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SOY BARRIO

“De Cali Colombia para el mundo”

Cali - Colombia
SOY BARRIO
“La realidad de Cali Colombia desde el barrio”
Floralia City

VICTOR JOHNSON
© Victor Johnson, [2022]
“Talento en la cabeza y mucha Calle en los pies”
Tabla de contenido

Prologo……………………………………………2

Capítulo 1
Un tiempo importante e
inolvidable……………………………………………………3
Capítulo 2
Complicada pubertad y dolescencia……………………………
25
Capítulo 3
¿Cambio o
Transformación?..........................................120
Capítulo 4
El Detonante………………………………………214
Capítulo 5
Impacto en el barrio………………………………..235
Capítulo 6
Cárcel e infierno……………………………………262
Capítulo 7
Talento en la cabeza y mucha calle en los
pies……...287
Capítulo 8
Paro nacional 2021…………………………………310
Capítulo 9
La Propuesta……………………………………….332
Agradecimientos……………………………………341
Biografía……………………………………………342

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PRÓLOGO

Esta primera edición de “Soy barrio” nace con la necesidad sentida


en mi corazón y mi mente de expresar lo que muchos no se atreven a
hacer, exponer su propia vida, respetando las ideas y pensamientos
que algunos lectores puedan hacerse, o de algunos que no les parece
real lo planteado; es aquí donde lo único que voy a expresar como ser
humano, como hombre de 43 años de edad, es la realidad individual
de lo que viví en medio de tantos años, mi niñez en medio de la familia
a la cual el universo me asigno, una pubertad defendiéndome, una ju-
ventud con la muerte tocando mi puerta, un liderazgo diferente en el
cristianismo, mi matrimonio y el espíritu de ayudar a otros, un lide-
razgo cultural en medio de lideres comunitarios defendiendo su parti-
do político, un liderazgo comunal levantando un barrio de las cenizas,
un liderazgo social contra la corriente, mentiras y verdades, cual es el
verdadero opio del pueblo?, mis pecados, liderazgo político y social,
yo: Inmigrante.

Son 40 años de historia que se verán reflejados en la saga de “Soy


Barrio”, con el propósito de contribuir a una sociedad que ha dejado
de mirarse al espejo y solamente tiene su vista en el celular soñando o
destruyendo sus sueños, ¡una sociedad que recupere su identidad de
Solidaridad!, una sociedad que antes que muera pueda verse al espejo
y valorar lo que vale la pena.

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3
Capítulo 1

¡Un tiempo importante e inolvidable!

En esta historia debes saber algo importante, yo VICTOR, NO


SOY UN ESCRITOR RECONOCIDO NI CON TITULOS DEL MISMO,
solo soy un colombiano que residió casi toda su vida en un ba-
rrio muy popular de la ciudad de Cali Colombia.
Que ha decidido “CONTAR SU HISTORIA” y a través de ella el
mundo conozca la idiosincrasia de nuestros barrios, la charla
desde “el andén”, las experiencias en “las pandillas”, las necesi-
dades económicas que enfrentamos en la zona urbana de una
ciudad principal, la “recocha”, la “rumba”, los “parches”, las pa-
labras que se dicen y como se dicen, los tipos de “violencia”, los
acuerdos de No agresión desde el territorio, nuestros pecados,
la clase política abusando de lideres sociales, las deudas que
nos asfixian, cosas que no dicen los noticieros, cosas que no sa-
ben los políticos, cosas que no tienen ni idea los extranjeros,
….nuestra cultura del BARRIO.
Que cada ser vivo que lea esta saga experimente un viaje hacia
el interior de nuestras calles, que el mundo se entere que Cali no
es el Cartel y que Colombia no es Pablo escobar y por supuesto
que no somos cocaína, que son más duras las batallas que en-
frentamos día tras día que solo una historia de narcos.

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En esta versión escrita viviremos una aventura “de
calle, de barrio, de supervivencia”.
Esperando que a través del viaje que haremos entre las líneas
de este escrito pueda motivar a los lectores a RESPETAR mucho
más al prójimo, a superarse cada día más, a valorar lo que tene-
mos, a soñar con un mundo mejor ayudándolo a construir desde
nuestras diferencias, posibilidades y esfuerzos.
Hoy, he podido comprender que a lo largo de los años, nuestras
experiencias pueden servir a otros a ver el mundo diferente y
que a pesar de la saturación de información y entretenimiento
que nos brindan las redes sociales y la televisión, podemos usar-
las como herramientas para crear generaciones o comunidades
más unidas, con respeto por el pensamiento del otro, con algo
tan sencillo como comprender que cada persona es el resultado
de sus propias vivencias y que es sobre eso que transmite sus
pensamientos y opiniones, el punto está en que de la manera
como lo transmita no dañe al otro.
Así que te invito a este viaje lleno de historias reales, vivencias
de más de 40 años, situaciones y experiencias que me llevaron a
este punto: ¡CONTARLA!

VICTOR JOHNSON

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¿Una Niñez difícil?
Después de muchos años transcurridos aprendí que lo peor que
podemos hacer como seres humanos es condenar o juzgar a otros por
sus comportamientos y acciones, la mayoría de las veces nadie sabe
qué historia se esconde detrás de ello.

La vida de un niño en el vientre de una mujer muy joven, talvez odiada


por sus padres por quedar embarazada por un tipo que no era de agra-
do de la abuela, así estuvieran dispuestos a ser padres y enfrentar el
mundo, mis padres tenían toda la presión de mi abuela materna, la cual
por tradición o por terquedad no permitió que se llevara a mi madre a
un hospital, así que, soy de los sobrevivientes de un embarazo en las
manos de una “partera” y de la medicina que corrió mi padre a conse-
guir para poder que mi madre no muriera en el acto, ya que era bastan-
te grande y me devolvía varias veces de la salida, lo cual hacía que mi
madre se desmayara en varias ocasiones; después de varios intentos,
nací, en el verano del ´79.

En los primeros años adquirí una enfermedad hereditaria de parte de


mi abuela “ASMA”, en ocasiones de cambio de clima se me iba la res-
piración y tenían que darme cualquier cantidad de remedios caseros
porque no había dinero para pagar medicina prepagada.

Es el caso de mi familia, recuerdo tener 3 años de edad, con imágenes


en mi mente de verme al lado de mi abuela materna recostado al lado
de ella viendo una pelea de boxeo, a ella le encantaba ver ese deporte,
a mí no, pero me gustaba mucho q con sus uñas cariñosas rascara mi
cabeza.
Vivíamos en ese entonces en la zona llamada en ese momento Cole
gurre, llamado así porque era una extensión larga de casas y en medio
de la nada, parecía una cola de un “gurre”, al lado derecho zona de

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bosque y al lado izquierdo un canal de aguas negras o riachuelo, hoy
ya conocido como el  barrio Paso del Comercio, una vivienda de varias
habitaciones y por supuesto de varias familias, ahí en ese instante con
tan solo 3 años casi 4 recuerdo ese momento como si hubiese Sido
ayer.....todavía siento sus manos en mi cabeza matando piojos ...cómo
ella decía ....enterrando sus uñas en mi cabeza y haciéndome dormir.

Mi abuelo materno trabajaba la construcción, era un tipo bien pareci-


do, muy serio, casi no dialogaba con nadie, muy fiel a comprar el mer-
cado mensual para que no faltara el chocolate y la aguapanela.
En su trabajo le brindaron la oportunidad de inscribirse y que pudieran
dar prioridad a las casas que el presidente en su momento estaba entre-
gando en lo que se llamaría ...la Ciudadela FLORALIA , es así como
en el año 1982 pasamos a vivir al lado izquierdo del riachuelo en una
de las viviendas de interés social que entregó el gobierno y empezaría
la gran aventura de crecer y hacer vida en uno de los barrios que años
más tarde sería uno de los más populares de la ciudad de Cali Colom-
bia.

Llegando a vivir a la Ciudadela FLORALIA mi madre busco jardín in-


fantil dónde vincular a los 3 hijos que tenía en su momento, Hugo,
William y Richard, (Hugo es mi segundo nombre y siempre en mi fa-
milia me llamaron así, incluso los parceros de toda la vida hasta el día
de hoy me llaman así), mi madre logro ubicarme en un colegio que en
esa época antes de pasar a primer grado se le llamaba "jardín, la insti-
tución recuerdo que se llamaba “estrellitas de colores” y quedaba ubi-
cada en dos viviendas acondicionadas para tal enseñanza ahí mismo en
el barrio, y mis dos hermanos menores los ubicaron en guardería en el
paso del Comercio, en la sede comunal, una de las guarderías más co-
nocidas y más antiguas del sector!

La Ciudadela FLORALIA en ese entonces solo tenía dos etapas que

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estaban construidas y poco a poco siendo pobladas,; Floralia 1 conoci-
da en ese entonces cómo Müller Roa, dando reconocimiento a sus fun-
dadores empresarios, hasta el día de hoy le decimos MULLER! Jajja-
jajaja Y FLORALIA 2 etapa que era dónde estábamos nosotros, la más
grande hasta hoy en viviendas y población, entre una y otra etapa solo
había monte y barro, y entre la etapa 2 y la calle 70 solo había monte y
barro, solo teníamos una vía principal para entrar y salir y en los mo-
mentos de lluvia e invierno era terrible caminar hasta la calle 70 que
quedaba aproximadamente a 1 kilómetro hacia el oeste.

Pero con la originalidad que hace a un colombiano por sobrevivir,


¡nace en nuestro sector el grupo de “Jeepetos” así le llamamos aún a
un grupo de carros Jeep q fueron acondicionados en su parte trasera
para transportar personas, un espacio con asientos y espacio para mer-
cado en su techo o a los lados del vehículo en cuestión!

Una manera de salir de FLORALIA sin embarrarse los zapatos y más


ágil, esos Jeepetos representan el origen de nuestra idiosincrasia caleña
y de los que crecimos en Floralia.

Tengo en mis recuerdos las entradas y salidas en estos Jeepetos, sen-


saciones de lluvias cayendo sobre mis padres y tratando de que no nos
mojáramos, sobreviviendo en un nuevo territorio para todos, con la ex-
pectativa de hacer una familia.....y creo q con la incertidumbre de no
saber que les demandaba el futuro....mi padre un jugador de fútbol que
estuvo en la primera división del deportivo Cali, un equipo profesional
de la ciudad, pero que su gerente le negó la posibilidad de ser contrata-
do en un equipo Argentino y por el Cúcuta deportivo ya que cobraban
muy alto por la transferencia, al perderse estas oportunidades, me ima-
gino la frustración inminente que nace en esos momentos, la impoten-
cia en medio de una juventud de los años ´70, el "zarco" cómo han lla-
mado a mi padre toda su vida deportiva por sus cualidades y forma de

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jugar al fútbol se encontraba con la responsabilidad de sacar una fami-
lia adelante con mi madre , una mujer que en ese entonces no había
terminado sus estudios de secundaria pero que ya tenía 3 hijos con una
diferencia de tan solo 1 año, que responsabilidad tan grande! 

Los dos sin títulos secundarios, ni terminada la primaria, sin experien-


cia laboral y con 3 hijos en el año 1982, difícil situación, no entraré a
juzgarlos pero si a contar un poco de mi familia, una familia peculiar,
espero que no me juzguen, porque contaré sin miedo al señalamiento,
solo con la intención de que tú qué lees este libro puedas tener la certe-
za que debemos ser honestos y abiertos a expresar la vida que tenemos
y a tratar de mejorar el futuro!

Tantas preguntas que a veces nos hacemos, de dónde venimos, quienes


eran nuestros ancestros o abuelos, que hacían para llevar su vida.... ¡En
fin!

Hablaré de lo que sé y desde donde sé!

Mis Bisabuelos: Por parte de mi madre no tengo información, por par-


te de mi padre toda la que viene a continuación, toda una película,
Mi tatarabuela, de nombre ASUNCION mujer negra hermosísima tra-
bajaba en una mina que sacaban Oro, mi bisabuelo, un hombre llama-
do Richard Johnson, ciudadano estadounidense blanco ojos azules, el
cual se enamora de mi bisabuela y decide casarse con ella y quedarse
definitivamente en Colombia; de ellos solo conozco hasta ahí, poca in-
formación, pero de ahí se desprende una familia por parte de mi padre
bastante peculiar, mi abuela Fanny (la cual no conoció a su madre ya
que ella muere muy joven siendo mi abuela muy niña y es criada por
su tía INES MARIA) con su esposo Rumaldo, de ellos tengo un poco
más de información ya vivida al lado de ellos, sin embargo hago énfa-
sis primero en ellos dos porque fui el mayor de 4 hermanos más, y

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pase mucho tiempo al lado de la familia de mi papa; mi abuela Fanny
una mujer negra hermosísima de ojos verdes (quiero manifestar que
para nosotros los que tenemos familia o descendencia afro, no es racis-
ta ni denigrante decir NEGRA O NEGRO, ya que esta palabra se for-
mula en nuestra familia como un tema de orgullo, talvez para otras fa-
milias, otros países u otros movimientos sociales no les guste, solo
aclaro que orgullosamente de familia Negra!).
Mi abuela de la que hablaba de ojos verdes delgada y alta de esta-
tura, cocinaba espectacularmente, tejía sus propias sabanas, y recuerdo
sus mágicas historias, aunque tengo que manifestar que en esta misma
familia tengo un vago recuerdo de la Bisabuela Inés, tengo que nom-
brarla porque tengo dos recuerdos de ella, uno: que me llamaba con
sus ojos cerrados y su garganta defectuosa por el cáncer, “Huguito,
Huguito” me llamaba de niño y corría hacia ella, pasando sus arruga-
das y hermosas manos por mi cara tratando de reconocerme, que sen-
sación de infancia tan difícil ver una anciana de 99 años muriendo de
cáncer, donde no podía masticar la comida y ya no podía ver, sus ojos
ya muertos y su cuerpo queriendo dejar este mundo, ese cáncer origi-
nario de fumar el tabaco con la candela hacia adentro, que????? ¿Ha-
cia adentro? ¡Esa misma pregunta me la hice yo cuando pregunté! En
nuestros antepasados chocoanos, (origen del Chocó, uno de los depar-
tamentos de Colombia, con un porcentaje de población afro muy alto)
…………….
¿Tenían varias costumbres, entre ellas LEER EL TABACO, sig-
nifica predecir acontecimientos futuros o presentes a través del humo
que expulsan por su boca cuando fuman el tabaco con la candela hacia
adentro, difícil de comprender? Claro es parte de una de las tradiciones
de un departamento de Colombia, algunos le llamaban Santería, otra
brujería en fin…. la realidad es que para ellos era parte de su cultura
ancestral y de respeto por sus tradiciones!

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No puedo negar que toda esa cultura de una manera u otra se traslada a
las siguientes generaciones, en el caso de mi abuela, heredo varias co-
sas, entre ellas la costumbre de fumar, (ya no tabaco pero si cigarri-
llos), creer en algunas cosas, por ejemplo que los niños para que no les
dé “ojo”, así le llamaban cuando a un niño antes de los 3 años de edad
le daba fiebre, vomito y tal vez diarrea, ellas decían que había que pre-
venir que les transmitieran “ojo”, y eso de transmitir se lo adjudicaban
a personas que tenían “según ellas” una mirada muy fuerte, o eran ma-
las personas, o que tenían algún vínculo diabólico….en fin …muchas
historias pero una realidad: Nos ponían a los niños de la familia un
cordón alrededor del tobillo derecho, hecho por ellos con alguna clase
de semilla, no recuerdo muy bien, y lo REZABAN, tampoco recuerdo a
quien le rezaban….jajjajajaja….. pero era algo sagrado para evitar la
muerte a través del “ojo”. No me pregunten de a donde nace esa pala-
bra, solo sé que ellos creían que se trasmitía a través de la mirada fuer-
te de una persona.
Hoy en día hay familias, muchas familias que todavía creen en esa tra-
dición, y otros ya le decimos Dengue o enfermedad viral.

Este tipo de costumbres son muy fuertes en algunas ciudades y pue-


blos de Colombia, hace parte de su idiosincrasia y maneras de sobrevi-
vir a un mundo que parece querer acabarse rápido.

Mi abuela era de las mujeres que le gustaba contar historias, creo que a
la mayoría de esa época le gustaba hacerlo, nunca contaban temas fa-
miliares o problemas sentimentales, si puedo decir que de ella y mi
abuelo nacen dos hombres y 4 mujeres, mi tío también llamado Ru-
maldo como su papá era de piel negra, mi padre Victor hugo de piel
blanca, 2 tías de piel negra y 2 tías de piel blanca, mi padre era el de
ojos de color verde, todos y todas con los rasgos afrocolombianos, na-
riz, boca, entre otros, en esta familia se empieza a evidenciar genética
del Bisabuelo norteamericano, vivían en el barrio Alfonso López de la

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ciudad de Cali Colombia, un barrio que tenía a su costado la carrilera
por donde pasaba constante el tren y a su regazo el paso del Rio Cau-
ca, uno de los ríos más representativos de Colombia, una familia pecu-
liar con diferentes formas de expresión, con una cultura de Calle y al-
borotadora, las palabras soeces vulgares eran algo normal en el trato
con otras personas, la palabra más decente era “hijuep……” jajjajaja-
ja…rodeado de esta familia empieza mi crecimiento o hacen parte de
él.
Mi niñez con ellos fue muy familiar y amorosa independientemente de
sus costumbres o groserías, pero dos acontecimientos marcaron esta
relación, uno: mi abuelo Rumaldo que era un hombre de pocas pala-
bras y que recuerdo su trabajo arduo haciendo tubos en cemento para
la venta y luego de terminar se sentaba en una silla “mecedora”, en esa
silla pasaba gran parte de la tarde noche mirando hacia la calle y hasta
durmiendo en ella, una de tantas tardes se paró de la silla y se dirigió
hacia el rio Cauca que quedaba a unos 200 metros de distancia, sus
“chanclas”, así le llamamos en Cali a las pantuflas, quedaron en la ori-
lla del Rio, mi abuelo había tomado la decisión de Suicidarse, y lo hizo
con lo más tradicional de sus tiempos, Tirarse al Rio, tristemente fue
una noticia que salió en los periódicos y que fue un desespero total
para sus hijos e hijas, yo estaba muy niño todavía y solo entendía que
había muerto en manos del Rio Cauca.

Al tercer día su cuerpo flotó en el cauce del Rio cauca pero en la orilla
del barrio Floralia, recuerdo que paso por la esquina del pasaje donde
vivíamos un carro de bomberos con su bocina encendida hacia el Rio
Cauca y la gente hablaba que había aparecido un cadáver (en esos
tiempos era espeluznante escuchar de un cadáver en el Rio o en cual-
quier lugar, hoy en día es paisaje, se ha naturalizado tanto los suicidios
y homicidios que parece parte del día a día en nuestros barrios), re-
cuerdo que corrimos tanto como pudimos hacia el rio con mi mama y
mis tíos, pues ya se esperaba que saliera por algún lado, yo tenía ya

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como 5 años de edad y había visto fumar el tabaco con la candela ha-
cia la boca, a unos tíos fumar cigarrillo permanentemente, inundación
en el barrio floralia en 1984, morir a mi abuelo tirándose al rio más
grande del departamento, situaciones que hasta el día de hoy no se ol-
vidan.
Basta con decir que este tipo de muertes son aterradoras, el suicidio
nunca será visto “normal”, ya que muestra una deteriorada salud men-
tal de nuestra gente.
Y por supuesto, mis abuelos por parte de mi madre, mi abuelo Carlos y
mi abuela Eva, esposos, y con los que pase la mayor parte de mi tiem-
po de niño y adolescencia, ellos velaban porque al menos no nos falta-
ra la comida diaria, eran insistentes en eso, podía que nos faltara vesti-
do o zapatos entre otras cosas, ¡pero para ellos lo más sagrado era que
hubiese que comer!
Y así fue mis abuelos maternos con su vivienda en el sector de Floralia
2 etapa, en la calle 72J, iniciaban una nueva etapa en casa propia y con
sus 3 nietos que habían hasta el momento; mi madre en ese entonces
trabajaba como vendedora de lotería y mi padre trabajaba como guar-
necedor, mis hermanos y yo con una diferencia de edad de un año, ter-
minábamos nuestro jardín y guardería, con una costumbre arraigada en
esta familia: No falte el alimento, así solo haya un par de zapatos y
poca ropa que vestir!, de esta manera enfrentamos los años siguientes,
mis hermanos y yo pasamos a cursar Primaria, ellos en una escuela pú-
blica ubicada en el paso del comercio y yo en una institución privada
en Floralia donde mi mamá había rogado, suplicado que la directora le
ayudara con una beca para mí, a la cual la directora y fundadora de esa
institución ANA J. al ver la necesidad y la falta de recursos acepto
brindarme la beca estudiantil, es ahí donde inicia mi educación prima-
ria y mis ganas de vivir.
Puedo recordar varias cosas de esta etapa, lo primero es que la beca
que me había otorgado la directora fue continua hasta el grado 5º. ¡Ya
que me destaque siempre como el mejor estudiante, el número 1 de

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todo el colegio, de verdad era muy inteligente! Jajjajajaja, gustaba de
las matemáticas y de la literatura, además de poseer una habilidad para
tipos de letras importante, fue una etapa también con muchas experien-
cias nuevas e inolvidables.
¡Dentro de estas experiencias tengo que recordar que solo tenía un par
de zapatos negros, que me servían para ir a estudiar y también debían
servirme para alguna salida de fin de semana, tener un par era más que
“suficiente”, dos o tres mudas de ropa presentables y un uniforme del
colegio el cual si me quedaba bueno el pantalón o la camisa pasaba
con ellos para el siguiente año, a veces solo era cambiarle el bolsillo
del escudo y quedaba como nuevo! Hahahahh!
De niño uno es comprensivo, de verdad uno no presta atención a eso,
solo a medida que se van haciendo amigos en la Calle y dentro de la
comunidad es donde empieza uno a hacer comparaciones y es ahí don-
de se reconoce que unos tienen más recursos que otros, sin embargo,
yo estaba concentrado en mis estudios de primaria y enfocado en ser el
mejor…lo cual lo fui en esa institución.
A la misma vez en horas de la tarde durante ese periodo infante mis
hermanos y yo nos dedicábamos a jugar en el patio de la casa, un patio
espacioso que tenían esa viviendas, jugábamos especialmente a cons-
truir casas y a soñar tal vez con tener lo que era imposible en ese mo -
mento, rompíamos ladrillos de faro, eso nos permitía hacer muebles,
camas, comedores, habitaciones y una casa espectacular, hasta con
vehículo incluido, teníamos unas viviendas hechas en ladrillo tipo
mansiones, mi hermano Richard y yo éramos más dedicados a este
tipo de juego con estas superviviendas, pero no podía faltar el grado de
maldad entre hermanos, Hahahahh, nuestro hermano menor William,
era un chico de pelo amarillo, hermoso de niño por supuesto, y mi
abuela le había puesto de apodo o de cariño le decía Bebé!, este Bebé,
era un niño más contemplado por mi abuela y él aprovechándose de
eso nos buscaba problemas a mi hermano y a mí, yo siendo el hermano
mayor de 7 años solamente le decía que no molestara, pero insistente-

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mente nos molestaba diciendo cosas de burla, así que llego el momen-
to que nosotros reaccionábamos “pegándole”, ese muchacho salía llo-
rando hasta donde mi abuela victimizándose y adivinen qué?

Empezaron los castigos, esos castigos de esa época no son como los de
ahora, ni parecidos, hoy en día solo es dialoga y castiga quitándole el
celular!, noooooooo, en mi época de 7 años, año 1986, nuestra madre
y nuestros abuelos tenían varias opciones de reprensión; como la co-
rrea, la “chancla” o pantufla, pero estas chanclas no eran de tela, eran
de plástico duro, mi abuelo tenía la “Vaina” es el estuche del machete,
hecho en cuero y con cuerdas a su alrededor de cuero también; imagí-
nense con que me pegaban?............”Con lo primero que encontraban”,
Hahahahh , era el dicho de nuestros abuelos y padres, entonces este
hermano menor nos buscaba problemas y luego salíamos a pegarle y
quedábamos como si fuéramos nosotros quienes empezábamos la pe-
lea, las “pelas” o reprensiones que me dieron a mí con chanclas, correa
o con lo que fuera son innumerables, sin embargo en el momento que
mi hermano William quedaba solo, venia la venganza, Hahahahh, y así
pasamos varios años de convivencia.

Mi hermano William también construía casas para jugar en el patio, el


problema era que el proveedor de ladrillos para tal fin, ¡era Yo! Así
que, por su conducta contra nosotros, no le tocaba nada de Farol, de la-
drillo nada, Hahahahh, aun así construyo sus casas cada vez que salía-
mos a jugar al patio con piedras grandes, era una casa para nosotros de
lo más deprimente, Hahahahh, era el juego de niños en un patio de
casa, aun así generamos una dinámica de juego que pese a que no
aceptábamos su casa vieja de piedra buscábamos la manera de perma-
necer jugando, es así como Richard y yo hicimos carros o nos inventa-
mos carros con ladrillos o algunos carritos que nos regalaban, y transi-
tando por el diminuto barrio que diseñamos en el patio donde solo eran
3 casas, nuestros carros terminaban chocando la vivienda de piedra

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hasta destruirla, Hahahahh, así pasábamos un largo rato, entretenidos,
construyendo y derribando, porque mi hermano William construía
nuevamente una y otra vez su vivienda de piedras y nosotros los ma-
yores una y otra vez buscando el conflicto, niños que encontramos ju-
gar aunque no estuviéramos de acuerdo.

Así, fuimos creciendo y viviendo cada momento, en muchas ocasiones


con los zapatos rotos, la ropa usada o pequeña, pero para nosotros era
normal todavía, era lo que había y no importaba nada más, solo soñá-
bamos con algo más en nuestros juegos de patio.

Recuerdo algo exageradamente importante, a nosotros desde niños nos


dijeron que el “niño Dios” el 24 de diciembre nos traía un regalo, no
era “el regalo que uno quisiera” era “el regalo” quiere decir que no sa-
bíamos que llegaba, pero que todos los niños debían acostarse a dormir
y que solo a aquellos que durmieran el “niño Dios” nos dejaría un re-
galo al lado de la almohada. En Colombia el “niño Dios” es como
“Santa” en EE.UU, lo que conocemos todos como Navidad, así noso-
tros los chicos, los niños, nos acostábamos antes de las 12:00am a dor-
mir y al otro día encontrábamos 1 regalo, un regalo, Hahahahh, no es
como hoy que hay un árbol de navidad y nuestros hijos destapan mu-
chos regalos, noooo, nosotros era un regalo, en su mayoría de veces
era un carro grande con espacio para cargar, es así como esos carros
nos servían para cargar tierra, piedras y muchas cosas que nos inventá-
bamos, pero lo increíble era que solo recibíamos ese tipo de regalos y
esa cantidad una sola vez al año, era algo de mucha espera pero nunca
creíamos que era porque no había más dinero, adicionalmente nos
compraban la ropa de diciembre, recuerdo un par de zapatos nuevos,
una camisa y un jean nuevos, era nuestro momento de estrenar algo,
sin embargo era el único tiempo que de verdad estrenábamos, todo iba
bien, de niños no había que aparentar nada, no había a quien presumir-
le los regalos ni el vestido, solo era tener un juguete nuevo y unos za-

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patos nuevos que eran de color negro para que sirvan para ir a estudiar
decía mi mamá! Hahahahh.

Así era la economía de nuestro hogar, tal vez mis padres y abuelos en-
tendían que no tenían muchos recursos, pero nosotros solo lo veíamos
como parte de un juego, así fue casi hasta los 9 años, simplemente
creíamos que todo esto era parte de la vida y que todos vivíamos así,
incluyendo las formas de comunicarse y las tradiciones familiares.

Recuerdo en ese entonces que eran muchas cosas prohibidas, no podía-


mos interrumpir la conversación de adultos, no podíamos estar en el
mismo lugar de los adultos, no podíamos meternos a la cocina si la
abuela estaba ahí, no podíamos expresar nuestra inconformidad porque
nos pegaban en la boca por contestones y groseros, no podíamos salir a
la calle sin permiso porque nos entraban a punta de correa delante de
los amigos, no podíamos dejar nada en el plato después de comer, no
podíamos pedir más en el almuerzo porque lo que quedaba era para la
comida o cena, era un tiempo de mucha autoridad según la crianza de
los mismos padres y abuelos, ellos transmitían lo mismo y de la misma
manera como a ellos los educaron, talvez con mayores problemas en
su infancia la cual poco sabíamos, solo años después cuando ya somos
adultos es que podemos razonar y comprender los tiempos de ellos y
los nuestros.

¡Era un tiempo sin tecnología, lo más tecnológico que había después


de un tiempo, fue una televisión, un aparato que trasmitía solo 2 cana-
les, el canal 1 y el canal 2 a colores blanco y negro, recuerdo que des-
pués de un tiempo ese televisor presentaba problemas y volvía a fun-
cionar si le dábamos un golpe a un lado o en la parte de arriba, hasta el
Tv funcionaba a golpes! Hahahahh.

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¡Era un tiempo que nuestras vacaciones no eran en una finca o en la
playa, era en la Calle!, si! En la calle, en ese entonces nuestra calle era
un poco más espaciosa, no habían construido antejardines y tampoco
estaba muy poblada la Ciudadela, íbamos a los riachuelos de lo que
hoy es el barrio Comfenalco a coger renacuajos, a correr jugando a las
escondidas, en ese mismo sector íbamos a jugar futbol con nuestros
tíos a la cancha, así le llamábamos a un espacio abierto en Comfenalco
Paso del comercio que quedaba entre los árboles, corríamos en la calle
de nuestra vivienda jugando con los pocos niños que habían, “lleva,
ponchado, escondite, canicas, eran algunos de los juegos que hacían de
una niñez que no sabía cómo iba a ser el futuro pero que concentraba
su mirada en la diversión que se le permitía en su medio.

Una de esas noches de juego de futbol en el pasaje, pasaba algo que


hasta el día de hoy me dejó marcado, jugábamos con un balón café
muy desinflado, en un momento corriendo con él, lo pisé, y mi rostro
fue dar contra el pavimento, chocando uno de mis dientes frontales
contra el piso, ¡que dolor más grande! El diente se me partió en el bor-
de, levemente, pero me puso a llorar por lo menos 1 hora, con el dolor
insoportable, después de unas pastillas que mi abuela me dio, se me
calmó un poco, pero después de 25 años, mi cuerpo expulsó ese diente,
poco a poco su raíz se secaba por donde se había roto, en mi hogar no
existía la costumbre de pensar en un odontólogo, jamás se hablaba de
eso, y si se insinuaba, todo terminaba en ¡no hay plata para eso!, no
crecí en una familia donde culturalmente fuera importante ningún es-
pecialista, ni odontólogos, ni estilistas, nada….era suficiente tener ali-
mento y el estudio que se pudiera.

¡Así mismo, salíamos con mis tíos al Rio Cauca, en ese entonces
acompañábamos a pescar, por lo menos Yo, quien era el mayor de los
3 hermanos, me llevaban a pescar, es una experiencia agradable poder
participar de poner el anzuelo o cargar los peces y llegar a la casa don-

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de mi abuela nos recibía con algo de comer siempre, y luego cocina-
ban los peces y era parte de varios días de alimentación que tuvimos!

Son momentos de niñez que no se olvidan fácilmente, así transcurría


una infancia que No juzgaba a su familia por no tener que vestir o sim-
plemente todo era normal, no había malicia, no había reproche, solo
seguir con lo que la vida y nuestra familia tenía para dar.

Recuerdo esos instantes donde terminaba cada año lectivo de primaria


y el “Grado” o el evento de graduación era en algún sitio amplio y re-
conocido, en esa época lo hacían en el CAM, auditorio que hoy en día
funciona el concejo de Cali Colombia, a ese evento iba la familia a re-
cibir el reconocimiento de su pariente, Yo por lo menos salía con me-
dalla por ser el mejor estudiante y diploma de reconocimiento, y en la
casa esperaba mi abuela con una comida especial, en ese entonces era
arroz con pollo!, no cualquier arroz con pollo, Hahahahh, mi abuela te-
nía la costumbre de tener gallinas vivas en el patio de la casa y para al -
guna ocasión especial “mataban” una gallina para celebrar, mi abuela
llamaba al vecino de enseguida de la casa quien era el experto en ma-
tar gallinas y este venia tomaba la gallina y envolvía el pescuezo o gar-
ganta del animal y lo retorcía hasta que el cuello sonaba como si se
quebrara un hueso, ahí la gallina moría!..Hahahahh, en esa época no
habían animalistas ni nada por el estilo, todo era parte de la cultura y
costumbres caseras.

Ahí no para la celebración, mi abuela cocinaba la gallina en agua ca-


liente, para poderla desplumar rápidamente, después cortaba las pre-
sas, pero había una especial que ella tomaba para dársela al cumplea-
ñero o al ganador, en ese caso a mí por ganar el año lectivo, ella toma-
ba el pescuezo o garganta de la gallina con su cabeza y todo, sacaba
todo lo de adentro y la rellenaba con arroz y verduras, de tal manera
que quedaba una garganta de gallina rellena de arroz y lista para ser-

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virla en el plato! Hahahahh, usted se imagina ese cuello con esa cabeza
con ese pico, con esa cresta, con los ojos medios cerrados de esa galli-
na y con una imagen en la cabeza de cómo fue su muerte, servida en
un plato, del cual se sale por los lados de lo grande que es!
¡Es una cosa loca! Pero era hecho con mucho amor por la abuela, que
uno hacia el esfuerzo de comérsela porque era algo que a ella le pare-
cía un buen regalo, y por supuesto no iba a dañar los sentimientos de la
abuela, ¡si lo hacía terminaba ella triste o me pegaban! Así que prefe-
ría la primera y ser agradecido, creo que fueron solo como dos veces
en mi vida que comí alguna parte de ese cuello relleno, porque nunca
pude con tanta comida de niño y menos después de ver todo ese proce-
so de muerte, ¡hervida y comida de la gallina! Hahahahh!

Mi familia en diciembre, fecha de celebración de navidad y fin de año


tenía varias costumbres, una de ellas inolvidable, es que mi abuela Eva
tenía un hermano llamado Tobías, el cual todos le decíamos tío, o To-
cayo, era el tipo de persona que llegaba a visitarnos todos los diciem-
bres desde el eje cafetero, sector del departamento del Quindío Colom-
bia, una zona cafetera, él trabajaba en una finca y tenía vacaciones en
esa fecha, venía a nuestra casa como Papa Noel, con dos maletas lle-
nas de: Ron viejo de Caldas, Aguardiente antioqueño, decenas de ciga-
rrillo Piel roja y decenas de cigarrillo presiden, una botella de Sabajon
o crema de wiski que a mi abuela le gustaba y solo tomaba eso, y un
poco de ropa de él!, imagínate! Y por supuesto traía dinero para pasar
unas vacaciones de farra o de rumba como le decimos hoy día.

Así eran nuestros diciembres en mi infancia, mis padres nos llevaban a


una final de campeonato de algún torneo de futbol que mi padre siem-
pre disputaba, ganaban y nos quedábamos en la celebración donde nos
daban a los niños la comida que quisiéramos, en la mayoría de veces
solo me llevaban a mí, mis dos hermanos los dejaban con mi abuela,
luego nos llevaban al centro de la ciudad a comprar la ropa de estreno,

21
(una, por supuesto que nos pondríamos el 24 y luego el 31 de diciem-
bre), después llegaban mis tíos primos y celebrar el fin de año con li-
cor y cigarrillo, por supuesto música a todo volumen, nosotros los ni-
ños nos mandaban a dormir temprano para no incomodar la celebra-
ción de los adultos.

No era la mejor manera de celebrar pensándolo bien hoy, pero era en


ese momento la forma y cultura de hacer las cosas, y por supuesto su
forma de “educar” los niños.

Cada cual, en su mundo, respetando sus formas de celebrar, poca y


nada violencia domestica se veía en los hogares, era un tiempo con
muchas dificultades, pero las familias eran un poco más unidas, más
naturales y menos superficiales. ¡Tiempos que no volverán!

En el pasaje donde vivíamos empezamos a conocernos todos a través


de las actividades de fin de año, recuerdo que siempre había un vecino
reconocido que para decorar la calle, empezaba a principios de diciem-
bre a poner la cuota de dinero para comprar los festones y luces con
que adornábamos la calle, simultáneamente para esos días de creci-
miento como barrio, muy cerca de nosotros donde hoy es un escenario
deportivo, había un lago, un lago encerrado y donde las construcciones
que iban terminando en las otras etapas de la Ciudadela Floralia iban
depositando los escombros en ese lago con el fin de taparlo, efectiva-
mente, al quedar completamente relleno ese terreno, después lo abrie-
ron y era nuestro primer espacio público abierto donde poder jugar y
correr, recuerdo que en la mitad del terreno había un poste de energía
y los adultos empezaron a acondicionar el lugar, construyendo unos ar-
cos de guadua para jugar al futbol, viendo como corríamos como niños
por todo lado.

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De todos estos momentos recuerdo escenarios de discusión entre mis
padres, donde mi abuela intervenía, donde mi abuelo callaba y donde
los 3 chicos hermanos solo empezábamos a salir a explorar el mundo.

Nosotros no comíamos mal, pero tampoco eran lujos de comida,


aprendimos a comer lo que había, mi abuela se levantaba muy tem-
prano a hacer arepas, recuerdo como usaba el molino para el maíz, era
manual, sin pereza madrugaba a hacer unas espectaculares arepas, la
aguapanela que no podía faltar y el chocolate como complemento de
bebida, mi abuela nos servía en el vaso mitad de aguapanela con mitad
de chocolate, así, quedaba aguapanela para luego convertirla en sobre-
mesa para el almuerzo con limón o sin él, depende si había o no!, pero
siempre fue nuestro desayuno chocolate con arepa, al almuerzo era
muy peculiar y constante comer granos o como lo llamaba mi abuela
Eva…..”pepas”….eran frijoles o lentejas o blanquillos o garbanzos,
estos los cocinaba mi abuela y se servían en platos hondos, mitad de
arroz y mitad de “pepas”, se consumía carne o huevo solo cuando ha-
bía dinero, mientras tanto solo arroz pepas y aguapanela, después fue
que salieron esos conservantes con los que se hacía jugo, recuerdo el
primero que fue el Fresco Royal, un producto barato que se sumaba a
una canasta familiar económica.

Lo que, si es cierto, es que nunca nos acostamos sin comer, así fuera
Solo pepas con arroz, así pasamos nuestra educación primaria, sin ol-
vidar que estando en 5º. De primaria, una de esas veces almorzando
con mis hermanos, mi abuela y mi madre, mi abuelo que estaba en el
segundo piso, después de una operación que tuvo de una hernia umbi-
lical, de repente se escuchó un estruendo y de inmediato mi madre y
yo subimos corriendo, estaba mi abuelo Carlos tirado literalmente en
el piso convulsionando, no podía respirar, mi madre como pudo con
una bolsa de papel trato de oxigenarlo, se llamó la ambulancia la cual

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en un país como Colombia nunca llega a tiempo, toco subir al abuelo
en un taxi hacia el hospital y que mi madre le acompañara.

Es así, como un adulto llamado Carlos Corpus Zúñiga, de más de 60


años, con una costumbre de no hablar mucho, pero nos hacía sacar ri-
sas de niños cuando se tiraba sus “pedos”, Hahahahh, hincha a muerte
del América de Cali, un equipo de futbol de la ciudad y por supuesto
inolvidable la loción que usaba, era una que era para después de la
afeitada y a la vez loción que permanecía durante el día, muere el mis-
mo día de un infarto fulminante.

Esta fecha de su muerte fue muy cerca de la muerte de mi otro abuelo


quien se había suicidado tirándose al Rio Cauca, así solo quedamos
con nuestras abuelas, y viendo como las familias empiezan a disminuir
y apenas comprendiendo que la Muerte es parte de la Vida, la cual no
sabemos cuándo llegara, tenía yo casi 10 años y eran mis dos primeros
funerales de familia.

Los niños que enfrentamos estilos de vida donde no se sabe si es clase


media o baja, donde no comprendemos comportamientos de nuestros
parientes, sus actitudes, sus vicios, sus odios, sus fobias, en fin, una
cultura o forma de vida que empezamos a adquirir y a asimilar como
parte de lo “normal”.

Dentro de esta niñez con necesidades básicas no suplidas, aunque solo


te das cuenta que lo que tienes o te dan tus padres no es suficiente
cuando empiezas a hacer amigos y a socializar con chicos y chicas del
barrio, en mi caso me dedicaba a estudiar permanentemente, y salir por
el pasaje a jugar con algunos niños, y veíamos televisión en la caja a
blanco y negro que existía en ese momento esperando que llegara el
día sábado para poder ver comics toda la mañana, era el único día que
por y la televisión transmitían dibujos animados los cuales para noso-

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tros era sagrado ese momento, ir con mi padre a partidos de futbol que
me llevaba por ser el hijo mayor, y por supuesto experimentando cosas
del mundo que estaban por venir.

No podría dejar a un lado el primer susto que recibí a esa edad y que
genero un impacto en mi vida hasta el día de hoy; veníamos mi primo
Freddy y yo de recibir el curso de Catecismo, un curso que se debía to-
mar antes de hacer la “Primera comunión” un sacramento de la reli-
gión católica donde mandaba realizarse para avanzar en el camino di-
vino, y por supuesto mi abuela Eva siendo la mayor influencia en la
casa, prácticamente era obligatorio hacerlo, no había forma en esa épo-
ca de reprochar ni decir que no!.

¡Siempre había un profundo respeto por los mayores, pero también un


profundo temor……pues al desobedecer, nos esperaba un castigo a co-
rrea de cuero o con lo primero que tenían a mano! Hahahahh.

Así pues llegando a casa, faltando pocos metros llegando a la esquina


de la 72J con apenas casi 10 años, iban pasando por nuestro lado una
patrulla de policía, 2 oficiales en una moto, cuando cruzaban por nues-
tro camino recuerdo que pronuncie en voz alta…”losss tomboooss”,
sin saber que significaba esa frase solo por haberla escuchado entre
mis parientes y algunos jovenes mayores del pasaje donde vivíamos;
en ese instante esa patrulla de policía freno en seco y se bajó uno de
ellos hacia nosotros, mirándome fijamente y hablándome fuerte me
preguntó: “jovencito, que fue lo que dijiste? Obviamente se le notaba
la rabia sobre mí, mi primo y yo estábamos muy asustados y recuerdo
que lo único que dije fue “No señor”, me dijo el oficial fuertemente
casi gritándome……” nunca vuelvas a decir …tombos” …nunca”, y
salieron enfurecidos en su motocicleta; ufff, que susto, sin embargo,
me genero dudas en cuál era su significado, jajjajajaja, más adelante le

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cuento que significa “Tombo” hasta el día de hoy, obviamente con
mucho respeto a la policía nacional de Cali Colombia.

Los recuerdos son importantes, en nuestra niñez aún más, estudios han
demostrado la importancia de los primeros 5 años, familia, necesida-
des básicas, necesidades sentidas, la importancia de los 5 a 10 años, y
creo que a pesar de todo puedo resumir que un niño no necesita solo
tener lujos o alimento hasta saciarse, los niños necesitan AMOR Y
FAMILIA, la idea de familia hoy en día esta tan desfigurada que tene-
mos una sociedad joven muy complicada.

Hasta este momento de mi vida era muy feliz, Hahahahh, sin embargo
el pasado a veces no abandona y estaba por salir a la luz pública todos
los pasos y comportamientos de unos adultos que en su niñez, tal vez
tuvieron más deficiencias que nosotros y que por alguna razón el tener
hijos les daba una oportunidad de hacerlo mejor que sus padres, y así
supongo que hasta el día de hoy todos queremos que a nuestros hijos e
hijas no sufran lo mismo que hemos sufrido nosotros, y así pasan nues-
tras generaciones.

¡También creo que esta niñez fue algo distinto, No teníamos internet ni
buena televisión! Hahahahh! Quiere decir que jugar en la calle, todos
esos juegos tradicionales conocidos era la única opción que teníamos y
lo disfrutábamos lo que más podíamos.

Hasta este momento no podría considerar una niñez difícil, tal vez una
niñez con lo básico para vivir, además lo que más recuerdo de este pe-
riodo es ver la familia reunida siempre, y eso ya era bueno en ese mo-
mento, así que estoy seguro de que como niños no entendemos todo lo
que pasa alrededor solo vivimos cada momento creyendo que es parte
de la vida, ¡la vida que apenas estamos experimentando y la vida que
apenas nos ve crecer!

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Capítulo 2

COMPLICADA PUBERTAD Y ADOLESCENCIA

Terminada esa niñez inocente y exploratoria, terminaba mi 5º. Grado


de primaria en el Colegio del Barrio, graduado con honores, lógico,
como el mejor estudiante de la institución, con la propuesta amorosa
de la directora que me seguía dando la beca para el bachillerato para
que continuara con ellos. La verdad en mi exhaustiva búsqueda de
algo nuevo se me había metido en la cabeza irme a estudiar al INEM,
un colegio público que inspiraba la mejor educación en ese entonces,
pero también otorgaba libertades y conflictos.

¡Para no olvidar mi graduación de quinto de primaria tengo que expre-


sar que recuerdo mucho los zapatos que me llevo mi papá para ese día!
Hahahahh, recuerden que mi padre era de profesión o trabaja como
Guarnecedor, es aquella persona que a través de una máquina de coser
especial genera las capelladas o estilos para los zapatos o zapatillas;
el “viejo” como de cariño decimos en Colombia a los padres, me llevo
unas zapatillas negras con suela de goma amarilla y la suela en la pun-
ta del zapato sobresalía el color también y tenía una marquilla en la
lengua de la zapatilla que decía “boca”, era una marca de zapatillas en
ese momento para jugar microfutbol! Jajjajajaja.

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Imagínense ustedes, yo con mi camisa de estudio y pantalón azul que
me compró mi mamá más la Toga y las zapatillas que acabo de descri-
bir, jajjajajaja, una sensación de que era lo que había, no había más, no
tenía más que ponerme así que tocó, y así salimos en foto, grado de 5º.
¡Con toga y zapatillas “Boca”, ¡en las fotos se ve más la marca de las
zapatillas que el mismo diploma!
Eso es inolvidable, lo importante es que salvamos el día, mi padre lo
salvó con sus zapatillas, mi madre con el pantalón y mi abuela con el
pescuezo de gallina relleno, ¡todos buscaban salvar el momento de
acuerdo con sus condiciones! ¿Culparlos o reprocharles? ¡Jamás! Hoy
entiendo como Padre de familia que cada uno da desde lo que puede y
le alcanza.

Definitivamente no acepte la beca en la misma institución, mi madre


estuvo de acuerdo pues le parecía el INEM también mejor colegio, y
empezamos a buscar el cupo para matricularme. El ese colegio al revi-
sar mi solicitud y las notas, no dudaron en aceptarme, parecía que iba a
ser una eminencia de la educación.

Tanto que tengo que recordar que en la institución de primaria del ba-
rrio hice 4º. Grado y 5º. En solo un año, la secretaría de Educación
promovió un decreto al que llamo Promoción automática, aquellos es-
tudiantes que sobresalen y que tenían actitudes para estar en un grado
superior eran inmediatamente promovidos, es así como terminé la pri-
maria a los 9 años, graduándome con mis zapatillas “Boca” jajjajajaja.

Era una época de poco entender, lo que, si empezaba a hacerse claro


en mi mente, es que no éramos una familia de dinero ni recursos altos,
teníamos lo necesario, no puedo olvidar dos evidencias claras que se
marcaron como una familia sin recursos o pobre como lo llaman algu-
nos; el día de Halloween, hubo dos años consecutivos para dejar en la

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historia de la risa, los colombianos tenemos el talento de reírnos de no-
sotros mismos.
¡Teníamos 9,8 y 7 años, los 3 primeros hermanos Johnson, en mi casa
No había dinero para comprar disfraces para nosotros, imagínense, en
Cali Colombia la tradición de disfrazarse y salir a pedir bananas en esa
época era muy fuerte! Nosotros estábamos muy tristes porque éramos
los pocos niños que no podían salir ese día, sin embargo, paso lo que
siempre pasa en una familia sin recursos en Colombia, ¡hay que salvar
el día! Jajjajajaja… mi mamá se le ocurrió la “agradable” idea de com-
prar material de hacer escobas, “escoba de mijo” se llamaba, pues la
señora Marina, mi madre, compró 3 juegos de esa escoba de mijo…y
adivinen qué? jajjajajaja… “NOS AMARRARON ESA ESCOBA DE
MIJO EN LA CINTURA, NOS MAQUILLARON CON EL PROPIO
MAQUILLAJE PERSONAL QUE ELLA USABA, NOS PUSIERON
UNA CINTA EN LA CABEZA, Y SIN CAMISA PUESTA Y CON
LOS ZAPATOS VIEJOS QUE TENIAMOS, QUEDARON LOS 3
INDIOS LISTOS A PEDIR BANANAS” jajjajajaja.

Lo más icónico es que en la foto, porque sí quedó foto, ¡salimos como


si fuéramos los niños más felices del mundo! Jajjajajaja
Dos años consecutivos nos disfrazaron de INDIOS, pero después de
eso no recuerdo haberme disfrazado nuevamente, no sé si por vergüen-
za o porque ya llegada la pubertad iniciaba otra forma de ver la vida.

Además, se había sumado algo importante, el nacimiento de nuestro


hermano Charly Johnson, después de una discusión interna donde para
ponerle el nombre querían llamarlo Carlos como mi fallecido abuelo,
se decidió llamarlo Carlos, pero en inglés, que sería Charly, y así re-
cién nacido, mis padres también tenían esos gastos de niño pequeño.

Voy a contarles……. ¿Era recurrente las peleas de mi madre y mi pa-


dre por cualquier cosa, pero en su mayoría era por que el “viejo” no

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traía la plata para comprar comida, y mi madre armaba el escándalo y
se peleaban, en varias ocasiones, no muchas, tengo que contarlo…hoy
día es muy chistoso recordarlo……mi padre le decía a mi mamá a las
8:00am “ya vengo, voy donde un man que me debe una plata y te trai-
go para el desayuno y el almuerzo” jajajajajaajjaajajajajajajajajajajajj-
jaajjaaj, saben qué? ¡Mi padre volvía a las 7 de la noche! Jajjajajaja,
para poder desayunar y almorzar mi abuela iba y sacaba crédito en la
tienda, en Cali le decimos “fiar”, término barrial de un crédito en una
tienda.

A veces que recuerdo eso y pienso en dos cosas…uno…mi padre no le


importaba si comíamos o no, o mi padre estaba impotente por no tener
dinero y salía huyendo del problema, igual él sabía que de una forma u
otra mi abuela ayudaba en el tema, hoy por hoy solo nos reímos del
“man” que le debía pagar que nunca conocimos…….jajaajajja.

Situaciones que vivimos de niños que pese a los recursos o dinero que
tengamos o no, son inolvidables; las anécdotas entre nuestros padres,
las salidas al rio Pance, las fotos con iguanas en nuestro cuello, las
salidas a coger renacuajos, los juegos en las calles, los disfraces y por
supuesto la navidad con sus respectivas experiencias, buenas o malas,
hoy estamos aquí como resultado de una forma de vida de nuestros pa-
dres, abuelas y antepasados.

Somos el resultado de muchos esfuerzos familiares, con dinero o sin


dinero, ¡siempre quisieron SALVAR EL DIA!

Con las muchas experiencias vividas a lo largo de 10 años de existen-


cia,
Risas y juegos, momentos malos y buenos, ocasiones que ya me había
tocado defenderme de los niños más grandes, (no dejare pasar que
hubo un evento de matoneo o Bullying lo llaman hoy, llevaba a como
15 días seguidos que dos chicos aproximadamente de mi edad, vivían

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en el mismo pasaje del Colegio, a la salida habían amenazado con pe-
garme y me insultaban sin yo saber por qué, en ese entonces pensaba
yo que eran ganas de sentirse fuertes y como eran 2 contra 1 los hacia
parecer pandilleros y eso!, yo la verdad nunca a esa edad había tenido
que defenderme o pelear con alguien, solo 9 años de estudio y ver
otros niños más grandes hablar de los hermanos mayores y de las pan-
dillas y toda eso; estos dos niños uno era indio de piel negra y el otro
era peli parado indio medio gordito, (muy conocido después), los dos
tenían futuro de pandilleros y creía yo en ese momento que eran de te-
mer, varias veces me correteaban, me hacían voltear por otro pasaje
para no encontrármelos, en fin me perseguían para llenar su ego de
más fuertes; …..uno de esos días en el colegio nos enviaron de tarea
realizar unos zancos con tarros de leche en polvo, efectivamente yo
lleve unos buenos tarros con unos lazos amarrados a su alrededor para
que sirvieran de buenos zancos.

Recuerdo que saliendo del colegio me metí por el pasaje de los chicos
con ínfulas de pandilleros, hablando con una compañera de mi salón,
me olvidé por completo que era el lugar por donde no podía meterme,
sin embargo, como era de esperarse, aparecieron los “pillos”, se me
acercaron y me dieron el primer empujón, mi compañera se asustó mu-
cho y yo solo apreté mi experimento de zancos y me fui encima de los
2 pegándoles en el cuerpo con esos tarros, uno de ellos salió hacia la
esquina y el otro busco meterse a su casa, yo entre con él, jajjajajaja,
entre dándole con los tarros hasta la cocina de su propia casa, increí-
ble, sus hermanas se metieron en medio y yo volví en sí! Reaccionan-
do pedí disculpas, pero les dije a sus hermanas que él me la tenía
“montada”, así decimos en Cali Colombia cuando alguien está cons-
tantemente molestando, sus hermanas me pidieron disculpas y ese niño
nunca más volvió a meterse conmigo, después me lo volvería a encon-
trar en la adolescencia, pero ya éramos casi parceros…jajjajajaja….
Son cosas que se viven fuera de las instituciones educativas todo el
tiempo, incluso hasta el día de hoy siempre va a ver chicos o chicas
que quieren abusar o menospreciar a otros.

En realidad, lo que eso trasmite es que seamos más fuertes y de más


carácter en la calle.

31
Aun así, en mi niñez solo tuve ese problema, no recuerdo que haya te-
nido otros, los problemas reales apenas estaban por venir…………….

No voy a dejar de nombrar que, como buen hogar de escasos o míni-


mos recursos, en la navidad uno conocía los primos de mi madre, fa-
miliares que no sabíamos que eran familia, y entre ellos había varios
con antecedentes delincuenciales (hurto, drogas, pandillas), pero esos
temas no se tocaban en la casa de la abuela.

¡Era sagrado el sitio, la casa de la abuela era solo para comer, beber al-
cohol y enrumbarse!

Yo empecé en verano del 1990 a estudiar en el colegio público que


tanto había querido, el famoso INEM, lugar que el primer día de estu-
dio, me trasmitió pánico, arrepentimiento y curiosidad; hubo una gran
manifestación interna de estudiantes encapuchados, volaban piedras
por todos lados y los más chiquitos de esa época salíamos corriendo
para todos lados, en mi caso, corri rápido hacia una panadería cercana
del colegio y me refugiaba ahí, desde ahí observé como quemaban un
bus, después que quemaron el bus, era tanto el susto que abordé el pri-
mer bus que paró cerca, el cual me llevó hasta el centro comercial la
14 y de ahí corrí sin parar hasta mi casa en Floralia.

Volviendo al hecho del esfuerzo de mis padres por ser una familia
“normal”, y que mi mamá siempre le decía que había que independi-
zarse, mi padre consiguió donde mudarnos, es así como nos fuimos a
vivir al barrio Petecuy 2 etapa, un barrio ya poblado con 3 sectores,
pero en ese entonces aunque tenía acueducto y alcantarillado, tenía va-
rias problemáticas: CALLES SIN PAVIMENTAR, ALTO CONSU-
MO DE DROGAS ILEGALES Y DELINCUENCIA, era un sitio para
sobrevivir pero brindaba un espacio para que los dos experimentaran
ser independientes y pudieran con el hogar.

Tengo que confesar aquí en este espacio que empezaba una etapa difí-
cil, nos movimos del barrio donde ya llevábamos 8 años, niños y un
recién nacido, a un barrio con un ambiente hostil todo el tiempo.

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No solo experimentábamos un nuevo barrio, también una cultura dis-
tinta a nuestro sector en Floralia, y se sumaba mi transporte hacia el
colegio, más desplazamiento en esa época por las pocas calles y aveni-
das, había que hacer un recorrido muy largo para llegar a la parada del
bus, recorrer desde la calle nuestra atravesando el barrio San Luis para
llegar a la calle 70 y abordar el bus Coomoepal que me llevaba al
INEM, toda un esfuerzo de todos los días.

Sin embargo, empezaron las situaciones del sector, vivíamos a mitad


de un pasaje donde en una de nuestras esquinas de nuestra vivienda
existía un territorio que se le llamaba en ese entonces “Cinta larga”,
era una extensa invasión de casas hechas en su mayoría con guadua y
madera pegada a una colina extensa de tierra que se le llamaba “El Ja-
rillón”, un Jarillón protegía “supuestamente la gente del barrio del des-
bordamiento del Rio Cauca, en esa “cinta larga” vivían los hombres y
mujeres con negocios de drogas como Bazuco y Marihuana y alto con-
sumo de ellas, además de compra ventas de cosas hurtadas, en fin una
cantidad de actividades que hacían de la zona una “Olla” un lugar de
temer.

Recuerdo las muchas peleas a “Machete”, los numerosos hombres


consumiendo Bazuco, (el bazuco es todo lo que sobra después del tra-
tamiento que recibe la cocaína, al sacar la coca de sus recipientes, que-
da una basura pegada de los baldes o en el fondo, a este tipo de “so-
bras” de la cocaína se le llama “Bazuco”, en esa época era la droga
más adictiva que había, aquel que consumía bazuco ya era catalogado
como Indigente o habitante de calle, porque generaba una alta depen-
dencia del mismo), muchos hombres y mujeres vendían una cantidad
de cosas que eran de segunda mano o que encontraban en la basura,
otros hacían artesanías con madera o alambre, otros pasaban cons-
tantemente pidiendo comida, todo con el fin de hacer algo en dinero
para sostener su adicción al Bazuco, recuerdo todavía ese olor, salía-
mos a jugar un rato, a tocar una pelota o a tomar aire y nos entrabamos
rápido porque no aguantábamos el olor de esa horrible droga.

Era asfixiante ese entorno, no podíamos tener paz, ese sector contaba
con unas calles pequeñas que daban hacia el pasaje siguiente, a esos

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callejones le decíamos “calle mocha”, que significa “Calle corta o pe-
queña”, era un lugar de película, pude ver varias peleas a cuchillo y
palos entre dos pandillas del barrio, siempre salían muchos heridos y
algunos muertos, era de película, muy jovenes, adolescentes, empu-
ñando un arma cortopunzante, pues poseer un cuchillo en esa época
era lo más peligroso del momento.

A esto se le suma que en Colombia en esa época existía un comando


de policía especial, el cual estaban amparados por el DAS, departa-
mento administrativo de seguridad, y había un grupo que en las calles
les decían “los federales”, era una especie de grupo de limpieza, varias
veces me tocó presenciar la llegada de una motocicleta con dos hom-
bres en ella, se acercaban a la esquina donde estaban drogándose con
Bazuco más de 30 personas, y si seguías por la orilla se convertía en
cientos de jovenes y adultos consumiendo cualquier tipo de drogas
bajo la luz amarilla y tenue de ese entonces en los postes de energía;
aquellos hombres de la moto se acercaban amenazando esas personas,
que si volvían a pasar y las veían nuevamente en el sitio les iban a dar
“Bala”.

Es así como por el espacio de 2 horas nadie estaba en ese sitio, al ver
que no pasaba nada y que esos federales no venían, daban por hecho
que ya no pasaba nada, sin embargo, los federales aparecían de la nada
por las calles “mochas” y en sus motos a toda velocidad empezaban a
abrir fuego hacia esas personas, recuerdo que eso sonaba en ráfaga, y
nosotros dentro de la casa despiertos viendo televisión, nos tocaba ti-
rarnos al piso huyendo de alguna bala perdida que quisiera entrar.

Eran momentos muy estresantes, al otro día tenía que ir a estudiar, y


como era de los que madrugaban, veía en la calle los cuerpos de las
personas que habían caído la noche anterior, era impactante, tenebroso
y a la vez mi espíritu interiorizando la muerte como algo normal.

Varias veces me tocaba levantar los pies caminando hacia el colegio


para no pisar uno de los muertos dejados ahí por alguna venganza o
por la llegada de “los federales”.

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No recuerdo a alguien de esa época contando esto, lógico, no había
tecnología, no había internet, no había redes sociales, solo un televisor
a blanco y negro que daba solo 2 canales y dibujos animados solo los
sábados.

Era toda una “locura”, ver muertos tirados en la calle como cualquier
objeto sin valor, muchos de ellos interactuaban con nosotros en el día a
día, eran nobles como personas, pero con una alta adicción al “bazu-
co”, maldita droga que destruye las vidas de personas a la puerta de
nuestras casas pensaba, pero teníamos que seguir adelante.

Adicionalmente, salíamos mi hermano Richard y yo, en varias ocasio-


nes, a jugar en la cancha de futbol cercana de nuestra casa, eso era te-
rrible, casi siempre había que pelear para no dejarse quitar la pelota, o
defender a mi hermano, en fin, era darse golpes con otro aun si uno no
quisiera, y para todos en el sector era algo normal.

Una de esas noches casi tranquilas del pasaje donde vivíamos, mi ma-
dre nos envio a la tienda a mi hermano Richard y a mí, a comprar un
pan para el desayuno, llegando a la esquina del pasaje miramos hacia
la calle “mocha” y venían dos hombres discutiendo y tirándose con cu-
chillos, eran dos hombres de piel morena y ya le había propinado algu-
nas puñaladas al otro, sin embargo venia huyendo y corriendo tan rápi-
do que se dirigían hacia nosotros, inmediatamente le dije a mi herma-
no “coreeeeee” y empezamos a correr, el muy miedoso de mi hermano
en vez de seguir conmigo corriendo se metió por la puerta de una tien-
da que estaba abierta, en ese mismo instante que él se tira hacia esa
puerta, el herido también se tira ahí y le cae todo ensangrentado enci-
ma a mi hermano, el que lo había herido se va huyendo porque ya ve-
nía la policía y mi hermano casi se orina del susto con ese muchacho
encima casi muerto, así mismo los siguientes días, también de la mis-
ma calle “mocha” salió un hombre blanco de cabello castaño y alto,
acuerpado con un machete muy grande, y el otro era el señor que ven-
día artesanías con un machete pequeño que había sido como cortado a
la mitad; gritándose, insultándose, y se lanzaban al cuerpo con esos
machetes, cuando estaban gritando recuerdo que salimos de la casa
para ver el episodio y vimos como el señor artesano pareciera que fue-

35
ra a ser el próximo difunto, varios “lances” se hicieron, y siguieron pe-
leando hasta la otra esquina donde empezaba “cinta larga”, recuerdo
que ellos voltearon la esquina y no los vimos más como por 5 minutos,
luego de esos 5 minutos venia corriendo el hombre alto de cabello cas-
taño, gritando y suplicando ayuda, venia sosteniendo en su mano iz-
quierda la mano derecha que le acababa de cortar el artesano, quien iba
a imaginarse, el artesano con el arma más pequeña le quitó la mano
derecha del gigantón.
Era impresionante ver tan cerca, uno tan niño un brazo sin su mano y
votando sangre a montones.
Experiencias, muchas experiencias de violencia en una edad tan corta,
hoy en día solo son recuerdos, pero de alguna manera influyen en el
futuro de cualquier persona.

En mi caso, empezaba a comprender la dinámica de la calle y de una


institución educativa que me ofrecía ciertas libertades, pero a la vez
exigente en mis estudios, venia de una forma de estudiar en primaria y
la adaptación con bachillerato no era fácil, sin embargo, aproveche es-
tos momentos de mi vida para desarrollar habilidades deportivas, en el
pensum académico cada trimestre nos daban un deporte distinto, es así
como mis mejores calificaciones eran en futbol, baloncesto y vóleibol,
en el primer trimestre me toco futbol con un profesor de apellido “Bo-
canegra”, un señor como de 50 años pero con una manera de correr
“imparable”, me gustó mucho y decidí tomar clases de futbol con el
equipo de mi categoría en la institución, es así, como empiezo a pres-
tar mucha más atención al futbol, ya que el profesor “Bocanegra” vio
actitudes y una manera de jugar diferente, me preparaba con él todo el
tiempo, en el horario de clase de educación física y después de clase.

Con tan solo 10 años, en primero de bachillerato, en un colegio difícil


en convivencia, ya que había muchos chicos de varios barrios del no-
roriente de la ciudad, unos con mentalidades más violentas que otros.
Recuerdo que las ventas de comida dentro del colegio se hacían en
unos puestos que llamábamos “kioscos”, eran una especie de local he-
cho en ladrillo o en lámina, vendían papas, salchipapas, papas rellenas,
gaseosas, dulces, etc., y yo con mis 10 añitos con el cabello un poco
afro, esponjado, donde me sacaba la “mota”, (quiere decir que con mi

36
mano derecha impulsaba el cabello hacia la frente), me dirijo a un
kiosco y tímidamente paso en medio de unos chicos mucho mayores,
parecían de 11 grado, y me acerco a la vitrina del kiosco, ¡una papa
aborrajada por favor! ¡Dije! En ese instante sentir que por la parte de
atrás de mi alguien haló mi cabello desde casi de la frente hacia atrás,
tan fuerte que yo prácticamente caí al piso, levantándome sin entender,
y esos chicos mayores solo se burlaban de mí; ¡Salí corriendo y que
papa ni que nada! Jajjajajaja
En la institución educativa que me encontraba existía una grotesca for-
ma de dar recibimiento a los de 1er grado, se les llamaba “primere-
ños”, ¡es así como éramos identificados por nuestra estatura y llevába-
mos un maletín muy grande! Jajjajajaja

Nos tocaba andar muy en la jugada porque eran los chicos mayores
buscando todo el tiempo hacernos maldades a los de primer año, y yo
por supuesto después de ese jalón de pelo, mas.

“Primereño” significaba un año de estar alerta con el acoso estudiantil,


de las tareas a tiempo, de los días que había revolución, siiii, revolu-
ción, en la institución había grupos de encapuchados que si no les
cambiaban las normas o algunas directrices que el colegio sacaba,
ellos salían con su cara cubierta por todos los bloques de estudio gri-
tando:
“quienes somos” estudiantes, “que queremos” revolución, “que nos
dan” represión! Eran varias arengas que pronunciaban y esto al finali-
zar las clases terminaba en una batalla campal, una tiradera de piedra
entre estudiantes y policías, otra entre solo estudiantes, en fin, era todo
un espectáculo, y por supuesto el mensaje era claro, había que sobrevi-
vir como sea.

Esa mezcla de adrenalina y miedo hacían crecer dentro de mi inseguri-


dades y a la vez mucha rabia, era una lucha constante, enfrentar el aco-
so escolar y a la vez estudiar como si no pasara nada, hacer deporte y
en varias ocasiones no tenía con que comprar ni una papa aborrajada
de 100 pesos en esa época, eran situaciones difíciles de entender a tan
corta edad.

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En esta época nos pasó algo importante, yo venía sufriendo de ASMA,
y en un cambio de clima que hubo en la ciudad de Cali, me produjo
una noche un episodio de asma, o un ataque de asma como lo llamaba
mi madre, recuerdo que ese ataque de asma fue tan fuerte que no ser-
vía nada de lo que me daban hecho en casa, ni agua caliente que me
daban ni nada, estaba realmente teniendo un episodio bastante difícil y
creí en algún instante que iba a morir, mi madre preocupada y angus-
tiada, le dijo a mi padre que me llevaran al médico, sin embargo como
ya estábamos acostados en la noche, mi padre creyó que era el mismo
tipo de ataque anteriores, pero no era así, era un ataque tan fuerte que
no permitía que yo respirara un poco, no respiraba nada, es asi como
mi madre enojada dijo a mi padre: ¡si usted no me acompaña, yo lo lle-
vo sola!, la caminada desde nuestra vivienda hasta el abordar un taxi
era bien larga, había que atravesar el barrio donde vivíamos y el barrio
siguiente, así, mi padre se paró de la cama y llevándome en su espalda
cargado llegamos a la calle 70 donde abordamos un taxi que nos lleva-
ría al Club Noel, un hospital para niños y niñas que existe todavía en la
ciudad de Cali Colombia.

Recuerdo que estuve hospitalizado 3 días por esa situación, y el medi-


co diagnosticaba que como era una enfermedad heredada por los ante-
cedentes de mi abuela, a los 11 años se terminaba por completo, si hu-
biese sido una enfermedad adquirida de niño, todavía la tendría. Efec-
tivamente después de esa intervención con un nuevo medicamento por
3 días, hasta el día de hoy nunca más me volvió a dar ASMA.

Vivimos en Petecuy 2 etapa durante un año solamente, había poco di-


nero para seguir sosteniendo un alquiler de vivienda y a la vez mi
abuela Eva estaba sola en casa y mi madre convino con ella para vol-
ver a Floralia, es así como cumpliendo los 11 años ya estábamos ubi-
cados nuevamente en la casa de la abuela materna.

En el barrio Floralia empezaba otro tipo de etapa en mi vida, 11 años,


estudiante del INEM colegio catalogado como excelente en la educa-
ción, pero difícil en disciplina, chicos vecinos que empezábamos a ju-
gar, pero también a pelearnos, en fin, se inicia para el año 1990 una se-

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rie de situaciones que conllevan a experimentar, pero también a vivir
intensamente.

Lo primero que tenía que solucionar era lo de mi descanso, lo de co-


mer algo cuando estuviera en el colegio, era terrible tener que ver mis
compañeros comprar para comer y yo no tener ni un peso para calmar
mi hambre, muchas veces de ese año me había tocado “pedir”, algunos
compañeros se molestaban otros decían que no, uno que otro le daba a
uno un pedacito de lo que tenía, era humillante, así que uno de mis
compañeros con los que más hablaba, vivía en el mismo barrio que yo,
y muy cerca de mi casa, éramos vecinos prácticamente, con 12 años
que él tenía estaba trabajando en un autoservicio que funcionaba muy
cerca, y me dijo que él iba a hablar para que me recibieran asi sea de
“paquetero”, que era ser paquetero, jajjajajaja, resulta que en los ba-
rrios hasta el día de hoy existe el “mercado móvil” como su nombre lo
indica cada día van a distintos lugares, muchos puestos, mesas que
venden todo tipo de legumbres, frutas y verduras, y este mercado mó-
vil se hacía o se hace todavía en un parqueadero que queda junto al au-
toservicio, entonces MERCATODO que asi se llamaba el autoservicio,
algo pequeño en esa época, tenía unos cajones afuera del estableci-
miento donde le guardaban el “paquete” a la persona que iba a entrar a
comprar algo a Mercatodo, y ese chico que estaba recibiendo los pa-
quetes y entregaba una ficha para su reclamo le llamaban “paquetero”.

Efectivamente a mi compañero lo dejaron como empacador junto a las


cajas registradoras y a mí me empezaron a dar la oportunidad los
miércoles de mercado móvil para trabajar de paquetero, duré un mes
en el paquetero hasta que me dieron la oportunidad de trabajar como
EMPACADOR.
El empacador solo ganaba dinero por las propinas de la gente al empa-
car o al llevarle el mercado a la casa, si, llevábamos en unos carritos
de ruedas pequeñas los mercados a las casas, empujándolos, esos ca-
rros metálicos se veían más grandes que nosotros, aun así, empujába-
mos y nos daban propina según la distancia (aunque había unos taca-
ños de mierda, como en todo, jajjajajaja).

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Eso significaba que yo estudiaba en horas de la mañana y en la tarde
me iba a trabajar al autoservicio, tampoco era obligatorio ir lo que me
permitía empezar a entrenar futbol en el barrio y después del entreno ir
una o dos horas a mirar que podía hacerme en propinas.
En unos meses estaba entrenando en el equipo de un amigo de mi pa-
pá, el cual vivía en el barrio y empezaba un equipo que le llamaba
“ONCE AMIGOS”, los entrenamientos eran en la cancha de Florialita
atrás del autoservicio Mercatodo, una cancha empírica al lado de la
iglesia del barrio, pero ahí empezamos a correr y a divertirnos con el
futbol, más adelante saliendo del barrio, no existían casas ni aparta-
mentos, era zona de escombros y boscosa, pero existía otra cancha,
donde hoy se ubican los apartamentos del barrio los Guaduales, la can-
cha de Amilkar, así era conocida porque el señor que hacia los torneos
de futbol para adultos se llamaba así. Muy reconocida esta cancha
pues también hacían torneos de adultos y a pesar de ser un “peladero”
ósea que no tenía pasto sino tierra, era un espacio resiliente cada fin de
semana para las personas, iban a ver jugar futbol y luego terminan to-
mando cerveza y comiendo “fritanga”, si, fritanga se le llama a la co-
mida rápida que venden en Colombia, papas rellenas de carne o pollo,
empanadas, salchipapa, costilla, entre otras más.

Después el equipo se acabó y empecé a entrenar futbol con el señor de


la tienda…jajjajajaja…. había una tienda pequeña que quedaba cerca
de casa y que desde muy niño íbamos a comprar en algunas ocasiones,
se llamaba tienda mixta “AQUÍ ES CESAR”, este señor empezó a en-
trenar niños en la cancha “las Américas”, así se le llamaba porque que-
daba junto a la escuela pública de las Américas, esa cancha era otro
“peladero”, sin embargo, nosotros como niños no nos importaba real-
mente las condiciones de la cancha, era lo que había y se tenía que ju-
gar lo mejor posible. Cesar , nos enseñaba técnica y potencia en medio
de gritos y madrasos, groserías y gestos de impotencia, pero él sabía
de futbol y lo entendía, ahí tuve mis primeros partidos de futbol con
unos chicos del barrio también, llegamos a ser un excelente grupo,
competitivo, pero con falta de apoyo estatal y mucho menos privado,
la escuela Cesar tulio Escarria, se había consolidado más por la gestión
y esfuerzo de Cesar su fundador, le quedaba algún dinero de los arbi-
trajes y todavía conservaba la tienda, cabe resaltar que en muchas oca-

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siones algunos no teníamos para dar nuestra parte del arbitraje y aun
así él permitía que jugáramos.

Tenía un tiempo copado, en las mañanas estudiaba en el INEM, las


tardes del martes y jueves trabajaba en el autoservicio y las tardes del
lunes, miércoles y viernes entrenaba donde Cesar.

Aun así, en esta Pubertad hacia el esfuerzo de pertenecer al protago-


nismo del pasaje donde vivía, jugando escondite americano, coque-
teando con las chicas del pasaje, hubo 3 chicas de mi edad con quien
tuve algún tipo de gusto y fue experimental cada situación, pero que a
pesar de no ser de una familia con buenos recursos aun asi no faltaba
el coqueteo…jajjajajaja

Los días libres o de vacaciones del colegio salíamos a la cancha de la


inspección de policía, en ese entonces el lugar de estancia de los poli-
cías era tan solo una inspección, donde solo había 2 policías por turno,
en ese parque o cancha, peladero, era nuestro sitio de encuentro de
muchos chicos de 11 años que salíamos a competir o a correr con cual-
quier juego tradicional, inocentes y con ganas de explorar muchas co-
sas, no había nada de tecnología y los programas de televisión eran li-
mitados para los niños, recuerdo que mi abuela todavía escuchaba no-
velas por la radio, ese era un instrumento más moderno que había en
casa, por ahí se escuchaban las carreras de los ciclistas, los partidos de
futbol, las novelas, las noticias de radio calidad, así se llamaba esa
emisora, recuerdo tanto porque mi abuela la colocaba a todo volumen
todos los días desde las 5AM, diciendo, “levántese que le cogió la tar-
de” y siempre era falso, era solo para hacerlo levantar a uno más tem-
prano…jajjajajaja, recuerdo que una vez le dije la noche anterior que
por favor me levantara a las 4:30am que tenía que salir más temprano,
al otro día me levanto a gritos con empujones: “mijo, le cogió la tarde,
son las 6am, levántese, rapidooo!, yo corri lo que más pude desde la
cama hasta el baño, me duche rápidamente, mientras me caía agua me
echaba el jabón, pero todo fue a la carrera, salí a vestirme y yo miraba
hacia la ventana y estaba oscuro todavía, me causo curiosidad y bajé al
primer piso a mirar el reloj y eran tan solo las 3AM, jajjajajaja, subo
inmediatamente y le digo abuela ….apenas son las 3AM, ahhhs, y ella

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mirándome se sonrió y me dijo… mijo me equivoque escuche mal la
hora, descanse un poco en la cama…..jajaajajja…..no había más que
hacer, con todo el esfuerzo que ella hacía en levantarse temprano, pre-
pararme desayuno, estar pendiente, no podía atacarla por algo tan sen-
cillo como eso.
Con las habilidades que estaba teniendo, jugando al futbol en el cole-
gio que estudiaba, el esforzarme por seguir con buenas notas, se acabó
el año escolar, y ocupé el puesto 11 entre 40 estudiantes, no era tan
malo, pero a comparación del primer puesto en primaria, si era algo
caótico para mi madre.
Las experiencias en el bachillerato son demasiadas, al recordar se em-
pieza a recorrer cada instante de esos momentos y me empiezo a pre-
guntar “porque no hice esto o aquello”, o porque permití esto o aque-
llo”, pero escribir sobre esto es refrescante y liberador, ya que algo si
es claro, ¡sobrevivimos a la vida que estuvo por delante!

Yo, era un chico poco atractivo, delgado muy delgado, con un cabello
tipo esponjoso y crespo, con una vestimenta que mostraba pobreza, los
mismos zapatos para todo, el jean del uniforme ya desgastado, y las
ocasiones que no tenía para comer en los descansos, con situaciones
que eran difíciles de asimilar pero que hacían que yo me refugiara en
el futbol y aumentara mis deseos de superación.

Entre mis 12 y 13 años fueron más tensos, una etapa donde mis padres
deciden irse a vivir a Yumbo, una ciudad pequeña que en una de sus
montañas estaba entregando lotes para construir a bajo precio, uno de
mis tíos por parte de madre también hace la misma gestión y compran
un lote en ese sector, para mí era imposible irme para allá, el estudio
acá, así que mis padres deciden irse con mis hermanos y yo me quedo
con mi abuela materna en Floralia.

El lugar donde fueron ellos a vivir le decíamos de cariño “la loma”, si,
era en una montaña que estaba siendo habitada con casas hechas con
madera y guadua, para llegar ahí había que caminar bastante en subida,
después de la parada del bus en la carretera Cali – Yumbo.
Mis padres y mis 3 hermanos que habían hasta el momento vivían allá
en precarias condiciones, no había sanitario, ni ducha, era un salón

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grande solamente rodeado de tierra y monte, para hacer “popis” había
que ir un poco lejos donde habían arbustos sin que nadie mirara y po-
der hacer las necesidades, para bañarse había que traer agua en un bal-
de y poder echarse con un recipiente, sin contar que todos los días ha-
bía que ir por agua unas dos cuadras hacia abajo donde una familia que
les decían las “boqui tromponas” jajaajajja, ya se deben imaginar por-
que, eran unas mujeres con pelo amarillo, alvinas, pero de labios muy
anchos y gruesos; ahí era el sitio que suministraban agua potable.

Era todo un karma bajo la ilusión de construir y tener casa propia, con
la esperanza que asi habían empezado muchos barrios, pero con una
manera de vivir que nunca se habían imaginado; para mi significaba
solo una cosa:
Un par de adultos queriendo ser una familia con recursos muy escasos,
o lo que conocemos como pobreza.

Yo de lo que trabajaba en el autoservicio, como empacador, reunía di-


nero y los fines de semana les llevaba un minimercado, con 12 años
viajaba hasta el municipio de Yumbo y subía tarde de la noche por esa
montaña, sin iluminación publica, solo con una linterna, un maletín a
mis hombros y un minimercado era lo que yo podía hacer semanal-
mente, ayudar en algo así sea para la comida, y el domingo en la tarde
me devolvía para poder madrugar a estudiar.

Tengo que reconocer que no me gustaba para nada que mis hermanos
y mis padres vivieran en esas condiciones, además de lo indignante
que es no tener los servicios básicos se sumaba que muchas veces no
tenían para comer, peleas entre mi mamá y papá, debían esperar a mi
padre que llegara con algo de dinero o comida, fueron unos meses muy
difíciles, aun así, viví en carne propia esos episodios los fines de sema-
na que los visitaba, cada vez entendía más que tenía que hacer algo
con mi vida para cuando fuera mayor no pasara por tantas necesidades
básicas, como siempre lo he dicho no era culpar a mis padres, porque
ahora entiendo que siempre quisieron SALVAR EL DIA! A su mane-
ra, pero querían en medio de su poca experiencia y pocos recursos ha-
cer algo mejor para nosotros.

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Pasados varios meses de estar viviendo en ese lote con toda la preca-
riedad y de yo visitarlos todas las semanas, después de una discusión
entre mis padres, decidieron devolverse para donde mi abuela, donde
estaba yo, en el barrio Floralia, siiii nuevamente a la casa de la abuela,
ahí se contaba con lo básico, baños, agua potable y comida al alcance,
siempre que estaban sin dinero, mi abuela salía al resolver yendo a
“Fiar” a la tienda, tenía crédito abierto gracias a la Pensión que el
abuelo le había dejado. Ya estando nuevamente en la ciudad de Cali,
en el barrio, mis hermanos retoman sus estudios de bachillerato, mi
hermano William ingresa al mismo colegio que yo estaba, y mi herma-
no Richard entra a un privado en el barrio Alfonso López, un colegio
de muchos jovenes afrocolombianos donde él era uno de los pocos
“blanquitos”, jajjajajaja, él no se sentía a gusto porque ese colegio que-
daba en un lugar peligroso, al lado de Puerto nuevo, una invasión que
era peligrosa en todos sus sentidos, y mi hermano William si estaba
concentrado en el INEM, menos hostil pero con grandes desafíos de
combatir el acoso escolar o los que se creían antiguos y experimenta-
dos.

En medio de estos cambios, mi Padre seguía trabajando en el calzado


como Guarnecedor, y haciendo lo que más le gustaba…jugar futbol…
así, una vez de tantas discusiones que tenía con mi madre, paso algo
que generó en mí una “bronca” que duro varios años. Pasando por la
calle principal del barrio cerca de una panadería del sector, yo camina-
ba por ahí y giré mi cabeza hacia el lado que se abordaban los buses y
vi a mi Padre “besando” otra mujer, como si fueran pareja, me llene de
tanta rabia, parecía un hijo celoso y aturdido porque pensaba en todo
lo que a mi madre le había tocado pasar, aguantarse traslados, falta de
comida, falta de recursos, vivir en lugares peligrosos, dormir en una
sola cama con mis hermanos, todo eso lo pensé en ese momento y me
llene de rabia contra él, nunca le dije a nadie sobre el tema, creo que es
la primera vez que hablo de eso, no quería que mi madre sufriera.

Sin embargo, días después dentro de la casa de mi abuela, en la pieza


que se había construido en guadua y madera en el patio, con tejas ne-
gras; ahí era el lugar donde dormíamos todos nosotros, un camarote
donde Richard dormía en la parte de abajo y yo en la parte de arriba,

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William dormía con mi abuela en el segundo piso de la casa, y Charly
dormía en una cama pequeña que estaba a nuestro lado, se sumaba la
cama donde dormían mis padres; en ese mismo lugar siendo las 7:30-
pm un día cualquiera, mi madre le reclama a mi padre por varias cosas
e inician una discusión tan fuerte que mi Padre le tira un golpe a mi
madre, en ese instante yo me tire a golpear por la espalda a mi Padre,
luego recuerdo que abrí los ojos, no sé cómo caí por un lado, viendo a
mi madre sacando un cuchillo de la cocina y mi Padre corriendo hacia
la calle con los zapatos en la mano, con un escándalo de pelea intrafa-
miliar terrible, al fin mi padre esa noche se fue de la casa y nosotros
quedamos ahí subsanando ese tema con mi madre y mi abuela ayudan-
do también.

Tengo que confesar que lo que se siente ver a sus padres peleando, dis-
cutiendo, divididos, mi Padre con otra mujer, necesidades de tener ves-
tido y comida y estas no ser suplidas, es algo muy difícil para los chi-
cos de 12 años.
así, después de esto, ellos, mis padres se separan, quedamos nosotros
viviendo con mi madre, ella en medio de hacer dinero para poder sos-
tenerse, entra a trabajar como vendedora de apuestas, en una oficina
ubicada frente a la plaza de Caicedo, ganando por comisión, sin sueldo
fijo, solo a lo que pudiera hacerse, lógicamente, mi padre no ayudaba
con dinero al irse, mi madre por más que la gente le decía que lo de -
mandara por alimentos, ella nunca lo hizo, me imagino que era sufi-
ciente el apoyo que le daba mi abuela Eva en cuanto a la alimentación,
es asi como seguimos, mis hermanos en sus estudios y yo en lo mío,
mi abuela siempre atenta a que no faltara algo de comer, mi madre ha-
ciendo poco dinero en su trabajo, en fin, el rollo social, emocional y fi-
nanciero de una familia viviendo en un estrato 2.

¡LA CALLE!

Se daba inicio a toda una aventura que marcaría una etapa importante
y desafiante en mi vida, La Calle, lugar donde empezaba a crear meca-
nismos de defensa para sobrevivir a la dinámica social que crecía en
ese entonces.

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A PARTIR DE ESTE MOMENTO VOY A NOMBRAR PERSONAS
POR SUS APODOS, YA QUE ESTOS NO TIENEN DERECHOS
DE AUTOR, JAJAJAJA, PERO CASI TODOS NOS RELACIONA-
BAMOS A TRAVES DE APODOS. así que algunos de los lectores
que viven en el sector donde estas cosas sucedieron lo entenderán más,
otros sencillamente reirán y otros se lo imaginaran!

Era la calle 72J con Cra 3N del barrio Floralia en la Ciudad de Cali
Colombia, se empezaban a relacionar los chicos de 15 años en adelan-
te en las esquinas del barrio, es así como en esta calle empiezan a so-
nar nombres o apodos como Chicle, Lenis, el German, el Michael, Me-
talero, el Leo, el Johny, Manotas, quienes vivían en el pasaje nombra-
do pero en el pasaje siguiente siendo amigos de recocha y de barrio,
otros como: Nariz, Condor, Stewart, zombi, Jacquie, luly, pícolo, entre
otros que no recuerdo muy bien pero que eran del mismo grupo cer-
cano, adicional estos grupos que empezaban su carrera de ATREVI-
DOS, y cuando digo atrevidos me refiero a que algunos empiezan con
lo primero que uno aprende en la calle…..Desafiar la autoridad…..al-
gunos empezaban a consumir marihuana, otros perico (coca), otros
sencillamente solo cigarrillo y a pararse en las esquinas todos los días
buscando conversar y recochar, y en muchos casos pelearse, si pelear,
era parte de imponerse como chico “malo” y sin que nadie lo dijera ha-
bía que “probar”, ósea había que probar que cada chico no era débil ni
miedoso.

Es así como en cada grupo había unos chicos menores que ellos ins-
truían y motivaban a que probaran o pelearan con cualquiera, en el
caso del pasaje donde yo vivía recuerdo que el chico menor le decían
“Caldorea” fue su primer apodo y tenía la misma edad mía, muchas
veces habíamos jugado futbol juntos o jugábamos en la cancha cual-
quier cosa, pero al empezar a pararse con ellos en la esquina, su moti-
vación de juego cambio a momentos solo de hostilidad.
En el otro grupo tenían de chico menor en sus filas a El Harvey.

Recuerdo que personajes como Chicle o el Johny incitaban permanen-


temente a Caldorea a buscar problemas, en esa época existía algo que
promovía siempre que alguien peleara…era el “Careo”, el Careo era

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algo similar a hacer a través de ruidos, ¡de mentiras con risa o con em-
pujarlos a que se acercaran los dos que ellos querían que pelearan…ay
ay ay! Eran voces que se escuchaban para motivar las peleas, así fue
como tuve mi primera pelea oficial, jajjajajaja, nunca lo vi venir.

Venia caminando hacia mi casa después de salir de trabajar como em-


pacador, un día entre semana, eran casi las 9:00pm, y pasando por
donde ellos estaban parados en “la esquina”, siento un empujón de uno
de los pelaos mayores, ese empujón me tiro hacia donde estaba “Cal-
dorea”, efectivamente empezó el “Careo” y yo entre susto y rabia solo
vociferaba, ¡todo bien! ¡todo bien! Déjenme sano que ¡todo bien!, jaj-
jajajaja, ¡noooo…ya me había empujado varias veces Caldorea y no
había otra sino pelear!

Recuerdo que era la esquina del pasaje camino a la inspección de poli-


cía de esa época, Caldorea me propino al menos 5 golpes entre el cuer-
po y en la cara, yo solamente alcance a pegarle uno solo, en medio de
la pelea, empecé a llorar, la impotencia y la rabia hacía que muchos
chicos lloraran mientras peleábamos a los golpes, llorando y todo
arranque a correr hacia mi casa, cuando llegue ahí, mi abuela me pre-
guntaba que me había pasado, yo solamente me secaba las lágrimas y
le decía “nada abuela, nada, me caí jugando”, a partir de ese momento
cada vez que yo pasaba por esa esquina me buscaban pelea, en el caso
de “Caldorea” entre los dos sabíamos que eso iba a volver a pasar.

Después pude presenciar la pelea entre ellos mismos, entre varios de


ellos, lo que pasaba en estos grupos que empezaban a unirse como
“Pandillas” o familias de calle, era que muchas veces se peleaba, pero
al otro día todo normal con todos como si nada hubiera pasado, solo
era una pelea a puños que había que superar.

En mi caso, una de los últimos “careos” termino nuevamente en una


pelea con mi amigo “Caldorea”, venia yo de dejar el mercado de una
familia en uno de los carritos metálicos que arrastrábamos desde Mer-
catodo para eso, y voy pasando por la esquina donde están todos reuni-
dos, en ese momento veo que el Chicle le hace señas a Caldorea de
que yo voy a pasar por ahí, yo veo la escena pero hago como que no y

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avanzo, cuando voy pasando por el lado de Caldorea, él me “patea” el
carrito metálico del mercado, en ese instante me da mucha rabia y
digo mis primeras palabras ofensivas a los 12 años: ¿Qué pasa gono-
rrea?, los chicos mayores empezaron el “careo” y vieron que yo ya no
era el mismo de la pelea pasada, que ya había más rabia, en mi caso yo
le dije a Caldorea, ¡Espérame dejo el carro de mercado y ya vuelvo!,
todos empezaron a vociferar y yo Sali rápido a dejar ese carro de mer-
cado, efectivamente recuerdo que llevaba tanta rabia que llegando al
parqueadero del supermercado, tiré rápidamente ese carrito metálico y
Sali caminando rápido hacia la esquina de mi casa. Todo fue una locu-
ra en el trayecto hacia la pelea que sabía que tenía que mostrar más
agallas, aunque los chicos de esa esquina dudaban de que yo volvía, al
verme empezaron a gritar y a hacer bulla por la pelea….recuerdo que
al lado derecho de esa esquina dentro del parque había un espacio
lleno de arena, arena que estaban usando para construir en una vivien-
da cercana, con el “careo” llegamos a ese arenal dándonos “puño”,
Caldorea me pegaba uno, yo le pegaba otro, recuerdo que pareciera
que no nos cansábamos, éramos unos niños prácticamente queriendo
demostrarle a un grupo de “pendejos” que podíamos pelear y alguno
ganar, época estúpida, sin embargo la pelea termina es porque ya nos
separan porque era mucho tiempo dándonos golpes, yo Sali para mi
casa, esta vez ya no lloré, jajjajajaja, pero con la satisfacción de haber
respondido a esa pelea más decidido.

Después de esto, Caldorea no volvió a buscarme problemas, pero si lo


hacían con otros chicos del sector, en mi caso empecé a hacerme más
amigos de ellos, y pareciera que esa pelea hubiera pagado mi entrada a
participar de la recocha y de pararme con ellos en la esquina.

Después de esa pelea, sucedió algo parecido en el colegio donde yo es-


tudiaba, ya en 7º. De bachillerato, 3 compañeros más y yo nos gustaba
una chica del salón de clases, recuerdo que los 3 parecíamos bobos por
una chica de 13 años delgada cabello indio y que cuando caminaba nos
dejaba tontos…jajaajajja…. uno de mis compañeros era acuerpado in-
dio y bajito, otro era alto y muy blanco de piel y yo que era muy flaco,
con el cabello que parecía una crispeta; eso era una pelea sana de
quien la conquistaba primero, pero en medio de eso, la verdad yo no

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veía oportunidad para mí, tenía una baja autoestima ya que me consi-
deraba feo, muy delgado y sin ropa adecuada porque lo que me hacía
como empacador no me alcanzaba para comprar algo mejor.

Sin embargo, ese año antes de salir a vacaciones de diciembre, entran-


do al salón de clases de ciencias, mi supuesto compañero Marden, al
yo acercarme a la chica que nos gustaba, creo que la llamé para pre-
guntarle algo, este chico me empujo muy fuerte y me dijo que no me
acercara a ella, delante de varios compañeros de estudio, él quedó
como un héroe duro y peligroso…jajjajajaja…yo personalmente que
evitaba las peleas, estas parecían que querían alcanzarme…jajjajajaja.
Eso quedo así, yo entre a clases normal y salimos a vacaciones de di-
ciembre como siempre.

En el mes de enero que entramos nuevamente a clases, recuerdo que,


llegando al salón de sociales, nuevamente me iba a acercar a la chica
que nos gustaba o bueno ya no me gustaba tanto, se me acerco mi
compañero Marden con la intensión de empujarme nuevamente, en ese
instante recuerdo que lo cogí del cuello y lo empujé hacia la pared, y le
dije: ¡si vuelves a empujarme te voy a partir la cara! Pero lo hice con
tanta fuerza y sonó tan vulgar que ni yo me las creía, jajjajajaja, pero
nunca más ese compañero volvió a decirme algo, por el contrario, a
veces me sobreactuaba, ya que en el colegio era muy recurrentes las
peleas y era prácticamente cultural, siempre tenía que haber peleas, me
imaginaba que era normal de la forma de estudiar en esa institución.

Las peleas en el parque del barrio Calima que quedaba junto a la insti-
tución, eran algo de puño limpio, era nuestra UFC en la calle, jajjajaja-
ja, todos salíamos a ver las peleas, todos peleamos alguna vez ahí, era
un espacio resiliente para muchos chicos de mi edad y mayores por su-
puesto, tal vez para olvidar tantas cosas que vivíamos en nuestros ho-
gares, era una cultura de calle en nuestros estudios.

Además de las múltiples maneras de enloquecerse dentro del colegio


con la recocha, con los días de Halloween o diciembre 07 día de las
velitas, eran días intensos dentro de la institución, llevábamos bombas
plásticas y las llenábamos de agua, empezando una guerra campal en-

49
tre alumnos y desquitándonos de algunos profesores sin dejarnos ver,
había mucha adrenalina, además que no podíamos dejar nada a la vista
de otros porque nos robaban o lo robábamos, no se veía eso como un
delito, sino como parte de la cultura interna de los estudiantes, además
de este tipo de desorden se sumaba las “coleadas” al gimnasio, así le
llamábamos cuando las puertas estaban cerradas y nos metíamos por
cualquier lado sin autorización, cuando nos veían salíamos a correr
porque si nos cogían nos podían expulsar, adrenalina pura, o al final
terminábamos escondidos en “Macondo”, el restaurante del colegio,
para luego desde ahí saltar el muro y caer en el gimnasio.

Fueron 3 años intensos de forjar un poco de carácter, de robar sin sen-


tido, de jugar sin descanso, de correr por la vida o esquivando una pie-
dra, varias veces promovimos la tirada de piedra desde el amotina-
miento en la puerta de salida cuando no nos dejaban salir; no olvidare
mis profesores de esa época dándome consejos, la de francés diciéndo-
me que me concentrara en el idioma que yo tenía talento para eso, el
de matemáticas diciéndome que dejara la vagancia, el de ingles dicién-
dome que le importaba cero si aprendía o no, jajaajajja, el de balonces-
to, un gigantón de más de 2 metros que jugara con ellos, el de futbol
que me portara mejor que yo tenía futuro en el futbol, y así todos pare-
cían tener la respuesta de vida a un chico que tal vez no sabía que era
mejor.

No podré negar nunca que me empezó a gustar ese camino, creía que
el mundo me había irrespetado por vivir circunstancias difíciles, y mi
rabia frente a la vida estaba creciendo sin darme cuenta.

Mis “amigos” de la esquina, todos en su mayoría empezaban también


a enfrentar situaciones de pleitos con otros grupos, es así como en Flo-
ralia a estos grupos de acuerdo con su sector empezaron a tener un
nombre, Los Veleros, el parche de Palacios, la Floria, Las Américas,
los de Kokoriko, los de Müller, grupos o pandillas como empezó a lla-
marlas el gobierno local. Por supuesto los de la esquina de mi casa ha-
cían parte de los Veleros, llamada así porque en la esquina de reunión
había una panadería que se llamaba “los veleros”, lo mismo pasó con

50
La “Floria” llamada asi porque donde iniciaron a pararse había una pa-
nadería que se llamaba la Florialita.

En la transición de mis 13 años, donde estaba conociendo más de la


Calle, donde no dejaba de jugar futbol lo cual era muy importante para
mí, también empecé a tener problemas en mi actitud con mis estudios,
creo que culpar a mis padres o culpar a la sociedad o culpar a mi en-
torno por las situaciones que vivía me llevó a despreciar algunas clases
que recibía en el colegio.

Para el año 1993, en Colombia como siempre con malos presidentes,


jajjajajaja, estaba gobernando un hombre de apellido GAVIRIA, este
presidente había implementado algo que se llamó “la hora Gaviria”,
este señor había adelantado la hora colombiana según él para ahorrar
energía, quiere decir que cuando marcaba las 7:00am en Colombia
realmente eran las 6:00am, y todas las instituciones educativas debían
acogerse también a esa hora Gaviria.

Ahí se desprendió un gran problema para mí, los lunes en nuestro ca-
lendario estudiantil teníamos la materia “Religión”, una materia supre-
mamente aburrida donde el profesor lo único que hacía era hablar de la
creación de las leyes católicas, ¡era ya complicado ver esa materia con
horario normal imagínense apenas siendo realmente las 6:00am de un
lunes! Jajjajajaja… me entro rebeldía por esa clase y un día de esos
NO ENTRÉ A ESA CLASE, me quedé sentado en una banca, tem-
blando de pánico porque mi mamá si se daba cuenta me pegaba y esos
castigos eran siempre fuertes…jajjajajaja “nos pegaban con lo que en-
contraran a la mano” , chanclas, zapatos, palos, correa, cable o hasta
con la “vaina”, la vaina era el estuche del machete de mi abuelo, puro
cuero; obviamente estaba atemorizado, ya no estaba mi abuelo que una
vez me dio 3 latigazos con esa “vaina” que todavía recuerdo el dolor
infernal que eso me hizo pasar, jajjajajaja, mi madre en una ocasión
por castigo también cogió el primer palo que vio en el patio de la casa
y me lo pego en la canilla derecha, tristemente ese palo tenía una pun-
tilla grande y por supuesto fue calvada en mi pierna, ella dice que no la
vio, yo digo que algunos padres traían su maldad en la sangre!, jajaaja-
jja, de todas formas mi madre decía que yo era muy cansón, y eso le

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merecía darme castigos, en fin, eran momentos de temor que yo no en-
trara a clases, además de las notas del colegio y un sinfín de cosas que
pasaban por mi cabeza en esos 40 minutos que estuve sentado ahí.

Confieso que después de la primer vez de no haber entrado a clases pa-


recía que me hubiera liberado de ciertos temores, de ahí para allá dejé
de entrar a varias clases, incluso había mañanas que no entraba a nin-
guna clase, llegaba al colegio y me iba para las canchas, me la pasaba
toda la mañana en ese lugar, jugando futbol, futbolito, apostando con
otros salones, hacia dinero en las apuestas y ganaba siempre los parti-
dos, dedicaba mucho tiempo a esto.

Entrando muy poco a clases durante el año lectivo de 8º. Grado, era un
tiempo complejo, en el colegio nos volábamos del mismo saltando una
de las paredes que quedaban por la cancha de futbol, recuerdo mi pri-
mer volada, jajaajajja, me tire tan mal que me raspé toda la cara cayen-
do de esa pared, ya después la saltaba sin problema, al irnos temprano
del colegio nos íbamos para el centro comercial la 14, que quedaba
muy cerca, algunos jugábamos maquinitas, que eran juegos incorpora-
dos en una maquina grande de madera con una pantalla, hoy en día se
conocen como videojuegos, otros, robaban cosas del almacén, al final
nos tocaba salir corriendo a todos porque los vigilantes nos creían la-
drones a todos, ese año de estudio fui muy descuidado, aunque la ma-
yor parte del tiempo me la pasaba jugando futbol eso no me ayudaba a
las notas de las otras materias.
Ya casi finalizando el último periodo, iba perdiendo sociales, educa-
ción física, matemáticas, y por supuesto religión; sociales fue un des-
cuido de unos trabajos que no había presentado, educación física mi
nota real era 10 puntos pero estaba en cero porque yo no había ido ni
pagado una salida que hubo al parque de la caña, ¡infames!, matemáti-
cas con toda la película de algebra de Baldor y todas esa ecuaciones
estaba en cero, yo no había presentado ningún examen ni ninguna ta-
rea al respecto y religión que ya saben el antecedente que tenía con ese
profesor y su manera de enseñar a las 6:00am…jajjajajaja.. en fin, re-
cuperando sociales, matemáticas y pagando lo de educación física te-
nía el año asegurado; esa fue la negociación con el rector de ese enton-
ces.

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Recuerdo que mi mamá consiguió un profesor para que me pusiera al
día con algebra y así poder hacer el examen final y poder pasar el año,
sin embargo, habiendo presentado todas las recuperaciones y habién-
dolas ganado, al final me pasaron la definitiva y era que había perdido
el año por faltas de asistencia en religión, recuerdo haberle suplicado
al rector que no me sacara del colegio, que me diera otra oportunidad,
pero no quiso y ni siquiera me dieron reintegro, fui echado como lo
peor; ya se pueden imaginar la rabia que sentía con ese rector pero no
podía hacer nada, solo quedaba buscar otro colegio.
En fin, con 13 años, expulsado del colegio INEM, y abrazando cosas
de la calle, empecé a tomar actitudes violentas aun en mi casa, mis
hermanos menores en cualquier instante y cualquier cosa ya los gritaba
o les pegaba, bueno; hay uno de mis hermanos que si era merecedor de
pegarle, jajjajajaja, William, era el morongo de nosotros, venia hacia
Richard o hacia a mí y nos decía cosas ofensivas y luego iba corriendo
donde mi abuela a decirle que nosotros le queríamos pegar por nada,
en varias ocasiones nos pegaron fuerte por quejas de él, además de vic-
timizarse hacia todo el show de llanto y dolor, claro inmediatamente
mi abuela o mi mamá nos daban tan duro que nos dolía el cuerpo, sin
embargo, la venganza era dulce en familia, jajjajajaja, cuando mi ma-
dre se iba y mi abuela salía a la tienda y nos dejaba solos, ahí en ese
momento era el desquite, le pegaba duro a William que quedaba dra-
matizando y botando saliva caído en la cama, era todo un show, éra-
mos hermanos, jajjajajaja.

Así convivimos, en medio de juegos callejeros, peleas de hermanos,


separación de mis papas, perdida de cupo en el colegio, necesidades
económicas, y jugando mucho futbol; experimentando la calle, viendo
cómo se organizaban las mal llamadas “pandillas”, peleando o defen-
diéndonos de otro, trabajando como empacador, y unos diciembres
muy poco favorecidos, ya que los diciembres en mi ciudad es costum-
bre “estrenar” ropa y zapatos o zapatillas, y nosotros éramos todavía
“niños dependientes de lo que nuestros padres nos dieran”, y eso mu-
chas veces fue algo incomodo, recuerdo que a esta edad me tocó usar
unos zapatos de 3 colores que mi papá había hecho, un jean azul que
habíamos comprado en el centro comercial Rio Cauca, era el centro

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comercial de ropa de segunda mano o muy barata, y camisa use una de
segunda que me habían regalado, recuerdo que no me quedaba muy
buena, recuerdo que no tenía correa y el pantalón se me caía, pero ha-
bía que aparentar que teníamos algo que ponernos, nuestros regalos de
navidad era uno solo y eso que después de los 12 años ya no era papa
Noel o el niño Dios sino una comida y ver mi familia bebiendo y bai-
lando.

No era una pubertad muy agradable y tampoco sabía en ese momento


que me esperaba más adelante, solo quería avanzar y agradecer por lo
poco y mucho que podía tener.
En ese momento para cualquier chico de esa edad es solamente natura-
lizar su espacio de vida, comportamientos familiares y tratar de disfru-
tar lo que hay. En mi caso siempre amaré cada instante de mi niñez,
me hizo vivir experiencias fuertes y vivencias que no repetiría en el fu-
turo, pero me lleno de coraje para poner mis ojos en mejorar mi espa-
cio generacional.

Llegaron mis 13 años, ya creyéndome un poco mayor, seguía trabajan-


do como empacador, pero lo que ganaba en propinas solo alcanzaba
para llevar dinero para comer en los descansos del colegio; hablando
de colegio…mi madre encontró un colegio privado que tenía cupo y
era el único lugar donde podían recibirme como repitente de 8º. Grado,
era un colegio ubicado en el barrio San Luis 1 y tenía el nombre de
una guerrera, Juana de Arco, era una institución ubicada en una esqui-
na de una calle, como si lo hubiesen acondicionado en dos viviendas
de ese barrio, nada que ver con el colegio anterior, pase de un lugar
que parecía una universidad por lo grande en estructura a uno que pa-
recía un jardín infantil, supremamente pequeño en comparación, pero
era lo que había en el momento, así que me matricularon ahí y debía
empezar a estudiar.

Recuerdo que hubo que comprar uniforme y mi padre me llevo unos


zapatos negros nuevos que me duraron mucho tiempo, tenía una suela
grande, parecían los “cangarous”, una marca de zapatos que tuvimos
muchos chicos de la época, así que eran de mi gusto y con la voluntad
de mejorar, aquel chico que había sido el mejor estudiante durante los

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5 años de primaria hoy estaba repitiendo un año por falta de compro-
miso con sus estudios.

El camino hacia este colegio estaba sin pavimentar, hoy día se conoce
como la Avenida Ciudad de Cali, en ese entonces solo era polvo en ve-
rano y barro en las lluvias, también me podía llevar el bus de la empre-
sa de ese entonces más conocida de la ciudad, la “Papagayo”, eran bu-
ses diseñados para soportar trochas y para andar rápido, eran los buses
qué podíamos decirle que nos llevara hasta cierto lugar por menos pre-
cio, el chofer nos decía “hágale por la puerta de atrás”, jajjajajaja, una
locura, usábamos esto cuando llovía para no mojarnos, de resto del
tiempo caminaba hacia el colegio y en el camino me encontraba con
amigos y conversando nos íbamos sin problema.
El primer día de estudio, como yo trabajaba todavía de empacador en
el autoservicio Mercatodo de Floralia, tenía dinero y compraba cuader-
nos argollados 5 materias, portaminas como lápiz, lapicero retráctil,
era lo último de esa época, el que tuviera esto, daba a entender que te-
nía un poco más de dinero, jajjajajaja, yo llegue al salón y de los pues-
tos que ya ocupaban los antiguos fueron corriéndome hasta que quede
un poco atrás en el medio del salón, obviamente todo mundo llegaba y
me miraba como un extraño, otros me miraban mal, otros ni me mira-
ban, en fin, era una institución con estudiantes de barrios como Pete-
cuy, San Luis, la Dolores y Gaitán, quiere decir que había que estar en
la jugada porque era hostil.

Sin embargo, en una salida que tuve al baño, cuando regresé mis cua-
dernos estaban rayados y los lapiceros y portaminas se los habían ro-
bado. Recuerdo que miré al grupito de atrás que se notaban que eran
los saboteadores, y les dije: “así quieren jugar, todo bien, hágale que
yo juego”. Recuerdo que en venganza empecé a robar a todo el salón,
jajaajajja. Todo lo que dejaban a la vista desaparecía.

En esa institución yo repetía 8º, pero me encontré con unos amigos del
parche de los veleros, los de mi casa, que estaban cursando 10º grado,
siendo mayores lógico, a ellos les pasaba lo que me robaba de los del
salón y ellos lo vendían en los otros salones, teníamos un negocio y
siempre había para comer en el descanso, esto duro como 6 meses,

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porque los cansones del salón se hicieron amigos míos y uno de ellos
era compañero de pupitre, al pasar este tiempo le pregunté que si el re-
cordaba cuando yo llegué quien me había robado! El muy sinvergüen-
za soltó a reírse y me confesó que había sido él. A partir de ese mo-
mento no volví a robar nada, parecía que la venganza ya no existía, mi
relación con todos los estudiantes crecía muy bien, empezamos a hacer
grupos de amigos con intencionalidad de muchas cosas, como jugar
futbol, hacer tareas juntos, recochar en el descanso, porque era tan pe-
queño el colegio que pasábamos el descanso en el mismo salón mu-
chas veces, pocos íbamos a los pasillos y cuando íbamos era para reco-
char o molestar otros alumnos, volarnos de clase, jajaajajja siiii, empe-
zamos a pensar en la posibilidad de volarnos del colegio, varios empe-
zaron a sumarse, el problema era que la única puerta abierta para salir
era la que quedaba al lado de la Rectoría, era angosta y solo había una
forma de salir…..distrayendo al rector o a la rectora…..efectivamente
lo intentamos varias veces pero fallamos, hasta que llegó el día que lo
hicimos.

El profesor de matemáticas sabía que yo era repitente y me pregunto si


tenía un libro que se llamaba Matemáticas 3, le exprese que, si lo tenía
y con ese libro nos dio clases todo el periodo, y obviamente yo concia
cada problema de ese libro y pase matemáticas con muy buena nota.
Ahí tuve una de mis primeras experiencias amorosas, jajaajajja, en me-
dio del salón de clases cuando estábamos libres o en el descanso em-
pezamos a jugar “la verdad o se atreve” consistía en hacer un círculo
hombres y mujeres y una botella en medio, poníamos a rodar la botella
y donde se paraba la botella y para donde señalara esa persona tenía
que atreverse o decir una verdad, en mi caso siempre me atrevía, jajja-
jajaja, así pues había una chica hermosa delgada y más alta que yo que
cuando me atreví la primer vez me pusieron a besarla, pues me quedo
gustando y cada vez que nos atrevíamos, nos besábamos, jajjajajaja,
así paso con otros compañeros y otras chicas, era una excusa el juego
para uno besar labios!

Coquetear, tocar, besar, eran cosas nuevas para mí a mis escasos 13


años, pero ahí estábamos aprendiendo, adicional en el aprendizaje se
sumaba la recocha pesada; tirábamos tierra a otros alumnos, hacíamos

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“tose tose”, llevábamos alcohol, algodón, ají y fósforos, al algodón lo
mojábamos con alcohol le echábamos ají y le prendíamos fuego tirán-
dolo en medio de salones de clase, eso producía que todo el que olía
ese humo empezaba a toser sin parar…jajjajajaja; comprábamos en
una tienda de químicos el “Pica pica”, jajaajajja, era un líquido que se
lo echábamos en el cuello a estudiantes y les daba una picazón muy
fuerte, jajaajajja, era parte de la recocha interminable del bachillerato.

También tengo que reconocer que había una materia que me parecía
difícil para mí, ya que yo venía de un colegio académico e industrial y
este colegio donde me habían metido era un colegio comercial, quiere
decir que enseñaban temas y materias de administración y secretaria-
do, entre esas había una materia aterradora para mí, la Taquigrafía,
hoy en día ya no enseñan eso, pero quiero decirles que era un tipo de
caligrafía que era complicado para este joven de 13 años, sin embargo
se me ocurrió “negociar” con la profesora de esta materia, yo tenía un
talento desde mi primeros años de estudio y lo había mejorado al pasar
los años: mi letra! Tenía la manera de hacer diferentes tipos de letras,
sabia crear diseños de letras, hacia letra gótica y en eso era bueno, para
marcar los cuadernos me buscaban, y esa era otra fuente de ingreso
porque yo cobraba a mis compañeros por eso, hacia trabajos de mate-
máticas a estudiantes que no comprendían, les cobraba también, tuve
un buen negocio en ese colegio, jajjajajaja, esta profesora en horas de
la tarde enseñaba preescolar y había mucha cartelera que hacer y dibu-
jos, entonces convine ayudar con eso y que me sirviera como nota en
Taquigrafía, yo le argumentaba a ella que eso no me iba a servir para
nada en el futuro, efectivamente hasta el día de hoy creo que a los úni-
cos que le sirve es a los médicos. Jajjajajaja! Así fue como pase esa
materia.

Mientras esto pasaba en mis mañanas de clase, en las tardes iba a en -


trenar futbol, o iba a trabajar en el autoservicio insignia de Floralia,
también sucedían cosas como que mis padres a través de una interme-
diaria, mi tía Aida, jajjajajaja, estaban buscando reconciliarse, esto era
peligroso, ya en una reconciliación anterior había quedado embarazada
de mi hermano Charly años atrás, pero esta vez supuestamente no iban
a volver a pelear y se juraban amor eterno, a su vez yo haciendo ami-

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gos cuando salía a la cancha que teníamos en la esquina, competíamos,
ahí conocí buenos jugadores de futbol que pudieron ser profesionales
en el tema, recuerdo a mi amigo, Samir, Edward, los de la ancha, y
muchos más que sacaban equipo y jugábamos hasta 4 horas de segui-
das, al no haber tecnología ni buena televisión, nuestra vida era la Ca-
lle!

Para estos tiempos de trabajo en Mercatodo Floralia, empezó a trabajar


mi hermano Richard, el que me sigue a mí en edad, como empacador
también, ósea que él se hacía una plática que le servía, recuerdo que un
vigilante de nombre Miguel del autoservicio, al verlo todo flaquito y
con cara de niño le puso de apodo “Polluelo”, todo un personaje mi
hermano, en medio de su trabajo le gustó una de las empacadoras que
había en el sitio, le llevaba dulces y mantenía detrás de ella, sin pensar
que yo ya me la había “Parchado”(en esta época besar una chica se le
llamaba … parchar), historias de chicos y chicas a una edad que lo
más morboso que hacíamos era eso, nunca se le pasaba por la cabeza
tener relaciones sexuales o tantas cosas que se ven hoy día, solo llegar
a besar era lo más alto en la excitación infante, jajjajajaja.

En las esquinas de nuestro barrio solo se veían grupos de chicos que


salían a “recochar”, burlándose de la vida, burlándose de la gente, todo
era una risa y había que aprovechar la Calle…..recuerdo que los de mi
esquina del pasaje habían sacado dos cosas que eran permanentes en la
recocha…le llamaban el “estiris” y el “Pedo volador”; el estiris era una
forma violenta de estirar el cuerpo de otro y a la vez burlarse, jajjajaja-
ja, se trataba de tomar a un chico entre 4 jovenes más fuertes, cada uno
tomaba una extremidad, uno en el brazo izquierdo, otro en el derecho,
otro en la pierna izquierda y otro en la derecha, así a la cuenta de tres,
estiraban tan fuerte que uno sentía que en la parte del estómago algo se
desprendía, jajjajajaja, ¿Qué si me lo hicieron a mí? Claro que sí, logre
huir muchas veces hasta que un sábado por la tarde me cogieron y me
estiraron, ¡jajjajajaja!, el “Pedo volador” consistía en que podía estar
alguien distraído y otro venia y saltaba con el culo dando a la cara del
distraído y apenas llegaba a ese punto soltar una flatulencia o lo que
conocemos en Colombia como un “Pedo”. Era un tema de concentra-
ción, técnicamente no era fácil soltar un pedo en el aire mientras salta-

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ba hacia el rostro del otro, jajjajajaja, pero todo se volvía moda y todos
imitábamos con otros chicos lo mismo.

Claro que también lo hicimos, a primos, a amigos, a hermanos, no se


respetaba a nadie, todos tenían que pasar por eso, ¡jajaajajja todos!

¡Parecía que entre más maldades se hacía en la calle, más se disfruta-


ban los momentos! Hasta ese entonces no teníamos problemas con na-
die ni nadie pensaba en llegar a hacerle mal a otro de formas que hoy
vemos que dañan nuestra sociedad.

Recuerdo tanto los sábados en la mañana de mi cálido barrio Floralia


en la ciudad de Cali Colombia, escuchar al chico del pandebono, el
cual gritaba “Pannnnnnnnnnnnnndebonoooooooo” y los llevaba en su
canasta cubierto con papel blanco y la gente salía a comprar los pande-
bonos frescos porque sabíamos que era de la misma gente del barrio, el
que vendía hoy día es un gran amigo de luchas,,,,,, viejo “Pícolo”, los
pícolos en esa época vendían los pandebonos puerta a puerta, recuerdo
levantarnos temprano porque era el único día que pasaban en televi-
sión dibujos animados, la liga de la justicia, los Transformers, oki
doki, bugs bunny, el correcaminos, el chavo del ocho, y varios que du-
raban cada uno solo 30 minutos, era nuestra mañana del sábado, por-
que el domingo solo daban misa y noticias.

En el colegio que estudiaba terminando 8º grado confieso que sufría de


complejos, entre ellos era que definitivamente era muy flaco, muy del-
gado, eso a comparación con mis compañeros terrible y a veces que-
rían venir a provocarme, sino que para esa época el que hablara más
fuerte y amenazante generaba más miedo y me toco implementar esa,
jajjajajaja así sobreviví muchos meses, jajá, sin embargo, con el aspec-
to que tenía empezaron los gustos amorosos, una de las chicas con que
jugábamos en el descanso empezó a gustarme, ella también tenía una
inclinación de gusto hacia mí, los compañeros de clase empezaban a
molestar con el único objetivo de vernos juntos o de tener una razón
para burlarse, ya que la chica era delgada de buen cuerpo, bonita, pero
tenía como ½ metro más de estatura que yo, quiere decir que yo me

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veía muy pequeño al lado de ella, lo cual generaba otro tipo de com-
plejo en mi e impedía que yo creyera que pudiésemos tener algo serio.

Era difícil, tenía mis propios complejos, por no tener buena ropa, por
tener el cabello como una crispeta, esponjado, por ser tan delgado que
parecía que no comía bien, y ahora la posibilidad de tener una chica
que tal vez no veía esto, pero yo si alimentaba mis complejos en esos
instantes, todas estas situaciones internas que son difíciles de contar,
no las dicen los chicos, son experiencias en esa época que había que
buscar superar, en mi caso, no tenía con quien hablarlo, pero refugiaba
todos estos vacíos o necesidades en mis habilidades, es así como dis-
traía mi mente en la recocha del salón y en el futbol.

El futbol empezaba a ser para mí un refugio, ese refugio que me per-


mitía olvidarme de toda situación adversa que vivía, ese refugio que
solo me hacía pensar en las capacidades que tenía y aunque muchos
compañeros gozaban de ese talento que salía de mis habilidades, hubo
muchas veces que yo no lo veía de esa manera, solo corría tratando de
olvidarme de mis vivencias y situaciones.

Aunque no puedo negar mi gusto por las chicas compañeras de ese en-
tonces, en medio de todo, besé 2 chicas del salón n 8º grado, y jamás
se me va olvidar el paseo de fin de año al Pedregal de Yumbo, un lu-
gar con piscinas y canchas, un lugar donde tenía que mostrar mi cuer-
po para poder tirarme a la piscina, jamás lo hice, con la excusa de que
era alérgico al cloro, además quitarme la ropa delante de mis compa-
ñeros era complicado, ya que debajo del Bluejean o sudadera yo me
ponía y una pantaloneta o un short para no verme tan flaco. Ese mismo
día de despedida del grado muchos iban con la intensión de “vacilar”
con alguna chica, en mi caso mi compañera la “flaca hermosa” se le
notaba la intensión conmigo, pero yo como tonto evadiendo el tema,
creyendo que se iban a burlar de mi después porque andaba con una
chica más alta que yo, aun así tuvimos nuestra oportunidad de besar-
nos por largo tiempo, nos sentamos en una colina para charlar y a ver
si llegábamos a ese punto de besarnos, jajjajajaja, en ese entonces be-
sarse o “parchar” era lo máximo donde uno llegaba, había más cautela
y más prejuicios frente al sexo, sin embargo al mirar alrededor de no-

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sotros veía muchos compañeros escondidos esperando que nos besára-
mos, se reían todo el tiempo, eso bloqueo tanto ese instante en mí, que
ella y yo nos pusimos a hablar de otras cosas y yo termine alejándome
y culpándola a ella por estupideces, solo por mis complejos mentales.

En una época sin internet, sin celulares, sin redes sociales, se dialoga-
ba más y se transmitía mejor nuestros pensamientos, creo que hoy en
día puede haber muchos chicos con diferentes complejos, así como yo
me refugie jugando al futbol hoy ellos se refugian en un mundo creado
con filtros en una red social.

Empezábamos 9º grado, al ser un colegio comercial ese año había un


diploma comercial especial para los que terminaran, no recuerdo cómo
se llamaba pero era graduación del grado noveno, interesante, este año
hice trabajos de matemáticas a un parcero que vivía en La dolores, un
corregimiento saliendo de Cali hacia Palmira, obviamente cobrándole,
era una manera de hacer algo de dinero, para esa época continuaba con
mi trabajo por algunas horas como empacador, pero ya el autoservicio
para ese entonces había comprado un lote mucho más grande y había
construido para brindar mayor servicio y tener más clientes en su esta-
blecimiento, estábamos a la espera de la inauguración, esa espera trajo
consigo unos cambios, si bien es cierto yo me destacaba como empa-
cador pero durante más de un año no solo hacia eso, sino que también
conducía un Triciclo, una bicicleta con 3 ruedas y un cajón adelante
para llevar mercancía o mercado, eso era estar en otro nivel, jajaajajja,
los chicos que teníamos el control del triciclo éramos solo dos, un
compañero que le decíamos “el flaco” y por supuesto yo Victor hugo,
así me llamaba en ese entonces los administradores, Don Luis y Nor-
bey.

Los viajes en el triciclo tuvo muchas experiencias, sin lugar a dudas


era más practico que empujar un carrito metálico, pero trajo consigo
anécdotas, en la cual no olvido una de ellas con mi hermano Richard,
quien trabajaba también en Mercatodo; salimos a dejar juntos un mer-
cado al Paso del Comercio, pero entrar al paso del comercio se hacía
por una calle ancha que tenía una inclinación, una subida, que permitía
que subiéramos con dificultad y bajáramos muy rápido, es así como

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bajando rápido y con mi hermano sentado en la parte de adelante del
cajón del mismo, él mostraba temor por la forma que yo conducía,
porque a veces levantaba el triciclo hacia un lado en dos llantas con el
ahí sentado, eso lo llenaba de miedo cada vez que salía conmigo, esa
noche bajamos rápido por esa calle y más adelante se veía venir un
adulto mayor en una bicicleta normal, yo lo alcance a ver y de manera
de molestar a mi hermano le dije: “vamos a estrellarnos con ese vieji-
to” jajjajajaja, él, empezó a decir que no, que cuidado, mientras ya nos
acercábamos más!, mi intención no era chocar al señor de la bicicleta
por supuesto, era solo asustar a mi hermano, sin embargo cuando ya
estábamos en el límite para girar y no ir contra la bicicleta, el señor
empezó a moverse para los dos lados y yo también, ocasionando que
de verdad nos estrellamos contra el señor, jajjajajaja, yo no podía de la
risa, mi hermano diciéndome un poco de cosas, y el señor llamándonos
irresponsables, que locura, no fue nada grave, pero mi hermano recibió
el golpe, a partir de ahí nunca más se volvió a subir conmigo a llevar
algún mercado.

Mi hermano tenía casi 13 años y estaba empezando su carrera de “es-


candaloso”, se convertiría más adelante en alguien que al no gustarle
algo, solo gritaba y discutía.

Los cambios que venían con el traslado del autoservicio a un mejor lu-
gar implicaban que ya no podía manejar el triciclo porque era menor
de edad, y solamente los mayores podían hacerlo y además debían ha-
cerles un contrato, para lo cual yo no calificaba.

A pesar de que yo iba en algunas ocasiones a trabajar como empaca-


dor, mi salida de ahí era cuestión de tiempo, ya no me sentía a gusto,
ya estaba en mis casi 14 años y tenía que definir qué hacer para brin-
darme mejores cosas. Aun con tantos temores y desafíos, se acercaba
el tiempo de definir que iba a hacer, mis padres separados, mi abuela
al frente de la casa, la falta de dinero para solventar vestido y gustos de
adolescentes y por supuesto la presión social de estar a la altura de lo
moderno.

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Es así como tome la decisión con mi madre en contra, sentados en el
antejardín de la casa, de dejar mis estudios y dedicarme a trabajar en
otra cosa, mi madre me decía que porque lo hacía, y yo le respondí…!
ya no quiero seguir con poca ropa que vestir, ni zapatos que ponerme,
y jugar con guayos prestados, paradójicamente mi padre trabajaba el
calzado pero yo no tenía unos guayos permanentes, no puedo decir que
él nunca me dio guayos, si lo hizo, pero al dañarse estos, era muy de-
morado tener otros, por razones económicas casi siempre, así que tam-
bién quiero ayudar en la casa para los gastos y después miro como ter-
mino el bachillerato por las noches o lo que hoy se conoce como “ace-
lerado”.

Dejando el trabajo de empacador, también tuve que cambiar el lugar


de entrenamiento, para esta época había pasado por el Club Sarmiento
Lora en el Corregimiento de Juanchito, lo cual recuerdo que estuve por
un año ahí, el coach de esa época reconocía mis cualidades y me envio
por temas competitivos y de edad al deportivo Cali en la sede de Pan-
ce, mientras estuve en el Club Sarmiento hubo varias ocasiones que
me tocaba pedir al bus Papagayo que me llevaran por escasos $200
porque no tenía dinero y venirme caminando hacia mi casa, lo cual de-
moraba casi una hora, asi pues viajando hacia la sede de Pance en Cali
con mi madre, a probar en el deportivo Cali, en el bus sentía mareo y
ganas de vomitar, el viaje era casi hora y media en bus, y esos buses de
esa época eran muy olorosos a gasolina e incomodos, llegué en regular
estado y mi juego no fue el más destacado, ahí recuerdo a un argentino
entrenador que me dijo: ¡Volve después cuando te sientas mejor, hoy
no fue tu mejor día!

Después de esa semana me vi con mi papá y él me acompaño a Améri-


ca Junior, un club filial del América de Cali, estuve ahí entre mis 13 y
14 años, compitiendo fuertemente y destacado, luego tuve problemas
de comportamiento con un Coach que nos pusieron, ya que éste me
empezó a hablar feo y a gritar como le daba la gana, un día no me
aguante y le respondí groseramente y le dije que no volvería.
Ya en ese entonces creo que me importaba muy poco jugar al futbol,
mis deseos de trabajar y tener mejor calidad de vida eran mucho más
fuerte, no soportaba ya pasar necesidades y no poder hacer nada al res-

63
pecto, juzgaba a veces a mis padres, criticaba sus comportamientos,
pero como adolescente en esa época era muy difícil que comprendiera
o supiera por todo lo que tal vez ellos también habían pasado.

A partir de ese momento empecé a buscar otro tipo de trabajo, en una


ocasión le dije a mi padre que me ayudara con algún amigo de él en el
calzado para yo laboral, es así como me llevo a un taller en el barrio
Villa Colombia y una persona que lo conocía en ese medio necesitaba
una ayudante de Guarnecedor, es así como empieza mi nuevo trabajo
como ayudante en medio de un taller de zapateros, donde me corté el
cabello, quedé con la cabeza “rapada”, nuevos cambios nuevo ¡look!

A la misma vez, crecían mis amigos en la esquina de mi barrio Flora-


lia,
(QUIERO MANIFESTAR QUE SOLO LOS NOMBRARE POR
APODOS DE CALLE CON RESPETO Y CARIÑO), éramos chicos
que empezamos a reunirnos en la esquina a compartir chistes, recocha
y que empezábamos a explorar el mundo a nuestro alrededor, teníamos
una peculiaridad, y era que todos teníamos si o si algún tipo de apodo
con que nos saludábamos o nos conocían en el sector, CUCARACHO,
CHAMBY, REPOLLO, CHICHO, PORRAS, HOMERITO, JUAN-
CHO, LOKO MILT, MIKIMA, CABEZAS, GAMINZIO, PITU, CHI-
QUI, NEGRO NELSON, EL FLACO, PALOM, LOKO RICHARD.
Entre otros que llegaban de paso de diferentes sectores del barrio a
“parcharse” con nosotros.

Éramos solo adolescentes buscando la manera de vivir en medio de la


sociedad, en mi caso no solamente la sociedad sino yo mismo encon-
trarme con la pregunta más importante de todas… ¿Qué voy a hacer
con mi vida?

Puedo decir que pude conocerlos un poco y poder escribir de qué ma-
nera los veía yo en ese entonces:

CUCARACHO: era mi parcero, vivía con sus dos padres, pero ellos
eran muy adultos, además tenía otro hermano al cual era el primero
con el apodo de Cucaracho y fue uno de los que participó activamente

64
en el parche de la Florialita, nos hicimos amigos y defendíamos nues-
tras ganas de salir adelante, anduve mucho tiempo con él, conversába-
mos todos los días de asuntos naturales como “que vamos a hacer hoy”
jajaajajja. Eso significaba hacer algo para distraer y esperar que la no-
che se acabara, él no trabajaba, pero yo sí, le costaba convivir con su
hermano, ya que éste ya consumía Bazuco y era problemático y ame-
nazaba con pegarles a sus padres, lo cual no permitía cada vez que es-
tuviese en casa, así mantuviera poco, nos cuidábamos de consumir
drogas ilegales, pues llegamos a la conclusión de que no era necesario,
solo consumíamos cigarrillo y en mi caso empecé a consumir cigarri-
llo mentolado.

En una ocasión, mis padres se reconciliaron nuevamente, en esa recon-


ciliación mi madre quedo embarazada nuevamente, con la esperanza
de tener una relación diferente decidieron irse a vivir por fuera del
apoyo de mi abuela, obviamente apostando a poder hacer un hogar es-
table, es así como nos fuimos nuevamente después que Bryan nació.
Mi hermano menor.

Antes del nacimiento de Bryan, todavía estábamos en Floralia, pasaron


muchas cosas, pero seguiré contando un poco de mi mirada hacia mis
amigos de calle.

CHAMBY era mi parcero de futbol, su padre había jugado futbol con


el mío, eran buenos amigos, es ahí donde realmente nos conocimos,
luego empezamos a jugar futbol juntos en la escuela Cesar Tulio Esca-
rria, él jugaba de delantero y yo era el armador del equipo, juntos ha-
cíamos muy buenos partidos. Jugamos juntos en un torneo en el barrio
la Isla, donde necesitaban sacar del último puesto el equipo de un ami-
go de nuestros padres, Maravilla, el cual nos recibió, y en esa tempora-
da de futbol Chamby y yo jugamos como nunca, sacamos de la última
posición el equipo y lo dejamos en una casi de finalista; luego nos
veíamos en las calles del barrio, pese a que él vivía en un sector más
retirado que el mío, pero era la misma ciudadela Floralia, éramos ami-
gos de futbol y amigos de calle. Por supuesto jugamos juntos otra tem-
porada con Cesar Tulio y lo que era considerada la mejor banda preju-
venil que había en ese entonces, jugábamos dejando todo en el campo,

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ganábamos permanentemente, los clásicos eran Cesar Tulio y el equi-
po de Héctor Abonia, buenos equipos de esa época en el barrio, mu-
chos talentos, poco apoyo para estas escuelas.
El tiempo llevo a que juntos conociéramos algunas drogas en rumbas y
reuniones de parceros, cuando empezó a coger fuerza el consumo en
nuestro barrio.

REPOLLO: Me da la impresión de que a este parcero casi no le gusta


que le recuerden su apodo, también lo llamaban así era porque su her-
mano mayor fue el que le pusieron el apodo primero, en la calle pare-
ciera que se heredaba el apodo del hermano mayor. Repollo era un chi-
co trabajador, fue uno de los pioneros en usar “carreta” para llevar
mercados los días de mercados móviles, era una carreta de dos llantas
hecha en madera con un suficiente espacio para mucha mercancía; en-
tre semana uno lo veía trabajando por las mañanas en los mercados
móviles cercanos, así tenía su plata para sus cosas, vivía con su madre
y sus hermanos, no recuerdo su padre, pero sí sé que tampoco era que
tuvieran muchos recursos económicos pero se las rebuscaba para ayu-
dar en su casa.
¡Era un chico que se gozaba la recocha, los chistes que decíamos, tam-
bién decía chistes, todos malos, pero nos reíamos, jajaajajja, se volvió
un experto en tirar el pedo en el salto, recuerdan!, recuerdo que era el
vivo ejemplo que para ser feliz o distraerse se necesitaba poco, jugá-
bamos canicas, tapón, futbolito, yeimi, entre otros y en muchas ocasio-
nes lo veía con un palo y una llanta, el truco era mantener la llanta an-
dando con el palo, él se distraía con eso y era único en su especie, era
diferente, era un chico de los buenos. En algunas ocasiones fumába-
mos juntos cigarrillos, pero jamás quiso probar otro tipo de drogas.

CHICHO: Este parcero vivía con sus 3 hermanos y sus padres, los re-
cuerdo bien porque hasta el día de hoy con dos de sus hermanos tengo
contacto, su padre hacia todo el esfuerzo por trabajar y sacarlos ade-
lante. Chicho fue uno de los que a pesar de la recocha siempre tuvo la
intencionalidad de estar en problemas, incluso en dos ocasiones tuve
problemas con él, la primera hubo una discusión y me invitó a pelear,
nuestras peleas en ese entonces eran a puño limpio, sin embargo, yo no
quise pelear, en ese entonces si uno no aceptaba le decían “Cagalera”

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que quiere decir que le dio miedo, jajaajajja, palabras de barrio!, sin
embargo no era miedo, ya venía yo de haber peleado en el colegio, de
haber peleado con Caldorea y de ver pelear mis padres, creo que era
evitar algo que afectara mi familia o a mí. En la segunda ocasión Chi-
cho andaba con un chico menor que todos que le decían Guillermito y
era el terror del cuchillo según me contó repollo, ya que después del
tiempo de vivir en San Luis volví a las calles de Floralia y eso me en-
contré, estando sentado con repollo en una banca atrás de la Estación
de policía, pasaron los dos en una bicicleta y nos miraron, Chicho le
dijo algo al Guillermito, el cual se bajó de la bicicleta y se acercó don-
de estábamos repollo y yo, nos dijo: ¿Quién es el más parado aquí? Y
sacó su navaja, conocida en ese entonces como “patecabra”, recuerdo
que Repollo se paró y no le prestó atención y yo también me pare y me
reí mirándolo pero camine hacia adelante, queriendo dejar que hablara
solo, evitando problemas, sin embargo, Guillermito, se me fue encima
diciéndome palabras obscenas y se me lanzó con la navaja, yo salte ha-
cia atrás pero alcanzo a cortarme levemente en la rodilla, al momento
de yo caer firme me lance sobre el con una patada en su pecho que lo
arrojé sobre una vivienda del sector, inmediatamente Chicho se me
vino encima con una patada que no logro pegar y nos paramos como
dos gallos de pelea, ajajajjaaj, le dije: ¡vamos a matarnos! Enfurecido,
él me dijo, voy a llevar la bicicleta y vuelvo. Nos quedamos en la es-
quina hasta tarde de la noche esperando que llegaran, pero nunca lle-
garon, al otro día salíamos a jugar campeonatos de futbol ahí en la
cancha y se me acerco Guillermito a pedir disculpas, que todo bien,
que no pasaba nada, en fin; así era en el barrio, igual con Chicho nos
vimos nuevamente y como amigos de calle, como si no hubiera pasado
nada, ni retaliaciones ni venganzas existían en nuestro barrio en ese
entonces.

Era muy cultural pelear y al otro día saludándonos como si no hubiera


pasado nada.

PORRAS: Era el menor de la manada, del grupo el de menos edad, el


chico con las mejores zapatillas y ropa de ese entonces, sus padres te-
nían mejor capacidad económica que tal vez los nuestros, pero él y su
hermano mantenían con los mejor; no los envidiábamos, pero si era un

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reto poder también tener buena ropa y buenas zapatillas, era parte de
ser parte del “parche”.
Habían algunos que no teníamos en ese entonces para las mejores za-
patillas, pero si se empezaba a mejorar el armario, jajaajajja, en mi
caso donde y trabajaba como ayudante de calzado, se fabricaban unas
zapatillas conocidas como las Corona, Clásicas y Master, replicas muy
bonitas que fueron las primeras que tuve, de todos los modelos y colo-
res tuve, parecía que me desquitaba de todos esos años que solo tuve
un par de zapatos para todo el año; así también le compré a mis herma-
nos menores para que no pasara necesidades de zapatillas.
Porras fue el chico del Parche, arriesgado para muchas cosas, pero an-
daba más tiempo con Juancho y el Negro nelson, le decíamos negro
porque para nosotros en esa época no se nos pasaba por la cabeza el
Racismo, jamás fuimos racistas, por el contrario, al desconocer ese
tema todos éramos iguales en color o juventud, lo único que se notaba
distinto era nuestra economía. Porras era el menor con noviecita, era
un chico alegre pero más adelante le gustaban las peleas. Siempre par-
ticipaba de todo lo que fuera recocha y peligroso.

HOMERITO: A este chico lo quise mucho, era un chico en un hogar


muy pobre económicamente, eran muchos hermanos que sostenían sus
padres, y no alcanzaba muchas veces para darles ni un vestido y mu-
chas veces ni comida, eso me lo decía él. Así que, si yo pensaba que
estaba mal, a él le pasaban cosas peores, nos hicimos amigos porque
empezó a conversar con nosotros y empezamos a andar más tiempo
cucaracho homerito y yo, compartíamos comida que comprábamos y
le ayudamos en varias ocasiones a tener trabajo cuidando carros y mo-
tos afuera de restaurantes, y cuando le pagaban la semana de trabajo lo
llevaba a la calle principal del barrio a comprar un short y una camisa
para que poco a poco estuviera mejor vestido, a él no le importaba mu-
cho pero tenía un corazón de los buenos, era un chico desorientado
pero noble.
Fue el primero que me ofreció consumir Marihuana, recuerdo que yo
estaba decidido a probarla pues era la droga más popular en ese enton-
ces y estábamos a punto de pasar la línea; yo iba con él por un callejón
mientras el sacaba el “bareto” o el cigarrillo de Marihuana, lo prendió
y fumo un par de veces, luego me lo pasa a mí, efectivamente yo me lo

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llevo a mi boca y en el camino en vez de aspirarlo con mi boca lo que
hice fue respirar profundamente llevándome el humo por mi nariz muy
fuertemente, eso ocasiono de inmediato que me dieran ganas de vomi-
tar, lo cual no permitió que en ese momento iniciara en la Marihuana,
y hasta el día de hoy nunca consumí “Bareta”, así le decíamos también
en ese entonces.
Después de un tiempo, homerito se alejó de nosotros y empezó a estar
más tiempo en la Florialita, donde la droga más rápido y era un sector
de amigos del barrio que de una manera u otra se hacía respetar.

JUANCHO: Parcero de un hogar con 3 hermanos más, sus padres en la


vivienda, trabajadores, y él no se veía nunca mal vestido o vestido con
ropa como la nuestra, vestía bien y era el chico que las chicas más bus-
caban por ser el más pintoso y atractivo, según ellas, era el más bello.
Siempre participo de la recocha y con nosotros siempre, el mismo sitio
de reunión, un árbol grande ubicado sobre la cancha de futbol en la es-
quina de la Calle 72H con Cra 3AN. Siempre fue uno de los chicos del
sector, amigable y participaba de los juegos que hacíamos en la can-
cha.

LOKO MILT: El mayor de dos hermanos, lo conocí también jugando


en la cancha y en la esquina, vivían solo ellos dos con su mamá, a su
padre no lo conocí, era estudiante, y quería devorarse el mundo, ganas
de hacer muchas cosas, fue el primero que le dio entrada a su vida a
las denominadas “Pepas” en esa época le decíamos Roche, un tipo de
drogas que eran pastillas como rosadas, algunos la consumimos en al-
guna ocasión, pero el parcero lo hizo con más frecuencia, a punto que
no podía a veces caminar por el alto consumo, muchas veces subía al
billar donde manteníamos dándose contra la pared porque no se podía
sostener, puedo decir aparte de esto, que fue un pelao noble, compro-
metido con su estudio y jocoso antes de entrar de lleno en un mundo
drogas y pleitos. Siempre lo recordaré a él y as u hermano que aún
vive, por supuesto a su luchadora madre también, la cual hizo lo posi-
ble con su trabajo que ellos no pasaran vergüenza por falta ropa o za-
patillas, o dinero para comprar en la calle, siempre vestían a la moda y
a gusto.

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MIKIMA: El parcero era vecino del mismo pasaje que yo vivía, su
hermano y sus padres estaban en su casa, también se notaba pública-
mente que no pasaban necesidades gracias al trabajo de su padre, vi-
vían en una casa bien terminada. Este loco tenía como cualidad que se
reunía con nosotros también, muchas veces hablaba de situaciones que
supuestamente le habían pasado, algunas veces no le creíamos otras si,
en medio de todo había algo que importaba más que una historia…y
era que éramos vecinos, crecíamos juntos, jugábamos juntos y reíamos
juntos. Siempre tuve de ejemplo que así muchos de nosotros inventára-
mos algún tipo de situación que fuera peligrosa y que nos presentara
como villanos o capaces de hacer cosas diferentes, era con el fin de
crear un ambiente de respeto y aceptación. El ser aceptados por un
grupo o “pandilla” en ese entonces era bueno para la salud mental de
cada uno, todos teníamos historias familiares, vacíos, necesidades, to-
dos empezamos a sentirnos a gusto con los del “parche”.

CABEZAS: Fue uno de los chicos que, aunque no estaba de lleno en


todas nuestras actividades, aun así, participaba de fiestas donde íbamos
y de partidos de futbol. Sobrino de Gaminzio, era un chico talentoso
para el canto, de una familia humilde también, sin muchos recursos
económicos, como casi todas las familias de Floralia, recibieron una
casa, pero había que hacer lo posible en mantenerla, sus madre trabaja-
dora y su hermana una chica bonita de esa época.
En una ocasión al ver que yo no estaba jugando futbol en un equipo,
me invitó a jugar con él en el equipo de futbol de don David, un señor
que residía en Floralia 1 sector las Américas, el cual entrenaba en las
noches y me permitía ir a jugar por mis tiempos, efectivamente fui y
me hice jugador por dos temporadas con ellos, él jugaba de volante
junto conmigo. Ahí estábamos creciendo y cada uno aceptando lo que
teníamos por delante.

GAMINZIO: Siempre recuerdo este chico porque tiene una historia


muy grande con mi hermano Richard, era mayor que nosotros, y el
apodo ya lo había concebido muchos años atrás, la verdad yo lo conocí
ya grande, nadie lo conoció de niño, era un retrato casi hablado de
Tom Sawyer, un personaje animado que trasmitían en televisión, anda-
ba la calle y siempre su madre le pegaba muy fuerte, aunque a Gamin-

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zio ya no le pegaban, físicamente era muy parecido a este personaje.
Tenía varias cualidades entre esas jugaba muy bien al Basquetbol, ju-
gaba futbol y en medio de todo hacía movimientos que generaban mu-
cha risa, contaba chiste malos e improvisados, pero siempre había al-
guien que se reía, entre ellos mi hermano, lo cual hacía que lo siguiera
haciendo. También bailaba House, Trans y hip hop de la época, era
muy divertido sus pasos y movimientos, pero si algo hay que recono-
cerle es que tenía las agallas para hacerlo por encima de lo que pensa-
ran los demás.
Era un chico que trabajaba por temporadas, aprendió la electricidad y
ganaba dinero haciendo ese tipo de trabajos, los meses que no trabaja-
ba andaba las calle de todo el barrio con mi hermano Richard. Era un
chico diferente definitivamente, pero de no olvidar.

PITU: Parcero de barrio, era uno de los que parecían de una familia
con mejores recursos económicos que otros, aunque a veces estaba en
nuestros espacios, se rodeaba más de otro tipo de jóvenes mayores que
él. También era de contar chistes, emborracharse y andar con jovenci-
tas de la época, era más un personaje de conquista, pero era noble y no
andaba buscando problemas, aunque si existía la posibilidad de algún
inconveniente o situación de peligro, él tenía respaldo para defenderse,
eso sí estaba claro. Jugaba muy bien al futbol y por supuesto vestía
muy bien para la época y eso era algo que las chicas de nuestro barrio
admiraban siempre.

CHIQUI: Este personaje llega a nosotros un poco menor, por su her-


mano, el cual era arquero del equipo que jugábamos en las Américas y
además muy buen arquero, ellos con un apellido muy conocido en el
barrio, también fueron parte de nuestro diario vivir, la reuniones todos
los días en el árbol, conversábamos, reíamos, peleábamos, unos fuma-
ban marihuana otros cigarrillos, todos consumíamos aguardiente o
Ron, pero todos estábamos juntos. Un chico callado, reservado, pero
con decisiones por tomar importantes, vivía con sus padres, su padre
pintor de vehículos y muy buen vecino.

NEGRO NELSON: Era uno de los chicos más peculiares de la mana-


da, con su interesante sonrisa de oreja a oreja, con sus chistes malos,

71
con unos “juanetes” inmensos, pero con toda la energía para jugar, re-
cochar, pelear y sabotear, era muy compadre de Porras, venia de una
familia numerosa. Recuerdo que le cambié de arrebato unas zapatillas
porque él metía su pie en cualquier talla por eso tenía esos juanetes tan
grandes, pues una de tantas modas de la época era el de tener el pie pe-
queño, porque a nuestra edad quien lo tuviera muy grande era sinóni-
mo de burla todo el tiempo. Increíble, nos quejamos de modas de hoy
en día que son muy raras y esa época había también modismos muy
bobos.
En el fondo era un chico que pretendía pasarla bien, creo que a pesar
de múltiples estilos de vida que había en su hogar, él quería decidir so-
bre su camino.

EL FLACO: Todo un personaje, ruidoso y risueño, en algunas veces


muy escandaloso a la hora de casi pelear, recuerdo que tuvimos una
casi pelea en ESTAMBUL, una piscina que quedaba a las afueras de
Cali camino a Palmira Valle, pero muy cerca de nuestro barrio. Está-
bamos sentados alrededor de la piscina olímpica de 6 metros de pro-
fundidad y en un descuido el Flaco me empuja hacia la piscina, recuer-
do que yo deje que mi cuerpo fuera hasta el fondo y al tocarlo me im-
pulse hacia arriba lo que más pude, llegando hasta el borde de la pisci-
na y saliendo rápidamente me fui encima del Flaco con un golpe que
no logre propinar, se formó la discusión y tenían que separarnos por-
que nos iban a sacar por pelear, al final terminamos el viaje y segui-
mos conversando como amigos, así era en ese entonces, sin repre -
salias, sin venganzas, todo era parte del show de la vida que teníamos
por delante. El Flaco le conocí la familia, trabajadora y unida, además
que su apellido era conocido en el sector, era una familia numerosa y
fundadora del Paso del comercio y de Floralia por supuesto.

EL PALOM: Como olvidarlo……si tuve una encuentro a puño con él,


jajjajajaja…pero eso lo leerás más adelante, ahora queda por decir que
era el mayor de 2 hermanos más que tenía, un chico que tenía una par-
ticularidad en su forma de ser hablaba fuerte casi que, gritando, pero
era un chico alto de piel oscura y participaba de toda la recocha que
hacíamos en el sitio de nuestro encuentro diario, el árbol. No lo conocí

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muy a fondo, era explosivo en cuanto a su carácter, pero no conocí su
padre sino hasta después de la pelea que me buscó por una semana.

LOKO RICHARD: Siempre fue uno de los chicos más aterrizados del
grupo, tenía apoyo familiar, sus padres tenían una economía estable,
era talentoso para futbol, baloncesto y más que nadie en natación, por
eso tenía un físico grande y musculoso. No tenía problemas de chicas
porque su atractivo era suficiente, mejor dicho, yo parado al lado de él,
parecía un niño desnutrido, jajjajajaja, lo que si era cierto es que era
rebelde en su hogar teniendo permanentemente problemas con su Pa-
pá.
Su padre era un tipo alto y acuerpado también, trabajaba con el go-
bierno local y por supuesto no tenía buena relación con el Loko Ri-
chard.
Siempre fue buen amigo, no buscaba problemas sino se lo buscaban a
él, amable y también entraba dentro de la recocha de todos los días.

TALVES SE ME PASE ALGUN AMIGO DE ESA EPOCA, PERO


TRAIGO ESTOS RECUERDOS DE ELLOS CON EL UNICO OBJE-
TIVO DE HONRARLOS Y AGRADECERLES PORQUE DE UNA
U OTRA FORMA FUERON PARTE DE UN ESTILO DE VIDA
QUE TOCABA ENFRENTAR, DONDE SIENDO ADOLESCENTES
VIVIMOS MUCHAS SITUACIONES JUNTOS!

Todos ellos significaron algo importante en mi desarrollo personal,


solo lo entiende uno cuando ya ha pasado por tantos años de vida,
nuestra relación se construyó inicialmente en el deporte y la recocha,
luego vinieron las chicas, luego la “película” de defender el territorio,
luego nos hacíamos llamar Los Veleros también, luego vinieron las
drogas mucho más fuerte sobre algunos de nosotros, después la policía
capturándonos, y en medio de todo algunos queriendo salir adelante en
la vida.

Nos empezamos desde muy pelaos a emborrachar con Vino y subimos


a Aguardiente, era una sensación de estar creciendo, veníamos de ha-
cer el “juego del diablo” y de un momento a otro ya nos sentíamos
más adultos tomando alcohol.

73
Algunos se preguntarán que eso del “juego de Diablo”, en el día de la
velas, los 07 de diciembre, donde se prendían velas por todo el pasaje
donde vivíamos, conseguíamos una tapa de gaseosa, metálica era en
ese entonces, dos alambres gruesos y con dos piedras armábamos una
especie de fogón diminuto, donde la tapa la colocábamos sobre los
alambres gruesos y estos a su vez sobre dos piedras grandes y en me-
dio colocábamos una vela encendida dando su llama hacia debajo de la
tapa, dentro de la tapa colocábamos cera para derretirse y que se calen-
tara lo máximo, después venia la magia, jajjajajaja, con una distancia
adecuada colocábamos nuestra boca a una altura de la tapa caliente y
dejábamos caer “Saliva” si saliva de nuestra boca sobre esa tapa con
cera derretida, inmediatamente subía una llamarada de fuego que casi
nos quemaba la cara, jajjajajaja, era todo un desafío, era todo una ma-
nera de divertirse sintiendo algo de adrenalina; luego vino la pólvora y
efectivamente jugábamos con los diablitos, totes, volcanes, entre otros.
Era diciembre y hacíamos una cantidad de cosas que median nuestro
ímpetu y además nos hacía creer que éramos capaces de cualquier
cosa.

A veces creo que paso tan rápido nuestra niñez, creo que admiro tantas
cosas de esa época, pero también ayudó mucho la falta de tecnología
de ese entonces, porque para comunicarnos teníamos que vernos y reu-
nirnos, eso era valioso para hacer relaciones, por eso creo que hasta el
día de hoy con los que nos vemos todavía, sentimos que nos conoce-
mos muy bien de toda la vida.

Al revelar algunos de los amigos que crecieron junto conmigo, es sola-


mente para mostrar que veníamos de hogares distintos, diferentes si-
tuaciones, cada uno vivía su infierno y su cielo, todos éramos de fami-
lias diferentes, pero cuando nos reuníamos a hablar, a jugar, a reír, to-
dos absolutamente todos nos sentíamos iguales.

Siento un gran aprecio por todos, hoy en día algunos han desarrollado
su vida después de pasar por múltiples situaciones difíciles y otros ya
no están vivos, se les recuerda y se les quiere.

74
Todo este tiempo de adolescencia me enseñaba la capacidad que podía
tener para avanzar, también para dejar mis temores y complejos, que,
aunque no lo revelara en mi día a día, estaban ahí queriendo dañar mi
autoestima y mis razones para seguir adelante.

Mis 14 a 15 años fueron una etapa nueva, tanto laboralmente como so-
cialmente; empezando mi trabajo de ayudante de calzado me enfrenta-
ba al Bullying más elevado que había conocido, los zapateros en Co-
lombia tienen unas costumbres fuertes y entre ellas está el “saboteo”,
este es una forma de ridiculizar a otro o en su defecto molestarlo tanto
hasta que no aguante más.
En mi caso, fui víctima de sus intensas molestias; había un trabajador
en el taller que era “cortador”, cortaba el cuero con una cuchilla según
los moldes del calzado, tenía como apodo el “panadero” precisamente
le habían colocado ese apodo porque físicamente era barrigón y blan-
co, panadero empezó a molestarme permanentemente con mi físico,
todo los días me molestaba por ser tan delgado físicamente, a tal punto
que me daba pena quitarme la camisa para cambiarme públicamente,
siempre iba al baño a cambiarme para que no me vieran los huesos, ja-
jjajajaja, era una locura nueva que enfrentar; mi jefe que se prestaba
para la recocha también me envio por insumos que no eran los reales y
eso se prestaba para la burla de todos en el lugar, todo era una recocha
al principio cuando llegué a trabajar ahí, después ya conociendo un
poco la dinámica del lugar, no volví a caer en ese sabotaje.

Lo que si no paraba era la recocha de Panadero, con mi cuerpo delga-


do, él sabía que me incomodaba, y por lo tanto en este ambiente, más
lo hacían cuando sentían que estaban haciendo enojar la persona; sin
embargo, una de tantas ocasiones que llegué al taller donde trabajába-
mos y al empezar la burla por parte de Panadero, decide quitarme la
camisa delante de él, incluso hubo días que trabaje así, sin camisa,
como ya se dio cuenta que no me molestaba lo que me decía, dejo de
hacerlo definitivamente.

Seguí trabajando en el lugar, haciendo amigos, muchachos que trabaja-


ban ahí y aprendiendo rápido a manejar la máquina de codo con que se
hacia la costura para el cuero y sus modelos de zapatillas.

75
Recordé con el Bullying de este lugar mi tiempo en bachillerato, toca-
ba uno demostrar que no le importaba nada y que estaría dispuesto a
adquirir diferentes formas de comportamiento para lograr encajar o no
dejarse pisotear.

Era una etapa donde empecé a ganar buen dinero comparado con mis
obligaciones, me pagaban semanalmente, ayudaba con una parte a mi
abuela en casa, mis hermanos al menos tenían zapatillas de las que ha-
cíamos en el lugar, eso no les faltó, empecé a tener dinero para com-
prar mejor ropa, y por supuesto mejores zapatillas, que era lo que más
usábamos en esa época, y que de una forma u otra todo el mundo pres-
taba atención a eso, claro está, en esa época no vendían zapatillas re-
plicas como hoy en día que se vende en Latinoamérica mucho más que
las originales.

Creía en ese entonces que tener buenas zapatillas y buena ropa, tener
con que ir a bailar o comprar licor, era lo que necesitaba realmente.
Viviendo todavía ese año en el barrio San Luis 2, en la casa que nos
alquiló un señor al cual de apodo le pusimos Medio beso, se imagina-
ran porque, jajaja, presencié uno de los momentos difíciles después del
Asma.

En el taller de calzado donde trabajaba, realizaron un torneo de Futbo-


lito, eran 6 equipos y la cancha era la que conocemos en Cali Colom-
bia como “Banquitas”, muy pequeñas y se jugaba sin arquero por lo
mismo, ese torneo y yo con 14 años, jugando muy bien, permitía que
los sábados en la tarde, después de trabajar empezaran los partidos
coordinados por el organizador, un emblemático solador del taller, Co-
midota, era su apodo, me imagino que era por su inmensa barriga, jaja-
ajajja.

Uno de los fines de semana de competencia, jugamos contra un equipo


de soladores, los soladores eran quienes se encargaban de poner la sue-
la al calzado que sacábamos nosotros, éste equipo tenía en el juego un
solador que empezó a pegarme de seguido en el partido, un chico ma-
yor que yo y que me desafiaba en el juego golpeándome; la verdad

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para ese entonces nunca me enojaba porque me pegaran jugando pero
recuerdo que ese día estaba tan ofendido y tenía tanta rabia que empe-
cé a responderle de la misma forma, en Cali Colombia decimos: “em-
pezamos a darnos pata” jajjajajaja, sin embargo, en un descuido que el
balón estaba dividido y un poco difícil de salir de un enredo de 3 juga-
dores, decide meter mi pie para ayudar y en ese instante ese chico me
pega con la punta del pie en mi canilla izquierda, que dolor!, inmedia-
tamente se paró el partido, la pierna se me colocó muy hinchada y tra-
jeron mucho hielo para ponerme, se detuvo el partido, y se terminó el
partido en ese instante.

Por mucha rabia que tuviera y que casi me voy a golpes con ese chico,
mi pierna me dolía mucho, después de 1 hora colocándome hielo me
calmó el dolor y cada uno se fue para su casa.

Recuerdo que para el lunes fuimos a trabajar normal, mi pierna seguía


hinchada pero no me dolía, así pues, todo empezó con normalidad, el
chico de la patada me pidió disculpas y seguimos trabajando sin pro-
blemas.

Recuerdo que me desperté el día jueves de esa misma semana, en la


casa de San Luis 2, o Sanluicito como le decimos a ese sector hace
muchos años, y no podía pararme, el dolor en esa pierna hinchada era
terrible, no lo soportaba, parecía que se me fuera a reventar la pierna;
inmediatamente llamé a Pepe mi jefe del trabajo en ese entonces, el
cual vino en su motocicleta y me llevó hasta el Hospital Joaquín Paz
Borrero ubicado en el barrio Alfonso López de Cali Colombia, el me-
dico inmediatamente me aceleró la revisión y los exámenes dieron
como resultado que mi pierna de la rodilla para abajo hasta el tobillo
está llena de sangre con Pus, lo que conocemos nosotros como sangre
dañada generando una infección.
El medico me dijo en ese momento que si me hubiese demorado un día
más en ir al Hospital que les había tocado tener que Amputar la pier-
na… ¡que susto!, amputar mi pierna, era algo que uno a los 14 años no
cree que pueda pasar; sin embargo, empezaron a drenarme y era otra
tortura.

77
Por el momento debía estar hospitalizado por 8 días, ese primer día
abrieron un hueco en mi canilla y con una toalla en mi boca para mor-
derla y soportar el dolor, el medico empezó a apretar mi canilla con
sus manos y por el hueco que abrieron iba saliendo sangre con Pus,
sangre con infección; el dolor era terrible, asi que cada día debían ha-
cerme una sección de drenaje.

En la sala de hospitalización junto a mi cama, estaba un joven de apro-


ximadamente 18 años, con la cabeza cubierta, con un tubo que entraba
por su costado izquierdo, y con varios golpes en el cuerpo; empezamos
a hablar y empezó a contarme que casi lo matan en un barrio cercano
donde él vivía, se había ido a robar a una persona y ésta le sacó cuchi-
llo también y lo apuñaleó, le enterró el cuchillo en su costado izquier-
do y a partir de ahí también lo golpeó fuertemente. Recuerdo que era
muy joven y me decía que él no quería esa vida así.

Arrepentido, pero ya recuperándose en ese Hospital; al siguiente día


vinieron nuevamente a mi para otro drenaje, solo recuerdo lo doloroso
que era, pero iba saliendo todo esa sangra mala que había dentro de mi
pierna.

El compañero de recuperación podía caminar un poco y yo en silla de


ruedas, no podíamos de otra forma; empezamos a salir a tomar sol por
una de las puertas del hospital, el empujaba la silla suavemente y yo
trataba de sostenerle también.
No olvidaré que me contaba que su vida era difícil, que le tocó decirle
a la policía una mentira para poder que lo atendieran, que no tenía pa-
dres y le había tocado vivir en la calle un tiempo, recuerdo que nadie
lo visitaba, era como un chico que a sus escasos 18 años ya se daba
por vencido, se veía cansado y con mucho odio en su corazón contra el
mundo.

Aun así, compartía la comida que me llevaban a mi aparte de la del


hospital, hasta que a los 8 días me dieron de alta, después de 8 sesio-
nes de drenaje en la pierna y me despedí del chico; ojalá haya mejora-
do su situación hasta el día de hoy o quizás ya esté muerto como miles
de jovenes que mueren en nuestra ciudad.

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Después de esa semana que salí del hospital volví a trabajar normal-
mente, y volví a salir a la calle pensando que no podía volver a jugar
futbol nunca más. Así continuaba con mi vida, riendo en la esquina de
mi casa y trabajando en un taller de zapatería, consumiendo desde esa
edad cigarrillo mentolado y cerveza, los miércoles y sábados no falla-
ba en mi trabajo la salida al billar con algunos compañeros y en mi ba-
rrio por las noches empezamos a reunirnos en un billar de la esquina
de la calle donde manteníamos, siempre había manera y excusa para
pasar el tiempo, explorando y haciendo cosas de chicos en la calle del
barrio.

Éramos chicos solo con la expectativa de pasarla bien siempre, de bus-


car divertirnos, por eso valoro mucho la vida de los jovenes con quien
crecí, ellos me enseñaron inconscientemente a entender se puede con-
servar una amistad sin traiciones o como lo llamamos en el barrio
“muelonadas”.

Yo estaba muy joven, en el taller donde trabajaba llego un vendedor de


zapatillas originales que luego se convertiría en el único proveedor de
todos los trabajadores del lugar. “Come” así le decíamos, un tipo de
piel oscura con un parecido impresionante a Michael Jordán el exjuga-
dor de la NBA, así, pude empezar a tener las mejores zapatillas que
siempre había deseado, no sé si eran las ganas de mostrar o definitiva-
mente llenar ese vacío que tuve de niño cuando solo tenía un par de
zapatos negros para estudiar y salir a cualquier lado, lo que si es cierto
es que tuve zapatillas que no se veían comunes en el barrio.

Tuve 3 experiencias inolvidables en este tiempo porque siempre las re-


cuerdo como si hubiese sido ayer, una película o novela que vive uno
en los barrios de nuestra ciudad.

La primera, un día de la semana me había quedado sin dinero, no tenía


sino $200 era la mitad de lo que costaba un pasaje en bus a mi casa,
para ese entonces yo había empezado un tratamiento con agua de rosas
y amamelis, era un tratamiento contra el acné, si, un acné diabólico
que me había salido dejándome la cara con unos huecos grandes, por

79
lo tanto andaba con dos botellas de vidrio de un litro para lavarme per-
manentemente el rostro; me subí en el bus Papagayo 7 y le dije al cho-
fer que por favor me llevara en esos $200 e inmediatamente subí mi
pierna por la registradora, era normal, ya lo había hecho antes, pero
este chofer empezó a gritarme que me bajara, que le pagara completo o
si no me bajaba, que vergüenza, todos los pasajeros me miraban, hasta
que uno de ellos le paso el excedente y me dijo, ¡hágale parcero, todo
bien!, yo me senté avergonzado y con ganas de estallar, en todo el ca-
mino la gente iba hablando de lo sucedido a tal punto que me llene de
rabia y esperé que el bus estuviera cerca donde yo me bajaba en el ba-
rrio Floralia, el bus en ese entonces llevaba casi 10 pasajeros solamen-
te, yo me acerqué al chofer y empecé a insultarlo, inmediatamente el
detuvo el bus y lo dejó cruzado en la calle, la gente del bus empezó a
bajarse por las ventanas y puerta y quedamos él y yo en el bus, el cho-
fer con un machete y yo con las dos botellas en mi mano…….la ver-
dad …….yo le tiré una botella de vidrio y me tire por una ventana, co-
rriendo lo más rápido posible hasta llegar a mi casa; fue una escena de
susto pero de satisfacción por haberme liberado de la rabia contra el
chofer, todo un espectáculo, jajjajajaja, como olvidarlo!

Lo segundo que no podré olvidar tiene que ver con una bicicleta, en
ese tiempo el dueño del taller había viajado a San Andrés Islas y había
traído varias cosas, entre ellas varias bicicletas, una de ellas se la había
dado a mi antiguo jefe, era una todoterreno, yo había comprado una bi-
cicleta blanca caja ancha y un día le dije al parcero que cambiáramos,
que me permitiera irme en la todoterreno y él se iba en la mía, solo por
ese día, porque yo estaba enfermo, tenía fiebre y me faltaban las fuer-
zas, llevaba esa noche incluso unas Sábilas para un remedio, recuerdo
que llegando a la calle 70 con Cra. 1 cerca al cementerio metropolitano
del norte, me salieron 4 chicos en dos bicicletas, uno de ellos con un
machete en la mano, gritándome que le entregara la bicicleta todote-
rreno.
Inmediatamente yo tomé del asiento la bicicleta y le dije: ¡parcero la
todoterreno no es mía, llévese mis zapatillas y el reloj les dije!

Sin embargo, el chico de 1.90 de estatura y rasgos afrodescendientes


me lanza el machete hacia el rostro, inmediatamente logré esquivarlo y

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solté la bicicleta; no voy a negar que mientras caminaba hacia la entra-
da del barrio pensaba lo mismo que pensé cuando me robaron en el co-
legio de San Luis, quería robar a todo el mundo, era como un espíritu
de venganza e impotencia que crecía dentro de mí. Pasando la calle 70
entrando por la carrera 3N del barrio, se me acerco un vehículo negro
antiguo, muy viejo, y una vos que me dijo: ¡hola parcero, súbase que
le cogimos el ladrón!

Eran unos amigos del barrio que les decíamos “los metaleros”, ese
apodo era porque vivían en una subcultura de amor por la música me-
tálica y sus manera de vestir era igual a sus gustos musicales; ¿se ima-
ginan que pensé cuando vi a l chico que había lanzado a darme con ese
machete al cuerpo?, inmediatamente le pegué una patada en su pecho
y nos fuimos con él supuestamente donde los otros compañeros lleva-
ban la bicicleta, era una vivienda ubicada en la calle 72 con cra. 3N del
barrio Floralia, ahí nos bajamos, éramos 4 amigos más el chico ladrón,
lo bajamos a empujones y entramos a esa vivienda, salieron unas per-
sonas diciendo que ahí no habían dejado nada, pero si era notable que
conocían al chico ladrón; al no haber respuesta inmediata, le dijimos a
ellos y en especial a ese chico ladrón que volveríamos a esa casa en
una hora, que si la bicicleta no estaba íbamos a tener serios problemas,
eso fue una locura, mis amigos “metaleros” y yo nos fuimos hacia la
casa donde ellos mantenían, se unieron 3 más al grupo para ir por la
bicicleta en el carro viejo que andaban, ahí nos subimos todos, arma-
dos con cuchillos y machetes, parecíamos una banda de descuartizado-
res, jajaajajja, sin embargo, al llegar al sitio nuevamente, salió una se-
ñora adulta y sus hijos diciendo y suplicando que no les hiciéramos
nada, que ese muchacho era del barrio pero que realmente no lo cono-
cían bien, en fin, perdimos la ida, ya que el ladrón se había ido y esa
noche la bicicleta no apareció.

Al siguiente día volvimos al barrio oasis de Comfandi donde nos dije-


ron que era ese muchacho, recorrimos en el carro metalero todo el sec-
tor y por ningún lado lo vimos, había que encontrarlo como fuera, mis
amigos me dijeron que ellos en el día también patrullaban, le monta-
mos una persecución alta a esos ladrones, y yo por supuesto enfureci-

81
do y con ganas de pegarle una puñalada, jajjajajaja, lógico eran pensa-
mientos de violencia que tenía en esos momentos.

Mi amigo exjefe del taller donde yo trabajaba le conté la situación y


mientras solucionábamos andaba en la bicicleta mía, en esa semana si-
guiente, un tío mío que vivía en la casa de mi abuela junto con noso-
tros, me dijo que fuéramos en bicicleta a buscarlo, eran casi las 7:pm
de un día entre semana, salimos de la casa, el con su machete y yo con
mi 07, la 07 era una especie de navaja grande que había adquirido yo
por esos días, era bonita y grande, siempre andaba con ella, ya me ha-
bía podido librar varias veces de algunos que querían robarme; esa no-
che nos movimos por los pasajes de ese barrio y en una esquina donde
había una tienda estaba este muchacho ladrón parado, inmediatamente
mi tío se le fue encima con el machete y se lo puso en la garganta en-
trando a empujones a la tienda, le preguntaba como en esa época se
hablaba: ¿Dónde está la bicicleta Gonorrea hp? Jajaajajja eran vocabu-
larios de calle, ese muchacho todo asustado, gritaba que no la tenían,
que se la habían entregado a la junta de acción comunal del barrio; le
dijimos que nos llevara hasta allá, y efectivamente nos mostró la casa
de la presidenta de la Junta Comunal, la cual en su momento no estaba.

Dejamos ir ese muchacho, estaba aterrado, después de ser tan valiente


en el momento del hurto donde pudo haberme herido, en esos momen-
tos lloraba por su vida creyendo tal ves que la iba a perder.

Efectivamente una persona que pertenecía a la junta comunal de ese


sector nos dijo que debíamos ir con la factura de la bicicleta a recla-
marla, así que me acerque al dueño del taller quien había comprado
esa mercancía en San Andrés Islas y le conté el tema; éste jefe como
tenía ego de patrón de “bandidos” inmediatamente me dijo que fuéra-
mos en su camioneta Ford 150 en horas de la tarde, asi fue, siendo las
3:00pm de ese día nos disponíamos a salir del taller con las facturas a
reclamar esa bicicleta, viendo lo que pasaba se montaron 5 compañe-
ros más de trabajo, argumentando que iban a acompañar por si pasaba
algo, jajjajajaja.

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Cuando llegamos a la casa de la señora presidente de la Junta Comu-
nal, tocamos la puerta, efectivamente ella nos abrió y mi jefe empieza
a hablarle sobre el asunto del hurto de la bicicleta, ella me mira y le
dice a el que ellos entregaron la bicicleta a la Estación de policía por-
que les dio miedo y me señalaba diciendo que había ido con casi 30 jo-
venes todos armados buscando esa bicicleta, jajjajajaja, obviamente
era falso, éramos solo 7, pero bueno, la señora invento eso, mi jefe me
quedo mirando y yo le dije que era falso, sonriendo, nos fuimos hasta
la estación de policía del barrio La Rivera y después de todo el trámite
se nos entregó esa bicicleta.

Yo le devolví la bicicleta a mi antiguo jefe inmediato y el me devolvió


la mía.

Con esta bicicleta de color blanco caja ancha tuve dos experiencias
más, parecía que la vida me estaba empujando a vivir en un ambiente
peligroso y delincuencial, cada situación que vivía sentía que mi ca-
mino estaba destinado a volverme “malo” o peligroso, por otro lado,
realmente yo no quería para mi ese futuro, era una lucha permanente
en mi diario vivir.

Siendo las 1:pm de un día de semana venia yo en la bicicleta camino a


mi trabajo, había ido a almorzar y me devolvía, me atravesé por el ba-
rrio Chiminangos para recortar camino, llegando cerca de dos edificios
de esos apartamentos, salieron dos hombres con pistola en mano dispa-
rándose, inmediatamente yo me tiré de la bicicleta y me acosté viendo
todo el tiroteo, uno de los hombres de casi 55 años aproximadamente
cayó y el otro emprendió la huida en una motocicleta. Yo me acerque
al herido y todavía empuñaba una pistola 9mm, agitado y con 4 tiros
en el cuerpo me miraba fijamente, yo de verdad lo único que pensé en
ese momento fue llevarme la pistola rápidamente, sin embargo, al te-
ner todavía empuñada el arma era muy fácil que al yo intentar quitár-
sela me disparara; así que rápidamente salí del sitio porque empezó a
llegar mucha gente y no demoraba la policía también.

Siempre que recuerdo este episodio me pregunto, hasta donde empieza


nuestra mente a preferir otras cosas por encima de la vida humana.

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En Colombia, el respeto por la vida y por las personas empezó a per-
derse hace mucho tiempo, el odio, la envidia, el narcotráfico, el dinero
rápido, el salir rápido de pobre, la lucha con el hambre, el tener vestido
y protagonismo, la educación de baja calidad, todo empezó a gestarse
desde hace muchos años, de tal manera que hoy tenemos una cultura
INDIVIDUALISTA Y DE GANSTERS.
Era el año 1995, yo tenía 15 años, y en Cali había un furor muy alto
con el narcotráfico más fuerte que nunca, a la vez había mucho em-
pleo, origen del dinero y lavado que se movía en la ciudad, en mi caso
trabajaba a veces hasta tarde porque siempre había mucho trabajo en el
sector del calzado, pero a su vez crecíamos muchos jovenes rodeados
de alternativas de violencia que no lo veíamos venir.

Es lógico que este tipo de ambiente o cultura presionara nuestro estilo


de vida, muchos de mis amigos del barrio empezaron a tomar decisio-
nes muy fuertes, que significaba arriesgar sus vidas en hurtos o venta
de drogas y se le suma que muchos de ellos empezaron un alto consu-
mo, sin embargo, parecía que todo era normal, los chicos de más edad
lo hacían porque nosotros no podríamos.
Estos eran pensamientos que salían siempre de todos los que crecía-
mos en uno de los barrios populares de la ciudad de Cali Colombia.

En esa época recuerdo que aprendí a guarnecer ósea a poner la costura,


lo que, hacia mi jefe, ya no seguía de ayudante, sino que el dueño del
taller me dio la oportunidad de trabajar ya directamente y conseguir mi
ayudante, era el momento de crecer con más responsabilidad y se me
estaba dando ahí en ese lugar.

Saliendo a discotecas y a sitios que no conocía de rumba y otras cosas,


hice en el taller que trabajaba muchos amigos, con los cuales muchas
veces visitábamos diferentes sitios para tomar cervezas, entre ellos es-
taban compañeros que pertenecían a un grupo o pandilla que le llama-
ban Son 14, los chicos eran de buen corazón, simplemente en rollos de
calle como todos, y por otro lado amigos del barrio el Rodeo de Cali.

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Me hice amigo de un par de hermanos que trabajaban conmigo, vivían
en el Rodeo; uno de ellos estaba vendiendo una pistola 765 cromada,
una belleza de pistola, inmediatamente hice negocio con él, era un día
viernes en horas de la tarde, sin embargo, quedamos en que le entrega-
ría el dinero al otro día a primera hora y él me la guardaba solo por
esas horas; el negocio ya estaba hecho, ya me veía con una 765 empo-
derado y sin pensar en las consecuencias.

Al otro día sábado en la mañana, me levanto temprano a bañarme y


efectivamente ingreso al baño, en esa época un Tío mío vivía ahí tam-
bién, minutos después, él también se levantó al baño, pero ya estaba
ocupado por mí, en ese instante mi abuela, la madre de ese tío, empezó
a decir cosas como “se meten al baño a quedarse” “no piensas en que
todos deben bañarse” y otras cosas, era claro su intensidad porque en
diferentes formas ella manifestaba inclinarse fuertemente hacia ese tío
mío.

En ese instante de tanta sátira, yo no aguante más y grite, “¡abuela, que


pasa, si acabe de entrar……no tengo culpa que después se haya levan-
tado su hijo.... trate de salir rápido, sin duda con rabia, cuando Sali del
baño Sali con la toalla envuelta en mi cintura, situación que nunca pa-
saba porque siempre por costumbre yo salía en pantaloneta, pero al
salir del baño, mi tío dice estas palabras: ¡mamá, ya le quieren es pe-
gar! Refiriéndose a la forma con que desde el baño yo contesté y aun
cuando salí diciendo “que manera de molestar por algo tan insignifi-
cante”.

En ese momento, el tío, me dice enojado “¿le vas a pegar a mi mamá o


qué? se inicia un cruce de palabras soeces entre él y yo, de tal manera
que nos amenazamos de muerte, pero él ya había sacado un machete y
estaba con su camiseta y pantaloneta, mi abuela y mi mamá me esta-
ban cogiendo los brazos a mí; incoherente les dije, él tiene el machete
y ustedes me están cogiendo es a mí, ¿quieren que me lastime o qué?
Les pregunte en medio de la rabia t del constante cruce de palabras.

Yo en toalla, no hice mucha fuerza en soltarme porque no tenía mi


ropa puesta, sin embargo, ¡termina la riña con él diciéndome “cuando

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mi mamá muera te voy a matar! Y yo diciéndole … ¡te voy a matar
primero hp!

De inmediato baje a la pieza donde dormíamos nosotros ubicada en el


patio de la casa, mi mamá bajó conmigo abrazándome y diciéndome
que me calmara, yo no estaba calmado, estaba ofendido y lleno de ra-
bia y en mi mente solo una cosa, ese día me entregaban la pistola, ¡ma-
taba a mi tío y me iba de la ciudad!, eso le dije a mamá, ella llorando
me decía que no fuera a hacerlo que pensara en mi vida, que me iba a
dañar la vida solo por eso.

Efectivamente salí para mi trabajo, cuando llegue me senté a trabajar


concentrado pensando que viaje iba a tomar, para donde me iba a ir,
pero que era un hecho que le pegaba 5 tiros a ese tío mío, era lo único
que pensaba lleno de odio y rencor.

Estaba sentado esperando que entrara por ese portón del lugar el chico
amigo del Rodeo quien había quedado a primera hora de entregármela,
mientras tanto yo con los $400 mil pesos listos en mi bolsillo.

Pasaron dos horas y el chico no llegaba, cuando de repente llegó el


hermano, pero llegaba solo, le pregunté por el chico y me dijo que no
sabía nada, que desde el día anterior no sabe nada; eso me incomodó y
me empecé a estresar, ya quería tener la pistola en mi mano y calmar
mi odio disparándola.

Pasaron dos horas más y no llegaba, el hermano se fue a almorzar y a


averiguar si estaba allá y él traerme el encargo.

Quiero manifestar en este punto que, en Colombia, en las ciudades, en


los barrios se pueden conseguir armas, ilegalmente por supuesto, tan
económicas y adicionalmente hay sitios clandestinos que hoy día las
alquilan para determinada acción.

Después de llegar el hermano se me acerca muy privadamente y me


dice: ¡a mi hermano lo capturó la policía anoche, se fue a robar una

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moto, llevaba con él la pistola que te iba a vender, en estos momentos
lo van a judicializar!

¡que rabia! Sentí en ese momento, mi pensamiento de matar al tío se


desvanecía por falta de herramientas, así que, desistí del tema, pero la
situación estuvo tensa siempre en la casa mientras estuvo viviendo él
ahí con sus hijos y esposa.

Realmente hoy en día cuando recuerdo ese momento, creo que el uni-
verso conspiró para yo no cometer homicidio.

Llevaba 6 meses trabajando como Guarnecedor y ganando buen dine-


ro, hasta que una mañana el dueño del taller se levantó diciendo vulga-
ridades y tratando mal a los trabajadores, todos se quedaban callados y
dejaban que hablara y esperaban que se le pasara el mal genio, incluso
le habían puesto de apodo “el hijo de Tuta” haciendo alusión a una
canción decembrina que habían creado en Colombia, la cual habla de
un jefe que llegaba sin saludar y hablando feo, ajaja, sin embargo, en
un momento se dirigió a mí de mala manera, humillante y desprecia-
ble, inmediatamente yo le dije que respetara que yo no era familiar
suyo para que hablara de esa manera; no le gustó y siguió diciendo co-
sas vulgares; de inmediato yo me paré y le dije “No sea hp., a mí me
respeta, quédese con su trabajo que yo me voy”.

Me salí del taller hacia la cafetería más cercana a tomarme un café


para calmarme un poco, detrás de mi iba mi antiguo jefe, quien me ha-
bía enseñado a Guarnecer, diciéndome: “Victor, piénsalo bien, tu estas
muy joven y debes tomar las cosas con calma, aguanta un poco ese
tipo de cosas”, yo le respondí: “Precisamente, porque estoy muy joven
es que no tengo porque aguantarme la grosería de ese señor”

Así fue, que renuncié y me dispuse a buscar trabajo en otro lado, duré
casi 3 meses sin empleo, pensando que había cometido un error al
salirme de allá, pero por otro lado también pensando que tenía que ha-
cerme respetar.
En un día entre semana que había llevado varias hojas de vida a talle-
res de zapatería, no había conseguido trabajo todavía, ese día hasta sin

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almorzar estaba; llegué al barrio siendo casi las 4:00pm, acercándome
al “parche” donde estaban varios amigos ahí, me quedé ahí renegando
de mi día, y de conversa en conversa dije: ¡estoy tan estresado que me
doy en la cara con cualquiera! Jajjajajaja, efectivamente uno de los
muchachos de ahí reaccionó diciéndome que yo era “picado a loco” y
que si quería peleáramos a los golpes; la verdad este muchacho recién
había llegado al grupo, los policías nos decían pandilleros, tenía ganas
de probar, y en efecto, salimos a pelear…empezamos a darnos puño
separados, lo cual en eso parecía que yo ya le había pegado más que lo
que él me había pegado, en un instante me fui encima para ya golpear
más fuerte y me resbalé cayendo al piso y por supuesto él aprovechó y
me cayó encima de mi pecho, dándome puños sobre mi cabeza y yo
tratando de soltarme, era difícil, hasta que logré soltarme y el chico
empezó a correr hacia su casa, yo corriendo detrás de él, lo alcancé
cuando iba entrando a su casa y le propiné una patada en la espalda en-
viándolo hasta adentro de la casa, ahí salieron ya unos adultos y me to-
có correr hacia donde yo vivía.

¿Quería pelear? Ahí tuve para calmar mi estrés, jajjajajaja, sin embar-
go, parecía que yo había sido el que perdió la pelea, pero me tocó dejar
de salir de mi casa por una semana entera, ya que el papá del chico me
estaba buscando, supuestamente para arreglar cuentas conmigo. ¡Yo
pensaba que como era posible si el más golpeado de la pelea había
sido yo! Jajaajajja.

De todas maneras, después de esa semana empecé a salir al “parche”


nuevamente, y me encontré con un chico que había aumentado su ego
tras la pelea, desafiando a otros muchachos y hablando como pandille-
ro antiguo. Éste ha sido un ejemplo por generaciones en todos los ba-
rrios de Cali, jovenes que hicieron su primer acto de respeto según sus
pensamientos, y después se metieron en más problemas e hicieron mu-
chos enemigos, en este caso siempre lo recordaré, no por la pelea sino
por el ejemplo de una búsqueda de protagonismo y aceptación.

Años después me di cuenta de que lo habían matado en una calle del


barrio Floralia. Alias Palom… hoy sus hermanos menores son grandes
personas, son del barrio, son jovenes que han luchado por salir adelan-

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te y que siempre voy a admirar, las peleas de muchachos son solo re-
cuerdos, pero las muertes de nuestros amigos son difíciles de olvidar.

En las calles de barrio se aprenden muchas cosas y esa época del


95’96’ no solamente estábamos marcando nuestro futuro, sino que so-
brevivíamos a lo que la vida nos colocaba en el presente.

Hicimos cosas que hasta el día de hoy se recuerdan como locuras; el


ocio, las ganas de experimentar adrenalina en nuestras acciones, todos
con la fuerza de ganar el mundo, pero sin una dirección adecuada.

Una vez de tanta adrenalina por explotar desocupamos una bodega


donde había muchas gaseosas en canastas, parecíamos repartidores de
gaseosa tirando por debajo de las puertas de nuestras casas y luego que
nuestros padres nos preguntaban decíamos que nos la habían regalado,
jajjajajaja.

Otra noche, estábamos parados varios de nosotros en una esquina don-


de quedaba una tienda, esa tienda cerraba a las 8:00pm y quedaban al-
gunas legumbres expuestas para cogerlas, ese día vimos tomates daña-
dos expuestos para tomarlos; decidimos tirárselos a los Jeepetos que
pasaban por la Cra. 3N donde era nuestro lugar de mayor concurren-
cia, tomamos los tomates podridos en las manos y a varios jeep que
transportaban gente les salíamos al encuentro y se los tirábamos, jajja-
jajaja, una locura, tanto los pasajeros untados de tomate como el para-
brisas del vehículo, eso lo hicimos a 3 carros de esos, porque en el
cuarto venían varios trabajadores de esos carros con machete en mano
a perseguirnos; corrimos hasta escondernos muy bien, nos estuvieron
buscando por una semana, ya después salimos son problema, jajjajaja-
ja.

A todos los pasajeros de esa época, a los conductores de esos carros, si


están vivos todavía, les pido disculpas, son situaciones de muy jove-
nes, actuaciones de muchachos, vivencias del pasado.

De igual forma puedo recordar los tiempos de las maquinitas, a noso-


tros nos tocó la época de video juegos pero en una máquina de palanca

89
y 6 botones, jajjajajaja, habíamos dos del “parche” que estuvimos po-
seídos por el juego “tetris”, competíamos todos los días y cada vez se
hacía más desafiante avanzar en el juego mucho más; el Richard era
bueno en el juego y yo era competente, tanta era la locura con ese jue-
go que yo caminaba por las calles y veía las figuras en el aire y yo ar-
mando el “tetris”, realmente estábamos poseídos por ese juego, ajajaj-
jaaj.

Nuestros otros amigos jugaban Mortal Kombat, Street faider, Contra,


entre otros, adicionalmente unas noches en el billar y otras jugando en
la cancha, había mucho que hacer e hicimos de todo, incluso hay cosas
que no quedaron escritas aquí pero que recuerdo que eran parte de
nuestra locura de jovenes, siempre divirtiéndonos y buscando pasarla
bien a pesar de vislumbrar un futuro incierto en las calles ya que en
cualquier momento iban a empezar los problemas de calle.

En una ocasión, jugando “tetris” y algunos parceros jugando otra cosa,


estábamos en las máquinas de la calle 72F cra. 3N esquina, ahí se en-
contraban también 3 chicos que vivían hacia el sector de Pascualito,
otro sector de Floralia, pero que empezábamos a poner límites y cre-
cían los problemas ficticios de territorio.
Ese día empezamos a decirnos cosas con esos chicos, y un instante es-
tábamos detrás de ellos queriendo pelear, cuando estábamos diciéndo-
nos cosas y en el “aleteo” (aleteo, es la expresión cuando estamos a
punto de pelear), cuando de pronto yo veo a todos mis amigos que
arrancan a correr y me quedo yo solo con los chicos de ese sector, el
lugar estaba oscuro y yo no podía ver bien, hasta que logre ver que uno
de ellos tenía una pistola apuntándome a mí, quien era el único que ha-
bía quedado ahí parado, ajajajjaaj.

Inmediatamente salté hacia un lado del susto y corri lo que más pude,
ahí empezaban prácticamente nuestras pruebas callejeras en pleitos y
amenazas por territorio, creyéndonos dueños del sector y con pensa-
mientos de hacer respetar “los veleros”, jajaajajja, eso suena hoy ab-
surdo, pero si así éramos.

90
Hay muchas situaciones vividas en esta época, sin evidencia porque no
había internet, por supuesto nada de redes sociales, la televisión era
muy escasa, eso permitía que pasáramos todo casi todo nuestro tiempo
libre en la calle, haciendo muchas cosas a la vez, incluso una vez un
amigo me puso de apodo también “el chontico”, decía que, porque ju-
gaba todos los días, (chontico es una lotería local).

¡Unas veces salía a jugar baloncesto, después seguíamos jugando fu-


tbol, de ahí nos parábamos en la esquina a decir chistes, después está-
bamos en el billar o en las máquinas de videojuegos, o de visita en un
pasaje donde había unas chicas que nos gustaban o simplemente termi-
nábamos la noche jugando yeimi con bate!

Todo era una mezcla de muchas cosas, en este camino salíamos a bus-
car chicas con quien besarnos o nos dieran el “parche”, en esta época
le decíamos así cuando buscábamos besar a alguien. De verdad que si
tuvimos oportunidad a pesar de todo siempre había chicas que salían
con nosotros así fuera solo a escondidas.

A escondidas porque no era tan abierto ese tema, era un tabú, poco a
poco apenas se estaba despertando el interés de ir más allá, una rela-
ción sexual, aunque era pensada no era tan lanzada como lo es hoy en
día.

Los lugares más concurridos para uno ir con la chica a besarse y abra-
zarse eran: el parque de la estación de policía, la calle sin pavimentar
de la 2ª. (todavía hoy en día esta sin pavimentar, ajaja), la casa de al-
gún amigo que estuviera sola sin sus padres, en los parqueaderos oscu-
ros, detrás del polideportivo de floralia, siempre buscando los sitios
más oscuros.

Había más cuidado con los temas de relaciones porque no había en ese
entonces medios de comunicación ni redes sociales que estuvieran ali-
mentando ese tema en nuestras mentes; existía las películas que alqui-
laban en Beta o Vhs de pornografía, pero era todo restringido en su
mayoría.

91
Cada uno empezaba a explorar su cuerpo como se iba presentando la
oportunidad.

En mi caso, estaba experimentando la sensación de gusto y atracción


hacia una chica cada fin de semana, ajajajjaaj, pero nada serio, tenía
una situación difícil y era que mi cara luchaba con un acné agresivo
que a pesar de usar todos los productos que salían en televisión, cada
vez parecía peor, a eso se le sumaba el licor que consumía en mi traba-
jo y el consumo de cigarrillo constante.

Para este tiempo a pesar de que ya vestía como yo quería, tenía dinero
cada fin de semana, parecía que estuviera incompleto, algo no andaba
bien, pero mi vida se marcaba prácticamente en lo mismo de mis fami-
liares, fiestas, licor y mujeres; eso era lo que se veía venir……

Siempre tenía marcada en mi mente que no quería ser igual a mi papá,


después de haberlo visto besarse con otra persona distinta a mi madre,
después de verle como le había pegado algunas veces, ese pensamiento
marcaba todo el tiempo en mi mente, sin embargo, parecía que ese
mismo camino estaba destinado a vivirlo y aún peor.

En este tiempo aprendí muchas cosas en la calle, la lealtad fue una de


ellas, era importante para mí tener una palabra seria, que la gente su-
piera que cuando yo decía algo o proponía algo era algo serio y que
podían contar conmigo, a pesar de mi corta edad vivía en dos mundos:
el laboral con gente más adulta que yo y con costumbres de fiestas y
rumbas más fuertes y la de las calles de mi barrio, donde cada noche
era una película diferente.

Siempre buscábamos donde terminar el día, podía ser en la esquina o


debajo del árbol de la 72H o en las escaleras de la cancha de microfu-
tbol, era elocuente cada día, algunas veces yo estaba otras veces no
porque estaba con la gente de mi trabajo, asi era, un joven de 16 con
atracción por la calle y a la vez responsable con su trabajo porque sa-
bía que era lo único que tenía que no me dejaba estar sin dinero.

92
Cada mañana al despertar pensaba en que debía ser mejor, quería tra-
bajar y verme en el futuro terminando mis estudios y sin pasar necesi-
dades económicas, era algo que estaba clavado en mi cabeza, incluso
para esta época era super egoísta, solo ayudaba a mis hermanos en los
zapatos y a mi abuela prácticamente le devolvía lo que invertía en el
almuerzo que yo llevaba, cuando ya me dieron crédito en el restauran-
te cerca de mi trabajo, ya tampoco ayudaba mucho a mi abuela; estaba
creciendo mi individualismo y mi arrogancia.

Llegando el verano de ese año, me llamaron de una de las empresas


que había llevado mi hoja de vida, ya con 16 años, me contrataron
como Guarnecedor en un lugar ubicado en el sector de Juanchito, un
barrio conocido en esa época por su innumerables discotecas y festiva-
les, pues la rumba en Cali Colombia se vivía en ese sector práctica-
mente.

Esa empresa me recibió con permiso de trabajo que me otorgaban por


ser menor de edad, empezaba una etapa importante laboralmente, esta
empresa me ofrecía todos las prestaciones sociales y un buen salario.

Inmediatamente compré un termo grande para llevar almuerzo, porque


el lugar quedaba retirado y era un sector que no conocía muy bien so-
bre el tema de alimentación. Efectivamente en mi primer día de trabajo
me hacen una prueba de manejo en una maquina nueva que habían
traído, de aguja grande y era poder pasar una costura gruesa en medio
de dos costuras delgadas sin pisarlas, por supuesto les gustó mi trabajo
e hicieron mi contrato laboral.

En la bodega que funcionaba esta empresa me empecé a relacionar con


el supervisor, las mujeres que preparaban la producción…. eran sabo-
teadoras, ajaja, y los que manejaban las máquinas de coser también, en
especial conocí a una chica que se encargaba de los ojales en los zapa-
tos, el lugar por donde pasan los cordones, ella era la que le daba ese
terminado, ella hermosa y muy sonriente, así la recuerdo cuando la vi
por primera vez.

93
De ese lugar recuerdo la recocha que vivía con los compañeros, las
fiestas y rumbas todo el tiempo en Juanchito y en sus casas, los festi-
vales de Juanchito con agua y harina incluida, fue una etapa donde bai-
laba mucho y a la vez tomaba mucho licor.

Saliendo por las tardes a abordar el bus, tocaba que caminar alrededor
de 1 kilometro para llegar al paradero, pasando por el puente de Juan-
chito rumbo a la calle 70 con Cra. 8. De Alfonso López, había que
salir en grupos y por la mañana también tratar de pasar el puente en
grupos de personas porque era muy peligroso, siempre había ladrones
buscando victimas en ese puente.

Así fue como en el camino y hablando con la chica que siempre son-
reía, Adriana, así se llamaba, me contó una vez que también vivía en el
barrio Floralia, efectivamente a partir de ese momento empezamos a
abordar el mismo transporte en la tarde cuando salíamos.

Esto nos llevaba a conversar todo el tiempo, a conocernos mejor, y a


compartir situaciones y espacios juntos. Ella era 2 años mayor que yo,
que, aunque yo aparentaba ser mayor de edad, la realidad era que solo
tenía 16 añitos, jajjajajaja.

Trabajando en ese lugar tuve dos experiencias inolvidables, la primera


tiene que ver con mi primer noviazgo serio y prometedor, digo serio
porque hasta ese momento solo había besado algunas chicas y nada
más, chicas del barrio que después de una fiesta o por gusto nos íba-
mos a lugares muy solos a besarnos, no era como hoy que los chicos lo
hacen en cualquier sitio, jajaajajja, a nosotros nos tocaba ir detrás del
árbol o detrás de una pared o en un lugar que no nos veían, jajjajajaja.

De tanto salir juntos y vernos para ir al trabajo nos empezamos a cono-


cer mucho mejor y empezó un gusto mutuo, sin embargo, yo no le in-
sinuaba nada y ella tampoco, pero había química fuerte entre los dos.

Una tarde que la empresa había pagado el salario, ella se me acerca a


mi lugar de trabajo y me dice que si nos vamos a ir juntos, no puedo
negar que ya la veía y escuchaba y quería besarla hasta el cansancio,

94
ajajajjaaj, sin embargo le dije que no podía irme con ella porque iba
para el centro de la ciudad a comprarme unas zapatillas que quería
hace rato, unas Reebok Classic, eran las zapatillas más clásicas de esa
época y los que la usábamos dábamos la impresión de tener unos muy
buenos tenis, eran espectaculares, hoy en día no los volvieron a hacer
igual ni originales solo replicas, pero eran muy cómodos y sencillos;
ella me dijo que si me podía acompañar al centro, obviamente el dije
que sí, terminada la jornada laboral salimos hacia el centro a hacer la
compra.

En el centro mientras caminábamos buscando las zapatillas le tome la


mano con la excusa de ir más rápido en medio de tanta gente, esas ma-
nos nuestras votaban química, jajjajajaja, después de comprar las zapa-
tillas tomamos un jugo natural, conversábamos de lo que nos gustaba y
lo que no, y así, mirada va y mirada viene, nos gustábamos y eso era
inevitable.

Abordamos el bus colectivo que nos llevaba al barrio, era un transpor-


te incomodo en esa época, un colectivo pequeño, nos hicimos en los
asientos de atrás, los últimos porque los demás no entraban mis pier-
nas, jajjajajaja, llegando a la entrada de Floralia, nos miramos a los
ojos y empezamos a besarnos, nos besamos todo el camino que faltaba
para llegar donde ella se bajaba, era increíble, pues no era muy vistoso
que la gente se besara en el servicio público de transporte, pero así lo
hicimos y era el inicio de mi primer romance serio.

Era notorio que ella por su cuerpo ya desarrollado completamente se


veía un poco mayor, yo en cambio en zapatillas con la camisa por fue-
ra y con un corte de cabello de pandillero, me veía menor y como que
no era el adecuado.

Empecé a visitarla los fines de semana en su casa ubicada en la calle


82 de Floralia, vivía con su hermana y esposo, hermano y mujer y 3
sobrinos, una casa de dos pisos amplia, ahí me presente con carácter y
con ganas, jajjajajaja, era una muy buena familia, hasta el día de hoy
admiro sus sobrinos, los cuales crecieron en el barrio y pude tener el
gusto de compartir temas de comunidad con ellos.

95
Referente a mi primer historia de amor, todo empezó a tornarse raro en
el trabajo, ya que los compañeros suponían que ella y yo ya teníamos
algo, entre recocha de zapateros nos insinuábamos cosas todo el tiem-
po; esto generó en varios compañeros hombres un malestar, ya que
ellos siempre le coqueteaban a ella, bueno, en Cali Colombia tenemos
un término para esto “le echaban los perros” ajajajjaaj, así es, siempre
la molestaban y ella a ninguno le prestó atención, luego llego este jo-
vencito y la sedujo, obviamente hasta el supervisor me miraba mal, me
decía cosas negativas, casi que me decían que ella era mucha mujer
para mí, sin embargo, no les prestaba atención por el contrario nadie
sabía si era oficial o no, ni yo lo sabía, solo nos habíamos besado, ha-
blábamos de muchas cosas pero nunca nos dijimos que era algo serio,
solo hasta el momento de una fiesta de cumpleaños de una compañera
de trabajo donde fuimos y bailamos toda la noche, obviamente no solo
bailaba con ella, siempre me gustó mucho la rumba y muchas compa-
ñeras me sacaban a bailar y algunas en medio de todo me apretaban y
se formaba una recocha por cualquier insinuación sexual.

Esa noche recuerdo que una chica salió a bailar conmigo un reguetón
de esa época, una canción de El General, ella casi me sube las piernas
a la cabeza, jajjajajaja, fue un muy buen baile, pero después de esa
canción, la chica que estaba conmigo me abrazo y besó delante de to-
dos los asistentes, ahí fue realmente público lo que teníamos y eso en-
fureció mucho más a los pretendientes que había tenido.

Estuvimos en varias fiestas juntos, carnavales de Juanchito, bailes en


las afueras de la empresa, siempre sus anteriores pretendientes me mo-
lestaban, incluso una vez quisieron burlarse públicamente por la edad
que yo tenía, obviamente yo era más inteligente y venia de una escuela
de zapateros, nunca me les quede callado, pero si la vergüenza que pa-
saban conmigo en la recocha era de otro nivel.

Además, que mis compañeras de trabajo de esa empresa eran muy


amigas aun siendo mayores que yo, siempre querían bailar conmigo.
Decían que la pasaban bien, molestábamos todo el tiempo y bailába-
mos siempre.

96
Son muy buenos recuerdos, muy buenas personas que conocí en esa
empresa de calzado en Juanchito, eran en su mayoría mujeres muy tra-
bajadoras, con problemas personales como la mayoría de las madres
solteras de nuestra ciudad, admirables, siempre las llevo como un gran
recuerdo de mi vida y crecimiento como persona.

Fue una época de transición, una juventud acelerada que tenemos mu-
chos jovenes de estrato 2 en Colombia, con 16 años y con comporta-
mientos, vivencias, fiestas y licor como si fuera de 20 años.

Mientras empezaba mi etapa de enamoramiento, a la misma vez sobre-


llevaba mi etapa de “parche”, andar con mis parceros, caminábamos
las calles del barrio, visitábamos rumbas (fiestas) que se hacían en di-
ferentes direcciones, pero en el grupo había unos que no les gustaba
bailar y había otros que sí, es así, como había fines de semana que al-
gunos íbamos para un lado y otros para otro.

Eran tiempos de mucha adrenalina, todos los días había algo por expe-
rimentar, en ese querer experimentar pasó lo inevitable; los diferentes
tipos de drogas empezaron a contaminar el grupo…..y no me refiero al
consumo, en realidad y en mi experiencia el consumo no es el proble-
ma, solamente el hecho de que empezaran a consumir muchos de mis
amigos y no hicieran nada más……eso es lo que realmente empieza a
generar consecuencias negativas en el comportamiento y en la salud,
además de que según la droga que consuma y como la asimilan los
cuerpos así mismo se evidencian actitudes poco sanas.

En fin, algunos ya habían empezado a consumir marihuana y solo que


ya habían subido la dosis diaria, otros siguieron con las pepas, otros
cocaína más de seguido, (en las calles de Colombia a la cocaína que se
vende por ser rebajada le decimos “perico”, rebajan esa droga con pol-
vo de ladrillo o talcos para bebé, o en su defecto harina), otros conti-
nuábamos consumiendo cigarrillo y licor; era algo cultural y hasta el
día de hoy es parte de la idiosincrasia de los barrios de nuestra ciudad
y de Colombia.

97
En mi caso, consumí varias veces “perico”, llego el día que mi inteli-
gencia salió a relucir; estábamos en una discoteca del barrio “mi bella
época” así se llamaba, y un primo después de varias horas de tomar li-
cor y bailar, me entregó una “bolsita” de un gramo de “perico” con es-
tas palabras: “paséese primo que se le quita la borrachera”, en Cali Co-
lombia le decimos “Pasearse” al consumo de un gramo de perico; ósea
que si alguien tiene cocaína en su poder, el hecho de aspirar por su na-
riz un gramo del mismo, le llamamos “pase”; después que mi primo
me entrega la bolsita de perico, me dirijo al baño a hacerlo, cuando es-
toy frente al espejo del lugar, viene algo a mi mente diciendo: de ver-
dad esto quita la borrachera?, inmediatamente tiré la bolsita por el ino-
doro y no la consumí, quería ver si de verdad causaba el efecto que
todo el mundo decía, esa era una oportunidad verla en otra persona,
efectivamente cuando salí del baño venia mi primo y me pregunto si
ya lo había hecho, ¡listo! le dije, y él entraba a lo mismo.

Cuando seguimos en la rumba, empecé a notar que de comportamiento


y conversación había mejorado su estado, pero a la misma vez noté
que su cuerpo no funcionaba bien.

Era lógico, la cocaína es un estimulante, por lo tanto, el efecto lo hace


fuertemente en el cerebro, haciendo parecer que ha disminuido la bo-
rrachera, pero en realidad el cuerpo esta descompensado, el sistema
nervioso central engañado y la sensación de estar bien pero realmente
no estarlo; a partir de ese momento nunca más en mi vida volví a con-
sumir cocaína; fue la prueba del engaño que produce el consumo de
todo tipo de drogas legales e ilegales.

En Cali, Colombia, capital mundial de la salsa, por su misma cultura


de fiestas y rumbas hasta el otro día, se caracteriza por estar rodeado
de unas costumbres permanentes, entre ellas el consumo de drogas;
mientras para el mundo entero que solo ven lo que transmiten los noti-
cieros o solo ven series de tráfico de drogas entre ellos Pablo escobar,
no comprenderían que en los barrios marginados o de estratos menores
al 3 de nuestro país, en su mayoría de veces el consumo de drogas se
ha vuelto una salida RESILIENTE a las múltiples necesidades senti-

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das y económicas de una población desprotegida por el Gobierno na-
cional.

Porque nombrar las necesidades sentidas; así como yo con herencia de


un hogar disfuncional hay millones de jóvenes que provienen de hoga-
res con costumbres violentas, necesidades económicas altas, hambre,
carencia de afecto y familiares en delincuencia.

Seria hipócrita si no nombrara este tema en este libro, no escribo para


salir con aplausos, escribo este libro para mostrar lo natural, mi verdad
vivencial y talvez la de millones de seres humanos en Colombia que
han pasado por situaciones parecidas.

En esta época las drogas no se conseguían tan fácil en el barrio, había


que ir al barrio Popular o al centro de la ciudad, más adelante se pudo
conseguir en el sector de la Florialita, pero eran los únicos lugares de
expendio, no había más lugares dentro del barrio.

Un joven como yo de tan solo 16 años en el año 1996 en Cali Colom-


bia, experimentando cada situación de violencia familiar, violencia en-
tre pandillas o parches, consumo de drogas, rumba y amores, todo esto
que para otros países es poco creíble que un niño viva estas situacio-
nes, quiero decirles que en nuestros barrios es “normal” es “paisaje”,
se vive con esto todos los días, el barrio se acostumbró a superar las
consecuencias ya que no ha habido presencia del Gobierno como pro-
tector de la ciudadanía.

Es así, como empecé a bailar más seguido en la discoteca del barrio y


en otros lugares, tomé el bailar como parte de mi manera resiliente de
olvidarme un poco de mi realidad, mis estudios los había detenido,
solo trabajaba por dinero para tener lo que no había tenido antes y para
divertirme, así mismo volver a empezar cada semana, paradas en la es-
quina, chiste va y chiste viene, problemas de peleas permanente o en
su defecto solo sentarse a fumarse unos cuantos cigarrillos y hablar de
mujeres y problemas del barrio.

99
Varias veces salía de una fiesta directo para el trabajo, no alcanzaba a
cambiarme, a pesar de que tenía oficialmente una novia, cada vez que
salía de su casa me iba para alguna rumba o en su defecto terminaba
sentado en algún lugar con los amigos tomando cerveza.

Siendo una época acelerada, donde todos los de mi edad queríamos vi-
vir las cosas que nos ofrecía el mundo, además de poder buscar felici-
dad, casi todos veníamos de hogares diferentes, pero todos teníamos
unos vacíos que llenar e inconscientemente los buscamos en la calle,
en amigos o amigas, en trabajos o en las drogas.

Esto lo puedo expresar porque conocí de primera mano varios amigos


míos que pasaron por más dificultades que las mías, es ahí donde en-
tendí que siempre hay personas con mayores problemas que los pro-
pios, y es de la manera como uno desarrolla solidaridad y también pa-
ciencia, comprendiendo que la vida independientemente donde haya-
mos nacido, siempre nos enseña a valorar cada situación que vivimos.

Personalmente seguí en mi noviazgo, experimentando algo nuevo, las


salidas a comer, las salidas al parque, ¡los besos y caricias y hasta
más!, en algunos casos de rumba un poco infiel, porque me besaba con
otras chicas mientras la rumba, pero no llegaba a mayores cosas, trata-
ba de cuidar un poco la relación que tenía.

Poco a poco fui quitando mis ojos del futuro futbolístico que en algún
momento quería y me sumergí en un mundo donde solo importaba te-
ner dinero y divertirme, creo que fue lo más ignorante que pude hacer,
pero yo no contaba con concejos de mis padres ya que ellos tenían su-
ficiente con sus cosas y problemas, empecé la carrera de una juventud
que hacia lo que se le presentare en el día a día.

Tuve la oportunidad de tomar otro tipo de decisiones, pero no lo hice


en ese momento, lo que más lamento de esa época es no haberme dedi-
cado al futbol totalmente, solo puse mi mirada en que no tenía para los
pasajes de bus, que no tenía guayos y alimentación adecuada y esto no
lo aguanté y fue lo que me llevo a poner mi mirada en hacer dinero y
solventar esas necesidades.

100
Recuerdo una ocasión jugando billar donde siempre nos reuníamos la
mayoría del parche, que estábamos en el juego y tomando cervezas;
cuando de repente don David, uno de los últimos entrenadores que
tuve me tomó por el cuello de la camiseta y me apretó contra la pared,
enfurecido me gritaba: ¡porque estás aquí? ¡Este no es tu lugar! ¡Tie-
nes que estar jugando futbol y concentrado en tu futuro! Me gritaba
con tanta rabia, que lo único que yo le manifesté fue que él no tenía ni
idea de lo que hablaba, que si yo no había continuado era porque no
aguantaba más tener tantas necesidades de dinero para estar en ese ca-
mino.

Él, tranquilizándose, me soltó y ya más pausadamente me decía lo


mismo: ¡no te pierdas en la calle que tú tienes un futuro en el futbol
importante!,

No le seguí prestando mucha atención seguí en mi juego de billar y en


mi consumo de cigarrillo mentolado y cerveza, ahogando posiblemen-
te cada palabra que él me había dicho. Creo que definitivamente tiré la
toalla muy temprano en ese aspecto y también creo que era lo que te-
nía que hacer, ¿el destino? ¡No sé!

Por otro lado, empezaba a sentir que a pesar de que ya no me hacía fal-
ta dinero sentía que me hacían falta otras cosas, de tal manera que los
vacíos emocionales empezaban su crecimiento.

En medio de problemas callejeros, fiestas y rumbas, drogas legales e


ilegales, comportamientos inadecuados, peleas a cuchillo o como lo
llamábamos en ese entonces “PARARSE”, era moverse como bailando
con el cuchillo en mano peleando contra otro joven que hacia lo mis-
mo, encierros que nos hacia la policía y nos llevaban a la estación co-
locándonos a limpiar y barrer, recibiendo insultos de ellos, participa-
ción en hurtos de sonidos de carro, de bodegas de gaseosa, pleitos con
otras pandillas, persecuciones del ejército en el barrio, partidos de fu-
tbol con apuestas, partidos de baloncesto, salida con chicas, trabajar en
lo que podía salir, todo era parte de la cultura del barrio, todo lo vivía-
mos fuertemente, era nuestro momento y había que sobrevivir y tratar

101
de hacer lo mejor posible, eran decisiones que cada uno debíamos to-
mar y después de esto empezaron a ocurrir lo único que faltaba en este
tipo de historias: la muerte.

Llevaba ya un año en la empresa de Juanchito, y me salió una oportu-


nidad de trabajar en la empresa más grande de calzado que había en
ese entonces, Grupo Moda Ltda., una empresa con una infraestructura
grande, muy grande ubicada en Acopi Yumbo, en las afueras de la ciu-
dad de Cali Colombia, pero muy cerca de donde yo vivía, me ofrecie-
ron hacer una costura en una suela de una marca de zapatos que ellos
tenían, habían probado varias personas y ninguna había calificado para
el puesto.

Yo cumplía 17 años y fui a hacer la prueba en esa empresa, efectiva-


mente les gusto mi trabajo y me hicieron contrato con un buen salario,
más del mínimo en esa época, era un trabajo de practica y que disponía
de dos personas para hacerlo, la primer costura la colocaba un trabaja-
dor que llevaba ahí varios años y por supuesto le rendía muy bien su
labor y luego el trabajador que le colocaba la segunda costura; al prin-
cipio el señor me llevaba mucha ventaja y era mucho trabajo acumula-
do, sin embargo poco a poco fui siendo más veloz y efectivamente me
empecé a volver muy bueno en ese especifico trabajo.

Habiendo renunciado a la anterior empresa dejaba de ver a mi novia


todos los días y por su horario laboral y el mío entre semana no podía-
mos vernos, solo nos hablábamos por teléfono fijo, no existían celula-
res en ese entonces.

Ella decidió irse a vivir donde la mamá, en el barrio Marroquín de la


ciudad de Cali, para esos tiempos ir al distrito de Aguablanca como se
conocía en esa época la zona que comprendía diferentes barrios de un
estrato 2, 1 y 0, muy bajos recursos, sus calles estaban sin pavimentar,
era mucho barro cuando llovía y mucho polvo cuando no.

Entonces mi visita a la novia eran solo los domingos o los sábados en


la tarde y a veces me quedaba en su casa hasta el otro día, era simple-
mente estar con ella, era mi novia oficial y que empezaba a vislumbrar

102
un futuro con ella, a pesar de mis temores por ser tan joven todavía, no
le tenía miedo a lo que pasara ya que me sentía confiado por estar tra-
bajando y tener comportamientos de adulto a pesar de mi edad.
Para muchos yo me veía de más edad, pero la realidad era que vivía
una etapa de experimentación y desarrollo acelerada.

Continuaba con mi etapa de trabajador sin olvidarme del contexto don-


de vivía, de mis salidas al billar, al parche, a jugar futbol o baloncesto
y por supuesto los pleitos que podrían presentarse, para esta época em-
pezó a vislumbrarse situaciones incomodas acerca de la vida, la intole-
rancia empezaba a cobrar sus víctimas y cada vez se hacían los secto-
res más peligrosos.

En una noche de la semana, estando en el billar, un amigo del grupo


me pidió que lo acompañara a fumarse un “Bareto” (cigarrillo de ma-
rihuana), él se iba por detrás de la calle no pavimentada de la cra. 2N,
era muy oscuro el sitio, sin embargo, yo lo acompañé sin problema, yo
no fumaba, pero si los acompañaba varias veces, en esa ocasión mien-
tras fumaba su Bareto salieron dos hombres con pistola en la mano
amenazándonos que no nos querían volver a ver por ese sitio fumando,
recuerdo que ese sector le decíamos “las casas bajitas” eran casas de
un solo piso entregadas en su mayoría a familias de policías activos.
Ellos nos amenazan y nosotros como buenos muchachos, jajjajajaja,
empezamos a responderles, a tal punto que ellos sacaron sus armas y
empezaron a dispararnos; salimos corriendo del lugar definitivamente.

Las rumbas en el barrio se multiplicaban y hacía que conociéramos


más jóvenes del sector y así hacíamos amigos o hacíamos enemigos,
era una cultura dividida que empezaba sus primeros pasos en las ca-
lles.

La etapa de mis 17 a 18 años marcaron mi vida porque a pesar de mi


espacio laborar con personas mayores, llegando la tarde que salía de
trabajar llegaba a mi casa y salía nuevamente a “Parcharme” en la es-
quina y con los amigos que estuvieran ahí. Era como una familia, yo
creo que varios lo vimos así, un lugar con varios jóvenes donde no nos
juzgábamos, donde aceptábamos cada cosa como era y donde no nos

103
importaban los problemas de los demás, pero si podíamos ayudar a al-
guno de nosotros, lo hacíamos sin condiciones.

Llevaba como una doble vida, por un lado, mi noviazgo con alguien
dos años mayor con pensamientos más aterrizados y mi trabajo con
empresa sólida, y por otro lado mi inclinación por las aventuras de la
calle; era algo que tenía que definir para no andar en un lado como el
jovencito menor de edad y en otro lado como el joven adulto y respeta-
do.

Antes de organizar un poco la situación pasaron varias cosas:


La noche del 08 de diciembre, como costumbre en esa época disponía-
mos en algún espacio llenar globos con agua y eso servía para tener
guerra de bombas o simplemente tirárselas a quien quisiéramos, esa
noche están 4 parceros sentados debajo del árbol donde manteníamos
siempre, ellos estaban hablando de ir a provocar y asustar a un “par-
che” del sector de Pascualito, los mismos que días anteriores uno de
ellos había sacado pistola en las máquinas de video juegos donde yo
me quede parado solo porque no lo había visto. Ellos hablando que
fuéramos todos que a demostrarles quien eran los más duros y toda esa
mierda, jajjajajaja, sin embargo, solo dos no estuvimos de acuerdo ya
que argumentamos que no teníamos lo suficiente con que responder en
caso de problemas, solo estaban los cuchillos que teníamos cada uno y
una pistola de balines que había conseguido el que más estaba hablan-
do de ir por ellos.

Juancho y yo, les dijimos que no íbamos, ellos no les gusto, y el Loko
Milt….encabezo la ida con la pistola de balines en su cintura; cuando
iban 2 pasajes adelante, Juancho y yo decidimos ir a acompañarlos por
si de verdad pasaba algo o eran mucho más en número. Al ir nosotros
más atrás viendo lo que acontecía, recuerdo que los 4 de nosotros pa-
saron por el lado del parche amenazantes pero sin sacar armas y
voltearon hacia la cancha de Pascualito, como nosotros veníamos una
cuadra atrás, los del otro grupo no nos vieron, ellos cuando los nues-
tros voltearon y habían avanzado una cuadra hacia la cancha, sacaron
2 pistolas 9mm, los dos que veníamos atrás al ver eso atravesamos un
pasaje que cruzaba antes hacia la cancha para gritarles, lo hicimos muy

104
rápido, al llegar a la cancha yo grite: ¡cuidado muchachos! ¡cuidado!
En ese entonces esos otros chicos empezaron a disparar.

Recuerdo ese instante donde pensé que iba a morir por una bala de
esas, pasaron cerca de mi cabeza haciendo zumbidos mientras corría-
mos sin parar, ellos tampoco se detenían y nos disparaban constante-
mente.

Llegando a la calle 72E con cra. 3N recuerdo que había unos amigos
parados con globos llenos de agua, pues era lo tradicional ese día,
cuando ven que vengo corriendo, sin tener idea que venía huyendo,
uno de ellos dice ¡mira johnson! y me tira un globo con agua que co-
necta perfectamente en mi cabeza a la misma vez que yo iba en veloci-
dad, ¡que puntería! Ajajajjaaj, inmediatamente me pega ese globo con
agua yo me caí al piso y uno de los que venía disparando me apunta
para descargar otro tiro de bala, como pude salté lo más rápido que
pude y corrí hacia la cancha de la estación de policía.

A mitad de camino ya no nos perseguían y paro a tomar aire porque


iba muy agitado, una chica se me acerca, esas chicas que nos gustába-
mos en la calle, y me preguntaba por lo sucedido, yo le respondí que
tranquila que no era nada.

Ese día estaba un poco desilusionado, pensaba entre tantas cosas,


como era posible que arriesgara mi vida por nada, pensaba que como
era posible que sin necesidad de hacer eso, lo hacía, me dio tanta rabia
que fui en busca del Loko Milt.. quien tenía la pistola de balines y que
nunca la sacó para nada…lo estuve buscando por la cra 3N y cuando
pasé por la bicicletería del Calvo, así se llamaba ese lugar, estaba es-
condido, me enojé y le dije varias cosas no muy amables.

En ese momento entendí que no era el camino que quería tomar, que
merecía algo distinto, que no podía seguir arriesgando mi vida de esa
manera.

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A partir de ese día comencé a alejarme un poco del parche, ya mante-
nía más tiempo donde mi novia y las fiestas los fines de semana, las
noches jugaba más futbol y dormía un poco más algunas veces.

En mi escenario futbolístico hicimos un grupo especial con unos her-


manos “paisas”, así le llamamos en Colombia a las personas de la ciu-
dad de Medellín, ellos vinieron a vivir al barrio y eran muy peculiares,
era muy amables, jugaban futbol apostando cerveza y andaban en una
bicicleta doble que habían fabricado; eran buenas personas, hicimos un
grupo para compartir con unas chicas del pasaje donde yo vivía y adi-
cionalmente un grupo de futbol para jugar al menos 2 veces a la sema-
na, le llamábamos “banquitas”, era futbol con canchas muy pequeñas,
a la altura de la rodilla y de un metro de ancho.

Venían grupos a jugar contra nosotros y nosotros íbamos a los otros


sectores, entre tantos que jugamos recuerdo a un equipo que aparte de
ser mis amigos eran muy buenos para jugar, los de “Florialita”, juga-
ban muy bien Chiqui y Dávila, este último había estudiado conmigo en
primaria y nos llevábamos bien, también varias veces nosotros fuimos
a jugar a la cancha donde ellos mantenían, igual era el mismo sector
misma etapa de barrio. Ganamos varios partidos al igual que ellos y
terminábamos tomando cerveza. Ajajajjaaj.

Otras noches pasábamos el tiempo con el parche nuevo que habíamos


hecho con unas amigas en el mismo pasaje, y así, aunque siempre nos
encontrábamos en el billar o en la esquina, poco a poco fui alejándome
del cuento de defender un parche o la pandilla.

Muchas aventuras, muchos amigos de futbol y de rumba eso hace que


el barrio sea inolvidable, sin contar las aventuras cuando íbamos al rio
Dapa, la moneda y el oso, eran dos sectores de ese rio al cual íbamos
constante, pero la adrenalina no era solo nadar en el sitio, sino la baja-
da en bicicleta sin frenos, las veces que robábamos frutas en las fincas
de ese sector, las veces que por defender sus frutas nos disparaban con
escopeta, y por supuesto varias veces nos encontramos por el sector de
Acopi a “sombra”, un hombre de piel oscura, peculiar, que caminaba
toda la ciudad con su pie número 44, jajjajajaja, pero que de tanto ca-

106
minar por todos lados se sabe la vida de todo el barrio, ajajajjaaj, y
como el karma llega porque llega, hace poco no se había vuelto a ver
por las calles de Floralia y una señora que también le gusta hablar de
más, empezó a decir que a Sombra lo habían encontrado muerto y sin
cabeza, ¡qué horror!, esa noticia estuvo como 3 meses en el barrio has-
ta que de pronto apareció nuevamente, jajjajajaja.

Estos amigos “paisas” vivían en la calle 72K donde nos conocían muy
bien, porque por muchos años manteníamos en esa calle con chicas
que vivían en ese pasaje, fue una etapa movida con futbol, rumbas y
apuestas, incluso en el mes de diciembre compartíamos los tradiciona-
les “asados” y departíamos con vecinos y amigos recurrentes del sec-
tor.

Los fines de semana, algunos que pasaba con mi novia por donde ellos
estaban, me molestaban diciéndole a ella que si era otra novia…jajjaja-
jaja……así era la calle, no dar “papaya” (en Cali significa, descuido)
molestando porque llega el día que también te molestaban públicamen-
te.

En medio de este estilo de vida que había adoptado en esa época y los
diferentes amigos que tenía, surgió algo impredecible por mí; mi novia
que se había ido a vivir con su madre y sus hermanos al barrio Marro-
quín tenían una fuerte creencia en Dios a través de una religión a la
cual llevaban muchos años participando, yo personalmente nunca lo vi
venir.

Primero, tengo que recordar que ir a hacerle visita a Marroquín era


toda una “película”, debía abordar un bus hasta la Carrera 8ª del barrio
Alfonso López y de ahí abordar un Jeep hasta la esquina de su vivien-
da, ya que las calles sin pavimentar solo permitían entrar este tipo de
vehículo, pero ese sector entre la 8ª y Marroquín era bastante peligro-
so; había ladrones todo el tiempo, prostitución en las esquinas y por
supuesto yo iba solo con mi “Chaveta” (este término se usa en la ciu-
dad de Cali para referirse a los cuchillos fáciles de portar), mi 007 que
me acompañaba en esa época donde solo 3 veces me tocó usarla des-
pués del incidente con la bicicleta aquella.

107
Aun desafiando el peligro y desafiando la muerte yendo a visitar mi
novia, no vi venir que ella ya estaba visitando fuertemente ese sitio y
como solo nos veíamos los fines de semana, era más fácil para ella ir a
congregarse sin que yo lo supiera.

La situación era que ella me invitó al “culto” de la iglesia donde iban


sus familia residente de Marroquín, era una iglesia Pentecostal Unida
de Colombia, así se llamaba, sin la más mínima intensión de yo perte-
necer a una iglesia como esa, si era cierto que yo quería estar con ella,
asi que la primer vez que fuimos a la iglesia le hice pasar vergüenza ya
que en ese lugar las mujeres se sentaban a un extremo de las filas de
los hombres, mujeres lado izquierdo hombres lado derecho.

Ella me insinuó que nos sentáramos de esa manera y yo le dije que, si


no me sentaba junto con ella, yo prefería irme, así que ella se quedó a
mi lado. Pude ver como todos, literalmente todos y todas con su mira-
da juzgaron y condenaron esta chica que lo único que quería era ganar
el alma de su novio para Jesús.

Obviamente yo me sentí incomodo en el sitio, de tal manera que des-


pués de la oración grupal que hacían repitiendo y gritando fuertemen-
te, me despedí y Sali del recinto para abordar el Jeep que me llevaría
nuevamente afuera del Distrito de Aguablanca y por supuesto aborda-
ría el bus Papagayo hacia Floralia. Era todo un trayecto peligroso por
amor, jajjajajaja.

La verdad si me lo preguntan, estaba seriamente pensando pertenecer a


ese grupo religioso con tal de seguir con ella, sin embargo, para esa
época empezaba temporada de fin de año en nuestros trabajos y era
poco lo que podíamos vernos.

Fueron varias visitas que me quedaba con ella, varias salidas que me
mostraban que era buena chica, pero ya la creencia en ese tipo de reli-
gión había presionado su existencia.

108
Así fue que para el mes de noviembre del año 1998, la llame por telé-
fono fijo un domingo en la mañana y le dije que iría a su casa por la
tarde, era un día que teníamos para vernos y poder ponernos al día de 2
semanas sin sentirnos ni besarnos, ella me respondió que me esperaba
sin problema; recuerdo que estaba lloviendo y yo iba vestido con cha-
queta, cuando llegué a su casa, me abrió una de sus hermanas y me
dijo que ella estaba dormida. No les negaré que me dio mucha rabia
porque si sabía que yo iba cómo es posible que estuviera dormida, ese
era mi argumento, sin embargo, la hermana fue a llamarla y pasaron 5
minutos para que ella se levantara y se acercara a mí.

Cuando ella lo hace, yo la abrazo y la beso, lo primero que ella me


pregunta es que si vamos a ir a la iglesia…..que yo se lo había prome-
tido….yo sentí que una corriente me pasaba por el pecho. Jajjajajaja…
sin embargo le dije que yo si iba a ir a la iglesia con ella, que contara
con eso como promesa, pero que ahora que poco nos podemos ver
quería pasar tiempo con ella, que compartiéramos estos fines de sema-
na juntos de noviembre y diciembre y que en enero empezábamos a ir
disciplinadamente a la iglesia.

Estaba decidido, me iba a volver evangélico con tal de estar con ella,
ajajajjaaj, sin embargo, en ese instante ella se enojó y molesta me em-
pezó a decir que yo se lo había prometido y otras cosas bastante mo-
lestas.

Recuerdo que tome mi chaqueta con mi mano izquierda, la mire a los


ojos y le dije… ¡Chao! (esta es una manera de despedirse en Colom-
bia), ¡Chao! Le dije y ella quedó mirándome sin decirme nada al salir
de su casa.

Quiero decirles que, durante ese fin de año, no volví a saber de ella, ni
llamadas ni nada, literalmente habíamos terminado; yo tomé esa deci-
sión cuando vi que para ella era más importante cumplir con su asis-
tencialismo religioso que compartir conmigo; respeto mucho las creen-
cias religiosas, pero no aceptaba ese tipo de reglas que abusan contra
la libre expresión y el libre albedrío.

109
Quiero manifestar que para ese entonces yo desconocía por completo
los temas de Dios, en mi mente solo recordaba las veces que me obli-
gaban ir a las famosas procesiones con unas estatuas que les llamaban
Santos y que nos hacían caminar por todo el barrio rezando y cantan-
do, pero también recuerdo que de esas procesiones nos volábamos y
terminábamos en nuestras casas con cualquier excusa, la mía siempre
era que me dio ganas de entrar al baño, era una excusa perfecta porque
cada año decía algo distinto.

Efectivamente ni ella me busco esos meses ni yo tampoco.


Tengo que reconocer que fue mi primer despecho por amor, de verdad
la quería, a pesar de mi desordenada vida, sentía algo importante por
ella; las cosas no salieron y llegado diciembre ya se pueden imaginar
como sobrellevé dicho vacío.

Para empezar como se sobrelleva un rompimiento de alguien del “ba-


rrio”, mejor ejemplo que el mío, jajjajajaja, después de mi separación
sin hablar sobre el tema ni nada llego diciembre de ese año muy rápi-
do, yo terminaba mis labores en la empresa donde trabajaba antes de
20 de ese último mes del año, estuve en la despedida de la empresa,
bailando como soltero cotizado, ajajajjaaj, tomando licor de todo lo
que me brindaban y buscando olvidar un poco la situación de que ya
no estaba con ella, a pesar de sentir un vacío enorme mi orgullo era
más fuerte en el momento.

Aquel fin de semana antes del 24 de diciembre, empezó con el baile de


despedida de la empresa, ahí estuve hasta las 8:00pm del viernes, sali-
mos de ahí varios compañeros hacia una vivienda a seguir bailando y
bebiendo, al llegar las 12 de la noche aborde taxi para mi barrio y ter-
mine bailando en la discoteca de siempre hasta las 4:00am.

Recuerdo que llevaba puesto una ropa de moda de ese entonces, una
camisa bordada con todo el elenco de la “Warner Bros” en la espalda,
de marca Tommy Hilfiger, un pantalón en drill café, y unos zapatos
“apaches Topsider” era lo último en zapatos, jajjajajaja, mi correa de
cuero, cadena y un reloj Adidas original, era todo un traje de barrio,
pero listo para la ocasión.

110
Después de salir de la discoteca “mi bella época” o “ilusiones”, ya no
recuerdo muy bien cuál era el nombre de acuerdo a la época, lo que es
cierto es que era en el mismo sitio; me dirigí hacia mi casa y me en -
contré unos amigos con los que converse y tome cerveza hasta las
6:00am, luego entre a mi casa y me recosté en el mueble, donde me
quedé dormido; siendo las 10:00am abrí mis ojos con una “resaca en
mi garganta” terrible, inmediatamente me lave un poco la cara y salí a
buscar donde tomarme un caldo o “consomé” como lo llamamos en
Colombia.

Efectivamente llegué a un asadero de nombre “Fast chiken” que que-


daba en la Cra, 4N calle principal del barrio, ahí me senté y pedí el
consomé, cuando estaba esperando el pedido llego al mismo sitio un
primo mío, en iguales condiciones que yo, jajjajajaja, él no había lle-
gado a su casa, pero necesitaba tomar algo rápido. Nos pusimos a con-
versar y a contar las historias de la noche anterior.

Dentro de la conversación se suscitó algo importante, ese día jugaba el


América de Cali, el equipo de futbol de la ciudad del cual somos hin-
chas, decidimos ir a vernos el partido a la casa de una tía nuestra que
vivía en el barrio Petecuy 2 frente donde mis padres y yo vivimos un
tiempo años atrás; así que siendo las 12 del día salimos en un taxi para
ese lugar.

Le llegamos de sorpresa a mi tía y su esposo, cuando nos recibieron


que estábamos en un estado de alicoramiento todavía, nuestra tía inme-
diatamente empezó a preparar almuerzo para nosotros y su esposo nos
trajo inmediatamente cerveza y aguardiente, jajjajajaja.

Preparamos el televisor porque a las 4:00pm empezaba la transmisión,


había algo que era costumbre en esa época, los partidos de futbol eran
narrados emotivamente por la radio, así que la mayoría de las personas
colocaba la imagen en los canales de televisión, pero la narración des-
de la radio es una situación indescriptible, llena de emoción y estrés a
la vez, jajaajajja.

111
Continuamos con nuestro fin de semana de rumba, bebimos todo el
tiempo, antes y después del partido, bailamos con mi tía y llegada la
noche, siendo casi las 10:00pm salimos a abordar un taxi rumbo a Flo-
ralia nuestro barrio. Llegando al barrio nos bajamos en donde había-
mos estado en la mañana, mi primo siguió para su casa y yo volví a
entrar a la discoteca, aprovechando que vi unos amigos en el sitio.
Nuevamente estaba en la pista de baile, talvez cansado, pero no lo sen-
tía mucho seguramente por mi estado de alicoramiento.

Ahí estuve bailando y riendo hasta las 4:00am aproximadamente, des-


pués camine hacia mi casa, con la misma ropa casi 3 días, la camisa
estaba negra del mugre y los zapatos sucios, me quede dormido en el
mueble de mi casa nuevamente.

Unas horas después siendo la mañana del 23 de diciembre de ese año,


mi abuela me levanta para que comiera algo de desayuno, me fui a dar
un buen baño y luego regrese a comer lo que me había servido ella.

No puedo negar que fue un mes difícil emocionalmente hablando, pero


distraje mi mente con la feria de Cali, muy conocida a nivel mundial,
todos los días de esa semana había algo por hacer.

Salidas con grupos de amigos hacia la Feria, salidas a bailar con ami-
gas, salidas con los del parche a Dapa, siempre había algo por
hacer.

Lastimosamente como lo manifesté anteriormente, la muerte estaba


llegando a conocidos míos que consideraba mis amigos, mi parcero
HOMER.. le habían disparado por la espalda junto con otro chico en el
sector de la Florialita, mi amigo CUCARACHO había empezado a
participar de la pandilla del Paso del Comercio eso quería decir que es-
taba sumergido mucho en el consumo de drogas, cuando yo hablé con
él lo primero que me dijo fue que cuando yo me fui para el barrio San
Luis a vivir, él quedo solo y solo se empezó a juntar con ellos y ahí se
quedó.

112
Recuerdo una de esas noches nosotros estábamos ahí en nuestro árbol
conversando, esperando que fuera un poco tarde para irnos a arreglar
por ser fecha especial de diciembre, estábamos el LOKO MILT…EL
LOKO RICHARD…EL CHICHO…EL REPO…Y otros dos más que
no recuerdo bien, cuando llegó al lugar otro chico que vivía por la ca-
lle 72H pero con 3BN, que estaba como quedando loco y decía incohe-
rencias, lo terrible de su acercamiento a nuestro sitio, donde solo está-
bamos fumando cigarrillo y tomando aguardiente mientras se hacía
más tarde era que él llevaba en su poder una bolsa de 1 libra de ma-
rihuana, eso era una bolsa muy grande, sin embargo la guardo debajo
de una piedra mientras conversaba con nosotros.

Nunca voy a olvidar que la cancha donde nos ubicábamos nosotros te-
nía problemas de iluminación y solo veíamos claramente como hasta
casi 30 metros de donde estábamos nosotros; mientras teníamos nues-
tra conversa y echábamos chistes, mi mirada se dirigió hacia al frente
donde estaba la oscuridad y logré ver cómo iban saliendo soldados del
ejército nacional; lo primero que se me vino a la mente fue pensar en
esa bolsa grande de marihuana que ese chico tenía donde nosotros es-
tábamos y de inmediato grité…..Corrannnnnnn……

Tres de nosotros salimos corriendo por un pasaje, otros dos por un


lado cerca de los militares y el de la bolsa sospechosa, nunca supimos
que pasó, jajjajajaja, corrimos pero los dos que salieron conmigo vi-
vían muy cerca de donde estábamos y se metieron a sus casa, yo tuve
que correr hasta el final de la calle y dar vuelta para correr otras 2 ca -
lles y así entre rápido a mi casa, con susto y todo, mi abuela me pre-
gunto que si quería comer y por supuesto le dije que si para calmar
cualquier visita inesperada.

Recuerdo que a los dos que se metieron a la casa, el ejercito los quiso
sacar a la fuerza, al REPO…. Lo pusieron a hacer ejercicios, fue un
caos en un momento donde había algo con nosotros que nos habían
podido judicializar por eso. ¡Qué suerte! Jajjajajaja.

Para ese entonces teníamos varios lugares donde manteníamos, eran


lugares que nos identificaban por andar varios y siempre buscar la “re-

113
cocha”, la manera de pasarla bien, nos veían en la esquina de la 72i, o
en la esquina de la 72L, en la 72K, en el billar de la 72i, en la peluque-
ría de Karina (una loca historia con esos peluqueros Gay) o definitiva-
mente en las escaleras de la cancha de microfutbol.
Ya después de un tiempo algunos empezaron a ir a pasar tiempo en el
sector de la Florialita, en mi caso mantenía por esos lados, pero más en
alguna fiesta o rumba, o con algunos primos o amigos.

Siempre tuve un aprecio con los chicos de la Florialita, porque algunos


estudiaron conmigo, otros nos enfrentaban jugando futbol y otros tra-
bajaron con mi cuñado, si, mi cuñado, ¿recuerdan mi novia oficial an-
terior?, la de marroquín y la iglesia, ella era hermana de un chico que
tenía el control en ese entonces en la Florialita, lo apodaban MacGy-
ber.

Una de tantas noches que veníamos de trabajar en la ruta de bus Papa-


gayo, el bus iba pasando por la principal donde quedaba la discoteca
de todos, “Ilusiones”, y había mucha gente rodeando un cuerpo, cuan-
do ella y yo pasamos recuerdo que ella se puso mareada un poco y
como si fuera de sangre sintió que era su hermano, efectivamente
cuando nos bajamos, la noticia ya estaba en su casa, habían matado a
tiros de 9mm a MacGyber, apenas siendo casi las 9:00pm y al lado de
su mejor amigo Chiqui.

Así que, en el ejercicio de los parceros de la Florialita y los Veleros,


los de Palacios, todos éramos el mismo barrio, con respeto, y sin raros.
Hoy día lastimosamente cada sector se ha dividido, pues el odio, la en-
vidia y la avaricia han tomado las calles de nuestros barrios de Cali
Colombia.

Yo la pasaba muy bien, además de la discoteca existía “Tenga y Ten-


ga”, era un bar sobre la calle principal donde muchos llegábamos ahí a
pasar un buen rato, incluso nos quedábamos afuera del lugar después
que lo cerraban, bebiendo “Jumanji”, así le llamábamos a un Ron im-
portado de Venezuela que era muy barato y entraba a Colombia sin
ningún registro nacional; el cual en los barrios se vendía muy bien y
los chicos comprábamos cuando no alcanzaba para el aguardiente.

114
En el barrio empezamos a naturalizar las muertes, se iniciaba todo un
tema territorial y de poder en las calles sobre el control de la venta de
drogas, que ese entonces solo eran dos sitios que vendían “Perico y
marihuana”, si alguien necesitaba Basuco o cualquier otro tipo de dro-
ga le tocaba trasladarse hasta el centro de la ciudad.
Mientras vivía este tipo de cosas y aventuras en el barrio, mi otra face-
ta de trabajador de una empresa grande y reconocida me enseñaba a
convivir con otros diferentes a los del barrio, así fue como en esa em-
presa Grupo Moda, me convertí en un chico multifacético y multifun-
cional, aprendí a operar muchas máquinas de ensamble, en mis tiem-
pos libres me dedicaba a aprender y lo hacía muy rápido, de tal manera
que me volví casi indispensable para el jefe de personal y supervisor.

En los tiempos que esperaba trabajo de la persona que debía suminis-


trarme, el cual se veía ya lento ante la velocidad con que yo manejaba
la máquina de costura; me dedicaba a ayudar otros trabajadores en su
puesto de trabajo y así aprendí mucho más. Recuerdo que estaba emo-
cionado, para mí era algo importante y además los jefes reconocían mi
inteligencia, hacia rato no me sentía tan bien, después de la salida de
mis estudios estaba como frustrado y eso era importante para mí, que
valoraran mi capacidad de aprendizaje y evolución.

Seguí aprendiendo, y en medio de esta etapa, la empresa participaba en


el torneo de futbol Empresarial que se realizaba en el centro vacacio-
nal Comfandi Pance, me invitaron a un partido amistoso de convocato-
ria de jugadores y desde ese momento me dejaron de titular. Ya con
casi 19 años corría mucho y jugaba muy bien, me convertiría en el vo-
lante de creación y juego del equipo.

Por este motivo cada fin de semana tenía partido y eso evitaba un poco
que siguiera con la rumba de los sábados en la noche, me enfoque un
poco más nuevamente en el futbol y llegaba a descansar después del
partido.

Dentro de la empresa hice muy buenos amigos, señoras y señores que


me estimaban y por supuesto mi jefe inmediato me veía como una

115
gran ayuda para cumplir sus resultados diarios; era el más joven de esa
bodega de ensamble y por supuesto molestaba como cualquier hombre
rodeado de zapateros.

Me acuerdo en especial de un hombre de casi 1,90 de estatura, acuer-


pado y con acento costeño (nacido en la costa atlántico), carismático y
trabajador, era prestamista dentro de la empresa, todavía no existía
ninguna modalidad de préstamos en la calle y él cargaba muchos bille-
tes en su bolsillo, nadie se explicaba el motivo.

Sin embargo, para esa época pasaron varios actos en nuestra ciudad
que generaron pánico, pero también algo novedoso en materia delin-
cuencial. Nació una banda de ladrones que se hacían llamar “Los
R15”, estos hombres eran un grupo grande de ladrones bien armados
que se movilizaban en carro y motocicletas Rx 115, estas motocicletas
eran conocidas en el país como transporte de personas que estaban en
algunos actos delictivos, una moto rápida y fácil para hacer maniobras
de escape; robaron varios carros de Valores, aquellos que transporta-
ban dinero recaudado de los bancos y un evento en plena Avenida 3N
con calle 44 donde hay 3 bancos, pararon el tráfico con armas de largo
alcance y mientras el tráfico estaba suspendido y la gente no compren-
día la escena de película que veían, otros de ellos entraron a los 3 ban-
cos y los robaron a la misma vez, increíble, un superrobo de película.

Este evento fue impactante para nuestra ciudad y por supuesto la poli-
cía y el DAS en ese entonces salieron a cazar los bandidos; fue des-
pués de un año que viendo las noticias en el periódico el País, cuando
salió en primera plana: “Capturado el jefe de los R15”, efectivamente
ahí estaba la foto del hombre costeño que durante 2 años había trabaja-
do junto conmigo, con quien habíamos salido a bailar en las despedi-
das de la empresa, a quien veía irse en un coche viejo Renault, ahí es-
taba en primera plana; claramente el trabajar ahí en la empresa era un
camuflaje, por supuesto desmantelaron la banda de los R15, captura-
dos y otros muertos, solo uno de ellos según cuentan las calles logro
salir del País.

116
Para este diciembre de risas y penas, llegó la navidad y el fin de año, la
verdad en mi casa era el tener una comida el 31 de diciembre, compar-
tir en familia hasta que llegaran las 12AM y después abrazarnos, dar-
nos un deseo de feliz año y después cada cual salía de la casa rumbo a
donde tuviera Parche o rumba.
Mientras mis tíos y abuela seguían en la casa bebiendo y hablando.
El 24 de diciembre ya con nuestra edad se perdió el tema de los rega-
los.
Ya no había niño Dios ni Papa Noel, solo unos jóvenes buscando calle.

A los primeros días de enero del siguiente año, de la empresa me lla-


maban para trabajar antes de que entrara todo el personal, hacia trabajo
de organización y de mantenimiento mientras llegaba el día de inicio
de labores, eran 20 días que me pagaban extras y en un tiempo donde
todo el personal estaba sin hacer nada, solo esperando que los llamaran
a trabajar.

Ese mes de enero, en los primeros días se celebra en Colombia “la


fiesta de reyes” asi se le llama al primer día festivo que tiene el año, un
fin de semana de cierre de vacaciones decembrinas y como si fuera
cierre de fiestas y rumba; no puedo negar que no se me quitaba un ins-
tante de mi cabeza el pensamiento sobre mi exnovia, ¡que está hacien-
do? ¡cómo le habrá ido en el fin de año?, pensaba todo el tiempo.

Así, llego el 29 de enero, día de su cumpleaños, decidí ir hasta la fábri-


ca en el sector de Juanchito donde ella continuaba trabajando, donde la
había conocido, y llevarle un regalo de cumpleaños, por supuesto no se
lo iba a entregar yo mismo, le pedí el favor a la señora del restaurante
donde almorzaba cuando yo trabajaba ahí; la señora muy amable le lle-
vo mi regalo hasta la puerta de la fábrica, ese regalo era un reloj con
diferentes juegos de pulsera para su uso según su ocasión.

Me contaba la señora cuando volvió que ella le preguntaba insistente-


mente si yo estaba en el sitio, ella le contestaba como habíamos queda-
do, que no, que yo solo había arrimado a dejar el regalo y me había ido
nuevamente, ella no le creyó a la señora y cuando yo ya me despedía
para irme, ella llego corriendo hasta el lugar; al vernos quedamos sin

117
pronunciar palabra, parecía una historia de amor y reconciliación, jaj-
jajajaja.

Nos abrazamos y ella me dijo al oído que saliéramos juntos más tarde,
que la recogiera al salir ella de trabajar y la acompañara donde una se-
ñora que le estaba haciendo unos vestidos y de ahí salíamos a algún si-
tio a comer algo y conversar. Tengo que decir que físicamente había
cambiado un poco, tenía un vestido largo debajo de la rodilla, sin nada
de maquillaje y nada de reloj ni cadenas, algo referente a la religión
que seguía. Sin embargo, para mí en ese momento se veía hermosa y
llegue a pensar en organizar mi vida ahí, así me tocara entrar a ese reli-
gión.

Mientras ella trabajaba esa mañana de sábado, yo fui a pasar el tiempo


donde mi abuela paterna y mis tías que vivían cerca, en el barrio Al-
fonso López, ahí estuve como siempre cuando iba donde mi familia
por parte de padre, a comer y saludar, jajjajajaja. Pasé como siempre
un tiempo agradable con mi familia, almorcé ahí, y después Sali a re-
coger a mi exnovia.

Estoy escribiendo este tema amoroso no por los detalles sino por lo
trascendente que fue esta experiencia después de unos años, ajajajjaaj.

Efectivamente llegué al sitio, a la fábrica donde yo había trabajado y la


había conocido, ahí sus compañeros y excompañeros empezaron a mo-
lestarnos y a decir que hacíamos buena pareja y a molestar con la re-
conciliación, nos despedimos y salimos hacia nuestro destino.

La acompañé donde la señora que le estaba haciendo los vestidos, era


en un conjunto residencial ubicado al frente del centro comercial la 14
del norte de Cali, estuvimos ahí durante casi una hora y después sali-
mos a comer y tomar algo, en medio de todo conversábamos de nues-
tras actividades, de cómo habíamos pasado diciembre y como estaba
nuestras familias, era como ponernos al día.

Al final, terminamos en el parque frente al centro comercial y nos


abrazamos y empezamos a besarnos, creo que estuvimos así durante 3

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horas, nos llegó la noche, quedamos en vernos de nuevo y empezar
una nueva etapa, yo la despedí en el bus que abordó y mi corazón que-
do satisfecho.

Tengo que decir que después de ese día no volvimos a hablar para
nada, jajjajajaja, no sé qué pasó, pero parecía que ese día en vez de ha -
ber empezado un nuevo ciclo creo que lo cerramos. No volví a saber
de ella.

En esos meses siguientes yo seguí en mi mundo, trabajando en la em-


presa de calzado y jugando futbol los fines de semana sin olvidar las
fiestas o las rumbas que se me atravesaran. Llegando el mes de junio,
la fecha de mi cumpleaños estaba durmiendo ese domingo, trasnocha-
do por haber llegado muy tarde de bailar y de estar en la calle. De re-
pente mi mamá corre a llamarme que, porque me necesitaban en la
sala de la casa, efectivamente bajé todo dormido y estaba en la sala mi
exnovia con una amiga de ella, las dos vestidas de acuerdo con su reli-
gión y con una torta de cumpleaños en la mano.

Les pedí un momento mientras iba al cuarto ubicado en el patio de la


casa a ponerme una camiseta y salir adecuadamente, cuando llegué al
cuarto me senté en un mueble que había ahí y volví y me quede dormi-
do, jajjajajaja, mi madre una vez más fue a despertarme y obviamente
molesta por mi actitud, en realidad no sentía nada por esa visita, creo
que estaba hasta molesto, no me gustaba su intensión religiosa en mi
casa y obviamente alimentaba mi negativa hacia cosas de Dios.

Al final salí a la sala, conversé un rato con ellas dos, agradeciendo el


detalle y la mayoría de la conversación era hacía que yo debía buscar a
Dios porque estaba perdido, yo seguí el juego, pero después dije que
tenía que irme hacia otro lugar, así fue como las acompañé a abordar
el bus en que se transportaban hasta su casa, despedidas tampoco volví
a tener alguna relación ni llamadas con ella.

Sin embargo, ese año tomé la decisión de retomar mis estudios de se-
cundaria, los cuales había dejado a un lado a mis 14 años y fui en el
mes de julio a inscribirme a la Universidad Obrera de Cali, lugar don-

119
de también mi exnovia se había graduado en la nocturna, así que yo
conocía como era porque por un tiempo la recogía en el sitio.
Era una educación acelerada y en las noches de lunes a viernes.

Recuerdo el día que fui a matricularme en la universidad obrera del


barrio Alfonso López, ese día había una fila esperando como de 8 per-
sonas, entre ellas había una chica de cabello rubio de buen cuerpo y
con un vestido que dejaba ver sus piernas, ella muy atractiva y llamati-
va en el lugar. Yo me acerqué a ella y le dije: “¡mucho gusto, mi nom-
bre es Victor Johnson y tú! Ella se sorprendió y muy temerosa me dio
su nombre y empezamos a conversar, jajjajajaja, ese día en la fila tuve
una discusión con el rector porque estaba colocando problemas para la
inscripción y hablando feo, y si hay algo que no toleramos los que ve-
nimos de una crianza de calle y de necesidades es que otra persona nos
hable feo y arrogantemente, así que lo traté mal y casi no me dejan es-
tudiar ahí, solo cuando vino otra persona de la directiva que lo calmó a
él y a mí, pudiendo hacer la matricula sin más problemas.

Saliendo de la institución le pregunté que donde vivía, me dijo que en


el barrio los Alcázares, le dije que quedaba de camino donde yo vivía
en Floralia, jajjajajaja, ella aceptó y nos subimos conversando en un
bus de la empresa Papagayo de esa época, en medio de la conversación
yo le coqueteaba y por supuesto ella no era indiferente. Ella llegó a su
destino y yo continué hacia mi casa.

Recuerdo ese año 1999, donde yo estaba más concentrado en mi traba-


jo sin dejar a un lado mi afición por el futbol y por las salidas con mis
amigos a bailar; empezaron las clases de secundaria acelerada y el pri-
mer día de clases en el mismo salón donde yo entré estaba sentada la
chica rubia de esa vez, le tocó en el mismo grupo.
En ese lugar me hice amigos de clase, La Paty, el acuerpado, la San-
dra, la Rubia, entre otros, que hicieron parte de una época de estudio
que iniciaba en mi vida, no solamente el hecho de vernos en la institu-
ción todos los días en la noche sino las experiencias que empezábamos
a tener juntos.

120
En esta época hubo varias cosas que marcaron esa etapa; entre ellas
una competencia que tenía con el Acuerpado amigo mío, un chico que
iba al gimnasio permanentemente; en la entrada al lugar de estudio
siempre había una señora que vendía jugos naturales, chontaduro y
frutas; con ella hicimos muy buena amistad y siempre cada noche
comprábamos algo de comer.

Hasta que empezamos a competir con los chontaduros, quien podría


comer más chontaduros entre los dos, jajjajajaja, por supuesto yo era
joven todavía y tenía mejor apetito que hoy día, así que la competencia
era fuerte.

Llegamos a entrar al salón de clases eructando chontaduro de tanto ha-


ber comido, jajjajajaja, y no faltaba la recocha en el lugar de clases por
supuesto; mientras pasaban los días cada vez nos hacíamos mejores
amigos entre el grupo que empezamos a construir.

Comenzamos a reunirnos para hacer tareas en la casa de la Paty que


también vivía en el barrio Floralia en la etapa 1, en ese lugar pasába-
mos tiempo estudiando y por supuesto nunca olvidaré la madre de
Paty, se volvió desde ese momento como otra madre para mí, la quise
y la he querido hasta el día de hoy, su atención para con nosotros y su
cuidado mientras estudiábamos, no lo olvidaré.

En efecto, mi relación con la Rubia empezó a crecer, nos besamos per-


manentemente, y era algo que teníamos pero que no formalizábamos
bien, ya que de mi parte me molestaba mucho que la perseguía cons-
tantemente el exnovio, varias veces lo vi fuera de donde estudiábamos
y de verdad era muy incómodo, le tocaba a ella irse con él y yo salía
hacia otro lado con mis amigas.

Así se iba desconfigurando mi gusto por ella, no entiendo porque, pero


no toleraba el hecho de creer que tuviera que competir con alguien por
ella, más bien buscaba alejarme a veces.

Fueron muchas noches que pasamos en la casa de Paty, estudiando y


comiendo por supuesto, en varias de estas noches no podía seguir estu-

121
diando porque me quedaba dormido en el asiento o en el piso de la
casa por lo cansado que estaba por mi trabajo.

Era un tiempo difícil, salir de trabajar a las 16h:30 y abordar bus hasta
la institución donde estudiaba, empezando clases a las 18h, y llegar a
mi casa casi a la 23h; mantenía exhausto por esa rutina, incluso mu-
chas veces me tocó llegar a lavar una camisa o algo para ponerme al
otro día porque mi abuela o mi madre ya no me ayudaban con la lava-
da de ropa ni planchada, eso lo hacía yo; al lavar la camisa la colocaba
detrás de la nevera, jajaajajja, era una forma en esa época de secar la
ropa caseramente.

Muchas maneras de vivir y sobrevivir aprendemos en los barrios, de


generación en generación, cada uno según su etapa de vida, pero nos
deja la experiencia de poder recordar y prolongar mejores opciones
para nuestros hijos y familiares.

Son tantas las anécdotas vividas en esta época, risas y estudio, amigos
que salíamos a bailar algunos fines de semana después de clases al Pa-
rador Verde, un lugar muy cerca de la institución, y que permitía que
algunas veces entráramos a pasar un rato.

También en este tiempo llevé a la rubia a mi casa, la conocieron mis


hermanos, estuvimos en una fiesta familiar en el barrio Paso del Co-
mercio, algunas críticas de hogar porque la chica vestía con minifaldas
y tacones altos, pero era solo eso, mientras tanto nosotros dos compar-
tíamos lo raro que teníamos, ajajajjaaj.

La Sandra, era una mis compañeras del grupo y vivía muy cerca de la
Paty, mismo sector y con la diferencia solo de un pasaje, ella tenía his-
toria conmigo, su madre y sus hermanas vivieron muchos años frente a
la casa de mi abuela, donde vivíamos nosotros, desde niño nos cono-
cíamos, hasta que se cambiaron para la casa actual y nos volvimos a
encontrar después de muchos años en la institución terminando la se-
cundaria en las noches. Así que teníamos afinidad y confianza para ha-
blarnos y ser compañeros, hubo muchas ocasiones que fuimos a hacer
trabajos de estudio también en su casa.

122
Todos en el barrio tenemos algo en común, nuestra capacidad para re-
ponernos a los diferentes cambios de la sociedad e incluso a los cam-
bios de la vida, en su mayoría la hicimos sin ayuda de nuestros padres,
ya que ellos apenas les alcanzaba para arreglar sus asuntos.

Capítulo 3

¿CAMBIO O TRANSFORMACION?

123
En medio de todo este tiempo ocupado con el estudio y trabajo entre
semana, hubo dos fines de semana cruciales en mi vida en esta época,
tiene que ver con uno de mis hermanos menores, William, quien con
un primo de mi madre estaban en esa “película” de “la iglesia”, esta-
ban congregándose en un lugar ubicado en el centro de Cali, donde ha-
bía sido un teatro, ahí estaban orando siempre por mí, decía mi herma-
no y el primo, jajjajajaja, yo la verdad con poca credibilidad al respec-
to, ya con experiencias anteriores con mi exnovia, para mi todas las re-
ligiones eran lo mismo.

No tenía marcado absolutamente nada de Dios en mí, ni con la iglesia


católica que era lo más tradicional en mi casa por mi abuela; aun así,
varias veces que mi hermano me decía que fuera con él a la iglesia le
decía que no, hasta que un día le dije que yo le prometía que el si -
guiente domingo lo acompañaría a la iglesia.

Tengo que exponer que en mi familia creían que yo era la oveja negra,
después del problema y amenazas existentes todavía con uno de mis
Tíos, había sospechas de maldad y violencia que se sentían en el aire;
mucho odio y rabia con muchas cosas sentía muy adentro de mí, pero
con la necesidad de salir adelante y mejorar mi calidad de vida, eso sí
lo tenía claro.

El siguiente fin de semana, sábado en la noche, salí de mi casa rumbo


a una fiesta que me invitaron, después de ahí terminé nuevamente en la
discoteca “ilusiones” del barrio hasta las 4:00am, llegué a mi casa muy
borracho y me acosté en el mueble. Siendo las 7:00am, mi hermano,
William, me está empujando para que me despierte, pues le había pro-
metido que iba con él ese día a la iglesia.

Efectivamente me levanté como pude, con un “guayabo”, en Colombia


le llamamos así a la resaca que da después de haber consumido mucho
licor, todo ese olor en la boca y dolor de cabeza, así le llamamos.

124
Y nos fuimos para la iglesia, jajaajajja, no podía creerlo, mi intensión
solamente era cumplirle a mi hermano, porque me daba lastima dañar
su emoción de verme diferente, llegando al lugar, confieso que me
quería devolver, ese tipo de cosas entrando a esa iglesia y escuchando
saludos religiosos no solo me recordaban la situación con mi anterior
novia, sino que aturdían mis oídos, no gustaba para nada de ese tipo de
situaciones evangélicas.

Entramos esa mañana a ese teatro, era un escenario de un antiguo tea-


tro llamado “Aristi”, conocido en su tiempo en la ciudad de Cali, pero
al abandonarlo lo concedieron en alquiler a esa comunidad religiosa.

Es así como entrando al lugar, muchos saludos, muchos Dios te bendi-


ga, muchos bienvenidos, en fin, todo un espectáculo de amor y com-
prensión, jajjajajaja.

Estuve contemplando las canciones que sonaban, mirando todo alrede-


dor, y veía a mi hermano con sus ojos cerrados y manos levantadas
cantando las canciones, me parecía algo bueno para él, pero nunca lo
ví como para mí.

Después de que las canciones dejaron de sonar, alguien en la tarima in-


terna del sitio, empezó a saludar y a preguntar por las personas que es-
taban por primera vez en el sitio, decía que levantaran la mano, por su-
puesto mi hermano y el primo me miraban insinuando que yo lo hicie-
ra, sin embargo, dudé mucho de hacerlo, hasta que la levanté, pero aun
asi el mismo locutor en ese lugar invitó a todos los nuevos a pasar al
frente que iban a hacer unas oraciones para todos.

Ellos le llaman a esa oración, la oración de Fé, donde según ellos una
persona recibe al señor Jesucristo como señor y salvador.
Pues por mi manera de ser, era obvio que no quería pasar al frente, aun
diciéndome mi hermano y el primo, aun así, no quería hacerlo, hasta
que recuerdo que un señor de aproximadamente 70 años se me acercó
viniendo desde las filas de adelante y me dijo: ¡pasa adelante y dale la
oportunidad a Cristo que entre en tu corazón!; tengo que reconocer que
se escuchó convincente, así que decidí pasar al frente.

125
Una vez estando ahí, el Pastor de esa congregación empezó a orar por
todos los que estábamos ahí. En mi caso reconozco que cerré mis ojos
y repetí algunas palabras y después dije Amen.

Se me acercó una chica, de piel oscura, atractiva, pidiéndome que le


diera los datos personales para llenar el registro, la verdad por estar co-
queteando le di todos los datos, y después volví al lugar de sentarse a
escuchar lo que ellos llamaban en ese entonces, la Predicación de la
palabra de Dios.

Ahí estuve sentado en ese lugar, solamente preguntándome que hacía


yo ahí, me conmovía solamente pensar que le había cumplido a mi
hermano y eso era suficiente.

Terminada esa reunión a medio día, salimos del lugar nuevamente ha-
cia nuestras casas, yo llegué a dormir porque tenía sueño atrasado por
el trasnocho del día anterior

Tengo que reconocer que cuando salía del lugar, algo sentía en mi pe-
cho, algo similar a tranquilidad o Paz, creo que fue lo que sentí en ese
momento, como no sabía nada más me dirigía rumbo a mi vivienda.

En esa semana siguiente, mi compañera la Paty, nos invitó para el día


sábado a una iglesia donde su madre se congregaba, quedaba ahí mis-
mo en el barrio y era similar a la doctrina donde mi hermano iba, así
que, por respeto a la mamá de Paty, que era como una madre para mí,
le dije que yo iba ese sábado con mi hermano, además tenía planeado
llevar a la Rubia también, en un gesto de compartir con ella más tiem-
po después de la reunión evangélica.

Esa semana le dije a la Rubia de la ida a ese lugar y que luego salía-
mos o nos quedábamos en la casa, ella me dijo que si, sin problema.
Llegó el día y nos vimos en la casa de Paty y de ahí salimos hacia el
lugar a unos 5 pasajes de distancia.

126
Estuvimos dos horas en el lugar, tenían el mismo esquema a la iglesia
del teatro Aristi, música y predicación, esa reunión era lo que llamaban
ellos “Vigilia”, quiere decir que era estar orando a Dios hasta tarde de
la noche y madrugada, sin embargo, nosotros 3, mi hermano la rubia y
yo nos quedamos solamente hasta las 12 de la noche.

Saliendo del lugar, nos adelantamos la rubia y yo, caminando juntos,


pero sin cogernos de la mano, coqueteando y gustando del momento,
cuando de repente bien por ese pasaje oscuro un hombre más alto que
yo con chaqueta grande y de piel oscura y empezó a caminar en medio
de nosotros dos sin decir nada, entonces, yo pare y le pregunté ¿qué
pasaba? Abriéndome camino y soltando mis brazos que me diera la
oportunidad de reaccionar rápido a cualquier cosa que pudiese suce-
der…inmediatamente el hombre sacó de su cintura una pistola 9mm y
la cargó en el instante y la llevó a mi cabeza……fue un instante de de-
cidir que hacer o que decir…la rubia quedó paralizada al lado de un
antejardín y mi hermano que venía caminando distanciado de nosotros
empezó a devolverse suavemente.

El hombre con la pistola en mi cabeza empieza a preguntarme si yo


busco a Elkin…yo le respondo que yo no conozco a ningún Elkin, sin
embargo, ese joven tenía sus ojos muy rojos y estaba hablando con ga-
nas de detonar el arma…así que le dije lo único que se me ocurrió en
ese momento, en esos segundos donde podía disparar sin piedad…
¡parcero, yo soy un Hijo de Dios, usted verá que va a hacer!

Recuerdo ese momento como si fuera ayer, cuando yo le dije esas pa-
labras a ese muchacho mirándolo fijamente con la pistola apuntando a
mi cabeza, ese chico le cambio literalmente el color de los ojos, bajó el
arma y me tomó la mano, diciéndome, perdóneme parcero, perdóne-
me, y se fue del lado de nosotros.

¡Que susto! La rubia empezó a llorar desconsolada y yo a calmarla


suavemente, mi hermano me había dejado solo ahí, jajjajajaja, me ima-
gino siempre el susto tan alto, ellos nunca habían tenido un encuentro
con una amenaza de pistola y en mi caso nunca había tenido una expe-

127
riencia como de revertir esa escena solo con decir que era un Hijo de
Dios.

Hasta el día de hoy, molesto a mi hermano con ese día, diciéndole que
“me dejó morir”, es una expresión en Colombia cuando alguien nos
deja solos en una situación así. Ajajajjaaj, pero a partir de ese momen-
to decidí acompañar a mi hermano unos domingos más a la iglesia.

Mi familia y el primo felices porque había dicho que volvería a la igle-


sia, era como una luz para ellos, en sus comentarios decían que no
querían verme muerto, que mi vida solo se proyectaba a que me mata-
ran por ahí; ellos siempre exagerando, pero uno a esa edad no recono-
ce los peligros que se mueven alrededor porque estamos distraídos en
la diversión.

Anduve con amigos que quisieron robarme, anduve con amigos que
quisieron hacerme daño, me embriagaba con ellos y aun asi buscaban
la manera de tener mis pertenencias por algún motivo, pero todo eso se
ignora solo por seguir con la forma de vida y protagonismo que genera
la Calle y por supuesto alimentando el ego de ser reconocido.

Mucho de esto se ve hoy día, nos es tanto la necesidad económica sino


la necesidad de ser aceptado como uno es, de ser reconocido y de ser
valorado por la forma de ser y no por lo que se tiene.

Ya a esta fecha habían matado 3 amigos míos del Parche y yo alejado


de ese tema, rumbeando y trabajando, y por supuesto estudiando, esto
hacía que estuviera lejos de problemas de Barrio.

Esa semana antes del domingo, recibo una llamada al teléfono fijo, en
ese entonces era la única forma de comunicarnos, era un muchacho
con vos de mujer, el cual me estaba llamando de la iglesia donde iba
mi hermano, la verdad, atendí la llamada y lo único homofóbico que se
me vino a la cabeza era de como un hombre homosexual me estaba lla-
mando de una iglesia, claro está, que eso lo pensaba mi mente dañada
de ese entonces, el cual solo quería corroborar mis datos e invitarme a
la reunión en su congregación.

128
Ese domingo fui con mi hermano nuevamente a la iglesia del teatro
Aristi, entramos y en el camino varios jóvenes me saludaron sin cono-
cerlos, eso era empático y a la vez aterrador, pensaba que me estaba
metiendo en un tema de religión a lo cual le había huido por mucho
tiempo.

Entre esos chicos que nos saludaron se me acercaron dos específica-


mente, eran hermanos, los hermanos Portela, ellos y su familia habían
vivido en casa de una ti amia, cuando ella la dio en alquiler por algu-
nos años, por lo tanto, conocían parte de la historia de mi familia, no
solamente por vivir ahí sino porque unas tías de ellos vivían en el ba-
rrio Alfonso López y eran muy amigas de mi otras tías. Así que sen-
tían afinidad por nosotros y ofrecieron su amistad dentro de la iglesia.

Aprovechando que me conocían y sabia de mi interés y talento por el


futbol, la semana siguiente empezaron a invitarme a jugar partidos con
el equipo de jóvenes que había en esa iglesia. Por supuesto al primero
no fui, pero al segundo partido si fui a jugar, me podía más mis ganas
de jugar que la vergüenza de hacerlo con un grupo evangélico.

Así fui a mi primer partido con ellos en el Parque de la Caña, un boni-


to club deportivo en la ciudad de Cali, ahí empecé a jugar y recuerdo
que fue un espectáculo ese día; en medio de demostrar que yo tenía
mejor juego que la mayoría también de mi boca salían muchas pala-
bras soeces, para pedir el balón o hacer otra cosa decía alguna palabra
vulgar, era normal para mí, pero para ellos no, a pesar de todo nunca
me reprocharon ni me dijeron nada. Ganamos el partido los de mi
equipo y les agradecí por la invitación.

Durante unos meses solo iba cuando me invitaban a jugar futbol, pero
a la iglesia o a los grupos de oración que tenían, no iba.

Era el típico rebelde que solo estaba donde quiere estar, cuando digo
rebelde me refiero a pasar por alto las diferentes normales y leyes que
tienen y ponen estas iglesias, no les basta con las leyes divinas o espi-
rituales, sino que imponen las propias pensaba en ese momento.

129
Ya del grupo de estudio, Paty iba a esa iglesia en el barrio, Sandra iba
a otra iglesia en el sur de la ciudad, el acuerpado amigo mío también
estaba yendo a otra iglesia con su novia, estábamos con en una epide-
mia cristiana, aunque algunos pastores le llamaron Avivamiento, que
porque mucha gente estaba llegando al cristianismo.

En mi caso yo todavía dudaba y era seducido permanentemente por mi


estilo de vida tradicional, rumba y licor, amigos y amigas, jugar futbol
y estudiar.

Empecé a ir los domingos a esa iglesia con mi hermano más de segui-


do, pero después de la Alabanza, ósea la música que escuchaban en
ese momento, tocadas por el mismo grupo de la iglesia, me iba a jugar
algún partido de futbol en el Centro Recreacional Comfandi, pues la
empresa donde yo trabajaba tenía equipo en ese torneo y yo era parte
de esa nomina empresarial.

Cada vez que iba saliendo de la iglesia, en el Hall me abordaba un jo-


ven afro diciéndome que me invitaba a un grupo de oración que tenían
ahí mismo en la iglesia después del Culto o reunión; yo le respondía
que no podía que tenía otro compromiso o a veces le decía que sí, que
ya volvía y nunca regresaba.

Varias semanas e incluso meses iba solamente a escuchar la Alabanza,


ya que me sentía bien, mi espíritu se ponía más tranquilo, sentía que
había paz en mi impulsiva vida, pero después me iba a hacer otro tipo
de actividades, entre futbol y salir con algunas amigas.

Nadie sabía que yo estaba yendo a una iglesia cristiana, solamente mi


familia, mis amigos para nada y yo no le había dicho a nadie todavía.
No sabía que iba a pasar conmigo realmente, aunque tenía una afini-
dad grande entre lo que yo creía y lo que sentía con Dios después del
evento con ese muchacho y la pistola en mi cabeza. No me sacaba de
mi cabeza como le cambiaron el color de los ojos cuando le dije que
yo era un hijo de Dios, era lo único que yo sabía porque me lo habían
dicho cuando hice la primer oración, no salía de mi asombro en eso.

130
Hasta que llegó el día, un domingo me quedé en toda la reunión cris-
tiana, hasta el final, ese día de nuevo el muchacho y los amigos Portela
se acercaron a invitarme a su grupo de oración o célula, así le llama-
ban, reunirse jóvenes, compartir, orar y leer la palabra de Dios, por sus
necesidades y disfrutar de una comida o refrigerio.

Recuerdo que ese día que llegue a la célula, grupo de oración, eran to-
dos jóvenes y uno de ellos en forma de chiste dice, ¡por fin! ¡Tanto
que hemos orado y se cumplieron nuestras suplicas, el famoso Victor
Johnson aquí con nosotros! Jajjajajaja.

El chico que dijo eso era de nombre Victor también, un gran ser huma-
no y era como el que más le gustaba reír y decir chistes en el lugar.
Pues con mi pasado de trabajar con zapateros era lógico que también a
mí me gustaba reír y molestar siempre.

Fue un momento que me sentí muy bien en ese lugar, los muchachos
eran empáticos y decidí entrar un poco más a fondo con este tema
eclesiástico.

A mis compañeros de estudio les conté lo que había decidido, ellos


que ya iban a un lugar similar estuvieron felices y la rubia me dijo que
la invitara que ella quería ir también, lógico que la invité más adelante,
aunque no fue muy buena la experiencia porque no se le despegaba su
exnovio, por tal motivo me concentré en entender un poco más los te-
mas de Dios, los cuales para mi todo era nuevo.

Era un episodio que cambiaría mi vida para siempre, las experiencias


que estaba por empezar a vivir, el conocimiento que empezaba abrirse
a mi paso y lo más importante, mi corazón estaba más sano y tranqui-
lo.

Aunque eso no quiere decir que toda mi vida haya estado en una igle-
sia, sin embargo, es toda una historia real lo que van a empezar a leer.

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REVELACION O FUTURO

Decidí ir a un campamento que programaba la iglesia para chicos nue-


vos, era todo un evento, un fin de semana, 3 días alejados de todo, se-
parados de todo, era una encuentro con Dios decían los lideres de ese
lugar.

No tuve problema, pagué el valor de mi hermano y el mío para ir a ese


retiro espiritual con el fin de tener respuestas a tantas preguntas que te-
nía al respecto, no terminaba de entender todo lo relacionado con Dios.

En mi casa estaban felices, según ellos ese camino del cristianismo era
mejor que el camino que yo llevaba, para la tranquilidad de ellos yo
me encontraba con Dios y eso era bueno.

Recuerdo que tuve mi primer salida, ese retiro, a una aldea que se lla-
maba Emaús, la cual quedaba en las afueras de la ciudad y el clima era
muy frio. Llevábamos la ropa necesaria para estar allá 3 días y además
para protegernos del frio y de la lluvia.

Con nosotros iban los llamados lideres y los pastores, la línea de man-
do en ese lugar era de esa manera, los Pastores como eminencia abso-
luta y guiados por Dios para llevar a cabo varias actividades, entre
ellas: lectura de la Biblia, oración, liberación, sanidad interior y dones
del espíritu santo. Era toda una secuencia para hacernos libres y llegar
como nuevos a la ciudad, decían.

Es asi como empezó el viaje, el primer viaje de mi vida en un mundo


desconocido, es cierto que no sabía en que me metía, pero también es
cierto que me sentía bien y diferente, no sé si diferente era bueno o era
malo en ese entonces.

Es una etapa importante de mi vida que tengo que contar porque fue el
inicio de otra forma de ser en mí y adicional nació el sentimiento de
querer ayudar a otros jóvenes en mi vida, así que, es importante que
estes atento a cada frase de ahora en adelante.

132
El primer día fue un tiempo de la biblia y de los pastores explicar un
poco el proceso del retiro y cada actividad; la comida siempre fue muy
buena y la noche de ese primer día se volvió de música o alabanza
como le llamaban ellos, así, compartimos entre todos, nos conocimos
los que íbamos a ese retiro, hice muchos amigos y amigas, era poder
conocernos muy bien todos primero, al menos eso fue lo que pasó en
ese lugar.

Al llegar la noche, todos los hombres estábamos ubicados en unos


cuartos con camarote en uno de los edificios del lugar y las mujeres
igualmente en cuartos, pero más retiradas. Como todo campamento de
jóvenes de esa edad o menos, no podíamos quedarnos dormidos tem-
prano porque empezamos a “recochar y echar chistes”, incluso uno de
los Portela que fue ese día, el menor, se quedó dormido con la boca
abierta, en ese momento le puse un zapato dentro de la boca, ajajajjaaj,
casi se ahoga, porque cuando respiraba sintió que algo andaba mal y se
despertó, ajajajjaaj.

Ya acostados recuerdo a Chucho, un compañero que también iba por


primera vez a ese retiro igual que yo; había una costumbre religiosa o
vivencial en la iglesia, todos siempre querían contar quienes o que ha-
cían antes de llegar a la iglesia, le llamaban…Testimonio.

Ósea que le decían a uno, cuéntanos tu testimonio, en ese entonces se


sentía como algo espiritual o en día pienso que era puro chisme sola-
mente, jajjajajaja.

Así que comencé a contarle a Chucho toda mi vida como testimonio,


era muy largo contar todo, muy parecido a escribir este libro, muy lar-
go, por sus múltiples experiencias y muchos años de vida.

Creo que me demore como 1 hora contando todo, cuando era el turno
de mi amigo Chucho recuerdo que dure como 10 minutos y no volví a
escucharlo, no porque hubiese parado, sino porque yo me quedé dor-
mido, jajjajajaja. Que pena me dio al otro día que me hizo reclamo, me
decía: ¡yo te escuché más de una hora y cuando te tocaba escucharme
te quedaste dormido!

133
La verdad yo lo disfruté mucho, me reí mucho de eso y ke pedí discul-
pas por el episodio. En este nuevo día, segundo día de retiro espiritual,
los Pastores habían llevado un invitado especial, un hombre a que ellos
llamaban Profeta.

Profetas les decían a aquellos pastores que tenían el Don de Dios de


ver situaciones futuras y así transmitirla a sus creyentes, eso es lo que
entendía en esa ocasión. Así que, después del desayuno pasamos al
salón a la charla o predicación del Profeta invitado; en todo caso puse
toda mi disposición para poder escuchar y seleccionar lo que de verdad
traería cambios a mi vida, pensaba en ese momento.

En medio de la charla y con muchas ganas de entender, al momento


que estaban hablando del Perdón de Dios, pregunté: ¿Qué pasa cuando
uno llega al cristianismo, se enamora, pero ya tenía un hijo con otra
persona antes? ¿puede tener una relación normal?, recuerdo que hice
esa pregunta y de inmediato todos pensaron que de verdad yo tenía esa
situación; jajjajajaja, sin embargo, era mi imaginación en situaciones
futuras que se pueden presentar con personas que lleguen después.

El Profeta contestó de acuerdo con su experiencia y creencia, yo re-


cuerdo que no quede muy satisfecho, pero era la respuesta celestial de
ese Profeta.

Ya terminando la conferencia el profeta giro su cabeza hacia mí y


como si Dios estuviera hablando me dijo: “el señor me muestra que a
través de ti van a llegar muchos jóvenes a Cristo, serás un embajador
en este mundo, y transformaras la juventud de esta ciudad”, eso causó
en medio de todos algo como muy espiritual, recuerdo que me sentía
como inmaculado, jajjajajaja.

Después de eso nos fuimos a almorzar y se comentaba mucho en ese


lugar acerca de la profecía que me habían dicho, murmuraban que yo
era una especie de elegido para hacer cosas grandes, jajjajajaja, les
confieso algo: ¡yo me creí todo lo que me decían en ese entonces! Jaj-
jajajaja, sentía que tenía un nuevo Poder, que era portador de una espe-

134
cie de presencia del Espíritu Santo; de verdad ya estaba mentalmente
convencido que estaba en una nueva verdad.

En la noche de ese día, hubo otra cosa que era novedosa para mí, pero
adicionalmente era un espectáculo, llegaba el momento de la Libera-
ción; era un espacio donde parecía una invocación de demonios para
“echarlos fuera de las personas”; así el Pastor a través de una oración
donde le ordena a los demonios salir, se generaba un ambiente extraño
y nos decían a todos que cerráramos los ojos mientras ellos “repren-
dían los demonios”, así decían a sus palabras.

De un momento a otro, empezaron algunas chicas a gritar y otros chi-


cos a hacer sonidos raros, cuando de repente parecía que se hubiesen
soltado muchos demonios, ajajajjaaj, en medio de todo ese caos, yo
habría mis ojos un poco y empezaba a ver como algunos chicos esta-
ban “sobreactuando sus acciones”, me dio mucha rabia y aunque yo no
entendía porque yo veía eso me lancé hacia los lideres que estaban
orando y “ministrando” a esos chicos; a algunos les dije sobre que chi-
cos eran demonios y los que simplemente era sensacionalismo.

Recuerdo que, en esa Aldea, llovía muy duro, y había un chico por los
lados de una de las puertas, abrazando esa puerta y dejándose mojar, al
verlo y mientras los demás estaban distraídos en otros chicos, le puse
mi mano para correrlo y no se mojara, al voltear su rostro hacia mí, el
chico estaba votando una espuma blanca por la boca y hablando en
una voz demoniaca, jajjajajaja, la verdad para ser mi primera vez no
sentía nada de miedo, al contrario, mucha curiosidad por saber más de
eso.

El chico cayo hacia atrás y mientras votaba espuma se movía todo su


cuerpo, uno de los lideres se abalanzó encima de él y empezó a “re-
prenderle” y a decir las palabras de “echarle fuera”, decía: ¡fuera en el
nombre de Jesús! Y otras palabras que simulaban poder para echarle
fuera; la verdad que lo vi como enredado con ese demonio y empecé a
ayudarle, aunque no debía porque supuestamente yo también era de los
“nuevos” asi que podría tener demonios también, los cuales, pues a ese
momento no se habían manifestado, ajajajjaaj y ya había pasado lo

135
más fuerte; le ayude a mi compañero y empecé a repetir lo que había
escuchado de ellos con la convicción de que el Poder de Dios era sufi-
ciente para ello. Efectivamente salió ese demonio y el chico quedo li-
bre por lo visto.

Terminó esa noche con mucho espectáculo de demonios y con un alto


interés de parte mía de conocer más ese tema, era algo novedoso y ali-
mentaba mi ego para participar en ese tipo de actividades que permi-
tiera echar fuera demonios, imagínense, sentía que el Poder de Dios
llegaba a mis manos para liberar muchas personas, jajjajajaja, me esta-
ba empezando a sentir como una Saya yin…jajaajajja.

Es así, como llego la mañana del día siguiente, nos levantamos a des-
ayunar y a hacer algo que los evangélicos en esa época llamaban “de-
vocional”, quiere decir leer la biblia muy temprano y Orar a Dios a la
misma hora,

Después del “devocional” pasamos a una conferencia sobre “Sanidad


Interior”, era otro tipo de liberación, pero en el “Alma” según lo mani-
festaban los lideres y pastores presentes. Era unos momentos de apren-
der del Perdón y de la sanidad del Alma.

Hubo mucha gente llorando en esos temas de perdonar y de liberarse


de la carga del Odio, entre esos yo, de verdad estaba liberándome del
odio y rencor que sentía hacia la vida, hacia mis padres, hacia mi tío
que le iba a hacer daño en algún momento y por supuesto perdonarme
yo mismo; era un ejercicio interesante y liberador, fue una de las cosas
más interesante e importantes que pude hacer en mi vida.

Recuerdo que pasaba por mi mente todos esos momentos que viví, que
dejaron algún tipo de herida en mi corazón o algún tipo de resenti-
miento en mi mente, todo eso lo rechacé de mi vida ese día, me sentí
libre, como si me hubiera quitado un peso muy grande de mi vida, fue
algo que realmente transformó mi vida de ahí en adelante.

En ese momento de desahogo reconozco la veracidad de la libertad


emocional, de verdad quería llegar a Cali y pedirle perdón a todo el

136
que le haya hecho mal, a todo el que haya ofendido, tenía un deseo in-
tenso de reconciliarme con la gente y mostrarles que recibiendo a Cris-
to podían ser libres de esos odios que nos esclavizan. Ya quería salir a
contarle a todo el mundo lo que había vivido, ya estaba tocado por una
sensación espiritual o por el mismo Dios; eso estaba por saberse en el
futuro próximo en esa ocasión.

En lo que a mí respecta, mis sentimientos y emociones en ese encuen-


tro estaba ligado a una fuerte creencia de que Dios en su misericordia
y amor me salvo de mi vida actual y me ha llamado a un nuevo ca-
mino; por lo menos eso se quedó en mi mente ese momento.
En ese tiempo de retiro espiritual conocí muchos jóvenes que llegaron
para esa época, jóvenes y jovencitas valientes, que como yo estaban
dejando atrás una cantidad de situaciones y costumbres y nos estába-
mos enfrentando al mundo entero para decirles que Cristo era lo único
que importaba.

Hay muchas personas leyendo este libro que no sabían que tuve esta
experiencia de iglesias cristianas, que fui un líder reconocido y admi-
rado, que echaba fuera demonios, que predicaba la palabra de Dios,
que lo hice en parques y en el bus, que vincule muchos jóvenes en este
camino, que pedí perdón a todos los que le hice mal, que mientras es-
tuve dentro de este proceso estudié teología y teatro; una vida diferente
y en muchos casos religiosa; pero a pesar de todo lo que voy a decir,
aprendí lo más importante, el valor y el respeto por los demás.

Voy a contar todo lo relevante de este capítulo con el tipo de retórica y


dialéctica que se usaba en ese entonces dentro de la iglesia, asi pues,
entraras a un mundo que talvez muchos de ustedes no conocen pero
que les servirá al final como reflexión sobre lo que hay que retener y
lo que hay que rechazar.

Pero como lo dije en el principio, vamos a viajar con la verdad vivida


de este personaje que sin ser escritor transmite su vida tal cual, talvez
dejando pasar algunas acciones relevantes, pero con todo el contexto
real de lo vivido, no es fácil, pero espero que pueda ayudar a abrir un
poco más las mentes del contexto divino.

137
…...llegando a la ciudad de Cali, ese domingo, luego de haber estado
en el retiro espiritual, recuerdo que el sitio de encuentro era el mismo
lugar de la iglesia, ahí nos bajamos y como si viniéramos de una recar-
ga de poder, nos sentíamos empoderados para cualquier misión, jajja-
jajaja.

En el lugar de llegada nos dispusimos a salir cada uno para su casa; re-
cuerdo un chico que admiro mucho, a él y a su familia, me buscó para
decirme si nos íbamos juntos, jajjajajaja, este chico fue el mismo que
recién yo iba a la iglesia, una de tantas veces su líder le dijo que se
fuera conmigo; él me miro de arriba abajo y se llenó de pánico, jajjaja-
jaja, en ese entonces yo andaba con una chaqueta negra grande, zapati-
llas, gorra y la cara que me tocó, jajjajajaja, ese muchacho ese día fue
tanto el susto que no dijo nada pero no se fue conmigo.

Ya después de haberme visto en el retiro y talvez viendo los cambios


de actitud míos en ese lugar se llenó de confianza, asi pues, abordamos
un taxi rumbo a Floralia, ¡nuestro barrio!

Tengo imágenes en mi mente muy claras cuando caminaba por la calle


72J de mi barrio, con mirada hacia al frente y un maletín grande colga-
do a mis espaldas; miraba todo a mi alrededor, los chicos y chicas del
sector, se me venían pensamientos tan fuertes de poderles hablar de
Cristo. Era todo un reto para mí y a la vez mucho prejuicio al respecto.

Llegando a mi casa estaban sentados en la sala mi abuela con mi tío,


siiii…. Mi tío el de las amenazas, con el que nos juramos muerte ape-
nas muriera mi abuela, el mismo, yo saludé como si nunca hubiese pa-
sado nada, descargué el maletín, y tenía una voz en mi cabeza que me
decía: “es el momento de la verdadera libertad”, y yo dentro de mi
mente pensaba: “yo no tuve la culpa, ¿porque debo pedirle perdón?”, y
la voz dentro de mí, obviamente mí misma voz, recuerda que pedir
perdón asi tu no hayas sido el agresor, es liberador para ti, asi la otra
persona no te perdone, al menos tu quedas libre.

138
Asi que tome fuerzas, respire profundo y me dirigí hacia donde esta-
ban sentados mi abuela y él; inmediatamente le dije: “tío, ¿usted se
acuerda el problema que tuvimos usted y yo?, él me miro con rabia y
me contestó con tono de voz amenazante…siiii ¿Por qué?, le contesté
rápidamente: ¡le quiero pedir perdón por haberle dicho eso, perdóneme
por haberlo ofendido y amenazado!

Recuerdo que miré rápidamente a mi abuela y pude notar que se le ve-


nían las lágrimas, por tanto, él no respondió nada, pero definitivamente
sentí que se me desprendió un peso de mi ser, me sentía mucho mejor,
paz y tranquilidad, sin odios ni resentimientos.

Inmediatamente salí hacia la calle a dar una vuelta por donde siempre
anduve, veía el mundo diferente, sin ganas de calle, pero con muchas
ganas de saber más de Dios, era algo adictivo que empezaba a crecer
dentro de mí, parecía que no podía controlarlo, asi que decidí esa no-
che irme a descansar para madrugar a trabajar un poco más reposado.

Al otro día, volvía a otra realidad, mi trabajo en una empresa de calza-


do y a estudiar en la noche, es asi como empecé a hacer cosas distin -
tas, en el horario de descanso para almorzar en mi empresa, almorzaba
rápido y después entraba al baño a orar, a orar, si, dentro del baño, yo
siempre entendí que en cualquier sitio podía hablar con Dios. Asi que,
era una nueva etapa que algunos cristianos evangélicos llamaban “ena-
moramiento” o “primer amor”; si asi es! Parecía enamorado, todo el
tiempo quería leer la biblia y orar, es cierto, estaba en esa etapa, era
algo inexplicable.

Aun con lo absurdo que parezcan muchas de las cosas que he escrito
de este episodio, asi fueron, y voy a contarlas tal cual.

En la noche de ese día, en la institución de estudio, les conté a mis


amigos todo el encuentro que había tenido con Dios, era algo fascinan-
te para mí en ese momento, todos me entendían porque ya ellos de una
forma u otra estaban enredados en ese círculo; la que no me entendió
mucho fue la rubia, porque yo en vez de atraerla hacia la iglesia o a lo
que estaba viviendo, lo que hice fue alejarla y ya no tenía ningún tipo

139
de contacto con ella. Algunas veces la hice sentir mal porque yo actua-
ba como santificado y a ella la trataba indiferente.

Todo era una sensación de estar y hacer lo correcto, como si me hubie-


ra encontrado con el mismo Dios, a la vez evaluar de qué manera me
iba a enfrentar con el mundo; mi familia, mis amigos, la gente que yo
conocía; a todos quería compartirles lo que estaba sintiendo y de qué
manera ellos podían también estar como yo me sentía.

La verdad era un momento de fantasía, las personas en esa época eran


apáticos a temas relacionados con iglesias, incluido yo, los llamaba
evangélicos; fueron muchos años que les cerré la puerta a Testigo de
Jehová, que dejé mi novia por los evangélicos Unitarios y ahora, me
encontraba en una doctrina Trinitaria.

Expliquemos este concepto: Unitarios, creen que Dios, Jesús y el Es-


píritu Santo como en un versículo dice que los 3 son uno solo, enton-
ces ellos solo adoran a Jesús, otras doctrinas dicen que son guiados por
un espíritu llamado “Jesús Solo”; luego están los testigos de Jehová,
salen cada mañana programada por ellos a llevar las “buenas nuevas”
buscando seguidores con la versión de que el mundo ya casi se acaba y
hay un paraíso para todos los que se vuelvan testigos de Jehová; segui-
do están los Trinitarios, son evangélicos que adoran a Dios, a Jesús y
al Espíritu Santo de acuerdo a su función, todas entre si concuerdan
que la doctrina que no es la de ellos, es del Diablo, por lo menos asi lo
promueven y transmiten a sus seguidores.

Imagínense lo que pensaban de la iglesia católica, jajjajajaja, en ese


entonces era la iglesia del Anticristo, era un caos doctrinal, sin embar-
go, empezaba una nueva época religiosa en toda la ciudad y algunos
éramos parte de un “bando eclesiástico”.

En mi caso tengo que reconocer siempre que me mantenía lejos de


cualquier tipo de creencia religiosa incluso la católica, al llegar este
episodio en mi vida de sensacionalismo o de llamado de Dios, me su-
mergí en un capítulo de mi vida que duro más de 7 años.

140
No podía empezar inmediatamente mis estudios de la Biblia en la igle-
sia porque todavía estaba estudiando por las noches, asi que determiné
ir a la “reunión de jóvenes” los sábados y a la reunión general los do-
mingos en la mañana y a medio día quedarme en la “célula” o grupo
de oración, en esta todos éramos jóvenes por supuesto; ahí ya tenía mi
fin de semana copado sin opción de hacer lo que hacía antes.

A partir de esos días, sintiendo algo que ardía dentro de mí por cono-
cer más de Dios y para eso tenía que leer la Biblia, compré en mi si -
guiente sueldo, una biblia de estudio y otra de lectura diaria, además
de una de bolsillo para poder llevarla al trabajo.

Estaba más armado que soldado en guerra…jajjajajaja…asi, en medio


de mis descansos laborales para desayunar o almorzar, leía la biblia,
cuando iba en el bus leía la biblia, cuando llegaba a estudiar leía la bi-
blia y cuando llegaba a mi casa leía la biblia, no fume marihuana, pero
si estaba consumiendo mucha biblia…ajajajjaaj.

Era una adición que estaba naciendo tan fuerte que me estaba ardiendo
el pecho, todo el tiempo quería orar y leer la biblia, en momentos pen-
saba si me estaba enfermando o si de verdad como me decía la gente,
me habían lavado el cerebro, no sé, era complicado en ese entonces
definirlo.

La verdad es que mi actitud y comportamiento en la empresa de traba-


jo, en mi barrio y en mi familia, cambió definitivamente, a pesar de se-
guir siendo alegre ya me alejaba de cualquier tipo de palabras de doble
sentido y demás cosas que decía antes.

Era el inicio de un creyente fuerte para la causa, jajjajajaja, es tanta la


fuerza con que empecé este camino, que incluso me alejaba de cual-
quier insinuación con alguna chica; en esos días una chica hermosísi-
ma que también había estado en el campamento o retiro espiritual con-
migo me escribió una carta con un versículo bíblico y una letra grande
que decía “te amo en el entrañable amor de Jesucristo”; claro yo ya
creía que me estaba “coqueteando” y ahí mismo la espanté diciéndole
a la líder que la tenía a cargo, ajajajjaaj, que iluso de verdad.

141
Bueno, la situación se hacía cada vez más interesante, mis pensamien-
tos hacia la vida empezaron a dar un giro, me dediqué a todo lo rela-
cionado con Dios y la iglesia, me olvidé de mis amigos del barrio, a
los que podía o me encontraba les hablaba de Dios, mi tiempo sumer-
gido en mi trabajo y en aprender cada vez más del tema.

Para ese entonces tome la decisión de predicarles de Dios a los jóvenes


de algunos sectores de Floralia, barrio donde había crecido, asi que,
los primeros en yo hablarles de Cristo fueron dos hermanos que vivían
por el mismo pasaje, los invité a la sala de mi casa, ellos renuentes a
venir, lógico, nuestro último acercamiento había sido en el parque
donde a uno de ellos lo tenía yo agarrado del cuello dándole puño y el
hermano por detrás de pegó una patada, jajjajajaja, después de ese día
no salieron a la calle como dos semanas pensando que yo los estaba
buscando; obviamente no tenían confianza, sin embargo, llegaron y se
sentaron a escucharme.

Tenían cara de asombro los hermanos “Avendaño”, me miraban como


les hablaba de Dios, creo que pensaban como este vago pandillero
ahora habla de Cristo…ajajajjaaj… esa noche les compartí lo que Dios
había hecho en ese retiro espiritual conmigo y de qué manera podían
ellos encontrar la misma paz que yo tenía en ese momento. Sus caras
asombradas me daban a entender que iba por el camino correcto, hici-
mos juntos esa noche una oración que los cristianos le llaman “oración
de Fé” que es cuando se recibe al Cristo como señor y salvador, al me-
nos esa era la formula en ese entonces.

Aceptaron a Cristo y decidieron ir conmigo a la iglesia para el siguien-


te fin de semana, obviamente mi familia cuando empezó a ver todos
esos cambios en mí comportamiento, mi madre y mis hermanos empe-
zaron a ir también a la iglesia; mi madre decía: “gracias a Dios mi hijo
tomó otro camino”, y fue esa nueva forma de vivir que me acercó a mi
familia al menos por esos momentos.

Me sentía como un joven con un propósito definido, experimentando


algo sobrenatural, provenía del amor que sentía hacia los demás y la

142
necesidad de contarles de Cristo. Era el nacimiento de un fanático que
estaba a punto de dejar absolutamente todo por la causa, alimentando
mi alma y espíritu todos los días con la Palabra de Dios, me estaba convir-
tiendo en un fiel servidor, al punto que no me importaba otra cosa.

Para estos días, sentía que tenía que hacer más para llegar a otros jóve-
nes y hablarles de Dios y todo lo que hasta ese momento yo aprendía;
asi que, una noche llegue de trabajar, no fui a estudiar ese día, y me
puse mis zapatillas, pantaloneta y camiseta, me dirijo hacia un escena-
rio deportivo ubicado en la 1ª. Etapa del barrio, tenía que aprovechar
que yo jugaba bien al baloncesto y al futbol, asi que me dispuse a par-
ticipar de algún juego y ser admirado aprovechándome de eso para
luego tener un momento de conversación; efectivamente asi lo hice.

Llegue al sitio y estamos 3 jóvenes jugando baloncesto en ese lugar,


pedí que me dejarán jugar, dos contra dos, y empezamos el partido,
puedo decir que jugué como “los dioses” jajjajajaja, ellos estaban sor-
prendidos y querían seguir viéndome jugar, sin embargo, lo que hice
fue pedirles un momento al final del juego y les empecé a hablar, lo
único que puedo recordar es que les decía tantas cosas positivas de
Cristo y de lo que él podía hacer con sus vidas que ellos no salían del
asombro; los invité a la reunión de jóvenes el sábado y efectivamente
empezaron a ir a la iglesia también.

Creo que las palabras del predicador Profeta que llevaron a ese retiro
espiritual estaban haciendo eco en mi interior, desde esa época los jó-
venes que siempre abordaba eran chicos con conflictos personales, fa-
miliares y en su mayoría problemas de pandillas.

A la siguiente semana, me reuní con el Pastor de jóvenes que quería


hablar conmigo; en la reunión me manifestaba que no sabía que hacer,
ya tenía más discípulos (asi se le decía a los chicos o personas que
cada uno ganara para Jesucristo) que el líder que me habían asignado,
entonces, él me dijo que los chicos que yo había llevado fueran conmi-
go a la Célula o reunión con el líder mientras me autorizaban abrir un
grupo a mí.

143
Efectivamente seguí llevando más jóvenes nuevos hasta que el mismo
Pastor, aun sin yo haberme graduado de un primer curso que le llama-
ban “cinco noches con la biblia” me autoriza para el mes siguiente
abrir una Célula o grupo de oración. Recuerdo que tenía tanta emoción
que para el día de apertura de esa Célula también me graduaba de Ba-
chiller en la institución que estudiaba en las noches. ¿pues que suce-
dió? no fui al evento de graduación, me pareció más importante abrir
el grupo de oración con los jóvenes del barrio.

Aunque mi madre me decía que era importante estar en el grado, para


mí no lo era, estaba concentrado en hacer la “voluntad de Dios” al me-
nos eso pensaba en ese entonces, asi que, empecé a estudiar mucho la
Biblia, como lo dije antes, estaba obsesionado con saber y saber más
de Jesus, de Dios y del Espíritu Santo, era una experiencia que me ha-
bía sumergido en que no había nada más importante que eso.

Mis compañeros de clase insistieron que no faltara a la graduación sin


embargo ya tenía programado para ese día el inicio de la Célula con
mis discípulos, aquellos discípulos que les había compartido de Cristo
y que por mi testimonio también querían saber más, entonces les dije
que era una decisión ya tomada y que recibiría el diploma por ventani-
lla de la institución educativa.

Aunque creo que mucha gente no esperaba verme tan comprometido o


fanático al tema, preferían verme asi que en la vida que llevaba antes,
comprensible, pero inexplicable en su momento.

Lo que si es cierto es que en ese tiempo empecé a desarrollar diferen-


tes hábitos, entre esos me levantaba a Orar a Dios a las 4:00am, oraba
arrodillado todo el tiempo, en el camino al trabajo en el transporte iba
leyendo la biblia de bolsillo que había comprado, en ese entonces no
había celulares, en los horarios de receso para desayuno y almuerzo en
la Empresa donde laboraba, trataba de comer rápido para irme al baño
y sentarme a orar, saliendo de trabajar me iba directo a la iglesia tres
días a la semana y cuando no iba llegaba a mi casa y me recostaba en
mi cama a leer la Biblia imparablemente.

144
Fueron hábitos rápidos y permanentes, lo cual me llevó a entender mu-
cho mejor sobre Dios, pero también a tener una visión diferente de la
iglesia y su propósito, realmente hablar con Dios en la intimidad o en
la tranquilidad de mi interior era algo sobrenatural para mí, con la con-
vicción de servir mucho más los mandamientos de Dios y su propósi-
to; de verdad era impresionantemente apasionado.

Para ese entonces la iglesia había dispuesto ir a “Evangelizar” era una


especie de actividad donde le regalaban un folleto a la gente diciéndole
“Cristo le ama”, si era asi literalmente, saludaban a la persona en la ca-
lle y le entregaban un volante con la dirección de la iglesia y unos ver-
sículos bíblicos y finalizaban solo diciéndole a la persona que Cristo la
amaba ¡y ya!; en la primer salida que hubo, acompañé a los grupos,
uno de ellos relativamente de jóvenes y algunos adultos de la iglesia
nos desplazamos hacia el Centro de la Ciudad de Cali, más exactamen-
te en el sector del CAM (Centro Administrativo Municipal), ahí empe-
cé a ver a los más antiguos de la iglesia haciendo la entrega del volante
o folleto sin ningún acercamiento a la persona.

Es asi, como tomé la iniciativa de reunir el grupo asi fueran más anti-
guos que yo en la iglesia, y les dije: ¡no podemos entregar el volante y
decir solamente Cristo le ama, hacemos mucho más si dedicamos a
cada persona un espacio de tiempo para hablar un poco de la situación
y hacer la oración de Fe junto con esa persona, habremos hecho mucho
más que solamente entregar publicidad.

Asi que me dispuse a dar ejemplo, me acerqué a dos personas que es-
taban sentadas y efectivamente después de saludarlas y contarles un
poco acerca de Dios, después ellas cerraron sus ojos y oraron conmi-
go; “si se puede”, solo tienen que querer hacerlo de esa manera del
dije; los cristianos que iban con nosotros creían que era una especie de
“Unción Nueva”, asi le decían al Poder de Dios manifestado en una
persona; de una forma u otra creían que yo tenía un poder de Dios dis-
tinto a lo tradicional que habían visto.

Asi que los comentarios dentro de la iglesia acerca de lo que yo hice


no se hicieron esperar, parecía algo nuevo y los comentarios de que

145
Dios estaba usándome no cesaban. Empecé a creer que poderosamente
Dios me había escogido y que iba a ser alguien diferente que ayudaría
a muchos a conocer la verdad.

Tengo que reconocer que para ese entonces todo se tornaba como algo
muy espiritual y lleno de poder divino, además, la Paz que sentía en
ese entonces era lo más importante para mí y creía que debía entregar
algo de mi por lo que Dios me había dado.

Una de esas noches saliendo de un Culto reunión de día miércoles en


esta iglesia, venia en el bus con un compañero amigo que había hecho,
ya que él vivía de camino a mi casa también; Julián, asi se llamaba,
veníamos sentados y de repente él me dice que le gustaría “predicarles
de Dios” a la gente que iba en ese transporte, yo le dije que fuera atre-
vido y se parara que Dios lo iba a respaldar, efectivamente, se puso en
pie y empezó a hablar, lo único era que hablaba muy despacio y la tur-
bulencia del bus opacaba su voz, él no paraba de hablar de corrido,
pensaba que la gente debía escucharlo o en su defecto creía que Dios
de una forma u otra iba a apoyar su osadía.

Lo note perdido en ese escenario y me preocupe tanto que sentía que la


gente lo veía como un fanático sin estrategia y perdido hablándole al
aire; asi que, decidí ponerme de pie y alce mi voz lo más alto posible
de tal manera que la gente me miraba detenidamente, empecé a hablar
de lo único que puede uno transmitir en ese entonces, lo que llaman en
las iglesias “testimonio”, contando parte de mi vida e invitándolos a
aceptar a Jesucristo en sus vidas.

Eso fue algo novedoso para nosotros sin embargo se notaba el Poder
de Dios en mi voz decía mi compañero, mientras tanto yo solo creía
que podía ser usado por él y tener más sabiduría para ganar jóvenes
para Cristo. Era mi visión.
Asi mi historia en una iglesia ubicada en el centro de la ciudad empe-
zaría a escribirse desde la experiencia vivencial y sobre todo de impac-
to en la ciudad, siempre fue para mí un tiempo de muchos cambios y
de aislarme de mi antigua forma de vida, no sabía si era correcto o no,

146
pero ya mi tiempo estaba asignado a mis labores eclesiásticas y a las
de llevar una “verdad” a los jóvenes que más pudiera.

No paraba de estudiar en la iglesia y tampoco en mi intimidad, no pa-


raba de orar en mis madrugadas y en la iglesia, rápidamente me volvía
un personaje que llegó y se convertiría en alguien influyente dentro y
fuera de la congregación.

Hice muchos amigos y amigas que tenían el mismo pensamiento de


servir a Dios, me volví líder rápidamente y participaba de las decisio-
nes juveniles y de la organización de sus campamentos, era alguien vi-
sible y que me había ganado un respeto por todos los creyentes de ese
lugar, sin embargo, había situaciones y decisiones pastorales que me
parecían que no eran adecuadas, no por mi pensamiento sino porque
era contrario a lo que yo estudiaba en la Biblia.

Nunca se me olvida que había un grupo de jóvenes mayores que yo y


más antiguos en la iglesia que se hacían llamar “el sanedrín”, ellos
eran los lideres supuestamente más fuertes de la iglesia y la mayoría
eran los músicos de las reuniones, a mi parecer en ese entonces sentía
que eran altivos y prepotentes, ya después de conocerlos mejor pude
darme cuenta de que eran chicos y chicas que a su manera querían ser-
vir a Dios también.

Una vez iba entrando a la iglesia y estaba todo el “sanedrín” sentado


en el Hall de la iglesia, uno de ellos me llama y me dice que todo lo
que yo vaya a hacer de ahí en adelante debo consultarlo con ellos para
ellos decidir ya que por si no lo sabía eran el sanedrín en la iglesia, di-
ciendo esto empezaron a reírse y esperar alguna respuesta decorosa
mía, ajajajjaaj, decorosamente les conteste que eso no iba a ser posible
porque para mí “el sanedrín fue quien crucificó a Jesus”, diciendo esto
cambiaron su semblante y se quedaron callados, yo seguí caminando
riéndome y pensando que ni siquiera habían leído lo que significaba
ese grupo antiguo en la época de Jesus.

En las iglesias de esa época habían muchos problemas, uno de ellos


era como sobrellevar el hecho que un chico y una chica sintieran un

147
gusto mutuo, este tema era tratado altamente religioso, la orden era
que tenían que alejarse porque la “santidad” era primero y para ellos,
los lideres y pastores debían alejarse de ese tipo de situación hasta que
Dios les mostrara si era la persona o no….que raro pensaba yo en ese
entonces, sin embargo, en mi caso particular todos los días le pedía a
Dios que me mostraba a través de algo especial o que sintiera algo di-
ferente hacia la mujer que podía ser mi esposa más adelante; eso no
pasaba todavía.

No pasaba que yo sintiera algo especial, pero si pasaba que había chi-
cas que habían concebido en su corazón un gusto hacia mí, sin saberlo
una de las lideres de chicas más antiguas y la que atendía esos temas
con las muchachas, me lo dijo una vez, yo simplemente le argumenté
que yo no hacía nada al respecto para que eso pasara.

Yo solo hacia lo que todo el mundo me veía hacer, incluso a salidas


que hacían hacia alguna casa a reunirse o a algún parque entre varios,
nunca iba, siempre prefería irme para mi casa a seguir leyendo la bi-
blia.

Para muchos era una locura mi forma de vivir en ese entonces, la ver-
dad solo quería saber más de Dios, le pedía todo el tiempo Sabiduría e
Inteligencia por encima de todo y decidí o tener relaciones sexuales
hasta mi matrimonio, esto último si era algo transmitido en la misma
doctrina que me encontraba, sin embargo, mi mentalidad estaba cerra-
da a que asi debía ser mi vida.

No puedo negar que siempre tuve tentaciones al respecto, pero lo


contrarrestaba siempre con Ayuno y Oración, incluso en la iglesia se
había programado recién yo había llegado del primer campamento un
ayuno de 40 días solo con una comida en la tarde o noche, mi hermano
y yo decidimos hacerlo, asi que en mi trabajo en esa época no enten-
dían lo que hacía pero yo Oraba en los horarios de comida y en la tarde
que llegábamos a casa, mi abuela durante los 39 días, no sé porque ha-
bía comida con algo especial: carne, pescado, pollo y diferentes comi-
das exquisitas para personas como nosotros que cuando se comía carne
era algo especial.

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En esta época y periodo de tiempo recuerdo que ese ayuno fue algo
raro y especial, en primera instancia me puse más delgado físicamente
de los normal, los pantalones me quedaban supergrandes, la cara se
veía acabada, jajaajajja y el día que terminaba el ayuno que ya podía-
mos comer mejor, en la casa solo había arroz y frijoles, ni huevo, ni
carne ni pollo ni nada, jajjajajaja, pero con gusto empezamos a comer
después de 40 días de ayuno.

Cuando cuento esto, nadie cree que lo hay hecho, pero de verdad fue
algo que físicamente me deterioró pero que espiritualmente en ese en-
tonces fue fortaleza.
Estando en la iglesia, me inscribí a estudiar Artes Escénicas en el Insti-
tuto Popular de Cultura de la ciudad, quería aprovechar para resucitar
esos deseos guardados que tenía con el arte escénico, ya que en mi
época de bachiller en el colegio público donde me sacaron, realicé va-
rias actuaciones y era bueno en el tema según el maestro que me ense-
ñaba en ese entonces; asi que en esta etapa creía que debía desarrollar
mis talentos, era lo que Dios me había dado y lo que podía explotar.

Las clases eran los sábados en la mañana y para ese entonces ya ha-
bían sucedido varios cambios en mi vida, entre ellos, la decisión de de-
jar de trabajar en la empresa de calzado donde ya llevaba 3 años.

Una tarde de trabajo donde el jefe inmediato me pidió que le ayudara


en otras sesiones a sacar producción, empecé a preguntar a cada traba-
jador el tiempo que llevaba en la empresa y si trabajaban en la misma
máquina, pues la respuesta fue de orgullo para ellos, pero de confron-
tación para mí, cada uno de ellos me contestó que llevaban 18, 16, 15
años en el mismo lugar en la misma empresa y que solo esperaban la
jubilación. Reconozco que para mí fue muy traumático ya que solo te-
nía 19 años y ¡no me veía en ese lugar sin hacer nada más!

Asi fue que tome la decisión de trabajar solo hasta ese fin de año que
se me vencía el contrato y salir a buscar algo que me llevara a tener
mejores aspiraciones.

149
Trabajé en esa empresa hasta diciembre del año 2000, empezaba enero
del siguiente año mirando clasificados de empleos y por supuesto el
dinero se agotaba.

Mientras estaba con temas de la iglesia y en mi posición de conocer a


Dios y ayudar a otros a que lo conocieran, me estaba quedando sin di-
nero y creciendo las necesidades económicas, asi que mientras conse-
guía algo de trabajo, le compartí lo vivido con Jesucristo a un amigo
que recién salía de la cárcel y mientras dialogaba con él, me dijo que el
sabia la receta para hacer un arroz con leche para vender, que quedaba
rico y dejaba buen margen de ganancia.

Mi amigo, Benachi, me enseñó a hacer ese arroz y desde ahí empeza-


mos a hacer arroz con leche para vender los sábados, mi hermano Wi-
lliam iba a venderlo afuera del local en el Centro donde mi madre tra-
bajaba y yo iba a estudiar artes escénicas al IPC (Instituto popular de
Cultura), después que el terminaba de venderlo nos partíamos las ga-
nancias, él tenía para sus transportes de ir a trabajar y yo también para
movilizarme, asi hicimos por varios fines de semana.

Un fin de semana compré el periódico de noticias y en la sesión de


“clasificados” salió un aviso muy grande donde decía que una multina-
cional necesitaba “asesores comerciales” con traje formal, asi que dis-
puse ir a ver ese trabajo, conseguí una corbata y una camisa prestada,
un pantalón en drill que yo tenía con unos zapatos negros, en fin, algo
aparentaba para poder ser contratado.

Llegando ese día lunes a la entrevista había alrededor de 50 personas,


después de la información y capacitación ese día quedamos 30 perso-
nas, dos días después éramos solo 10, y el ultimo día solo quedamos 2
jóvenes en esa oficina; yo no tenía más opciones y la gente no aceptó
porque el trabajo consistía en vender planes de lectura rápida y se ga-
naba por comisión, no había pago fijo, solo por venta una buena comi-
sión.

150
En mi caso jamás había trabajado en ventas, pero era la única opción
para avanzar en otro camino y no limitarme a trabajar el calzado, el
cual no lo veía como parte de mi futuro.

Efectivamente, el ultimo día nos daban todas las coordenadas, además


de recordar que en esa semana como el segundo día donde todavía ha-
bía mucha gente en el salón, me pasó algo asquerosamente desagrada-
ble, después de almorzar esos días en la panadería cerca de las capaci-
taciones con Ponymalta (bebida) y una torta económica, mi estomago
se puso delicado.

Pedí permiso para ir al baño y hacer mis necesidades fisiológicas con


alta soltura, en Colombia le decimos “diarrea”, jajjajajaja, ese día pre-
cisamente llevaba puestas unas gafas negras para sol y las tenía pues-
tas sobre mi cabeza, en el momento de terminar y limpiarme para salir,
con un olor asqueroso en ese baño, las gafas se me caen y van a dar al
fondo del inodoro, Dios mío, que hago… pensé, si expulso el sanitario
de pronto se bloquea en medio de ese popó asqueroso, asi que sin pen-
sarlo más metí mi mano hasta las gafas, las saque y empecé a lavarme
y a lavarlas en el lavamanos con todo el jabón que podía.

¡Que asqueroso! Pero debía hacerlo, al salir recuerdo que todo me olía
a mierda…jajjajajaja, sin embargo, queda en el historial de las anécdo-
tas.

Seguimos en la Multinacional solo dos jóvenes, el otro se veía de bue-


na familia y más por aprender estaba ahí y yo que tenía necesidades a
montones de ubicarme, aprender y hacer dinero.

Por dos semanas, todos los días iba a trabajar a esa multinacional,
atendiendo llamadas, buscando clientes y nada, ya mi estomago no
daba más y comía muy mal porque no podía ir a mi casa por lo lejos
de esa oficina.

Sin embargo, seguía perseverando hasta experimentar como se hacía el


negocio, salí con varios jefes y ellos cerraban la venta de una manera
espectacular.

151
Pasados esos días ya no aguantaba más, estaba al borde de abandonar
esa labor, asi que un fin de semana donde la multinacional publicó en
los clasificados la oferta de lectura rápida, estando en la oficina ese día
domingo, la secretaria me dice que hay una cita en la ciudad de Yum-
bo, un funcionario de la Alcaldía de ese municipio que quería saber
más del producto, ella me pregunta que si quiero ese cliente, por su-
puesto le dije y salí de inmediato para ese lugar, buscando dirección
llegué al sitio para atender al cliente.

El cliente era un funcionario público y con ego grande, en cambio yo


era un asesor comercial con una necesidad urgente de hacer dinero, ja-
jjajajaja, así que lo “embrutecí” (le hice ver la necesidad del producto
a través de revelar su incapacidad de leer, retener y asimilar una lectu-
ra) tanto que el señor sacó su tarjeta de crédito y le hice el baucher in-
mediatamente.

Saliendo de ese lugar recibí una llamada de la secretaria diciéndome


que había otro cliente en el sur de la ciudad de Cali, me preguntó si
podía ir, inmediatamente le dije que sí, ya venía emocionado de haber
hecho esa venta con tanto esfuerzo y talento, jajjajajaja.

Cuando llegué al barrio Ciudad Jardín de la ciudad de Cali, me atiende


un señor de casi 60 años de edad y se presenta como un Decano de una
universidad, de tal manera que yo no tenía tiempo de ponerme a con-
versar y de inmediato lo introduje en el ejercicio de “hacerle ver la ne-
cesidad a través de su incapacidad”, el decano sacó 6 cheques y cerra-
da la venta me dirigí hacia la oficina.

Había experimentado que si era posible sacarle a una persona conver-


sando solamente 2 millones de pesos y si eso lo podía hacer podría ha-
cer cualquier tipo de trabajo de convencimiento.

Estando en ese trabajo, esas semanas había aguantado mucha hambre


por falta de dinero, pero tenía que probar si estaba en condiciones de
hacer algo distinto y probarme a mí mismo.

152
Para esa siguiente semana, un amigo de la Iglesia donde yo iba trabaja-
ba en una multinacional reconocida que fabricaba medicamentos y se
distribuían en las tiendas de los barrios de la ciudad de Cali Colombia,
él me dijo que su jefe estaba buscando una persona que fuera capaz de
evacuar un producto que tenían estancado en la mejor distribuidora de
productos de la ciudad y por supuesto que vendiendo ese producto te-
nía la oportunidad de vincularme laboralmente con la empresa perma-
nentemente.

Inmediatamente le dije que sí y se puso en contacto para el tema. La


semana siguiente me hicieron la entrevista y me disponía a trabajar en
la distribuidora acompañando los vendedores en la ruta y asi tratar de
poner en el pedido el producto que servía para los cólicos menstruales
de las mujeres, jajaajajja, ¡imagínate un hombre vendiendo pastillas
para cólicos menstruales!, era algo de burla entre los vendedores anti-
guos, pero yo tenía un propósito y era evacuar en 2 meses ese producto
y poder entrar directamente con la distribuidora.

Asi que empecé con el trabajo, con sueldo fijo durante esos dos meses
y salir todas las mañanas bien temprano de lunes a sábado.

Puedo decir que durante esos dos meses logré evacuar el producto, a
pesar de que muchos vendedores al principio no les gustaban salir con-
migo al lado, después ya éramos amigos y por supuesto me hicieron el
contrato directamente con la distribuidora y me asignaron una ruta, un
sector que debía trabajar todos los días y sacar la mayor cantidad de
pedidos para la empresa.

La primer ruta que me dio la empresa eran unas comunas cerca de


donde yo vivía, asi que, tenía facilidad de acabar temprano, almorzar
mejor y poder empezar a ganar dinero. En esa época tenía sueldo bási-
co más comisiones por venta y comisiones por productos de empresas
consolidadas.

Era un mejor tiempo, habiendo pasado por unos meses complicados, la


perseverancia y la disciplina me llevaron a posicionarme como un

153
buen asesor comercial y además seguir “sirviendo a Jesus” continuan-
do con mis estudios de artes escénicas.

Poco a poco fui posicionándome como un “buen líder” en la iglesia


con varias responsabilidades y con ganas de seguir construyendo para
obra de Dios, sin embargo, como era uno de los lideres más evangelis-
tas quiere decir que todo el tiempo llevaba jóvenes nuevos a la iglesia,
llego un momento que noté que no había una visión clara que permi-
tiera el desarrollo juvenil y sus potencialidades para ser mejores seres
humanos.

Yo continuaba orando y pidiéndole siempre a Dios, sabiduría y mucha


inteligencia, creo que ha sido hasta el día de hoy lo que más le he pedi-
do, considero que con esas dos tengo manera de ser diferente y aportar
a que este mundo sea mejor.

En la iglesia conocí muchos chicos y chicas con gran potencial, algu-


nos hacían parte de la danza de la iglesia, otros del grupo de Alabanza
y otros jóvenes empezaron a tener inclinaciones e identificarse con la
nueva escuela de Artes escénicas, siiii…cree la escuela con el propósi-
to de transmitir un mensaje a través de la expresión corporal.

Es asi como formamos el grupo de teatro de la iglesia, mientras yo


continuaba estudiando, además que ingresé a otro grupo de Artes escé-
nicas donde entrenaban “Misioneros” aquellos que iban por el mundo
llevando la palabra de Dios a través de obras de teatro y demás expre-
siones artísticas, decidí dejar de estudiar en el instituto popular y me
dediqué a Juventud con una misión, asi se llamaba donde me enseña-
ban aún más sobre el tema y sobre las misiones.

Puedo recordar las obras de teatro que hice en la iglesia de este mo-
mento, fueron diferentes, fueron chicos y chicas que disfrutamos trans-
mitir un mensaje de Dios a muchas personas, lo disfruté al máximo,
sin embargo, también había conmigo muchos jóvenes con una falta de
identidad que me preocupaba, porque eso daba a entender que muchos
seguían a Jesus por sentirse aceptados en una comunidad que por con-
vicción de su propósito en la tierra.

154
Fue una época de experimentar sensaciones espirituales, de ver situa-
ciones que no estuve de acuerdo, como por ejemplo campañas evange-
listas que llevaban invitados de otro país los cuales pedían diezmos y
ofrendas exageradas, la gente por un milagro entregaba sus joyas, di-
nero y demás pertenencias, jamás estuve de acuerdo, ya que mi lectura
permanente de lo que Jesus hablaba no tenía nada que ver con esos
asuntos.

Siempre he creído que las sagradas escrituras como se le dice a la Bi-


blia, es un libro histórico con una capacidad de abrir los ojos de las
personas a través de la simplicidad de esta, pero el hombre en su afán
de manipular y tener poder ha hecho de pasajes bíblicos caminos a ex-
plotar al creyente.

Era una etapa importante en mi vida donde conocía mucha gente, don-
de dejaba a un lado toda una vida de rumba y vicios, era una época de
soñar con hacer algo importante; yo estaba decidido a dejar lo que tu-
viera que dejar incluso mis deseos más personales con tal de llevar la
palabra de Dios a todo el mundo.

Sueño que empezó a verse fragmentado por situaciones que empezaba


a experimentar.

No podría negar las innumerables tentaciones estando dentro de la


congregación, las chicas eran muy hermosas, algunas enamoradas solo
por el tipo de liderazgo que transmitía, pero en mi posición solo quería
esperar la indicada, pero eso no era todo, las veces que presencié deci-
siones de los pastores que iban en contravía de la esencia de Jesus, en
esos instantes yo no aguantaba y manifestaba mi inconformismo.

Por tal motivo, empecé a notar que había algo que no era justo y que
había ego de lideres que lograban manipular e intimidar a los creyen-
tes, lo cual yo no estaba dispuesto a apoyar y mucho menos a buscar
una posición dentro de la iglesia que me marcara algo negativo u ocul-
to.

155
En mi condición de hijo de Dios con todas las experiencias que ya a
este momento había vivido, situaciones que no las cuento en este libro
porque tocaría escribir otro solamente hablando de esta experiencia.
Pero si puedo manifestar lo que logre ver, como la manipulación ina-
decuada de los diezmos y ofrendas, el sensacionalismo planteado en
las oraciones hacia otros, la idea de que Cristo cuando toca la persona
ésta se cae al suelo, la teoría de la demonología que alimentaba un es-
pectáculo de echar fuera demonios y que demostraba según eso el po-
der de Dios, entre tantas otras acciones que promovían el temor en las
personas.

En uno de mis pensamientos de seguir en el propósito divino me ins-


cribí para ser misionero a través de las artes escénicas en la organiza-
ción que estudiaba, efectivamente me aceptaron, ahora tenía solo que
pedir una carta pastoral que aprobara mi participación como misionero
e irme sin problema.

Pedí la cita con el pastor, porque a los pastores hay que pedirles citas,
jajjajajaja, y le hablé acerca de la propuesta de irme como Misionero a
través de las artes escénicas, el pastor me mira fijamente y se queda en
silencio un momento, respondiéndome después: ¡no es adecuado! tu
eres un gran líder aquí y si te vas de misionero empezaras una nueva
vida no volverás aquí…por eso no lo apruebo.

Recuerdo que en ese momento mi cerebro no comprendía, la esencia


de Jesus no era esa, él siempre quiere el bienestar de sus hijos y el pas-
tor por el contrario me estaba coartando de mi crecimiento como per-
sona solo por tenerme en el lugar, sometido y bajo sus órdenes.

En medio de lo confuso para mí que fue este episodio, decidí seguir


adelante, estudiando y enseñando en la iglesia artes escénicas y por su-
puesto descartada la posibilidad de irme a otros países de misionero.

Con la mentalidad de obedecer al pastor ya que nos enseñaban que ha-


bía que obedecer la autoridad en la tierra si era obediente a la autori-
dad celestial seguí adelante, con mis estudios, empecé a estudiar Teo-

156
logía con una universidad de México y potencializando mi capacidad
de entendimiento.

Para esa época había hecho amigos con una organización de jóvenes,
uno de sus lideres tenía un hermano menor sumergido en el consumo
permanente de drogas ilegales, él no sabía que hacer y me dijo que si
podía hablar con su hermano y ayudarlo con ese tema; le dije que por
supuesto, lo que tuviera que ver con jóvenes que necesiten mi ayuda
ahí estaría.

La organización de jóvenes trabajando por Cali fue creada por perso-


nas que discutían con la Administración municipal el brindar apoyo a
través de proyectos que ayuden a los jóvenes a salir de su condición de
alto riesgo.

A esa mesa de trabajo con la Alcaldía de ese entonces ellos me invita-


ron como grupo cristiano de Teatro que era parte de la transformación
juvenil; tengo que reconocer que ya en esta etapa donde podía hacer
una diferencia por fuera de la iglesia me olvidaba un poco del tema de
misionero.

Conocí a James, el hermano menor de uno de los lideres del proceso


de jóvenes, un chico en ese entonces con una forma de vestir peculiar,
de negro en su mayoría, candongas en sus orejas, cabeza rapada y una
forma de caminar bien desafiante y peligrosa a la vez, jajjajajaja, era
un chico con necesidad de ayuda y yo estaba dispuesto a hacer lo posi-
ble.

James le gustaba también las artes escénicas, asi que sin hacerlo sentir
mal ni condenado por su forma de vivir, lo invité a las clases de teatro
y consecuentemente se quedaba en la reunión de jóvenes que teníamos
los sábados después de la enseñanza.

Fue asi como James empezó toda una transformación, a tal punto que
le gustaba las cosas de Dios, para ese entonces teníamos nuestra pri-
mer presentación en tarima en un evento patrocinado por la Alcaldía

157
Municipal para mostrar todo el talento de las diferentes comunas de la
ciudad.

En mi caso, nos tocaba una obra de teatro, recuerdo que montamos un


libreto alusivo a todas las luchas de jóvenes de la época, entre ellas el
alto consumo de drogas en especial Marihuana y cocaína.

Asi que uno de los personajes era un joven pandillero consumidor de


drogas que entraba en escena, recuerdo que ese personaje lo interpretó
James, ya que su manera de caminar era muy natural de acuerdo a la
interpretación; llegado el momento de la presentación, él no aparecía
por ningún lado, hasta que empezó la obra de teatro y fue llegando con
su vestuario puesto y un cigarrillo de Marihuana original y grande; me
dio risa pero aun asi no lo iba a juzgar por eso, subió al escenario e in -
terpretó adecuadamente su papel.

Es asi como James fue dejando a un lado ese tema de drogas y empe-
zaba a estudiar la biblia, yendo a las reuniones y retiros espirituales
que hicimos en esa época, campamentos que ayudaban a encontrarse
con Dios a excepción de la metodología y sensacionalismo de echar
fuera demonios como acto super divino por encima de la sanidad inte-
rior, pero en ese entonces creo que era lo que se había aprendido.

Conformado un grupo fuerte de artes escénicas en la iglesia y yo como


profesor de este, hicimos múltiples presentaciones en las reuniones de
jóvenes, no olvidaré una donde vestido de acertijo, un traje pegado a
mi cuerpo delgado y con signos de interrogación y bajando por un lazo
desde el segundo piso con sonido de helicóptero, una entrada triunfal
para una buena presentación.

Todas las presentaciones mostraban algo importante y era poder trans-


mitir la necesidad de Dios a todos los asistentes.

Y asi podría nombrar una cantidad de presentaciones o actividades que


hice en la iglesia en ese entonces, pero como dije antes, tocaría escribir
un solo libro para eso y lo llamaría “hechos dentro de una iglesia cris-
tiana” ajajajjaaj.

158
Me vincule de una manera participativa con la organización de jóvenes
trabajando por Cali, visitaba los lideres de esa organización residentes
en la zona de ladera de la misma ciudad, Polvorines, Siloé y la zona
del distrito de Aguablanca como el Retiro y el Vergel, eran los barrios
más peligrosos de esa época.

A esos sitios iba a acompañar y a dar charlas a jóvenes que estaban en


conflicto de pandillas, sin hablar de Jesucristo de frente, pero si ajus-
tando cada mensaje a la necesidad de cambio y de mejorar su calidad
de vida.

Algunas ocasiones tocaba tirarse al piso en el lugar porque pasaban


chicos disparando fuertemente frente a las casas, en esos sectores ha-
bía mucha retaliación, venganzas por muertes anteriores y por supues-
to un odio incontrolable. Esto hacía que nuestros jóvenes en esa época
se mataran constantemente.

En mi caso, predicaba de Cristo de una forma muy autentica con mi


estilo de vida, los llevaba a la iglesia, pero la predicación en la iglesia
era tajante y conservadora, no entendían la necesidad de transmitir el
mensaje con más amor y menos ley, eso hacía que mucha gente no
volviera. Los pastores decían que asi debía ser y punto, no daban op-
ción a la reconsideración o a que alguien como yo les hablara de que
estaba mal.

Mi mente se estaba saturando de inconformidades, por un lado, en mi


devocional o intimidad con Dios entendía de una manera su mensaje y
por otro lado en la iglesia querían imponerme su doctrina por encima
de todo, para ellos era lo más importante, lo que ellos dijeran y nada
más.

Siempre pensando que era equivocado ir en contra de lo que decían los


pastores me quedaba callado y asumía que era por el bien común y se-
guía adelante.

Hasta que un día en medio de mis oraciones sentía que estaba estanca-
do, que la iglesia no tenía un rumbo definido, que los jóvenes estába-

159
mos sin rumbo fijo, en fin, en medio de este sentimiento abordé al pas-
tor y le pedí que me escuchara unos minutos, efectivamente se sentó
en el Hall de la entrada a la iglesia y prestó atención.

Le dije sin ningún temor que sentía que la iglesia no tenía visión, los
jóvenes estaban estancados en estudiar ir a la reunión de jóvenes y ac-
tividades y que de su desarrollo personal no había nada.

Personalmente me siento asi…estancado y a veces solo religioso…te-


nía que decírselo, yo no tenía intereses de protagonismo ni de pecar a
escondidas, ni mucho menos interés en continuar aceptando situacio-
nes que a mi parecer no eran sentimiento de Jesus.

El pastor mirándome mientras yo le hablaba y yo sin quitarle la mirada


me dijo: “voy a viajar a Singapur a una convención donde tendremos
una visión nueva, una manera de hacer que la gente esté en continuo
desarrollo, espera a que yo llegue y hablamos bien del tema, te pare-
ce”, yo le respondí que esperaba a que él volviera pero que si no era lo
adecuado para nuestros jóvenes yo me hacía a un lado.

Definitivamente le estaba dando prioridad a lo que aprendía de Jesús,


no podía ser religioso y predicar de un evangelio que no se vive real-
mente, siempre creí que hay que ser coherente entre lo que se dice y se
hace, eso lo aprendí leyendo la vida de Jesus.

Mientras esperaba que llegara el pastor, sucedieron dos cosas:


Una fue que compré una moto. Un modelo de moto que era común en
esa época y muy usada por delincuentes también, jajaajajja, compré
una Yamaha RX100 india, nueva, modelo recién llegada, una moto
que le hice unos cambios y quedo con exosto y pistón de RX115.

Siempre tuve ganas de una moto de esas, en mi barrio creo que fui el
primero de todos mis amigos en tener moto propia, aunque ya no anda-
ba con ellos, todavía los veía de vez en cuando por ahí en sus diferen-
tes mundos, y en mi trabajo que era visitar tiendas en los barrios, los
mismos compañeros de trabajo me pusieron de apodo “sicario”, decían

160
que parecía sicario en esa moto con el tipo de casco que tenía y la for-
ma de manejarla.
Yo disfrutaba andar en moto, a partir de ese momento siempre tuve
una, era sentir la brisa y sentirme libre.

Los chicos de barrios populares en la ciudad de Cali como yo que cre-


cimos normalizando la violencia siempre nos inclinábamos hacia for-
mas de comportamiento diferentes, zapatillas, motos y chicas, era lo
que pensábamos en algún momento.

Pues yo estando en la iglesia no pensaba sino en transportarme y poder


llegar a otros jóvenes no como religioso sino como uno más de ellos
con una palabra de aliento para sus vidas, un estilo Pablo, el apóstol.

En ese tiempo era importante tomar decisiones, estaba en un empleo


que me daba las garantías para independizarme y además de hacer co-
sas significativas, dentro de esa visión era poder crecer espiritualmente
y ayudar la juventud a través de mi participación social con mis ami-
gos y sumar con el conocimiento de Dios sin ser fanático a esta pobla-
ción.

Era contundente lo que debía hacer, la segunda situación fue que los li-
deres de jóvenes, porque para este entonces ya no estaban los pastores
anteriores de jóvenes, los habían movido para adultos y cuando le iban
entregar el mando de los jóvenes a dos lideres, un hombre y una mujer
que eran amigos, pero no pareja, el pastor decide vincularme a esa reu-
nión, ajajajjaaj, efectivamente yo asisto y medio de la conversación el
pastor le dice a ellos que yo estoy ahí porque yo soy como un Josué,
quien empuja la multitud para seguir el camino, ajajajjaaj.

La verdad yo me sentí en el lugar equivocado, primero no me interesa-


ba ser nadie parecido a la Biblia, segundo estaba era esperado que él
definiera la visión de la iglesia, lo cual creía que era lo más importan-
te.

Sin embargo, en ese nuevo liderazgo de jóvenes, el líder que quedó a


cargo, una de tantas semanas se acerca a mí y me dice que predicara en

161
la siguiente reunión de jóvenes; yo me asombré, pero a la vez me dio
alegría el saber que podía transmitirles algo de lo que Dios me había
dado hasta ese entonces.

Durante esos días preparé el tema, orando a mis 4 de la mañana como


todos los días lo hacía y con el fervor de querer dejar algo importante
en sus mente que no fuera religioso.

Llegado el día de la reunión de jóvenes, estaba preparado, parecía que


iba a dar un discurso muy importante para los jóvenes y debía ser muy
directo en mis observaciones, de tal manera que fuera una verdadera
palabra de Dios.

Con todo el furor que un ser humano siente de “creer” ser usado por
Dios, llegó el día de la predicación, el mensaje de parte de Dios que te-
nía yo según las enseñanzas de la iglesia.

Todo lo que recuerdo fue que hablé ese día de la importancia de ser
autentico en todo, nada de imitaciones, y al final de la reunión se me
acercaron varios jóvenes diciéndome que ellos querían predicar como
yo, que querían aprender a dar mensajes como yo, lastimosamente al-
gunos lo dijeron delante del líder de jóvenes recién ascendido lo cual
después de eso nunca más me volvió a decir que diera el mensaje a los
jóvenes, jajjajajaja. En esa época era muy fácil creer inocentemente
que la envidia y los celos no existen, pero la verdad desde este tiempo
en todos los espacios que he estado me ha tocado enfrentar esto por la
forma de ser mía gracias a los cambios que generó el encuentro con
Dios en mí.

Transcurrido el tiempo, continuaba en mi trabajo, feliz y saliendo a co-


nocer un poco más de la ciudad en la moto, aunque no paraba de estar
en vigilias y ayunos, donde me dijeran que había algo que aprender de
Jesus, ahí estaba yo.

Tenía presente que la voluntad de Dios era transmitir su mensaje a


todo el que me acercaba, con la diferencia que yo lo hacía sin impo-

162
nencia o religiosidad, ni criticando ni juzgando, solo con mi testimonio
de vida y entendiendo la posición de la otra persona.

Es practico y vivencial el evangelio de Jesucristo, no me cabe duda,


pero el hombre ha corrompido la esencia divina con su apetito de po-
der y grandeza.

El pastor nunca me dijo nada sobre la conversación que tuvimos, trajo


consigo un modelo de Visión para crecimiento de la iglesia llamado
los “padres espirituales”, lo cual en su implementación dejo visto que
no era lo adecuado, en su afán de crecer y tener más seguidores experi-
mentaban con diferentes ideas de retener las personas.

Pienso que con su idea de haberme llamado a esa reunión donde dele-
gaba el grupo de jóvenes y me ponía a mi como modelo a seguir, pen-
saba que me había olvidado de lo hablado, pues no fue asi, mi interés
no estaba en lo particular sino en el bien común para los demás jóve-
nes que seguíamos llevando a la iglesia.

Eran muchas ideas que me venían a la mente para enfocar los jóvenes
asistentes, pero todo se quedaba en eso en ideas y en una predicación
básica y tradicional que hacia el joven Pastor que había quedado al
frente del grupo.

Nadie se atrevía a decir nada porque era pecado insinuar algo o estar
en contra de algún pensamiento, a mí ya me tenían como rebelde por-
que siempre refutaba acciones o ideas que pretendían solo sostener los
jóvenes, pero no ayudarles a su desarrollo personal, eran ideas muy re-
ligiosas y coartadas por los pastores principales. Efectivamente nunca
me pude entender con la pastora principal porque en una ocasión no
estuve de acuerdo con un comentario hacia los jóvenes, me pidió que
me retirara de su oficina por ese motivo, sin ser grosero le dije que eso
era un gusto para mí.

Siempre recordaba la historia de Pablo de Tarso, uno de los elegidos


por Dios para predicar de Cristo después de haber sido perseguidor, un
hombre que decidió dejar lo tradicional que era mantener metido en la

163
iglesia y dedicó su vida a ir por todas partes, sin juicio ni condenando
a nadie, solo llevando las “buenas nuevas”, eso fue de mayor impacto
para mí que los que mudan sus rostros en las iglesias y en sus casas y
trabajos son otro tipo de personas.

Asi que empecé a sentirme que no encajaba en ese lugar, que había lle-
gado al límite y que no había crecimiento alguno, que ese tipo de igle-
sia no era para promover las “buenas nuevas”, para mí era una iglesia
con intereses particulares y sin intensión de crecer espiritualmente.

Asi que en medio del trasteo porque la iglesia se trasladaba a un lugar


en la comuna 18, deje de volver a congregarme y deje de asistir a la
iglesia, sin dejar mis tiempos a solas con la biblia y mis oraciones.

En una semana de esos tiempos, me visitó en mi casa el pastor de jóve-


nes, el que habían nombrado y que me había puesto a dar un mensaje
en el grupo de jóvenes, ¿recuerdan? Cuando lo recibí en mi casa sali-
mos a la cancha cercana a conversar y sus intenciones eran saber si yo
tenía o había hecho algo que fuera pecado dentro de su cuadriculada
mirada espiritual.

Le estaba hablando y le dije que si tenía que confesar algo…..inmedia-


tamente se me adelanto y me preguntó que si yo también estaba en ese
grupo….con asombro le pregunté a que se refería….y me pregunto di-
rectamente que si yo también estaba enamorado de la chica, obviamen-
te me dijo el nombre, pero por respeto no la nombro aquí, era una chi-
ca hermosa por dentro y por fuera, discípula de una gran amiga mía,
por supuesto que cuando la conocí bien, me gustó mucho pero a la
misma vez me desencanté porque hubo muchos chicos de la iglesia de-
trás de ella, además que su líder se encargó de alejarla de mi por otras
razones, jajjajajaja, sin embargo le dije a joven pastor que estaba equi-
vocado.

Lo que pretendía decirle es que la manera de llevar la doctrina y de lle-


var el evangelio no era la adecuada a mi parecer y que por ende había
decidido salir de la iglesia y talvez congregarme en otro lugar.

164
Quedó asombrado, seguramente pensando que mi situación de no ha-
ber vuelto era sentimental u otra cosa, cuando se dio cuenta que eran
ideológico, no toleraba estar más en un lugar donde solo éramos usa-
dos para fines individuales y egocéntricos.

Para ese entonces no fui el único que se fue de la iglesia en cuestión,


hubo lideres de los antiguos jóvenes que también salieron y por su-
puesto yo salí solicitándole por escrito al Pastor titular mi carta de sali-
da, siiii había que pedir carta de recomendación porque sin ella no po-
día estar en otra iglesia, jajjajajaja, increíble pero cierto.

Para ese entonces estaba siendo muy popular el rock cristiano y dentro
de los artistas que yo seguía, escuchaba a Rescate de argentina, Alex
campos o misión vida en su momento y a freddy Rodríguez de Bogotá;
asi que motivado por ese tipo de música y por amigos que me invita-
ron a una iglesia cerca de mi casa con las iniciales MCI, solo la nom-
brare a partir de este momento por esas iniciales, una iglesia con una
supuesta visión que cautivo mis ganas de seguir sirviendo a Jesucristo.

Empecé a ir a la reunión de jóvenes los sábados, asistí con un bajo per-


fil, sin embargo, había chicos que me conocían de antes y sabían que
yo era líder y empezaron a hablar con otros de mis cualidades.

Trate al máximo de mantenerme a distancia, quería pasar tiempo sin


ninguna responsabilidad y poder disfrutar de la alabanza y adoración,
pues era parte de mi historia con Dios y lo que no quería perder jamás.

En ese entonces continuaba con mi trabajo de asesor comercial o ven-


dedor tienda a tienda en la mejor distribuidora de la ciudad, estaba vi-
viendo en un aparta estudio que me había alquilado uno de los chicos
de la iglesia anterior que recientemente se había casado.

No podría dejar pasar por alto mi experiencia en las calles como ven-
dedor, había lugares que me tocaba dejar guardada la moto cerca y ha-
cer la ruta de trabajo caminando porque el sector era muy peligroso,
llevar monedas en los bolsillos para poder darles a los grupos o perso-

165
nas que se acercaban a pedir una moneda, era estresante visitar esos
barrios, pero era parte del trabajo.

En ese lugar de trabajo tuve mis primeros móviles celulares, el 5125 y


el Motorola startack fueron los primeros celulares que tuve y que ge-
neraba un avance tecnológico entre el año 2001 y 2005 y por supuesto
yo tenía los medios económicos para tener los mejores de ese momen-
to.

Llegando a la nueva iglesia (MCI), se había lanzado al mercado el fa-


moso Nokia 1100, un teléfono pequeño, fácil de portar y de buena re-
cepción. Era el medio de comunicación eficaz y rápido de la época.

Asi que era vistoso, un chico de 25 años con moto, celular e indepen-
diente, con potencialidad de liderazgo; cuando empezaron a conocer-
me los primeros días, dos chicas de la iglesia, lideresas e independien-
tes me invitaron a comer para asi conocernos mejor, jajjajajaja, eso era
otro nivel, asi que en amistad salíamos y compartíamos.

Algunos amigos de la anterior iglesia también habían salido y llegaron


conmigo a esta MCI, algunos continuaron otros no, de los que se fue-
ron recuerdo que me dijeron que tuviera cuidado con el tema doctrinal
que nadie lo conocía todavía y yo de manera de chiste les dije: “bueno
al menos que saque a mi esposa de aquí, para mi está bien” jajaajajja.

Poco a poco empecé a involucrarme en la visión de esta nueva iglesia,


una llamada G12, gobierno de los 12, una visión que había sido pro-
movida por un Pastor de MCI Bogotá y que permitía cautivar a mu-
chas personas a través de la música y las actividades permanentes en la
iglesia, una visión disfrazada de activismo y manipulación donde mu-
chos fuimos víctimas y victimarios.

Tengo que hablar de este tipo de liderazgo que ejercí en este lugar por-
que pasaron cosas trascendentales y que cambiaron mi vida, no exacta-
mente dentro de la iglesia como tal, pero si alrededor de mis acciones
de liderazgo.

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Este periodo fue una etapa importante, mi amor por Dios continuaba
intacto e imparable, cada vez quería saber más de él, pero me en-
contraba con una nueva forma de hacer el cristianismo, lo cual parecía
novedoso e importante pero no dejaba de generarme dudas por accio-
nes de intimidación de lideres que notaba en algunos grupos.

Asi con todo lo visto en tan pocos días, empecé a participar de una cé-
lula como asistente, aunque notaba que la predicación de la líder iba
enfocada en alimentar el ego en ellos y en metas por cumplir.

Poco a poco fui identificando la idea o visión como la llamaban en la


iglesia, asi que cada vez tuve más cuidado de sumergirme en lo doctri-
nal.

Sin embargo, empecé a ser actor de la dinámica más a fondo, quiere


decir que empecé con algo que indudablemente me perseguía, el ganar
jóvenes que creyeran en Cristo.

Era como un imán, a cada joven que yo le hablaba de Jesus siempre


quería ir al lugar que lo invitaba, parecía que lo de la profecía era cier-
to, siempre lo pensé; asi que, empecé a participar del liderazgo de la
iglesia MCI, poco a poco fui teniendo discípulos, poco a poco o rápido
para algunos ya mi nombre sonaba en el lugar, como decimos en el fu-
tbol, sonaba como una promesa, jajjajajaja.

Dentro de este proceso indudablemente tengo que exponer muchas si-


tuaciones que marcaron mi tiempo y mi vida en este lugar, decisiones
y actitudes trascendentales que me llevan a ser lo que soy hoy día o a
pensar como pienso hoy.

Para ese entonces mi físico era muy delgado, cabeza rapada, usaba
pantalones anchos y busos maga larga, realmente muy dedicado a
aprovechar mi tiempo en construir un buen grupo de jóvenes y por su-
puesto poder guiar de la mejor manera. Para esto continuaba siendo
muy estudioso de la Biblia y además de tener tiempo de oración muy
temprano y en cada momento que podía hacerlo.

167
Son muchas situaciones, son difíciles de enumerar por orden, sin em-
bargo, haré mi mayor esfuerzo para escribirlas y poder aprender de
ellas nuevamente.
Lo primero que tengo que resaltar es que para ese entonces la “visión”
de este lugar era atractiva para muchos, tenía un esquema de trabajo
que disponía que se creciera rápido en número, pero tenía una “puerta
trasera gigante”, una estructura administrativa y técnica para el manejo
de la iglesia proveniente de la ciudad de Bogotá Colombia donde esta-
ba la iglesia Madre.

Hoy en día puedo comparar esta “visión” con una “red de mercadeo”;
lo importante era traer “mucha gente”, que al final los que quedan ayu-
dan a sostener el proceso.

Una estrategia de “metas” para todos los lideres, compromisos toda la


semana disfrazados de sumisión a Dios y la iglesia, cumplimiento es-
tricto del número de “nuevos” para enfocarlos a ir a un encuentro con
Dios.

¿Qué eran los encuentros? Eran una especie de campamentos, una sali-
da a una finca con determinado número de jóvenes o personas que
querían “encontrarse con Dios”, increíble, ya no era necesario solo la
“oración de Fé” sino que el nuevo debía pagar una cuota por viajar a
encontrarse con su creador. Ahora suena loco, pero en ese entonces pa-
recía muy espiritual este mecanismo, tanto que hoy día creo que si-
guen con la misma funcionalidad.

Recuerdo ver a muchos lideres y lideresas muy estresados por no cum-


plir sus metas, por no saber que decir cuando el pastor les preguntara
sobre su compromiso de “ganar almas”, asi el señor Pastor preguntara
de mala manera lo hacía exponiendo que le “dolían las almas perdi-
das” ajajajjaaj, muchos creían que de verdad era por eso, al día de hoy
uno sabe que era sostener el “castillo” que había levantado y un estilo
de vida de riquezas a través de la obligatoriedad de los “Diezmos y
ofrendas”.

168
Era toda una estructura motivacional y económica, la gente se le in-
yectaba un “sensacionalismo Divino” y al sentirse mal por sus pecados
diarios, el fin de semana cumplía con lo que Dios mandaba a través de
la predicación y lo que más se hablaba en la predica del Pastor era de
“pagar los diezmos”, jajjajajaja y asi se sostenía económicamente la
iglesia y adicional se trabajaba todos los días en las personas a través
de tenerlas en diferentes actividades toda la semana; ayunos, vigilias,
células, madrugadas de oración, reuniones dominicales y sábados y
por supuesto escuela de formación de lideres, todo un campo de con-
centración para no dar espacio al “pensamiento crítico e individual”.

Grave problema conmigo, como yo venía con “experiencia” de otra


iglesia, sabia de mecanismos de manipulación e intimidación, leía per-
manentemente la Biblia como estudio espiritual e histórico, no dejaba
que me quisieran hacer sentir mal por mis acciones.

Sin embargo, en medio de todo esto que veía, entré a hacer parte del
mecanismo, muy dentro de mi pensaba que era una buena manera de
“ganar personas para Cristo”, obviando todo lo que nombré anterior-
mente y suponiendo que era parte del proceso de Dios con la iglesia.

Pero dentro de todo tenía varias expectativas, una de ellas como se lo


manifesté a mis amigos que salieron conmigo de la anterior iglesia
cuando me dijeron que tuviera cuidado en ésta, que no me metiera de
cabeza; les dije: ¡al menos si encuentro a mi esposa en este lugar, para
mi está bien! En modo de chiste cuando conversábamos en esos días.

La verdad era un sitio grande para conocer una buena mujer, mi men-
talidad en ese sentido estaba enfocada en que de una manera u otra mi
esposa tenía que ser diferente a todo lo que yo había conocido; en mi
interés individual de querer cambiar la historia de mi familia.

¿Historia? Si, en mis familiares era muy normal en su época y casi que
se celebraba el tema que los hombres teníamos varias novias, varias
mujeres y adicional hijos con ellas, recuerdo que algunas tías siempre
me preguntaban que cuantas novias tenía. No las culpo por eso, enten-
dí después que es parte de la idiosincrasia de nuestras comunidades y

169
estilos de vida adquiridos por muchos años atrás, lo cual lo vuelve algo
normal.

En mi condición de Cristiano o Hijo de Dios y de tomarme en serio los


temas que hacían que me sintiera más “SANTO”, o al menos más lim-
pio delante de Dios estaba que había dejado de tener “relaciones se-
xuales” durante casi 3 años, el tiempo que llevaba en la primer iglesia
y lo que faltaba en esta nueva; muchos se preguntaban como lo hacía;
era sencillo pero de sacrificio, los días que amanecía con deseo sexual
inmediatamente entraba a hacer Ayuno, ya sea por una comida o dos,
pero era decidido a no caer en esa situación de cualquier manera.

Era como creer que, si tenía relaciones sexuales con alguien iba a pe-
car contra Dios, pero aparte de esto era temor lo que sentía al pensar
que tendría hijos talvez con la persona equivocada, y eso hacía que no
me enfocara en las relaciones con mujeres sino solamente con Dios en
oración.

Definitivamente había tomado una decisión y era poder estar abierta-


mente con la mujer que realmente me gustara y que sintiera de una for-
ma distinta cuando la conociera.

Era una especie de “compromiso” que tenía con Dios, diciéndole en


mis oraciones que cuando mis ojos vieran la mujer que era para mí,
sintiera yo algo distinto o sobrenatural.

De verdad quería una mujer espectacular y que pudiéramos hacer his-


toria en este mundo, eran sueños de un soltero enamorado de Dios y
que además estaba en un lugar como iglesia y que de una forma u otra
era el lugar de compartir con otros unas ideas similares.

En ese entonces ese era mi pensamiento, lógicamente hoy en día mu-


chas cosas han cambiado y que me llevan a tener otra versión de Dios
en mi vida.

Era en serio que todo mi ser, alma y espíritu querían hacer solo la vo-
luntad de Dios, aunque esta voluntad a veces terminaba siendo la vo-

170
luntad del Pastor, lo cual me enfurecía y empezaban los problemas
dentro de la iglesia.

En medio del liderazgo que ejercía en esta iglesia, para este entonces,
se suscitaron varias cosas, entre ellas, conocí excelentes personas y jó-
venes con el ánimo de querer servir a Dios, pero en medio de este tipo
de estructura y mensaje que manejaba la iglesia en sus enseñanzas, era
muy difícil hacerlo de manera que no existiera angustia y desespero.

Puedo decir abiertamente que una de las estrategias que más influía en
este lugar era el “alimentar el protagonismo que tanto desea el ser hu-
mano”, era un tema INYECTADO en la mente de cada creyente desde
que iba a un “encuentro”, las ganas de ganar y hacer discípulos era una
manera de mostrar de que eran capaces y a la vez de seguir escalando
en la estructura de liderazgo, todos querían ser parte de los doce (12),
era el grupo más importante del lugar, ser un “doce” era un mérito que
se le daba a aquellos que tenían más “fruto”, según el Pastor el fruto
era la cantidad de discípulos que tenía la persona.

Era un premio al esfuerzo por ganar almas para Cristo, al menos eso
era lo que le hacían creer a todos.

Recuerdo que, en mi primer año en medio de mis acciones, pues fácil-


mente yo le hablaba de Cristo a otros jóvenes y ellos seguían mis invi-
taciones, es asi como mi nombre empieza a sonar en medio de las reu-
niones de jóvenes y muchos se cuestionaban quien era ese Johnson que
las fichas de invitación los jóvenes marcaban como quien los había in-
vitado.

Les puedo contar que mi forma de vestir en ese entonces es para el re-
cuerdo, mi esposa siempre se acuerda, pantalones en Drill con bolsi-
llos a los lados, en Cali le decimos “guayaberas”, busos de manga lar-
ga, zapatillas originales, cabeza rapada con gafas oscuras en la parte de
las orejas mirando hacia atrás, jajjajajaja, y solo pesaba 69 kilos, era
muy delgado, lógico, decía mi abuela con esas “aguantaderas de ham-
bre”, asi le decía por los ayunos que hacía, ajajajjaaj.

171
Ese era yo, adicionalmente se le suma que mi dentadura después de la
situación presentada en la secundaria con las practicantes de odontolo-
gía donde me sacaron unas “raíces”, los dientes los tenía “Montados”,
era un desorden de dientes, jajjajajaja, siempre he luchado con eso,
además que en mi familia no fue importante de niño como lo manifes-
té antes.

Me preguntaba, un joven con esas características físicas incluyendo el


rostro cicatrizado por el acné agresivo que me había dado en mi ado-
lescencia, pensando en una chica que pudiera ser su esposa, pues la
verdad, no tenía físicamente algo porque enorgullecerme, aun asi tenía
g la Gracia de Dios y una manera de ser diferente a otros chicos, de tal
manera que mi amor por lo que hacía, como lo hacía y la dedicación,
generaba que algunas chicas pusieran sus ojos en este joven evangéli-
co, ajajajjaaj.

En un momento que no esperaba llega la noticia que el pastor de la


iglesia, la eminencia más alta del lugar quería tenerme en el grupo de
los 12 de jóvenes, dado a mi capacidad de llevar jóvenes a la iglesia y
de liderazgo que mostraba, jajjajajaja, asi me dijeron en serio, asi que
no podía rechazarlo, era un desplante hacerlo y Dios podía castigar
eso, jajjajajaja, no puedo creer que haya habido personas que creyeran
eso, pero bueno era parte del espectáculo de esos años.

Asistí a la primer reunión donde el pastor iba a ratificar mi liderazgo


de 12 y adicional poner las metas necesarias para seguir creciendo, jaj-
jajajaja, siiii metas, la visión de la iglesia era estrictamente movida por
el cumplimiento de “Metas”; recuerdo que cuando llegué a la sala de
reuniones, los 12 que llevaban buen tiempo en ese cargo estaban tan
nerviosos y asustados que yo no podía creer lo que se sentía en ese lu-
gar, era una opresión tan alta que me vi obligado a preguntarles a dos
de mis amigos en el lugar que era lo que pasaba.

Los dos me contestaron lo mismo, es que el pastor ahora nos va a


“Exhortar” porque no hemos cumplido con las metas que se habían
planteado. Yo les respondí solamente estas palabras: “donde hay pre-

172
sión y opresión no está Dios”, ellos me miraron diferente sin entender
lo que yo les decía.

Tengo que decir, realmente era un momento muy tenso, muy depri-
mente, y en mi forma de ver en ese instante, no había nada de Dios en
esa reunión, sin embargo, la temática del pastor con su visión de los 12
era que “por sus frutos os conoceréis”, para él, fruto era sinónimo de
seguidores, discípulos que todos debían conseguir para la iglesia.

A mí se me hizo un nudo en la garganta, ya que, según mis estudios bí-


blicos de esa época, el fruto a que refiere la Biblia en ese versículo es
al fruto del Espíritu Santo: Paz, gozo, amor, benignidad, fe, templanza,
bondad, mansedumbre y paciencia; y no tenía nada que ver con resul-
tados de discípulos.

Sin embargo, entendía que era la “visión” que Dios le había dado al
pastor principal en Bogotá y que guste o no era lo que Dios había di-
cho, ajajajjaaj, como me recuerda esto a todas las religiones del mun-
do, todas hablan de ser la verdadera y todos corren creyendo lo que di-
cen los hombres, sin cuestionar o peor aún sin investigar.

Efectivamente, llego el pastor a la reunión con los 12 de jóvenes que


estábamos ahí, en primera instancia me saluda y me dice “bienvenido”
espero que tenga lo suficiente para estar en este grupo tan importante y
escogido por Dios; jajaajajja, recuerdo que cuando escuche esas pala-
bras lo primero que pensé fue en el EGO tan fuerte y alto que tiene
este pastor, sin embargo, le dije que gracias y que ahí estaba para ser-
vir al Señor.

Desde esa primer reunión hice énfasis en que solo le serviré a Jesucris-
to, sea que lo haya entendido o no, al menos lo dije.

Se notó la molestia del pastor en ese momento, al ver que no era sumi-
so ni agachaba la cabeza, por el contrario, refutaba con la palabra de
Dios, la verdad poco y nada me importaba, desde que llegue a ese lu-
gar no me importaba ser otra persona o alguien que les agradara a to-
dos, solo me importaba lo que yo creía que a Dios le importaba.

173
Por tal motivo empieza un señalamiento lento hacia mi persona como
una persona difícil y rebelde en algunos casos, siempre les dije de
frente que yo no servía al hombre, yo solo servía a Dios. Mas adelante
eso me iba a poner en un ambiente difícil pero no me importaba, no es-
taba en este lugar para ciegamente obedecer un hombre nuevamente
sin el respaldo de la palabra de Dios o de verdaderamente ayudar al
prójimo como debe ser.

En este tiempo estaba sumergido en todas las actividades de la iglesia,


pese a que no quería meterme de lleno con todo ya mis 7 días de la se-
mana estaban ocupados con el eslogan “servir al señor”; entonces mi
vida estaba en ese momento de la siguiente manera.

Tenía 2 células, dos grupos a los cuales les daba la palabra de Dios en
dos días entre semana por las noches; una noche en “escuela de lide-
res” lugar donde había que “educarse” para crecer en la iglesia, jajaa-
jajja; otro día de reunión o culto como le han llamado a las reuniones
cristianas; un día de culto de jóvenes y el dominical; no podíamos fal-
tar a nada, sin ninguna excusa, solo pensando y creyendo que era la
voluntad de Dios. Antes de las 6:00am dos días a la semana en algunas
fechas todos los días había que asistir a todas las “alboradas” eran
tiempos de oración e intercesión.

Voy a confesar algo, a la hora que yo llegaba a mi casa llegaba tan


cansado, de madrugar luego el trabajo, del trabajo a la iglesia hasta tar-
de de la noche; me quedaba dormido después de comer sentado en uno
de los muebles de mi casa, ahí sentado me despertaba nuevamente a
las 5:00am para salir a la iglesia por supuesto, porque si faltábamos al
pastor no le iba a gustar y sería un problema para el liderazgo, jajjaja-
jaja, asi era, tristemente decirlo hoy en día, pero la vida personal y fa-
miliar se terminaba por estar cumpliendo el “llamado de Dios”.

No olvido dos de esos días de quedarme dormido en el mueble sin


fuerzas para llegar a la cama, por experiencias inolvidables, antes de
las 5:00am de un día sábado sonó el estallido de una bomba muy cerca

174
de nosotros, las ventanas se sacudieron muy fuerte y el humo era im-
presionante.

La estación de policía Floralia a una cuadra prácticamente de donde


vivíamos nosotros, estaba en llamas, un atentado con una bomba por la
guerrilla de ese entonces, 2 policías gravemente heridos y 46 viviendas
afectadas fuertemente, vidrios y puertas rotas.
El pensamiento de un atentado terrorista en nuestro barrio generó mu-
cho temor entre los pobladores, algunos se fueron del sector y alquila-
ron sus casas, otros empezaron con la reparación y la estación inicia su
remodelación.

Otro día, antes de las 5:00am también, abrí mis ojos y veía unos deste-
llos de luz muy fuertes en el cielo, un zumbido en las calles, mientras
veía estos destellos la tierra se empezó a sacudir muy fuerte, el mueble
donde yo estaba se sacudió fuertemente, era un temblor como nunca
habíamos vivido.

La gente salió asustada a la calle, recuerdo muchas mujeres en sus pi-


jamas, otras mujeres desnudas que del mismo susto no prestaron aten-
ción a que tenían puesto, varios senos al aire, jajjajajaja, fue una locura
esa madrugada y yo acostado en ese mueble dormido con la misma
ropa del día anterior porque del cansancio no alcanzaba a llegar a la
cama.

Era un tiempo de mucho compromiso “eclesiástico”, donde poco tiem-


po pasaba en casa y a pesar de que mi familia estaba contenta porque
había dejado la “vagancia” ahora ya no salía de la iglesia y sus cosas.

Es asi como transcurría el tiempo con esa misma rutina donde yo me


movilizaba en la moto RX que tenía y podía visitar en sus casas los
discípulos que iban a mis reuniones.

De esta época resaltaré algunas situaciones que marcaron ese tiempo,


la primera; a punto de empezar una reunión “culto” de jóvenes me en-
contraba sentado en mi “territorio”, jajaajajja, si, los lideres teníamos
un territorio, un numero de sillas blancas que era la meta que cada uno

175
se ponía delante del pastor para su cumplimiento. Estaba a mi lado una
de mis amigas llamada Verónica, mientras hablábamos y llegaban los
jóvenes al recinto, mi mirada se dirigió hacia la salida y mis ojos vie-
ron una chica de cabellos crespo y mediana estatura, en ese momento
sentí que mi corazón palpitaba mucho más rápido y que tenía un senti-
miento muy agradable hacia esa chica que no conocía, le pregunté a mi
amiga que quien era y recuerdo que me dijo el nombre pero también
me dijo que ella venia de un proceso de separación de su novio, mirán-
dome con ojos de sorpresa, me insinuaba que no era para mí.

Yo en cambio sentí lo que nunca había sentido por nadie solo con ver-
la, sin embargo, dentro de mi suponía que ese momento era el que ha-
bía esperado durante 5 años para entender quién podía ser la mujer que
iba a compartir conmigo el futuro.

La siguiente semana estaba yo sentado en unas escaleras con una com-


pañera también líder de 12, y en ese momento venia la chica que me
sacudió el pecho el sábado anterior, mi compañera la llama y le dice
“te presento a Victor Johnson” inmediatamente le doy mi mano para
presentarme y ella mirándome fijamente y con su mano apretada mi
pecho se aceleraba nuevamente, si bien es cierto sentimos esa “quími-
ca”, a partir de ese momento nos volvimos amigos y no más lejanos.

Debo confesar que dentro de mi interior ya sentía que ella iba a ser mi
esposa, sin embargo, sin dar mucho de qué hablar simplemente espera-
ba crecer en nuestra amistad para conocernos mejor.

Pocos días después a esta joven mujer la “suben” al mismo grupo de


los 12 de jóvenes, aquellos “superlíderes” que comandábamos el creci-
miento juvenil en Dios. Jajaajajja, me hace sonreír el nombrarlo asi
porque de verdad era una postura que nos hacían sentir como superlí-
deres en proceso.

Solo había que cumplir a cabalidad con las metas y las órdenes del
pastor y asi la bendición de Dios siempre iba a llegar, eso se transmitía
por tanto “activismo eclesiástico”, lo cual estaba desgastando nuestras
vidas pero que todavía muchos no lo veían asi.

176
Entonces nuestra chica ya era parte más cercana a mí y lógico conver-
sábamos mucho más, nos conocíamos mejor.

Aunque entre nosotros ya existía atracción no nos atrevíamos todavía a


hablar de ello, era difícil ya que las exigencias dentro de la iglesia eran
“inmaculadas” y de mi parte había que esperar para saber si ella sentía
lo mismo o no.

Para ese entonces uno de los compañeros lideres tuvo que establecer
su trabajo de discipulado solamente en el municipio de Palmira, ya que
su padre había sido comisionado para abrir una sede de la iglesia en
esa ciudad, asi que los discípulos de mi compañero que tenía en la ciu-
dad de Cali tenían que tomarlos otro líder, es asi como el pastor decide
que ellos vengan a trabajar conmigo.

Recuerdo la mirada de los chicos y las chicas del anterior líder que pa-
saban a estar en mi liderazgo cuando les dieron la noticia y me presen-
taron, la mayoría me miraba como si fuera alguien de inferior “poder”,
jajjajajaja, como no conocían todo de mí, lo único que miraban era el
poder u autoridad que tenían los de la iglesia, sin embargo, al notar
este comportamiento entendí por donde debía empezar con ellos, era
realmente que fueran ellos mismos y no mostraran ante la iglesia solo
lo que esta pedía.

Era notorio para mí la “doble moral” que se movía en este lugar, mu-
cha gente aparentando cumplir con las actividades de la iglesia, pero
sin una relación íntima con Dios, para mí siempre fue más importante
mi tiempo a solas con Dios, la cual estaba siendo saboteada por tanta
actividad en la iglesia que parecía que estaba perdiendo el rumbo de la
relación íntima con Jesucristo.

Otra de las situaciones de esta época fue uno de esos días que, saliendo
temprano de mi trabajo, fui a uno de los lugares emblemáticos de mi
liderazgo en la iglesia, el barrio Alfonso López, sector El Hueco, a una
cuadra del lugar donde vivía mi familia por parte de papá, visité la
casa donde hacia la célula, ahí nos reuníamos en la noche, entonces iba

177
con el objetivo de verificar cuantos chicos y chicas estaban convoca-
dos a la reunión.

Uno de los chicos discípulos y amigo mío se me acercó ese día a decir-
me con temor en su rostro y en su manera de hablar que los mucha-
chos de la pandilla que se ubicaba en el Jarillón borde del rio Cauca,
era una invasión de familias, esos muchachos me habían mandado una
razón:
“dígale a su líder que, si vuelve por acá arriba a llevarse nuestros hijos
o mujeres, lo vamos a llenar de plomo”

Claramente ese lugar estaba sintiendo una remoción, los niños y niñas
menores de 10 años les daba algo que llamábamos “taller creativo” les
llevaba dulces y galletas además de juegos didácticos para que se olvi-
daran un poco de la violencia del sector; y las chicas llevaban sus ni-
ños entre semana y el sábado ellas se subían al bus que colocábamos
en el sector para dirigirnos a la iglesia con la mayor población posible,
asi fue durante varios meses.

Ellos en medio de toda una vida de delincuencia en ese sector, me


veían como una amenaza a su estilo de vida y por supuesto no era asi,
apenas Janier el chico que me daba la información terminaba de hablar
inmediatamente le dije que iba a subir al sitio donde estaban ellos, él
con temor me dijo varias veces que no subiera y yo decidido creyendo
como siempre que nada es más poderoso que Dios y que ellos no iban
a quedarse solo con sus suposiciones, debían saber que hacía yo y cual
era mi propósito en el sector.

Efectivamente me dispuse a ir donde estaban ellos, una colina que ser-


vía de protección para que el Rio cauca no se saliera, Janier por su-
puesto repitiéndome que por favor no fuera que ellos estaban ofendi-
dos y querían matarme, pero ya estaba decidido, llegue donde se en-
contraban sentados alrededor de 8 chicos estaban ahí, todos con sus ar-
mas de fuego en piso y sus cinturas, mirándome de manera despectiva
y ofendida.

178
Uno de ellos se me acercó a increparme y por supuesto varios tratán-
dome mal con palabras soeces, sin embargo, en mi intervención les
dije que solo había subido para escucharlos y me dejaran dar mi ver-
sión de los hechos, que si después de mi exposición no quedábamos
bien yo me iba y no volvía a hacer nada en el sector.

Lo consideraron pertinente y decidieron que sí, empezaron a quejarse


porque motivo sus mujeres, porque cada uno tenía de a 2 mujeres con
las cuales vivían y tenían hijos, asombroso pero cierto, argumentaban
casi todos que no creían en pastores ni religiones por experiencias pro-
pias ya que a ellos varias veces los habían contratado sacerdotes y pas-
tores para matar a otros, para ir a hacer algunas vueltas de hurto, en
fin, su molestia era porque no sabían realmente que estaba pasando
aparte de que sus hijos y mujeres estaban recibiendo charlas sobre la
palabra de Dios.

Muy amenazantes e intimidadores con sus armas de fuego siempre re-


petían que ellos mataban a quienes quisieran meterse con su gente y
que fuera a hacerles daño o a meterles cosas en la cabeza contra ellos.

Todos se desahogaron con rabia y yo simplemente prestaba mucha


atención a sus palabras, obviamente eran chicos jóvenes que alcanza-
ban casi los 25 años, pero habían llevado una vida de pobreza y vio-
lencia por generaciones en sus hogares. La comprensión era indispen-
sable.

“Ante una vida poco digna que llevan muchos jóvenes de la ciudad de
Cali, sin políticas de inclusión y oportunidades, con familia e hijos,
muchos deciden abordar el camino de la delincuencia, no se trata de
justificar sus acciones, pero sí de reconocer que no existen estrategias
ni herramientas que permitan que los chicos y chicas de los barrios ac-
cedan a mejorar su calidad de vida, el bienestar NO existe en estos te-
rritorios.”

Llegado mi turno de hablar referente a todo lo que ellos planteaban, lo


cual no era más sino una necesidad de ser escuchados y sentirse que
eran parte del proceso que llevábamos en el sector; les conté primera-

179
mente lo que había yo vivido antes de llegar a conocer de Jesucristo,
les conté todas mis necesidades con que crecí, gracias al talento que
Dios me dio de poder hablarles en sus mismos términos pude estable-
cer una conexión positiva con ellos y asi lograr que aun más me pres-
taran atención.

Al final de la conversación terminamos dándonos la mano como ami-


gos o aliados del territorio, jajaajajja, pero sobre todo invitándolos por
supuesto a empezar que sus vidas fueran distintas, siempre supe que
era muy difícil pues de esos “trabajos” vivían sus familias.

Empecé a subir a ese sector del Jarillón más de seguido, la única moto
que ellos permitía que estuviera allá arriba era la mía, por supuesto que
el modelo de mi moto era en esa época apetecida por delincuentes, ya
que era la más usada por pandillas de los barrios, sin embargo, sin te-
mor y con cariño en algunas ocasiones me la pedían para ellos “darse
una vueltica”, lo único que yo les decía era “hágale, pero no me la
vaya a calentar” refiriéndome a que no fueran a hacer nada ilegal en
ella.

Les daba la confianza y a su vez ellos sentían que yo era parte de su


idiosincrasia.

En mis visitas a los chicos del sector, arriba en el Jarillón, tuve una vez
una situación que hasta el día de hoy recuerdo, una de las chicas y su
hermano me invitaron a pasar a su casa, una vivienda hecha en madera
y palos protegida con tejas negras y algunos plásticos al lado del Rio
Cauca, uno de los ríos más caudalosos de Colombia; ese día me dieron
jugo en un vaso plástico, cuando yo miro el vaso, estaba untado con
grasa a su alrededor, no podía despreciarlo ni mucho menos dar a en-
tender algún tipo de fastidio, al contrario, entendía que si ellos me sen-
tían parte de su territorio pues tenía que acostumbrarme a varias cosas
que eran normales para ellos.

Con todo el cariño del mundo me tome el jugo y seguimos en la con-


versación, creo que una de las cosas que siempre me unía con los cien-

180
tos de chicos que les hable de Jesucristo era mi forma de hablar y mis
comportamientos naturales de vida.

En ese sector llegamos a cerrar la calle para poder hacer nuestra “célu-
la”, eran muchos jóvenes y jovencitas que sentían algo distinto, juga-
mos muchas veces en la calle, juegos tradicionales que hacían que nos
olvidáramos un poco de las situaciones de necesidad y que nos lleva-
ban a compartir mucho más.

Una de las chicas, Yoselin, quien mucha gente no la veía a ella como
alguien honorable por su forma de hablar, de vestir y comportamiento
agresivo, yo la veía como una gran líder,

Hoy día que la veo por redes sociales predicando de Jesucristo con un
hogar establecido es donde me doy cuenta de que a pesar de todas las
situaciones y experiencias valió la pena para al menos ella como mu-
chos otros construyeran un estilo de vida donde se sintieran VIVOS.

En ese sector creamos un equipo de futbol, jugábamos en la calle des-


pués de la célula, hacíamos comitivas, en una de tantas comitivas re-
cuerdo que me invitaron en la casa de Yoselin a tomar chocolate con
“corroncho”, este es un nombre que se le daba a una clase de pescado
que existe en Colombia, era increíble, ajajajjaaj, ellos lo tomaban asi
porque supuestamente era nutritivo, yo la verdad aunque traté de evitar
tomar, me convencieron de quedarme entendiendo que era parte de su
estilo de vida y yo como líder debía hacerme como ellos siempre para
tener mejor comunicación en todo.

Sin embargo, después de tomarme ese chocolate con pescado, me des-


pedí rápidamente y me fui en la moto, al girar la esquina del pasaje lle-
gué a una panadería y compré urgentemente una Coca-Cola, jajjajaja-
ja, ellos nunca lo supieron, pero tenía ese sabor a pescado hervido en
mi garganta, ajajajjaaj, ¡bella época!

Al sumarse los otros chicos que venían de ser parte de otro tipo de lí-
der, debía buscar la forma de integrarlos de manera natural, tal como
siempre había sido yo en esa situación, asi que en mi trabajo me gané

181
unos tickets para entrar a patinar en hielo, una pista que había llegado
a la ciudad a brindar sus servicios y no cualquiera podía entrar, para
nuestra población vulnerable y con bajos recursos en la ciudad no era
prioridad ir a gastar dinero en una pista de hielo cuando necesitaban
comprar comida.

Asi que conseguí 14 entradas a la pista de patinaje, llevando 13 de los


chicos lideres de mi grupo y por supuesto a la chica que me gustaba y
que ya el pecho me palpitaba, jajaajajja.
Aunque tenía las invitaciones donde podían ir gratuitamente, algunos
fueron esquivos, pero al final decidieron participar. Ese día de poder
patinar fue un día inolvidable.

Inolvidable por 2 razones, la primera, llegamos al centro comercial


donde estaba la pista de patinaje y había una fila para entrar como de
500 metros, superlarga, nosotros nos paramos en la fila a esperar y
avanzar pero en medio del cansancio y desespero por esperar empeza-
mos a contar chistes, experiencias de vida que también se convertían
en risa, estuvimos alrededor de 2 horas esperando nuestro turno, pero
en ese tiempo no paramos de reírnos, esa risa empezó a unir los chicos
que soñaban con servir a Dios siempre y disfrutar un poco más su exis-
tencia.

La segunda, al entrar a patinar solo las chicas sabían hacerlo, nosotros


los hombres no teníamos ni idea, algunos nos soltamos a improvisar y
nos caímos al piso muchas veces, era incontrolable no reírse de noso-
tros mismos, jajaajajja, Michael, uno de los muchachos, afrocolom-
biano, de 1.90 metros de estatura paso todo el tiempo pegado literal-
mente de las vallas alrededor de la pista, sudaba todo el tiempo, se reía
todo el tiempo y terminamos exhaustos, cansados de caernos y de reír-
nos, pero con la satisfacción de haber pasado una tarde inolvidable.

“lo que si he aprendido a lo largo de todos estos años es que los mejo-
res momentos que podemos tener es cuando reímos, y en Colombia te-
nemos una cualidad, nos reímos hasta de nosotros mismos, jajjajajaja”.

182
Salimos del lugar tan cansados pero satisfechos, esa actividad termina
de vincular a los chicos nuevos con los antiguos y contribuye a que to-
dos comprendieran que yo era un líder normal de carne y hueso, con
errores y cualidades, que deben aprender a no ver la gente superiores a
ellos, pues Dios no solamente le habla a los lideres de 12 o al pastor de
una iglesia, es similar a pensar que solo Dios le habla al Papa de la
iglesia católica, falso, Dios le habla a quien quiera en donde quiera.

La verdad en ese entonces estaba aprendiendo a que se podía influir en


ellos a ser ganadores de almas o jóvenes para Jesucristo, pero había
que enseñar a estos jóvenes a no idolatrar a sus lideres, por lo menos
ese era mi pensamiento, pensamiento que chocaba con la idea de lide-
razgo del pastor y que por lógica ya tenía encuentros diferenciales con
éstos.

Empezamos a construir un grupo muy familiar, donde nos sintiéramos


tranquilos siendo amigos, nos ayudamos mutuamente y programába-
mos actividades que nos llevara a poder hablarles a otros chicos de Je-
sucristo.

En la “visión” de esta iglesia había una “Convención” cada año en la


sede principal ubicada en la ciudad de Bogotá Colombia, para el mes
de enero en cada año, asi que me propuse ir a ese evento con al menos
los 12 lideres que estaban al frente de las células de nuestro grupo.

Asi que me invente dos actividades, una de ellas tocaba pedir autoriza-
ción al pastor para realizarla, ya que era algo que nadie se había atrevi-
do a hacer, la otra actividad era algo en la zona de Alfonso López.

Para esta época habían contratado, bueno, asi no se dice en el cristia-


nismo, pero es con salario que trajeron un pastor de la ciudad de Bogo-
tá para liderar la juventud de la iglesia y fui con él para contarle de la
idea y poder tener la autorización, jajjajajaja.

La primer idea era hacer una “chiva rumbera”, siiii, una chiva rumbera
con música cristiana, jajaajajja, para muchos evangélicos de la época
era algo muy “mundano” asi le decían a lo que el resto de los habitan-

183
tes no cristianos hacían, cuando le cuento al pastor de jóvenes y le in-
formo la estrategia para recoger el dinero y poder llevar mi grupo a
Bogotá, él se escandaliza un poco, pero termina diciéndome que lo va
a consultar con el pastor General y me da una respuesta.

Mientras me definían esa autorización, en la zona del barrio Alfonso


López donde teníamos un buen grupo nos inventamos “el Tragadero”,
una carpa con comidas rápidas donde la gente por solo $500 pesos co-
lombianos podían obtener una unidad de lo que pidiera (empanadas,
papas rellenas, papas guisadas, jugos, gaseosas) una gran variedad que
nos permitieran invertir las ganancias y seguir recogiendo dinero para
pagar los viáticos.
Fueron varios fines de semana con ese “Tragadero” funcionando, esta-
ba dejando ganancias para seguir en la meta.

En la segunda semana después de pedir autorización para hacer la


“chiva rumbera, se me acerca el pastor de Jóvenes y me dice que el
pastor General había autorizado hacer la chiva con mucha prudencia,
jajjajajaja, la chiva rumbera es un vehículo con forma de bus público
que fue adaptado para tener en su interior un pista de baile amplia y
unas sillas tipo bar alrededor, las personas pueden disfrutar del recorri-
do y adicional pueden bailar mientras está en movimiento.

Nos propusimos rápidamente en hacer los tickets de entrada para entre


todos vender los cupos antes de la fecha.

Fue algo especial, vendimos todas las boletas, los chicos que compra-
ron vieron la oportunidad de hacer algo distinto sin sentirse condena-
dos o presionados negativamente.

Mientras vendíamos en el “Tragadero” adicional ya estaba cuadrada la


“chiva rumbera”, con ese dinero nos íbamos 13 jóvenes para Bogotá
ciudad Capital a la “Convención anual de la iglesia”. Allá la verdad
íbamos a que “nos convencieran” mucho más, jajjajajaja, eso lo veo
hoy día, para ese entonces se sentía muy espiritual, ajajajjaaj.

184
La “chiva rumbera” fue un éxito rotundo, el Tragadero cumplió con
las expectativas, fue un trabajo en equipo muy especial y los jóvenes
asistentes gozaron de un tiempo de buena música y un espacio más ju-
venil de menos presión.

Pagamos en la iglesia el costo de los tiquetes y la convención en su to-


talidad y quedamos programados para el viaje. Mientras tanto llegaba
el mes de diciembre, el pastor general delegó una responsabilidad en
mí de realizar otra chiva rumbera para recoger unos fondos de fin de
año, jajaajajja, con la mala suerte que ya no había disponibilidad de
chivas de esa estructura y por sacar adelante el tema tocó alquilar una
chiva de menos capacidad y menos bonita, el pastor no le gustó mucho
pero era lo único que se pudo conseguir aun con toda la presión que él
se encargaba de imponer bajo su manto de “escogido de Dios”, increí-
ble pero cierto, muchos de mis compañeros creo que hasta sufrían de
estrés alto, la presión que este modelo de trabajo eclesiástico maneja
se parece a la de una “red de mercadeo” pero obligada a hacerse sino
Dios estaría muy enojado, jajaajajja.

Muchas veces que se dirigían a mí con esa presión, yo simplemente


contestaba pausadamente que era lo que pude realizar con todo el amor
posible y que lo hacía de corazón porque yo tenía claro que le servía a
Dios y no a los hombres; esto rayaba en la mente de este pastor desde
que me conoció y pues en el orden de intereses mejor se guardaba las
cosas ya que me había vuelto alguien con más resultados que otros.

En la anterior iglesia también fue asi, por sus intereses eclesiásticos


determinaban que era bueno y que no.

En esa forma de incidir en las mentes protagónicas de los lideres y en


la ardua motivación para que todos fueran reconocidos y aceptados
ante Dios como hombres y mujeres consagrados, de esta forma arras-
traron muchos hacia un vacío enorme que terminaba con muchos fuera
de la iglesia o peor aun sintiéndose condenados todo el tiempo.

185
LA MANIPULACION, LA INTIMIDACION Y LA CONDENA-
CION son herramientas disfrazadas por espiritualidad que llevan a las
personas a desdibujar el verdadero propósito del Dios de la Biblia.

Cuando estas 3 situaciones penetran en la estructura de una iglesia, se


ve mucha gente entrando y llegando por las estrategias de Ganar, pero
realmente hay una puerta trasera donde sale mucha gente que no queda
solo enojada con la iglesia, sino que no quiere saber de Jesucristo,
tema que está realmente muy mal para el desarrollo personal de nues-
tra gente.

Nadie debe obligar a nadie a pertenecer a un lugar, a una iglesia, la


gente debe darse la oportunidad de entrar en su cuarto y cerrada la
puerta orar a Dios que está en lo secreto, conocer la biblia y sus ense-
ñanzas, más por un tema de conocimiento y no de obligatoriedad de la
iglesia, hoy día la gente cree en muchas cosas y a la vez no cree en
nada.
Lo que si es cierto es que para esta época esto sucedía en mi vida, por
lo tanto, lo cuento con alto interés en reconocer las situaciones que nos
enseñaron y cuales no, para asi poder mejorar o ayudar en el camino
de otras personas.

Fue una experiencia muy buena para el grupo estar juntos en la ciudad
de Bogotá, años anteriores había ido yo solo, en esta ocasión íbamos
un grupo muy bueno de la línea que yo manejaba, bueno a esa línea le
decían en la iglesia “ministerio”, para mi eran mis amigos y siempre
quise que conocieran al Jesucristo que yo había conocido, el que no
critica, el que no juzga ni condena, el único que puede poner en noso-
tros el deseo de servir a otros y por supuesto de amarnos a nosotros
mismos tal como somos.

En esa semana que estuvimos en Bogotá pasaron cosas importantes,


una de ellas fue mi dialogo permanente y casi amoroso con la mujer
que me traía loco, jajjajajaja, aunque yo no se lo manifestaba abierta-
mente, nuestras miradas transmitían nuestro gusto el uno por el otro.

186
En las fotos nos hacíamos juntos, nos tomábamos de la mano y se sen-
tía una corriente muy fuerte, jajaajajja, era un tiempo especial, no sola-
mente por las actividades de la iglesia que por cierto la música siempre
fue lo que más me gustaba en ese entonces, adicionalmente el compar-
tir sueños y el futuro con cada uno de ellos.

Con la mujer que mi corazón palpitaba nos hablábamos todo el tiem-


po, ya la mayoría sabía de antemano que nos gustábamos y que parecía
ser algo serio porque éramos personas adultas y con vidas casi defini-
das.

Ella trabajaba en un jardín infantil y yo trabajaba en una de las distri-


buidoras más importantes de la ciudad.

En esa “convención” tengo que reconocer que la pase muy bien y


aprendí mucho sobre las decisiones que debía tomar de ahí en adelan-
te, no solamente individualmente sino eclesiásticamente, ya que el es-
píritu de intimidación para lograr los objetivos y metas de la iglesia no
eran de mi gusto, yo sabía que en algún momento mi corazón y mi
mente iban a colapsar.

Fue una experiencia nueva para la mayoría de los chicos y chicas lide-
res que llevamos a esta ciudad y a este evento, además que conocieron
una ciudad distinta de su entorno, algunos de ellos vivían en unos ba-
rrios de Cali marginales sin opción de salir de la ciudad.

Asi pues puedo decir que llegamos a Cali nuevamente con mejor oxí-
geno y en mi caso más enamorado de la chica que me gustaba. Los
chicos lideres de mi grupo también llegaron muy bien y empezamos
un ejercicio importante con predicar de Jesucristo en sus barrios.

Recuerdo mucho la vez que fui en mi moto a visitar a Michael, uno de


los chicos que había estado con el otro líder, el cual vivía en un barrio
de la ciudad llamado Brisas de Comuneros, una invasión de casa he-
chas con madera y ladrillo, de gente muy empobrecida, con inclina-
ción a la violencia y a participar de pandillas del sector para poder so-
brevivir.

187
Ahí estaba Michael, con su cara de asombro al abrir su puerta y salir a
recogerme una cuadra más adelante, ya que por donde estaba su vi-
vienda era un pasaje muy angosto, aun asi entré con la moto hasta su
casa, su cara era entre asustado y aterrado, asustado porque ha ese sec-
tor no entraba nadie diferente a sus habitantes y mucho menos en una
moto RX Yamaha.

En mi caso siempre supe que el poder de Dios era real y nunca le tuve
miedo a nada, literalmente a nada, a partir del momento que paso ese
episodio años atrás con el que me puso el arma en mi frente, desde ese
momento nada me detiene para poder entrar a lugares donde el mal pa-
recía tener el control.

Luego de compartir con Michael fui a visitar a Aura, Carolina y otros


discípulos que sus lideres nunca habían ido hasta sus hogares, siempre
pensaba que los amigos hay que conocerlos muy bien para poder en-
tender un poco las situaciones.
Aura vivía en el barrio La Unión, Carolina en Puertas del Sol, la ver-
dad casi todos eran barrios peligrosos, con un alto grado de violencia y
pandillas en ese entonces, fronteras invisibles y de una forma u otra
era parte de la idiosincrasia de estos sectores.

Casi todos los de mi grupo o mis 12 como se decía entro de la iglesia


vivían en barrios como Alfonso López, Floralia, Puertas del Sol, Ma-
rroquín, La Unión, Ciudad Córdoba, Brisas de Comuneros y otros del
Distrito de Aguablanca y Norte de la ciudad. Asi me obligaba a cono-
cer sus formas de vida para entender su entorno y poder aconsejar ade-
cuadamente y conforme a lo que Jesucristo transmitía en su palabra.

De verdad era muy comprometido con este tema, me tome en serio el


hecho de poder mostrar el amor de Dios, aun estando en desacuerdo de
ciertas acciones dentro de la iglesia incluyendo su forma de transmitir
presión sin importar muchas veces las vidas de cada creyente.

De esta manera construí buenas relaciones con mis amigos llamados


“discípulos”, aquellos que a pesar de la presión eclesiástica por cum-

188
plir las metas también luchaban con sus deseos juveniles, chicos y chi-
cas enfrentando un mundo exterior bastante complejo, yo lo sabía, mi
experiencia antes de estar con Jesucristo me alertaba siempre de las
múltiples luchas que tenían nuestros jóvenes y que nuestro deber era
entender y guiar.

Mucha diferencia con las directrices del pastor, las cuales eran presio-
nar y ministrar, ósea, hágalos sentir mal orando por ellos para que ten-
gan obligación de salir a buscar nuevos discípulos porque si no Dios
no los bendice, algo asi era ese espíritu de la iglesia, ajajajjaaj.

DEBO HACER UNA ACLARACION, estas afirmaciones son SOLA-


MENTE MI VERDAD, algunas personas han tenido otro tipo de expe-
riencias, negativas o positivas son sus experiencias particulares y se les
respeta asi como también creo que mi experiencia aquí plasmada es de
RESPETO.

Cada uno vive su época, conforme a esto se expresa; por este motivo
hay que saber respetar todos los puntos de vista, pues todos llevan una
experiencia distinta.

En mi caso, como lo he manifestado tenía mi conocimiento en contra-


vía de varias cosas que la iglesia promovía, sin embargo, yo bajé mi
cabeza y era obediente con los pastores hasta donde podía, ya que mi
espíritu no toleraba ningún tipo de injusticia asi fuera transmitida por
un “hombre de Dios”.

Esos días para mi eran más esperanzadores; tenía en la mira la mujer


que muy posiblemente iba a ser mi esposa y eso ya de antemano ali-
viaba un poco mi pensamiento del futuro.

Recuerdo que fui a varios “encuentros” o retiros espirituales donde se


llevaban los jóvenes “nuevos”, donde no solo aceptaban nuevamente a
Jesucristo sino donde tenían varias sesiones que alimentaban la deci-
sión de seguirlo.

189
Por supuesto que tengo anécdotas de cada “Encuentro”, pero escribiría
un libro solo dedicado a ese tema, es muy amplio y además es sensible
para los que creemos y los que no en Jesucristo. El debate es amplio al
igual que el Amor, asi que algunos momentos los escribo para direc-
cionar la experiencia básica de mi liderazgo por la iglesia cristiana.

Fui a un primer “encuentro” con “GUISER”, jajjajajaja, asi le decía-


mos a aquellos jóvenes lideres que iban a “servir” a esas salidas, ayu-
dar en la cocina y servir las mesas, etc.; no tuve ningún problema en
yo ir a servir, sin embargo, era notorio que los que iban de “Guías” es-
pirituales
Parecían que “levitaban”, jajjajajaja, la misma visión de la iglesia los
colocaba en una posición donde sus palabras, acciones y formas de ex-
presarse parecían superiores a las demás personas, era algo increíble.

Me limité a servir ese primer encuentro y algunas cosas que yo escu-


chaba o veía que los lideres “superpoderosos” decían que no era con-
forme a la Palabra de Dios, yo se las refutaba y argumentaba solo con
texto bíblico y experiencia de Jesucristo, asi que me empecé a ganar la
fama de que yo sabía bastante de la Biblia, jajjajajaja, era como si ellos
no la leyeran pensaba en ese entonces, pero la verdad resumida, era
que tenían poco tiempo individual con Dios por tanto activismo dentro
de la iglesia.

Muchas de las predicaciones de esos “encuentros” iban subliminal-


mente direccionadas a “arrepentirse de todos los pecados cometidos y
servir a Dios sobre todas las cosas”, eso se convertiría más adelante en
que muchos jóvenes dejaban de trabajar, estudiar y muchos pasaban
muy poco tiempo con sus familias por estar en todas las actividades de
la iglesia y “cumplirle al señor”.

Todas las órdenes y metas puestas por el pastor de la iglesia iban des-
pués de haber leído un versículo bíblico que respaldara su discurso, no
era una palabra de aliento para los cansados o afligidos, eran lideres y
tenían que recibir palabra Dura decía el personaje en cuestión, jajjaja-
jaja, era absurdo creer que los lideres no son seres humanos que sufren
día a día.

190
Es asi, como crecía lo que llame al inicio, CONDENACION, MANI-
PULACION E INTIMIDACION, en las vidas de tantas mujeres y
hombres, jóvenes y jovencitas que pensando en “servir a Dios” olvida-
ban su deber más importante, pasar tiempo a solas con Dios.

A los siguientes “encuentros” por la cantidad de chicos nuevos que


inscribiéramos, asi era como elegían los lideres espirituales que iban a
dar las conferencias y a “ministrar” a los jóvenes; por supuesto yo fui a
varios y me encontré cualquier cantidad de experiencias en esos luga-
res.

Jóvenes atraídos por las ganas de mejorar o cambiar sus vidas y algu-
nos “lideres” que solo preparaban las conferencias como copias de
otros lideres, sin tacto y sin amor o paciencia por comprender la vida
de los chicos que estaban en el retiro, sin embargo, mientras estaba en
el momento nunca me quedaba callado con tal de que los jóvenes pu-
sieran más su mirada y corazón en el Amor de Dios y menos en sus
pecados.

Puedo decir que era una golondrina cantando en medio de mucho rui-
do, la estructura o visión de este tipo de iglesia era muy fuerte, de ver-
dad era o es una muy buena estrategia en Suramérica de tener seguido-
res permanentes, alimentas su ego con el liderazgo, lo sostienes con
promesas de bendecir tus diezmos y ofrendas, los ministras permanen-
temente para que el sensacionalismo haga su trabajo, los educas en una
escuela de lideres, poco tiempo con su familia para que no les permita
explorar otros campos y si terminan cansados y queriendo renunciar,
ya hay muchos otros atrás entrando para seguir sosteniendo el G12.

TRISTE REALIDAD QUE HASTA EL DIA DE HOY NO ES AUDI-


TADA POR NINGUN GOBIERNO PERO QUE HACE DAÑO A
MUCHAS FAMILIAS.

Con leyes como la Libertad de Culto, en Colombia han sido muy abu-
sivas las iglesias evangélicas y demás, pues andan promoviendo sus

191
enseñanzas y de los daños colaterales nadie es responsable y nadie ha-
bla por vergüenza o temor.

En estos tiempos hasta “maldito” se promovía textualmente al que no


diezmara, era condenatorio una mini predica antes de recoger los diez-
mos y ofrendas, era terrible porque algunos jóvenes y adultos hacían el
esfuerzo de ir a la iglesia teniendo solamente lo del pasaje y terminaba
sintiéndose condenado por no tener para dar. Pero aun terminaban
diezmando el dinero de sus transportes y luego salían a pedir prestado
para volverse a sus casas.

Crecía en mi esa inconformidad con la forma que llevaban a cabo el


trabajo eclesiástico, a pesar de esto, seguía haciendo el trabajo, madru-
gando todos los días a “Intercesión”, asi le llamaban a la oración de
madrugada, luego ir a trabajar, después del trabajo ir a dar “célula” o ir
a la iglesia, otros días visitar jóvenes en los barrios que tenía inciden-
cia, llegar a mi casa a las 11:00pm, comer algo y quedarme dormido
en el mueble nuevamente. Terrible.

Se inauguraron los “encuentros infantiles” gracias a un buen trabajo


con niños y niñas que hacíamos durante las reuniones, lo cual le llama-
mos “escuela infantil”.

Era un espacio donde los niños y niñas escuchaban algún tipo de men-
saje bíblico, dependía del líder que tuviera determinado salón de clases
que los chicos se sintieran a gusto. Por supuesto varios lideres de 12 le
huían al tema porque no soportaban la distracción y los gritos de estos.

Pero estábamos en escena algunos que nos gustaba mucho el trabajo


con niños, instruir, aconsejar, jugar y crear; en mi caso por toda la par-
te teatral involucrada en mi experiencia, aun mas, tomaba un grupo y
los niños la pasaban muy bien, no solamente escuchaban un mensaje
de Dios, sino que lo aprendían a transmitir sin religiosidad. Ese era mi
tipo de enseñanza.

En este espacio infantil conocí personas muy talentosas y buenas per-


sonas en su forma de ver la vida, recuerdo con aprecio y cariño a Mar-

192
tha, una mujer madura, muy talentosa, creativa, asistía a la iglesia con
su esposo y sus hijos, dos hijos muy peculiares, la niña adolescente
muy inteligente y el niño con una destreza original en su comporta-
miento, Martha se convertiría en una alegría constante, la manera
como transmitía sus enseñanzas y los niños aprendían fácilmente con
ella.

Los domingos en medio de las dos reuniones de la iglesia, nos ponía-


mos al frente de la escuela dominical, Martha, la chica que me gusta-
ba, otros lideres voluntarios y yo. Era fascinante poder transmitir un
mensaje de Dios de manera sencilla y con creatividad, por ese motivo
me gustaba tanto ese espacio para enseñar.

En medio de estos días tuve la oportunidad de conocer mejor esta mu-


jer que alteraba mi corazón, su fascinación por los niños y su carácter
fueron parte importante para entender que ella tenía lo necesario, aho-
ra, era yo quien tenía que evaluar si tenía lo necesario para ella.

Bueno, eso lo empecé a potencializar poco a poco en mis rutinas de


vida, aunque tenía una rutina exhausta, no dejaba a un lado ninguna de
mis obligaciones, era muy importante para mí ser responsable con los
temas que involucraban a Jesucristo, en ese entonces, a mi parecer.

No puedo negar que, en medio de este movimiento juvenil eclesiásti-


co, por llamarlo asi, existían otras chicas también que de una forma u
otra mostraban su interés personal hacia mí, como en la primer iglesia,
sin embargo, mucho de esos gustos se debía a mi liderazgo, eso yo lo
sabía, por eso siempre esperé la mujer que se inclinara por otras cosas
que no fuera una imagen protagónica en la iglesia.

Son muchas las experiencias y anécdotas vividas dentro de este tiempo


de participación en el cristianismo, tendría que escribir un libro para
detallar cada situación y proceso, anomalías y aciertos, que conlleven
a “Retener lo bueno y olvidar lo malo”.

Lo que si es cierto es que pude entender que aún bajo presión, cual-
quier tipo de presión que tengamos como seres humanos, debemos cul-

193
tivar y respetar el amor por los demás, el individualismo está acabando
con nuestra sociedad en el mundo, prestamos atención a las noticias de
guerras, pero no vemos como nos destruimos lentamente al interior de
nuestros hogares, permitiendo que se pierda el respeto y la solidaridad,
en consecuencia, se pierde el amor.

Siempre supe que mis padres habían permitido tener 5 hijos varones,
ellos decían que buscaban la niña, jajjajajaja, pero casi completan un
equipo de futbol sala, jajjajajaja, la época que enfrentaron no es la mis-
ma época que enfrentamos nosotros, asi que no puedo juzgar a nadie
con reglas de diferente época ni mucho menos dudar que todos tene-
mos un propósito en esta tierra, asi sea solo venir a ser feliz o saber ser
feliz con lo que enfrentamos y tenemos.

No crear falsas ilusiones individuales y colectivas, una parte de las ilu-


siones colectivas se forman en las iglesias, todas las iglesias, todas las
doctrinas; crean esperanza de salvación, eso eleva el interés de muchos
de querer vivir muchos años y a la muerte se le mira como un castigo.

Siendo la muerte parte de la vida misma, nos enseñaron que la muerte


va ligada a algo negativo, sin comprender a veces que ella existe para
entender que debemos vivir todos los días como si fuera el ultimo,
nunca sabemos a qué hora y en donde nos llegara y habremos perdido
la oportunidad de vivir nuestros días de manera diferente o siendo más
audaz.

En esta época de “iglesias” tome buenas decisiones, pero también


tome unas muy malas, puedo culpar el sistema eclesiástico o puedo re-
conocer que me faltó más ímpetu para tomar decisiones que llevaran
mi vida a mejores condiciones.

Una de mis decisiones de arrepentimiento hasta el día de hoy es que no


seguí estudiando una carrera profesional, hasta el día de hoy me cuesta
hacerlo, aunque esté en otras condiciones y no haya terminado lo que
empecé, reconozco que me cuesta, aun asi no es culpa de nadie, solo
yo decido si permito eso o aprovecho el tiempo que tengo por delante
para hacerlo de manera audaz.

194
Me tranquilizaba el hecho de ocupar mi “tiempo con Dios”, el cual no
era tan bueno en algunas ocasiones ya que había pasado de mi tiempo
a solas orando y alabando a Dios en mi cuarto, cerrada la puerta, olvi-
dándome del mundo que me rodeaba y solo intimando con él a solo
orar en la iglesia en la “intercesión” y al empezar una reunión o al es-
tar con más cristianos.

Eso me paso unos meses hasta que empezaron algunos cambios. Un


día me levanto a trabajar y empecé a sentirme muy cansado, efectiva-
mente culpé a mi rutina de vida, pero el agotamiento continuó por va-
rias semanas, hasta que decidí ir al médico.

Al hacerme los exámenes respectivos aconsejados por el médico, me


informa que estoy sufriendo de una enfermedad nueva, que muchos la
desconocen pero que ya era tendencia en esta época, por supuesto yo
me asusto y le pregunto inquieto.

El medico respondiéndome me dice que debo prestar atención a mi


salud ya que presento todos los síntomas de una enfermedad llamada
“fatiga crónica”, la cual solo se puede tratar con una disciplina adecua-
da de descanso y alimentación.

Si usted no quiere que el día de mañana usted despierte de su cama y


no pueda mover el cuerpo, debe empezar a descansar muy bien, dormir
mínimo 8 horas en la noche y mejorar la alimentación, la cual debe se
balanceada.

Todo lo que esté haciendo que le exija trabajar de noche, acostarse tar-
de, levantarse muy temprano sin haber dormido lo suficiente debe de-
jarlo de hacer para que su cuerpo tome otra vez su rumbo y no se des-
gaste mucho más de lo que ya está.

Yo salí del consultorio un poco asustado, pero a la vez aliviado, era


necesario que le prestara atención a mi salud, no era posible que en
toda casa donde yo llegaba me quedaba dormido en los muebles, jajja-
jajaja, es asi como tomé la decisión de prestar atención al tema.

195
Lo primero que hice fue ir a la iglesia y hablar con el pastor de jóve-
nes mostrándole el dictamen médico y el motivo por el cual no podía
volver a madrugar a las intercesiones y por supuesto acostarme más
temprano.

Hablé con mis discípulos del tema y ellos mismos mantenían pendien-
te de la hora en la noche para que me despidiera y fuera a descansar.
Estos tiempos de descanso los aproveché para volver a encerrarme en
mi cuarto y poder orar a Dios de manera personal.

Siempre he creído que cada uno decide que creer y de qué manera lle-
var su relación espiritual, independientemente en que creas, debe haber
respeto por la diversidad y respeto por las creencias de todos.

Asi que entré en un receso, pequeño receso, descansando un poco más,


ya volví a dormir en mi cama, jajjajajaja, aun asi toda actividad duran-
te el día, mi trabajo, reuniones de iglesia continuaba asistiendo normal.

Los pastores de jóvenes que habían llegado a la iglesia desde la ciudad


capital Bogotá me llamaron un día cualquiera que querían hablar con-
migo de un tema importante, por supuesto yo asistí, un poco inquieto
pero seguro como siempre; me sentaron en uno de los salones a pre-
guntarme si a mí me gustaba Enerieth mi compañera, asi se llamaba la
que me traía loco, jajjajajaja, les respondí que sí, me parecía una mujer
interesante y que estábamos en el proceso de amigos, conociéndonos y
compartiendo los espacios que podíamos.

Cuando salía de aquel salón venia caminando Enerieth, también la ha-


bían citado a preguntarle lo mismo, ella prácticamente dijo lo mismo y
ellos después me dieron su punto de vista, jajaajajja, primero me dije-
ron que no podía hacerme “ilusiones” sin saber si yo le gustaba a ella o
no, jajjajajaja, yo me contuve para no reírme, ya nuestras conversacio-
nes y miradas, acciones, habíamos superado esa pregunta, pero ellos
en su lógica evangélica solo podían decirme eso, adicionalmente me
“prohibieron” transportarla en mi moto, según ellos que hasta no saber
bien nuestras intenciones, jajjajajaja.

196
Ella de 25 años de edad y yo de 28 años teníamos claras nuestras in-
tenciones, pero también sabíamos el “tabú” eclesiástico sobre el tema
de noviazgo, las iglesias no podían superar esos casos, porque su doc-
trina de condenación impedía que vieran más allá de solo jóvenes ca-
yendo en pecado.

Entonces la creatividad y la razón no se hizo esperar, cuando salíamos


después de las 9:00pm de la noche de las reuniones o escuela de lide-
res, como no podía subirse a mi moto le tocaba caminar al menos 500
metros para abordar el bus que la llevaba a su casa en el sur de la ciu-
dad, asi que yo empujaba mi moto y caminaba con ella. Jajaajajja.

Ellos dijeron que no la podía subir a la moto o transportarla, nunca di-


jeron que no caminara con ella, jajjajajaja, asi fue como la orden pas-
toral se cumplía, pero no dejábamos de hablarnos, asi lo hicimos mu-
chos días hasta un día que la reunión terminó muy tarde, después de
las 10:00pm, y su bus ya no pasaba más, no había forma de ella llegar
a su casa fácilmente.

Tenía que tomar una decisión esa noche, obedecer a la orden pastoral o
ayudar a que llegara a salvo mi futura esposa, jajjajajaja, lo que yo
aprendí de Jesucristo a través de la Biblia era que el amor está por en-
cima de todo.

Entonces le dije a ella, súbete a la moto te llevo, ella sin problema se


subió y la lleve a su casa. Sana y salva, ajajajjaaj.

A partir de ese momento entendí lo que realmente era importante, sin


embargo, también entendía que bajo estas situaciones los llamados
“pastores” solo apoyaban sus órdenes como “eminencia divina” y les
importaba poco como sus “lideres” llegaban a sus casas, sanos y sal-
vos.

Ellos tenían sus coches, pero muchos lideres y lideresas eran de trans-
porte público, y con el discurso que Dios “te protege” terminaban las
reuniones muy tarde de la noche sin importar el cuidado de sus ovejas.

197
SEPULCROS BLANQUEADOS.

Sin decirle a nadie, a partir de ahí nunca más permití que la mujer que
se proyectaba a ser mi esposa llegara con dificultad a su vivienda y
mucho menos tarde de la noche, preferí pasar como rebelde y desobe-
diente de los hombres que inhumano en el amor.

RAMBO

Estando en el liderazgo de esta iglesia, activo y con resultados siem-


pre, hubo en mi barrio un intento de homicidio a uno de los chicos que
siempre considere como amigo, vivía por mi pasaje, nos peleamos mu-
cho de niños, pero la lealtad y el respeto nos enseñó a ser diferentes, su
primer apodo fue Caldorea, apodo que nace porque nos ofrecía a la
venta caldo de rellena, una peculiar comida de Colombia, siempre se
nos acercaba a ofrecernos ese caldo donde estuviéramos; es asi como
nace el apodo, para ese entonces Andrés, ese era su verdadero nombre,
tenía varios años desde muy joven en una carrera por sobrevivir en el
mundo del consumo de drogas, muy joven lo vi consumido por el tras-
nocho y en algunos lugares muy drogado, de tal manera que tenía mal
reputación en el barrio.

Algunos lo señalaban por ladrón, bandido, delincuente, drogadicto,


pero yo solamente veía a un amigo, un parcero ligeramente descarria-
do que podía cambiar su vida para bien si se lo propusiera.

Es asi que, para esta fecha, estando Caldorea en uno de los parqueade-
ros principales del barrio, se acercó otro joven con una pistola y le
hizo varios tiros a su humanidad; dejándolo muy mal herido, con su
estómago abierto cargando en su mano los intestinos, y corriendo para
poder salvar su vida.

Fue muy doloroso para su madre quien también era nuestra amiga y
vecina, sin embargo, Andrés, logra salvarse de la muerte, y como un
milagro de Dios los médicos logran devolverle la esperanza.

198
Andaba con muletas y curándose de sus heridas, es asi como lo visité,
le hablé de Jesucristo, orando conmigo lloraba y me expresaba que
quería cambiar su vida, lo abrazaba siempre que podía porque para mí
era otro hermano del barrio que podíamos ayudar.

Cuando pudo moverse un poco en las muletas, lo llevé a la iglesia en 2


ocasiones, lo subía a un taxi y volvía tranquilo a seguir reposando; en
su recuperación recapacitaba bastante sobre su vida, pero al poder ya
moverse mejor y estar fuera de peligro volvió a las calles y a rodearse
de la misma gente inadecuada.

Desde esta ocasión nace el apodo que lo lleva a popularizarse más en


el barrio, ya no le decían Caldorea sino RAMBO, los chicos argumen-
taban que le decían asi porque había sobrevivido al peor ataque para
matarlo.

Rambo, referencia de la película estadounidense dirigida y actuada por


Silvestre Stallone, muy de la época de los años 90’; es asi como se su-
merge mi amigo en actos inadecuados para la policía, y le hacen varios
atentados y no logran nunca matarlo, por eso decía la gente que era
Rambo, las balas seguían de largo.
En el fondo siempre tuve contacto con él, el me saludaba, nos abrazá-
bamos, porque existía siempre el cariño de niños y jóvenes que creci-
mos juntos.

Le hablé tanto sobre cómo podría mejorar su camino, a pesar de que


siempre me escuchaba o que siempre nos tomábamos alguna bebida en
la panadería, yo sentía muchas veces que ya era demasiado tarde.

Siempre escuchaba que se metía en muchos problemas con la policía,


con hurtos y peleas con cuchillo, siempre escuchaba que le hacían
atentados, siempre salía ileso de esos problemas, hasta que llego el día
que lo judicializaron, la policía levantó unos cargos por denuncias de
personas víctimas y lo llevaron a pasar un tiempo en la cárcel de Vi-
llahermosa en la ciudad de Cali Colombia.

199
Mientras tanto yo seguía en mi rol de líder cristiano y trabajando para
llevar jóvenes que aceptaban entregar su vida a Jesucristo.

En semanas siguientes, en el espacio de los “talleres creativos de ni-


ños” se me acercaron los pastores de jóvenes y me llevaron a un salón
a hablar con ellos, yo con toda mi paciencia los empecé a
escuchar………

Era una “exhortación” acerca de un incumplimiento como líder de 12


donde tenía la obligación de poner 3 discípulos míos a ayudar en la
consolidación de las personas nuevas en los dos cultos dominicales,
precisamente ese día, dos de los lideres no habían podido asistir, uno
de ellos estaba pasando un tiempo con su padre que no veía hace mu-
chos años y el otro se enfermó y no pudo asistir, frente a esta situación
les dije que no había problema que se cuidaran en sus casas y disfruta-
ran de su momento con su padre.

Esto no le iba a gustar a los pastores que veían más importante el cum-
plimiento en la iglesia y después la familia, yo, por el contrario, no iba
a obedecerlos por encima de Dios, ¡jamás!

Efectivamente le informe esos motivos a los pastores que me estaban


preguntando, luego entró al salón el pastor Titular y de una forma arro-
gante después de decirle lo sucedido me dice que debo entrar en “dis-
ciplina”, por mis acciones e incompetencia, además de la falta de com-
promiso con la iglesia y muchas otras barbaridades que decía alimen-
tando su ego.

Los mire fijamente a los ojos y les dije que no había problema, en mi
defensa les dije: “siempre serviré a Dios donde quiera que esté, ningu-
na posición hará que me olvidé de presentar el amor de Jesus que ha-
bía cambiado mi vida”, ese siempre era mi lema y ellos cada vez que
lo escuchaban sentían como se les removía sus ideales cristianos.

Los pastores dijeron que mis discípulos pasaban a otro líder de 12


mientras tanto y que yo solo podía ir a una reunión el domingo, hasta
que ellos decidieran lo contrario, jajjajajaja, les dije que muy bien, no

200
me opuse para nada ni me dio nostalgia en nada, creo que ellos espera-
ban verme llorando y pidiéndoles perdón de rodillas para que no me
quitaran el liderazgo, jajjajajaja, jamás pasó.

En primera instancia yo sabía que lo de mis chicos discípulos era más


importante que cualquier estrategia o estructura eclesiástica, el ser, es
más importante siempre, para Jesucristo era la persona más importante
que cualquier religión.

Mi sarcasmo al respecto y a la vez un liderazgo influyente era una


mezcla imperfecta para esta iglesia, era como la rebeldía abrazada del
poder de Dios. Si voy a confesar algo, por encima de todo mi única in-
tención era agradar a Dios y no a ningún hombre, eso lo aprendí muy
fuerte en el camino.

El hombre en la Biblia que fui inspiración para mi después de Jesucris-


to fue Pablo de Tarso, anteriormente Saulo, me identificaba con él por
su decisión de llevar el mensaje de Jesus a los pueblos más distantes y
peligrosos, no fue como algunos discípulos como Pedro que se queda-
ron predicando dentro de la iglesia y no salían porque pensaban que la
Palabra de Dios era solo para el pueblo judío.

Hace que mi historia cristiana pasa por todas las veces que fui a los ba-
rrios más peligrosos de la ciudad de Cali con un mensaje de salvación
sin ningún tipo de condenación para los oyentes.

En esa reunión donde me ponían en “disciplina” terminé diciéndole a


los pastores de jóvenes, gracias muchas gracias, necesitaba ese descan-
so…jajjajajaja. ellos me miraron con asombro y a la vez sabían que
mis intensiones eran correctas siempre.

Debo reconocer que había madurado mucho para esa época, de verdad
me interesaba entender muy bien cual era mi propósito en esa iglesia y
si Dios tenía algo que enseñarme más a fondo.

En mis semanas de disciplina pude disfrutar mucho más las canciones,


descansar mejor mi cuerpo, leer y estudiar más sobre todo lo que me

201
gustaba, salir a hacer deporte y por supuesto hablar un poco más con
mi chica, próxima esposa, jajjajajaja.

Ocurrió algo especial y novedoso, Enerieth y yo teníamos un amigo en


común, Harold, un discípulo de ella, pero a la vez su mejor amigo el
cual se convertiría en un gran amigo y cómplice para mí, jajaajajja, en
la iglesia no era normal coquetear a las chicas, el cortejo ni siquiera se
insinuaba y si se hacía algo de esto, era condenado por los lideres y
pastores, era pecado, asi que había que buscar formas de transmitir
pensamientos y emociones que no fueran visibles al público eclesiásti-
co.

Muchas veces que yo llegaba a la iglesia y la encontraba hablando con


Harold, me acercaba a él, lo abrazaba y le decía lo hermosa que estaba
mirándola a ella, jajaajajja, era muy divertido porque parecía como si
se lo dijera a Harold, pero él y ella sabían que era estratégico, asi juga-
mos muchos días, y él hasta la fecha es un gran amigo y cómplice de
esta familia.
En estos tiempos después de unas vacaciones en mi trabajo, llegué
nuevamente y me informa el nuevo supervisor que me habían cambia-
do la ruta de trabajo, si bien es cierto en esta distribuidora llevaba ya
más de 3 años y en ella había conocido casi toda la ciudad y las comu-
nas haciendo la labor,

Al abordarme el supervisor me dice que nuevamente voy para la zona


15, era un territorio en la ciudad de bajos recursos y mucha violencia,
esa ruta de trabajo fue la primera donde empecé años atrás, lugar don-
de presencié varios hurtos que les hicieron a vendedores y algunos de
ellos mataron por no entregar sus pertenencias.

No era precisamente un lugar donde quería volver, no era miedo, era


solamente que me pareció una mala jugada del nuevo supervisor por
meter una persona de su confianza en ese cargo.

Fui a hablar con el gerente para revertir esa decisión, pero tampoco se
pudo. Los años en esta empresa donde trabajé con mucho amor, donde
conocí amigos que me pusieron apodos y yo les ponía a ellos, donde

202
jugué futbol en campeonatos serios, todo esta experiencia llegaba a su
final.

Solo puedo decir que fue una época especial, económicamente muy
buena, los amigos vendedores de esta empresa fueron mis “parceros”,
los recuerdo mucho; uno de ellos me llevó a jugar futbol al barrio Si-
loé de Cali, nunca se me olvida que me dieron varias veces en la boca,
el árbitro jugaba con un arma en su cintura y nuestras motos parquea-
das a la orilla de la cancha por cualquier emergencia.

Mucha adrenalina, mucha amistad, muchas ventas, todo terminaba ahí


porque decidí renunciar y buscar otro lugar para avanzar.

En ese tiempo con 25 años de edad era necesario ser estable económi-
camente, asi se podía mejorar y sostener la calidad de vida que lleva-
ba, sin embargo, empiezo a trabajar en otra distribuidora de productos
Jet, comestibles a base de chocolate para distribuir en diferentes zonas
de la ciudad.
Ahí trabajo por varios meses, pero el salario no era adecuado ni tam-
poco alcanzaba para los diferentes gastos de la época.

Al menos chocolatinas si había para llevarle a mi hermosa Enerieth,


jajaajajja, seguí buscando otro trabajo y un amigo que era distribuidor
de tarjetas prepago para celular me dio la oportunidad y trabajé con el
otro tiempo, en algunas vacaciones de la anterior empresa y tiempos li-
bres también le ayudaba en un restaurante a una familia de la iglesia,
les ayudaba a cuidar los carros de los clientes y ellos me pagaban por
hora adicional las propinas.

Siempre donde había oportunidad de hacer dinero, ahí estaba sin pro-
blema.

En la disciplina que tenía interpuesta por el pastor general, un día reci-


bo una llamada a mi celular, mi espectacular celular Nokia 1100, jajja-
jajaja, era el pastor de jóvenes diciéndome que me necesitaba para sa-
car adelante un “encuentro de niños”, era el primer encuentro y debía
salir muy bien, que yo era necesario para hacerlo, yo muy respetuosa-

203
mente le manifesté que no podía porque la disciplina no me permite
hacer ese tipo de actividades y que eso era de consulta con el pastor
general.

Aun asi, siguió insistiendo y me dijo que por la disciplina no me preo-


cupara que él se encargaba de hablar con el pastor general y que auto-
rizara vincularme al encuentro de niños, jajjajajaja.

Yo le dije, ¿Cómo puedo salir de la disciplina por un evento y luego


terminar el evento y quedar nuevamente en disciplina? Me dijo que la
disciplina se levantaba, no había pasado ni un mes y por “convenien-
cia” me levantaban el castigo, jajjajajaja.

Ahí entendí que las metas y activismo de la iglesia era más importante
que cualquier otra cosa, ya que estas sostenían la visión y la visión
sostenía todos los recursos que entraban a la misma.

Me comprometí a sacar ese encuentro adelante con las personas asig-


nadas al mismo, entre ellas estaba mi chica asignada, ajajajjaaj.
La planificación, convocatoria, organización estaba lista en una sema-
na, todo literalmente, las charlas con dinámica teatral, todo.

Efectivamente estuvieron de acuerdo los pastores con el plan de traba-


jo y estaba listo el encuentro infantil de la iglesia en cuestión.
Recuerdo que a Enerieth la vestí de tantos personajes y la maquillé
tantas veces que ya parecíamos pareja sin habernos dado ni un solo
beso.

Pero asi era esto, querer obedecer a Dios era sinónimo de obedecer a
los pastores, eso chocaba con mis estudios teológicos y me daba vuel-
tas la cabeza este tipo de prácticas, sin embargo, aguantaba pensando
que mi vida sentimental ya casi estaba resuelta.

Llegamos del encuentro infantil y las felicitaciones no se hicieron es-


perar, mis discípulos volvieron a compartir conmigo los diferentes es-
pacios y yo quedé nuevamente en los 12 principales de los pastores de
jóvenes. Eran cargos de mucha importancia ahí en la visión de la igle-

204
sia, ellos lo llamaban privilegio, el problema era que yo no lo veía asi
y mi comportamiento no era de estar en un lugar de privilegio sino de
llamado por Dios.

Para esas semanas siguientes, llegando a escuchar un tema del pastor


de jóvenes en su apartamento, deje mi moto como siempre parqueada
en la entrada de este, al salir de la reunión después de 20 minutos, la
moto ya no estaba, que susto tan fuerte, pero era una realidad, se ha-
bían robado la moto.

Fue un momento muy desagradable porque era mi medio de y trans-


porte y adicionalmente una herramienta de trabajo. Por lo tanto, el tra-
bajo que venía haciendo no pude continuar en él.

Presenté mi CV, Curriculum Vitae a una empresa de la ciudad de Me-


dellín que incursionaba en la ciudad de Cali con baterías para todos los
aparatos electrónicos del mercado.

Fui a la entrevista y efectivamente por mi experiencia y conocimiento


me contrataron para vender las baterías en los municipios del departa-
mento del Valle del Cauca, en un vehículo adaptado para carga y un
conductor para acompañarme en las rutas. Pero inicié realmente en una
ruta en la ciudad de Cali.

En esta empresa conocí grandes personas que se volvieron amigos en


el proceso, incluso vinculé a mi hermano William a trabajar ahí, sien-
do una de las etapas difíciles por situaciones económicas y deudas que
se empezaban a tener.

La iglesia para ese año programó su primera Convención Internacio-


nal, la misma que hacían en Bogotá cada año, esta vez innovaban des-
centralizando ese evento para crear imagen y crecimiento. Asi, el pas-
tor principal le delegó esa responsabilidad al pastor de jóvenes de
nombre, Diego, el cual lo asumió y por supuesto en su equipo de traba-
jo estaba yo, lo cual se presumía una responsabilidad alta al respecto.

205
En la reunión estábamos todos los jóvenes lideres que teníamos grupos
de 12 y 144 (según la visión, asi se le decía), era una lluvia de ideas
donde los antiguos jóvenes lideres no paraban de proponer, hablaban y
daban ideas todo el tiempo, mientras tanto yo pensaba e imaginaba ha-
cer algo distinto, las exigencias eran altas, no podía ser inferior a lo au-
daz y novedoso a lo que hacían en la ciudad de Bogotá.

El pastor de jóvenes inquieto en su mirada me preguntó que yo que


opinaba al respecto; entonces fue cuando hablé sobre una idea de “co-
llage”, una puesta en escena con los músicos, danza y teatro, novedosa
y audaz, de esta forma el pastor se inclinó por mi idea y empezamos a
trabajar en pro de llevarla a cabo.

Empezamos fines de semana seguidos, un alto número de jóvenes y jo-


vencitas comprometidos en cada espacio, muchos después de las reu-
niones del domingo dejábamos de ir a nuestras casas para quedarnos a
ensayar toda la tarde, algunos llevaban almuerzo, otros no tenían para
almorzar, entre todos buscábamos la manera que nadie se quedara sin
comer.

En mi caso, compraba algo para Enerieth y yo, algunas veces la llevé a


mi casa.

Este tiempo de preparación del evento, fueron muchos días de mucho


esfuerzo para todos los jóvenes que con sacrificio disponían de su
tiempo para “servir al señor”, era algo inocente y a la vez leal a sus
creencias.

Con todo el movimiento y obligatoriedad respirada en el aire de la


iglesia por quedar bien en este evento, el sacrificio era evidente, sin
embargo, el mismo día del evento en horas de la mañana toda la igle-
sia tenía movimiento con diferentes tareas.

Una de las lideres del pastor se acercó a los chicos que estaban en los
camerinos ensayando y les ordenó que fueran a acomodar sillas en el
salón principal, por supuesto los jóvenes argumentaron estar ensayan-
do porque la presentación también le faltaba.

206
Aun asi, una hora después el pastor principal se acerca a los salones
donde estábamos reunidos terminando de preparar los detalles finales,
sin embargo, el autoritario pastor habló fuerte diciendo que quedaba
cancelada la salida de los chicos en el evento, que ellos no tenían hu-
mildad, que les faltaba “trato de Dios”.

No podré negar nunca que me dio tanta rabia, como era posible que di-
jera eso cuando muchos de ellos aguantaron hambre por estar en los
ensayos, sacrificaron su tiempo personal y familiar, algunos hasta en-
fermos iban a los ensayos, para poder cumplir, y este señor dice seme-
jante barbaridad.

Era evidente que yo no estaba de acuerdo, él lo sabía, me acerqué al


pastor de jóvenes quien era el encargado de salir como personaje prin-
cipal en la dramatización y que no había asistido a todos los ensayos,
le dije lo que había pasado y mi inconformidad con los sucedido.

Me respondió que él hablaba con el pastor y luego me informaba,


mientras tanto los chicos y chicas lloraban de impotencia en esos salo-
nes. Que indignante y por supuesto de mi parte ofensivo ese argumen-
to de ese pastor.

Ya cuando estaba casi decidido que no iba a ver presentación, yo tomo


mi maletín y varios vamos saliendo del lugar hacia nuestras casas, re-
signados que ya no había nada que hacer, todo el tiempo de ensayos y
esfuerzo lo había pisoteado el pastor con su emotiva percepción. Me
aborda el pastor de jóvenes y me dice que si se van a presentar y que
preparen todo para ello y que el personaje de la dramatización el cual
él era el responsable ya no podía hacerlo, direcciona que yo lo hiciera
en su reemplazo.

Efectivamente yo no estaba preparado, faltaba vestuario, sin embargo,


no había nada que hacer sino solucionar el tema. Me molestó mucho el
hecho de sus indecisiones y manipulación, pero ya estábamos monta-
dos en ese evento, había que hacerlo y tratar de hacerlo bien.

207
Llegada la noche, pronto a empezar la “Convención” de la ciudad de
Cali, en esta iglesia cristiana, estábamos preparados con la entrada de
la música, la danza dramatizada y la puesta en escena en la tarima.

Solo puedo decir que la presentación fue espectacular, a nivel de lo


que hacían en Bogotá, al bajar del escenario, pasábamos caminando
por el lugar donde estaban sentados los pastores, me mira el pastor
principal y me dice: “si ve que les faltaba quebrantamiento” y sonrió.
Eso para mí fue una bofetada, quien se atreve a jugar con las emocio-
nes de los chicos de esa manera, como se atrevió a creerse Dios y crear
falsas exhortaciones.

Al final se terminó el día, salimos del lugar y a los 3 días se ponía fin a
la convención en la ciudad.

Después de todo este dilema, estaba convencido que tenía que darle
salida a mi futuro ya que sentía que podía ser manipulado por el llama-
do líder o pastor de la iglesia y no quería ningún tipo de estancamiento
en mí.

En este mismo lapso de tiempo, la relación con Enerieth se sentía más


fuerte que una amistad, ya pasábamos mucho tiempo hablando, tenía-
mos temas en común fuertes de nuestro futuro y por supuesto el deseo
de hablar “obedientemente” con los pastores para formalizar nuestro
noviazgo.

Tengo que reconocer que en estos lugares como la “iglesia cristiana”


hasta ese momento era muy difícil que direccionaran correctamente a
jóvenes en su proceso de noviazgo y matrimonio. Mucha teoría al res-
pecto, pero nada de testimonios reales del proceso.

Asi que, éramos en ese entonces un “experimento”, muchos dudaban


que hubiese algo positivo por parte de los pastores, la mayoría argu-
mentaba que era muy difícil esa etapa porque ellos no permitían rápi-
damente noviazgos.

208
La verdad eso no me importaba, mucho menos a Enerieth, sin embar-
go, quisimos someternos a esa prueba la cual resulto ser la parte más
degradante de todo mi tiempo en ese lugar.

Solicitamos una cita con los pastores principales, ya previamente ha-


biendo hablado con los de jóvenes, la cual se agendó para 3 semanas
después.

Yo continuaba trabajando en la empresa de baterías, y haciendo mis


labores como líder de la iglesia y se le sumaba mi relación más que
amistosa con la mujer que quería pasar el resto de mi vida.

La cita programada estaba para las 2:00pm de un día laboral, a Enerie-


th le tocó pedir permiso en su trabajo y yo como trabajaba por fuera
era más sencillo arrimar un momento, sin embargo, para ese día el su-
pervisor de mi zona decide acompañarme para conocer los clientes, ja-
jaajajja.

Asi que, me tocó decirle la verdad a mi supervisor y él decidió acom-


pañarme a la cita sin problema, yo le había dicho que ahí no nos demo-
raban y seguíamos trabajando.

Llegamos a la iglesia y nos reportamos con la recepcionista, 10 minu-


tos antes de la hora señalada, a tiempo para no tener inconvenientes.

Sin exagerar, el pastor nos atendió a las 3:30pm, hora y media después
de lo señalado, que irresponsable, que falta de respeto pensaba yo y
con vergüenza con mi jefe inmediato.

Cuando llegamos a su oficina, nos recibe su esposa, la pastora general,


nos invita a sentar y que esperemos un momento más. Al momento lle-
ga el pastor con su emotiva arrogancia, característica de alguien que
presume ser la voz de Dios, jajjajajaja, no me malinterpreten, no estoy
herido por eso, hoy en día veo con más claridad como puede el ser hu-
mano llegar a permitir que alguien más le imponga sus creencias.

209
Nos pregunta que cual era el objetivo de haber pedido la cita, le res-
pondí inmediatamente y directo al tema……venimos a hablar con us-
tedes para formalizar nuestro noviazgo…deseo que Enerieth sea mi es-
posa…ellos, los “pastores” se miraron y sonrieron, dejándome inquie-
to pues no sabía cuál era el chiste.

Sin embargo, el pastor, nos responde con unas preguntas, la primera


fue ¿Cuántas células tienen ustedes?......¿cuántos discípulos tienen en
escuela de liderazgo?.......nosotros le damos nuestras respuestas…era
un trabajo numérico bueno el que teníamos, al menos mejor compara-
do con muchos otros lideres.

El pastor anotaba el número que le dábamos y consecuentemente ex-


clamo: ¡cuando tengan el doble de discípulos en escuela y el doble de
células cada uno, ahí si podremos hablar de noviazgo, mientras tanto
no, sus “frutos” no son aptos para eso, dijo riéndose.

La pastora que estaba a su lado nos dice que es por nuestro bien, que
nos esforcemos más para cumplir esas metas y que será de bendición.
Ajajajjaaj, bendición para quien, pensé, además de lo molesto que me
puse en ese momento, ya que sus intenciones de aprovechar nuestra
necesidad para cumplir sus metas eclesiásticas, no era para nada algo
que Dios respaldara en la Biblia.
Asi mismo, se los hice saber, ¡no es bíblico, ni es de Dios! ¡Exclamé!,
ellos notaron nuestra molestia al sentir que para ellos era más impor-
tante sus metas y visión que la vida desarrollada de la gente que pres-
taba su tiempo en ese lugar.

Esto permite que saliendo del lugar tomemos la decisión de no seguir


en esa iglesia y hacer nuestras vidas conforme a lo que creíamos y so-
ñábamos; ella continuo para su casa ese día y yo continue trabajando
molesto con el jefe que me acompañaba.

La semana siguiente hablé con el pastor de jóvenes explicando la si-


tuación y aclarando nuestra decisión, hablé con mis discípulos y les
conté también que me iba del lugar y que solo confiaran y siguieran a
Jesucristo, aconsejando que poco fueran guiados por la presión y la

210
condenación. En fin, un discurso de líder amigo, pero con dolor en el
alma debía continuar con la mujer que Dios había puesto frente a mí.

En la empresa que estaba trabajando como vendedor tienda a tienda,


renuncié, no me alcanzaba a hacer el trabajo sin motocicleta, y me
salió una oportunidad en una empresa de venta de motos.

Un amigo que había sido líder en la iglesia, el cual se había retirado,


pero seguíamos en comunicación, fue el que me ayudó a conseguir una
entrevista con el Gerente del almacén. La cual se llevó a cabo los días
siguientes, el Gerente me manifestaba la urgencia de tener una persona
con la capacidad de brindar tranquilidad a las personas que tenían in-
convenientes con las motos que compraban.

Yo no tenía ningún problema con eso, mis capacidades de atención al


cliente y experiencia en comunicación permanente con las personas
hacían que fuera un buen perfil para la vacante.

No sabía en qué situación me iba a meter, pero la necesidad de trabajar


y volver a tener buenos ingresos era notoria, todo el tiempo luchando
por salir adelante, esta no era una excepción, podía hacerlo bien de eso
estaba seguro.

Al final de la entrevista me contrataron para el cargo de jefe de taller y


atención al usuario, sin problema tomé el cargo y empezaba una histo-
ria más llena de situaciones difíciles que enfrentar.

Aunque Enerieth definitivamente dejo de ir a la iglesia, por mi parte si


fui varios fines de semana, en el último día domingo que fui a la igle-
sia, una señora que yo quería mucho encargada de la limpieza en el si-
tio, se puso a conversar conmigo, me dijo que había un rumor en la
iglesia que yo Victor había dejado el liderazgo porque me había ido a
vivir como pareja con una chica de 16 años, jajjajajaja, ¡inconcebible!
Dije, y le expresé mi descontento, pero también le dije que nunca más
pondría un pie en ese lugar donde Dios no era quien gobernaba sino el
ego y los intereses humanos del hombre. Ese fue efectivamente el ulti-
mo día en ese lugar.

211
Enerieth y yo continuamos con la construcción de nuestra relación, nos
veíamos más seguido y estábamos planeando nuestro futuro.

Empecé a trabajar en el almacén del barrio Granada en Cali, donde lle-


gaban los clientes que compraban sus motos a hacer reclamaciones o
llevarlas a mantenimiento. Aprendí rápidamente lo que pasaba en el
lugar, efectivamente las motos que se vendían en los almacenes de esta
marca eran motos de baja calidad, en esos momentos le decían “motos
chinas”, motos que importaba una empresa reconocida del País pero
que bajo otra figura comercializaba estas motocicletas.

A medida que se vendían más motocicletas, aumentaban las reclama-


ciones, todo esto empecé a darle manejo y a solucionarle a los clientes,
repuestos que no llegaban, no se atendían con respeto, el mantenimien-
to era desordenado, en fin, era poderle dar un poco de tranquilidad a
los usuarios y solución rápida.

Mientras esto sucedía, Enerieth mi novia, ya habíamos legalizado ese


noviazgo, jajjajajaja, pasaba por temas difíciles, incluso el tener que
salir de la casa donde vivía con la abuela y se fue a vivir al barrio la
Unión donde la abuela de su hermana, en una habitación mientras po-
dría resolver donde iba a continuar.
Yo la visitaba constantemente, ella seguía en su trabajo y yo mantenía
pendiente de ayudarle. La invité un fin de semana a comer pizza a una
terraza muy conocida en la ciudad y le propuse matrimonio, que nos
casáramos, que compartiéramos el resto de vida juntos, era un idilio de
amor, jajjajajaja.

Por supuesto ese día fue muy especial, nos amábamos fuertemente y
era necesario darle orden a nuestra relación. Asi que le pusimos fecha
a la boda, decidimos hacerlo por lo Civil, en Colombia se conoce asi
cuando la boda lo hace a través de la Notaria y queda legalmente ante
el gobierno. No lo hicimos por la iglesia ya que no teníamos ninguna
credibilidad ni en la doctrina católica y menos en la cristiana por la ex-
periencia vivida, sin embargo, el casarse por la iglesia es un acto sola-

212
mente simbólico ya que no se permite sin antes no hacerlo ante la No-
taria del gobierno.

Entonces, era para nosotros más importante hacerlo legalmente que


simbólicamente.

Tengo que reconocer que mi mente estaba muy confundida, tantos


años en una doctrina de Fé, creyendo infinidades de cosas, y ahora es-
taba solo por mi cuenta, buscando a Dios permanentemente y recono-
ciendo que él no estaba solamente dentro de una iglesia y que debía de
vivirlo en mi matrimonio.

No fue fácil, mucho adoctrinamiento eclesiástico en nuestras mentes,


aun fragmentos de condenación, de miedos infundidos, de rabia, desi-
lusión entre otras, todo esto pasaba por nuestra cabeza, pero había que
seguir adelante.

Llegando el mes de diciembre del año 2006 decidimos casarnos, efec-


tivamente lo hicimos con el acompañamiento de algunos familiares y
se cerraba un ciclo y empezábamos otro. Con muchos temores, pero
también con muchas aspiraciones.

Después de esto, vivimos el proceso del embarazo, venia en camino mi


hija, la cual ya le teníamos nombre desde hace años, Gabriela, conse-
guimos en alquiler un apartamento en el barrio José Holguín Garces,
suroriente de Cali, y empezaba nuestro idilio de amor y compromiso
con el futuro.

Para ese entonces ya mi paciencia estaba agotada en mi trabajo, eran


demasiadas quejas por la calidad de las motocicletas y toda esa energía
caía sobre mí, asi que ví la oportunidad de trabajar en una empresa de
telefonía internacional que recién había comprado los derechos de una
empresa colombiana, estaban contratando asesores comerciales, efecti-
vamente era mi campo, asi que me postule y me contrataron.

El tipo de trabajo consistía en vender las sim card, celulares, en un al-


macén o supermercado, a mí me ubicaron en un supermercado autoser-

213
vicio de una empresa muy popular en Colombia, ese lugar quedaba
cerca del centro de la ciudad y estaban muy caídas las ventas.

Esta multinacional proponía unas comisiones altas y un salario legal


establecido, eran buenas las condiciones, aunque la marca era en ese
entonces la 3ra, en el escalafón de telefonía móvil, había una buena
oportunidad de crecer.

Empezamos a vivir nuestra vida matrimonial, ella en casa y yo traba-


jando casi todo el día, embarazada, cuidándose para sacar adelante ese
bebé que venía en camino; no puedo negar que era duro para ella tanto
tiempo sola en un estado donde se pone sensible la mujer, pero hacía-
mos el esfuerzo porque estábamos apenas empezando en este camino y
teníamos que sacar fuerzas.

En mi trabajo me empezó a ir muy bien, ese punto de venta era de los


que más vendían, la gente hablaba muy bien del asesor, mucha gente
me buscaba para llevar su teléfono móvil de regalo y por supuesto mi
competencia estaba al lado, las otras 2 empresas estaban sintiendo que
me estaba llevando todo el crédito, asi que no se hizo esperar la envi-
dia y demás situaciones que se presentan donde trabaja tanta gente.

De todas formas, el almacén estaba contento con mi facturación men-


sual y a mí me llegaba un buen salario el cual me permitía salir con mi
esposa y pagar las cuentas, alquiler, servicios públicos.

Estábamos tranquilos, el avance del embarazo era positivo, mi trabajo


iba muy bien, a mi madre la llamaba una vez por semana para saber
cómo iban, poco sabia de mis hermanos porque casi no hablaba con
ellos, mis pensamientos hacia ellos era que cada uno estaba haciendo
su vida y debían crecer y salir adelante asi solo estuviera mi mamá y
mi abuela con ellos.

Un día del mes de agosto, estando yo en el almacén trabajando, em lla-


mó mi esposa y me dijo angustiada que había reventado fuente, este es
un término que se utiliza para decir que el bebé está por nacer, salí co-

214
rriendo del lugar, pedí permiso por supuesto y abordé un taxi a reco-
gerla, llevándola a la clínica más cercana.

Ese día fue de mucha angustia, recuerdo que no paraba de orar a Dios
y de poner la vida del bebé en sus manos, la madre de mi esposa esta-
ba ahí conmigo y esperando a que saliera del parto.

Pasabas las horas y estaba todavía en observación, en un instante llega


una pareja con la esposa también para entrar a trabajo de parto, eran
unos amigos del barrio, conocidos del sector, sin embargo 1 hora más
tarde sale el esposo llorando porque el bebé murió en el vientre de su
madre.

Qué situación más difícil, empecé a pensar que también podía pasar-
nos a nosotros, no paraba de pedirle a Dios que los cuidara y diera
fuerzas a mi esposa, en fin, torturante para los que han pasado por
esto. Unas horas más tarde escuché un bebé llorar muy fuerte y la en-
fermera salió a buscarme y decirme que la bebé había nacido, que po-
día entrar a verla, rápidamente entré al lugar y mis ojos vieron una de
las maravillas que nunca habían contemplado, una niña blanca con
ojos azules, hermosa, llorando y moviendo su cuerpo; era la imagen de
la grandeza de la creación. Era mi hija Gabriela.

Al día siguiente, le dieron salida a mi esposa y a la bebé, fuimos a


nuestro apartamento, en el cual solo teníamos hasta ese momento, la
cama matrimonial que la había regalado la suegra, la cama de la niña y
algo de insumos de cocina, no teníamos sala ni otros electrodomésti-
cos, ni siquiera teníamos televisor, no habíamos comprado por falta de
dinero.

Los días siguientes fueron muy difíciles para mi esposa, sus senos no
daban la leche materna adecuada para la niña, lo cual hacía que la niña
llorara mucho por hambre, mientras ella intentaba sacarse leche con un
instrumento diseñado para eso, le dolía mucho, aun asi decidimos
comprarle leche en polvo adecuada para su edad y asi poder alimentar-
la.

215
Solo quien ha vivido esto sabe lo desesperante del asunto. En una sali-
da a la droguería a comprar los tarros de leche, a mi esposa le dieron
una boletas para la rifa de un televisor, después de 20 días recibimos la
llamada del lugar que nos habíamos ganado el televisor con el número
de la fecha de nacimiento de Gabriela.

No podría cuantificar el número de veces que nos despertábamos a la


madrugada para atender la niña, era el proceso y lo sabíamos, con
amor y mucha paciencia emprendíamos el futuro de ser padres y avan-
zar en medio de tantas situaciones sin resolver, en medio de que a ve-
ces no alcanzaba el salario para suplir las necesidades básicas y las
cuentas.

Pero nos esforzábamos, ella en el apartamento con la niña y yo en el


trabajo y mis propias experiencias; aun asi empecé a sacar tiempo para
ir a jugar futbol con los compañeros de trabajo tarde de la noche, lo
cual no fue de agrado para mi esposa, argumentando que la dejaba mu-
cho tiempo sola; tenía razón.

Decidí pasar más tiempo con ella y la niña, pero la mayoría de mi


tiempo la pasaba en el trabajo, había dejado a un lado mis labores so-
ciales, aquellas actividades que hacía con jóvenes en la zona rural de la
ciudad y algunos barrios, todo lo había abandonado, era como un año
sabático, necesitaba reorganizar las cosas y ahora era padre, eso ya era
algo nuevo y de compromiso.

Estando en el lugar teníamos varios amigos que nos visitaban, incluso


recuerdo que antes del nacimiento de Gabriela, hicimos 2 “Baby sho-
wer”, en Colombia esta celebración se hace para atender los amigos y
familia en una fiesta y estos a su vez llevan algún tipo de regalo que
previamente se ha sugerido, pañales, pañitos, pijamas, coche, entre
otras cosas; dos fiestas por separado porque teníamos mucha familia
en Floralia, barrio al norte de Cali; y en el sur varios amigos que que-
rían participar del evento.

Fueron 2 fiestas que nos ayudaron con insumos que no teníamos para
la bebé pero que fueron suficientes después, sin embargo, todos saben

216
que la leche en polvo especial y pañales es lo que más se gasta y se lle-
va la mayor parte del dinero, jajjajajaja.

Era un disfrute esa sensación de paternidad, un compromiso satisfacto-


rio de poder crecer junto a la niña, pero más aun la excelente madre
que tenía mi bebé.

Asi transcurría el tiempo, en la empresa de telefonía móvil donde tra-


bajaba hubo una propuesta de ir como coordinador a trabajar en la ciu-
dad de Buga, un municipio a 3 horas de la ciudad de Cali, me habían
escogido por mis resultados, eso implicaba irnos a vivir allá, estába-
mos decididos a hacerlo, pero por negocios de las jefes nuestras, al fi-
nal deciden otra persona, quien había sido mi supervisora.

Después de esto me trasladaron a un punto de venta que tampoco ha-


bía sido bueno, sin embargo, volví a establecer un estándar de ventas
importante, era un almacén ubicado en el centro comercial Unicentro,
sur de la ciudad.

Hice buenas amigas, señoras que llevaban muchos años trabajando en


el lugar, logré que usaran la línea en su celular del operador que yo
vendía y muchos clientes que entraban a comprar salían con su regalo,
celulares móviles para todo el gusto.

Fue ese punto uno de los más importantes también y donde me visita-
ba mi esposa con la niña recién nacida para tomar un descanso.
Me caracterizaba por un excelente servicio al cliente, conocer sus ges-
tos a la hora de comprar, ser diferente en el trato con la gente, de ver -
dad el talento en ese campo era muy bueno.

Sin embargo, el dinero a veces no alcanzaba, me empecé a atrasar en


los arriendos y prestando dinero para cubrir, se ponía más difícil el
tema, las deudas en mi familia era un legado, parecía un imán para en-
deudamiento, nunca tuvieron mis padres ni mucho menos nosotros una
educación financiera, todo se fue aprendiendo en el camino, había que
sobrevivir de cualquier forma, eso sí lo tenía claro desde niño.

217
Fuimos en varias ocasiones a otra iglesia en el sur de la ciudad, tenía-
mos varios amigos ahí, pero ya no soportaban mis oídos escuchar que
usaran la Biblia para condenar al pueblo o intimidarlo para que dieran
sus diezmos, asi que estaba en el tiempo de alabanza y luego me salía
del lugar.

Intenté empezar otra vez mi carrera “cristiana” pero ya no aguantaba


más el conocimiento que había adquirido, el cual en su mayoría era
contrario a lo que se enseñaba en la iglesia por conveniencia.

218
Capítulo 4

EL DETONANTE

En una de las pocas visitas que hacía a la casa donde crecí en el barrio
Floralia, donde vivía mi madre, mi abuela y mis hermanos, pasaría lo
que cambiaría definitivamente el rumbo de nuestra historia.

Estábamos sentados hablando con mi abuela de temas relacionados


con mis hermanos, sus obligaciones, llegando a concluir que no había
unidad entre ellos y mucho menos ayudaban a mejorar la vivienda, por
lo tanto, era una casa físicamente muy abandonada, mi abuela no tenía
las fuerzas necesarias y mi madre seguía ganando muy poco en su tra-
bajo.

Asi que parecía que cada uno resolvía su vida y por los lados mi abue-
la sobrevivía a esa forma de supervivencia.

Siendo las 4:00pm de ese domingo de visita, llevaba a mi hija Gabriela


al parque de la estación de policía, muy cerca de la casa, parque donde
había crecido y que si hablara ese lugar contaría experiencias que no
podría decir por este medio, jajjajajaja, en el camino se me acercó uno
de mis amigos de la “vieja guardia”, asi le decíamos a los chicos que
llevaban más años en la calle y en pandillas pero que admirábamos
con respeto de barrio, y me preguntó si ese chico Charly era hermano
mío, extraña pregunta pensé…….pero le respondí con claridad que
si….era uno de mis hermanos menores.

Me dijo: “parcero, tenga cuidado con él, que la policía anda detrás de
él, pronto a capturarlo por vender drogas”, “está involucrado con una

219
línea en el barrio y en estos días la policía lo increpó y él logro soltarse
y salir corriendo, si no, lo hubiesen judicializado”

Tengo que expresar que en el momento que escuché a mi amigo como


me iba contando, sentía un dolor en mi corazón y adicional una impo-
tencia tan alta, me abrazaba una angustia terrible de solo pensar que mi
hermano iba a terminar muerto como muchos de mis amigos.

Esa noche que llegaba al apartamento donde vivíamos, le expresé a mi


esposa lo que me había dicho mi amigo sobre los comportamientos de
mi hermano menor, ella preocupada me preguntó que podíamos ha-
cer…yo le respondí: ……… nos vamos para Floralia.

Ella me respaldó en el asunto y empezamos a coordinar nuestra salida


del apartamento ya que habíamos tenido una experiencia en ese lugar
bastante dolosa y un nuevo aire nos vendría bien.

Los días que no tenía dinero para comprarle la leche a la niña en el


apartamento fueron muy difíciles, la tía Addy nos ayudaba siempre y
mi hermano William nos compraba lo que a veces necesitábamos, fue-
ron de mucha ayuda en estos tiempos de alimentar la bebé.

Siempre estaremos agradecidos con la voluntad que hubo en ese tiem-


po.

Empezamos a buscar vivienda en Floralia, en alquiler, sin que mis her-


manos se dieran cuenta, hasta que pudimos negociar un apartamento
en primer piso con local sobre una de las calles vehiculares del barrio.

No era muy lujosa pero el espacio del local nos ayudaba para poder
generar otros ingresos, la idea era que mi esposa atendiera el negocio
de venta de celulares, venta de minutos, reparación entre otros, pero
para esos días el lugar donde yo trabajaba, un almacén donde vendía lo
de la telefonía…lo cerraron, estaba en proceso judicial y liquidaron a
todas las personas, aunque yo no hacia parte de esa nomina igualmente
me quedaba sin un espacio donde trabajar.

220
Quedándome sin un contrato fijo, debía adelantar lo del local y buscar
algo para hacer dinero adicional, al menos esa era la idea, con la mala
decisión de conseguir dinero prestado para poder comprar los insumos
y vitrinas del negocio, con la facilidad de conseguir dinero prestado en
el barrio, pues crecía muy fuerte los llamados “Gota a Gota”, aquellos
que prestaban dinero y se pagaba diariamente una cuota, eran cuotas
que al sumarlas pagábamos el préstamo por el doble de lo inicial.

Muchos amigos estaban metidos en el asunto, trabajando y haciendo


vida con ese tipo de labor, ya que era una oportunidad de hacer dinero.

(En el año 2007 en Colombia sucedió que los PARAMILITARES se


desmovilizaron en el gobierno de Álvaro Uribe, en ese entonces presi-
dente, se suponía que era el término de una era de masacres y extor-
sión en la zona rural del país; sin embargo, después de esto llegaron
a nuestros barrios estructuras de organizaciones que empezaron con
3 tipos de líneas de trabajo, venta de drogas ilegales, sicariato y pres-
tamos de dinero al día para personas independientes y sin requisitos
difíciles; muchos de estos desmovilizados montaron sus “oficinas” en
muchos barrios de la ciudad, hasta el día de hoy eso tiene apoderado
nuestras calles, casi que se ha convertido en una forma de vida en los
territorios).

Ya instalados en el nuevo apartamento y más o menos proyectado a


generar recursos con trabajo externo y el local, iba a buscar revisar el
caso de mi hermano, en que estaba involucrado, para eso tenía que ser
inteligente y con sabiduría poder ayudar a resolver esa situación, sin
saber qué tan avanzado o involucrado estaba él.

En el local empecé a vender un servicio de internet, alquilando un mo-


dem, que conectándolo al computador el cliente podía tener el servi-
cio, era el único en ese entonces con esa opción para las personas.

Un domingo de la siguiente semana de estar en el barrio, llevaba un


modem hacia el sector de Lares de Comfenalco, tenía que pasar por el
polideportivo de Floralia, el cual era abierto al público la zona del par-
que, en esos instantes que pasaba por el lugar pude ver como mi her-

221
mano compraba dos cigarrillos de marihuana y cuando caminaba hacia
donde estaba otro amigo de él para consumirlo, giró su rostro hacia mí,
al verme volteo la cara inmediatamente.

Volví a sentir un dolor indescriptible, tenía que hacer algo inteligente


que no fuera a promoverlo más en ese mundo. Yo ya venía con expe-
riencia de otros barrios de trabajar en jóvenes en la misma situación y
no era posible cometer errores con mi hermano.

Reconozco que entré en un dilema existencial, donde el dolor y la im-


potencia juntas hacían que me doliera el pecho, no podía creer que uno
de mis hermanos hubiese incursionado en ese mundo del que salí hu-
yendo para no terminar mal, ahora dolía mucho pensar que ese estilo
de vida había llegado a consumirse mis hermanos.

Sin embargo, lo tomé con calma, respiré profundo y empecé a organi-


zar mis pensamientos.

En la noche de ese mismo día, estaba comprando un pollo asado para


llevar a casa y poder comer, cuando mi hermano, el mismo que había
girado su rostro comprando un cigarrillo de marihuana, se me acercó y
me saluda, efectivamente se notaba en su rostro que esperaba que yo le
dijera algo sobre el asunto o le recriminara al respecto; con la sorpresa
para él que no le dije una sola palabra sobre lo que yo había visto.

Tal vez para muchos hoy día es normal comprar y consumir marihua-
na, esto acontecía en el año 2007, era una época con demasiados pre-
juicios morales y sociales, era más difícil para la gente y las familias
aceptar el consumo de una droga ilegal y mucho menos venderla.

Con mucha paciencia y tranquilidad empecé a hacer parte de la vida de


mis hermanos, no había notado que todo el tiempo en la iglesia y mis
responsabilidades había olvidado que podía tener mejor relación con
mis hermanos, dediqué mucho tiempo a otros jóvenes y familias y tal
vez pensaba que mi familia no pasaba por situaciones como ésta.

222
Empezaba a entender que Charly después de una situación amorosa
con una chica del mismo pasaje con quien tuvo un hijo, estaba siendo
despreciado por la familia de la novia y a su vez ellos con muchos pro-
blemas de jóvenes, sin dinero y con responsabilidades que lo exigían.

Que Bryan, el hermano menor, estaba creciendo con muchas necesida-


des sentidas y básicas y sin nadie de la familia que le extendiera la
mano, mientras estudiaba hacia el esfuerzo de graduarse en medio de
los problemas económicos que padecía.

Mi padre aparecía de vez en cuando a darles algo de dinero, muy poco,


servía para que ellos compraran algo de comer por el momento. Pero
en realidad fueron años que pasaron sin que hubiese claridad sobre el
futuro económico de sus vidas.

Mis dos hermanos mayores que ellos, Richard, trabajaba en algunos


negocios de alquiler de lavadoras y a veces en algunas empresas de
producción; William, trabajaba en un almacén supermercado como
empacador en el sur de la ciudad.

Cada uno en la casa resolvía su situación individualmente, eran muy


poco unidos, esto generaba miseria lentamente, sus corazones y men-
tes estaban divididos y frustrados, al menos eso fue lo que pude sentir
en ese entonces.

No solo estaban en una crisis económica y divididos en sus responsa-


bilidades, sino que adicional estaban endeudados con los “gota a
gota”, quiere decir que se veían obligados a conseguir plata todos los
días para poder entregar la cuota, esto hacía que no hubiese tranquili-
dad en ellos y por supuesto tampoco en mi mamá, quien también esta-
ba endeudada y pensando que con su trabajo podría salir de eso, sin
embargo, cada vez estaban más sumergidos en ese mundo de “resolver
el día a día”.

Era una época donde podía respirar la pobreza, mi abuela salvaba el


día con su crédito en la tienda para que todos pudieran comer, cuando
ya no podía sacar alimentos, entre ellos buscaban recoger algo de dine-

223
ro, aun asi muchas veces no colaboraban todos, eso no solo era negati-
vo, sino que generaba discusiones entre ellos.

Cuando empiezo a vivir cerca de ellos es donde puedo ver que mi fa-
milia a su interior esta desgastada y viviendo muchas escases, se su-
maba la situación de Charly enfocada en una línea nada rentable, pero
si peligrosa.

Asi que llegando nuevamente al “barrio” y acomodándome no solo es-


taba al tanto de lo que en mi familia estaba pasando, sino que empe-
zando el año 2008 también muchos jóvenes que yo había visto crecer,
estaban involucrados con el negocio de la venta de drogas y con su
alto consumo de la misma; eso era terrible, las esquinas del barrio esta-
ban llenas de estos chicos todo el tiempo, las demás personas solo los
juzgaban por sus acciones, algunos veían peligro pasar por el lado de
ellos, la policía cumplía con su rol de retirarlos de los sitios pero a los
15 minutos estaban otra vez ahí.

Era el juego del “gato y el ratón”, las leyes en Colombia y aun para ese
entonces eran y han sido incoherentes con la vida en los barrios de
nuestras ciudades.

Para ese entonces solo pensé en que el barrio necesitaba un cambio, la


gente estaba dividida, era necesario volver a nuestra naturaleza solida-
ria, sin discriminación y sin odios, asi que me acordé de que años ante-
riores cuando estaba en la iglesia empezando y trabajando con jóvenes
en otras comunas ayudé a la junta comunal del barrio para que quedara
en las elecciones, con el objetivo de yo darle manejo al comité de Ju-
ventudes de esa junta comunal.

Cuando la Junta comunal ganó las elecciones, a la semana siguiente


busqué al presidente y me respondió que él me llamaba para coordinar
una reunión, llamada que nunca llegó por supuesto, entonces fui hasta
el Centro de Atención Local Integrada C.A.L.I, donde podían darme
información del procesos electoral de juntas comunales.

224
Pensaba que si tomábamos un cargo con influencia y autoridad podía-
mos hacer algo por el territorio y buscar unir la gente con los jóvenes.

En esa institución pública me atendió la secretaria del director y me in-


formó que las elecciones eran 2 años después, ahora no había nada so-
bre ese tema electoral.
En mi pensamiento estaba el poder hacer algo donde no solamente
ayudara a mi hermano a alejarse de las consecuencias de ese camino
donde estaba involucrado, sino que también poder ayudar a otros chi-
cos del barrio que no solamente eran drogadictos como la gente los lla-
maba.

Para mí era imposible creer que estos chicos eran solo consumidores y
nada más, ya que yo también estuve muchos años de mi juventud al
lado de amigos míos que hacían lo mismo, pero eran chicos talentosos,
con capacidades y talentos importantes.

Mientras las personas del barrio solo veían algo negativo de ellos, yo
veía talento y capacidades de ser mejor cada día, esa fue y ha sido el
motivo porque toda mi vida ayudé con todo lo que pude a cientos de
chicos a buscar un camino donde pudieran desarrollar su vida mejor.

Mientras resolvía que hacer en el barrio, empecé a trabajar en una em-


presa que era distribuidora de productos de telefonía móvil, era un
campo que yo conocía y que necesitaba hacer dinero para seguir avan-
zando, mientras tanto con mi hermano Charly, ya habiendo hablado
con él más seriamente, me argumentaba que quería dejar ese camino
pero que como hacia si no conseguía trabajo.

Había abandonado sus estudios de bachillerato y tenía mucho tiempo


sin hacer nada, asi que con una señora amiga que había salido del al-
macén que cerraron en el centro comercial del sur de la ciudad estaba
trabajando, vendiendo lociones en otro centro comercial cerca de la
casa, consiguió que le dieran la oportunidad a él de trabajar ahí y ga-
narse un salario por esas horas trabajadas.

225
Asi fue como empezaba a respetar un poco más la vida, dignificándose
laboralmente, era un camino que apenas empezaba a recorrer y al me-
nos tenía disposición.

Ya estar trabajando lo alejaba de tener que “vender” en la calle por di-


nero, asi conseguía para su alimentación y gastos.

Empezaba a estar más tranquilo al verlo con la disposición de mejorar


su vida, sin embargo, me inquietaba como el barrio donde yo crecí
toda mi vida, estaba tan deteriorado en especial con la juventud ha-
ciendo cosas que podrían terminar en muerte.

Mi esposa continuaba en el local mientras yo buscaba ganar comisión


en donde trabajaba, no era un empleo con sueldo fijo, asi que había
que vender o vender, no había opción, trabajar de este modo no era su-
ficiente para suplir tantas obligaciones y ya empezábamos a alcanzar-
nos en algunas cuentas por pagar.

Al verme alcanzado con el alquiler de la vivienda hubo varios proble-


mas, entre ellos, los hijos del señor de la casa empezaron a hablar feo
y a gritar amenazas desde el segundo piso del lugar. Asi que era un do-
lor de cabeza para mi esposa ya que ella estaba más tiempo ahí.

Por otro lado en mi decisión de buscar la manera de ayudar a la gente


y en especial los chicos del barrio, empecé con 2 escuelas de teatro,
una en el polideportivo de Floralia y otra en la sede comunal del barrio
San Luis 2, en el primero fui a hablar con el administrador, Ronald, un
hombre joven recién llegado al sitio pero con ganas de hacer cosas im-
portantes, por lo menos de recuperar el lugar con actividades diferen-
tes ya que las zonas verdes estaban invadidas por el alto consumo de
marihuana por chicos que entraban al lugar exigiendo sus derechos.

El segundo lugar hablé con el presidente de la Junta Comunal de San


Luis 2, Freddy, un hombre adulto con experiencia y con deseos de ha-
cer algo por el barrio siempre; en estos dos lugares realizamos convo-
catorias para la escuela de teatro “Bailetown”, asi le llamamos; y efec-

226
tivamente con una mensualidad muy baja los chicos podían ir dos ve-
ces a la semana a recibir las clases que daba en los espacios.

En contraprestación con el administrador del polideportivo le ayudaba


con actividades del lugar y empezábamos a hablar con los chicos para
que dejaran de consumir dentro del mismo espacio deportivo y con el
señor de la sede comunal solamente le dejara bien limpio y apoyara
con las actividades.
Éste fue el inicio en la comuna 6 de la ciudad de Cali Colombia, siem-
pre vivía en el mismo barrio, pero para trabajar fuerte el tema de jóve-
nes lo hice en otras comunas, esta era la oportunidad de dar todo lo
que había aprendido en un territorio donde la mayoría de los chicos me
conocía.

Hubo uno de esos días donde los hijos del señor de la casa local donde
vivíamos estaban hablando mal y amenazando porque no se le había
pagado el mes de arriendo, asi que ya no lo aguantaba y subí sin su
permiso a donde ellos estaban, al verme se asustaron y me reclamaron
porque había subido sin permiso.

Inmediatamente le dije que lo que debía decirme lo hiciera frente a


frente y no con amenazas, adicionalmente le expresé que yo no le tenía
a miedo a la muerte, pues mi experiencia me había hecho entender que
había que hacerse respetar; le pregunté que como lo quería arreglar y
que si tenían muchas ganas de pelear que yo estaba siempre listo, ¿Có-
mo lo quieren hacer? ¿a puño o a cuchillo? Les dije, sin embargo, al
verme decidido y enojado decidieron dejar las cosas asi y que no que-
rían problemas.

Para ese tiempo conseguimos una vivienda en el barrio Brisas de los


Álamos, muy cerca de Floralia, con el ánimo de poder seguir con el
negocio, alquilamos un local cerca de la casa de mi abuela, pequeño,
pero podíamos avanzar en hacer algún tipo de dinero adicional.

Mi esposa se desplazaba con la niña todos los días hasta Floralia a


abrir el local y yo me iba a trabajar como vendedor a la empresa de ce -
lulares, eran tiempos donde personas como yo sin educación financie-

227
ra, sin ejemplos a seguir de manejo de negocios, sin apoyo de ninguna
índole, quería mejorar con ganas de tener buenos recursos y ayudar a
mi familia si se podía, pero las cuentas y las deudas eran más altas que
lo que ganaba.

En el periodo de tiempo que estuvimos viviendo en este barrio, mi es-


posa entró a trabajar en una empresa reconocida como “agente call
center”, ganaba un sueldo fijo y logramos un poco más de organiza-
ción económica.
Varios meses trabajó muy bien hasta que hubo recorte de personal y
dejó de laboral en ese lugar.

Recuerdo varias situaciones vividas en ese entonces que residíamos


ahí, entre ellas, celebramos el cumpleaños de mi hija, fuimos en algu-
nas ocasiones a una reunión cristiana en el barrio el Caney, unos ami-
gos nos habían invitado, pero eso terminó mal porque el líder se invo-
lucró con una chica muy conocida de la familia, entre otras situaciones
que al final, nuevamente por falta de cumplimiento en el pago de
arriendo, nos pidieron la casa y debíamos salir rápidamente.

Asi fue que alquilamos una vivienda en el barrio Guaduales, al lado de


Floralia, estábamos más cerca de todo y la casa tenía un espacio de lo-
cal, en ese espacio compramos algunos elementos como vitrina y es-
tantería y empezamos a vender comida rápida colombiana, papas relle-
nas, empanadas, maduro y gaseosa, todo esto lo hacia mi madre los fi-
nes de semana.

Mientras yo seguía con el objetivo de seguir ayudando al crecimiento


cultural de la comuna y haciendo algunas ventas en lo que resultara,
sin embargo, la presión no se hizo esperar.

El local cerca de mi casa materna tocó entregarlo, ya no me alcanzaba


para pagar el arriendo del lugar y adicional el de mi casa, se sumaba el
hecho que al local llegaban amigos de crianza que preguntaban por un
hermano mío y mi madre, los cuales estaban involucrados en présta-
mos “gota a gota” y eso ya se quería convertir en problemas violentos,

228
en mi posición hablaba con ellos para buscar solución, pero ya estaba
con mucha presión en el sitio.

En medio de este proceso también enseñe expresión corporal en una


Fundación de una amiga, la cual también estaba empezando, y ahí al-
gún recurso me pagaban que servía al menos para los transportes de la
semana o algo más.

Muy difícil cada día, sin embargo, con algunos pagos mensuales de los
chicos de las escuelas de teatro lo usábamos para comprar alimentos y
lo necesario de nuestra hija Gabriela.

Empezando una de las clases en el salón del barrio San Luis 2, conocí
un señor que decía ser director del C.A.L.I 6, el lugar donde un año
antes había ido a averiguar lo de las elecciones de Juntas Comunales,
me pregunto qué era lo que hacía y empezamos a conversar sobre el
futuro de la comuna.

Él acababa de asumir su cargo y deseaba hacer algo productivo en su


posición, asi que me invitó a conversar a su oficina la siguiente sema-
na, con mi interés por buscar la manera de llegar a ayudar mucho más
nuestro barrio le acepté la invitación.

La semana siguiente en conversaciones con él, le pregunté por el sec-


tor cultural de la comuna, como estaba organizado, quien estaba a car-
go, como participaban de las reuniones con la alcaldía; su respuesta
fue directa……el sector cultural no tiene representación en el comité
de planificación de la comuna y mucho menos está organizado.

Efectivamente me dispuse a partir de ese momento a consolidar las or-


ganizaciones culturales existentes en la comuna, visité barrio por ba-
rrio conociendo los grupos artísticos, recogiendo una base de datos im-
portante e invitándolos a trabajar unidos buscando organizarnos ade-
cuadamente.

No era una tarea fácil, pero éramos varios grupos artísticos, organiza-
ciones culturales legalmente constituidas y artistas independientes; en

229
ese entonces hacia la labor con mucho entusiasmo de organizar y con-
tribuir al desarrollo de este sector. Este tipo de labor en Colombia no
recibe ningún tipo de salario, la labor era voluntaria, sin embargo, la
idea de organizarse era poder buscar proyectos que ayudaran a dignifi-
car el sector cultural.

Chicos talentosos de zancos y teatro, grupos de danza Hip Hop, dibu-


jantes de caricatura, escuelas de salsa, grupos de danza folclor, cantan-
tes independientes, músicos, banda musico marcial, estas expresiones
unidas mostraban un futuro mucho mejor para las acciones de una co-
muna que estaba estancada con liderazgos tradicionales.

Fue un tiempo donde pude convencer a los grupos y organizaciones


culturales que el mejor camino para avanzar era estar unidos para todo,
sin embargo, había varias situaciones que enfrentar; los egos artísticos,
los intereses particulares e individuales y el rechazo de algunos lideres
por jóvenes de hip hop talentosos pero consumidores de drogas.

Como nunca hubo alguien que propusiera tal cosa en ese entonces en
la comuna, efectivamente todos se apoyaban con el liderazgo que yo
proponía. Se notaba alegría y unidad en el grupo a pesar de algunos ar-
tistas con el tiempo mostrar otro tipo de intenciones.

Es asi como llegamos a participar del comité de planificación de la co-


muna, en mi caso como representante del sector cultural. Nuestra lle-
gada a ese espacio de participación ciudadana no fue tan bien recibido.

El tiempo se me iba en gestionar en la secretaria de cultura de la Alcal-


día de Cali para nuestro proceso social y artístico, en buscar que traba-
jos hacer para llevar dinero a mi casa y poder resolver la alimentación
y las cuentas; aun asi pintaba muy bien el proceso cultural pero muy
mal la economía de nuestro hogar.

Primero, quiero explicar que es un comité de planificación de una co-


muna en la ciudad de Cali – Colombia; es un espacio donde se planifi-
ca la inversión y proyectos de tal comuna, liderada por representantes
de juntas comunales, junta administradora local y comités de grupos

230
poblacionales; cada comuna tiene dispuesto por parte de la Alcaldía
Municipal, un presupuesto anual, asi que el comité de planificación es
el que decide en qué tipo de proyectos se invierte el recurso.

Cuando llegué al comité, cumpliendo con el acta correspondiente fir-


mado por las organizaciones y grupos culturales, inmediatamente me
hicieron saber que para poder tener algo de proyectos para el sector ar-
tístico, primero tenía que hacer parte de la “coalición”, jajjajajaja.

¿Que era la coalición? ¿o qué es realmente esa forma de hacer las co-
sas con el dinero que sale de los impuestos de los ciudadanos?

Sencillamente, era una forma de gobernar o manipular el recurso de la


comuna con fines políticos, en esta época había un líder comunal ad-
junto a un partido político reconocido en la ciudad, que por supuesto
tenía un cargo con un Senador de la república de Colombia, significa-
ba que los que estuvieran con él en la coalición no solamente ayuda-
ban políticamente esas personas sino que votaban en bloque en el co-
mité de planificación y decidían sobre sus propios proyectos, dejando
por fuera a las minorías, además, ese tipo de votación impedía que al
menos los sectores sociales se expresaran, violaban toda forma de par-
ticipación ciudadana con el propósito de imponer sus acuerdos.

Esto lo hacían lideres comunitarios, imaginen como será directamente


los políticos…asi que…. Inmediatamente me opuse, no iba a ser un tí-
tere más de ese sistema antidemocrático que habían creado unos lide-
res comunitarios en cabeza de un presidente de junta comunal de uno
de los sectores de Floralia.

Durante ese primer periodo en el comité de planificación en efecto


pude ver personalmente como los llamados “lideres” de los barrios
eran simplemente “marionetas políticas” al servicio de intereses elec-
torales y en esta ocasión abusando en mayoría para favorecerse en sus
territorios.

Pude manifestarles mi inconformidad e ilegalidad en su procedimien-


to, sin embargo, ese año aprobaron sus proyectos ya concebidos en

231
reuniones privadas y yo empezaba a ser visto como opositor y enemi-
go.

Culturalmente mi posición no era generar enemigos, asi que como co-


mité de cultura de la comuna 6 de Cali Colombia tomamos una actitud
diferente, los barrios en ese año celebraban sus cumpleaños de manera
artística, entonces, hablé con los presidentes y les dije que debían co-
nocer el potencial cultural de la comuna en el cumpleaños de sus sec-
tores.

Asi fue, durante ese periodo de tiempo, a todos los que solicitaban
acompañamiento con bailarines y músicos para sus fiestas, se participó
activamente y solo daban la hidratación y el refrigerio, sin paga algu-
na, pero con la mirada puesta en hacernos fuertes dentro de unas for-
mas equivocadas de gobierno en los barrios de la comuna.

Dentro de estas actividades podía vincular a mis 2 hermanos menores


y asi se alejaban un poco más de las actividades o negocios de las ca-
lles. Tengo que resaltar que mi hermano Charly, el detonante para em-
pezar este camino, en este proceso lo pude vincular a más de 8 trabajos
donde podía organizarse y en todos terminaba renunciando, mi herma-
no Richard y mi madre una vez me dijeron:

“no le ayude más a ese muchacho, que lo está haciendo quedar mal,
ayúdele a otra persona que valore los trabajos”, recuerdo que les con-
testé: “nunca dejaré de ayudarle, es mi hermano es mi sangre” asi si 70
veces cae 70 veces le ayudo a levantarse; algo bíblico el mensaje, pero
era de verdad que lo decía.

En esa época de mi vida era crucial 2 cosas; hacer lo posible para que
mis hermanos menores tomaran un estilo de vida mucho mejor y poder
ayudar miles de jóvenes que están en situaciones parecidas, estigmati-
zados por la sociedad y en el camino hacer algún tipo de trabajo refe-
rente que me permita ganar dinero para los gastos de mi hogar.

De esas 3 cosas, una se iba cumpliendo poco a poco, las otras dos si
estaban muy mal y consecuentemente era mayor el esfuerzo cada día.

232
Dentro de este proceso con el sector cultural y mi vida personal, había
mucha necesidad de organización, no solamente en lo social y comuni-
tario sino en estructurar que era lo que yo realmente buscaba para
mantener el equilibrio.

En este espacio cultural y comunitario, me destacaba por la elocuencia


de mis intervenciones que venían respaldadas por decretos y leyes es-
tablecidas en el territorio colombiano, esto hacía que la mayoría de “li-
deres comunitarios” de ese entonces, sin educación muchos de ellos,
solo buscaran la discordia y las mentiras como herramienta para encu-
brir sus malas prácticas.

Apoyando los diferentes barrios sin odios ni rencores, fuimos tomando


fuerza y reconocimiento por las comunidades y grupos poblacionales,
lo cual nos permitía presionar un poco para que se tuvieran en cuenta
los proyectos culturales, sin embargo, por 2 años seguidos, éstos lide-
res comunitarios no apoyaron el sector cultural. Era más fuerte su de-
seo de mostrar cualquier tipo de obra en su barrio, que pensar en gene-
ral de toda la comuna.

Durante este periodo de crecimiento en el comité de cultura de la co-


muna, me encontraba un sábado en el polideportivo de Floralia hacien-
do inscripciones a nuestra escuela de Bailetown, sentado en una mesa
en la entrada del lugar con un computador portátil que me habían pres-
tado; al lugar todavía entraban chicos con un ticket que compraban,
pero no iban a hacer deporte sino a consumir marihuana en un sector
del escenario deportivo.

Cuando llegue a empezar las inscripciones, pude ver un chico vestido


con una gorra blanca que no quitaba su mirada de mí, luego salió del
lugar, después de 2 horas lo veo nuevamente, pero con otra color de
ropa y sospechosamente un chico detuvo la puerta y entró caminando
rápido hacia mí, desenfundó una pistola 9mm y me apuntó con ella pi-
diéndome que le entregara el computador.

233
En el instante que desenfundó su arma, en mi mano izquierda tomé el
computador y en mi mano derecha la silla plástica como protegiéndo-
me, al pedirme el computador le dije que NO se lo iba a pasar, el gri-
tando fuerte palabras soeces y apuntándome me presionaba por el
computador y yo cada vez caminaba hacia atrás diciéndole que no;
cuando él se acerca mucho más, exclamé: ¡la sangre de Cristo entre tú
y yo”!

El chico disparó su arma y esta inmediatamente se bloqueó, 3 veces


disparó, pero ésta estaba bloqueada, todo fue en cuestión de segundos,
en esos instantes el compañero que se supone lo recogía en la moto, al
verme de afuera le gritaba: “Noooo, con él noooo” y le decía que salie-
ra rápido del lugar, este chico del arma lleno de susto y confusión salió
corriendo del lugar.

Si ustedes me preguntan si tengo algún tipo de cávala con la sangre de


Cristo o ese tipo de reacción, les diré…si Dios es real jamás el mal se-
rá superior al bien……en términos cristianos dirían que era cosa del
diablo, en mi experiencia poco hablo del diablo porque para mí, el dia-
blo no tiene más poder que Jesucristo, asi que ni lo nombro ni le temo,
ni le doy la importancia que le dan otras personas culpándolo de todo.

Los que estaban en el polideportivo esa mañana vieron todo lo que pa-
só, sin embargo, su miedo a que les dispararán hizo que no salieran de
las oficinas, después se acercaron a preguntar si estaba bien y todo
continuo normal.

Muchos se preguntan en otros países porque nosotros los colombianos


vemos la violencia tan natural, es sencillo, nacimos en medio de ella.
Nos acostumbramos a sobrevivir, no tenemos temor a la muerte por-
que la vemos desde niños, es una gran diferencia a países del primer
mundo que vivieron guerras y después vivieron otro tipo de civiliza-
ción, nosotros crecimos en barrios violentos y no había opción de solo
llorar, había que sobrevivir.

Ese día por la tarde, salí a hablar con unos amigos del barrio sobre lo
sucedido, algunos se indignaron y fueron a buscar el chico con las in-

234
dicaciones que les di; era un joven de apodo Chávez, y dos horas más
tarde lo tenían sentado en las escaleras ubicadas en el parque al frente
de la estación de policía.

Cuando el joven Chávez me vio se puso muy nervioso y asustado, tal


vez pensaría que íbamos a tomar venganza por lo sucedido, incluso al-
gunos de los chicos que lo trajeran también esperaban que yo lo ataca-
ra por lo que hizo, sin embargo, lo saludé y le pregunté porque estaba
robando en el barrio.

Todos se quedaron inquietos con mi pregunta, Chávez contestó que te-


nía a su mamá enferma y que necesitaba comprar unos medicamentos,
le respondí que esa historia siempre la contaban los ladrones, no le
creía y no era cierto por supuesto.

Ese día me pidió perdón por ese evento en el polideportivo y se com-


prometió a no robar en el barrio. Desde ese día empecé a promover
que Floralia tenía que respetarse y no permitir el hurto en nuestros sec-
tores, eso era el inicio de promover una nueva imagen en el territorio.

Para esa fecha se acercaban las elecciones de junta comunal y mi espo-


sa y yo ya habíamos vuelto a vivir a Floralia, dejamos la casa de Gua-
duales, no nos alcanzaban los recursos para seguir pagando y tomamos
un apartamento en el 2do piso de una vivienda al frente del escenario
deportivo de la Estación de Policía, un lugar donde podía ver todo lo
que pasaba en 3 esquinas y movimientos de la policía.

Mi hija había entrado a estudiar a uno de los colegios del sector, donde
los directores eran residentes del barrio, muy amables y con un cora-
zón de ayudar a todos, Colegio Mixto Santo Tomas.

Un lugar que ha servido para que muchos niños avancen en su estudio


en medio de tantas dificultades de acceder a la educación.

Empecé a hablar con amigos del sector que lideraban algún tipo de
grupo, los convoqué a unirnos para tomar la Junta Comunal del barrio,
ellos me argumentaban que era difícil porque esas personas que lidera-

235
ban siempre ganaban porque hacían fraude y ya llevaban 25 años en
poder de la misma familia.

Los lideres de la Junta Comunal en ese entonces eran los hijos de un


señor que yo conocía desde niño, él tenía equipo de futbol y mi papá
jugaba con él, además de verlos en el barrio siempre, pero nunca se me
olvidaba que un día, años atrás le ayude a unas elecciones con el fin de
tomar el comité de juventudes y nunca me llamó.

Esta era la oportunidad de hacer algo distinto y que las personas toma-
ran el control de los liderazgo del barrio. Lideres deportivos, personas
lideres en sus calles, jóvenes con ganas de participar, madres comuni-
tarias, lideres eclesiásticos, lideres culturales y sus grupos, algunos co-
merciantes, todos nos unimos en pro de cambiar la forma de adminis-
trar el barrio.

En primera instancia la idea era proponer alguien con habilidades para


el cargo, no estaba dentro de mis expectativas ser presidente de dicha
organización comunitaria, sin embargo, en una reunión donde citamos
los lideres que me acompañaban en el propósito hicimos una votación
democrática, cada uno debía decir quien le parecía que fuera la mejor
opción y asi inscribir la lista en las elecciones.

Dentro de los 4 que se postularon la mayoría votó porque yo fuera su


representante en esas elecciones, que encabezara la lista como presi-
dente, había un buen grupo, con las personas adecuadas para su cargo,
ese día se había postulado un señor que vivía cerca de la iglesia católi-
ca del barrio y la idea es que él fuera el vicepresidente, sin embargo,
en el trascurso de la semana se reunió conmigo para decirme que su
“padrino político” no le permitía ser vicepresidente, que debía ser pre-
sidente, jajaajajja efectivamente yo analizando sus intenciones politi-
queras le dije que no me iba a retirar y que hiciera lo más conveniente
para él.

Lo que hizo fue unirse con la otra lista, el otro grupo donde estaban los
mismos de siempre y los que él tanto odiaba, según sus palabras cuan-
do estaba con nosotros, en fin, esos fueron momentos donde entendía

236
que sus intereses particulares eran más fuertes que las ganas de ayudar
al barrio a ser mejor.

Asi que la lista se quedaba sin vicepresidente, era necesario conseguir


una persona rápidamente, nuestra secretaria inscrita nos presentó una
señora que vivía cerca del autoservicio Mercatodo del barrio y sin pro-
blema le expresé que estaba bien para mí, asi que la inscribimos en el
grupo sin saber que más adelante esta señora tenía las peores intensio-
nes y costumbres.

Asi empezamos la campaña hacia la junta de acción comunal, un espa-


cio que en principio trabaja por el bienestar de su comunidad, sin em-
bargo en países como Colombia ninguno de sus integrantes recibe al-
gún tipo de salario o paga por representación, lo que permite que nun-
ca personas jóvenes en esa época se postularan, siempre esos espacios
ocupados por personas muy adultas y lo peor de todo que no se educa-
ban para liderar, eso se veía reflejado en la falta de gestión y amor por
los barrios y por supuesto la creciente politiquería.

Una campaña donde invitábamos a votar a los habitantes del barrio,


con una supervisión exhaustiva contra el otro grupo, ya que ellos acos-
tumbraban a llevar personas de otros sectores con dirección del territo-
rio nuestro, trashumancia, se le llama a ese tipo de acción punitiva.

Fue una “guerra”, la llamo de esta manera porque esas personas que
durante tantos años estaban en esa representación, habían construido
sus vidas, sus fuentes de ingresos, sus empleos políticos, sus ayudas
políticas; todo lo habían construido en base a figurar como lideres de
un barrio de las de 15.000 habitantes, así que decidieron como toda
fuerza ignorante empezar a degradar mi nombre.

En las instalaciones del concejo de la ciudad de Cali, hicieron comen-


tarios que un “niño” no les iba a quitar su lugar, en el barrio comenta -
ban que yo era pareja de uno de los comerciantes más reconocidos del
barrio, homosexual, payaso de circo me decían, también empezaron a
decir que yo era jefe de una pandilla del barrio, en fin, decían tantas
cosas para poder engañar y poder continuar con su manera de vivir.

237
A cambio, nosotros, el grupo constituido nos dedicamos a hablar con
la gente, a hacer campañas en pro de lo que había que solucionar en el
barrio, a hacer recorridos y generar conciencia que si se podía transfor-
mar el barrio.

No puedo negar que había 2 compañeros del grupo que también se po-
nían al nivel de los llamados lideres del sector, hablaban mal de ellos,
era un resentimiento de ocasiones anteriores que no supieron como de-
rrotarlos y decían necedades.

De esta manera, soportando calumnias y reclamos llegamos al día de


las elecciones, ese día estuve todo el tiempo en la tienda ubicada frente
a la entrada de todos los habitantes del sector, saludando y verificando
el movimiento.

En la tienda donde me encontraba, la pareja que atendía el negocio


eran amigos de los señores con quien competíamos, ellos me decían
cosas negativas, sátiras, comentarios como para desestabilizarme, pero
yo con una sonrisa y un deseo enorme de hacer algo que transformara
nuestro barrio solamente veía como fluía el ejercicio electoral.

Con algunos inconvenientes con el grupo contendor, debió intervenir


la policía, pero se solucionaba a tiempo.

Cerrada la hora de votación, terminaron de hacer su ejercicio las per-


sonas que quedaron dentro del salón comunal y después las autorida-
des competentes empezaban el conteo de votos con los dos postulados
para presidentes como veedores.

Ese tiempo fue un esfuerzo muy alto y un precio que pagar donde es
difícil de sobrellevar, mi vida familiar y económica no estaba bien,
conseguía trabajos a corto plazo, la alimentación era muy medida,
poca ropa que vestir y solo un par de zapatos presentables.

En ese entonces no hacia deporte, de vez en cuando me invitaban a un


partido de futbol, estaba muy delgado físicamente, pero a pesar de to-

238
das estas necesidades y dificultades, tenía una convicción de poder
transformar el territorio que me vio crecer desde niño y a su vez en-
contrar formas de vivir sin ser corrupto o mentiroso.

Al finalizar el conteo de los votos se emitió el resultado públicamente


con los testigos y jurados que estaban en el recinto, 1460 personas vo-
taron adecuadamente, de las cuales 980 votos eran para nuestra lista,
los doblamos en votos y asi fue como ganamos las elecciones de la
junta comunal del barrio.

Casi nadie le presta interés a este tipo de representación barrial, uno de


los motivos es que no tiene ningún tipo de salario, pero la necesidad de
tener verdaderos lideres de base comunitaria en ciudades de Colombia
es muy importante, el territorio debe ser transformado constantemente.

Esa noche fue de celebración para el grupo nuestro, pero de rabia e im-
potencia para el otro grupo, sin embargo, todas las personas que estu-
vieron con nosotros, madres comunitarias, artistas, comerciantes, inde-
pendientes, jóvenes, niños que disfrutaron hacer caminatas, entrenado-
res deportivos, vendedores, disfrutamos de una victoria con un com-
promiso alto.

Risas, canticos, mucho ruido, era lo que se escuchaba en nuestro en-


torno, mucha gente esperando ver como el barrio mejoraba después de
tanto tiempo abandonado.

En mi caso estaba contento, mi esposa y mi hija presentes, y logrando


superar todos los días nuestras necesidades económicas que no se le-
vantaban, parecía que estuviéramos a prueba de vida y una de esas
pruebas era perseverar y avanzar.

Asi fue como llegamos al inicio de una etapa importante, la transfor-


mación del barrio Floralia 2 etapa, una lucha de todos los días.

239
Capítulo 5

IMPACTO EN EL BARRIO

Iniciaba una etapa diferente, las elecciones comunales fueron en el


mes de abril, durante los meses de mayo y junio se debía hacer un em-
palme para recibir los bienes y documentos de la Junta Comunal, fue
difícil con el presidente saliente, su falta de educación al respecto lo
llevaba a negarse a hacer las cosas a tiempo.

Entregaron el último día de plazo del mes de junio, el libro de inventa-


rios y tesorería “maquillado”, en Colombia le llamamos asi cuando no
es el libro original, compraron uno nuevo y colocaron ahí lo que simu-
laba ser correcto, con la excusa de que los libros anteriores se los ha-
bían robado.

Unos días antes de la entrega de la Junta Comunal, se robaron 100 si-


llas del salón en mención, la comodataria de ese entonces argumentó

240
que habían ido unas personas a nombre del presidente saliente y que se
llevaron las sillas plásticas, algo de no creer, pero a ese punto llegaban
las inconsistencias, al final presentaron la denuncia y con dinero que
supuestamente tenían en tesorería compraron las 100 sillas faltantes.

Siempre lo cuestionaré, en estos sectores, ni la norma ni ley existente


hace el control necesario a este tipo de actividades barriales que sola-
mente demuestran la corrupción desde las bases comunitarias.

En Colombia, me atrevo a decirlo como una deducción de mi expe-


riencia, la corrupción no empieza en el gobierno, la corrupción nace en
el pueblo.
Recibimos la Junta comunal con todas esas inconsistencias y empeza-
mos la labor de reorganizar y promover los siguientes 4 años algo po-
sitivo para el barrio.

Tengo que resaltar el apoyo de las personas del sector, más aún cuando
aún no se había hecho empalme, la secretaria del deporte de la ciudad
estaba entregando escenarios deportivos en administración por las jun-
tas comunales o fundaciones del territorio, la sorpresa que nos lleva-
mos cuando supimos que ésta secretaria en cabeza de un sector políti-
co iba a hacer entrega del escenario deportivo la Estación, ubicado en
el corazón de nuestro barrio, sin haber tenido en cuenta el cambio de
liderazgo y mucho menos la participación de los habitantes del mismo.

Asi que el mismo día que supuestamente una funcionaria iba a hacer
entrega del escenario deportivo a la Fundación en mención, nos encar-
gamos, todo el equipo de trabajo nuevo de llevar personas al sitio y pa-
rar ese procedimiento.

Efectivamente asi fue, cuando venía la funcionaria en camino, los lide-


res de la fundación le informaron que habían más de 100 personas es-
perándola y no era de buena manera, molestias e indignación.

De esa forma suspendieron la entrega y debían revisar nuevamente sus


prioridades, ya que las Juntas Comunales eran prioridad por su inci-

241
dencia y representación, con argumentos legales que les presenté solo
les quedó opción de hacer lo correcto sin su influencia política.

Investigando la fundación postulada para tener el escenario deportivo,


resultó que la representante legal de dicha fundación era la cuñada del
saliente presidente de la Junta Comunal, esposa del hermano que era
una persona que pertenecía a la junta administradora local de la comu-
na 6 de Cali, al ser expuestos por este tipo de acciones el barrio queda
contento, pero empezaba a tener contradictores y enemigos que me
veían como una amenaza para sus intenciones políticas y asistenciales.

Empezamos nuestra labor como grupo de trabajo en ese mismo esce-


nario en cuestión, realizamos una “minga”, en Colombia asi se le lla-
ma a una actividad en un lugar para recuperarlo con arreglos y pintura,
además de hacer comida para los participantes, en Cali Colombia el
apetecido “sancocho de tres carnes, pollo, res y cerdo”, asi visiblemen-
te las personas ya sabían que había un nuevo grupo en el barrio.

Ese día de la minga nació un apodo (sobrenombre) que me puso uno


de los chicos que frecuentaban el sector, el cual en una hora de la tarde
después de almuerzo, cuando estábamos todos en función de limpiar y
arreglar el escenario deportivo; venía corriendo, huyendo de un señor
que lo perseguía, en ese momento no alcanzábamos a ver que chico era
el que corría, pero si el señor que gritaba “cojan el ladrón”.

Tengo que reconocer que una de las cosas que más detesto y me eno-
jan es que una persona le quite sus pertenencias a otra, siempre he pen-
sado que el que roba en su propio barrio es capaz de robar a su querida
madre.

En el lugar se encontraban 2 policías auxiliares, los cuales salieron co-


rriendo detrás del chico quien corría rápidamente, yo solté lo que tenía
en mi mano y salí corriendo detrás del supuesto ladrón también.

Corrí mucho más rápido que los policías y en un callejón llamado la X


logre tomarlo por la espalda y tumbarlo, cuando lo iba a golpear para
neutralizarlo, me grito: “my president, soy yo…soy yo”. Era un chico

242
de los que consumían drogas en el barrio que conocía desde su infan-
cia, el cual me rogaba que no le hiciera nada, lo solté y lo dejé ir, cuan-
do la policía llegó le dije que no lo había alcanzado; luego le pregunté
al señor que lo acusaba qué le había robado…el señor contestó que era
el vecino que vive al lado de su casa y lo encontró de sorpresa metido
en su cocina robando comida y pasándose por detrás a su vivienda.

Logramos hablar con la mamá del chico y se hizo responsable de los


daños causados y lo robado.

Es asi como el apodo empezó a sonar entre los jóvenes mal llamados
“alto riesgo” y los habitantes del sector, hasta el día de hoy niños, jó-
venes y adultos del barrio todavía me dicen “MY PRESIDENT”.

Empezaba una nueva etapa, ya tenía algo de representación comunita-


ria ante la Alcaldía Municipal y era el momento de transformar el te-
rritorio, lleno de odios y consumo de drogas, inseguridad y desorden,
la tarea era difícil pero no imposible.

Empezaba a conocer mucho más el comité de planificación de la co-


muna 6, que continuaba con su manipulación y politiquería, asi que se
pusieron de acuerdo para no aprobar ninguna propuesta de proyecto
para el barrio por el hecho que no hacia parte de su “coalición”, tenía
que ser parte de ella para poder tener algún proyecto desde el recurso
que asignaban anualmente desde la Alcaldía.

En otras palabras, tenía que dejar de pensar y abandonar mi criterio


para pertenecer a ese grupo selecto que aprobaban en mayoría los pro-
yectos.

Eso no iba a pasar, mi naturaleza y mi experiencia en el barrio, en las


calles, no iba a permitir que me bloquearan mi pensamiento y mi crite-
rio, además que el historial de proyectos aprobados durante muchos
años por ellos era de solo construcciones (canchas deportivas, adecua-
ciones de salones, arreglo de calles, pero la gran mayoría del recurso
se direccionaban hacia la infraestructura deportiva, casi el 90% del

243
presupuesto asignado), lo cual no apuntaba a las necesidades actuales
de los barrios.

Empecé a evidenciar este tipo de conductas y crecía el número de de-


tractores que solo trataban de inventar situaciones sobre mi o hablar
con mentiras, a toda costa querían quitarme del su camino manipulado
por corrientes políticas.

En ese entonces tenía toda la fuerza y disposición para enfrentar las


batallas necesarias, por un lado, daba la pelea en ese desordenado co-
mité de planificación y paralelamente trabajaba fuertemente el sector
cultural y en el barrio.

De tal manera que mientras estas personas llamadas “lideres” que solo
eran un grupo con intereses particulares y políticos esperaban la ayuda
de su “padrino” o la ejecución del proyecto aprobado, yo estaba consi-
guiendo que se invirtiera en el barrio directamente desde la Alcaldía.

Esto no se podía lograr sino estaba la comunidad acompañando el pro-


ceso, entendí que la fuerza no venía de mi sino de la gente del barrio
que me acompañara.

Teníamos en floralia 2 etapa, nuestro barrio, unos espacios con esta-


dísticas de muchos muertos, desorden en ventas ambulantes, comer-
ciantes sin importarles el territorio, calles vehiculares sin pavimentar y
por supuesto una percepción de inseguridad muy alta, además de figu-
rar como uno de los barrios “zona roja”, asi les llamaban a aquellos
donde había un índice alto de delitos entre ellos el homicidio.

Debíamos ser muy estratégicos, convoqué al grupo de personas que


hacían parte de la Junta Comunal y hacerles saber el plan de trabajo,
todos aprobaron, pero muy pocos se vinculaban de lleno, ya que no
querían tener problemas, para esta labor de transformar el territorio ha-
bía que asumir riesgos y muchos casi todos no estaban dispuestos a ha-
cerlo, solo me decían que si pero era yo quien debía enfrentar cada si-
tuación.

244
La vicepresidente de ese entonces era quien me acompañaba casi
siempre en todo lo que nos proponíamos, los fiscales, Luis y Rosmira,
estuvieron muy atentos, la tesorera al principio muy dispuesta, los de
los comité de trabajo siempre acompañando, todo parecía que podía-
mos estar de acuerdo y direccionar el barrio hacia un fin común.

Teníamos en ese entonces prioridades, mejorar la seguridad del territo-


rio y adecuación del parqueadero principal; solicité a la Alcaldía inter-
vención oportuna en el territorio y priorizarlo para la inversión por una
estrategia que ellos llamaron “TIO” Territorios de Inclusión y Oportu-
nidades; asi, al quedar incluidos se priorizaban unas visitas y adicio-
nalmente se invertiría un recursos directo.

El parqueadero principal del barrio era utilizado durante muchos años


por el autoservicio Mercatodo, al cual le dirigí un derecho de petición,
solicitándole que por Responsabilidad Social con el barrio debían arre-
glar el parqueadero y hacerle su respectivo mantenimiento, estaba en
un estado deprimente, lleno de huecos y destruido el asfalto.

Se radicó el derecho de petición en su oficina y pasaron 3 meses y


nunca recibimos respuesta, asi que inmediatamente acudí a la Persone-
ría Municipal delegada en la comuna 6, para radicar un documento
donde como Junta comunal solicitábamos el cambio inmediato del
descargue de los camiones del autoservicio en mención para otro par-
queadero que quedaba en la parte de atrás de su almacén.

Al llegar la solicitud de la Personería al autoservicio para citarlos a


una mesa de trabajo con enfoque de traslado de descargue de sus ca-
miones, el mismo socio mayorista y fundador recuerdo que fue a la
reunión citada en el C.A.L.I. 6.

Afirmando que a él nunca le hicieron llegar el derecho de petición de


la Junta comunal y que de todas formas estaba dispuesto a participar
en la propuesta planteada.

La personera delegada me concede la palabra y lo que le argumento al


fundador del autoservicio es lo mismo que contiene el documento an-

245
terior, por responsabilidad social pavimentar con asfalto el parqueade-
ro y velar por su respectivo mantenimiento anual, asi su descargue va a
continuar en el sitio y nuestro barrio va a gozar de una mejor vista por
ser uno de los principales a la hora de visitar Floralia.

Logramos estar de acuerdo y el autoservicio dispuso todo para la ade-


cuación, nos propusieron que colocáramos nosotros la empresa con
quien hacerlo y yo me negué inmediatamente, encárguense ustedes de
todo el tema de pagos a empresa y nosotros de informar a la comuni-
dad y solicitar ayuda en lo que se necesite a Transito y Policía.

Acompañamos todo el proceso de toma de medidas y topografía con el


ingeniero encargado.

A la vez empezamos a hacer un acercamiento a los grupos de chicos y


chicas que siempre estaban en varias esquinas de algunas calles, ven-
diendo drogas ilegales o consumiéndolas, haciendo esto la gente que
pasaba en medio de ellos se sentía insegura.

Lo primero que hicimos con uno de los sectores (la estación) fue invi-
tarlos a una comida en uno de los salones a nuestro cuidado que que-
daba cerca de su territorio, nada de policías y con la intención de poder
dialogar, ayudar y llegar a consensos para mejorar el barrio.

Llego el día de la invitación, a la hora citada no llegaba nadie, sin em-


bargo, algunos se asomaban que no estuviéramos con policías, otros se
silbaban para llamarse y llegar juntos, en fin, todo fue con mucha des-
confianza, pero al final llegó la mayoría y pudimos escucharlos y cum-
plir el objetivo, ellos sentían que tenían a alguien que no los juzgaba y
que los quería ayudar.

Una de las personas que siempre me acompañaba era la señora vice-


presidente, quien se mostraba como una doliente del barrio y estaba
presente conmigo en casi todas las reuniones, haciéndome preguntas
permanentemente y encargándose de reuniones o visitas a las cuales
yo no podía ir.

246
En este arduo movimiento, llegaba muy tarde a mi casa, y por supues-
to también buscar el sustento para pagar recibos, arriendo y deudas,
todo era muy confuso, pero a la vez motivador, confuso porque ayudá-
bamos a solucionar problemas y yo tenía problemas personales hasta
el cuello que nadie me ayudaba, jajjajajaja.

Yo seguía dando algunas clases y un año antes habíamos formalizado


nuestra organización, habíamos creado ante la cámara de comercio la
CORPORACION ARTE UNIVERSAL, pensando que nos permitiera
avanzar y trabajar por lo social y hacer alianzas que permitieran soste-
nerse y aportar al desarrollo del tejido social de la ciudad.

En medio de la situación, manteníamos una esperanza de mejora para


nuestro propósito de contribuir a salvar nuestros jóvenes de las calles,
me lo había propuesto al encontrar a mi hermano en similar situación,
y por mi experiencia debía actuar de diferente manera.
Nuestra carrera hacia mejorar el barrio se hacía más popular, con los
chicos y chicas del sector de la “Florialita” empezamos con las “min-
gas”, ellos mismos las lideraban y nosotros solo conseguíamos los in-
sumos, aparte de su participación activa jugando futbol en la cancha
los domingos en la mañana.

Con los lideres de los dos grupos, hablé en los escenarios deportivos,
comprometiéndolos en una visión nueva del barrio, donde podíamos
mantener la paz, sin muertos, sin riñas, sin hurtos, y sin permitir que
personas de otros barrios robaran en el nuestro, a su vez buscar alter-
nativas para los chicos; oportunidades de terminar sus estudios secun-
darios y hacer alguna carrera técnica, todo empezó a rodar, haciendo lo
diferentes contactos, mucha gente se sumó a esta iniciativa de recupe-
rar nuestro barrio.

En medio del resolver la vida trabajando, me dirigía en la moto de mi


hermano William hacia el centro de Cali y llegando a la calle 70 con
5ª. Norte, me daba un dolor muy fuerte a un costado del estómago, fue
tan fuerte el dolor que no aguantaba y llegué como pude a la clínica y
de inmediato me recibieron, medicaron y prepararon para cirugía.

247
Una hernia inguinal a punto de estrangularse, la había adquirido cuan-
do tenía 13 años y trabajaba como empacador en el autoservicio del
barrio, ya estaba suficientemente grande, estaba sobre sobre el testícu-
lo izquierdo, promoviendo mucho dolor.

Fue una semana intensa en la clínica, hospitalizado y recuperándome


de la operación, después me enviaron hacia mi casa, en ese entonces
vivía en la calle 72K con cra. 2BN, en ese lugar estábamos un poco
más estables después de habernos movido de varias casa por no pagar
a tiempo el arriendo, jajaajajja, era difícil de comprender, pero ahí es-
tábamos, mi esposa y yo, dando la pelea.

A veces era tan difícil la situación que mi esposa me decía que buscara
un trabajo permanente y estable para nuestras necesidades, que dejara
a un lado ese tema social que no generaba ningún dinero.

Recuerdo que yo le contestaba que tuviera un poco más de paciencia


que alguna puerta de abrirá para hacer lo que nos gusta y poder vivir
de ello.

Para ese entonces estábamos en conversaciones con el alcalde de esa


época, planteando a nivel de ciudad la necesidad de invertir en “Inter-
vención y Prevención del delito”, esto significaba tener recursos para
ayudar a nuestros jóvenes a tener otra opción de vida diferente a la de-
lincuencia.

Para ese primer año logramos que la alcaldía empezar con una mejor
iluminación con luz led en el escenario de la estación de policía, lo
cual permitía que las personas pudieran salir más seguido a hacer sus
ejercicios, el consumo de drogas en medio de las personas se estaba
terminando, los chicos se habían comprometido a respetar el espacio
deportivo y eso se empezaba a evidenciar.

En recuperación de la operación que me habían hecho, uno de los ami-


gos lideres de la junta comunal me recogía en su carro y me llevaba
hasta el parqueadero que Mercatodo estaba arreglando, era un lugar
que bien hecha la obra empezaba a darle otra cara a nuestro barrio.

248
Un poco adolorido pude hacerle seguimiento a su terminación y por
supuesto quedó bien pavimentado y demarcado, gracias a la oportuna
intervención del fundador del Autoservicio Mercatodo, quien siempre
estuvo dispuesto a llevar el barrio a su desarrollo.

Para este tiempo buscando unir las personas y que se promoviera el


sentido de pertenencia por el barrio, planificamos e hicimos la primer
y única “CICLO-NOCHE” que se ha realizado en el barrio, gestiona-
mos como Junta comunal ante la alcaldía de la ciudad el permiso para
cerrar la calle principal, la 4ª. Norte, la que atraviesa toda la ciudadela
floralia, desde la calle 72C hasta la calle 73, que compete a nuestra
zona de influencia.

Era un evento con artistas locales, del barrio, de la comuna, una tarima
y sonido de carnaval, patrocinada por Mercatodo, regalos para rifar
donados por el comercio del sector, vendedores informales organiza-
dos para dar mejor movilidad a la gente y por supuesto una cantidad de
niños y niñas disfrutando de su bicicleta y patines en la calle principal
de su barrio.

Ha sido un evento inolvidable, pero que devolvía la esperanza a nues-


tra gente, mostrando que Floralia no solamente habían muertos, sino
que podíamos convivir y entre todos mejorarlo.

Mostramos una Junta comunal unida y demostramos que se venían


procesos importantes en el sector, recuerdo que para este día de la Ci-
clo-noche, esa misma noche, tenía dos eventos adicionales e importan-
tes.

En el polideportivo de Floralia teníamos el evento de la 1er. Fiesta de


Verano de la comuna 6, todos los artistas de la comuna con sus dife-
rentes expresiones se presentaban a un público que cada organización
invitaba, con el objetivo de visibilizar los talentos y también conocer-
los.

249
Con sorpresa que se evidenciaron varias cosas, entre ellas, los egos de
algunos artistas, otros que dicen ser artistas y no lo eran y esto ayudó
para hacer el respectivo filtro para los que continuaban como parte del
comité de cultura de la nombrada comuna.

Atendiendo estos dos eventos, pasaba algo en la Hospital Universitario


de la ciudad de Cali, mi esposa estaba en espera de dar a luz nuestro
segundo hijo, Joshua, quien nació esa misma noche, no pude estar ahí
presente, algunos sabían que había sacrificado eso otros nunca los su-
pieron.

Mi esposa lo entendió y lo supo controlar, y al otro día tuve en mis


manos a mi hijo, hermoso como la mamá, jajaajajja, pero era momento
de disfrutar de él.

En medio de lo que avanzábamos, para el año 2013, presentamos una


iniciativa de ciudad varias organizaciones de jóvenes a la alcaldía de la
ciudad de Cali, con el fin de promover el proyecto que vinculara el tra-
bajo articulado con organizaciones de base comunitaria y los jóvenes
en vulnerabilidad social.

En esta fecha en nuestro sector se empezó una guerra, asi le llamába-


mos cuando una pandilla o grupo o línea de microtráfico se enfrentaba
a otra por territorio o por venganza, el sector de “Kokoriko” Floralia 1
sector 2 se enfrentaba constantemente con nuestro sector de la “Floria-
lita”, habían muertos en los dos sectores permanentemente, el año an-
terior habíamos tenido una estadística muy alta, solo en la cancha de la
Florialita, dentro de ella y los dos parqueaderos que la rodean, 45 ho-
micidios, jóvenes entre los 15 y 28 años de edad, era terrible ese nú-
mero y por supuesto al escenario era muy complicado entrar o jugar
futbol, ya que en cualquier momento había que salir corriendo del sitio
por los encuentros con armas de fuego entre los dos bandos.

Asi que me dispuse a buscar con quien hablar de los dos bandos, esto
no podía seguir asi y la seguridad o el cese a la violencia no iba a lle-
gar por tener más policías en las calles.

250
Tuve un acercamiento respetuoso con los lideres de las dos bandas en
esa ocasión, después de una conversación respetuosa y coherente con
dejar a un lado las diferencias y respetarse los unos a los otros, men-
cionaban una patrulla de la policía que trabajaba con ellos y eran quie-
nes les informaban de las amenazas de un grupo a otro.

Resultó que la patrulla en cuestión trabajaba para los dos grupos, ellos
no lo sabían, pero al conversar pudimos llegar a esa conclusión muy
visible y de muchas pruebas de que asi era.

Eso me enfureció demasiado, siempre tuve problemas desde muy jo-


ven con la policía, ya sea porque hacían su trabajo o porque eran co-
rruptos, pero hacer que se mataran entre sí, tantos jóvenes que murie-
ron me dolían el alma.

A principios del año 2013, logramos que la Alcaldía nos escuchara y


decidieron invertir en un trabajo articulado con organizaciones de base
comunitaria con experiencia en jóvenes vulnerables, de esta forma em-
pezamos a trabajar en la construcción de la propuesta de Ciudad con el
asesor del alcalde encargado.

Por otro lado, seguíamos paralelamente consolidando el trabajo con


los chicos del barrio, para ese entonces ya había dejado de dar clases
de teatro en nuestra escuela y estaba dedicado a la gestión cultural, a la
junta de acción comunal y a mi vida familiar.

Por la violencia que se mantenía en nuestro barrio además de haber


sido señalado zona roja, la administración municipal en cabeza del al-
calde, el ejército nacional y el jefe de la policía de la ciudad, convoca-
ron a un concejo extraordinario de seguridad que se llevó a cabo en el
recinto del C.A.L.I 6, lugar donde normalmente se hacían las reunio-
nes de la comuna.

A esa reunión fuimos invitados algunos lideres de los barrios con más
índice de homicidios, Petecuy y Floralia encabezaban la lista, en me-
dio de las quejas y reclamos de los demás lideres, en el momento de
mi intervención se sacudió el lugar por las palabras que pronuncié:

251
“Lo que tiene la comuna en el estado que se encuentra es la Policía na-
cional, son corruptos y reciben dinero por brindar información a los di-
ferentes grupos que generan las muertes en el territorio, la policía de la
estación Floralia está contaminada de tanto corrupto, no son todas las
patrullas, pero si una gran parte de ellas” inmediatamente nombré las
dos patrullas involucradas en el enfrentamiento del barrio Floralia.

Sin decir nombres de los chicos de nuestros sectores, guardando siem-


pre la confianza de la calle que nos representa, pero si denunciando los
actores policiales involucrados.

Eso generó un revolcón en esa reunión, donde viendo la firmeza y au-


toridad con qué lo dije y conociendo nuestro trabajo en la zona que se
dedicaba a ayudar y hacer puente entre la alcaldía y la intervención ju-
venil de la zona.

Las ordenes de la autoridad competente en ese momento fue directa,


trasladar inmediatamente los policías actuales de la estación de policía
de la comuna y hacer seguimiento a los comportamientos de los oficia-
les en cuestión, los cuadrantes de las zonas denunciadas.

Desde ese momento los policías de la comuna al salir de la reunión me


miraban con rabia y murmuraban entre ellos, nadie, nunca, se había
atrevido a denunciar de esa manera la policía nacional, ningún líder
social urbano lo había hecho con tanta seguridad de lo que exponía.

Al siguiente día, en el barrio cerca de la estación de policía, ya había


un rumor equivocado, algunos agentes les habían dicho a algunos veci-
nos que yo había pedido que se fuera la estación de policía del barrio,
una información por supuesto incorrecta, pero era el principio de ata-
ques que empezaba a recibir de la misma policía en represalias por la
denuncia.

Sin embargo, algunos vecinos que se acercaban a preguntarme sobre el


tema, les explicaba lo sucedido y lo entendían, algunos otros que su in-
tención siempre ha sido calumniar y dañar la imagen de los demás, no

252
preguntaron nunca por supuesto, solo transmitían odio y falsos comen-
tarios.

Las calumnias, falsos testimonios, son conocidos en los barrios de Co-


lombia como “chismes” y le decimos “chismosos” a los que promue-
ven mentiras permanentemente, lástima que debemos aprender a vivir
con este tipo de personas, es parte de la idiosincrasia de nuestros terri-
torios urbanos en la ciudad de Cali.

Sin importar lo que dijeran algunos, estábamos en el camino de recu-


perar y organizar nuestro barrio, esto implicaba demostrar que no im-
portaban los comentarios, Floralia necesitaba una recuperación al ins-
tante.

Estaba convencido que teníamos que dar pasos importantes en zonas


que estaban siendo zona roja en nuestro barrio, asi que para el sector
de la Florialita ya habíamos conseguido inversión en la recuperación
de la cancha de futbol, la instalación de luces led y aumento de lámpa-
ras, todo esto aprobado por la alcaldía, pero para ejecutarse el año si-
guiente.

En la cancha de futbol, al lado de la estación de policía, ya habíamos


hecho una prueba piloto de luz led que ayudo a mejorar, pero faltaron
muchas lámparas en el proyecto.

La Junta comunal saliente había dejado un proyecto para ejecutarse


por la aprobación del situado fiscal territorial, la pista de trote, la cual
el contratista encargado y el interventor tuvieron que ser precavidos
con su ejecución, ya que la gran mayoría de ellos estaban enseñados a
ofrecer plata para que no les dijeran nada sobre su forma de trabajar,
situación que se les volvió un problema porque al entenderse conmigo
supieron que solo me interesaba una muy buena ejecución y sino lo
hacían, eran demandados ante los entes de control.

Asi nos empezamos a dar un nombre en el territorio, yo sabía que, si


de alguna forma o en algún momento recibía dinero para callarme o

253
peor aún que no lo invirtieran correctamente en el barrio, ya no tendría
autoridad moral ni criterio para denunciar nada.

Mi decisión fue clara, asi estuviera pasando necesidades económicas,


nunca iba a ser parte de tomar dineros del barrio, prefería toda la auto-
ridad que unos cuantos pesos.

Para este mismo mes de la denuncia pública y el revolcón en la policía


de la comuna, empezábamos con dos proyectos importantes, uno del
comité de cultura que logró su aprobación por demanda el año anterior
y el proyecto de intervención de jóvenes vulnerables, a realizarse des-
de el mes de octubre hasta diciembre del mismo año.

Eran logros de gestión y de discutir con la alcaldía, al final decidieron


apostar a los procesos reales de cada comuna, creo que para ese enton-
ces el liderazgo de juntas comunales, culturales y de jóvenes estaban
teniendo en la ciudad un impacto importante, estábamos despertando
para tomar esos espacios de participación y de cambio en nuestras co-
munas.

Mi esposa y yo estábamos contentos con este resultado, al menos en el


proyecto de jóvenes nuestra organización tenía una participación im-
portante donde por nuestro trabajo íbamos a tener remuneración, la
cual ayudaba a nuestra economía que venía deteriorada unos años
atrás.

El día 07 de octubre del año 2013, nos reunimos en el C.A.L.I 6, los li-
deres de las organizaciones culturales para coordinar el proyecto que
se iba a ejecutar en la comuna, las diferentes expresiones y por supues-
to los que iban a ser parte de la plantilla de contratación, la idea de las
propuestas en ese entonces del proyecto era fortalecer los diferentes
grupos artísticos que trabajaban sin recursos en la comuna.

Esa noche deliberamos hasta casi las 11:00pm, después caminando


desde ese lugar hasta mi casa en el camino dejaba a la vicepresidente
de la Junta comunal que me acompañaba siempre a este tipo de reunio-
nes, aunque no era de sus funciones, ella me solicitaba que le permitie-

254
ra conocer los procesos, sin ninguna malicia se lo permitía sin saber
que luego conocería realmente sus intenciones.

Esa noche llegué a la casa y mi esposa me hizo reclamo de porque es-


taba llegando tan tarde, que estaba descuidando parte importante de
pasar tiempo con ellos, yo estaba tan cansado que no le presté mucha
atención y nos acostamos enojados esa noche, espalda con espalda, si-
tuación que nunca recomiendo, antes de dormir estar a paz con tu es-
posa es la mejor decisión para que nuestra alma este sana.

Esa madrugada del siguiente día, siendo las 5:00am, tocaron fuerte
nuestra puerta, aquella puerta de vidrio a esa hora sonaba muy duro,
yo me levanté un poco ansioso sin saber que pasaba.

Al mirar por la ventana, había dos policías a 8 metros aproximadamen-


te con fusil en mano y en mi puerta 3 policías más, inmediatamente
abrí la puerta y me dijeron que venían a hacer un procedimiento de
allanamiento, en ese instante sonreí y pensé rápidamente que se habían
equivocado de vivienda.

Los 3 policías que estaban parados en la puerta venían con chaqueta


verde y gorra, poco se veían sus rostros, uno de ellos empezó a leer un
documento donde decía que el allanamiento era para el señor Victor
Hugo Johnson, por los delitos de concierto para delinquir, hurto agra-
vado y calificado, falsedad marcaria y otros delitos con los cuales lle-
naban esa hoja.

Tengo que reconocer algo, en ese momento les dije, ustedes están
equivocados, me dio risa y salí a la puerta a mirar, les pregunté si eso
era algo como “cámara escondida” o alguna clase de chiste, como iba
a creer lo que estaban diciendo si me estaban leyendo unos cargos con
los cuales no tenía ninguna relación, no me buscaba la policía cuando
era adolescente y con amigos involucrados en delincuencia mucho me-
nos ahora que solo servía a la comunidad, pensé en ese momento.

Pero ahí estaba mi cuerpo y sentía que mi alma se estaba desprendien-


do con semejante acusación; dos de los policías entraron a revisar mi

255
hogar, no sé qué iban a encontrar en una vivienda donde solo teníamos
las camas de los niños y la nuestra, en la sala solo había una mesa de
madera pequeña y 2 sillas rimax con un televisor de cuerpo ancho.

Era un salón prácticamente vacío, sin nada de lujo, absolutamente


nada, a veces para comer tenía que ir a buscar crédito en la tienda de la
esquina, la tienda de nuestro amigo RIGO, una persona muy amable
que me conocía de toda la vida; el otro policía me dijo que por favor
me vistiera rápidamente y que los acompañara a la Sijin (oficinas de la
policía de investigación).

La sensación de impotencia, de dolor, de no saber que hacer, mi espo-


sa asustada con los niños en sus brazos, apenas pude decirle a mi espo-
sa que llamara a mi hermano William y se comunicara con una señora
amiga que de pronto tenía un contacto de abogado para enfrentar algo
de lo cual no tenía ni idea.

Al salir del lugar uno de los policías me conocía me dijo que no me iba
a esposar pero que al llegar a la oficina de investigación si tenía que
hacerlo, que por favor me subiera a la camioneta.

En la camioneta quede en medio de dos policías y yo les decía como


era posible que se equivocaran de esa manera, que ni siquiera una in-
vestigación, solo capturas y ya, uno de ellos me expresaba que solo ha-
cían su trabajo, los había traído de la ciudad de Bogotá para hacer esos
allanamientos, que todo lo que yo quisiera decir lo dijera en el recinto
al que me llevaban, ellos desconocían todo el proceso.

Se salían lágrimas de mis ojos, sintiéndome impotente, sin poder resol-


ver las cosas, era ese camino en esa camioneta por la calle 70 de la
ciudad de Cali donde no entendía que pasaba, pero sabía que tenía que
ser fuerte como siempre.

Al llegar a la SIJIN (oficina de la policía de investigación) ubicada en


el suroriente de la ciudad de Cali, cuando iba entrando con los poli-
cías, había otros agentes en la puerta que me conocían, me pregunta-
ban qué había pasado, recuerdo que yo solamente les expresaba estas

256
palabras: “la cagaron, se equivocaron muy feo, la cagaron, malpari-
dos”, es una expresión muy de la ciudad de Cali en Colombia, la rabia,
la impotencia, la desilusión por la institución policial, la desilusión por
estar en un país con manipulación y carencia de respeto.

Esa mañana empezaron a llegar los demás capturados en la ciudad,


fueron en total 16 capturados por los mismos delitos, supuestamente
una banda delincuencial que tenía negocio internacional con vehículos
de alta gama, eran robados en Cali y transportados a Ecuador, Bolivia
y Perú.

En mi mente estaba claro que yo no pertenecía a ese grupo delincuen-


cial, asi que estaba un poco más optimista de que ese error se iba a
arreglar ese mismo día.

Esa mañana llegó un abogado enviado por una señora amiga que le
tengo mucho respeto y que en ese entonces desde su institucionalidad
apoyaba el proceso de jóvenes en la comuna 6 de Cali, este abogado
entró me pregunto que si yo tenía algo que ver con esas acusaciones,
que le dijera la verdad para el poder defenderme, ajajajjaaj, yo le ex-
presé que no tenía ni idea de eso y que por supuesto no hacia parte de
esa banda.

Me preguntó en dos ocasiones más, sin creerme lo que le decía, al final


terminó diciendo que no tomaba el caso porque era muy complicado y
tenían muchas pruebas en la fiscalía.

¡Qué tal este pirobo! Dije en ese momento, (esta expresión también
hace parte de las muchas palabras que decimos enojados en Colom-
bia), asi que no tenía abogado y llegando la noche en esas instalacio-
nes, nos llevaron a comer en un salón grande para después pasar la no-
che en ese recinto hasta el próximo día que supuestamente nos trasla-
daban.

Recuerdo que cuando llegamos me hicieron varias preguntas frente a u


computador, esposado, ellos llenaban su informe de captura, en esos

257
instantes les preguntaba, como era posible que capturaran las personas
de esa manera si lógicamente no tenían pruebas de nada.

Obviamente yo estaba seguro de que no pertenecía a esta banda delin-


cuencial, pero en países como Colombia, primero te capturan y luego
te investigan, que duro para una sociedad traumatizada por la guerra y
adicionalmente afectada por malos procedimientos.

Esa noche incomunicados, no permitían ningún acercamiento con nin-


gún familiar, argumentando que íbamos a ser trasladados a la estación
del barrio el Guabal.

Pasamos la noche en esa instalación y en horas de la mañana se acer-


caron y nos hicieron salir tomados de la mano, con la sorpresa que era
para tomar la foto que los hacia parecer como los buenos de la pelícu-
la, tomaban esa foto para decir en las noticias que habían capturado
una banda delincuencial trasnacional y mostrar los capturados sin sa-
ber si todos eran culpables o no.

Les interesaba más su protagonismo policial que comprobar primero si


todos eran culpables; inmediatamente tomé mi camisa y cubrí mi ros-
tro con ella y tomaron su foto para sus medios de comunicación.

Mientras esto pasaba mis ojos votaban lágrimas de impotencia y sole-


dad, sin saber que iba a pasar y como saldría de esto, sin amigos abo-
gados ni nada parecido.

De esta manera, después de la foto nos subieron a dos carros que usaba
el S.M.A.T, (policía antidisturbios), blindados, escoltados con 4 ca-
mionetas de la policía y 6 motocicletas, parecía una película de acción,
según ellos trasladaban una banda muy peligrosa y no podía faltar su
contenido para los medios de comunicación, haciendo énfasis en el
“buen trabajo de la policía nacional”.

Llegamos de esta manera a la estación de policía del barrio el Guabal,


nos dejaron en una celda a todos los sindicados por esos delitos, ósea
toda la banda delincuencial, recordé que de adolescente ya había esta-

258
do en una celda, pero por dos horas solamente por cuidar la espalda de
unos amigos que consumían drogas ilegales.

Dentro de la celda me ubiqué en la puerta, no conocía a nadie de los


que estaban en ese lugar conmigo, asi que no quería involucrarme con
ellos, además de cuidar mi espalda porque no sabía que seguía en los
siguientes días.

Esa noche nos llevaron comida y empezaba a hacerme la idea que es-
taba en una situación difícil y tensa que debía tomar fuerzas cada mal-
dito segundo, sin embargo, mi espíritu estaba quebrado y lloraba muy
a menudo pensaba en mi esposa, mis hijos y su sostenimiento econó-
mico, era algo difícil no tener el control de ese momento.

Recuerdo que en mi posición podía ver la luna en el cielo, viéndola


pensaba en las vueltas que da la vida y lo injusto de lo que estaba vi -
viendo, cuestionaba a Dios todo el tiempo, tal vez me sentía muy bue-
no para estar pasando por eso, tal vez me creía intocable por creer en
Dios o tal vez ya estaba cansado de superar tantas dificultades en mi
vida que sentía injusto estar pasando por eso también, aun sin tener ab-
solutamente nada que ver en el caso.

Al siguiente día, también nos llevaron desayuno y almuerzo, con la in-


formación que en la noche tendríamos visitas de nuestra familia y ami-
gos.

Durante el día en esa celda pude entender el tipo de banda que estaba
en el lugar, había 12 hombres de los 16 que estábamos ahí que, si se
conocían y que sutilmente se comunicaban, 4 hombres que no tenía-
mos nada que ver en el asunto; un líder social y de transporte de la co-
muna 20, un trabajador de mantenimiento en una unidad recreativa en
el barrio San Luis, un hombre con aspecto de habitante de calle y yo,
un líder social y comunitario, todos de la ciudad de Cali Colombia.

En la noche pude ver a mi esposa, era lo que más le pedía a Dios, para
saber cómo iban las cosas, efectivamente me pasaron con ella donde
me contaba todo lo acontecido: una señora con la cual una año atrás le

259
había ayudado en una campaña política me había enviado un abogado
para ayudarme con el tema, el cual vendría a buscarme al siguiente
día, me contaba que las hijas de la señora donde vivíamos le habían
pedido que desocupara el apartamento inmediatamente porque no que-
rían tener relaciones con delincuentes.

Una amiga comerciante del sector, la Costeña; asi le decimos de cariño


le extendió la mano a mi esposa y habló con el dueño de la casa donde
ella vivía y la dejo acomodar en una habitación con mis dos hijos, me
dijo que no había tenido problemas de dinero porque mis amigos que
vivían en Colombia y en el extranjero se habían comunicado con ella y
le estaban ayudando con dinero para sus necesidades.

Ese mismo día con mi esposa estaba la vicepresidente de la Junta co-


munal del barrio, la cual fue a visitarme supuestamente por darme
fuerzas, yo le manifesté que estuviera al frente de todo lo que ya esta-
ba aprobado y que tomara las mejores decisiones para el sector, ella
por supuesto me dijo que lo iba a hacer con toda la disposición.

Mi esposa se despidió esa primer noche y sentí que el alma se me des-


garraba al alejarse, no ver mis hijos, no estar con mi familia, solo el
sentimiento de un León que quería devorarse el mundo y ahora estaba
enjaulado.

Al día siguiente empezaban las audiencias de imputación de cargos, a


cada detenido la fiscalía expresaba ante un juez el motivo de su captu-
ra, asi se iba esclareciendo y justificando las capturas.

Tengo que expresar que es un momento estresante, aunque yo ya me


encontraba más tranquilo porque mi esposa no estaba con necesidades
económicas y adicional yo sabía que no tenía nada que ver en lo que se
me acusaba.

Cuando me llamaron a lista para leer los cargos, la fiscalía decía que
yo había llevado una camioneta Toyota Fortuner al país vecino, Boli-
via, la cual había sido robada días antes al congresista Roosevelt Ro-

260
dríguez en el año 2011 y que en su poder tenían un documento que ha-
bía permitido ellos realizar la captura.

Las pruebas de la fiscalía serian presentadas al siguiente día, para que


la Juez pudiera ejercer su labor y continuar con el caso.

Después de esta audiencia de imputación de cargos nos llevaron nue-


vamente a la celda de la estación el Guabal, donde ya con más con-
fianza y menos llanto proseguía en este capítulo de mi vida.

Mientras tanto, en el barrio, varios amigos de confianza lideraban una


marcha exigiendo la liberación del presidente de la Junta Comunal, la
noticia salió por un periódico llamado “el Quiubo” y por la radio no se
hacía esperar, algunos periodistas que me conocían transmitían su in-
conformidad con la captura y por supuesto pedían mi libertad.

Otras personas del barrio que a pesar de que me conocían, dudaban de


mi inocencia, por ese motivo preferían no decir nada, otros que se por
alguna razón me veían como oposición a su desorden en el barrio y
malos manejos empezaron a levantar calumnias y a decir que si me ha-
bían capturado era porque ya me comprobaron los delitos.

La vicepresidente de la Junta que tanto me juraba trabajar en pro de la


comunidad, empezó a decir que yo tenía deshuesadero de carros en el
barrio y que por eso ella creía que yo no salía de la cárcel rápido. Jajja-
jajaja.

Mucha gente defendiéndome, otros calumniándome, otros dudando


por varios motivos incluso mi pasado, y los lideres de los otros barrios
presidentes de las Juntas comunales, en su mayoría daban por hecho
que yo era parte de ese grupo delincuencial porque decían que yo de-
fendía mucho esa clase de personas, (ellos, lideres de los barrios, en su
mayoría a todo joven que veían consumiendo marihuana los llamaban
delincuentes). Llegaron a difundir sus apreciaciones, personas que se
atrevieron a lanzar acusaciones y dar por sentado que era cierto lo que
se me imputaba.

261
Al siguiente día, la siguiente audiencia era para conocer que pruebas
tenía la fiscalía para promover una condena a cada persona capturada,
nos llevaron nuevamente hasta el edificio de la fiscalía ubicado en ese
entonces en la Cra. 2 con calle 9, centro de la ciudad, nos dejaban en
una celda del lugar mientras nos tocaba el turno, cada uno de esos días
nos llevaban en un bus del INPEC (Instituto Nacional Penitenciario de
Colombia).

En esta ocasión, la fiscalía presentó las pruebas de cada uno de los


capturados, cuando era mi turno, manifestaron que tenia una copia de
cedula que me involucraba en el grupo delincuencial y que había trans-
portado una camioneta al País vecino.

¡No tenían nada más!, solo que alguien se había hecho pasar por mi en
la frontera y que presento esa copia de cedula como si fuera yo, asi
que, había que tener las evidencias pedidas por el Juez, donde me en-
contraba yo en esa ocasión, o algo que probara mi presencia en otro lu-
gar.

El abogado que tenía asignado por la señora amiga del partido político,
era algo sospechoso, no me daba confianza, tenia en su poder todo el
arraigo social y vivencial mío, pero faltaba algo más.

Manifestándome que el me sacaba de ese caso rápido porque el proce-


dimiento de captura era equivocado, sin embargo, la Fiscalía ni la Juez
les pareció valido su requerimiento a la hora de manifestarlo, asi que
teníamos solo el siguiente día para revertir con pruebas lo necesario.

Nos llevaron nuevamente a la estación El Guabal en el sur de la ciu-


dad, donde permanecíamos, recuerdo este 2 día de imputación de car-
gos con pruebas, porque en la noche de ese día, mientras yo dormía en
la puerta de la celda o hacia que dormía, se acercó casi a las 2:00am de
la madrugada, con un acento muy parecido a uno de los policías que
hacían parte del grupo de investigación.

Y empezó a conversar con el jefe de la banda, con mis ojos cerrado,


haciéndome el dormido, escuchaba lo que hablaban, lastimosamente

262
desde ese día empecé a creer menos en la policía nacional y su institu-
ción; su conversación fue explicita donde esa persona que venía en re-
presentación de la policía le pedía 40 millones de pesos colombianos
para generar el procedimiento y pudiera dejar la cárcel en 2 meses.

Que impotencia, el jefe de ese grupo delincuencial le decía que no te-


nia todo ese dinero, que le hiciera una rebaja, la persona de civil que
estaba hablando le decía que era ese valor con el cual podían negociar.

El señor jefe le dijo que le diera hasta el segundo día para él revisar el
tema y ver con quien podía conseguirlos, al siguiente día en la maña-
na, efectivamente, hablaban entre todos los cabecillas del tema y del
dinero en cuestión.

Mientras tanto, las 4 personas que no teníamos nada que ver con sus
delitos sufríamos por estar afuera con nuestra familia, eran momentos
de mucha incertidumbre y desilusión.

Desde ese día entendí que la corrupción en Colombia esta tan involu-
crada con nuestra idiosincrasia, que todos de alguna manera estamos
participando de un deterioro de la ciudadanía y por supuesto de la ins-
titucionalidad pública.

El abogado que estaba en el caso, interesado mas por el pago de sus


honorarios, no terminaba de convencerme.

A la mañana siguiente volvían a trasladarnos a las oficinas donde se


llevaba a cabo las audiencias, era la última, donde cada abogado de-
fensor presentaba sus pruebas y la juez dictaba si era coherente, de
acuerdo con eso tomaba la decisión de libertad o de medida intramu-
ral, la cárcel.

Recuerdo esa mañana tenia gran optimismo, pues en primera instancia


no tenia nada que ver en el asunto, pensaba que la justicia divina esta-
ba en el lugar y que esa mañana saldría sin problema para mi casa.

263
Estando en la audiencia, mientras el Juez atendía los otros casos uno a
uno, revisé con el abogado su exposición para defenderme, con sorpre-
sa él me decía que no tenia problema porque tenia suficiente arraigo
social y que con eso me daban la libertad.

Yo le argumentaba que no era suficiente, que era necesario aclarar que


la fiscalía no tenia pruebas de que era yo quien estaba en esa camione-
ta en esa fecha, no tenían video de prueba, llamadas o emails, por su-
puesto ni licencia de conducción en ese entonces. Él me respondía que
no era necesario que con lo que tenía era suficiente.

Este señor me llenó de dudas, aun asi decidí creer en su trabajo y espe-
rar, mis recomendaciones no las tomó y presentó en nuestro turno lo
planteado con todo el arraigo social político y familiar que yo tenía en
ese entonces.

El Juez en medio de la intervención del abogado le dijo en varias oca-


siones que no necesitaba saber si yo era buena persona, que eso ya es-
taba claro, que le dijera donde estaba yo en esa fecha que se me acusa,
este abogado no tomó las consideraciones que le manifesté, no tenía-
mos en ese momento ninguna prueba física de donde estaba yo en ese
mes del año 2011, pero si podíamos argumentar que no había manera
de estar yo cometiendo el delito por toda la evidencia circunstancial.

En efecto, el abogado no tuvo en cuenta esto, y nuevamente repetía lo


que el Juez no quería escuchar.

Es asi como todo quedó en manos del Juez, salimos a almorzar para
luego volver a escuchar la decisión del tribunal y avanzar.

Realmente yo estaba preocupado, no había sido una buena defensa,


por el contrario, en su exposición lo había podido hacer mucho mejor
yo, pensé, pero ahí estábamos, almorzando sin saber cual era el destino
que nos esperaba.

A mi familia solo la podía ver por la ventana de ese edificio, mi madre


y mi padre estaban a la espera con mis hermanos, su cara de angustia y

264
desesperación era notable, y yo sintiendo una impotencia tan grande
que se me salían las lagrimas en ese momento, sin embargo, les decía
desde ese lugar que tranquilos que todo iba a salir bien.

Al entrar nuevamente al recinto del Juez, empezaba a nombrar cada


uno de los capturados y expresar su decisión.

Empezó por las mujeres que tenían hijos solas, decidiendo que tenían
medida de aseguramiento en sus viviendas, en Colombia se conoce
como “casa por cárcel” o cárcel en el domicilio, terminando con las 2
mujeres, decidió que todos los 14 hombres restantes, medida intramu-
ral, trasladados a la cárcel de Villahermosa para esperar el juicio y la
condena.

¿Qué estaba pasando? Pensaba yo, se me bloqueó mi mente y mi es-


píritu, como era posible que me enviaran a la cárcel sin ser cierto lo
que me acusaban, como era posible que la justicia fuera tan corrupta y
falta de ética, pensando esto se me vienen las lágrimas, siento una so-
ledad interna tan profunda, donde estaba Dios en esta injusticia, ¿dón-
de estaba mi creencia hacia la verdad?, todo era angustia en ese mo-
mento en mi pecho, me faltaba la respiración.

Nos dijo el Juez que teníamos 15 minutos para despedirnos de los fa-
miliares y que volvíamos a la estación de policía para luego ser trasla-
dados al centro penitenciario.

Saliendo del lugar lo primero que hice fue abrazar a mi esposa, era la
única que dejaron entrar al salón, mis padres y hermanos estaban afue-
ra y solo podía verlos por la ventana.

Asi que abrazados y llorando juntos, tanto ella como yo sabíamos que
no era verdad nada de esto pero que estaba pasando y había que en-
frentarlo, le dije que tomara todas las fuerzas necesarias y que cuidara
de nuestros dos hijos como siempre lo había hecho.

265
Al mirar por la ventana para despedirme de mi familia presente, no
aguanté, solté a llorar y ellos entendieron que no había salido nada
bien, les hice señas que los amaba y que fueran fuertes.

Creo que a la misma vez que sentía que perdíamos las fuerzas y la es-
peranza se truncaba, también mi familia estaba unidad como nunca an-
tes.

Me despedí de mi esposa y nos llevaron en ese bus nuevamente hasta


la estación donde nos alojábamos, recuerdo que mientras el traslado,
miraba por las ventanas de las calles de mi ciudad y sentía como la
vida te puede cambiar en segundos o por procedimientos inadecuados
se afectan las familias.

Llegamos a la estación, estuvimos ahí por el día sábado, me visitaron


algunas personas y mi esposa, la única que dio su tiempo, esfuerzo y
sangre por sostenerse en medio de todo con mis dos hijos bajo su res-
ponsabilidad, ella, con su poder inmensurable de mamá y su amor in-
condicional como esposa.

Para ese entonces, mi abuela Eva, por parte de mi madre, estaba hospi-
talizada, ya estaba muy delicada con sus enfermedades respiratorias,
nunca se dio cuenta que a su nieto lo habían encarcelado, eso hubiese
sido duro para ella.
El día siguiente, domingo, nos avisaron en la mañana que íbamos a ser
trasladados a la cárcel de Villahermosa, mi esposa me había llevado
algo de ropa para llevar e insumos de aseo. Era algo que no quería vi-
vir pero que ahí estaba, a punto de enfrentarme a lo desconocido, a lo
que temía alguna vez, a la injusticia en mi propia vida, a la desesperan-
za, a la impotencia y a la corrupción del país.

Siendo las 4:00pm nos empezaron a llevar hacia el bus que nos trasla-
daban, cada uno con su bolsa plástica con ropa en la mano, fue sentán-
dose rumbo a ese lugar que para muchos era algo nuevo, para mi era el
infierno desconocido.

266
Al despegar el bus, bajo la intensa lluvia que empezaba a caer ese día,
mirando por la ventana, ví a mi esposa llorando, viendo como nos se-
paraba el destino, por alguna razón pasaba, pero no sabíamos porque
de esa manera.

Obviamente al verla asi también se me venían las lágrimas, aun sin sa-
ber si la volvería a ver o no, y sin saber que iba a pasar dentro de ese
lugar conmigo.

Deje ir ese instante y mirando las calles de la ciudad por donde nos
trasladaban ese fin de semana, recordaba todo desde mi niñez hasta ese
momento, sin entender el motivo por el cual estaba en esa situación.

Con pensamientos de defenderme dentro de la cárcel, había escuchado


rumores durante toda mi vida que era un lugar de violaciones y violen-
cia, asi que mentalmente me preparaba para no permitir que me ultra-
jaran y si intentaban hacerlo moriría defendiéndome, estaba con mi
mente decidiendo mi comportamiento, debía enfrentarlo.

Era una guerra mental, con euforia interna, con rabia e impotencia, con
odio creciendo hacia la justicia, era todo y era nada, solo un preso más.

Asi llegamos ese domingo siendo casi las 6:00pm a la cárcel de Vi-
llahermosa, frente al portón azul, a punto de entrar al infierno.

Capítulo 6

¿CARCEL O INFIERNO?

“Para muchas personas la cárcel es sinónimo de casa de delincuentes,


muchos ignoran los procedimientos, ignoran la presunción de inocen-

267
cia, en Colombia, en muchos casos te capturan y luego te investigan,
las cárceles en este país tienen un índice de hacinamiento suprema-
mente alto, las estadísticas son solo números comparados con la vio-
lación a la dignidad humana, si bien es cierto los delincuentes mere-
cen pagar por sus actos también es cierto que la institucionalidad
debe garantizar una correcta investigación”

Al llegar ese domingo a la cárcel de Villahermosa, nos revisaron todo


el cuerpo, revisaron nuestras bolsas plásticas que solo cargaban ropa
para vestir, unas dos o tres prendas, pantalonetas y camisetas; después
una reseña de huellas digitales en unos formatos de registro.

Al terminar con el registro, entramos a un salón a esperar indicaciones,


un salón que sus paredes estaban deterioradas y con olor a orina, man-
chado por todo lado, en ese momento entendí que me esperaba dentro
del centro penitenciario, unas horribles instalaciones desde su infraes-
tructura.

Siendo casi las 8:00pm, nos retiraron del salón y nos trasladaron a LA
JAULA, un lugar que físicamente era similar a una jaula para anima-
les, en este lugar dejaban las personas unos días mientras los asigna-
ban a los respectivos patios.

Cuando fuimos entrando a la Jaula, había un chico del barrio, amigo


de crianza de mis hermanos, compañero de estudio de ellos y me cono-
cía muy bien porque sabia del trabajo que hacíamos en el barrio con
jóvenes y la Junta comunal.

Al verme su cara de asombro fue impresionante, lo primero que me


dijo al acercarse a mi fue: ¡My president, noooo, yo pensé que usted
era de los buenos! En tono burlesco, pero a la vez sorprendido de ver-
me en el lugar, jajjajajaja.

Yo sonreí, y con mi rostro empobrecido de luz, le dije, ¡tranquilo, no


es lo que parece!, de inmediato me invitó a sentarme con él en la cama
que tenia asignada, en realidad no era una cama, era un mesón de ce-
mento que se usaba para dormir; ahí sentados, le conté lo que había su-

268
cedido y al ver su rostro se notaba la esperanza de seguir creyendo que
hay personas que si aportamos con verdad y honestidad a la transfor-
mación de realidades.

Me dijo, My president, “emparríllese” aquí, tratando de decir que me


acostara a su lado para dormir, efectivamente lo hice, y siendo aproxi-
madamente las 11:00pm, calculo desde la entrada al lugar porque relo-
jes no existen en el lugar, tomé la biblia que me habían llevado, dentro
de lo que pedí a mi familia para llevar solicité 3 libros, el código peni-
tenciario, el código penal y la biblia.

Estaba decidido a defender mi caso sabiendo que no tenia nada que ver
en el asunto, en ese momento tomé la Biblia en mis manos y mirando
al cielo bajo una media luna que había, dije dentro de mi: Señor ¿Qué
pasa?, no recuerdo que versículo bíblico leí esa noche, lo que si re-
cuerdo es que esa noche cambio todo mi desanimo por comprensión.

“si soy inocente y no tengo nada que ver en el asunto, no es casualidad


que Dios me haya traído hasta aquí, hay un propósito que debo experi-
mentar”, asi que entendí que había sido llevado a ese lugar no porque
el ser humano quien quiera que sea haya querido hacerme daño, sino
que Dios lo permitió para enseñarme algo o llevarme a otro nivel de
conocimiento.

Mis emociones y debilidades cambiaron a partir de ese instante, empe-


cé a ver la situación desde otra perspectiva, y por supuesto a aprender
de cada situación que vivía dentro de ese lugar.

Asi cerré mis ojos y pude dormir esa noche en esa cama dura de ce-
mento, jajaajajja, pero aun asi seguía sintiéndome como león enjaula-
do.

Al siguiente día, todo se tornaba asquerosamente diferente a lo que vi-


vía normalmente, hacer fila para bañarse, una sola ducha para casi 80
personas que había en esa jaula de 8x8 metros, un solo inodoro para
ocupar y por supuesto la tensión de ver personas deseando tener pro-
blemas o peleas todo el tiempo.

269
Bañarse desnudo a la vista de todos los presentes, hacer del cuerpo a la
vista de las personas, la intimidad contigo mismo es lo primero que te
quitan en la cárcel, aunque uno como hombre se acomoda a las cir-
cunstancias, no deja de ser indignante la situación.

En esa Jaula te llevan el desayuno empacado en cajas de cartón y asi


mismo el almuerzo, se notaba que eran de algún restaurante cercano,
pues se supone que la estancia en la jaula es transitoria mientras se
ubican en el patio.

Ese día empecé a estudiar el código penitenciario y se pasó rápido en-


tre la lectura y conversando con el “Bolo”, mi amigo del barrio quien
me había recibido el día anterior, pero que me contaba como era la
vida en los diferentes patios.

En esa época y de acuerdo a sus apreciaciones, me definió los patios


de la siguiente manera: Patio 1, eran donde estaban los políticos y nar-
cotraficantes presos que tenían dinero, Patio 1ª, era el patio de los tra-
vestis y homosexuales, Patio 2, lugar donde se alojaban personas de
los barrios Siloé, el rodeo y Floralia, Patio 3, en este patio habían per-
sonas como habitantes de calle - adictos al bazuco y al pegamento y a
la heroína, Patio 4, zona de combatientes de la Guerrilla de las farc,
Patio 5, era un lugar muy pequeño con personas de diferentes comunas
de la ciudad, Patio 6, espacio ocupado por Paramilitares capturados,
Patio 7, lugar sin luz del sol para personas de todas las comunas.

Con esa descripción me quedaba claro que debía estar donde tuviese
algunos conocidos del barrio para poder relacionarme y conocer mas a
fondo el movimiento del lugar.

Ese día se em acercaron dos jóvenes entre los 25 y 30 años de edad a


hablarme, uno de ellos brindándome protección y trabajo articulado en
el patio 4, zona guerrilla, el otro chico con la misma intención, pero en
el patio de los paramilitares; lo extraño de todo es que los dos bandos
sabían que yo era líder social, ofreciéndome alianza y protección en el
barrio y comuna donde yo realizaba mis trabajos sociales.

270
A los 2 chicos les dije que lo iba a pensar, para no dejar rivalidad en
ese lugar, asi que ellos esperaban mi respuesta y yo buscando evadirla.

Terminando ese 2do día en la jaula, entendiendo y conociendo la reali-


dad que ya empezaba a ser diferente a lo que decía el libro del código
penitenciario, sin embargo, faltaba mucho por recorrer.

Llegaba el 3er día en la jaula, después de desayunar me visitó el abo-


gado que tenia en ese momento, el mismo que no supo como resolver
mi defensa, el mismo que no tenia la experiencia reflejada en su rostro,
solo una inseguridad que no me generaba tranquilidad.

En su visita me saluda con cara deprimida, diciéndome que le da pena


conmigo pero que me tiene que dar una muy mala noticia, en ese ins-
tante tomé con mis manos la reja que nos separaba y a mi mente vino
la vida de mi abuela Eva, le dije… ¿mi abuela, cierto? efectivamente,
me informó que la noche anterior había fallecido.

Sentí que se me desprendía el pecho, las lagrimas no se hicieron espe-


rar y por supuesto el dolor que produce la perdida de alguien que prác-
ticamente te ayudó a levantarte como niño, adolescente y joven, una
persona que me brindaba el cien por ciento de todo lo que podía, nun-
ca se olvida eso, y por supuesto en esas circunstancias la impotencia
era enorme.

Este abogado nuevamente me ofrecía promesas de sacarme de la cár-


cel, sin embargo, le dije a mi esposa y hermanos que lo sacaran del
caso y buscáramos otro abogado, asi fue a pesar de que no estuvo de
acuerdo, pero tampoco fue un buen defensor, carecía de argumentos y
criterio.

Al siguiente día, donde parecía que el tiempo se detenía, conviviendo


con las mismas personas por unos días, la incertidumbre y en mi caso
el vacío tan grande de saber que estaba lejos de mi casa, de mi hogar y
la muerte de mi abuela, los guardias del centro penitenciario llegaron

271
siendo las 6:00pm a ubicar a cada uno de los presos en los diferentes
patios.

Para esto hacíamos varias filas donde iban llamando uno a uno, pre-
guntándonos a que patio queríamos irnos, esto lo hacían con el fin de
brindar oportunidad de estar con alguien conocido o familiar, efectiva-
mente elegí el patio 2, lugar donde era muy posible que conociera jó-
venes del barrio.

Inmediatamente terminando de llenar la información, estos guardias


me llevaron hacia el patio, con mi bolsa plástica en la mano, unas pan-
tuflas tipo Cross, una pantaloneta y una camiseta puesta, al llegar a la
entrada del lugar, había un chico de aproximadamente 25 años espe-
rándome, era como el encargado de ubicarme en el lugar.

Al entrar con él, subimos por las escaleras deterioradas y entramos en


medio de la “rotonda”, un lugar como un salón grande donde había
muchas colchonetas con jóvenes sin camisa haciendo ruido y viendo
televisión, en medio de mi llegada algunos me decían palabras soeces
e intentaban quitarme la bolsa plástica.

Arrugué mis cejas y mi rostro que ya tenia cicatrices del acné que me
dio de chico, parecía realmente un delincuente, jajaajajja, para algo me
ayudo mi rostro pensé ese día; llegamos a una celda del pasillo 1 del
patio en cuestión y me hizo pasar a hablar con un hombre sentado en
su colchón.

Un hombre de piel morena, de alta estatura y masa muscular importan-


te, el cual me saludó y me empezó a decir como funcionaban las cosas
dentro de su patio; ahí recordé lo que se hablaba en las calles, “la plu-
ma”, asi llaman en las cárceles a los que ejercen el control del lugar
con varios chicos los cuales se les denomina “el grupo”.

Me preguntaba si yo consumía algún tipo de droga, por supuesto le


dije que no, sin embargo, ofreció sin problema, con la recomendación
que el día domingo después de la visita familiar se debía pagar todo lo
respectivo, si eso no pasaba habían consecuencias altamente indesea-

272
bles, además para poder estar en su patio y estar en uno de los pasillos
debía pagar el derecho a su entrada, $200.000 pesos colombianos por
derecho a patio, $100.000 pesos por derecho a pasillo, semanalmente
$5.000 pesos para la limpieza.

Le dije que no había problema, quien se va a poner a refutarle algo a la


“pluma” en ese momento, jajaajajja, agachar la cabeza y avanzar, para
ver como me terminaba de ubicar, hay un sentimiento angustiante en
esas horas en ese patio, sin saber que hacer ni cómo responder.

Lo único que si permaneció firma fue mis cejas arrugadas y mirando


mal a todo el mundo, al menos tenia cara para hacer dudar a los que se
quisieran meter conmigo, jajjajajaja; el mismo chico que me dirigió
desde las escaleras me llevo al pasillo donde debía permanecer y dor-
mir.

Entrando al lugar ya había varias colchonetas tiradas en el pasillo, por


supuesto las celdas están llenas para esa época y el hacinamiento esta-
ba muy alto, el pasillo se dormía de a 3 o 4 chicos horizontalmente; me
dejó parado en medio del pasillo diciéndome que ya venía el presiden-
te a ubicarme donde podía dormir o tirar algo en el piso para descan-
sar.

Por supuesto, no tenia colchoneta, asi que tocaba dormir en el piso sin
ella por ahora, pensé. Mientras estaba ahí parado solo mirando la tele-
visión como lo hacían todos, venia hacia mi dos hombres de aproxima-
damente 30 años mirándome fijamente y tratando de intimidarme, yo
los miré fijamente sin quitarles la mirada, no mostrando ningún tipo de
miedo al respecto.

Al estar junto a mi me preguntaron que, si yo era el violador con el ta-


tuaje en las nalgas, jajjajajaja, me causó mucha risa de verdad, me de-
cían algo ofendidos que cual era la risa, les respondí que esa del tatua-
je era muy vieja, que cualquiera ya sabia que significaba, jajjajajaja,
ellos entonces un poco molestos se acercaron más diciéndome que me
iban a dar la bienvenida al “infierno”.

273
Les manifesté que yo era de los buenos, que no pasaba nada, en fin,
dándoles a entender que yo estaba tranquilo y que si tocaba responder-
les lo iba a hacer, pero en realidad estaba “cagado” del susto, jajjajaja-
ja, pero no podía dar esa impresión sino iba a generar burla en mi pri-
mer día.

Al ellos ver que yo estaba tranquilo, uno de ellos se me acercó y me


tomó por el brazo izquierdo, el otro me dijo que iba a recibir la bienve-
nida, haciendo gestos de golpearme en el estómago, con mi sonrisa de
tranquilidad, muy fingida pero que los engañaba, me lanzó un golpe, el
cual, sin inmutarme, no llegó a golpearme, por el contrario dijo: “este
es de los nuestros, todo bien parcero, bienvenido”.

Fue asi como respiré profundo y aliviado que no tuve que defenderme
físicamente, todo fue una terapia mental en el lugar, seguido de este
dilema, un chico de aproximadamente 30 años también, el cual estaba
viendo lo que pasaba se me acercó y me ofreció que, si quería llamar
por celular, el me ayudaba desde el suyo, solamente que en retribución
le hiciera una recarga para que no faltaran los minutos.

El “zorro”, asi le decían en la cárcel a este muchacho, el cual llegamos


a hacer una buena amistad en medio de la estancia en la cárcel, inme-
diatamente le dije que, si y llamé a mi esposa, contándole todo lo suce-
dido pero que en general ya estaba ubicándome mejor, mi esposa daba
el parte de tranquilidad también a mis amigos y familia que estaban
pendientes de lo sucedido.
Mi esposa en medio de la desesperación revisaba y buscaba cualquier
documento que probara que yo no salí del país por los 15 días que
ellos argumentaban, era cierto jamás en nuestra relación y menos en el
año 2011 me había desaparecido tanto tiempo, era una calumnia y una
falta de investigación de la fiscalía.

En la revisión exhaustiva que ella realizaba encontró un correo electró-


nico donde estaba programada una reunión del comité de cultura de la
comuna 6 en las instalaciones del C.A.L.I 6, lugar oficial del gobierno
de la ciudad y donde queda evidencia de cada reunión programada.

274
Muy temprano mi esposa llegó a esa oficina y habló con la secretaria,
que muy amable inició la búsqueda del acta de la reunión y su listado
de asistencia, encontrándola y entregándosela a mi esposa, la prueba
de que yo nunca estuve en el país vecino estaba en manos de mi espo-
sa al 2 día de estar en el patio de la cárcel de Villahermosa Cali.

La experiencia de estar en la cárcel empezaba a las 4:30am, todos los


presos corriendo a bañarse rápidamente para bajar a recibir el des-
ayuno sino se podía perder la opción de comer por el orden de pasillo
que era el llamado.

El desayuno lo entregaban a las 6:00am, el almuerzo a las 10:00am y


la comida a las 2:00pm, eran horarios totalmente inadecuados para las
costumbres colombianas, a las 4:00pm era el “conteo”, el cual era
como su palabra lo indica, contar a todos los reclusos mientras estába-
mos entrando a los pasillos.

Pude notar en el trascurso del día las actividades en el patio de ese lu-
gar, algunos dando vueltas caminando, otros jugando futbol o balon-
cesto, otros en juegos de mesa, y algunos trabajando la madera hacien-
do figuras apara vender, varios chicos trabajando desde sus celdas el
crochet, la dinámica era entretenerse mientras pasaba el tiempo.

En mi caso empezaba la carrera por conocer la ley que podría sacarme


del lugar y por supuesto mi defensa desde la evidencia que existía, de
esta forma el tiempo libre empezaba a dedicarlo a leer y escribir senta-
do en el pasillo y concentrado en el asunto.

Siendo la mañana todavía pude conocer un chico quien conseguía todo


tipo de insumos para los presos, pagándole, es asi como le encargué
una colchoneta, había pasado muy mala noche durmiendo en el suelo.

Pude contactar algunos chicos de mi barrio que estaban en el mismo


patio, pero diferente pasillo, “machete”, “gringo”, “zarco”, no había
muchos, pero con ellos pude conversar como si fueran de la familia,
desde una de las rejas del patio 2 se alcanzaba a ver parte del patio 3,
lugar donde pude ver a mi amigo de crianza por unos momentos y

275
saludarnos, “rambo”, cuando me vio no lo podía creer tampoco, sin
embargo, después de contarles lo sucedido, decían que yo me iba rápi-
do del lugar.

Ya con la colchoneta en mis manos esa noche pude dormir un poco


mejor el suelo, no se sentía tanto el frio del lugar, pero era traumático
los primeros días, dormir por momentos prácticamente, pensando en
las intensiones de hurto o sexuales de algunos presos, sin embargo, eso
no pasaba ya en la cárcel, el control del grupo y la “pluma” evitaban
esos desmanes.

Hay una verdad que la gente desconoce y que es necesario expresarla


en este momento, la idiosincrasia de nuestros territorios, y por supues-
to el motivo por el cual las cárceles funcionan de esta manera.

“Para el año 2011, la organización DD.HH intervino en las condicio-


nes de la cárcel de Villahermosa en Cali Colombia, para esta fecha las
evidencias de violencia, maltrato, mala alimentación, extorsión, muer-
tes, violaciones, entre muchas otras eran insoportables, asi que hubo
una reforma en el sistema alimentario, en el trato de los guardias hacia
la población carcelaria, se sumaron las actividades de estudio con re -
baja de pena, y actividades lúdico participativas que integrara a los re-
clusos a una vida un poco diferente.

Pero ¿Cómo controlar al interior de los patios las manifestaciones de


violencia, todas las derivadas de este punto? Nace la alianza Grupo –
Guardias, que se ve reflejado en la conformación de un grupo de chi-
cos dirigidos por una persona capaz y con antecedentes de violencia
respetables que genera la seguridad de que esto no suceda a cambio de
ellos tomar el control del trafico de drogas, el cobro de algunos servi-
cios incluyendo la estadía en los pasillos, todo esto, aunque no sea pú-
blico, nadie se atreve a hablar por temores o razones de cuidado.

Sin embargo, hablo sin temor de este tema, no es para juzgar este pro-
cedimiento, por el contrario, es para abrir los ojos a una realidad que
vivimos en los barrios de nuestras ciudades, similar, solo que no en 4
paredes.

276
La supervivencia ha sido para el pueblo colombiano parte de su cultu-
ra, hay que sobrevivir para avanzar y disfrutar un poco la vida, en
nuestros barrios funciona igual, unos grupos que algunos llaman “pan-
dillas” otros llaman “parches” y otros hoy día le dicen “oficinas”, los
cuales en algunas ocasiones repetidas veces se enfrentan por algún te-
rritorio de expendio de drogas.

En nuestros barrios es parte del día a día, las veces que hemos logrado
La Paz entre los diferentes bandos o grupos en el barrio ha sido por
llegar a consensos con sus lideres y respetarse mutuamente, no se la
logrado tranquilidad solo con poner policías en las esquinas.

Por este motivo, aunque es una practica inadecuada en la cárcel, por-


que en algún momento se abusa de la autoridad y se menosprecian los
jóvenes por parte del “grupo”, es lo que mas o menos brinda tranquili-
dad en el centro penitenciario.

No podría juzgar estas formas de vida, ya que este no es el problema,


es una consecuencia de un estado que ha manipulado nuestra pobla-
ción a través de HAMBRE.

Pero tendría que escribir un libro solo con apuntes y experiencias de


este tipo, no terminaríamos de debatir sobre lo positivo y negativo, lo
bueno y lo malo; lo cierto es, que en la cárcel y en el barrio no existe
eso, solo es real que se debe sobrevivir.

Al día siguiente mientras almorzábamos en el pasillo, después de ha-


ber recibido el almuerzo, arroz, papas y pollo, unas papas que durante
mi estancia en el lugar jamás nadie pudo comerlas, parecía que no se
cocinaban y solo las tirábamos en la basura; viendo el noticiero de me-
dio día a través de los televisores pequeños que estaban en los pasillos,
salió mi esposa con el entonces secretario de gobierno de ese año a dar
declaración y solicitar públicamente que la fiscalía revisara el caso del
líder social Victor Johnson, ya que la prueba de no estar fuera del país
ya estaba en poder de ellos.

277
Inmediatamente los ojos de todos los del pasillo giraron hacia mí, ha-
blando entre ellos de la noticia y se dieron cuenta que según la infor-
mación era una persona que trabajaba en la mitigación de violencias
entre pandillas de la comuna 6 u otras.

Mientras mi esposa trabajaba arduamente con algunos hermanos míos


se sumaba a esa labor que el primer proyecto dirigido a jóvenes en vul-
nerabilidad social de las comunas había sido aprobado y firmado el
contrato con la Alcaldía de turno, quiere decir que nuestros chicos del
barrio Floralia y Petecuy participarían en un proceso de intervención,
educación y apoyo a emprendimientos.

Obviamente yo había sido garante de la construcción de la propuesta,


y el asesor del alcalde en ese momento conocía mi influencia y expe-
riencia en este campo, además de haber vivido la calle originalmente,
no era igual para otras organizaciones que habían parte del proceso
que tenía un servicio que dar pero no tenían la experiencia vivencial ni
el respeto que se consigue desde “la calle”.

Pero nuestra organización debía ejecutar sus actividades planteadas y


cumplir con su compromiso contractual, asi que llamé a mi hermano
William le ofrecí que dejara su empleo y trabajara con mi esposa en el
proyecto, acompañando el proceso y por supuesto vinculé a mis dos
hermanos menores que también eran del territorio.
Asi podríamos cumplir mientras se solucionaba el tema de mi libertad.
Mi esposa atendiendo los niños, el tema y las situaciones de la cárcel y
adicionalmente se sumaba el proyectos con jóvenes que no eran fácil
de manejar por su rebeldía constante y formas de vivir, solo yo era
quien me encargaba siempre de ese trabajo, ella fuerte y valiente, ad-
mirable.

Por otro lado, en una llamada que le hice a la personera delegada de la


comuna 6 donde ejercía mi liderazgo fuertemente, le solicitaba que me
contactara con la personera de la cárcel, para poner en conocimiento
de la equivocación de la fiscalía, ella muy amable me puso en contacto
y adicional me informó que la vicepresidente de la Junta Comunal que

278
yo presidia había ido a decir que la comunidad estaba muy enojada y
que estaban solicitando el cambio de presidente inmediatamente.

La personera le contestó explícitamente que si yo no renunciaba o no


era condenado por el delito podía seguir siendo presidente sin proble-
ma, asi fue como realmente me doy cuenta de que la persona que casi
todos los días caminaba conmigo hacia reuniones y actividades era so-
lamente por sus intereses protagónicos, de envidia y maldad.

“No sabemos cuántos inocentes hay en una cárcel, no sabemos cuan-


tos en defensa propia están pagando por algún delito, no sabemos
cuantos no tuvieron opciones en su familia de escoger otro camino, no
sabemos cuántos presos desearían una sola oportunidad para trans-
formar su vida, lo que si sabemos es que el sistema político y de justi-
cia en Colombia, no esta diseñado para evitar y prevenir, no esta di-
señado para la gente, esta diseñado solo para contener y destruir”

Los primeros días durmiendo en ese lugar tuve pesadillas, soñaba car-
gando a mis hijos, jugando con ellos, riendo con mi esposa, soñaba ca-
minando por el barrio queriendo ayudar a los jóvenes a que murieran
sin intentar ser mejores, de repente despertaba y al abrir mis ojos veía
la poca luz de la luna que entraba a ese pasillo y me sentía “enjaula -
do”, mi pecho intentaba desprenderse cuando pensaba en mi hogar y
mi familia, la angustia era muy fuerte, luego me auto aconsejaba di-
ciéndome, debes ser fuerte, Dios te ha puesto aquí por algún motivo,
serás diferente al salir de aquí, con esta automotivación o mensaje
de Dios, tomaba aire y continuaba.

Se repetía las madrugadas y después de recibir el desayuno, una agua


de panela con pan y una salchicha sospechosa, no se sabia de que era,
jajjajajaja, subía al pasillo a estudiar el código penitenciario y el códi-
go penal, sentado en el piso hasta que me doliera estar asi, pero avan-
zaba en conocimiento y en entender que la ley esta lejos del pueblo y
por supuesto del cumplimento muy lejos.

Llegaba el día domingo de la visita familiar, dentro de la inscripción


que se debía hacer en ese momento para poder entrar a la cárcel, le dije

279
a mi esposa que no permitiera la visita de mis padres ni de mi hermano
Richard, ellos no soportarían estar en un lugar como ese y perturbaría
su vida.

Mi esposa firme entraba al patio como muchas otras mujeres, yo había


alquilado la celda de mi amigo el “zorro” para pasar tiempo con ella,
nunca habíamos tenido una intimidad tan profunda como en ese col-
chón de la celda, quien se imaginaba tal situación, pero era aire fresco
para los dos, nos ayudaba a continuar en la batalla.

Adicional me llevaba comida, muy diferente a la que recibíamos ahí,


por supuesto era una delicia esperar para comer diferente.

La despedida era muy difícil, llegaban las 3:00pm y ya empezaban a


dejar el lugar los visitantes, someterse a la revisión de una guardián del
lugar donde siempre tocaban sus parte intimas, era humillante, pero
ella firme, valiente y admirable.

Después de la denuncia publica en los noticieros del caso Victor John-


son, la fiscalía se puso en contacto con mi esposa para revisar el docu-
mento y programar la prueba grafológica del mismo para expedir la li-
bertad.

Todo un procedimiento en sus tiempos, nunca piensan en los tiempos


del que esta preso inocentemente, asi es como funciona la justicia,
como un organismo por encima de la dignidad humana.

Durante los días que esperábamos la visita del investigador de la DI-


JIN, mi esposa y mi hermano tomaban el control del proyecto con jó-
venes, una tarea difícil en esa época, eran chicos del barrio, de todos
los sectores, rebeldes, indisciplinados, pero nos respetaban porque
siempre hice actividades que se sintieran jóvenes y no rechazados,
fiestas y piscina donde relacionábamos todos los chicos sin barreras
invisibles, eran chicos que se sentían a gusto donde nadie los juzgaba y
tenían de su lado a un presidente de Junta comunal que le había envia-
do un mensaje a toda la comunidad:

280
“si todos los pecados echaran humo, los jóvenes no serían los únicos
consumidores”

De esta forma, no era fácil para mi esposa que no estaba de frente en


todo lo que yo hacia antes de la captura y mucho menos mi hermano
quien era un erudito de las ciencias sociales y con la calle poca rela-
ción, pero ahí estaban sacando fuerzas de donde no había para hacer de
ese proyecto el inicio de algo bueno para los chicos.

La junta comunal continuaba con su división interna ya que la mayoría


se dieron cuenta de los intereses de la vicepresidente y por supuesto
estaban en desacuerdo, el barrio preguntándose todos los días sobre el
caso y por supuesto el comité de cultura enfocado en ejecutar su pri-
mer proyecto de comuna donde ayudaba a potencializar las organiza-
ciones y actores culturales de ese momento.

Todos los días desde la cárcel mantenía comunicación con las perso-
nas de confianza y los procesos que estábamos gestionando para nues-
tra comunidad, viviendo la impotencia del encierro no dejaba de pen-
sar que la vida, el universo y Dios estaban enseñándome algo impor-
tante o me preparaba para algo más.

Llegó el día que un guardia de centro penitenciario me solicitó en la


puerta del patio, tenia visita del abogado y el investigador, para reali-
zar la prueba grafológica, efectivamente me llevaron junto con ellos y
en medio de la prueba y las hojas que firmaba con mi puño y letra, el
investigador me contestó cuando le pregunté por su falta de investiga-
ción en el caso.

La verdad don Victor me dijo, su carpeta fue tomada al azar, no se rea-


lizó ninguna investigación solo se cumplía con un requisito de 16 para
aprobación de los allanamientos.

¡hp! Le expresé mi enojo y traté de agredirlo, pero el abogado tomo


mis manos y me dijo que me calmara que el investigador estaba cola-
borando; ¡hp! Casi le pego también al abogado, ahora me estaba ha-
ciendo un favor el investigador, jajjajajaja, le dije directamente miran-

281
do a los ojos al policía en cuestión, ¡cómo me gustaría que pasaras un
día acá encerrado, no sobrevivirías, porque solo tienen agallas para
con un arma y el poder judicial a su disposición, pero la vida te hará
pagar por sus errores!

Terminada la prueba, volví al patio y esperar en una semana resulta-


dos, mientras seguía con mi estudio exhaustivo de los dos libros, va-
rios de los presos se me acercaron a preguntarme si yo sabía hacer me-
morandos, no sabia a que se referían, pero después supe que era un do-
cumento escrito solicitando al juzgado la rebaja de tiempo por activi-
dades dentro del penal o petición de termino de condena.

Les brinde ayuda a varios compañeros de pasillo en hacer esos docu-


mentos, bien redactados como solía hacerlo y a varios les concedieron
la petición, era un respeto ganado por ayudarlos y escucharlos.

Aunque esa fue la parte que marcó la diferencia en todo el tiempo, es-
cuchar sus historias de vida sin pedirles que lo hicieran, deduje que ese
fue el propósito por el cual llegué a ese lugar, aprender que se siente
desde adentro esta situación y como miles de jóvenes pierden su vida
sin opción de recuperarla.

Después de una pagar una condena por cualquier delito, salen a la ca-
lle, la mayoría, a buscar cambiar de estilo de vida y lo primero que se
encuentran es que las empresas en Colombia les piden el certificado de
procuraduría, en el cual están reseñados por mínimo 5 años.

Quiere decir que durante ese tiempo no tendrán oportunidad de tener


un empleo formal, solamente ganarse la vida en la informalidad y ésta
a su vez los lanza indirectamente a las actividades anteriores por las
cuales fueron capturados.

Un circulo vicioso promovido por el mismo sistema judicial, donde


pareciera que a nadie le importara, por otro lado, cada vez construyen-
do más cárceles en el país, ¿hasta dónde llegaremos con esto?

282
Mi esposa por recomendación de un amigo en común los contactó con
un abogado, Humberto, un gran hombre, honesto, que tomó el caso y
empezó con la solicitud de audiencia para la salida inmediata.

Con las pruebas a la mano, entre prueba grafológica y solicitud de au-


diencia ya llevaba 45 días en la cárcel, se estaba convirtiendo en algo
desesperante, siempre dije que cuando una persona es culpable, sabe
que debe buscar la manera de hacer vida dentro del centro penitencia-
rio, pero cuando sabe que es inocente de lo que se le imputa, nace un
desespero por justicia.

Yo empezaba a socializar mas con los presos, los jóvenes del barrio
hablaban mas de seguido conmigo contándome sus experiencias nega-
tivas y los chicos del barrio Siloé también con gran confianza, siempre
brindándoles el mejor consejo para que se alejaran de esa clase de
vida, la mayoría siempre me contestaba lo mismo, ¡como hago “Flora-
lia” para salir, si es lo único que sé hacer desde que respiro”.

Tengo que contar que como apodo en la cárcel me pusieron “Floralia”,


al ver que en la televisión nombraron que era presidente del barrio con
ese mismo nombre, asi que todos los demás que no me conocían me
llamaban por el apodo “Floralia”.

En el pasillo donde dormíamos empezaron a hacer unas obras de man-


tenimiento durante el día, personas externas a la cárcel, trabajadores
contratados por el INPEC, asi que durante ese tiempo nos tocaba ba-
ñarnos al aire libre en el patio, bajo la luz del día o madrugada y des -
nudos delante de todo el mundo.

No había que ocultar nada, para mí era primera vez que me desnudaba
delante de tanta gente, al menos todos éramos hombres dentro de lo
que sabia, pero se sentía indignante y atropellador, pero es la cárcel,
hay que someterse, me decían algunos.

Estábamos en el patio más tiempo de lo normal, en una ocasión algu-


nos presos de otros pasillos jugaban baloncesto, me acerqué para ver
jugar y me invitaron a participar del juego, acepté y empecé a jugar

283
con todo lo que tenia para dar. Lo único que recuerdo realmente de ese
partido, es que termine con los labios sangrando de 3 golpes que me
dieron con el codo repetidamente. No volví a jugar, jajjajajaja. Y para
el futbol ni siquiera me acercaba, eran partidos a muerte con patadas
tan altas que llegaban a la cintura.

Recuerdo perfectamente que, en la ciudad de Cali para esa fecha entre


octubre y noviembre, hubo una masacre en un bar en la calle 44 de la
ciudad de Cali, unos chicos habían entrado disparando sus armas
contra todos los que estaban en el lugar, matando muchas personas ese
día.

Días después uno de los chicos que sale en video quien fue que mas
disparó hacia las personas, lo capturaron y lo llevaron a la misma pri-
sión donde yo estaba. Villahermosa. Ese día que ese chico con aproxi-
madamente 19 años de edad entró con su cabeza en alto, mirando de
mala manera a todo el mundo, creyendo que como había matado tanta
gente lo iban a respetar en la cárcel.

Al siguiente día, estaba sentado en una esquina del patio, con sus zapa-
tos sin cordones, y con la cabeza entre las piernas; no sé qué le habían
hecho la noche anterior, pero no fue nada bueno para que amaneciera
con esa actitud y por supuesto recibía constantemente el menosprecio
del grupo que manejaba el patio.
Mi esposa continuaba fielmente con su visita cada domingo, firme, sin
falta, ella fuerte y valiente, dándome aliento para avanzar, no sabía que
me molestaba más, si la injusticia cometida hacia mi vida donde no
hizo la policía el debido proceso o las injusticias que muchos habían
vivido desde su niñez, estaba enojado con todo el mundo, con el siste-
ma, con la política, con los bandidos, con la vida misma, tanta desi-
gualdad, tanta falta de hacer algo para cambiar y mejorar muchas fa-
milias.

Todos los días la misma rutina, bañarse desnudo ante la mirada de to-
dos los que esperan turno, si usábamos el baño para hacer deposición,
había una fila esperando turno y ver como tu hacías o no, estabas con
tus pies sobre el inodoro, con una mano tapándote un poco tu parte

284
intima frontal y levantar la mirada y todos viéndote y pidiéndote que
termines rápido. Indignante y humillante.

Ante el desesperante calor que siempre hacia en medio de las paredes


y tantas personas, hacinamiento permanente, la ducha era continua,
casi 5 o 6 veces entraba a la ducha para refrescarme, aun asi con cami -
seta o sin ella seguía dando vueltas dentro del mismo lugar.

Una mañana del mes de noviembre del 2013, me levanté sintiéndome


muy mal de salud, tenia escalofríos, fiebre y ganas de vomitar, tuve
que decirle al “zorro” que me dejara dormir en el día en un espacio pe-
queño de su colchón, no baje a comer y me sentía muy mal, en el patio
vomité en varias ocasiones sobre los tarros llenos de basura, ante el
olor asqueroso de comida dañada, realmente no podía caminar de la
fiebre que aumentaba.

Me acerqué a la puerta donde mantienen los guardias y les expresé que


estaba muy mal, caí quejándome sobre las escaleras de la “isla del
muerto”, al guardia verme ahí postrado, abrió la reja y me llevó a en-
fermería.

La doctora que me examinó inmediatamente dio la orden de aplicarme


2 inyecciones de antibiótico, una en cada lado de mi trasero; las cuales
me hicieron saltar del dolor pero que en una hora sentía algo de mejo-
ría, sin embargo, me dijo que debía reposar, enviándome a dormir en
el espacio donde mantenían los enfermos.

Ahí estuve un día mientras me recuperaba; las condiciones higiénicas


para los pacientes con algún tipo de enfermedad o dolencia eran deplo-
rables, sucias y gozaban de hacinamiento por supuesto. Indignante e
inhumano.

Todos los casos y motivos de condena en la cárcel son diferentes, in-


cluso, hay algunos que uno podría justificar en defensa propia, otros
como defensa de la vida de un familiar, otros como que estaban en el
lugar equivocado con las personas solicitadas, otros sin otra opción de

285
vida y otros que realmente les gusta hacer el mal, han decidido morir
de esa manera.

De todo se ve dentro de la cárcel, muy parecido a lo que vivimos en


los barrios, solo que en este ultimo el espacio es más grande.

El abogado Humberto me visitó a la cárcel dándome noticias de la au-


diencia, ya había fecha, 08 de diciembre de 2013, ese día el juez dicta-
ba libertad inmediata por error y mal procedimiento de la DIJIN.

Ya con la información de la fecha de salida, la situación la sentía espe-


ranzadora, trataba de ayudar a los chicos que más podía en sus solici-
tudes de rebaja de pena y demás, daba consejos a los chicos que me
hacían preguntas, jugaba parques con ellos y compartía alimentos
cuando podía.

Hubo varias ocasiones que al pasillo nuestro nos llamaban de últimos


para recibir la comida o el almuerzo, cuando llegábamos con el plato
donde el señor que servía solo había arroz, nos decían que se había
acabado, solo teníamos para comer, arroz.

Recuerdo en varias ocasiones, pero mas impactante la primer vez, subí


con el plato en el cual solo había arroz blanco y pedí en el “caspete” la
tienda, un atún y un jugo de botella plástica para completar con el
arroz y pasar el almuerzo; cuando estaba depositando el atún sobre el
arroz, levanté la mirada y habían 3 chicos mirándome fijamente, sus
platos solo tenían arroz, uno de ellos me dijo, ¡“Floralia” regáleme un
poquito de atún para revolverle a este arroz por favor!, al ver que los
otros dos también miraban fijamente el atún, pedí a la tienda un atún
mas y lo repartí con ellos, era importante dar, si podemos hacerlo.

Doloroso porque varios de ellos no recibían visitas u otros de vez en


cuando alguien los visitaba, muy solos enfrentando esa situación de
cárcel, además de la mala alimentación que nos daban, en mi caso sen-
tía que estaba bajando de peso, me veía mas flaco de lo normal y mi
cara mas agotada.

286
Moralmente curioso dentro del centro penitenciario, los días de visita
era prohibido que los presos miraran o admiraran la mujer de otro pre-
so, aquel que era sorprendido en ello, terminando la tarde era golpeado
por al menos 6 personas del “grupo”.

Se acercaba el día de la audiencia, ya varios sabían de ella dentro y


fuera de la cárcel, amigos y amigas, pues muchos esperaban con ansie-
dad mi salida, y yo por supuesto también quería salir, estaba cansado,
mi espalda en un principio dolida de dormir en el suelo.

En medio de este tiempo me había visitado mi hermano Charly y mi


hermano William, ellos se les notaba en el rostro la tristeza de verme
en ese lugar, sin embargo, siempre traté de mantenerme positivo y con
buena actitud, no era justo trasladarles a ellos mis momentos de frus-
tración, era algo que debía vivir solo y aprender del espacio donde la
vida me había puesto.

El 07 de diciembre del mismo año, fui notificado que tenía salida a las
6:00am del día siguiente al juzgado para la audiencia solicitada, esa
noche estaba muy ansioso, hablando con mi esposa por teléfono le de-
cía que estaba cansado y me sentía débil, había bajado varios kilos y la
repetición de los días encerrado era estresante.

Levantándome temprano, antes de las 5:00am para bañarme y vestir-


me, estar listo en la puerta de salida del patio para el llamado de los
guardias encargados del traslado, llegada la hora los mismos empeza-
ron a llamar uno por uno de los que íbamos hacia las oficinas alternas
de la fiscalía en el centro de la ciudad.

Cuando pronunciaron mi nombre, uno de los guardias dijo que me de-


volviera que no había salida para mí, por motivos que al juez que iba a
presidir mi caso lo habían capturado unas horas atrás, asi que no había
forma de atender la audiencia.

Sentí un frio intenso que recorrió todo mi cuerpo, desilusión y frustra-


ción, era diciembre, para esa fecha los juzgados en Colombia son pa-
quidérmicos, ya priorizan sus vacaciones por encima de los casos que

287
les toca atender, se cayeron mis fuerzas y por supuesto solamente res-
piré profundamente y me devolví al patio a sentarme y seguir leyendo,
ahí estaba triste y desilusionado, por cierto, decepcionado aún más de
la justicia en el país.

Por la noche llamé a mi esposa, le dije que no gastara mas dinero en


abogado, que no se preocupara mas por yo salir rápido, ya con lo suce-
dido era claro que yo pasaba el mes de diciembre en la cárcel. Que por
favor atendiera mis intensiones y que dejara que en enero yo mismo
me defendía sin abogado de por medio.

Ella me decía que me notaba pesimista, me instaba a que creyera que


todo iba a estar mejor, sin embargo, yo había perdido fuerzas y estaba
débil al respecto, resignado con quedarme en el lugar hasta el próximo
año donde no se sabía cuando darían otra audiencia, conociendo los
procedimientos tan demorados de la institución judicial.

El fin de semana siguiente me visitaba mi esposa como de costumbre y


mi hermano Bryan, mi esposa hermosa y dedicada como siempre y mi
hermano menor que a su manera me intentaba dar animo y que no per-
diera la Fé en salir ese mismo mes.

La siguiente semana mi esposa recibe la notificación del abogado, el


cual había estado intenso con el juzgado y logró la audiencia para la
semana del 18 del mismo mes, en esta ocasión solo mi familia y algu-
nas personas de mucha confianza sabían de mi salida, no quisimos ilu-
sionarnos otra vez ni divulgarlo para cuidarnos de malas intenciones,
en Colombia le llamamos, “malas vibras”.

Tampoco dentro de la cárcel hablé del tema, si alguno me preguntaba


solo le decía que estaba a la espera de la audiencia, nada más, ahí
adentro también se siente envidia y malas intenciones, asi que había
que cuidarse.

Mientras tanto durante esa semana traté de arreglar varias cosas, entre
ellas mi relación con el tesorero del pasillo, quien habíamos tenido

288
problemas días antes por un chico ladrón que el protegía, el cual había
tomado mi cuchara sin autorización, robándome sin consecuencias.

Algunos chicos me dijeron que había sido él, subí al pasillo inmediata-
mente y estaba sentado junto a la celda del tesorero, cuando el me vio
llegar bajó la cabeza y empezó a comer, yo me acerqué lo tome por el
cuello y le di un puñetazo en el pecho, diciéndole que me entregara la
cuchara rápidamente, por supuesto empezó a hablar duro y a negarlo,
quiso increparme y volví y lo senté de un empujón.

En esos momentos salió casi dormido el tesorero y me dio 3 palmadas


en el pecho, diciéndome “Floralia, que pasa, acabaste de llegar y ya es-
tas buscando problemas”, yo le dije que como era posible que defen-
diera ese ladrón, (“caquero” se le dice dentro de la cárcel) porque to-
man pequeñas cosas, inmediatamente hizo que me entregara mi cucha-
ra y yo por supuesto no pude hacer nada frente a las palmadas que me
había dado (“Pecherazos”, se le dice ahí adentro).

Empecé a pagar el crédito en el “caspete”, dejando todo al día, pensan-


do nuevamente en la posibilidad de irme de ese lugar, había aprendido
de la difícil situación de muchos jóvenes que nunca quisieron llegar a
ese punto de sus vidas, aprendí a aprovechar el tiempo estando separa-
do de todo, estudié libros que nunca había leído y por supuesto enten-
día el ineficaz sistema penitenciario y de justicia que tenemos en Co-
lombia.

Cansado de estar encerrado, solo casi 3 meses y ya mi cuerpo estaba


agotado, la incertidumbre y la impotencia de no saber que hacer frente
al sistema de justicia que no había hecho bien su trabajo.

En la semana del 17 de diciembre del 2013, me informaron el día ante-


rior que me debía estar listo el día siguiente en la puerta de salida del
patio para mi traslado a audiencia. Un poco incrédulo al respecto, estu-
ve listo a esa hora y efectivamente salimos del recinto hacia la audien-
cia en el centro de la ciudad, otra oficina cercana donde se llevaban a
cabo audiencias rápidamente.

289
Al llegar al edificio donde estaba programada la audiencia, al bajarme
del bus del INPEC y ver con mis ojos otra vez la calle con su gente me
daba nostalgia, al entrar al edificio estaba mi esposa presente y mi her-
mano Charly esperando acompañarme en esa cita. Mi esposa y mi her-
mano dándome animo y yo cansado los abracé y les dije que se tran-
quilizaran que pase lo que pase siempre resistiré.

Se llevó a cabo la audiencia en la cual el abogado Humberto expuso el


material probatorio, la fiscalía no tenia forma de refutar nada y el juez
tomó su decisión: LIBERTAD INMEDIATA para el señor Victor
Johnson.

Al salir nos abrazamos con mi esposa y mi hermano, terminaba para


ellos también su angustia, se liberaban al igual que yo de la impotencia
y desesperación en medio de la inocencia.

Al llegar a la cárcel nuevamente, me dieron orden de salida a las 6:00-


pm del mismo día, mientras tanto algunos de los chicos del pasillo se
dieron cuenta y empezaron a pedirme las pertenencias que tenia en ese
momento, cobija, colchoneta, zapatos, plato y cuchara, entre otras co-
sas.

Antes de mi salida, empecé a despedirme de la gente del pasillo, cada


uno en su expresión me deseaba lo mejor, y varios me decían: “Flora-
lia, no se olvide de nosotros, en lo que usted se mueve, eso de la políti-
ca y todo, recuerde que hay gente que pedimos una oportunidad de
vida; no se olvide de nosotros”
Al llegar la hora de salida, me pasaron por la reseña de huellas dactila-
res nuevamente, después de una espera en el pasillo central de 1 hora,
conmigo esa noche salía un joven que había cumplido una condena de
4 años por hurto calificado, hablando con él, sus deseos eran enormes
de hacer una mejor vida, lejos de su entorno.

Al salir por el portón azul de la cárcel de Villahermosa siendo casi las


8:00pm, estaba mi tía Aida y dos hermanos míos, nos abrazamos y les
agradecí por estar ahí, abordamos un taxi rumbo a mi barrio, al lugar
donde se reiniciaba la historia después de 3 meses.

290
Cuando llegamos al barrio y nos bajamos en el pasaje de la casa de mi
abuela, mi hija de tan solo 6 años de edad corría hacia mi gritando “pa-
pá. Papá, y saltó sobre mí, llorando desconsolada”, yo la cargué y lloré
con ella diciéndole, “ya estoy aquí mi niña, ya estoy aquí”.

Este tipo de episodios son los que la fiscalía no se imagina el daño que
puede hacer por no hacer bien su trabajo, pero en realidad en Colom-
bia no les importa hacer mal un procedimiento porque ellos mismos
encubren sus errores.

Llegué con mi niña cargada a la casa, abracé a mi familia y mi hijo


Joshua quien apenas tenia 1 añito, se despertó, me miró y expresó en-
tre dormido ¿papá?, nunca lo había pronunciado, era primera vez que
lo decía y decirlo en ese momento fue muy especial.

Compartimos en la casa materna un buen rato, llegaron algunos ami-


gos a quienes, si le habíamos dicho, Jefferson, Roberto y algunos veci-
nos.

Esa noche, la realidad no era muy agradable, mi esposa y mis dos hijos
dormían en una habitación en la casa de nuestra amiga la costeña,
mientras pasaba todo esto, esa noche me acosté en el mueble y no po-
día dormir, paradójicamente solo pude concebir el sueño cuando me
acosté en el suelo, costumbre de 3 meses.

Pero estábamos ahí, mi esposa e hijos, mi familia, a seguir escribiendo


una historia, a tomar fuerzas, porque al salir de la cárcel, tenia 6 kilos
menos en mi cuerpo, ya parecía un convicto de verdad, jajaajajja.

“ha pasado el invierno y la lluvia ya se fue, se han marchado las ti-


nieblas y en mi alma había solo ganas de transformación”

291
Capítulo 7

“TALENTO EN LA CABEZA Y MUCHA CALLE


EN LOS PIES”

292
Al siguiente día muy temprano, me vestí con mi mejor camisa y panta-
lón, caminando por las calles de mi barrio, mirando fijamente a los
transeúntes que estaban tan temprano en la calle, mirando y disfrutan-
do el aire de una libertad conocida, me dirigía hacia el C.A.L.I 6, don-
de tenía una reunión programada con algunos de la Junta Comunal y
unos funcionarios de la Alcaldía.

Para resolver un tema del manejo del libro de Tesorería, donde días
antes el fiscal había denunciado la vicepresidente por unos gastos que
fueron presentados, pero no había soporte de ello.

A su vez, para poder confrontarla con todo lo que ella había dicho en
las diferentes reuniones del equipo de trabajo, donde argumentaba con
certeza que yo, el presidente de la organización no iba a salir, supues-
tamente porque lo que decía la fiscalía era verdad y mis delitos eran
muy graves, asi que días antes le dije por teléfono al fiscal que, si yo
salía, ese día estaba presente.

Esa mañana, encontrándome con el fiscal de la Junta comunal, Luis,


gran amigo, nos sentamos en la panadería cerca del auditorio de la reu-
nión, mientras conversábamos un poco cerca se veían venir la secreta-
ria de la Junta, María del Carmen y la vicepresidente en cuestión; la
señora vicepresidente cuando me vio ahí sentado, su rostro no salía del
asombro, jajjajajaja.

Les saludé y les dije que venia a acompañar la reunión, ya que ella
pensaba que yo no iba a volver.

Entramos a reunión y efectivamente había un acto de malas intencio-


nes de la señora donde no presentó las facturas de los gastos adecuada-
mente, enfurecida porque argumentaba que teníamos un “complot”
contra ella, a lo que le respondí: “complot, el que tenía usted diciéndo-
le a todo el mundo que yo no salía de la cárcel y que debían destituir al
presidente”.

293
Como siempre en personas que tiene el mal arraigado en sus corazo-
nes, negaba todo, diciendo que era la gente la que inventaba las situa-
ciones, en mi criterio, avanzamos a convocar asamblea y a dar orden
en la organización social.

Ese mismo día en horas de la tarde, caminaba por todo el barrio salu-
dando a la gente y el rumor no se hizo esperar, ya había vuelto “My
president”.

Al día 2 de estar en libertad se realizaba la “clausura”, el cierre del


proyecto de jóvenes que habían llevado a cabo unas organizaciones so-
ciales incluyendo la nuestra, mi esposa y mi hermano habían hecho un
buen trabajo, efectivamente me presenté en el evento para ver las caras
de nuestros chicos de los barrios Petecuy y Floralia de la comuna 6 de
Cali Colombia.

Entrando al auditorio del centro de salud de la Rivera en la ciudad, la


bienvenida no se hizo esperar, abrazos y llanto fue lo que expresaban
las personas presentes.

Hubo presentaciones artísticas, video del proyecto, protocolo con los


detalles de alimentación y al final los chicos dirigieron unas palabras
al publico en general, en ese discurso agradecieron el proyecto y sus
actividades de incluirlos a ellos, pero en especial dijeron mi nombre,
agradeciendo el haberlos ayudado a ver la vida un poco diferente y a
estar presente en sus caminos.

Lloramos juntos un rato, nos sacamos fotos y en medio de mi cansan-


cio físico y debilidad compartimos ese día entre todos de la mejor ma-
nera.

Al menos tenia otra perspectiva de vida en cuanto la mirada que debía


tener hacia estos jóvenes vulnerables de nuestra ciudad, la cual debía
aprovechar para impedir que llegaran a delitos que los privaran de la
libertad y de su dignidad.

294
Ese mes de diciembre lo que restaba de ello, pude pasar tiempo con mi
familia, aprovechando cada minuto en poder asimilar lo pasado y pro-
yectarme al futuro.

Mi tío Alberto, uno de mis tíos hermano de mi madre, a quien quiero


mucho porque desde niño ha estado presente en mi vida, se acercó el
fin de semana a la casa donde estábamos viviendo y cuando salí a reci-
birlo me abrazó y se nos vinieron las lágrimas de alegría de volver a
vernos.

Era un tiempo de satisfacción y amor entre todos, en ese orden de


ideas no podía faltar mi papá, quien también de una forma u otra sufrió
la situación.

Asi que fui enfático con mi madre y mis hermanos, no importa lo que
haya pasado en el pasado entre mi mamá y mi padre, no importa lo que
sufrimos por no haberlo tenido muy presente en nuestras vidas, ahora
están vivos y el resentimiento debe irse, asi que a partir de ese momen-
to mi padre hace parte de nuestras reuniones y celebraciones, la rela-
ción continua bajo el cariño amor y respeto.

Había que salir del cuarto donde nos quedábamos, fue un favor que
nos hicieron mientras yo estaba en la cárcel, asi que salí a buscar por
las calles de Floralia una vivienda para alquilar y poder trasladarnos
rápidamente.

Cuando caminaba por la calle 72E del barrio, una señora estaba pegan-
do un letrero donde estaba alquilando la casa, me acerqué a ella y ha-
blando llegamos a negociar, inmediatamente le pasé el dinero que pe-
día y quitó el letrero nuevamente, es asi que la semana siguiente ya es-
tábamos viviendo solos en una casa nuevamente y en la continuación
de nuestros procesos.

En la misma vivienda pusimos un pendón de nuestra ONG, y un escri-


torio en la sala donde visualizábamos atender personas y seguir ayu-
dando los jóvenes de los diferentes proyectos.

295
En ese mes de diciembre participé de la fiesta de despedida del comité
de planificación de la comuna 6, una comida que se realizó en la uni-
dad recreativa los Guaduales en el mismo sector, en ese lugar algunos
presidentes de Juntas comunales me pidieron disculpas porque ellos
llegaron a dudar de mi inocencia y por supuesto se sentían apenados
con mi presencia en el lugar

De mi parte no había resentimientos, por el contrario, ese tipo de expe-


riencias me hizo entender mas la forma como debía llevar el liderazgo
que promovía.

Estaba decidido a trabajar en los años siguientes por la comunidad de


tal forma que quedara en la memoria de todos que si se puede hacer
del barrio un territorio de Paz y trabajo social.

Mi mentalidad estaba en contra de todo lo que promoviera opresión y


diferentes tipos de politiquería en la comuna y los barrios de la ciudad,
en especial en las personas que siempre querían manipular los proyec-
tos del territorio con intensiones electorales.

Para el mes de enero del 2014, un mes después de la salida de la cár-


cel, me hicieron una llamada para un trabajo como funcionario públi-
co, donde me permitía realizar las diferentes actividades dentro de la
comuna y por ende recibiría un salario, acepté, indudablemente y eso
me permitía estar tranquilo con las obligaciones y pagos mensuales y a
su vez trabajar en la gestión del barrio donde lideraba la Junta comunal
y ejecutar las actividades con jóvenes de la comuna.

Este mismo mes realicé una asamblea de junta de acción comunal don-
de citamos a todos los residentes inscritos en el libro de afiliados para
presentar plan de trabajo y dar información acerca de lo sucedido refe-
rente a la captura y privación de la libertad que había tenido.

En esa reunión se discutió el tema, pero no se podía avanzar, había


mucha gente envenenada por la señor vicepresidente, a tal punto que
uno de los politiqueros opositores del barrio, me dijo explícitamente

296
que la comunidad quería que yo renunciara a la Junta comunal, en
donde la gran mayoría de los asistentes se negó rotundamente.

En mi posición de conciliador, les dije al auditorio, el problema radica


en que hay dudas referente a la tesorería, le propuse a uno de ellos que
fuera el tesorero, éste aceptando, continuamos adelante con los temas
del barrio.

En continuidad con el proceso de la señora vicepresidente, logramos


retirarla de la Junta comunal por mentirosa y denigrar de los lideres de
la misma organización.

Asi mismo fue con el comité de cultura de la comuna, quien el día de


la siguiente reunión y recibimiento, haciendo cumplir la norma de los
comités de planificación, ella y 2 hombres mas que estaban asistiendo
sin ningún respaldo normativo, solo iban a destruir y dividir, fueron re-
tirados inmediatamente.

Empezaba una época de cambios importantes, durante ese año empe-


zamos a ver nuestro barrio cambiar, los chicos de los grupos que con-
sumían drogas ilegales en el sector empezaban a respetar y participar
de la mejora del barrio, la gente ya no los señalaba, todos empezába-
mos a vernos iguales con enfoque de recuperar nuestro territorio.

Se ejecutaba el proyecto de adecuación de la cancha de Florialita, la


visión era volver el sitio, un lugar de paz y deporte, efectivamente lo
logramos, Florialita hoy es ese tipo de escenario.

Conseguimos un proyecto para el parque “Pipirisnai” asi se llamaba,


jajaajajja, aunque viene de su nombre originario “people a nice”, un
lugar sobre el Jarillón del rio Cali que quedaba con cancha de futbol,
cancha de microfutbol y baloncesto, 4 maquinas de gimnasio biosalu-
dable, era un lugar que se recuperó y generaba confianza en la comuni-
dad.

Conseguimos la pavimentación de la cra. 3ª. Del barrio, la adecuación


de 5 parqueaderos del sector, la organización de los vendedores infor-

297
males, transporte informal, creamos un frente de seguridad en la plazo-
leta principal del barrio, compramos alarma comunitaria, conseguimos
un parque nuevo para el escenario de la estación de policía, juegos bio-
saludables, adecuación de caseta, éstos ubicados en el mismo escena-
rio.

Ese año era importante el barrio, uno de los mas populares de la ciu-
dad por la capacidad de gestión y de convivencia en su gestión, hacía-
mos diferentes actividades que vincularan las familias, los niños y los
jóvenes por supuesto.

En el año 2015, ganamos el premio a la mejor Junta Comunal de la


ciudad de Cali, trofeo de recordatorio con dos pasajes a San Andrés is-
las, recuerdo que en la fiesta que realizó la Alcaldía otorgaron el pre-
mio y para sorpresa y prueba de las verdaderas intenciones de personas
de la junta comunal, cité a reunión a la siguiente semana para debatir
los pasajes a San Andrés islas (una playa ubicada en Colombia) y qué
hacer con ellos.

Yo presenté los dos pasajes, los puse en la mesa y pregunté abierta-


mente que querían hacer con ellos, uno, podemos rifarlos, dos, vender-
los y repartir utilidades, y tres, rifarlos entre nosotros y el que diga el
numero se lleva los dos pasajes.

En definitiva y por palabras de los que mas decían que no necesitaban


plata, fueron los primeros en decir que se vendieran y se repartiera el
dinero, entonces todos se pusieron de acuerdo y se tomó la decisión de
venderlos.

Les ofrecí 1 millón pesos por los 2 pasajes y que se lo departían entre
sí, asi fue, y al mes siguiente me fui con mi esposa para las playas de
San Andrés Islas.

Fue una luna de miel espectacular después de haber pasado por tanto
con mi esposa.

298
Seguíamos construyendo con nuestro líder amigo, mentor, Dr. Concha,
quien dirigía el programa de los “Colectivos” en la ciudad, el cual era
específicamente atender, intervenir la población joven vulnerable de
nuestras comunas, asi lo hacíamos cada año hasta el 2017.

Para estos años, la administración contrató personal con experiencia


para escribir un libro con los lideres mas reconocidos de la ciudad en
el ámbito social y comunitario, efectivamente escribieron unas paginas
de mi vida con el titulo “Talento en la cabeza y mucha calle en los
pies”, sesión en el libro: “los malabares de la pobreza”.

A la vez que éramos más fuertes en ayudar nuestros chicos de la ciuda-


dela Floralia, del barrio Petecuy y otros sectores, también crecían los
opositores políticos, ya que era un recurso económico destinado a este
proceso de ciudad que no tenía ninguna presión de candidatos políticos
o pagos de comisión por obtenerlos.

Creamos unidades productivas en varios jóvenes, negocios de Barberia


y organización de eventos que hasta el día de hoy son administrados
por jóvenes de esos proyectos.

Cientos de jóvenes que pudieron terminar su secundaria por gestión


del proyecto, otros enfocados en carreras técnicas y otros estudiando
en algunas universidades de la ciudad.

Aun demostrando el crecimiento y efectividad, para los políticos de la


Alcaldía era más importante sus intereses particulares.

Cuando a pesar de nuestra queja en los tiempos de ejecución que nun-


ca cambiaron, para este año la politiquería se quería tomar el presu-
puesto de los Colectivos y trasladarlo a actividades similares, pero con
policías como coordinadores.

Que mala decisión, fue mala idea, pero las inclinaciones electorales de
los nuevos dirigentes de la Alcaldía acabaron con la idea y continuidad
del proceso juvenil en la ciudad.

299
En las comunas intervenidas el índice de violencia había disminuido
debido al arduo trabajo de las organizaciones de base comunitaria y al
momento de no recibir ninguna aceptación política por parte de noso-
tros los lideres del proceso, quitaron el presupuesto.

Incluso el alcalde electo para esa ocasión, un empresario que decía ha-
ber sido taxista y pasar a ser empresario, visitó la comuna y especial-
mente el sector de Floralia, los chicos y sus madres del barrio que ha-
cían parte del proyecto lo abordaron pidiéndole que no acabara con el
proceso por su efectividad en el territorio, él mismo hizo una llamada
públicamente dando una orden de continuar con el proyecto de la co-
muna 6 de Cali; con la sorpresa que solo lo hizo en ese momento para
quedar bien con la comunidad.

Al siguiente día en la Alcaldía de Cali, habían retirado el presupuesto


de jóvenes y enviado a una fundación de la oligarquía de la ciudad.

Mentirosos y engañadores, asi definimos los políticos de nuestra ciu-


dad de Cali, prefieren maquillar actividades y cobrarlas bien costosas
que incidir positivamente en la mejora de nuestros barrios.

En las ciudades de Colombia se ha venido construyendo desde hace


muchos años una forma de gobernar que tenga los lideres y lideresas
sumergidos en las ordenes de su jefe político, la necesidad de un em-
pleo digno para vivir o ayudar a un hijo o hija a estar en un empleo pú-
blico, ha llevado a la DEPENDENCIA de los partidos políticos.

El nuestros territorios los lideres sociales y comunitarios NO reciben


ningún salario ni ayuda estatal, esto hace que usen, en su mayoría, sus
seguidores votantes de la organización comunitaria para obtener bene-
ficios del padrino político, es decir, el líder le pone votos a cambio de
una oportunidad de empleo en el sector público, Gobernación o Alcal-
día, una actividad que ha tomado fuerza por el HAMBRE que se vive
en los territorios y por supuesto por la falta de independencia de los li-
deres.

300
En la comuna 6 de Cali, siempre tuve mis diferencias con un partido
político, lo llamaré “la vocal”, donde poco a poco fue manipulando los
diferentes espacios de participación y creando dependencia de vivir a
sus seguidores, de tal manera que solo pudieran obedecer y no pensar
ni opinar nada al respecto.

Sin embargo, en materia de llevar la fiesta en Paz, yo trataba de soste-


ner relaciones pacificas con ellos, independientemente de no estar de
acuerdo con gestores políticos que tenían en los barrios ofreciendo em-
pleos a cambio de votos, una población sumergida en la falta de recur-
sos acepta y se crea un sistema esclavo donde te dan el empleo con el
cual sobrevives, pero condicionado a hacer específicamente lo que se
te diga.

Sin compromisos políticos hubo un cargo que me ofrecieron en un


proyecto cultural nuevo para la comuna 6 por parte de la Gobernación
del departamento, mis habilidades y contactos me hacia indispensable
a pesar de no conectar políticamente con ellos.

Una propuesta enriquecedora que inició fortaleciendo el proceso cultu-


ral de todo el Valle del Cauca, con monitores culturales de experiencia
en cada expresión artística, era un grupo numeroso de personas con
conocimiento y años de trabajo en el sector.

Todo empezó de maravilla, impactando las comunas de la ciudad y


promoviendo la cultura en todas sus diferentes expresiones. Aunque
no se trabajaban todos los meses del año, siempre defendíamos los
procesos de nuestros territorios.

Pero esta propuesta se fue desfigurando poco a poco, se empezó a con-


tratar personas sin ningún tipo de conocimiento artístico, vinculaban
personas que pudieran poner votos, de tal manera que afectó lentamen-
te todo el crecimiento cultural en las comunas.

El partido de la “vocal”, quien ha tenido todo el control de la Goberna-


ción del Valle del Cauca, durante los últimos 12 años, empezó ganan-
do seguidores desde el trabajo comunitario, con buen trabajo, pero al

301
pasar los años debían sostenerse en el poder y para lograr eso tomaron
estrategias de clientelismo, aprovechar la necesidad de las personas
para volverlas seguidores con hambre.

Asi la manipulación por seguir trabajando estaba condicionada a los


votos que las personas pudiesen poner, ha sido el partido político que
ha prostituido el liderazgo en las comunas, de tal manera que los ba-
rrios ya no tienen lideres con dolor del territorio sino lideres que deben
figurar para sostener sus empleos y a la vez con sus empleos sostener
sus familias.

La estrategia de seguidores a través de la necesidad económica y el


hambre en sus hogares, eso ha fracturado y polarizado nuestra gente
del barrio.

Y siempre quería hacer algo sin compromisos políticos, pero en Co-


lombia todo tiene que ver con eso, si queremos hacer algo importante
siempre tener esa limitante de estar con un padrino político, es asque-
roso solo pronunciarlo.

De esta manera trabajé siempre, en algunos casos ayudé algunos can-


didatos políticos de diferentes corrientes, pero después de eso termina-
bas defraudados nuevamente con la falta de cumplimiento de los mis-
mos.

Cuando desviaron los recursos del proyecto “Colectivos” para esa fun-
dación de la Universidad del valle, un candidato político de un partido
de color “rojo” se me acercó a pedirme que lo apoyara con la gente
que nosotros teníamos en nuestros procesos comunitarios y culturales;
para ese entonces habíamos realizado en 2 ocasiones el Concurso na-
cional de bandas musico marcial, quien dirigía un gran amigo, Harley,
siendo el fundador de dicho evento hacíamos alianzas para sacar ade-
lante el concurso.

Para esa época, le dije al candidato que necesitábamos institucionalizar


el concurso por la secretaria de Cultura, de tal manera que cada año se
pueda ejecutar el presupuesto asignado.

302
Se comprometió a conseguir el recurso del concurso en ese año, lo
cual después de la elecciones no volvió a contestar el teléfono, jajjaja-
jaja, era de esperarse, eso era lo que me daba rabia e impotencia, por
eso muy pocas veces salí a la luz publica a prestar mi nombre en esos
espacios políticos.

Ese año realizamos el concurso nacional nuevamente con recursos pri-


vados y gestión con comerciantes, al año siguiente nuevamente había
elecciones al Congreso de la República, y este concejal electo me bus-
ca nuevamente diciéndome que ya salió la partida en la secretaria de
Cultura para apoyo al concurso nacional, siendo gestión de él supues-
tamente.

En medio de mi incredulidad le dije que cuando el contrato estuviera


firmado hablaríamos de alianza, después nos me propuso que le ayuda-
ra con su padre quien era candidato ese año, efectivamente le dije que
el fundador del concurso le ayudaba con la votación de la gente pero
que yo no, estaba ya comprometido con otra persona.

Recuerdo que no le gusto esa respuesta, decía que lo había engañado,


que le hubiese dicho antes de que saliera el contrato del concurso, a lo
que le respondí, ese trato de su gestión para el concurso fue un acuerdo
de hace 2 años atrás, el cual usted incumplió y ahora se lo he recorda-
do de esa manera.

La palabra es de hombres y usted no tuvo palabra, nosotros le cumpli-


mos ahora con las personas del proyecto.

Asi son los políticos en Colombia, engañan, promesas van y vienen,


manipulan, persiguen, pero cuando un ciudadano normal les recuerda
su falta de palabra y adicionalmente les cobra por sus promesas incum-
plidas, terminan diciendo que los lideres son los malos.

El liderazgo de base comunitaria que impulsé dentro del principio de


la ayuda mutua, tenia mucha fuerza, tanta fuerza habíamos tomado en
la comuna y en el barrio que mucha gente nos seguía en todas nuestras

303
actividades, lejos de depender de un político de turno, desde las perso-
nas a mi lado gestionábamos cursos con instituciones, cursos para ma-
dres cabeza de hogar, secundaria para jóvenes “caramelos”, los más
conocidos como vulnerables, hicimos muchos eventos sociales y cultu-
rales que convocaban cientos de personas.

Nuestro barrio Floralia se llenaba de color, vecinos que querían parti-


cipar de los arreglos en diciembre, adecuamos calles en mal estado con
ayuda del comercio, con algunos alquileres de la sede comunal com-
prábamos cemento para algunos arreglos del barrio, creamos grupos de
WhatsApp para comunicarnos con los pasajes del barrio, los estudian-
tes de los colegios cercanos reconocían la junta comunal, ellos también
me llamaban “My president”.

Algunos chicos vinculados a problemas de microtráfico los mataron en


nuestro barrio, varios de ellos me tocaron ayudarlos o al menos correr
a buscar que se podía hacer.

Momentos que no se olvidan, pero dejan un mal sabor en la vida, nun-


ca le he deseado la muerte a nadie porque creo que todos debemos res-
petar la vida que se nos ha concedido, sin embargo, en Colombia vivi-
mos todo el tiempo con la muerte acechando la población, por hambre,
por odio, por negocio, por lo que sea, es parte de nuestra vida cotidia-
na.

Mis manos levantaron cuerpos de jóvenes que eran amigos del sector o
del proceso de ayuda que dábamos a los jóvenes de la comuna, es do-
loroso e impotente para un líder como yo en esa época tratando de bus-
car la tranquilidad del barrio independiente de tantas diferencias.

Además de algunos lideres y lideresas emergentes que luego su ego se


levantaba a calumniar o difamar, peor aun a dividir y denigrar de cual-
quiera.

Los recuerdos están ahí permanentemente, la muerte de un joven ami-


go en el polideportivo de Floralia en horas de la noche, los vigilantes
me llamaron porque no sabían que hacer, cuando llegué a la escena del

304
crimen estaba su cabeza contra una mesa de cemento al lado de las pis-
cinas con el cerebro cayendo por pedazos, con mis manos lo acomodé
como pude mientras llegaba la policía, sacar los medios de comunica-
ción a empujones y luchar para volver a la tranquilidad del barrio.

Muerto sobre la cra. 4N cerca de marinillos, muertos en el parqueade-


ros cercanos a la estación de policía, muertos al lado de la iglesia cató-
lica, muertos sobre la calle 73, muertos en los parqueaderos principa-
les, muertos que no quería mi alma seguir contando.

Por este motivo, todo lo que hacia era en pro de crear conciencia a la
comunidad de querer a sus jóvenes y familias, buscar la manera de me-
jorar el barrio entre todos, porque cada habitante de los barrios en in-
dispensable para transformar el territorio.

Se sumaron los chicos de Petecuy 1 y 2 etapa, eran chicos de buen co-


razón maltratados por un sistema que no genera oportunidades para la
gente de los barrios, los buenos empleos están “amarrados” a la mani-
pulación de políticos.

Y nuestros chicos de barrios populares en Colombia son tratados como


delincuentes por su forma de hablar o vestir, por su forma de ver la
vida, algunos con ganas de hacer de su vida algo mejor, otros con la
cultura familiar de seguir en la delincuencia.

La cárcel me enseñó que la justicia en nuestro país se direcciona a los


más pobres, las elites y oligarcas del país compran su libertad o peor
aun hacen parte de lo que deteriora nuestra sociedad.

El liderazgo que propuse durante el año 2014 y 2022, después de la


experiencia de la cárcel, fue de incluir a la mayor población posible,
niños y niñas, colegios, organizaciones culturales y sociales, jóvenes,
adultos y comerciantes, transportadores informales, incluso a pesar de
todo lo vivido trabajamos hasta con la policía comunitaria, era algo to-
talmente diferente.

305
La diferencia en países con un sistema atrasado hace que los enemigos
empiezan a surgir de varios lados, lideresas y lideres llenos de envidia
por vernos hacer algo distinto, gestores políticos de las comunas que
por sostener sus empleos y poder sobre la gente empezaban a denigrar
y a calumniar, personas que nunca conocí personalmente y aun asi ha-
blaban mal de nuestra personalidad.

Imagínense hablar negativamente de una persona que jamás has con-


versado con él, es una paradoja, pero es la cultura, nuestra idiosincra-
sia del barrio, aun asi, seguíamos creciendo y siendo diferentes, expo-
niendo nuestras ideas que no eran bien recibidas por los partidos políti-
cos tradicionales de derecha o izquierda, todos siempre queriendo en-
casillarme en uno de los lados, sin comprender que yo solo buscaba
hacer algo productivo para el desarrollo de nuestra gente.

Todo apuntaba a que de una forma u otra si quería continuar con los
procesos del barrio, de la comuna o de ciudad tenia que estar ligado a
una Alcaldía municipal que pensara en el ciudadano del común y co-
nectara los presupuestos con la necesidad del barrio.

Trabajar por ver una comunidad diferente y con criterio para mejorar,
sin embargo, empezaban delirios de grandeza y poder en lideres o mal
llamados lideres y lideresas que empezaron a generar mentiras y con-
fusión en varios sectores, como cuando la cizaña quiere quemar el tri-
go.

Además de haber salido mi historia en un libro que publicó la Alcaldía


de turno en esta época, mostrando la motivación que me llevó a estar
dentro de las comunidades tratando de hacer la diferencia.

Al pasar los años queda un sabor agradable de haber dejado algo posi-
tivo en el barrio, en la comuna, en la ciudad de Cali Colombia; pero a
su vez queda un amargo sentimiento de desilusión al vivir personal-
mente acciones que me llevaron a abandonar el país.

Podría escribir un libro contando cada experiencia de mi liderazgo so-


cial en el barrio Floralia de la ciudad de Cali, y tal vez recuerde mu-

306
chas situaciones positivas, pero también recordare como las personas
están vendiendo su criterio al mejor comprador, al peor político, detrás
de unos beneficios individuales que no ayudan al desarrollo colectivo
de las comunidades.

Al ver que necesitábamos oxigeno para poder avanzar en seguir cons-


truyendo tejido social, el grupo de amigos que trabajábamos juntos
porque no habían seguidores de un político sino de alguien que era
amigo de cada uno de ellos, aunque algunos estuvieron un tiempo a mi
lado pero después mostraban sus intensiones individuales y egocéntri-
cas, esos ya no están, la vida se encarga de sacar de nuestro camino lo
que nos hace mal.

Decidimos ayudar a un candidato a la alcaldía de Cali, la ciudad estaba


pasando por situaciones tensas, los empresarios y oligarcas se estaban
llevando los contratos y a los barrios llegaban solo migajas y malos
operadores, asi que había que hacer algo al respecto.

En mi posición me presentaron al candidato unos amigos de otra co-


muna de la ciudad, lo acompañamos en las caminatas de comuna, de-
mostramos el poder cultural de nuestros sectores, desayunamos juntos
soñando con una ciudad mejor, estuvimos en reuniones, creamos
“Johnson Team”, la idea era ser protagonista en esos siguientes 4 años
con amor y deseo de seguir potencializando nuestra juventud vulnera-
ble y nuestra niñez.

Con una campaña de trasnochos, el gestor delegado por la campaña en


la comuna 6, me llamaba muy de seguido a que le ayudara con las es-
trategias, tarde de la noche y muy temprano, salidas que “Johnson
Team”, mostraba la mayor cantidad de personas, uniformados y deci-
didos a ser parte del gobierno en nuestras comunidades.

Ese candidato ganó la Alcaldía en medio de diferentes situaciones y


coaliciones que decidió hacer antes del día electoral, su posesión fue el
01 de enero del siguiente año, y a finales del mismo mes convocó a
reunión a los diferentes lideres sociales que habíamos hecho todo el
esfuerzo y dedicación para la campaña.

307
En esa reunión, ¡sorpresa!, el alcalde electo, el mismo que caminó las
calles con el pueblo ya no reconocía sus lideres sociales, hablando des-
pectiva y egocéntricamente nos transmitió su idea de gobernar donde
poco espacio había para los lideres sociales con procesos en las comu-
nas.

Me puse sobre mis pies y le expresé mi admiración por tener el carác-


ter para olvidarse de la gente de los barrios y su eficiencia para proyec-
tarse a explotar nuestra ciudad; saliendo del salón inmediatamente le
dejé saber lo “HP” que iba a ser con la gente que le había ayudado con
tanta esperanza.

Varios lideres de otras comunas también salieron inmediatamente del


recinto, dando la espalda a alguien que ya dejaba claro que no iba a
gobernar para el pueblo.

Dos meses después llego la Pandemia COVID 19 a Colombia, yo ha-


bía sido elegido en las elecciones anteriores como el Edil mas votado
de la comuna 6, los Ediles representan en las comunas de Cali un lide-
razgo de vigilancia y control a los presupuestos e inversiones por parte
de la Alcaldía, el aval del partido político me tocó conseguirlo con el
partido de la “vocal”, con besos y abrazos hipócritas estuvieron en
nuestra sede de la Fundación donde cambiamos aval por acompaña-
miento en votos a la concejal de ellos que repetía.

No tenia otra forma de conseguir un aval de un partido político para


aspirar a ese cargo, aunque toque otras puertas, me dijeron que no por-
que primero estaban unos chicos más jóvenes delante de mí, asi que
debía aceptar las condiciones.

Como ese partido de la “vocal” siempre han promovido un yugo de


manipulación y asistencialismo en las comunas de Cali, en nuestra co-
muna no era la excepción, ellos tenían dos candidatos de su línea
clientelista, donde suponían que sacarían mas votos que un simple lí-
der como yo que no contaba con toda una estructura política como la
de ellos.

308
Sus dos candidatos eran complejos, una líder de un barrio vecino que
lo único que le conocía eran sus intereses individuales y por supuesto
el hablar a espaldas de toda persona y el otro candidato era un chico
del sector de Comfenalco, barrio al lado de Floralia, el cual estaba ahí
con el fin solo de protagonismo y de dividir cualquier acción o perso-
nas que fueran en contra de su partido político.

Asi, con sus dos candidatos y toda su maquinaria política, con todo su
poder y toda su trayectoria, en las elecciones los doblé en número de
votos, estuvieron muy pero muy debajo de mi resultado; en realidad
sentía satisfacción, pero para ellos solo era un enemigo público.

Nunca se me olvida que el mismo día de las elecciones, mes de octu-


bre de ese tiempo, recibí dos llamadas a mi celular, dos lideres que se
habían postulado a la Junta Administradora Local de la comuna, JAL,
los cuales yo no había tenido el gusto de conocerlos, deseándome suer-
te y diciéndome que querían hacer un buen grupo de trabajo, habían
escuchado cosas positivas de mí en la comuna, les contesté que para
mi siempre sería importante trabajar en equipo, también les desee lo
mejor.

Una semana después nos invitaron a los nuevos ediles electos de la co-
muna al comité de planificación, sorpresa que las dos personas que me
habían llamado días antes a desearme buena suerte, ese día me estaban
mirando muy mal sin deseos de saludarme respetuosamente.

Toda persona tiene derecho a pensar lo que quiera de quien quiera, lo


que esta muy mal es que creas lo que dicen de otra persona sin com-
probar los hechos y aun más sin evidencia de la calumnia; pero en los
liderazgos comunitarios a menudo se ve este tipo de situaciones, por-
que la mayoría que se postula para esos cargos son personas sin educa-
ción y experiencia en el campo, por lo tanto, no se alcanzan a imaginar
el daño que producen personas inescrupulosas con intenciones de pro-
tagonismo.

309
Protagonismo que no buscan construir con su propio trabajo social o
comunitario sino a través de pisotear lo construido por otros lideres.
Pasando por encima del respeto y la solidaridad, los reprime la envidia
y su falta de capacidad de gestión.

Asi que, en mi intervención en aquella reunión, no tenia que impresio-


nar con nada, todo el mundo sabia que tipo de persona era y de lideraz-
go ejercía, los demás que llegaban nuevos y con cizaña de parte de al-
gunos de ellos del partido político de la “vocal” y una señora que sin
saber hablar ni leer temas de interés, si sabía poner en contra las perso-
nas a través de engaños y mentiras.

Es parte de nuestra idiosincrasia en los barrios, pero ¿hasta que punto


puede hacer tanto daño la cizaña y envidia de las personas?, este pa-
trón de comportamiento se hace muy normal en comunidades de mu-
cha población, lo cual ha ido creciendo hasta tal punto que no les im-
porta las vidas de sus oponentes.

Enfrentar la pandemia COVID 19, era algo prioritario para nuestra ciu-
dad, sin importar las diferencias con el alcalde actual y los compañeros
ediles de la comuna, debíamos estar presentes para brindar una mano
amiga a nuestra comunidad del barrio.

El equipo de trabajo que estaba conmigo de la comuna, los actores cul-


turales amigos de siempre y la junta comunal que presidia, estábamos
atentos a buscar por todos los medios ayudar a nuestras familias mas
vulnerables en el caos existente.

Fuimos uno de los primeros barrios donde se nos murió personas por
la pandemia, asi que teníamos la obligación de hacer algo colectivo
que ayudara a mitigar el impacto de muertes en nuestro territorio.

Lavamos las calles con productos químicos que ayudaban a mitigar la


propagación del virus, junto con los bomberos y la policía estuvimos
presentes, entregamos mercados con la alcaldía de la ciudad desde las
5:00am, tocando las casas de personas previamente censadas por los
funcionarios, acompañamos entregas de los mismos en el Jarillón de

310
Floralia, un sector de invasión al lado del rio cauca, con la sorpresa de
el número de personas de nacionalidad venezolana, superaban los
1000 entre adultos y niños, era increíble pero estaban ahí, durmiendo
en una habitación más de 30 personas.

Aunque era insuficiente el tipo de mercados que entregaba la Alcaldía,


ayudaba al menos por una semana a tener que comer, pero la entrega a
cada familia solo era por una sola vez, imagínense las siguientes sema-
nas y meses, no hubo capacidad de respuesta de esa administración
para con el pueblo caleño.

Asi que en el barrio junto con el autoservicio Mercatodo realizamos


dos jornadas para beneficiar 4000 personas, en la primera nos junta-
mos la junta comunal de Floralia 1, 1ª, 3 y 2 etapa, todos estábamos en
pro de colaborar con personas para hacer un “sancocho” para las 2000
personas, asi mismo 20 días después se hizo una frijolada para la mis-
ma cantidad de personas, menos juntas comunales participando, pero
llegamos a todos los necesitados de almuerzo ese día.

Detrás de estas actividades hay mucha gente de buen corazón, por ese
motivo que yo no bajo la guardia en poder hacer algo positivo para
nuestra población, a pesar de que existan personas que quieran dañar
el buen nombre, calumniar, engañar o matar, siempre la mayoría son
de buen corazón.

Esa pandemia del COVID 19 en nuestra ciudad fue desgastante para


las personas de nuestros barrios populares, muchos sin empleo y mu-
cha economía informal, la cual, en nuestro país, si una persona vende
en la calle y gana $500.000 pesos según el DANE, no es pobre, asi
mucha gente sobrevive con lo básico en alimentación.

La elecciones de junta comunal en Colombia se realizaban en abril del


año 2020, la cual aplazaron por el comportamiento del virus que prohi-
bía las aglomeraciones, asi que quedaron suspendidas hasta nueva or-
den, en mi caso ya había sido electo como EDIL, pero seguía siendo
presidente de la Junta Comunal, lo hice hasta el mes de octubre del
mismo año que estaba desapareciendo la amenaza del COVID 19.

311
Al renunciar quedaba inmediatamente la vicepresidente de ese mo-
mento, Diana, una amiga de muchos años del barrio quien estaba tra-
bajando políticamente con otra persona del partido de la “vocal”, nun-
ca había trabajado conmigo ese tema ni yo tenia la conducta de estar
dejando o buscando tener personas con afines políticos en las organi-
zaciones sociales, primero, porque yo no soy politiquero y segundo,
esas costumbres no van conmigo desde que empecé a mis 20 años de
edad.

Muchas personas opositoras de nuestro trabajo por envidia y celos de


liderazgo decían que ella era puesta por mí, en otras palabras tenía po-
der para poner y quitar personas, lo cual no era cierto; mis intereses
colectivos y barriales han estado por encima de mis interés personales.

Hicimos campañas de donación para seguir ayudando la gente, el ba-


rrio es la identidad cultural que tenemos, la idiosincrasia en nuestro te-
rritorio define nuestras formas de vida y actividades diarias.

Para finales de este año pandémico ocurrió algo que marcaba el inicio
de una división y temor infundido para nuestra gente.

Una noche empezaron a transmitir a través de los medios de comuni-


cación y redes sociales imágenes y videos donde había personas en-
trando a edificios y conjuntos residenciales a hacer daño, con voces di-
ciendo “ahí vienen, ahí vienen”, eso generó temor en los barrios y la
alcaldía decretó una noche “toque de queda”.

Esa noche que empezaba el toque de queda, el barrio estaba lleno de


miedo, pensando que venían personas a meterse a las casa a saquear-
las, las imágenes que promovían esos actos tenia atemorizada la pobla-
ción civil.

Siendo las 10:00pm decidí hacer un “en vivo” para redes sociales a
través de mi dispositivo móvil e invitar a todos los jóvenes y adultos
que durante décadas vivimos en el barrio, mi mensaje iba direccionado
a enfrentar aquellas personas que supuestamente se iban a meter al ba-
rrio a saquearlo, todos aquellos que durante años son vistos como chi-

312
cos peligrosos del barrio, hoy el temor tenia la gente escondida, asi
que los invité a salir a las calles y vigilar en las esquinas con palos en
mano para ver cuántos tenían que llegar al barrio para hacer lo que se
decía en las noticias.

Efectivamente el llamado hizo eco y muchos chicos y adultos salieron


a las calles, nosotros sobre la carrera 3ª, del barrio estábamos hasta ju-
gando futbol en la calle vehicular, atentos a lo que pudiera pasar, y en
los demás sectores todos estaban atentos a la seguridad de sus vivien-
das.

A la policía no le gustaba mucho este tipo de convocatoria por un líder


social, después de la situación vivida en la cárcel donde las personas
del sector culpaban a la policía por querer sacarme del juego en el sec-
tor, en mi posición los respetaba, pero no estaba de acuerdo con sus
acciones que solo promovían temor y acciones de encerrar a las perso-
nas.

Por información de policías que llegaron después a la estación del ba-


rrio y con los cuales hice buena amistad, contaban como mi nombre
aparece en sus registros como enemigo institucional, eso significaba
que policías nuevos en la zona siempre estaban prevenidos conmigo o
a su vez buscaban alguna evidencia para poder involucrarme en sus
odios y venganzas.

Al siguiente día, cuando me dirigía hacia el autoservicio Mercatodo,


para conversar con su administrador que no cerrara el establecimiento
porque la gente quería comprar productos y darle confianza que todo
el barrio está atento a cualquier problema que se presentara.

Mientras caminaba hacia el lugar, las esquinas de nuestro barrio esta-


ban jóvenes y adultos atentos a cualquier situación, me decían: “my
president, aquí atento y en guardia, jajjajajaja” parecía un ejercito de
ciudadanos cuidando el barrio.

Para algunos era algo ridículo, pero creamos una cultura de cuidarnos,
de respetar el barrio, de no tener barreras invisibles, de conversar antes

313
de matar, y si habían muertos conversar para la no retaliación, Floralia
es y será el barrio donde crecí y que haremos todo lo posible en que
nuestros niño y niñas tengan opciones de desarrollo asi el mundo diga
lo contrario.

Fue un año muy difícil económicamente para todos y todas las familias
por el proceso del COVID 19, pero ahí estábamos terminando el año,
llegando diciembre y compartiendo con nuestras familias, riéndonos
de nuestras desgracias y disfrutando de esos pocos momentos que te-
nemos en Colombia de abrazar la familia, desear feliz navidad y feliz
año nuevo a nuestra gente del barrio.

Entre actividades de fin de año, esos días apoyamos los pesebres del
barrio y de otros sectores de la comuna, gestionando los regalos para
1500 niños que no tienen garantías de recibir algún obsequio en Navi-
dad.

Todos los diciembres nos colocábamos al frente de ayudar y crear la


mayor cantidad de pesebres con niños vulnerables de nuestra comuna,
con la ayuda de comerciantes, amigos y redes sociales, sacábamos
adelante ese proceso y participábamos de actividades de comuna que
proyectaban nuestra cultura.

Pasamos al año 2021, con una mirada puesta en ser parte de los proce-
sos en la ciudad pero con una diferencia muy alta con el nuevo Alcalde
de la ciudad, el cual había desconocido el trabajo de las organizaciones
sociales y lideres de las comunas, asi que un amigo, bueno asi lo con-
sideraba por las ideas parecidas que teníamos y me pide que hagamos
una alianza donde pueda usar sus conexiones para contratar proyectos
de acuerdo a nuestro objeto social y que ayudara a no perder experien-
cia a nuestra organización y ganar algo de dinero.

El grupo empresarial que él había creado era sólido y respetuoso en el


trabajo, asi que hicimos la alianza y le permití tener acceso a nuestra
organización.

314
Empezando a organizarnos se promovía en el país un gran PARO NA-
CIONAL, que iba promovido por un pueblo herido económicamente
desde la pandemia y adicional soportar la intención de encarecer ali-
mentos de primera necesidad de los hogares de menos recursos.
Mientras que se promovía el evento, EL PARO NACIONAL, por re-
des sociales y medios de comunicación, todo se notaba como algo nor-
mal y nos preparábamos para enfrentar lo que cambiaría la vida de
muchos de nosotros para siempre.

315
Capítulo 8

PARO NACIONAL 2021


CALI - COLOMBIA

“Por la lucha de siempre, por el aguante de siempre, por el futuro


incierto de toda la vida, por la falta de bienestar en nuestro territo-
rio, por la opresión de los dirigentes políticos, por la sangre derra-
mada en medio de un sistema corrupto y despiadado, por la historia
de guerra en Colombia; por todo esto y por el temor a un futuro in-
cierto en cada familia de nuestros barrios; algunos levantamos
nuestra voz y usamos la única arma que nos queda, que aun siendo
vulnerada, existen medios de comunicación que nos permiten usar-
la, nuestra libertad de expresión.”

“Faltarían palabras para expresar toda la impotencia que sentimos


habitantes de sectores populares; los sectores llamados asi “popula-
res” son los de familias que sobreviven todos los días, que viven y
sostienen sus hogares con lo que puedan conseguir durante el día, al-
gunos trabajando por un salario mínimo, otros trabajando para ofici-
nas de cobro e incidencia en delitos, otros como vendedores informa-
les, en fin todos buscando, SOBREVIVIR”.

“Nuestros territorios se dividieron, nuestra gente sacaba su propia


versión del malestar que habían contenido durante tanto tiempo, los
grupos políticos lo sabían y, similar al mensaje de las hormigas rojas

316
y negras, sacudieron el frasco, y empezamos a matarnos aquel 28 de
abril”.
Tengo que reconocer como lo hice públicamente, que el día que inició
el PARO NACIONAL, tuve la necesidad de apoyar porque había una
propuesta absurda en la reforma tributaria propuesta por el gobierno,
ponerle IVA al “Huevo”, un alimento de primera necesidad en los ba-
rrios, por supuesto uno de mis preferidos hasta el día de hoy, ajajajjaaj.

Asi que muy temprano, amigos, personas del barrio y sectores cerca-
nos empezamos a salir a los puntos de bloqueos, en mi lugar salí al
mismo punto del año anterior, lugar que no olvidaba que la policía,
ESMAD, asi se llaman los de contención policial en Colombia, me ha-
bían atacado en el Paro nacional anterior, solamente porque un amigo
y yo nos paramos de frente a sus tanques para decirle que ahí en el sec-
tor no había problema.

En este anterior Paro Nacional 2020, estábamos con la policía de la co-


muna, conversando, jugando futbol en la carretera, haciendo el al-
muerzo en olla grande para todos los que estaban en el sitio, era algo
muy pacifico, sin embargo, llegaron los policías de este grupo por los
lados del Municipio de Palmira, una ciudad cercana a Cali y nos empe-
zaron a atacar con gases lacrimógenos y balas de caucho.

No les importó que sus colegas policías estaban junto a nosotros, a


ellos también los atacaron indirectamente, en este escenario, el sargen-
to encargado que estaba con nosotros se acercó a ellos a decirles que
ese no era el lugar de los problemas por el cual habían sido llamados,
que eran más adelante.

Nunca olvidé la respuesta del policía a policía, fue arrogante, irrespe-


tuosa y lo trató muy mal, con palabras soeces, ahí entendí que este gru-
po de contención de protestas estaba creado para atacar y no para razo-
nar o conciliar.

Ese día a mi amigo le impactaron el rostro con una bala de caucho,


rompiéndole la mejilla, a mi me golpearon con sus escudos y uno de
los carros; la verdad llegue tan ofendido a mi casa, con los ojos hin-

317
chados de tanto gas lacrimógeno que recuerdo que le dije a mi esposa,
“el día que estos policías del Esmad me ataquen sin ninguna razón voy
a defenderme”.

Ahí estábamos nuevamente en el mismo sitio con la experiencia del


año anterior, pero había muchas más personas de todas las edades,
cada momento llegaban más.

Siendo las 8:00am en el sector del Paso del Comercio de la ciudad de


Cali Colombia, habíamos mas de mil personas en el sitio y sus alrede-
dores, era algo incontenible, mientras cantábamos arengas y canciones
sobre la inconformidad del pueblo, todos estábamos vestidos con ca-
miseta de la selección Colombia de futbol, era una gran manifestación
de color amarillo y a su vez algunos éramos más visibles que otros.

Mucha gente que estaba ahí, jóvenes y adultos, mujeres y niños, me re-
ferenciaban como líder de la comuna, talvez uno de los pocos lideres
reconocidos que acompañaba estos tipos de manifestación social.
Siempre lo he hecho, por mi experiencia de vida y como sobreviví a
las diferentes situaciones, eso me hacia apoyar el bien común y olvi-
darme del particular.

Nuevamente habíamos llevado cabina de sonido y banderas para la


protesta, megáfono, era contradictorio porque en los dos paros nacio-
nales había gente conocida de los sindicatos de trabajadores, pero no
tenían ni un megáfono, asi que yo suministre lo necesario para hacer
algo organizado, sin pertenecer a ningún sindicato ni estar recibiendo
directrices de partidos de derecha o izquierda, solo pensando en acom-
pañar a las personas que hacían parte del territorio.

Ahí estábamos, saltando y gritando las canciones de la protesta, bai-


lando a ritmo de la música del pueblo, de la música del barrio, encon-
trándonos con nuestros amigos de infancia y de estudio, con vecinos,
con personas que apuntábamos a la unidad y no tolerar el abuso del
gobierno.

318
Todo era tranquilo, sin violencia, sin alteraciones de orden, cerca de
nosotros a unos 20 metros estaba el CAI de la policía (Comando de
Atención Inmediata de la policía) con agentes de guardia sin ningún
problema.

Siendo las 10.30am, llegó rápidamente un escuadrón de policías ES-


MAD con camiones y vehículos, disparando sus balas de caucho hacia
la población civil, gases lacrimógenos hacia el aire y otros hacia las
personas, la gente con los niños presentes empezó a correr para todos
lados, adultos mayores cayéndose en el piso del susto, parecía una ma-
sacre, ellos con ese tipo de balas y esa cantidad de pipetas de gas que
tiraban hacia la gente, era increíble, sin ningún tipo de respeto o consi-
deración, solo preparados para causar el mayor daño posible a la gente,
la actitud represiva de la fuerza pública ( hormigas negras), frente a la
rabia e impotencia del pueblo(hormigas rojas), todo considerado por
unos políticos de turno que buscan sacar provecho del enfrentamiento
del pueblo.

Todavía era obligatorio usar tapabocas en el país, asi que los que está-
bamos con “gorra” y a su vez tapabocas no nos reconocían fácilmente,
recuerdo que esos momentos tuve un choque emocional, no compren-
día como habían seres humanos que por una orden recibida no les im-
portaba atacar, golpear, herir a otra persona, recordé el ataque hacia mi
persona del año anterior y me llené de rabia contra ese grupo que nos
atacaba.

Cualquier Juez de la república, que hubiese estado en nuestra posición


también hubiese reaccionado de la misma manera ante tal injusticia,
tomé las piedras que mas pude en mis manos y empecé a lanzarlas ha-
cia ellos, en defensa de todo lo que nos disparaban, estaba tan concen-
trado en ese momento que estaba muy cerca de ellos, guardándome en
uno de los postes de energía cuando ellos disparaban, sus mismas pi-
petas de gas se las regresaba, estaba lleno de rabia e impotencia, era
una pelea de soldados contra solo piedras.

En un momento irreconocible para muchos si me hubieran visto en ese


lugar, ellos me disparaban y yo les tiraba con piedras, unos jóvenes

319
empezaron a acercarse donde yo estaba disputando con esos policías
de contención y tal vez creyendo que me apoyaban, exponían su vida y
su integridad.

Uno de los chicos cuando estaba cerca de mí, dijo: “¿my president?, en
esos instantes gire mi rostro y lo mire fijamente, de inmediato él gritó
fuertemente hacia los jóvenes que estaban atrás, ¡muchachos, es my
president, los chicos se vinieron rápidamente, parecían que querían
apoyarme o protegerme, lo cierto es que volví a razonar un poco y les
dije que no se expusieran con sus vidas, empecé a retroceder por que
me daba temor que los hirieran o golpearan a ellos.

Retrocediendo nos protegíamos con tablas, puertas de nevera, mesas y


por supuesto jóvenes que tomaban las pipetas de gas lacrimógeno y ti-
raban por las alcantarillas. Era el inicio de una guerra sin contención,
las hormigas nos estábamos atacando y no iba a parar, la indignación,
la impotencia y la rabia por tratar el pueblo de mala forma.

Los enfrentamientos de los jóvenes y personas de los barrios contra


este grupo policial fueron durante todo el día, personalmente no enten-
día porque estaba llegando a esto una protesta. Una protesta o Paro na-
cional está hecho para mostrar masivamente el inconformismo de las
personas hacia una reforma tributaria, no es motivo para que el estado
envíe un escuadrón a golpear, maltratar o imponer lo que quiere en esa
forma.

Por este motivo tan intenso, por las acciones policivas salidas de con-
texto, empezaba a entender que este no era un Paro igual que los de-
más, se acercaba un estallido social provocado y alimentado por dife-
rentes corrientes políticas, esa lectura la hice en ese mismo día, aun asi
decidí irme para mi casa en la noche y tranquilizarme un poco.

Mis hijos y mi esposa me esperaban, desilusionado y triste de ver


como la ignorancia y el poder hacen que las personas se enfrenten en-
tre sí, me recosté a ver una película con mi esposa e hijos y calmar mi
ansioso espíritu que se preocupaba por los jóvenes del barrio que esta-
ban en ese sector exponiendo sus vidas.

320
La angustia no paraba en mi ser, sentía que algo malo iba a pasar, asi
fue como tarde de la noche recibí una llamada de uno de los mucha-
chos que un policía había disparado con su arma de fuego sobre la vida
de Yinson, uno de los chicos que estuvieron en nuestro proceso de jó-
venes en el Colectivo Norte, este chico fue realmente el primer muerto
en Colombia no registrado en redes sociales, pero si en la información
estadística.

Cuando recibo esta noticia me llene de dolor, rabia e impotencia, era


una forma de distraer al pueblo y los jóvenes iban a ser los mártires.

Al siguiente día estaba nuevamente presente en el punto de concentra-


ción del PARO NACIONAL, paso del comercio, la noche anterior al-
gunas personas que no conocíamos, habían tumbado postes de energía
y construido barricadas de defensa.

Ya había mucha indignación y a su vez muchas personas que con el


mensaje de resistir hasta tumbar la reforma tributaria promovían los
bloqueos y la lucha contra los policías.

Había algo que no encajaba y empezaba a molestarme y era la falta de


liderazgo en el lugar, asi que pensando en las vidas de los chicos y que
no ocurriera nuevamente lo de la noche anterior, empecé a conversar
con los chicos que llegaban a las barricadas, unos vivían cerca del sec-
tor, otros decían que venían de pueblos que ni ellos podían nombrar y
otros simplemente estaban ahí porque eran habitantes de calle.

Ese día todos y toda la gente que subía a apoyar el Paro Nacional no
bajaba de cientos de personas, todas con ansiedad de defenderse de los
ataques del escuadrón de policías asignados para eso, asi que en un po-
sible ataque, todos estábamos mas preparados que el primer día, y por
supuesto mas ofendidos por la muerte de nuestro chico del barrio.

Había iniciado lo que llamaron “estallido social”, y yo todavía no me


convencia de eso, si era solamente la incertidumbre de la gente y su re-
chazo al gobierno o había algo que estaba planeado, en todo lo que

321
empecé a presenciar, la llegada de personas que no eran de la comuna,
me daba sospechas para creer ciegamente que era solo un estallido.

Sin embargo, llegó la noche nuevamente, con el escuadrón antidistur-


bios querían atacar la población civil por el otro lado, entrada por el
Centro Comercial la 14, de esa manera corríamos hacia ese sector para
no dejar pasar ese escuadrón y quisiera otra vez agredir a las personas
que salían al sitio de concentración.

Esa noche ocurrió lo que desataría una batalla sin precedentes en todo
el país, en la carrera primera diagonal a la 14 de calima, un diseñador
grafico estaba grabando en vivo por Facebook el encuentro de jóvenes
contra el escuadrón y policías, en esos momento un policía dispara su
arma de dotación e impacta con la bala el cuerpo de Nicolas, un chico
del barrio, amante del arte que en sus manos solo había una piedra.

A partir de ese momento la ciudad se lleno de indignación, las ciuda-


des principales empezaron a salir masivamente, los bloqueos se multi-
plicaron, en nuestro sector ya no solo era el de la recta Cali Palmira
sino 7 bloqueos adicionales hasta la calle 62N con Cra. 1ª.

Puntos de resistencia se les llamó a Sameco, Menga, puerto rellena, Si-


loé, 4 esquinas, Juanchito, nuevo latir, Meléndez, Terron colorado,
caucaseco, la dolores, chiminangos, calima y por supuesto Paso del co-
mercio en sus 7 sectores; todos estos eran barrios y sectores que blo-
queaban la movilidad hacia la ciudad, no había entrada ni salida, sola-
mente jóvenes indignados y ofendidos con el actuar de los policías con
armas de fuego hacia la población de palos y piedras.

Ya eran dos chicos de nuestro territorio que habían muerto en manos


de balas de armas de dotación de policías, lo mismo empezaba a ocu-
rrir en los otros puntos de resistencia, era un caos total, el desorden se
había tomado las calles.

El ministro encargado en ese momento había dado orden de quitar los


bloqueos a cualquier precio, eso era disparando contra la sociedad ci-

322
vil, fueron 3 días de tensión y de impacto al saber que la policía no es-
taba para proteger el pueblo sino para ir en contra de ellos.

Estábamos frente a algo que no podíamos controlar ni determinar cuál


era realmente la situación, yo llegaba muy temprano al sitio de con-
centración buscando respuestas y ver de que manera al menos solicitá-
bamos ayuda para alimentación, hidratación y curaciones.

Seria irresponsable hablar detalladamente de cada día que vivimos en


ese punto de resistencia, emociones encontradas, las personas de los
barrios aledaños creando puestos de atención para los heridos de bala o
heridos de pipetas de gas lacrimógeno, aun en medio de que ya se ha-
bía tumbado la reforma tributaria, de una forma u otra seguía alimen-
tándose la resistencia hacia el gobierno de turno.

Estábamos vigilando todo el tiempo que policías infiltrados no entra-


ran al lugar, en mi caso, tomé la vocería del punto de resistencia, había
mucho motivador de protesta, pero pocos lideres que organizaran el
espacio.

Armamos partidos de futbol, oraciones con las personas asistentes por


nuestros muertos y heridos, todo se tornaba como una familia, todos
queríamos que las propuestas de la reforma no afectasen el bolsillo d
ellos colombianos.

Empecé a ver muchos chicos alterados por el alto consumo de drogas,


de alcohol, la guardia indígena quiso brindar apoyo al sector, llegaron
una noche a compartir, pero no encontraban una persona que les ayu-
dara a organizarse, asi que se entendieron conmigo, los ubique en la
primera línea de la recta Cali – Palmira, ellos con toda su experiencia
les pedían a los chicos no consumir marihuana delante de ellos y me-
nos cuando están prestando guardia.

Esa noche nos contaban que en la pelea que tuvieron en el departa-


mento del Cauca contra el gobierno del año 2008, les enviaron un ca-
rro lleno de cerveza, ellos lo decomisaron y se aprovecharon para em-
briagarse, cuentan que esa noche los masacraron en las veredas, por-

323
que todos estaban borrachos, por eso ellos no se drogan o toman al-
cohol cuando están en el proceso de guardia.

Eso no pasaba con algunas barricadas del sector, muchos chicos ya es-
taban sumergidos en un alto consumo de drogas, eso me preocupaba
desesperadamente.
Ya que la idea original de la protesta no era destruir sus vidas en el lu-
gar, asi que una de esa noches hice un recorrido con mis amigos, los
que me acompañaban, una mujer fuerte y valiente del barrio Comfe-
nalco, un barbero inteligente que le dolía la gente, dos amigos míos
que siempre estaban junto a mí, dos hermanos, y algunos chicos que
saben que había que resolver rápido la idea del punto de resistencia.

¡Era una locura! Buscábamos alimentos de muchos amigos y comer-


ciantes, había una vivienda donde nos preparaban alimentos, llegaban
personas en las tardes con alimentos y jugos para todos los chicos y
personas que defendían el punto. Era una especie de guerra urbana
apoyada con lo que se podía de la misma gente de los barrios cercanos.

Nadie venia a poner su cuerpo en las batallas con el escuadrón, pero si


venían a motivar seguir luchando a través de alimentos, cascos, chale-
cos, drogas, alcohol y más adelante traerían chicas para que pasaran la
noche con los chicos del lugar.

Hubo tres factores que me permitieron empezar a ver un panorama dis-


tinto, uno, chicos dispuestos a enfrentarse con el escuadrón en horas de
la noche de muy poca edad, llegando al lugar me quité el tapabocas y
la gorra y ellos hicieron lo mismo, todos me saludaban porque los co-
nocía del barrio, muchos de ellos menores de edad que en el sector
donde vivían nadie creería que están con ese nivel de decisión para pe-
lear, no tenían ningún tipo de reconocimiento barrial en ese sentido,
dos, la visita constante de estudiantes universitarios a hablar con los
chicos de las barricadas los cuales cada vez quedaban mas confundi-
dos o peor aún por lo drogados que estaban no comprendían, tres, las
personas que llegaban constantemente a “brindar apoyo”, personas que
no conocíamos y que empezaron a generar caos con mensajes de res-
ponder tipo milicia urbana.

324
Cuando percibí esto, le dije a mis amigos, ¡esto es una trampa!, al final
van a venir por los jóvenes y saldrán como bandidos, capturados y en
la cárcel, mientras que sus políticos promotores estarán en el poder del
país.

Comencé a decirle a todos los chicos desde por la mañana lo que yo


pensaba, la trampa política a la que estábamos expuestos, muchos me
escuchaban y varias veces sacamos del sitio esos estudiantes que ve -
nían con sus proyecciones y consejos, pero que nunca se quedaban a
combatir los ataques del escuadrón antidisturbios.

Personas con moto de alto cilindraje, armados con pistolas traumáticas


y armas de fuego, llegaban cerca de la zona, parecía que fuera calcula-
do, era muy fácil su captura, drones sobrevolando el territorio, en va-
rias noches hicimos homenajes a los muertos de la zona.

Todo era demasiado raro y comprometedor, asi que con unos amigos
de unos puntos de resistencia decidimos que debamos unirnos y tratar
de sacar esos pelaos del bloqueo, estaban cayendo en una trampa polí-
tica y eso estaba peligroso con todos los eventos que estaban ocurrien-
do.

Dos veces fuimos en moto hasta los otros puntos y nos reunimos, no
pudimos llegar acuerdos unidos porque algunos puntos de resistencia
de la ciudad tenían nuevas personas que se autodenominaban lideres
de primera línea sin ninguna intensión de levantar los bloqueos y ne-
gociar con la alcaldía de turno.

Asi que, en el punto de resistencia del paso del comercio, recta Cali
Palmira, empecé a decirles a os chicos que era una trampa, que debían
salir como héroes y no como villanos, muchos de ellos me escuchaban
y estaban de acuerdo, otros eran confundido por personas que desco-
nocíamos su procedencia.

Asi tuve contacto con un líder sindicalista del sector que también era
presidente de una Junta comunal, con el cual estuvimos siempre en el

325
Paro Nacional, nos reunimos en su vivienda en varias ocasiones, me
manifestaba que estaba descontrolado todo el punto de resistencia, le
dije que debíamos buscar que los chicos negociaran su salida del lugar
lo antes posible y estuvo de acuerdo.

Éramos un grupo numeroso con la intensión de ayudar a que los chicos


salieran del lugar pues creíamos que iban a ser los más afectados al fi-
nal.
Pero había opositores, entre ellos la iglesia católica apareció después
de los muertos, una pareja apareció queriendo hacer eventos culturales
en el punto, yo por supuesto solo pensaba que salieran los chicos de
ese lugar y lograran al menos trabajar y proyectos para la comuna don-
de vivían.

Ya estaba muy prostituido el lugar, muchas actividades incorrectas y


adicional muy engañados nuestros jóvenes, fueron la carnada en una
guerra sucia entre ideologías políticas.

Logré hacer contacto con la alcaldía para que los chicos fueran escu-
chados, con los chicos les propuse hacer unas propuestas, la gran ma-
yoría estuvieron de acuerdo e hice un borrador para que lo leyeran en
medio del tiempo que pasaba en el lugar.

Algunas personas decían ser sindicalistas y no estaban de acuerdo, sin


embargo, yo los ignoré completamente, ellos estaban defendiendo su
ideología y yo defendía la vida de los chicos que podían ser masacra-
dos, ellos defendían su interés político y yo defendía que no fueran
“carne de cañón” en una guerra política.

Contactando los secretarios de la alcaldía y al propio alcalde supuesta-


mente dispuesto a ayudar los muchachos, nos reunimos en dos ocasio-
nes a puerta cerrada en la sede comunal del presidente de la JAC del
barrio cercano, donde les exponíamos la necesidad que los chicos tu-
vieran su oportunidad de trabajo y participar de proyectos en sus ba-
rrios.

326
Obviamente el alcalde y su gente estuvieron de acuerdo, de cualquier
manera, ellos querían hacer algo para no perder el poder de su admi-
nistración y que el gobierno nacional viniera a poner alcalde Adoc
para la ciudad.

Asi que hablamos con los chicos y con documento en mano de las pro-
puestas se programó una reunión a puerta cerrada con el alcalde, era
un día sábado, habíamos coordinado con el presidente de la JAC del
barrio paso del comercio prestar la sede y él estuviera como garante
que le cumplieran a los chicos también.
Ahora lo importante eran los jóvenes les dije, ya la reforma tributaria
se tumbó, la gente despertó de su retardo o la durmieron diferente, no
sabemos, pero la vida de los chicos es supremamente urgente.

Llegó el día pactado con los voceros de la primera línea del sector y la
alcaldía, debía hacerse como se había dicho, ellos a puerta cerrada en
la sede comunal, efectivamente cuando los funcionarios venían en ca-
mino con el alcalde de la ciudad, llamé al presidente de la Junta Co-
munal para que estuviera pendiente de abrir el salón que nosotros íba-
mos con los chicos.

¡Sorpresa! El señor presidente de ese barrio me dijo que no iba a abrir


puerta, que teníamos que hablar para hacerlo distinto, en fin, típico del
colombiano promedio que lo llama alguien del cual depende su trabajo
o su estilo de vida y de inmediato le vende el alma al diablo.

Asi que no había donde reunirse por seguridad con el alcalde y los mu-
chachos no tenían oportunidad de expresarse y salir de ese lugar.

El alcalde decidió ir hasta el punto de resistencia siendo las 4:00pm, al


subir al lugar y querer tener una conversación con los chicos de prime-
ra línea, había mucha gente obstruyendo la conversación, por el con-
trario, incitando a los demás a sacar al alcalde del lugar.

Lo más increíble de estos eventos y en especial este día, lo cual lo ma-


nifesté airadamente es que las personas que promovían que no levanta-
se el bloqueo, que siguieran enfrentando la policía y demás; eran per-

327
sonas que a las 7:00pm se iban para sus casas a continuar su vida nor-
mal, deseaban que los jóvenes se hicieran matar en esa guerra política,
pero ellos mientras tanto durmiendo cómodamente en sus casas.

Cuando lo manifesté, uno de ellos me respondió que era normal que


hubieran muertos en el cambio del país, le dije que, porque no coloca-
ban su vida en riesgo y no solo la de los jóvenes, nunca supieron que
responder, la verdad, esas personas solo deseaban sostener su ideolo-
gía política a precio de la muerte de nuestros jóvenes o peor aun expo-
nerlos para que los capturaran después.
El alcalde no pudo sostener una conversación, asi que los chicos de la
primera línea caminaban con él hacia la caseta comunal del barrio Co-
mfenalco, donde había un puesto de primeros auxilios coordinado por
dos personas, un edil de la comuna(el mismo del partido político de la
“vocal” y otro que su ego y nepotismo lo había llevado a arrodillarse
completamente al mismo partido, pero aun, el Hambre), estas dos per-
sonas no dejaron entrar al alcalde y los muchachos ahí, adicionalmente
uno de ellos me hablaba feo, tome respiración y aguanté no pegarle en
la cara por grosero, sin embargo, el alcalde se subió en una camioneta
parqueada en el mismo sitio y el “acuerdo” que habíamos hecho para
que ellos salieran del lugar lo firmó con letra y sangre.

Asi es, se había cortado la mano y delante de los chicos firmo el acuer-
do y selló el documento con sangre, luego se bajó y se fue con todos
sus funcionarios. A espera de una mejor solución por parte de los chi-
cos.

Después de eso me encontré al presidente de la Junta comunal quien


estaba junto con otro hombre que decía ser del sindicato, efectivamen-
te recibían ordenes de no prestarse para levantar los bloqueos sin im-
portarles la vida de los muchachos, la vida de ellos era lo único que yo
defendía.

Todos ellos me veían y hablaban de mis intensiones de hacer levantar


el bloqueo, sin pensar por un segundo que la vida de los chicos era lo
mas importante, a mi no me alteraba lo que pensaran estos mal llama-
dos lideres, me preocupaba solo los chicos.

328
Al ver que ese día muchos de los chicos que habían dicho que, si esta-
ban de acuerdo con salir y hacer diferente las cosas, luego salieron a
negarlo, tal vez influenciados y manipulados por estas personas que
solo querían subirse al poder igual que todos los demás.

Ya había soportado mucho, esa noche decidí irme para mi casa y des-
cansar, con la firme convicción de desearles lo mejor a todos los que
quedaban en el lugar, ya lo que podía hacer lo había hecho, no dio re-
sultado pensé en ese momento, sigo con mi vida.

Esa noche siendo las 10:00pm estaba en la peluquería de mi hermano,


con mi ropa sucia y sin haberme cortado el cabello, parecía un habitan-
te de calle, tomé la decisión de alejarme ya de esa TRAMPA POLITI-
CA, eso fue lo que significó el Paro Nacional para mí, una Trampa
donde los juguetes éramos nosotros.

Al siguiente día, mis hermanos me habían invitado a jugar un partido


de futbol en el barrio Petecuy, asi que fui a jugar queriendo alejarme
de ese proceso que para mi había terminado el día anterior.

Cuando estábamos a punto de empezar el partido de futbol, llegó una


camioneta de la alcaldía con uno de los secretarios del alcalde a buscar
hablar conmigo, efectivamente lo escuché, pretendía que ayudara a
cambio de ayudas futuras a levantar el sector del paso del comercio,
adicionalmente me pasa al teléfono al señor alcalde, el cual en su tono
arrogante que lo caracteriza me amenazaba diciendo que, sino acorda-
ban con los chicos, ellos iban a intervenir con la fuerza pública.

Le respondí inmediatamente que me importaba CERO lo que fuera a


hacer, quien le ha dicho a usted señor alcalde que yo soy el líder de ese
punto, ya lo que hice para salvar las vidas, hasta ahí llegué yo, si ellos
no quisieron es su problema, ya no estoy en eso y le tiré el teléfono por
atreverse a amenazarme con algo donde yo no tenía la incidencia nece-
saria.

329
Asi que el secretario se fue por donde vino y yo seguí en mi partido de
futbol. Después llegué a mi casa a descansar, tenia sueños atrasados y
muy poco tiempo había pasado con mi esposa e hijos.

Tiempo de películas y abrazados estábamos pasando nuestra noche de


domingo. Hasta que, siendo las 10:00pm de la noche entra una llamada
a mi teléfono.

Era uno de los voceros de la primera línea del punto de resistencia, di-
ciéndome que hablaron entre ellos y querían hacer un acuerdo con la
alcaldía, porque no querían ir a la guerra con los soldados que estaban
cerca del lugar. Estaban sitiados por todos lados de personas sin uni-
forme y fuertemente armados.

Ellos mismos me pidieron que les ayudara a llegar a la alcaldía, que


los acompañara para ellos hablar con el señor alcalde.

Mi espíritu no permitía que me negara, asi que con el grupo de primera


línea y una chica del sector del barrio Calimio norte que se hacía lla-
mar la “ché”, llegaron al punto de oasis donde nos citamos para vernos
y partir para el centro de la ciudad.

Se habían comprometido casi 20 chicos en ir, al final solo llegaron 12,


diciendo que les daba miedo que los capturaran y los metieran presos,
aun garantizándoles que no iba a pasar, incluido yo les dije que, si los
capturaban, yo mismo me iba con ellos.

En medio de que ellos caminaban hacia el lugar, fui a conseguir trans-


porte a esa hora, arrime donde una persona que profesa la religión ca-
tólica y tenía incidencia con la alcaldía a pedirle que me prestara el ca-
rro para llevarlos, el cual se negó rotundamente, y me decía que no les
ayudara porque iba a salir con problemas.

Yo le argumentaba que, si los mataban que pasaba, él fríamente me


contestó, si los matan que los maten, ellos se lo buscaron, pero usted
aléjese de esos chicos. Mientras este en mis manos poder ayudarles de

330
alguna manera, lo haré. Salí del lugar y empecé a conseguir unos taxis
para su traslado.

Llegaron al lugar de encuentro y los taxis, rumbo a la alcaldía de la


ciudad, cuando llegamos estaban conversando con unos voceros del
barrio Terron Colorado, después nos hicieron pasar al Hall de su ofici-
na principal, todos estábamos cubiertos el rostro, en mi caso tapabocas
y gorra, empezaron los chicos a hablar y a presentarse.

Cuando me toco el turno a mí, me quité el tapabocas y de inmediato


me reconoció, diciéndome que yo le había tirado el teléfono en la ma-
ñana, yo le respondí, ustedes nunca nos escucharon cuando les pedi-
mos que invirtieran recursos en los jóvenes y ahora esto que ha sucedi-
do es el resultado de la falta de sensibilidad frente a las necesidades de
los barrios.

Se notaba tenso y afanado el alcalde, diciéndoles a los chicos que te-


nían que salir en un “en vivo” para poder seguir administrando la ciu-
dad, lo que pasaba es que esa madrugaba llegaba el presidente de la re-
publica de Colombia a nombrar un alcalde Adoc, como lo hizo en la
ciudad de Medellín, pero una salida donde demuestre que estaba te-
niendo control de la situación le salvaría el dominio de la alcaldía.

Los chicos en su mayoría salieron públicamente a hablar frente a la cá-


mara, el alcalde junto con ellos y sus secretarios de despacho, en el vi -
deo ocurrieron dos cosas inolvidables, la explosión emocional de uno
de los chicos, gritando desesperadamente como si lo estuvieran persi-
guiendo, esto pasaba por la presión, tensión y miedo que tenían en el
punto de resistencia y otro chico alias J, me pidió que llamara a sus pa-
dres por teléfono y les dijera que estaba haciendo algo bueno por la
ciudad para que se sintieran orgullosos de él.

Llamé a sus padres y les dije que lo vieran por el Facebook live y les
di el mensaje, las emociones de estos chicos que estuvieron desde el
día 1 en el paro nacional estaban alteradas, muchos de ellos calmaban
su ansiedad y temores en el consumo de drogas, perdiendo la noción
del tiempo y el propósito.

331
Mi afán de poder que salieran de ahí y no fueran objetivo militar des-
pués fue porque al punto de resistencia empezaron a llegar personas
que nunca estuvieron en el Paro y llegaban diciendo que querían brin-
dar apoyo, en mi experiencia de calle para mi eran personas pagadas
para sostener los bloqueos y tomar evidencia que los involucraran des-
pués para su respectiva captura por parte de la policía.

Esa noche los chicos hablaron frente a la cámara, el alcalde hacia el


llamado a los organismos de derechos humanos de todo el mundo, a
las embajadas, su discurso iba dirigido al mundo entero para mostrar
que estaban conciliando con los jóvenes de los bloqueos, lo cual impe-
día que el presidente de la Republica de Colombia lo bajara del man-
dato, porque si lo hacia quedaba como un opresor de la juventud.

El presidente de Colombia y su ministro de justicia ya habían tomado


decisiones muy perjudiciales para la democracia, sus tácticas dejaron
muertos y desaparecidos en todos los puntos de resistencia de la ciu-
dad, era un caos, lo peor de todo que hasta el día de hoy, siguen jóve-
nes desaparecidos desde el paro nacional, hijos de familias muy pobres
que nadie les presta atención.

Todo se pierde en los registros de la fiscalía, demandas van y vienen,


pero no sucede absolutamente nada con la justicia.

Esa noche con los chicos volvimos en taxi, hacia el punto de resisten-
cia, una persona había entregado unas ayudas para que pudieran comer
algo mientras supuestamente iban levantando los bloqueos, yo se la
entregué a uno de los chicos que iba conmigo en el taxi, el cual con
alias J, quedaron de organizarse con los demás chicos.

Luego llegaron los otros taxis y ellos se dirigieron nuevamente al pun-


to de concentración, mientras caminábamos por el barrio paso del co-
mercio, hubo gente de sus casas que gritaban: ¡vendidos!¡vendidos!

Personas llamando ¡vendidos! Desde la comodidad de la comodidad


de sus casas, personas que ni siquiera estuvieron presentes en los ata-

332
ques del escuadrón y ataques del ejercito nacional en las noches, per-
sonas que no les importaba si los chicos los mataban o no, solo juzgan-
do desde la seguridad de su vivienda.

Asi mismo cuando llegaron al punto de resistencia, los chicos que es-
taban a favor antes de ellos salir hacia la reunión ya habían cambiado
de parecer, otras personas empezaron a salir en Facebook a decir que
los habían vendido, que no estaban de acuerdo, otros salieron a decir
que fue Victor johnson quien los vendió, en fin, la cura parecía ser
peor que la enfermedad.

Estos chicos que fueron a hablar con el alcalde se llenaron de temor y


continuaron en el punto de resistencia, ya estaban muy solos, las per-
sonas de los barrios que acompañaban y llevaban de comer ya no vol-
vieron, debajo de los puentes y en zonas de paso de vehículos habian
chicos armados con pistolas traumáticas robando a la gente, cobrando
para dejar pasar las personas, pleitos y muertes se generaron porque
ese lugar se había vuelto un espacio de delincuencia.

Empezaron amenazas de muerte contra mi vida, panfletos de diferen-


tes grupos llegaban a la sede de mi organización social, jóvenes en Fa-
cebook amenazando, personas en moto que nunca habíamos visto en el
barrio mirando hacia donde me encontraba en la oficina de la funda-
ción.

Al siguiente día, en un Facebook live, decidí contar lo sucedido y lo


que estaba pasando, estar presente siempre ha sido parte de mi carác-
ter, no había hecho nada diferente que fuera TRATAR DE SALVAR
VIDAS DE JOVENES, diferente a otros mal llamados lideres que solo
los motiva la envidia, el odio y sus intereses particulares.

Asi sucedió con un edil, mal llamado líder de la comuna, recién electo
ese año, y súbdito del partido político de la “vocal”, quien se encargó
de ir a los puntos de primeros auxilios a decirles a los voluntarios que
se fueran de los puntos porque Victor johnson había “vendido” el Paro
y que se iba a poner peligroso para todos.

333
No se podía esperar menos de una persona con déficit de atención, con
problemas emocionales y por supuesto con la presión de su partido po-
lítico; asi que varios puntos de primeros auxilios le creyeron y levanta-
ron el servicio.

Durante esos últimos días sufría varias cosas, la gente que quería ver-
me fuera del mapa porque mi único interés era que no cayeran en
trampas políticas los chicos del punto de resistencia, asi que inventa-
ban diferentes situaciones donde me nombraban autor intelectual.

Algunos chicos del punto de resistencia querían tomarse la estación de


policía Floralia, esa noche unos chicos del barrio llamaron para avisar-
me lo que estaban planeando, asi que hice una llamada a los pelaos del
sector que mantenían por ahí siempre y les dije que cuidado con esos
chicos que querían hacer daño en la estación de policía, ya que por ahí
todos teníamos familia y amigos de infancia, era el lugar donde yo ha-
bía crecido y donde había pasado la mayor parte de mi vida.

Cuando los vecinos empezaron a salir por que vieron chicos extraños.
Uno de esos vecinos me nombro como si yo hiciera parte de ese acto,
de inmediato se empezó a decir que Victor estaba en el asunto.

Esa noche me dio tanta rabia que muy temprano me trasladé hacia el
lugar, algunos vecinos me vieron y me acerqué a preguntarles si era
cierto que lo habian dicho y si sabían quién era, nadie decía nada, solo
me respondían que no sabían, empecé a gritar “donde está la persona
que está hablando de mi” (obviamente lo dije en otras palabras más
polémicas y soeces), nadie salía, al final uno de los vecinos me dijo
quien había sido, cuando fuimos a confrontar lo negó todo.

Luego, en el punto de resistencia habían comentarios que si yo subía


nuevamente me iban a matar, asi que con unos amigos y uno de los
“verdaderos chicos de primer línea” subí al lugar, encontrándome con
uno de los jóvenes del barrio quien por tener un cigarrillo de marihua-
na grande en su boca tenia el ego muy elevado, el cual me manifestó
que estaba corriendo peligro por estar en el sitio, asi que les dije a voz

334
alta que quien era quien me quería matar, todos los que estaban pre-
sentes se quedaron callados y otros siguieron en su fumadera.

Yo solamente fui al punto a buscar la manera de ayudar a los jóvenes


del barrio Calimio Norte y que pudieran obtener ayudas de la alcaldía
para estudio y trabajo.

La verdad me daba mucha tristeza como muchos de nuestros jóvenes


fueron manipulados y por supuesto envenenados con ideales donde
ellos eran los que iban a pagar ante la justicia, muchos me escucharon
otros decidieron seguir y creer en personas que jamás habian estado en
el barrio ayudando a construir nada.

En un párrafo anterior nombre el término “los verdaderos primera lí-


nea”, claro que lo hice porque después de la mayoría de personas y jó-
venes que estuvimos desde el principio, llegaron a los puntos de resis-
tencia jóvenes y jovencitas que se nombraron VOCEROS de primera
línea, estos crearon un grupo llamado “unión de resistencias Cali”, la
mayoría de los que decían ser voceros en esos grupos estuvieron en
ningún enfrentamiento contra el escuadrón antidisturbios, otros eran
los que ayudaban solo a conseguir alimentos y se autodenominaron li-
deres de primera línea y otros con ideologías políticas se involucraron
en el proceso de acuerdos.

No afirmaría que esto pasó en todos los puntos de resistencia de la ciu-


dad, pero si lo puedo afirmar por vivencia personal que pasó en el pun-
to de resistencia donde yo estuve, Paso del comercio, recta Cali Palmi-
ra.

Lo cierto es que, hoy en día, muchos de los que realmente fueron acto-
res principales del Paro Nacional están escondidos por persecución po-
licial, otros en la cárcel y otros tuvieron que salir del país, muchos de
los que están como voceros de la unión de resistencias fueron personas
y jóvenes que llegaron cuando ya no había enfrentamiento con la fuer-
za pública. Oportunistas del pueblo con intenciones políticas.

335
Por este motivo tengo claridad que el juego de la “polarización” tiene
sumergido a nuestro país en una división de grupos que defienden un
mesías, cuando realmente la solución está en juntos construir desde los
barrios, con las personas de cada vivienda que les interese ver un me-
jor país, no salir a votar por alguien y que éste solucione todo por los
demás.

Lo paradójico es que todas esas personas que militan en la Izquierda


política de la ciudad decían que yo era parte de la derecha política y
los de la derecha decían que yo era parte de la “primera línea” y que
por eso era de izquierda, ajajajjaaj, de los dos lados me llegaban ame-
nazas de muerte a mi oficina.

Mi esposa se lleno de temor, y empezaron a conversarme unas perso-


nas de DDHH de un país europeo ofreciéndome asilo para impedir que
esas amenazas se hicieran realidad.
Toda mi vida me había tocado sobrevivir en medio de la violencia, dos
veces la muerte estuvo muy cerca, viví situaciones que resolvía en me-
dio de amenazas y muertes, pero esta vez estaban mis hijos y mi espo-
sa de por medio, así que la prioridad eran ellos, mi esposa había visto
dos personas en moto cerca de la casa mirando constantemente por va-
rios días, llena de temor por nuestros hijos decidimos que partiera fue-
ra del país, hacia un lugar desconocido pero habíamos entendido que
la vida no iba a seguir igual en nuestro país.

Sino era la policía que buscaba involucrarme, eran las bandas que tra-
bajaban para los sectores políticos del país, asi que la situación se po-
nía tensa, sin embargo, yo creía que podía hacer algo para redireccio-
nar todo lo que sufríamos como familia, asi que yo no me fui con
ellos, me quedé en la ciudad para revisar si podía resarcir todo este
tipo de amenazas.

Ya estando mis hijos y mi esposa en el otro país, estaba un poco mas


tranquilo para seguir en la lucha social y la reestructuración de los pro-
cesos comunitarios buscando articular adecuadamente con la alcaldía
el desarrollo de nuestras comunidades.

336
Al final de todo lo sucedido con los bloqueos en el paro nacional, el
comité del Paro salió a dar comunicado que ellos no tuvieron inciden-
cia en los bloqueos, el ejercito desmanteló los puntos de resistencia,
los cuales estaban agotados y muy pocos chicos en ellos puntos y el
inicio de una cantidad de capturas para llevarlos a la justicia.

Los chicos que habian quedado en el punto de resistencia del Paso del
comercio, estaban involucrados en la muerte de un policía sobre la ori-
lla del rio cauca, un activo policial quien vivía en nuestro barrio vícti-
ma de la guerra política causada para que se mataran unos a otros en
esos lugares.

Tristemente es la historia de chicos y chicas de escasos recursos que


terminaron encerrados en una cárcel, otros asesinados y otros desapa-
recidos y nadie volvió a hablar de ellos, mártires que dejó ese capítulo
de la historia y que indignó a una mayoría, la cual salieron a votar ma-
sivamente por candidatos de otra posición y recién conocidos.

Hoy están en el poder como congresistas y de presidente un progresis-


ta inteligente y capaz de sacar el país adelante, he estado de acuerdo
que los gobiernos de derecha han desangrado nuestro país durante mu-
chos años y permitido cualquier atrocidad contra la población mas jo-
ven y pobre pero no se quedan atrás los de izquierda que permitieron
por estrategia política que mataran tantos jóvenes en el Paro nacional y
pero aun que desaparecieran de sus territorios, aunque no lo hayan he-
cho ellos son cómplices por la puesta en escena.

Por este motivo creo firmemente que las “etiquetas” que nos han pues-
to a la población colombiana como derechistas o izquierdistas o ultra-
derechistas o extrema izquierda y las que faltan, jajjajajaja, son una
manera de gobernar a un pueblo, a una nación que no ha entendido que
la solución solo esta en la unidad de trabajo desde los barrios sin pre-
sencia de liderazgos arrodillados a la politiquería.

En algún momento de la historia esto va a cambiar por ahora es muy


triste ver nuestra amada Colombia “polarizada”, llena de odio y de
violencia, peor aún, nuestras calles y barrios sin esperanza de cambio.

337
Capítulo 9

LA PROPUESTA

A nuestra oficina de la fundación llegaron personas con intensiones de


ayudar a los jóvenes que habian estado en resistencia, aquellos jóvenes
que habian salido de los bloqueos antes de las muertes y los hurtos
presentados, algunos con incredulidad o miedo por la policía.

Líder político de otro departamento con intensiones de ayudar a los


chicos con promesas de algunos proyectos para empezar de inmediato

338
y otros en el congreso, empezamos a unir criterios varios lideres del
sector y de otras comunas y creamos una figura de movimiento que le
llamamos S.O.C.I.O CALI, Sociedad Civil Organizada, una apuesta a
vincular diferentes lideres de la ciudad con intensiones autónomas y
definidas para las elecciones siguientes.

Nuestra apuesta era prepararnos con trabajo y seguidores de base co-


munitaria para las elecciones del 2023, con el fin de tomar espacios en
el concejo de la ciudad.

Sin embargo, al delegar funciones se empezaba a notar que el proble-


ma radica siempre en los intereses individuales de personas que dicen
querer lo mejor para la gente y al final terminan mostrando lo contra-
rio.

Asi fue como con la alcaldía logramos que emplearan a muchos chicos
y chicas que habian sido parte del Paso del comercio, con el trabajo ar-
duo de una de las lideres a quien le había delegado esa labor, un espa-
cio ganado desde haber prestado mi nombre meses anteriores para que
lograran seguir adelante con el dialogo con jóvenes, una líder en la
cual me mostró confianza desde la entrega de mercados de la Pande-
mia, asi que se vincularon personas del punto donde ella estaba y del
punto donde yo había estado, trabajo en equipo y todo iba muy bien.

Hasta que empezó una guerra de liderazgo en el sector donde ella esta-
ba en el cual me involucraron fuertemente, de esa manera les dije a los
otros lideres que hicieran una reunión y yo iba sin problema.

Efectivamente después de días de situaciones adversas con ese tema,


llegaba el día de la reunión, caseta de un barrio cercano a Floralia, jó-
venes de los sectores y por supuesto la mayoría me conocía, los que se
hacían pasar como lideres y voceros eran personas que nunca las había
escuchado hablar, cuando empiezo a indagar, eran personas que ayu-
daron con logística, con los primeros auxilios, con alimentos, señoras
de elevada edad que no estuvieron nunca en un enfrentamiento con la
policía pero que ese día se llamaban “lideres de la primera línea”.

339
Se necesitaba de todo en los puntos de resistencia, pero llegar a ser vo-
ceros sin haber vivido en carne propia lo sucedido y la persecución me
parecía ya demasiado.

Sin embargo, pedí la palabra, y fui directo al punto: “yo a ustedes no


los conozco, llevo 22 años como líder juvenil y de esos 10 años de li-
derazgo en la comuna 6 y jamás he escuchado de algún proceso de us-
tedes, si quieren saber quién soy y que he hecho entren al buscador in-
ternet y ponen mi nombre, ahí se darán cuenta quien soy en realidad,
sus problemas internos no son de mi incumbencia, y lo único que hice
fue promover que los chicos que estuvieron resistiendo al menos ten-
gan un empleo digno en la alcaldía municipal”, después de eso me des-
pedí y siguieron con su historia de protagonismo.

Era noviembre del año 2021, con un supuesto amigo ejecutando dos
proyectos por nuestra organización, con deudas que había dejado la
pandemia, deudas de alquiler, servicios públicos, prestamos de dinero
para compra d tiquetes del viaje de mi familia, seguíamos creyendo en
el grupo poder hacer algo muy valioso con nuestra comunidad.

En la comuna 6 a través del comité de planificación se empezaban a


ejecutar proyectos que como siempre están a muy poco tiempo para
una verdadera incidencia social, se debía ejecutar uno de ellos dirigido
a jóvenes en vulnerabilidad social, es decir, aquellos que están en con-
sumo de drogas o a punto de delinquir.

Tome la vocería de ese proyecto con el operador encargado y nos dis-


pusimos a operarlo con jóvenes que realmente lo necesitan, aun en
contra de unos mal llamados lideres que se oponían y no sabían por-
que, solamente porque yo estaba al frente, la envidia y falta de capaci-
dad los llevaba solo a calumniar y hablar a espaldas sin argumentos.

Tengo que reconocer que el ambiente se ponía tenso para mí, conti-
nuaban amenazas de muerte a través de terceros, personas desconoci-
das en moto, pero como yo mantenía rodeado de chicos del barrio y
personas del sector, ahuyentábamos un poco eso; pero empezaba a
sentir el vacío tan grande de no tener mis hijos y mi esposa a mi lado.

340
Solo podía verlos a través de videollamada y conversar en las madru-
gadas con ellos.

Una de esas siguientes madrugadas recibí un mensaje en WhatsApp de


una persona desconocida, mientras hablaba con mi esposa leí el men-
saje, una persona que me decía que le habian informado que yo había
mandado a matar a un líder deportivo de Floralia 1 etapa, que lo que
mas le ofendía a él era que un niño había salido herido en su rodilla,
que como era posible que yo no tuviera cuidado con los niños, en fin,
era alguien envenenado con mentiras y odio.

Inmediatamente le respondí diciendo que era totalmente falso, que por


el contrario nunca tuve algún inconveniente con él, apenas me daba
cuenta de que lo habian matado, le dije que si quería hablar personal-
mente no tenía ningún problema pero que era falso de lo que me acu-
saba.

El terminó el mensaje diciéndome que me cuidara que eso no se iba a


quedar asi, no presté mucha atención porque definitivamente no era
cierto y de alguna manera la verdad saldría a la luz.

El siguiente fin de semana que estábamos en una de las salidas peda-


gógicas con chicos y chicas de los barrios Calimio Norte, Petecuy y
floralia, que no fue fácil ni ha sido fácil trabajar con estos jóvenes que
crecieron en condiciones violentas, mucha gente critica y habla, pero
si fuera fácil, todos lo harían o participaban, recibí una llamada de un
amigo el cual tenia suma urgencia de hablar conmigo, me dijo que
apenas llegara el domingo lo buscara que era algo de vida o muerte.

Efectivamente al llegar el día domingo, le llamé y nos encontramos al


oriente de la ciudad de Cali, mi amigo me contaba que estando en el
centro de la ciudad vio a dos conocidos de él que estaban con dos fotos
en la mano, los cuales habian ido al barrio Floralia para matarlos y no
los habian encontrado, una de las fotos era la mía, mi amigo inmedia-
tamente se puso en contacto con el mismo del mensaje y se canceló la
orden.

341
Sin embargo, el autor de la orden, el mismo que me había amenazado
por WhatsApp, me envió un mensaje contundente, “dile que se cuide
de los enemigos, porque quien me dio esa información falsa son perso-
nas que trabajan con partidos políticos”.

Ahí comprendí que a los “mal llamados lideres” que han salido última-
mente, arrodillados por un empleo que les brinda su partido político,
están dispuestos hasta hacer matar las personas que vean como oposi-
tores a su ignorancia.

Los chicos de la categoría sub-17 del club deportivo que direccionan


mis hermanos viajaba hacia la ciudad de Santa Martha a jugar un tor-
neo de futbol por el fin de semana, aprovechando el hospedaje, viaje
con ellos y desde allá subí un video exponiendo todo lo que había pa-
sado con las amenazas y sobre todo quererme involucrar en algo tan
delicado contra alguien que le ayudé cuando empezó su liderazgo de-
portivo.

Es asi como hoy en día, hay que tener cuidado con los mal llamados li-
deres que hacen parte de esos partidos políticos que lo único que tiene
para ofrecer es empleo, empleos de 7 meses en el año, empleos que ge-
nera dependencia de sus concejales o congresistas, empleos que ayu-
dan a ser manipulados por el hambre y la falta de competencia para
conseguir trabajo en empresas privadas.

Esa asi como notaba no solo las amenazas de grupos armados por mi
participación en el Paro Nacional, sino se sumaba la de los mal llama-
dos lideres que sentían envidia y presión con el tipo de liderazgo que
ejercíamos.

En diciembre, terminamos el proyecto de jóvenes, con toda la expe-


riencia que eso deja para nuestras vidas y sus vidas, pero que no los
proyecta a mejorar su calidad de vida, en Colombia no existe progra-
mas permanentes para que nuestros jóvenes de los barrios vulnerables
tengan opciones ser mejores personas y salgan de su herencia violenta
que muchos les toca recibir y aceptar.

342
Recibí una propuesta de una persona que había estado durante años en
política, con la intensión de que apoyara su sobrino quien iba como
candidato al senado de la república, me ofrece un aval como candidato
a la cámara de representantes.

La verdad de todo es que no era yo ignorante para no entender que era


una estrategia de ellos para acercar a su sobrino con la gente del ba -
rrio, después de un estallido social, sin embargo, tenía que considerar-
lo dadas las circunstancias de amenazas, podría ayudarme a cambiar
un poco la imagen contra esos grupos armados que me estaban amena-
zando.

Tomé la decisión de aceptar el aval y proyectarme a hacer una campa-


ña con muchas cosas en contra, el nombre del partido político era de
los tradicionales, la falta de palabra del que me ofrecía el aval, quien
en meses anteriores ya me había demostrado que es un hombre enga-
ñador y politiquero y la falta de recursos económicos, pues la campaña
solo era 2 meses y había que moverse con recursos para obtener algún
resultado positivo.

Antes de decirles a mi familia y amigos del proceso tuve inconvenien-


tes con esa persona, supuesta líder de punto de resistencia cerca al ba-
rrio, quien había estado conmigo, pero al ver que no definíamos como
íbamos a trabajar políticamente, me habló por teléfono de mala manera
y le dije que hiciera su vida fuera de mis acciones, no tenia derecho a
hablarme como si fuera su esclavo, como resultado inventa cualquier
cosa contra mi hasta el día de hoy con tal de brillar y protagonizar.

La semana del 25 de diciembre compré mi tiquete para pasar dos se-


manas con mi familia en el país que se encontraban, hablé con mi cu-
ñada para organizar que fuera una sorpresa para mi esposa, con quien
ya venía teniendo problemas por la distancia y la falta de comunicar-
nos.

Llegue de sorpresa, celebramos nuestro aniversario el 30 de diciembre


como todos los años y pase tiempo agradable con mis hijos, definitiva-

343
mente entendí que mi lugar debe estar donde está mi corazón y mi co-
razón estaba con mi esposa e hijos.

Volví a la ciudad de Cali en medio de la tensión por las continuas


amenazas de todos lados, y en reunión con mis amigos les conté la
apuesta y el ejercicio de la campaña para proyectarnos a las elecciones
regionales un año después.

Todos estuvieron de acuerdo, pero para resumir el dato, hacer una


campaña solo con promesas económicas de parte del patrocinador
mentiroso era muy difícil, sin embargo, el poco dinero que logró entre-
gar el señor en cuestión se utilizó en una campaña que hicimos a través
de redes sociales y algunas caminatas, pero tristemente muchos lideres
amigos y recién conocidos se bajaron de la propuesta porque no hubo
a tiempo el recurso ni para ellos moverse en sus territorios y mucho
menos para el día electoral.

Pero lo poco que pudimos hacer aun con el tipo de partido político que
estábamos fue gratificante, mi equipo que quedó hasta el final, aun
cuando sabían que no había dinero para terminar bien, estuvieron fir-
mes, eso no se olvida.

Las dos mujeres asignadas a brindar apoyo a la campaña fueron entre-


gadas y no podían hacer más de lo hecho, la primera quien fue que me
acompañó a conocer los procesos estuvo firme mientras podía, la se-
gunda quien era la profesional en comunicaciones estuvo 100% com-
prometida, descuidando sus temas personales, desde la mañana hasta
la noche estuvo activa y comprometida, más allá de una labor paga por
la corriente política, ella y su familia conocieron de primera mano la
experiencia comunitaria y social desde le barrio y por supuesto la ne-
cesidad de tener gobernantes de este tipo.

Pero los números, los recursos no nos ayudaban, al no existir muchos


lugares no siguieron con nosotros pues no podíamos garantizar lo mí-
nimo para su movilidad y reuniones con personas.

344
Asi que en ese tiempo teníamos acompañamiento policial y eso me
blindaba un poco de los grupos que me estaban amenazando de muer-
te, adicional tenia dos amigos de infancia muy juntos a cada movi-
miento que yo daba, hombres que sabían de nuestro trabajo y estaban a
“sangre y fuego” conmigo, asi decimos en Colombia cuando hay per-
sonas que son leales. Piccolo y cornelio, son sus apodos, sus alias,
pero excelentes seres humanos.

Con toda la creatividad que pudimos incluir en la campaña, quedó lo


mas importante, una boinita experiencia de compartir con el barrio,
con los barrios amigos, con la ciudad.

Llegó el día electoral, sin todas las herramientas que habíamos podido
tener, sabia que el “político engañador” no cumpliría, pero aun asi
continue en el proceso por ejercicio de cubrir mi vida y la de los míos.

No teníamos testigos electorales, no teníamos forma de cuidar la vota-


ción ante un ejercicio que casi siempre es fraudulento porque voltean
los votos de las personas, asi que terminado el día el resultado en pan-
talla de televisión fue de casi 4.500 votos, era el momento de agrade-
cer al equipo y aunque hubo tristeza en mi familia y en las personas
que estuvieron 24/7, debíamos avanzar en lo que nos esperaba en el
camino.

La semana siguiente empezaba con la gestión de comprar los tiquetes


aéreos para reunirme con mi familia, no quería exponerme mas a situa-
ciones de riesgo o de algún tipo de cumplimiento de amenazas.

Con deudas pendientes, con personas que no podía pagarles si conti-


nuaba en Cali y por supuesto la necesidad de abordar un nuevo ca-
mino, una nueva vida, otras oportunidades para ayudar a la gente de
nuestros barrios.

Despedirme de mis hermanos y mi familia fue lo más doloroso que he


sentido, aunque poco lo podía demostrar, estaba dejando atrás la inspi-
ración que me llevó a convertirme en lo que era, en una ciudad con fal-
ta de liderazgos verdaderos. Liderazgos que luchen por los mas des-

345
protegidos y que sean la voz de los que no pueden hablar, estaba de-
jando atrás los momentos de risa y alegría con mis amigos del barrio,
dejaba atrás las conversaciones de futbol con mis vecinos, dejaba atrás
los procesos sociales que ayudaban a nuestros niños y jóvenes, dejaba
atrás la lucha diaria contra la imponente política destructiva y viajaba
hacia lo desconocido con la intensión de conocer que tenia Dios y el
universo preparado para una persona como yo.

Aquí estoy frente al computador terminando estas últimas líneas del li-
bro, con lagrimas en mis ojos y un nudo en la garganta, sintiendo el
dolor de miles de personas que sufren día tras día en los barrios de
nuestra Colombia, sintiéndolo porque yo crecí con esas necesidades y
después de 43 años pareciera que cada vez fuera invivible nuestro país.

Las fuerzas que me ha dado mis hijos y mi esposa son suficientes para
entender que Dios permite estos movimientos para promovernos hacia
otros espacios de incidencia.

No tengo idea hasta donde pueda incidir con este libro o mis canales
de comunicación, lo que si tengo claro es que haré todo lo posible para
que la gente del Barrio, de los barrios de nuestro país tenga otra mira-
da de la realidad y no solamente la que imponen con la polarización
política.

“Porque no somos de los que retrocedemos, sino de los que tenemos


Fé, para ver nuestra nación con un verdadero despertar en unidad y
respeto”

346
AGRADECIMIENTOS

Obviamente agradezco a todas las personas que conocí a lo largo de


mi vida, son parte de la inspiración para haber escrito este libro.

Y agradezco al apoyo de mi esposa y mi familia que siempre han esta-


do presentes.

A Dios, por permitir cada momento de mi vida haya sido un aprendi-


zaje.

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BIOGRAFIA

“LEE EL LIBRO”

348
349
350
« Y la historia como inmigrante actual, es
fascinante, llena de miedos, emociones en-
contradas, sentimientos de soledad, deseos de
integrarse a una sociedad , impotencia y diso-
lución, animo y anhelo de un futuro mejor ,
toda una lista de pensamientos y situaciones
que solo se pueden vivir y enfrentar”

Victor johnson.

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