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PROMUEVE DEMANDA POR DAÑOS Y PERJUICIOS.

Señor Juez:

DIEGO HECTOR ANESSI, abogado CPACF Tº 79


Fº 587, CUIT 20-25734162-4 (IVA Responsable Inscripto), DNI
25.734.162, constituyendo el domicilio procesal en la calle Rosario 274
4º "A", ZN 27, teléfono 15-5759-8048, e-mail:
diegoanessi@hotmail.com y denunciando domicilio electrónico
20257341624, a V.S. digo:

I. PERSONERIA.
Que conforme lo acredito con el PODER JUDICIAL
GENERAL que se acompaña en copia, el cual se encuentra vigente,
soy apoderado del Sr. ALEJANDRO RICARDO HAURIGOT, con
domicilio real en la calle Virrey Liniers 131 4º “A”, Ciudad Autónoma de
Buenos Aires, por lo cual solicito se me tenga por presentado y por
parte en las presentes actuaciones.

II. OBJETO.
Que en el carácter invocado vengo a promover
demanda por daños y perjuicios contra la EMPRESA DISTRIBUIDORA
SUR S.A. - EDESUR, con domicilio en la calle San José 140, Ciudad
Autónoma de Buenos Aires, por la suma de $ 84.900 (OCHENTA Y
CUATRO MIL NOVECIENTOS PESOS) y/o lo que en más o en menos
resulte de las pruebas a aportarse, con más sus intereses, los que
serán calculados desde la fecha del siniestro y costas.

III. EXENCION.
Esta causa se encuentra exenta de tributar tasa de
justicia, en razón de lo dispuesto en el artículo 53, último párrafo, de la
ley 24.240, que dice: "...Las actuaciones judiciales que se inicien de
conformidad con la presente ley en razón de un derecho o interés
individual gozarán del beneficio de justicia gratuita. La parte
demandada podrá acreditar la solvencia del consumidor mediante
incidente, en cuyo caso cesará el beneficio."

IV. HECHOS.
Conforme será acreditado con el informe que será
brindado por el Registro de la Propiedad Inmueble de la Ciudad de
Buenos Aires, mi mandante es propietario del inmueble ubicado en la
calle Virrey Liniers 131 4° “A”, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en el
que vive solo desde hace varios años.

El suministro eléctrico se encuentra a nombre de


“H DE CASTAGNINO”, cliente nº 01018137. Se adjunta copia del DNI
de mi representado, en donde consta el domicilio afectado.

Desde hace unos años el servicio eléctrico que


presta la demandada se ha deteriorado en grado extremo,
registrándose periódicamente cortes de suministro, con subas y bajas
de tensión.

La situación se agravó en el mes de diciembre del


2013, cuando el Sr. Haurigot sufrió un corte de energía ininterrumpido,
que se extendió hasta el mes de enero del 2014, incluyendo los días
festivos de Navidad y Año Nuevo, que resultaron malogrados.

Las interrupciones de suministro mencionadas


provocaron numerosos reclamos telefónicos y por mensaje de texto, de
los que no han quedado registros.

Se sufrió la descomposición de los alimentos


guardados en el freezer y en la heladera de la casa, que habían sido
adquiridos recientemente.

La falta de fluido eléctrico ocasionó de inmediato


molestias y contratiempos, que con el paso de las horas y de los días
se transformaron en situaciones críticas de todo tipo, que le provocaron
mortificaciones diversas.

La carencia de luz lo obligó a gastos para adquirir


velas, fósforos, pilas, baterías, linternas, con las consiguientes
molestias, lo que acentuaba el trastorno de la situación.

La incertidumbre por la terminación de la situación


crítica que se vivía obligaba a mi representado a una actividad física y
psíquica que ocasionaba un daño evidente en su salud, alterando sus
tiempos de descanso, de silencio y de sosiego.

El mantenimiento y limpieza de la indumentaria y


demás elementos del hogar la debía efectuar fuera del mismo, en
lavanderías, ya que la falta de agua era un obstáculo insalvable.

Durante cada uno de los días con cortes de


energía, con las limitaciones que son de imaginar, mi mandante debía
llevar la ropa a un lavadero automático, comprar hielo y comida afuera.

Como resultado de semejantes exigencias y


padecimientos, sufrió síntomas que resultaron posteriormente en una
agresión a su persona y economía, atento la entidad de los gastos
extraordinarios que debía afrontar.

V. RUBROS OBJETO DE RECLAMO.


A) EL DAÑO MORAL:
Si bien la cuantificación del daño moral es de difícil
concreción, en este caso surge en forma clarísima la viabilidad de este
resarcimiento.

Sólo resta agregar que la mortificación y


desasosiego provocado por los acontecimientos que derivaron en la
imposibilidad de habitar normalmente el inmueble le provocaron en
esos días interminables agresiones al modo de vida, a la propia estima
y a la dignidad, modificando sus pautas de vida, de alimentación y de
descanso.

Estas mortificaciones fueron causa directa de la


falta de responsabilidad de la demandada, agregado a un porcentaje
aún superior de ansiedad e incertidumbre ante la inexplicable falta de
sensibilidad y seguridad en las comunicaciones que emanaban de la
misma durante el corte de energía.

La reparación del daño moral cumple una función


correctiva o sinalagmática, que conjuga o sintetiza a la vez la
naturaleza resarcitoria de la indemnización del daño moral para la
víctima y la naturaleza punitoria o sancionatoria de la reparación para
el agente del daño. El daño moral se caracteriza por los padecimientos
de quienes lo sufren, que configura una prueba in re ipsa, puesto que
surge de los hechos mismos, que consiste en el desmedro o
desconsideración que el agravio puede causar en la persona agraviada
o en los padecimientos físicos, la pena moral, las inquietudes o
cualquier otra molestia que pueda ser consecuencia del hecho
perjudicial, sin que ello pueda significar que se constituya en una fuente
de beneficios o enriquecimiento injusto, cuya valoración no está sujeta
a cánones estrictos, correspondiendo a los jueces de la causa
establecer su procedencia y el quantum indemnizatorio, tomando en
consideración para ello la gravedad de la lesión sufrida y el hecho
generador de responsabilidad.

La jurisprudencia ha admitido los reclamos por


daño moral fundados en situaciones semejantes a la presente: "las
molestias e incomodidades que la interrupción del servicio ocasionó a
la actora, exceden las que de ordinario debe soportar una de las partes
del contrato ante la inejecución temporaria de las obligaciones de la
otra, habida cuenta de lo extraordinario de su duración, unido a la
índole de la prestación comprometida por la demandada, de
imprescindible necesidad para la vida cotidiana. Esta perturbación del
ánimo motivada por la carencia transitoria de un bien de uso cotidiano
e imprescindible para la vida moderna ciudadana, vivida con los
fácilmente imaginables trastornos y las ansiedades propios de la
incomodidad que significa y que con el transcurso de los días se tenía
la impresión de que cesaría de inmediato, enervan la sensibilidad que
no las puede ignorar, e imponen que la indemnización del daño moral
deba reconocerse." (CNF Civ.y Com.Sala I, causa 1813/99 del
23/11/00 y 5162 del 17/5/98).

En el primer fallo de primera instancia firme, que


data del 26/6/00, en los autos "Mociulsky Dafne y otro c/ Edesur SA s/
daños y perjuicios" en trámite ante el Juzgado del fuero Nº 6 Secretaría
Nº 11, Expdte. 6024/99, sobre los mismos hechos que se debaten
en el presente, se dijo: "El daño moral, representado por las
razonables angustias que debieron soportar los actores frente al
intempestivo incumplimiento del demandado, así como las distintas
molestias provocadas, y teniendo en cuenta la suma percibida de
conformidad con la resolución del ENRE 292/99, considero razonable
fijar este rubro en la suma de..."

Comentando el mismo, el diario Clarín (Editorial del


12/08/00) expresa "Constituye un hecho significativo la sentencia que
condena a la empresa Edesur a responder por los daños y perjuicios
causados a una clienta por el apagón de febrero de 1999. Porque no
sólo se abre una nueva instancia del conflicto suscitado por la
distribuidora eléctrica en aquel tórrido verano, sino que se crea un
precedente importante en materia del debido respeto del derecho de
los ciudadanos usuarios a la calidad efectiva en la provisión de
servicios públicos."

A la fecha los fallos de reconocimiento de daño


moral por la mala prestación del servicio eléctrico se han multiplicado,
resultando reiterativo mencionarlos en detalle, por lo que sólo se hará
mención del recaído en la causa 3261/00, Sala 3, 21/06/01, en el que
se dice:"...la diversidad de alternativas que tuvo que atravesar la actora
para lograr el reconocimiento de sus derechos y la zozobra espiritual
que debió causarle estar sin fluido eléctrico durante aproximadamente
diez días, unidos a la pérdida de valioso tiempo para su vida insumido
en diversidad de trastornos, exceden la normal tolerancia que es dable
en el sufrido consumidor de servicios que son esenciales para
mantener un mínimo de bienestar, corresponde confirmar la
procedencia de indemnización por daño moral..."

Es razonable concluir que el cúmulo de privaciones


y sensaciones negativas sufridas deben ser resarcidas a fin de
compensar el disvalor que se ha producido en el patrimonio espiritual
del Sr. Haurigot, el que se estima en la suma de $ 30.000 en concepto
de daño moral.

B) LA MULTA CIVIL.
Conforme fuera explicado en los hechos de la
presente demanda, mi mandante sufrí cortes de energía durante los
meses de diciembre del 2013 y enero del 2014, que incluyeron
molestias de todo tipo.

Cabe destacar que pese a sus numerosos


reclamos y la prolongada duración del corte, la empresa demandada
hacía caso omiso y no daba una solución inmediata a la situación.

La repetición de los cortes de energía eléctrica, que


se multiplican año a año, sumados a la falta de soluciones por parte de
las empresas distribuidoras y a la desinversión en el área de energía,
que llevó a que el propio Gobierno Nacional amenace públicamente
con quitarles la concesión del servicio y sancionarlos con multas
millonarias, amerita a esta altura efectuar un nuevo análisis de la
cuestión, entendiendo esta parte que V.S. debería aplicar sanciones
ejemplares como las que prevé el artículo 52 bis de la Ley de Defensa
del Consumidor, en su nueva redacción.

Se ha definido al daño punitivo como las "sumas de


dinero que los tribunales mandan a pagar a la víctima de ciertos ilícitos,
que se suman a las indemnizaciones por daños realmente
experimentados por el damnificado, que están destinados a punir
graves inconductas del demandado y a prevenir hechos similares en el
futuro" (Pizarro, Ramón D., "Derecho de Daños", 2° parte, La Rocca
Buenos Aires, 1993, pág. 291 y ss.).

Se trata de una institución de sólido predicamento


en el derecho anglosajón, que tiene adeptos y detractores, que ha
comenzado a proyectarse, gradualmente, también dentro del sistema
del derecho continental europeo y en Canadá y que ahora hace su
aparición entre nosotros. Participa de la naturaleza de una pena
privada, que se manda a pagar por encima de los valores que se
condene en calidad de daños y perjuicios, destinados en principio al
propio damnificado. Y ésta existe cuando por expresa disposición de la
ley o por la voluntad de las partes, sin acudir a los principios, normas y
garantías del derecho penal, se sancionan ciertas graves inconductas,
mediante la imposición de una suma de dinero a la víctima de un
comportamiento ilícito o, más excepcionalmente, al propio Estado o a
otros terceros (liga de consumidores, organizaciones de tutela del
medio ambiente, etc.). La pena privada está estrechamente asociada a
la idea de prevención de ciertos daños, y también a la punición y al
pleno desmantelamiento de los efectos de ilícitos que, por su gravedad
o por sus consecuencias, requieren algo más que la mera
indemnización resarcitoria de los perjuicios causados (Stiglitz, Rubén
S. y Pizarro, Ramón D., "Reformas a la ley de defensa del consumidor",
LL, 2009-B, 949),

Si bien se han escrito voces en contra de la


introducción del instituto de la multa civil -o daño punitivo- a la
legislación argentina por medio de la Ley de Defensa del Consumidor
(ver por caso Jorge Mayo, "La inconsistencia de los daños punitivos",
en LL periódico del 04/03/09, pág. 1 y ss.; Sebastián Picasso, "Nuevas
categorías de daños en la ley de defensa del consumidor", en Sup.
Esp. Reforma de la Ley de defensa del consumidor, abril de 2008, pág.
123 y ss.), lo cierto es que la mayoría de la doctrina autoral la ha
recibido con elogios (Stiglitz, Rubén S. y Pizarro, Ramón D., ob. cit.;
Ghersi, Carlos y Weingarten, Celia, "Visión integral de la nueva ley del
consumidor", Sup. Esp. Reforma de la Ley de defensa del consumidor,
abril de 2008; Alterini, Atilio Aníbal, "Las reformas a la ley de defensa
del consumidor. Primera lectura, 20 años después", Sup. Esp. Reforma
de la Ley de defensa del consumidor, abril de 2008; Alvarez Larrondo,
Federico M., "La incorporación de los daños punitivos al Derecho del
Consumo argentino", JA 2008-II, Núm. Esp. "Régimen de Defensa del
Consumidor. Análisis de su reforma"; mismo autor, "La consistencia de
los daños punitivos", LL 2009-B, 1156; entre otros).

Se ha considerado, además, que la inclusión de


esta figura es absolutamente compatible con la finalidad de las normas
de consumo, las que despliegan su actividad tanto en el área de la
prevención como de la reparación (Farina, Juan M., ob. cit., pág. 567).

Ahora bien, para que la actuación del proveedor


merezca la citada sanción, la norma sólo exige el incumplimiento por
parte de éste de sus obligaciones legales o contractuales para con el
consumidor. Nada más. En consecuencia, el daño punitivo resulta
aplicable a todos los casos en los que se de cualquiera de los citados
extremos, es decir, a todo vínculo jurídico dentro de la relación de
consumo. Entonces, allí donde haya un reclamo por un derecho
violado, dentro de esta relación, existirá a la par la potestad de exigir
daños punitivos (Alvarez Larrondo, "Contrato de paseo en un shopping,
deber de seguridad, daños punitivos y reforma de la ley 26.361", LL,
2008-D, 58).

Se ha señalado que la ley 26.361, evidentemente,


se apartó del restrictivo criterio que sostenía que sólo debía
condenarse a pagar daños punitivos cuando existiera un previo cálculo
de que los beneficios a pagar eran superiores al costo de hacer el
producto más seguro. El nuevo artículo 52 bis dice que se pueden
imponer daños punitivos "Al proveedor que no cumpla sus obligaciones
legales o contractuales con el consumidor". La norma tiene un
indudable acierto que es la mención de obligaciones legales para
terminar de despejar las dudas sobre si la responsabilidad por daño
punitivo es contractual o legal (López Herrera, Edgardo, "Los Daños
Punitivos", Abeledo Perrot, Buenos Aires, 2008, pág. 365).

Si bien es cierto que ha sido criticado el alcance


amplio con el que ha sido legislada la multa civil, en cuanto se alude a
cualquier incumplimiento legal o contractual, existe consenso
dominante en el derecho comparado en el sentido de que las
indemnizaciones o daños punitivos sólo proceden en supuestos de
particular gravedad, calificados por el dolo o la culpa grave del
sancionado o por la obtención de enriquecimientos indebidos derivados
del ilícito o, en casos excepcionales, por un abuso de posición de
poder, particularmente cuando ella evidencia menosprecio grave por
derechos individuales o de incidencia colectiva (Stiglitz, Rubén S. y
Pizarro, Ramón D., ob.cit.).

En esta última categoría -a mi criterio- se sitúa el


supuesto bajo estudio: se encuentra acreditado el incumplimiento a
normas de distinta jerarquía (universales, regionales, nacionales,
provinciales y municipales) en el marco de la relación de consumo que
ligaba a las partes y un derecho superior menoscabado del consumidor
al no proporcionarle un trato digno en los términos del art. 8 bis de la
ley 24.240, lo que determina la aplicación de la multa civil (conf. art. 52
bis de la ley citada -t. o. ley 26.361-). Finalmente, el argumento
expuesto por el demandado a fs. 178 referido a que ya no tiene sus
oficinas en el local objeto de autos, no puede ser atendido, toda vez
que -además de no existir elemento alguno que lo acredite- no ha sido
puesto a consideración del magistrado de la instancia anterior (conf.
art. 272 del CPCC). Por lo demás, entiendo más que prudente la suma
de $ 30.000 fijada por el Magistrado de la instancia de origen, atento la
gravedad del incumplimiento, la envergadura de la empresa
demandada y las demás circunstancias personales del actor, por lo que
estimo debe confirmarse. (Cámara 1a de Apelaciones en lo Civil y
Comercial de Mar del Plata, sala II, 27/05/2009, Machinandiarena
Hernández, Nicolás c. Telefónica de Argentina, Publicado en: LA LEY
08/06/2009, 08/06/2009, 11 - LA LEY 2009-C, 647 - LA LEY
19/06/2009, 7, con nota de Florencia Nallar; LA LEY 2009-D, 96, con
nota de Florencia Nallar; LLBA 2009 (junio), 557 - RCyS 2009-VII, 62,
con nota de Federico M. Alvarez Larrondo; LA LEY 29/12/2009, 4, con
nota de Humberto Quiroga Lavié; LA LEY 2010-A, 220, con nota de
Humberto Quiroga Lavié).

Conforme se ha decidido en el fallo dictado el


03/12/14 en los autos "BENITEZ SILVINA MARISA Y OTROS C/
EDENOR SA S/ DAÑOS Y PERJUICIOS", exp. nº 5.490/2013, por el
Juzgado Nº 10 de este fuero, en un caso similar al presente "...más allá
de la criticada técnica legislativa utilizada en la redacción del artículo 52
bis, Ley de Defensa del Consumidor, el "daño punitivo" se revela como
un instituto necesario a la hora de poner coto a las conductas
ignorantes de los perjuicios que, en muchos casos, generan las
grandes corporaciones, tanto a sus clientes como a quienes se
constituyen en usuarios o se ven afectados por la utilización de los
servicios que aquellas prestan. En virtud de estas consideraciones,
juzgo aplicable el daño punitivo..."

También la Sala II de la Excma. Cámara de


Apelaciones del Fuero ha decidido el 16/06/15 (RC 2775/15) aplicar
una condena de este tipo por falta de suministro, argumentando que la
gravedad del incumplimiento y sus efectos hacen procedente la
pretensión indemnizatoria por dicho rubro, fijándola en $ 25.000 para
cada damnificado.

En consecuencia, considero que se han incumplido


normas de distinta jerarquía en el marco de la relación de consumo que
liga al actor con la demandada, que resultó menoscabado su derecho
superior como consumidor al no proporcionársele un trato digno en los
términos del art. 8 bis de la ley 24.240 y siendo el supuesto de
particular gravedad, solicito que en los términos del artículo 52 bis de la
ley 24.240 se condene a la accionada a abonarle la suma de $ 50.000
en concepto de multa civil.

C) LOS DAÑOS MATERIALES Y LOS GASTOS:


Conforme lo expresado precedentemente, habré de
reclamar los siguientes importes:
Alimentos, bebidas e insumos varios del hogar perdidos
$ 3.000
Gastos varios en velas, fósforos, baterías, pilas, linternas y demás
elementos para paliar la situación de falta de electricidad
$ 400
Gastos para lavado de ropa $ 500
Gastos por alimentación por compra de comidas
$ 1.000
TOTAL $ 4.900.

VI. LIQUIDACION.
En consecuencia, el importe que se reclama en
esta demanda es el siguiente:
El daño moral $ 30.000.
La multa civil $ 50.000.
Daños materiales y gastos$ 4.900.
TOTAL $ 84.900.

VII. DERECHO.
En atención a que el origen de la falta de suministro
eléctrico fue la negligencia, impericia o ineficiencia de la empresa
demandada, fundo esta demanda en el derecho común, por lo cual son
aplicables al caso los arts. 729, 767, 768, 769, 959, 961, 1716, 1721,
1723, 1737, 1738 y conc. del vigente Código Civil y Comercial de la
Nación.

También esta demanda tiene sustento en los arts.


42 de la Constitución Nacional, 46 y 137 de la Constitución de la
Ciudad Autónoma de Buenos Aires y de la protección de los derechos
del consumidor que de ellas se derivan.

La prestación de servicios públicos, por sus


particularidades, puede caracterizarse como una relación de consumo
por antonomasia, siendo por ello la aplicación de la ley 24.240
indiscutible, mencionando al respecto las conclusiones aprobadas en
las Jornadas Bonaerenses de Derecho Civil de setiembre 96, citadas
por Roberto A. Vázquez Ferreyra en "Apagones y responsabilidad
civil", L.L. 1999-B-1262 y también en el fallo antes comentado: "Cuando
el servicio es prestado por empresas concesionarias, la relación
jurídica contractual se rige por los principios constitucionales y las
normas del derecho privado. En general, las obligaciones asumidas por
las empresas prestadoras frente al usuario son de resultado y la
responsabilidad de carácter objetivo. La empresa prestadora de
servicio, además de la obligación específica asume una obligación de
seguridad. Este deber de indemnidad está presente en todo contrato de
servicio y es invariablemente de resultado. El usuario debe ser
considerado como débil jurídico frente al concesionario. Esto impone
aplicar un orden público económico de protección (ley 24.240). El orden
de prelación de los estatutos particulares o de las normas de la ley
24.240 se basará en la solución que resulte más beneficiosa para el
usuario. Rige el principio de la reparación plena. Toda limitación de la
responsabilidad cae bajo la norma del art. 37 inc. a) de la ley 24.240."

La ley 24.065 define la distribución de electricidad


como un servicio público. Dicha ley confirió al Ente Nacional Regulador
de Electricidad (ENRE) las facultades de control, regulación y
fiscalización necesarias. Esta entidad establece penalidades en el caso
de incumplimiento de la Empresa para el caso que el servicio no sea
prestado en condiciones satisfactorias. En el pliego de concesión se
dispuso que en caso de que se aplique una penalidad, su pago no
relevará a la distribuidora de eventuales reclamos por daños y
perjuicios.
El contrato de concesión también obliga a prestar el
servicio en condiciones de calidad adecuadas, realizar las inversiones y
el mantenimiento necesarios que garanticen a sus respectivos usuarios
un servicio con los niveles de calidad exigibles y adoptar las medidas
necesarias para asegurar la prestación del servicio público conforme al
nivel de calidad exigido.

Se sostiene que la prestación del servicio eléctrico


tiene carácter monopólico, de lo que resulta la existencia de clientes
cautivos sometidos a un prepotente ejercicio de las empresas de turno.
Si bien la relación del usuario con la concesionaria tiene características
contractuales, no puede dejar de reconocerse que la participación de
los usuarios es únicamente de adhesión, no interviniendo en la etapa
licitatoria, ni en las cláusulas de los contratos de concesión. Por ello,
dicha relación contractual debe interpretarse a la luz de los principios
que consagra la ley 24.240.

La conducta que se asume frente a un hecho que


es susceptible de generar responsabilidad es única y no contradictoria,
no se puede dividir de acuerdo con los intereses que se puedan tener
en los distintos ámbitos y de acuerdo con criterios de conveniencia. Así
lo ha sostenido en reiteradas ocasiones la Suprema Corte de Justicia
de la Nación (fallos: 315: 158 y 890).

Se ha entendido que se trate de una culpa


inexcusable, garantía o riesgo creado, a tenor de los distintos criterios
que ha adoptado la más acreditada doctrina y jurisprudencia, el daño
sufrido injustamente tanto por los usuarios como por los terceros debe
ser reparado.

Respecto al curso de los intereses, los mismos


deben correr desde el hecho dañoso. Así lo ha resuelto definitivamente
la Excma. Cámara del Fuero en el Plenario "Barrera Sergio Javier c/
Edesur SA s/ daños y perjuicios" con fecha 8 de JUNIO de 2005, al
disipar las dudas al respecto que surgían de fallos contradictorios,
decidiendo "En el caso de resarcimiento al usuario por daños y
perjuicios derivados de la interrupción de la prestación del servicio,
deben computarse los intereses desde el momento en que el
cumplimiento de la obligación debida devino imposible, con
independencia de la interpelación al incumplidor".

VIII. MEDIACION.
Conforme se acredita con la constancia adjunta, la
mediación se llevó a cabo ante la Dra. Beatriz Susana Arias, con
domicilio en la calle Montevideo 513 2° “B”, Ciudad Autónoma de
Buenos Aires, conformándose el acta de cierre que se adjunta.

En cuanto a la procedencia de la mediación


regulada en la ley 26.589 o la obligación de cumplir con la mediación
previa prevista en la ley 26.993 y su decreto reglamentario n° 202/15
(COPREC), en un fallo reciente, dictado en la causa caratulada
"AGUILLON REYES, PATRICIA ESPERANZA C/ EDESUR SA S/
DAÑOS Y PERJUICIOS", exp. nº 5.890/2015, la Sala III de la Excma.
Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil y Comercial Federal se
inclinó por la vigencia del mecanismo previsto en la ley de mediación
26.589, como recaudo previo a la demanda judicial de daños y
perjuicios contra el prestador del servicio público domiciliario, cuando
resolvió que: "...Sin perjuicio de que resulta cierto lo manifestado por la
recurrente en cuanto a que no se han creado aún los tribunales de
consumo previstos por la ley 26.993, a los fines de resolver la cuestión
suscitada, no puede soslayarse que el consumidor, de acuerdo a la
normativa citada en el párrafo anterior, se encuentra habilitado a
canalizar su reclamo ante la autoridad instituida por la legislación
específica, en los supuestos en que la relación de consumo está
regulada por disposiciones diversas a la ley 24.240. Ahora bien, el
régimen legal de la energía eléctrica está dado, fundamentalmente, por
la ley 24.065, lo cual en el caso conduce a la vigencia del mecanismo
previsto en la ley de mediación 26.589, como recaudo previo a la
demanda judicial de daños y perjuicios contra el prestador del servicio
público domiciliario, ello con arreglo a la doctrina sentada por la Corte
Suprema de Justicia in re “Ángel Estrada y Cía. S.A.” (Fallos 328:651).
En este particular contexto y ponderando, por lo demás, que el conflicto
de autos fue efectivamente sometido a mediación, trámite que culminó
sin acuerdo por decisión de las partes (ver acta de la audiencia
agregada a fs. 1, del 8 de mayo de 2015), el reenvío de la controversia
a la instancia prejudicial parece un ritualismo inútil, que sólo conduciría
a dilatar el accionar en este proceso, con afectación de los principios
de economía y celeridad. Dicho en otras palabras, carece de utilidad
remitir el proceso a una nueva instancia de mediación cuando es
previsible su fracaso, dado lo actuado anteriormente. Por lo expuesto,
oído el Fiscal General, SE RESUELVE: admitir la apelación de fs. 21 y
revocar la providencia de fs. 19. Firmado por: GRACIELA MEDINA,
JUEZ DE CAMARA. Firmado por: RICARDO GUSTAVO RECONDO,
JUEZ DE CAMARA. El doctor Guillermo Alberto Antelo no suscribe por
hallarse en uso de licencia (art. 109 del RJN)..."

De similar forma resolvió la Sala I en la CAUSA Nº


5.679/2015, caratulada “DOJMAN, DANIEL EUGENIO Y OTRO C/
EDESUR S.A. S/DAÑOS Y PERJUICIOS”, en la que citó fallos
similares de las Salas II y III: "En tales circunstancias, carece de
utilidad compelir al actor a cumplir con el requerimiento dispuesto en la
anterior instancia. Tal exigencia implicaría un ritualismo inútil y contrario
a su interés pues, el resultado negativo de la mediación ya celebrada,
permite presumir el fracaso de una nueva instancia (confr. Sala II,
causa n° 5017/15 del 10.3.16; Sala III, Causa n° 5890/15 del 10.3.16).

IX. PRUEBA.
Ofrezco las siguientes:
INSTRUMENTAL: a) Copia de poder general
judicial otorgado por el actor. b) Copia del DNI del accionante. c) Copia
de una factura de Edesur con vencimiento el 02/05/2017. d ) Acta de
cierre de mediación.

DOCUMENTAL EN PODER DE LA
DEMANDADA: Se solicita se intime a la demandada para que en plazo
perentorio acompañe en autos toda la documentación relativa a los
reclamos efectuados por el actor por cortes de energía eléctrica
sufridos en el inmueble de la calle Virrey Liniers 131 4° “A”, CABA, N°
Cliente 01018137, entre el 1°.12.2013 al 31.01.2014 inclusive, bajo
apercibimiento de lo dispuesto por el art. 388 del C.P.C.C.

INFORMATIVA: Se solicita se libren oficios a: 1)


Ente Nacional Regulador de la Electricidad, para que informe acerca
de los días de corte de energía sufridos en el inmueble de la calle
Virrey Liniers 131 4° “A”, CABA, N° Cliente 01018137, entre el
1°.12.2013 al 31.01.2014 inclusive. 2) Registro de la Propiedad
Inmueble de la Ciudad de Buenos Aires, a fin de que informe la
titularidad dominial del inmueble sito en la calle Virrey Liniers 131 4°
“A”, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, matrícula N° 9-337/9.

CONFESIONAL: Se solicita se cite al


Representante Legal de la demandada a absolver posiciones, a tenor
del pliego que oportunamente se acompañará a la causa.

TESTIMONIAL: Se cite a prestar declaración


testimonial a las siguientes personas: 1) CLAUDIO ROQUE
MONTILLO, empleado, con domicilio en la calle Virrey Liniers 131 7°
“A”, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, y 2) CRISTINA ALICIA
LLOBET, empleado, con domicilio en la calle Virrey Liniers 131 7° “A”,
Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Cumpliendo con la carga prevista en el art. 333 del


C.P.C.C., se deja expresa constancia que los extremos a probar por
medio de los testigos ofrecidos son los padecimientos, gastos, daños y
perjuicios sufridos por el accionante a raíz de los cortes de energía
denunciados en autos.

PERICIAL CONTABLE: Se designe PERITO


CONTADOR único de oficio para que, examinando los libros y archivos
de la demandada, informe a V.S.: I) Los días de corte de energía
sufridos en el inmueble de la Virrey Liniers 131 4° “A”, CABA, N°
Cliente 01018137, entre el 1°.12.2013 al 31.01.2014 inclusive,
señalando los mismos con determinación horaria, día por día y su
sumatoria, en su caso. II) La existencia de reclamos efectuados en ese
lapso por parte del actor y/o por vecinos del mismo edificio. A fin de no
vulnerar los principios de economía y celeridad procesal,
solicitamos se postergue la realización de la pericia "a las
resultas" de la contestación por el ENRE al oficio solicitado en la
prueba informativa.

X. AUTORIZACIONES.
Que autorizo al Dr. Diego Gonzalo Espasandín,
DNI 25.187.817, y/o Sr. José Leonardo Polak, DNI 16.940.594, y/o Sr.
Aarón Rositto, DNI 41.472.836, para efectuar desgloses, así como para
examinar la causa, presentar y/o retirar escritos, oficios, testimonios,
mandamientos, edictos, dejar nota y/o cuantos actos sean menester
para el trámite de esta causa.

XI. DECLARACION JURADA.


Declaro bajo juramento que no se ha iniciado otra
acción judicial por los hechos narrados en esta demanda.

XII. PETITORIO.
Por todo lo expuesto, de V.S. solicito:
a) Se me tenga por presentado, por parte en el
carácter invocado, por constituido el domicilio y por ofrecida la prueba.

b) Se haga lugar a la exención del pago de la tasa


de justicia solicitada en el punto III.

c) Se reserve la documentación original en la Caja


Fuerte del Juzgado, a cuyos efectos se adjuntan copias.

d) Se tenga presente la declaración jurada


efectuada en el punto XI.
e) Se corra traslado de la demanda, por el término
y bajo el apercibimiento de ley.

f) Oportunamente se dicte sentencia, haciendo


lugar a la demanda, con intereses y costas.

Proveer de conformidad, que SERA JUSTICIA.

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