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La función general de sistema inmunitario es diferenciar entre lo propio y lo extraño (considerando como extraño las
malformaciones de elementos propios).
El sistema inmunitario constituye la defensa interna del organismo. Si un agente patógeno consigue penetrar las
defensas externas desencadenará una respuesta inmunitaria que puede ser de dos tipos:
Innata o inespecífica
Adaptativa o específica
Inmunidad mediada por células y componentes Inmunidad mediada por células y componentes
humorales humorales
Sin memoria inmunológica La exposición conduce a la memoria inmunológica
Presente en casi todas las formas de vida Presente sólo en vertebrados mandibulados
• Linfocitos B o células B. Son los responsables de la inmunidad humoral. Se forman en la médula ósea. Presentan
anticuerpos o receptores en la superficie externa de su membrana plasmática que reaccionan con antígenos específicos
de microorganismos. Producen anticuerpos libres específicos.
• Linfocitos T o células T. Intervienen en la inmunidad celular. Maduran en el timo y no producen anticuerpos libres.
En la superficie de su membrana hay receptores de antígenos. Son de tres tipos:
– Linfocitos T citotóxicos. Destruyen las células infectadas por virus o bacterias mediante la liberación de cito
toxinas, que inducen la aparición de poros en la membrana de la célula infectada.
– Linfocitos T colaboradores o células helper (células Th). Activan a los linfocitos B e inician la proliferación de los
linfocitos T citotóxicos mediante la secreción de moléculas llamadas interleucinas.
• Inmunidad innata.
La respuesta innata suele desencadenarse cuando los microbios son identificados por receptores de reconocimiento de
patrones, que determinan componentes que están presentes en amplios grupos de microorganismos, o cuando las
células dañadas, lesionadas o estresadas envían señales de alarma.
Los gérmenes que logren penetrar en un organismo se encontrarán con las células y los mecanismos del sistema
inmunitario innato.
• Inmunidad adaptativa. La inmunidad adaptativa, adquirida o específica a menudo se subdivide en dos grandes tipos:
la inmunidad pasiva, a corto plazo y normalmente de solo unos meses de duración, y la inmunidad activa, a largo
plazo y a veces incluso de por vida.
La inmunidad también puede clasificarse de acuerdo con el tipo de células involucradas: la inmunidad humoral, que
involucra anticuerpos secretados, y la inmunidad celular, que involucra solo linfocitos T.
La inmunidad humoral es activa, cuando el organismo genera sus propios anticuerpos, y pasiva, cuando los
anticuerpos son transferidos entre individuos. Asimismo, la inmunidad celular es activa, cuando las células T propias
del organismo son estimuladas, y pasiva, cuando las células T vienen de otro organismo.