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Borrador informe

Integrantes : David Reiñanco

José Villarreal

Fecha : 07/10/2017
En el presente informe se pretende investigar el efecto placebo, un término
aplicado para la sensación de alivio o curación que experimenta un individuo cuando se le
es suministrada una sustancia inerte. Los efectos producidos por este componente existen
debido a que quien lo ingiere, lo hace convencido de que posee propiedades beneficiosas
para su organismo. Se busca evaluar de forma crítica la relevancia que poseen dichas
sustancias placebo y sus efectos en el tratamiento de enfermedades, establecer una
postura frente a la ética de su prescripción médica, para concluir con un análisis de la
eficacia y posibles beneficios que pueda obtener el paciente prescrito con placebos en
reemplazo de algún medicamento tradicional.

Fue la Iglesia Católica la que dio impulsos a los placebos en el siglo XVI, para
desacreditar a aquellos que lucraban con los exorcismos. Aun así, la idea no se concretiza
por la comunidad médica hasta el siglo XVIII, extendiéndose el uso de tratamientos
inocuos, incluso en el día de hoy. El placebo ha sido utilizado como una intervención
médica muy influyente en el estado anímico del paciente. El ejemplo de efecto placebo
más claro es el que provoca la sola presencia del médico que está por atender a alguien, el
hecho de ser atendido ya satisface las expectativas del paciente y este se siente aliviado al
estar consciente de que recibirá ayuda.

Asimismo, se busca conocer las implicancias éticas que pueda significar el uso del
constituyente placebo en diversos casos clínicos, con el objetivo de determinar qué tan
necesaria es la utilización de componentes placebos como parte del proceso terapéutico.
Se comenzará definiendo el concepto de “sustancia placebo”, del mismo modo que los
posibles efectos de su aplicación. Luego se presentarán los aspectos biológicos y
funcionales de dichos elementos, para hacer posible la comprensión del porqué se
produce dicho alivio al ingerir elementos placebo. Más adelante se analizará el
funcionamiento de estos en el ámbito clínico y académico, para explicar su modus
operandi y la utilidad que estos tienen. Finalmente se estudiarán las implicaciones éticas
del uso de componentes placebo en situaciones clínicas, para así poder analizar sus
consecuencias a nivel social.
Desde sus inicios las ciencias médicas han velado por el bienestar y salud de todas
las personas, para ello se han desarrollado una gran variedad de técnicas medicinales, tanto
tradicionales como ser atendido por un profesional, o alternativas, como la acupuntura y las
flores de Bach. Si bien es cierto que la medicina es una disciplina que necesita de hechos y
pruebas empíricamente comprobables, no está exenta de la aplicación de intervenciones que
no tienen efectos específicos para la condición que están siendo administradas, siendo el
efecto placebo el mejor ejemplo.
Se define como efecto placebo a “la modificación, muchas veces fisiológicamente
demostrable, que se produce en el organismo como resultado del estímulo psicológico
inducido por la administración de una sustancia inerte, de un fármaco o de un tratamiento”
(Lam y Hernández, 2014, p.1). Como señala esta definición, se trata de un fenómeno que
ocurre a nivel psicológico cuando se le hace creer al paciente que está recibiendo un
fármaco validado y con efectos comprobados para lo que se está aplicando.
En un principio, el efecto placebo tenía por objeto la detección de simuladores;
donde en muchos casos algunos pacientes “fingían” sensaciones de malestar o
incapacidades para ejercer tareas, por lo que se les administraban sustancias placebo
(inyecciones de agua destilada) que simulaban ser analgésicos o elementos estabilizadores,
en el caso de que el paciente afirmaba sentirse mejor, la impostura quedaba al descubierto.
Con el pasar del tiempo se comenzaron a usar las sustancias placebo como tratamientos de
complacencia, es decir, que éstas eran administradas a pacientes con el sencillo fin de
satisfacer sus necesidades y preocupaciones, creyendo que se han sanado de alguna
enfermedad o malestar específico. A medida las investigaciones respecto a este fenómeno
progresan, también lo hacen su definición y aplicaciones, actualmente no consiste
únicamente en “desenmascarar” timadores o tranquilizar a gente enferma, sino que también
juegan un papel importante en la investigación médica y, por ende, en el desarrollo de la
ciencia.
El efecto placebo se encuentra presente en la gran mayoría de las terapias, incluso
antes de que estas mismas comiencen, ejemplo de esto es el mencionado en la introducción,
en ella se habla del caso donde un paciente se encuentra esperando para ser atendido, más
tarde cuando es su turno y ve al médico se experimenta un efecto placebo, producto de
saber que va a ser atendido. Sin embargo, es importante tener en cuenta que, en algunos
casos, esto no basta para provocar la sensación de bienestar propia de este fenómeno en el
sujeto, es necesario desarrollar el vínculo médico-paciente, esta característica de la terapia
es fundamental para lograr una mejora significativa en el estado del sujeto. Respecto a lo
anteriormente mencionado (González, 2004) explica que “el efecto placebo de las
relaciones exitosas eleva los efectos de todos los recursos terapéuticos y rehabilitadores a
utilizar con el objetivo de curar, evitar discapacidad y mitigar sufrimientos” (p.19).
Este fenómeno también se hace presente en la terapia psicológica, ya sea a través de
sustancias inertes que son suministradas al individuo o mediante el ejemplo anteriormente
mencionado. Estos y otros elementos son los que contribuyen a construir un adecuado
vínculo terapéutico durante el proceso de catarsis. Respecto a lo anteriormente señalado
González (2004) postula que
La sensación de seguridad y de ser comprendido es esencial para El mecanismo de la pena
compartida implícito en la capacidad del médico para ponerse en la situación de la otra
persona y sentir como ella. La pena compartida toca a menos, es el dicho popular que
expresa la realidad de este mecanismo que se manifiesta cuando el paciente hace catarsis
de aspectos dolorosos sólo confiables cuando la relación es positiva y cuando la reacción
del profesional ante lo comunicado es compasiva y adecuada. Reflexione sobre la
importancia del interrogatorio adecuado y la actitud de atenta escucha para que se
produzca este efecto placebo.

Aspectos biológicos.
Además de factores socioculturales, existen elementos biológicos que dan punto de
inicio al efecto que producen las sustancias placebo. El ser humano tiene una estructura
neuronal muy compleja que lo define, la cual se ve influenciada por sesgos emocionales
producidos en el sistema límbico. Esta área se compone por hipotálamo, tálamo, amígdala,
cuerpos mamilares, glándula pineal, fórnix y giro cingulado, entre otras estructuras
complementarias. En su estudio Bergado (2012) señala que
En el conjunto de estructuras nerviosas que forman el llamado sistema límbico están las
claves para entender estas reacciones psicosomáticas. Los núcleos del complejo nuclear
amigdalino, en lo interno del polo temporal, censan continuamente la información
sensorial y establecen la valencia afectiva de cada momento: ¿me gusta-me disgusta?, ¿es
bueno-es malo?
Es debido a los procesos que ocurren en el sistema límbico que el ser humano es
capaz de autosugestionar, ya sea, liberando endorfinas para la reducción de algún dolor en
particular o generando cambios en el tono de la musculatura bronquial, entre otras
características propias de esta habilidad. A su vez, se habla de cómo la sugestión verbal
puede influenciar en mecanismos regulados por el Sistema Nervioso Autónomo, como por
ejemplo la actividad gastrointestinal, respiratoria, cardiovascular, etc.

Psicología y efecto placebo.


La psicología tiene su propia perspectiva frente al efecto placebo, pretende analizar
la utilidad que se le da a este para la mantención de una óptima salud mental y el
tratamiento de enfermedades como la depresión, siendo esta última un área de desarrollo
donde este fenómeno tiene especial relevancia. “Los estudios mencionan que entre un 25%
a un 60% de pacientes depresivos que han sido tratados con placebo han tenido una
sustancial reducción de sus síntomas” (Octavio Abarca A., Alexander Chacón S., Fabiola
Espinosa S. & Pablo Vera-Villarroel, 2005). A partir de dichos resultados es posible
deducir que este tipo de técnica medicinal es efectiva ante los síntomas de la depresión.
A partir de lo anterior resulta relevante mencionar que la percepción del paciente
frente a la terapia que está recibiendo es fundamental para que el efecto placebo intervenga
de forma óptima, como señala (Abarca A, et al, 2005) “existen efectos placebo cuando el
paciente y el clínico perciben que el tratamiento es efectivo”. Se sabe que, debido a la
naturaleza psicológica de este efecto, la forma en que el paciente recibe e interpreta la
ayuda que se le brinda, es esencial para que se produzca la sensación de alivio que el efecto
placebo puede generar.
Según lo expuesto por los autores previamente mencionados se deduce que el
placebo es un complejo concepto, el cual se desenvuelve en una extensa gama de aspectos;
ha tenido un importante desarrollo a lo largo de la historia, está directamente ligado a la
psicología y está definido por algunas características fisiológicas. Estas sustancias poseen
significancia a un nivel sociocultural, lo que quiere decir que su uso definirá e influirá
directamente en el modo en el que una persona se desenvuelve con otros, por eso es
importante destacar su cercanía con la psicología.
Diversos estudios han demostrado no solo la eficacia, sino también la importancia
del efecto placebo y su uso; se ha hecho un seguimiento histórico de este para comprender
mejor el desarrollo del concepto en la sociedad y de esta forma poder predecir y evaluar el
futuro camino que recorra. Además, se han mencionado aspectos biológicos que unen lo
emocional con lo fisiológico, también se ha señalado lo importante que es una buena
relación médico-paciente con respecto al uso de sustancias tan controversiales como estas,
que, en muchos casos, podrían ser consideradas como poco éticas. El aporte clínico que
otorgan estas sustancias continúa en pugna con la desinformación social y las dudas que
surgen en cuanto a la integridad del paciente, lo que significa que se pondrá en la balanza la
utilidad del placebo y se debatirá sobre qué tan cierto es que “sus efectos han potenciado
los tratamientos médicos en la historia sin el debido reconocimiento” (Rodríguez, 2013).
En los marcos de las observaciones anteriores queda en evidencia que el efecto
placebo llamó la atención de aquellos que descubrieron el potencial que este esconde, en
ámbitos como el área de la salud, en la detección de simuladores e incluso en la iglesia
católica, donde se hacía uso del placebo para desmentir posibles falsas posesiones. De un
modo u otro, dichas entidades hicieron uso a voluntad del poderoso efecto psicológico
provocado a raíz de la aplicación de una sustancia inerte, cada una con objetivos en
particular, pero usando la misma herramienta. Si bien es cierto que todos tienen una razón
concreta que justifica la utilización de sustancias placebo, sigue estando en tela de juicio el
peso ético que existe en torno a su prescripción, debido a que básicamente se engaña al
paciente mintiendo y diciendo que se la está suministrando un “medicamento” poseedor de
efectos específicos para atender los requerimientos propios de la enfermedad que acongoja
al sujeto.
En el orden de las ideas anteriormente señaladas cabe señalar que, si bien es cierto
que cada vez que un paciente está siendo tratado con placebos se le está engañando, es
importante recalcar que esta práctica no siempre conlleva a consecuencias o motivaciones
malintencionadas hacia el individuo. Para ejemplificar mejor dichas situaciones libres de
dobles motivaciones se recordarán los casos anteriormente nombrados sobre la detección de
simuladores y la iglesia católica. El primero de ellos hace referencia a la necesidad de
asegurarse de que una persona se encuentra realmente incapacitada para realizar una
actividad en específico, estimamos que esto es una razón justa debido a que es necesario
“desenmascarar” a aquellos que buscan alguna excusa para faltar a sus responsabilidades
y/o compromisos. El segundo ejemplo tiene por objetivo “revelar” posibles casos de falsas
posesiones demoníacas, y en ese sentido asegurarse de atender a quienes realmente lo
necesiten.
Un aspecto fundamental dentro de la relación entre el efecto placebo y la ética es la
creación e invención de sustancias que, además de tener la capacidad para influir
positivamente en el mundo clínico, poseen un indudable peso en el ámbito comercial; bajo
este planteamiento está la posibilidad de que las industrias farmacéuticas o distintas
identidades (como la Iglesia) se aprovechen de la venta de estas sustancias para generar
ganancias a base de procedimientos deshonestos. En el caso de los remedios florales de
Bach (BFRs) se asume su identidad placebo, definiéndola también como parte del grupo de
la medicina alternativa, siendo declarado que “se cree que más del 90% de la medicina
alternativa está basada en el efecto placebo” (Celedón, 2008).
Teniendo en cuenta el ejemplo de las BFRs se sabe que hoy en día tienen una fama
ingente y que generan ganancias económicas considerables en quien las distribuye, aun
sabiendo que, científicamente hablando, estas no contienen ninguna acción terapéutica por
sí mismas; es importante entonces reconocer la posibilidad de que el ser humano pueda
seguir inventando prácticas como estas para ganar recursos, las cuales podrían no ser
necesariamente reguladas por profesionales o personas reconocidas académicamente,
aventajándose de la ignorancia de los convalecientes.
Como ha sido mencionado anteriormente, la efectividad del placebo es
científicamente indudable, desarrollándose en una considerable gama de aspectos; un
ejemplo de esto es su aporte a terapias para el cáncer, donde “En los pacientes oncológicos
el uso del placebo logra una mejoría de 30% mitigando dolor y/o mejorando el ánimo o la
esperanza del enfermo” (Celedón, 2008). ; este ejemplo y muchos otros representan las
verdaderas funciones del efecto placebo en la sociedad, funciones realmente ventajosas y
muchas veces subestimadas.
A lo largo del texto, se revisaron variados aspectos respecto al efecto placebo, un
concepto tan antiguo como las mismas ciencias de la salud. Se dió inicio a esta
investigación haciendo referencia a las diversas técnicas medicinales que han sido
desarrolladas a lo largo de la historia, con el objeto de introducir a lo que actualmente
constituyen tanto las técnicas tradicionales como las alternativas. Luego se definió el efecto
placebo como la intervención diseñada para simular una terapia médica, que no tiene
efectos específicos para la condición que está siendo aplicada (Lam Díaz, Rosa María, &
Hernández Ramírez, Porfirio, 2014, p.214-222). Una vez que dicho fenómeno fue dotado
de significado, se hizo referencia a las diferentes funciones que las sustancias placebo han
tenido a medida que se descubrieron sus capacidades, algunas de estas tareas van desde la
detección de simuladores, hasta el ser la herramienta principal para desenmascarar falsas
posesiones demoníacas.
Después de las consideraciones anteriores se habló acerca de los posibles roces con
la ética que pueden surgir producto de la receta de medicamentos placebo, siguiendo este
mismo orden surge la relación que existe entre las sustancias placebo y el proceso
terapéutico específicamente desde el área de la psicología, ambos complementarios entre sí,
con el objetivo común de lograr la catarsis del paciente. A continuación, se trataron los
aspectos biológicos que envuelven al efecto placebo, es decir aquellas características
innatas del ser humano que hacen posible la existencia de este fenómeno. Siguiendo en esta
línea de pensamiento, se finalizó con un análisis de la relación que existe entre la psicología
y el efecto placebo, con motivo de evaluar qué tan cercanos son ambos conceptos y que tan
dependiente es el efecto en sí de los aspectos psicológicos de la persona.
Resulta claro que la concepción de sustancia placebo abarca más que el término
“fármaco”, llegando a reconocerse en todo nuestro ambiente de distintas maneras, ya sea un
dulce que le regala una madre a su hijo con un fin terapéutico, el mismo precio de un
producto o la mera existencia de una persona con autoridad, señalando Celedón (2008) que
"El médico es medicina, el médico debe tener presente que con su sola presencia tiene un
efecto placebo incorporado a su investidura".
  En conclusión, el aporte de los placebos, no solo al mundo clínico, sino que a la
sociedad en general, cumple con un beneficio invaluable; si bien pueden existir malas
prácticas, lucrativas o deshonestas, es el deber de la sociedad educar y regular sobre el uso
de sustancias como estas, para que se desarrollen en un camino que respete la ética. Es
crucial saber definir cuáles son las necesidades éticas que debe cumplir una sustancia tan
poderosa como esta, sabiendo que la autosugestión vende y sirve tanto, llevando al ser
humano a demostrar lo fácil que es corromperse ante objetos de valor y uso incalculable,
así como también es fundamental que la ciencia siga desarrollando ideas respecto al efecto
placebo, para poder ofrecer su máximo potencial a futuras generaciones.

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