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Colombia, un país lleno de maravillas naturales y culturales al simple ojo, con un

sin fin de delicias gastronómicas, aqui la vida se goza y todo es color rosa, nadie
pasa hambre, todos bailan y cantan al compás de la música, señor lector, en este
momento imagínese estar en frente del mar en unas de las playa de Colombia,
tomando el sol para obtener ese perfecto bronceado que siempre quiso y con su
piña colada en la mesa de al lado, al medio día almorzar con una delicia como la
bandeja paisa o su arrocito de coco y un buen pescado servido, mientras le pega
esa brisa refrescante en la cara y escucha su buen vallenato, ¿Qué tal?, ¿le ha
gustado esta imagen de Colombia?, espero que sí porque ahora sabremos que es
Colombia en realidad.
Vivimos en una amnesia política, donde nosotros como civilización somos usados
como un producto, esa mercancía que se usa para obtener un sistema electoral
corrupto, haciendo creer que estamos todos bajo algo llamado "democracia", en
realidad somos ese borrego obedientes a un sistema fraudulento controlado por
las altas elites deshonestas y mafiosas, supuestamente los conocemos como
partidos políticos tradicionales pero estos simplemente son organizaciones o
asociaciones que les gusta delinquir en la primera oportunidad que ven y
recordemos que "un pueblo ignorante es instrumento ciego de su propia
destrucción"-Simón Bolívar, nos sentamos a observar como el lobo se disfraza de
oveja y se oculta en su pelaje fabricando la avaricia, la maldad, e inclusive la
crueldad, haciendo que este sea el principal enemigo del pueblo por los cuales
han sido elegidos, hablaremos de algo llamado La corrupción, pero lo veremos
desde 3 diferentes puntos de vistas literarios.
La corrupción, uno de los temas principales que se viven alrededor del mundo,
teniendo en cuenta que hemos vivimos en una sociedad conformista, siendo
sumisos ante los grandes burgueses, ya que cada vez buscan más poder sobre el
pueblo.
Este es el tema principal de ‘la rebelión de las ratas’. Un hombre que busca la
forma de mantener a su familia, aunque logra encontrar trabajo después de
mudarse a una casucha cerca del basurero de Timbalí. La paga en su trabajo es
tan baja que casi no alcanza para sobrevivir. A causa de esto, el deseo de rebelión
aumenta entre los mineros.
No muy diferente a la vida real, la cantidad de marchas que se han visto
ocasionadas por los malos gobiernos. Intentando callarnos “subiendo el sueldo”
ocultando a la vista como los servicios y alimentos suben de precio, dejándonos
en la misma situación. Desviando la atención del tema a otro, como una cortina de
humo para no ver las causas de las decisiones que los regímenes toman. Tal
como el libro “infocracia” el cual habla de cómo Los ejércitos de embusteros que
intervienen en las campañas, apuntalando la desinformación y ocasionando
discusiones sin sentido y contexto alguno. Formando un caos sin precedentes.
Muchas de estas cortinas de humo tapan la realidad de lo que realmente pasa en
el mundo, abarcando distintos problemas y uno de estos siendo el medio
ambiente. Como lo plantea William Ospina en su libro ‘El taller, el templo y el
hogar’. “Nunca hemos sabido tanto de los jaguares y cada vez hay menos
jaguares en el mundo” “nunca hemos sabido tanto del mundo, pero cada vez está
el mundo más en peligro”. Por esta razón deberíamos salir de nuestro
conformismo para cuestionarnos y preguntarnos con el fin de ser más críticos y
reflexionar sobre las problemáticas que plantean los autores en sus libros.
Hoy en día vivimos en una época donde estamos rodeados de muchos
pensadores filósofos que se caracterizan por momentos circunstanciales, pero he
aquí una de las primeras problemáticas, ya que nunca nos estamos fijando en los
entornos que tenemos, nos centramos en un punto como tal para no encontrar ese
punto de ebullición de una sociedad, en el libro, ´La rebelión de las ratas´
podemos discutir el hecho de nuestra asociación campesina Colombiana.
Hacia la década de los setenta, Las condiciones laborales no eran buenas,
campesinos desplazados debían conformarse con trabajo poco útil para ellos, en
donde eran obligados a entregar un poco más de la mitad de su suelto para que
un extranjero pudiese vivir en "condiciones aceptables", aparte de esto estaban
expuestos a perder su vida y a dejar desamparadas sus familias; no conformes,
también tenían que aguantar toda aquella falta de respeto hacia las mujeres y aquí
una gran pregunta ¿Dónde se encontraba ese sistema gobernar para respetar los
derechos humanos?, está claro que una prioridad para este país son los
extranjeros, personas que disfrutan de las riquezas y frutos colombianos.
Sin embargo, esta no es una justificación para que un estado deje en el olvido a
todas sus civilizaciones, sin campesinos, no hay tierras, sin tierras, no hay cultivos,
sin cultivos, no hay comida y todas esas demás características que tenemos, a
pesar de todas esas revelaciones que se tiene para ser escuchados parece que el
gobierno se tapa los oídos, como dicen nuestros abuelos, "me entra por un oído y
me sale por el otro" o podríamos pensar en un proceso un poco idealizado, solo
somos esa imagen que se le quiere vender al mundo.
Aclarando esto, un claro ejemplo de intentar mostrar algo que no somos, son las
redes sociales, el mundo donde todos son perfectos, mundo donde todos somos
bombardeados por mucha información, información donde no se sabe que es
verdad o no, Byung-chul Han en su último trabajo Infocracia. Se hace cargo de
esta situación señalando que: «Llamamos ‘régimen de la información’ a la forma
de dominio en la que la información y su procesamiento mediante algoritmos e
inteligencia artificial determinan de modo decisivo los procesos sociales,
económicos y políticos», es decir, todos somos libres de elegir que seguir, pero así
mismo con cada publicación o like definimos el estrato de una persona, quienes
pueden ser mejores que otros, pero con esto hace que se vayan perdiendo todas
esas tradiciones o creencias que antes se tenían como sociedad.
Entonces, cuando se crean esos eventos masivos de influenciadores
“independientes” para hacerle creer a la sociedad que es lo nuevo y lo bueno,
estamos perdiendo como una desacreditación tradicional y nacional, ya que se
llegara a un punto que por tanta carga informativa de creernos “cool” y ser la
sensación del momento, dejamos las importancias estatales de lado y no
conformes, se empieza a crear esas nuevas ideas distopicas a lo que busca
Colombia, ¿Por qué?, porque desde el congreso de Colombia hacen que toda la
mal información llegue a los colombianos y obviamente “Quien ofrezca un mejor
espectáculo ganara las elecciones”- Byung-chul Han, Infocracia., es decir, cada
persona trata de encontrar una nueva definición a los problemas que los puedan
beneficiar, claro ejemplo, Maria Fernanda Cabal que con uno de sus hilos quería
hacer pensar en una dictadura por parte del nuevo gobierno.
Por lo tanto, a través de ese teléfono roto digital, empezamos a justificar cada acto
de manipulación a la cual estamos cegados, es como estar de nuevo en los
bandos de conservadores y liberales, un tema muy complejo, nos centramos en un
punto y lo que digan, hagan y deshagan es verdad, ya teniendo a las personas en
la palma de la mano, se llega a una corrupción más fácil, a un poder mucho más
asequible con el fin de llegar a ser un beneficio para ellos y quedar de nuevo mal a
su sociedad.
Justificamos todo lo que pasa alrededor porque los líderes toman las decisiones
erróneas, sin embargo, no tenemos presente que todo inicia desde; cómo diría la
frase cliché, "desde uno mismo". Criticamos el cambio climático, la deforestación,
pero nos enfocamos en solo generar una crítica, nuestra capacidad propositiva se
encuentra como muchas especies de flora y fauna Colombiana... Al borde de la
extinción, lo malo que me pasa a mi no es porque yo me lo busque sino porque
alguien más me lo está deseando.
Si nuestras propuestas se reducen a obedecer o decir si estoy de acuerdo o no,
no me parece sin dar un argumento o propuesta paralela, llegarán a nosotros
frases tan ilustres que digan "una ciudad no es un bosque" que no es más que el
reflejo del poco interés de conservar lo que en el largo plazo... Tal vez no tan largo
sea nuestra fuente de vida, el oxígeno emitido por nuestra flora.

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