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PENSAR
INTEGRANTES:
MARIA VIRGINIA MAMANI LOVERA
ZULMA LLANOS VALDA
¿PARA QUÉ?
El autor nos propone un método que nos permite pensar de manera más eficaz. Los seis
sombreros representan seis maneras de pensar y deben ser considerados como
direcciones de pensamiento más que como etiquetas para el pensamiento, es decir, que
los sombreros se utilizan proactivamente y no reactivamente. Los beneficios derivados
del uso de esta técnica son tres:
Fomenta el pensamiento paralelo
Fomenta el pensamiento en toda su amplitud
Separa el ego del desempeño
¿CÓMO?
De Bono propone seis colores de sombreros que representan las seis direcciones del
pensamiento que debemos utilizar a la hora de enfrentarnos a un problema.
El método es sencillo, hay seis sombreros imaginarios que cada uno de los participantes
puede ponerse y quitarse para indicar el tipo de pensamiento que está utilizando,
teniendo siempre en cuenta que la acción de ponerse y quitarse el sombrero es esencial.
Cuando la técnica es empleada en grupo los participantes deben utilizar el mismo
sombrero al mismo tiempo.
SOMBRERO ROJO
El color transmite pasión y nos permite expresar nuestros sentimientos, la parte
irracional y más intuitiva. Es muy importante para introducir los valores y a las personas
dentro de la toma de decisiones.
El sombrero rojo es pasional, es emotivo y siente la vida desde el corazón y el
universo emocional.
Mientras que el sombrero blanco nos permitía hacer uso de la lógica más neutra,
cuidada y objetiva, el rojo nos lanzará al vacío para abrazarnos a ese mundo
habitado por las subjetividades más palpitantes a la vez que libres.
En este caso, y al ponernos este sombrero, tendremos la oportunidad de decir en
voz alta qué nos apasiona, qué nos inquieta o que dice nuestra intuición al
respecto de la información que tenemos. Asimismo, también nos permitirá
entender las emociones de los demás, las necesidades ajenas.
SOMBRERO AMARILLO
Su color se asocia con el sol y con su luz y su aplicación nos permite ver el lado
optimista de las cosas y las ventajas de una idea. Es el contrapunto del sombrero negro y
mucho más difícil de aplicar ya que, evolutivamente, no estamos dotados de un
mecanismo optimista y sería de alguna manera ir a contracorriente. Cuando se usa el
sombrero amarillo no hay que caer en el error del sí por el sí, se trata de partir de un
planteamiento optimista que nos ayude a encontrar nuevas ventajas o valores donde
antes no los veíamos. Es el sombrero de los soñadores o visionarios que trabajan por
conseguir su sueño.
Mientras el sombrero negro nos ofrecía ese enfoque lógico-negativo tan útil para ser
más realistas en nuestro día a día, el sombrero amarillo nos enseña a aplicar un
enfoque de pensamiento lógico-positivo.
Podremos ver posibilidades donde otros ven puertas cerradas. Que otras
personas vean pocas o ninguna posibilidad detrás de una puerta, no significa que
sea necesariamente así. Por lo que con este sombrero, siempre siendo realistas,
nos da un enfoque más optimista sobre la realidad y nos anima a ver nuevos
retos.
Desarrollaremos un enfoque constructivo y optimista.
Ahora bien, esa positividad, esa apertura, estará caracterizada en todo momento
por la lógica. En caso de no mantener esta línea y dejarnos llevar por la fantasía
o esa pasión a veces irracional, estaremos usando el sombrero rojo y no el
amarillo.
Es importante mantener los pies en el suelo.
SOMBRERO AZUL