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REVISTA LITERARIA ANUKET – CONVOCATORIA 2019- EDICIÓN ENERO/2020

CONTENIDO
3/ SENSACIONES
Amaya Michelena (España)
6/ LA BELLA DURMIENTE DEL
ÓMNIBUS
Maximiliano Sacristán (Argentina)
9/ DOS Y UNO
Andrea Pereira (Uruguay)
12/ CARNE
Jaime C. Torres (Colombia)
15/LA PASAJERA
DESCONOCIDA
José Álvarez (Estados Unidos)

R evista Literaria ANUKET es una 18/ LUNARIO


publicación periódica perteneciente a Marco Luis Patiño (México)
la Editorial ANUKET, con sede en la 20/ EL ASIENTO DEL MEDIO
República Argentina, y de alcance Pablo Medina (Argentina)
internacional a través de plataformas 22/ TOPLESS
digitales. Sonia Concari (Argentina)
Sus objetivos abarcan: la 23/ ME DESHOJASTE LA FLOR
identificación de nuevos talentos Hugolina G. Finck y Pastrana
literarios, el asesoramiento a (México)
escritores, y la difusión de obras 26/ ÁMAME COMO TE AMO
inscriptas en los universos eróticos y Mario Meriano (Argentina)
LGTB, sin ánimo de lucro. 30/ EL PADRASTRO
“MEDIO” GAY
AVISO LEGAL. Los textos son de Luis Ezquerra Escudero (España)
propiedad exclusiva de los autores, 33/ LUJURIA
que conservan todos los derechos Mariángeles N. Blanco (Venezuela)
literarios; y que estando de acuerdo a 36/ INSTINTOS ALTERADOS
las bases de la convocatoria 2019, Fernando Sorrenti (Uruguay)
han aceptado difundirlos a través de
39/ EL CUARTO DEL AL LADO
la presente revista. Sin embargo, los
Francisco J. P. Guillot (México)
derechos sobre el conjunto de la
Revista Literaria ANUKET, su logo y
43/ FORMA Y PASIÓN
su formato pertenecen a la Editorial Jimmy Castro (Venezuela)
ANUKET. Queda terminantemente 46/ EN AQUEL VIEJO TREN
prohibida la venta o manipulación de Manuel Serrano (España)
ésta revista literaria; salvo que se la 48/ EL PESO DEL AGUA
copie, preste o comparta de manera Javier Aragüés Puebla (España)
íntegra, sin alterar su contenido. 50/ PROHIBIDO
Johana Peraza (Uruguay)
CONTACTO 51/ SATURNO
editorialanuket@gmail.com Cristina Fasulino (Argentina)
53/ MISTRESS XMAS
Ricardo Rivera (México)

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cielo sin estrellas. La urbe, con sus


mil luces, se las come.
Responsabilidad, horarios, reuniones
interminables, negociaciones... al
final de un día complicado se echa de
menos la compañía, una palabra de
afecto, una caricia o el simple estar
juntos sin hacer nada especial,
compartiendo tiempo y espacio. Eso
también debe de ser un paraíso. Pero
no lo tengo, así que de nada sirve
lamentarse. Lo sensato es aceptar las
cosas como son y disfrutarlas. Por eso
me inscribí en Imizwa, un exclusivo
club clandestino que encuentras en
las grandes ciudades y que viene a
enjuagar, por un rato, la sensación de
soledad.
Esta noche estoy en Otawa,
aunque apenas he tenido oportunidad
de ver nada antes de encerrarme en
una sala de reuniones durante horas.
Una pausa para un sándwich
insípido, un café cargado, retocar el
maquillaje y vuelta a la reunión. Cena
de negocios, una copa de champagne,
un trato sellado y... por fin libre. La
tensión acumulada es tanta que no
Sensaciones me basta un baño de espuma y un
hilo musical agradable para
por Amaya Michelena desconectar. Necesito más: el
contacto humano. Piel con piel.
Envuelta en el mullido albornoz

“L
a soledad elegida es un blanco, consulto en el móvil la
paraíso”, dicen mis aplicación de Imizwa en esta ciudad.
amigas casadas, Ahí está el código y el número. Pulso
cargadas de hijos, con aspecto la tecla verde. Doy la dirección y
cansado. Sí, puede ser un paraíso, cuelgo. Siempre es la misma rutina.
cuando me dedico mimos a mí misma, Me visto y bajo al lobby. La
cuando me compro ropa o paso unos limusina no tarda en llegar. Me
días en mi resort favorito de Saint acomodo, descorcho la botella y me
Barth. Pero mi trabajo me obliga a sirvo una copa. Tras los cristales
pasar muchas noches lejos de casa, tintados, la ciudad se ve hermosa.
en hoteles tan parecidos unos a otros Quince minutos después el vehículo
que nunca sé muy bien en qué ciudad se detiene ante la verja exterior de una
estoy. Por los ventanales de la suite, mansión rodeada por un imponente
siempre una vista parecida: jardín. El camino está bordeado de
rascacielos iluminados, un reguero de grandes árboles e iluminado por
coches, las personas como antorchas. La casa, de estilo
hormiguitas regresando a casa, el

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neoclásico, se eleva sobre una colina y arrebata el bolso. Me dejo llevar. Son
queda lo bastante alejada de la calle las reglas del juego. Dos metros más
como para pasar desapercibida. adelante, otras manos me quitan los
Abandono el coche y un lacayo zapatos de tacón y siento un enorme
enmascarado me invita a pasar. alivio al caminar descalza tras tantas
horas subida sobre los stilettos.
La americana salta por los aires
cuando otros dedos me la quitan.
Empiezo a sentir calor. La
temperatura se eleva. El perfume es
un poco mareante, intenso, afrutado.
La música cada vez más fuerte. “¡Oh!”
No puedo evitar una exclamación de
sorpresa cuando mi blusa desaparece
y me detengo un instante, acosada
por varios pares de manos anónimas
que terminan de desnudarme por
completo. El sujetador, la tanga, la
En el hall se escucha una cadenita que colgaba de mi cuello, los
melodía que podría ser árabe. Muy
pendientes, una horquilla que
sensual. Alrededor de la estancia sólo sujetaba mi peinado.
se ven ocho paredes negras. Un
octógono débilmente iluminado donde
se respira un aroma dulzón y
especiado. En cada una de las
paredes hay una puerta. Todos los
pomos son diferentes y tienen una
leyenda. Las recorro despacio,
disfrutando del momento de
expectación. Un cosquilleo de
emoción me eriza la piel. “Nos
perdemos en el desierto” reza la que
está a mi derecha; “Las mil y una
noches” es la segunda; “Dulces licores Como un coche recién cepillado
y manjares”, “Una noche desafiante”; en el lavadero automático, esas
“La jaima del placer”; “Atrévete a lo manos cálidas en las que me veo
prohibido”; “Nunca podrás obligada a depositar toda mi
olvidarlo”… La octava es la puerta de confianza, me dejan tal como llegué al
salida, por la que acabo de llegar. mundo.
Todo me resulta tentador, pero elijo la Mi piel, mis uñas y mi pelo son
cuarta, la que tengo enfrente. El pomo mis únicos vestidos. Ahora me siento
tiene forma de manzana. ¿La fruta libre. Y pura. Como criatura de la
prohibida? Lo giro con cautela y abro. naturaleza. Ya no falta nada,
Sólo hay oscuridad. Unas diminutas centímetros, para alcanzar la
luces led señalan el camino en el siguiente puerta. Al otro lado está la
suelo. Desde el fondo del pasillo me música, noto la vibración. Se abre
llega el eco de la música de una fiesta.
Intento relajar los hombros,
prepararme mentalmente. De pronto
una mano surge de la pared y me

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sola. Y entro. Es como lanzarse a un perfumado se derrama por mi piel y


volcán hirviendo. varios pares de manos corren a
untármelo con delicadeza,
qué placer.
Arriba, abajo, en cada
pliegue, en cada rincón
secreto de mi cuerpo,
llenándome de aromas que
me emborrachan. Unos
labios me besan la boca,
una lengua se cuela dentro,
el calor me devora el
cuerpo, el ansia me puede.
Atrapo esa cabeza anónima
y me pierdo en su beso
perfecto, otras manos
exploran mi ombligo y más
abajo, más abajo... muchas
manos, muchas lenguas,
muchos besos, aquí y allá,
delante, detrás, toda mi piel
se convierte en un mapa
que esos ávidos
conquistadores desean
recorrer. Y yo me dejo, me
rindo, hasta que ya no puedo más y
estallo de gusto. Y río porque he
Hace calor, está oscuro, húmedo retenido la tensión demasiado tiempo.
y hay destellos rojizos. No se ve nada. Y me estremezco y tiemblo como una
Pero se siente todo. Decenas de muñeca de trapo con la que han
cuerpos desnudos se abrazan, se jugado muchos niños traviesos.
besan, bailan o simplemente están Cuando me recupero del fogonazo de
ahí. Alguien me acaricia el pelo, me la pasión y consigo respirar con
giro, alargo la mano y con las yemas normalidad veo una pequeña luz
de los dedos recorro su pecho. Es una intermitente de color rojo. Me invita a
mujer. Su piel es cálida y suave, ella retirarme. Me dirijo allí. Cierro la
me pone la mano en el hombro y me puerta a mi espalda y encuentro el
acerca. Nos besamos, tiene los labios habitual espacio en penumbra que
gruesos y juguetones. conduce a las duchas. Estoy llena de
Sus pezones se ponen duros. Son aceite, de babas, de semen. Y de
puntiagudos. Los mordisqueo con alegría. La ducha caliente me
hambre. Ella ríe. Con una risa revitaliza.
cristalina. Otras manos, más ásperas, Aquí están todas mis cosas,
más grandes, toman mi cintura. Un cuidadosamente reunidas en una
hombre se acerca por detrás. Su cesta. Me visto, me peino, me cuelgo
erección se pega a mis nalgas. Es la cadena y los pendientes. Me calzo y
tentadora. Y eso me hace menear las cojo el bolso. Al salir la limusina me
caderas, el chico se acerca todavía espera. Para volver a la vida real■
más. La chica juega con mi pecho.
Suspiro cuando un chorro de aceite

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dormir en movimiento. Aún faltan


trescientos kilómetros, y a sus
tripulantes no les queda más remedio
que atravesar la noche sobre ruedas.

No, yo no elegí este asiento. Yo


hubiera querido descansar como los
demás. En cambio, estoy velándote.
Una vigilia que arde en los párpados,
porque tu proximidad
duele. Cómo conciliar el
sueño teniéndote tan cerca.
Dormís acurrucada contra
mi hombro, y puedo seguir
tu respiración. Aunque me
perturbes, yo te dejo. Es el
gesto de un caballero
sacrificar esta noche de
insomnio que me desafía a

La mantenerme calmoso como


tu respirar.
Las luces interiores

bella durmiente del “Rápido del norte” se han apagado,


el silencio es total. Me bastaría estirar
una mano fugitiva para tocarte, para
del ómnibus verificar que tanta sensualidad es
real. Extendiste tu asiento, te
por Maximiliano Sacristán
recostaste de medio lado,
enfrentándome, y me sonreíste antes

C
uando él subió, ella ya de cerrar los ojos. ¿Pensabas darme
había ocupado el asiento las buenas noches, pero te
vecino. Se fijó en su boleto arrepentiste a tiempo? Te comprendo:
y le hizo notar que debían enrocar a pesar de la cercanía seguimos
ubicaciones. Ella, desde abajo, le siendo dos perfectos extraños. Te
regaló una sonrisa tristona. Con un imité en el gesto para que quedáramos
hábil movimiento de caderas se pasó a paralelos en nuestra horizontalidad
la poltrona de al lado y se quedó común. Pero pasaron las horas y de a
mirando por la ventanilla la vida de la poco tu sonambulismo te fue
estación terminal. Mientras él se acercando a mí. Cruzaste la frontera
demoraba acomodando su bolso en el de mi apoyabrazos y te instalaste
compartimiento superior pudo aquí, en mi costado. ¿Debí haberte
observarla sin disimulo. Imaginó que despertado? “Señorita, por favor,
ese pelo azabache y largo hasta su sepárese un poco que me incomoda.
cintura olería a humus fresco. En sus ¿No nota un rigor vitae que viene
ojos verdes y ovales había un no sé subiendo?”. De ninguna manera: soy
qué de felina. un ciudadano bien educado que
El ritmo del motor ahora es gracias al control mental puede, como
monótono, un zumbido que los arrulla cualquier varón respetable, asfixiar la
para compensar la extrañeza de urgencia feliz de allá abajo.

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Los kilómetros se suceden, baño para un cambio de ropa interior.


avanza la madrugada y ya nos invade Levanto diques antigoces; pero es
una claridad por la ventanilla. Ahora innegable que tu cuerpo me invade,
puedo recuperar los contornos de tu firme y constante como el agua turbia
cara. Pienso que así, ocupando el de una inundación.
asiento que da al pasillo, pareciera Abrís los ojos y me mirás. Yo
que te mantengo cautiva, que te aprieto los míos. Finjo dormir, pero mi
retengo entre mi cuerpo y la ventanilla piel está alerta. Pasan los segundos y
para que no vuelvas a perderte en la no te quitas de encima. Te oigo
selva de este mundo. Tus labios respirar muy cerca de mi oreja. ¿Me
entreabiertos y carnosos se me olfateás igual que los perros?
ofrecen, tentadores como los abismos Mordisqueás apenitas el lóbulo. Tocás
de una grieta para el suicida. Estiro el con un dedo el hoyuelo de mi mentón.
cuello en un acto reflejo, pero me Como si apretaras un interruptor, tu
contengo justo a tiempo. El impulso pezón se yergue contra mi brazo,
maniatado se desfoga en un puñetazo predispuesto a las caricias. No hay
contra la sien. corpiño que lo retenga, como no hay
¡Cuidado, se remueve! Cierro los calzoncillo que sujete a mi alterego
ojos, trato de estabilizar la enardecido. Ahora tu índice de
respiración. Luego del temblor, todo fisonomista recorre mi cara, dibuja el
ha empeorado (¡ha mejorado!). Te has contorno de mi barba, de mis labios...
recostado contra mi pecho con la Con dulzura niña se desliza por el
confianza de los que sueñan algo tobogán de mi nariz. ¿A qué jugamos?
hermoso. Uno de tus senos se ¿Invertimos roles? ¿Me he convertido
acurruca sobre mi brazo, una cosa en tu bello durmiente?
mórbida como el hambre del lactante. Ya no lo soporto más. Estoy a
Y has dejado caer una mano inerte punto de explotar, de liberar al
sobre mis muslos. Piel contra piel. Es cavernario que hay en mí. Puedo
que estamos en verano, y para mal de imaginarme tomándote de ambos
males (¡para bien de bienes!) apenas brazos sin siquiera decir agua va.
vestimos una remera. Debo pensar en Aplastarte contra tu asiento,
algo desagradable. ¡Pulsión tanática, acariciarte, besarte, lamerte...
ven a mí! ¿Pero cómo recordar velorios
íntimos si tu cuerpo exuda a Eros por
cada poro? Epidermis de los desvelos,
soy incapaz de ensombrecerme, y dejo
que entre mis ingles algo comience a
despertar, tambaleante y torpe como
una mangosta que poco a poco va
emergiendo de su madriguera
invernal. El jean se tensa, y no hay
tela que deniegue esta potencia que se
rebela a los hábitos de los
bienpensantes. Recuerdo el nombre
del ómnibus que nos transporta y me
acaloro: es que yo también soy rápido
sin importar el punto cardinal, un
velocista de los fluidos. Si no contengo ―Señor ―dice tu voz en un
la creciente deberé encerrarme en el susurro, mientras te separás de mí y

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me sacudís por un hombro con (Varios meses después despertó


suavidad. Justo a tiempo, justo a de madrugada. Soñaba con la bella
tiempo... durmiente del ómnibus. En el teatro
Pestañeo y te observo en silencio onírico de su consuelo ella se llamaba
mientras cubro con ambas manos el Ana, y él tenía la absoluta certeza de
domo de mis genitales. Trato de que el que había estado despierta durante
gesto resulte natural. Con la misma todo el viaje)■
mano que exploraste mi cara me
señalás el pasillo. Necesitás que me (*) Obra incluida en la antología
ponga de pie para dejarte salir. Lo “Karma Sesual 2019” al ser finalista
hago, medio encorvado, pero no por del Certamen de Narrativa erótica
servicial. Pasás pidiéndome disculpas Karma Sensual 15 organizado por
y te dirigís hacia el baño. ediciones Literarte.

Cuando ella regresa, él ha Maximiliano Sacristán (Luján,


ocupado el asiento que da a la provincia de Buenos Aires, 1974).
ventanilla y ha abierto un libro. Más Estudió periodismo y letras. En 2016
allá, en la llanura, un sol rojo empieza ganó el XIV Concurso de cuento breve
a elevarse. Aún falta media hora para organizado por la Asociación cultural
llegar a destino. Ella eleva su respaldo “El Coloquio de los perros” de
y se dedica a atarse el pelo. Bosteza, Montilla, España. En 2018 obtuvo el
mientras se observa en un espejito de primer premio del concurso de poesía
mano que ha sacado de un neceser. “Mujer y madre” coorganizado por la
Claro que él no puede concentrarse en Asociación de Escritores de Asturias
la lectura, y la observa a hurtadillas (España). En 2019 se adjudicó el
por el reflejo pobre del cristal, mientras Primer premio en la XIII edición del
finge contemplar el amanecer en el concurso de microrrelatos Saigón que
campo con una mirada ardida. Las organiza la Asociación Cultural
primeras casitas, en la periferia de la Naufragio de Córdoba (España). Así
gran ciudad, ya comienzan a aparecer, mismo publicó el volumen de cuentos
desperdigadas por aquí y por allá. “Tripalium” por haber obtenido el
La vigilia no tiene excusas, y han tercer premio del certamen
vuelto a ser cuerpos solitarios como organizado por la Asociación cultural
siameses recién separados después Letras Cascabeleras (Cáceres,
de la oscuridad uterina. La noche fue España).
un desafío para los dos. Él al
contenerse, ella al liberarse. Cuando el
ómnibus entra en la dársena de la
estación, ambos se ponen de pie al
unísono. Ahora es él el que aguarda a
que ella salga al pasillo y descienda
del vehículo. La sigue por el vestíbulo
hasta que emergen a la calle. Podría
hablarle. Debería hablarle. Mientras la
observa subiéndose a un taxi y
perdiéndose para siempre, él siente
que el deseo se parece a una anguila
escurridiza.

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M
i vida con Mónica era
buena. Nos conocimos
en la secundaria, yo era
el mejor en deportes, ella la más
popular. Nos casamos a los
diecinueve, nacieron los mellizos y
éramos algo así como felices.
Facundo se fue a vivir con la
novia a los veinte, y Lucas que
siempre hace lo que haga su hermano
se mudó, solo, pero también se fue de
casa. El día que los mellizos hicieron
Dos y uno su nido Mónica me puso su anillo
sobre la mano y me dijo que era hora
por Andrea Pereira
de un cambio, estaba en la mitad de
su vida, y todo lo que había sido era
ser madre.
Le pedí una oportunidad, al
principio ella estaba decidida, pero
insistí tanto que aceptó intentarlo. Me
explicó que necesitaba conocer el
mundo, tener experiencias, quizá
estudiar, entonces se me ocurrió que

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comenzáramos a aprender a bailar una forma que jamás lo había hecho,


salsa. y dijo quitándose la ropa: Ya tengo mi
Mónica consideró mi idea muy propuesta. La observé desvestirse y
sosa, pero propuso que aceptaba ir a pensé que ella me seguía gustando
las clases si cuando ella tuviera otro tanto como en el colegio.
plan yo le decía que sí. El martes a mitad de la clase
Amílcar, el profesor, era Mónica miro su teléfono, que nunca
increíble, con él descubrimos que escuché sonar, salió un momento
teníamos talento, y él nos invitó a excusándose y pidió que siguiéramos
ensayar para presentarnos a un nosotros.
concurso. Ese fue el comienzo de la Amílcar me explicó que lo mejor
otra mitad de mi vida con Mónica. era que hiciéramos dos y uno. Eso
Martes, miércoles y jueves a la significaba juntar las piernas y dar un
tarde Amílcar llegaba y comenzaba a paso hacia la izquierda, volver a
prepararnos para ensayar. juntar y otro a la derecha. El paso dos
Fue uno de esos jueves, era era igual, pero en lugar de ser de un
jueves, lo recuerdo bien. Él, para lado a otro era de adelante hacia
hacerle una muestra a mi mujer me atrás. Ese, el paso dos, era mi favorito
hizo tomarlo de la cintura y ensayar porque él nos había enseñado un
apretándolo contra mi cuerpo. Tragué modo en el que íbamos muy juntos y
saliva y sentí como mis labios y mis su pierna pasaba por entre las mías,
brazos tenían un temblor leve que y yo hacía lo mismo.
temía que él, o mi esposa notaran.
Mi respiración se
entrecortaba con cada paso, y
su olor me penetraba
embriagándome.
Siempre lo había visto
tan atractivo e interesante, su
sonrisa amplia, sus labios
carnosos y el brillo en su piel
oscura, todo eso viéndolo de
lejos, pero en ese instante
estaba cerca, demasiado
cerca de mí.
En medio del baile pasó
su pierna entre las mías, lo
apreté un poco más, me dijo
que estaba muy bien, y ya en
ese instante perdí el temor a que se
Toma fuerte mi cintura, este
notara mi excitación.
tema no es muy movido Cesar, vamos
En un giro miré a Mónica que
lentamente, me dijo con su voz grave,
nos veía con la boca entreabierta y las
asentí y lo miré fijamente, él tampoco
cejas levantadas, la vi respirar hondo
bajaba la mirada, vio a los lados un
y sonreír tras lamerse los labios.
segundo, volvió a mirarme, y me
Cuando fui a la cama me quedé
sonrió, entonces lo acerqué un poco
viendo al techo en silencio pensando
más y aproximé mi boca a la suya, lo
en ese momento con el profesor,
único que pensé era que lo peor que
Mónica llegó del baño mirándome de
podía pasar era que me rechazara,

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pero no podía dejar escapar ese hasta llegamos a ganar un par de


momento, no sé cómo lo miraba, sólo medallas.
sé que Amílcar me besó. Ya no Los mellizos no hacen
bailábamos, le tomé los rulos entre preguntas.
mis dedos con fuerza, y lo seguí Mónica sigue usando el anillo,
besando, se desprendió la camisa y porque nos dimos cuenta de lo que
repentinamente se detuvo mirando a necesitaba nuestro matrimonio,
la puerta abriendo los ojos de par en siempre fuimos dos, nos faltaba uno■
par su expresión endurecida me
obligó a voltear, y allí estaba Mónica Andrea Pereira (Montevideo,
con una sonrisa mordiendo su dedo Uruguay, 1983) perteneció al taller
índice. literario de María de la Cuadra en el
La conozco muy bien, supe que año 2016. Estudió letras a principios
no estaba molesta. de los 2000 sacando muy buenas
Amílcar caminó rápidamente calificaciones con un cuento evaluado
cabizbajo hacia la puerta y Mónica le por el profesor Washington
tomó el brazo. Benavides. Egresó de periodismo y
Tranquilo profesor, espere, dijo locución en el año 2004 y sus cuentos
mi mujer. Él se detuvo, quiso pedirle fueron en varias ocasiones
disculpas, tartamudeaba seleccionados por revistas literarias o
prendiéndose los botones, mientras galardonados en concursos.
ella negaba con la cabeza Su primer premio fue en el año
chasqueando la lengua y levantando 2016 en Misiones, Argentina,
la mano como pidiendo que se ganando el tercer lugar en concurso
detenga. literario sobre el mate. En el 2019 con
Yo sabía que aquí había algo su cuento “Flor de Lino” ganó el
especial, lo sentía en el aire. Tras primer lugar. Sus obras han sido
estas palabras tomó una silla se sentó publicadas en México, Perú, Chile,
cruzando la pierna sin sacar aquella Argentina, Alemania, Colombia,
sonrisa que rozaba lo siniestro, y me España y Uruguay
dijo. Mi propuesta es que me dejes blog:https://lolitadejunio.wixsit
ver, que me dejes ser parte Cesar. e.com/misitio,
El silencio reinó un momento, a https://www.facebook.com/LOLITA.
mí me costó menos que a Amílcar SL
aceptar. Ella me hizo recordar que el
trato era decirle que si a su propuesta,
a él le dijo que estaba muy de acuerdo
con la idea de bailar así, como él
decía, dos más uno.
Hoy hace cuatro años de aquel
día en el que me devolvieron el anillo.
Amílcar sigue viniendo martes,
miércoles y jueves. Mónica a veces
mira, a veces hace algo más que
mirar. No conocimos el mundo, pero
hicimos un par de viajes los tres,
también exposiciones de baile
teniéndolo siempre como entrenador y

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tal vez pensó que a mi lado su esposo


estaría libre de tentaciones. No le
importó mi currículo, bastó mi cara
para que tomara la decisión. Lo mío
era otra cosa, pero a mi papá no le
gustaba que trabajara en la

Carne
carnicería. Jugar con cuchillos es
cosa de hombres, decía. De no haber
por Jaime Hernán Cortés Torres sido por su machismo y mi falta de
atributos, nunca hubiera conocido a
Remo.

R
emo no sabía cuántas Enamorarme de él fue fácil, era
amantes tenía. Para él, el hombre por el que una mujer deja a
las mujeres eran un su esposo, su trabajo y sus principios.
pasatiempo; era yo quien le llevaba la Una sabía que el tipo era de los que no
cuenta. Acostumbraba asignar las se enamoraba, pero al tenerlo cerca,
citas con nombres claves para facilitar una termina por ceder a sus encantos.
el cálculo, lo hacía dejándome llevar La marcada diferencia entre el
por el parecido que las pacientes dedo índice y anular, pronosticaba lo
tenían con alguna estrella del cine que escondía en la entrepierna. Una
porno que veía mi padre. La profesora se entregaba, aunque supiera que era
de los jueves era Ginger Lynn; la una res que iba directo al matadero.
esposa del dueño de la constructora En el fondo, los seres humanos no
era Marilyn Chambers; y la somos más que carne buscando algo
instructora de yoga no podía ser otra de placer. Todos los días salimos del
que Janine Lindemulder. No era difícil frigorífico con la esperanza de acabar
encontrar un nombre en ese catálogo servidos en la mesa de un buen
de mujeres con las que los hombres se prospecto. No es que le reproche su
había masturbado alguna vez. promiscuidad, reconozco que mi
Una asistente sabe más cosas única frustración es no haber estado
del jefe que la esposa, pero sabe aún en su lista.
más cuando es fea, porque hace parte Ver trabajar a Remo con las
del mobiliario… y las paredes lo herramientas dentales me traía
escuchan todo. La señora me eligió, recuerdos de la niñez. Verlo usar la
hoja de bisturí sobre las encías de

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alguna de sus amantes, era como ver carne, pero nunca puesta en la
a mi padre con su victorinox de 8 parrilla.
pulgadas desprendiendo un buen Sólo la esposa engañada me
trozo de carne del lomo de una res. hacía sentir algo de consuelo. Lo odié
Remo era un hombre sin escrúpulos, por eso, nada más duro que estar
pasaba con total naturalidad del enamorada de alguien que no puede
taladro dental y la sangre del verte.
escupidero, a la práctica de la “unión Las mujeres somos una
del perro” del Kama Sutra, con la máquina de acumular resentimientos,
paciente de turno. Al principio, todo no olvidamos nada, siempre estamos
eso me despertaba una fascinación trabajando en la construcción de una
infantil, como cuando una descubre torre de malos recuerdos. Sólo una
que ha sido el fruto de un momento de mujer enamorada puede pasar del
placer, que todo se trata de sexo y no amor al odio con una cadena completa
de amor. Sentir los gemidos detrás del de evidencias. Después de que la
drywall, imaginar las posturas, la esposa se enteró de la infidelidad, se
mezcla del olor del desinfectante y el puso como loca. Yo le conté lo de
semen de Remo, verlo salir con el Remo porque también me sentía
miembro todavía duro marcado en el engañada y quería joderlo. No me
pantalón, me hacía sentir como la imaginé que a la señora no le bastaría
espectadora de una película porno. Al el divorcio ni dejarlo en la calle. Ella
principio, era un juego solitario en el era médica y conocía de drogas.
que salía mojada al terminar la Pónganse a pensar, yo que iba a saber
jornada. Espiaba esos encuentros sin de benzodiacepinas o cosas de esas
saber que con cada amante me hacía para doblegar a un hombre. Ella llegó
daño. Después de un tiempo, cada al consultorio con una botella de vino,
mujer, el olor de cada flujo vaginal que como si fueran a celebrar algo y se
tuve que remover con proclinic, me dejó manosear por Remo, como una
hacía sentir humillada. Ahí estaba yo, de esas cualquiera que iban a
siempre esperando, viendo pasar la consulta. La escuché ordenarle que
no se viniera, amenazó con pegarle,
decía que ella se merecía
más que un polvo a la
carrera. No podía saberse
si hacían el amor o
peleaban. Al final, ella lo
maldijo varias veces
porque se había venido
muy rápido y se quedaron
callados. Unos diez
minutos después, entré al
consultorio porque sabía
que la cosa no andaba
bien y lo encontré
amarrado a la silla. Remo
estaba desnudo, como si
estuviera listo para una
sesión de bondage.
Todavía tenía el miembro

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erecto, pero ella ya se había puesto la trapo en la boca para que se callara,
ropa. La señora estaba paralizada, lo que iba a saber ella que tenía
tenía ahí derrotado, pero no sabía qué desinfectante y que empeoraría las
hacer con él. ¿Cuántas?, me preguntó cosas.
con rabia, pero fue la cantidad lo que Eso fue lo que pasó señor
realmente la enfureció. Yo no le agente, lo de descuartizarlo fue para
insinué nada, ella fue la que preguntó poder meterlo en el frigorífico donde lo
si era capaz de quitarle las bolas; y yo encontraron. No fue sevicia como
sabía, porque mi papá me había ustedes dicen, él ya estaba muerto.
enseñado a capar marranos. Le digo Fue fácil, ya le dije que tengo cierta
que ella ni siquiera lo dudó. Me pasó habilidad con los cuchillos y para
el bisturí y se lo hice como a un entonces Remo no era más que carne■
animal de engorde.

(*) "Carne" fue


publicado en diciembre de
2018 en el ejemplar 29 de la
Revista Literaria DEMENCIA
como parte de la antología
del concurso de cuento de
Terror Erótico.

Jaime Hernán Cortés


Torres (Medellín, Colombia,
1975). Ingeniero Mecánico
con Msc. Gestión
La verdad es que me sentí Tecnológica, sus relatos han sido
obligada, no sólo por la señora sino incluidos en varias antologías y ha
por todo lo que Remo nos había hecho recibido varias menciones en
a las dos. Era para nosotras o no era concursos literarios, ocupando el
para ninguna. Les juro que Remo no primer puesto del V Concurso
se dio cuenta, estaba como ido, dócil. Nacional de cuento Biblioteca EPM en
La señora, guardó los testículos en un Colombia en 2017 y el Concurso
frasquito y los dejó al lado del Internacional de Minicuentos El
escupidero. Lo había arruinado, él Dinosaurio del Centro de Formación
que era tan hombre, ya no era nada. Literaria Onelio Jorge Cardoso en la
Mi papá decía que un marrano capado Habana en el 2018. En el 2019, ocupó
no era más que carne, que no servía el tercer puesto en el concurso
sino para venderse por kilos. La Medellín en 100 palabras. Su novela
señora sólo lo miraba, y ahí fue Aura, serial Killer´s workshop mereció
cuando se arrepintió, sacó los mención del jurado en el concurso de
testículos del frasco y trató de literatura de la Universidad Central de
metérselos a la fuerza, como si Bogotá; y fue el organizador del primer
pudiera devolverle la virilidad. Fue en concurso de microrrelatos "100
ese momento que Remo empezó a palabras, 80 años contando historias"
gritar de dolor y la señora le metió un en asocio con la Fundación Haceb.

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de colocar su maletín bajo el asiento


delantero. No había cerrado los ojos
cuando lo invadió una deliciosa
fragancia acompañada de una voz
femenina: “Con su permiso; mi
asiento es el de la ventanilla”.
Visiblemente turbado
se levantó y salió al
pasillo para darle paso
a quien sería su
compañera de viaje
durante las próximas
dos horas. Al pasar
junto a él la observó
con habilidad
detectivesca. Tendría
unos veinticinco años.
Iba vestida con traje de
chaqueta gris de
profundo escote, que
emulaba con una
minifalda, que sólo
permitía mostrar el comienzo de
muslos torneados y unas piernas con

La pasajera medias caladas de color negro… que


hacían un pueril esfuerzo por ocultar.
Cuando notó el tono de morena clara
desconocida de su piel, recordó que en su
adolescencia las asociaba con alguna
por José Álvarez
modelo indígena salida de un lienzo de
Gauguin.

E
Una vez completadas las
staba tenso. De vez en
instrucciones de un par de azafatas,
cuando se levantaba a
ambos se acomodaron para intentar
caminar por la sala del
descansar. No demoraron en
aeropuerto donde esperaba la salida
comenzar a escuchar, todavía lejanos,
del vuelo que lo llevaría a celebrar con
los murmullos de las personas y las
su esposa su primer aniversario. De
azafatas mezclados con el sonido de
pronto, se escuchó el primer aviso.
líquidos y hielos y cartuchitos de
Feliz y más relajado, entregó su pase
cacahuates. Al llegar junto a ellos, la
de abordar en la entrada del pasillo
joven pidió una copa de vino blanco, y
correspondiente.
él la acompañó con una de tinto,
El trayecto le resultó en extremo
pagando por ambas. Eso provocó la
difícil. Su asiento estaba en la última
demorada presentación: “Muchas
hilera, la que descansa en las paredes
gracias por su amabilidad. Mi nombre
de los sanitarios. Los tres asientos a
es Diana”. La respuesta no se hizo
su derecha y los dos a su izquierda
esperar: “Encantado, Diana; el mío es
estaban aún desocupados. Le habían
Lucas”. Ella le lanzó una sonrisa
asignado el de la izquierda que daba
sensual que aumentó el grado de
al pasillo y en él se acomodó después

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erotismo que el joven había esa situación. En la parte trasera de


comenzado a experimentar. Minutos la nave, varias filas delante de la que
después, consumidas las copas de ocupaban, estaban sentados unos
vino, ella se excusó por pedirle seis pasajeros. El problema que
permiso para dirigirse a los sanitarios. confrontarían radicaba en las visitas
Tanto a la ida como al regreso, de pasajeros a los servicios sanitarios.
sus cuerpos se acercaron demasiado, En ese momento Diana colocó su
demostrando que el deseo carnal mano izquierda cerca de la ingle
había tocado a sus puertas; derecha de Lucas y le susurró al oído:
satisfacerlo, sin embargo, presentaría “Si seguimos pensándolo, vamos a
serias dificultades. Incursionar juntos perder la oportunidad”. El roce de sus
en los sanitarios era en extremo labios con su oreja y el tibio aliento
peligroso. Por otra parte, una que la invadió lo erotizó de pies a
aventura al llegar a su destino era cabeza. Ya no había marcha atrás.
imposible, pues la esposa de Lucas lo Ella le sugirió que ocupara el asiento
esperaba en la sala de salida del de la ventanilla al otro lado del pasillo,
vuelo. La única alternativa era una sentándose a su lado para zafarse el
locura descabellada. ¿A quién se le sostén y despojarse de sus zapatos de
ocurría tener relaciones sexuales en tacones. Entonces se arrodilló muy
un avión fuera de los servicios cerca de él, tomó en su mano derecha
sanitarios? Esos pensamientos no se el grueso absorbente que ya estaba al
traducían en palabras. Ya había descubierto y, después de jugar con él
avanzado la tarde y la nave unos instantes, se lo introdujo en la
comenzaba a cubrirse de sombras boca. El roce inicial de sus labios hizo
después que el capitán avisara que se que Lucas se aferrara a los brazos del
iban a apagar las luces. Cuando lo asiento y dejara escapar un quejido
hizo, sólo quedaron alumbrando los que estuvo a punto de descubrirlos.
pequeños bombillos a nivel del piso, Una anciana caminaba hacia
semejantes a las guirnaldas ellos. Lucas se cubrió con un
navideñas. ¡Había llegado la riesgosa periódico y Diana pretendió haber
oportunidad! Días atrás, un artículo encontrado los zapatos de los que se
en el periódico “La
nación de Buenos
Aires” analizaba
las lecturas
durante un viaje
en avión, que
incluía un libro
sobre “las
relaciones exprés
que se establecen
entre pasajeros, en
medio de la noche,
la oscuridad y el
silencio, durante
un viaje de avión
cualquiera”. No
podía creer que
estuviera ahora en

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había despojado minutos atrás. La direcciones ni teléfonos”, contestó ella


señora los saludó con un gesto de a la esperada pregunta del joven, “es
picardía. Los minutos parecieron mejor que todo quede aquí”. Cuando
siglos. Al fin, la pasajera indiscreta salió al encuentro de la esposa y se
regresó a su asiento. El joven se quitó abrazaron, ésta sintió una agradable
el periódico cómplice mientras ella se presión en la parte baja de su vientre.
trepaba sobre él y colocaba sus Reaccionó con una pícara sonrisa y
rodillas a ambos lados de sus piernas. una promesa: “Como se ve que me
De pronto, Lucas se encontró con extrañaste, te voy a dar un premio
unos pechos totalmente descubiertos, cuando lleguemos a casa”. Lucas
después que ella se levantara el siguió a Diana con la vista mientras
sostén y ahora se los ofrecía con la estuvieron en la terminal. Él
mirada más lasciva que había visto en aparentaba estar sereno y alegre, pero
su vida. Los aprovechó. Les hizo todo su expresión se transformó en un
cuanto había aprendido desde sus rictus de tristeza cuando divisó a su
años en la secundaria. Ella comenzó a compañera de vuelo abordando una
descender lentamente y él sintió que lujosa limusina junto a dos caballeros
había llegado a las puertas de la con aire de personas importantes.
gloria. Había estado tan ensimismado “¿No vas a entrar al coche,
con sus senos que no notó la querido?”■
operación de ella, colocando su más
preciado órgano a la entrada de la
gruta prohibida. Ya estaba sintiendo
el efecto de aquel descenso que ella
realizaba cómodamente debido a la
ausencia de pantaletas. Diana
comenzó a besarlo en los labios, las
orejas, la cara, mientras se movía a un
ritmo que estaba a punto de volverlo
loco. Se decían cosas cargadas de
morbosidad y sexo. Hasta que
comenzaron a acelerar y un abrazo José Álvarez (Antilla, Cuba,
fuerte, unido a un esfuerzo mayor por 1940). Economista de alimentos y
evitar gritar dentro de aquel avión, dio recursos de la Universidad de la
por terminado el arriesgado pero Florida, donde desarrolló su carrera
encantador encuentro sexual. académica, recibiendo el título de
Segundos después regresaron a sus profesor emérito al jubilarse.
asientos originales cuando ya el Fundador del proyecto “Repensando
capitán anunciaba el comienzo del la rebelión cubana de 1952—1959”.
descenso. Cuando Lucas le susurró Ha publicado más de 20 libros de
“Diana era el nombre romano de la varios géneros obteniendo muchos de
diosa de la virginidad y el parto”, ella ellos premios nacionales e
casi suelta una carcajada: “No te internacionales. Sus cuentos, relatos
preocupes, yo tomo la pastilla”. y poemas han sido publicados en
Aunque más tranquilos, ambos Antologías de varios países.
experimentaban todavía el palpitar de https://www.facebook.com/Jos
sus partes íntimas y un deseo intenso %C3%A9—%C3%81lvarez—
de lanzarse uno sobre el otro. Pero ya Escritor—449238675618039/
el avión había aterrizado. “Ni

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y sin más preámbulo que una


cómplice mirada. Tú, buscando. Yo,
extraviado. Un cantar desasosiego
que musicaliza y nos guía en la
penumbra. Manos temblorosas
surtidoras de frenéticas caricias. Y tus

Lunario
rizos caen sobre tus torneados
hombros y susurro a tu oído lo
por Marco Luis Patiño indecible. Juveniles cuerpos cuyas
sombras son las que se palpan, las
que se muerden, las que se tragan y
I.- Luna llena se empalman, a sabiendas que allá

D
anza noctámbula entre afuera ha llegado la mañana. Una,
dos en inesperado dos, tres y más, aunque nunca
encuentro. De suficientes, las citas se suceden, para
improvisado montaje. Coreografía entonces prolongar el adiós que
instantánea, que no respeta principio nunca pude darte...quizá porque otra

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vez, ya a la luz de Dios, nos yo, la maestría artesanal de caligrafiar


encontremos. en las más caprichosas
“amorografías”. Y al verle por primera
II.-Luna menguante vez, irrumpiendo en mi solitaria
Entre sueños, tú, relámpago noche, la candente vocecita de Eros
desnudo en mi penumbra. Suena la Dios me murmuró al oído que era
ducha que lava todos los besos del hora de emular aquél escultor
pecado, mis besos. Sales tan llamado Miguel Ángel. “No esta vez. Ni
inciertamente como entraste. Mi otra. Nunca”, me lo pienso.
fervor inconstante. Vaciado mi odio, —Es que, sepa usted, que me
no busco cuerpo: tu cuerpo. De amor tiembla el pulso. Es que sepa, usted,
colmado, prefiero tu alma. Para que ya mis letras bailan. Es que sepa,
exprimirla, y desecharla. Ternura, usted, que ya me he vaciado tanto■
quiero. Sabor a menta. ¿Pasión?:
Olvido. Mañana fresca. Nocturno
seco. Inyaculado orgasmo por tu
encanto. Eres yendo, mío eros. Marco Luis Patiño Palomares:
Poeta tardío porque no encontré mejor
III.- Luna erectus remedio para sosegar el alma. De
Desde que me perdí esa vez oficio reportero, irrenunciable
primera en la profundidad de tu vocación de vagabundo. Empecé
negrestina mirada, supe que nunca dando lustre a zapatos de borrachos
había hecho el amor. ¡Me entraron para hurgar en prostíbulos
tantas ganas por escuchar de cerca tu disfrazados de cantina. En Navojoa,
respiración! Los días siguientes Sonora, México, nací; entre la brisa de
jugamos a hablarnos desde la un virgen mar cercano, los vientos
sinrazón y esconder frases como “te helados de la serranía seca y el clamor
deseo”, “me gustas”, “te quiero”, en la indígena que se pierde en el desierto.
trivialidad cotidiana. Luego esos roces Bailarín sin técnica, dibujante por
del alma al abrazo de los cuerpos que hastío, actor amateur y escritor aún
se dicen “hasta pronto”. Esos pedazos no sé por qué castigo. Obra
de ser –o querer ser— al beso cortés desperdigada y perdida en el olvido de
en la mejilla. Un “me haces falta” lo efímero.
ahogado en los silencios largos de la
admiración mutua. Imaginando
acoplarme al final de la sinuosa línea
de tu recia espalda. Embriagarme con
tu sabor que a la distancia olía a
sosiego. Y así, de tanto vernos, de
tanto acariciarnos las palabras, bastó
esa noche en la que dejamos de
mirarnos y osamos el sentirnos,
siendo. Aún escucho el eco grave de tu
expiación febril entre mis brazos. Aún
tu savia agridulce hidrata mis labios.

IV.- Luna nueva


Hoy que le conocí, ya he inscrito
“amor” sobre mil pieles. He adquirido,

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cabeza estuviera hablándole de los


temas del momento: La lista de los
jugadores de la selección argentina.
El asiento Por qué es una buena opción llevar a
ese mediocampista y cuál es la lesión
del medio que dejará fuera a aquél arquero. Un
chiste machista, dos humoradas
por Pablo Medina. sobre la mujer de uno de los
conductores, tres comentarios sobre
el cuerpo de alguna
modelo. Los zapatos de
Rafael se sentían
pesados. La suela dura,
el cuero macizo, las bolas
de cemento y pintura
pegadas con fuerza a la
base del calzado volvían
cansador cada paso o
movimiento que daba. La
ropa que llevaba en la
mochila, cargada de
pintura y tierra
acarreaba los gritos de
un patrón y los chistes
de sus compañeros sobre

E
l hidráulico sonido de las lo grande que eran sus miembros a
puertas plegándose una diferencia de los de los demás. Con los
contra otra fue la señal dedos ásperos sacó el celular del
que les permitió subir al colectivo. bolsillo y abrió el reproductor. La
Rafael con un movimiento veloz apoyó música comenzó a sonar al tiempo
su tarjeta plástica sobre el lector y que el colectivo volvía a cargar
pagó el boleto. Repetía la transacción pasajeros. La escena subía el ritmo a
a diario, dos veces al día. De forma la par que Rafael conseguía asiento,
natural había calculado la altura y exactamente en el medio de los cinco
distancia a la cual se ubicaba la asientos del fondo del transporte. Le
máquina y el tiempo que demoraba en disgustaba esa ubicación, pero aún
cobrar el pasaje. Caminó a través del más le disgustaba viajar parado.
pasillo angosto y fue directo hacia el El nuevo pasajero caminó con
fondo. Ya no conseguía asiento puesto decisión pisando firme el colectivo y se
que, llegaban todos ocupados, pero paró frente a Rafael. Los auriculares
sabía que encontraría mayor reposaban sobre la cabeza,
comodidad estando parando al fondo sujetándose con fuerza a sus oídos y
que adelante. abrazando el rubio cráneo del
Abrió el cierre de su mochila, muchacho con las almohadillas
desató los auriculares y los conectó al negras. Movía sus labios con rapidez
celular, mientras dejaba caer la sin emitir sonido, imitando la letra de
mochila entre sus pies. La voz del la canción que escuchaba. Rafael no
periodista comenzó a sonar en sus le quitó la vista ni un segundo. Lo
oídos, como si una voz dentro de la observaba concentrado, con los ojos

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abiertos. Su corazón iba aún más era la ubicación exacta donde podía
rápido que la canción que reproducía dejar flotar su imaginación. Lejos
su celular. Si el joven rubio volteaba habían quedado los pensamientos de
su cabeza Rafael la agachaba al futbolistas famosos, de sus
instante con vergüenza. Temía que, compañeros derrochando
por algún motivo inexplicable y sin masculinidad toxica y violenta, ya no
sentido el muchacho desconocido recordaba con exactitud cuáles eran
pudiera leerle la mente y saber lo que las quejas que el patrón blandió a los
pensaba en ese momento. Temía que gritos hoy por la tarde. Rafael y el
pudiera ver las imágenes mentales de joven habían despegado ya lejos de la
Rafael besando su cuello delgado, tierra montados en un proyectil de
tomándolo por los brazos en un placer y goce, directo hacía un plano,
abrazo inquebrantable y, acariciando donde sólo ellos podían acceder
con deseo su entrepierna, comenzar a mediante el roce de las carnes
desnudarlo lentamente. humanas, tan apabulladas y
Rafael se sentía con suerte de su violentadas por el día a día y los
ubicación. Podía observar humanos con temor que se mueven
completamente al muchacho. Tenía con odio. La cabeza no paraba de
un plano detallado de sus blancas recrear escenarios perfectos donde
zapatillas nike, el ajustado pantalón reinan nada más que el regocijo del
negro y el ancho buzo gris con sexo sin ataduras ni dolores. Frenó de
capucha. El observante se tomó su golpe. El colectivo abrió sus puertas
tiempo en la mochila que colgaba de traseras y con una relajada actitud el
su espalda: Verde con llaveros desconocido pasajero descendió por
enganchados. Una frase en inglés los macizos escalones del colectivo.
estampada en el centro superior que Rafael exhaló con fuerzas por la nariz,
Rafael desconocía el significado. volvió a sacar su celular del pantalón
Subió un poco más la mirada y su y cambió la música, necesitaba
enfoque pasó a ser el rostro: El cabello escuchar algo más relajado para
rubio y largo arriba en conjunto con realizar el final del viaje. Las personas
un rapado negro y prolijo a los lados. a sus lados ya habían bajado, decidió
Las cejas eran pobladas pero moverse junto a la ventanilla. Apoyó
detalladas, colgadas sobre unos la cabeza con relajación, cerró los ojos
serenos ojos claros. y volvió a sumergirse en sus
El obrero siguió bajando su pensamientos, privados y
mirada por el rostro del pasajero de encantadores■
pie. Una nariz algo puntiaguda en el
centro del rostro sostenía un pequeño Pablo "Paul" Medina (Buenos
aro de metal plateado entre ambos Aires, Argentina 1995) Aficionado por
orificios nasales. Un poco de vello la escritura desde temprana edad,
facial rodeaba su boca roja, de ganó el concurso de cuentos de la
tamaño mediano y un poco más universidad de Hurlingham con el
ancha de lo normal. Rafael no tendría cuento "Falla de mecanismos". Se
estos detalles desde los asientos de a formó en el área de guion para
dos personas, no los imaginaría historietas e incursionó en guion para
siquiera en los asientos de adelante y audiovisuales en el cortometraje
se privaría de ellos desde cualquiera "Apofenia".
de los asientos a los costados del https://www.instagram.com/_lengua
suyo. El asiento del medio del fondo debrujo/

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A unos pocos metros, una mujer


estrena sus tetas recién hechas. El
perfil de media esfera perfecta se
mantiene inmóvil aun cuando camina
dando pequeños saltos al meterse en
el mar. Al frente, llega una muchacha
acompañada por otra joven. Se quitan
las blusas y los pechos casi
adolescentes se insinúan como brotes

Topless
frescos. Más allá, una señora mayor
extiende una lona y se sienta sobre
por Sonia Concari ella; sus senos marrones, como todo
su cuerpo, se apoyan sobre el vientre
ancho mientras ojea una revista.

E
l sol la abraza, incluso Ella se descubre atraída por esa
bajo su panamá. En anatomía que comparte. Se relaja y se
contacto con su pelo, la tiende sobre la toalla después de
paja toquilla se tiñe de rojo en una sacarse el corpiño del bikini■
circunferencia nítida. De vez en
cuando, la brisa que llega desde el Sonia Concari (Río Cuarto,
Mediterráneo alivia el bochorno y le Argentina, 1952). Doctora en Física,
hace disfrutar en plenitud de esa se ha formado como educadora en la
playa ancha, moteada de sombrillas, universidad pública y como escritora
esteras y cuerpos. en talleres de Rosario, donde reside.
Algunos de esos cuerpos Ha colaborado en revistas de México,
persiguen el bronceado ideal, otros, se Estados Unidos y Argentina. Ha sido
enfrascan en lecturas que lo cotidiano finalista y recibido diversas
relegó al verano; y unos pocos, menciones por su trabajo en
entrelazados en parejas amorosas, certámenes literarios y sus obras han
yacen sobre la arena. Muchos sólo sido publicadas en varias antologías.
están, se dejan estar. El resto, se https://www.facebook.com/son
entretiene en juegos de pelota. ia.concari.5

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L
e llegó la pubertad, esa flor
incolora, que cosquillea sin
saber por qué; la flor que
perfuma de noche y día en perfecta
armonía y que descontinúa los afanes
de jugar con lodo fabricando pasteles
incomibles; de jugar a vestir a las
muñecas, de jugar saltando la reata y
gritando cantatas con rimas
monótonas. Le llegó la pubertad sin
que nadie le avisara que llegaría, fue
como una visita desconcertante que la
pintó de rojo cuando la luna nueva se
escondió. Miró su ropa, el rojo ya
estaba ahí cuando ella lo notó y se dio
a la tarea de asombrarse, de llorar y
de no saber qué hacer. Su llanto fue
silencioso porque la apenaba el vivir;

Me se sintió sucia y sabía de cierto que


sería despreciada.
La mamá no tardó en notar que
deshojaste Gisela no salía del baño y fue a tocar:
—Gisela ¿qué tanto haces por

la flor aquí?
—Mamá, estoy muy enferma –
por Hugolina G. Finck y dijo Gisela abriendo la puerta y
Pastrana mostrando sus ropas.
—Aaahhh, vamos… bueno, esa
no es una enfermedad, lo que sucede
es que ya te convertiste en señorita y
ahora lo primero que debes hacer es
lavar lo que manchaste porque es eso
lo que hacemos las verdaderas
mujeres, lavar y más lavar, te traeré el
jabón adecuado y también ropa
limpia; además te enseñaré a usar las
toallas sanitarias.
Fue todo, ni un abrazo, ninguna
felicitación, sólo la noticia escueta de
que ahora, ya no era una personita
perteneciente a la niñez. Después de
dar sus instrucciones, la mamá
añadió:
—Eso te pasará cada mes.
Deberás llevar un calendario, anotar

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tus días y enseñármelo para controlar madrugada soñó con un gusanito que
tu salud. horadaba una manzana y despertó
—Acabas de decir que estoy titiritando de miedo; manzana y
sana. gusanito eran una pesadilla tan
—Sí, pero si esto no acurre cada espantosa, que toda la mañana la
veintiocho días es que no estás sana y hicieron sufrir.
deberé llevarte con el doctor. A partir de entonces se refugiaba
Sin más, la madre se marchó en la plática de Victoria y esta
dejando a Gisela desconcertada, adolescente, se dejaba admirar.
llorosa y lavando manchas de sangre Un año después Gisela conoció a
que casi eran imposible de Susett en la secundaria… Susset, la
desaparecer. reina de la belleza, la coronada como
la mejor declamadora y oradora de
todo el colegio.
Susset miraba a Gisela con tanta
ternura que Gisela no podía menos
que dejarse mirar; era una mirada que
recorría el cuerpo de Gisela
deteniéndose en los prominentes
senos, casi puntiagudos, de los cuales
Gisela estaba orgullosa, ella bien
sabía que eran un símbolo femenino y
que ella poseía el mejor par de todas
las jovencitas del colegio, de la
colonia… quizás ella tenía el torso
más exquisito y elegante que
cualquiera a quién se le comparara.
Una tarde, cuando ya el colegio
Fue por eso, quizás, o quizá por estaba casi vacío, Susset se allegó a
todo lo demás, que Gisela se refugió Gisela y le dijo:
en la plática con su amiga Victoria, —¿Quieres pasear conmigo por
dos años mayor que ella; la señorita allá en el parque de enfrente?
más versada en esas cuestiones —Sí, claro que sí, hace mucho
femeninas. Después de darle muchos que quiero platicar contigo. –Dijo
nombres técnicos como vagina, Gisela sintiendo que era dichosa.
trompas de falopio, ovocitos y demás Llegaron al parque y lo que
enredos, Victoria le aclaró que nunca, menos hicieron fue platicar; subieron
jamás se dejara tocar, porque podría al kiosco que en esas horas
embarazarse, o sea, encargar un niño, vespertinas no tenía personas y
un molesto y cagón personaje que comenzaron a acariciarse con la
arruinaría su vida, toda su vida sería mirada; pronto se abrazaron y
destruida a partir de los tocamientos, pasando sus manos la una por el
como le había sucedido a Alicia la que cuerpo de la otra, sintieron por vez
vivía por allá y a Teresa, esa que ya no primera la emoción de las hormonas
asiste a la escuela porque se dejó alebrestadas, esas que obnubilan los
tocar por el primo de su amiga Rosa.
Gisela cada vez se asustaba más,
mucho más, ahora su vida estaba
llena de pánicos y cuando llegó la
noche casi no pudo dormir; en la

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pensamientos y no dejan al cerebro Pasados esos segundos


razonar. fulgurantes, los cuerpos laxos
tuvieron a bien descansar.
Después las palabras no
acudieron a las mentes, las bocas no
pudieron pronunciar la dicha
embargante porque ningún idioma
tiene los vocablos adecuados para
tales expresiones de dulzura plena.
El frenesí quedó en ellas,
cubriéndolas como un capelo
protector por Eros fue así cómo lo
planeó.
Fue así, a la luz de Véspero,
como una deshojó la flor de la otra
De arriba hacia abajo, de abajo para llenarlas de candores bañados de
hacia arriba, las cuatro manos llenas armonía■
de emociones conocían un cuerpo
diferente al de ellas; las manos se Hugolina G. Finck y Pastrana:
solazaban en los puntos más Me dedico a la Educación Especial
atractivos, esos que natura saturó de como pedagoga, profesora y terapeuta
terminaciones nerviosas, esos puntos en mi propio colegio. De siete años a
que llevan a la ensoñación sin la fecha escribo y envío mis obras a los
barreras… de repente las manos ya diferentes certámenes de los que me
estaban ahí, en lo álgido de la entero. Actualmente ya tengo
femineidad y encontraron a la vez el publicadas más de 800 creaciones
botón de oro que revienta en emoción entre ensayos, relatos, cuentos y
climática… fue en ese momento que la poemas. En seis de ellos salí
vida se convirtió en la fantasía que no vencedora.
se piensa, esa que pone la mente en la Este relato lo escribí porque
brillantez saturada de felicidad. conozco muchas jovencitas
totalmente desconcertadas cuando
llega a ellas la pubertad y es necesario
que antes de esa bella edad, se
enteren de lo que ocurrirá.

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otras, sentir su ausencia en mi

Ámame como
habitación, intima, sensual, risueña y
extrovertida como siempre, me
atormenta cada minuto desde hace
te amo mucho tiempo.
Jamás le insinué que me gusta,
por Mario Meriano ella tampoco tuvo un gesto hacia mí
que me indujera a pensar que siente

S
algo más allá de esta eterna y
abía lo que quería, me extraordinaria amistad que nos une
destruía la idea de pensar desde hace tantos años.
que era un historia He salido con algunos chicos,
imposible, somos amigas desde la ella también, ambas tuvimos nuestras
infancia, hicimos la primaria, la pequeñas historias adolescentes en
secundaria, ahora se acerca el su momento, pero ya con dieciocho
momento en el que cada una de años cumplidos sé que la situación es
nosotras debe acudir a la universidad cada vez más compleja, por suerte hay
y me atormenta la certeza de que en el mundo un masivo movimiento
pueda irse lejos, puede ser Buenos que apoyaría mi decisión, más allá del
Aires, serían trescientos kilómetros, posible trauma que cause en ambas
no es muy lejos, lo sé, pero no verla familias nuestra relación.
todos los días me derretiría el alma Pero, ¿de qué estoy hablando?
poco a poco. Saber que puede mirar a ¿Es tal el amor que siento por ella que

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me arriesgaría a plantearle que no ojos cristalinos y audaces surcan mi


puedo vivir sin su sonrisa? En caso de cuerpo con tal fuerza, que desfallezco
que ella no sienta lo mismo de amor cuando posa su deseosa y
¿continuaría nuestra amistad sin fogosa mirada en mí; no puedo
condiciones como hasta ahora? sostener sus ojos grandes y gatunos
El temor se hace monstruoso en sin un gesto de estupidez que me
mi interior; por las noches acude a arrebata y me vuelve una tonta
mis pensamientos y el insomnio me enamorada, ¿se dará cuenta de lo que
aturde, hasta que comienzo a pensar siento? ¿Será tan evidente mi
en sus ojos bonitos, sus labios inquietud ante su presencia después
sensuales, sus pechos jóvenes y de tantos años juntas?
erectos, firmes, seductores y deliro Siento que la extraño cada
con la posibilidad de tenerla junto a minuto de mi vida y pasaría mis
mí, rozándonos, tocándonos, momentos más felices con ella, ya lo
sintiéndonos libres, explorando hacemos, como amigas, claro; pero
nuestros cuerpos vírgenes, entonces me encantaría besarla en esos labios
comienzo a tocarme lentamente suaves y dulces cada vez que se ríe,
pensando en su belleza y en ese daría mi alma por secarle sus
instante el sueño se hace bello, lágrimas de tristeza con mi lengua,
profundo, carnal, apasionado, loco y suave, sensual, tierna, acariciar sus
desvanezco de amor en mi almohada.} piernas, envolver su pequeña cintura
Por otro lado, si no se lo digo, si de abeja y abrazarla por detrás para
no le hago saber que es la persona que sienta el fruto de este amor que
más maravillosa que conozco… desde hace tantos años intenta brotar
Aunque se lo he dicho tantas veces de mi interior.
como amiga, quisiera que sepa que me La he visto desnuda, por
estremece cuando me mira, que sus supuesto, eso turba mis sentidos,

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somos amigas, las mejores, desde además es su mejor amiga desde hace
hace muchos años, pero son tantos, muchos años. Le rozaría la pierna
que arruinaría mi vida si doy un paso suavemente con mis dedos y dejaría
en falso haciéndole saber que la amo que mi lengua húmeda tocara el
más allá de nuestra relación de pequeño lóbulo de su oreja, para que
amistad. Quizás ella me quiera como crea que fue sin intención, entonces
amiga, nunca tuvo ninguna historia quizás se estremezca y su piel
con una chica, lo sé. ¿Qué me hace comience a brotarse con puntitos de
pensar en la posibilidad de que no se escalofrío; eso confirmaría en mí que
escandalice ante una situación siente algo ante esa cercanía sensual
diferente a la actual? Por otro lado, y atrevida, quizás lo intente esta
ella sabe que yo jamás estuve con una tarde, arriesgo muchos años de
chica, aunque muchas veces hemos amistad, lo sé, pero no dejaré que este
hablado del tema y le he dicho que yo tormento consuma mi vida. La amo
lo haría, para saber que se siente y como no amé a nadie desde que tengo
ella se sonroja y me da golpecitos en razón y ahora estamos por
el hombro con cierta timidez ante tan separarnos, no me permitiría pasar
absurda situación. ¿Debería pensar un instante de mi vida sin sus manos
entonces que besarla repentinamente y su risa a mi lado, esta tarde cuando
sería una mala idea? Teniéndola estemos en mi habitación, como todas
frente a mí, me acercaría, le las tardes, lo intentaré.
susurraría al oído mi deseo por su
cuerpo esbelto y firme, por sus pechos *******
jóvenes, vírgenes y sus pezones Estamos solas, mis padres
endurecidos debido al temor de duermen, hablamos de temas
sentirse amada por una mujer, que banales, como la mayoría de las veces,

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es verano y hace calor. Hoy vino a de pasión. Ella deja caer su cabeza
verme con su vestido corto que me hasta posarla en mí, sus labios se
vuelve loca de pasión, derrite mis juntan lentamente y diviso que se está
entrañas y doblega mis ganas de su mordiendo el labio inferior; ante su
piel, quizás no se dé cuenta lo que gesto, aparto mi lengua de su lóbulo
provoca en mí al vestir tan sensual, mojado por mi boca y su reacción
aunque pensándolo bien, muchas nos remueve los cimientos de mi vida,
vestimos así en verano, pero ella es siento que todo se desvanece ante mí,
diferente, por ella siento que se tiemblo y sufro, no sé cuánto tiempo
estremecen mis piernas, mi corazón pasa hasta que se gira y sin mediar
late a un ritmo desesperado cuando la palabra, me besa suave. Tierna, como
veo. El vestido deja a la vista parte de su esencia lo indica, su lengua entra
sus hermosos senos, redondos, lenta en mi boca y recorre cada parte
tiernos, suaves; sus pezones están de mí, llega a lo más profundo de mi
erectos porque acaba de entrar del ser, se separa y me dice que siempre
calor agobiante del exterior al fresco me amó, en silencio, con temor y
que el aire acondicionado imprime en dolor, entonces las dos derramamos
la habitación. Entonces me turbo lágrimas de alegría y suavemente
imaginado en mis labios esos pechos posamos nuestras manos en nuestras
carnosos y jóvenes, hermosos y temerosas y temblorosas piernas y
calientes; se cruza de piernas ante mí lentamente exploramos nuestros
y siento que su piel se eriza por la deseos genuinos y gemimos. Suave,
frescura del ambiente, estoy a punto noto que tampoco lleva ropa interior,
de explotar de amor y deseo, ¿cómo me dice que cuando está conmigo
aguanto estas ganas irrefrenables de nunca la usa, que esperaba este
besarla hasta el cansancio? ¿Cómo momento desde hace mucho tiempo y
reprimo este deseo húmedo, que mi nos entregamos al placer de sabernos
cuerpo adquiere cada vez que la tengo amadas mutuamente, húmedas,
cerca? temblorosas, ardientes, deseosas una
He decidido no ponerme ropa de la otra, comenzamos a vivir al fin,
interior. Entonces le digo que le quiero el amor de nuestras vidas■
contar un secreto; en ese instante ella
sonríe con sus hermosos labios y me Mario Alberto Meriano: Facebook:
envuelve en una pasión difícil de Mario Meriano — Instagram:
contener, deja su lengua entre sus Merianomario
labios solícita de besos, imagino su
lengua en mis partes más íntimas y no
soporto la inquietud, me remuevo y
me acerco, lenta, respiro suave en su
oído y le susurro que su vestido le
queda de maravillas, que deseo su
cuerpo, que desde hace muchos años
la celo de cualquier persona que se
acerca, lo hago en silencio, sufriendo
la situación; le susurro que la amo
más que a nada ni a nadie en el
mundo, y quisiera sentir su piel en la
mía, que su sensualidad me
atormenta y su sexualidad me derrite

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Mi padre falleció, hará un año y


medio. Entrañable, el tipo de padre
capaz de conectar con su hijo, y
alcanzar esa amistad de colegas, y sin
renuncias a su autoridad. Difícil, y él
lo consiguió, natural, algo inherente.
Me dolió, pero no lloramos. Mi madre
y yo, nos vestimos de domingo y
embarcamos en un crucero.
Lanzamos sus cenizas al océano,
estaba prohibido, y lo hicimos.

El padrastro
Bailamos, nos divertimos, sabedores
que él estaba, en esa otra dimensión,
a nuestro lado. Únicamente, al lanzar
“medio” gay las cenizas al océano, al quedar
desierta la urna funeraria, volando
por Luis Ezquerra Escudero sus recuerdos, lloré de querencia.
Y mi madre no ha dejado de ser
la que era. Vitalista, de “carpe diem”.

E
n el comedor, decorado La quiero, pero es latosa. No me
con cuadros loando los reclama que haga de báculo en que
desnudos, me encuentro apoyarse. No es de apoyaturas, se las
atado a mi móvil, un iPod 4, arregla por su cuenta. Y, sin embargo,
intercambiando con los amigotes esas me agobia con sus necesidades
realidades de mujeres desnudas, maternales. Acude, entra, me mira,
pícaras y reclamando placer; y mi me repasa, duda, tose con los nervios
novia en un wasap privado, en la cara. Y se sincera, lo suelta, me
preguntando qué hago. Mi madre, hace participe: ¡TIENE NOVIO!
irrumpe, con esos tics de decirme una Su voz, poco convincente,
noticia importante. titubea. ¿Qué problema hay? Me
alegró por ella. ¿Qué esperaba…?

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Pero, claro, será un padrastro. Y me edad que toca, no es suficiente


desagrada, suena peor que horrible. disfrazarse de joven. Le pregunto,
Hay otros aspectos, más información, —¿Te gustan las mujeres?
y debe ser relevante porque…titubea —Qué dices hijo, me gustan los
Carraspea, tose, y lo suelta hombres con su colita dura.
rápido, al precio de quedarse por el —Mamá, por favor. Nunca me
camino, pero lo entiendo: “…es que es habías dicho… Estás rara... ¿Te
un poco gay”. ¿Qué…? Mi suspicacia gustan los hombres o las mujeres? A
o mis prejuicios, disparados sin un gay, le gustan los hombres, ¿no?
control: “es maricón”. No, ¡esto que Y resulta que no le agrada un
es…!, un padrastro, y dice, afirma, gay completo. Sólo medio gay. Con esa
que es… sensibilidad. Un medio gay al que le
—Gay, has dicho mamá. ¿Estás pongan las mujeres… apasionado. La
bien, mamá...? ¿Sabes lo que es un inquiero si se lo ha hecho mirar. ¡No
gay? Lo digo, mamá, porque, a veces, es normal! ¿Cómo voy a llamarle
con estas modas de ir con pantalones padrastro si es gay? Mis adentros se
rotos, piercings, el cabello de colores y encuentran alborotados, soy un caos
tatuajes, los mayores os perdéis un en la cabeza. Me lo repite, al
poco. observarme denso de sesera.
Me contesta e insiste que le —Medio gay, cariño, que lo otro
gustan con esa pluma. ¡Qué me está lo tiene todo…, pero esa sensibilidad.
contando…! Tanto ir de moderna, Hablamos largo y tendido de nuestras
pero hay que entender a las tribus cosas, nos complementamos. Es muy
urbanas. Estas nuevas realidades con fantasioso, te reclama cosas, tan
sus ideas y maneras de relacionarse, diferentes. Un mundo distinto…, ¡si te
incluso en la intimidad. La contará…!
comprensión adecuada acontece en la ¿De qué me está hablando?
Reniego, no quiero saberlo. Directo, la

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apremio, ¿ahora sales del armario? —Menos mal, era una chica.
Tras la muerte de papá. ¿Y estos Perdí dos kilos hasta que me la
años? ¿Cómo no me di cuenta? presentaste. Su voz, un poco de
—Bueno, cariño. Tu padre era machote ¿no?
muy hablador. Y muy fantasioso, no
veas... No puedo, me supera. ¿De qué
¿Qué…? ¿Qué está largando mi va? Se lía con un hombre medio gay.
madre? Se habrá fumado un porro. Defiende las fantasías sexuales de
Que mi padre…, ¿está diciendo lo que estos, y ahora… Mi novia es de voz
creo? Soy consciente, era cariñoso y ronca, no es muy comunicativa, yo la
cercano. Conectaba conmigo suplo, nos complementamos a la
fácilmente. Amigo y padre, es difícil. perfección. Carnal, directa y repleta
¡Mierda…! Es lo que creo… de ganas, yo aporto el romanticismo y
¡Oh, Dios! ¡Que me devuelvan a la imaginación. Nos compenetramos
mi madre! Alguien que me la devuelva. adecuadamente. Y mi madre, me
¡Por favor! fastidia, ¿qué se piensa?
Me ha salido rana, una conversa, —Mamá, su voz es ronca. ¿Qué
una progre de las nuevas comunas pretendes decir…?
urbanas. Me dice que “hay que correr —¿Qué puedo decir, cariño? Tu
con los tiempos”. Se me escapa por la padre era un gran hombre, y un gran
boca: amante, y estoy segura que, de tal
—¿Es un consejo, mamá? Si mi palo, tal astilla. Pero…, ¡menos mal
padre era medio gay, ¿tú qué eras?, que era una chica!■
¿qué eres?, medio lesbiana, bollera,
devoradora de hombres. Joder, ¿estás Luis Ezquerra Escudero
grabando algún programa de estos (Barcelona, España, 1960) Jurista de
chorras? profesión. Autor de libros y artículos
No se conforma, pasa al ataque. jurídicos, cofundador con otro
—No seas tan duro, que yo también he compañero de las Jornadas
tenido mis dudas contigo. CultuUGT, ámbito de Catalunya,
¿A qué viene esto? Me trae a dedicado a poetas y escritores. Autor
colación cuando estuvo en Génova. del poemario erótico: Íntimos y
Llamó a casa y le contestó una voz Tocamientos. Editorial Letrame.
ronca. Deja caer. “Uf, cariño, nunca www.facebook.com/LeedeCaspe
he hiperventilado tanto, me ahogaba.
Mi hijo acostado con un chico. ¡No,
por favor…!” Me disparo, visceral:
—¡Era una chica, mamá! ¿Y
cómo sabes que nos acostamos?
Pregunta tonta, el teléfono de la
habitación de matrimonio tiene un
sonido raro, y se trata de mi madre.
Su sexto sentido maternal no ha
decaído por tunearse con estas
nuevas corrientes. ¿Qué podíamos
estar haciendo, mi novia y yo, en la
habitación de matrimonio? Prosigue,
implacable:

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proyectadas en bucle con escenas


sadomasoquistas, me despistaba.
El suelo cubierto con un manto
de humo espeso, la iluminación
tenue, un olor embriagante a esencia
de canela. Al ver todo aquello se me
hizo un nudo en la garganta, respiré
profundo y tragué.
El mobiliario de oficina había
desaparecido. En el fondo de la sala
junto al ventanal un futton japonés y
mis sumisos, dispuestos a complacer.
Vi con actitud altiva sus ojos, poco a
poco, de uno en uno los recorrí de
arriba abajo. La conexión fue rápida y
Lujuria contundente.
Luis encadenado a mi lado en
por Mariángeles Navarro Blanco
cuatro patas observando con
irreverencia a sus compañeros de

C
uando entré, la oficina no trabajo convertidos en sumisos. Él se
era la oficina. Cómo había ganado con esfuerzo y tesón el
explicarlo, sabía que era puesto de favorito. Un complemento
la oficina porque podía ver en perfecto.
panorámico las luces de Akita. Sin Me encontré con la mirada
embargo, el equipo de música transparente y arrolladora de Feli,
encendido sonando, más las imágenes siempre cautivadora y voraz.
Conectamos desde el primer momento
que nos vimos aquella mañana en
la que la entrevisté para el puesto
de asistente administrativa.
Ahora, meses después, en este
lugar idílico continuábamos
mirándonos con la misma
intensidad.
Desnúdate, le grité con
autoridad y desasosiego.
Ella lo hizo despacio, con la
intención de provocar placer al
destapar con sutileza cada parte
de su hermoso cuerpo voluptuoso.
Cuando ya no quedaba ropa,
disfruté con alevosía cada parte de
su piel. Sentí degollante la
presencia de Carlos, su novio,
aproveché para chillarle:
—Desnúdate y ponte de
rodillas frente a Feli. Quiero que
lamas con decisión y pasión cada
uno de los dedos de sus pies, sube

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por sus piernas despacio, disfrútalas pliegues de mi oscura caverna


como te he visto disfrutar el chocolate. exudante por el deseo.
Cuando te encuentres con su dulce y Ahora era el turno de
jugosa fruta prohibida, cómetela con encontrarme en los ojos de la
astucia e irreverencia, nuestro deseo petulante Patricia y su ropa interior
es escucharla llegar a ese lugar donde de encaje color violeta. El pelo negro
no hay vuelta atrás. suelto le cubría el pecho. Su
Mi siervo obediente así lo hizo. maquillaje felino provocaba espasmos
Feli abrió las piernas y se dejó llevar hasta al más frívolo e insensible.
por la calidez y suavidad que la Torso largo, vientre liso, ombligo
inundaba. Estuvimos conectadas hundido, cintura de avispa.
visualmente hasta que el calor de la Sentí a Luis ronroneando como
erupción se hizo insoportable y no un gato entre mis piernas. Pensé…
tuvo más remedio que cerrar los ojos ¿Qué hace?... es un perro faldero, no
para entregarse y llegar a ese lugar un gato. Resoplé y con un gesto de
donde revientan las estrellas. El enfado sentí sus lamidos en mi mano,
corazón abierto y la espalda arqueada. gesto suficiente para entender el
mensaje. A Luis le gustaba Patricia y
se la quería comer.
Acaricié con mi dedo índice y
medio humedecido los labios de Luis.
Me incorporé hasta su cuello para
quitar el collar de pinchos y la pesada
cadena que usaba para transportarlo.
El resto, nos miraban con
expectación. Dejé cadena, látigo y
collar en el suelo.
—Luis, -levanté otra vez la voz-.
Quítame la ropa, acércame el puff de
cuero rojo y sírveme una copa de vino
tinto.
Me quitó uno a uno los tacones,
El placer por fin había llegado a se puso de pie, tiró suavemente la
la cumbre. Sus gemidos me erizaron cremallera de mi espalda, y empujó
la piel, toda la sala estaba caliente y con ímpetu la braga de cuero negro
jadeante cuando ella se estremeció. ajustada hasta el suelo. Fue a gatas a
Pude sentir en mi piel el espasmo, buscar el puff y lo arrastró con la boca
pero no quería bajar las revoluciones, hasta donde estaba. Me senté.
volví a gritar: Mientras, él regresaba al minibar
—Túmbala en el futton y tráele cogía una copa y servía el vino. Con
agua. voz de generala autoritaria chillé:
Sacudí con fuerza el látigo
contra el suelo y el sonido
espeluznante vibró en mi interior. Los
sumisos, excepto la impávida Feli
quien volvió a gemir, observaron la
escena con temor. Los miré
desafiante, sintiendo mis dos colinas
endurecerse mientras mis jugos
desbordantes de deseo fluían entre los

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valores religiosos… ¿Qué puedo


—Patricia, tráeme la copa. hacer?■
Se levantó con solemnidad,
llevaba unos tacones amarillos, buscó
la copa y me la acercó. Le dije
susurrando con enfado: Mariángeles Navarro Blanco
—Quítate esos tacones de puta (Ciudad Bolívar, Venezuela, 1978).
cara y ponte mirando a la pared. Actualmente reside en Meliana, un
Dejé la copa en el suelo, me pueblo de la huerta norte de Valencia,
levanté del puf para acercarme a su España. Socióloga de profesión,
cuello y oler sus notas cítricas limpias heredó el Don de seducir con las
y naturales. Ella se estremeció al palabras de su abuelo paterno.
sentirme tan cerca. Apoyé con Ganadora del 1er. Premio (coomp.) del
conciencia mis colinas en su espalda. concurso Venus de literatura erótica
Le musité con sarcasmo al oído: femenina en Colombia con su relato
espero que disfrutes de este regalo. “El club de las masturbadoras”
Cogí los tacones amarillos y se los (publicación en antologia en Marzo del
pasé con fuerza por la espalda, con la 2020). Puedes seguir sus reflexiones
intención de romperle la piel mientras cotidianas en Instagram
ella jadeaba de puro placer. @navarro.mariangeles
—Cállate –chillé-. Eres una
asquerosa. No quiero escuchar tu voz
de perra gozona. Date la vuelta.
Estaba caliente, muy caliente.
Temblaba sin dejar de mirarme
sedienta de eso dolor difuminado en
deseo.
—Vas a llegar hasta el final
conmigo ¿A qué sí? Loba petulante –
Volví a chillarle—
Sudaba y jadeaba. Me giré para
ver a Luis, seguía allí, junto al mini
bar. Carlos y Feli con ganas de más
acción. Quité la atención de Patricia.
Ya habíamos disfrutado suficiente las
dos. Me centré en la parejita de la
oficina:
—Ustedes dos ¿Qué hacen? Los
quiero ver intercambiando fluidos,
esto no es el cine. Aquí se vino a hacer
lo que yo digo.
Tengo meses con estos
pensamientos recurrentes Padre,
cada vez que entro a la oficina y veo
allí a mis empleados no puedo evitar
imaginarlos azotados, desnudos y
vulnerables ante mi poder. Eso me
excita. Por otro lado, cuando regreso a
la realidad y tomo conciencia de mis

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Fastidiada, me sumé a la larga


caravana de la siete de la tarde,
lamentando que mi coche no fuera un
helicóptero.
Aproveché los semáforos para
revisar mi whatsapp; el grupo de
madres del colegio avisaba de una
reunión para el próximo jueves. Estas
se creen que una no tiene nada que
hacer, me quejé con un bocinazo.
Por fin, a mi costado izquierdo,
apareció el soberbio edificio del
hospital. Entré por una calle lateral y
estacioné en el parking.
—“Buenas noches, Antonio.
Cuídamelo bien, que no me lo rayen.”
-Claro que me lo iba a cuidar, me debe
muchos favores. Pero nunca está de
más recordárselo.
La operación fue un éxito, el
paciente aguantó bien la intervención,
a pesar de su sobrepeso y diabetes. La
familia me agradeció como si fuera la
Instintos Vírgen, sólo les faltó arrodillarse. No lo
niego, me gusta recibir ese tipo de

alterados reconocimiento de la gente.


Como había terminado
por Fernando Sorrenti temprano, crucé al bar a tomar un
café. Ni bien traspasé el umbral de la
puerta, quedé impactada. De pie,

—“No
me frente al mostrador, un morocho
esperen divino esperaba ser atendido. Su
para cuerpo atlético le daba una forma
cenar. No sé a que hora vuelvo”, me perfecta a su remera blanca.
despedí de mi esposo y de mis dos Sus jeans realzaban una cola
pequeñas hijas. para comérsela toda. Era un
—“Buenas noches, doctora. bombonazo, y yo tenía antojo de
¿Otra vez tiene que trabajar de comer chocolate.
noche?” -saludó el baboso del quinto Sentí que algo instintivo se
piso-. Podía sentir su lujuria despertaba en mí, era fuego que hacia
impregnarse en mi cuerpo como un brasas de mis preceptos morales.
perfume hediondo y barato. ¡Qué tipo Esta vez, el piso se me movió,
más repugnante! como si estuviera en ese juego “Rock
—“Si, el deber me llama. Saludos and Samba”, creo que así se llama, no
a su esposa” -dije parca, no quería sé, hace mucho tiempo que no voy al
darle conversación. parque de diversiones.
Subí a mi blanco corcel, un Bmw Parecía una adolescente
330i y salí al galope del garaje. excitada en su primera cita. No podía
distinguir el cable rojo del cable negro

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para desactivar aquel explosivo. ¿Esto vital, poderosa. Era una leona en
provocará daltonismo, también? me plena cacería.
pregunté. El gruñido del portón oxidado se
Busqué esconderme en el perdió en la muda oscuridad de la
celular, envié mensajes, incluso a noche, ni siquiera los perros del barrio
contactos poco frecuentes, pero al se molestaron en contestarle. Los
levantar mi mirada caí en sus abismos restos del viejo frigorífico de la familia
negros. Estaba perdida. olían a húmeda dejadez, propia de un
Él me guiñó un ojo y me tiró un nicho cuyo nombre se ha olvidado en
beso, la partida de truco había el tiempo.
comenzado. Una lámpara, única habitante de
Respondí con una caída de ojos paredes descascaradas por la
y una sonrisa; sin embargo, ninguno desolación, mostraba el camino a las
se movía de su lugar. Yo no iría hasta oficinas, cuyo estado de conservación
él, aunque me moría de ganas. El muy era una barricada contra el avance de
tonto, parecía conformarse con ese las hordas decadentes del deterioro.
jugueteo infantil de caritas y miradas. El sofá del despacho principal
Entonces, jugué mi última carta. nos esperaba con los brazos abiertos,
Pagué la cuenta y al retirarme lo invité viejo confidente de secretos
a seguir mi sensual bamboleo de inconfesables, tan negros como su
caderas; eso provocó una crisis piel.
edípica al cuidacoches, que pedía a
gritos por su mamita querida.
Mis pasos resonaban fuertes por
la acera, rebotaban en cada puerta y
ventana de la cuadra, hasta que una
voz joven los detuvo:
—Hola… ¿No tienes miedo de
caminar sola a esta hora?
—Bueno, ahora no.
—¿Quieres que te alcance a
algún lado? Prometo portarme bien.
—¿Sólo bien?
Reímos cómplices, no hacía falta
más palabras. Acordamos ir en su
moto a un lugar discreto que propuse
para la ocasión.
Matías era un joven futbolista,
recién fichado por Defensor. Venia del
interior del país. Soñaba con jugar en
las ligas europeas y sacar a su familia
de la pobreza.
Aquella confesión me llevó
abrazarlo fuerte, porque parecía
buena persona.
Mi corazón latía tan rápido
como esa moto; estaba fuera de Nos desnudamos entre cervezas
control, no iba a parar, me sentía y besos. Mis manos no dejaban de
acariciar a Matías, parecía un dios

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griego; sus músculos, tallados a la cuadras del estacionamiento con la


perfección, me tenían hechizada. promesa de volvernos a ver.
Sus dedos viriles recorrieron
todo mi cuerpo; sobretodo, mis
pliegues más íntimos, haciéndome
crepitar en aquella hoguera de los
deseos.
Mi boca recorrió todo su cuerpo,
saboreando cada parte suya, sin
reparos y sin asco. Otra mujer había
tomado mi cuerpo, su presencia me
asustaba y me atraía, la odiaba y la
amaba, todo al mismo tiempo.
Mi voluptuosidad y morbo se
desbordaban por todo mí ser. Con
vehemencia, lo monté y comencé a
cabalgar como una amazona en pleno
combate. Éramos marionetas en
manos de lujuriosos titiriteros, que
nos movían al ritmo de sus más
retorcidos deseos y caprichos.
Matías era insaciable, hizo lo que
quiso conmigo, provocándome una
cadena de orgasmos que me dejó
exhausta.
—Eres un toro, me has dado la
mejor noche de sexo en años -
El sol comenzaba a trepar por los
eufórica, destapé otra cerveza y nos
edificios, y yo seguía pensando en la
quedamos juntos, piel con piel,
locura que había cometido. La mujer
conversando.
de sólidos valores morales se había
Nos duchamos en el viejo
tomado vacaciones, y otra totalmente
vestuario del personal, que nos
opuesta había surgido para reclamar
observaba sonrojado de óxido; allí,
su lugar, esa noche.
entre jugueteos y risas traviesas, él
me tomó por detrás y me abrió a Otra mujer había nacido en mí
nuevas experiencias, primero, fue su y estaba ansiosa por conocerla■
lengua atrevida y después vino el
postre. Fernando Sorrenti Saracho
(Montevideo, 1966) Estas son sus
Mis gemidos furiosos, salvajes,
primeras incursiones en el ambiente
eran balas disparadas por mi
boca asesina de silencios y pudores literario. Ha publicado en diversas
publicaciones colectivas sobre
olvidados.
Con mi esposo nunca lo diversos temas. Formado en
Psicología, su única amante permitida
habíamos practicado por ahí, sus
prejuicios religiosos lo limitaban en la por su esposa.
cama, aunque no era un mal amante.
Una lástima.
Para evitar suspicacias de
terceros, Matías, me dejó a unas

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la recepción, se dispuso a subir la


escalera.
La alfombra del pasillo
amortiguó sus pasos, introdujo la
llave en la cerradura, la puerta se

El cuarto
abrió con suavidad.
Se ufana consigo mismo por los
secretos que guarda, los reserva
de al lado golosamente y no los comparte.
Tampoco establece relación alguna
por Francisco J. P. Guillot con los demás, aparte de lo
estrictamente indispensable, por eso

N
sus goces son tan intensos. Entrar
o soporta la proximidad subrepticiamente al cuarto número
de las mujeres; cuando trece para espiar el cuarto vecino es
alguna rebasa el cerco uno de sus mejores secretos. Lo
que tiende alrededor, toda su piel disfruta hasta el éxtasis.
arde, se incendia, sus vellos se erizan Desde que entró a trabajar al
como los de un gato enfurecido. Ellas hotel le vino repentinamente la idea.
los perciben, suelen mirarlo
asombradas, otras huyen de él.
Siempre es igual, por eso disfruta
viéndolas de lejos, sin que lo vean a
él, para no despertar su enojo.
Esa tarde estaba terminando
de hacer el balance en los libros
cuando a través del cristal de su
cubículo vio llegar una pareja. Se
acercaron al mostrador y salió para
atenderlos. Algún detalle sutil en el
hombre le molestó, quizá el gesto
de decisión con el que pidió un
cuarto. En sus ojos se percibía el
brillo del que está acostumbrado a
imponerse. Estuvo a punto de
decirle que el hotel estaba lleno,
pero se detuvo cuando vio la
expresión de ella. Flotaba inasible,
embriagada en sí misma. Admiró
su largo cabello estallante de luz,
las piernas blancas, bien
torneadas, herméticas.
Puso la llave en el mostrador.
Los vio entrar al elevador y esperó
a que se apagara la luz de dicho
ascensor que marcaba el piso en el
que se encontraba el cuarto
alquilado. Echó en su bolsa otra
llave, buscó quien lo sustituyera en

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La maduró lentamente y, finalmente, lasciva y sensual. Su vestido ha ido


se decidió llevarla a la práctica. Con resbalando a lo largo de su cuerpo,
un cincel hizo un orificio en el fondo acariciándola; después sus ropas
del closet que mira a la otra recámara, íntimas, hasta quedar desparramadas
construyendo de esa manera, un en la alfombra como manchas de
excelente balcón desde el cual puede colores.
gozar a las mujeres que le gustan sin Frente a la mirilla invisible la
que ellas le vean, así puede esquivar mujer se desplaza desafiante, erguido
su mirada burlona, hiriente, el mentón, los senos militantes, las
decepcionante. piernas en carnaval, cimbreantes
Desde su punto de mira goza y como plantas trepadoras y se recuesta
observa, se enardece olvidando que en la cama tendida a lo largo sobre la
está poseído por el priapismo que ancha corva de sus caderas,
jamás le abandona. Su viril atributo ignorando que dos pares de ojos la
no puede relajarse, no siente la paz y miran, la admiran, sedientos de ella.
por todas partes lo lleva erguido, Un cuerpo inmóvil en la
desafiante, apuntando hacia el frente, oscuridad, las manos sujetando la
a pesar de sus esfuerzos para pared, unos ojos deslumbrados,
relajarlo, como un vigía mudo y alerta, prendidos en la mínima ventana,
incapaz de dispararse o desfallecer, permanecen fijos en ella. Al mismo
incapaz de dar o recibir placer. tiempo, en la recámara alumbrada
En el cuarto vecino la mujer de profusamente, otro hombre, cuerpo
cabello largo y piernas herméticas se firme, atlético, de gallarda testuz,
ha ido despojando lentamente de sus parpadea con inquietud dirigiéndose a
ropas como si oficiara una danza la cama -nave trepidante- y se detiene

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asombrado ante el gesto, la actitud, y, repeliéndola, retrocede hacia la


las palabras de la mujer que le exigen puerta saliendo poco después.
con apremiosa súplica: ¡pégame! En el cuarto de al lado, el
Pálida y ansiosa, quebrada la hombre que estaba observando la
respiración por la violencia de la escena sale rápidamente,
petición, temblando ante la introduciéndose en la habitación
inminencia del desfogue mientras su abandonada por su contendiente; y,
cuerpo se arquea buscando el dolor dirigiéndose a la mujer, que aún gime
que torture su carne, reclama con absorta en su anhelo, azotando sus
mayor vehemencia: ¡pégame! Y un largos cabellos de la peor manera, la
áspero y ronco gemido se paraliza, en toma de un hombro y la golpea en la
su boca enrojecida, en un anticipo cara y en sus brazos blancos,
gozoso de dolor que multiplica la destapando el dique de las contenidas
sensibilidad de la carne. emociones que exacerban al cuerpo
El sentimiento lesionado del femenino, cuya boca, entreabierta
mirón inmediatamente se vincula con como flor, termina por dibujar una
el de la presunta torturada; el infinita expresión de placer.
acompañante de la mujer se De inmediato una creciente
estremece molesto y sus brazos, felinidad se apoderó de ella. Se aferró
extendidos, caen anonadados a al cuerpo de su nuevo compañero, y
ambos lados del cuerpo, disgustado desabrochando con sus dientes los
por los reclamos femeninos que no botones de la camisa, laceró con sus
corresponden a la idea que él se había uñas aquella piel nueva. Sus manos
forjado. Rechaza a la mujer, se aparta resbalaron por el torso cuajado de
de aquella fruta jugosa que ahora espesos vellos hasta llegar a su
aparece ante sus ojos más voluptuosa vientre, haciendo emerger aquel fuete
y dorada que nunca, pero su carne erecto y vigoroso sobre el que dio uso
masculina, quizá temiendo recorrer a sus múltiples habilidades.
un camino desconocido, se acobarda Él temió que punzantes agujas
taladraran sus piernas y el temido
estanque helado le atrapara
impregnándole en sus aguas
venenosas. Pero no fue así, su
sensibilidad percibió el estuche de oro
que le rodeaba y la granada abierta
que exhibía su fruto. La boca
femenina se entreabrió y como quien
despierta de repente él rehusó
mirarla, quiso apartarse y huir, pero
las manos de ella se lo impidieron y
con voz arrobada le suplicó: ¡pégame,
pégame más!
Como si hubiera sido un grito de
auxilio que viniera a rescatarlo
nuevamente alzó la mano, ahora
impregnada de dulzura, golpeándola
en la sinuosa grupa, en las rotundas
caderas para luego arrojarse sobre
ella y besarle los golpes; y en ese

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frenesí de golpes y besos descendió frustrada, su deseo insatisfecho, sus


sobre ella abriéndola, atravesándola, labios, frutos jugosos, se plegaron
ahondando su herida y desafiando la destilando ironía mientras se
irascibilidad de sus cuchillos apartaba de él, deslizándose airosa
vaginales. Cabalgó en la carne, en el sobre la cama, hasta quedar sentada,
vapor, en el aire, en lo espléndido e soltando una carcajada burlona,
irrepetible, remontándose en el río hiriente… y él, mirándola reír,
primigenio de la naturaleza. Ella le mirándola vestirse y marcharse, su
miró con ojos brillantes, con la boca cuerpo se alebrestó, sus miembros
rebosante de placer exhibiendo su vibraron nuevamente y recuperando
largo cuello como una ofrenda. Él la virilidad corrió a la puerta, la llamó
tomó la boca que se le ofrecía, mordió con desesperación, pero en vano…
con suavidad los húmedos labios ella se había ido■
como la pulpa de las frutas, buceó en
su mirada hasta llegar al fondo de su
ser y no sintió la necesidad de apartar
los ojos de ella, ni de ninguna otra Francisco J. P. Guillot (Ciudad
mujer, en el resto de su vida. La de México, 1967) Abogado, escritor y
mirada de ella fija en él, sus ojos poeta, posgraduado por la UAT. Es
redondos y ansiosos clavados en los considerado como escritor de la Nueva
suyos, con las manos extendidas Era. Cultiva los géneros de cuento,
hasta abrazar su cintura con brazos novela, ensayo, poesía, filosofía y
serpenteantes, atrayéndolo hacia ella, política vanguardista. Su estilo va
apretándose hasta cortar su desde la ficción, misterio, terror,
respiración, ahogándolo, bañándolo nueva era y despertar de conciencia.
en sudor frio, su cuerpo paralizado Ha publicado cinco obras: Cuentos de
por el deseo de tenerla mientras Misterio y Terror, Historias
nuevamente agujas de hielo Fantásticas, Dalllat, Génesis
taladraban sus pies ascendiendo por Decodificado y Sueños Lúcidos. Ha
sus piernas, fluyendo por su vientre, grabado dos obras musicales (An
su virilidad inerte como si le hubieran Angel Cries y Nath) Ganador del
sumido hasta la cintura en un concurso de cuento Beatriz Espejo.
estanque helado, en un sopor México (2007)
anestésico que adormece sus
miembros hasta no sentirlos. Dejó de
percibir sus rodillas, sus piernas
asemejaron fustas tembleques ante el
embate de un viento feroz, mientras
los muslos de ella, hambrientos, le
espoleaban, abriendo su cauce
oscuro, profundo.
Dejó de sentir sus uñas -puñales
clavados en su espalda- queriendo
romper el marasmo que le envolvía y
bajo el cual sus poros rezumaban
resinosa impotencia, sudor ácido,
pegajoso, corrosivo. Después las
piernas de ella se extendieron, tensas
sobre la colcha roja, su mirada

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su sexo se mojaba al imaginarse el


barro como el cuerpo del adonis que
podía moldear a su antojo, y que
ahora, a pesar de los años, seguía
sintiendo.
Todavía revoloteaban las
mariposas en su estómago cuando
caminaba por la vereda para llegar a
su taller, como si asistiera al
encuentro de algún amante. Al
sentarse frente al torno no puede
evitar tocarse antes de trabajar. Cada
caricia que se regala a sí misma se la

Forma
impregna a la obra, entonces, las
manos en sus senos, la piel de su
cuello, su cabello, sus caderas, su
y pasión sexo, cada parte de su cuerpo encierra
una sensación distinta que puede
por Jimmy Castro dejar impregnada en el trabajo.
Siempre pensó que su éxito venía de

L
los sentimientos que podía transmitir
a alfarera, sentada frente a través de su arte, cuestión que la
al torno, coloca las manos hacía rodearse de mucha privacidad,
sobre el papelón mientras tanta que podía desvestirse por
éste gira, paseándolas suavemente de completo y acariciar con su cuerpo
arriba abajo, abriendo sus dedos para desnudo todos los rincones de la obra
sentir la humedad y la textura de la que creaba.
pasta cuando rueda sobre sí misma. Su piel era delicada, como si
Ella siempre se ha sentido hubiese sido trabajada por las manos
atraída por esa experiencia desde su de un excelente escultor; manos como
comienzo en la adolescencia, incluso

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las de ella que en su finura y sus ardiente como sirena, la sentía


largas uñas escondía la historia de insaciable e intuía que así era por la
tantas obras. Aún era joven y energía desbordada en cada ocasión.
hermosa, pero muy lejos del Sin poder contenerse después de
matrimonio o de algún amante por la varias semanas, esperó hasta la
relación tan íntima que tenía con el tormenta siguiente para presentarse
arte. Sin embargo, se sentía feliz, se ante ella. El día en que el viento sopló
hacía compañía con la música y hacia el sur y las nubes cambiaron de
sonreía imaginando historias para azul a gris comenzó a caminar en
estar alejada del mundo dirección al taller, a
y sus vanidades; a mitad de camino la
veces se sentía sola, y lluvia le tocó el rostro,
pasaba horas soñando éste corrió para alejarse
con un hombre que se de la calle y acercarse a
atreviera a sentir una su destino, sabía que si
pasión que va más allá la noche caía el
de la piel, uno que le momento tendría que
hiciera el amor ser aplazado. Mientras
mientras moldeaba avanzaba, pensaba en
alguna obra, para dejar los gemidos que la
parte de esa pasión que artista emitía en la
se desprende del cuerpo creación, se inspiraba
en la pieza. Esos sueños con eso, y la esperanza
la llenaban tanto que se de que algún día le
deprimía fácilmente y la arrancaría la ropa para
creación se volvía algo hacerla suya, sólo dos
grumoso, difícil de cuerpos rodando entre
moldear. cuatro paredes tratando
Metida en su de arrancarse el alma a
mundo no se percató través de la piel. Su
que un día en el que la lluvia golpeaba sueño se esfumó al llegar a la puerta
el techo del taller, un muchacho del pequeño taller, la cual abrió con
obligado por el clima se arrimó a una cuidado, pero sin pena alguna, al
de las paredes, los gritos de la música verse dentro la vio danzando desnuda
reclamaban que algo intenso pasaba al ritmo de la música; su cuerpo
dentro, así que movido por la húmedo la mostraba brillante,
curiosidad se acercó hasta una enérgica, toda mujer, que fue
abertura en una ventana, para expiar apartada de su inspiración cuando la
los gemidos que ella le regalaba a la puerta se cerró tras de él, quien aún
lluvia al amasar la arcilla, y se no creía la majestuosidad del
amasaba con ella para dejar su sudor momento interrumpido. Una
en el barro que ya se notaba seco. sensación de pudor lo invadió al
El mismo joven no evitó volver mirarla que lo miraba con ojos como
un rato cada tanto, con la caída del de fuego, aunque casi gotearan; él
sol; recostado del muro sentía toda la tenía un ramo de rosas en la mano
fuerza de la fogosidad que la mujer que llevaba como ofrenda de su
emanaba, sin conocerla, pensó que interés romántico, pero no hubo
podía llegar a amarla ya que se le tiempo para presentaciones, ni
antojaba bella, dulce como la miel, preguntas ni nada, ella avanzó hacia

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él y literalmente le arrancó la ropa que Jimmy Alejandro Castro Zambrano


le colgaba por el peso del agua, él (Caracas, Venezuela, 1977).
comenzaba a amasarla para Productor Audiovisual, Director,
moldearla a su cuerpo cuando ella le Guionista y Escritor. Ganador en el
mordía la piel, sin palabras se daban XVI Concurso de Cartas de Amor,
y se pedían todo lo que tenían. 12/2017 (Venezuela), con la obra: A
El taller se convirtió en una caja mi Viejo. Ganador en el Concurso
vaporosa por el calor de los cuerpos, Venezolano de Literatura Fantástica y
que sin descanso se acoplaban a las Ciencia Ficción SOLSTICIOS, en la
formas más extremas a las que categoría Fantasía, 12/2017
pueden llegar los músculos y los (Venezuela), con el cuento: BRIS.
huesos. Descubría ella por fin que la Ganador en el concurso Narrativa y
escultura más bella es el humano otros géneros, convocado por la
mismo, cosa que el artista no puede revista digital DESDEAHORA,
trabajar, sólo la pasión, sin embargo, 08/2013 (Venezuela), con el cuento:
durante el acto amoroso y sexual Monstruos en mi cabeza. 2do lugar en
posaba sus manos sobre la arcilla el concurso del taller de escritura
húmeda para dejar en su obra parte creativa de la Fundación Casa Arturo
de lo que sentía■ Uslar Pietri, 08/2013 (Venezuela), con
el cuento: El camino.
Cuenta de Instagram dedicada a
mi mundo artístico: @jimmyartista.
También soy entrenador personal
desde hace muchos años, lo comento
por si les da curiosidad y le quieren
echar un ojo a esa cuenta también:
@jaczsnack

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L
a encontré en el tren
camino de Sevilla.
Entonces tardaba una
eternidad en llegar a destino. Iba a
cuidar a mis padres. Era de noche y
viajaba con una señora mayor y dos
niños.
Aparte había tres viajeros más.
El asiento a mi lado estaba vacío. Ella
estaba a mi izquierda, al lado de una
señora de edad incierta. Creo que la
acompañaba. Era verano. Llevaba un

En aquel
vestido vaporoso y tenía los pies
descalzos, recogidos bajo las piernas.
Sentada a lo indio. Se rompió el
viejo tren silencio y hablamos de mil cosas de
las que sólo se habla cuando tienes el
por Manuel Serrano. tiempo necesario y el espacio es
reducido.
Al cabo de un rato caímos en la
cuenta de que el resto del
compartimento dormía. Bajamos el
tono para no despertarlos. Seguro que
la mujer le hubiera dicho que no

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contara cosas de la familia. De hacer. Un estremecimiento silencioso


repente, nuestras miradas se culminó mi tarea. Respiró
buscaron de manera especial. Parecía profundamente. Retiré mi mano.
que ya no sabíamos qué decirnos. Después se durmió. Necesitaba volver
Sólo nos mirábamos. Le dije que a aquel templo de placer. Retomé el
teníamos que intentar dormir: el viaje camino a su sexo.
era muy largo. Apagué la luz del Acaricié su cuerpo, sus nalgas,
compartimento. Se estiró como un su vientre terso y suave, sus pechos
gato y dobló las piernas. Parecía que enhiestos. Volví una y otra vez sobre
dormía. ella. Unas veces con calma, pausado,
Busqué mi chaqueta y la tapé. disfrutando. Otras con urgencia.
Me miró con aquella cara angelical y Nada se movía en aquel tren excepto
me dio las gracias. Se entregó a los mi mano acompasada con sus
sueños. movimientos. Afuera, el silencioso
Cuando entendí que estaba traqueteo del lento tren seguía su
profundamente dormida deslicé mi ritmo.
mano bajo la chaqueta buscando su Me levanté cuando llegó mi
frágil cuerpo. Abrió los ojos. Me miró parada. Le di las gracias en silencio.
y recorrió el compartimento. Yo hice lo La dejé sola. Estoy seguro de que
mismo. Cualquier movimiento cuando despertó buscó mi mano
sospechoso podía poner en peligro mi sobre su cuerpo■
incursión. Noté que se movía hacia
mí. Tenía los ojos cerrados. Levantó Manuel Serrano Funes (Mainar,
los pies y los colocó sobre mi Zaragoza, 1959). Maestro y logopeda
entrepierna. Se los agarré. Empecé a de profesión, afincado en Valencia
frotarme con ellos, primero (España) me he formado como escritor
cadenciosamente y después con y mis relatos han sido premiados en
desesperación. De vez en cuando me diversos concursos literarios. Mis
paraba para alargar el final. Llegó el obras han sido publicadas en varias
momento y a duras penas pude antologías. He ganado premios en las
reprimir mi grito de placer. categorías de cuento, relato breve y
poesía. Tengo dos cuentos infantiles
— didácticos publicados en
https://weeblebooks.com/es/?s=che
ncho y
https://weeblebooks.com/es/?s=cac
ol
https://www.facebook.com/serr
anovlc

Durante un rato no pasó nada


más. Yo intentaba recobrar mi
respiración. El sonido del tren me
adormilaba. No podía dejar las cosas
como estaban. Volví a su cuerpo. Me
retuvo entre sus manos durante un
instante. Después me soltó y se dejó

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obsesión o… verdadero amor. No me


importa. Sabía que cuando te llamara
vendrías a mí; te instalarías en mi
mente y, sin estar, serías capaz de
cerrar mis ojos, evocar tu amor y
hacerte dueño de mi voluntad, para
que te dirigieras a las partes más
sensuales de mi cuerpo; sentir tus
manos acariciándome, tu voz y tus
besos. Te imagino tan cerca de mí, que
el deseo se hace más intenso, y yo me

El peso
esfuerzo para alcanzar el amor
extremo para los dos.
—Sabías que lo deseaba como tú
del agua y esperaba...
—Necesitaba sentirte más cerca.
por Javier Aragüés Puebla Te dejaba que me besaras sin medida,
hasta perder el control de mi mente.

E
Un leve gesto hacía que te situaras a
l baño estaba en la última mi espalda y entonces me abrazabas;
habitación del largo yo te dejaba hacerlo y te pedía que
pasillo; el plato de la apoyaras tus labios en mi nuca.
ducha vacío. Corrió la cortina y las —Yo sabía lo que pretendías al
anillas de plástico se deslizaron con sentir tu pecho firme. Lentamente,
dificultad. Ella introdujo primero un paseaba mis labios sin apenas rozarte
pie, después el rezagado y entró de y bastaba con insinuar la intención
puntillas. Sin dejar de mirar el brazo para que suspiraras.
metálico, abrió el grifo y resonaron las
cañerías hasta que el agua asomó. Un
chorro abundante de agua muy
caliente cayó sobre su espalda. Se
apartó. Alargó la mano y giró la llave
del agua fría. Puso las yemas de los
dedos en el chorro y colocó su cuerpo
desnudo bajo la ducha. Las paredes
se impregnaron de vapor. Se apoyó en
el ángulo que formaban y cerró los
ojos. Vencida por el peso del agua,
deslizó su espalda por la superficie
empapada hasta llegar a sentarse.
—¡Como esperaba este
momento! Sentía el peso del agua muy
caliente, sobre mi espalda y a ti, entre
mis sueños y deseos, a mi lado para
siempre.
—Creía que te habías olvidado y
no me reclamabas.
—No podría dejar de hacerlo,
porque siempre estás presente.
Dudaba si evocarte era un hábito, una

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Largo silencio. Repicoteaban las Bucarest. Desde hace años reside en


gotas de agua caliente. El chorro de Barcelona. En febrero de 2009 padece
agua se deshacía al llegar a su cuerpo una sucesión de disfunciones clínicas
y en forma de gotas se deslizaba hasta que le conducen a una discapacidad
alcanzar el vientre; y otras, permanente. Ésta inesperada y
continuaban el surco entre sus determinante inflexión en su vida,
piernas. En la tranquilidad del baño, junto a las secuelas ocasionadas,
sólo alterada por el ruido del agua, se desencadena una búsqueda para
sentían suspiros y gemidos. tratar de reencontrarse —
—En mi mente estaba la última "¿reinventarse? A través de técnicas
vez, cuando me acariciabas sin final. de grafomotricidad, aprende de nuevo
Yo buscaba tu mano y, de manera — literalmente— a representar signos
refleja, la llevaba hasta el comienzo y letras y consigue volver a leer y
del amor. Te seducía. Respondías. escribir. De esta manera accidentada,
Seguías avanzando. No podía entra en el mundo de la escritura.
contenerme. Todo mi cuerpo te Contrae la afición a escribir en un
esperaba. Taller de Escritura Creativa que
—Ese gesto era la llamada para imparte la escritora Susana Camps
que el placer se abriera paso. Sí, era Perarnau, persona clave en fomentar
yo. Quería entregarte la sensualidad, y tutelar esta afición. Juega con
la que hasta ahora te habías negado. letras, ideas y trazos. Siente la
Cuando pensabas en mí y en la forma necesidad de expresarse a través de la
como te acariciaba, tus miedos, las narrativa. Hoy continúa aprendiendo
inhibiciones y la culpabilidad a plasmar y recrear sueños. Diez años
desaparecían. Hasta aquel día en que después de la aquella experiencia,
imaginaste que, bajo el peso del agua, publica “Relatos y Microrrelatos al
separaba tus piernas y me dejaste compás de la Vida”, en la Editorial
comprobar que tus deseos respondían Círculo Rojo.
a los míos y bastaba mi insistencia https://www.facebook.com/javi
para alcanzar el límite del amor. er.araguespueblay
—Tu respuesta a mis suspiros https://www.facebook.com/groups/
fue suficiente. Tus palabras 1906833099385787/
descansaron en mi piel y se https://twitter.com/jaragues/st
extendieron por mi pecho. Sí, lo atus/1207728476003930118
recuerdo, no había sentido así jamás; Instagram:
porque fue gracias a ti, a mis fantasías https://www.instagram.com/p/B6Q
y al peso del agua■ 6r22hVom/
Blog Arista Crítica:
(*) Obra publicada en el blog Arista https://javieraragues.blogspot.com/
Critica 2019/12/hola—todos—mis—
https://javieraragues.blogspot.com/ amigos—lectores—y—amigos.html
2019/11/el—peso—del—agua.html

Javier Aragüés Puebla nació en


Madrid, España, en el año 1952. Es
Ingeniero industrial. Su trayectoria
vital y profesional ha transcurrido
entre las ciudades de Madrid, Donosti
(San Sebastián) París, Bilbao,

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¡Y el día llego!
Nacía diciembre con
su mejor luna, y los
planetas se
alinearon para
ellas...
En un claro
campo del mundo,
la noche las
encontró ardiendo.
Andrea,
segura y valiente,
fue topada por un
torbellino. Esas
ganas que Maira
guardaba, la invadieron de iniciativa.
Sin cohibirse veloz le dio un beso, y
palpó sus caderas hirviendo. Con su
lengua feroz penetró hasta el más
Prohibido escondido pasaje, descubriendo
sabores y aromas con los que ya
por Johana Peraza soñaba hacía tiempo.
Cabalgando a ritmo y destiempo,
recorrieron sus pechos fogosos; y

M
ientras Maira lidiaba aquellas pieles antes erizadas, muy de
con su pésima rutina y prisa se fueron humedeciendo.
con un esposo que Incontrolables, sus cuerpos
doblaba su edad, planeaba ese gozando y sus vientres mojados
encuentro que tanto deseaba, gimiendo, estallaron en placeres
dibujando a diario en su mente el cohibidos, y millones de orgasmos
cuerpo voluptuoso de Andrea, e prohibidos acabaron la noche
imaginando sus manos delineando anhelada. No hubo culpas ni
hasta el más profundo rincón... remordimientos.
Su condición de novata no la El secreto no dio resultado,
hacía titubear, segura de su deseo, asumieron que no era pecado, que el
esperaba ese día… ansiosa. amor no responde razones, él se
Andrea, aprovechándose de su asume y no pide perdones■
calidad de jefa, desfilaba una y otra
vez frente a ella, invitándola con la Yohana Peraza: policía de
mirada, provocando sus ganas, profesión, viuda, madre de dos hijos.
jugando en ventaja con su Soy principiante, y mi sueño escribir
experiencia, pero Maira aun envuelta un libro, al cual estoy preparando.
en miedos y preguntas, no se inhibía Participo en concursos por internet, y
un instante. éste es el primero en que resulto
Así pasaban las horas laborales, seleccionada, por lo que estoy muy
agigantando las ansías que ambas emocionada.
compartían, sin decirlo, sin mediar
palabras, sólo sintiendo.

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Saturno
por Cristina Fasulino

O
diaba el olor a cloro en
mis manos, pero el
cliente se había
adelantado diez minutos y no me dio
tiempo a ponerme crema humectante,
ni siquiera unas gotas de perfume.
Cuando entró, sentí su aliento a
tabaco que sugería un paladar seco y
una lengua ávida de rozar lo húmedo.
El lugar estaba destinado a la
soledad; viejo, oscuro y laberíntico. Y
el cliente tenía, probablemente, el
mismo destino; caminaba con las
solapas de su abrigo levantadas para
cubrir una cabeza demasiado grande
y los desproporcionados rasgos de su
rostro. Intenté reprimir cualquier Dior, vestidos de madrina, tules, un té
expresión o gesto de desagrado con edulcorante para la señora, el tajo
mientras lo guiaba por las con el largo exacto para mostrar hasta
habitaciones. donde es correcto y decente.
Saturno devora a su hijo, El cliente abrió la puerta del
recordé de pronto la pintura de Goya. baño con dificultad. Sus manos eran
Era tan repulsiva como el cliente y el enormes, todo su cuerpo parecía
lugar. Sin embargo, Goya comió frente sufrir la misma deformidad. Lo
a ella, cada día, hasta el final de su imaginaba sujetando torpemente una
vida. Era posible naturalizar el horror. cuchara, o acariciando una espalda
Los clientes solían llamar, decir con brusquedad.
su nombre (a veces mentían), pedir lo —Suficiente –dijo y sacó un par
que necesitaban, y, por último, de billetes de su bolsillo. Extendió la
regatear el precio. Éste, en cambio, mano, ofreciéndomelos. —Por el
apenas había pronunciado palabra, tiempo que le hice perder. Y también
por eso no sabía a qué atenerme. Mi por su esmero en la limpieza.
experiencia allí era reducida, sólo seis Miré el dinero desconcertada.
meses percibiendo perfumes baratos y Tenía razón, me había esmerado para
olor a humedad. que el departamento luciera mejor,
Durante quince años había pero mostrar propiedades era mi
trabajado como costurera en la trabajo en la inmobiliaria. Él no debía
Maison Agnés, donde era darme una propina, no debía
indispensable ser pulcra y ordenada. humillarme porque mis manos olían a
Extrañaba aquella rutina; polleras cloro. Con un tono de voz
largas, pruebas por la tarde, azul irreconocible, dije:

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—Yo valgo mucho más que esa inevitable, casi normal a esa altura de
plata. los acontecimientos.
Al instante me arrepentí. No Él me besó suave, tímidamente.
tendría que haber dicho “yo”, sino “mi Sentí el gusto a tabaco y pude
tiempo” o “mi trabajo”. Por primera empapar su boca seca con la mía.
vez, el hombre se fijó en mí. Y Juntos bajamos al piso donde
entonces sentí que podía comenzamos a desprendernos la ropa,
atravesarme. Me desnudó con su y sus grandes manos me exploraron
mirada y sentí un frío que me hizo con la curiosidad de un iniciado.
temblar. Pensé en el peligro; estaba Había algo de fatalidad en ese acto;
sola con un extraño, lejos de otras quería exorcizar el asco que me
miradas, fuera del tiempo. producía, y sentía que sólo podía
Él abrió su billetera, sacó más lograrlo en un encuentro íntimo.
dinero, todo lo que tenía, y me lo De pronto, en el reflejo de una
ofreció. Me quedé perpleja, sin atinar ventana, me vi abrazada por Saturno
a nada. Súbitamente, comprendí que quería devorarme. Manoteé
todo; qué mujer podía amar a ese desesperada la cartera que había
hombre, a ese monstruo. Él dejado junto a mi ropa. Saqué la tijera
necesitaba intimidad, aunque más no de costura y me desprendí,
fuera en ese lugar inmundo y con una alejándome de su cuerpo. Lo miré
desconocida. desencajada, amenazándolo con ella.
El monstruo también me miró y
permanecimos así, en silencio,
segundos, minutos, como midiendo
fuerzas.
Los colores eran manchas,
contrastes, los olores mareaban hasta
asfixiar, todo el mundo era ese
departamento, y mis sentidos ya no
soportaban la curiosidad de
experimentar su ser.
Él extendió sus brazos
llamándome. Semidesnuda, arrojé la
tijera al piso y me dejé devorar■

Cristina C. Fasulino (Buenos


Aires, Argentina, 1965) Licenciada en
Letras, Profesora de Artes
Audiovisuales y egresada del
C.E.R.C., escuela del Instituto
Nacional de Cine en la especialidad de
Dirección. Trabajó como guionista
para televisión con Alejandro Doria,
filmó dos largometrajes
independientes y estrenó dos obras de
teatro en el circuito off de Buenos
Dejó caer el dinero, se me acercó Aires.
y rodeó mi cintura con fuerza. Me dejé
hacer como si fuera una situación

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llena de cuentos, leyenda, historia y


seres mágicos.
Los que somos adultos nunca
dejamos los deseos lúdicos, sólo que
ahora lo hacemos en la intimidad y
con otras reglas, con nuestros
personajes en nuestras fantasías
adultas, la imaginación no descansa,
y memos los de espíritu joven.
Muchos buscan duendes
Mistress Xmas traviesos, que se transforman en
bellas damiselas, y hacen travesuras
por Ricardo Rivera
a los caballeros, ofreciéndoles
caramelos con peculiar sabor.

C
También hay hadas cariñosas que
uando llega la navidad,
cumplen caprichosos deseos,
pensamos en adornar la
disfrazándose para jugar a la
casa, comprar el árbol,
escuelita, princesas vestidas de
cenar con la familia; y cuando
encajes finos, muñecas Barbie para
crecemos, olvidamos algo, soñar,
caballeros para vestir y desvestir a su
fantasear. Los adultos también
gusto; súper héroes y villanos vestidos
pueden jugar y fantasear, sólo que lo
de plástico y látex, para que luchen
olvidan cuando crecen. Las
cuerpo a cuerpo, hay unos con partes
obligaciones en el trabajo y en la
que se estiran.
familia nos presionan tanto, que no da
Pueden jugar a ser las princesas
tiempo de escapar a la fantasía y jugar
prisioneras, que desean ser salvadas
con la imaginación, pero tratemos de
por el príncipe con la espada en mano,
darnos un tiempo, para jugar con
o invertir los roles.
nosotros mismos, una época ideal
Nos trae recuerdos que
será siempre en navidad. La navidad,
queremos revivir, como les gustaría
siempre será una época mágica, llena
volver a ser bebes, incluyendo cuando
de recuerdos, tradiciones, fantasías,

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nos ayudaban con la asepsia desean experimentar el dolor y


personal, al cambiarnos el pañal. sufrimiento; es cuando invocan a un
Las fiestas están llenas de ser que les puede entender, ya que el
golosinas, fresas bañadas en licores, dolor y castigo, será premio y placer
bananas congeladas, pechugas de para ellos.
ángel y piernas de pavo con puré de “Mistress Xmas” La Dama de la
papas. Otros buscan jugar con Navidad, su belleza es como la de un
cristales mágicos, esferas con ángel, su cabellera luce como la
fórmulas mágicas para viajar, en las velocidad del viento helado del
fiestas blancas, muchos terminan invierno, sus ojos claros lanzan una
salpicados por la nieve en la cara. mirada que te congelará el corazón,
Si se portan bien, Santa Claus, sus labios son como fresas que
los Reyes Magos y hasta la Strega quisieras morder, su piel es blanca,
Befana, les cumplirán con sus no importa que estatura tengas. Ella
juguetes y golosinas. será tan grande y alta e inalcanzable,
Pero hay quienes castigan a los su cintura de avispa esta ceñida con
malos, azotados con látigos, y son un peto de cuero, que cubre sus
atados con cadenas, como el fuertes y orgullosos pechos usa largas
Krampus, un temible demonio botas blancas de filoso tacón de aguja
peludo, que con su vara castiga y en sus piernas largas de mármol,
metiendo en su costal a malcriadas y largos guantes cubren sus brazos.
groseros, y sólo te soltará hasta que le Muchos de sus seguidores se
rindas tributo y te portes bien. han convertido en sus fíeles corceles,
Pero hay quienes son tan jalan su calesa, ayudados con los
buenos, que nunca les ha tocado un chasquidos del látigo de su ama. No
castigo, y en su profundo deseo, se detienen hasta que ella lo ordene.

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Ella tiene infinidad de juegos de una tierna pantera, y caricias de


para ti, pero debes obedecer al pie de una anguila eléctrica.
la letra, ser fuerte y disciplinado, A todo hombre que quiera saber
resistir, y saber disfrutar. Estarás cómo siente y ama una mujer, ella con
agradecido con ella, serás su cachorro gusto te dará una introducción a lo
fiel, su juguete, su tapete, así que que vive el cuerpo femenino.
prepárate para la humillación. Si tu piel está seca, ella se
convertirá en nube, volará, y sobre ti
caerá la tibia lluvia, y estarás
agradecido por este regalo mágico.
Mistress Xmas, es más efectiva
que cualquier entrenador, más
demandante que un general en
guerra, y más exigente que tu jefa en
la oficina; ella será tu maestra, tu
jefa… y hasta tú nana; si es necesario,
volverás a ser un bebé al que se le
cambie el pañal.
Podrás comportarte como una
Será policía y tu ladrón, te fiera salvaje, y ella será tu domadora,
observará y vigilará, te castigará si te no tendrá miedo porque su látigo no
portas mal, en una jaula aullarás, será necesario, su voz de mando
mientras miras como pasan frente a ti puede domar desde un fiero león,
sus botas. hasta un cachorrito, y te divertirás
Agradecerás ser masajeado por siendo su mascota favorita. Y aunque
sus botas, y haber limpiado sus estés enjaulado, te haga trotar y
tacones, como el tapete que eres. brincar, o te ponga una cadena para
Sentirás sus suelas y los filosos pasearte, estarás agradecido por ser
tacones serán una caricia para ti. su mascota favorita, su tigre
Tendrás la suerte, serás su domesticado o el mejor corcel para
trampolín, brincará sobre tu espalda montar.
o tu vientre, y recordarás como sus
suelas y tacones, cayeron sobre tus
costillas.
Ella será la mejor maestra que
hayas tenido, te enseñará a contar y a
ser ágil de mente, porque los números
los sentirás en carne viva. Y
recordarás las vocales que estaban
dentro de ti, porque te introducirá la
verdadera educación.
Aunque luzca como una mujer
fría, le dará calor a tu cuerpo, sentirás En estas fiestas, serás su regalo,
sus fuertes caricias, tan cálidas como pues tendrás envolturas y listones, y
el fuego y la electricidad, porque bien te amarrarán con un gran moño, con
te quiere, te harán sufrir. nudos marinos., tal vez te quite el
Recibirás los más dulces besos aliento, pero no dejará que ningún
que una piraña te pueda dar, abrazos juguete, o regalo se descomponga.

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Habrá generales que presuman


sus medallas en las peores guerras,
deportistas que hayan ganado copas,
las playeras de los mejores conciertos,
y hasta los más bizarros tatuajes en
su piel, tú como buen discípulo,
ganaste experiencia, disciplina, valor,
resistencia, todo eso lo recuerdas en
tu mente y en tu cuerpo.
Si le quieres hacer un regalo,
cómprale los mejores perfumes,
ofrécele cenar en los más finos
restaurantes, cómprale hermosos
vestidos, y los mejores zapatos de
marcas caras, porque también son su
uniforme, y tal vez, te agradezca,
aunque otro disfrute.
Hombres y mujeres la invocan,
la buscan y la veneran. Varios poetas,
escritores, pintores, y músicos, se han
inspirado, y la han tomado como
musa a esta diosa.
En tus sueños y deseos te
acompañará; enfermera, maestra, jefa
empresarial, entrenadora, súper
villana, tu vecina misteriosa, nana,
policía, es mejor que Barbie…
Entonces no temas en invocar a
Misstres Xmas, pues todas tus
fantasías, serán sólo entre ella y tú.
Feliz Navidad y que tengas dulces y
picantes sueños■

Ricardo Rivera Hernández (CDMX, Córdoba-Argentina


México, 1971) Diseñador gráfico, sus Enero/2020
cuentos se han dado a conocer en la Editorial Anuket Copyright 2020
radio, y narrados por el mismo en
micrófonos abiertos, ha recibido una
mención honorifica en Santiago de
Chile, en Junín—Argentina recibe el
7° lugar por su relato "Porque odio la
primavera" se pueden encontrar sus
relatos eróticos, en la página
"Extrañas Noches con el seudónimo
"RconR" con los títulos "VHS" y
"Junín" pronto se editará su primer
libro "Cuentos para todos".

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