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Reporte de lectura.

Las crisis tienen elementos que permiten diferenciarlas de otro tipo de situaciones o

problemas; un simple inconveniente como lo es perder las llaves del carro se vuelve

una situación frustrante por sí sola, por ejemplo, Juan perdió las llaves del carro y

las necesita porque quedó de salir con unos amigos en la tarde. Juan se frustrará

porque llegará tarde a la hora acordada, pero la situación no somete a Juan a una

estrés que no le permita realizar la búsqueda de las llaves adecuadamente. En

cambio, si Juan pierde las llaves del carro y necesita llevar urgentemente a su

vecino a urgencias, la situación se ve envuelta por una variable que somete al sujeto

a mucho estrés, porque la situación se vuelve muy difícil de manejar ya que el

contexto no es habitual.

Las crisis pueden surgir de situaciones inesperadas (circunstanciales) o por etapas

del desarrollo en la vida, puede que para ciertas personas un escenario adverso no

suponga una crisis, pero para otra persona si tendrá el potencial de desencadenar

una crisis. Las crisis circunstanciales nacen de por accidente o por situaciones

inesperadas, cómo un desastre natural, un asalto, cambios repentinos en el estilo de

vida, y las crisis del desarrollo se caracterizan por sucesos esperables, cómo la

adolescencia, la independencia de los padres entre otros.

El estado de crisis se constituye por varias etapas: Desorden, negación, intrusión,

translaboración y terminación. El desorden se refiere a las primeras reacciones que

tiene la persona ante el suceso. La negación consiste en amortizar la situación, es

una forma en la que el sujeto pretende que nada ha pasado al actuar con
normalidad o al ignorar lo sucedido, está fase viene acompañada con un pobre

manejo de las emociones.

La intrusión se manifiesta a través de pensamientos negativos que involucren el

suceso que comenzó la crisis, cómo pesadillas, ideas de dolor. En el proceso de

translaboración, el sujeto comienza a externar sus emociones acerca del suceso,

son capaces de identificar y divulgar pensamientos, imágenes, sentimientos y

experiencias de la situación de crisis. Por último, la terminación es la parte final de la

experiencia, el sujeto es capaz de asimilar e integrar esta experiencia en su vida

diaria, el problema se comienza a afrontar o ya ha sido afrontado.

El impacto de una crisis no solo recae en la persona que experimentó la crisis, la

familia y los amigos también se ven afectados por estos acontecimientos. Una

intervención en las primeras instancias de la crisis y el seguimiento posterior a esta,

es la mejor manera de manejar una crisis, una atención adecuada ayuda a mitigar

todo tipo de impacto que pueda recaer en la persona afectada y a sus círculos

sociales más cercanos.

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