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E.B. Tylor: «Civilización o cultura es esa totalidad compleja que incluye conocimiento,
creencias, arte, derecho, costumbres y cualesquiera otras actitudes o hábitos
adquiridos por el ser humano como miembro de la sociedad». Costumbres, relaciones
parentales, estructuras políticas y económicas, urbanismo, medios
de alimentación, salubridad, mitos, creencias y relaciones de los grupos humanos con
el ecosistema. La religión (o fenomenología de la religión) como un elemento común a
todas las culturas: el hecho religioso. La cultura legitimada, es decir, la literatura, el
arte, la historia, etc.; y la cultura, que es la que tiene que ver con las formas de
actuación y de vida de una comunidad, con la idiosincrasia de un país, que se
representa mediante comportamientos, actitudes, hábitos y costumbres propios de los
nativos de una cultura. Aquellos aspectos de la cultura que se ven reflejados en el
empleo de unos determinados esquemas lingüísticos, formas o estructuras. Ejemplos
serían las fórmulas de tratamiento en español, el empleo del plural de modestia, la
determinación en el uso del indicativo o del subjuntivo dependiendo no de cuestiones
normativas sino de que se quiera transmitir un contenido semántico u otro, etc.
Según Boas, la aparición de distinciones léxicas podía tener una motivación cultural.
Para Sapir, si una lengua codificaba una experiencia particular del mundo, su uso
podría predisponer a los hablantes a ver el mundo de acuerdo con la experiencia
codificada en ella. Creyó que la lengua era una condición imprescindible en el
desarrollo de la cultura. Criticó cualquier intento de clasificar algunas lenguas como
primitivas o limitadas. Dijo: “de todos los aspectos de la cultura, el lenguaje fue el
primero que evolucionó hacia formas desarrolladas y que su perfección esencial es
condición necesaria para el desarrollo global de la cultura (Sapir, 1933:155). Tenía
fascinación por la lógica interna de cada sistema lingüístico, la noción de fonema, las
lenguas tienen su propia lógica interna. La individualidad en la cultura. Veía la cultura
como un juego simbólico entre individuos y sociedad.
El habla es una actividad humana que varía sin límites precisos dentro de los
diferentes grupos sociales, y esto se da porque es una herencia puramente histórica
del grupo que se venía dando durante determinado período de tiempo.
Para él el habla es un método puramente humano, no instintivo, ya que es adquirido
culturalmente. Para llegar al lenguaje tiene que haber un pacto entre partes. La lengua
sirve para la comunicación de ideas, emociones y deseos por medio de símbolos
producidos voluntariamente.
Es incontestable - dice Sapir- que a medida que el estudio de los problemas más
fundamentales de las culturas humana, y del comportamiento social se profundice, el
conocimiento de los mecanismos lingüísticos – sincrónicos y diacrónicos- revestirá una
importancia creciente. Desde este punto de vista, considera al lenguaje como "guía
simbólica de la cultura". Para Sapir, tanto como al etnólogo, la lingüística interesa al
sociólogo. La sociología se interesa necesariamente por la significación simbólica de
las diferencias lingüísticas que se manifiestan en las grandes comunidades. Las
particularidades de pronunciación, los argots, las terminologías profesionales, son
símbolos de las formas de organización de la sociedad y de las actitudes individuales y
sociales. Sapir plantea, de esta forma, la validez de los estudios etnolingüísticos no
sólo para comunidades pequeñas de tradición oral, sino también para las sociedades
complejas.
Es una ilusión pensar que uno se ajusta a la realidad sin la utilización del lenguaje y
que el lenguaje no es más que un medio incidental para solucionar problemas
específicos de comunicación o reflexión. La realidad es que el “mundo real” está
amplia e inconscientemente conformado según los hábitos lingüísticos de un grupo
determinado. Ningunas dos lenguas son suficientemente similares para considerar que
representan la misma realidad social. Los mundos en los que viven diferentes
sociedades son mundos distintos, y no meramente el mismo mundo con diferentes
etiquetas agregadas. […] Vemos, escuchamos y obtenemos experiencia como lo
hacemos, principalmente porque los hábitos lingüísticos de nuestra comunidad nos
predisponen hacia ciertas clases de interpretación. […] Desde este punto de vista
podemos pensar que el lenguaje es la vía simbólica a la cultura (Sapir 1929: p. 129 de
Collected works).
Algunas veces las lenguas siguen siendo identificadas con sus gramáticas a pesar de
que aquellos que trabajan bajo el segundo o el tercer paradigma se han esforzado en
mostrar que "la lengua" es bastante más que eso. Los investigadores continúan
apoyándose en la metodología inicial, empleando, por ejemplo, la recolección o las
notas manuscritas de los intercambios verbales que presencia el investigador a pesar
de la evidencia de que no podemos confiar en lo que un participante relata literalmente
sobre lo que fue dicho o hecho en una ocasión dada sin tener registro en audio o en
video (sonido e imagen) de la interacción. Continúan empleando la observación a
simple vista y las notas manuscritas como su principal método de recolección de
datos. La parte etnográfica de la ecuación sigue siendo la clave para el estudio de
ambas, lengua y cultura, si bien con discutibles nuevas herramientas conceptuales
tales como ideología, narrativa, e identidad.