que deben
considerarse motivadas aquellas resoluciones judiciales que vengan
apoyadas en razones que permitan conocer cuáles han sido los criterios
jurídicos esenciales que fundamentaron la decisión (…)’.
 
Además de la exigencia de motivación, la tutela judicial efectiva impone
que las sentencias sean congruentes. La congruencia, que puede ser
vulnerada tanto por el fallo en sí mismo, como por la fundamentación. De
allí, que dicha exigencia se vulnera cuando se produce ‘(…) un desajuste
entre el fallo judicial y los términos en que las partes formulan sus
pretensiones, al conceder más, menos o cosa distinta de lo pedido (…)’.
… omissis….
La Sala reiteradamente ha señalado que así como podemos encontrarnos
con que un fallo puede ser incongruente tanto por acción como por
omisión, por cuanto ‘(…) la incongruencia activa se presenta, ante la
resolución de la pretensión por parte del juez, incumpliendo la obligación
de actuar de manera coherente en relación con los términos en que fue
planteada dicha pretensión, generando con su pronunciamiento
desviaciones que suponen modificación o alteración en el debate; en
cambio, la inmotivación deviene por incongruencia omisiva, por el
incumplimiento total de la obligación de motivar, y dejar por ende, con
su pronunciamiento, incontestada dicha pretensión, lo que constituye una
vulneración del derecho a la tutela judicial, siempre que el silencio
judicial no pueda razonablemente interpretarse como desestimación tácita
(…)’.
 
Asimismo, en relación a la incongruencia como lesión al derecho a la
defensa y la garantía del debido proceso, esta Sala Constitucional en
sentencia Nº 1.340 del 25 de junio de 2002 señaló ‘(...) el agravio o
lesión al derecho a la defensa y a la garantía del debido proceso lo causa
la evasión en cuanto al pronunciamiento correcto u omisión de
pronunciamiento o ausencia de decisión conforme al recurso ejercido por
la parte, lo que da lugar a una incongruencia entre -lo peticionado- la
actuación requerida del órgano jurisdiccional y la producida por éste, que
originó una conducta lesiva en el sentenciador, quien estando obligado a
decidir de acuerdo con lo solicitado, sin que en ningún caso pueda
absolverse de la instancia (artículo 243, numeral 5, del Código de
Procedimiento Civil), procedió a declarar algo distinto a lo reglado en la
ley (…)’.
 
Igualmente, la Sala sostuvo en sentencia Nº 1.068/2006, que ‘(...) ‘la
función jurisdiccional es una actividad reglada, que debe adecuarse a
ciertos parámetros interpretativos establecidos de manera previa y formal
por el Legislador, donde la aplicación indefectible por el juzgador de
ciertas consecuencias jurídicas se impone, ante determinados
presupuestos de hecho (…). Esta actividad reglada previene fórmulas de
actuación para la magistratura en virtud de la cual si bien el juez dispone
de la posibilidad de emitir juicios de opinión que obedezcan a su
particular manera de comprender las situaciones sometidas a su
conocimiento y posee un amplio margen interpretativo, debe, sin
embargo, ceñirse en su actividad decisoria a los postulados legales que
regulan tal actividad. En este sentido, se advierte como el ordenamiento
jurídico introduce disposiciones normativas dirigidas especialmente a la
actividad de juzgamiento’ (…)”.
 
Asimismo, en relación a la incongruencia como lesión al derecho a la
defensa y la garantía del debido proceso, esta Sala Constitucional, en
sentencia Nº 1.340 del 25 de junio de 2002 señaló:
 
“...el agravio o lesión al derecho a la defensa y a la garantía del debido
proceso lo causa la evasión en cuanto al pronunciamiento correcto u
omisión de pronunciamiento o ausencia de decisión conforme al recurso
ejercido por la parte, lo que da lugar a una incongruencia entre –lo
peticionado- la actuación requerida del órgano jurisdiccional y la
producida por éste, que originó una conducta lesiva en el sentenciador,
quien estando obligado a decidir de acuerdo con lo solicitado, sin que en
ningún caso pueda absolverse de la instancia (artículo 243, numeral 5, del
Código de Procedimiento Civil), procedió a declarar algo distinto a lo
reglado en la ley”.
 
Asimismo sostuvo en sentencia N° 2.036 del 19 de agosto de 2002, caso:
“Plaza Suite I C.A.”), que:
 
“...la función jurisdiccional es una actividad reglada, que debe adecuarse
a ciertos parámetros interpretativos establecidos de manera previa y
formal por el Legislador, donde la aplicación indefectible por el juzgador
de ciertas consecuencias jurídicas se impone, ante determinados
presupuestos de hecho.
 
Esta actividad reglada previene fórmulas de actuación para la
magistratura en virtud de la cual si bien el juez dispone de la posibilidad
de emitir juicios de opinión que obedezcan a su particular manera de
comprender las situaciones sometidas a su conocimiento y posee un
amplio margen interpretativo, debe, sin embargo, ceñirse en su actividad
decisoria a los postulados legales que regulan tal actividad. En este
sentido, se advierte como el ordenamiento jurídico introduce
disposiciones normativas dirigidas especialmente a la actividad de
juzgamiento”.
 
Las anteriores consideraciones se fundamentan en los artículos 15, 243,
ordinal 5º y 244 del Código de Procedimiento Civil:
 
“Artículo 15
Los Jueces garantizarán el derecho de defensa, y mantendrán a las partes
en los derechos y facultades comunes a ellas, sin preferencia ni
desigualdades y en los privativos de cada una, las mantendrán
respectivamente, según lo acuerde la ley a la diversa condición que
tengan en el juicio, sin que puedan permitir ni permitirse ellos
extralimitaciones de ningún género.
 
Artículo 243
Toda sentencia debe contener:
...omissis...
5° Decisión expresa, positiva y precisa con arreglo a la pretensión
deducida y a las excepciones o defensas opuestas, sin que en ningún caso
pueda absolverse de la instancia.
 
Artículo 244
Será nula la sentencia: por faltar las determinaciones indicadas en el
artículo anterior; por haber absuelto de la instancia; por resultar la
sentencia de tal modo contradictoria, que no pueda ejecutarse o no
aparezca qué sea lo decidido; y cuando sea condicional, o contenga
ultrapetita”.
 
         Conforme a la doctrina de esta Sala, es deber del sentenciador,
revisar todos los extremos de hecho que han conformado el problema
judicial debatido, iniciando esa revisión mediante su correlación con los
medios de prueba producidos en autos, para así establecerlos como
probados o desecharlos como no probados. Asimismo, posteriormente a
su establecimiento como hechos ciertos y probados, debe proceder a su
apreciación y valoración, para poder establecerlos como premisas
fácticas (de hecho) que concurrirían a la conjugación final del silogismo
jurisdiccional que se desarrolla al momento de tomar una decisión
judicial.
         Esto obliga, a que el sentenciador cumpla con el principio
procesal de la exhaustividad , según el cual, el sentenciador se pronuncia
sobre todo lo alegado por las partes y sólo sobre lo alegado por ellas ;
sobre todos los elementos de hecho que conformaron los términos de la
demanda y de la contestación, y excepcionalmente sobre aquellos
alegatos de hecho formulados en el escrito de informes, cuando por su
gravedad obliguen al sentenciador a solucionarlos.

                Ahora bien, en el presente caso se alega la incongruencia

negativa de un alegato esgrimido en la demanda, pero este alegato

supuestamente omitido es denunciado por la parte demandada

formalizante.
         En tal sentido cabe señalar, que la legitimidad de la recurrente no

sólo se verifica por haberse hecho parte en el proceso, sino que es

indispensable que el fallo recurrido le haya producido un agravio.

         Así las cosas, constituye criterio pacífico y reiterado de esta Sala

que el recurrente carece de legitimación para denunciar la omisión de

pronunciamiento sobre alegatos de la parte contraria.

         En este sentido, cabe citar la sentencia N° 167, de fecha 11 de

marzo de 2004, caso: Inversiones Kurosy C.A., contra Tienda Disueño

C.A., y otro, expediente 02-871, en la que se dejó sentado lo siguiente:


 
“...La Sala ha indicado de forma reiterada que el recurrente sólo tiene
interés y legitimación para formular el vicio de incongruencia negativa
respecto de los alegatos formulados por él y no por su contraparte.
 
En efecto, en decisión de fecha 5 de febrero de 2002, (caso: 23-21
Oficina Técnica de Construcciones C.A., c/ ‘Banco Unión S.A.C.A. y
otro), la Sala dejó sentado que en caso de que el recurrente
fundamente ‘...la denuncia de incongruencia negativa en la omisión
de pronunciamiento respecto de alegatos formulados en el libelo por
su contraparte, los cuales contradijo en la contestación...carece de
interés procesal en efectuar tal planteamiento, pues de ser cierto lo
aseverado por el formalizante, la única agraviada sería la
demandante y sólo ella tendría interés procesal en denunciarlo ante
la Sala...’.
 
La Sala reitera este precedente jurisprudencial y establece que el
recurrente no tiene interés ni legitimación para denunciar el vicio de
incongruencia negativa respecto de alegatos formulados por su
contraparte, que de ser decididos sólo podrían desfavorecerle…”.

         De igual forma, mediante decisión N° 155, de fecha 10 de marzo

de 2004, caso: Antonio Farrauto Puma contra Chaleb Sujaa, expediente

N° 04-089, ratificada entre otras, en sentencia N° 266, de fecha 21 de

mayo de 2009, caso: María Carolina Canestri Campagna y otros contra

Antonia María Barrios y otros, expediente N° 08-656, esta Sala señaló:


 
“...Expresa Carnelutti, al definir la legitimación para interponer el
recurso de casación, que el interés de la parte en la impugnación lo
determina su vencimiento en el procedimiento impugnado; criterio que
comparte la Sala, pues no basta ser parte en la instancia, sino que es
indispensable que el fallo recurrido le haya producido un agravio,
que es lo que precisamente delimita el interés para recurrir en
casación….” (Negrillas de la transcripción)

         En tal sentido, debemos señalar lo que han expresado, los

tratadistas en la materia:
 
“….Legitimación para recurrir.- Que las partes en el proceso deben ser
legítimas, es precepto tradicional en la teoría de la legitimidad, pero en
casación se requieren otras condiciones formales que, si bien implícitas
en el proceso de instancia, se hacen más evidentes en el juicio de
casación: a) Es necesario haber sido parte en la instancia, o sea, haber
actuado en primero o segundo grado; b) Es indispensable tener interés, y
esta condición parece esencialmente adherida a la legitimación para
obrar, aun cuando sea posible advertir algunas diferencias entre ambos
conceptos; c) Es necesario que haya un perjuicio, es decir, una parte
vencida, total o parcialmente, y una parte triunfadora total o
parcialmente. En síntesis, para ser recurrente se requiere legitimación
activa en el perdidoso y, para ser recurrido, legitimación pasiva en el
triunfador…” (Cuenca, Humberto; Curso de Casación Civil, Ediciones
de la Biblioteca, Caracas, 1980, pp. 433 y 434).
 
“…No cabe acceder a la casación si se agrava la situación jurídica del
recurrente; y que nadie puede erigirse en defensor de un interés que, por
no ser propio, sólo puede ser defendido por la parte que en el pleito lo
ventilaba…” (vide: De la Plaza, Manuel; Derecho Procesal Civil
Español, Volúmen 2, Madrid, 1955, p. 809). (Subrayado de la Sala).
 
“…A un litigante no le incumbe la defensa de su adversario ni la de otro
litigante…” (Taboada Roca, Manuel; Los requisitos de Procedibilidad en
la Casación Española, Editorial Montecorro S.A., Madrid, 1980, p. 26)
…”. (Subrayado de la Sala).

         Tomando en consideración los criterios antes expuestos, esta Sala

concluye que la demandada recurrente en casación no tiene legitimación

procesal para plantear la denuncia por incongruencia negativa, respecto

del alegato planteado por la demandante en el libelo de la demanda, pues

se evidencia que la infracción denunciada en nada le afecta.


         Lo que determina, que en cuanto a este aspecto, es improcedente la

denuncia por infracción de los artículos 12 y 243 ordinal 5° del Código

de Procedimiento Civil, por incongruencia negativa. Así se decide.

                Ahora bien, de igual forma se observa, que la formalizante con

su denuncia lo que pretende es incorporar al thema decidendum, un

alegato nuevo hecho por primera vez ante esta Sala, dado que revisada

la contestación de la demanda, en ésta no se alegó la inepta

acumulación de pretensiones, que pretende hacer ver la formalizante.

         En tal sentido cabe señalar, que existe una evidente falta de

técnica por parte de la formalizante, pues esta dirigió su delación a una

supuesta incongruencia negativa, cuando debió dirigir su denuncia a

señalar un quebrantamiento de formas sustanciales del proceso, que

degeneró en indefensión de la parte que representa, explicando los

motivos por los cuales, a su manera de entender, la demanda era

inadmisible por inepta acumulación de pretensiones. Cuestión que no

hizo.

         Como ya se afirmó, la demandada pretende con esta denuncia

incorporar un hecho nuevo al juicio, mediante un alegato formulado por

primera vez ante esta Sala, lo que modificaría sustancialmente los

extremos en que quedó fijada la litis  (demanda y contestación),  creando

una clara desventaja a la parte demandante, de acogerse dicho criterio, al

modificarse sustancialmente el thema decidendum , cuestión que no es

permitida en el proceso civil ordinario, al ser violatorio de las garantías

constitucionales del derecho a la defensa y del debido proceso, que

generaría una clara desigualdad de las partes en el proceso, infringiendo

lo previsto en el artículo 49 de la Constitución de la República

Bolivariana de Venezuela.

 
Al respecto, esta Sala en su fallo N° RC-271 del 2-5-2007, Exp. N°
2006-741, dispuso lo siguiente:
 
“Ahora bien, la Sala observa que el alegato de la interrupción de la
prescripción es un hecho nuevo que los recurrentes han formulado
por primera vez en el escrito de formalización del recurso de
casación, lo que le impide a esta Sala su conocimiento.
 
En efecto, de conformidad con las normas que regulan las funciones
de esta Sala en el conocimiento del recurso de casación, resulta
evidente la naturaleza de tribunal de derecho que le es atribuida, sin
que pueda constituirse en una tercera instancia, lo cual impide
cualquier posibilidad de que ante ella se aleguen por primera vez
hechos, que han debido ser objeto de debate y prueba en las
instancias del proceso.
 
Un ejemplo de ello está contenido en el artículo 320 del Código de
Procedimiento Civil, de conformidad con el cual “En su sentencia
del recurso de casación la Corte Suprema de Justicia, se
pronunciará sobre las infracciones denunciadas, sin extenderse al
fondo de la controversia, ni al establecimiento ni apreciación de los
hechos que hubiesen efectuado los jueces de instancia…”, lo cual
constituye la norma rectora y el principio general de que la Sala debe
velar por la correcta interpretación y aplicación de la ley.
 
Aunado a ello es oportuno indicar que si bien el artículo 320 del
Código de Procedimiento, establece algunas excepciones que
permiten a la Sala controlar el error en el juzgamiento de los hechos,
sea de derecho o de hecho, ello sólo es posible si el juez de instancia
se ha equivocado al juzgar las pruebas y fijar los hechos que
hubiesen sido oportunamente alegados y demostrados en el proceso,
bien porque cometió un error en el establecimiento o valoración de
los hechos y de las pruebas, o incurrió en algunos de los casos de
suposición falsa. No obstante, se repite, en esos casos existe un
pronunciamiento del juez sobre los hechos, por haber sido alegados
oportunamente en el proceso y, por ende, sometido a su
consideración, y la parte considera que dichos hechos fueron
erróneamente juzgados, esto es: los hechos fueron alegados
oportunamente en las instancias procesales, en las cuales la otra parte
tiene oportunidad de ejercer su derecho de defensa y contradicción y,
por ende, fueron incorporados oportunamente para la consideración y
decisión del juez.
 
Por el contrario, no es posible permitir la alegación de hechos
nuevos en casación, por cuanto ello implica la negación del
derecho de defensa de la otra parte, y es opuesto a la naturaleza
propia de esta Sala, la cual no podría entrar a considerar hechos
nuevos que no fueron juzgados por los jueces de instancia, por no
haber sido presentados con anterioridad en el proceso y, por ende,
no formar parte del tema que fue sometido a consideración del juez
que dictó la sentencia recurrida.”

         En el mismo sentido en sentencia de esta Sala N° RC-109 del 25-2-

2004 Exp. N° 2002-600, se señaló lo siguiente:


 
“Visto y constatado lo anterior, mediante reiterada doctrina ésta Sala ha
mantenido el criterio según el cual es deber de los jueces realizar el
análisis de las alegaciones que los litigantes esgriman en la oportunidad
de presentar informes, siempre que estas sean peticiones relacionadas con
la confesión ficta, reposición de la causa u otra petición similar, sin
pretenderse con ello descalificar tal acto procesal -los informes-, sino
simplemente dejar sentado que cuando en tales escritos sólo se sinteticen
los hechos acaecidos en el proceso o dirigidos a reafirmar los derechos
que le asisten de las actas que rielan al expediente conforme a la
pretensión o defensas esgrimidos en el libelo o en su contestación y se
apoye la posición de la parte informante en doctrina y jurisprudencia que,
a su juicio, sea aplicable al caso controvertido, tales dichos no
son vinculantes para el juez. Tampoco lo serán aquellos alegatos o
defensas que constituyan hechos nuevos no debatidos,   diferentes a
los que conforman la litis, ya que ellos   deben ser formulados sólo
en la demanda o su contestación.
 
Por tanto, cuando en los informes se formulen peticiones, alegatos o
defensas que, aunque no aparezcan contenidas en la demanda o en su
contestación, que no constituyan hechos nuevos, pudieran tener
influencia determinante en la suerte del proceso, como serían los
relacionados con la confesión ficta, reposición de la causa u otras
similares, en estos casos excepcionales si debe el sentenciador
pronunciarse expresamente sobre los mismos, so pena de incurrir en la
violación de los artículos 12 del Código de Procedimiento Civil, por no
atenerse a lo alegado y probado en autos; y de los artículos 243 y 244
eiusdem, contentivos del principio de la exhaustividad de la sentencia
que obliga a los jueces a examinar y resolver todos y cada uno de los
alegatos que se hayan sometido a su consideración.

         Lo que determina, que en cuanto a este aspecto, es improcedente la

denuncia por infracción de los artículos 12 y 243 ordinal 5° del Código

de Procedimiento Civil, por incongruencia negativa. Así se decide.


                Por último, y visto que en la denuncia se señala la existencia de

una supuesta inepta acumulación de pretensiones, en violación de los

artículos 78 y 341 del Código de Procedimiento Civil, cuestión que

comporta evidentemente materia de orden público, conforme a la

doctrina de esta Sala.  (Vid. Sentencia N° 99, del 27 de abril de 2001,

expediente N° 2000-178, reiterada en fallo N° RC-259, del 20 de junio

de 2011, expediente N° 2010-644),   esta Sala, en resguardo al orden

público, observa lo siguiente:

         En el libelo se señala, que se demanda a la sociedad mercantil

distinguida con la denominación INVERSIONES FOSUR COMPAÑÍA

ANÓNIMA, representada por su administrador principal, a los fines de

obtener la unanimidad que establece la ley para reformar parcialmente el

citado documento de condominio, y para que convenga en la nulidad

parcial de la cláusula quinta del documento de condominio del edificio

Nuclear, a los fines de determinar el porcentaje de condominio que le

corresponde a cada dependencia integrante del edificio.

         De lo antes expuesto, se desprende palmariamente y sin lugar a

dudas, que la demandante señaló en su libelo que demanda a la sociedad

mercantil distinguida con la denominación INVERSIONES FOSUR

COMPAÑÍA ANÓNIMA, a los fines de obtener la unanimidad que

establece la ley para reformar parcialmente el documento de condominio.

         Esto no puede ser entendido como una demanda mero declarativa,

sino que se corresponde con la alegación de incorporar al demandado en

conjunto con la junta de condominio y demás co-propietarios del

inmueble, como condómino y que este asuma las obligaciones que tiene

ante la ley, como co-propietario de un inmueble en el cual, se alegó no

paga condominio, lo que generó la demanda judicial de nulidad y reforma

parcial del documento de condominio.


         Por lo cual, no evidencia esta Sala la supuesta inepta acumulación

de pretensiones que señala la demandada formalizante en este caso, dado

que la demanda es clara al pretender la nulidad parcial de la cláusula

quinta del documento de condominio del edificio Nuclear, a los fines de

determinar el porcentaje de condominio que le corresponde a cada

dependencia integrante del edificio, como acertadamente fue decidido

por el juez de alzada, conforme a lo alegado y probado en autos.

         En consecuencia, en cuanto al alegato de infracción de los

artículos 78 y 341 del Código de procedimiento Civil, se hace evidente

su improcedencia, así como improcedente esta primera denuncia por

vicio de actividad. Así se decide.

-II-

Con fundamento en el ordinal 1° del artículo 313 del Código de

Procedimiento Civil, se denuncia la infracción por la recurrida de los

artículos 12 y 243 ordinal 4° del Código de Procedimiento Civil, por

inmotivación.

 
Señala la formalizante:
 
“…SEGUNDA DENUNCIA, VICIO DE INMOTIVACIÓN
 
Con sujeción a lo dispuesto en el ordinal 1° del artículo 313
del Código de Procedimiento Civil, se denuncia la infracción
del artículo 12 y del ordinal 4° del artículo 243 del mismo
texto adjetivo civil, por adolecer el fallo recurrido del vicio
de inmotivación.
 
El vicio de inmotivación se configuró en la sentencia
recurrida, porque las razones expresadas por el juzgado a
quo no guardan relación con la pretensión deducida, ni las
defensas aducidas, en cuyo supuesto fáctico, los motivos
aducidos en dicho fallo, a causa de su manifiesta
incongruencia con los términos en que quedó circunscrita la
litis, deben tenerse jurídicamente como inexistentes, tal y
como de seguidas detallo.
 
La demandante en el petitum  del mismo señaló que demanda
a mi poderdante  1) (omissis) “…a los fines de obtener la
unanimidad que establece la Ley para reformar
parcialmente el citado Documento de
Condominio…” (omissis) y 2) (omissis) “…para que
convenga en la Nulidad parcial de la cláusula Quinta del
referido Documento de Condominio, quedando redactada
dicha cláusula…” (omissis)
 
Mi representada adujo en su descargo en el escrito de litis
contestación, que el documento de condominio sólo puede
ser modificado a través del procedimiento establecido en la
Ley de Propiedad Horizontal, requiriendo la unanimidad de
los condóminos y siguiendo con los mismos trámites y
requerimientos para el registro del documento de condominio
modificado.
 
El juzgador de la recurrida – como si se tratase de un recurso
de amparo constitucional y no una acción de nulidad-
consideró que era cierta esta defensa, pero que por la
naturaleza y fundamentos de la pretensión, en virtud de
denunciarse la violación de un derecho constitucional, ese
tribunal debía analizar la cláusula del documento de
condominio que se pretendía anular, para determinar la
procedencia o no de la demanda incoada, concluyendo que la
cláusula quinta del documento de condominio se encontraba
afectada de nulidad parcial, sin señalar argumento alguno
que permitiese modificar el documento de condominio con
prescindencia del procedimiento establecido en la Ley de
Propiedad Horizontal, y sin la unanimidad de los
condóminos, limitando su pronunciamiento al respecto en
que esa cláusula quinta se encontraba afectada de nulidad
parcial, por contener infracciones de orden constitucional y
que por ello, forzosamente debía declarar con lugar la
demanda de nulidad.
 
Resulta incongruente esta motivación de la recurrida, porque
la misma no guarda relación con la pretensión de obtener la
unanimidad que establece la Ley para reformar parcialmente
el documento de condominio, ni con la defensa relativa a que
la reforma de ese documento solo se puede hacer a través del
procedimiento establecido en la Ley de Propiedad
Horizontal, requiriendo la unanimidad de los condóminos y
siguiendo con los mismos trámites y requerimientos para el
registro del documento de condominio modificado, y ello se
corrobora aún más en el texto del fallo recurrido, porque
declaró la nulidad parcial del documento de condominio, con
base en presuntas infracciones de orden legal y
constitucional, reformándolo y redactando el nuevo
contenido de la cláusula quinta del documento (sic)
condominio sin el procedimiento a ese fin dispuesto en la
Ley de Propiedad Horizontal, cuyo trámite requiere, entre
otros requisitos, la decisión unánime de la asamblea de los
condóminos.
 
En derivación configurada en la recurrida el vicio de
inmotivación, solicito a este máximo tribunal, que así lo
aprecie y lo declare.” (Destacados de la denuncia).

Para decidir, la Sala observa:

         De la denuncia antes transcrita se desprende, que el formalizante le

imputa a la recurrida la infracción de los artículos 12 y 243 ordinal 4°

del Código de Procedimiento Civil, por inmotivación, al considerar que

las razones expresadas por el juez de alzada no guardan relación con la

pretensión deducida, ni las defensas aducidas, y en consecuencia deben

tenerse como inexistentes.

         Al respecto de la inmotivación del fallo, la Sala Constitucional de

este Tribunal Supremo de Justicia, en su sentencia N° 1619, del 24 de

octubre de 2008, expediente N° 2008-774, caso: Agencia de Festejos San

Antonio C.A., en revisión constitucional, estableció lo siguiente:

 
“...El requisito de la motivación del fallo se fundamenta en el principio
de legalidad de los actos jurisdiccionales. La tutela judicial eficaz
requiere respuestas de los órganos de administración de justicia, que
estén afincadas en motivos razonables, por lo que es necesario que toda
sentencia contenga los motivos de hecho y de derecho en que apoye su
dispositivo para el conocimiento y la comprensión de los litigantes,
como condición y presupuesto para el control de la legalidad del
pronunciamiento, mediante la proposición de los recursos ordinarios y
extraordinarios que la ley otorgue a las partes que tengan legitimación
para oponerlos. Si no consta en el acto jurisdiccional la motivación
sobre los supuestos de hecho o la cuestión de derecho, se configura el
vicio de inmotivación o falta de fundamentos, cuya consecuencia es, se
insiste, la obstaculización para la verificación del control de la legalidad
del dispositivo de la sentencia.
 
El procesalista Leopoldo Márquez Añez explicó que el requisito de la
motivación se incorporó en nuestra legislación desde la promulgación
del Código de Procedimiento Judicial de 12 de mayo de 1836 (Código
de Aranda). Asimismo, aludió al hecho de que en nuestras primeras
constituciones existió una norma de carácter procesal. Sobre el
particular comentó que:
 
El requisito de la motivación se consagró por primera vez en la
Constitución de 15 de agosto de 1819, cuyo artículo 12, Sección
Tercera, exigía que “Todo tribunal debe fundar sus sentencias con
expresión de la ley aplicable al caso”. Esta consagración constitucional
de la motivación representó un hito en la historia de las instituciones
procesales en Venezuela, tanto más destacado y relevante, cuanto que
ello significó la ruptura radical con el derecho español, que había
eliminado el requisito de motivación de las sentencias desde 1778. En
efecto, por Real Cédula de 23 de junio de 1778, Carlos III mandó
derogar la práctica de motivar las sentencias, con la siguiente
justificación: "Para evitar los perjuicios que resultan con la práctica… de
motivar sus sentencias, dando lugar a cavilaciones de los litigantes,
consumiendo mucho tiempo en la extensión de las sentencias, que
vienen a ser un resumen del proceso, y las costas que las partes se
siguen; mando, cese en dicha práctica de motivar las sentencias,
ateniéndose a las palabras decisorias...”. (Motivos y Efectos del Recurso
de Forma en la Casación Civil Venezolana, Colección de Estudios
Jurídicos n.° 25, págs., 31-33)
 
Igualmente, esta Sala Constitucional en reciente decisión n.° 889/2008
del 30 de mayo, y que hoy se reitera, señaló respecto a la necesidad de
motivación de la sentencia lo siguiente:
 
...la motivación del fallo debe estar constituida por las razones de hecho
y de derecho que expresan los jueces como fundamento de su
dispositivo; las primeras están formadas por el establecimiento de los
hechos con ajustamiento a las pruebas que los demuestran y, las
segundas, por la aplicación a éstos de los preceptos y los principios
doctrinarios atinentes; por tanto, el vicio de inmotivación en el acto
jurisdiccional consiste en la falta absoluta de afincamientos, que es
distinto de que los mismos sean escasos o exiguos, lo cual no debe
confundirse con la falta absoluta de motivación, que puede asumir varias
modalidades: a) que la sentencia no presente materialmente ningún
razonamiento; b) que las razones que haya dado el sentenciador no
guarden relación alguna con la pretensión o la excepción, de modo que
deben tenerse por inexistentes jurídicamente; c) que los motivos se
destruyan los unos a los otros por contradicciones graves e
irreconciliables y; d) que todos los motivos sean falsos.
 
También ha sostenido esta Sala, atenida a los diuturnos, pacíficos
y consolidados criterios doctrinales y jurisprudenciales reiterados
que, ad exemplum , se vierte a continuación, que la falta absoluta de
motivos puede asumir varias modalidades, a saber:

a) Que la sentencia no contenga materialmente ningún


razonamiento que la apoye.  Vale decir, no contenga materialmente
ningún razonamiento, de hecho o de derecho que pueda sustentar el
dispositivo.

b) Que las razones expresadas por el sentenciador no guardan


relación alguna con la pretensión deducida o las excepciones o
defensas opuestas.  Caso en el cual los motivos aducidos, a causa de su
manifiesta incongruencia con los términos en que quedó circunscrita la
litis, deben tenerse jurídicamente como inexistentes.

c) Que los motivos se destruyen los unos a los otros por


contradicciones graves e inconciliables.  Generando una situación
equiparable a la falta de fundamentación; y

d) Que todos los motivos son falsos.  Caso en que los motivos sean
tan vagos, generales, inocuos, ilógicos o absurdos que impiden a la
alzada o a la casación conocer el criterio jurídico que siguió el juez para
dictar su decisión, caso éste también que se equipara a la falta de
motivación.  (Véase sentencia Nº 83 del 23/3/92, caso: Juan Nazario
Perozo, contra Freddy Victorio Escalona Cortez y otros, reiterada
mediante fallo Nº RC-182 del 9/4/08, Exp. 2007-876, entre otras, caso:
Marlene Evarista Revete Abreu y otros, contra la Asociación Civil Unión
de Conductores del Oeste).

La motivación debe estar constituida por las razones de hecho y de


derecho que dan los jueces como fundamento del dispositivo. Las
primeras están formadas por el establecimiento de los hechos con
ajustamiento a las pruebas que las demuestran; y las segundas, la
aplicación a éstos de los preceptos y los principios doctrinarios
atinentes.

         Ahora bien, en este caso, como ya se expresó en la denuncia

anterior, en el libelo de la demanda se indica, que se acciona contra la

sociedad mercantil distinguida con la denominación INVERSIONES


FOSUR COMPAÑÍA ANÓNIMA, representada por su administrador

principal, a los fines de obtener la unanimidad que establece la ley para

reformar parcialmente el citado documento de condominio, y para que

convenga en la nulidad parcial de la cláusula quinta del documento de

condominio del edificio Nuclear, a los fines de determinar el porcentaje

de condominio que le corresponde a cada dependencia integrante del

edificio.

         De lo antes expuesto, se desprende palmariamente y sin lugar a

dudas, que la demandante señaló en su libelo que demanda a la sociedad

mercantil distinguida con la denominación INVERSIONES FOSUR

COMPAÑÍA ANÓNIMA, a los fines de obtener la unanimidad que

establece la ley para reformar parcialmente el documento de condominio.

         Esto no puede ser entendido como una demanda mero declarativa,

sino que se corresponde con la alegación de incorporar al demandado en

conjunto con la junta de condominio y demás co-propietarios del

inmueble, como condómino y que este asuma las obligaciones que tiene

ante la ley, como co-propietario de un inmueble en el cual, se alegó no

paga condominio, lo que generó la demanda judicial de nulidad y reforma

parcial del documento de condominio.

         En estas circunstancias entiende esta Sala, que se hace imposible

mediante una asamblea de co-propietarios la unanimidad necesaria para

la reforma del documento constitutivo del condominio, dado que lo que

se pretende, es precisamente incorporar a un co-propietario que no paga

condominio a la integración de responsabilidad como co-propietario en

los gastos comunes de un inmueble, del cual tiene una obligación como

condómino, y que conforme a la clausula quinta del documento de

condominio del edificio Nuclear, estaba exonerado, en una clara

desigualdad ante la ley con los demás co-propietarios que sí tienen la


obligación de pago de gastos comunes, y que sólo puede ser ventilado

mediante un procedimiento judicial  –como fue en el presente caso-  en el

cual sea compelido para que exponga y pruebe los motivos por los cuales

considera que su situación como condómino es conforme a derecho, y

que el órgano jurisdiccional tome decisión al respecto, de si debía o no

ser incorporado al pago de los gastos comunes de la comunidad, como

fue decidido, modificándose el documento constitutivo del condominio

del edifico nuclear.

         Por lo cual, no encuentra esta Sala la inmotivación que entiende

ver la formalizante en el fallo recurrido, dado que el juez decidió

conforme a lo alegado y probado en autos, sin separarse del thema

decidendum , guardando perfecta relación con la pretensión deducida y

las excepciones o defensas opuestas, por lo cual, esta denuncia es

improcedente. Así se decide.

-III-

Con fundamento en el ordinal 1° del artículo 313 del Código de

Procedimiento Civil, se denuncia la infracción por la recurrida del

ordinal 3° del artículo 243 del Código de Procedimiento Civil, por

indeterminación de la controversia.

 
Por vía de argumentación, la formalizante expresa:
 
“…TERCERA DENUNCIA VICIO DE INDETERMINACIÓN DE
LA CONTROVERSIA.
 
Al amparo de lo normado en el ordinal 1° del artículo 313 del Código de
Procedimiento Civil, se denuncia la infracción del artículo 12 y ordinal
3° del artículo 243 del mismo texto adjetivo civil, por adolecer el fallo
recurrido del vicio de indeterminación de la controversia.
 
Este vicio se configura cuando el juez incumple con su deber de señalar
en el cuerpo de la decisión, la forma en que quedó planteada la
controversia, mediante el establecimiento de los hechos y la
fundamentación del derecho, exponiendo con sus palabras en que
sentido y como quedó trabada (sic) el asunto sometido a su
consideración.
 
Consta en el libelo de la demanda, que la demandante en
el  petitum  del mismo señaló que demanda a mi poderdante 1)
(omissis) “…a los fines de obtener la unanimidad que
establece la Ley para reformar parcialmente el citado
Documento de Condominio…”  (omissis) y 2) (omissis) “…
para que convenga en la Nulidad parcial de la cláusula
Quinta del referido Documento de Condominio, quedando
redactada dicha cláusula…”  (omissis)
 
El fallo recurrido incumplió con el deber de realizar una síntesis, clara,
precisa y lacónica de los términos en que quedó planteado el asunto a
resolver, por no incluir dentro del thema decidendum, análisis sobre la
acción mero declarativa de (omissis) “…obtener la unanimidad que
establece la Ley para reformar parcialmente el citado Documento
de Condominio…” (omissis), ya que tal y como consta en el punto
“QUINTO” del fallo recurrido, intitulado “DE LAS
CONSIDERACIONES PARA DECIDIR”, el juez estableció los límites
de la controversia a la defensa de fondo, relativa a la falta de interés
jurídico de la parte actora, para que pueda ser considerada y analizada la
procedencia de su pretensión de nulidad, con base en existir una vía
idónea establecida en la Ley de Propiedad Horizontal para efectuar la
modificación del documento de condominio, y que la parte actora alegó
que era falso que no tuviese interés jurídico y actual, puesto que de actas
se desprendía de la cláusula quinta del documento de condominio que
dicha cláusula lesionaba intereses patrimoniales y jurídicos de los
condóminos.
 
De ello emerge afirmar que no formó parte del thema decidendum la
acción mero declarativa de obtener la unanimidad que establece la Ley
para reformar parcialmente el citado Documento de Condominio,
configurándose así el vicio de indeterminación de la controversia,
infracción esa que fue determinante en el dispositivo del fallo, ya que de
haber sido analizada, se habría concluido sobre la inadmisibilidad de la
demandada, por haber sido ineptamente acumulada a la pretensión de
nulidad parcial del documento de condominio, así como acumulada a la
acción mero declarativa de “redacción” de esa reforma parcial del
documento de condominio.
 
Tal y como se explicitó ut supra, se configuró en la recurrida el vicio de
indeterminación de la controversia, por no incluirse dentro del thema
decidendum, el análisis y decisión sobre la procedencia de la acción
mero declarativa relativa a la obtención de la unanimidad para reformar
parcialmente el documento de condominio y así solicito a este máximo
tribunal se aprecie y declare.” (Destacados de lo transcrito).-

 
         La Sala para decidir, observa:

         De la denuncia antes transcrita se desprende, que el formalizante le

imputa a la recurrida la infracción del ordinal 3° del artículo 243 del

Código de Procedimiento Civil, por indeterminación de la controversia,

al considerar que el juez de la recurrida no realizó una síntesis clara,

precisa y lacónica de los términos en que fue planteada la controversia,

al no pronunciarse sobre la acción mero declarativa de obtener la

unanimidad que establece la ley para reformar parcialmente el documento

de condominio, y por no advertir la existencia de una inepta acumulación

de pretensiones.

         Ahora bien, respecto del requisito de orden público establecido en

el ordinal 3° del artículo 243 del Código de Procedimiento Civil, esta

Sala de Casación Civil en sentencia N° 108 del 9 de marzo de 2009,

expediente N° 2008-539, caso: caso: Banco Caroní, C.A., Banco

Universal contra Mohammad Reza Bagherzadeh Khorsandi y otros,

estableció que “…no puede concebirse la declaratoria de nulidad de un

fallo, por haberse infringido el citado ordinal 3° del artículo 243 del

Código de Procedimiento Civil, si la motivación del fallo permite a las

partes conocer las razones que ha tenido el juez para adjudicar los

intereses comprometidos”.

         De modo que la verdadera finalidad del requisito de la

determinación de la controversia, debe estar dirigida fundamentalmente,

a privilegiar y fortalecer el desarrollo de la motivación del fallo.  (Vid.

sentencia N° 184 del 18 de abril de 2013, expediente N° 12-699, caso:

Granja Alconca C.A. contra Corp Banca C.A., Banco Universal).

         En el presente caso, el juez de alzada señaló lo siguiente:


 
“…Determinados los aspectos anteriores, se procede a
descender al conocimiento de fondo del asunto debatido, y
en ese sentido, observa este Tribunal Superior que la
representación judicial del Condominio del Edificio Nuclear,
en su carácter de accionante en la presente causa, expuso en
su escrito libelar que el documento de condominio del
mencionado edificio fue redactado de forma tal que atenta
contra el principio de igualdad establecido
constitucionalmente, puesto que los condóminos están
obligados a cancelar sus cuotas ordinarias y extraordinarias
por los gastos comunes del edificio, en condición de
desigualdad y discriminación con respecto al propietario del
local comercial ubicado en la planta baja del mencionado
inmueble, quien se encuentra exonerado de cancelar las
respectivas cuotas de conformidad con el documento de
condominio, imponiéndole con ello una carga u obligación
económica a los demás propietarios, en razón de que los
gastos comunes no son cancelados proporcionalmente de
acuerdo a la cuota de participación establecida en el referido
documento y con fundamento en dichos aspectos solicitan la
nulidad de la cláusula quinta (5°) del documento de
condominio.
 
En contraposición con los argumentos planteados por la parte
accionante, la sociedad mercantil demandada a través de sus
apoderados judiciales alegó que no era posible obligar a su
representada a convenir en la nulidad de la referida cláusula,
puesto que se trata de un documento de condominio que
cumplió con las formalidades de ley y que fue debidamente
protocolizado, adicionando, que lo que pretende el
accionante es una modificación del documento, cuya vía
idónea es a través del procedimiento establecido en la Ley de
Propiedad Horizontal, y no mediante la presente acción de
nulidad.
 
Es preciso destacar que la propiedad horizontal se trata de
una institución jurídica que hace referencia, al conjunto de
normas que regulan la división y organización de diversos
inmuebles, como resultado de la segregación de un edificio o
de un terreno común, dividiéndose en un condominio que
atribuye al titular de las unidades otorgadas por el proceso
de fraccionamiento un derecho de propiedad absoluto y
exclusivo sobre las mismas, y un derecho de copropiedad
forzada respecto a los bienes de dominio común. Así pues, el
derecho de propiedad horizontal incluye un porcentaje de
propiedad sobre los elementos comunes de todos los
propietarios de pisos en el edificio en cuestión, elementos
estos que se consideran necesarios para el adecuado uso y
disfrute del piso, y la cuota que exista sobre ellos es
completamente inherente a la propiedad del piso, siendo
inseparable de ésta.
 
Ahora bien, dado que el thema decidendum sometido a
consideración de este Jurisdicente Superior está determinado
por la procedencia o no de la pretensión de nulidad parcial
del documento de condominio del Edificio Nuclear,
específicamente de la cláusula quinta (5°) del mencionado
documento, ya que según lo dicho por la parte actora, atenta
contra el derecho constitucional de igualdad de los
condóminos, resulta preciso para este sentenciador
transcribir el contenido de la mencionada cláusula quinta del
documento de condominio del Edificio Nuclear, registrado
ante el Registro Público Segundo Circuito del Municipio
Maracaibo del Estado Zulia, en fecha 1 de junio de 1976,
bajo el N°. 47, protocolo 1°, tomo 10°, que establece lo
siguiente:
 
“Quinta: A los efectos de determinar el porcentaje de
condominio, que le corresponde a cada dependencia,
integrante del Edificio Nuclear, se han establecido los
siguientes valores y precios: Al Local Comercial que ocupa
toda la planta baja y la Mezanina (sic), se le asigna un valor
de Quinientos noventa y cinco mil bolívares (Bs.595.000) y
cada uno de los diez apartamentos ya descritos, se le asigna
un valor de Ciento ochenta mil bolívares (Bs.180.000), a los
mismos efectos y tomando en consideración el valor que se
ha dejado establecido a cada uno de los Apartamentos, se le
asigna a cada uno de ellos, un diez por ciento de porcentaje
sobre los gastos comunes del Edificio. Se quiere dejar
sentado en esta Cláusula que si bien el Local Comercial que
ocupa la Planta Baja del Edificio y la Planta Mezanina (sic)
forman parte integrante del Edificio, no se les adjudica
porcentaje en lo que respecta a los gastos comunes, ya que es
completamente separado de las áreas que requieren
instalaciones comunes como son el ascensor, limpieza e
iluminación de las escaleras y pasillos de entrada, limpieza
de las áreas del estacionamiento comunes a los propietarios,
etc. Es decir que el Local o el propietario del Local
Comercial y la Mezanine (sic), no está obligado a contribuir
con los gastos que se ocasione con respecto al
mantenimiento de las áreas comunes del Edificio porque no
son compartidos por él, pero si está obligado a la limpieza y
aseo de las áreas de estacionamiento que le corresponde o
sea, los ubicados al frente de la ubicación (sic) y al costado
Este del Edificio, ya que por un lado tiene una puerta de
carga y descarga que será utilizada para ese fin. Con
respecto a los porcentajes de Condominio que le
corresponden en propiedad a los diversos propietarios sobre
las cosas comunes, se establecen los siguientes porcentajes
sobre el área vendible del Edificio: Al Local Comercial y la
Mezanine (sic), veinticuatro unidades con ochocientos
cuarenta y tres milésimas por ciento (24,843%) y a cada uno
de los Apartamentos numerados del 1-A al 5-B, siete
unidades con quinientos quince milésimas por ciento
(7,515%).”
 
De la lectura de la referida cláusula observa esta
Superioridad que efectivamente fue excluido del pago de los
gastos comunes al propietario del local comercial y la
mezzanina, expresándose en ese misma cláusula que se
encontraba separado de las áreas comunes del Edificio y de
aquellas que requieren reparación y mantenimiento, tales
como el estacionamiento, ascensor, escaleras y pasillos
internos. De igual forma, se desprende de dicha cláusula que
fue establecido un valor conforme al cual se determinó el
porcentaje de condominio que le corresponden en propiedad
a los diversos propietarios, acordándose un monto mayor
para el local comercial sobre cada uno de los apartamentos.
 
En efecto, resulta importante destacar que el documento de
condominio al encontrarse protocolizado ante el funcionario
público competente, cumpliendo con las formalidades
correspondientes, representa así como lo señala la apoderada
judicial de la demandada, un instrumento público cuyos
efectos son de carácter erga omnes. Es igualmente cierto, tal
como lo indica la misma parte, que el documento de
condominio sólo puede ser modificado a través del
procedimiento establecido en la Ley de Propiedad
Horizontal, requiriendo la unanimidad de los condóminos y
siguiendo con los mismos trámites y requerimientos para el
registro del documento de condominio modificado. No
obstante ello, dada la naturaleza y fundamentos de la
pretensión incoada por la parte actora, en virtud de
denunciar la violación de un derecho constitucional, este
Tribunal debe analizar con especial atención el contenido de
la mencionada cláusula para así poder determinar la
procedencia o no de la demanda incoada.
 
No cabe duda, que el derecho a la igualdad está contenido
como uno de los principios fundamentales de la
Constitución, estableciendo en su artículo 21 que “todas las
personas son iguales ante la ley” y bajo esta premisa se
encuentra dirigida la totalidad del conjunto de derechos
humanos, así como también deben estar impregnadas las
actuaciones judiciales, los actos administrativos e incluso las
actuaciones contractuales, todo ello dentro del límite de la
legalidad, como principio garante contemplado en la
Constitución.
 
Dentro de este orden de ideas, en la esfera de los
particulares dentro del ámbito contractual, es preciso que sus
actos, negocios, pactos y acuerdos si bien están delimitados
por el principio de la autonomía de la voluntad de las partes,
en ningún caso pueden efectuarse al margen del orden legal y
constitucional, respetándose por tanto el orden público,
entendido este como una noción que cristaliza todas aquellas
normas de interés público que exigen observancia
incondicional, y que no son derogables por disposición
privada. En ese sentido, nada que pueda hacer o dejar de
hacer un particular y aun una autoridad, puede tener la virtud
de subsanar o de convalidar la contravención que menoscabe
aquel interés, lo que equivaldría a dejar en manos de los
particulares o autoridades, la ejecución de voluntades de Ley
que demandan perentorio acatamiento.
 
Así pues, tomando base en los argumentos antes expuestos, y
de una revisión de la normativa especial en la materia de
propiedad horizontal, se destaca en su artículo 26, las
formalidades que deben cumplirse antes de enajenar los
apartamentos o locales de un inmueble, para lo cual, se
establece que el propietario del inmueble debe declarar
mediante documento protocolizado su voluntad de destinarlo
para ser enajenado por apartamentos o locales, y además se
determina el contenido del referido documento de
condominio, y los trámites que se deben llevar a cabo para
su protocolización. De igual forma, se encuentra establecido
en el Parágrafo Primero de la mencionada disposición lo
siguiente;
 
“PARÁGRAFO ÚNICO: Al destinarse un inmueble para ser
enajenado por apartamento, no podrá excluirse del mismo
ninguna porción del terreno que sirvió de base para la
obtención del permiso de construcción ni ninguna de las
anexidades o pertenencias del inmueble. Cualquier exclusión
expresa o tácita que se hiciera en el Documento de
Condominio, no se considerará válida.”
 
Con ello, resulta evidente que el legislador en la Ley de
Propiedad Horizontal estableció como prohibición la
exclusión de alguna porción del terreno, anexidades o
pertenencia del inmueble que sirvieron de base para la
obtención de los permisos de construcción, y a su vez, fijó
como consecuencia de dicho incumplimiento, que en caso de
algún tipo exclusión expresa o tácita que se efectuara en el
documento de condominio la misma no se consideraría
válida.
 
Ahora bien, de la lectura y análisis de la cláusula quinta del
documento de condominio se aprecia con claridad, que
expresamente se excluye al local comercial que ocupa la
planta baja del edificio y a la mezzanina, de la aplicación del
porcentaje para los gastos comunes, fundamentado en que
estas localidades se encuentran completamente separadas de
las áreas que requieren obligaciones comunes. Lo que a su
vez, constituye una contradicción respecto a lo manifestado
en la misma cláusula, que menciona que dichas dependencias
forman parte del inmueble, fijándole un porcentaje de
condominio que le corresponden a los propietarios sobre las
cosas comunes, estableciendo que para el local comercial y
la mezzanina es de veinticuatro unidades con ochocientos
cuarenta y tres milésimas por ciento (24,843%), mientras que
para los apartamentos es de siete unidades con quinientos
quince milésimas por ciento (7,515%), lo cual demuestra que
las mencionadas dependencias son parte del Edificio
Nuclear.
 
Adicionado a ello, el hecho que se trate de la planta baja de
dicha edificación y la planta mezzanina, aunado a que de la
inspección judicial efectuada en la litis se observó que
efectivamente sus paredes, techos y puertas de acceso, esto
último en el caso de la mezzanina, coincidan con áreas
comunes del edificio, crea la convicción en este Juzgador
que no existe razón alguna para excluirlo de los gastos
comunes, más aún porque los derechos de los propietarios
sobre las cosas comunes, son inherentes a la titularidad que
ostentan sobre el respectivo local o apartamento, mensurado
conforme a la cuota de participación (porcentaje) que
determine el documento de condominio. Correlativamente,
nacen deberes en los mismos propietarios en razón de las
cosas comunes, como lo es el deber de aportar las
contribuciones relativas a los gastos comunes, cuantificables
conforme al porcentaje o cuota de participación asignado a
cada apartamento o local.
 
Como resultado de estas apreciaciones, concluye el
suscriptor de este fallo, que la cláusula quinta del documento
de condominio del edificio Nuclear se encuentra en flagrante
contravención con lo dispuesto en el parágrafo primero del
artículo 26 de la Ley de Propiedad Horizontal, al establecer
una exclusión del pago de los gastos comunes a dos
dependencias que forman parte integrante del inmueble, ya
que contrariamente a lo expresado en dicha cláusula, no se
encuentran separados de las áreas que requieren
mantenimiento común, y en ese sentido, dado que lesiona
una norma prohibitiva de la ley destinada a proteger los
intereses del orden público y de las buenas costumbres, se
encuentra afectada de NULIDAD parcial, considerándose por
tanto inexistente o no válida la siguiente expresión:
 
“Se quiere dejar sentado en esta Cláusula que si bien el
Local Comercial que ocupa la Planta Baja del Edificio y la
Planta Mezanina, forman parte integrante del Edificio, no se
les adjudica porcentaje en los que respecta a los gastos
comunes, ya que es completamente separado de las áreas que
requieren instalaciones comunes como son el ascensor,
limpieza e iluminación de las escaleras y pasillos de entrada,
limpieza de las áreas de estacionamiento comunes a los
propietarios, etc. Es decir que el Local o el propietario del
Local Comercial y la Mezanina, no está obligado a contribuir
en los gastos que se ocasione con respecto al mantenimiento
de las áreas comunes del Edificio por que no son
compartidos por él, pero si está obligado a la limpieza y aseo
de las áreas de estacionamiento que le corresponde, o sea los
ubicados al frente de la ubicación y al costado Este del
Edificio, ya que por ese lado tiene una puerta de carga y
descarga que será utilizada para ese fin.”
 
De este modo, luego del análisis efectuado por esta
Superioridad, y de la nulidad parcial de la cláusula quinta
del documento de condominio del Edificio Nuclear,
declarada previamente, este Juzgador debe forzosamente
declarar CON LUGAR la demanda de Nulidad interpuesta,
tomando base en los fundamentos expuestos en este fallo, en
apego al principio iura novit curia y a la protección de la
tutela judicial efectiva que reviste la actuación de este
órgano jurisdiccional, en garantía del resguardo del orden
público y de las normas legales establecidas en la materia
especial. Y ASÍ SE DETERMINA.
 
En consecuencia, dada que la nulidad declarada fue parcial,
debe este Jurisdicente Superior establecer que la cláusula
quinta del documento de condominio del Edificio Nuclear,
rezará de la siguiente manera:
 
“Quinta: A los efectos de determinar el porcentaje de
condominio que le corresponde a cada dependencia,
integrante del Edificio Nuclear, se han establecido los
siguientes valores y precio: Al Local Comercial que ocupa
toda la planta baja y la Mezanina, se le asigna un valor de
Quinientos noventa y cinco mil bolívares (Bs.595.000) y
cada uno de los diez Apartamentos ya descritos, se les asigna
un valor de Ciento ochenta mil bolívares (Bs.180.000), a los
mismos efectos, y tomando en consideración, el valor que se
ha dejado establecido a cada uno de los Apartamentos, se le
asigna a cada uno de ellos, un diez por ciento de porcentaje
sobre los gastos comunes del Edificio. Con respecto a los
porcentajes de Condominio que le corresponden en propiedad
a los diversos propietarios sobre las cosas comunes, se
establecen los siguientes porcentajes sobre el área vendible
del Edificio: Al Local Comercial y la Mezanina, veinticuatro
unidades con ochocientos cuarenta y tres milésimas por
ciento (24,842%) y a cada uno de los Apartamentos
numerados del 1-A al 5-B, siete unidades con quinientos
quince milésimas (7,515%).”

         De la transcripción parcial de la decisión recurrida, esta Sala

observa que el sentenciador de alzada, contrario a lo señalado por la

formalizante, sí realizó su labor intelectual de determinar en su sentencia

los límites en que quedó planteada la controversia, no cometiendo el

vicio conocido como indeterminación de la controversia, dado que con

sus propias palabras hizo un resumen de lo alegado por ambas partes y

delimitó el thema decidendum  que le fue sometido a su conocimiento, lo

que evidencia su cabal comprensión, por lo tanto, a juicio de esta Sala, al

estar evidenciado el cumplimiento de la finalidad de la norma

denunciada, resulta improcedente la presente delación por la supuesta

infracción del ordinal 3° del artículo 243 del Código de Procedimiento

Civil. Así se decide.-  (Cfr. Fallo N° RC-319, del 12 de junio de 2013,

expediente N° 2012-778).

         De igual forma cabe señalar, con respecto al alegato de la

existencia de una inepta acumulación de pretensiones en el libelo de la

demanda, que dicho aspecto ya fue resuelto en este fallo, en la dos

primeras denuncias por vicio de actividad, señalándose que no existe tal

inepta acumulación de pretensiones y que el juez motivó su decisión

conforme a lo alegado y probado en autos.

QUAESTIO IURIS

-I-

Con fundamento en el ordinal 2° del artículo 313 del Código de

Procedimiento Civil, se denuncia la infracción por la recurrida de los


artículos 78 y 341 del Código de Procedimiento Civil, y artículos 49 y 26

de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, todos por

falta de aplicación.

Expresa la formalizante:
 
“...CAPITULO III (sic)
INFRACCIÓN DE LEY
PRIMERA DENUNCIA ERROR DE JUZGAMIENTO POR
FALTA DE APLICACIÓN DE NORMA
 
Al amparo de lo normado en el ordinal 2° del artículo 313
del Código de Procedimiento Civil, se denuncia la infracción
de los artículos 78 y 341 del mismo texto adjetivo civil, y
los artículos 49 y 26 de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela, por su falta de aplicación.
 
Tal y como in extenso se ha referido en este recurso, la parte
actora en su libelo acumuló ineptamente dos pretensiones
principales, sin que una sea subsidiaria de la otra, lo cual se
evidencia de su dicho vertido en el petitorio al demandar 1)
“…a los fines de obtener la unanimidad que establece la
Ley para reformar parcialmente el citado Documento de
Condominio…” (omissis) y 2) (omissis) “…para que
convenga en la Nulidad parcial de la cláusula Quinta del
referido Documento de Condominio, quedando redactada
dicha cláusula…”
 
Esta inepta acumulación de pretensiones no fue advertida ni
por el juez de la recurrida, ni por la juzgadora de la primera
instancia, al momento de la admisión de la demanda (…) lo
cual se corrobora aún más, por el hecho relativo a que ambos
operadores de justicia consideraron a los fines de sus
decisiones, que la acción incoada lo era solo por nulidad
parcial de documento de condominio,  quedando en un limbo
jurídico el pronunciamiento atinente a la   acción mero
declarativa   de demandar   para obtener la unanimidad que
establece la ley para reformar parcialmente el citado
documento de condominio, en contravención a la garantía
al debido proceso y la seguridad jurídica.
 
En efecto, tal y como está dispuesto en el artículo 78 del
Código de Procedimiento Civil, solo es posible acumular en
un libelo dos o más pretensiones principales, cuando su
acumulación es para que sean resueltas una como subsidiaria
de la otra. Por ello, el artículo 341 ejusdem, (sic) ordena
inadmitir una demanda cuando sea contraria al orden
público, a las buenas costumbres o a   alguna disposición
expresa de la ley.
(…omissis…)
Una cosa es decretar la nulidad parcial del documento de
condominio y otra es reformar ese documento a través de una
sentencia sin previa asamblea de condóminos en la cual
unánimemente se acuerde esa reforma.”  (Destacados de lo
transcrito).-

         Para decidir, la Sala observa:

         La formalizante le imputa a la recurrida, la infracción de los

artículos 78 y 341 del Código de Procedimiento Civil, y artículos 49 y 26

de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, todos por

falta de aplicación, al considerar que existe una inepta acumulación de

pretensiones en este caso, ya que en el libelo de la demanda se acumuló

una acción mero declarativa con una acción de nulidad parcial de

documento de condominio.

         Al respecto cabe señalar, que dicho aspecto ya fue resuelto en este

fallo, en la primera y segunda denuncia por vicio de actividad formulada,

al constituir materia de orden público la inepta acumulación de

pretensiones, y se declaró la inexistencia de tal vicio, lo que determina la

improcedencia de esta delación por supuesta falta de aplicación.

         Ahora bien, en otro sentido y no menos importante, esta Sala

observa, que la formalizante pretende mediante una denuncia por

infracción de ley, delatar la infracción de normas procesales, lo cual es

evidentemente improcedente conforme a la doctrina de esta Sala, por lo

que, como ya se ha señalado en este fallo, el denunciante debió dirigir su

delación al quebrantamiento de formas sustanciales del proceso, que

degeneró en indefensión de la parte que representa, explicando los

motivos por los cuales, a su manera de entender, la demanda era


inadmisible por inepta acumulación de pretensiones. Cuestión que no

hizo, encuadrándola erróneamente en un recurso por infracción de ley, lo

que evidencia una clara omisión a las reglas que caracterizan una

correcta formalización, carga esta que por corresponderle exclusivamente

al formalizante en este tipo de denuncias, no puede ser asumida por la

Sala.

Lo antes expuesto se deriva del hecho, de que en las denuncias por


infracción de ley, sustentadas en el ordinal segundo (2°) del artículo 313
del Código de Procedimiento Civil, como la falta de aplicación de
normas, la Sala se encuentra imposibilitada de descender al estudio de
las actas del expediente, y sólo de forma excepcional, puede hacerlo en
aplicación del artículo 320 del Código de Procedimiento Civil, cuando se
alegue infracción de norma jurídica expresa que regule el
establecimiento o apreciación de los hechos o de las pruebas, o cuando la
parte dispositiva del fallo sea consecuencia de una suposición falsa, o
por la violación de una máxima de experiencia, o la aplicación de una
norma legal no vigente, al ser un Tribunal de Derecho, pues esta
Suprema Jurisdicción Civil tiene el encargo por ley de vigilar y corregir
la recta aplicación del derecho y mantener la uniformidad de la
jurisprudencia, dado que la Sala, en el examen que haga de la sentencia,
en aplicación del artículo 320 ya señalado , no se extenderá al fondo de la
controversia, ni al establecimiento ni apreciación de los hechos que
hayan efectuado los tribunales de instancia, y en tal virtud, determinar si
los jueces de instancia cumplieron en el desarrollo de su función
sentenciadora con todos los preceptos legales al efecto; lo cual no ocurre
en las denuncias por vicios de actividad, en las cuales, la Sala por la
infracción de las garantías constitucionales del debido proceso y derecho
a la defensa previstas en los artículos 12 y 15 del Código de
Procedimiento Civil, sí se encuentra habilitada para descender al estudio
de las actas del expediente y así poder revisar el  iter procesal. Así se
declara.

Por todo lo antes expuesto, esta denuncia por infracción de ley es


improcedente, dado que la infracción de la norma procesal podría
configurar un supuesto del recurso de casación por quebrantamiento de
formas, si se refiere al iter procedimental o un aspecto del mismo, o bien
a la estructura formal de la sentencia, y sólo podría constituir el
fundamento propio de una denuncia por infracción de ley,  si la norma
procesal fue infringida por el juez al resolver la controversia , lo cual
es de imposible ocurrencia en este caso, al haberse delatado la falta de
aplicación de la norma, lo que determina obviamente que no fue
utilizada por el juez de alzada para resolver sobre el fondo de la
controversia.  (Cfr. Fallos N°. RC-28, de fecha 15 de febrero de 2012,
expediente N° 2012-390, caso: El Mesón de la Carne en Vara, contra
Inversiones Santomera C.A. y N° RC-589, del 8 de octubre de 2013,
expediente N° 2013-224, caso: Antonio Nagen Abraham contra Ibelice
Garcia Piñero y otro,   ambos con ponencia del mismo Magistrado que
con tal carácter suscribe la presente sentencia ). Así se decide.-

         En cuanto a la infracción de normas constitucionales alegada, esta

Sala observa, que se fundamenta en una supuesta violación de los

artículos 49 y 26 de la Constitución de la República Bolivariana de

Venezuela,  “por falta de aplicación”,  fundamentada en que existe una

inepta acumulación de pretensiones, la cual, como ya fue analizado en

este fallo, no se verifica en este caso, por lo cual, no se observa la

infracción de las garantías constitucionales referentes al debido proceso

y tutela judicial efectiva. Así se declara.

         En consideración a todo lo antes expuesta, esta denuncia es

improcedente. Así se decide.-

-II-

Con fundamento en el ordinal 2° del artículo 313 del Código de

Procedimiento Civil, se denuncia la infracción por la recurrida de los

artículos 1346 y 1351 del Código Civil, por falta de aplicación.


 

Señala la formalizante:
 
“...SEGUNDA DENUNCIA. ERROR
DE JUZGAMIENTO
POR FALTA DE APLICACIÓN DE NORMA
 
Al amparo de lo normado en el ordinal 2° del artículo 313
del Código de Procedimiento Civil, se denuncia la infracción
de los artículos 1346 y 1351 del Código Civil por su falta de
aplicación.
 
El documento de condominio  objeto de la acción de
nulidad,  fue protocolizado  (…) en fecha primero de junio
de mil novecientos setenta y seis (01.06.1976)  (sic)
(…). La demanda fue admitida en fecha 15 de diciembre
de 2009.
 
Al realizar un simple cálculo relativo al tiempo discurrido
desde la protocolización del documento de condominio, hasta
la fecha en que fue admitida esta demanda, se evidencia
que transcurrieron entre ambas fechas más de veintitrés (23)
años.  Y ello aunado a que los condóminos al momento en que
adquirieron sus respectivas propiedades en ese condominio,
declararan expresamente conocer el documento de
condominio, lleva a la convicción sin lugar a equívocos, que
su inacción en el tiempo a los fines de la pretendida nulidad
caducó por efecto del transcurso del tiempo.
 
Por otra parte, y a los mismos fines de esta denuncia, resulta
pertinente destacar que, tratándose que el documento de
condominio y su normativa solo atañe a los condóminos, sus
regulaciones no son materia de orden público, sino de
derecho privado, y por ello, si alguna de sus normativas
internas contravienen la ley especial que lo regula, la acción
de nulidad ha debido ser ejercida in tempore para su
procedencia, esto es, dentro del lapso fatal de cinco (5) años,
tal y como está reglado en el artículo 1346 del Código Civil,
so pena de considerarse la caducidad para el ejercicio de la
acción, la cual si es atinente al orden público y por ello,
declarable incluso de oficio por el operador de justicia.
 
Del mismo modo, dado que las disposiciones del documento
de condominio objeto de la acción de nulidad, s ejecutaron
voluntariamente en los términos allí fijados por los
condóminos, durante todo el tiempo de su vigencia, ello
implicó renuncia a los medios y a las excepciones que podían
oponerse a ese documento de condominio, porque
conociendo el documento de condominio, de antigua data,
cada uno de los condóminos ejecutó voluntariamente su
obligación en el transcurso del tiempo, tal y como está
dispuesto en el artículo 1351 del Código Civil.
 
En derivación, erró el juez de la recurrida por inaplicación
de las normas contenidas en los artículos 1346 y 1351 del
Código Civil, en orden a que el ejercicio de la acción de
nulidad había caducado por el transcurso de más de 23 años
desde la protocolización del documento de condominio y los
condóminos convalidaron la cláusula que hoy pretenden
anular, por virtud de haber ejecutado voluntariamente las
obligaciones allí contenidas en la forma y modo allí también
establecida, lo cual implicó renuncia a los medios y
excepciones que pudieron haber opuesto, y así solicito se
aprecie y declare.” (Destacado de lo transcrito).-

         La Sala para decidir, observa:

         De la denuncia antes transcrita se desprende, la imputación de

infracción de los artículos 1346 y 1351 del Código Civil, por falta de

aplicación, al considerar la formalizante demandada que se verificó la

caducidad de la acción de 5 años, para intentar la nulidad del documento

de condominio y en consecuencia no puede ser modificado.

         Al respecto, esta Sala observa que la caducidad de la acción

constituye materia de orden público, y el juez está facultado para

declararla de oficio en cualquier estado y grado de la causa cuando


verifique su existencia, al estar indefectiblemente ligada a la acción y no

a la cuestión de fondo que se debate, dado que extingue la acción, y si

ésta se ha perdido no podrá sentenciarse el fondo, sin importar en qué

estado procesal, o en cual momento del juicio se extinguió la acción. Por

consiguiente cada vez que el juez constata que la acción se extinguió, de

oficio debe declarar tal situación, ya que el derecho a movilizar a la

administración de justicia, en una causa particular, se ha perdido, al no

poder existir fallo de fondo, y la extinción de la acción es independiente

de los alegatos que se susciten con motivo de la contestación de la

demanda, o de los informes.


         Todo lo antes señalado encuentra soporte constitucional, en los

artículos 2°, 26, 49 y 257 de nuestra carta magna, al establecer un Estado

Democrático y Social de Derecho y de Justicia, que propugna como

valores superiores de su ordenamiento jurídico y de su actuación, la vida,

la libertad, la justicia, la igualdad, la solidaridad, la democracia, la

responsabilidad social y en general, la preeminencia de los derechos

humanos, la ética y el pluralismo político; el derecho de igualdad para

acceder a la justicia, a la tutela de los derechos, a la justicia imparcial,

equitativa, sin formalismos o reposiciones inútiles; así como el debido

proceso y el derecho a la defensa; y un proceso como el instrumento

fundamental para la realización de la justicia.

         Así mismo, la caducidad de la acción puede ser declarada,

inclusive por primera vez en casación, bajo el principio  Iura Novit

Curia, que la doctrina y jurisprudencia de esta Sala ha establecido de la

siguiente forma:
 
“...Considera la Sala que está en presencia del principio IURA NOVIT
CURIA, del cual esta Corte ha dicho:
 
“...Conforme al principio admitido IURA NOVIT CURIA, los jueces
pueden, si no suplir hechos no alegados por éstos, si elaborar argumentos
de derecho para fundamentar su decisión, pues a ello se contrae su deber
jurisdiccional. Aplicar el derecho alegado o no por las partes, a los
hechos que sí lo deben ser siempre por éstas”.
 
“...Ahora bien, según la enseñanza derivada del magisterio del insigne
Piero Calamandrei, “el principio ‘IURA NOVIT CURIA’, en virtud del
cual el Juez, en la aplicación del derecho al hecho, está desvinculado de
la iniciativa de las partes, desaparece en este juicio de casación, en el cual
la Corte no es libre para plantearse de oficio todas las cuestiones de
derecho que pudiera plantearse en relación con la parte dispositiva de la
sentencia denunciada, sino que tiene que mantenerse rígidamente (sin la
libertad de indagaciones que tiene el reichsgerischdt alemán con
su revisionspraxis) dentro de los limites de aquella única cuestión en la
cual el recurrente ha indicado la sede específica del denunciado error
iuris”. (Casación Civil; Ejea, Buenos Aires, 1959, pp. 56 y 57).
 
(Sentencia del 30 de abril de 1969, G.F. Nº 64, Pág. 470, reiterada en
decisión de fecha 9 de octubre de 1996, en el juicio de Maritza Denis
Lugo contra el Banco de Venezuela C.A., expediente Nº 94-795,
sentencia Nº 331, ratificada en fallo de fecha 12 de agosto de 1998, en el
juicio de José Daniel Mijoba en contra de Hatel Jesús Mijoba Juárez.,
expediente Nº 97-338, sentencia Nº 686, y reiterada en fallo N° RC-307
del 3 de junio de 2009, expediente N° 2008-487, este último con
ponencia del mismo Magistrado que con tal carácter suscribe el
presente fallo).

         De igual forma, esta Sala en su decisión N° RC-471 del 18 de

octubre de 2011, expediente N° 2011-259, caso: Julio Germán

Betancourt, contra Virginia Portilla y otras, haciendo referencia a la

doctrina de esta Sala fijada en decisión N°138, del 11 de mayo de 2000,

estableció en torno a la caducidad de la acción lo siguiente:


 
A mayor abundamiento, estima la Sala oportuno dejar
consignado en la presente decisión que, la Sala
Constitucional de este Tribunal Supremo de Justicia, ha
establecido entre otras, en sentencia Nº. 208 de fecha
28/2/08, expediente Nº 07-1649 en el amparo ejercido por la
sociedad mercantil Alpha Master Exterior C.A., que:
 
“…La doctrina define la caducidad como “la cesación del
derecho a entablar una acción en virtud de no haberlos
ejercitado dentro de los lapsos que la Ley prevé para ello”.
 
En opinión del autor Humberto Cuenca, ‘ ...Caducidad en el
derecho sustancial, es la pérdida irreparable de un derecho
por el solo transcurso del plazo otorgado por la ley para
hacerlo valer. La caducidad sustancial funciona en nuestro
derecho como una presunción legal iuris et de
iure…”.  (“Derecho Procesal Civil”, tomo I, UCV, Ediciones
de la Biblioteca, Caracas, 2000).
 
Sobre este particular, la Sala en sentencia núm. 364 dictada
el 31 de marzo de 2005, (caso:  Hotel, Bar, Restaurant, La
Toja, C.A. ), enseña: “(…) Este lapso de caducidad creado
por el legislador tiene como función primordial el
mantenimiento de la paz social, y resulta ser un presupuesto
de validez para el ejercicio de la acción. En este sentido,
señala el procesalista Enrique Véscovi:
 
‘(…) si se ha producido la caducidad de la acción, no
podrá constituirse la relación válida. Luego, si estamos
ante un plazo de caducidad y éste ha vencido,
irremisiblemente faltará el presupuesto procesal y el juez
podrá decidirlo, aunque la otra parte no lo oponga’ . (Ver.
Enrique Véscovi: Teoría General del Proceso. Editorial
Temis Librería. Bogotá-Colombia 1984, Pág. 95).(…)….”
(Destacado de la Sala).
 
Igualmente en decisión Nº 366, del 7/3/08, en el expediente
Nº 07-1689, en la revisión de la sentencia dictada, el 23 de
mayo de 2007, por el Juzgado Superior Civil, Mercantil,
Bancario, del Tránsito y con Competencia Transitoria en
Protección del Niño y del Adolescente del Primer Circuito de
la Circunscripción Judicial del Estado Portuguesa solicitada
por Carlos Alfonso Aguiar Tello, la Sala Constitucional de
este Tribunal Supremo de Justicia, se estableció:
 
“…En efecto, el abogado solicitante señala que el
mencionado Tribunal Superior estimó que existía caducidad
de la acción derivada de un cobro del cheque, sin que se
constatara, a su juicio, que en la legislación correspondiente
a la materia mercantil existiese alguna norma jurídica que
permitiera esa declaratoria. Además, adujo que el Tribunal el
Juzgado Superior Civil, Mercantil, Bancario, del Tránsito y
con Competencia Transitoria en Protección del Niño y del
Adolescente del Primer Circuito de la Circunscripción
Judicial del Estado Portuguesa declaró la caducidad de la
acción mercantil y, en consecuencia, la inadmisibilidad de la
demanda que propuso, invocando un orden público que,
doctrinalmente, no se ajustaba a derecho, toda vez que la
caducidad de la acción sólo perseguía un interés particular.
 
Ahora bien, del estudio pormenorizado de los autos que
conforman el expediente, se observa que el solicitante de
este medio judicial extraordinario pretende que esta Sala
revise nuevamente el fondo del asunto debatido como si se
tratara de una tercera instancia, en razón de que el
solicitante a pesar de haber agotado la doble instancia a que
tenía derecho constitucionalmente, pretende utilizar esta vía
judicial como un mecanismo para obtener una decisión
favorable a su pretensión.
 
Así pues, reitera esta Sala su criterio en cuanto a que  “la
revisión no constituye una tercera instancia, ni un recurso
ordinario que opere como un medio de defensa ante la
configuración de pretendidas violaciones por supuestos
errores de juzgamiento del juez de mérito, sino una potestad
extraordinaria y excepcional de esta Sala Constitucional,
cuya finalidad es el mantenimiento de la homogeneidad de
los criterios constitucionales, en resguardo de la garantía
de la supremacía y efectividad de las normas y principios
constitucionales, lo cual reafirma la seguridad
jurídica”. (Vid. sentencia N° 430 del 1 de marzo de 2006,
caso: Fiscal Quincuagésimo del Ministerio Público).
 
Además, es de destacar que la doctrina de la Sala de
Casación Civil establece que la figura de la caducidad en los
procedimientos contemplados en el Código de Procedimiento
Civil es de orden público. En efecto, en sentencia N°
138/2000, de la Sala de Casación Civil de este alto Tribunal
se asentó la siguiente jurisprudencia, que esta Sala comparte:
 
“A este respecto, la Sala observa que el artículo 341 del
Código de Procedimiento Civil dispone tres supuestos
genéricos de inadmisibilidad, aplicables a todo tipo de
demanda pero que, además de ellos y, según sea el proceso
incoado, existen otros de tipo específico que también deben
ser verificados por el juez, por ejemplo, en el caso de vía
ejecutiva que también se ventila por los trámites del proceso
ordinario, la existencia del documento que pruebe clara y
ciertamente la obligación del demandado de pagar alguna
cantidad líquida con plazo vencido.
 
Esta circunstancia cobra particular interés en los casos de
invalidación, toda vez que, por cuanto las pretensiones de la
actora son las de enervar la autoridad de la cosa juzgada,
la ley persigue limitar al máximo las posibilidades de que
ello suceda.
 
Por otra parte, sostener que la caducidad es solamente un
supuesto de improcedencia, en caso de ser alegada y
probada, significa desconocer su naturaleza de orden
público que no puede ser ignorada ni evitada por las partes
después de consumada, y conduce, además, a admitir la
posibilidad de un juicio inútil, toda vez que si el juez
observa prima facie que se ha producido una caducidad y,
sin embargo, ello no lo autoriza para negar la admisibilidad
de la demanda sino que debe esperar el decurso del juicio
para declarar sin lugar la demanda, es tanto como admitir
la posibilidad de la existencia de un juicio estéril,
totalmente contrario a las buenas costumbres e incluso a la
ley, desde luego que la caducidad es una cuestión previa que
impide dar entrada al juicio a tenor de lo dispuesto en los
artículos 346, ordinal 10° y 356 del Código de
Procedimiento Civil ”  (Subrayado de esta Sala).
 
Así pues, al ser de orden público la caducidad según la
doctrina asentada por la Sala de Casación Civil de este Alto
Tribunal, el Juzgado Superior en lo Civil, Mercantil,
Bancario, del Tránsito y con Competencia Transitoria en
Protección del Niño y del Adolescente del Primer Circuito de
la Circunscripción Judicial del Estado Portuguesa debía
declarar inadmisible la demanda por cobro de bolívares que
incoó el solicitante contra el ciudadano Darío Rodríguez
Mapo, al constatar la caducidad para su interposición, pues
tenía la obligación de evitar que transcurriera un proceso en
el cual el resultado era, irremediablemente, la declaratoria
sin lugar de la demanda.
 
Con base a la jurisprudencia invocada y a las
consideraciones expuestas, resulta palmario establecer que
en el sub judice  el juez de alzada, al declarar de oficio la
caducidad legal de la acción, no incurrió en ultrapetita, pues,
bien estaba facultado para resolverlo de oficio por cuanto se
trata de un asunto que interesa al orden público, lo que
conlleva a declarar improcedente la denuncia. Así se
decide.”

         Ahora bien, alega la formalizante demandada, que el lapso

establecido en el artículo 1346 del Código Civil, es de caducidad de la

acción, pero la doctrina de esta Sala ha señalado, que se corresponde con

un lapso de prescripción y no de caducidad. Así se ve reflejado, entre

otras, en su decisión N° 232, de fecha 30 de abril de 2002, expediente N°

2000-961, caso: Melvis Marlene Baptista Acosta y Mileyda Violeta

Baptista Acosta, contra Mirtha Josefina Olivares Lugo,  al señalar que el

artículo 1346 del Código Civil, contiene una prescripción quinquenal

para las acciones de nulidad y no una caducidad , haciendo referencia a

sentencias de esta Sala de fechas 16 de julio de 1965, 7 de diciembre de

1967, 14 de agosto de 1975 y 23 de julio de 1987, cuando expresamente

declaró lo siguiente:
 
“...Ahora bien, ciertamente como lo señala el Juzgador, tanto la
prescripción como la caducidad implican la consolidación o extinción de
una posibilidad jurídica debida al transcurso del tiempo; y concretamente
en el caso de la prescripción extintiva, no se hace siempre sencillo
distinguir, en los supuestos en que la ley establece un plazo para
determinada actuación, si dicho término ha de ser reputado de
prescripción extintiva o de caducidad. El interés de la distinción, es con
todo, real, por cuanto en el supuesto de la prescripción extintiva, fenece
la acción para reclamar un derecho aunque no el derecho mismo –ya que
la obligación correlativa, antes de extinguirse, pasa a adquirir los
caracteres de la obligación natural- en tanto que la caducidad, establecida
siempre ésta, cuando es legal, por razones de orden público, ninguna
posibilidad queda ya a las partes de obtener un cumplimiento. En materia
de caducidad, cesan tanto la acción como el eventual derecho a cuya
protección se refiere la misma.
 
Existen varios criterios para determinar, ante un plazo extintivo fijado
por la ley, si el mismo puede reputarse de prescripción o de caducidad.
En primer lugar, evidentemente, habrá que aceptar la propia calificación
que le dé el legislador en la manera de expresar la norma, y así, son
indiscutiblemente prescripciones los lapsos que están calificados como
tales en el propio texto legal, o incluidos dentro de los capítulos de una
ley que se refiere específicamente a la prescripción de las acciones
correspondientes. Cuando falta dicha calificación expresa, de todos
modos es preciso indagar si el legislador no expresó su voluntad de algún
otro modo, por ejemplo, señalando la posibilidad de que la actuación del
interesado interrumpiera el plazo –lo cual sucede sólo en materia de
prescripción- o supeditado el inicio del lapso al momento en el cual se
tuviera la capacidad de ejercicio necesaria para accionar, como ocurre en
el presente caso. El interés protegido también ha de tomarse en cuenta
para la determinación del lapso, por cuanto indiscutiblemente el mismo
sería de caducidad, cuando estuvieran involucradas situaciones de orden
público.
 
En el caso de autos, el propio artículo 1.346, al establecer la duración
para pedir la acción de nulidad de una convención, se refiere, en primer
lugar, al ejercicio de la acción y no al derecho correspondiente; luego,
prevé la suspensión del lapso cuando el titular es un entredicho o
inhabilitado y supedita el inicio del cómputo, en caso de menores, al
momento en que alcance la mayoridad; de otra parte, no hay en la
protección a un interés colectivo o general sino sólo la atribución de una
facultad a cada una de las partes de una convención frente a la otra parte,;
por todo esto la Corte ya en oportunidades anteriores ha calificado el
lapso prescriptivo...”.

         Lo antes expuesto determina claramente el error en que incurrió la

demandada formalizante en el establecimiento de su denuncia, al señalar

que se trata de un lapso de caducidad de la acción, cuando es un lapso de

prescripción de la acción, y a este respecto cabe señalar que la

prescripción de la acción debe ser expresamente alegada como defensa de

fondo, y que por mandato legal se impide su declaratoria de oficio por


parte del juez, conforme a lo estatuido en el artículo 1956 del Código

Civil, que expresa lo siguiente:

“...El Juez no puede suplir de oficio la prescripción no


opuesta...”.

         Esta norma deja claramente establecido, que se prohíbe al juez

declarar la prescripción de la acción que no ha sido alegada por una de

las partes en el proceso.

         La prescripción extintiva, es un medio de extinción de las

obligaciones tanto personales como reales, y tal extinción atañe al poder

de exigencia y coercibilidad que tiene el acreedor respecto a la misma, es

decir, la posibilidad jurídica de reclamar el cumplimiento de la

obligación la cual se ve afectada por el transcurso del tiempo sin que se

ejercite su reclamo.

         Por lo tanto, en la prescripción lo que se analiza es la procedencia

del interés sustancial, razón por la que no podría declararse  in limine

litis, ya que la misma implica un juicio a realizar en el mérito de la

pretensión y tal situación sólo puede verificarse en la sentencia

definitiva.  (Cfr. Fallo N° 342, del 31 de octubre de 2000, expediente N°

2000-274 y N° RC-453, del 6 de agosto de 2009, expediente N° 2009-

166).

         En consecuencia, la prescripción de la acción no comporta materia

de orden público, como si lo comporta la caducidad de la acción, y por

ende, si la prescripción extintiva de la acción no fue opuesta en la

contestación a fondo de la demanda, dicho derecho es tácitamente

renunciado por el demandado, en conformidad con lo estatuido en los

artículos 1954 y 1956 del Código Civil, y éste al renunciar a la

prescripción de la acción no opuesta, habilitó al demandante y convalidó


su derecho al ejercicio de la acción propuesta, como se produjo en este

caso. Así se declara.-

         Por lo cual, y con base en todo lo antes expuesto, dado que el

supuesto fáctico de hecho invocado por la formalizante se refiere a la

supuesta existencia de una caducidad de la acción, cuando la norma

invocada como infringida se refiere a un lapso de prescripción de la

acción, se hace palmariamente evidente la improcedencia de la presente

delación. Así se decide.

 
-III-

Con fundamento en el ordinal 2° del artículo 313 del Código de

Procedimiento Civil, se denuncia la infracción por la recurrida de los

artículos 509 y 38 eiusdem, por errónea interpretación.


 
Expresa la formalizante:
 
“...TERCERA DENUNCIA. ERROR DE DERECHO
AL JUZGAR LOS HECHOS
 
Al amparo de lo normado en el ordinal 2° del artículo 313
del Código de Procedimiento Civil, se denuncia la infracción
de los artículos 509 y 38 ejusdem (sic) por su errónea
interpretación.
 
Este vicio delatado se configuró en la sentencia recurrida,
como de seguidas sustento. La recurrente en su escrito de
litis- contestación, impugnó la estimación de la cuantía por
exagerada, señalizando a ese fin que la acción incoada
pretendía la nulidad de un documento de condominio, es
decir, una sentencia mero declarativa de certeza y no de
condena, y que la demandante estimó la misma en atención –
según su dicho- al valor actual total del edificio Nuclear, es
decir, como si se tratase de una sentencia de condena, y que
por ese motivo la actora estimó dicha cuantía a tenor de lo
normado en el artículo 31 del Código de Procedimiento
Civil, no aplicable al caso de marras.
 
El juzgado a quo en la sentencia recurrida consideró que el
argumento expuesto por la demandada para esa impugnación
era insuficiente, porque si bien se manifestó que la cuantía
era exagerada, no era menos cierto que no se aportó ningún
hecho nuevo o algún elemento probatorio, y que tampoco se
indicó una nueva cuantía que le permitiera determinar que la
estimación hecha por la accionante era exagerada y por ese
motivo desechó ese alegato y considero improcedente el
rechazo efectuado por la parte accionada.
 
Erró el juez de la recurrida en la interpretación de este
dispositivo adjetivo, porque impone esa interpretación del a
quo la carga a mi mandante –no exigida por la ley- de
indicar una nueva cuantía para determinar si la estimación
era exagerada o no, además que obvió que a los fines de la
impugnación de esa cuantía, mi mandante alegó que la actora
la efectuó erráticamente con arreglo a lo dispuesto en el
artículo 31 del Código de Procedimiento Civil, como si fuese
una sentencia de condena.
 
Respetables Magistrados, el artículo 38 in comento, tal y
como ha sido interpretado por la doctrina jurisprudencial de
este máximo tribunal, solo exige al demandado alegar y
demostrar si la estimación es insuficiente o exagerada, y
efectivamente mi mandante cumplió con esa carga, ya que
señaló en su impugnación que esa estimación de la cuantía
era exagerada, y ello quedó acreditado con el propio
documento de condominio (…)
 
En consecuencia, al interpretar el a quo este dispositivo
adjetivo civil, en los términos citados, impuso una carga
procesal a mi mandante no dispuesta en la ley, esto es,
indicar una nueva cuantía a los fines de la procedencia de la
impugnación, configurándose así el vicio de error de derecho
al juzgar los hechos y así piso se aprecie y declare.”
(Destacado de la formalización).-

         Para decidir, la Sala observa:

         De la delación antes transcrita, se desprende que la demandada

imputa a la recurrida la infracción de los artículos 509 y 38 del Código

de Procedimiento Civil por errónea interpretación, al señalar que el juez

de alzada le impuso una carga procesal a su representada no dispuesta en

la ley, al entender que si ésta impugnaba la estimación de la cuantía por


considerarla exagerada, debía indicar una cuantía a los fines de la

procedencia de la impugnación.

         Ahora bien, el criterio en cuanto a la estimación e impugnación de

la cuantía y la carga procesal que esto genera, se encuentra plasmado en

decisión N° RC-474 del 2 de julio de 2012, expediente N° 2011-640,

caso: Claudio Lacanale Cerasi contra la Asociación Civil Club Bahía de

los Piratas A.C., con ponencia del mismo Magistrado que con tal

carácter suscribe el presente fallo , que ratifica el criterio contenido en

sentencias de esta Sala de fechas 5 de agosto de 1997, 17 de febrero de

2000, 3 de febrero de 2009 y 14 de agosto de 2009, entre muchas otras, y

que señala lo siguiente:

 
“…Al respecto de la estimación de la cuantía y su
impugnación, esta Sala en su fallo de fecha 5 de agosto de
1997, reiterado en decisión N° RC-22 de fecha 3 de febrero
de 2009, expediente N° 2008-377, caso: Helgo Revith Latuff
Díaz y otra, contra Wagib Coromoto Latuff Vargas, con
ponencia del mismo Magistrado que con tal carácter suscribe
el presente fallo, estableció lo siguiente:
 
“…Ahora bien, el artículo 38 del Código de Procedimiento
Civil, le otorga al demandado la facultad para que al
momento de contestar al fondo la demanda, éste pueda
rechazar la estimación de la cuantía cuando la considere
exagerada o insuficiente.
 
Sin embargo, ha sido criterio reiterado de esta Sala que en
los casos de impugnación de la cuantía por insuficiente o
exagerada,  debe el demandado alegar necesariamente un
hecho nuevo, el cual debe probar en juicio , so pena de
quedar firme la estimación hecha por el actor.
 
En este sentido se pronunció esta Sala de Casación civil, en
sentencia N° 12 del 17 de febrero de 2000, caso: Claudia
Beatriz Ramírez c/ María de los Ángeles Hernández de
Wohler y otro, expediente: 99-417, que señaló:
 
“…Se acusa la infracción en que incurre el fallo recurrido en la
aplicación de los artículos 38 y 506 del Código de Procedimiento Civil,
en vista de que exige una carga probatoria no requerida por las normas
cuya falsa aplicación se denuncia.
 
Esta Sala en fallo de fecha 5 de agosto de 1997 (Caso Zadur Elías Bali
Azapchi contra Italo González Russo),  procedió a revisar su doctrina
sobre el particular, dejando sentado que en los casos en que el
demandado impugnase la cuantía, éste sólo podía proceder a hacerlo
alegando al efecto lo exagerado o insuficiente de la estimación, por
expresarlo así el propio texto del artículo 38 del Código de
Procedimiento Civil. En función de ello, se dejo sentado que en los
casos de impugnación de cuantía el demandado tenía la carga
alegatoria de sostener lo exagerado o insuficiente de la estimación de
la demanda, y por consiguiente la subsecuente carga de demostrar
tal afirmación. Así, en el referido fallo se indicó:
 
“Aclarado lo anterior conviene revisar si efectivamente la doctrina
anotada supra es aplicable bajo la vigencia del actual Código de
Procedimiento Civil, y para ello procederá la Sala a efectuar un análisis
de cada uno de los supuestos de la doctrina en comento; así:
 
c) Si el actor estima la demanda y el demandado contradice pura y
simplemente.
 
En este supuesto la Sala se rigió por el principio general que establece
que la carga de la prueba incumbe a quien alega un hecho , y no al que lo
niega, el actor debe probar su afirmación.
 
En consecuencia, si el actor no prueba debe declararse que no existe
ninguna estimación.
 
Con respecto a esta afirmación la Sala revisa la veracidad de lo
expuesto y observa que el artículo 38 es categórico al indicar que el
demandado puede rechazar la estimación cuando la considere
insuficiente o exagerada.
 
Es decir, se limita la facultad del demandado a alegar un nuevo
hecho, que la cuantía es reducida o exagerada y los motivos que lo
inducen a tal afirmación; pudiendo, si lo considera necesario,
sostener una nueva cuantía.
 
No pareciera posible, en interpretación del artículo 38 del Código de
Procedimiento Civil, que el demandado pueda contradecir la
estimación pura y simplemente, por fuerza debe agregar el elemento
exigido como es lo reducido o exagerado de la estimación, en
aplicación a lo dispuesto textualmente que ‘el demandado podrá
rechazar la estimación cuando la considere insuficiente o exagerada.’
 
Por tanto, el demandado al contradecir la estimación debe
necesariamente alegar un hecho nuevo, el cual igualmente debe
probar en juicio, no siendo posible el rechazo puro y simple por no
estar contemplado en el supuesto de hecho de la misma.
 
Así, si nada prueba el demandado, en este único supuesto, queda
firme la estimación hecha por el actor”. (Negrillas y subrayado de este
fallo)
 
De lo anterior se colige que ciertamente el juez superior
incurrió en un error de interpretación respecto al contenido y
alcance de los artículos 38 y 506 del Código de
Procedimiento Civil, al dictaminar que correspondía a los
demandantes probar en juicio la cuantía señalada, en razón
de la impugnación hecha por el demandado.
 
Lo conducente es, analizar las pruebas aportadas por el
impugnante que demuestren por qué es exagerada la cuantía,
pues es éste quien tiene la carga de la prueba, y en caso de
no haber aportado ninguna prueba que justifique su alegato,
el juez deberá dejar sin efecto la impugnación efectuada y
decretar la firmeza de la estimación hecha por la parte
demandante.
 
En razón de los anteriores señalamientos, esta Sala declara
procedente la denuncia formulada, por errónea interpretación
de los artículos 38 y 506 del Código de Procedimiento Civil.
Así se decide.” (Destacados de la sentencia transcrita).
 
De igual forma en sentencia N° RH-496 de fecha 14 de
agosto de 2009, expediente N° 2009-399, caso: Emilda Rosa
Cortez De Gómez y otros, contra Rosa Margarita Pérez
Nacar, con ponencia del mismo Magistrado que con tal
carácter suscribe el presente fallo, estableció lo siguiente:
 
“De modo que, esta Sala en atención al criterio
jurisprudencial supra parcialmente transcrito, señala que el momento que
debe ser tomado en cuenta para verificar el cumplimiento del requisito de
la cuantía necesaria para acceder en casación, será aquel en que fue
presentada la demanda; por ello, sí la cuantía exigida es la establecida en
la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia, deberá calcularse el
valor de la unidad tributaria para el momento en el cual fue interpuesta la
misma.
 
En tal sentido, esta Sala, constata de la revisión de las actas que
conforman el expediente, que para el 18 de enero de 2007, fecha en que
fue interpuesta la presente demanda tal y como, se desprende de los
folios 1 al 10, ambos inclusive, de la única pieza que conforma el
expediente, se evidencia que en dicha oportunidad, la pretensión fue
estimada en la cantidad de treinta y nueve millones cuatrocientos
cincuenta mil bolívares (Bs.39.450.00,00), hoy treinta y nueve mil
cuatrocientos cincuenta bolívares fuertes (Bs.F.39.450,00), conforme se
establece en el Decreto Nº 5.229 con Rango, Valor y Fuerza de la Ley de
Reconversión Monetaria, publicada en la Gaceta Oficial de la República
Bolivariana de Venezuela Nº 38.638 del 6 de marzo de 2007. Dicha
cantidad fue impugnada por exagerada de manera pura y simple.
 
Sobre este asunto, cuando el demandado impugna la cuantía estimada en
la demanda en forma pura y simple, por considerarla exigua o exagerada,
esta Sala, en sentencia Nº RH.01353, de fecha 15 de noviembre de 2004,
expediente Nº AA20-C-2004-870, caso: Jesús Manuel Ruiz Estrada y
otros, contra Pablo Segundo Bencomo y otros, estableció lo que a
continuación se transcribe:
 
“…De la revisión de las actas que conforman el expediente se evidencia
que la demanda intentada en el presente juicio fue estimada por los
demandantes en la cantidad de setenta millones de bolívares
(Bs.70.000.000,00), la cual fue impugnada por los demandados por
excesiva, en la oportunidad de la contestación de la demanda.
 
Sobre este asunto, cuando el demandado impugna la cuantía estimada en
la demanda, por considerarla exigüa o exagerada, esta Sala, en decisión
de fecha 24 de septiembre de 1998, (María Pernía Rondón y otras contra
Inversiones Fecosa, C.A. y otras), estableció:
 
‘...se limita la facultad del demandado a alegar un nuevo hecho, que la
cuantía es reducida o exagerada y los motivos que lo inducen a tal
afirmación; pudiendo, si lo considera necesario, sostener una nueva
cuantía. No pareciera posible, en interpretación del artículo 38 del
Código de Procedimiento Civil, que el demandado pueda contradecir la
estimación pura y simplemente por fuerza debe agregar el elemento
exigido como es lo reducido o exagerado de la estimación, en aplicación
a lo dispuesto textualmente que ‘el demandado podrá rechazar la
estimación cuando la considere insuficiente o exagerada’.
 
Por lo tanto, el demandado al contradecir la estimación debe
necesariamente alegar un hecho nuevo, el cual igualmente debe
probar en juicio, no siendo posible el rechazo puro y simple por no
estar contemplado en el supuesto de hecho de la
misma’…”. (Negrillas y subrayado del texto).
 
Del criterio jurisprudencial precedentemente transcrito, se desprende que
cuando el demandado rechace la estimación de la demanda, por
considerarla insuficiente o exagerada, deberá aportar un hecho nuevo y
elementos de prueba que fundamenten dicha impugnación, pues en caso
contrario, quedará firme la estimación realizada por la parte demandante
en su escrito libelar, ya que el rechazo puro y simple no está contemplado
en la norma del artículo 38 del Código de Procedimiento Civil.
 
Aplicando el referido criterio jurisprudencial al caso bajo análisis, —hoy
reiterado por la Sala—, se evidencia que el demandado impugnó la
cuantía del juicio por considerarla exagerada, de manera pura y simple,
no aportando un hecho nuevo capaz de probar en juicio. En
consecuencia, el interés principal del presente proceso quedó establecido
en la cantidad de (Bs.39.450.000,00), hoy equivalentes a treinta y nueve
mil cuatrocientos cincuenta bolívares sin céntimos (Bs.F.39.450,00).
 
En virtud de lo antes expresado, esta Sala constata que para el día 18 de
enero de 2007, ya se encontraba en vigencia la Ley Orgánica del Tribunal
Supremo de Justicia, en cuyo aparte segundo del artículo 18, se establece
que para acceder a la sede casacional se exige una cuantía que exceda de
las tres mil unidades Tributarias (3.000 U.T.), la cual, para la precitada
fecha ya había sido reajustada por el Servicio Nacional Integrado de
Administración Aduanera y Tributaria (SENIAT), a razón de treinta y
siete mil seiscientos treinta y dos por unidad tributaria (Bs.37.632 x
U.T.), conforme se evidencia de la Providencia Administrativa N° 0012,
de fecha 12 de enero de 2007, publicada en la Gaceta Oficial de la
República Bolivariana de Venezuela N° 38.603 de la misma fecha, cuya
sumatoria alcanza la cantidad de ciento doce mil ochocientos noventa y
seis bolívares fuertes (Bs F.112.896,00), lo cual conlleva a establecer,
que en el sub iudice, la Sala constata de la revisión de las actas, que no se
cumple con el precitado requisito de la cuantía, de impretermitible
cumplimiento para acceder a sede casacional y consecuencialmente, la
declaratoria de inadmisibilidad del recurso de casación anunciado y
formalizado, tal como se declarará de manera expresa, positiva y precisa
en el dispositivo de este fallo. Así se decide.

         Ahora bien, como lo alega la formalizante, en el presente caso

hubo un rechazo puro y simple del monto en que se estimó la cuantía en

el libelo de la demanda, por considerarla exagerada, sin adicionar ésta,

un nuevo monto de la cuantía, lo que determina la aplicación de la

doctrina antes transcrita que señala en específico lo siguiente:

 
“Por tanto, el demandado al contradecir la estimación
debe necesariamente alegar un hecho nuevo, el cual
igualmente debe probar en juicio, no siendo posible el
rechazo puro y simple por no estar contemplado en el
supuesto de hecho de la misma.
 
Así, si nada prueba el demandado, en este único supuesto,
queda firme la estimación hecha por el actor”.

 
         Por lo cual, y atención a la doctrina de esta Sala, no encuentra esta

Suprema Jurisdicción que exista la imposición de una carga procesal no

prevista en la ley a la demandada, dado que al contradecir la estimación,

debió necesariamente alegar un hecho nuevo, el cual igualmente debía

probar en juicio, no siendo posible el rechazo puro y simple por no estar

contemplado en el supuesto de hecho previsto en el artículo 38 del

Código de Procedimiento Civil, y en consecuencia, si nada prueba el

demandado, en este único supuesto, queda firme la estimación hecha por

el demandante , como ocurrió en este caso.

         En consideración a todos los fundamentos de hecho y derecho

precedentemente expuestos, esta última denuncia es improcedente, así

como improcedente resulta el presente recurso extraordinario de

casación. Así se decide.

D E C I S I Ó N

Por las precedentes consideraciones, este Tribunal Supremo de


Justicia de la República Bolivariana de Venezuela, en Sala de Casación
Civil, administrando justicia en nombre de la República por autoridad de
la ley, declara  SIN LUGAR  el recurso extraordinario de casación,
anunciado y formalizado por la parte demandada, contra la sentencia
dictada por el Juzgado Superior Segundo en lo Civil, Mercantil y del
Tránsito de la Circunscripción Judicial del estado Zulia, en fecha 17 de
abril de 2013.

Se CONDENA EN COSTAS  del recurso extraordinario de


casación a la parte demandada recurrente, de conformidad con lo
dispuesto en los artículos 274 y 320 del Código de Procedimiento Civil.
Publíquese, regístrese y remítase el expediente al tribunal de la
causa, Juzgado Tercero de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y del
Tránsito de la Circunscripción Judicial del estado Zulia.

Particípese esta remisión al juzgado superior de origen, de


conformidad con lo establecido en el artículo 326 del Código de
Procedimiento Civil.

Dada, firmada y sellada en la Sala de Despacho de la Sala de

Casación Civil, del Tribunal Supremo de Justicia, en Caracas, a los diez

(10) días del mes de diciembre de dos mil trece Años: 203º de la

Independencia y 154º de la Federación.

Presidenta de la Sala,
 
 
__________________________
YRIS ARMENIA PEÑA ESPINOZA
 
 
Vicepresidenta,
 
 
_______________________
ISBELIA PÉREZ VELÁSQUEZ
Magistrado-Ponente,
 
 
____________________________
LUIS ANTONIO ORTIZ HERNÁNDEZ
 
 
Magistrada,
 
 
______________________
AURIDES MERCEDES MORA
 
Magistrada,
 
 
__________________
YRAIMA ZAPATA LARA
 
 
 
Secretario,
 
 
________________________
CARLOS WILFREDO FUENTES
 
 
 
 
Exp. AA20-C-2013-000398.-
 
Nota: Publicada en su fecha a las (   )
 
 
 
 
 
Secretario,

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