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La consolidación de la precariedad laboral en la


Argentina de la posconvertibilidad (2003-2019)
Sonia Balza*
Universidad Nacional de San Martin, Argentina
sbalza@unsam.edu.ar

Recibido: 11.09.20
Aceptado:10.11.20

Resumen: Este artículo se pregunta cómo afectan las políticas de dos modelos
económicos diferentes a la precarización laboral, y tiene como hipótesis de
trabajo que, aunque las políticas de seguridad social puedan mejorar alguna de
sus dimensiones, la precariedad laboral se presenta como una tendencia de tipo
estructural. Es una forma de ajuste del capital sobre el trabajo y un proceso
socio-histórico en el que va produciéndose y legalizándose la ruptura del
binomio seguridad jurídica-dependencia económica, sobre el que se sostuvo el
clásico contrato de trabajo, defendido colectivamente, por el que las y los
trabajadores aceptaban dependencia y subordinación a cambio de seguridad y
colectivización de las protecciones sociales. El objetivo general es analizar la
evolución del empleo asalariado urbano precarizado entre 2003 y 2019 en
Argentina. Más específicamente, se analizan un conjunto de indicadores de
desempeño laboral, entre los cuales se encuentran la evolución de los salarios de
los trabajadores registrados y no registrados, la cobertura en el sistema de
seguridad social, el amparo del marco laboral-legal vigente, la estabilidad en el
puesto de trabajo y la intensidad horaria. A su vez, se busca exponer la tensión
existente entre las diferentes políticas de empleo derivadas de los dos modelos
de gobiernos intervinientes en el periodo. La estrategia metodológica es
cuantitativa y el método aplicado es descriptivo; la técnica consiste en el
análisis de los datos de la EPH y el alcance de este trabajo pretende ser
analítico-explicativo.
Palabras clave: dimensiones de la precariedad laboral, ruptura del binomio
seguridad jurídica-dependencia económica, deslaborización, reformas laborales.

* Centro de Estudios Sociales de la Economía, Instituto de Altos Estudios Sociales


(UNSAM). Becaria doctoral de CONICET.

http://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/4.0/
Los autores conservan sus derechos
REVISTA LATINOAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA DEL TRABAJO Nº10 enero-abril 2021

The consolidation of job insecurity in post-convertibility Argentina (2003-


2019)
Abstract: This article inquires how the policies of two different economic
models affect job insecurity. The hypothesis is that, although social security
policies can improve some dimension of job insecurity, it is presented as a
trend structural type. It defines this notion as a form of adjustment of capital
over work and as a socio-historical process in which the rupture of the legal
security-economic dependence binomial is produced and legalized, on which
the classic labor contract was held, defended collectively , in which the workers
accepted dependence and subordination in exchange for security and
collectivization of social protections. The general objective is to analyze the
evolution of precarious urban salaried employment between 2003 and 2019 in
Argentina. More specifically, a set of job performance indicators are analyzed,
among which are the evolution of wages of registered and unregistered workers,
coverage in the social security system, protection of the current labor-legal
framework, stability in the workplace and the hourly intensity. In turn, this
article seeks to expose the tension between the different employments policies
derived from the two models of governments that intervened in the period. The
methodological strategy is quantitative and the applied method is descriptive,
the technique consists of the analysis of the EPH data and the scope of this
work is intended to be analytical-explanatory.
Keywords: types of job insecurity, labor regulations.

A consolidação da precarização do emprego na pós-conversibilidade


Argentina (2003-2019)
Resumo: Neste artigo, nos perguntamos como as políticas de dois modelos
econômicos diferentes afetam a insegurança no trabalho, e temos como
hipótese de trabalho que, embora as políticas de seguridade social possam
melhorar alguma dimensão da insegurança no trabalho, ela se apresenta como
uma tendência. tipo estrutural. Definimos essa noção como uma forma de
ajuste do capital sobre o trabalho e como um processo histórico-social em que
se produz e se legaliza a ruptura do binômio segurança jurídica-dependência
econômica, sobre o qual se firmou o clássico contrato de trabalho, defendido
coletivamente. , em que os trabalhadores aceitavam dependência e subordinação
em troca de segurança e coletivização das proteções sociais. O objetivo geral é
analisar a evolução do emprego assalariado urbano precário entre 2003 e 2019
na Argentina. Mais especificamente, analisa-se um conjunto de indicadores de
desempenho no emprego, entre os quais se destacam a evolução da massa
salarial dos trabalhadores com carteira assinada e sem carteira, cobertura do
regime de segurança social, protecção do actual quadro jurídico-laboral,
estabilidade no local de trabalho e a intensidade horária. Por sua vez, buscamos
expor a tensão entre as diferentes políticas de emprego derivadas dos dois
modelos de governo que intervieram no período. A estratégia metodológica é

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LA CONSOLIDACIÓN DE LA PRECARIEDAD LABORAL EN LA ARGENTINA .SONIA BALZA

quantitativa e o método aplicado é descritivo, a técnica consiste na análise dos


dados da EPH e o âmbito deste trabalho pretende ser analítico-explicativo.
Palavras-chave: tipos de insegurança no trabalho, regulamentação do
trabalho.

INTRODUCCIÓN
La pregunta que guía este artículo podría ser formulada de la siguiente manera:
¿cómo afectan las políticas de dos modelos económicos diferentes a la
precarización laboral? El objetivo de este artículo es analizar la evolución del
empleo asalariado urbano precarizado entre 2003 y 2019 en Argentina. Más
específicamente se analizan un conjunto de indicadores de desempeño laboral,
entre los cuales se encuentran la evolución de los salarios de los trabajadores
registrados y no registrados, la cobertura en el sistema de seguridad social, el
amparo del marco laboral legal vigente, la estabilidad en el puesto de trabajo y
la intensidad horaria. La hipótesis de trabajo es que, si bien las políticas que
aspiran a fortalecer el régimen clásico de seguridad social pueden mejorar
alguna dimensión de la precariedad laboral, esta se presenta como una
tendencia de tipo estructural, debido a las características del proceso de
acumulación local.
A su vez, el artículo realiza un repaso crítico de las reformas laborales de
mayor relevancia implementadas durante el kirchnerismo y durante la gestión
de Cambiemos, a la luz de trabajos previos que marcaron antecedentes en la
interpretación de los cambios regulatorios llevados a cabo (Alfie, 2017; Kaplan,
2018; Marticorena, 2014; Medina, 2019; Newman, 2020; Strada, 2018;
Trajtemberg, 2016). La política laboral del macrismo buscó acentuar aquellos
aspectos más vulnerables de las relaciones laborales, heredadas de la gestión de
gobierno kirchnerista.
Luego de esta introducción, en el primer apartado se expone la metodología
implementada y se desarrolla el concepto de trabajo precario, precisándolo a
partir de las cuatro dimensiones previamente mencionadas. Se define
precariedad laboral como una forma de ajuste del capital sobre el trabajo y
como proceso socio-histórico en el que va produciéndose y legalizándose la
ruptura del binomio seguridad jurídica-dependencia económica, sobre el que se
sostuvo el clásico contrato de trabajo, defendido colectivamente, por el que las
y los trabajadores aceptaban dependencia y subordinación a cambio de
seguridad y colectivización de las protecciones sociales. La crisis del paradigma
salarial responde en términos generales al triunfo del capitalismo posfordista
(Burchardt, 2017), y en particular generó la pérdida de las capacidades estatales
de regulación, rectoras de la relación entre capital y trabajo, para volverse una
subordinación exclusivamente a la necesidad económica. La desconfiguración

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de la lógica clásica de subordinación desdibujó la responsabilidad de contratar


fuerza de trabajo. Hacemos hincapié en que este fenómeno va paulatinamente
encontrando cauces de institucionalización y que no solo es de carácter
estructural dentro del mercado de trabajo local, sino que trasciende por lejos la
condición específica del empleo no registrado en la seguridad social.
Lógicamente, como analiza este trabajo, este indicador sigue siendo
fundamental porque aquellos trabajadores y trabajadoras que padecen esa
exclusión ven en términos generales empeorada su condición laboral.
En el segundo apartado, repasamos algunos de los cambios regulatorios
implementados durante el kirchnerismo y la reforma laboral que Cambiemos
intentó llevar a cabo. Sostenemos que las capacidades regulatorias, por
momentos debilitadas, y una estructura económica que dejó de ser dinámica
en creación de empleo a partir del año 2010 (Balza, 2020), permitieron el
estancamiento en la formalización de la estructura laboral y la posibilidad de
nuevas formulaciones en un esquema que pretendía mayor flexibilización del
trabajo. Luego de esto, en el apartado número tres, comparamos en primer
término la evolución salarial del periodo contrastando a los trabajadores
registrados con los no registrados. En segundo término, analizamos la
evolución de los cuatro indicadores que componen y definen a la precariedad
laboral: la cobertura en el sistema de seguridad social (también llamado no
registro), el amparo del marco laboral legal vigente, la estabilidad en el puesto
de trabajo y la intensidad horaria. Por último, reflexionamos sobre el cuadro
de situación laboral de los asalariados en el presente, planteando nuevos
interrogantes.

PROPUESTA CONCEPTUAL-METODOLÓGICA
La precariedad como condicionante de la inserción laboral
El tratamiento conceptual sobre el uso precario de la fuerza laboral tiene un
recorrido extenso en distintos ámbitos locales e internacionales, aunque el
debate no está cerrado como resultado de la multiplicidad de interpretaciones
que permite el rasgo general del concepto de precariedad laboral (De La Garza
Toledo, 2016; Feldman y Galín 1990; Fernandez Massi, 2015; Giosa Zuazua et
al, 2017; Linhart, 2014; MTEySS, 2007; Neffa, 2008; OIT, 2003; Pok, 2013; Pok
y Lorenzetti, 2007; Poy, 2016, Standing, 2013). La perspectiva que asumimos
en este artículo lo asocia con un fenómeno social de mayor alcance, como es el
proceso de deslaborización de las relaciones asalariadas (Novick, 2010 y
Poblete, 2013), en referencia al paulatino avance de las regulaciones
comerciales por sobre las laborales, generando una gran ambigüedad en la
relación contractual. La precariedad, en sus múltiples dimensiones (Diana
Menéndez, 2010) opera como estrategia de ahorro de costos salariales, lo que
deriva paulatinamente en un proceso de deslaborización, con la particularidad
de contar con una alta tolerancia social dado que, lejos de referirse a una

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LA CONSOLIDACIÓN DE LA PRECARIEDAD LABORAL EN LA ARGENTINA .SONIA BALZA

situación estática, es un proceso histórico que viene desarrollándose más allá


del aumento o descenso de la tasa de no registro. Se manifiesta en la
convivencia de formas de ocupación que van desde el respeto a las garantías y
derechos dados por el trabajo asalariado hasta el ocultamiento de relaciones
laborales. De este modo, como fue previamente precisado en la introducción,
se produce, paulatinamente y de manera institucionalizada, la ruptura del
binomio seguridad jurídica-dependencia económica.
En este artículo no utilizamos la categoría de informalidad laboral, dado que
esta problemática remite a una situación que involucra al sector informal,
integrado por trabajadores por cuenta propia. A partir del enfoque de Sector
Informal Urbano (SIU), estos son trabajadores que realizan tareas laborales
para su propia unidad económica y con una inserción económica endeble.
Esta última se define por medio de una triple condición. La primera es
trabajar en establecimientos de hasta cinco ocupados -micro firmas con baja
escala productiva. Las características de la inserción laboral de las unidades
pertenecientes al sector informal que contratan trabajo asalariado quedan
subsumidas en la condición del sector en el cual se insertan. Una posible
definición adoptada para establecer la condición de precariedad en el sector
informal afirma: “las unidades productivas informales sólo generan trabajo
informal” (MTEySS, 2007: 30); como consecuencia, los trabajadores que en ella
se insertan son considerados informales, pero más específicamente asalariados
en condiciones de precariedad laboral. La segunda condición de la inserción
económica endeble es no poseer maquinaria y equipos, lo que da cuenta de un
escaso nivel en la complejidad tecnológica y la tercera es tener una calificación
no profesional ni técnica. En síntesis, del SIU se derivan inserciones laborales
informales (OIT, 2002), mientras que el fenómeno de la precariedad laboral se
comprende a partir de las inserciones laborales endebles de los asalariados, con
independencia de las características del sector y referidas a la ausencia parcial o
total de derechos y garantías laborales (Bertranou y Casanova, 2013).
El análisis pormenorizado de un conjunto de dimensiones que posibilitan las
investigaciones sobre la precariedad de los vínculos laborales permite rediscutir
la noción de “residualidad” de dicha categoría (Feldman y Galin, 1990),
considerando sus niveles, y más importante aún, su persistencia. Marticorena
(2014) destaca la potencialidad descriptiva del término, pero retoma la
interpretación sobre la precariedad como categoría residual, dado que en sus
orígenes se trató de un fenómeno que se manifestó por las ausencias de
derechos y garantías. Sin embargo, desde nuestro punto de vista, en la
actualidad se trata de una característica más de las formas de inserción laboral,
con lo cual constituye una entidad específica -más allá de que en términos
descriptivos se lo defina por su “faltas”-. Sobrepasando el análisis descriptivo,
se trata no solo de un segmento importante de la fuerza de trabajo, sino de
una condición de contratación que, al tiempo que desarma las relaciones

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laborales que protegen a los trabajadores, es socialmente aceptada, no lo


suficientemente fiscalizada y poco “batallada” por los sindicatos tradicionales.
Abordaje metodológico desde la Encuesta Permanente de Hogares
Este artículo se desarrolla sobre el concepto de trabajo precario a partir de la
Encuesta Permanente de Hogares (Pok y Lorenzetti, 2007). El universo de
estudio seleccionado son los ocupados urbanos, varones y mujeres, residentes
en los 31 aglomerados urbanos definidos por la EPH durante 2003-2019. Se
utilizan los microdatos de uso público del segundo trimestre de un conjunto
de años seleccionados como ventanas de observación (2004/2008/2014/
2016/2019). La estrategia metodológica es cuantitativa y el método aplicado es
la estadística descriptiva, la técnica consiste en el análisis de los datos
secundarios provistos por la EPH y el alcance de este trabajo pretende ser
analítico-explicativo.
Los indicadores que se toman en consideración para analizar el desempeño de
las ocupaciones laborales apuntan a trabajar sobre las características de la
oferta de trabajo, sobre la base de cuatro atributos de la inserción asalariada
que, al ser vulnerados, definen distintas condiciones de inserción precaria o
endeble.
1. Cobertura del sistema de seguridad social: Tradicionalmente el acceso a las
prestaciones sociales del sistema de protección social y la conformación de
la ciudadanía por la vía laboral determinan la formalidad del puesto de
trabajo asalariado.
2. Amparo del marco laboral legal vigente: En el marco de la EPH existe un
conjunto de variables operativas de diversa índole sobre el puesto de
trabajo, que permiten determinar su adscripción a las garantías laborales
vigentes. Entre estos atributos se destaca la disposición de vacaciones
pagas, salario anual complementario (SAC o aguinaldo), días de
enfermedad, licencias y acceso a una obra social.
3. Estabilidad laboral: como parte de los efectos de la degradación de la
condición asalariada en el marco de la flexibilidad del sistema productivo
y de los mercados, aparecieron en la legislación laboral formas de empleo
eventuales, por tiempo determinado, distantes de la figura típica y regular,
privados de una parte de las garantías laborales. Este fenómeno produjo la
multiplicación de las formas de empleo bajo contrataciones mercantiles
para la realización de actividades que debían registrarse bajo normas
laborales. Una de las variables más eficaces, desde al diseño metodológico
de la EPH, para captar este fenómeno es la identificación de las
contrataciones por tiempo determinado y, en segundo lugar, la
antigüedad.

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LA CONSOLIDACIÓN DE LA PRECARIEDAD LABORAL EN LA ARGENTINA .SONIA BALZA

4. Jornada laboral por tiempo completo: este indicador expresa la


posibilidad de acceder a un pago salarial pactado en función de garantizar
la reproducción material y simbólica de la fuerza de trabajo. En este
sentido, la reducción de la jornada laboral por debajo de lo establecido
como “normal”, así sea remunerada de manera proporcional al tiempo de
trabajo realizado, implica una reproducción “atrofiada” de la fuerza
laboral (Kennedy, 2014). El abordaje metodológico de la EPH respecto a
la duración de la jornada laboral resulta un indicador de suma utilidad,
más aún considerando que la indagación responde a un criterio de
habitualidad de las horas trabajadas y no de horas efectivas, las cuales
pueden variar en coyunturas particulares.
En el tercer apartado de este artículo exponemos los resultados arrojados por
el análisis realizado a partir de la síntesis de los cuatro componentes
previamente descriptos. Así, expondremos el indicador de descuento
jubilatorio normalmente utilizado (que coincide con la primera dimensión
aquí expuesta). Luego desagregamos este universo de trabajadores y lo
comparamos con aquellos a los que se les niega la totalidad o parcialidad de
los derechos (es decir los atributos 1 y 2). Luego, en ese apartado, abordaremos
el análisis de la inestabilidad en el puesto de trabajo y la intensidad horaria de
acuerdo a la descripción propuesta.
De este modo, se constituye y define un indicador de precariedad, al
considerar múltiples aspectos que vulneran la calidad de la inserción laboral de
los asalariados. Dichos aspectos son los que sostienen el proceso de inserción
diferencial, coadyuvando a consolidar una estructura laboral (y social) cada vez
más heterogénea y desigual, sobre la base de tipos de trabajadores asociados a
una estratificación cada vez más jerarquizada.
En cuanto al cálculo de los ingresos laborales, para la deflactación del salario
real se utilizaron las canastas básicas de pobreza oficiales proporcionadas por
el INDEC hasta el año 2007 y a partir del 2016. En el interregno 2008-2015 se
utilizaron los datos elaborados por el Instituto de Pensamiento y Políticas
Públicas (IPyPP).

CAMBIOS EN LAS REGULACIONES LABORALES ARGENTINAS


DESDE EL INICIO DE LA POSCONVERTIBILIDAD
A pesar de que el kirchnerismo haya presentado varias etapas (Kulfas, 2019)
podemos entenderlo, por un lado, como una búsqueda de la recuperación de
un esquema sostenido en la demanda agregada con dos ejes, uno en el mercado
interno y otro en la reprimarización de la economía, como canal privilegiado
de acceso a divisas. Sin embargo, la potencia del crecimiento no pareció ser
direccionada con políticas públicas de coordinación estatal, porque para eso se
requieren capacidades estatales de las cuales el propio Estado se desprendió
mediante sus reformas en los noventa (Panigo, et.al. 2018). Asimismo, con la

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caída de la actividad industrial y con la deslocalización de la producción en


cadenas globales de valor, lo que vemos es que ese espacio llamado ámbito de
trabajo sufrió un profundo proceso de desestructuración, necesariamente
legitimado por la legislación laboral que introdujo cambios de gran
envergadura pero que no cuestionó la nueva lógica de fondo (Marticorena,
2014). Dentro de las principales reformas a favor de la recomposición de las
garantías laborales, asociadas a la relación salarial se encuentran la Ley de
Emergencia Pública y Reforma del Régimen Cambiario (25.561) del año 2002,
que otorgó la doble indemnización por despidos frente a un panorama social
condicionado por altas tasas de desocupación (17,8%), precariedad (49%) y
pobreza (54,3%) (Balza, 2018; Marticorena, 2014). Esta serie de indicadores
fueron mejorando con los años frente a la recuperación del mercado interno y
del empleo, y a partir de 2007, de un importante descenso en la evolución del
desempleo. Según detalla Marticorena (2014) otra medida tomada por el
gobierno de Eduardo Duhalde fue el otorgamiento de sumas fijas no
remunerativas también con el objeto de compensar parcialmente el panorama
general de deterioro social. Néstor Kirchner reemplazó en 2003 el
otorgamiento de estas sumas fijas -las no remunerativas se mantuvieron- por la
reimplementación del Salario Mínimo Vital y Móvil (SMVM), una de las
instituciones salariales existentes más importantes en nuestro país, duramente
modificada en perjuicio de los trabajadores durante la última dictadura cívico-
militar, brevemente recompuesta entre 1988 y 1991 (Marshall, 2006) y
virtualmente inhabilitada durante la convertibilidad. Desde 2004 se asistió a
una significativa recomposición del salario mínimo, lo que significó que
volviera a ser un valor de referencia relevante para la fijación de las
remuneraciones. Sin embargo, en un mercado que opera gracias a la
desprotección de una significativa parte de su fuerza de trabajo, su alcance
todavía resulta limitado (Arceo et al, 2009). Aún con esta irresuelta
controversia, desde 2006 -año en que la tasa de precariedad comienza su
descenso más significativo- se ha encontrado evidencia empírica que permite
sostener un “efecto faro” sobre los salarios del sector informal y los
trabajadores precarizados (OIT, 2015: 13)1.
En síntesis, según afirman Maurizio y Vázquez (2016) y Trajtemberg (2011) la
recuperación del salario mínimo -su fijación, actualización y utilización como
base salarial- tuvo un impacto positivo en la determinación de los ingresos
laborales y en la distribución salarial. Desde una óptica institucional cabe
subrayar que el salario mínimo funciona en la medida en que se articula con
las negociaciones colectivas. Por el decreto 1095/2004 se produjo una

1 Cabe agregar que en 2010 se derogó el artículo 141 de la Ley 24.013 de la converti -
bilidad, que imposibilitaba al SMVM a tomarse como base salarial. Es decir, a par-
tir de esta derogación ningún trabajador debería ganar menos de lo que indica el
SMVM. Esto significó recuperar una importante herramienta para los trabajadores,
fundamentalmente para aquellos con salarios más bajos (Marticorena, 2014: 60).

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LA CONSOLIDACIÓN DE LA PRECARIEDAD LABORAL EN LA ARGENTINA .SONIA BALZA

modificación sustantiva del marco de referencia del Consejo Nacional del


Empleo, la Productividad y el Salario Mínimo, Vital y Móvil, en comparación
con los años noventa. La extensión de la negociación colectiva y la densidad de
la sindicalización constituyen factores relevantes para explicar el alcance e
impacto del salario mínimo sobre los trabajadores registrados del sector
privado y del sector público nacional (Casanova et al, 2015: 15).
Otra de las leyes más importantes del kirchnerismo ha sido la ley de
Ordenamiento laboral (25.877) de 2004, que derogó la controvertida ley de
Estímulo al empleo estable (25.250) del año 2000, enmarcada en el paquete de
reformas laborales junto con la ley 25.013 de 1998. De acuerdo con
Marticorena (2014), se trató de un emblema de la flexibilización laboral. En el
plano del derecho colectivo, la ley de Ordenamiento laboral implicó la
restitución de los convenios colectivos y del principio de ultraactividad. En el
plano del derecho individual, dicha ley modificó el período de prueba para
contratos por tiempo indeterminado, limitándolo a tres meses no
prorrogables. De acuerdo con Marticorena (2014), si bien la nueva ley acorta
los límites al tiempo de prueba, no deja de convalidar las condiciones vigentes
en adecuación con algunos aspectos de las reformas laborales de los años
noventa.
Si bien la ley de Ordenamiento laboral, tanto en lo relativo a los aspectos del
derecho individual como colectivo, refleja un cambio en la lógica de
intervención del Estado en el conflicto capital-trabajo, fue limitada en lo que
refiere a la reversión de los contenidos sancionados durante la última década
del siglo XX, dado que esas condiciones legales se despliegan sobre la base de
un marcado retroceso de larga data en las condiciones de vida (Marticorena,
2014:62).
Desde los comienzos mismos del proyecto kirchnerista, los tres gobiernos
tuvieron la iniciativa de diseñar un esquema de políticas laborales tendientes a
que el empleo volviera a ser una variable de inclusión social. Sin embargo, las
deudas pendientes que no alcanzaron a atenderse (Trajtemberg, 2016)
posibilitaron a la gestión que los reemplazó tomar la iniciativa y especular con
una reforma laboral y previsional. El gobierno de la alianza Cambiemos
intentó desde el inicio mismo de su gestión desarticular el esquema regulatorio
e institucional previo, empezando por reducir el ministerio de Trabajo,
Empleo y Seguridad Social a una secretaría dentro del ministerio de
Producción, es decir, subordinada directamente a las necesidades y exigencias
de las cámaras empresariales cuyo portavoz en el Estado es ese espacio
institucional.
Álvarez Newman (2020) caracteriza al período 2003-2015 como un proceso de
reversión parcial de la flexibilización laboral, siendo uno de los puntos más
débiles de la gestión la incapacidad de continuar reduciendo el empleo no
registrado a partir de 2010 (Balza, 2020). En ese sentido y desde nuestro punto

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de vista, el gobierno de Cambiemos montó el tratamiento del proyecto de ley


de la reforma laboral sobre uno de los tópicos más débiles de la gestión previa
en materia de relaciones laborales. Sin embargo, no se trató de una verdadera
solución al problema del creciente empleo no registrado, sino que fue una
excusa para abaratar los costos de contratación, con la justificación de que
aquello les permitiría a los empleadores “blanquear” a su nómina laboral. La
reducción de las contribuciones patronales es parte del reclamo empresario por
la reducción del “costo laboral”. Por tanto, cabe resaltar a qué se refiere dicha
reducción. Siguiendo a Kaplan (2018) puede ser directa, incorporando las
contribuciones patronales al sistema de seguridad social (también conocido
como registro), las vacaciones y licencias pagas, la indemnización por despido
y la tasa especial por el trabajo de horas extras; o bien puede ser indirecta,
tratándose, por caso, de los gastos en sistemas de previsión de accidentes de
trabajo o el mejoramiento de las condiciones físicas en que se desarrolla la
actividad (Kaplan, 2018: 160).
Cabe señalar al menos tres cuestiones que se derivan de la reducción de las
contribuciones patronales. En primer término, que la decisión de su rebaja ya
había sido previamente aprobada en la reforma tributaria. Como señala Strada
(2018), se trató de uno de los ejes centrales de dicha reforma, aun cuando se
trataba de un aspecto del ámbito laboral. Como el gobierno de Cambiemos
supo que la resistencia y los cuestionamientos a la reforma laboral podían
frenar su avance, muy hábilmente ubicó el punto estratégico de mayor
demanda empresarial en una reforma que no hiciera eje -al menos no de
manera directa- en la relación capital-trabajo. A su vez, en segundo lugar, las
empresas que entraron en la ley del blanqueo laboral fueron eximidas de sus
multas por incumplimientos en relación al registro en el empleo y dadas de
baja del Registro Público de Empleadores con Sanciones Laborales (REPSAL)
en lo referido a las deudas en materia de seguridad social (Kaplan, 2018;
Strada, 2018). Este combo de beneficios culmina con la condonación de la
deuda por no pago de aportes y contribuciones al sistema (Strada, 2018: 62).
En tercer lugar, no se trató de una equitativa distribución de beneficios, dado
que los trabajadores solo computan hasta sesenta meses de lo blanqueado con
el tope del Salario Mínimo, Vital y Móvil. Pero no solo eso, sino que el
trabajador blanqueado debe renunciar a toda acción y derecho contra su
empleador por las condiciones precedentes (Kaplan, 2018: 161).
Otro aspecto de gran envergadura de la reforma laboral macrista fue el intento
de modificación de la ley de Contrato de trabajo, puntualmente sobre dos
artículos. Por una parte, en lo que refiere a la subcontratación, el artículo 30
garantiza la existencia de responsabilidad solidaria de la empresa principal
sobre el cumplimiento de las obligaciones de los contratistas (Strada, 2018: 67).
Se trata de un nuevo punto que habría convalidado la legalización de la
ruptura del binomio seguridad jurídica-dependencia económica, dado que
muchas empresas que tercerizan trabajadores no siempre cuentan con la

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LA CONSOLIDACIÓN DE LA PRECARIEDAD LABORAL EN LA ARGENTINA .SONIA BALZA

solvencia suficiente para garantizar los costos de mano de obra registrada, lo


que conlleva la posibilidad de incumplir las leyes laborales sin la contrapartida
de la solidaridad de la empresa principal. A su vez, si la reforma laboral
hubiera avanzado, habría fomentado una todavía mayor generalización de la
tercerización como forma de contratación (Strada, 2018). El otro punto de
reforma de la LCT es el artículo 12, sobre la irrenunciabilidad de los derechos
previstos en la ley, en los estatutos profesionales, en las convenciones colectivas
y en el derecho individual (Strada, 2018).
También en relación a traspasar la LCT, como corolario de la
institucionalización del proceso de deslaborización manifestado en la ruptura
del contrato fundamental entre capital y trabajo que se traduce en dependencia
económica a cambio de seguridad y garantías laborales, el gobierno de
Cambiemos buscaba crear la categoría de “trabajadores autónomos
económicamente dependientes”, lo que si bien encierra una contradicción 2, es
cierto también que buscaba legalizar e institucionalizar una práctica
consolidada que es la ausencia total de reconocimiento de las actividades de
tipo laboral pero amparadas por el derecho comercial (como es la categoría de
monotributista). Estos trabajadores debían demostrar dependencia económica
en hasta un 80% de sus ingresos anuales para con una persona física o jurídica.
Estos quedarían excluidos de la ley de Contrato de trabajo y habrían pasado a
una regulación estatutaria especial (Alfie, 2017).
Por último, otro aspecto muy adverso a uno de los derechos fundamentales –
las indemnizaciones por despedido3- es el de la creación de un “fondo de cese
laboral”, que habría costeado los montos de las indemnizaciones hasta ahora
responsabilidad del empleador. Se trata de una medida inconstitucional pero
además profundamente regresiva, dado que el fondo se habría constituido con
un porcentaje de la remuneración mensual del trabajador en concepto de
salario básico convencional y sus adicionales (Alfie, 2017:76). En relación
también a las indemnizaciones, el texto de la reforma buscaba excluir de la
base salarial para el cálculo por despido al sueldo anual complementario, a las
horas extraordinarias, a las comisiones, premios y/o bonificaciones, a las
compensaciones de gastos y todo rubro que carezca de periodicidad mensual,
normal y habitual (Alfie, 2017:76).
En síntesis, la política laboral del macrismo se amparó rápidamente en dos
ideas recuperadas de la doctrina neoliberal: la primera de ellas es la exaltación

2 Como afirma Alfie (2017) desde el punto de vista exclusivamente legalista, si el tra-
bajador es autónomo, no puede ser económicamente dependiente, y si es económi-
camente dependiente, no puede ser autónomo.
3 Para una reflexión crítica de cómo se constituyó el concepto de indemnización mo-
netaria, se sugiere la lectura de Suárez, M.F. (2017): El despido injustificado en la le-
gislación argentina. Garantías para la estabilidad en el empleo. Ponencia presentada
en Grupo Temático N° 19: Cuestiones actuales del derecho del trabajo, ASET.

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REVISTA LATINOAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA DEL TRABAJO Nº10 enero-abril 2021

de la idea del esfuerzo individual, que sirvió como encuadre para una política
de despidos en el sector público y también en las grandes empresas privadas y
de fijación de techos en las negociaciones salariales (Medina, 2019: 221-222). La
segunda es el precepto de austeridad que el macrismo pudo colocar en un nivel
discursivo que apeló al “sinceramiento” de las incapacidades argentinas de
vivir bajo las normas de los doce años previos. Cierta simplicidad efectiva en
la capacidad de comunicar una idea permitió que las “metas de inflación”
tuvieran el efecto realmente esperado por el gobierno al reconfigurar la puja
distributiva, favoreciendo fundamentalmente al sector financiero. Si bien las
manifestaciones populares en torno a un decisivo rechazo a la reforma laboral
lograron frenarla, la transferencia de ingresos desde el trabajo hacia el capital,
se logró sin demasiada capacidad de veto efectivo por parte de las fuerzas
opositoras, sean estas de orden político, social o sindical. La estrategia de
“demonización” basada en el ataque a las instituciones laborales, allanó el
camino para lo que Medina (2019) señala como una estrategia oficial fundada
públicamente en la necesidad de desinstitucionalizar y desregular las relaciones
laborales, con la consecuente pérdida de derechos. De acuerdo con la autora, la
ofensiva se sostuvo sobre los pilares de la deslegitimación de los sindicatos, la
descentralización de las negociaciones, la reducción de impuestos vinculados
con la contratación de personal, y la flexibilización de las condiciones de
contratación (Medina, 2019: 233).

EVOLUCIÓN SALARIAL Y DIMENSIONES DE PRECARIEDAD LABORAL


A partir de la evidencia empírica disponible, en este apartado nos dedicamos a
analizar el impacto de las diferencias salariales entre los trabajadores
protegidos -es decir, enmarcados en las leyes laborales- y la de sus pares
precarizados. Previo a esto nos interesa señalar que, como puede apreciarse en
la figura 1, la recuperación del tejido productivo y de las relaciones laborales a
partir del año 2003 se evidenció en un crecimiento de la tasa de asalarización.
Sin embargo, si bien el componente asalariado argentino sigue ajustándose a
los parámetros de una organización laboral de tipo salarial, al segundo
trimestre de 2019 se habían perdido casi tres puntos de participación con
respecto a 2015 (74,1%)4.

4 Las mismas derivaron en inserciones cuentapropistas.

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LA CONSOLIDACIÓN DE LA PRECARIEDAD LABORAL EN LA ARGENTINA .SONIA BALZA

Figura 1. Argentina. Tasa de asalarización entre 2003 y 2019. (En


porcentajes)

Fuente: Elaboración sobre EPH-INDEC. Información correspondiente al total de


los aglomerados urbanos, sobre el 2do trimestre de cada año a excepción del
2003 en el que se utilizan los datos del 3er trimestre por falta de información
estadística.

Observamos en la figura 2 la enorme transferencia de ingresos que representó


la abrupta caída en las remuneraciones reales, experimentada luego de la crisis
del 2001. Luego de este período comenzó una etapa de importante
recuperación salarial hasta el año 2007. El contexto económico a partir de ese
momento está marcado por un nuevo régimen inflacionario que permite
comprender, en parte, el amesetamiento del salario real. No obstante, y de
acuerdo con las reflexiones del apartado anterior, uno de los objetivos de la
política económica de la alianza Cambiemos fue el salario. Puede verse el
importante deterioro de los salarios reales de los trabajadores del sector
privado. Esto representó una caída de las remuneraciones laborales y una
transferencia de ingresos del trabajo hacia el capital del 17,3% entre 2015 y
2019.

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REVISTA LATINOAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA DEL TRABAJO Nº10 enero-abril 2021

Figura 2. Argentina. Evolución del Índice de Salario Real del total de


trabajadores del sector privado, de los trabajadores privados registrados y de
los no registrados en la Seguridad Social. Base octubre 2001=100

Fuente: Elaboración propia sobre Empalme IPC INDEC-IPPyP- IPC INDEC.

La caída salarial de los trabajadores registrados fue un poco menor que la del
total (11,9%, entre marzo de 2015 y marzo de 2019). La caída salarial total fue
mayor por el desempeño de los ingresos de los trabajadores precarizados, que
fue del 15,8%.
La larga década neoliberal (Varela, 2014) consolidó segmentos de trabajadores
débilmente integrados a la estructura productiva: trabajadores pobres,
trabajadores desocupados, precarizados e informales 5, exponiendo una mayor
fragmentación y heterogeneización de la clase trabajadora, frente a sus pares
protegidos y formales. Desde el Estado se desplegó una batería de políticas
sociales con el objeto de compensar esta desigualdad generando una lógica
dual según quien fuera el receptor: por una parte, los hogares e individuos en
situación de vulnerabilidad, y por la otra quienes participan en el mercado de
trabajo formal (Cortés, 2012: 48). El kirchnerismo dedicó grandes esfuerzos a
recuperar las instituciones asociadas a la relación salarial clásica, entre las que

5 Se incluyen en esta delimitación conceptual a los trabajadores tercerizados y even-


tuales.

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LA CONSOLIDACIÓN DE LA PRECARIEDAD LABORAL EN LA ARGENTINA .SONIA BALZA

se encuentran el salario mínimo, las convenciones colectivas de trabajo y la


reversión, aunque sea parcial, de las reglamentaciones neoliberales que
presentaron una mayor hostilidad hacia los trabajadores y sus condiciones de
vida. Sin embargo, no dedicó el mismo empeño en regular las múltiples
situaciones que posibilitan y despliegan la precariedad laboral y buscó regular
las alternativas de auto empleo a partir del esquema monotributista. Pero
aquella institucionalización solo refuerza la “zona gris” a la que refiere Poblete
(2013) entre ser trabajador amparado por el derecho laboral o serlo bajo las
normas comerciales, dado que las actividades desarrolladas están asociadas a
una relación de explotación. Los avances en materia de desprecarización de las
condiciones de trabajo contrastan su debilidad con el proceso general de
ampliación de la ciudadanía por la vía de la inclusión laboral (Medina, 2019:
228).
En esta sección nos dedicaremos al análisis de los indicadores que hemos
delimitado para la composición de la precariedad de los vínculos laborales. En
primer lugar, expondremos el indicador de descuento jubilatorio normalmente
utilizado, entre 2003 y 2019. Además, desagregaremos este universo de
trabajadores y lo compararemos con aquellos a los que se les niega la totalidad
o parcialidad de los derechos. Estos datos fortalecen lo que
metodológicamente se distinguió entre cobertura del sistema de seguridad
social y amparo del marco laboral legal, que se refiere -entre otros atributos- a
las licencias, las vacaciones pagas, el salario anual complementario y el acceso a
una obra social. Luego abordaremos el análisis de la inestabilidad en el puesto
de trabajo -medible por la finalización del contrato- y la intensidad horaria,
puntualmente la subocupación demandante y la sobre ocupación.
De este modo, se constituye y define un indicador de precariedad que
considera múltiples aspectos que vulneran la calidad de la inserción laboral de
los asalariados. Dichos aspectos son los que sostienen el proceso de inserción
diferencial, coadyuvando a consolidar una estructura laboral (y social) cada vez
más heterogénea y desigual, sobre la base de tipos de trabajadores asociados a
una estratificación cada vez más jerarquizada.
Alcance de la cobertura del sistema de seguridad social y de los
derechos del marco laboral vigente
La evolución de la formalización del empleo en la seguridad social (figura 3)
responde a un conjunto de fenómenos previamente documentados (Balza,
2017; 2020), entre los que conviene destacar el acelerado crecimiento del
empleo entre 2003 y 2008, que junto con las nuevas disposiciones
reglamentarias, redundó en un intenso proceso de mejora de la ciudadanía
laboral. A partir del 2009 el panorama macroeconómico y político cambió, el
empleo total prácticamente no creció, aunque tampoco se corroboró
destrucción de mano de obra (Balza, 2017; 2020). A partir de este momento la
intensa mejora registrada con anterioridad se limitó a reducciones más

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REVISTA LATINOAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA DEL TRABAJO Nº10 enero-abril 2021

modestas. Fue perfilándose un escenario dominado por el comienzo de las


dificultades en la generación de empleo protegido y su virtual estancamiento,
dado que prácticamente no se verificó creación de empleo en esta etapa, salvo
en 2011, cuando la proporción de asalariados no registrados creció por encima
de los protegidos ((Balza, 2017; 2020). Por otra parte, la evolución de la
precariedad se mantuvo sin alteraciones hasta 2017, es decir que, si bien el
cambio de gobierno hacia finales de 2015 supuso la reedición de un patrón de
mayor desregulación económica, la transformación del modelo socio-
productivo y los límites estructurales a su reversión tuvieron peso explicativo
sobre la estabilidad de este indicador, en el orden del 34%-35%. Por último,
durante el período 2016-2019 se produjo un fenómeno de conjunto: por un
lado, se contrajo la matriz productiva al punto de no poder continuar
incorporando fuerza de trabajo; por el otro, el poco empleo en relación de
dependencia que se generó fue precario y ante la disyuntiva de la desocupación
los trabajadores se volcaron hacia actividades cuentapropistas. Argentina no
cuenta con seguros de desempleo capaces de sostener a la fuerza de trabajo
desocupada, con lo cual los trabajadores despliegan estrategias de autoempleo
como única alternativa frente a la desocupación.

Figura 3. Argentina. Tasa de no registro en la seguridad social (En porcentajes)

Fuente: Elaboración propia sobre EPH-INDEC. Información correspondiente al total de los


aglomerados urbanos, sobre el 2do trimestre de cada año a excepción del 2003 en el
que se utilizan los datos del 3er trimestre por falta de información estadística.

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LA CONSOLIDACIÓN DE LA PRECARIEDAD LABORAL EN LA ARGENTINA .SONIA BALZA

La figura 4 distingue a los precarizados por ausencia total de atributos de


aquellos con ausencia parcial de los mismos. El gráfico está distribuido entre
las ventanas de observación seleccionadas y tres categorías de precariedad. La
primera corresponde exclusivamente al universo de trabajadores a los que se les
niega el aporte jubilatorio. Podemos observar que aproximadamente el 70% de
los trabajadores no registrados también ven vulnerados el conjunto de los
derechos laborales. Esta información es útil para comprender en mayor
profundidad de que se trató el fenómeno de recomposición del empleo. Es
decir, si bien los primeros años del periodo de posconvertibilidad se
caracterizaron por el crecimiento del empleo y el descenso de la precariedad, la
cantidad de trabajadores a los que se les negó el conjunto de derechos laborales
creció más de 11 puntos porcentuales. Este proceso sucedió a la par del
descenso de la precariedad laboral, de la recomposición del componente
asalariado y de los cambios en las regulaciones laborales y su revitalización
institucional. Aun así, creció la vulneración de derechos de los trabajadores no
registrados. Con respecto al total de los asalariados, observamos una caída de 5
puntos porcentuales entre 2004 y 2019, ubicándose alrededor del 24%. Por
último, con respecto a los asalariados parcialmente precarizados, vemos un
importante descenso entre 2004 y 2008, a la par de la recomposición de las
regulaciones laborales, y luego un estancamiento desde 2014.

Figura 4. Argentina. Tipo de inserción asalariada según condición de


contratación. (En porcentajes)

Fuente: Elaboración propia sobre EPH-INDEC. Información correspondiente al


total de los aglomerados urbanos, sobre el 2do trimestre de cada año.

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REVISTA LATINOAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA DEL TRABAJO Nº10 enero-abril 2021

Las contrataciones por tiempo determinado (la modalidad del empleo


eventual)
La figura 5 muestra la tasa de inestabilidad en el puesto de trabajo. Es decir, las
actividades que, más allá de la formalización, suponen changas, trabajos
transitorios o por obra específica y suplencias, entre las modalidades más
comunes del empleo eventual. En consonancia con las características generales
de esa etapa, la inestabilidad se reduce de manera significativa entre 2004 y
2008, con un descenso de 7,5 puntos porcentuales. No obstante, para el resto
de la etapa se frenó la recomposición de la estabilidad y creció en el último
periodo. Si bien este tipo de desempeño aumentó para el total de los
asalariados es notorio el agravamiento cuando se trata de trabajadores
desprotegidos. La desigualdad en las inserciones laborales empeora
sustantivamente la calidad de los empleos, es decir la persistencia de empleos
precarios colabora también en la inestabilidad en los puestos de trabajo.
Nuevamente observamos que, en los primeros años de la salida de la
convertibilidad, los niveles de estabilidad, aun en un contexto de altas tasas de
precariedad, crecieron. Como en el resto de los indicadores, luego se produjo
un amesetamiento de esas mejoras y un leve crecimiento a partir de 2019.

Figura 5. Argentina. Inestabilidad en el puesto de trabajo entre el total de los


asalariados y los precarizados. (En porcentajes)

Fuente: Elaboración propia sobre EPH-INDEC. Información correspondiente al


total de los aglomerados urbanos, sobre el 2do trimestre de cada año. Excluye
al servicio doméstico.

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LA CONSOLIDACIÓN DE LA PRECARIEDAD LABORAL EN LA ARGENTINA .SONIA BALZA

En relación a los contratos con tiempo de finalización (figura 6), si bien


prevalecen los contratos anuales, llama la atención el altisimo porcentaje de
trabajadores que, aun reconociendo que el contrato es a tiempo determinado,
no saben cuando finaliza. Esto refleja una mayor fragilidad a la hora de
desplegar estrategias de vida, mas allá del tipo de contratación.

Figura 6. Argentina. Duración del contrato, en los empleos con tiempo de


finalización, de los asalariados totales. (En porcentajes)

Fuente: Elaboración propia sobre EPH-INDEC. Información correspondiente al


segundo trimestre de cada año y para el total de los aglomerados urbanos.

Si consideramos exclusivamente al universo de desprotegidos (figura 7), la


calidad de las inserciones empeora aún más. Si para el total de asalariados la
tasa de empleos por única vez rondaba 14% y 18%, cuando se trata de los
trabajadores precarizados, esta tasa se posiciona entre el 20% y 24%. Se
constatan aquí también, los altos niveles de desconocimiento acerca del tiempo
de duración del contrato.

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REVISTA LATINOAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA DEL TRABAJO Nº10 enero-abril 2021

Figura 7. Argentina. Duración del contrato, en los empleos con tiempo de


finalización de los asalariados precarizados. (En porcentajes)

Fuente: Elaboración propia sobre EPH-INDEC. Información correspondiente al


segundo trimestre de cada año y para el total de los aglomerados urbanos.

Intensidad horaria
La figura 8 presenta la distribución anual de la intensidad horaria entre la
subocupación, la sobreocupación y la ocupación plena, contrastando la
información de los asalariados protegidos con la de los precarizados. Además,
contabilizamos a los asalariados que no trabajaron en la semana de referencia,
dado que si este dato es complementado con la subocupación permite
visualizar un panorama más integral del fenómeno, que en Argentina responde
a una situación de desocupación oculta (Altamir y Beccaria, 1999).
Por un lado, cabe reiterar que los primeros años manifestaron una
recomposición de la matriz económica y de las relaciones laborales también en
este aspecto, dado el importante descenso de la subocupación entre 2004 y
2014. Por otro lado, respecto de la sobreocupación, se trata de un fenómeno
que impacta de manera general a los asalariados, pero más aún a los
protegidos. Si bien entre estos la tendencia es descendente, más de un cuarto
de esta población trabaja por encima de la cantidad de horas normales.

20
LA CONSOLIDACIÓN DE LA PRECARIEDAD LABORAL EN LA ARGENTINA .SONIA BALZA

Por último, solo el 4% de los trabajadores protegidos se encuentra


subocupado, mientras que, tratándose de los precarizados, cerca del 20% están
bajo esa situación laboral. La subocupación aumenta cerca de 8 puntos entre
2014 y 2019, marcando un nuevo nivel en 2019, similar al de los años post
crisis de 2001, superando al 25% de los asalariados precarizados.

Figura 8. Argentina. Distribución de la intensidad horaria entre asalariados


protegidos y precarizados. (En porcentajes)

Fuente: Elaboración propia sobre EPH-INDEC. Información correspondiente al


segundo trimestre de cada año y para el total de los aglomerados urbanos.
*Se refiere a los ocupados que no trabajaron en la semana de referencia pero
que se encuentran buscando trabajo.

En síntesis, tanto la subocupación como la sobreocupación son dos


fenómenos que reflejan la desarticulación de las ocupaciones de la estructura
productiva. Se trata de personas que trabajan menos y más que la media
“normal”. La importante distancia entre la situación de los subocupados
precarizados yla de los protegidos se condice con los menores salarios de los
primeros, que pudimos observar previamente en la brecha salarial.
En la figura 9 mostramos un conjunto de variables que conforman un buen
indicador de deficiencia horaria. Es decir, de asalariados precarizados y
protegidos que necesitan contar con una mayor cantidad de horas de trabajo o
incluso con cambiar o agregar otra ocupación. Este cuadro surge del universo
de trabajadores que previamente declararon subocupación y contabiliza
también a las personas que no trabajaron en la semana de referencia. Los
hallazgos que resultan del cuadro son, por un lado, que no hay una brecha
entre los protegidos y los precarizados en relación con la cantidad de
ocupaciones. La tasa se encuentra alrededor del 11% y es relativamente
homogénea tanto en el periodo como en los universos de trabajadores. Es
decir, para una parte de los subocupados, el problema trasciende o se agrega a

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REVISTA LATINOAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA DEL TRABAJO Nº10 enero-abril 2021

la precariedad laboral. Por otro lado, con respecto a la cantidad de personas


que quisieron trabajar más horas la tendencia fue de descenso hasta 2014 -con
gran impacto entre 2004-2008- para luego volver a crecer fuertemente. Aquí sí
podemos observar una significativa diferencia entre los asalariados
precarizados y los protegidos, dado que el 34% de los primeros afirmaron que
necesitaban trabajar más horas. Por último, en relación con la búsqueda
efectiva de más horas o incluso de otra ocupación, los niveles fueron en
ascenso durante los últimos años, no se manifestó una gran distinción entre
precarizados y protegidos y son comparativamente más bajos que quienes
declararon necesitar trabajar más horas. Esto puede manifestarse en el efecto
desaliento; no es lo mismo encontrarse frente a la necesidad económica de
contar con más horas de trabajo que buscarlas y efectivamente conseguirlas si
el contexto es de mayor inestabilidad y crisis económica.

Figura 9. Argentina. Indicador de deficiencia horaria en el empleo o puesto de


trabajo* entre asalariados protegidos y precarizados. (En porcentajes)

Fuente: Elaboración propia sobre EPH-INDEC. Información correspondiente al


segundo trimestre de cada año y para el total de los aglomerados urbanos.
*Se refiere a los ocupados que trabajaron en la semana de referencia pero
que se encuentran buscando trabajo.

Entonces, para sintetizar, la figura 10 indica que la tasa de subocupación


demandante se ubica en torno al 80% de los asalariados precarizados.
Llamativamente, la misma tasa desciende en los últimos años cuando se trata
de los protegidos, aunque está cerca de la mitad de estos subocupados. Aun así,
la brecha en la situación de vulnerabilidad que otorga la subocupación es muy
amplia.

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LA CONSOLIDACIÓN DE LA PRECARIEDAD LABORAL EN LA ARGENTINA .SONIA BALZA

Figura 10. Argentina. Tasa de subocupación demandante en universo


caracterizado por la insuficiencia horaria. Asalariados protegidos y
precarizados

Fuente: Elaboración propia sobre EPH-INDEC. Información correspondiente al


segundo trimestre de cada año y para el total de los aglomerados urbanos.

REFLEXIONES FINALES
Si la década del noventa dio luz al trabajador desocupado Wyczykier (2007),
los años de la posconvertibilidad consolidaron un tipo de trabajador
atravesado por inserciones laborales precarias. Los años ochenta y noventa del
siglo XX fueron el punto de inflexión en la fragmentación del colectivo
trabajador, ensanchando las brechas de desigualdad y las distancias entre clases
sociales, configurando un mercado de trabajo en el que priman las inserciones
diferenciales con posiciones demarcadas por la presencia o ausencia de
derechos laborales, con un fuerte impacto en la desigualdad salarial.
La tensión central que atraviesa este artículo, y que se expone en la hipótesis
planteada al comienzo, se relaciona con el alcance y los límites de las
regulaciones laborales. Por un lado, la precariedad puede variar con las
políticas públicas contrastantes -dicho de manera esquemática- de los
kirchnerismos y el macrismo. Los años del kirchnerismo significaron un

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REVISTA LATINOAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA DEL TRABAJO Nº10 enero-abril 2021

proceso integral de mejora en las relaciones laborales. Los esfuerzos


institucionales por recuperar algunos instrumentos de control de la relación
capital-trabajo operaron en conjunto con la recuperación de derechos por
parte del colectivo asalariado. Mientras intentaban recuperarse las instituciones
asociadas con la relación salarial clásica y se desplegaban subsidios a las
empresas para cuidar el trabajo registrado, se compensaba con políticas de
asistencia social a los contingentes de trabajadores desocupados, precarizados o
informales, acompañadas de una batería de políticas de ingresos para aquellos
sectores de mayor vulnerabilidad. Pero a su vez, la evidencia empírica permite
señalar que la persistencia de la precariedad es consecuencia de una
vinculación especifica entre estructura económica y condicionamientos legales.
En resumen, si bien durante algunos años del periodo se registró un intenso
descenso de la precariedad laboral, su persistencia da cuenta de que dicho
fenómeno no responde exclusivamente a la implementación de un “modelo”
económico, sino que se ha convertido en parte estructural de las características
del mercado de trabajo en Argentina.
Así, entendemos que la crisis del trabajo, o, mejor dicho, de su capacidad de
integración social, se debe a las transformaciones previas del esquema
productivo, que permitieron los altos niveles actuales de reapropiación privada
de la riqueza socialmente generada, y que la propuesta de política económica
kirchnerista no reguló en profundidad y el esquema neoliberal fomentó. Esta
configuración es la que dejó como corolario nuevos actores sociales: un sujeto-
trabajador depositario de la responsabilidad de asumir él mismo los avatares
de su trayectoria, sin que a esto se le contrapongan garantías existentes.
Por último, queda pendiente la pregunta acerca de la validación social de estas
formas de trabajo. Pensamos que su despliegue, no solo tiene raíces en el
profundo retroceso en el otorgamiento de derechos, sino en la normalización
de prácticas y en la tolerancia a estas inserciones laborales precarias. Pareciera
que se ha logrado una aceptación de la convivencia con formas de empleo por
fuera del marco laboral y del impacto salarial desigual entre los trabajadores
protegidos y precarizados.

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