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FORMAS EN QUE LOS ANTIGUOS

GRIEGOS CONTEMPLABAN LA
VIDA Y LA MUERTE
INTRODUCCION

La muerte, realidad experiencia, pero no experimentable, radicalmente inexplicable más


allá de la proliferación de modelos imaginarios que han forjado las diversas religiones,
resulta la clave fundamental en la busca del sentido de la vida

Ésta era la lección que ofreció a varias generaciones de entusiastas de la antigüedad el


mundo griego; un mundo extraño por no cristiano pero un mundo en el que en medio de
la alteridad del comportamiento surgía una luz que guiaba hacia el camino conocido de
las raíces comunes, una expresión o un motivo que ofrecía la vaga seguridad de una
filiación común deseada (a pesar de resultar muchas veces hipotética). El mundo griego
ha perdido ese interés desde que, salvo raras excepciones, la enseñanza de su lengua y
su cultura han quedado relegadas con el derrumbe de la formación humanística. Ahora
los modelos de relativización de nuestras creencias se buscan en culturas aún más
arcaicas o contemporáneas (por medio de la engañosa alteridad cinematográfica) en las
que el contraste no parece dejar lugar para la sonrisa del lejano reconocimiento. En este
mundo de decadencia de los estudios clásicos y de desarrollo de la antropología
etnográfica los griegos tienen un nuevo lugar, más acorde con su verdadera medida,
depurado de idealismos, en igualdad de condiciones con el resto de los pueblos, libre de
las servidumbres y de los privilegios, como una más entre las culturas creadas por la
humanidad en su historia. Esta óptica permite comprender, de un modo más correcto, el
imaginario griego de la muerte, sin la obligación moral de tratarlo con unos instrumentos
diferentes de los que se utilizan para analizar el resto de las religiones y las culturas
mundiales. La cultura griega ha dejado de ser ese destello en las sombras de la barbarie,
como por otra parte la Biblia ha perdido a su redactor divino para convertirse en obra
falible y analizable de hombres como los demás.
DESARROLLO

El tema de la muerte un análisis serio de esta civilización no puede soslayar este problema
que supone el sentir y pensar de una cultura ante sí misma y ante los demás
Cuando el alma abandonaba el cuerpo, viajaba hasta un lugar en el que se separaba a
los espíritus justos de los injustos, mientras que el cuerpo se quedaba en la tierra, ya fuese
enterrado o incinerado en una pira, merced a su muerte física. Esas leyendas de héroes y
dioses tenían siempre espacio para la muerte. Una muerte que podía ser conceptuada
como algo épico acontecido en el fragor de la batalla, y que se vinculaba al mundo
terrenal de la ciudadanía griega en el temor a esa oscuridad que llegaba tras la vida.
Considerar a la muerte una extensión más de la vida no disminuía la incertidumbre
existente respecto al famoso ‘después’: más allá de la vida esperaba el reino de Hades,
dios de la muerte en la mitología de la antigua Grecia, que reunía a los fallecidos en lo
más tenebroso y oscuro.

LOS GRIEGOS CREÍAN Q UE EL DESTINO DE UNA PERSONA DESPUÉS DE LA MUERTE


DEPENDÍA DE SU RELACIÓN CON LOS DIOSES. UNA BUEN A RELACIÓN CON ELLOS
DARÍ A LUGAR A UNA MUERTE PACÍFICA O HEROICA DE ESTE MUNDO, Y LA
PERSONA VIVIRÍA ETER NAMENTE COMO INVITAD O EN LOS PALACIOS DE LOS
DIOSES.

Para la cultura griega la muerte significó el reinado de la confusión, la vuelta al caos


primero, lo informe, el pleno extravío. Un no – ser donde no existe nada, ni nadie. En el
mundo griego se consideraba que el hombre en el desenvolvimiento de su vida se
encontraba invadido por la fuerza y la energía. Sus miembros conservaban una potencia
que suponía al hombre vivo. Así, por ejemplo, afirma Vernant, Kára, cabeza, supone al ser
humano como individuo. Cuando llega la muerte los hombres se denominan “cabezas”
porque quedan envueltos en tinieblas, sin rostro. A diferencia de los vivos cuyas cabezas
tienen rostro, cara, están presentes ante los ojos de los demás, y los otros están frente a
ellos. En el Hades los difuntos pasan a formar parte de las cabezas privadas de fuerza y
vitalidad. No tienen rostro, no tienen energía. Por ello desaparecen en el Hades en un
mundo colmado de sombras, de noche. Mundo de los que no tienen nombre, ni
individualidad, donde son únicamente sombras inconsistentes (Vernant, J.P. 2008). En esta
cultura la muerte se representaba bajo dos caras. Por un lado, indica Vernant, en su
aspecto más horrible “como potencia terrorífica y expresión de los innominable y de lo
impensable, como alteridad radical representada en forma de figura femenina
encarnación de lo pavoroso: el rostro monstruoso de la Gorgona cuya insostenible mirada
convierte en piedra”. Otra entidad femenina representa a la muerte como fuerza maléfica
“que se abalanza sobre los humanos con el fin de destruirlos, sedienta de sangre,
tragándoselos para que sean engullidos por esa noche donde el destino ha querido que
vayan a desaparecer.
Una figura masculina, Thánatos se refiere a la muerte. Su rol no es el de matar, sino el de
acoger al muerto. Thánatos no representa al poder de destrucción como la Gorgona o
Kere, sino que brinda al héroe caído en batalla la posibilidad de quedar fijado en la
memoria de los hombres y obtener la gloria imperecedera.
La visión griega de la muerte se convierte en una más de las piezas que conforman un
conocimiento que intenta desentrañar una explicación que, cuando menos, ofrezca el
consuelo de mitigar la angustia de lo desconocido. Para acotar lo inexplicable y poder
pasar soslayando el dolor de la muerte y la radical incapacidad de comprenderla, queda
el recurso, por ejemplo, a los instrumentos de análisis forjados por las Ciencias Sociales
Las recreaciones imaginarias, incluso las más complejas, hunden muchas veces sus raíces
en la necesidad de protección de los grupos humanos frente a procesos
desestabilizadores y una vez que la sociedad se modifica y cambian las razones que les
dieron su razón de ser, a veces se siguen manteniendo como una rémora cargada del
prestigio de las creencias antiguas. Así, incluso en la Atenas clásica, en la que el mundo
de la muerte no posee implicaciones sociales notorias más allá del círculo de la familia
estrecha, se sigue perpetuando el miedo al muerto que no se resigna a sufrir la
aniquilación en el inframundo y vuelve rabioso a ensañarse con los vivos. Este miedo al
difunto generó, a su vez, una serie de creencias imaginarias que intentaron consolidar la
idea de que el difunto estaba desposeído de fuerza y presencia y yacía prisionero en el
más allá; se minimizaron sus posibilidades de volver, pero a costa de convertirlo en un ser
muy disminuido. Los griegos cayeron en la trampa de imaginar un inframundo des dotado
de gloria y atractivo como es el Hades, en el que ni siquiera los muertos quieren vivir,
pero, como rechazo, terminaron definiendo una vía mística que les abriese el camino
para soslayar la iniquidad de la destrucción post mortem.
. La muerte en la antigua Grecia no se limita a despedir la desaparición física de nuestro
cuerpo y a honrar posteriormente su memoria. Más allá del funeral, los antiguos griegos
celebraban todo un conjunto de rituales íntimamente ligados a uno de los aspectos más
universales, ricos y misteriosos de su cultura.
Lo griegos pensaban que todo lo que pasaba en la vida, era por acción de los dioses y
del héroe.
Pedían favores, los honraban y les hacían ofrendas, dicen que era bueno no enfurecerlos,
para tener buenos resultados en sus cosechas o ganar una batalla
Al igual que el cristianismo y otras religiones creen en un Más Allá donde pervive el alma,
los griegos de la Antigüedad también imaginaban un inframundo al que las almas de
hombres y mujeres eran conducidas tras su muerte. Para los griegos, el reino de los
muertos estaba bajo el poder de Hades, hermano de Zeus y Poseidón. Estos tres dioses
viriles y barbados, que encarnan la masculinidad regia en el panteón griego, se
repartieron los diversos ámbitos de nuestro mundo tras derrocar a su tiránico padre Crono
y vencer a los poderosos Titanes en una épica lucha por el dominio del universo
CONCLUSIÓN:

1.- En el pensamiento de la Grecia Antigua, al llegar la muerte los hombres se denominan


“cabezas” porque quedan envueltos en tinieblas, sin rostros. En el Hades los difuntos pasan
a formar parte de las cabezas privadas de fuerza y vitalidad, sin rostro ni energía. El Hades
es un mundo de sombras, de noche, donde los muertos son sombras inconsistentes

2.- . Dos figuras femeninas, Gorgo y Kere representan la confrontación ante la muerte, el
horror de la noche. Una figura masculina, Thánatos, también se refiere a la muerte

3.- Los antiguos griegos pensaban que lo que pasaba en la vida era acción de los dioses.

BIBLIOGRAFIA
-BIBLIOTECA VIRTUAL- MIGUEL DE CERVANTES
-CULTURA Y MUERTE
-DICCIONARIO DEL MOTOLOGIA GRIEGO Y ROMANA GRIMAL P (2012).
-EL VIAJE DE LAS ALMAS AL MAS ALLA, EL INFIERNO DE LOS GRIEGOS, DAVID
HERNANDEZ DE LA FUENTE (2017)
PENSABAN QUE
TODO LO QUE
DIOSES
PRINCIPAL ZEUS PASABA ERA POR LA
ACCION DE LOS
DIOSES Y HEROES

SACRIFICIOS DIOS DE LA
VIDA Y MUERTE MUERTE

ANTIGUOS GRIEGOS
TANATHOS

MUERTE HEROICA

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