Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
179
NATANAEL GARCÍA AYALA
180
ESTOS CUERPOS QUE SOMOS: CONSIDERACIONES PARA UNA FILOSOFÍA (POLÍTICA) DE LA EDUCACIÓN
DESDE NUESTRA AMÉRICA
Para lograr esto último, las pedagogías opresoras echan mano de “univer-
sales ideológicos” […] Podríamos definir a estos universales, diciendo que
son aquellos conceptos que por el valor social que se les asigna, justifican la
“incorporación” de lo otro en lo “mismo”. Lo “otro”, lo alterus, lo “distinto”,
lo “nuevo”, el niño, el adolescente, debe incorporarse en lo dado, lo recono-
cido, lo aceptado, lo consagrado y deben hacerlo como momento necesario
de lo dado. En una filosofía de la mismidad y consiguientemente en una
pedagogía repetitiva, no hay directamente “novedad”, sino “circularidad”.
(Roig, 1998: 63).
181
NATANAEL GARCÍA AYALA
“La disciplina y el control son dos puntos centrales de este proyecto homo-
geneizador. Todas estas prácticas de sujeción fueron desarrolladas e intro-
ducidas como estrategia pedagógica de una matriz donde el cuerpo debía
ser moldeado y transvasado por ideales de rectitud –tanto moral como cor-
poral– orden y civilidad. Quizá el hecho de esperar la orden del maestro
para mover el cuerpo sea la expresión más nefasta de este plan donde el
organismo queda atrapado bajo las fauces de la “norma”. (Silvero, 2014:
212).
182
ESTOS CUERPOS QUE SOMOS: CONSIDERACIONES PARA UNA FILOSOFÍA (POLÍTICA) DE LA EDUCACIÓN
DESDE NUESTRA AMÉRICA
183
NATANAEL GARCÍA AYALA
la segunda mitad del siglo XIX); se busca enfatizar que la distinción entre
“normal y “anormal” alude a un proyecto de homogeneización donde
2
dicha técnica se despliega en muchos otros modelos educativos.
Precisamente, ese es el mayor peligro de estos “universales ideológi-
cos”: simular su desprendimiento de todo contexto sociohistórico para
fijar la necesidad de su praxis más allá de toda contingencia, negando cual-
quier posibilidad de optar por relaciones educativas diferentes y disiden-
tes. Son esas “pedagogías de la libertad” de las que tanto sospechaba Ar-
turo Roig, aquellas donde la “libertad” es prefijada por la norma al insti-
3
tuirla de tal manera que pretende no dejar salida a la misma . Nos some-
temos a las normas y la supuesta libertad –democrática-liberal– que ga-
rantiza, o nos atenemos a las consecuencias (represivas) de su rechazo. En
suma, una disyunción excluyente que reprime la búsqueda de opciones;
una ontología cerrada sobre sí misma en cuya “lógica” prevalece la falacia
de “petición de principio”.
Esta lógica de las pedagogías opresivas no es más que un vulgar
fetichismo donde la conclusión, “arrastrar a la alteridad a los marcos de la
mismidad”, supone la distinción irresoluble entre normal y anormal en
2. “Un detalle a tener en cuenta, siempre en la línea de acopiar más datos a fin de fortalecer
nuestra sospecha con relación al término “normal”, es la connotación de violencia sim-
bólica que arropa al término desde un supuesto naturalismo como sinónimo de garantía
epistemológica y excelencia moral que propiciaron la presencia en los textos normalis-
tas, normativas y discursos alusivos –o referencias directas– a los cretinos, los enfermos,
los físicamente impedidos, los menores, los vagabundos, los delincuentes, es decir, los
inhábiles para el estudio y la instrucción primaria, más concretamente”. (Silvero, 2014:
210).
3. Nos parece de la mayor pertinencia el aclarar la importancia de la “sospecha” en el
pensamiento de Roig. A grandes rasgos, dicho elemento es imprescindible en el análisis
crítico de las ideologías en consonancia con la ampliación metodológica de la Historia de
las Ideas nuestroamericanas. “A la sospecha la podríamos considerar […] como una
especie de precrítica que puede estar impulsada por motivaciones no estrictamente
racionales, mientras que la crítica es llevada adelante como una tarea racional apoyada
en una validez de un mismo signo. Si eliminamos la sospecha, la interpretación se resol-
verá en una lectura intratextual, de naturaleza descriptiva y si la sospecha se mantiene
como impulso, será contextual y genética. (2011, 128-129).
184
ESTOS CUERPOS QUE SOMOS: CONSIDERACIONES PARA UNA FILOSOFÍA (POLÍTICA) DE LA EDUCACIÓN
DESDE NUESTRA AMÉRICA
185
NATANAEL GARCÍA AYALA
sujetos inventados por ella misma para establecer modos de ser. No hay,
pues, margen de movilidad en un camino que marca un solo principio y
final (monismo) en términos ontológicos, axiológicos, epistémicos, políti-
cos, históricos, sociales, culturales y pedagógicos. Teleología con rostro de
un naturalismo evolucionista, inculcada por pedagogías des-historizan-
tes, sin duda, tiene por resultado el moldeamiento de sujetos a-históricos
y a-políticos.
Así, puede advertirse también que uno de los tantos objetivos de este
tipo de violencia, material y simbólica es la negación y ocultamiento del
conflicto –social, por supuesto– al interior de las relaciones educativas. El
ocultar la presencia de contradicciones en la realidad sociohistórica de los
sujetos de la educación conlleva una serie de invalidaciones que van desde
el diseño de modelos educativos alternativos hasta las formas de organi-
zación social que apelan por ellos. Si la alteridad convoca a problemas, se
normaliza/higieniza o se elimina.
Sin duda, buena parte de toda esta problemática que hemos apunta-
do hasta el momento se sintetiza al interior de una frase bastante común y
de desproporcionado manejo: “tenemos cuerpo”. El sentido de posesión
sobre la corporalidad no solo da lugar a su consideración de espacio-vacío,
también promueve la posibilidad de eliminarlo. De ahí que, sin ningún
tipo de miramiento, sean aceptables –incluso necesarias, desde estos enfo-
ques absolutistas– las dinámicas de competencia mediante sistemas de
evaluación en los distintos sectores educativos. Evaluaciones cuantifica-
doras de los niveles de “normalidad” y “anormalidad”; diferenciadoras
de los sujetos que merecen o no una oportunidad de estudiar, tener o no
una labor docente con salario digno.
Luego de este breve planteamiento del problema al que nos convoca
la reflexión para una filosofía de la educación con tintes nuestroamerica-
nos, algunas de las cuestiones obligadas ahora son: ¿cómo romper con esa
epistemología alienante para la configuración y visualización de alterna-
tivas pedagógicas activas, desde la alteridad y en atención a los problemas
sociohistóricos de Nuestra América? ¿De cuáles criterios disponemos para
186
ESTOS CUERPOS QUE SOMOS: CONSIDERACIONES PARA UNA FILOSOFÍA (POLÍTICA) DE LA EDUCACIÓN
DESDE NUESTRA AMÉRICA
187
NATANAEL GARCÍA AYALA
188
ESTOS CUERPOS QUE SOMOS: CONSIDERACIONES PARA UNA FILOSOFÍA (POLÍTICA) DE LA EDUCACIÓN
DESDE NUESTRA AMÉRICA
189
NATANAEL GARCÍA AYALA
“Lo primero que tenemos que hacer en América Latina es que en todo pro-
yecto educativo deben superarse la discriminación, la exclusión, los apren-
dizajes impositivos y coaccionados por el conocimiento de la verdadera
realidad social y material, dentro de un marco de dialogicidad y comunica-
ción abierta que rompa con el círculo vicioso de saber-poder hacia la confor-
mación de la justicia y libertad, superando los campos de infelicidad y frus-
tración con la finalidad del mejoramiento social e individual del bienestar”.
(Magallón, 1993: 83).
190
ESTOS CUERPOS QUE SOMOS: CONSIDERACIONES PARA UNA FILOSOFÍA (POLÍTICA) DE LA EDUCACIÓN
DESDE NUESTRA AMÉRICA
191
NATANAEL GARCÍA AYALA
192
ESTOS CUERPOS QUE SOMOS: CONSIDERACIONES PARA UNA FILOSOFÍA (POLÍTICA) DE LA EDUCACIÓN
DESDE NUESTRA AMÉRICA
193
NATANAEL GARCÍA AYALA
Bibliografía
194