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El Hecho Moral.

Su Justificación

La existencia de la moral pertenece a esas grandes experiencias del hombre que


encuentra en sí mismo el eco y la razón de su propio actuar. Es imposible que alguno
no se sienta juez de sus actos (auto-reflexión) y no trate de orientarlos a unos fines
determinados.
Sin embargo, la negación de la dimensión ética del hombre es reciente, con la llegada
del Positivismo se reduce el pensamiento a la interpretación de los fenómenos
perdiendo la capacidad de reflexionar lo que trasciende el inmediato dato positivo.
El negar el hecho moral tiene como tesis principal que lo moral es apenas un hecho
emotivo e individual, carente de significado objetivo y motivado por las costumbres y
la vida trivial.
Se dan hoy en día tres teorías que plantean la imposibilidad de la dimensión ética-
moral del hombre.
1. Están los que rechazan todo código de conducta, pues actúan guiados
exclusivamente por la espontaneidad. Fuertemente hedonista. El hombre
orienta su existencia orientado únicamente por la utilidad del momento. El
hombre y la mujer son pura biología y no tienen gran diferencia con los
animales. Toda dimensión moral de la persona es inexistente y una moral
católica-cristiana es despreciable.
2. Están los que aceptan un tipo de conducta ética, admiten ciertas valoraciones
morales, pero se oponen a cualquier tipo de imposición ajena al sujeto. El
deber moral va contra la libertad y la autonomía de la persona. Se acepta como
deber la decisión autónoma de cada individuo.
3. Otros niegan la posibilidad de admitir una catalogación objetiva de los valores
morales. El bien y el mal no son objetivos, lo bueno o malo depende de cada
uno. El subjetivismo y el relativismo moral se imponen como modelo de vida.

Negación del Sujeto Moral:

a. Antropologías reduccionistas: el hombre es un objeto


Existen formas de comprender al hombre desde una visión meramente material-
biológica. Entre el hombre y el animal no existen diferencias. En otras corrientes de
pensamiento, el hombre es una simple ficción, un objeto más entre los existentes. Para
estas corrientes el método científico es el único realmente válido, ningún otro es digno
de tal si no responde al conocimiento científico, ya que es el único que goza de
objetividad, los demás saberes, incluida la ética, carecen de sentido, ya que no parten
de la realidad, sino que son fabulaciones de una época y de una mentalidad no
científica.
Para estas corrientes no existe el alma, todo es material, lo que llamamos vida y alma,
es fruto del azar. No existe una ética orientadora del bien y del mal morales. La ética es
una realidad más del proceso evolutivo del hombre: aparece en la historia del animal
racional y cambia como él a lo largo de su historia.
b. Los anti-humanismos: El hombre es sólo un animal
Para ellos entre el animal y el hombre no hay fronteras solamente existe una jerarquía
zoológica. La ética es de carácter biológico. No existen principios morales, sino que se
responde a una constitución genética del animal-hombre. El tabú del incesto, el
altruismo y el reconocimiento de los derechos del hombre, se fundamenta en los
genes. La ética es la vida ordenada en la sociedad que se encuentra grabada en los
propios genes.
Para quienes se sitúan dentro de estas líneas de pensamiento el hombre procede del
animal y sólo se diferencia por la complejidad del cerebro, la existencia de la ética se
fundamenta únicamente o en las conveniencias sociales o en la demanda biológica.
c. El sociologismo:
La reducción de la ética a factores colectivos y ambientales es la tesis de la escuela
sociológica francesa, fundada por Emile Durkheim y continuada por Levy Bruhl.
Los valores morales no son objetivos, sino que vienen dados por la sociedad de cada
época, no son válidos por sí mismos, sino que son aceptados por las circunstancias que
se vivan en el momento, todo es por un “cambio de costumbres” o un “modo nuevo
de entender la vida”. Este relativismo ético influye en muchos de nosotros hoy en día.
Para algunos autores como Anatole France, el asesinato no es castigado porque sea
malo, sino que, más bien, lo llamamos malo porque es perseguido por el Estado. Algo
impuesto por la tradición de antemano. En consecuencia, lo que en una época se llama
bueno en otra puede ser condenado como malo.
Estas afirmaciones son asumidas por otros autores como Foucault dentro de las
llamadas corrientes estructuralistas, para ellos, en todo sistema sociocultural, existe
una serie de estructuras (formas de organización) que condicionan o determinan todo
lo ocurre dentro de dicho sistema.

Modelos o corrientes ética-morales actuales en contraposición a una Ética-Moral


Cristiana:

• MORAL DE ACTITUDES: “Lo importante es la actitud que habitualmente el


hombre mantiene ante Dios, y no sus actos aislados”. Lo realmente necesario
es que el hombre adopte una opción fundamental de compromiso de fe y de
amor por Dios. “Los actos singulares no tienen relevancia, y no hay ya distinción
entre pecado mortal y pecado venial. El cristianismo no es una moral, sino una
doctrina de salvación”. Por tanto, “si la opción fundamental es por Cristo, no se
ha de dar importancia a las obras concretas que se realizan”.
Es verdad que Dios quiere ante todo la opción por Él, la intención recta, pero
quiere además las buenas obras (Sant. 3, 17-18). El error de esta doctrina es
olvidar que la libertad del hombre es una libertad limitada, la de una criatura
herida por el pecado original y que, además, se encuentra inmersa en el tiempo
y en el espacio. Por eso, realmente no se decide por Dios en un sólo acto y
opción, como los ángeles, sino a lo largo de toda la vida, con muchos actos que
van enderezando su voluntad hacia el Señor, de manera que su decisión de
amarlo y de servirlo debe ser mantenida mediante una continua fidelidad.
• MORAL DE SITUACIÓN: “La bondad o malicia de la acción no viene dada por
una ley universal e inmutable, sino que se determina por la situación en que el
individuo se encuentre”. Del estado anímico o circunstancial del individuo se
quiere hacer depender la moralidad de la acción.
La doctrina católica enseña desde siempre que la primera razón de la moralidad
viene dada por la acción misma; que hay acciones intrínsecamente graves e
ilícitas, al margen de situaciones límite de cualquier tipo. Aún más, puede haber
circunstancias en las que el hombre tenga obligación de sacrificarlo todo,
incluso la propia vida, por salvar el alma. Existen actos que, por sí y en sí
mismos, independientemente de las circunstancias, son siempre gravemente
ilícitos por razón de su objeto, estos actos, si se realizan con el suficiente
conocimiento y libertad son siempre graves.
• MORAL CONSECUENCIALISTA: “La bondad o maldad de los actos depende de
las consecuencias que de ellos se sigan”. En esta concepción del obrar no se
asigna valor a la acción en sí misma, sino a sus resultados. Si la derivación final
de una o muchas acciones ilícitas es buena, tal bondad final justifica, para los
consecuencialistas, toda la posible ilicitud anterior.
Este modelo moral no considera la realidad de actos intrínsecamente malos, es
decir, aquellos que por sí y en sí, independientemente de sus efectos
posteriores, son contrarios al desarrollo en plenitud de la naturaleza humana.
En definitiva, defiende el falso principio de que “el fin justifica los medios”. Por
ejemplo, si una publicidad inmoral alcanza enormes niveles de incidencia en el
público consumidor generando que el producto publicitado logre ser
consumido generando muchas ganancias económicas no habría nada que
objetarle ya que los beneficios que reporta son óptimos, aunque se presente a
la persona humana como un mero objeto.

Actividad: analizar los siguientes videos publicitarios identificando que modelo


moral impera y qué visión de persona presentan.
a. Meritocracia.
b. Projimocracia.

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