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T4: RELACIÓN, ATRACCIÓN Y AMOR

RETOS A LA HORA DE E STUDIARLOS

• ¿Pueden medirse? Contaminados por la autopresentación y la intimidad. Se quiere


causar buena impresión.
• ¿Se pueden explicar? No pueden manipularse estas variables en un laboratorio. No puede
aplicarse el método científico.
• ¿Se pueden generalizar? Existen estudios de los años 50, 60, 70, 80 y 90 sobre relaciones
heterosexuales. Hay que tener en cuenta los factores culturales.

COMPONENTES DE UNA RELACIÓN INTIMA

• Historias → expectativas → desilusión (se rompen) e ilusión (se cumplen).

El concepto de relaciones íntimas es demasiado amplio; para hablar de relación íntima


es necesario que haya una influencia mutua y continuada entre los participantes y
que estos tengan conocimientos de esa interrelación (Bersccheid y Reis, 1998). Esto
implica que como mínimo tiene que formarla dos personas y que la conducta de cada
una de ellas afectará y se verá afectada por la de otra. Algunos autores añadirían que
esta influencia tiene que ir más allá de las exigencias que marquen sus roles (Hinde).

Una relación íntima supone una asociación con conceptos como amor, confianza,
compromiso, estabilidad, apego. Los componentes principales en una relación son:

• Influencia mutua.
• Continuidad.
• Revelación: conocimiento mutuo (disclosure).
• Componente afectivo: amor, estabilidad, compromiso (establecimiento de derechos y
deberes), confianza y apego.

Los criterios barajados para definir qué es la intimidad han tenido diferentes niveles de
objetividad: los investigadores han recurrido simplemente a preguntar a la gente, a medir
los aspectos positivos generados por el compañero, o a otros métodos más sofisticados
como la medida en que cada miembro de la relación incluye en su definición de sí mismo
al otro participante la relación. De hecho, existe una escala para medir la intimidad
percibida por los participantes en una relación. Para complicar aún más las cosas, sentir
que intimamos con alguien aparece como una dimensión independiente de comportarse
con intimidad con alguien.

Una alternativa es optar por una taxonomía, como la de Alan Fiske o la de Clark y Mills
al hablar de relaciones comunales (respuestas a las necesidades del otro y la
preocupación por su bienestar predominan) y de relaciones de intercambio (se espera
amortizar los beneficios ofertados por la pareja).

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LOS PRIMEROS PASOS E N UNA RELACIÓN ÍNTIMA: LA ATRACCIÓN

Investigar las relaciones amorosas en un laboratorio no es cosa fácil, por ese motivo se
empezó a trabajar con la atracción interpersonal. La atracción no sólo es propia de las
relaciones amorosas, sino también aparece como desencadenante de las relaciones de
amistad.

Una primera aproximación a los factores que influyen en que una persona te guste o te
disguste podemos encontrarla en la afiliación, término que se definía como la tendencia
a estar en compañía de otros. La búsqueda del apoyo de los demás, especialmente en
situaciones ansiógenas, no implica necesariamente la evaluación positiva de los demás.

Cuando Schachter (1959) inducía ansiedad a los participantes de sus experimentos


estos preferían combatirla en compañía de otras personas, a ser posible también
participante de la investigación en sus mismas circunstancias. Esto se explica por la
ayuda que estos suponían en la definición de la situación experimental: ante la
ambigüedad que suponía el experimento optaban por buscar en los demás un criterio
de referencia, de manera que el consenso sustituía a la objetividad.

Las investigaciones de los años 50 sobre la afiliación y proximidad física de Festinger


y Back mostraron que la distancia física y la posibilidad interacción con los demás es lo
que terminaba la programación de relaciones. Es aquí donde se confunden los
conceptos de afiliación y atracción, dado que el establecimiento de la relación no
necesariamente implica que nos sintamos atraídos por la otra persona.

Una alternativa es la propuesta por Sufra y Milardo, que diferencian entre redes
interactivas, en las que la gente interactúa instrumentalmente para alcanzar objetivos;
y redes psicológicas, en las que las que las personas se sienten cercanas e
importantes para los demás y los vínculos van más allá de las metas objetivas. En las
redes psicológicas es donde tiene sentido hablar de atracción entendida como una
actitud favorable hacia una persona, esto es una predisposición a evaluar positivamente
a la otra persona y experimentar sentimientos y emociones positivas en las interacciones
con ella (Berscheid y Walster, 1978).

LAS TRES GRACIAS DE NUESTRO COMPAÑERO IDEAL. FACTORES


SITUACIONALES EN LA ATRACCIÓN

• Atractivo físico.
• Similitud. Semejanza facilita la atracción.
• Interacción positiva. Facilita que la interacción se desarrolle.

¿ES EL ATRACTIVO FÍSICO IMPORTANTE?

Es uno de los factores que determinan la atracción, y la formación de relaciones. La


evidencia empírica muestra que la belleza determina las evaluaciones de los demás.

• Personas más atractivas suelen despertar más fácilmente atracción. Ya desde la infancia
el atractivo físico parece influir en la formación de amistades y los niños más
admirados también son los que cumplen mejor los cánones de belleza infantil (Dion
y Berscheid, 1974)

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• Son cinco los paradigmas esta hipótesis. Cómo testarlo con adultos, métodos típicos:
o Cuestionarios con escalas para medir la importancia específica de las características y
atributos físicos de la pareja ideal. Importancia atribuida, atractivo atribuido
(estereotipos y prejuicios)
▪ Correlación entre atracción física y popularidad (medida: número de amistades o citas).
Realidad.
▪ Establecimiento de citas a ciegas: manipulación y observación. Se manipula el atractivo
físico y se mide su influencia en el número de interacciones posteriores. Realidad.
▪ Manipular perfiles de posibles compañeros de trabajo y registro de la aceptación. Se pide
a los sujetos que evalúen su deseo de trabajar con él y el nivel de agrado que les
produce. Realidad.
o Análisis de contenido de perfiles reales en las redes sociales. En qué medida las personas
mencionan o intentan transmitir una imagen físicamente atractiva. Importancia
atribuida, atractivo atribuido (estereotipos y prejuicios).

GÉNERO Y VALOR DEL A TRACTIVO FÍSICO


Las diferencias en las valoraciones que se dan al atractivo físico según el sexo de los
sujetos parece variar según el paradigma que se utilice. Feingold (1990) realizó un
estudio con las 5 metodologías anteriores. Encontró que, generalmente, los hombres le dan
más importancia que las mujeres al atractivo físico; aunque estas diferencias aparecen únicamente
en los métodos de importancia atribuida al atractivo físico. En la realidad, las diferencias
desparecen.

Así, los resultados muestran que los hombres valoran atractivo físico más que las
mujeres; pero este efecto es mayor en las metodologías 1 y 5 (las de importancia al
atractivo atribuida) que utilizan medias subjetivas que en los que se observan reacciones
conductuales (2,3,4). Esto puede significar que existen diferencias entre lo que la gente
piensa que desea en una pareja y lo que realmente hace, o bien que las medidas
subjetivas están sesgadas por la deseabilidad social de las respuestas. Otra explicación
sugiere que cuando el acceso a los recursos y poder es igual para hombres y mujeres
el atractivo físico es igual de relevante para ambos sexos (Buss y Smith).

También encontró que las mujeres más atractivas son la que citas románticas tienen
mientras que los varones más atractivos son los que presentan mayores índices de
popularidad. Esta diferencia también aclara algunas contradicciones, cuando las
interacciones son románticas el atractivo físico parece ser más importante para los
varones mientras que cuando el objetivo es la amistad la belleza pasa a ser más
relevante para las mujeres.

Parece ser que la belleza determina en alguna medida los recursos materiales
disponibles, por ejemplo, el dinero. Hamermesh y Biddle encontraron que las personas
menos atractivas ganaban salarios menores que los que puntuaran alto atractivo (5%-
10% menos), con independencia de su sexo y del tipo de ocupación. En otros trabajos
se ha encontrado una relación más moderada entre atractivo físico y recursos.

La creencia generalizada, el estereotipo, lo bello es bueno parece repetirse


significativamente. Eagly et al. matizan que es más relevante con las dimensiones de
competencia social, de nivel intermedio con la de competencia intelectual y nada
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relevante en relación con integridad y preocupación por los demás. Incluso parece que
a las personas bellas se les atribuye mayores índices de vanidad y egoísmo.

¿POR QUÉ?
• Bases biológicas. Desde la sociobiología se ha defendido la influencia diferencial del
atractivo físico en la selección de pareja según el sexo los individuos (Buss, 1989).
La explicación hace referencia a las diferentes inversiones de recursos genéticos
que hombres y mujeres tienen en la reproducción (mientras que los hombres tienen
todo el ciclo vital para tener descendencia ilimitada, las mujeres tienen un periodo
fértil). Esta diferencia determina que a unos y a otras les interesen, para asegurar la
presencia de sus genes en las siguientes generaciones, diferentes rasgos en sus
parejas, incluidas las características físicas. Para hombres serían importantes
rasgos de salud reproductiva de las mujeres (juventud y belleza). Para las mujeres
los atributos físicos del varón asociados a la adquisición de recursos y la defensa
para el mantenimiento de los hijos (dominancia).

o Simetría, peso y altura como signos de salud, riqueza y recursos. En la antigüedad,


ciertos tipos de marcas, simetrías y otro tipo de características se asociaban a aspectos
saludables. Mensaje de seguridad.

Las investigaciones sobre prototipos de belleza universales corroboran la hipótesis


psicobiológica al definir el ideal de belleza femenina con atributos asociados a la
inmadurez y la maternidad (por ejemplo, ojos y boca grandes, nariz pequeña, grandes
pechos y caderas anchas) y el masculino con la dominancia física (por ejemplo,
mandíbula grande y fuerza muscular)

La teoría parasitaria propuesta por Gangestad y Buss (1993) conecta con la


explicación desde este punto de vista sociobiológico. Revisan la importancia
concedida atractivo físico por hombres y mujeres 29 culturas, concluyen que en
aquellas regiones donde es más alta la probabilidad de sufrir contagio de
enfermedades por parásitos patógenos es más valorado el atractivo físico como
indicador de inmunocompetencia y resistencia a las enfermedades.

• Bases psicológicas.
o Familiaridad: más fácil de procesar. Lo que no es fácil de procesar lleva un tiempo
mayor.
o Estereotipo basado en el efecto halo. Juicio se extiende a otros atributos. Una
alternativa no excluyente hace referencia la construcción social del estereotipo
(Feingold, 1990). Cuando creemos que alguien es atractivo, pensamos que es
también competente bondadoso y nos comportamos de manera acorde a esa
expectativa, facilitando así que las conductas que esperamos se manifiesten.
Examinando la validez del estereotipo del atractivo físico encontró únicamente
correlaciones relevantes entre el atractivo físico y rasgos de personalidad de
carácter social como popularidad, habilidades sociales, número de amistados del
mismo sexo, etc.
▪ Experiencia directa (efecto de Pigmalión). Uno mismo construye la relación,
la realidad que le rodea. Las primeras interacciones van a ser determinantes y van a
influir en las siguientes. // Expectativas acaban cumpliéndose.
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▪ Experiencia vicaria (aprendizaje social)

Según Feingold, mantenemos la creencia de que todo lo bello es bueno, debido a tres
tipos de explicaciones:

• Lo mantienen los medios de comunicación de masas gracias a los atractivos


héroes de películas y series
• Los perceptores basándose en unos pocos datos de situaciones concretas
generalizan a todo tipo de contextos (correlación ilusoria)
• Somos víctimas del error fundamental de atribución, porque sin datos suficientes
atribuimos el éxito social de las personas atractivas a rasgos de personalidad
estables y positivos, cuando es más probable que tal éxito se deba a factores
externos e inestables (por ejemplo, el trato de favor que solemos dar a las personas
atractivas físicamente).

SIMILITUD/SEMEJANZA

Facilita la atracción. Semejanza nos permite encontrarnos en un estado de confortabilidad y


seguridad. Propone que la atracción viene también determinada por la semejanza de la
persona con la que interactuamos en creencias, actitudes y también es frecuente la
referencia a la igualdad en atractivo físico.

• Apoyo empírico:
o Opiniones similares y atracción (Newcomb, 61; Byrne, 71). Las personas con
opiniones similares se aprecian más que las que no lo tienen, en todo tipo de relaciones.
El comienzo de una relación se basa en búsquedas de semejanzas. Realizó una
investigación con sujetos que debían responder a un cuestionario; a lo que,
después, se les dejaba ver las respuestas que había dado un extraño a esas
mismas preguntas y sin manipulaba el grado de similitud entre ambos. Por
último, se preguntaba por la impresión que ese desconocido les había causado.
Concluyó que, a mayor semejanza entre dos personas, mayor atracción entre
ambas.
o Características sociodemográficas: sexo, raza, nivel cultural o nivel de ingresos
también juegan en el combo similitud-atracción.
o Atractivo físico. Personas físicamente atractivas suelen tener proporcionalidad y
simetría en sus facciones.
• Explicación:
o Hipótesis de refuerzo-afecto (Byrne y Clore, 70). Similaridad → seguridad y
apoyo → refuerzo. Entendemos lo que es similar a nosotros. Cuando
comprobamos que los demás comparte nuestros puntos de vista no sentimos
más seguros de nuestras posiciones: los demás nos apoyan porque piensan y
son como nosotros.
o Hipótesis de la repulsión (Rosenbaum, 86). No es que lo semejante sea reforzante,
sino que lo diferente es amenazante. La similitud no determina directamente la
tracción: la diferencia provoca el rechazo. Rasgos positivos y ‘‘republicano-
demócrata’’ (‘‘sin partido’’ = ‘‘mismo partido’’) > ‘’partido contrario’’ (Rosenbaum
realizó este experimento aprovechando las reuniones preelectorales,
distribuyendo tarjetas en las que aparecía la palabra demócrata, republicano o

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persona que no tenía bien definida sus afiliaciones políticas -grupo control-). La
ausencia de diferencias entre la condición de similitud y el grupo control se
explica porque, tras el rechazo de los diferentes, sólo nos queda hacer amigos
con los iguales; la motivación no viene de la búsqueda de congruencia sino del
rechazo de la diferencia.
o Compatibilidad: secuencia ‘‘repulsión’’-‘‘refuerzo’’.

FAMILIARIDAD

Uno de los factores en los que se ha traducido la medida de la familiaridad es la


proximidad física. Son numerosas las investigaciones que defienden la importancia no
sólo de la cercanía sino de la frecuencia interacción en la atracción: a mayor familiaridad,
mayor agrado nos produce el compañero o compañera. La influencia de la familiaridad
en atracción se explica con el efecto de mera exposición:

• Efecto de mera exposición (Zajonc, 1968). A mayor exposición, las valoraciones eran
más positivas hasta que había un punto de ‘‘saciación’’. Después de este punto, las
valoraciones pueden descender; es decir, la exposición repetida a un estímulo mejora
su evaluación siempre que la primera impresión no haya sido negativa. La solidez
de este efecto incluso cuando los estímulos se presentan subliminalmente obliga a
tenerlo en cuenta en la explicación de atractivo.
o Estímulos nuevos y desconocidos.
o Primera impresión neutra. Este efecto se da siempre y cuando la primera exposición no
sea negativa, debe ser relativamente neutra.
o Hipótesis de ‘‘respuestas competitivas’’.
o Motivo inicial: reducción de incertidumbre. El mero hecho de resolver la
incertidumbre resulta reforzante. Lo conocido es seguro y predecible, lo
desconocido genera incertidumbre y la incertidumbre genera ansiedad.

Si bien el efecto positivo de la familiaridad parece demostrado en el comienzo de las


relaciones personales, sus efectos en las relaciones a largo plazo son más confusos: es
más difícil distinguir si la disminución del tiempo que pasan juntos una pareja es
consecuencia o causa de la disminución de la tracción.

Apego
La propuesta evolucionista defiende la importancia de las emociones como una de las
principales estrategias que tenían los organismos para adaptarse al medio. Las
emociones actuarían como señales internas de alerta para que el organismo pueda
rápidamente responder de la manera más adecuada para su supervivencia. La emoción
es, pues, un sistema automático con grandes ventajas para el individuo y su información
genética.

Uno de los momentos clave para supervivencia de todos los seres vivos y, en especial,
del ser humano, es la infancia. En comparación con otros animales constituye un
larguísimo periodo de absoluta indefensión donde desarrollo depende de los cuidados
que ofrezcan los adultos. Para asegurar el vínculo con los adultos y la ayuda de estos,
la especie ha desarrollado un sistema emocional de vinculación entre crías y adultos,

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especialmente necesario en situaciones de amenaza y peligro. Este sistema emocional
se conoce como apego (Bowlby).

Su modelo propone que a través de la selección natural se ha desarrollado un sistema


de comunicación entre niños y adultos para fomentar y asegurar la protección de los
primeros. Cuando el niño se siente seguro puede poner en marcha conductas -por
ejemplo, la exploración- que ante situaciones de amenaza o cuando los cuidadores
están lejos son inmediatamente sustituidas por señales -por ejemplo, llantos o gritos-
encargadas de restaurar el vínculo y atraer la atención del cuidador. Así:

• Infancia: absoluta indefensión → sistema de vinculación en crías y adultos


• Sistema de comunicación (Bowlby, 69, 80).
• Ante el abandono → señales de restauración (p.e. lloro) → seguridad → exploración.

Si uno de los resultados principales de las relaciones románticas es también asegurar


la supervivencia no sólo de uno mismo, sino también de su genotipo, parece lógico
interpretar muchas de las emociones sentidas en las relaciones románticas entre adultos
desde la hipótesis del apego (Sharver y Hazan).

• Emociones
o Niveles altos de activación
o Seguridad y felicidad
o Miedo al abandono
o Reacciones de apatía o protesta

Estas emociones son respuestas semejantes a las sentidas en la infancia ante las
conductas de las personas encargadas de nuestro cuidado. Durante los primeros años
de vida se iría perfilando un modelo de relación interpersonal formado por creencias y
expectativas sobre cómo van a reaccionar los ante nuestras llamadas de cuidado. Este
modelo permanecerá durante el resto de nuestra vida afectando no sólo a las relaciones
en la infancia sino también en la edad adulta.

DESARROLLO DE MODELOS DE RELACIÓN INTERPERSONAL (AINSWORTH ET


AL., 1978)
• Patrón de interacción con padres (creación de patrones de interacción por las
circunstancias) → generación de expectativas-creencias sobre la reacción del otro ante
‘‘llamadas’’ → comprensión de relaciones futuras.

La teoría del apego sirve para explicar algunas de las diferencias encontradas en estilos
de relaciones de pareja y reacciones ante su disolución. Ainsworth y colaboradores
distinguen tres grandes estilos de apego infantil y que podrían extrapolarse a relaciones
íntimas entre adultos:

ESTILOS DE APEGO INFANTIL (REGLAS DE RELACIÓN INTERIORIZADAS)


• Seguro: reconocimiento de preocupación y ansiedad propia y ajena → búsqueda de ayuda.
se es capaz de entender cuando se está en una situación de vulnerabilidad y, entonces, se
pide ayuda.

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• Ansiedad/evitación: olvidar o no atender a los indicadores de ansiedad → no se busca
ayuda. Al no recibir ayuda externa, te acostumbras a no pedirla (no me quiero sentir
defraudado).
• Ansiedad/ambivalente: atención-concentración a los indicadores de ansiedad →
búsqueda compulsiva de ayuda sin ser capaz de abordar los problemas con autonomía.

Estos modelos pueden ser interiorizados por los sujetos en forma de modelos activos
(working models): las creencias de la infancia pasarían a consolidarse y dirigir la
formación y mantenimiento de relaciones sociales adultas, especialmente las de pareja
(Collins y Read, 1990).

Con esta propuesta es posible determinar también distintos estilos y concepciones de


las relaciones amorosas:

APOYO EMPÍRICO

• Correlaciones:
o Hazan y Shaver (87): estilos ↔ satisfacción sentimental:
▪ Patrón de seguridad determina experiencias amorosas felices y con
sentimientos de confianza y emociones positivas;
▪ Patrón de rechazo determina una sobre preocupación por las rupturas y
falta de confianza;
▪ Patrón de ambivalencia el traduce en experiencias tan excitantes como
dolorosas.

Según esto sería posible definir Amor como apego, un fenómeno determinado tanto
por factores biológicos relacionados con los primeros años de vida como por las
condiciones sociales y culturales que rodean al sujeto.

o Collins y Read (90): estilo ↔ autoconcepto, heteroconcepto y búsqueda. Mayor


autoestima. Encontraron que personas con un estilo de apego seguro confiaban
más en los demás eran más expresivos y tenían una opinión más positiva de
los otros. Los de apego ansioso tenían una visión negativa tanto de sí mismos
como de los demás, presentaban bajos niveles de autoconfianza y falta de
asertividad, tenían relaciones amorosas obsesivas y con altos niveles de
dependencia.
• Experimentos-observación:
o Simpson et al. (92): ansiedad (entrevista). Estilo → apoyo en parejas. Mujeres
esperando participar en una entrevista que les causaba ansiedad preferían
buscar el apoyo de sus parejas si tenían estilo de apego seguro. Ocurría lo
contrario con las participantes que tenían un estilo de apego por evitación.
o Tidwell et al. (96). Estilo → interacciones diarias. Las personas con un estilo de
apego de evitación informaban de los niveles más bajos de satisfacción y de los
más altos de afectos negativos, especialmente con relación a sus interacciones
con personas del sexo opuesto.
o Fraley y Shaver (98). Separación en aeropuerto. Especialmente en el caso de las
mujeres, muestran que los estilos de apego (especialmente en el caso del
patrón de evitación), ayudan a predecir el tipo de comportamiento ante la
separación de la pareja.
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DE LA ATRACCIÓN AL AMOR

• Amistad vs. amor. Rubin fue el primero en demostrar que el amor y la tracción tenían
significados diferentes.
Escalas de Rubin (1970, 1973). El análisis de los múltiples cuestionarios recogidos le
llevó a diferenciar dos subescalas:
o Escala del amor: apego, cuidado del otro e intimidad.
o Escala del cariño: afecto y respeto.

Estas escalas mostraban una alta consistencia interna y una baja correlación entre
ellas, aunque de caso de los varones las diferencias no aparecían tan claramente.
Investigaciones posteriores han corroborado su la validez y fiabilidad.

• La existen diferentes conceptualizaciones del término ‘’amor’’. Hendrick concluye


que este concepto significa cosas diferentes para gente diferente en distintos tipos
de relaciones y distintos momentos temporales. Así, se pueden definir términos
como amor altruista, apego o amor apasionado; la diferencia entre ellos se hace a
veces atendiendo la dimensión temporal.
• Situación ideal vs. Real (Sternberg) // Enamoramiento como experiencia emocional (Dion
& Dion, 1973): activación, atribución, interpretación, situación.
Propuso un modelo triangular del amor en el que las distintas combinaciones de tres
componentes logran clasificar todos los tipos de amor:

MODELO TRIANGULAR DE STERNBERG (1986, 19 88)

• Intimidad (gustar): orientación a su bien y a su estar.


• Compromiso (amor vacío): en qué medida se desarrollan una serie de normas o
mecanismos de resolución de x conflictos. Pautas, estándares, normas, … Si las otras dos
desaparecen, la relación es de amor vacío.
• Pasión (encaprichamiento): atractivo, excitación, …

Para medir sus tres componentes, propone una escala de 45 ítems, 15 para cada una
de las tres claves que definen el concepto. Con las tres combinaciones es posible
diferenciar tres tipos de
relaciones amorosas, junto con
una cuarta compuesta por los
tres componentes a partes
iguales (amor completo). Según
estos componentes y su dinámica,
se definen:

• Amor romántico (intimidad-


pasión). Excitación y afecto,
pero sin ataduras al
compromiso.

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• Amor compañero (intimidad-compromiso). Sentimientos de cercanía, preocupación
por el bienestar de la pareja, deseo de compartirlo todo con el otro y el planteamiento
de la relación a largo plazo.
• Amor fatuo (pasión-compromiso). Interés por lo que te produce la otra persona, pero no
por su bienestar. Se quiere mantener en el tiempo (compromiso).

Serrano y Carreño presentan un análisis de la capacidad predictiva del modelo


triangular en la satisfacción y duración de una relación con una muestra de parejas
españolas, realizando comparaciones tanto para cada miembro de la pareja como
conjuntamente de las evaluaciones basadas en la situación real y evaluaciones de lo
que los sujetos consideran deseable e ideal. Sus resultados muestran que se siente una
mayor satisfacción a medida que la situación real coincide con ideal. Tal y como
planteaba la teoría de Sternberg, la intimidad fue el componente más determinante de
la satisfacción; la pasión también lo fue especialmente el caso de las mujeres, y el
compromiso parece exigirse más al compañero que uno mismo.

Por otro lado, se ha estudiado el enamoramiento como experiencia emocional. Dion y


Dion analizaron una muestra de opiniones sobre las reacciones más frecuentes y típicas
en el enamoramiento, encontrando euforia, depresión, relajación y felicidad. Trabajos
recientes también relacionan el amor y las emociones. Al considerarlo como una
emoción, es posible su explicación a partir de los enfoques teóricos de las emociones
como el Modelo Bifactorial de Schachter y Singer. Así, a partir de una activación
fisiológica indiferencia (activación), el sujeto buscaría en el contexto las pistas
necesarias para interpretar adecuadamente sus sensaciones, atribuyendo la causa de
su activación a la presencia de una persona del sexo contrario y creyendo que se está
enamorando.

Se han realizado varios trabajos experimentales con la hipótesis de la transferencia


de la activación de Zillmann: la activación inespecífica que se siente, tras realizar un
esfuerzo físico, podría sumarse a la provocada por un estímulo atractivo
intensificándola. La clave está en que el sujeto atribuya al amor toda su activación física.
Los resultados de esta hipótesis se han contrastado favorablemente, incluso cuando
sujetos conocen la causa de su activación.

Otra explicación sin la mediación de las emociones es la propuesta por los modelos del
refuerzo y la teoría de la afiliación: si la presencia de otra persona en una situación
donde nos sentimos muy activados ayuda tranquilizarlos, el compañero se convertirá en
un refuerzo negativo y, por tanto, deseable (Kendrick y Cialdini).

DESARROLLO DE LAS RELACIONES AMOROSAS

De los primeros encuentros a la formalización de una pareja median algunos pasos.

• Borden y Levinger (1991): intersección de conductas. Tres fases:


o Candidato: en un determinado contexto, se envían señales. Sólo hay conciencia de
que el otro puede ser candidato.
o Roles sociales: hay muchas conductas que inconscientimente se despliegan para
hacerse notar y ajustarse a lo ‘‘normal’’. Se trata de mostrar que puedes jugar y seguir

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el juego social, de ser predecible. Comienzan a interactuar con poca confianza e
intimidad, siguiendo las pautas de roles sociales estructurados.
o Conocimiento mutuo (derechos y deberes): final del inicio. Aparecería el
conocimiento compartido sobre la pareja y sobre la relación, asumiendo
responsabilidades sólo el bienestar del otro y con reglas privadas de interacción.
• Información. Uno de los indicadores más utilizados para determinar la fase en la que
está una relación es el grado en que se intercambia información recíprocamente; en
qué medida abre cada uno su corazón, se autorevela (self-disclosure).
o Alman y Taylor en su teoría de la penetración social señalaron que a medida
que se desarrolla una relación aumenta el intercambio de información y los
tópicos se sustituyen por aspectos más íntimos y privados.
o Reciprocidad (autorevelación → atracción). Cuanto más me autorevelo, cuanta más
información doy de mí, la atracción que provoco es mayor (Collins y Miller). A hablar
con los demás de nuestros sentimientos íntimos es demostrarles que confiamos
en ellos, lo que suele generar una respuesta recíproca.
o Contenido del mensaje (emocional: Reis y Shaver). Compartir sentimientos y
emociones en los diálogos es más relevante para predecir mantenimiento de
una relación que habla sobre eventos no emocionales. En general las mujeres
son las que ofrecen mayor información íntima. Curiosamente, cuando la relación
ya está consolidada la mayoría de las conversaciones cotidianas tienden a ser
intrascendentes y dejan incluirá relaciones íntimas (Rubin).

Las razones que hacen que una relación de pareja se consolide se realizan alrededor
del enfoque del intercambio, que es la base de uno de los esquemas típicos el modelo
de igualdad de Fiske.

MODELO DEL INTERCAMBIO (THIBAUT & KELLEY, 1959)

El enfoque de intercambio es relevante para entender determinadas etapas de la


relación, y más concretamente su estabilidad y la satisfacción de sus miembros.

• Interdependencia: necesidad de coordinación → refuerzo. Un criterio de estabilidad es la


interdependencia; es decir, la medida en que la coordinación de las conductas de
los miembros de una pareja, y no sólo las individuales, determina la obtención de
recompensas para cada participante. El modelo supone que cada persona invertirá
en una relación en función de los beneficios que pueda obtener de ella, y a su vez
estas recompensas no dependen en exclusiva de las propias conductas, sino de su
coordinación con las del compañero. Esta visión mercantilista del amor (Brehm) es
una de las que más apoyo experimental ha recibido.
• Matriz de resultados positiva. El principio de reciprocidad se ha estudiado
empíricamente el laboratorio con simulaciones sencillas de situaciones donde las
consecuencias de las propias conductas de solución al problema planteado
dependen de las opciones personales y de las reacciones del otro.
• Reciprocidad inmediata y diferida (intercambio-igualdad-comunidad). Aunque al
principio de una relación se exijan beneficios para los esfuerzos invertidos, a medida
que la pareja se consolida comienza a sustituirse la reciprocidad inmediata por una
más diferida, una regla más comunal en el sentido de dar según las necesidades del
otro y esperar recibir sólo en la medida y el otro tenga recursos que ofrecernos (Clark

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y Mills). Esto significa que cuando se estabiliza la relación también se aceptan
recompensas a largo plazo, incluso pueden llegar a considerarse como beneficios
propios los obtenidos por nuestra pareja -perspectiva altruista centrada en nuestra
pareja: modelo de igualdad a modelo de comunidad-. Regla de necesidad, no de
igualdad en el modelo de comunidad.
• Estabilidad: niveles de comparación (N.C. y N.C.Lalt., Thibaut y Kelly):
o Nivel de comparación (CL). Se refiere a los resultados -beneficios menos
costes- que el sujeto cree merecer a la vista sus experiencias pasadas,
incluyendo relaciones personales como observadas en otras personas.
▪ Merecer: pasado-presente, otros-yo.
o Nivel de comparación de alternativas (CLalt). Vendría terminado por el
contexto social, por la oferta de otras relaciones más recompensantes. En la
medida que podamos fácilmente cambiar de pareja y obtener mayores
beneficios, más inestable será nuestra relación y mayor será la probabilidad de
cambio. Esto explica el mantenimiento de relaciones poco satisfactorias: la
estabilidad de una relación no depende sólo de la calidad de esta, sino también
de la oferta, presente y pasada, de alternativas.
▪ Ofertas.

Aplicando estos principios se ha comprobado que medida que una persona tiene
mayores facilidades para cambiar de pareja, menor es la dependencia de esa relación
y también menor su tendencia a sentir celos y a preocuparse por asegurar la continuidad
de la relación.

SITUACIÓN SOCIAL/AMBIENTAL: BARRERAS, DIQUES O CANALES (LEVINGER,


1999)

Con respecto a la situación social y ambiental en la que se inscribe una relación, la


estabilidad de una relación depende de las barreras que dificultan la disolución de la
pareja. Las críticas de la apersonas cercanas sobre la corrección de mantener o disolver
una relación sí parece afectar a la continuidad de esta (no confirmándoselo el conocido
efecto Romeo y Julieta, que propone mayor atracción al aumentar las dificultades). En
las barreras pueden incluirse creencias religiosas, morales, compromiso hacia los hijos
y familia, económicas, etc:

• Barreras económicas, sociales (críticas de otros) y personales (creencias propias,


estilo de apego).

El compromiso, definido como barrera interna en el modelo de Levinger, ha sido


investigado de manera específica por Johnson:

• Compromiso (Jonson, 1991): deseos, obligación, componente estructural ↔ alternativas.


¿Se mantiene el ‘‘contrato’’? Distingue tres formas de compromiso:
o Sentimientos y deseos de continuar la relación;
o Sentimientos de obligación para continuar la relación;
o Compromiso estructural derivado del ambiente.

MODELO DE INVERSIÓN (RUSBULT, 1983)

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Las relaciones son inversiones. Este autor realizó un estudio correlacional con jóvenes
universitarios en el que se aplicaban varios cuestionarios solo miembro de la pareja:

• (Aumento de gratificaciones > disminución de costes) + oferta de alternativas → satisfacción


→ compromiso. Principio hedónico. Los resultados mostraron que el aumento de la
satisfacción de una relación dependía del número de las gratificaciones, no tanto de
la disminución de los costes y sí de la oferta de otras alternativas. A su vez, la
satisfacción en la relación determinaba el grado de compromiso para continuarla.
• Inversiones intrínsecas y extrínsecas. En la relación romántica las dos partes toman
decisiones en conjunto para un bien común (relaciones de tipo intrínseco). La importancia
de ambas depende de la interpretación de cada uno. Encontraron que los sujetos se
mostraban más comprometidos a seguir con la pareja cuanto mayores era la
satisfacción y las inversiones, tanto intrínsecas -tiempo, intimidad, esfuerzo
emocional- como extrínsecas -recursos compartidos-; y cuanto menor era el número
de alternativas beneficiosas.
Se debe matizar que las correlaciones están sesgadas por la propia coherencia
interna que mantienen los sujetos al contestar varios cuestionarios sobre un mismo
tema.
• Equidad (Hatfield, Utne y Traupmann): equilibrio de inversiones de ambos miembros.
Ambos pueden sentirse injustamente tratados. Relaciona la satisfacción sentida en una
relación con la equivalencia entre los beneficios propios y los obtenidos por la pareja.
Con un estudio correlacional, mostraron cómo la satisfacción matrimonial dependía
del equilibrio entre inversiones y beneficios en ambos cónyuges, no siendo
deseables ni el sobrebeneficio ni el infrabeneficio por estar relacionados
respectivamente con sentimientos de culpa y enfado-tristeza.
• Relevancia de la inversión. Van Yperen y Buunk llevaron a cabo un estudio
longitudinal con 259 parejas. Encontraron que las evaluaciones globales de equidad
no son resultado de la suma de todos los intercambios teóricamente relevantes, sino
que se atienden de manera diferencial más a unos temas que a otros: nivel de
compromiso, la sociabilidad, la amabilidad, la preocupación por hacer la relación
variada e interesante, el cuidado de los hijos son las contribuciones más positivas.
Las adicciones, los celos y la desconfianza lo más negativo. No parece que estos
resultados se apliquen de igual manera a personas con una orientación claramente
de intercambio y las de una orientación más comunal-altruista, parece que es en las
primeras donde la equidad es predictora de satisfacción, siendo en las segundas
menos relevante.

EL FINAL DE UNA RELA CIÓN AMOROSA

Parece que las relaciones amorosas son tan responsables de la felicidad como su
ruptura lo es de profundos sentimientos negativos.

Las secuelas que los divorcios dejan en hijos y cónyuges se traducen en desórdenes
conductuales y emocionales; parece que incluso correlacionan con un mayor riesgo
de mortalidad (Hemstrom). Los datos no permiten saber si la causa del malestar es el
proceso de divorcio o las características personales de las personas que se separan. Si
bien las personas que mantienen relaciones de pareja estable obtienen índices más

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altos de satisfacción y felicidad, también es ciertos que las personas que vuelven a
casarse se sienten más felices que las que permanecen sin nueva pareja.

Uno de los índices que mejor predice la superación de una ruptura es la aceptación de
las responsabilidades de la ruptura y el control del proceso de divorcio.

En el estudio de Revensfort et al. se encontraron en las parejas felices mayor número


de interacciones, como secuencias de validación y reacciones de reciprocidad
positiva. En las parejas con problemas aparecían más secuencias de devaluación o
reacciones negativas recíprocas.

• Análisis secuencial de las interacciones (Gottman, 1998)


o Secuencia de reactividad negativa
o CD (-) → Inhibir CD (+); CD (+) → Ausencia de CD (+)

Utilizando medidas tanto de laboratorio -simulación de interacciones- como reales,


Gottman encontró que en todas las parejas tras la escalada en una discusión aparecen
intentos de solución que si bien verbalmente indican el interés por terminar la pelea, no
verbalmente siguen informando del estado de tensión y negatividad generado en la
discusión: doble canal (p.e. gritar no quiero pelear más). En las parejas con conflictos
solo se atendería a los mensajes que confirman el estado de irritación y no a los
indicadores que tratan de poner fin a los conflictos, ocurriendo lo opuesto en parejas sin
problemas.

• Revenstorf et al.:
o Interacciones constructivas
o Interacciones destructivas. Patrón común: conflicto → escalada → intentos
ambivalentes (verbal y no verbal) de solución → ¿respuesta?. Doble canal.
▪ Problemas: confirmar conflicto-tensión: rígidas, negativas e insensibles. En las
relaciones más infelices es más fácil predecir las reacciones de los
participantes, que suelen ser siempre rígidas, negativas e insensibles a los
intentos de solución apuntados por alguna de las partes.

Rusbult encontró dos dimensiones bipolares que organizan las reacciones en las
relaciones románticas insatisfactorias: la constructiva-destructiva y la actividad-
pasividad. Habría cuatro modos de respuesta posibles:

• Finalizar la relación (A-D);


• Expresar la insatisfacción y tratar de mejorar la relación (A-C);
• Esperar y tener esperanza en que la situación mejorara (PC);
• Dejar pasivamente que la relación se extinga (P-D).

De acuerdo con el modelo de inversión, tres condiciones parecen determinar la elección


de las estrategias: el grado de satisfacción proporcionado anteriormente por la
relación, los recursos invertidos y la cualidad de las relaciones alternativas.

En dos trabajos empíricos con role-playing se confirmaron las predicciones del modelo:
a mayor satisfacción previa y mayores inversiones también se daban mayores esfuerzos
por salvar la relación, bien discutiendo el problema o esperando a que todo se arregle
por sí solo. Cuanto mayores y mejores eran las relaciones alternativas mayores
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probabilidades hay de poner fin a la relación. Y, por último, cuando no había ofertas
alternativas, los más probable era la pasividad.

Este modelo fue probado por Bryson y Wehmeyer para el caso de los celos. Encontraron
que a mayores inversiones y mayores satisfacciones previas en una relación más
probables son las estrategias constructivas ante una situación de celos. Las mujeres
dieron más respuestas destructivas -finalización- que los varones. Esta diferencia podría
explicarse por las diferentes atribuciones que hacen hombres y mujeres respecto a
quien inicia las relaciones amorosas y es, por tanto, responsable de la infidelidad. Si los
hombres suelen dar el primer paso, las mujeres les culparán de la ruptura; mientras que
los varones culparán a su rival (Bryson).

Utilizando también la observación de discusiones matrimoniales en laboratorio, se han


encontrado que los índices más altos de insatisfacción correlacionaban con la expresión
de un mayor número de afectos negativos y la mayor reciprocidad en este tipo de
emociones (Weiss y Heyman). Frecuencias de interacción demanda-retirada.

En general, las mujeres suelen ser las que demandan cambios utilizando críticas,
quejas, recriminaciones emocionales y los varones prefieren evitar la discusión
adoptando una actitud pasiva; este patrón podría ser el resultado de la posición menos
satisfactoria que generalmente tiene la mujer en la estructura social (demandando una
revisión de los respectivos roles); y no es debido a diferencias de género, dado que
cuando son los varones los que quieren obtener un cambio en su pareja también optan
por la estrategia de demanda (Christensen y Heavy).

Gottman resume lo que considera los cuatro jinetes de la Apocalipsis para las
relaciones de pareja: la crítica (expresión: verbal), la autodefensa (recepción: verbal), el
desprecio (expresión: no verbal) y la falta de interés (recepción: no verbal) por lo que dice
el otro. Entre las propuestas para evitar su aparición, se encuentran: romper la cadena
de actos negativos y evaluar lo sucedido teniendo en cuenta que a veces las reacciones
negativas son resultado de acciones negativas involuntarias (desbaratar efecto Pigmalión
que se ha construido entre ambos), usar tácticas de persuasión para respetuosamente
introducir afectos positivos y evitar el escalamiento del conflicto y utilizar el afecto
positivo para reducir la defensividad e irritación de la pareja.

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