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INTRODUCCIÓN

En el siguiente trabajo hablaremos sobre la toma de decisión sobre la eutanasia y


los dilemas éticos.
La investigación está hecha con la finalidad de dar a conocer los diferentes puntos
de vista acerca de la eutanasia desde un aspecto ético y que con ello el lector cree
su punto de vista de este tema.

Es cierto que la muerte es algo inevitable, es un tema al que la mayoría de las


personas tenemos, sin embargo, es una situación a la que todos nos vamos a
enfrentar, tanto a nuestra muerte como a la de ciertos seres queridos.
Para Darwin y sus seguidores, la muerte es simplemente el resultado de multiplicar
la probabilidad por la suerte en función del tiempo; en esta ecuación, lo que primero
es apenas posible, poco a poco se hace probable y tarde o temprano se transforma
en inevitable.

La eutanasia es un tema demasiado controversial y con diferentes puntos de vista


por la sociedad. Para algunas personas, por sus creencias, lo normal es que la
muerte no sea planeada, es algo que no se sabe cuándo pasará y no es ético
ponerle fecha. Además, siendo un tema médico, se vuelve muy controversial porque
los médicos luchan y se esfuerzan por salvar vidas y no quitarlas.

La eutanasia autónoma se creó con la función de dar una muerte digna, hay
personas que tienen enfermedades terminales o les pasan situaciones en las que
para ellos ya no es calidad de vida la que tienen, por ello recurren a ella, teniendo la
decisión de ponerle fecha a su muerte. También existe la eutanasia heterónoma en
la que los familiares de los pacientes sin conciencia y estado crítico de salud toman
la decisión sobre la muerte del paciente.
En algunos países está legalizada, sin embargo, en la mayoría de los países no lo
está y no se puede practicar.
LA EUTANASIA

El término proviene del griego eu (que significa bueno) y thanatos (muerte). Por lo
que etimológicamente significa 'buena muerte'. Pero desde un punto de vista
científico o médico, es mucho más. La eutanasia es el proceso de acelerar la muerte
de una persona con una enfermedad incurable para evitar que sufra. En la
eutanasia siempre es un equipo médico el que administra los fármacos a la persona
que desea morir.

La eutanasia es legal sólo en Bélgica, Luxemburgo, Países Bajos, Canadá y el


estado de Victoria en Australia. El suicidio asistido se puede hacer únicamente en
Suiza y en varios estados de Estados Unidos. Todos estos países tienen diferentes
requisitos para poder realizar estas prácticas. En la mayoría de los casos coinciden
los siguientes:

1.-Sólo puede pedirlo la persona que desea morir. No pueden hacerlo ni los
cónyuges, ni los padres ni los hijos.

2.-Tiene que ser una decisión libre y reiterada en el tiempo.

3.-La dolencia tiene que ser incurable y el dolor insoportable.

4.-Dos médicos deberán verificar que se cumplan todos estos requisitos para
realizar la eutanasia o el suicidio asistido.

La eutanasia no se ha legislado en más lugares del mundo porque a la


sociedad nos cuesta mucho trabajo hablar de la muerte y pensar que podemos
querer morir en algún momento, y en tal tema surgen diferentes puntos de vista
porque para algunas personas se vuelve una decisión muy poco ética “quitarse la
vida”.
Factores determinantes del debate sobre la eutanasia serían la incapacidad de la
profesión médica de aceptar la muerte inevitable y de poner límites al uso de una
técnica capaz de mantener por tiempo indefinido una vida meramente biológica del
cuerpo, cuando ya no existe posibilidad de una existencia realmente humana.

La eutanasia, puede ser clasificada desde diversos puntos de vista formulándose


distinciones relevantes en el debate sobre su eticidad:

Eutanasia voluntaria: La decisión la toma el paciente directamente.

Eutanasia no voluntaria: La decisión la toma un tercero sin que haya habido


posibilidades de conocer la determinación del enfermo.

Eutanasia involuntaria: La decisión la toma un tercero sin pedir el consentimiento de


un paciente capaz de expresar su elección o en contra de su voluntad.

Eutanasia activa (o positiva): por acción (administración de sustancia letal).

Eutanasia pasiva (o negativa): por omisión (abstención o retiro de terapias).


Eutanasia directa: la acción u omisión intenta la muerte del paciente.

Eutanasia indirecta: la acción u omisión no busca la muerte del paciente, pero se es


consciente que ésta puede producirse como efecto secundario no deseado de dicha
acción u omisión.

Una de las situaciones más difíciles que se presentan para decidir la aplicación de la
eutanasia en cualquiera de sus formas, pasiva o activa, ocurre cuando el enfermo
cae en un estado de inconciencia y éste se prolonga por varios meses o años. En
estos casos, son varios los problemas a los que se enfrentan los familiares y los
médicos. El primero es el saber si el enfermo está realmente inconsciente o si su
padecimiento solamente le impide expresar sus sensaciones y pensamientos a
pesar de que sí tiene conciencia. El segundo problema consiste en conocer con la
mayor certeza posible si el estado de inconciencia es irreversible o existe aún una
esperanza fundada de que se recupere y, si éste es el caso, cuáles serían las
secuelas de haber estado inconsciente, saber si volverá a ser “el mismo que era
antes”. El tercer problema se refiere a los cuidados de un enfermo en esta condición
para mantenerlo vivo, lo cual incluye dos aspectos: 1) la atención técnico-médica
que puede referirse, por ejemplo, una máquina para mantener artificialmente la
respiración y el funcionamiento del corazón, o tubos para alimentar e hidratar al
enfermo vía sanguínea o intragástrica; y 2) la atención que deben brindarle los
miembros de la familia todos los días, y la repercusión que tiene sobre ellos. El
cuarto problema se refiere a la posibilidad de ensayar tratamientos médicos
estudiados, pero que, dada la situación, puedan parecer atractivos, como fuente
última de esperanza, para los familiares y para algunos médicos. El quinto
problema, es la decisión final de suspender todo procedimiento –respiración,
alimentación, hidratación, estimulantes cardíacos– para dejar morir al enfermo de
manera “natural”, lentamente, mediante lo que sería eutanasia pasiva, o bien,
administrar sustancias que causen la muerte rápidamente, mediante la eutanasia
activa.

El progreso en las técnicas de resucitación y de cuidados intensivos ha generado


que individuos con graves lesiones cerebrales se puedan mantener con vida durante
largo tiempo sin recuperar la conciencia. De aquí que se haya creado el concepto de
desórdenes o enfermedades de la conciencia para referirse a aquellas situaciones
en que, el enfermo no da señales de vida comunicativa, no hay signos de
recuperación de la lesión cerebral y permanece en estado inconsciente durante
largo tiempo si se le proporciona alimentación adecuada.
Las consecuencias de estas alteraciones se han clasificado como: 1) coma, 2)
estado vegetativo persistente, 3) estado mínimamente consciente, 4) muerte
cerebral, 5) síndrome de “bloqueo” o incapacidad para comunicarse.

No parece existir un problema grave en cuanto a los casos de muerte cerebral o


daño generalizado de todo el cerebro, ya que hay suficientes datos para afirmar que
el paciente ya está muerto aun antes de desconectar el respirador. El dilema
fundamental se plantea en los casos de EVP en que los pacientes tienen respiración
y funcionamiento cardiocirculatorio autónomos, pero están totalmente inconscientes
y durante mucho tiempo no muestran ningún signo de mejoría, por lo que desde el
punto de vista médico y neurológico las posibilidades de recuperación se consideran
cercanas a cero.
CONCLUSIÓN

Haciendo énfasis en el aspecto ético y la toma de decisión sobre la eutanasia, se


puede concluir que cada persona es libre de decidir sobre su vida cuando esta ya no
tiene una calidad humana. Es muy doloroso y desgastante para el paciente como
para sus familiares el sufrimiento y los cuidados que necesita una persona con una
enfermedad terminal. Por ello, llego a la conclusión de que debería aplicarse y
legalizarse la eutanasia autónoma o activa. Aunque sé que no es fácil para los
médicos practicarla a las personas.

Es egoísta que las personas cercanas a los pacientes no le permitan tomar la


decisión de morir cuándo saben que ya no tienen esperanza de vida y su vida solo
es sufrimiento, la muerte llegará en cualquier momento y que mejor que evitar más
días de dolor.

En la eutanasia heterónoma aún el tema se vuelve más controversial porque ya no


es el paciente el que toma la decisión, sino sus familiares, realmente no se tiene
certeza de lo que el quiere hacer con su vida. Además, en algunos casos cuando los
pacientes que están en coma se recuperan y llegan a tener una vida normal y en
algunos casos la decisión se toma en base a lo que es lo mejor para los familiares y
no para el paciente.

La religión influye mucho en el tema debido a que la ideología indica que solo Dios
sabe cuando y como es que nuestra vida tendrá fin, por tanto no es moral que
nosotros tomemos la decisión.
BIBLIOGRAFÍA

• Eutanasia: hacie una muerte digna, Colegio de Bioética y Foro Consultivo


Científico y Tecnológico
• http://www.ub.edu/ciudadania/hipertexto/evolucion/trabajos/0304/3/4.htm
• Eutanasia Dr. Pedro Eva Condemarín Médico Psiquiatra

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