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1.

a) Agresivos:

Los tumores invasivos suelen ser tumores malignos de bordes poco


definidos, afectación de partes blandas, reacción perióstica y zona de
transición amplia, son tumores de rápido crecimiento que invaden tanto
la corteza como el periostio.
Los tumores agresivos se pueden agrupar por ubicación y grupo de edad
dentro de los tipos, por ejemplo:
Menores de 30 años:
• Osteosarcoma: se presenta con bordes mal definidos, un estado
transicional cortical (yuxacortical) ancho y aspecto de insecto-
comido.
• Sarcoma de Edwing: reacción perióstica en forma de capas
bulbosas, generalmente en el fémur
Entre los 30 hacia los 40 años:
• Fibrosarcoma: masa de tejido blando mal definida, a veces
calcificada, esta masa aparece irregular en la tomografía
computarizada.
• Histiocitoma fibroso maligno: tiene características similares al
fibrosarcoma en la radiografía, masa heterogénea de baja
intensidad en T1 en la resonancia magnética, también se pueden
evaluar las metástasis.
• Tumor maligno de células gigantes: lesión excéntrica o mal
definida que muestra erosión y destrucción del hueso circundante
(transparente).
• Linfoma óseo primario: tiene un patrón destructivo generalizado
(lítico) con zona de transición extensa y engrosamiento cortical.
• Sarcoma paraosteal: ocurre en la superficie del hueso y se
caracteriza por una reacción osteolítica cortical, márgenes
indurados y el triángulo de Codman.
Mayores de 40 años:
• Metástasis: Tienen un aspecto radialmente translúcido debido a
la destrucción ósea y, en las metástasis esclerosantes, tienen una
alta densidad ósea.
• Mieloma: lesiones múltiples de apariencia redondeada,
generalmente a nivel de la columna vertebral, pelvis, costillas y
cráneo.
b) No agresivos: Generalmente cuando se habla de este tipo de tumor se
refieren a los benignos los cuales presentan crecimiento lento y no
tumoral presentándose como lesiones radiolúcidas con bordes
definidos, algunos con bordes esclerosos (radiopacos), no hay
presencia de compromiso de partes blandas y no hay reacción
perióstica.
En este tipo se puede observar transiciones estrechas lo que significa
que es posible examinar la localización de donde termina la lesión y la
aparición del nuevo hueso.

2.
Como vimos en la anterior pregunta, los tumores óseos se dividen en
agresivos (generalmente malignos) y benignos. Y en la imagen
radiológica se diferenciarán por su aspecto:
- Agresivos: bordes mal definidos y afecta tejidos blandos.
- No agresivos: bordes bien definidos y no afecta tejidos blandos.

Como vemos a continuación:

A cerca del crecimiento del tumor, este puede extenderse de manera


vertical encontrándose con el huso trabecular de la médula o puede
extenderse hacia los lados, encontrándose con la cortical y el periostio
del hueso.
Las lesiones agresivas que vemos en la IMAGEN ANARANJADA
crecen de manera longitudinal y transversal tan rápido que a veces el
hueso no puede contener la lesión; estas lesiones agresivas de
crecimiento rápido infiltran las trabéculas generando limites mal
definidos; tanto con la medular como la cortical a la cual infiltra;
además afecta el periostio, el cual puede responder con la reacción
perióstica cortical.

Las lesiones de crecimiento NO tumoral o de crecimiento benigno o


lento presentan bordes indefinidos; tanto la cortical como las
trabéculas limitan la lesión, lo cual forma los márgenes definidos y
como vemos que la superficie externa cortical, incluso puede ser
deformada, lo que es el endostio. Aquí vemos la zona de transición
tanto estrecha como amplia.

Aquí tenemos 2 ejemplos radiológicos en zonas con transiciones


estrechas y amplias; la lesión del lado izquierdo es un poco complicado
determinar dónde empieza la lesión y termina; vemos que en las partes
laterales se pierde el endostio, la cortical. Y el periostio tiene
alteraciones en la superficie que la da ese aspecto de capa incompleta
que se está levantando en las orillas (reacción perióstica).
En el lado derecho vemos una lesión con una transición bastante
estrecha, significa que es posible evaluar el lugar dónde termina la
lesión y dónde aparece el hueso nuevo; vemos que los bordes son
bien definidos y esto corresponde a una lesión no agresiva de
crecimiento lento.

3.
a) Osteocondroma: Es el tumor óseo más común y generalmente
benigno. Es una protuberancia que se desarrolla en la superficie del
hueso y se compone de tejido óseo y cartilaginoso. Por lo general, no
causa síntomas y se encuentra con mayor frecuencia en las zonas de
crecimiento óseo, como las extremidades.
b) Displasia fibrosa: Es una enfermedad benigna que afecta a uno o
varios huesos y causa la formación anormal de tejido fibroso en lugar
de hueso normal. Puede causar deformidades y fracturas patológicas
en los huesos afectados.

4.
Cuando pensamos en tumores debemos recordar que podrían ser
benignos o malignos, respectivamente serán no agresivos o agresivos,
cada uno con sus características particulares que nos permitirán
diferenciarlos sin la necesidad de pruebas de imagenología, como podrían
ser resonancias, gammagrafías, tomografías o radiografías (la más
frecuente), en esta ocasión nos centramos en los tumores agresivos,
estos pueden ser de 2 tipos: primarios, cuando el tumor surge en la
locación, o metastásico, cuando es producto de metástasis; las
características más habituales serán bordes mal definidos, un crecimiento
rápido y reacción perióstica discontinua. Entre estos tipos de tumores los
más habituales serán los osteosarcomas y mielomas, aunque esto varía
según la edad ya que durante la infancia son bastante frecuente los
sarcomas de Ewing.

Iniciando con el osteosarcoma, este será el segundo tumor primario más


frecuente después del mieloma, los reconoceremos por ser medular
central afectado ambos extremos de la corteza de huesos largos, lo más
usual, a la radiografía lo que podremos ver es un patrón de rayo de sol
evidenciando una reacción perióstica discontinua, típico de tumor maligno;
respecto a la zona de lesión veremos patrón apolillado que básicamente
son múltiples lesiones pobremente definidas y la formación de nuevo
hueso. Finalmente, en la inspección y palpación evidenciaremos
tumefacción en la zona, demostrando como afecta a zonas blandas
aledañas. Este tipo de cáncer suele afectar en una edad temprana, como
podria ser la adolescencia o niñes, sin embargo, esto no es algo exclusivo
de estas edades ya que cualquiera podria padecerlo.

El mieloma realmente es un tipo de cáncer que afecta principalmente a


ancianos varones de raza negra que inicia afecta a la formación de
leucocitos ocasionando que se acumulen dentro de la medula ósea
ocasionando en un mediano plazo que todas las células de su interior
estén enfermas. En sus fases iniciales, asintomáticas, no siempre se debe
iniciar tratamiento ya que aún no será necesario sin embargo se debe
llevar un adecuado control. Ahora estas células enfermas actuaran como
sanas produciendo anticuerpos, pero estos anticuerpos serán
defectuosos y harán lo puesto a proteger, de hecho, causaran graves
problemas de salud al almacenarse en tejidos y en el propio hueso
afectado, sensibilizándolo y haciéndolo más propenso a fracturas.
Algunos signos y síntomas: disminución del apetito, baja de peso,
náuseas, desorientación, daño a nivel renal, fatiga, sed, aumentan
predisposición a infecciones, debilidad, además de un dolor en la zona
afectada.

Finalmente, otro tipo de tumor frecuente, aunque sobre todo en infantes


es el sarcoma de Ewing, es un tipo poco común de tumor ósea que suele
presentarse en la meta diáfisis del fémur o en la pelvis, al examen
radiológico podemos observar un patrón apolillado por el daño ósea y un
curioso patrón de capas de cebolla en la corteza. Este tipo de tumor al
igual que la mayoría de los malignos aumenta el riesgo de sufrir fracturas.

En adultos entre los 30 a 40 años es común ver otros tipos de tumores


óseos, entre ellos tenemos al fibrosarcoma, el cual es uno de los tumores
malignos más frecuentes en tejidos blandos y que puede presentarse en
cualquier parte del cuerpo, es posible que se disemine a partes cercanas
y, además, también puede volver luego de su tratamiento. Es un tumor
metafisario de huesos largos como el fémur distal y tibia proximal, también
puede estar presente en el cráneo, maxilar y vértebras. Clínicamente
aparece como primer síntoma el dolor progresivo, luego de unos meses
aumenta el volumen y desaparece el dolor, puede haber fracturas
patológicas.

El fibrohistiocitoma maligno es otro tumor que afecta principalmente a


adultos, es un tumor de partes blandas con etiología desconocida. Su
capacidad de hacer metástasis es lo que define su malignidad, donde los
órganos más afectados son el pulmón e hígado. Tiene una capacidad de
recidiva local muy alta. Clínicamente se define como una masa visible muy
dolorosa al palparla. Sus características son inespecíficas, pero en la
tomografía se ve como una masa hipodensa que en T1 se ve de
intensidad disminuida y en T2 de intensidad incrementada.

El tumor de células gigantes maligno se ubica principalmente en las


metáfisis distales de huesos largos que frecuentemente se extiende a las
epífisis. Del 5 al 10% de estos tumores son malignos, y menos del 6%,
pueden dar metástasis pulmonares. Su clínica es inespecífica, pero se
presenta dolor, masa, de partes blandas, compresión de estructuras
adyacentes o fractura patológica. En la tomografía se puede ver una lesión
lítica excéntrica con margen no escleroso, expansiva y con erosión
endostal y tiene apariencia de burbujas de jabón.

Conclusiones:

Las malformaciones óseas congénitas son alteraciones en la formación y


desarrollo del tejido óseo durante la gestación, que pueden afectar el
crecimiento, la forma y la función de los huesos y articulaciones del
cuerpo. Estas anomalías pueden ser causadas por factores genéticos,
ambientales o desconocidos, y pueden variar en su gravedad y
manifestaciones clínicas. Algunas malformaciones óseas congénitas
pueden ser leves y no necesitar tratamiento, mientras que otras pueden
ser graves y requerir intervenciones quirúrgicas y terapias especializadas
para corregirlas y mejorar la calidad de vida del paciente.

El diagnóstico y manejo de estas malformaciones requiere de la


evaluación multidisciplinaria por parte de médicos especialistas en
ortopedia, genética, cirugía, rehabilitación y cuidados paliativos.
Bibliografía:

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